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#Diego Olarte
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#Inmortales #FutbolPeru
⚽ Roberto Carlos Chale Olarte (24 de noviembre de 1946 - 10 de septiembre de 2024), destacado futbolista que se desempeña en la posición de centrocampista. siendo reconocido como uno de los grandes jugadores del fútbol nacional e ídolo del Club Universitario de Deportes.💛Ⓤ💯🇵🇪
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🏃 Internacional con la selección de fútbol del Perú en cuarenta y ocho ocasiones, marcando cuatro goles​ Debuta el 28 de julio de 1967, en un encuentro amistoso ante la selección de Japón que finaliza con marcador de 1-0 a su favor. ​Clasifica para el Mundial de 1970 bajo la dirección del brasileño Didí, eliminando a la selección Argentina en un memorable partido jugado en la mítica Bombonera del club Boca Juniors en Buenos Aires (1969). En el Mundial se convierte en pieza fundamental para la buena actuación del combinado nacional, anotando un gol en la victoria por 3-0 sobre Marruecos en primera fase y alcanzando con su selección los cuartos de final, siendo derrotadfos por 4-2 frente a la selección de Brasil comandado por el rey Pelé.
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🏆 En su carrera como futbolista consigue los títulos de Campeón de la Primera División en los años 1966, 1967 y 1969 con el Club Universitario de Deportes y en el año 1973 con el Defensor Lima. En su faceta de entrenador, consigue el Campeonato de la Segunda división con el Club Defensor Lima (1988) y en la Primera División en el año 1999 y 2000 con el Club Universitario de Deportes. Cabe mencionar, que dirige a la Selección Absoluta en las clasificatorias para el Mundial de México 1986, en el que estuvimos a punto de eliminar a la Argentina de Diego Armando Maradona.
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johnsmthg · 5 years
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Hello, october already here, some good energies for you just here https://minimalshow.blogspot.com/2019/10/october-19-playlist-mesmeric-127-bpm-mix.html
Enjoy!
#TechHouse #Techno #127Bpm
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sientemendoza · 4 years
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Las Gargantini en el Teatro Mendoza
Las Gargantini en el Teatro Mendoza
Un clan de mujeres se unirán en círculo, y serán sus miserias, sus engaños, sus mentiras, sus esencias…las verdaderas homicidas. Una comedia original, donde liberarse puede ser un crimen. Protagonizada por Rodrigo Calderon, Willy Olarte, Exequiel Sosa Lesta, Diego Portabella, Ernesto Latino Saa y Federico Castro. Con música en vivo de Ariel Sedevich y escenografía de Rodolfo Carmona. Una super…
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Selección Oficial BMVF 2020 Competencia Nacional
Carlos Méndez - Bolero (Richard Ardila)
Diamante Eléctrico - Sólo tú, dueles (Juan Pablo Rodríguez & Jonathan Specktor)
El Feeling - Mi Mochila (FTZstudio)
El Kalvo - Trueno (Diego Ricardo & Sebastián Cáceres)
Encarta 98 - Retomar (Alejandro Morales & Luis Alberto López)
Frank Walker - Dancing In The Dark (Rafatoon)
Gost - Dreadfully Pious (Diego González)
Gotopo - Malembe (Juan S- Jiménez)
Indus - Gaitas Del León (Samuel Moreno & David Aguilera)
Isla De Pala - Invasión III (Energía Sobrenatural) (Arturo Roa Losa)
Isla De Pala - Aniquilación (Arturo Roa Losa)
Kina - Can We Kiss Forever (Rafatoon)
Lianna - Trabajo Sucio (Sole Olarte)
LosPetitFellas - Candela (Paloma Valencia)
Monsieur Periné - La Sombra (Hugo Rubiano)
No Stories - Ahí Estaré (Sebastián Vargas Flor & Víctor Calixto Cordero)
Noftur - Jugando Con Candela (Esteban Congote)
Piangua - Suena La Campana (Javier De La Cuadra)
Radio Swing - Luna Llena (Duck Sessions)
Romperayo - Alegría De No Tener Pensión (Juan Pablo Varela & Mateo Rivano)
Sabi Satizabal - Contigo O Sin Ti (Miguel Silva)
Sabi Satizabal - Quisiera (Miguel Silva)
Sifar - Sawera (Luis Vanegas)
Tempe - All I Can Say (Hugo Rubiano)
Una Espeletia - Plántate Conmigo (Camila Marín Franco)
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eyesofmist · 7 years
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No te quiero III
Eran horas intempestivas y Adriana lo sabía, pero se había cansado de llamar al móvil de Diego sin obtener respuesta, había hecho esperar a su amigo más de media hora por si volvía a recoger su coche y ya no sabía que hacer. Estaba tremendamente preocupada , así que marcó el número de teléfono fijo del piso que el ex-jefe de personal compartía con su hermana Cayetana y con Nacho.
Con el alma en vilo llamó hasta que le respondió la somnolienta y bastante alarmada voz de Nacho, el abogado de la empresa.
Adri tragó saliva. No sabía cómo justificar aquella llamada a altas horas de la madrugada.
- Nacho, soy Adriana.
- ¿Qué? ¿Qué Adriana?
- La … mensajera de Bulevar.
- ¿Qué?… ¿Es que ha pasado algo malo? Porque supongo que sabes la hora que es. Pase que mi hijo nos despierte cada tres horas, pero tú sí que te harás cargo de lo tarde que es. Cuéntamelo ya , Adriana , que me estoy preocupando.
Adriana sólo estaba esperando a que Nacho se tomara un respiro en su incesante perorata para poder hablar.
- Tranquilo, Nacho, no es que haya pasado algo malo. – Se sonrojó sólo de pensar lo absurdo que sonaba lo que le estaba diciendo a Nacho. – Sólo es que … necesito saber si Diego ha llegado a casa.
-¿Qué? Pero si ya no estais juntos. Si no hay quién se acerque a él desde que habeis roto.
- Nacho, te explico. No quiero que os preocupeis, ¿vale?, pero es que… es que le he visto esta noche en un bar de copas y luego se marchó sin su coche con la que está cayendo y no ha vuelto a recoger el choche y … Nacho… estoy muy preocupada.
- Entiendo. Mira , Adriana, mi cuñado ya no vive con nosotros. Hará una semana que se ha mudado a un apartamento más pequeño. Dijo que necesitaba su propio espacio y nosotros también, por el niño, ya sabes…
-¿ Podrías darme su nueva dirección? Así me acerco y compruebo que está bien.
- ¿No será mejor que me acerque yo hasta allí?
-Nacho, ¿ con quién hablas a estas horas? ¿ Ha pasado algo?- sonó la voz de Cayetana desde la habitación.
-No, no, Cariño, no pasa nada. Es uno de esos clientes que tengo ¿sabes? Es que ha tenido un problema fuera del país y no se ha dado cuenta de la hora que es en España. Sigue durmiendo que en seguida se despertará otra vez el niño y tú necesitas descansar un poco.- respondió Nacho.
- Anda, vuelve a la cama a darme calorcito, ¿quieres?
-Si, si, Cielo, ahora mismo voy.- dijo Nacho antes de bajar la voz y dirigirse a Adriana al otro lado del teléfono.- ¿Seguro que puedes acercarte tú a estas horas? ¿Puede acompañarte Benito o alguien?
-Nacho, tranquilo, que me lleva un amigo en su coche. No te preocupes. Es lo mejor, así no asustaremos a Cayetana sin necesidad. Tú sólo dime la dirección y ya está.
-Vale, Adriana, muchas gracias. Me llamas cuando sepas algo, ¿de acuerdo?
- Muy bien. Si quieres te envío un mensaje al móvil y así no corremos el riesgo de preocupar a Cayetana por nada. Pero tendrías que darme tu número de móvil.
-Claro, tienes toda la razón. Muy bien pensado. Te digo la dirección y mi número. Anota.
Diego regresó a su piso cuando ya había amanecido. Llevaba su abrigo seco bajo el brazo pero él estaba empapado. Dentro del bolsillo del abrigo su móvil insistía en avisarle de que tenía algún mensaje o llamada perdida, pero no estaba de humor para llamadas de Chali insistiendo en que volviera a Bulevar, de Cayetana preguntándole si estaba bien o de Olarte invitándole a comer en su casa o cualquier otra de sus bienintencionadas pero absurdas ideas.
Sacó las llaves para abrir la puerta. Le dolían tanto los dedos a causa del frío que no lograba introducir la llave en la cerradura. Entonces oyó un ruido a su espalda y se volvió rapido, dispuesto a sacudirle sin piedad al intruso que acechaba en las sombras.
Ya había alzado su puño cerrado dispuesto a descargar un buen golpe sobre el ratero que se escondía en la oscuridad de las escaleras, cuando observó que éste era demasiado pequeñito y menudo para ser un hombre adulto. Se detuvo aún con el puño en alto y con su otra mano arrastró al pequeño merodeador hacia la zona iluminada.
Se quedó perplejo y durante unos segundos permaneció mudo agarrando por las solapas del sencillo abrigo negro a nada menos que la mensajera de Bulevar, la que se había convertido últimamente en el principal objeto tanto de sus sueños como de sus pesadillas.
Adriana le miraba asustada como no le había mirado jamás. Se sentía amedrentada ante la fuerza con que la había inmovilizado y arrastrado, pero sobre todo la asustaba su mirada, porque era la de un ser peligroso y perfectamente capaz de hacer mucho, pero que mucho daño. Le había visto enfadado muchas veces pero esta vez tenía ante sí a un Diego distinto que le había hecho vislumbrar lo peligroso que podía llegar a ser.
- Diego, Diego, soy yo, Adriana. Por favor, suéltame.
Entonces él pareció procesar la realidad y darse cuenta de que no se trataba de ningún asaltante dispuesto a abalanzarse sobre él. Aquella era una amenaza muy diferente, alguien muy capaz de herirle pero de un modo completamente diferente.
Diego siempre había sabido enfrentarse a cualquier hombre con uñas y dientes, a gopes y puñetazos en la vida, o con su aguda inteligencia si se trataba del igualmente despiadado mundo los negocios, pero frente a Adriana no sabía defenderse. Todos y cada uno de los golpes de aquella chica habían alcanzado de lleno su maltrecho corazón.
Allí estaba ella, tan cerca, tan guapa, oliendo a alguna de esas colonias cítricas que le recordaban a la que Cayetana le ponía al bebé. Al mezclarse con la piel de Adriana ese aroma tan inocente se transformaba en lo más sensual que uno pudiera imaginar . Esa fusión de colonia fresca, lluvia, y su propia esencia iba a hacerle enloquecer.
Diego la soltó como si quemara, como si le disgustara su contacto, porque si no se apartaba inmediatamente de ella, de su aroma y su calor, iba a besarla allí mismo y si ella no le detenía pronto iba traspasar aquella puerta como un loco y llevarsela en volandas a la cama para hacerle el amor con toda la pasión acumulada en sus largas noches de soledad, siempre añorándola.
Él mismo se asustó ante su falta de dignidad. El maldito amor dolía como una herida abierta y podía destrozarle a uno la vida … y lo que era aún peor: despojaba a un hombre de su orgullo, porque a pesar de tantos rechazos y humillaciones , de saberse traicionado y ridiculizado , la amaba y la deseaba más que nunca.
Sin embargo se guardó muy mucho de expresar sus sentimientos. Impidió que todo ese amor y ese deseo se derramaran por sus ojos y en su lugar mostró toda su rabia contra Adriana y sobre todo contra sí mismo al sentirse esclavizado por ella y por su apabullante necesidad de tenerla.
Ella le miró alarmada. Jamás había visto tanto odio en la mirada de Diego.
Estaba calado hasta los huesos hasta el punto de formar charcos allá por donde pisaba. Le encontró pálido , aún mas delgado de lo que recordaba y sus grandes ojos castaños le parecieron más grandes que nunca, más hermosos que nunca pero llenos de cólera y dolor. Quiso a acercarse a él y acariciar su cara y sus manos, abrazarle y darle calor, pero él parecía haber creado una barrera alrededor de sí mismo y la tensión de su cuerpo y su mirada dejaban muy claro que no le iba a permitir traspasarla.
- Diego, por favor, perdóname. No debí tratarte así en el disco-pub … es que no creo que debamos seguir juntos pero eso no significa que no sienta nada por tí. Me es difícil tratarte como a cualquier otro compañero cuando ha habido sentimientos tan fuertes entre tú y yo. Es que si bailaba contigo, Diego …. Si con sólo oir tu voz yo …
- No sé de qué me hablas. No quiero tus explicaciones. Está todo bien claro. Ni tu me conoces ni yo te conozco.
- Diego …
- He perdido Bulevar por tí, y si no vuelvo allí a pesar de lo que Chali ha insistido es más que nada para no tener que volver a verte, así que, haz el favor de quitarte de mi vista.- dijo, escupiendo cada palabra con todo su odio, manteniendo aquel otro sentimiento que había tomado posesión de su cuerpo y de su alma a buen recaudo.
Con las manos ateridas de frío luchó con las llaves hasta lograr abrir la puerta. Intuyó más que vio la mano de Adriana a punto de posarse sobre su antebrazo y se tensó como un arco a punto de romperse. La mano de la chica se quedó suspendida un rato y después fue descendendiendo lentamente hasta situarse junto a su costado, descorazonada.
Por fín la llave giró en la cerradura y Diego entró en su piso, mucho más pequeño y modesto que el anterior, cerrando la puerta a sus espaldas sin volverse siquiera a mirar a Adriana, su amor y su desgracia.
Ella se quedó largo rato al otro lado de la puerta cerrada, lágrimas desconsoladas descendiendo incesantes por sus mejillas.
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carlosprietoblog · 5 years
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El escritor que narra fútbol (Por Santiago Cruz Hoyos)
Reflexiones e historias cómicas, trágicas y diversas en torno al fútbol son las que narra Rafael Araújo Gámez en este libro sobre el deporte más popular del mundo. Son relatos de ficción, algunos inspirados en la realidad, y otros no. “Es una deuda que saldé con el fútbol”, dice Rafael.
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El gol más triste que narró Rafael Araujo Gámez se anotó en la noche del 31 de octubre de 1987, en el estadio Nacional de Santiago de Chile. Jugaban América de Cali y Peñarol por la final de la Copa Libertadores.
La historia es ampliamente conocida entre los aficionados del América. Cuando faltaban apenas segundos para la finalización del partido y alzar con ese empate a cero el título continental, el uruguayo Diego Aguirre aprovechó un balón lanzado a cualquier parte después de un mal rechazo, eludió a un defensa, y ante la salida desesperada del portero Julio César Falcioni sacó un remate fortísimo, anotando el gol con el que Peñarol se quedó con el campeonato.
En Cali, la transmisión del juego se seguía por radio en algunos barrios, debido a un corte de la energía. Justo en el momento en que los hinchas salían de sus casas a celebrar el inminente título del América, Rafael Araújo Gámez se lamentaba ante el micrófono con su voz caribeña:
– Noooo Dios mío, noooo Dios mío, golllll de Peñarollll.
Sentado en la sala de su apartamento en el oeste de Cali, Rafael reconoce que fue una noche terrible para él. Enseguida, sin embargo, se sonríe travieso y recuerda una anécdota “que no sé si se pueda publicar”, como para espantar de nuevo el amargo recuerdo de aquel gol. En ese entonces, dice, los periodistas que viajaban a cubrir los partidos del América en el exterior se hospedaban en el mismo hotel donde se alojaba el equipo, cuando el director técnico, el médico Gabriel Ochoa Uribe, lo permitía. Fue el caso de aquella final. Cuando Rafael llegó al restaurante del hotel después del partido, se encontró con los jugadores en la cena. El médico Gabriel Ochoa Uribe supervisaba los pedidos, no fuera que encargaran un postre o porciones excesivas. – Era muy celoso con eso.
En esas pasaba un mesero y Ochoa lo detuvo para decirle: – A ese señor que está al fondo (el jugador paraguayo Juan Manuel Batagglia) llévele dos huevos fritos. Cuando el pedido llegó a la mesa, Batagglia le preguntó al médico por qué le enviaban dos huevos que él no había pedido. – Esos son los que te faltaron en el partido – le respondió Ochoa. Rafael, como buen costeño – nació en la bahía de Santa Marta – prefiere en todo caso no darle demasiada importancia a esos días que no se quieren recordar y en cambio sí rendirle tributo a la alegría. Ahora menciona la noche del 21 de abril de 1981, cuando cantó el gol más emocionante de su carrera como narrador deportivo. En el estadio Monumental de Buenos Aires, Willington Ortiz marcaba la segunda anotación con la que el Cali le ganó 2-1 a River Plate. Era, para empezar, la primera vez que un equipo colombiano ganaba en ese estadio. Era, además, River Plate, algo así como la selección Argentina de la época, campeona del mundo en 1978. Y encima el arquero era Ubaldo Fillol, ‘El Pato’, considerado uno de los mejores porteros de la historia. Willington, con un enganche, lo dejó con una rodilla en el suelo, mientras Rafael, de pie en la cabina, gritaba el gol a todo dar.
Aunque quizá hay una anotación que le compita. Sucedió en Asunción, Paraguay. En el estadio Defensores del Chaco se enfrentaban Deportivo Cali y Cerro Porteño. Había tanta gente, que el presidente del Deportivo Cali, Álex Gorayeb, no tenía dónde sentarse. Rafael y el comentarista Óscar Rentería le permitieron ver el partido desde la cabina de transmisión.
Cuando el Deportivo Cali anotó, y Rafael comenzó a decir su característico “Cali, Cali, Cali, Caliiiii”, Gorayeb le arrebató el micrófono y cantó el gol para todo el país de la misma manera: “Cali, Cali, Cali, Caliiiii”.
El libro de cuentos que acaba de lanzar Rafael se llama precisamente ‘Fútbol, relatos de una pasión’.
***
Rafael advierte que pertenece a un signo zodiacal “ya extinguido”: Virgo. Nació el 8 de septiembre de 1942 en el hospital San Juan de Dios, y tuvo dos mamás: su madre, Matilde Gámez, y su hermana, Josefina, doce años mayor que él. Rafael prefería quedarse en casa leyendo que salir a jugar con sus amigos. Tal vez fue eso lo que hizo de él “un niño gordito”. Su papá, Rafael Araújo Meza, quien fue Contralor del departamento del Magdalena, le regalaba comics de Batman o Superman, novelas de Agatha Christie, y un libro que lo marcó: ‘Corazón, diario de un niño’, del escritor italiano Edmundo de Amicis. Cuando no leía, Rafael escuchaba radio, sobre todo las narraciones de Carlos Arturo Rueda. Fue quien se inventó la locución deportiva en Colombia. Y entre lo que leía, y lo que escuchaba, Rafael comenzó a imaginarse partidos de fútbol y carreras de caballos que iba narrando por ahí, en los pasillos de la casa, solo, imitando a Carlos Arturo. Pensaron que estaba loco.
Ya en ese momento su voz comenzaba a consolidarse. Era un tono potente, una narración rápida pero clara, con una vocalización perfecta. Como a su papá le gustaba escuchar declamadores, Rafael lo complacía declamando poemas en las reuniones familiares, algo que, está seguro, le ayudó a narrar rápido, pero pronunciando con precisión cada palabra. Además, vivía a dos cuadras del mar. Para hacerse escuchar con el sonido de las olas de fondo, debía hablar fuerte. Unos años después todo se perfeccionó aún más cuando una fonoaudióloga le enseñó a respirar por la nariz al tiempo que cantaba un gol. Rafael puede gritar goooollllllllllllllll durante minutos sin inmutarse. En esos días en que sí salió con sus amigos de la cuadra, comenzó a narrar de nuevo partidos de fútbol y carreras de caballos que solo estaban en su cabeza. Un amigo le dijo que en la Voz de Santa Marta, una de las emisoras de la ciudad, anunciaron un concurso para locutores. El que ganara, comenzaba a trabajar en la emisora. Rafael fue a ver “cómo era la vaina”, y ganó. Entre las 7:00 de la mañana y la 1:00 de la tarde iba a clases en el Liceo Celedón – el mismo donde estudió el compositor Rafael Escalona – y desde las 2:00 de la tarde, hasta las 8:00 de la noche, hacía turnos en cabina anunciando discos y conduciendo programas.
En la sala del apartamento de Rafael hay cuadros del pintor Diego Pombo, de una de sus hijas, Doris, que también es pintora, fotografías de Fernell Franco, bodegones, reproducciones. Le gusta el arte. Es una manera de alimentar el espíritu, dice. – El que se queda en tierra, jamás se eleva. En una de las bibliotecas - hay varios estantes de libros en las habitaciones del apartamento – exhibe una colección de gorras. Las utiliza para protegerse del sol y de la fama. Cuando sale sin cachucha siempre le pasa que un aficionado al fútbol lo reconoce y le pregunta por el resultado de un partido de hace 20 años o le pide que cante un gol.
Alguna vez un médico, en un cóctel, le pidió lo mismo. Rafael le dijo que por supuesto narraba el gol, pero a cambio debía operar a alguien de las amígdalas “o de alguna vaina” allí mismo. Era una forma de seguir el consejo que le dio su otorrino, Pedro Blanco, para cuidar la voz: “no cantes goles donde no te paguen”.
El celular es otra manera de blindarse. Cuando Rafael llama, en la pantalla de su interlocutor siempre dirá ‘Número oculto’. A su operador de telefonía le pidió que fuera así para evitarse otro problema: tanta gente tenía su número, que a veces lo llamaban borrachos a las 4:00 de la mañana para preguntarle cómo había quedado la final de 1983 o cuántos goles había anotado Anthony ‘el pipa’ de Ávila con el América. Dormir bien además es imprescindible para quien se levanta desde las 5:00 de la mañana a escribir, hasta las 8:00 a.m. Es el horario que se impuso desde que se retiró de la radio, a finales de 2018. Después de desayunar, retoma el manuscrito hasta la 1:00 de la tarde. En la noche corrige, o sigue escribiendo, “si me provoca”. Las tardes de los miércoles se las dedica al cine. Desde hace 15 años Rafael se reúne ese día con un grupo de amigos para ver películas. El grupo se hace llamar ‘Los sospechosos de siempre’.
No hay tiempo de llorar
En Santa Marta, Rafael iba al estadio Eduardo Santos todos los domingos para ver a su equipo, el Unión Magdalena. Lo acompañaban dos primos. El fútbol era una pasión más, junto a la literatura y la radio. Incluso coleccionaba álbumes con las figuras de los jugadores del Unión. Las figuras venían en dulces que Rafael compraba con devoción.
En una ocasión, mientras hacía un turno en la Voz de Santa Marta, le dijo al narrador de la emisora, un señor de apellido Olarte, que le diera un “chico” en la transmisión de los partidos. Olarte le dijo sí, pero para eso Rafael debía pedirle a la gerencia la autorización para ser la voz comercial en las transmisiones de fútbol. El dueño de la emisora aceptó. El domingo siguiente, durante el partido del Unión Magdalena, Rafael leyó los comerciales con perfecta dicción. Estaba tranquilo. De un momento a otro, Olarte le pasó el micrófono: – Narra durante cinco minutos. Rafael comenzó a temblar. Apenas pudo mencionar a un par de jugadores y describir una que otra jugada. No duró ni siquiera tres minutos. Soltó el micrófono. Cuando terminó la transmisión se disculpó con Olarte. Él le dijo que todos empezaban así, con dudas. – Prepárate para que el próximo domingo narres cinco minutos completos. Efectivamente, a la semana siguiente le volvió a pasar el micrófono. Ese día Rafael narró durante 15 minutos. Olarte debió quitarle el micrófono. El director artístico de la emisora de la competencia, Ondas del Caribe, lo escuchó. Un par de días después lo contrató para narrar los partidos del Unión Magdalena tanto de local como de visitante.
***
En su estudio, Rafael lee en voz alta el manuscrito de su libro ‘Fútbol, relatos de pasiones’. El primer cuento se titula ‘Cuando la noche se tiñó de rojo’.
– Una tragedia en un estadio entristece al fútbol –dice con el tono y los gestos teatrales de quien declama. Aquel primer cuento narra la historia de la tragedia ocurrida en el estadio Pascual Guerrero el miércoles 17 de noviembre de 1982, cuando se enfrentaron Deportivo Cali y América. Al final del partido, que terminó 3-3, alguien orinó desde las alturas de la tribuna sur, lo que provocó una estampida que dejó 24 muertos y 163 heridos. Rafael narró el partido.
El libro en parte es eso: relatos de experiencias que lo marcaron en el fútbol y de las que de alguna manera necesitaba respuestas. Como saber quiénes eran los que se orinaron en la tribuna. Se los imaginó cerveceros consagrados. Los llamó Antonio, Sigifredo y Ananías, obreros de construcción, hinchas del América.
Otro de los cuentos, ‘El último tranvía’, cuenta la historia del suicidio de un jugador de fútbol; también hay un relato de un delantero que aseguraba que marcaba goles por una cábala: tener una estampita de un santo en las medias. En el cuento ‘¿Hablamos en español?’, Rafael se pregunta por qué Dios o lo que haya creado el mundo no nos incorporó un chip que nos permitiera llegar a cualquier país y hablar su idioma. En su caso viajó por todo el planeta para narrar nueve mundiales de fútbol, decenas de copas libertadores, copas América, suramericanos. Tal vez por eso cansó de las multitudes. No volvió al estadio.
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El padre de Rafael anhelaba que estudiara Derecho. Con el dinero que cobró por narrar un nacional de básquetbol, $1500, pagó su matricula en el Externado de Colombia, en Bogotá, un mes después de que su papá falleciera. Para pagarse los semestres, Rafael trabajaba sábados y domingos de 12:00 de la noche a 6:00 de la mañana en Radio Santa Fe. Además, para Ondas del Caribe, seguía narrando los partidos del Unión Magdalena tanto de local como de visitante. Viajaba cada domingo donde estuviera el equipo. Así hasta que se casó con Beatriz Angarita, su amor eterno. Completan 50 años de casados. Casi seis de novios. Tres hijos. Ella trabajaba en Telecom Santa Marta, y Rafael vivía a mitad de cuadra. Un día la vio pasar y él se dijo: ¡Epa! Decidió seguirla, preguntarle cómo estaba, cómo se llamaba, decirle qué bonita estaba. Con el matrimonio, Rafael se dedicó a trabajar y suspendió sus estudios. Primero narró partidos del Junior en la emisora Riomar de Todelar, en Barranquilla. Después pasó a Caracol, donde hizo parte de la ‘cadena costeña’ liderada por el narrador Édgar Perea que transmitió los Juegos Panamericanos de Cali en 1971. Un año después Caracol le ofreció un sueldo generoso para que trabajara en la ciudad. Debutó en el estadio Pascual Guerrero en un juego entre Cali y Millonarios, junto al que sería uno de sus grandes amigos e incluso socio: el comentarista Óscar Rentería Jiménez. Días después se les uniría Mario Alfonso Escobar, el ‘doctor Mao’, y conformaron el Combo Deportivo de Caracol. Su objetivo era arrebatarle la sintonía a quien “la tenía toda”: el narrador Joaquín Marino López. Entre ‘Mao’, Rentería y Rafael diseñaban diferentes estrategias. Rafael escuchó en casa de un amigo, José Pepín, la narración de un gol de un narrador brasileño. Cada que la selección Brasil anotaba, el narrador decía lentamente: “gol de Brasil, Brasil, Brasil”. Rafael ensayó algo parecido, pero con rapidez: “Cali, Cali, Cali, América, América, Américaaaaa”… Cuando empezó a narrar con esa potencia y esa aceleración nítida, los aficionados del segundo piso del estadio Pascual Guerrero, donde están las cabinas de transmisión, se voltearon a mirar quién era ese loco, al tiempo que cambiaban el dial para ubicarlo. Para demostrarle a esos aficionados que estaba del lado de los equipos locales, pensó en burlarse del arquero rival. Entonces, cuando Cali o América anotaban un gol, se escuchaba en la transmisión un bebé llorando y enseguida Rafael diciendo: “no, no no ‘Jet’ Mosquera (o el nombre de cualquier arquero de los equipos visitantes) ya no hay tiempooo de llorar, el balón duermeee en la reddddd. Marcador en Cali: América 1, Millonarios 0”. A decenas de las figuras de los equipos les puso apodos que los hinchas jamás olvidaron. A Jorge Ramón Cáceres, del América, lo bautizó como “la fiera” por su capacidad para acechar el arco contrario; a Adolfo Andrade, del Cali, lo llamó “el rifle” por su potente pegada. A Néstor Salazar le llamó ‘Palmira’, por el lugar de su nacimiento. A Orlando Maturana le decía ‘el Pony’ por su baja estatura. En una ocasión, ‘el Pony’ se encontró con Rafael en una fuente de soda. Le dijo que por favor no lo llamara más así, que él no era ningún caballo. Rafael se comprometió en que no volvería a mencionar el apodo. Durante varios partidos cumplió su promesa. Hasta que Orlando lo contactó de nuevo y le dijo: – Por favor, Rafael, vuelva a decirme ‘Pony’ Maturana, que la gente me reclama porque usted no me volvió a llamar así. Era tanta la sintonía de Rafael Araújo Gámez en la ciudad, que Mario Alfonso Escobar dijo alguna vez durante un partido: “Es el narrador que Cali consagró”. Sin embargo, pese al reconocimiento, y su amor por la radio, jamás perdió su vocación como escritor. Publicó un libro de poemas, ‘El correr de los días’, editado por la Universidad del Valle, mantuvo columnas sobre literatura en Occidente y El País (la columna se llama ‘Libromanía’), lanzó la novela ‘Baila negro’ con la Universidad Libre (mientras escribía escuchaba a Rubén Blades y al Grupo Niche), acaba de lanzar ‘Fútbol, relatos de pasiones’.
Desde que se retiró de la radio se propuso ser un escritor de todos los días, al punto que en la puerta de su estudio pegó con cinta una hoja con un mensaje para quien esté en el apartamento: “La puerta cerrada es una manera de decirle a los demás y a ti mismo que vas en serio. Te has comprometido con la literatura y tienes la intención de no quedarte en simples promesas”.
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Gracias Rafa. Carlos Prieto
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Danilo Díaz Granados recomienda: Los 9 mejores psicólogos en Logroño
La ciudad de Logroño cuenta con 150.000 habitantes y, al ser una ciudad de este tamaño y la capital de La Rioja, cuenta con una interesante variedad de servicios de asistencia psicológica. En este artículo veremos **una selección de los mejores psicólogos de Logroño**, con las descripciones de la trayectoria profesional de cada uno. * Artículo relacionado: "[Cómo buscar un psicólogo para asistir a terapia: 7 consejos](/clinica/como-buscar-un-psicologo)" ## Los mejores psicólogos que ofrecen terapia en Logroño Repasamos a algunos de los profesionales más recomendables que ofrecen terapia en Logroño, con explicaciones resumidas acerca de quiénes son y cuáles son sus áreas de especialización. ### 1. Carlos Faulín García @image(17469, left) Carlos Faulín es otro de los psicólogos más recomendables de Logroño por su formación y experiencia. Este psicólogo, tras licenciarse en Psicología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, **se especializó en terapia psicológica para adultos** y trata a pacientes con problemas como la ansiedad, los casos de [baja autoestima](/clinica/autoestima-baja-peor-enemigo), los trastornos adictivos y las fobias. A Carlos Faulín lo podrás encontrar en la calle Somosierra. ### 2. Diego Muñoz Ugarte @image(17472, left) Tras licenciarse en Psicología este profesional de la salud mental, este psicólogo cursó dos másters, uno en Psicología Clínica y otro en Terapia Cognitiva. Gracias a esta formación Diego Muñoz es ahora experto a la hora de tratar con alteraciones psicológicas como **los trastornos de la personalidad, los trastornos de ansiedad, las adicciones y los casos de duelo por la pérdida de un ser querido**. * Artículo relacionado: "[El duelo: afrontando la pérdida de un ser querido](/psicologia/duelo-afrontando-perdida)" ### 3. Pilar Ramírez de la Piscina @image(17477, left) Con más de 30 años de experiencia en el campo de la psicología Pilar Ramírez de la Piscina es una de las mejores psicólogas que podemos encontrar en esta ciudad española. Pilar se licenció en Pedagogía por la Universidad del País Vasco en el año 1988 y tiene además 2 másters, uno en Psicoanálisis Infantil y otro en Intervención Psicológica con DBM. Es experta en los trastornos en niños y adolescentes, además de ser especialista en logopedia y en terapia cognitivo-conductual. ### 4. Zuriñe Serradilla Hernáez @image(17475, left) Otra de las psicólogas en Logroño más recomendables es Zuriñe Serradilla Hernáez. Esta profesional se licenció en Psicología por la Universidad del País Vasco en el año 2008 y tiene además dos másters **en Psicología Clínica y en Alta Formación en Psicoterapia Breve Estratégica**. Se especializa en tratar problemas como los casos de fobias, las situaciones de estrés y el exceso de estrés y angustia. ### 5. Ana Rosa Sáenz Latorre En su consultorio privado en la avenida Jorge Vigón encontramos a Ana Rosa Sáenz, una de las psicólogas más recomendables en la capital de La Rioja. **Se licenció en Psicología por la UNED en 2009 y tiene además un máster en Terapias de Tercera Generación**. Es especialista en terapia cognitivo-conductual y trata alteraciones psicológicas tales como la adicción al tabaco, el trastorno de ansiedad, las secuelas del bullying y la depresión. * Quizás te interese: "[¿Qué son las terapias de tercera generación?](/clinica/terapias-tercera-generacion)" ### 6. Ignacio Amutio Narro En su consultorio privado en Marqués de la Ensenada podremos encontrar a otro de los mejores psicólogos en Logroño: Ignacio Amutio. Este psicólogo se licenció en Psicología por la Universidad de Salamanca en el año 2003 y tiene además un máster en Psicología Clínica y de la Salud. Cabe añadir que Ignacio Amutio **está especializado en psicoterapia para niños y adolescentes** y es experto en el [trastorno de hiperactividad y déficit de atención](/clinica/trastorno-deficit-atencion-hiperactividad-tdah-adultos) (TDAH). ### 7. Antonio Domínguez Santamaría En la calle Vara de Rey de Logroño podremos encontrar a Antonio Domínguez, psicólogo licenciado en Psicología por la Universidad de Salamanca en el 2005 que tiene además dos másters, uno en Terapia de Conducta por la UNED y otro en Psicología Forense. Por su trayectoria profesional y formativa, Antonio Domínguez **es experto en trastornos sexuales y de pareja**, en trastornos adictivos y trastornos de ansiedad. ### 8. Jesús Jiménez Olarte Tras licenciarse en Psicología, Jesús Jiménez completó sus estudios con un máster en Psicología de las Emergencia. Ha trabajado en Cruz Roja y en AFA Rioja y **es experto en casos de estrés, adicciones, bullying (acoso escolar) y en trastornos de ansiedad**. A este psicólogo lo podrás encontrar en calle Sequoias. ### 9. Guillermo Martínez Estrada Otro de los profesionales con los que debemos contar si buscamos psicoterapia de calidad es Guillermo Martínez Estrada. Tras finalizar sus estudios en el grado de Psicología Guillermo Martínez cursó el máster en Psicología del Deporte. Gracias a sus estudios y experiencia este profesional de la psicoterapia es experto a la hora de tratar alteraciones mentales como **el trastorno de pánico, la ludopatía, la amaxofobia )miedo a conducir) y los trastornos del sueño**. A Guillermo Martínez lo podrás encontrar en la calle Vélez de Guevara. Ver Fuente Ver Fuente
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germanlarioja · 8 years
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La proeza de los soldados sanmartinianos y la astucia de su general
Las seis columnas del Ejército de Los Andes que emprendieron el cruce de la cordillera tuvieron una misión específica, pero hubo una, la llamada principal, que iba preparada para enfrentar a la fuerza realista en la cuesta de Chabacubo, tal cual se produjo y había previsto el comandante, general José de San Martín. A la proeza de los soldados sanmartinianos de sortear con éxito el segundo cordón montañoso más alto del mundo, se le añade la astucia del jefe de haber abierto en seis pasos diferentes el cruce bélico, obligando a la conducción española de Francisco Marcó del Pont a dividir el frente a lo largo de 800 kilómetros sin saber cuál era la división sobre la que debía concentrar el contraataque. El jefe del Ejército de Los Andes protegió con gran celo por dónde iría la columna principal, que cruzó por el Paso de Los Patos, en San Juan, para lo cual hizo creer a los españoles mediante una engañifa que la división esencial treparía por los pasos del Portillo y del Planchón, cuya vanguardia caminó por la segunda vía al sur de Mendoza. La columna de El Portillo partió del fuerte San Carlos al mando del capitán José León Lemos y llevó 25 soldados de blandengues y 30 milicianos, reclutados en el valle de Uco (Tunuyán y Tupungato, en Mendoza). El objetivo fue hacer creer a los realistas que por ese paso seguirían otros cuerpos. Atravesaron la sierra dando a conocer que detrás de ellos venían otras divisiones. La del paso del Planchón, con la conducción del teniente coronel Ramón Freire, iniciaron el cruce el 14 de enero de 1817 con 80 efectivos de los batallones 7, 8, 11, a los que se sumaron 25 granaderos a caballo. Los distintos uniformes de cada uno de los batallones desorientaron a los espías españoles que pensaron que ésta era la columna principal. El objetivo más importante de esta columna fue tratar de hacerle creer a los realistas que eran la vanguardia del ejército, por lo que San Martín aconsejó a Freire que se "retirara" si era atacado "en razón de que será cargado por fuerzas muy superiores". Freire cruzó sin mayores inconvenientes y tomó contacto con la guerrilla chilena al mando de Manuel Rodríguez, que iniciaron las acciones insurreccionales el 13 de enero en el sur de Chile. La columna de Freire partió desde el Plumerillo el 14 de enero. La división La Rioja estuvo bajo la dirección del coronel Francisco Zelada, un hombre que hasta el momento de partir a Chile formaba parte del Ejército del Norte del general Manuel Belgrano, quien controló y respaldó el movimiento hasta que cruzó la frontera. Fue la columna con la que menos contacto mantuvo San Martín durante el cruce, sabía que Belgrano estaba atento y en eso confiaba. Integraron la unidad efectivos del Ejército del Norte, la mayoría de ellos riojanos. La división cruzó por el paso de Come Caballos, en La Rioja, donde la altura media del cordón anda en los 4.100 msndm. La misión fue tomar el poder en Copiapó y en Huasco. La cuarta columna cruzó la cadena montañosa por el paso de Guana, San Juan, al mando del teniente coronel Cabot. Partió el 12 de enero por uno de los pasos más difíciles, dado las características del terreno, señalaron Claudio Monachesi y Edgardo Mendoza en el libro "San Martín y el cruce de Los Andes". Cabot tenía que cumplir un plan muy riguroso, pues sus tiempos debían coincidir con los de la columna principal que viajaba por Los Patos. La columna de Cabot llevaba una carga especial de pólvora, municiones, fusiles y cañones que tenía que preservar a toda costa, observaron los autores. La orden fue ir por el camino de Pismanta, caer sobre Coquinbo y La Serena y provocar un movimiento favorable a la lucha independentista. Altura media de la sierra: 4.200 msndm. La quinta columna fue conducida por el coronel Juan Gregorio de Las Heras y viajó por el camino más corto a Santiago de Chile: Uspallata, Mendoza. El objetivo fue obrar en combinación con el grueso del Ejército de Los Andes para reunirse en el valle del Aconcagua, donde se reagruparían las fuerzas con vistas a la batalla de Chacabuco. La salida desde el Plumerillo se produjo el 18 de enero y detrás, el 19, salió el de la Maestranza y la Artillería con Fray Luis Beltrán al frente. El número de artilleros se estima en 20. Las Heras llevó una fuerza compuesta por casi 800 hombres del batallón 11 y alrededor de 30 Granaderos a Caballo. La necesidad de no perder el ritmo de marcha obligó a Las Heras el 2 de febrero a seguir el cruce a las 3:15 de madrugada, afrontando el frío y la oscuridad de la montaña a 3.800 msndm. El desplazamiento nocturno en alta montaña es el más arriesgado que registra la historia de las campañas militares. Todos los movimientos de las cuatro primeras columnas fueron más o menos públicos y evidentes, con acciones destinadas a proteger el secreto sobre cuál era la principal. En una ocasión previa, José Antonio Álvarez Condarco, le preguntó a San Martín por dónde viajaría el grueso de la fuerza. El comandante le respondió: "Si mi almohada lo supiera, la quemo". Tal era el misterio que el comandante tendió sobre la vía elegida y el día de la partida. Los historiadores y especialistas coinciden en marcar que la salida de la columna principal dejó la sensación que se la hubiera tragado la montaña. Pocos, muy pocos, sus principales jefes y algún que otro baqueno, sabían que el paso elegido era el de Los Patos. "La salida del Plumerillo fue como si el ejército se hubiera esfumado", señaló el especialista sanmartiniano, Jorge Olarte: "Fue lo buscado por San Martín, que nadie supiera por dónde iría, ni cuál era la columna principal del ejército". El general Diego (RE) Soria aporta otro dato para comprender la operación del cruce de la columna principal. "Cada escalón estaba subdivido en otros dos: cada subescalón salió con un día de diferencia. Es decir, que cuando salió San Martín, ya llevaban cuatro días de marcha por la cordillera los primeros". Otro secreto impuesto por el comandante fue el número total de efectivos del ejército que empezó el cruce. Al llegar al valle de Putaendo, la columna principal se unió a la secundaria de Las Heras, que había marchado por Uspallata. El Paso de Los Patos fue el trayecto más largo para llegar a Chile y también uno de gran dificultad, tanto que los jefes realistas creyeron que "era una misión imposible emprender el cruce por esta vía", según Monachesi-Mendoza. Por esta razón, la sorpresa realista fue mayor ante el éxito del cruce, que debía atravesar la cadena montañosa y llegar con fuerzas suficientes para emprender de inmediato un combate que era terminal: Chile quedaba libre o la aventura sanmartiniana caía derrotada. En Mendoza, los habitantes vieron partir entre el 19 y el 25 de enero la fuerza principal del Ejército de Los Andes, que se dividió en tres escalones. El primero al mando del jefe del estado mayor, brigadier Miguel Estanislao Soler, el segundo con el brigadier Bernardo O'Higgins y el tercero bajo la dirección del Libertador. San Martín fue el último en salir del Plumerillo, pero en el momento de la batalla de Chacabuco estaba al frente del ejército, con lo cual avanzó a marcha forzada a lo largo de más de 500 kilómetros de ruta montañosa. El 19 de enero partió Soler, O'Higgins lo hizo el 21 con el dispositivo centro. Monachesi-Mendoza explican que la labor de O'Higgins fue crucial a lo largo de la travesía, iba y venia de una punta a la otra del ejército para controlar que nada faltara y mantener informado al comandante, que marchaba detrás. El 23 de enero partieron desde el Plumerillo los escuadrones 1ro. y 2do. de Granaderos a Caballo, bajo las órdenes del coronel José Zapiola. El 24 lo hizo el parque General y el de la Maestranza. La misión de la maestranza incluía la recuperación de mulas, caballos y reses que se dispersaban por el camino. A la tarde del 24, San Martín le escribió a su operador político Tomás Godoy Cruz: "Mi muy querido amigo. Esta tarde salgo a alcanzar las divisiones del Ejército. Todas han salido bien. Dios nos dé acierto mi amigo para salir bien de tamaña empresa". En realidad, salió al día siguiente. Ese día 24 se produjo la primera escaramuza bélica con un contingente realista. Fue en Picheuta, donde los patriotas salieron derrotados. Al día siguiente, el coronel Las Heras puso en fuga a los godos en Potrerillos, pese a contar con una fuerza menor. Luego hubo otras tres escaramuzas mientras se producía la gran operación del cruce de Los Andes: Achupallas, Las Coimas y Guardia Vieja, todas libradas con éxito. "La más importante fue la de Las Coimas, donde se derrotó a un contingente de 500 realistas. Ahí no murió ningún soldado argentino", puntualizó Soria. Es decir, que a la dificultad propia del cruce montañoso, se le agregó la resistencia de pequeños combates de los realistas. Ninguno otro cruce de los conocidos en la historia militar tuvo que enfrentar tantos obstáculos. Mientras tanto, la travesía de la columna principal seguía adelante. La primera gran etapa de la marcha fue llegar a la estancia Los Manantiales y de ahí hasta Chacabuco. En Manantiales, el descanso fue muy corto. San Martín dividió la fuerza, Soler al frente y detrás O'Higgins a un día de distancia. En el camino se encontraron con dos senderos: el de la Horqueta y el del Espinacito. "El primero muy empinado y abrupto, debido a la estrechez y la altura, lo cual constituyó la jornada más difícil de todo el cruce", afirmaron Monachesi-Mendoza. A continuación apareció el cordón occidental de Los Andes, que para cruzar se puede hacerlo por los pasos de Valle Hermoso y el de las Llaretas. San Martín cruzó por éste, el más extenso y complicado. El 31 de enero, en Manantiales, el Libertador había recibido la información enviada por Las Heras sobre las escaramuzas de Picheuta y Potrerillos. El sistema de postas de los chasques cumplían con eficiencia la entrega actualizada de lo que pasaba en las otras columnas. Le respondió a Las Heras con una recomendación: "El 8 del actual (febrero) sea su entrada en Santa Rosa". A Soler le ordenó que subdividiera el escalón y le pidió que le pidiera lo mismo a O'Higgins. "También creo conveniente que reparta a la tropa dos o tres días de víveres, no sea que un temporal disperse la división y el soldado se encuentre aislado, sin tener que subsistir", agregó en la orden a Soler. Los expertos aseguran que desde Manantiales al boquete de Valle Hermoso, donde está hoy el límite entre la Argentina y Chile, distan 19 horas de marcha a lomo de mula. Los baqueanos lo hicieron en menos horas: cambiaron varias veces de cabalgadura para llevar el mensaje del Gran Jefe. El 1 de febrero, San Martín ordenó repartir vino a los soldados para suavizar el frío, pero también consignó la muerte de un valiente "negrito, que venía bastante enfermo". Ese día, O'Higgins fue alcanzado por el mayor Arcos que tenía la orden de tomar Achupallas, lugar de una de las escaramuzas el 4 de febrero. El jefe chileno dispuso entregar a los soldados cargas de galleta, tres cargas de charque molido, una de aguardiente, otra de maíz y siete de charque en rama. Si los jefes de las columnas informababan a San Martín, éste lo hacía con el gobernador intendente de Cuyo, Toribio Luzuriaga, quien, a su vez, lo hacía con el Director Supremo, Juan Martín de Pueyrredón. La Gazeta de Buenos Ayres, fundada por Mariano Moreno, publicaba las noticias. El 5 de febrero, las distintas columnas del Ejército de Los Andes entraron en Chile. La situación de las tropas realistas de Marcó del Pont se tornaba difícil. La columna principal apareció por Santa Rosa y en San Antonio, Chile, y en las cercanías, en San Felipe, comenzó el reagrupamiento de la fuerza siguiendo el modelo napoleónico de concentrar previo a la batalla. Los españoles se dieron cuenta entonces que estaban rodeados. Por un lado, la columna de Las Heras había ocupado el puesto de Guardia Vieja (otra escaramuza) y, por el otro, Achupallas donde estaba el grueso del Ejército de Los Andes. El coronel español Atero percibió el peligro e intentó un contraataque salvador. El 7 de febrero cruzó el río Aconcagua y presentó batalla a los patriotas al mando de Mariano Necochea. Ahí se produjo la escaramuza más importante, previa a la batalla de Chacabuco, la de Las Coimas. Con el resultado puesto, San Martín le escribió a Pueyrredón. "El enemigo recibió refuerzos considerables el 6 por la tarde; en la misma noche pasó el río Aconcagua y al romper el día 7 se presentó al frente del comandante Necochea con 400 caballos, sobre 300 infantes y dos piezas a su retaguardia. Este valiente oficial mandó a retirar a sus avanzadas y hasta ver al enemigo a media cuadra no disparó un sólo tiro. Mandó a poner sable en mano, les cargan con mayor bizarría; los baten completamente, dejan sobre el campo 30 muertos, toman 4 prisioneros y los persiguen acuchillándolos hasta el cerro Las Coimas. En la misma mañana, antes de las 9:00, abandonan precipitadamente su posición y San Felipe", describió el Libertador. Entre el 8 y el 11 de febrero, el Ejército de Los Andes reagrupó las fuerzas. Al día siguiente venció a los realistas en la cuesta de Chacabuco. El 22 de febrero volvió a escribirle a Pueyrredón: "En 24 días hemos hecho la campaña, pasamos las cordilleras más elevadas del globo, concluimos con los tiranos y dimos libertad a Chile", subrayó exultante el comandante del Ejército de Los Andes a su jefe, el Director Supremo de las Provincias Unidas.
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