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El neopaganismo del “Sur”: la religión itálica
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Por Stéphane François
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Ediciones Ars Magna, dirigida por Christian Bouchet [1], ha publicado recientemente las traducciones de varias obras importantes sobre la tradición romana, es decir, sobre una forma de neopaganismo vinculada a la historia de Roma, también conocida como “religión itálica”, siendo una de sus figuras principales Julius Evola.
La Tradición Itálica o “Romanología” es, según la definición de Marco Pasi, “el estudio de la tradición religiosa y espiritual pagana de la antigua Roma y de los autores que, tras la caída del Imperio Romano, contribuyeron a mantener vivos destellos de esa tradición” [2]. Este movimiento es heterogéneo y está formado por diversas personalidades, revistas y grupos. En Francia, estuvo representado por la efímera revista trimestral Louve [3], con el subtítulo explícito “Roma antiqva. Noticias políticas y literarias. Revista metapolítica de combate para la refundación”. Su director, André Murcie, promovía el Imperio Romano y su politeísmo. De hecho, la religión itálica es una corriente del neopaganismo [4] que desea volver a las religiones de la antigua Roma y a la grandeza del Imperio Romano.
Una obra colectiva, basada en un coloquio celebrado en Nápoles en 2017, retomó ciertos aspectos de esta religión itálica: Julius Evola et la dimension magique du groupe d'Ur (Julius Evola y la dimensión mágica del grupo de Ur). Esta obra fue traducida al francés en 2023 por Ars Magna [5]. Además de los textos dedicados a la magia stricto sensu, esta importante obra muestra los vínculos que existían a principios del siglo XX entre la Sociedad Teosófica, los movimientos ocultistas, en particular los marcados por los escritos del ocultista y masón Giuliano Kremmerz (seudónimo de Ciro Formisano), la masonería, el pitagorismo, la alquimia y tal forma de religiosidad. También muestra su importancia entre una franja de la aristocracia en el contexto del Risorgimento, pero también del entonces naciente fascismo [6]. Además, Christian Bouchet tradujo un texto de Renato Del Ponte, discípulo de Evola y seguidor de la religión itálica [7], sobre los vínculos entre este último y el grupo Ur, una sociedad esotérica italiana que pretendía revivir esta forma de paganismo [8]. Entre sus miembros fundadores se encontraban Evola, por supuesto, pero también Arturo Reghini.
Estas importantes publicaciones nos brindan la oportunidad de volver a examinar en qué consiste este neopaganismo. También repasaremos su historia y destacaremos a sus principales teóricos, haciendo especial hincapié en el importante papel desempeñado por Julius Evola [9] en el desarrollo de esta forma de espiritualidad. Por último, también mostraremos la ambigüedad doctrinal de Evola, cuyo pensamiento estaba marcado por el racismo y el nordicismo, una paradoja si tenemos en cuenta que fue un promotor de una forma romana de neopaganismo...
¿Qué es la religión itálica?
La tradición romana presenta diversas facetas de un patrimonio antiguo cuyos orígenes se remontan al mundo etrusco-romano y a la Roma arcaica. Según Renato Del Ponte, él mismo pagano [10]: “Este movimiento, a pesar de su heterogeneidad metodológica e ideológica, se caracteriza por el deseo de actualizar el modelo espiritual, religioso y ritual del paganismo romano, cuya definición más precisa hemos propuesto en otro lugar: ‘la vía romana hacia los dioses’. Si simplificamos demasiado el problema, podemos decir que existen dos tendencias principales: en primer lugar, el Paganismo Romano, que hace referencia a la Roma Imperial y ve el Sacro Imperio Romano Germánico como su continuación, y que se encuentra muy influido por Julius Evola; y en segundo lugar, la tendencia Órfico-Pitagórica, que es más mediterránea (rechaza las influencias germánicas) y es encarnada por Arturo Reghini. El movimiento tradicionalista veía en la religión romana una alternativa que permitiría al Estado italiano escapar de las injerencias y los abusos políticos y morales de la Iglesia católica [11]”.
Los partidarios de la religión romana manifiestan muy a menudo un virulento anticristianismo ligado a la herencia evoliana, producto a su vez de la particular historia de Italia: hasta el Risorgimento y la unificación en 1870 la Iglesia poseía una parte importante del territorio italiano, los Estados Pontificios. Durante las primeras décadas del siglo XX, en torno a 1900-1920, algunas de las figuras más importantes de este movimiento se inspiraron en gran medida en las tendencias anticlericales y masónicas del Risorgimento. Otros, en cambio, se alejaron de ellas para seguir caminos originales. Esta diversificación ha continuado hasta nuestros días. La referencia al Risorgimento no es casual porque, según los actuales representantes de este movimiento, la unidad de Italia es el requisito previo para la restauración de este paganismo.
El tradicionalismo romano se basa en la noción de la Pax Deorum. Este concepto es esencial para comprender esta forma de neopaganismo porque es “[...] el ‘pacto’ o ‘contrato’ original entre los dioses primordiales (especialmente Júpiter Optimus Maximus, el Padre del Cielo, así como Jano, Marte y Vesta) y el pueblo de Roma. Esta Pax, querida por el Augur-Rey Rómulo y desarrollada por Numa Pompilio, fundó la unión indisoluble de la religión y el Estado romano desde la época de los Reyes hasta la caída del Imperio” [12]. Debido a la naturaleza particular de este neopaganismo, las prácticas religiosas debían ser privadas: el reconocimiento público implicaría la restauración del Estado romano. Según Renato Del Ponte, él mismo seguidor de esta forma de religión “esto explica el por qué varios de sus representantes intentaron, a lo largo del siglo [XX], ejercer influencia sobre las altas autoridades del Estado italiano, pero con resultados insuficientes” [13].
Algunos promotores de la religión romana afirman que el espíritu de la romanidad, el Genio [14], siguió manifestándose en la historia italiana tras la caída del Imperio. Se habría manifestado a través de los pensadores del Renacimiento, de ciertos poetas e intelectuales del siglo XIX como Giosuè Carducci, pero también en Humberto I de Saboya, rey de Italia de 1878 a 1900, e incluso en Benito Mussolini. De hecho, el fascismo fue acogido favorablemente por esta corriente de pensamiento que combinaba la tradición gibelina, la masonería, el ocultismo y el paganismo italiano. Esta escuela se caracterizaba por un nacionalismo y anticristianismo virulento. Se sintió atraída por el fascismo creyendo que Mussolini restauraría la grandeza de Italia y algunos de ellos estuvieron entre los primeros fascistas, como Eduardo Frosini, pero se sintieron decepcionados por los Acuerdos de Letrán firmados en febrero de 1929.
Sin embargo, según los representantes de este movimiento, la “vía romana hacia los dioses”, según la expresión de Renato Del Ponte, seguió existiendo en ciertas familias nobles del Lacio y de Roma. Según otras fuentes no verificables estos cultos se conservaron en la familia del barón Julius Evola. Es posible que el socialista ocultista Leone Caetani, príncipe de Teano y duque de Sermoneta, fuera colaborador de las revistas Ur y Krur, firmando artículos bajo el seudónimo de “Ekatlos” y desarrollando un discurso neopagano y marcial, a pesar de ser un diputado socialista moderado que se presentaba como un demócrata laico anticlerical. De hecho, Caetani colaboró en la revista Commentarium de Giuliano Kremmerz bajo el seudónimo de N. R. Ottaviano. Al parecer, también era miembro de una logia masónica egipcia.
El papel de Arturo Reghini
Sin embargo, uno de los primeros en teorizar sobre la “vía romana” fue el matemático Arturo Reghini, amigo y corresponsal de Guénon. Reghini era un ocultista y fue miembro del Ordo Templis Orientis [15] (u OTO) y de la principal obediencia masónica italiana (incluso creó su propio rito masónico, el Rito Filosófico Italiano). En 1903 fundó la Biblioteca Teosófica y estuvo en el origen de la sección italiana de la Sociedad Teosófica en la que se dice que desarrolló su anticlericalismo. Siendo violentamente anticristiano Reghini firmó varios de sus artículos bajo el seudónimo de “el Vicario de Satán”. En efecto, “inconscientemente y a su manera, Reghini se inspiró en esta fuente y jugó con ella, ensalzando las antiguas ‘virtudes itálicas’ y la doctrina gibelina del Imperio y criticando amargamente el cristianismo, acusado de ser una ‘creencia asiática’ cuyo fundador, Jesús, no era más que ‘un hipocondríaco y un megalómano sentimental, cuya visión del mundo creado por Dios conducía a la compasión y al llanto’” [16].
Según Arturo Reghini para acabar de una vez por todas con “[...] ‘la exótica cruz cristiana’ era necesario ‘restablecer una religión, en el sentido etimológico y pagano del término, entre lo humano y lo divino. Pero este vínculo, esta relación, debe ser efectiva, mágica, religiosa, y no puede ser establecida por una religión que no sea más que una creencia y un residuo sentimental” [17]. Fue con este autor “[...] con el que la Vía Romana tendió a hacerse más explícita, aunque perteneciera a la corriente ‘órfico-pitagórica’, marginal a la Tradición romana propiamente dicha. Fue precisamente en torno a las revistas de Reghini, Atanor (1924), luego Ignis (1925) y, finalmente, tras los decretos de Bodrero y las leyes sobre las sociedades secretas, Ur (1927-1928) dirigidas oficialmente por Julius Evola, donde se reunirían todos aquellos que pretendían dar al régimen [fascista] un carácter neopagano y romano” [18]. De hecho, como muchos partidarios de la “vía romana”, Arturo Reghini era un ardiente nacionalista que apoyó la expedición de Gabriele D'Annunzio al Fiume en septiembre de 1919. Defendió el Estado fascista, que consideraba anticatólico, hasta los Acuerdos de Letrán, ratificados en 1929.
La religión italiana también fue teorizada por un autor poco conocido pero muy importante, el filósofo tradicionalista, “antimoderno” y orientalista Guido De Giorgio. De Giorgio intentó una difícil síntesis entre la vía romana y el cristianismo, una idea iconoclasta para los partidarios radicales del tradicionalismo romano, que expuso en un texto publicado póstumamente, La Tradizione romana [19]. De hecho, en uno de sus pocos textos publicados, L'instant et l'éternité [20], que es una antología de artículos, De Giorgio desarrolló la idea de que el catolicismo perpetúa la religión itálica a través de la mediación de la función sagrada de Roma. Según el académico italiano Piero Di Vona, Guido De Giorgio inventó una forma de “fascismo sagrado”, diferente del fascismo político laico, estructurado en torno al rechazo de la modernidad: “De Giorgio concibió la ‘fascistización’ del mundo como un retorno al espíritu y las normas tradicionales. Es la abolición de la separación y el restablecimiento del equilibrio jerárquico, entre contemplación y acción, intelecto y razón, espíritu y sentimiento, con la preeminencia absoluta implícita de la contemplación y el conocimiento [...] Hay que recordar que, en términos políticos, las dos desviaciones fundamentales son, para él, el despotismo y el democratismo, ambos antinaturales y ciegos, y que ve en el despotismo la arbitrariedad de este. También debemos reflexionar sobre todo esto antes de emitir juicios injustos y sacar conclusiones precipitadas. En realidad, las propensiones y debilidades personales cuentan poco y significan poco aquí. Un análisis comparativo serio de las ideas demuestra las profundas entre este fascismo sagrado de De Giorgio y el fascismo profano del régimen fascista, hasta el punto que el contraste entre ambos era demasiado obvio y revela la naturaleza paródica e impura de este último” [21].
Guido de Giorgio conoció a Julius Evola y a Arturo Reghini a su regreso a Italia. Este último había enseñado en Túnez entre 1911 y 1915, donde forjó vínculos con representantes del esoterismo musulmán. Colaboró en Ur en 1928 y en La Torre, la revista de Evola, en 1930. De Giorgio se dice que fue el responsable de la “reorientación” metafísica de Julius Evola, ejerciendo una influencia decisiva sobre este último. En la década de 1920, De Giorgio fue muy cercano a René Guénon, a quien visitó en su casa, algo poco frecuente, ya que René Guénon rara vez recibía visitas en su domicilio.
Julius Evola
Sin embargo, la gran autoridad sobre el paganismo italiano sigue siendo Julius Evola, teórico del tradicionalismo no cristiano y homólogo italiano de René Guénon. Evola dedicó varios artículos y estudios a la tradición romana, recopilados en Símbolos y “mitos” de la tradición occidental [22]. La mayoría de ellos datan de las décadas de 1930-1940 y fueron reelaborados posteriormente por el autor. Evola es un pensador complejo e inclasificable cuyas obras abordan el esoterismo, la política y la historia de las religiones. El pensamiento de Evola es una reacción a su entorno original, la aristocracia católica, la tradición cristiana y el “mundo moderno”. También fue un gran deportista y un reputado alpinista.
Antes de la Primera Guerra Mundial Evola se codeó con los futuristas italianos. Al igual que estos últimos quería ir a la guerra y participó como oficial voluntario de artillería. Si la guerra le parecía necesaria era sólo como acto revolucionario. En cuanto terminó la guerra, sus simpatías se desplazaron hacia los imperios centrales. Comenzó entonces a desarrollar su pensamiento, basado en un supuesto despertar de las fuerzas espiritualmente aristocráticas dirigido contra la hegemonía burguesa y sus valores (materialismo y utilitarismo), los cuales condenó hasta su muerte.
Evola estuvo profundamente influido por la crítica de Nietzsche a la modernidad. En este sentido, formó parte de la corriente pesimista de la “Revolución Conservadora” alemana. Una vez firmada la paz Evola experimentó una crisis interior provocada por el materialismo de la actividad humana. Redescubrió el gusto por la vida gracias al descubrimiento de textos hindúes y budistas. De esta experiencia iniciática nació un texto: La doctrina del despertar. Ensayos sobre la ascesis budista [23]. Del budismo extrajo una fuerza que puso al servicio del dadaísmo, el cual le atrajo durante un tiempo. Dedicó gran parte de su tiempo a pintar y escribir poesía. Pero el interés de Evola por el arte decayó pronto.
A partir de 1920-25 se involucró en círculos esotéricos y masones, aunque siempre se mantuvo opuesto a la masonería, y conoció a miembros de la OTO, una sociedad secreta con una fuerte inclinación hacia la magia sexual tras su contacto con el ocultista británico Aleister Crowley. Se alió con varios masones anticlericales y partidarios del fascismo. En 1927, junto a ellos y a antropósofos seguidores de Steiner, fundó el grupo UR, que pretendía dar fundamentos espirituales no cristianos al fascismo y se oponía a cualquier acercamiento entre Mussolini y el Vaticano. Tras la salida de los masones, el grupo cambió su nombre por el de KRUR.
En 1928 Evola publicó Imperialismo pagano [24], un libro que promovía una concepción pagana del mundo y sentaba las bases de un movimiento más fascista que el fascismo (“suprafascismo”). Evola se opondría más tarde a la reedición de esta obra, pero se consideraría un libro importante en los círculos neopaganos italianos. El texto y las revistas Ur y Krur fueron entonces puestos en la lista negra. Hay que recordar que su revista, La Torre, fue prohibida por Mussolini debido a la oposición de Evola a cualquier política demográfica, una verdadera sumisión a las “masas”. Al final, Evola reprochó al fascismo italiano sus compromisos con la democracia.
La publicación en 1934 de su libro Rebelión contra el mundo moderno [25] le abrió las puertas de la Alemania nazi. Sin embargo, ya era conocido en Alemania desde principios de 1930 por sus conferencias en el Herrenklub, un club influido por la Revolución Conservadora. A partir de 1938 recorrió los castillos de la Orden de las SS. Durante la guerra, participó en la Ahnenerbe, fundada por el arqueólogo germano-holandés Herman Wirth, activo en los círculos völkisch [26]. Sin embargo, Evola no se hacía muchas ilusiones sobre el valor del nacionalsocialismo y el fascismo. Analizaba estos dos sistemas políticos como un medio, en el mejor de los casos, de retrasar la descomposición de Occidente. Sus modelos eran más bien las antiguas órdenes teutónicas de caballería, cuyas encarnaciones modernas veía en la Guardia de Hierro rumana de Corneliu Codreanu, la Falange de José Antonio Primo de Rivera y las SS. Evola estaba especialmente influido por Codreanu y sentía por él una admiración inquebrantable.
Los vínculos de Evola con el fascismo y el nazismo son complejos. Según Philippe Baillet, cercano hoy al neonazismo, Evola nunca fue fascista, pero contó con el apoyo de algunos de los más importantes partidarios del régimen de Mussolini. Permaneció al margen del fascismo, una especie de compañero de viaje, porque jamás le presto ni su apoyo ni su lealtad. Sin embargo, nunca fue nacionalsocialista, aunque colaborara en publicaciones oficiales nacionalsocialistas y aunque mantuviera contactos con algunos dirigentes de las SS. De hecho, las relaciones entre Evola y el nacionalsocialismo fueron tormentosas. Criticó las tesis de Rosenberg y el mal uso que los nazis hacían de la Tradición Nórdica. También veía en la “cultura” nazi una manifestación del despreciable espíritu conservador pequeñoburgués. Este desprecio era recíproco: las SS lo consideraban como un aristócrata reaccionario. Sin embargo, a Wiligut le caía bien y le invitaba a dar conferencias en los castillos de la Orden.
En 1944 un bombardeo sobre Viena le hirió y terminó paralizándole las extremidades inferiores. Esto le obligó a volcarse por completo a la contemplación, pero no le impidió brindarle apoyo moral a la extrema derecha italiana y luego a la Nueva Derecha europea, una vez acabó la guerra. Incluso fue detenido en 1951 por haber creado una organización clandestina, “los fasces de acción revolucionaria”, pero fue absuelto. Tras la guerra publicó dos grandes obras políticas, Los hombres y las ruinas 1953 [27] y Cabalgar el tigre en 1961 [28], que sirvieron de base intelectual al terrorismo de extrema derecha durante los “años de plomo”. Más tarde se codeó con los fundadores del futuro Movimento sociale italiano (MSI) y de Ordine Nuovo (ON), este último implicado posteriormente en atentados terroristas. También conoció al príncipe Junio Valerio Borghese, fascista histórico que intentó dar un golpe de Estado en diciembre de 1970. En 1957 tradujo La decadencia de Occidente de Spengler. Finalmente, se dedicó cada vez más a la contemplación, abandonando la acción. Sin embargo, hasta su muerte perfeccionó y radicalizó su discurso. Falleció en junio de 1974. La personalidad y la obra de Evola ejercieron una influencia polimorfa e importante en la derecha radical, en particular en el neofascismo, el nacionalismo-revolucionario y la Nueva Derecha, no sólo en Italia, sino también en Francia y Alemania.
Una metafísica pagana
Según el mismo Evola la metafísica que el desarrolló [29] no es “suya”; no expresa en absoluto su subjetividad singular y la evolución de esa subjetividad; al contrario, “[...] se confunde con la ‘metafísica’ como modo de (auto)realización, una autorrealización que es a la vez contemplativa (conocimiento de los principios) y activa (camino heroico). La metafísica que Julius Evola sólo pretende exponer y que él define fácilmente como un ‘realismo trascendente’ (un realismo de las ideas y/o de los principios superiores al estilo platónico), incluye (o envuelve) una filosofía involucionista de la historia basada en el doble axioma de que la historia es un proceso de decadencia. Esta metafísica y filosofía de la historia puede identificarse con el pensamiento de la Tradición” [30].
El tradicionalismo radical de Evola implica también una metafísica de la política, una metapolítica, basada en la idea de decadencia y conceptualizada tras la lectura de La crisis del mundo moderno de Guénon. Este discurso es coherente en contraste con su discurso político, improvisado a partir de una utopía nostálgica desprovista de todo fundamento político real. La crítica de Evola al mundo moderno parece como una metafísica de la decadencia y de la restauración de lo primordial.
Después de Guénon, Evola debe ser considerado como uno de los grandes representantes de la “Tradición Primordial”. Para Evola tal radicalismo antimoderno se manifiesta en una intransigencia metapolítica que explica, por una parte, su implicación política en manifestaciones modernas (fascismo, nacionalsocialismo) y, por la otra, su desentendimiento aristocrático (juzgar y orientarse por referencia a los principios de la Tradición). Esta posición paradójica es la expresión del concepto de Evola de “hombre diferenciado”, que está a la vez dentro y fuera del mundo. Evola es, de hecho, el teórico del tradicionalismo revolucionario.
El radicalismo antimoderno de Evola aparece por primera vez en su libro más importante, Rebelión contra el mundo moderno. En él, Evola expone su “metafísica de la historia”, basada en la crítica y el rechazo del mundo occidental moderno y en la premisa de la naturaleza decadente de la modernidad. El discurso evoliano de la decadencia es una forma de pensamiento antimoderno dentro de la modernidad, cuyo rechazo de la idea del progreso se encuentra entre sus fundamentos. De hecho, Evola fue influido por Nietzsche, Spengler y Guénon. También retomó y conceptualizó la teoría de las cuatro edades que se encuentra en las obras de Hesíodo y en la tradición india: la Edad de Oro/Satya-Yuga (la edad del ser), luego la Edad de Plata/Treta-Yuga (la edad de la madre), la Edad de Bronce/Vâpara-Yuga (la edad del heroísmo) y, por último, la Edad de Hierro/Kali-Yuga (la edad oscura), la última de las cuales corresponde a la época actual. Aquí, Evola parece ser un descendiente directo de Guénon, cuya Crisis del mundo moderno reintrodujo la doctrina india de las cuatro edades. Esta heterogeneidad discursiva permite comprender ciertas dificultades internas y ciertas evoluciones del pensamiento de Evola.
El discurso de Evola también estuvo marcado por su descubrimiento de otras civilizaciones y la relativa incomunicabilidad entre ellas. Este descubrimiento dio lugar a la idea de la relatividad y mortalidad de la civilización moderna. Según Evola, más allá del pluralismo civilizatorio y de Spengler, hay que reconocer un dualismo civilizatorio. “Por un lado, hablamos de la civilización moderna”, escribe Pierre-André Taguieff, “y por otro, de todas las civilizaciones que la precedieron (en Occidente, digamos hasta el final de la Edad Media). Aquí la ruptura es total. Más allá de la múltiple variedad de sus formas, la civilización premoderna, que puede llamarse tradicional [aquí Evola reconoce su deuda con Guénon], representa algo morfológicamente diferente. Son dos mundos, uno de los cuales se ha diferenciado hasta el punto de no tener casi contacto con el otro. Del mismo modo, la comprensión real de la tradición sigue bloqueada para la inmensa mayoría de los modernos” [31].
Evola deshistoriza así la oposición entre lo “tradicional” y lo “moderno”, identificando este último con lo “histórico”: “el hecho de que las civilizaciones de tipo tradicional se sitúen en el pasado, en relación con la época actual, se convierte en accidental” [32].
Además, el racismo nórdico de Evola tiene una variante culturalista y tradicionalista, en la que la raza se identifica con un tipo espiritual, vinculado a su vez a un tipo mental o cultural. Para Evola el término “raza” se refiere, por lo tanto, a la “cualidad” en el sentido de una persona “racista”. La doctrina evoliana de la raza debe conducir a algo distinto de sí misma y no puede tener en modo alguno un valor como fundamento. El racismo biológico es, por lo tanto, parte de la perspectiva evolucionista, la cual no es otra cosa que la última versión del naturalismo moderno. Para Evola el racismo zoológico no es más que un aspecto particularmente burdo del reino de la cantidad. Además, consideraba el pensamiento völkisch como una “involución” [33]. Sin embargo, Evola era antisemita, como señala Philippe Baillet: “¿Paradójico el itinerario que lleva del dadaísmo a los márgenes de las SS, pasando por numerosos contactos en el seno de la “revolución conservadora” alemana? ¿Paradójico el proyecto de una revista italo-alemana, en plena guerra, que debería haber codirigido Evola? ¿Paradójica la investigación raciológica iniciada conjuntamente con Ludwig Ferdinand Clauss? Otra paradoja es la introducción dada a la edición Preziosi de 1938 de los Protocolos de los Sabios de Sión. ¿Otra paradoja es la afirmación de que incluso si los Protocolos fueran una falsificación en términos materiales su “veracidad” entre bastidores estaría fuera de toda duda? ¿O es simplemente una paradoja que Preziosi, una especie de Henry Coston italiano, pero más doctrinario y por lo tanto más fanático, llegara a colaborar durante tanto tiempo en la revista La vita italiana?” [34].
El nordicismo de Evola se manifestaba también en la idea de un origen polar (en el sentido geográfico y simbólico) de la Tradición primordial. El abandono de estas tierras habría provocado una emigración de estos pueblos hiperbóreos o atlantes, los dos términos eran sinónimos en su mente, a través del Atlántico de Norte al Sur y luego desde el Oeste hacia el Este, una teoría común en los círculos esotéricos de principios del siglo XX. Según Evola, el espíritu nórdico primordial, la “Luz del Norte”, con su espiritualidad solar, viril, real y patriarcal, fue entonces derrotado por el espíritu meridional, la “Luz del Sur”, inferior, lunar, femenino y matriarcal.
Después de la Segunda Guerra Mundial Evola ejerció una influencia considerable en la extrema derecha, tanto en Europa como en Estados Unidos, como demuestra la reedición regular de sus libros, sobre todo los más políticos.
El renacimiento de la década de 1990
Tras la Segunda Guerra Mundial el paganismo italiano permaneció en la sombra durante mucho tiempo y no reapareció hasta finales de la década de 1960. Fue retomado primero en círculos marginales de la derecha radical, sobre todo en Ordine Nuovo.
Desde 1960 la corriente evoliana tradicionalista de Roma estaba representada por varias asociaciones, la principal de las cuales es el Centro de Estudios Evolianos (CSE), fundado en Génova en 1969, mientras Julius Evola estaba vivo. Este centro “tiene como objetivo promover la investigación sobre el pensamiento de Evola y la difusión de su obra, favoreciendo la publicación de algunos textos” [35]. Así, el “C.S.E. creó secciones en Francia, Bélgica, América Latina, Austria y Hungría” [36]. Su principal dirigente era Renato Del Ponte, estrecho colaborador de Julius Evola. De hecho, fue él quien depositó las cenizas de Evola en una grieta en medio de una montaña bastante alta. Participó activamente en los círculos tradicionalistas romanos y siguió siendo partidario de la “religión itálica” hasta su muerte. También fue el fundador de la revista Arthos, publicada de 1972 a 1990 y de nuevo a partir de 1997, que podría considerarse el órgano del tradicionalismo pagano italiano. También es el impulsor de la editorial SEAR y un traductor.
La segunda gran asociación evoliana es la Fondazione Julius Evola (“Fundación Julius Evola”): “[...] creada en mayo de 1974, en Roma, en el Palazzo Bacelli donde vivía Evola [...]. Sus objetivos, fijados por Evola antes de su muerte, son la defensa de los valores tradicionales y la voluntad de estrechar los lazos entre quienes pretenden difundir el pensamiento de Evola” [37]. La Fundación gestiona la colección de manuscritos, libros, cuadros y objetos pertenecientes a Julius Evola y también se dedica a recopilar todos los artículos escritos y/o reelaborados por Julius Evola, la mayoría de los cuales fueron escritos bajo seudónimo. Gianfranco De Turris, periodista y ensayista actualmente responsable de la fundación, editó en Italia las obras completas de Julius Evola. Desde 1998, dirige también una revista dedicada al estudio de las tesis de Evola, Studi Evoliani.
Posteriormente, el movimiento itálico se separó del Ordine Nuovo. La religión itálica se estructuró en torno al Grupo Dioscuri, que desapareció en 1975. El verdadero renacimiento de la religión itálica no se produjo hasta principios de 1980, cuando renació de forma “consciente y explícita” [38]. Según Renato Del Ponte, el primer acto público, que fue un simposio, tuvo lugar el 1 de marzo de 1981 en Cortona. Desde entonces, se han organizado numerosos coloquios en torno a este tema. Entre 1985 y 1990 se pusieron en marcha otras iniciativas, entre ellas cuatro congresos (conventium I, II, III y IV) que reunieron a las distintas agrupaciones de seguidores de la religión itálica. Sin embargo, la religión itálica se practicaba en un contexto estrictamente privado, ya que el neopaganismo no estaba reconocido por el Estado italiano.
A principios de 1990 los antiguos colaboradores de la revista esotérica Ignis fundaron Politica Romana [39], una revista italiana sin tendencias de extrema derecha, pero con ideas nacionalistas. Revista di Studi Iniziatici [40], que pretendía ser la heredera de la revista homónima de Arturo Reghini, Piero Fenili y Marco Baistrocchi. Ignis, al igual que Politica Romana, desarrollaba temas político-espirituales de interés para el “pueblo” y la “nación” italianos. El objetivo de los editores de Politica Romana era estudiar la “Tradición Romana” y el esoterismo “órfico-pitagórico”. Esta publicación era interesante porque pretendía distanciarse de las tesis de Evola y Guénon, a los que criticaba violentamente bajo la pluma de Piero Fenili, situándose al mismo tiempo en una filiación de carácter “tradicional”. También tenía una visión positiva del cristianismo/catolicismo (gran diferencia con Ignis, que era más bien anticristiano) y de la masonería. También le interesaban la política italiana y las religiones orientales, en particular el budismo tibetano y el sintoísmo.
Piero Fenili dedicó varios artículos a criticar en profundidad las tesis evolianas, en particular su germanismo y su promoción del Sacro Imperio Romano Germánico. Por el contrario, los autores de Politica Romana defendían la idea de una continuidad étnica y cultural desde la antigua Roma hasta nuestros días, haciendo de Italia una especie de tierra sagrada y sacral, con Roma siendo considerada como un periodo de esplendor previo a la decadencia personificada por la Edad Media. Por encima de todo, estos autores promovían un imperio universalista. Por ello, destacaron el Renacimiento y la Edad Moderna, manifestación del retorno del Imperio y de los valores romanos, así como personajes como Dante y Maquiavelo. Lógicamente, defendían el Risorgimento. Así pues, la revista tenía dos objetivos: uno era político, con la promoción de la nación italiana; el otro era espiritual, con la promoción de una religión que sería exclusiva de esa nación: la religión itálica. De hecho, gran parte del contenido de la revista se centraba en el estudio de los cultos mistéricos de la Antigua Roma, en particular, y con toda lógica, el pitagorismo y el orfismo, pero también en el “Genio de Roma”.
La religión itálica es, por lo tanto, una religión étnica e identitaria, que rechaza tanto el cosmopolitismo de la Ilustración – una paradoja para los promotores de un imperio universalista – como las ideas reaccionarias de una parte de la extrema derecha italiana. Sus seguidores tienen una visión positiva del Risorgimento y de la masonería, que consideran que contribuyen al retorno de la Roma de la Antigüedad (o al menos de sus ideas). Es curioso que la extrema derecha italiana no haga hincapié en ello en un contexto de repliegue identitario, máxime cuando el recuerdo de Julius Evola y su Imperialismo pagano sigue vivo en Italia, con, por ejemplo, una fundación que reedita su obra. Las diversas obras recientemente traducidas por Ars Magna nos brindan la oportunidad de descubrir este rico mundo, desconocido para los lectores no italianos.
Notas:
[1] Christian Bouchet es un veterano de la extrema derecha y la principal figura francesa del movimiento nacionalista-revolucionario (NR). Es un autor prolífico que ha escrito numerosos artículos y libros sobre la extrema derecha y la historia del movimiento NR, así como sobre la historia del esoterismo y las religiones minoritarias, en las que es especialista. Es doctor en etnología y escribió su tesis sobre el ocultista británico Aleister Crowley.
[2] Marco Pasi, «compte rendu de Politica Romana nº 4», en Politica Hermetica, nº 10, 1996, p. 286.
[3] Louve. Roma antiqva. Actualité politique et littéraire. Revue métapolitique de combat pour la refondation, nº 1, février 2002, Esternay.
[4] Para un panorama exhaustivo del neopaganismo recomendamos a nuestros lectores leer nuestros estudios: Stéphane François, «Néo-paganisme», en Bruno Dumézil (dir.), Dictionnaire des Barbares, Paris, Presses Universitaires de France, 2016, pp. 970-973 ; «Néo-paganisme», en Anne-Laure Zwilling (dir.), Les Minorités religieuses en France. Panorama de la diversité contemporaine, Paris, Bayard, septembre 2019, pp. 1228-1236.
[5] Según el “Preámbulo editorial” escrito por Pier Luca Pierini, en las «actes du 3ème Symposium international sur le Groupe d’Ur» in Gianfranco de Turris (dir.), Julius Evola et la dimension magique du groupe d’Ur, Nantes, Ars Magna, 2023, p. 7.
[6] Ver Julius Evola, L’École de mystique fasciste. Écrits sur la mystique, l’ascèse et la liberté, Nantes, Ars Magna, 2022.
[7] De formación universitaria, falleció en el 2023 y fue él quien depositó las cenizas de Evola en una grieta del Monte Rosa, en los Alpes. Estuvo en el origen del movimiento tradicionalista romano. También fue editor, redactor jefe de la revista Arthos y traductor. Por último, en 1969 fundó el Centre d'études évoliennes. Es autor de importantes obras de este movimiento neopagano, como Dei e miti italici: archetipi e forme della sacralità romano-italica, 1985, que ha sido reeditada muchas veces; Il movimento tradizionalista romano nel ‘900, 1987, La religione dei Romani, 1992, Evola e il magico Gruppo di Ur, 1994; I Liguri: etnogenesi di un popolo, 1999; La città degli Dei: la tradizione di Roma e la sua continuità, 2003 y Favete Linguis!: saggi sulle fondamenta del Sacro in Roma antica, 2010.
[8] Renato Del Ponte, Julius Evola et l’expérience du Groupe d’Ur. Suivi de Le mouvement traditionaliste romain, Nantes, Ars Magna, 2024.
[9] Los textos que Evola publicó en esta revista, bajo su propio nombre o bajo diversos seudónimos, fueron traducidos al francés por Ediciones Archè entre 1983 y 1986 (4 vols.) con el título de Ur & Krur – Introduction à la magie 1927-1928-1929.
[10] Fundó el Movimiento Tradicionalista Italiano a finales de la década de 1980.
[11] Renato Del Ponte, «Les courants de la Tradition païenne romaine en Italie», Antaïos, nº 10, été 1996, p. 166.
[12] Ibid., p. 166.
[13] Ibid., p. 167.
[14] En la antigua Roma, el Genio era una entidad de naturaleza divina que presidía la salvaguarda de un individuo, el emperador, una comunidad, el Senado o el pueblo romano, o un lugar, como Roma.
[15] Esta orden mágica fue fundada hacia 1895 por un periodista alemán, Theodor Reuss, y un acaudalado industrial austriaco, Karl Kellner, ambos apasionados por el esoterismo y el Oriente. Tras la muerte de Kellner en 1905 Reuss reorganizó el grupo sobre nuevas bases, centrándose en particular en la magia sexual. Aleister Crowley estableció la Orden en Inglaterra en 1912. A partir de la década de 1920 resultaba imposible distinguir la OTO de la “religión del Thelema” de Crowley, ya que ambas se fusionaron.
[16] G. M., «Guénon, De Giorgio et la “réorientation” de Julius Evola», pp. 30-31, en Guido De Giorgio, L’instant et l’éternité, Milan, Archè, 1988.
[17] Ibid., p. 31.
[18] Renato Del Ponte, «Les courants de la Tradition païenne romaine en Italie», art. cit., p. 168.
[19] Guido De Giorgio, La Tradizione romana, Milan, Flamen, 1973.
[20] Guido De Giorgio, L’instant et l’éternité, op. cit., pie de página del editor, pp. 9-21.
[21] Piero Di Vona, Evola e Guénon. Tradizione e Civiltà, Naples, Società editrice Napolitana, 1985, p. 193, citado dentro de un pie de página por el editor, in G. De Giorgio, L’instant et l’éternité, op. cit., p. 17.
[22] Julius Evola, Symboles et «mythes» de la tradition occidentale, Milan, Archè, 1980.
[23] Julius Evola, La doctrine de l’Éveil. Essai sur l’ascèse bouddhiste, Milan, Archè, 1976.
[24] Julis Evola, Impérialisme païen avec un Appendice polémique sur les attaques du parti guelfe, Puiseaux, Pardès, 1993.
[25] Julius Evola, Révolte contre le monde moderne, Lausanne, L’Âge d’Homme, 1991.
[26] Arthur Branwen, Ultima Thulé, Julius Evola et Herman Wirth, Nantes, Ars Magna, 2024.
[27] Julius Evola, Les hommes au milieu des ruines, Grez-sur-Loing, Pardès, 2005.
[28] Julius Evola, Chevaucher le tigre, Paris, Guy Trédaniel Éditeur, 2002.
[29] Sobre las ideas de Julius Evola, véase Stéphane François, «L’anthropologie évolienne, la race de l’“esprit” et le judaïsme», L’occultisme nazi. Entre la SS et l’ésotérisme, Paris, CNRS Éditions, 2020, pp. 101-128.
[30] Pierre-André Taguieff, «Julius Evola, penseur de la décadence», Politica Hermetica, nº 1, 1987, p. 11.
[31] Ibid., p. 29.
[32] Ibid., p. 29.
[33] Giovanni Monastra, «Julius Evola, des théories de la race à la recherche d’une anthropologie aristocratique», Nouvelle École, nº 47, 1995, pp. 54-55.
[34] Philippe Baillet, «“Lâcher prise” et maîtrise sur le chemin du cinabre.», Politica Hermetica, nº 13, 1999, p. 227.
[35] Christophe Boutin, Politique et tradition. Julius Evola dans le siècle 1898-1974, Paris, Kimé, 1992, p. 417.
[36] Ibid., p. 418.
[37] Christophe Boutin, Politique et tradition, op. cit., p. 418.
[38] Renato Del Ponte, «Les courants de la Tradition païenne romaine en Italie», art. cit., p. 169.
[39] La revista parece haber existido desde 1994 (n°1) hasta 1999 (n°5).
[40] Sobre la historia de esta revista, véase el artículo de Laszlo Toth, «Ignis Redivivus», Politica Hermetica, n°6, 1992, pp. 131-138.
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persinsala · 7 years
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Contemporary Tango
Accenni di panismo reinterpretati nell’epoca delle tentazioni globali: il Balletto di Roma porta in scena al teatro Vittoria le contraddizioni del tango contemporaneo. (more…)
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samdelpapa · 3 years
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Evola considerò la RSI una stato comunista leggete i suoi scritti.CHIACCHIERE E FATTI di Benito Mussolini (pubblicato su Corrispondenza Repubblicana, 28 febbraio 1945) ++++++++++ Nel recente congresso della Confederazione generale del lavoro, svoltosi a Napoli, il segretario confederale e relatore per i problemi della previdenza sociale, Oreste Lizzadri, ha fra l'altro affermato: «La macchina complessa dell'organizzazione, della previdenza e delle assicurazioni sociali creata dal fascismo e vantata come una delle più grandi conquiste del regime, si è risolta in un vero inganno per i lavoratori». Alle chiacchiere del signor Lizzadri, il fascismo può rispondere con cifre e fatti, e i suoi testimoni si contano a milioni, poiché i lavoratori italiani sanno che con i fatti il fascismo ha sempre dimostrato loro la sua comprensione e il suo appoggio alle classi operaie. I seguenti dati, la cui esattezza può essere controllata nell'Italia invasa da chiunque ne abbia voglia, recandosi a Roma presso la sede dell'Istituto nazionale fascista della previdenza sociale, in via Marco Minghetti 17, riassumono concretamente quanto il fascismo ha realizzato in questo settore per i lavoratori italiani. Nel 1922, dall'allora Cassa per le assicurazioni sociali, furono erogati, per le prestazioni ai lavoratori italiani, complessivamente trentacinque milioni di lire. Nel 1942, nei suoi più ampi compiti, l'istituto nazionale fascista della previdenza sociale ha erogato per tutto il territorio nazionale oltre nove miliardi di lire. Per i soli assegni familiari furono corrisposti ai capifamiglia addetti all'industria, al commercio, all'agricoltura, al credito e assicurazione, e ai richiamati alle armi circa sei miliardi di lire. Per la lotta contro la tubercolosi sono stati spesi fino ad oggi circa quattro miliardi di lire; e i sanatori, che prima del 25 luglio disponevano di ventiduemila posti-letto ed erano cinquantuno, a programmi di costruzione ultimati dovevano raggiungere il numero di sessanta stabilimenti, con un'attrezzatura modernissima, a tutti ben nota. La Cassa di integrazione dei guadagni ai lavoratori dell'industria, creata come mezzo per ripartire tra tutte le imprese. https://www.instagram.com/p/CT6u2FbgKLd/?utm_medium=tumblr
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La Autenticidad de los protocolos probada por la tradición judía - Julius Evola $80 MXN 4.21USD 3.80€ La reseña de los protocolos, versión 1.0: Esta magistral síntesis es más que su cariz necesariamente  introductorio, Evola, un pensador cuya densidad de pluma es de alto nivel, no escribe nada que no deba ser dicho ni nada que no deba ser reflexionado detenidamente, así pues y como es habitual en él, siempre diciendo mucho con poco, el pensamiento aquí plasmado a tenor de los protocolos da testimonio de algo más que aquello que evoca su título, pues la coyuntura en la que están insertos supera el marco de perspectiva de cualquier interpretación filosófica, política o social. En efecto, se trata, en su fondo, de un problema metafísico. ¿Qué hay de verdadero en los protocolos de los Sabios de Sión? ¿Cuál es la diferencia entre su autenticidad y su veracidad? ¿Cuál de estas dos es la más importante y por qué? ¿Existen los «sabios» y son efectivamente de «Sión»? ¿Cuál es el aspecto más problemático de los protocolos? ¿Quién es el enemigo y como contrarrestarlo? Todas las preguntas anteriores son respondidas de manera breve, pero contundente. Si lo que se busca son respuestas más extensas, los interesados tendrán referencias  a otras obras del arsenal. El ensayo es breve en la medida en que es imprescindible, y aunque pueda servir de introito para la lectura de los protocolos, consideramos que es menos preámbulo para los mismos que para La Tradición, a cuya adhesión siempre ha referido el autor. https://libreriavigenteladerrotamundial.com/product/introduccion-a-los-protocolos-de-los-sabios-de-sion/ https://www.instagram.com/p/CQfNZvEh2Wu/?utm_medium=tumblr
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In memoriam: Giovanni Cantoni (1938-2020)
Con Giovanni Cantoni scompare una delle più forti personalità del mondo cattolico italiano del secondo Novecento.
di Roberto de Mattei (22-01-2020)
Con Giovanni Cantoni scompare una delle più forti personalità del mondo cattolico italiano del secondo Novecento. Nato a Piacenza il 23 settembre 1938, da una famiglia che soffrì le conseguenze della guerra civile 1943-1945 (il padre aveva aderito alla Repubblica Sociale), Cantoni fece parte di quei giovani, vicini al Movimento Sociale Italiano, che rifiutavano il regime politico del dopoguerra, fondato sul mito della resistenza antifascista. I loro riferimenti culturali erano il filosofo idealista Giovanni Gentile (1875-1944) e il teorico neo-pagano Julius Evola (1898-1974). Distaccandosi da Evola, lo scrittore Attilio Mordini (1923-1966) aveva costituito, nella sua casa di via della Pergola a Firenze, un cenacolo di studi cattolici, che attirò alcuni di questi giovani, tra cui il conte Neri Capponi, lo storico Franco Cardini e lo stesso Cantoni che poi aderì ai Centri per l’Ordine Civile, nati nel 1960, su iniziativa di don Gianni Baget Bozzo (1925-2009), per contrastare l’apertura a sinistra della Democrazia Cristiana.
Nello stesso 1960, in occasione del centenario dell’unità d’Italia, Cantoni raccolse, insieme al conte e studioso piacentino Carlo Emanuele Manfredi. alcuni scritti anti-risorgimentali del padre gesuita Luigi Taparelli d’Azeglio (1793-1862), dal titolo La libertà tirannia. Saggi sul liberalismo risorgimentale. Dal 1962 al 1966 diresse la collana di saggistica delle Edizioni dell’Albero, fondate a Torino da Alfredo Cattabiani (1937-2003). Presso queste edizioni pubblicò nel 1964 la magistrale opera di Plinio Corrêa de Oliveira, Rivoluzione e Contro-Rivoluzione. La pubblicazione e diffusione di quest’opera resta forse il maggior merito di Giovanni Cantoni. Una seconda edizione vide la luce nel 1972 e una terza nel 1977, in entrambi i casi presso l’editrice Cristianità di Piacenza; nel 1998 ne fu fatta una quarta a cura dell’associazione Luci sull’Est, e una quinta nel 2009 presso Sugarco, in occasione del cinquantesimo anniversario della prima apparizione dell’opera, in Brasile.
Cantoni si era intanto legato ad suo coetaneo piacentino, Agostino Sanfratello che, dopo avere abbandonato il neomarxismo dei “Quaderni piacentini”, di cui era collaboratore, aveva abbracciato in pieno la fede cattolica, ed era divenuto il carismatico leader dell’opposizione studentesca alla Rivoluzione del Sessantotto, scoppiata all’Università Cattolica di Milano. Insieme, alla fine degli anni Sessanta, Cantoni e Sanfratello fondarono Alleanza Cattolica, da cui poi Sanfratello si distaccò.
Cantoni non aveva completato i suoi studi universitari, ma era uomo di vasta cultura, e amava considerarsi soprattutto un “filologo”. La sua cura dei testi e delle note era scrupolosa fino all’eccesso. Basti pensare che l’edizione princeps di Rivoluzione e Contro-Rivoluzione, da lui annunciata per il 1999, vide la luce solo 10 anni dopo, a causa della minuziosa revisione a cui volle sottoporre l’opera. Questa cura dei dettagli appariva ad alcuni maniacale, ma contribuì ad una più rigorosa formazione culturale dei giovani di destra del tempo, inclini alla superficialità e all’approssimazione. Cantoni detestava la leggerezza e il velleitarismo di quegli ambienti e volle presentarsi, più che come un intellettuale, come un “teorico dell’azione” severo e intransigente. Aveva letto Gramsci e Lenin e, parafrasando il titolo di un’opera del rivoluzionario russo (L’estremismo malattia infantile del comunismo), amava ripetere che “il moderatismo è la malattia infantile dell’anticomunismo”.
Questo intransigentismo lo portò a riscoprire e a farsi diffusore del pensiero contro-rivoluzionario italiano ed europeo. Nel 1971, in un incontro di giovani monarchici a Monteombraro, presso Modena, rispondeva con queste parole al quesito «Chi fuor li maggior tui» (Dante, Inferno, canto X): «il pensiero controrivoluzionario dell’Ottocento e la sua continuazione nel nostro secolo ad opera dei viventi Plinio Corrêa de Oliveira, Francisco Elías de Tejada, Rafael Gambra Ciudad, Marcel De Corte, Léon de Poncins e Gustave Thibon». Citando colui che poi considerò suo maestro, Plinio Corrêa de Oliveira, Cantoni definiva contro-rivoluzionario colui che «ama la Contro-Rivoluzione e l’Ordine cristiano, odia la Rivoluzione e l’anti-Ordine» e «fa di questo amore e di questo odio l’asse attorno al quale gravitano tutti i suoi ideali, le sue preferenze e le sue attività».
Il contro-rivoluzionario – spiegava Cantoni – «sa che la maggioranza non ha sempre ragione, così come non hanno sempre ragione né lo Stato, né il capo carismatico, né la nazione, né la razza né tanto meno il proletariato, e quindi sa anche che neppure il Re ha sempre ragione. Gli pare evidente la follia di un mondo “illuminato”, pieno di oracoli “infallibili”, mentre l’infallibilità autentica, l’autentica vox Dei è circondata da tante legittime cautele. Perciò, come da buon cattolico, secondo le leggi della Chiesa, presta il suo assenso a quanto in certe forme e a certe condizioni è proclamato da Pietro, così da buon monarchico grida alto il suo Viva il Re, nonostante tutto! e continua nella sua lotta, per l’ordine naturale e cristiano, certo che esso, rispettoso com’è di ogni legittimo diritto, ordinariamente conclude alla monarchia».
Ero tra i giovani che, a Montembraro, aderirono in quegli anni ad Alleanza Cattolica. Fui, dal 1973 al 1981 direttore responsabile della rivista Cristianità, di cui Cantoni era direttore effettivo. Conobbi in quegli anni Marco Tangheroni, Mauro Ronco, Alfredo Mantovano, Massimo Introvigne, Rino Cammilleri, Ettore Gotti Tedeschi, Attilio Tamburrini e molti altri che furono militanti di Alleanza Cattolica, o ad essa furono vicini, ma che comunque ne subirono una benefica influenza. Decisivo fu l’incontro di Alleanza Cattolica con gli Esercizi Spirituali di sant’Ignazio, predicati, secondo il metodo del padre Francisco Vallet (1884-1947), dal padre Ludovic-Marie Barrielle (1897-1983), In seguito a questi Esercizi entrarono nel seminario di Ecône un gruppo di giovani dell’associazione, guidati da don Piero Cantoni, fratello di Giovanni. La loro uscita, qualche anno dopo, fu causa di profondo dolore per padre Barrielle, morto in odore di santità e considerato il cofondatore del seminario accanto a mons. Lefebvre.
Nel 1978 fu eletto Giovanni Paolo II e Cantoni, che nutriva grande fiducia nel nuovo Papa polacco, ritenne che Alleanza Cattolica avrebbe dovuto modificare la sua strategia, passando dalla “opposizione” a quello che definiva “l’entrismo”, cioè la collaborazione con le autorità e i movimenti ecclesiastici. Quali furono le ragioni di questa inversione di strategia? Cantoni citava spesso la sentenza del conte de Maistre secondo cui la «Contro-Rivoluzione non è una Rivoluzione di segno contrario, ma il contrario della Rivoluzione». Lui che conosceva così bene, oltre al pensiero contro-rivoluzionario, la filosofia di Gramsci e di Lenin, forse dimenticò che alla filosofia della prassi non bisogna opporre una prassi di segno contrario, ma il contrario della filosofia della prassi, ovvero il primato della Grazia divina nella vita degli uomini e dei popoli. C’è infatti un pericolo opposto a quello del soprannaturalismo, ed è il naturalismo che, sul piano spirituale, consiste nel voler tutto prevedere e programmare, senza considerare l’azione imprevedibile della Grazia, a cui bisogna docilmente abbandonarsi. Espressione di questa nuova strategia “prassista” fu, nel 1981, l’appoggio di Alleanza Cattolica, al referendum “minimale” sull’aborto promosso dal Movimento per la Vita. Ciò poneva spinosi problemi di carattere giuridico e morale e, in coscienza, mi sentii obbligato a dissociarmi da quella scelta. Fui costretto così a lasciare Alleanza Cattolica alla quale avevo dedicato, senza riserve, nove anni della mia vita. La storia dell’associazione che segue a quegli anni non mi appartiene ed altri la scriverà. 
Per me questa è solo l’ora della preghiera per l’anima di Giovanni Cantoni, un italiano serio, verso cui ho un debito di riconoscenza.
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giancarlonicoli · 5 years
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24 GIU 2019 00:15''SESSO PRIMA DELLA PARTITA? NON SONO MAI STATO IN GRADO DI ORGANIZZARE IL MIO, FIGURIAMOCI QUELLO DEGLI ALTRI''. GRANDE INTERVISTA A GIOVANNI GALEONE, ALLENATORE-MITO. ''NON ESAGERIAMO. ME NE ANDAI DI CASA A 16 ANNI MA PERCHÉ AVEVO IL CULO PARATO'' - RIVELA CHE IL FIGLIOCCIO MAX ALLEGRI ''PER LA JUVE CI È RIMASTO MALE, SI È SENTITO TRADITO, DISPIACIUTO IN PARTICOLARE PER ANDREA AGNELLI'' - IL DOPING, LE DONNE, L'OMOSESSUALITÀ NEL CALCIO, JARDEL DROGATO 'MA CON UNA BELLA MOGLIE', LE CATTIVERIE SU SACCHI, LE SUE LETTURE. ''PRÉVERT? UNA LEGGENDA. È NOIOSO, IL MIO CALCIO ALLEGRO''
Alessandro Ferrucci per ''il Fatto Quotidiano''
Sul pianale posteriore della macchina la guida del 2018 dedicata a Relais e Chateaux prende il sole. È vissuta, sfogliata, non è lì per caso.
Mister, lei se la gode. "Accanto c' è pure la pubblicità delle sigarette, anche se non posso più fumare".
Giovanni Galeone è un uomo in grado di mantenere un equilibrio raro tra goliardia e cultura, autoironia e profondità; piacere e senso del dovere; una spiccata passione per le donne, e se racconta dell' ultimo concerto di Mina, quello leggendario alla Bussola di Viareggio, non parla della performance canora, "ma delle sue gambe strepitose"; e poi non è banale neanche sui libri, non finisce sul solito Soriano, "perché amo più i francesi"; un uomo che quando entra nel ristorante preferito di Pescara ("qui da Michele vengo da 33 anni"), discute brevemente su quale vino stappare, perché il padrone di casa non si avventura in troppe repliche: "Giovà, tanto ne sai più di me, sei come un sommelier".
A 78 anni non intende più allenare, e non è una questione di età, "ma solo perché oramai non c' è alcun rapporto vero con i giocatori: oggi se ne rimproveri uno o non lo schieri tra i titolari, mica ti viene a parlare, a cercare delucidazioni. No. Manda il procuratore a rompere le palle".
Non teme l' aspetto nostalgico: "Il calcio di trent' anni fa era più bello", e non si riferisce solo a schemi di gioco, o protagonisti, bensì a storie da raccontare, persone da crescere, altre con le quali poter condividere anche sigaretta e caffè alla fine del primo tempo. O sorridere e stupirsi come è accaduto raramente in Serie A, pochi casi, quasi tutti finiti nel mito, come il Genoa di Bagnoli, la Roma di Liedholm ("lui è il maestro"), il Parma di Sacchi ("sia ben chiaro: Arrigo è arrivato dopo"), o il suo Pescara, protagonista negli anni Ottanta di leggende e promozioni, calciatori scoperti e altri sottovalutati, oggi immortalato da Lucio Biancatelli nel libro Poveri ma belli: il Pescara di Galeone dalla polvere al sogno. In quel Pescara giocavano Massimiliano Allegri e Gian Piero Gasperini, e in carriera ha allenato Marco Giampaolo; in sostanza tre big della Serie A sono suoi figliocci o quantomeno allievi.
Viene trattato da mito.
È un po' esagerato.
Ne è certo?
Ci sono anche altre squadre che non hanno ottenuto i successi e l' attenzione che meritavano, eppure hanno cambiato la storia del calcio.
Tipo?
Corrado Orrico ha applicato pressing e zona anni prima di Arrigo Sacchi e il Bari di Enrico Catuzzi (1982) era uno spettacolo, ma nessuno cita questo disgraziato che è pure morto.
E lei?
Ribadisco: non sono il solo e ho la fortuna di una vita divertente e vissuta nel calcio.
Da che età?
A 16 anni sono andato via di casa, e già giocavo nella Nazionale Juniores, una squadra formidabile, con dentro Enrico Albertosi, Mario Corso e Giovanni Trapattoni.
Ma i suoi erano contenti?
Non importa, sono andato e basta; poi quando mio padre veniva a Trieste per trovarmi, e giocavo già nell' Udinese, palesava sempre lo stesso cruccio: comprarmi una casa, o darmi dei soldi.
Rifiutava?
Non ne avevo bisogno e non mi sembrava giusto.
Guadagnava.
Anche mio padre stava bene: era ingegnere, dirigente all' Ilva e vivevamo a Napoli; progettava gli altiforni.
Sperava nel figlio ingegnere.
Mai nella vita, per fortuna aveva un altro maschio; comunque viaggiava molto, costruiva impianti: è in mezzo al disastro di Taranto, l' altiforno lo ha creato lui, il primo in Europa a colata continua.
Insomma, viene da una famiglia molto borghese.
Mio padre liberale, credeva in Giovanni Malagodi (segretario dal 1954 al 1972); mamma era nostalgicamente monarchica, cresciuta nei salotti partenopei, e a casa, quando avevo dieci o undici anni, si leggeva Il Borghese, o i libri di Julius Evola o Giovannino Guareschi.
Le interessavano?
La mia vita andava verso altri lidi, e nessuno mi ha inibito.
Cioè?
Preferivo stare in strada con chi aveva meno di me, e se potevo davo una mano.
Se n' è andato a 16 anni
Sì, e quando le persone mi dicevano e dicono "come sei stato bravo", da sempre sento un po' di fastidio.
Perché?
Avevo il culo parato con il paracadute dei miei; quindi non ci vuole coraggio, sarei potuto tornare a casa sempre e accolto con amore.
Quindi, a Trieste.
Non vivevo in un quartiere centrale, ma a Servola, dove spesso arrivavano i profughi slavi, in particolare dall' Istria, e le scritte erano ancora bilingue.
Come si trovava?
Una meraviglia, grandi giocatori, bravi in ogni sport, gente con cultura e tradizione, allora motivate dalla fame patita; mentre quelli di città non li cagavamo.
La politica l' interessava?
Più il sociale, mi ha sempre affascinato la realtà delle persone, le loro storie; quando vivevo a Trieste, arrivavano camion pieni di carbon coke da scaricare all' Ilva, e subito si ammassavano le donne per caricarne sacchi, e accendere il fuoco.
Ciò la colpiva.
Sì, perché a casa avevo la luce elettrica e la possibilità di spendere; se non sei un cretino devi avvertire l' evidente disuguaglianza.
Si sentiva in colpa?
No, venivo da una famiglia splendida, papà mi ha rifilato solo uno schiaffo.
Per?
Forse un brutto voto a scuola, ma non ricordo bene; ma dopo il ceffone mi sono chiuso in bagno e ho spaccato lo specchio con un pugno: ero furioso con me stesso.
Quando ha scoperto i libri?
Da ragazzo leggevo molto, ne sentivo il bisogno, amavo i gialli e i francesi.
Dicono che portava Prévert in panchina
Leggenda sbagliata lanciata da non so chi: Prévert è noioso, il mio calcio allegro.
Ha mai manifestato?
Un paio di volte, e ho preso delle randellate.
Per cosa?
Contro un comizio di Giorgio Almirante a Udine; per sfuggire mi sono rifugiato in un portone; in un' altra situazione mi hanno caricato su una camionetta della polizia.
Il suo rapporto con i calciatori.
Gli lasciavo tutta la libertà.
Potevano uscire la sera?
Non erano affari miei.
Se andavano a donne?
Non me ne fotteva niente. E lo dicevo pure a Luciano Gaucci: "Guarda, non sono un guardiano di mucche".
Sesso prima della partita.
Non sono mai stato in grado di organizzare il mio, figuriamoci quello degli altri.
Donne cacciate dal ritiro?
Mai, anche perché non ci andavo. Mangiavo fuori.
Un divieto?
Mi infastidivano i telefonini, era il periodo delle scommesse, temevo ci cascassero.
L' allenatore è un guru.
Forse qualcuno, io no; non credo neanche Allegri, e poi oggi i giocatori fanno quello che vogliono, hanno un potere contrattuale esagerato, non rispettano più i ruoli, e magari come con Icardi pretendono di parlare con il presidente.
"Giampaolo è un secchione", ha dichiarato.
È un ragazzo molto attento, e a voler essere critici, non è un talento puro per il ruolo di allenatore, però è uno che si informa, studia, cresce e legge abbastanza bene le partite.
Allegri?
Max è uno raro.
Ha un debole per lui
(Ride) Non è così: con Gasperini mi sono scontrato più di una volta, eppure lo considero un genio, e quando mi dicono "Gasperini ha imparato da lei", rispondo che sono io ad aver appreso da lui.
Addirittura.
Non sbagliava un movimento, giocava sempre a culo in avanti; poi s' incazza, carattere terribile, ma bravissimo.
Allenatore già in campo.
È fondamentale, solo chi gioca può capire veramente la partita, e anche in questo Allegri era il numero uno.
Collovati sostiene che il calcio è solo per uomini.
Stupidaggine, ed è una tesi di Bettega, solo che a lui nessuno ha mai osato replicare.
Non sia mai.
Era Juventus-Milan, palla al centro, pronti via, riceve Rivera, arriva Tardelli e gli rifila un' entrata terribile; a fine match domandano a Bettega un giudizio, e lui: "Il calcio non è da signorine". Oggi sarebbe stato massacrato.
Il Mondiale femminile lo guarda?
No perché non lo conosco, non riuscirei a valutarlo.
Le dichiarazioni dei calciatori sono spesso banali
Da vent' anni è così, da Sacchi in poi.
Stuzzica sempre Sacchi.
Non è vero, nel 1988 sono stato l' unico allenatore invitato alla sua festa scudetto.
Vi conoscete da una vita.
Insieme già al corso di allenatori; ogni tanto mi lancia qualche pugnalata, io rispondo (prende il cellulare e divertito mostra le loro discussioni).
Che vi scrivete?
Nell' ultimo esordisce con "Caro Giovanni, ti ho sempre stimato e sempre considerato un amico". Ho risposto: "Arrigo l' ho sempre saputo e nel peggiore dei casi sperato".
Si diverte.
Lui si incazza, però sono stato con Arrigo nelle due finali di Coppa Campioni vinte nel 1989 e 1990 e pure sugli spalti agli Europei del 1988; anzi nel 1990 dopo la partita e post cena, siamo rimasti fino alle 6 del mattino con Berlusconi a parlare di moduli: "Arrigo, lei mi consente".
Ne capiva?
Ogni tanto le sue formazioni erano di 12 elementi.
Insomma, agli Europei?
Andiamo da Valentini (storico dirigente Figc) e gli chiediamo due biglietti per assistere a Olanda-Inghilterra. Li trova. "Tranquilli, posti ottimi".
Macché! Entriamo allo stadio e finiamo in mezzo agli hooligan inglesi, Arrigo preoccupato: "E ora?". Lo guardo e lo rassicuro: "Stai tranquillo, togli la maglietta e fingi".
A torso nudo?
Tutto il tempo, e mi rompeva su un giocatore. Fissato.
Chi?
Impazziva per l' attaccante inglese Gary Lineker, lo voleva, e io: "Hai Van Basten, cosa te ne fai di questo?".
Un suo ex attaccante, Mario Jardel, ha dichiarato la sua vecchia tossicodipendenza.
Povero. Però aveva una bella moglie.
Oltre la moglie?
Con lui in campo, spesso era come giocare in dieci.
È capitato spesso di calciatori con problemi?
Ogni tanto, uno pure bravo: arrivava la mattina al campo completamente fiacco, annebbiato. Sicuro si faceva.
Cosa non tollera?
L' ipocrisia e la menzogna.
Sarri è stato disonesto nell' accettare la Juventus?
Fa un po' di casino, non è preparato per certe situazioni; quando l' anno scorso leggevo alcune dichiarazioni, riflettevo se fossero opportune.
Come?
Anche questa voglia di apparire di sinistra, troppo; Giampaolo non ne parla mai, eppure era bertinottiano, uno di Rifondazione, infatti ora Berlusconi gli vuole parlare (e scoppia a ridere).
Cosa si diranno?
Marco non resta zitto, non è uno che si fa scivolare le cose addosso come Max
Pure Allegri ha carattere.
E della Juve ci è rimasto male, si è sentito tradito, dispiaciuto in particolare per Andrea Agnelli. Non ha superato l' addio; e sono anni che gli consiglio di andare via. Comunque con Ambra è contento.
Bene.
Sa stare con uno come lui, quando viene circondato dai fan non si scoccia, resta in disparte e osserva col sorriso.
La Juve non la sopporta.
Dal 1958.
Un sentimento recente
Giocavo a Coverciano contro la Nazionale A, noi ragazzi rispettosi dei grandi, emozionati evitavamo ogni contatto, eppure Giampiero Boniperti alzava continuamente il braccio e chiamava "fallo".
Ahi.
Prepotenza da padroni.
Lei alla Juventus?
Non mi avrebbero mai chiamato, mentre mi sarebbe piaciuto andare alla Roma di Dino Viola o al Napoli di Maradona, invece ho perso sia l' una che l' altra; il Napoli per colpa di Moggi e Ferlaino.
Ha avuto presidenti particolari, come Gaucci.
Mai visto uno così generoso, impressionante, elargiva soldi a tutti, in particolare ai giocatori. E non mi ha mai chiesto una formazione.
Lei e le donne.
Sono solo favole.
Sicuro?
Come per Max, solo favole.
Anzi, lui non sa neanche cosa sono le discoteche, ed è un' impresa dargli il secondo bicchiere di vino.
Cosa sognava da ragazzo.
Ancora oggi sogno di giocare a calcio; mai da allenatore.
Il suo mito?
Luisito Suarez.
Un amico?
Gianni Mura. Usciamo e beviamo le nostre bottiglie di vino, poi scattano le gare mnemoniche, anche con altri; uno fortissimo era Giorgio Faletti, sapeva tutto. Ah, secondo Gianni non capisco nulla di portieri e Amarone.
Ha ragione?
Sì. Mi piaceva solo Angelo Peruzzi. La prima volta che l' ho visto in allenamento era un ragazzino, con quattro o cinque "senatori" della Roma che gli tiravano delle bordate (pallonate). Lui niente. Li sfidava. Gli andava sotto e con modi spavaldi li invitava a continuare.
Tra Messi e Ronaldo?
Messi tutta la vita.
In Italia?
Ho amato Totti, ma chi mi ha impressionato è Cassano: eccezionale, in allenamento spiazzava tutti, uno spreco, e poi è ruffiano, quando incontra qualcuno sono baci e abbracci.
Tabù: i gay nel calcio.
Ci sono, oggi più di ieri.
Altro tabù: il doping.
Quando giocavo ci rifilavano di tutto, ed era normale.
Un rimpianto?
Io? (Sorride con occhi e labbra, e i suoi occhi e le sua labbra hanno l' età dei sogni, quando giocava a pallone). Mi sono divertito
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pangeanews · 4 years
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“Nel mondo di luce, che si può sperimentare con l’iniziazione profonda, un giorno dura un anno e la morte non c’è”: dialogo con Marco Giaconi su Pio Filippani Ronconi e il buddhismo esoterico
Caro Professor Giaconi, rieccoci a parlare di caviale iraniano. Come si passa a un tavolo iraniano dal discutere di caviale a capire la politica di prima mano? 
Con estrema facilità. Mentre si trasvola da uno Shami, polpette di carne e farina di ceci, ai Nun Berenji, biscotti di riso, si lancia lì una osservazione su un fenomeno secondario, come può essere la coda a un cinema, e da lì l’interlocutore, che capisce che vuoi iniziare a parlare di cose serie, entrerà da solo in medias res. Il resto viene sempre da solo, ma è importante che l’ospite conosca bene le regole del galateo locale, essenziali, e soprattutto un pochino, ma se è di più è meglio, della tradizione sapienziale e esoterica sciita. Mai entrare da soli nell’argomento “serio”, è un atto cafonissimo, per loro. Ma, soprattutto, citare i poeti. Hafiz in particolare. Avranno grande piacere, gli astanti iranici, a sentire che sai che la tradizione del Graal cristiano viene “dal calice-che-vede-il mondo” Giam, di proprietà dell’omonimo re iranico. Per chi, come me, sapeva anche citare Bausani, l’iranologo principe dell’accademia italiana, c’erano applausi silenziosi, anche se Bausani era un Baha’i. La loro rivoluzione, nel 1979, ha subito scorticato vivo, senza por tempo in mezzo, il governatore della banca centrale iraniana, che era appunto un Baha’i.
Chi erano gli uomini giusti per farlo?
Un grande generale dei Carabinieri, di cui non farò il nome, qualche studioso serio, ma in collegamento con le Strutture, alcuni grandi imprenditori, spesso anche coltissimi di cose sapienziali, ma di solito anche i boiardi di Stato, come li definì molti anni fa lo stupidino “Espresso”, qualche grande diplomatico che, in un caso, in Iran ci ha anche trovato una bellissima moglie. Tutta gente che, con il regime degli Ayatollah, parlava direttamente, senza filtri (quasi tutti parlavano bene farsi) e si facevano rispettare moltissimo. Come ai tempi in cui, a Beirut (allora il Centro mediorientale del SISMI era lì) il colonnello dell’Arma Stefano Giovannone poteva entrare, senza particolari controlli, nella stanza privatissima di Yasser Arafat, a Ramallah. C’è stato anche chi, tramite Pyongyang, ha fatto liberare alcuni giornalisti francesi. Poi, alcuni ragazzi che sapevano bene la condizione locale, e che facevano da portaordini.Sono pochi quelli che sono davvero rispettati e, talvolta, perfino amati dall’avversario. È solo un problema di carisma soggettivo e, soprattutto, di brevitas. Molti, tra questi esperti di Iran amici dell’Iran, e rispettati come tali, erano stati allievi, all’Orientale di Napoli, di Pio Filippani Ronconi che, ricordiamo, fu ospite d’onore dello ShainSha Pahlavi durante la festa dei 2500 anni dell’impero persiano, nel 1971. I Pahlavi amavano molto Filippani Ronconi.
Lo immaginavo che saremmo arrivati a lui, a Pio Filippani Ronconi. Ce lo sintetizza con una frase lancinante?
Un uomo che aveva avuto l’illuminazione dell’Azione e talvolta le confondeva, l’Illuminazione e l’Azione. Ma che è stato un Maestro impareggiabile di ascesi e di sapienza. Pure se “dritto tra le rovine”, per dirla con Evola.
Lei ha assistito ai suoi funerali a Roma nel 2010? L’ha mai incontrato di persona?
No, non ho assistito ai suoi funerali in rito ortodosso, a Roma, lo conoscevo pochissimo, ci ho parlato, e solo di ascesi, due sole volte. Avevo però amici all’Orientale di Napoli che lo seguivano e lo veneravano, ma non l’ho mai frequentato stabilmente. Non vado mai ai funerali degli amici, comunque. Anche se non potevo comunque considerare Filippani Ronconi un amico personale.
In vita cosa fece degno di essere ricordato? In guerra e in pace…
Un grande maestro per la meditazione, le sue tecniche, i suoi fini, poi c’era la percezione, comune a tutti quelli che lo avvicinavano, del suo carattere straordinario, modellato in infinite prove, più sottili di quelle, ben note, politiche, inoltre gli studi, alcuni ancora da leggere, per esempio, il suo Regalità Iranica e Gnosi Ismailita, ancora essenziale per capire il nesso tra “nascosto” e “visibile” nell’iniziazione sciita, poi ancora quello su Zarathustra e il Mazdeismo, mentre è ancora rivelatore il suo testo sul Buddhismo, oltre al successivo Le vie del Buddhismo, ancora essenziale per la meditazione che diviene naturalmente azione. Ho poca stima per tutta la tradizione di Scaligero e del suo gruppo, troppo steineriana, che Filippani Ronconi frequentò, ma non bisogna nemmeno dimenticare la presenza di Filippani Ronconi nelle SS italiane. In gran parte fu una tragedia personale, anche se non bisogna nascondersi l’errore del Nostro nel confondere un regime da sempre piccolo-borghese, cialtrone e criminale, con l’Imperium che avrebbe raddrizzato l’Europa. Errori tipici dei mistici, questi. Ma anche errori indotti dalla situazione: chi si meravigliava, giustamente, della fuga di un Re, che aveva lasciato senza ordini le Forze Armate e la stessa società italiana, con il grido truffaldino di un truffatore, Badoglio, “la guerra continua”, con ben due Armistizi con gli Alleati che non avevano prodotto, come sarebbe stato ovvio, nemmeno un cessate il fuoco, ecco, chi è andato verso la Repubblica Sociale e le SS italiane ha, almeno, l’attenuante di conoscere, diversamente dai savoiardi, cos’è l’onore. Che è tutto.
Quanto alle letture di prima mano di suoi libri o articoli, cosa gliene rimane oggi?
Molto a me, ma moltissimo a tutti se li si leggesse ancora. Mi viene soprattutto in mente “Anima Spada, Anima Libro”. Una storia perfetta del rapporto tra iniziazione “guerriera” e apertura alla Verità spirituale, che si raggiunge, proprio come se fosse una guerra, dopo che si sono superate prove non certo più facili di quelle stesse guerriere. Oggi la gente vuole solo l’“olio lenitivo” che Nietzsche vedeva colare sui “cinesini”, gli uomini futuri, tutti omogenizzati verso il basso, nella democrazia dell’imitazione, talvolta obbligatoria, dell’umanoide. Una sua lezione, alla quale assistetti, casualmente, all’Orientale, parlava di Zarathustra, che il povero Nietzsche aveva infatti letto poco e male. Ronconi ci parlò del fatto che l’uomo realizzato, colui che si rende consapevole del fatto che la situazione esteriore è simbolo di quella interna (non dico interiore, qui la cosa è più ampia) inizia, che lo voglia o no, ma lo vuole sempre, dopo che se ne accorge, il suo viaggio verso la terra dei primordi, lo spazio che è solo luce. Che cos’è Allah, anche nell’“esteriorità” letterale del Corano? “Luce su Luce”. Nel mondo di luce, che si può sperimentare con l’iniziazione profonda, legata alla Tradizione, un giorno dura un anno e la morte non v’è. Ed è qui che si sperimenta la dualità del mondo, dell’essere dell’anima. Sul buddhismo, Filippani Ronconi aveva spiegato, a un ben altro livello che quello sul buddhismo usa-e-getta della pop-culture, che esso è un lunghissimo cammino, che non si ferma nemmeno con la morte soggettiva, verso l’ascesi, termine chiave per lui, e la meditazione, una prassi (ripeto, prassi) che deve liberare l’uomo dal male, e da tutta l’inutilità che ci portiamo addosso dalla cosiddetta vita materiale, e oggi sappiamo davvero di cosa si tratti. Mi rimane molto dalle letture, vecchie e nuove, dei testi di Filippani Ronconi. Ma anche dai pochissimi incontri che ebbi con lui. Un Maestro si vede subito. Un banale professore, si vede dopo, solo quando ti ha tradito.
In estrema sintesi, in quale ambito operativo Filippani Ronconi diede i suoi migliori servigi? Immagino in ambito estero se è vero che in politica interna si rischiava di rimanere impastoiati…
Fu un ottimo canale con l’Iran, che ben conosceva e con cui aveva rapporti strettissimi, sia nel popolo che nelle classi dirigenti. Dopo la rivoluzione degli ayatollah, continuò ad essere rispettato in loco e, da uomo dei servizi, sia italiani che atlantici, ebbe ruoli di rilievo nelle trattative con tutto il mondo iranico e, talvolta, con quello indiano. Era rispettato e riconosciuto da tutti, poteva aprire tutte le porte. Tendo qui a trascurare la sua partecipazione al famoso convegno dell’Istituti Pollio all’Hotel Parco dei Principi, dove peraltro allora si mangiava malissimo, sulla “guerra non-ortodossa”. Il suo intervento è geniale, ma totalmente impratico. I suoi rapporti, stabili, con il Servizio furono da esperto, selezionatore, tramite volontario e prestigioso con mondi lontani.
Quanto alle sue conoscenze di buddismo, cerchiamo di fare chiarezza. È vero che la sua espressione storicamente più compiuta, anche se territorialmente circoscritta, è il buddismo tibetano e non quello indiano?
Per Filippani Ronconi era probabilmente il buddhismo tibetano, anche se non amava l’organizzazione esplicita e evidente di una dottrina iniziatica, che deve rimanere, appunto, materia per iniziati. La Potenza vive solo di nascosto, come recitava un portachiavi, trovato chissà dove, che stava sempre sulla sua scrivania di casa. Però, tutta la Sapienza di Filippani Ronconi era volta soprattutto all’Iranismo iniziale, tra il Mazdeismo e le tradizioni di Zarathustra, che poi si trasferiscono, era questo uno dei suoi ultimi interessi, nello sciismo.
Se vedo bene, Filippani Ronconi era in dissidio con Evola per quel che riguarda il tantra.
Il Tantra, quello della Grande Liberazione, spiega le tecniche meditative tali da superare sia la natura che il famoso Kali-Juga, l’“età oscura”. Con il sadhana, la disciplina spirituale, si compiono opere di conquista del mondo, e ciò ci fa ottenere i siddhi, i vari poteri magici che attengono all’uomo che ha superato la semplice condizione umana. L’uomo del Kali-Juga è in stretto contatto con il suo corpo visibile, che gli sembra esterno, come si può ben vedere in questa età oscura, l’attuale. Nei Tantra c’è, per Filippani Ronconi, un rovesciamento di tutte le pratiche repressive proprie della meditazione, per favorire la Liberazione, ma per Evola il Tantra era solo una parte dello Yoga, quello “della potenza”, e quindi si interessava poco degli aspetti autentici e autonomi del Tantra. Che dipende secondo Evola, ma non è vero, dalla meditazione buddhistica e Yogi.
E sul Nagarjuna? Che idee si era fatto riguardo l’apoteosi del nichilismo buddhista, quello che capisce che l’unione dei contrari non è l’uno e l’altro, ma né l’uno né l’altro? 
Per Nagarjuna, che accetta tutti i criteri del buddhismo del Grande Veicolo, vale il criterio, fondamentale, dell’“impermanenza” di tutte le cose, con un argomento para-logico che ci ricorda alcune teorie di Severino: se affermiamo che esiste A, implicitamente affermiamo anche non-A, ma per Nagarjuna si va anche oltre: i fenomeni, tutti i fenomeni, sono del tutto “vuoti”, privi di una qualsiasi loro identità, nessuno di essi ha una natura indipendente dagli altri, esiste dunque solo il “vuoto”. Ma se il mondo esterno è sensibilmente reale, allora non si può non procedere, per Nagarjuna, con una sorta di dialettica negativa in cui il mondo è insieme reale e irreale, e quindi si utilizza un tetralemma per cui si tende a distruggere la realtà di ogni concetto, di ogni costruzione mentale. Per poi ricostruirla in un altro ambito. Anche la ricostruzione mentale di tipo buddhista. La Liberazione propugnata dal Buddha è proprio la scoperta dell’impermanenza. Ma, per Evola, questa instabilità del mondo è il punto di arrivo della Rivelazione che solo la Potenza dell’Uomo Differenziato può arrivare a possedere; per Filippani Ronconi è invece la Rivelazione, del Vuoto, anche dell’Uomo come tale.
Insomma il nichilismo di Nagarjuna è una discesa vertiginosa nella distruzione dell’Io. Come si concilia questa pratica, dove la via supremamente scelta è la compassione, con una vita attiva di violenza (al limite)? Come la mettiamo insomma col fatto che tutto il Tibet è protetto da Avalokiteśvara, dalla forma del Buddha più compassionevole di tutte?
Avaloikistesvara (il signore che guarda in giù) è un bodhisattva che opera ai limiti dell’India, verso l’Himalaya, ma che è stato avvicinato, da alcuni studiosi, alla tradizione iranica, è la figura della Misericordia, ma è una figura dalla “mille braccia e undici volti”, la sua decima testa è demoniaca, solo per spaventare i demoni, ma egli può anche apparire solo come un demone. Il buono e il cattivo, nel senso terrestre del termine, non hanno alcun rilievo nel buddhismo Mahajana. Nel Tantrismo, l’unità nella dualità di Avaloikitesvara è l’unione di una figura maschile e di una femminile, il che certifica l’autonomia totale del “signore che guarda in giù” dalla massa degli umani non-illuminati. Per capire il tema lamaista tibetano, è sempre bene ricordare il passaggio di Milarepa dalla magia nera a quella bianca, perché la potenza è una sola, ma il suo modo di uso, per l’illuminato, è uno solo, ed egli deve saper usare quindi anche la “via mala” per liberare gli “esseri di quaggiù” anche prima di arrivare alla sua personale liberazione.
Come mi avrebbe risposto Filippani Ronconi se gli avessi detto che si arriva alla compassione togliendo completamente l’io e la sua vanagloria?
Forse Le avrebbe dato ragione. L’Io, per Filippani Ronconi, era solo un impedimento o, per meglio dire, un errore di prospettiva. Tutto ciò che può venire di buono dall’uomo, anche se è già illuminato, viene da qualcosa che è ben più reale dell’Io, e ben più profondo, ma non nel senso dell’inconscio freudiano, quell’Io che è solo lo specchio dell’impermanenza.
Se togliamo l’io e ci rimane ‘solo’ l’insieme di relazioni tra cose che non ci sono (quindi le relazioni e basta) non finiamo nella stasi? Cioè, una volta entrati in quest’unica e universale corrente compassionevole e interdipendente, come si permane attivamente dentro l’illuminazione?
Le relazioni sono però ancora quelle tra l’Io, che non c’è già più, e le non-cose del cosiddetto mondo esterno. Per rimanere nell’illuminazione, bisogna mantenerla, ovvero compiere delle pratiche meditative, e non solo, anche fisiche, respiratorie, di movimento dei muscoli, etc. per permettere a questo flusso di immagini (non pensieri) che sembra arrivare dall’esterno, liberamente e senza vincoli. La compassione deriva dal fatto che proprio l’Illuminato è dentro questo flusso da solo, e che comunque non può liberare sé stesso dai residui corporei, psichici, para-razionali senza liberare, contemporaneamente, gli altri dagli stessi vincoli. Tat-Twam-Asi, “così sei tu”…
In tempi di guerre batteriologiche cinesi – domanda secca. Come la vedeva Filippani Ronconi in tema Zen? Che poi è il modo usato dai Giapponesi per chiamare il Buddhismo cinese (Chan), arrivato dall’India e non dal Tibet…
Per quel che mi ricordo dalle letture dei suoi libri, Filippani Ronconi vedeva molto bene lo Zen, anche se rideva, lo si capiva tra le righe, del modo in cui era stato utilizzato dalle controculture giovanili pop e rock, due tra le più evidentemente contro-iniziatiche pratiche dell’occidente. Non si entra nel flusso meditativo “giusto” per liberare i propri istinti sessuali dalla “repressione”, roba che farebbe ridere fino alla morte un Illuminato orientale.
Parliamo infine di Karma: è difficile per un occidentale, ossessionato dalla ipersostanzialità del sé e dal proprio narcisismo senza compassione per altri che non sia lo specchio dello smartphone, capire che cosa sia il karma e, conseguentemente, la necessità di liberarsene: lo si è capito così male che si pensa che esso sia noi stessi che ora siamo noi.1, noi.2, noi. 3 fino a un infinito di segno positivo: terribile, soprattutto per l’universo. Giusto?
Il Karma è una relazione di causa-effetto, automatica e involontaria, che si instaura per ogni azione che venga compiuta in natura o che venga eseguita da noi o da altri. Dal Karma si passa al samsara, la ruota del ciclo della vita e della sua rinascita, che non si vede mai intera nella realtà dei singoli fenomeni, ma è il primo scalino, nel suo riconoscimento, della Illuminazione. Il tema del karma, come lo si dice nella tradizione buddhista indiana, è che “se vuoi capire le cause del passato, guarda i risultati che si manifestano nel presente, e se vuoi capire quali risultati si manifesteranno nel futuro, guarda le cause poste nel presente”. È ovvio che qui l’Io stabile, immobile, Sovrano, Unico, degli occidentali non ha alcun rilievo. La macchina del karma riguarda, evidentemente, anche l’Io-palo (lo chiamava così Carlo Emilio Gadda) dell’occidente di Narciso
In realtà il karma è la catena delle premeditazioni, azioni, effetti e conseguenze che hanno una forma ad albero dove vi è un tronco e innumerevoli ramificazioni. Questo tronco per i buddhisti tibetani è formato come da una catena di dodici anelli ed è giocoforza che le sue ramificazioni oltrepassino la durata fisica di una singola vita e si trasmettano ad altre. Per usare un’immagine: dal tronco principale, quello che ci riguarda immediatamente, una somma di eventi si riflette in via percentuale su una somma di eventi posteriori. Tanto più diretta è la linea genetica che collega quel gruppo di azioni con il gruppo di azioni successivo, tanto più semplicemente da un grumo si passa all’altro. Dico bene?
Si, dice bene. Forse, non sempre “in via percentuale”, come dice Lei, perché questo non lo possiamo sapere, nel momento in cui accade. Ciò che trapassa da una vita ad un’altra è, comunque, la possibilità della sua uscita dal ciclo delle nascite e delle morti, anche temporanea, quindi dal Karma, e quindi ancora la sua possibile illuminazione.
Faccio un esempio concreto: anche il grumo che siamo ora sta fondando il grumo che siamo ora, cioè pochi secondi dopo che stiamo parlando. Il karma perciò è questa interferenza tra grumi. Tenuto conto, però, che si tratta di riflessioni non alla portata di tutti, anche i buddhisti semplificano il discorso declinandolo in una sorta di teodicea molto simile a quella cristiana. Della serie: bambino, se fai il male incontrerai altro male, se fai il bene, la tua felicità aumenterà. Mandando così a spasso tutta la storia del ‘veicolo inferiore’… e con questo arriviamo al tantra: più sgamati, i buddhisti del livello tantrico (quello esoterico di Evola e Yourcenar) affermano, infatti, che tutto ciò non è così ovvio e quindi occorre pensare tre volte prima di agire. Meglio concentrarsi sulle motivazioni, renderle finemente chiare e poi tentare. Ma abbiamo subito una sorpresa: distruggiamo pure ogni impulso ma tanto come ci muoviamo un disastro viene sempre fuori. Tanto sono intricate le cose… non è così Professore?
No, non è l’interferenza tra i grumi, ma l’infinita serie, che però noi possiamo sentire e prevedere, di tutti i passaggi tra un grumo e l’altro. La teodicea buddhista non riguarda però tutti, ma solo gli Iniziati, che sperimentano, proprio come farebbe un occidentale nel suo laboratorio, la realtà dell’uscita dal karma. Ma ciò si conquista con una sintesi di volontà e sapienza (non con l’intelletto del razionalismo occidentale) e quindi il Tantra evoliano e di Marguerite Yourcenar si volge al lavoro interno per la preparazione alla distruzione dell’Io, più che alla sua realizzazione nella Liberazione.
Quando si sente dire che una farfalla sbatte le ali a San Francisco e a Tokyo viene un terremoto, i buddhisti del Sutra del diamante, quelli del livello tantrico, dicono che è proprio così, ed è soprattutto colpa vostra. Forse alla fine tutto questo non importa se agiamo in nome dell’azione. Basta tenere a mente che, quando le relazioni si ingarbugliano, gli effetti diventano cause e le direzioni si invertono, così come le logiche. E siamo punto daccapo allo Zen. Credo che Filippani Ronconi mi avrebbe bocciato. Però magari gli avrei strappato una risata in questa goffa divulgazione dei misteri orientali…
Non credo che l’avrebbe bocciata. Anzi, si sarebbe divertito di questa rielaborazione, molto soggettiva, del sistema dello Zen e del suo rapporto con il karma. Un saluto a Lei e ai lettori.
L’intervista a Marco Giaconi è a cura di Andrea Bianchi
*In copertina: Il corpo yogico in un manoscritto indiano del XIX secolo
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jgmail · 4 years
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JULIUS EVOLA Y EL TRADICIONALISMO RUSO
Por Alexander Dugin
Traduccion de Juan Gabriel Caro Rivera
 El trabajo de Evola fue descubierto en Rusia en la década de 1960 por un grupo muy pequeño de intelectuales disidentes anticomunistas, conocidos como "disidentes de derecha".
 1. El descubrimiento de Evola en Rusia
 El trabajo de Evola fue descubierto en Rusia en la década de 1960 por un grupo muy pequeño de intelectuales disidentes anticomunistas, conocidos como "disidentes de derecha". Era un pequeño círculo de personas que se habían negado deliberadamente a participar en la vida cultural soviética y habían elegido la existencia clandestina. La impugnación de la realidad soviética fue tan total entre ellos porque buscaban los principios fundamentales que podrían explicar las raíces de este juicio negativo absoluto. Es en este camino de rechazo hacia el comunismo donde se descubrieron algunas obras de autores antimodernos y tradicionalistas: especialmente los libros de René Guénon y Julius Evola. Dos personajes centrales que animaron a este grupo: el filósofo musulmán Geidar Dzhemal y el poeta inconformista Evgeni Golovin. Gracias a ellos, los "disidentes de derecha" conocieron los nombres y las ideas de estos grandes tradicionalistas de nuestro siglo. En la década de 1970 se realizaron las primeras traducciones de los textos de Evola (“La Tradición Hermética”), siempre dentro del mismo círculo y se distribuyeron en forma de samizdat (1). La calidad de las primeras traducciones fue muy mala porque fueron realizadas por entusiastas poco competentes, al margen del grupo de intelectuales tradicionalistas propiamente dicho. En 1981 apareció en el mismo ambiente la traducción de “Heidnische Imperialismus”, el único libro disponible en la Biblioteca Lenin de Moscú. Esta vez, la distribución de samizdat fue muy grande y la calidad de la traducción mejoró. Poco a poco se fue formando la verdadera corriente de los tradicionalistas que pasó del anticomunismo a la anti-modernidad, extendiendo el total rechazo de la realidad soviética al mundo moderno como tal, en línea con la visión integral tradicionalista. Cabe señalar que las ideas de los tradicionalistas en cuestión en ese momento estaban muy lejos de la otra rama de los "disidentes de derecha" que eran cristianos ortodoxos, monárquicos y nacionalistas. Por lo tanto, Evola fue más popular entre las personas interesadas en el espiritismo en el sentido amplio: yoga, teosofismo (2), psiquismo (3), etc.
 Durante la Perestroika, todas las formas de disidencia anticomunista se manifestaron abiertamente y, a partir de los "disidentes de derecha", se creó la corriente ideológica, cultural y política de la derecha: nacionalista, nostálgica, antiliberal y antioccidental. En este contexto y siguiendo el desarrollo de la glastnost y las ideas propiamente tradicionalistas, los nombres de Guénon y Evola entraron en el complejo cultural de Rusia. Los primeros textos de Evola aparecieron en la década de 1990 en la prensa llamada "patriótica" o "conservadora" de gran circulación y el tema del tradicionalismo se convirtió en objeto de virulentas y muy animadas controversias en el campo de la derecha rusa en el sentido más amplio del término. Las revistas "Elementy", "Nach Sovremennik", "Mily Anguel", "Den", etc. comenzaron a publicar partes de los escritos de Evola o artículos inspirados en sus obras donde se mencionaba repetidamente su nombre. Poco a poco el campo "conservador" se fue estructurando ideológicamente y la separación entre la derecha arcaica, nostálgica, monárquica y la otra derecha más abierta, inconformista y menos "ortodoxa" - una especie de "novye pravye" en ruso, que se puede traducir como "Nueva Derecha", pero precisando que se trata de un fenómeno muy original y muy diferente a la ND europea. Este segundo partido de "patriotas" podría describirse como "terzaforzisti", "nacional revolucionarios", etc. La línea de ruptura pasa precisamente en la aceptación o rechazo de las ideas de Evola o más bien del espíritu de Evola que no puede calificarse sólo de "conservador" o "reaccionario" sino de la Revolución Conservadora, de la "revuelta contra el mundo moderno". Recientemente, el primer libro, “Heidnische Imperialismus”, se publicó en una gran tirada en 50.000 copias. Una transmisión de televisión en el primer canal de televisión estuvo dedicada a Evola. Entonces se puede decir que el descubrimiento de Evola a gran escala comenzó en ese entonces en Rusia. Lo que era un núcleo intelectual extremadamente marginal antes de la Perestroika en Rusia se ha convertido ahora en un importante fenómeno ideológico y político. Pero es evidente que Evola escribió sus libros y formuló sus ideas en un contexto temporal, cultural, histórico y étnico muy diferente. Entonces surge la pregunta: ¿qué es válido en Evola para la Rusia actual y qué parte de su obra debe ser adaptada o rechazada en nuestras condiciones? Esto requiere al menos un breve análisis de las divergencias y convergencias entre el tradicionalismo de Evola y la tradición sagrada y política estrictamente rusa.
 2. Contra el Occidente moderno
 Inicialmente hay que señalar que el rechazo del mundo moderno profano y desacralizado que se manifiesta en la civilización occidental del ciclo final es común a Evola y a toda la tradición intelectual rusa de los eslavófilos. Autores rusos como Homyakov, Kirievsky, Aksakov, Leontiev, Danilevsky entre los filósofos y Dostoievski, Gogol, Merejkovsky entre los escritores critican al mundo occidental de la misma manera que Evola. Entre ellos se encuentra la misma aversión al reino de la cantidad, al sistema de la democracia moderna, a la degradación espiritual y a la profanación total. Así, a menudo vemos correspondencias sorprendentes entre la definición de las raíces del mal moderno - la masonería profana, el judaísmo desviado, el advenimiento de la plebe, la divinificación de la razón - en Evola y en la cultura "conservadora" rusa. De alguna manera, la tendencia reaccionaria es común aquí, por lo que la crítica de Evola a Occidente es completamente comprensible y generalmente aceptable para los conservadores rusos. Además de esto, a menudo se encuentra en Evola la crítica formulada de una manera más cercana a la mentalidad rusa que a la europea: el mismo gusto por la generalización, la evocación frecuente de motivos místicos y mitológicos, el sentimiento vivo del mundo espiritual interior que comienza de la cual la realidad moderna inmediata se percibe orgánicamente como perversión y desviación. En general, para la tradición conservadora rusa, el estilo de la explicación mitológica de los acontecimientos históricos e incluso contemporáneos es casi obligatorio. La referencia al nivel supra-racional o no racional se entiende perfectamente en Rusia, donde más bien la excepción es un argumento racional. También podemos notar la influencia que ejercieron los conservadores rusos sobre Evola: en sus obras a menudo menciona a Dostoievski, Merejkovsky (a quien, además, conocía personalmente) y algunos otros autores rusos. Por otro lado, estas frecuentes referencias a Malynsky y Leon de Poncins lo hacen en parte ubicarse dentro de la tradición contrarrevolucionaria típica de Europa del Este. También se pueden citar sus referencias a Serge Nilus, el editor de los famosos "Protocolos" que Evola reeditó para Italia. Al mismo tiempo, es evidente que Evola estaba muy poco familiarizado con la cultura conservadora rusa en su conjunto, lo que, por otro lado, no le interesaba especialmente por su idiosincrasia anticristiana. Sobre la tradición ortodoxa, solo dijo algunas palabras insignificantes. Por tanto, la afinidad entre su posición frente a la crisis del mundo moderno y el anti-modernismo de los autores rusos se debe más bien a la similitud de reacciones orgánicas: excepcionales e individuales en el caso de Evola y tradicionales en el caso de los rusos. Pero gracias a la espontaneidad de las convergencias anti-modernas, el testimonio de Evola se vuelve aún más interesante y precioso. Sea como fuere, esta parte crítica de Evola encaja perfectamente en los marcos de la corriente ideológica de la derecha rusa y aporta mucho a esta visión de la decadencia histórica, dando nuevas fórmulas que en ocasiones son más completas, más radicales y profundas. En este sentido, las ideas de Evola son recibidas muy positivamente en la Rusia actual, donde el anti-occidentalismo es un factor ideológico y político extremadamente poderoso.
 3. Roma y la Tercera Roma
 El otro aspecto del pensamiento evoliano que es percibido por los rusos como un tema íntimo y extremadamente importante es su exaltación de la idea imperial. Roma es para Evola el punto crucial de su Weltanschauung. Esta fuerza sagrada, viva e inmanente que se manifiesta en todo el Imperio fue para Evola la esencia de la herencia tradicional de Occidente. Los restos del palacio de Nerón y los antiguos edificios romanos fueron percibidos por él como el testimonio directo de la sacralidad orgánica y concreta cuya unidad y continuidad han sido derrumbadas por el "castillo" kafkiano del Vaticano católico güelfo (4). Su fórmula gibelina es clara: el Imperio contra la Iglesia, Roma contra el Vaticano, la sacralidad orgánica e inmanente contra las abstracciones devocionales y sentimentales de la fe, implícitamente dualistas y fariseas.
 Pero el complejo similar se encuentra naturalmente en los rusos, cuyo destino histórico está profundamente vinculado al Imperio. Esta noción fue fijada dogmáticamente en el concepto ortodoxo del starets Filofei - "Moscú - Tercera Roma" (5). Cabe señalar que la "primera Roma" en esta visión cíclica ortodoxa no es la Roma cristiana, sino la Roma imperial, porque la "segunda Roma" (o "nueva Roma") fue para los cristianos Constantinopla, la capital del Imperio cristiano. Por tanto, la idea misma de "Roma" entre los ortodoxos rusos corresponde a la comprensión de lo sagrado como la inmanencia de lo sagrado, como una "sinfonía" necesaria e inseparable entre la autoridad espiritual y el poder temporal. Para los tradicionalistas ortodoxos, la separación católica entre el Rey y el Papa es inconcebible y revela una herejía, precisamente llamada "herejía latina".
 En esta concepción ruso-ortodoxa encontramos el ideal puramente gibelino en el que el Imperio es tan valorado teológicamente que la Iglesia no puede ser concebida como algo ajeno y aislado de él. Esta centralidad de la sacralidad del Regnum en la tradición ortodoxa rusa se basa en la epístola de Pablo donde se plantea la cuestión del "katehon", "el que apoya", identificado precisamente con el Sacro Imperio, el último obstáculo contra la invasión de “Hijos de la perdición” - equivalentes de los Gogs y Magogs bíblicos. De modo que el concepto de Moscú, la Tercera Roma, que de alguna manera es consustancial con el pensamiento tradicional ruso, corresponde perfectamente al ideal evoliano gibelino.
 Más aún, la denuncia del catolicismo y su nefasto papel en la decadencia de Occidente es casi idéntica en Evola a las acusaciones de los cristianos ortodoxos contra la "herejía latina". También en esta ocasión vemos la perfecta convergencia entre la doctrina de Evola y la actitud "normal" del pensamiento conservador ruso. Y una vez más, la exaltación espiritual y lúcida del Imperio en los libros de Evola se vuelve invaluable para los rusos en busca de su identidad auténtica y tradicional. El "imperialismo sinfónico" de los ortodoxos rusos reconoce fácilmente su imagen en el "imperialismo pagano" de Evola o más bien "gibelino". Se puede agregar un detalle más importante. Se sabe que el autor del "Tercer Reich" Arthur Mueller van den Bruck estuvo profundamente influenciado por los escritos de Dostoievski, para quien la idea de la Tercera Roma era central. La misma visión escatológica del Imperio Final se encuentra en van den Bruck, en correspondencia simbólica con las ideas "paracléticas" de los montanistas (6) y con las profecías de Joaquín de Fiori (7). Moeller van den Bruck, cuyas ideas en ocasiones evocó Evola, adaptó a Alemania el concepto de la tradición ortodoxa rusa de la Tercera Roma, elaborando el proyecto político-espiritual retomado más tarde por los nacionalsocialistas. Detalle interesante: Erich Mueller, un discípulo de Nikisch (8), que se inspiró en gran medida en van den Bruck, sugirió que, si el Primer Reich alemán era católico (El Sacro Imperio Romano), el Segundo Reich protestante (Prusia después del reinado de Federico el Grande), ¡el Tercer Reich debería ser precisamente ortodoxo! Pero el propio Evola participó ampliamente en el debate intelectual del círculo de la revolución conservadora alemana (el "Herrenklub" de von Gleichen, del que era miembro, fue la continuación del “Juniklub” fundado por Moeller van den Bruck) donde se discutieron animadamente temas similares. Aquí está la otra vía intelectual que une la corriente conservadora rusa y el pensamiento de Evola. Obviamente no podemos hablar aquí de concepciones idénticas, pero hay al menos una afinidad extraordinaria y aproximaciones "naturales" sorprendentes que también explican la facilidad de asimilación del mensaje de Evola en Rusia, donde sus puntos de vista parecen mucho menos extravagantes que en Europa, donde el conservadurismo tradicional sigue siendo en su mayor parte católico y nacionalista en el sentido moderno y muy raramente imperial y ligado a lo sagrado.
 4. Evola vista desde la izquierda
 En Evola hay otro aspecto muy interesante que se manifiesta en la primera y última etapa de su vida. A veces se le describe como "anarquismo de derecha", lo que es evidente en sus obras artísticas juveniles y especialmente en "Cabalgar el tigre". Al mismo tiempo, su postura anti-burguesa constante y permanente lo aísla considerablemente de la derecha occidental convencional. Por otro lado, incluso dentro de la Tradición, siempre se sintió atraído por los dominios inusuales que caen más o menos dentro de la perspectiva del Camino de la Mano Izquierda. Indudablemente, en el conjunto de sus escritos, lo que se podría intentar llamar la "izquierda" del mensaje evoliano es muy destacado. El inconformismo total con la realidad occidental moderna, la contestación radical de los valores burgueses acercan a Evola a ciertas ramas de la izquierda. Este fenómeno no es la manifestación de su naturaleza personal. Aquí hay un lado sintomático extremadamente importante. La revuelta evoliana contra el mundo moderno tiene aspectos destructivos como cualquier revuelta, por otro lado. Su radicalismo intransigente lo empuja a romper con el conservador habitual que defiende los valores del ayer por inercia frente a los valores del hoy. Para Evola, el "ayer" no es del todo ideal. Su orientación va mucho más allá, hacia el mito primordial, hacia la Hiperbórea perdida, hacia la Trascendencia, hacia el Eterno Presente. Esta búsqueda del absoluto aquí y ahora nos obliga a superar los límites convencionales y también a romper con las formas secundarias de la Tradición adaptada al Kali-yuga. Evola no acepta una parte de lo Sagrado, lo quiere todo, de inmediato. Esta revuelta le hace tomar posiciones "anárquicas", cuestionar la legitimidad de formas tradicionales vaciadas de toda vida. Por otro lado, es la posición auténtica del adepto del Tantra, la que explica perfectamente en "El Yoga de la Potencia".
 Pero, paradójicamente, la misma antinomia pertenece a la corriente de la izquierda radical y la fenomenología existencial y estética que a las dos revueltas, por distintas que sean, las une en cierto caso casi a la perfección. La Revolución, la guerra, la crisis, la convulsión social, siempre provocan un trauma profundo que necesariamente obliga al ser humano a encontrarse con la profunda realidad ontológica que supera los tópicos profanos de la vida "normal". Ernst Jünger, por quien Evola estaba muy interesado, desarrolló en sus novelas y escritos políticos este problema del reencuentro del hombre moderno, profundamente ajeno, con la realidad superior en situaciones de crisis extrema. Por otro lado, el propio Evola atravesó períodos de crisis personal que rayaron en el suicidio. Por tanto, la sed de absoluto se relaciona lógicamente con experiencias "negativas" y, a veces, incluso "antinómicas". Estas consideraciones también explican el interés de Evola en ciertos personajes juzgados por otros tradicionalistas (Guénon, Burkhardt, etc.) como claramente "contra-iniciáticos": Alister Crowley, Giuliano Kremmerz, Gustav Meyrink, etc. En la izquierda, especialmente en la extrema izquierda, se puede encontrar fácilmente el mismo complejo, la misma pasión, la misma exaltación de la experiencia traumática y al mismo tiempo el mismo rechazo al conformismo, la misma aversión visceral en relación a las normas y convenciones, la misma revuelta contra lo habitual.
 Por otro lado, la cultura ideológica de la "izquierda revolucionaria" no está exenta de yuxtaposiciones esotéricas que a veces son las mismas que en el caso de los tradicionalistas y la "revolución conservadora". ¡Citemos como ejemplo a Theodore Reusse, activista de izquierda e iniciador en la masonería del propio Guénon! El lado "izquierdo" de Evola recuerda la paradoja política de la Rusia actual, donde los neocomunistas, antiliberales, unen fuerzas con los conservadores ruso-ortodoxos. También se pueden pensar en ciertos aspectos del bolchevismo ruso histórico en el que las tendencias profundas de la sacralidad ortodoxa rusa - la aversión al mundo occidental burgués, la búsqueda del Regnum, los factores escatológicos - se desarrollaron de manera heterodoxa y contradictoria con la experiencia directa, revolucionaria e inmediata de la Verdad. Más aún, en los albores de la corriente comunista rusa se produjeron yuxtaposiciones esotéricas extremadamente curiosas con los representantes de las corrientes espirituales locales y europeas. Se puede decir que entre Evola y Rusia no sólo existen correspondencias a nivel de la corriente ideológica "conservadora", "derecha", sino que también ciertos lados de la "izquierda" rusa, en su dimensión profunda y paradójica, pueden compararse con los escritos de Evola y también se aclaran gracias a su método de investigar la estructura de los fenómenos traumáticos. El mismo hecho de que el comunismo haya ganado en el país más conservador y tradicionalista de Europa nos obliga a revisar los esquemas conservadores habituales sobre el carácter profano y moderno del comunismo, como una etapa avanzada en la degradación de la civilización actual. Por otro lado, las predicciones de conservadores y contrarrevolucionarios (como Léon de Poncins) sobre la necesidad de la victoria de la cuarta casta proletaria en todo el planeta son refutadas por el triunfo actual de la civilización burguesa (presunta tercera casta) en la Rusia postsoviética. El mismo Evola cometió el mismo error al aceptar la posición radicalmente antisocialista y anticomunista, propia de los reaccionarios conservadores con los que, a nivel metafísico, estaba en total desacuerdo, debido a la profunda diferencia entre el Camino de la Mano Izquierda que era el suyo y el Camino de la Mano Derecha que (a veces) inspira indirecta y parcialmente a los conservadores convencionales. En otras palabras, la "izquierda metafísica" en Evola no ha podido encontrar la manifestación doctrinal coherente a nivel político y el lado "anárquico" y "esotérico" siguen de alguna manera muy contradictoriamente superponiéndose a su fidelidad a la "reacción" política.
 El mismo malentendido existe en sus relaciones con el fascismo y el nacionalsocialismo donde criticó el aspecto político de izquierda y al mismo tiempo intentó fortalecer el aspecto de "izquierda metafísica" (por ejemplo, insistiendo en el paganismo contra las relaciones con el Vaticano). La historia política de las décadas de 1980 y 1990 muestra que el comunismo no fue la última forma del declive de castas. Por tanto, Evola se equivocó al predecir la victoria de los soviéticos y, en consecuencia, al adoptar la posición radicalmente anticomunista y no reconocer el lado paradójico y de alguna manera tradicional de la Revolución. A pesar de su particular interés en "El trabajador" de Jünger, Evola identificó falsamente, siguiendo la lógica de la derecha no revolucionaria, las castas tradicionales con las clases de la civilización occidental. En este sentido, podemos recordar la advertencia extremadamente importante de George Dumezil sobre el hecho de que, en la sociedad tradicional indoeuropea, por lo tanto, aria, los trabajadores pertenecen a la tercera casta y no a la cuarta. Además de esto, los comerciantes (es decir, los proto-capitalistas) no pertenecen completamente al sistema de castas en esta sociedad y todas las funciones de distribución de bienes y dinero han sido prerrogativa de los guerreros, los kshatryas. Esto significa que la clase comerciante no se corresponde en absoluto con la estructura de la sociedad aria y se superpone históricamente con la mezcla cultural y racial. Así, la lucha antiburguesa de los socialistas posee implícitamente la dimensión tradicional e indoeuropea, que explica perfectamente las tendencias “antijudías” (incluso antisemitas) de un gran número de teóricos socialistas comenzando por Fourier, Marx y hasta Stalin. Esta consideración muestra la justificación del elemento socialista (y también nacional-comunista) en las corrientes de la Revolución Conservadora, especialmente en Spengler, Sombart, van den Bruck, Jünger y hasta Niekisch. No hay duda de que Evola tenía excelentes relaciones intelectuales con este entorno alemán de antes de la guerra, lo que, lamentablemente, no lo ayudó a difuminar sus posiciones y rectificar sus costumbres doctrinales y tradicionalistas. Esta contradicción en Evola es notable si se comparan "Orientaciones" y "Hombres y ruinas" por un lado, y "Cabalgar el tigre" por el otro. El "Evola de la izquierda" aún no se ha descubierto y reconocido. Pero, una vez más, Rusia y su historia antigua y moderna, conservadora y revolucionaria, paradójica y reveladora, nos ayuda a comprender a Evola en sus ideas explícitas y sobre todo en el significado implícito de su mensaje que queda por descubrir y asimilar. No solo en Rusia, sino en este último aspecto también en Occidente.
 5. La cuestión cristiana
 Lo que plantea los mayores problemas en la asimilación de los escritos de Evola en Rusia es su enfoque decididamente anticristiano. Según él, toda la tradición cristiana es la expresión de la degeneración cíclica, la raíz de la decadencia del Occidente tradicional y de la "subversión" del espíritu del Sur, de la mentalidad "semítica" proyectada al Norte europeo ario. Es en esta cuestión donde hay aspectos inaceptables de su mensaje para el contexto del tradicionalismo ruso. Aquí debemos al menos distinguir dos aspectos diferentes del problema.
 1) Por un lado, Evola conocía sobre todo la forma católica de la tradición cristiana, la propia de Occidente. Aquí la severa crítica de Evola al papel del cristianismo occidental en el proceso de caída de la civilización europea es bastante acertada (aunque no sin ciertas generalizaciones infundadas). Además de esto desde el punto de vista de la Iglesia Ortodoxa, y especialmente desde el punto de vista de la Iglesia Rusa después de la caída de Constantinopla y la adhesión del Patriarcado de Constantinopla a la Unidad Católica, las mismas razones se encuentran a menudo en la denuncia de la "herejía latina". El devocionismo, el racionalismo escolástico y el papismo vaticano son objeto de constantes críticas de la Ortodoxia contra el catolicismo con más o menos las mismas conclusiones sobre la responsabilidad de la "desviación católica" en la desacralización del conjunto europeo que ha llegado casi al rechazo total de la tradición y el advenimiento de la era secular. La tradición cristiana ortodoxa se diferencia mucho de la tradición católica en puntos esenciales dogmáticos, rituales y (lo que es más importante en nuestro caso) metafísicos. El espíritu ortodoxo es contemplativo, apofántico, hexicástico, comunitario y decididamente anti-individualista. El objetivo claramente declarado de la ortodoxia es la "deificación" del hombre por el camino ascético descrito en términos puramente esotéricos y utilizando procedimientos iniciáticos. Esta forma de deificación es absolutamente otra cosa comparada con el misticismo exotérico occidental donde se exalta el humanismo. Ésta es la visión tradicional de la realización metafísica. En otras palabras, la Ortodoxia no es una religión entendida en el sentido de Guénon (definición luego retomado por Evola), porque no apunta a la "salvación del alma individual", sino a una realización puramente espiritual y metafísica, por lo tanto, supraindividual y supra-psíquica. La ortodoxia no es un exoterismo que requiere la existencia de sociedades iniciáticas externas para alcanzar la realización espiritual completa (la ausencia histórica de sociedades iniciáticas fuera de la Iglesia en los países ortodoxos lo atestigua de manera sorprendente). Es más bien la tradición completa que abarca el esoterismo y el exoterismo como en el caso del Islam. El ejemplo más cercano en este detalle de la Iglesia Oriental se encuentra en el chiísmo iraní, donde ya no hay una distinción clara entre el dominio esotérico y exotérico (a este respecto, véase Henri Corbin: "L'homme de la lumiere"). La diferencia esencial entre las tradiciones católica y ortodoxa hace que la posición anti-católica y "anti-güelfa" de Evola sea completamente comprensible y aceptable. Además de esto, ciertas objeciones formuladas por Evola contra la insuficiencia metafísica de la actitud de la Iglesia occidental ayudan mucho a los ortodoxos a hacerse conscientes de su propia tradición, algo que falta de forma fatal en el catolicismo.
 2) El otro aspecto de este problema consiste en el rechazo evoliano de la tradición cristiana primordial, en su desprecio por la naturaleza del cristianismo primitivo, al que siempre describió como "plebeyo", "semítico" y pre "antitradicional". Se inscribe definitivamente en la tradición romana precristiana y anticristiana, repitiendo en términos generales las acusaciones contra la Iglesia por parte de filósofos paganos y neoplatónicos. Sacó ciertos elementos de fuentes anticlericales masónicas a través de Arturo Reghini, etc. Tiende a identificar la tradición cristiana con la tradición judeocristiana que es sólo parcialmente exacta e históricamente se aplica sobre todo al origen y particularidad de la tradición propiamente católica, tanto que la Iglesia Oriental (o las Iglesias Orientales) debe ser calificada de Cristianismo helenístico. (Un excelente análisis de esta diferencia fundamental se encuentra entre autores rusos como Nikolaev "V poiskah sa Bojestvom", V.Lossky "Theologie mystique" y más recientemente en autores franceses como Jean Bies en "Voyage au Mount Athos" y Michel Fromaget en "Cuerpo, alma, espíritu"). La tradición de la devoción pasiva, la búsqueda de la salvación individual, el igualitarismo póstumo, etc., no caracterizan la esencia de la Tradición cristiana contrario a las afirmaciones de Evola. Pero es un tema demasiado complejo para tratarlo en este artículo. Solo puede notarse que a los ojos de los cristianos orientales este aspecto de la crítica de Evola no solo no es aceptable, sino que sigue siendo difícil de entender, porque los motivos propiamente judeocristianos son muy raros y marginales en la ortodoxia. La Iglesia bizantina y tras su caída la Iglesia rusa heredó la parte más sublime de la tradición helénica incorporándola al conjunto armonioso de la Revelación evangélica. En la Iglesia oriental, los apóstoles "gnósticos" y contrajudaicos son particularmente venerados: son San Pablo, Juan el Apóstol, Andrés (patrón de la Iglesia rusa), etc. Por el contrario, San Pedro o Santiago (los polos judeocristianos del cristianismo primitivo) tienen papeles secundarios. El espíritu de la Iglesia oriental sigue estando muy caracterizado por el marcionismo o monofitismo implícito. Cristo aquí es sobre todo Pantokrator y Zar, el Dios terrible y omnipotente de la Segunda Venida. También es el espíritu aristocrático y ascético activo y heroico. El punto culminante de la afirmación consciente de esta naturaleza de la Iglesia Oriental fue la santificación de San Gregorio de Palamas, el eminente esoterista cristiano cuya doctrina embriagadora de la Luz Increada y la deificación escandalizó tanto a los católicos como al sector procatólico de la ortodoxia. Este mismo hesicasmo pertenece a la mayoría de los santos rusos - San Sergei de Radohej, San Nil Sorsky, etc., hasta los artistas icónicos - Andrei Rubliev recientemente canonizado como santo por el consejo de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Así, en el rechazo absoluto del cristianismo como tal, Evola plantea un serio obstáculo para su asimilación por parte del tradicionalismo ruso.
La aceptación literal de su llamado al retorno al paganismo solo daría efectos ridículos debido a la ausencia total en Rusia de vestigios de la tradición eslava precristiana cuyas mejores partes se encuentran más en la particularidad de la tradición ortodoxa específicamente rusa que en los fragmentos incoherentes de los mitos y cultos cuyo significado y lógica se olvidaron por completo. La adaptación del anticristianismo de Evola a la realidad rusa se puede producir a través de la aceptación de su crítica del catolicismo, del espíritu judeocristiano con la búsqueda simultánea de los aspectos positivos - heroicos y viriles - dentro de la propia tradición ortodoxa y sobre todo en el dominio esotérico de éste, en el simbolismo de los iconos, en el hesicasmo, en los procedimientos iniciáticos de deificación. Se puede estar de acuerdo con el rechazo del espíritu "semítico" y con el elogio del espíritu "ario" y "helénico". Pero en Rusia todo esto está obligado a permanecer en el marco de la ortodoxia cristiana, porque tales son las condiciones históricas y "geográficas-sacras" de la civilización rusa.
 6. Las raíces hiperbóreas de los eslavos
 Hay en Evola un aspecto sumamente importante sobre los orígenes hiperbóreos de la Tradición. La misma idea se encuentra en otros tradicionalistas, especialmente en Guénon y B.G. Tilak y también del ensayista alemán Hermann Wirth. Por otro lado, Evola habla de Guénon y Wirth como dos de los tres personajes que le influyeron más que a otros (el tercero fue Guido de Giorgio). Este es el punto fundamental de su doctrina. El gran mérito de Evola consiste en que intentó resucitar el mito hiperbóreo, proponerlo como una realidad espiritual concreta, como la orientación por excelencia no solo en la investigación esotérica, sino también como factor metapolítico y casi existencial. Esta reactivación del argumento hiperbóreo es el aspecto más sorprendente de su Weltanschauung. Una vez más, esta idea de Evola aparece muy cercana al tradicionalismo ruso, porque el pueblo ruso, al ser un pueblo indoeuropeo, por lo tanto, ario, debe necesariamente tomar conciencia de su pasado más lejano para reafirmar su identidad y encontrar la esencia espiritual en sí mismo. Debe reconocerse que, a pesar de su importancia fundamental, esta cuestión casi nunca se planteó seriamente en el tradicionalismo ruso, salvo algunas intuiciones muy vagas de los ensayistas prerrevolucionarios que se ocuparon de los orígenes de los eslavos. La visión tradicional de los orígenes presupone el conocimiento de las leyes cíclicas y sus correspondencias cósmicas. En este caso, el trabajo de Evola nos proporciona mucha información valiosa sobre el tema. El propio Evola estaba bastante interesado en el estudio de las influencias hiperbóreas en Europa Occidental y el Cercano Oriente, aplicando los métodos de Guénon, Bachofen y Wirth para reconstruir la tipología cíclica de civilizaciones desde la Edad de Oro hasta nuestros días (“Revuelta contra el mundo moderno"). En sus obras dedicadas al problema de las "razas espirituales", ha concretado ciertos datos tradicionales sobre los tipos de hombres europeos en sus particularidades físicas, psíquicas y espirituales. En todas partes destacó la centralidad del tipo "hiperbóreo", "nórdico", "apolíneo". Estas investigaciones ayudan a comprender las relaciones que existen entre la dinámica histórica (entendida en la perspectiva tradicional) y el statu quo crítico de nuestra situación moderna. Trazó las líneas principales del itinerario de las corrientes hiperbóreas en correspondencia con las etnias y regiones europeas. Evidentemente, todo esto se aplica sobre todo a la realidad europea occidental o mediterránea. Los espacios étnicos y geográficos del noreste de Eurasia quedan fuera del marco de su investigación. Pero el método y los principios de investigación desarrollados por Evola, así como el ejemplo de su aplicación a la realidad concreta, nos da la oportunidad de hacer un trabajo similar en relación a Rusia y sus vínculos con las tendencias hiperbóreas. Se puede decir que Evola es sumamente importante para Rusia en esta cuestión porque abre vías de investigación de los orígenes primordiales que antes de él eran desconocidos y casi impensables. El otro motivo de gran interés para Evola en Rusia, donde inspira fuertemente los "estudios hiperbóreos" aplicados a Rusia y Eurasia. (Como ejemplo podemos citar a A. Dugin "Continente Rusia", Parma, Ed. Del Veltro, 1991, y del mismo autor "Rusia - Misterio del Eurasia", Madrid, Grupo libro 88, 1992, donde intentamos definir las líneas del estudio "hiperbóreo" de Eurasia).
 6. Imperio euro-soviético de Evola y Jean Thiriart
 La adaptación de las ideas de Evola a Rusia y el descubrimiento a través de su método tradicional de la sacralidad rusa plantea una serie de preguntas interesantes sobre la doctrina de la Tercera Vía en general, tanto a nivel metafísico como a nivel geopolítico y político. Estos dos niveles están en realidad siempre íntimamente ligados y la vida misma de Evola atestigua la absoluta importancia de descubrir esta correspondencia "natural" y sagrada que el mundo moderno siempre tiende a negar u ocultar. No hay nada casual o convencional en el compromiso político de Evola. Sus ideas esotéricas y puntos de vista políticos están en perfecta armonía. Es un extraordinario ejemplo de coherencia y firmeza de espíritu frente al caos moderno que siempre intenta engañar a los hombres en su búsqueda de la verdad. Se puede decir que existe una lógica notable entre el tradicionalismo metafísico de Evola y su defensa de la idea política imperial, antimoderna, "hiperbórea" y europea. Su posición ideológica parte directamente de la identificación de las dos formas de degradación espiritual de Occidente en el capitalismo estadounidense (polo occidental) y en el comunismo soviético (polo oriental). Por tanto, políticamente está contra el mundo burgués y el mundo socialista, geopolíticamente está contra el extremo Occidente (Estados Unidos, Francia, Inglaterra, por tanto, los países atlantistas) y contra el Oriente comunista (el bloque socialista euroasiático). De ello deriva lógicamente una cierta simpatía innegable, aunque vaga, por el fascismo y el nacionalsocialismo a nivel político y por la defensa de la Europa central germánica a nivel geopolítico. En esta visión muy coherente, Rusia (y el mundo eslavo) política, geopolítica e incluso racialmente ocupan la posición del enemigo natural, de ahí esta afirmación extrema de que "los eslavos nunca tuvieron la tradición" ("Heidnischer Imperialismus"). Se puede suponer que esta visión geopolítica tuvo en Evola los cimientos en la geografía sagrada o más bien en una cierta versión de la geografía sagrada propia del occidente imperial, primero helénico, luego romano y finalmente germánico, que vio en los espacios euroasiáticos las tierras de la barbarie, pobladas por "untermenschen” eslavo-tártaros. Esta misma concepción fue adoptada por el catolicismo occidental, especialmente después del cisma. Esta tercera fuerza de Evola (ni occidental, ni oriental, Europa) está íntimamente ligada a los demás aspectos ya mencionados que le impiden integrar plenamente su doctrina en el tradicionalismo ruso-ortodoxo sin matices.
 La valoración del socialismo como algo esencialmente antitradicional va de la mano de la baja estima por la civilización eslava. Estos dos aspectos están intrínsecamente vinculados. Si en el caso de Evola existe una correspondencia directa entre visión metafísica y doctrina política, hubo otros representantes de la misma tendencia política que siguieron la misma línea sin ninguna referencia esotérica, pero en plena conformidad con los principios que ellos mismos ignoraban totalmente. El “terzaforzismo”  geopolítico y político del Tercer Reich (que, por desgracia, no es el de van den Bruck, sino el de Adolf Hitler) y, en menor medida, el Estado fascista italiano que se han fundado en su ideología, en términos generales, sobre la misma base doctrinal. De ahí el ataque a la URSS y la guerra contra las potencias atlantistas: Inglaterra y Estados Unidos. Se puede decir que la misma visión ha sido hasta ahora típica de los círculos europeos de extrema derecha independientemente de que sus representantes lean o no "Orientaciones" o "Los hombres y las ruinas", sin mencionar "Revuelta contra el mundo moderno".
 Es bueno recordar el caso sumamente interesante de la evolución política de la ideología de la " Joven Europa " de Jean Thiriart que perteneció a estos movimientos de tercera fuerza de extrema derecha en el sentido amplio de la posguerra, tratando de aplicar el concepto de patria en la realidad concreta de la Europa democrática y desnazificada. El Thiriart de los años sesenta representó la versión “secularizada” y “racionalizada” de la doctrina de Evola, desprovista de sus aspectos metafísicos, pero manteniendo una coherencia puramente política. El mismo Evola menciona a Thiriart en "Los hombres y las ruinas". Thiriart comenzó con la fórmula restringida "Ni Oeste ni Este - Europa Imperial", así que era la misma fórmula de la visión de Evola, solo que los negativos de esta fórmula ya no son iguales. Reconoció en el sistema socialista soviético mucha más afinidad con sus propios ideales que en el mundo capitalista. Lo mismo encontró en las corrientes de la Revolución Conservadora alemana, en el fascismo de izquierda europeo e italiano, en la República Social y también en el Nacional Bolchevismo Ruso, etc. A partir de esto, proclama el eslogan algo provocador del "Imperio euro-soviético desde Vladovostock a Dublín", afirmando así la compatibilidad política y geopolítica del “terzaforzismo” europeo con el socialismo euroasiático. Estas ideas han influido mucho en el entorno nacional revolucionario en las corrientes políticas europeas. Cabe señalar que todo esto se hizo en el espíritu del pragmatismo político más frío, sin apelar a la Tradición. Pero podemos, al menos teóricamente, encontrar la correspondencia metafísica exacta con la operación geopolítica de Thiriart. Esto significaría la revisión del pensamiento evoliano desde el punto de vista "eurasiática" y desde la perspectiva del tradicionalismo ruso-ortodoxo. Como Thiriart se mantuvo fiel a su primer impulso de compromiso político (era, además, un luchador de las SS) cambiando por completo su visión geopolítica, también se puede permanecer fiel a la profunda esencia metafísica del mensaje de Evola, adaptándolo a algunos de los aspectos de la visión “euroasiática” con todas las implicaciones necesarias. Thiriart y también algunos representantes de la ND europea y de las corrientes NR han optado decididamente por la designación del único enemigo absoluto que es el capitalismo cosmopolita y la dominación geopolítica de Estados Unidos. El campo socialista fue percibido más bien como "el posible aliado". Si esta evaluación política se traslada al más alto nivel espiritual, conducirá a una apreciación sumariamente positiva de la tradición ruso-ortodoxa, al descubrimiento del componente eslavo del conjunto indoeuropeo y también al reconocimiento en el bolchevismo ruso de sus aspectos anti-modernos y de alguna manera tradicionales. En este caso, llegaremos a la fórmula "Oriente contra Occidente", "socialismo y nacionalsocialismo contra el capitalismo", "eurasianistas contra atlantistas", "Rusia junto con la Europa germánica y continental contra los Estados Unidos y los países anglosajones", etc. Al mismo tiempo, se revisan las ideas de Evola, que corresponde exactamente a la lectura "rusa" de sus escritos (más la acentuación de su aspecto revolucionario, de "izquierda"). La Tercera Roma, el Tercer Reich y la Tercera Internacional se mostrarán repentinamente como símbolos íntimamente vinculados, como las tres formas diferentes pero complementarias de la Revuelta contra el mundo moderno, no siempre conscientes de sus trascendentes y, a veces, desviadas y puras implicaciones paródicas.
 Pero quizás en la edad oscura en la que nos encontramos, en este Kali-juga, las realizaciones brillantes y sublimes de las verdades tradicionales no deberían esperarse de la realidad externa. Ciertos aspectos repugnantes de las ideologías contemporáneas y sobre todo su implementación pueden a veces esconder tesoros espirituales como los monstruosos y agresivos "guardianes del umbral" de la tradición tibetana, que custodian el preciado depósito de la Tradición (esta metáfora fue utilizada una vez por Prof. Claudio Mutti sobre el aspecto externo de los regímenes comunistas; hay que precisar que él mismo es un tradicionalista guenoniano y evoliano, un ruso y al mismo tiempo un admirador de las ideas de Jean Thiriart!). Se puede agregar que a pesar de muchas comparaciones en relación al lado esotérico del nacionalsocialismo y de muchas palabras severas al respecto, el mismo Evola aceptó participar en la lucha intelectual precisamente en este campo ideológico, tratando de "corregir los nombres" (según la expresión esotérico de la tradición china) y abrir las perspectivas del tradicionalismo auténtico, no desde el exterior, sino desde el interior del movimiento que representó, aunque sea aproximadamente, la Revuelta por lo Absoluto. Así, los "guardianes del umbral" del neoespiritualismo ariosofista no impidieron que Evola se entrometiera activamente en el combate espiritual junto a los nacionalsocialistas. Hay que reconocer que el propio Evola no llevó a cabo una evolución similar a la de Thiriart. Sin embargo, el hecho es que su último libro doctrinal es "Cabalgar el trigre" y no "Orientaciones". El Imperio euro-soviético desde Vladivostock a Dublín, el campo de la paradójica revuelta de los "roji-pardos" euroasiáticos en busca del Regnum, se opone totalmente a la modernidad, a esta modernidad que escatológicamente se concreta en la "dominación absoluta del capital" y en el " Mentalidad semítico-mercantil ", en el advenimiento final del tipo social que no pertenece ni a la tercera ni a la cuarta casta tradicional indoeuropea - todo esto se puede deducir de la lectura" rusa "de Evola, de la lectura" revolucionaria "de Evola que se desmorona impotente en el tradicionalismo escolástico, académico, y que anima y reaviva su espíritu que, además, no está muerto.
 7. Conclusión
 Julius Evola fue un hombre brillante. Más aún, fue el hombre arquetípico que vivió el destino de la Tradición en su destino personal en medio de la oscuridad escatológica. Su legado es más que precioso. Sus errores tan llenos de significado como sus auténticas revelaciones. Testificó la calidad de la realidad actual, mostró heroicamente la orientación que lleva más allá. Su mensaje es necesario para Europa. También es necesario para Rusia que atraviesa un momento histórico crucial en el que la cuestión de su identidad tradicional y sagrada surge en cada alma rusa. Gracias a la luz de sus ideas, aunque no estemos de acuerdo con todas ellas, podemos restaurar nuestra tradición metafísica, encontrar las claves olvidadas o perdidas. Esto explica la popularidad de Evola en la Rusia actual. Esto también explica el motivo de la apasionada polémica que provocan las traducciones de sus libros y artículos. El encuentro de Rusia con Evola no es una cuestión de erudición, de un extremismo político marginal o un asunto de "espiritualistas". Los aspectos que toca Evola son realidades vivas, las fuerzas sagradas que despiertan en anticipación a la "Acción Trascendente" de la que habla proféticamente Evola en sus primeros libros. Evola es el último héroe de Occidente. Pero sabemos que desde un punto de vista escatológico "el último es siempre el primero". Entonces, el mensaje de Evola concluye un ciclo determinado, pero abre el otro: esperamos que este sea el ciclo de la Revuelta Absoluta contra el mundo moderno.
 Notas del Traductor:
 1. Samizdat fue el sistema en la ex URSS a través del cual los libros oficialmente "inadmisibles" se abrieron camino en el país; generalmente eran copias de copias y no estaban bien producidas, pero tendían a entender su punto a través de ellos.
2. Escuela de pensamiento religiosa/filosófica fundada por la ocultista rusa Helena Blavatsky.
3. Un concepto teosófico relacionado con todos los fenómenos mentales; C.G. Jung también lo discutió ocasionalmente.
4. Para los que no están familiarizados con la obra de Kafka, esta es una referencia a su libro titulado "El castillo", que trata sobre un hombre que toma lo que debería ser un trabajo relativamente simple en un lugar distante inspeccionando la tierra de un noble local, pero que es incapaz de comenzar, y mucho menos completar, su trabajo debido a la oposición de la burocracia de su propio empleador (a quien nunca conoce en persona y solo a través de un representante o el representante de un representante) y que se siente aún más frustrado por el hecho de que el enorme y opresivo castillo del Conde siempre es visible desde cualquier parte de la ciudad, pero que nunca podrá ir allí para comenzar su tarea. Obviamente esta es una acusación metafórica contra el sistema judeocristiano general y cómo se relaciona con la aparente salvación inalcanzable. De manera similar, la palabra güelfo se refiere a una coalición alemana/italiana de la Edad Media que apoyó a la casa real de Guelph contra la dinastía imperial alemana gibelina que era hostil al Papa y al catolicismo.
5. Los starets eran consejeros espirituales, pero no sacerdotes: Rasputin podía ser considerado uno de estos.
6. Los montanistas fueron los antiguos precursores de las contemporáneas sectas pentecostales, es decir, los que creen en la revelación divina personal y el hablar en lenguas.
7. Joaquín de Fiori fue el abad de Corazzo, autor de un ensayo profético sobre la "edad de la razón" alrededor del año 1200 en el que escribió "en el nuevo día, el hombre no tendría que depender de la fe, porque todo estaría fundado en el conocimiento y la razón".
8. Ernst Nikisch, un nacionalista alemán de la misma época
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Julius Evola - La SS, una Guardia y una Orden
 El siguiente texto que hemos traducido de la versión inglesa, publicada por el sitio counter-currents.com en Septiembre de 2016, es el breve artículo "Le SS, Guardia e Ordine della Rivoluzione Crociuncinata" que presentó Julius Évola en la revista La Vita Italiana en Agosto de 1938. Se trata de una descripción y valoración de la organización alemana SS que estuvo bajo la dirección de Himmler, cuya formación y proyección podría constituír, pensaba Évola entonces, un substrato cultural y civilizacional del que podrían beneficiarse numerosas naciones contra la marea de fuerzas oscuras.
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La SS, Guardia y Orden de la Revolución de la Esvástica por Julius Évola Agosto de 1938
    Una de las más interesantes, significativas y quizá menos conocidas creaciones de la revolución nacionalsocialista alemana es el llamado cuerpo SS.
    SS es una abreviatura de Schutz-Staffeln [Escuadrones de Protección], el cuerpo "negro" de defensa del Tercer Reich. Así como el ejército —la Reichswehr— es el órgano de la defensa externa del Estado, la SS es su órgano interno de defensa. En esta organización única se aúnan en una ordenada síntesis las características de una Orden antigua, de una élite política, de una élite biológica y heroica, de un cuerpo de guardias del Führer, de una "policía estatal secreta" en un sentido superior, y finalmente, de un grupo que pretende materializar y defender, en la manera más directa, las ideas básicas de la cosmovisión nacionalsocialista. Ella está compuesta por doscientos mil hombres, unidos por un juramento inquebrantable de lealtad y honor, quienes se ven a sí mismos —en palabras de su líder, el Reichsführer SS Heinrich Himmler— como "una Orden Nacionalsocialista de guerreros". Ellos aspiran a volver a los orígenes: ellos se esfuerzan por ser una comunidad en la cual el contacto renovado con las fuerzas originales de su raza y con los mitos de la gran civilización nórdica primordial forma el principio de una vida nueva e indomable, y en la cual el nuevo sentimiento de la sangre establece misteriosos contactos con los antepasados y los muertos, venciendo el aislamiento individualista e integrando al individuo en la continuidad de la raza y en una corriente vital que abre nuevos caminos hacia el futuro. Los símbolos sagrados de la antigüedad germánica pre-cristiana son evocados de nuevo: las "runas" a menudo designan divisiones especiales del "cuerpo negro".
    Se ha hecho usual en Alemania designar a diversas organizaciones con sus siglas (KdF, HJ, BdM, SA, etc.), pero la abreviatura de los Schutz-Staffeln, SS, se prestó a una transposición particularmente significativa: debido a la afinidad de las dos letras con el signo de las llamadas "runas de la victoria" —Siegrunen— éstas han llegado a sustituír al significado primero. Hoy, las antiguas nórdicas "runas de la victoria", con sus marcas en zigzag, designan a las SS en sus uniformes, en citas, en cada circunstancia. Éste es uno de aquellos casos en los cuales el hombre moderno evoca lo elemental —el verdadero significado de lo cual él siente sólo obscuramente— que lo lleva a la premonición de un mundo donde ya no hay "conceptos" y "teorías", "valores" y "palabras", sino fuerzas, poderes, significados primordiales. Los dentados signos en zigzag de las "runas de la victoria" que son ahora la insignia del uniforme SS, son equivalentes al signo que, en el antiguo simbolismo egipcio, en la forma de un cetro, designaba la intensa energía solar que consagra y deifica al rey y lo hace invencible; por la alusión al rayo, dichos signos también están relacionados con el simbolismo de la fuerza celestial esencialmente usada por los dioses olímpicos de la raza aria en su lucha perenne contra fuerzas oscuras, titánicas, telúricas.
    Éstos son significados que están emergiendo de nuevo ahora en instituciones iniciales y confusas, como, por ejemplo, cuando Himmler ve la lucha contra el bolchevismo como simplemente un episodio en una lucha perenne y casi metafísica, en la cual las fuerzas de la Humanidad aria chocan con las de la sub-humanidad. La SS, la portadora de las "runas de la victoria", también toma sobre sí misma la misión de ser la principal organización de combate anti-bolchevique, consciente —en palabras del Gruppenführer SS Reinhard Heydrich, otro líder del "cuerpo negro"— de las tareas unidas a la lucha no sólo contra el enemigo visible sino también contra el enemigo invisible y enmascarado.
    Mencionaremos brevemente la génesis de la SS. Se originó en la unidad llamada Stabswache creada por el Nacionalsocialismo en Marzo de 1923, que entonces fue seguida por la "tropa de asalto de Hitler" o Stosstrupp Hitler, que estaba compuesta por elementos escogidos militarmente entrenados, puestos a la disposición incondicional y personal del Führer. Después del período durante el cual las organizaciones paramilitares del Partido fueron prohibidas, un período durante el cual la Stosstrupp Hitler entró en inactividad, en el verano de 1925, la SS fue creada por Julius Schreck, un confiable colaborador de Hitler, y fue introducido el actual uniforme negro con un cráneo de plata en la gorra.
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Julius Schreck
    Cuando el 6 de Enero de 1929 Heinrich Himmler asumió el mando de este cuerpo, tenía sólo 270 hombres, pero incluso entonces desarrolló una actividad eficaz no sólo de defensa externa sino también de defensa interna contra elementos disidentes o dudosos en el Partido. Cuando el movimiento había conseguido el poder, el "cuerpo negro" ya contaba con cien mil hombres. Su poder, autoridad y prerrogativas aumentaron constantemente, y fue definitivamente autorizado en 1934. La SS fue el órgano principalmente usado por Hitler para las medidas represivas tomadas el 20 de Junio de 1934, y en la liquidación de tendencias insurgentes conducidas por Ernst Röhm y Von Schleicher.
    Sobre la base de la lealtad y méritos demostrados en aquella ocasión, la SS, que hasta entonces estaba bajo el mando de las SA (Sturmabteilungen, "tropas de asalto" en uniformes marrones, de la cual Röhm era uno de los líderes principales), fue convertida en una organización independiente, y se le confió completamente el papel de "policía secreta estatal" o GSP (Geheimstaatspolizei). Su líder, Himmler, tiene el título oficial de "Führer de las SS y del Reich y jefe de la policía alemana". Con eso, la SS se convirtió en la organización más poderosa del Partido, relacionada directamente con Hitler. Uno podría decir que es la columna vertebral del movimiento, el órgano que controla todas sus partes y garantiza su seguridad.
    En cuanto a Alemania en general, su otro gran pilar es el ejército, la Reichswehr, que, como sabemos, no es reducible al elemento simplemente militar sino que tiene sus propias tradiciones y su propio ideal, así como conexiones directas con la nobleza, especialmente con la nobleza prusiana. No es ninguna exageración decir que, para la Alemania del futuro, los modos en los cuales evolucionarán las relaciones entre la SS y la Reichswehr tendrán una decisiva importancia. En cuanto a las organizaciones nacionalsocialistas restantes, como por ejemplo el Frente del Trabajo, o las SA, por importantes que ellas puedan ser, en este aspecto político y en la dinámica de las fuerzas políticas que son decisivas para la nueva Alemania, siempre serán marginales y subordinadas [1].
[1] Con los "Ordensburgen" o "Castillos de la Orden" recientemente establecidos, también hubo, dentro del marco del "Frente del Trabajo", un intento de crear una élite y casi un "seminario" para aquellos que en el futuro tendrán cargos políticos y, en general, posiciones de liderazgo. Sin embargo, ellos no constituyen un cuerpo organizado como la SS.
    Heinrich Himmler fue el responsable de la formación espiritual de la SS, la clarificación de sus deberes y la definición de los principios y leyes que deben aplicarse a ellos. La idea básica es la creación de una nueva élite, de una nueva nobleza. Himmler, preguntándose quién, en los antiguos Estados, estaba preparado para darlo todo por su príncipe a fin de defenderlo, sostenerlo y protegerlo, reconoció fácilmente que esa función era siempre la de la nobleza, de una élite, que era reconocida como "noble" por aquel príncipe y su tradición. Esa nobleza —que es el garante del principio de la soberanía— cuando se vio enfrentada con los peligros del capitalismo y la debilitación provocada por el liberalismo del siglo XIX, había decaído, sin embargo, y en la crisis de la posguerra resultó ser ya no igual a sus responsabilidades.
    La parte más sana de la nobleza permaneció en el ejército, pero como tal fue esencialmente excluída de la lucha política, ya que el ejército tiene funciones ejecutivas y es responsable de la defensa externa, funciones que son independientes de, si no indiferentes a, la forma política de la nación. Era por lo tanto necesario hacer la transición hacia una idea de una élite estrechamente vinculada a la idea política específica del nuevo Estado, de una élite que es simultáneamente política y militar, una vez más el garante del sentido y la solidez del orden político nacional que se había impuesto por medios revolucionarios. Ésta es la génesis ideal de la SS como la "élite revolucionaria del Tercer Reich".
    Su formación y organización son gobernadas por consideraciones biológico-racistas, éticas, y espirituales.
    En cuanto al primer punto, Himmler comienza desde la premisa de que un pueblo es capaz de cultura en el sentido más alto y capaz de la resistencia invencible ante sus enemigos, hasta el grado preciso que una cantidad suficiente de sangre nórdica fluye por sus venas. Cuando esa sangre, desde el príncipe hasta el campesino, está faltando, aquel pueblo decae. Para la construcción del nuevo Estado y su élite, la selección y el mejoramiento del elemento nórdico jugarán por lo tanto una parte esencial. En los cuadros SS, esa selección ocurre en dos grados.
    El primer grado es esencialmente biológico. La SS admite a todos aquellos de un origen ario cierto, que, con respecto a altura, proporciones, rasgos, etc., están cerca del tipo nórdico puro. Ellos conceden, por supuesto, que, considerando el estado mezclado de todos los pueblos, es posible que en un tipo físicamente nórdico puedan ser encontrados los rasgos de carácter y las formas de sensibilidad de una raza diferente; pero ellos también afirman que existe una mayor probabilidad de encontrar cualidades nórdicas en un cuerpo de tipo nórdico que en otros. Una selección adicional, además, tiene por tarea probar el carácter del candidato.
    También deseamos enfatizar que en la SS el criterio nórdico-racista no está restringido al individuo sino que se extiende a una consideración de su familia y sus descendientes. Un hombre SS no es libre de casarse con quienquiera él desee. Conforme a una ley promulgada por Himmler en 1931, una oficina especial debe asegurarse de que la mujer que él ha elegido garantice una descendencia que se conforme al tipo racial nórdico. Sobre esa base, los SS se ven a sí mismos como una Sippenorden, es decir, como una "Orden de la raza", y es sobre esa base anti-individualista, vinculada a la sangre, que a ellos les gustaría desarrollarse. Ya en la capacidad para someterse a esa ley en cuanto al matrimonio, hay una primera prueba de un orden superior, ya que eso requiere que el candidato demuestre que él está preparado para subordinar sus sentimientos y pasiones puramente personales a demandas de un orden supra-individual.
    El segundo grado de la selección está basado en el principio de las afinidades, como lo declaran las siguientes palabras de Hitler: "Cuando pido algo heroico, es el espíritu heroico el que responde. Pero cuando prometo muchos beneficios, a este sonido de la campana responderá el espíritu mercantil".
    Pidiendo cualidades morales que son atribuídas principalmente a la raza nórdica, uno espera provocar una selección espontánea e interior. Así como los materiales son sometidos a "pruebas de carga", del mismo modo un hombre que aspira a ser un miembro de la SS es colocado en situaciones especiales, en las cuales se supone que se manifiestan sus cualidades raciales.
    Así, llegamos al aspecto ético de la SS. Declaremos ahora que, según Himmler, son las cualidades éticas más importantes las que son exigidas. La primera y la más fundamental de todas es la lealtad: "Todo puede ser perdonado", dice Himmler, "excepto la traición". El propio Hitler, con motivo de los acontecimientos del 30 de Junio de 1934, dio a la SS su lema: "Hombre de la SS, tu honor es la lealtad", en una referencia obvia a la máxima de la antigua ley alemana: "Todo honor viene de la lealtad". Allí se hace alusión a todos los tipos de lealtad: lealtad, en primer lugar, hacia el Führer y la raza, lealtad hacia los camaradas, y fidelidad hacia las máximas de decoro, honestidad y caballerosidad. Y Himmler añade:
    "Uno peca contra la lealtad y el honor no sólo cuando ofende el honor propio de alguien o el de otro hombre SS, sino también y especialmente cuando uno no respeta el honor de otros, cuando uno se burla de cosas que son sagradas para otros o cuando uno no interviene valientemente en nombre de aquellos que están ausentes, de parte del débil y el indefenso".
    Por medio de una ley instituída el 9 de Noviembre de 1935, Himmler ha afirmado para los hombres SS no sólo el derecho sino el deber de enfrentarse en duelos, siempre que las circunstancias lo hagan necesario.
    Después de la lealtad y el honor viene la obediencia, que debe ser ilimitada e incondicional. Se ha dicho que después de que el oficial prusiano ha jurado por su bandera, él ya no tiene nada propio. Esa tradición es seguida por el hombre SS. En nombre del Führer y de la visión de mundo nacionalsocialista, uno debe estar preparado para cualquier cosa, "incluso a sacrificar el propio orgullo, los honores externos, y todo lo que puede ser personalmente querido y precioso para nosotros": uno debe ser capaz de abstenerse de la acción, cuando todo en nosotros se rebela y le gustaría forzarnos a tomar medidas, tal como uno debe ser capaz de actuar ante la señal más leve, aun cuando uno sienta una aversión que parece insuperable. Himmler consideró esa cualidad de la obediencia absoluta como importante no sólo en sí misma sino también a fin de compensar el intenso sentido del Yo y el irreprimible deseo de libertad del hombre nórdico y alemán, características que han sido la causa de muchas de las calamidades que le han acontecido.
    Otras cualidades requeridas del hombre SS son la veracidad, la capacidad de apegarse inflexiblemente a lo que ha sido reflexiva y deliberadamente decidido, honestidad completa, y por supuesto, como un fundamento general, un espíritu combativo [2]. En su discurso en Magdeburgo el 12 de Junio de 1937, con motivo de una congregación de nobles alemanes, Himmler declaró que a cada una de esas virtudes corresponde una serie de pruebas a las cuales los hombres SS son sometidos, pruebas que completan el proceso de selección. Un candidato se convierte en un miembro de la Orden de las SS cuando —después de un período de prueba de un año y medio, después haber prestado el juramento SS al Führer y después de haber completado impecablemente tanto su servicio militar como su "servicio de trabajo"— él recibe la "daga SS de honor".
[2] Declaraciones características de Himmler: "Aquello que es posible en Japón, es decir, que una moneda de oro puede permanecer en el suelo sin que nadie la recoja, también debe ser cómo las cosas son entre nosotros". O ésta: uno puede prohibir a un hombre SS beber alcohol. Si él hace la promesa de abstenerse, y luego no la cumple, "lo único que queda para él es su pistola". Si él rechaza hacer la promesa, él es expulsado.
    De manera interesante, según una ley decretada el 9 de Noviembre de 1936, cada líder SS debe asegurar, bajo juramento 1) que ningún candidato sea admitido si no cumple con las exigencias relevantes, aunque se trate de un hijo o un pariente; y 2) que, en cualquier año dado, una cuarta parte de los nuevos miembros no provendrá de familias o ambientes SS. Eso es para impedir que los SS formen una especie de casta hereditaria, en la cual otros criterios prevalecen sobre calificaciones reales; en segundo lugar, eso pretende atraer hacia las SS a la proporción correcta de todos los mejores elementos, independientemente de su origen, para evitar que esos elementos formen otros grupos separados de la élite central, como ocurrió, cree Himmler, en la Roma antigua, cuando en un cierto punto la mejor sangre se encontraba fuera del Senado.
    De lo que ha sido dicho sobre las cualidades características del hombre SS, estará claro que la SS trasciende el plano de un organismo meramente político, realizando el de una Orden en el sentido antiguo: y es explícitamente reconocido que sin la premisa de una religiosidad, de un punto de referencia puramente espiritual, los valores ya mencionados de lealtad, honor, verdad, etcétera, quedarían reducidos a frases vacías, y la unidad de una Orden obligada por juramento sería imposible. De ahí que hay un tercer aspecto de la SS, el espiritual propiamente hablando.
    En un folleto titulado "Cincuenta Preguntas y Respuestas para el Hombre SS", después de considerar la fraseología del solemne juramento de lealtad y obediencia, se pregunta, "¿Cree usted en Dios, entonces?". La respuesta es: "Sí, creo en un Dios soberano, y pienso que el incrédulo es engreído, estúpido, y no apto para nosotros". Lo que es de interés aquí es menos esta genérica profesión de fe —hecha particularmente vaga por respeto a todas las creencias religiosas que no interfieren con la política— que la tentativa de despertar de nuevo una forma precisa de espiritualidad, vinculada a la tradición nórdica y, más generalmente, indo-germánica, dotando a la SS con el carácter de una "tropa de choque de la visión nacionalsocialista del mundo", weltanschauliche Stosstrupp, en expresión de Heydrich.
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    Ya hemos mencionado que el "retorno a los orígenes" es un componente esencial de la actitud del hombre SS. Ese impulso toma forma concreta en la así llamada Ahnenerbe, un término que más o menos significa "herencia ancestral" y que designa a una organización cultural especial de la SS [3]. El objetivo principal de esa institución es restablecer el contacto entre las tradiciones antiguas y la parte más consciente de la élite involucrada en el renacimiento de Alemania; ella parte de la premisa de que lo que surgió inconscientemente, como instinto, de las profundidades del alma, está expuesto a constantes peligros, y no puede ser totalmente realizado si no es protegido por la fuerza del espíritu consciente y de la visión clara, según Walther Wüst. Por lo tanto, ellos pretenden investigar "el espíritu y las acciones nórdicas indo-germánicas", para dar "una forma viva a los resultados de esta investigación" y transmitirlos a la gente alemana.
[3] El presidente de la Ahnenerbe es el Sturmbannführer Walther Wüst [desde 1937]. La organización supervisa varias publicaciones, y su órgano oficial es la revista mensual Germanien, editada por el doctor J. O. Plassmann.
    En cuanto a esto, al menos programáticamente, los métodos del "cientismo" y el racionalismo son abiertamente atacados y las interpretaciones "naturalistas" de las religiones antiguas son rechazadas, a la vez que se reconoce en los mitos y los símbolos los caminos hacia un conocimiento superior, hasta el punto de sospechar que la así llamada "objetividad" y la "exactitud científica” son las máscaras de la acción encubierta de fuerzas paralizantes y destructivas, según Heydrich.
    Es típico y muy interesante que esos líderes SS, que realizan los deberes políticos más delicados e importantes, y que controlan la policía secreta del Estado alemán y el cuerpo de guardias del Führer y del Nacionalsocialismo, sean al mismo tiempo hombres intensamente interesados en el mundo de los símbolos y mitos antiguos, hombres con quienes uno puede hablar de problemas trascendentes y de las tradiciones espirituales de los orígenes. Eso es algo que he observado de manera personal y repetidamente, y que no ha sido particularmente alentador, cuando hemos considerado el nivel de muchos ambientes italianos y una cierta cultura que la revolución de los fascistas ha sido incapaz de cambiar, una cultura que, aun cuando llega a lo que es más sagrado para nosotros, como el mundo romano antiguo, permanece confinada a los mismos modelos de una ignorancia positivista, adornada con la jactancia académica, que realmente pertenecen al período de la Ilustración y al mundo racionalista del siglo anterior.
    De todos modos, ya que deseamos evitar ser tendenciosos, debemos comentar que, en cuanto a este aspecto espiritual de la SS, si la presencia de un agudo interés y una adecuada sensibilidad es indiscutible, lo mismo no siempre puede ser dicho de sus principios, si este término es tomado en su verdadero sentido. Cuando se trata de la reconstrucción del mundo tradicional antiguo, son demasiado usados puntos de referencia engañosos, y por consiguiente, el sentido de muchas ideas es distorsionado y su alcance queda limitado, particularmente como una consecuencia de una prisa por hacer adaptaciones políticas de ellos, y del particularismo de una cierta actitud racista-nacional.
    Estas observaciones, además, se aplican en general a los diversos intentos hechos por la nueva Alemania para integrar la cosmovisión nacionalsocialista con un contenido tradicional y simbólico superior; sin embargo, eso no debe llevarnos a hacer un juicio demasiado apresurado, ya que no es fácil, en cuanto a tales materias, orientarse, y uno no puede destruír de la noche a la mañana los efectos deletéreos de un modo incorrecto de pensar y de una cultura falsa que han sido los del hombre occidental durante varios siglos. Si, sin embargo, la SS —que no es un círculo de "intelectuales" sino un cuerpo ya firmemente organizado como una Orden que controla uno de los movimientos más poderosos de renovación en Europa— tiene éxito en la creación, a partir de sí misma, de una élite capaz de realmente concretar, con un sólido conocimiento de principios, la aspiración de un retorno a los orígenes, la importancia de tal realización sería algo extraordinario. En la primera etapa de tal integración nos encontraríamos de hecho con formas de una espiritualidad y una civilización que, como la de la Edad Media gibelina con sus órdenes de caballeros, ya presentan una síntesis de elementos nórdico-germánicos y romanos.
    Una posterior etapa nos llevaría a la general espiritualidad primordial indo-germánica y sus tradiciones solares; en otras palabras, al origen de todo lo que —en el ciclo en el cual vivimos, que puede ser objeto del conocimiento histórico— podemos considerar ser la civilización en el sentido más elevado. Claramente, esto significa que una élite realmente capaz de realizar algo de aquella clase sería de valor no sólo para su propia nación sino también para todos los otros pueblos arios que luchan contra el mismo enemigo y que han comprendido que esta lucha no puede ser realmente decisiva a menos que sea integrada por una idea, por símbolos y conocimiento que son, en último término, ya metafísicos.
    Mientras la prensa judeo-comunista trata de describir a la SS como una especie de GPU [policía secreta soviética], nosotros, considerando estas posibilidades y con la esperanza de que en el futuro próximo ellas serán materializadas, aunque sólo parcialmente, estamos en cambio inclinados a ver en el "cuerpo negro", la guardia de la revolución de la esvástica, los hombres de la "runa de la victoria", la "runa del rayo", y el cráneo que simboliza el juramento de lealtad hasta la muerte, la semilla de una Orden en el sentido superior y tradicional, y de ahí de una solidaridad espiritual que podría llegar a ser supranacional. Eso significaría una unidad capaz de abarcar núcleos ya probados y similarmente armonizados de varias naciones, todas las cuales sacarían provecho de las grandes visiones heroicas y metafísicas de la espiritualidad aria y nórdica, componiendo juntas el frente que necesitamos, cuando tanto hoy como en el futuro inminente está siendo emprendida una lucha decisiva contra la marea de fuerzas oscuras asociadas a los símbolos de las diversas organizaciones internacionales.–
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IR A DONDE EL EVENTO TE LLEVE
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Por NATALIA ASPESI
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Después de una gira europea, Aleksandr Dugin, un ideólogo extraño pero que también parece muy popular en la nueva Rusia perdida por el colapso político y económico, llegó a Italia. Está reuniendo a ex comunistas, neocomunistas, tradicionalistas, nacionalistas, una parte de la oposición parlamentaria y extraparlamentaria con su teoría del simbolismo nacional, que es anti-todos y contra todos. Es antiliberal, antioccidental, antiamericano, está en contra del Fondo Monetario Internacional y en contra del nuevo orden mundial. Esta contra el "poco confiable" presidente Yeltsin, primero comunista, luego liberal, ahora nacionalista, va a donde lo lleven los acontecimientos, contra el ganador de las elecciones Zhirinovskij "de extrema derecha liberal, nacionalista y capitalista, igual a su Berlusconi"; si Gorbachov todavía tuviera la todavía alguna oportunidad de contar, pero Dugin lo excluye, sería contra él "a sueldo de los estadounidenses, enemigos del pueblo". Y aunque también está en contra del escritor Solzhenitsin, que volvió a vivir en Rusia después del exilio estadounidense "porque a pesar de ser un tradicionalista, tiene ideas liberales en economía y está del lado de Yeltsin contra la oposición que en octubre de 93 defendió el parlamento: puede ser que junto a sus antiguos amigos disidentes que, al ver el colapso de las reformas liberales, se están acercando a las teorías sociales, él también volverá a la vida ".
Dugin es un joven de 33 años, cabello largo y liso, barba corta, ojos lánguidos, parece haber salido de la Conjura dei Boiardi de Eizenstein: dirige la revista Elementy: una revisión eurasiática que trata principalmente de geopolítica y predica la "revolución conservadora"; tradujo por primera vez los textos de Evola y Guenon al ruso, y ya los estaba difundiendo hace años en samiszadt: en poco más de veinte años terminó en un manicomio por cantar canciones antisoviéticas: era uno de los disidentes comunistas, ahora está con esos quien atacan a los liberales. En Italia, donde se publicó su ensayo Continent Russia, fue invitado por la revista Orion, que durante diez años ha estado publicando artículos teóricos para visionarios de un mundo donde la extrema derecha y la extrema izquierda están entrelazadas: tanto que en el último número lo toma Fininvest y 25 de abril; con la derecha, con la izquierda, con la Alianza Nacional.
Si bien hay buenas palabras para Irán y para los Ayatolas, que están en camino hacia un nuevo mundo hermoso y bueno, Dugin, que habla francés e italiano, está acompañado por dos de sus admiradores singulares: Marco Battarra, director de Orión, propietario de la librería milanesa "La tienda de lo fantástico", donde reina el esoterismo, y, como se define a sí mismo, "el famoso" Maurizio Murelli, un fascista condenado a 21 años de prisión por competencia moral en el asesinato del agente de la marina asesinado por Vittorio Loi en nuestros años recientes. Liberado después de 11 años en prisión y seis de semi-libertad y arresto domiciliario, aún sin derechos civiles, hoy se define a sí mismo como "subversivo racional". Siguiendo Evola y el resto que leyó en prisión lo pusieron al servicio de este profeta nuevo y profundamente ruso.
Ayer, Dugin habló en Milán sobre el futuro de Rusia y Eurasia, hoy en Roma, en la conferencia sobre Evola, habla sobre la difusión del maestro negro en Rusia, luego regresará a Milán, invitado por ISPI, para hablar sobre política internacional. Para aquellos que no están involucrados en los misterios del pensamiento de derecha rusa sino también italiano, es difícil no decir tonterías; pero tanto Dugin como Battazza y Murelli son pacientes. Es suficiente no confundir el comunismo nacional con el nacionalsocialismo, y entender que el fascismo y el nazismo son solo una variante de una ideología de la derecha preexistente más pura, que el MSI es reaccionario, que Fini e incluso antes de que Almirante haya traicionado, que Weekly Italy recoge la escoria de la derecha y ejerce la censura sobre el verdadero pensamiento de la derecha, que básicamente puede estar de acuerdo con las provocaciones de Ernesto Galli Della Loggia recopiladas por Lucio Caracciolo en el libro Entrevistas a la derecha que acaba de salir. "Donde dice que la identificación de la derecha con el fascismo lo ha deslegitimado por completo y recuerda que en los tiempos de Hitler y Stalin los nazis y los comunistas se aliaron contra la socialdemocracia", dice el académico ruso.
Su visión ahora utópica de un mundo antimoderno y, por lo tanto, espiritual parece confundido y, sin embargo, los jóvenes europeos decepcionados por la derecha traidora, comprometida con el liberalismo y el consumismo, lo entienden muy bien. "Para un pueblo empobrecido y descontento, mis teorías ofrecen la idea del imperio, de una sociedad federativa ante litteram donde los diversos grupos étnicos y razas coexisten como en los grandes imperios del pasado, sin el predominio de ninguno sobre el otro". En Rusia, dice Dugin, el antisemitismo está muy extendido a todos los niveles, "mientras que los nacional-kosovares rechazan todo racismo precisamente porque imaginan un imperio basado en la geopolítica, es decir, en el suelo y no en la sangre". Dugin tiene la capacidad, como para algunos Silvio Berlusconi, de hacer soñar a la gente: no escenarios optimistas, ni de telefonía, ni de individualismos ni de liberalismos, sino todo lo contrario: incluso la revolución: "Debemos identificarnos totalmente con la revolución. Debemos ser absolutamente revolucionarios. Debemos terminar con el viejo mundo, pero no debemos esperar al mundo futuro. Debemos irnos. Es el momento. También será el Regreso. La revolución: solo ella es nuestro destino". Sus compañeros se enardecen al pensar en este destino mítico que difícilmente tendrá muchos seguidores en Italia. Aquí está Fiorello, Ambra, Veltroni y D'Alema, Parietti y Pivetti, Bossi, Fini y Berlusconi, para todos. Hay democracia, que ciertamente permite incluso lo peor. "Pero mira, te equivocas. La democracia, como escribe Le Monde Diplomatique, es no liberal y antiliberal. Solo el comunismo nacional es democrático. Y en Rusia estamos constituyendo precisamente el Frente Democrático Nacional-Comunista". De todo, más.
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jgmail · 5 years
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La raza del hombre fugaz [1968]
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por Julius Evola. [*] Desde los tiempos más remotos ha sido reconocida siempre la analogía existente entre el ser humano y aquel organismo más grande que es el Estado. La concepción tradicional del Estado -–concepción orgánica y articulada- ha reflejado siempre la misma natural jerarquía de las facultades propias de un ser humano en sentido completo, en el cual el elemento puramente físico y somático está regido por las fuerzas vitales, estas obedecen a la vida del alma y al carácter, mientras que en el vórtice de todo el ser se encuentra el principio intelectual y espiritual, lo que los estoicos denominaban el soberano interior [1], elhegemonikón.
           A partir de tales ideas, la democracia se presenta en forma manifiesta como un fenómeno regresivo, como un sistema en el cual toda relación normal se encuentra invertida. El hegemonikón es aquí inexistente. La determinación viene desde lo bajo. Falta cualquier centro verdadero. Una pseudo-autoridad revocable al servicio de lo que se encuentra en lo bajo –del aspecto puramente material, “social”, económico y cuantitativo de un pueblo- corresponde, de acuerdo a la indicada analogía, a una situación que, en el caso de un ser individual, sería la de una mente y de un principio espiritual que existiesen y tuviesen su razón de ser únicamente como exponentes de las necesidades de la corporeidad, el servicio de la misma.
           El advenimiento de la democracia significa algo más serio y más grave de lo que hoy puede parecer desde el punto de vista puramente político, es decir, como el error y la estupidísima infatuación de una sociedad que se prepara la propia fosa. En efecto, no es osado afirmar que el clima “democrático” es tal de no poder ejercer, a la larga y con el tiempo, una acción en sentido regresivo también con el hombre como personalidad y en los términos incluso “existenciales”: justamente como consecuencia de las correspondencias antes indicadas entre el individuo en tanto pequeño organismo y el Estado en tanto gran organismo.
           Una tal idea puede hallar su confirmación si se examinan varios aspectos de la sociedad más reciente. Platón manifestó en su oportunidad que los que no tienen un señor en sí mismos es bueno que por lo menos lo tengan afuera  de sí mismos. Y bien, lo que ha sido enarbolado como la “liberación” de uno u otro pueblo, incluso a veces con la violencia (como sucediera luego de la segunda guerra mundial), con el “progreso democrático”, al eliminarse todo principio de soberanía y de autoridad verdadera y de todo ordenamiento desde lo alto, hoy se opera en un número relevante de individuos una “liberación” que no significa otra cosa que la eliminación de cualquier “forma” interior, de cualquier carácter, de cualquier rectitud: el declive o la carencia en el sujeto de aquel poder central del cual hemos recordado la sugestiva denominación clásica de hegemonikón. Ello no solo en lo referente al plano puramente ético, sino en el campo mismo de los comportamientos más corrientes, de la psicología individual, de la estructura existencial. El resultado es la difusión de un tipo lábil e informe, de aquella que con propiedad podría denominarse como la raza del hombre fugaz. Es aquella raza que merecería ser caracterizada en forma más detallada de lo que sea posible hacer aquí: aun recurriendo a métodos científicos y experimentales.
           El tipo perteneciente a tal raza no sólo no tolera ninguna disciplina interna, no sólo aborrece colocarse ante sí mismo, sino que es también incapaz de cualquier compromiso, de seguir una línea precisa, de mostrar un carácter. En parte, él no lo quiere; en parte, no puede hacerlo. En efecto, es interesante notar que tal labilidad no es siempre la que se encuentra al servicio del interés privado de escrúpulos, no es siempre la de quien dice: “Estos no son tiempos en donde podamos permitirnos el lujo de tener un carácter” (Nietzsche). No, en varios casos tal comportamiento se dirige en contra de las mismas personas que lo poseen. Es significativo además que el tipo decadente del cual hablamos hace siempre más pie sea en áreas en donde la raza y la tradición le ofrecían un terreno menos apto (nos referimos sobretodo a la Europa central y a los países nórdicos, en una cierta medida a la misma Inglaterra), sea en estratos, cuales la aristocracia y el artesanado, cuyos integrantes ayer mantenían aun una cierta forma interior.
           En efecto, en la misma corriente de disgregación se encuentra  también el declive de cualquier “honor profesional”, honor que ha representado una expresión preciosa en el campo práctico, de la conciencia moral y también de una cierta nobleza. El placer de producir según la propia arte dando lo mejor de sí mismos, con compromiso y honestidad, cede el lugar al más bajo interés que no retrocede ante la adulteración y el fraude. Característicos entre todos los existentes son los fraudes alimentarios, hoy convertidos en desfachatados y difundidos como nunca, en los cuales debe notarse no tan sólo una irresponsabilidad muchas veces delictiva, sino también el carácter oblicuo, la caída de nivel interior, el desvanecimiento de aquel sentimiento del honor que en otros tiempos caracterizaba también a las más humildes corporaciones. (En un determinado sector, paralelamente a la industrialización, se le sustituye la proletarización del carácter y el chantaje social propio de la denominada “clase obrera”, es decir, de aquellos que no son más que simples “vendedores de trabajo”).
           Hemos dicho que el fenómeno no se refiere sólo al campo moral. La labilidad, la evasividad, la alegre irresponsabilidad, la desenvuelta falta de corrección se demuestra aun en las banalidades de la vida de todos los días. Se promete una cosa –-escribir, hablar por teléfono, interesarse en esto o en aquello- y no se hace. No se es puntual. En ciertos casos más graves la misma memoria no es ahorrada: nos olvidamos, somos distraídos, se manifiesta una gran dificultad en concentrarse. Muchos especialistas han constatado por lo demás la menor memoria que poseen las nuevas generaciones, fenómeno que se ha tratado de explicar con diferentes razones peregrinas y adyacentes, mientras que la causa verdadera debe verse en la mencionada modificación del clima general que parece llevar a una verdadera y propia alteración psíquica estructural. Y si se recuerda lo que agudamente ha escrito Weininger acerca de las relaciones entre eticidad, lógica y memoria, sobre el significado de la memoria en un plano superior, no simplemente psicológico (la memoria posee estrechas relaciones con la unidad de la personalidad, con su resistencia a la dispersión del tiempo, al flujo de la duración: tiene pues también un valor ético y ontológico: no por nada un particular refuerzo de la memoria ha formado parte de disciplinas de alta ascesis, por ejemplo en el buddhismo [2]), se pueden comprender las más profundas implicaciones en tal fenómeno.
           Además, lo propio del estilo del hombre fugaz es el de mentir con naturalidad, muchas veces incluso gratuitamente, sin siquiera un verdadero fin; de aquí también su rasgo específicamente “femenino”. Y si a alguno de tal raza se le reprochara un tal comportamiento, él o se asombraría, pues lo siente como algo muy natural, bien se sentiría atacado, reaccionaría con una intolerancia casi histérica. No se quiere ser “molestado”. En el círculo de las propias relaciones cada uno podrá constatar fácilmente, esta especie de neurosis, tan sólo si le presta un poco de atención. Y se podrá también resaltar cómo muchas personas que ayer nos ilusionábamos de conocer como amigos o como hombres poseedores de un cierto carácter, hoy, luego de la guerra, son irreconocibles.
           Del mundo de los politiqueros con sus coimas y con todo aquel régimen de corrupción que siempre ha caracterizado a las democracias parlamentarias, pero que hoy se pone en evidencia de manera desfachatada, no es el caso de hablar aquí, pues es algo ultraevidente el rol que en el mismo le cabe al hombre de raza fugaz, la que es idéntica siempre más allá de las  diversidades de etiquetas de partidos. Hay que observar que muchísimas veces ni siquiera hacen excepción a tal regla los que se profesan de ideas de “derecha” puestos que en ellos tales ideas ocupan un sector separado, privado de contactos directos y de consecuencias de compromiso con su realidad existencia. Vale la pena mencionar más bien el carácter de una cierta corrupción minúscula, en especial en el campo sexual, entre las nuevas generaciones “emancipadas”, bajo la forma aproximada de lo que se ha dado en llamar la “dolce vita”. Ello es referible a la misma causa, a la labilidad y a la inconsistencia. No corresponde a algo positivamente inconformista, a la afirmación de una libertad superior, de una pronunciada personalidad. Es en vez el efecto de un puro dejarse ir, así, en el fondo, de una pasividad, de una banal caída de nivel; sobre lo cual volveremos al estudiar el subsuelo de ciertas corrientes ideológicas sexológicas de nuestros días. El lugar en donde debería hallarse el “soberano interior”, quizás para oponer la propia ley del propio ser a toda ley externa, a toda hipocresía o mentira (Stirner, Nietzsche,Ibsen), está vacío. Se vive al día, en manera por lo demás estúpida. De allí que en algunos momentos muy raros en que se tome conciencia el resultado sea el disgusto y el aburrimiento.
           Falta de una autoridad, de verdaderos jefes, en lo externo, en el organismo del Estado y, correlativamente, falta de una forma interior en los sujetos: una cosa es solidaria con la otra y una cosa corrobora a la otra, de modo de hacer pensar que quizás se trata de dos diferentes aspectos de un fenómeno único de nuestros tiempos evolucionados y democráticos. .
NOTAS
[*] Evola, Julius, El arco y la clava, pp.19-23, Ed. Heracles, Buenos Aires, 1999. (1ª ed. 1968).
Este mismo tema fue tratado en artículo homónimo de febrero de1951.
[1] NdR. El “soberano interior” (kirieûon tò éndon) es una de las formas que utilizaba Marco Aurelio para referirse al principio intelectual y rector (hegemonikón). Véase Marco Aurelio, Meditaciones.
[2] NdR. Evola fue uno de los principales introductores del budismo en Europa. La publicación de su obra sobre el budismo de los orígenes y centrada en las fuentes del budismo Theravada (La Dottrina del Risveglio) data de la temprana (y significativa) fecha de septiembre de 1943. Aquí hace referencia a la memoria como uno de los aspectos fundamentales de lasati (más conocida en castellano como “atención plena” o en inglés “mindfulness“). Jean Varenne señala que “Evola se entrega incansablemente a borrar la imagen flaca y desteñida que el Occidente se ha creado” de la doctrina del Buda.
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jgmail · 6 years
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Apuntes para una historia de Colombia desde una perspectiva evoliana
Por: Juan Gabriel Caro Rivera
Colombia, como entidad histórica, es una creación artificial producto de las revoluciones liberales. En realidad, deberíamos constatar que la fragmentación a la que están sometidas las naciones hispanoamericanas es la consecuencia final de un proceso de descomposición absoluto que ha destruido la unidad ecuménica de la Cristiandad y que repite, paso por paso, los mismos acontecimientos y principios que han llevado a la catástrofe a la Europa moderna. Como muy bien lo señaló el filósofo italiano Julius Evola, en su interesante obra Rebelión contra el mundo moderno, el principio nacionalista es en su esencia una rebelión antiimperialista en contra del poder sacral del soberano (1), y en ella podemos encontrar la inscripción de una lucha memorable entre dos principios  metafísicos antitéticos que adopta, en el marco concreto de la historia, la forma de dos partidos políticos: el gibelino y el güelfo. Evola señalaba que la Luz del Norte, el verdadero origen Sagrado de la Tradición, adoptó la forma del gibelinismo imperial, mientras que su opuesto degenerado, la Luz del Sur, tomaba partido por el triunfo de lo singular, material y degenerado sobre lo sagrado y universal. A estos dos principios, que enfrentaron a los emperadores y al papado en sangrientas guerras que acabaron con el desmoronamiento de la Edad Media, podemos agregar su continuación histórica en el marco de una lectura concienzuda de nuestra propia realidad. El principio gibelino, gótico, que conformó la grandeza del Imperio Español bajo los Austrias es, para nosotros, el principio constitutivo de la hispanidad como un todo. En cambio el guelfismo adoptaría la forma de las "tres cofradías" anti-hispánicas que, como señala el historiador Salvador de Madariaga, estarían en el origen de la destrucción de la idea imperial (2), sin embargo debemos mencionar que para nosotros, no se trataría simplemente de grupos sociales o clases, sino de fuerzas concretas unidas a los principios de disgregación conectados al materialismo, al humanismo y el liberalismo que terminaron por triunfar en la realidad histórica americana.
Ahora bien, estos territorios americanos fueron bautizados y anexados a las Españas de los Reyes Católicos y los Austrias cuando, navegando por las costas del Mar Caribe, Rodrigo de Bastidas fundó la ciudad de Santa Marta en 1525. Este descubrimiento de las playas colombianas, junto con las sucesivas expediciones venidas desde el Perú y las costas caribeñas, abrió los territorios del norte de Suramérica para la expansión del Imperio de Carlos V. Esto es importante, pues la figura que resume de forma arquetípica al colombiano es el conquistador español, heredero en el Nuevo Mundo del caballero cruzado de la Reconquista. Esta nobleza, nacida del derramamiento de sangre y convertida en la clase dirigente de las Américas, fue la base social que reorganizó – bajo la espada, el derecho romano y el Imperio – a las disgregadas tribus indoamericanas. Desde el principio, este Nuevo Mundo estaba destinado a ser la tierra de la Santa Cruz en un momento en que Europa ya mostraba los primeros signos de decadencia, provocados por los movimientos anarquistas y proto-comunistas nacidos del humanismo renacentista y el igualitarismo protestante.
De este modo América, y Colombia en particular, se convirtió en el salvavidas de la Europa decadente. Como han señalado muy bien un número importante de historiadores, los conquistadores españoles eran hombres medievales, herederos de la hidalguía española. Por otro lado, las órdenes religiosas que vinieron América por primera vez, los franciscanos, agustinos y dominicos promovían una espiritualidad contemplativa y ascética que retomará las máximas del heleno-cristianismo medieval. Este regreso a la contemplación estuvo dirigido por Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Así fue como el misticismo español se opuso al espíritu racionalista y mecanicista que empezaba a triunfar en el resto de Europa. En lo político y social, España se situaba del lado del Imperio y del gibelinismo, guiada por los Austrias. Carlos V y Felipe II defendieron, incluso por las armas, la unidad de la cristiandad y los derechos del emperador sobre las fuerzas disolventes de la Modernidad que estaban causando la destrucción de Europa. No sorprende que Carlos V invadiera Roma y que su hijo continuará con su política antiprotestante. El Siglo de Oro español fue, como escribió alguna vez Oswald Spengler, “cuando el espíritu español conquistó el Renacimiento” y “el imperio de los Habsburgo españoles fue la realización del ideal de los Hohenstaufen”, por el contrario, señala Spengler, "el Concilio de Trento sería la realización de las ambiciones del Papado" (3).
Mientras tanto, en América se comenzó a formar una sociedad señorial que gravitó principalmente alrededor del Virreinato del Perú y del Virreinato de la Nueva España, estos dos Virreinatos desarrollaron una poderosa aristocracia bastante robusta que ha sobrevivido hasta hoy. En Colombia, lamentablemente, la colonización española no fue hecha por una nobleza de alta descendencia, como sucedió en el Perú, sino que fue realizada por campesinos. La inmigración española a Colombia, junto con sus determinaciones geográficas y climáticas, giró alrededor de la fundación de ciudades y villas pequeñas, comunidades agrícolas separadas por los accidentes geográficos, mientras la evangelización de sus territorios era llevada a cabo por franciscanos y dominicos.
Ya en este período colonial comienza a diferenciarse la clase hidalga guiada por Jiménez de Quesada y Belalcázar, que se asientan en las montañas y el centro del país, de las poblaciones marítimas compuestas, en su mayor parte por judíos y moriscos expulsados de la Península. Es así como los estamentos comerciantes de la Colonia comenzaron a tener auge. Especialmente la población judía sefardí que, una vez fue expulsada de España, terminó refugiándose en Holanda y, posteriormente, fundó el Banco de Inglaterra con el ascenso de Cromwell. Ahora bien, la zona telúrica, gibelina, aristocrática e imperial de Colombia se conformó alrededor del Reino de la Nueva Granada y el sur del país, desde Popayán hasta Pasto, que durante mucho tiempo fueron territorios pertenecientes al Virreinato del Perú. En cambio, alrededor de Cartagena de Indias comenzó a penetrar en nuestras tierras la influencia protestante y comercial, impulsada por los enemigos de la corona española. Es importante tener esto en cuenta, pues las ciudades comerciales y marítimas estuvieron directamente conectadas al naciente capitalismo bancario. Recordemos que Venezuela fue fundada por Nicolás de Federmann, un explorador al servicio de la familia de banqueros Welser. Federmann era protestante y la colonia que fundó fue la primera colonia protestante en América. Así fue como por esta clase comercial y filo-protestante empezó a filtrarse el espíritu güelfo en las colonias americanas.
De este modo se fueron configurando dos sociedades contrapuestas: una agraria, señorial, autárquica, telúrica y montañosa y otra marítima, comercial, capitalista, liberal e igualitaria que poco a poco iría inundando e infiltrándose en el Hinterland hasta dominarlo por completo. No obstante, el proceso de penetración y destrucción de la Colombia tradicional se aceleró a principios del siglo XVIII. Con el cambio de siglo cambió la dinastía: los Austrias son reemplazados por los Borbones, y desde Francia empezaron a llegar los diferentes males que habían resquebrajado la conciencia tradicional europea. A todo esto, hay que agregarle las reformas jurídicas borbones que fueron destruyendo el tejido social interno, modificando y reprimiendo los antiguos fueros y libertades para adaptarlos al absolutismo ilustrado.
El afrancesamiento trajo consigo el jansenismo y el galicanismo, el racionalismo y la Ilustración. Así fue como los fundamentos espirituales tradicionales españoles fueron liquidado por la influencia francesa. El jansenismo introdujo las ideas protestantes dentro del catolicismo, mientras que el galicanismo sometió a la Iglesia al poder temporal. La moralidad católica y sus principios fueron minados por la nefasta influencia jesuítica que inoculo la devotio moderna en las grandes masas, relajó las costumbres e instauró el permisivismo jurídico. Debe recordarse que la devotio moderna hace primar la acción sobre la contemplación, reemplaza las experiencias unitivas del alma con Dios por el sentimentalismo sin forma, y líquida la moral heroica y ascética con el igualitarismo sin ningún contenido. La devotio antiqua, por el contrario, era el heleno-cristianismo, heredado de la Edad Media, mientras que la devotio moderna es el cristianismo semita igualitario. Las nefastas teorías sobre la gracia jesuitas relajaron las costumbres. Con ellos se impusieron en teología las ideas molinistas y casuísticas que hoy día dominan dentro de la Iglesia. El molinismo revivió el pelagianismo, es decir, el hombre natural, el espíritu sin gracia. La moral casuística flexibilizo los principios religiosos, haciendo proliferar en el interior de la sociedad las malas tendencias imperantes en el alma humana: el orgullo sin control promovió el igualitarismo social (la jerarquía es crimen, las riquezas son signos de desigualdad, el poder es injusto, la monarquía es corrupta y solo la democracia es un sistema digno de gobierno) y el sensualismo degeneró en anarquismo y permisivismo (no deben existir leyes, principios ni valores, el alma debe someterse a los impulsos del cuerpo, animalización del hombre por medio del gozo de los bienes materiales) (2).
Sin embargo, esta fue solamente la antesala de los terribles acontecimientos que siguieron. Con el siglo XVIII, la mentalidad ilustrada comenzó a dominar los nuevos Virreinatos y capitanías fundadas por los Borbones. La Capitanía General de Venezuela comenzó a prosperar gracias al comercio marítimo, impulsada por los grandes mercados de café. La raíz protestante de sus instituciones, unidas a las relaciones con los bancos internacionales, harían del territorio venezolano la plataforma de expansión de todos los movimientos revolucionarios del continente. A esto se sumaron los intereses judíos sefardíes, fundadores de los centros comerciales de Londres y la Haya, que entregaron a los piratas ingleses y holandeses las rutas comerciales españolas que ellos mismos controlaban. Con ello buscaban destruir el dominio español del Nuevo Mundo. Al judaísmo se unió la masonería y el jesuitismo revolucionario. La masonería inglesa comenzó a dominar la creciente clase comercial de Caracas y Buenos Aires, mientras los jesuitas patriotas como Vizcardo y Guzmán - quien escribió la famosa Carta a los españoles americanos - alentaban la Independencia de América de España. En cuanto a la Iglesia, las lealtades se dividieron entre una alta jerarquía compuesta de obispos y curas realistas peninsulares que apoyaron a la corona y un bajo clero criollo que adoptó el discurso republicano y liberal para combatir a la corona española, siendo estos últimos "los caudillos revolucionarios, tanto militares como políticos, y su elección de a quien debían lealtad era a menudo decisiva para determinar la de grandes sectores de la población" (4). La masonería y los banqueros londinenses financiaron los movimientos independentistas. Los próceres patriotas contrataron miles de mercenarios alemanes e irlandeses. En cambio, la resistencia realista se compuso de criollos leales e indios que lucharon contra los revolucionarios. En el Virreinato de la Nueva Granada, la Independencia, liderada por los güelfos, giró alrededor de Venezuela, las élites masónicas de Bogotá y Popayán y la anglófila Cartagena de Indias. Mientras que la resistencia gibelina española gravitó alrededor de Pasto y de la Santa Marta señorial, apoyada sobre los pueblos indígenas fieles al Reino y enemigos de la Ilustración. La Venezuela liberal e ilustrada, apoyada por Gran Bretaña, logró imponerse sobre la resistencia realista y aplastó el Virreinato del Perú que era el centro contrarrevolucionario y realista de Sudamérica.
Con el triunfo de la Independencia, la masonería se impuso en los países del antiguo Imperio Español, dividiéndolos artificialmente, destruyendo su unidad y promocionando el liberalismo y el librecambismo en el pensamiento y la economía. Durante las guerras de la Independencia fueron masacradas las élites eclesiásticas y los monasterios destruidos (cuando acabaron los procesos de Independencia el único obispo que quedaba era el aristocrático José Manuel de Goyeneche). Los aristócratas fieles al rey fueron expulsados o asesinados como Agualongo y el Cacique Cisneros. Y el pueblo campesino e indígena, que estaba conformado por pequeños propietarios fue sometido al latifundio de los liberales, creando una nueva clase política fruto de la aristocracia negra masónica mezclada con familias de comerciantes adinerados y sacerdotes republicanos. Esta nueva clase política se enriqueció con la expropiación de los bienes de la Iglesia y los resguardos indígenas.
A lo largo del siglo XIX, la oligarquía colombiana se dedicó a destruir la sociedad antigua y colonial, impulsados por las ideas masónicas liberales y socialistas. Fueron destruidos los conventos, expulsadas las órdenes religiosas, aplastados los últimos reductos del cristianismo latinista conformados por la burocracia conservadora de Miguel Antonio Caro, Rufino José Cuervo y Marco Fidel Suárez. Estos últimos, después de las largas guerras civiles, lograron recuperar el poder e instauraron la Regeneración como último intento de reconstruir la patria bajo los principios latinos hispánicos. No obstante, la Regeneración fue combatida con brutalidad por la oligarquía masónica organizada alrededor de la logia La Estrella del Tequendama. A principios del siglo XX, las fuerzas liberales y socialistas desencadenaron la guerra civil más violenta de nuestra historia, La Guerra de los Mil Días. Destruyeron nuestra economía y entregaron Panamá a los Estados Unidos. Con esto, se generalizó la corrupción y la disolución modernista continuó su avance. Las castas terminaron por mezclarse, el igualitarismo socialista y de raíz marxista organizó guerrillas revolucionarias por todo el continente. El jesuitismo rojo, abanderado del modernismo y después de la teología de liberación, pretendió convertir a los curas en comisarios, las parroquias en koljovs comunistas y los fieles en camaradas de la revolución. Finalmente, las instituciones financieras internacionales terminaron por someter a nuestras naciones a la usura masiva, la creación de bancos centrales y la imposición de la moneda. Con el aumento de la violencia y la guerra en el campo colombiano, fruto de la Violencia generada por los odios políticos, Colombia se sumió en el caos. El campesinado fue sometido a un genocidio generalizado, expulsados de sus tierras mientras las ciudades fueron convertidas en inmensos campos de concentración. Así que el campesinado, la base racial y cultural de Colombia, terminó siendo masificado por la vida urbana, privado de sus costumbres y tradiciones culturales, degenerando en el individualismo sicarial y el hombre sin horizontes.
Ahora Colombia, víctima de la izquierda guerrillera, anestesiada por una falsa derecha y destruida por los sistemas económicos internacionales, ha llegado al final de la decadencia de la Edad de Hierro. Con el dominio del mundo cibernético y la sustitución de nuestra alimentación por organismo biotecnológicos, nos acercamos al dominio de los robots y la muerte del espíritu. El liberalismo, la masonería, la democracia, el comunismo, el capitalismo y el marxismo cultural han sido las distintas planchas usadas por los enemigos del imperio español para destruirnos espiritual y materialmente. Hoy día Colombia se encuentra postrada: nuestra unidad religiosa está siendo minada por el protestantismo pentecostalista, mientras que el neomarxismo indigenista, liderado por Venezuela y Bolivia, destruye las últimas ruinas de la sociedad colonial.
Por fin hemos llegado al final del ciclo histórico y frente a nosotros se abre una disyuntiva profunda: el conducir la guerra para restaurar el regnum o seguir el ciclo lógico de la degeneración final de la modernidad (el triunfo del simulacro, la postmodernidad, los hombres sin atributos y la estructuración de una sociedad de parias). La historia nos enseña que los antiguos godos, que hace tiempo recorrieron las estepas de Eurasia para finalmente asentarse en España, eran los portadores de la Luz del Norte, es decir de los principios metafísicos de la gnosis hiperbórea. Y es así como esta Luz, que jamás se apagó del todo, que brilla a través de los siglos, permanece encerrada en nuestro interior lista para brillar una vez más e iluminar nuestro camino. Esta destrucción provocada durante tanto tiempo sólo podrá ser parada cuando los Hombres de la Trascendencia, los Justos de la historia, se rebelen contra el mundo moderno, entonces la "raza de cobre" hispánica destruirá a sus enemigos: será la Resurrección de los Héroes, la coronación de los Reyes, el triunfo de la Virgen Solar y sus Profetas. Acabo por ahora este esbozo general de la historia de Colombia que deberá ser sometido a crítica.
Notas:
Julius Evola, Rivolta contro il mondo moderno, Bocca, Milano, 1951, pág. 368 y siguientes, donde Evola hace un recorrido histórico de la descomposición de la unidad europea fruto de las fuerzas disgregadoras de la modernidad: el humanismo renacentista, el igualitarismo protestante y la rebelión güelfa de las comunas y ciudades contra la autoridad imperial.
Salvador de Madariaga, Auge y Caída del Imperio Español en América, Espasa-Calpe, Madrid, 1979. Sobre todo el capítulo XV de este libro, donde las tres cofradías se refieren a los judíos, masones y jesuitas, enemigos acérrimos del mundo hispano.
Oswald Spengler, Preußentum und Sozialismus, München, 1920, pág. 26-27.
John Lynch, América Latina, entre Colonia y Nación, Crítica, Barcelona, 2001, págs. 189-190.
Plinio Corrêa de Oliveira, Revolución y Contrarrevolución, Perú, Tradición y Acción, 2005, pág. 31, también ver pág. 66 y sig.
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jgmail · 3 years
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Superación de izquierda y derecha (segunda parte). Por Costanzo Preve
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(Traducción de Gonzalo Soaje)
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El lector ha sido advertido contra el uso de parámetros inútiles, sin embargo, los parámetros siempre deben usarse. Tengo que admitir que no conozco ninguno realmente satisfactorio. Cualquiera que sea el parámetro elegido, en lugar de distinguir claramente la izquierda y la derecha, corta diagonalmente los campos derecho e izquierdo. De hecho, esta es una buena razón para recomendar el abandono de la dicotomía, a estas alturas un tipo rígido de identidad. De manera bastante tentativa, usaré aquí solo dos pares de clasificaciones. En cuanto a la izquierda, distinguiré entre la izquierda de la inmanencia social y la izquierda de la trascendencia social. En cuanto a la derecha, distinguiré entre la derecha capitalista y la derecha tradicionalista. Pero está claro que incluso estos parámetros son completamente insatisfactorios.
· De 1871 a 1914, se formó la izquierda en el sentido contemporáneo del término. La guerra de 1914-1918 la dividirá entre socialistas y comunistas, porque las guerras son siempre y solo los verdaderos “momentos de la verdad” en los que el chisme y el regateo ya no son posibles, y entonces uno está a favor o uno está en contra. La misma actitud hacia la revolución rusa de 1917 es, en cierto sentido, una derivación secundaria de una actitud anterior hacia la guerra. Aquellos que han aprendido a odiar verdaderamente el capitalismo también se han inclinado psicológicamente a aceptar la ruptura del comunismo. Por otro lado, quienes no habían consumado psicológicamente esta ruptura casi siempre seguían siendo socialistas.
Los años 1871-1914 no fueron solo los años del marxismo de la Segunda Internacional (fundada en 1889, exactamente cien años antes de la caída del Muro de Berlín). Fueron también los años en los que se formó la izquierda intelectual radical, a través de las batallas del caso Dreyfus en Francia, a través del antimilitarismo especialmente alemán, y finalmente a través de las primeras críticas al colonialismo y al racismo.
En este contexto, en mi opinión, surgió ese dualismo que pretendo connotar con mis expresiones (quizás algo impropias) de la izquierda de la inmanencia social y la izquierda de la trascendencia social. La izquierda de la inmanencia social se adapta a la integración de la nueva sociedad capitalista de la segunda revolución industrial, exalta las conquistas salariales y regulatorias que las luchas sindicales realmente logran obtener para los trabajadores del campo y los talleres, y poco a poco acompaña a los trabajadores que salen de la negra miseria que antes marcó sus duras condiciones de vida.
Esta izquierda de la inmanencia social adopta una filosofía gradualista del progreso completamente falsa e inexistente, que sin embargo refleja su propia naturaleza comprometida con precisión ideológica.
La política exterior no le interesa más que como fuente de impuestos y asuntos militares. Los pueblos colonizados le interesan poco, por lo que acaba compartiendo los prejuicios racistas de los propios pequeños colonos europeos. La cultura le interesa solo como difusión popular y como instrumento de promoción social. Todos los elementos de su futura subordinación ya están masivamente presentes. Este “tercer estado” marcha hacia los futuros supermercados y hacia los futuros estadios de fútbol y ni siquiera se da cuenta.
En cambio, la izquierda de la trascendencia social es plenamente consciente del hecho de que ninguna conquista bajo el capitalismo es irreversible y está garantizada. Por tanto, no se trata de un simple maximalismo o de un simple populismo. En cambio, es un esfuerzo loable por comprender el conjunto de las relaciones sociales, y de ahí esa crítica al imperialismo que en mi opinión es el punto más alto y la mayor contribución de esta izquierda en el período 1871-1914.
Me gustaría insistir en este punto por el hecho de que hoy estamos ante el mismo problema que entonces, con la diferencia (para peor) de que la mayoría de la llamada izquierda institucional y parlamentaria (D’Alema, Rutelli, Jospin, Blair, Schroeder, más todos los secuaces excomunistas del Este domesticado) se alinea ahora junto al nuevo imperialismo, y con la diferencia (para mejor) de que este hecho escandaloso implica una remezcla beneficiosa de las categorías de izquierda y derecha que presagia un período histórico completamente nuevo, duro y agotador pero también prometedor.
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Entre 1871 y 1914 se desarrolló el entrelazamiento entre la derecha tradicionalista y la derecha capitalista. La derecha tradicionalista protesta contra la llamada masificación democrática en nombre de una jerarquía social no basada en la simple posesión y pura ostentación del dinero. Muy agudamente, esta derecha tradicionalista entiende que el dinero en sí mismo es un principio democrático e igualitario, al que todos pueden acceder siempre que acepten las simples reglas de la acumulación capitalista. El reino del dinero, los Estados Unidos de América, es también el reino de la democracia.
Esta derecha tradicionalista sueña con jerarquías metafísicas (como Julius Evola), o lucha contra la usura enemiga de los pueblos (como Ezra Pound). La derecha tradicionalista también siempre se siente extremadamente atraída por la religión (el ejemplo de Guénon es sintomático), porque en realidad solo la religión ofrece un verdadero marco atemporal en el que las jerarquías pueden protegerse de la actividad corrosiva del progreso.
Y, sin embargo, la impotencia política de esta derecha tradicionalista es francamente patética y pintoresca. En el campo de la derecha, se parece mucho a lo que es la Escuela de Frankfurt de Horkheimer y Adorno a la izquierda.
En ambos casos hay una crítica a una sociedad programáticamente apolítica porque carece de sujeto, y la denuncia reemplaza así a la movilización, convirtiéndose en una práctica intelectual por sí misma. La derecha capitalista, en cambio, es demasiado capaz de encontrar su sujeto histórico, a saber, la unión entre el mandato de la gran burguesía y la militancia activa de la pequeña burguesía.
El dinero en sí no es ni derecha ni izquierda, en cuanto non olet, no huele, como dice el gran precursor del pensamiento burgués Vespasiano (10). Pero si el dinero es independiente de la dicotomía, la movilización en defensa de la libre acumulación de dinero está ciertamente en la derecha. Esto derecha es antisocialista, y de hecho reprocha a la burguesía (el ejemplo de Pareto es esclarecedor) porque no lo suficientemente decidida y mala. Esta derecha capitalista se las arregla para lograr la hegemonía política sobre la derecha tradicional de ensueño en nombre del antisocialismo. Sobre la base de Nietzsche, el socialismo se interpreta precisamente como una revuelta plebeya impulsada por la envidia y el resentimiento, y esta simple idea, combinada con el antisemitismo como denuncia de la conspiración de los banqueros judíos para conquistar el mundo, logra ser extraordinariamente hegemónica, al igual que todas las grandes simplificaciones.
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La guerra de 1914-1918 es el gran hito, tras el cual emergen los dos grandes hermanos enemigos, el fascismo y el comunismo. Estoy en contra de etiquetar estos regímenes como “totalitarios”, porque no conozco ningún sistema más capaz de “totalizar” el consentimiento pasivo del capitalismo liberal normal. La educación política “total” de las masas en el fascismo y el comunismo fracasa sistemáticamente, porque no logra estabilizarse después de los primeros años de movilización generalizada. Quizás sea mejor utilizar el término neutral y descriptivo de regímenes “despóticos”. La relación que estos regímenes establecen con las antiguas tradiciones de izquierda y derecha es extremadamente problemática.
· Según algunos estudiosos, entre los que el israelí Zeev Sternhell es emblemático, los fascismos no son estrictamente hablando de derecha o de izquierda. Evidentemente, presentan elementos estructurales de ambas tradiciones, y debido a que los mezclan de manera inextricable es igualmente posible decir que son algo nuevo, y merecen un nuevo análisis que no recurra a los viejos parámetros. Estoy de acuerdo en lo principal con una especificación importante.
De hecho, me parece que la matriz cultural del fascismo (y también del nazismo alemán, que sigue siendo el fascismo perfecto e ideal-típico) es claramente de derecha (antisocialismo, colonialismo, militarismo, etc.), pero la organización política generalizada de las masas proviene de la experiencia de los partidos socialdemócrata y comunista y, por tanto, no tiene nada que ver ni con la derecha tradicionalista ni con la derecha capitalista (y por tanto individualista y conservadora). A pesar del uso de mitos rurales y campestres, el nazismo sigue siendo un fenómeno urbano, técnico, futurista y moderno, y el mismo fascismo italiano confina a lo “strapaese” en recintos bien protegidos (11).
Una vez colapsados, en 1943 y 1945, el fascismo y el nazismo liberan enormes masas que se dividen en izquierda y derecha, y esto es, en mi opinión, una clara indicación de su carácter híbrido. Sin embargo, es interesante, y debe hacernos pensar, que en cambio los movimientos neofascistas y neonazis posteriores a 1945 están todos en la extrema derecha, y entre 1945 y 1991 se ponen a disposición del nuevo imperialismo estadounidense en función anticomunista. Este es definitivamente un argumento en contra de Sternhell.
Pero no es un argumento decisivo, porque los pequeños movimientos neofascistas posteriores a 1945 son algo radicalmente diferente de los grandes movimientos fascistas y nazis entre las dos guerras. En España (Franco) y Portugal (Salazar) hay en cambio una fusión interesante y perfectamente exitosa entre la derecha tradicionalista y la derecha capitalista, probablemente debido no solo a las tradiciones locales sino también y sobre todo a la mediación de la Iglesia Católica (que entonces en Argentina después de 1975 apoyará a la junta militar responsable de la masacre de treinta mil desaparecidos). El español de 1936 es para mí el gemelo del argentino de 1975, y esto demuestra que los llamados “buenos” católicos pueden convertirse en bestias aún más feroces que los paganos nihilistas alemanes y húngaros.
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Si bien muchos argumentan que el fascismo es un fenómeno histórico más allá de la dicotomía izquierda/derecha, no conozco a nadie que argumente seriamente que el comunismo es también un fenómeno más allá de esta dicotomía. Que el comunismo fue un fenómeno de izquierda parece una obviedad absoluta.
Pero me lo tomaría con calma. El comunismo del Frente Popular, es decir, después de 1936 y aún más después de 1945, es sin duda un fenómeno de izquierda. Pero el comunismo que se convierte en Estado, y más precisamente en partido-Estado, acaba asumiendo también otras tradiciones. La momificación y la adoración de la momia de Lenin en la URSS no es de ninguna manera un fenómeno de izquierda, sino un fenómeno de culto religioso popular. El culto a la personalidad de Kim il Sung en Corea y Mao Tze-Tung en China no es de ninguna manera de izquierda, pero es de origen confuciano (aunque según algunos maoístas chinos fue más bien de origen legal).
La persecución de los homosexuales en Cuba ciertamente no es de izquierda, sino que está inspirada en el machismo sudamericano. El nacionalismo de Ceausescu en Rumanía no fue de ninguna manera de izquierda. Podría seguir y seguir (hasta que Stalin rechace la tradición nacional rusa después de 1929), pero no me interesa aquí argumentar retrospectivamente contra el comunismo, sino señalar un elemento importante históricamente olvidado. El comunismo, de hecho, cuando se transforma de una narración utópica en un poder político estructurado, debe necesariamente ir más allá de los estrechos confines de la izquierda (y obviamente también de la derecha) para adherirse a tradiciones nacionales y populares duraderas, que obviamente ignoran la dicotomía reciente entre izquierda y derecha.
·  Los años entre 1945 y 1975, los treinta años dorados mencionados por Erich Hobsbawm en su “Siglo corto”, fueron también los años dorados de la oposición dicotómica entre izquierda y derecha. La polaridad ha estructurado en estos treinta años, al menos en Europa, fuerzas políticas, pasiones colectivas, programas alternativos, identidades duraderas y pertenencia. No es casualidad que quienes se han formado en estos treinta años sean también los más reacios a abandonar esta dicotomía, por el hecho de que estructura no solo su universo simbólico, sino su razón de vivir.
En Italia, este período de treinta años ve la guerra civil simulada (y no solo) entre fascistas y antifascistas, una guerra civil de la que se aprovecha el extremismo robusto del centro democristiano.
La persistencia de esta dicotomía ahora es ineficaz y sorprendente, si pensamos que la modernización que comenzó económicamente después de 1958 en realidad la vació de cualquier significado político real.
Pero esta guerra de posiciones se debió precisamente al bloqueo del sistema político, que enmascara su naturaleza estática y su gran estabilidad con una apariencia cinematográfica de guerra civil simulada entre camisas rojas y camisas negras. No hablo aquí de los servicios secretos y la temporada de los atentados, pues considero esas bombas como bombas del centro, y no como bombas que son hijos de la dicotomía (12). Pero ciertamente esta “Guerra de los Treinta Años” parecerá curiosa a nuestra posteridad, como ya parece curiosa a nuestra memoria.
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A mediados de la década de 1970, las razones que habían llevado a la dicotomía izquierda/derecha un siglo antes comenzaron a desaparecer de la historia. De esto ahora estoy muy seguro, y comparto las motivaciones de quienes lo vienen diciendo desde hace algún tiempo viniendo de la “izquierda” (Gianfranco La Grassa) y de la “derecha” (Marco Tarchi).
Sin embargo, me doy cuenta de que esta situación histórica es oscurecida por quienes insisten en ver el período de veinte años 1970-1990 como un período histórico en el que se siguió el primer momento de ataque de la llamada “izquierda” (1967-1979) por un contraataque victorioso de la “derecha” (1979-1990). Dado que esta visión historiográfica está muy extendida, conviene recordar las razones.
· 1968 es el año internacional de la protesta estudiantil y, obviamente, aparece como un año de izquierda. Obviamente, depende de cómo lo interpreten. Personalmente, de acuerdo con el francés Lipovetsky, tiendo a ver los sesenta y ocho globalmente como un episodio crucial en la historia del individualismo moderno, en el que una contestación nihilista y anárquica de la vieja moral burguesa fue identificada erróneamente (Marx habría dicho “con la necesaria falsa conciencia”) como un ataque utópico general contra todo el modo de producción capitalista.
Más graves fueron las luchas obreras italianas (pero también europeas) del período 1967-1974, que, sin embargo, en ningún momento tuvieron un carácter revolucionario antisistémico excepto en las narrativas oníricas de los obreros desquiciados. Eran luchas sindicales honestas de un tipo socialdemócrata de “integración” en la sociedad de consumo pequeñoburguesa europea normal. Aún más serias fueron las transiciones de los países fascistas o semifascistas (Grecia, 1974; Portugal, 1974; España, 1975) hacia una democracia pluralista normal, la mejor envoltura posible que el capitalismo puede esperar. Luego hubo una serie de victorias comunistas reales (Vietnam, Laos y Camboya, 1975; Etiopía, 1976; Afganistán, 1978; Nicaragua, 1979) que provocaron una sobreexposición militar de la URSS en una incipiente crisis económica.
Finalmente se produjo el surgimiento del fundamentalismo islámico revolucionario (Irán, 1979) que me permite insertarlo entre las fuerzas históricas antisistema. Es completamente normal que hechos históricos de este tipo (y otros que no enumero por razones de espacio) se puedan interpretar como episodios de un ciclo político de “izquierda” (pero entre ellos no menciono episodios ridículos menores, como el llamado “compromiso histórico” italiano) (13).
· Este ciclo político de izquierda (que ahora aparece en cualquier caso como el último canto del cisne de una fase histórica agonizante, y no el amanecer de una nueva ola de luchas revolucionarias por el comunismo) fue remplazado por una contraofensiva política de derecha a mediados de la década de 1970. Una fecha importante para mí, y de hecho decisiva, es 1976, cuando en China, un mes después de la muerte de Mao Tze-Tung, la dirección política maoísta (la llamada “banda de los cuatro”) fue derrocada y China inició un reajuste económico en un sentido privado y capitalista de importancia estratégica.
Obviamente, aprovecho esta oportunidad para decir que no tengo absolutamente nada de qué quejarme, también porque lo que cualquier buena persona puede pedir a la gran China ciertamente no es hacer el comunismo por nosotros que fuimos patéticamente incapaces de hacerlo (y era lo que en aquellos tiempos los populistas y cantarines maoístas le pedían), sino simplemente  oponerse estratégicamente al imperio estadounidense. Es por eso todo me conviene en este momento, incluido Atila, rey de los hunos.
A partir de 1975, en América Latina comenzó la estrategia de la masacre sistemática de los opositores (con desaparecidos no solo argentinos), y este es un capítulo histórico que casi siempre solo se trata en clave humanitaria y judicial, mientras que es una elección histórica de total guerra por parte de Estados Unidos y sus aliados (en primer plano la Iglesia católica latinoamericana, confabuladora y conservadora).
Desde 1975, en África, EE. UU. es aliado estratégico del apartheid de Sudáfrica y con la ayuda generalizada de verdugos israelíes expertos en la guerra de contraguerrilla, comienza una guerra estratégica contra los movimientos de liberación africanos (Angola y Mozambique en primer lugar, con apoyo armado de los asesinos de UNITA y RENAMO) (14).
Luego, por supuesto, Reagan y Thatcher llegan junto con la revolución neoliberal, que sin embargo es solo el aspecto superestructural de una modificación más profunda de la producción capitalista general, que el término posfordismo connota de una manera economista y completamente insuficiente. De hecho, es algo más radical y profundo que simples cambios tecnológicos de proceso y producto.
· El colapso, o más bien la implosiva disolución del comunismo histórico del siglo XX no puede, en mi opinión, interpretarse como una simple victoria de la derecha contra la izquierda. En Occidente, toda la clase intelectual corrupta y distorsionada ve el colapso de la URSS con verdadero júbilo, sin darse cuenta de que el verdadero problema trágico no es la pérdida de poder por parte de burócratas cínicos y corruptos (y en cualquier caso, rápidamente reciclados en intermediarios económicos de la finanza mafiosa interna y externa), sino el hundimiento en la miseria masiva de millones de sujetos privados de representación política y sobre todo la pérdida de una contraparte estratégica del imperio armado estadounidense.
Señalé en un párrafo anterior que personalmente no considero al comunismo histórico del siglo XX (en el sentido de socialismo real estáticamente garantizado) como un fenómeno de izquierda, sino como un hecho histórico que nace de la izquierda genéticamente, pero que en cuanto asume el poder debe ampliar su base ideológica más allá de las fronteras de la propia izquierda (nacionalismo en la URSS, confucianismo en China, bolivarismo en Cuba, etc.).
· Creo que hoy el principal oponente de los pueblos del mundo es el poderosamente armado imperio estadounidense, que lamentablemente no encuentra suficiente contrapeso económico, político, cultural, militar y geopolítico. En esto no hay antiamericanismo de mi parte, todo lo contrario.
Amo la cultura estadounidense y el idioma inglés, y en general no creo que haya gente mala. Me repugna el sionismo, pero también me repugna el antisemitismo de todo tipo. Estar en contra de Hitler no significa estar en contra de los alemanes, al igual que estar en contra de Pol Pot no significa estar en contra del pueblo camboyano.
No creo en absoluto que la categoría científica desde la que empezar a interpretar el estado actual del mundo sea la de la globalización neoliberal, como cree Vittorio Agnoletto (15), sino que sigue siendo la del imperialismo, en el sentido que se le da sobre todo en los más recientes escritos de Gianfranco La Grassa (16). Pero la izquierda actual ya no es capaz de entender lo que está sucediendo, por lo que es necesario reestructurar radicalmente nuestra forma de ver las cosas.
· Me dirijo a la conclusión. No obstante, el lector tiene derecho a una conclusión clara e inequívoca de mi parte, en que establezca claramente por qué la dicotomía es obsoleta y por qué hemos llegado al agotamiento y superación de una tradición que fijó la oposición de identidades y pertenencias rígidas.
En pocas palabras, estos son dos puntos esenciales en torno a los cuales gira el resto: el problema del comunitarismo moderno como una filosofía política mejor que el individualismo liberal, y la defensa de un Estado nación independiente concebido de una manera nacionalitaria en vez de nacionalista, racista e imperialista.
· Examinemos brevemente estos puntos programáticos, que están precisamente más allá de la dicotomía entre izquierda y derecha. En primer lugar, el comunitarismo moderno es hoy capaz, en mi opinión, de corregir radicalmente el error mortal del antiguo comunitarismo del siglo XIX y principios del XIX, a saber, el organicismo (en otras palabras, la Gemeinschaft contra la Gesellschaft) (17). Hoy el comunitarismo, correctamente entendido y elaborado, es capaz de dar cabida a las buenas razones del mejor individualismo, a saber, la tolerancia de los estilos de vida minoritarios, el derecho a la libre expresión artística, filosófica y religiosa, etc.
Sinceramente creo que el mejor comunitarismo puede acomodar las lecciones filosóficas de Spinoza y Marx. El terreno del individualismo, en cambio, es hoy el terreno filosófico común del encuentro del nuevo capitalismo globalizado de consumo focalizado (y precisamente “individualizado” y ya no fordista y serializado) con la izquierda esnob y políticamente correcta. Podría dar mil ejemplos tomados de la vida cotidiana, pero creo que el concepto ya es bastante claro.
En segundo lugar, el Estado nacional fundado en una democracia nacionalitaria (y me refiero aquí a los análisis realizados durante varios años por la revista Indipendenza, con la que tengo el honor de colaborar) ya no tiene nada que ver con la vieja nación imperialista, que Toni Negri sigue comerciando con una confusión pintoresca e irritante. Hoy este Estado nación es sobre todo un factor de resistencia al imperio estadounidense. Por eso Chávez es bueno en Venezuela. Chevènement es bueno en Francia. La junta militar de Birmania y escupir a todos los periodistas de izquierda es genial, y tal vez evitará que su pueblo budista se convierta en un burdel para pedófilos europeos y japoneses como la vecina Tailandia.
China es buena mientras se mantenga fuerte e independiente. Y podemos continuar, pero el lector ya lo habrá entendido perfectamente. Necesitamos una revolución cultural de 180 grados y, lamentablemente, no llegará pronto.
Sé perfectamente que a los ojos de una izquierda políticamente correcta, lo que he escrito no es inglés ni alemán, es decir, en parte comprensible, sino armenio y turco, es decir, completamente incomprensible. No importa. Aquellos con buenas razones deben continuar. Y sabemos que nuestras razones son muy buenas.
Notas del traductor:
(10) De la frase del emperador romano Vespasiano, pecunia non olet (el dinero no huele). La frase aludía inicialmente a un impuesto al uso de la orina que se vertía en las cloacas de Roma, pero con el tiempo fue utilizada para dar a entender que el dinero retiene su valor independiente de su procedencia o de cómo se obtenga.
(11) Tendencia literaria del primer período de la posguerra que se inspiró sobre todo en la vida y la tradición italianas, incluidas vetas nacionalistas, en polémica oposición a todas las formas de cosmopolitismo así como a su tendencia literaria antagónica, la stracittà.
(12) Preve hace referencia en particular a la llamada “estrategia de la tensión” (strategia della tensione), concepto que engloba las tácticas que las potencias occidentales, durante la Guerra Fría y en particular los llamados “años de plomo” en Italia, pusieron en práctica con el fin de manipular la opinión pública y, mediante desinformación y operaciones de falsa bandera, contrarrestar la influencia geopolítica de la Unión Soviética y desacreditar a  movimientos políticos extrasistémicos. La expresión “estrategia de la tensión” fue utilizada por primera vez a raíz del atentado de Piazza Fontana del 12 de diciembre de 1969, donde murieron 17 personas y 88 resultaron heridas tras la detonación de una bomba en la sede de la Banca Nazionale dell’Agricoltura de Piazza Fontana en Milán. El incidente fue parte de la llamada operación Gladio, una serie de acciones paramilitares clandestinas financiadas y organizadas por la OTAN, la CIA y el MI6 británico.
(13) El llamado “acuerdo histórico” (compromesso storico) fue una estrategia política impulsada por Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI) durante los años 70. La idea era promover la colaboración entre el PCI, la Democracia Cristiana y el Partido Socialista Italiano a través de una política reformista. Este acuerdo se realizó en parte gracias al apoyo del PCI al gobierno democristiano de Giulio Andreotti en 1978 y comenzó a colapsar con el asesinato del ex Primer Ministro Aldo Moro, uno de sus principales promotores. Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética se oponían a este acercamiento entre los tres principales partidos políticos de Italia.
(14) UNITA es la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola. Fundada en 1966, luchó en la guerra de la independencia de Angola (1961-1975). RENAMO es la Resistencia Nacional Mozambiqueña, organización anticomunista fundada en 1975.
(15) Político italiano y exeurodiputado por el partido de Refundación Comunista.
(16) Economista italiano. Propone la tesis del “conflicto estratégico” a nivel global, centrada en el “campo de fuerzas que inerva permanentemente toda la formación social” con estrategias entre agentes sociales en conflicto recíproco para lograr supremacía en el escenario geopolítico actual. Estos agentes operarían no con una racionalidad instrumental y económicamente medible, sino con una racionalidad estratégico-política. Su accionar se desarrollaría en medio de un desequilibrio incesante con la alternancia de fases capitalistas policéntricas y monocéntricas, en una revisión de las teorías sobre el imperialismo de Lenin.
(17) Teoría desarrollada por el sociólogo alemán Ferdinand Tonnies (1855-1936), según la cual las relaciones comunales (gemeinschaft) en las primeras sociedades tribales o nacionales surgían gracias a la cultura común y el sentido de identidad conjunta de sus miembros. Esto habría evitado grandes conflictos sobre valores básicos, ya que todos compartían un conjunto de costumbres y un sentido común de destino. Con el desarrollo de las sociedades multiétnicas y multiculturales, fundadas por necesidad en relaciones de lazos impersonales (gesellschaft) en vez de una identidad y valores históricos, la colaboración se mantuvo debido a la necesidad de intercambiar bienes y servicios.
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jgmail · 4 years
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Solar Asceticists Productions: Entre el Black Metal y la Tradición
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Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Entre el Black Metal y la Tradición, el cerebro del sello underground y artesanal Solar Asceticists Productions, Carl-Hugo Pinto-Sendra responde a las preguntas de Rébellion y nos hace descubrir su visión y sus proyectos.
 R / El Black Metal en sus distintos aspectos ha sido el centro de su sello Solar Asceticists Productions y de sus otras iniciativas desde el principio. ¿Puedes, para empezar, contarnos sobre tu viaje personal y tus actividades dentro de la esfera del Black Metal? ¿Cómo se enteró y por qué este interés por este estilo?
Hola y gracias por esta entrevista. Como muchos, fue en mi adolescencia cuando una cierta atracción por el contenido subversivo y las formas de arte "ocultas" en general me llevó al borde del vasto universo del Black Metal. Desde este descubrimiento y hasta ahora, lo que sostiene mi pasión por esta música es su orientación contra corriente, sacando sus raíces más allá de las estructuras establecidas, lejos de las miradas superficiales. Hay una oscuridad necesaria en este movimiento musical, que toma la forma de un viaje que atravesamos de manera introspectiva. Siempre he visto esta música como una expresión iconoclasta casi "nietzscheana", muy alejada de las concepciones morales. En mi visión, entonces, esta oscuridad justifica la luz y es parte de un desarrollo importante en mí. Esta visión es similar a la que describió Jean-Marc Vivenza sobre la “noche negra del alma” en uno de sus números anteriores.
 Así que muy rápido intenté encontrar mi lugar, participar y contribuir, a esta escena que me fascinaba. Entonces multipliqué la organización de conciertos, creaciones de visuales y "microestructuras", a menudo en mis inicios con grandes deficiencias y una gestión inestable - hasta que me crucé en el camino de un músico devoto ("Sk Sk”) durante un concierto en Montpellier con el que montamos nuestros primeros experimentos y proyectos musicales de Black Metal: KLLK y Apotheosis, luego Avitum más tarde. Después de un poco de experiencia escribiendo crónicas musicales en webzines especializadas, conocí a Louis Germain/LawOfSun con quien diseñé la webzine MITHRA. Templezine, que ahora está inactivo después de tres años de existencia. ¡De MITHRA! ¡Templezine nació con la etiqueta Mithra! Infrasound posteriormente pasó a llamarse Solar Asceticists Productions. Luego siguió la sub-etiqueta Le Recours aux Forêts Productions y el actual heredero de Mithra! Templezine en formato papel, el fanzine Hymnes & Sacrifices.
  Tus etiquetas parecen tener un enfoque muy "hágalo usted mismo" e instintivo en su forma. ¿Cuál es su enfoque para elegir sus colaboraciones con grupos? ¿Cuáles crees que son las obras más importantes de SAP?
 Esta parte del "hecho en casa" es muy importante en la filosofía de la etiqueta, quiero asegurar que, desde el diseño de las ediciones, hasta los contactos con compradores y grupos, los enfoques se presenten a "escala humana". Esto se debe en parte a que me posiciono sobre todo como cliente activo en muchas etiquetas de la escena "underground" y me gusta que un objeto sea trabajado con mimo y devoción, por eso también hablo a menudo de los "artefactos" para mis ediciones. Entonces son ediciones de "artefactos" que preparo siguiendo estrictamente el universo del grupo que produzco. A veces he incorporado huesos triturados, incienso regular, edelweiss secos e incluso Salvia divinorum. Con mi amigo Brennos Invictus que se unió a la estructura este año, viajamos por la web para encontrarnos con proyectos musicales que corresponden a un marco de lectura de Black Metal específica de nuestros mundos. Lo que nos interesa sobre todo es la atmósfera que se genera, los temas y la energía que se desprende de las composiciones, respecto a las inquietudes de la calidad "sonora" y las cuestiones sobre la capacidad de los artistas para generar el sonido. El dinero, eso se lo dejamos a las grandes firmas, no tiene cabida en nuestro enfoque del Black Metal y sus subgéneros.
 Estoy orgulloso de todas mis producciones sin duda, quizás más aún cuando pasó que eran grupos que ya llevaba mucho tiempo siguiendo, como Primitive Knot (también recomiendo su otro proyecto Electro/Industrial, Autox - "Demonios del capitalismo tardío") y Cenizas.
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Vemos día a día en determinadas plataformas musicales un nuevo interés por el formato de casetes de audio, y esto en estilos cada vez más amplios en Bandcamp y sitios de distribución más “especializados”. Ya conocíamos el reciente resurgimiento del vinilo, pero ¿cómo explicas este renovado interés por un formato olvidado durante tanto tiempo? ¿Es este el efecto de la "hipsterización", una idea para luchar contra las nuevas tecnologías o una verdadera pasión por este formato?
La producción de casetes de audio nunca se ha detenido en ciertos círculos musicales, tanto en Black Metal como en Harsh Noise/Power Electronics, Rap Underground (los famosos "mixtapes") o incluso Crust y Grindcore. Durante mucho tiempo ha sido el formato por excelencia de los entornos “subterráneos” tras su caída al inicio de este nuevo milenio. Hasta ahora, como tendencia y apoyo de los círculos hipster, ciertos géneros más mundanos se injertaron en estas ediciones analógicas marginales. Posteriormente aparecerían multitud de industrias y fábricas especializadas o simplemente ofreciendo duplicaciones con, esta vez, una calidad de sonido mucho más nítida, opciones de personalización casi infinitas (colores de cada parte del cassette, colores de las cajas...).
 Por tanto, podemos hablar al principio de un interés por la marginalidad del formato, que con el tiempo ha contribuido a desarrollarse en lugares más frecuentados. Sin embargo, es una pena que no haya forma de diseñar casetes de audio completamente reciclados o con materiales ecológicos.
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También eres músico en algunos grupos y proyectos musicales, más o menos del Black Metal. ¿Qué nos puedes decir de la forma en que percibes la composición musical y si aplicas la misma inversión que a través de tu sello u otras estructuras? Temas con atmósferas visuales y sonoras, su grupo K.L.L.K parece estar orientado hacia los escritos de Julius Evola (con muchas citas) y Mircea Eliade. ¿Cómo explicarías esta conexión entre tu música y estos dos autores?
 La implicación, si hablamos en grados sigue siendo la misma, es simplemente el soporte el que cambia, así como la forma final, y quizás el tiempo concedido, porque puede suceder que dependiendo de los períodos toda esta nebulosa se vuelva extremadamente una pérdida de tiempo. Por ejemplo, cuando respondo a esta entrevista, cambios colosales me han hecho retrasar tres de nuestros lanzamientos en nuestro sello Solar Asceticists Productions. En un proyecto musical basado en la improvisación como el que tenemos en Apotheosis, el tiempo de composición se reduce inmediatamente a cero, lo que incluso nos permite hacer conciertos y preparar como actualmente nuestro próximo lanzamiento en el sello californiano Gray Matter Productions para finales de septiembre en otros lugares. ¡Incluso tuvimos la oportunidad de compartir escenario con el grupo polaco Batushka en París hace dos años y más recientemente una cita con los quebequenses de Délétère! Este proyecto evoluciona más en un estilo experimental cercano a la música Drone/Dark Ambient y Ritualist Folk. En cuanto a Avitum, el grupo lleva un tiempo en pausa, el último lanzamiento se remonta a 2015 en el sello Burgundy Atavism Records, es nuestro único proyecto musical politizado. Lo que nos lleva a K.L.L.K que es el grupo principal de nuestro círculo, alrededor del cual gira todo desde 2010.
 Si bien lo que más nos interesó a la luz de nuestras primeras grabaciones con “Sk Sk” fue sobre todo puramente transgresor, incluso provocador, muy rápidamente supimos incorporar elementos más inmanentes y esotéricos a K.L.L.K, lo que nos llevó a incluso a escala personal para descubrir y profundizar aún más nuestro conocimiento en la materia. Fue durante este período que descubrí a varios autores, entre ellos Julius Evola, que jugó un papel fundamental en mi desarrollo y el de K.L.L.K, incluso creando todas mis estructuras en el futuro. La visión evolutiva que más se aplica en los temas del grupo es tanto la del ascetismo que encontramos en La Doctrina del Despertar como la del camino iniciático para trazar el perfil de una especie de übermensch revisitado bajo la expresión "hombre diferenciado" que usa en su libro Cabalgar el tigre. Mircea Eliade por su parte, en su obra principal El mito del eterno retorno nos permite aportar una dimensión más mitológica y "ritual" a temas como las composiciones. Hago voluntariamente referencias a otros autores como Maria de Naglowskia, Ananda K. Coomaraswamy (La Doctrina del Sacrificio), René Guénon (El Reino de la Cantidad o los Signos del Tiempo) o incluso Savitri Devi (Perfección eterna y evolución cíclica, publicado por Ars Magna). Cada una de nuestras salidas narra un viaje, el camino de un autarca o incluso una iniciación, presentado con un orden "cíclico" particular, y una tendencia irresistible a querer salir de una época que nos conviene más a medida que avanzamos de su desapego a lo Sagrado y la Naturaleza. Si a eso le añadimos un interés particular por los cultos de los misterios mediterráneos, ¡obtenemos una especie de sincretismo bastante singular!
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La evolución del Black Metal desde sus orígenes - satánicos, subversivos, paganos y blasfemos - hasta nuevas oleadas de grupos con temas y letras más naturalistas, filosóficas e incluso abstractas. ¿Cómo percibe esta “evolución”? ¿Sigue viva esta corriente o se ha convertido en una pálida copia de los “grandes antepasados” de los noventa? ¿Existe un Black Metal cristiano?
 Como dices, creo que el Black Metal ha experimentado cambios significativos durante la última década, con la aparición de ramificaciones tan numerosas como diversas. A veces fue por elementos ya presentes al final de la segunda ola (mediados y finales de los 90) o por elementos provenientes de estilos musicales completamente diferentes más tarde. Intentaré hacer un inventario rápido de algunas de estas líneas:
 - el subgénero Atmospheric Black Metal, que ha sido muy popular durante los últimos diez años. En parte estuvo influenciado por álbumes importantes del final de la segunda ola, en particular "Dead as Dreams" de los estadounidenses de Weakling, "Pale Folklore" de Agalloch, "Heathen" de los finlandeses de Wyrd y "Autumn Aurora". Ucranianos de Drudkh. Se destaca por su enfoque a menudo naturalista, una elección de sonido más “aireada” y composiciones envolventes.
- la corriente del Black Metal ortodoxo, que toma un desvío más teológico, en su interpretación luciferina o resultante del llamado satanismo teológico, con composiciones muchas veces más "técnicas". Podemos fechar un disco precursor como el de culto “De Mysteriis dom Sathanas” de Mayhem y luego más “formal” y tardío, pero no menos culto, “Si Monumentum Requiere Circumspice” del francés de Deathspell Omega.
- el subgénero Black Metal Ambient, que diluye sus composiciones en largos rangos musicales, distantes e inmersivos al mismo tiempo. Esta vez, los primeros álbumes del género se remontan a los álbumes de Burzum e Ildjarn en plena segunda ola en Noruega. Otras obras han dado forma al género, entre las que destacan "Nocturnal Poisoning" de Xasthur, "Supremacy" de The Eye, luego buena parte de los grupos del Russian Blazebirth Hall (Branikald, Forest, Raven Dark) y toda la discografía suiza de Paisaje de invierno.
- un subgénero importante también, el Pagan Black Metal que también extrae sus fuentes de la segunda ola, ve el final de la primera (finales de los 80) con el pionero del género Bathory, luego seguirán otros grupos de la segunda ola como Enslaved - el álbum "Eld" es imprescindible - Ulver o incluso más tarde Windir hasta nuestros contemporáneos ingleses de Winterfylleth. Destaca por su enfoque pagano, mitológico y épico, tanto en los temas como en las composiciones.
- Lo que yo llamo el Black Metal "adorador" (también llamado Black Metal Bestial o más generalmente Black/Death Metal), una de las corrientes más inaccesibles por su violencia tan musical como temática, cruzando regularmente sus influencias sonoras con el Death Metal. Los precursores son tanto parte de la primera ola, desde los canadienses de la Blasphemy hasta los estadounidenses de Von, como de la segunda ola hasta su final, Beherit, Archgoat, Profanatica, Bestial Warlust, Order from Chaos, Black Witchery, Bestial Summoning.
 He hecho una breve síntesis aquí y he excluido deliberadamente otras ramificaciones específicas del género, ¡las influencias son extremadamente vastas hoy! Tendría la tendencia a decir que esta evolución, al menos de los temas, se explica por un proceso completamente natural, por un lado, por la capacidad de los actores de la escena para renovarse sin "desviarse" y por otro el acceso ilimitado a información instantánea, esta última permitiendo a todos especializar la orientación de su grupo según criterios más personales y amplios que nunca. Los inconvenientes de tal "democratización" posiblemente sean una apertura a veces poco dominada que termine por "distorsionar" la esencia misma del Black Metal y también un espíritu de comercio impulsado por cierto oportunismo proveniente de las estructuras como de los grupos.
 Yo habría tendido a decir que, en cualquier caso, desarrollar alguna forma de satanismo es hacer que el cristianismo exista a través de la adversidad, por lo que la presencia cristiana a menudo se apoya. Dicho esto, podemos encontrar grupos que se apoyan directamente en una espiritualidad cristiana fuerte y encarnada. A menudo son víctimas de un cierto desprecio por parte de la mayoría de la escena del Black Metal, pero podemos citar algunos como Antestor, Crimson Moonlight y el enfoque cristiano gnóstico de Reverorum ib Malacht. En Francia, está el proyecto musical de Constantinopla, pilotado por un muy buen amigo mío, Saurus Devletian, y su relación con la religión está dominada por su proximidad a Action Française y su lectura de Charles Maurras. ¡Su primer EP "Dieu, la Rue, la République" también fue lanzado en mi sello!
 ¿Cómo explicar la importante difusión del Black Metal en los círculos europeos radicales? ¿Es para ti un vector de mensaje o una herencia europea? ¿Existe un Black Metal “Antifascista”? ¿Cuál es su margen de distribución y cómo se recibe?
 R. Hay bandas que abrazan temas políticos o ideológicos radicales, a veces bajo la etiqueta NSBM (Black Metal nacionalsocialista, con bandas como Der Sturmer, Elitism, Wolfnacht y Aryan Kampf 88) mientras que algunas se ocupan más del nacionalismo: vemos el patriotismo en sí mismo, con temas menos "sulfurosos, y aquí estoy pensando en grupos como Peste Noire (esencial en muchos aspectos, especialmente para una audiencia francófona), Caverne, Forteresse, Kroda o incluso Crystallium. Incluso podemos encontrar grupos como Menegroth o Frangar que hacen del fascismo italiano una parte importante de sus temas u otros guiados por el ocultismo nazi y la Sociedad Thule, como Spear of Longinus ("El Yoga del Nacionalsocialismo" & “Nazi Occult Metal”), Maleficent (“Encounter with the Beast”) y Black Magic SS (toda la discografía). Partiendo de esta premisa, no es difícil imaginar que en un movimiento de rock esta música se haya extendido entre los activistas a gran velocidad a lo largo de los años. También lo vemos con el gran crecimiento de festivales en Europa especializados (o tolerantes) en estas orientaciones (el Hot Shower Festival, la Noche de Honor, el Steelfest o incluso el Asgardrei en Ucrania) y la proximidad indirecta o partidista con el Regimiento de Azov. ¡Desde los inicios hasta su estado actual, así los rusos de Blazebirth Hall, pasando por los alemanes de Absurd y Burzum en Noruega a principios de los 90, hasta esta miríada de grupos contemporáneos, podemos decir que la compatibilidad está más que demostrada!
 Si se puede hacer un inventario en la superficie, no es menos difícil explicar cómo esta chispa de "disidencia disidente" tiene sus raíces en la política. Según mi punto de vista, eso podría explicarse por un profundo rechazo al orden establecido, un rechazo a una Europa - a menudo post-1945 - castradora y una reconexión con un pasado que estamos intentando hacer desaparecer, que pierde su identidad de grandeza. Estos tres sentimientos proyectados por un Black Metal decididamente helado, oscuro y violento, en mi opinión, ayudan a trazar el paralelo entre una visión fatalista de Europa mientras alimentan profundamente la llama de cierta revuelta en los corazones de los seguidores, como en los que no están en el suelo. Para mí es, por tanto, sobre todo hoy en día, un vector importante que no contradice la lógica militante de una lucha política.
Y como actualmente no es concebible generar una idea sin tropezar con obstáculos, existe por supuesto una reacción adversa muy reciente que responde a la etiqueta "RABM" (Red and Anarchist Black Metal) inspirada en un movimiento como RASH*. La gran diferencia con la columna vertebral del Black Metal original, además del vacío interestelar de tal enfoque, si es solo una reacción superficial, es que muchos de estos grupos provienen de los círculos Crust, Grindcore, D-beat o Power Violence, y muy a menudo solo tienen el nombre de "Black Metal" y un poco de imágenes, siguen siendo grupos con contornos musicales punk. Se hizo la excepción para grupos de la Région des Cascades en América, como Panopticon y Anicon que, aunque libertarios, orientan su música hacia concepciones de tipo anarco-primitivista y naturalista, con contenido musical de calidad. Gran parte de esta escena parece estar teniendo cierto éxito en los Estados Unidos (¿coincidencia?) y Canadá, con webzines especializados de gran circulación que ondean con orgullo los colores del antifascismo. Estas revistas web populares en la web son Cult Nation (incluso distribuyen merchandising político), Metalsucks (que realiza investigaciones políticas directamente sobre la vida privada de los músicos) o Noisey de la revista VICE (más convencional). En cuanto a su acogida, diría que muchos grupos proceden de Estados Unidos y que son las estructuras, etiquetas como webzines, las que contribuyen más que en gran medida a su distribución. En Europa, el "RABM" y la filantropía en la escena siguen siendo bastante anecdóticos.  
 Lanzaste una sub-etiqueta, “Recours aux Forêts Productions”, para presentar más grupos de “Neofolk/Dark folk”. ¿Es este estilo importante para ti? Me parece que has decidido acabar con esta estructura, ¿por qué has hecho esa elección?
 Neofolk ya formaba parte de Solar Asceticists Productions en el pasado, edité el primer lanzamiento del trío de Toulouse Lisieux en 2016, pero con la orientación del sello hacia una cuadrícula de lectura más Black Metal, se estaba volviendo un poco más complicado hacer coexistir los dos estilos musicales. Desde julio de 2017 conocí al músico multi-instrumentista Kruksog en mi camino y fue a partir de ahí que se desarrolló la dinámica de Recours aux Forêts Productions. Este estilo es importante para mí porque, como el Black Metal, despierta en mí sentimientos similares a través de su sobriedad estética, el tono desencantado de sus melodías y su estética europea.
 ¡Elegí cerrar el capítulo Le Recours aux Forêts Productions después de solo un año de existencia, porque además de la sobrecarga de trabajo generada, me di cuenta de que en realidad podía encontrar el equilibrio en un solo sello, entonces las próximas producciones de este tipo estarán ahora en Solar Asceticists Productions!
 Dark Folk y Neofolk afirman ser "eurocéntricos". Para usted, ¿son estos estilos de música la expresión de valores verdaderamente europeos? Con una cierta forma de "democratización" de la música underground en estos días, ¿este tipo de música para ti te lleva a diluir sus palabras? ¿Cómo recibe el público a los grupos de estas etapas?
Es bastante difícil posicionarse en esto porque muchos grupos de Neofolk y Dark Folk utilizan una imaginería y ciertos temas que atraen hacia las viejas tradiciones de Europa, a veces con un excesivo juego de provocación, pero en el fondo muchos vienen de ya sea de los círculos punk o de la música industrial. El ejemplo de Death in June que empezó con una banda de Punk Rock llamada Crisis y que, tras un gran evento del grupo, se convirtió en una receta de secuela más marcial y transgresora a mediados de los 80. En otro género, pero todavía bastante cercano, está la Música Pop/Industrial Militar de Laibach, muy inspirada en temas radicales europeos en la superficie, mientras que los integrantes del grupo han estado desde su creación en el eje izquierdo de la política. Es una historia de la diferencia entre lo que representa conceptualmente una música y lo que la impulsa. En términos absolutos, tendería a decir que, si un individuo puede estar buscando música que le parezca "eurocéntrica", que no está demasiado preocupado por la implicación política de los miembros del grupo, entonces sí podrá encontrar un universo correspondiente a lo que está buscando. En resumen, diría que este aspecto "eurocéntrico" no es Neofolk en su expresión directa, sino una reinterpretación puramente estética.
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Como hemos visto para el Black Metal, ningún medio escapa a esta gran disolución del pensamiento que consiste en crear "espacios seguros" a toda costa y suavizar cualquier relieve que sea un poco demasiado "nítido". Entonces estos círculos también se ven afectados, las polémicas y presiones antifascistas son constantes entre grupos que actúan en directo como Death in June o Blood and Sun por ejemplo y creo que eso contribuye a perder de vista el espíritu original de estas músicas. Incluso vemos cada vez más proyectos musicales que tienen solo el marco musical de Neofolk, con elecciones artísticas impulsadas por el deseo de romper con el pasado. Seguramente esto es por miedo a tener una retroalimentación negativa, pero en mi opinión, estas elecciones llevan a destruir el carácter anticonformista y transgresor de toda la historia de Neofolk y sus derivados, lo que encuentro perfectamente lamentable.
También escribes columnas y aportas entrevistas para un fanzine de papel llamado "Hymns & Sacrifices" con un equipo de editores, ¿puedes contarnos más sobre los antecedentes del proyecto?
 Hymns & Sacrifices es la sinergia de varios editores que, tras el cierre de Mithra! Templezine, han decidido reorientarse lejos del procesamiento informático y los repetidos zumbidos que contaminan las redes hoy. Nos pareció que el formato de papel era el más adecuado para este enfoque "revolucionario", además de ampliar nuestra gama de posibilidades en términos de elección de redacción y libre expresión. ¡La cuadrícula de lectura es similar a la de Mithra! Templezine, un eclecticismo "coherente" (al menos para nosotros), con géneros que van desde Black Metal, Industrial/Noise Music hasta Neofolk y Experimental Music, incorporando gráficos y creaciones visuales de artistas cerca de nuestra nebulosa. También se relaciona con la idea ya explicada anteriormente de volver a una escala humana, esto es importante para nosotros y es parte de una visión de clan de un futuro que compartimos.
 ¿Cómo apoyar su enfoque? ¿Tienes algún próximo proyecto?
 Puedes encontrar todos estos proyectos y estructuras musicales en gran parte de las redes, desde Facebook hasta Bandcamp (¡para escuchar las producciones y hacer pedidos online). La excepción es el fanzine Hymnes & Sacrifices, que solo se puede obtener por correo electrónico o dependiendo de la disponibilidad de stock, en las distribuciones en línea Steelwork Machine, Solar Asceticists Productions y Corde Raide Productions (Quebec). ¡Tenemos una dirección de Paypal para aquellos que deseen donar también! ([email protected])
 En estos momentos estamos preparando la segunda parte del fanzine Hymnes & Sacrifices, la próxima producción de Apotheosis se estrenará a finales de septiembre como se indicó anteriormente, estamos preparando el próximo disco de K.L.L.K. así como conciertos para finales de 2019 y estamos en busca de Solar Asceticists Productions para nuestros próximos lanzamientos, a saber, Pale Roses (Dark Folk, Brittany) y Maquerelle (Experimental Black Metal, Châlon-sur-Saone). Estamos en proceso de constituir un colectivo para reunir todos nuestros proyectos y por mi parte estoy preparando una especie de "artzine" con obras de artistas independientes y algunos artículos culturales.
 Una vez más, gracias por esta entrevista y ¡hasta pronto!
 Gracias a Carl-Hugo Pinto-Sendra por sus respuestas.
 Entrevista realizada por Louis Alexandre
 Para seguir y apoyar esta etiqueta:
https://solar-asceticists-productions.bandcamp.com
Nota: *Red and Anarchist Skinheads
 Fuente: http://rebellion-sre.fr/solar-asceticists-productions-entre-black-metal-et-tradition
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jgmail · 5 years
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Reportaje sobre Dugin en revista alemana ZUERST!
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Perfil de Aleksandr Dugin a cargo de Manuel Ochsenreiter, redactor jefe de la revista mensual ZUERST! (tradicionalista y antisistema, próxima a las ideas de la revolución conservadora y a los postulados del eurasismo – huelga decir que tal publicación no resulta agradable al rígido stablishment de lo “políticamente correcto” reinante en Alemania, y han intentado silenciarla y retirarla de la circulación en múltiples ocasiones).
“¿Quién gobierna Alemania en realidad?” titula la portada del ZUERST! en su primer número, de enero del 2010
ZUERST ! que significa “PRIMERO!” y que se define como “Deutsches Nachrichtenmagazin” (“revista alemana de noticias”), hace alusión con su nombre al deseo de que los intereses de Alemania sean defendidos PRIMERO; antes que los de la parasitaria casta plutocrática globalista que ha robado la soberanía nacional del país, mediante los burócratas-peleles de Bruselas que exprimen y subyugan no sólo a Alemania, sino a todos los pueblos de la llamada “UE”.
Además de ser una publicación conservadora que defiende los valores tradicionales frente a los delirios progres de la infraizquierda postmoderna, ZUERST! mantiene una línea editorial antiimperialista, soberanista, partidaria de un acercamiento a Rusia en el marco de un eje continental París-Berlín-Moscú, y de solidaridad con los países bajo ataque por la OTAN: Manuel Ochsenreiter estuvo de corresponsal en Siria en un tiempo en el que la violencia terrorista que azotaba la capital era particularmente implacable; cuando entre otros atentados, se produjo el magnicidio que costó la vida a altos cargos del Gobierno, entre ellos el Ministro de Defensa Dawood Rahja, en la operación denominada «Volcán de Damasco».
Allí entrevistó entre otros al sacerdote Elias Zahlawi. Éste relató el calvario al que están expuestos los cristianos orientales que caen en las garras de los energúmenos salafistas (en su mayoría saudíes, libios, turcos o chechenos) que componen las bandas takfiristas mercenarias que intentan desde hace 2 años derrocar al gobierno sirio instigadas e instrumentalizadas por el sionismo y con el beneplácito y apoyo explícito de “occidente”. También entrevistó para ZUERST! a la joven activista Mimi al-Laham, más conocida en Internet como “Syriangirl”.
Ochsenreiter es así, junto al francés Thierry Meyssan y muy pocos más, uno de los escasos reporteros europeos que se atreven a informar de manera honesta sobre conflictos como el de Siria, Libia o Serbia; contradiciendo la versión oficial de los medios imperialistas.
Reportaje sobre Dugin – Friburgo, diciembre 2012
Ambos, Dugin (acompañado por su hijo Artur) y Ochsenreiter, se encontraron en Friburgo, donde visitaron la casa del célebre filósofo Martin Heidegger (muy estimado por el profesor ruso), compraron libros en anticuarios y charlaron en un café de la ciudad sobre el pasado, el presente y el futuro; sobre política y metapolítica.
Traducido del alemán para TM por Felix W.
El siguiente reportaje se encuentra aún inédito en internet en su versión original alemana – Se puede consultar sólo en la versión impresa del más reciente número de la revista ZUERST! (marzo 2013)
El innovador
Los analistas occidentales “expertos en Rusia” se sienten alarmados ante él. El profesor Alexander Dugin es uno de los más conocidos – y a la vez controvertidos – politólogos rusos
Hace exactamente 30 años desde que el Presidente de EE.UU. Ronald Reagan, subió a la tribuna de oradores el 8 de Marzo 1983 en Orlando, Florida, para dirigirse a los miembros del grupo cristiano conservador “National Association of Evangelicals”. Su redactor de discursos, el ganador estadounidense del premio Pulitzer Anthony R. Dolan había escrito su, por así decirlo, obra maestra. El periodista Dolan, de apenas 32 años de edad, sabía como escenificar correctamente a Reagan.
El discurso de Orlando debía ser impactante, como una bomba. El presidente de los EE.UU. bramó ante los cristianos conservadores contra la Unión Soviética. Pero esta vez no se refería a la URSS tan sólo como una “dictadura comunista” o como “Amenaza a la libertad” – esta vez la calificó como el “Imperio del Mal”. Éste era el patetismo fraseológico que más triunfaba ante la mojigata audiencia que le escuchaba. El público aplaudió durante minutos, poniéndose en pie durante la ovación. No se trataba  sólo de mantener a raya a sus competidores ideológicos y geopolíticos, sino que era la clásica lucha del “Bien contra el Mal”, por lo tanto una lucha geopolítica e ideológica. Y propia de las películas del Oeste, en las que también el propio Reagan había actuado en el pasado. Los americanos sabían que al final, los buenos siempre ganan. La Unión Soviética hace mucho que ya no existe. Ahora está la Federación Rusa en su lugar. Rusia ya no es comunista, ya no tiene a su alrededor a sus estados socialistas satélites y ya no envía misiles nucleares a Cuba. Y hoy ya no huyen  intelectuales soviéticos en aventureras condiciones hacia el Oeste, sino que actores como el francés Gérard Depardieu se establecen de manera completamente legal y en primera clase a Rusia. Pues allí hay  un impuesto fijo bajo y una buena vida para quienes tienen la ventaja de ser una celebridad.
Y, aún así, en los medios occidentales  Rusia tiene nuevamente el viejo papel de villano: El presidente ruso Vladimir Putin sería una especie de dictador, que practica una oscura política autoritaria y megalomaníaca. En el Consejo de Seguridad de la ONU Rusia es de nuevo ante los ojos de muchos observadores occidentales el notorio obstáculo, ya conocido desde los tiempos de la Guerra Fría. Y las gamberras anarquistas profanaiglesias “Pussy Riot ” son hoy en día ensalzadas en Occidente como se hizo en el pasado con el disidente ruso Alexander Solzhenitsyn.
El Prof. Alexander Dugin es uno de los más conocidos intelectuales de la nueva Rusia que vuelve a inquietar a Occidente. Y como tal, en los principales medios de comunicación del establishment de la Bundesrepublik, Dugin  no tiene muy buena prensa.
Especialmente el diario izquierdista-progre  “taz” ve en ese hombre alto y de larga barba algo amenazante. Dugin, escribe la taz, es “ideólogo-jefe” y aunque se considera “filósofo”, pero sería más correcto calificarlo como líder de una secta “. En los escritos de Dugin observan los redactores de la taz incluso una “retórica fascista”. El historiador alemán Andreas Umland, que imparte clases de Historia de Europa central y oriental en la Universidad Católica Eichstätt-Ingolstadt llegó a señalar en 2008 que la influencia de Alexander Dugin en la política rusa podría incluso provocar una “segunda guerra fría entre Moscú y  Occidente “. 30 años después del discurso de Reagan los periodistas, académicos y políticos occidentales, una vez más se alarman por una “malvada Rusia bajo el control de un lider sectario”
Un Primero de Mayo patriótico
El “imperio del mal” parece estar de vuelta. Alexander Dugin sonríe cuando oye esas cosas sobre él. Él conoce esos ataques, que parecen no molestarle.
En Friburgo de Brisgovia está frente a la casa del filósofo Martin Heidegger, mientras que su hijo Artur coloca su cámara en el trípode. El cielo es gris oscuro, sopla un viento frío. El informe del tiempo ha  previsto lluvia, pero hasta ahora sigue sin llover. A través de los árboles avanza la niebla. Alexander Dugin sepulta las manos en los bolsillos de su abrigo, y su mirada se fija en el cielo. “El tiempo es perfecto”, dice satisfecho. Con su hijo, está grabando un video documental sobre Martin Heidegger. Para encontrar la casa de Heidegger hay que saber la dirección exacta. Ninguna señal indica el camino, casi ninguna guía turística la señala. Friburgo no está orgulloso de “su” filósofo, al contrario. Se lo ha condenado al ostracismo. Pues Martin Heidegger habría sido un “filósofo nazi”. Y en una ciudad universitaria gobernada por los progres se está orgulloso de las zonas con poco tráfico y de la presencia de tiendas de “comercio justo” pero no de un filósofo de fama mundial.
Martin Heidegger
Dugin sacude la cabeza. Casi parece como si tuviera un poco de compasión por nosotros los alemanes. “Martin Heidegger fue el más importante Filósofo del siglo XX”, asegura Dugin y acaricia brevemente su barba. “Pero aquí en Friburgo hay que buscar mucho tiempo para encontrar sus obras en una librería”. Se trata de la primera confrontación de Alexander Dugin con el “complejo de culpa” alemán, de su primera visita a Alemania. En Rusia, dice Dugin, Martin Heidegger es muy apreciado. En la Universidad de Moscú, donde Dugin imparte clases, el filósofo alemán tiene gran importancia. Que los alemanes, ya no sepan valorar a sus propios próceres es algo dificil de entender para el profesor ruso. El admirador declarado y amigo de los alemanes se siente en una tierra de nadie que se pelea contra ella misma. La cámara se encuentra finalmente en posición, Dugin pasa por delante de la casa de Heidegger. Dugin, nacido en 1962 en Moscú, conoce a Heidegger desde la era soviética. Antes del colapso de la URSS, organizó círculos de lectura y grupos, donde saltándose las convenciones académicas imperantes bajo el gobierno del Partido Comunista se leían y discutían obras que en las universidades soviéticas eran muy difíciles de adquirir.
Cuando Mikhail Gorbachev, durante el último periodo de la URSS proclamó la glasnost y la perestroika, Alexander Dugin y otros con ideas afines se dedicaban a probar de los frutos (aún) prohibidos: Además de Martin Heidegger fueron también leídos y debatidos el filósofo italiano Julius Evola y el francés René Guénon. Cuando, después de la desintegración de la Unión Soviética, Boris Yeltsin gobernaba en Moscú, llegó la gran hora de los profetas del “mercado libre” en Rusia. En pocos años se formó una casta de riquísimos oligarcas. Bajo el bebedor Boris Yeltsin fueron saqueados los recursos del país y repartidos entre algunos “hombres de negocios” a menudo ex-funcionarios de la organización juvenil comunista Komsomol, disuelta en 1991. En el vacío político de este colapso total  Alexander Dugin, entre otros, se negó a aceptar que Rusia fuera, como otros países del este de Europa, anexada en calidad de colonia por la esfera liberal occidental. En 1992 – el mismo año, en el que el politólogo USamericano Francis Fukuyama se entusiasmaba con el “fin de la historia” Dugin fundó, junto al conocido escritor ruso Eduard Limonov el Partido Nacional-Bolchevique de Rusia.
Limonov era popular, y Dugin contribuyó a una gran parte del programa político. Por primera vez Alexander Dugin empezó a ser conocido fuera de su país – y occidente se sobresaltó.
Pues el nuevo partido atraía atención de inmediato: La bandera del partido era de color rojo brillante con círculo blanco, dentro, en negro, la hoz y el martillo. Limonov provocaba escándalos frecuentemente, y pronto se unieron al partido especialmente los jóvenes rusos, entre ellos muchos artistas que luchaban contra Boris Yeltsin y su sistema antihumano de la troika (liberalismo, democracia, capitalismo).
En las elecciones, el nuevo partido nunca tuvo verdadero éxito, pero provocaba furor con sus frecuentes marchas. Alexander Dugin guarda buenos recuerdos de aquellos años combativos.
Tras el colapso de la Unión Soviética nos dimos cuenta de que hay que luchar contra las tentaciones hegemónicas occidentales. El gobierno de Boris Yeltsin abrió todas las puertas para la invasión del occidente liberal. Queríamos evitar eso. En aquel tiempo, los nacional-bolcheviques proclamaron que querían fusionar las formas más radicales de resistencia nacional con las formas más radicales de resistencia social.
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Ante la catedral de Friburgo Dugin examina los libros de un anticuario. Toma algunos de ellos, los ojea, pasa las páginas y los vuelve a colocar en su sitio. Ahora ha comenzado a llover. A Dugin eso no le molesta. Es más, parece disfrutar del mal tiempo y sigue repasando los libros  de la tienda. Alexander Dugin domina nueve idiomas – entre ellos el alemán. Es un autodidacta con mucho talento, aprende las lenguas por su cuenta.  Su hijo Artur, ventitantos y estudiante de Filosofía, revela la técnica de aprendizaje de su padre, que en ese momento está apilando los libros que piensa comprar. “Él se pone sistemáticamente a ello, primero aprende la sintaxis de un lenguaje –es decir la estructura – entonces la llena, por así decirlo, con el vocabulario.” Mientras tanto, a Dugin el vendedor le empaqueta los libros en una bolsa.
El parecido de Limonov con Trotsky es asombroso, tanto en lo físico como en lo político – Aquí con el agente atlantista bilderberguiano y pussyriotero, el ex-ajedrecista Kasparov, su mayor aliado en la cruzada anti-Putin
++ La salvaje década de los ´90 hace tiempo que forma parte del pasado. En 1998 terminó la cooperación  entre Limonov y Dugin. Mientras que el escritor Limonov apoya hoy el movimiento de protesta anti-Putin, su ex compañero de lucha Dugin se encuentra en el otro lado de la barricada. Dugin ahora dirige el Instituto Sociológico de la Universidad de Moscú y también asesora al Kremlin en materias de política exterior. Por ello, a los observadores occidentales les suenan las campanas de alarma. Pues Dugin no tiene ninguna intención de “distanciarse de su pasado” como es costumbre hacer, sobre todo, en la República Federal de Alemania.
Y como profesor, el carismático ruso es además muy popular entre sus estudiantes. Cuando Dugin da lecciones en la universidad, la sala siempre se llena al máximo. A menudo incorpora en sus discursos bombásticas instalaciones de vídeo. Mientras Dugin habla a su público, hay una pantalla tras él donde se ven llamaradas de fuego a gran altura, o donde se muestran explosiones. Sea como fuere, sabe cómo cautivar a las audiencias. Desde hace ya tiempo, sus eventos se han convertido en una sugerencia vanguardista en Moscú. “La estética es importante para nosotros”, dice tranquilamente, dirigiéndose a una pequeña cafetería. Dugin cuelga su abrigo en el guardarropas, bajo su negra chaqueta lleva una camisa a rayas, que recuerda a los típicos chalecos del Ejército ruso. ¿Y qué fue del Nacional-Bolchevismo? “Fue una fase en la década de los ´90 “, explica, “pero uno debe madurar” Mientras habla se acaricia la barba. Y se santigua antes de beberse el café, como muy creyente cristiano ortodoxo que es.
Dugin y su círculo moscovita de jóvenes investigadores han creado un propio y bullicioso think-tank. Los contenidos fuertemente tradicionalistas se procesan de una manera moderna. “La estética es importante para nosotros”, repite Dugin y mueve su taza de café un poco hacia atrás y hacia adelante. El concepto de Dugin y sus partidarios – en su mayoría jóvenes intelectuales y estudiantes – consiste en la idea de Eurasia: un bloque continental euro-asiático como poderoso contrapeso a la alianza transatlántica. “Es necesario y luchamos por ello “, dice Dugin con resolución. Cómo ve él ve el papel de Alemania en ese orden? “Alemania es el centro de Europa.  Una Alemania que se reencuentra a sí misma, se convertiría en uno de nuestros socios más importantes.” Éstas palabras son una muestra del por qué los círculos políticos berlineses evitan como la peste  las tesis de Dugin.
Karl Haushofer Dugin no tiene miedo a utilizar en la República Federal de Alemania el tabuizado concepto de la geopolítica. El geógrafo y militar alemán Karl Haushofer fue uno de los fundadores de esa ciencia, que desde 1945 ya no se enseña en Alemania. Los vencedores aliados consideraron las teorías de Haushofer como fuente de peligros y se encargaron de asegurar que no aparecieran más en el plan de estudios.Mientras que hoy en Alemania, casi ningún estudiante está en contacto con las obras de Haushofer, Alexander Dugin hace constantemente referencia a ellas en sus conferencias y libros. “Se trata por encima de todo esto, no sólo de preservar las ideas de Haushofer sino de continuar desarrollándolas “. La idea euroasiática es un desarrollo de sus ideas. El enemigo principal de ésta idea es – el mismo que en la década de 1990 – la hegemonía liberal occidental. “La globalización demanda que el mundo entero se someta al sistema de valores liberal-occidental, que niega las particularidades de los pueblos, y que ha olvidado sus tradiciones y su cultura” afirma Dugin, inclinándose sobre la mesa. Con la mano indica en la mesa el bloque de poder occidental,  que mediante diversos métodos, desde sedicentes “Organizaciones No Gubernamentales” hasta guerras abiertas, tiene mucho interés en expandir su territorio. El conflicto siempre está presente – ya sea, por ejemplo, con el escándalo de Pussy Riot; que fue masivamente alimentado y propagado mediante  ONGs, medios y políticos occidentales; o incluso también en guerras calientes, como actualmente en Siria. Occidente está abogando por un concepto de “mundo unipolar”, dice Dugin. Él por su parte propone un orden multipolar del mundo – con una fuerte región euroasiática como uno de los centros políticos. Dugin considera que el presidente ruso Vladimir Putin va por la dirección correcta – al menos en lo que respecta a política exterior.
Cuando se inflaman los confictos en la frontera que separa Eurasia de los territorios dominados por la hegemonía occidental, Dugin no duda en desplazarse a las zonas calientes, allí donde se disparan los tiros. Durante la guerra de Georgia en 2008 visitó al Ejército ruso. “Nuestras tropas deben llegar hasta la capital georgiana Tiflis, ocupar la totalidad
del país, y de paso también Ucrania con la península de Crimea, que de todos modos pertenece históricamente a Rusia ” lo cita la revista alemana Der Spiegel. Él sería “el barbudo jefe ideológico del resurgimiento del panrusismo”, tronó la publicación izquierdista Hamburger Nachrichtenmagazin contra Dugin, el cual a su vez, en lugar de enfadarse, nos muestra sonriente algunas fotos de su visita a las tropas en el frente de Georgia. Una lo muestra con un Kalashnikov delante de un tanque ruso. Éste hombre no tiene nada, absolutamente nada, de “políticamente correcto”. “Pero el combate contra el occidente  liberal-hegemónico se libra especialmente en las mentes“dice Dugin en voz baja mientras va guardando de nuevo las fotos de Georgia. “Mientras que en las Universidades occidentales se enseña que el liberalismo y el individualismo son la cumbre desarrollo humano, nosotros estamos trabajando en desarrollar una alternativa”
El comunismo, el fascismo y el liberalismo son las tres principales teorías políticas del Siglo XX. Políticamente poderoso es hoy sólo el liberalismo, que Dugin considera como una “ideología totalitaria con pretensión universalista”. El liberalismo derrotó al fascismo y el comunismo y por así decirlo, los digerió. “El liberalismo moderno no tiene ni siquiera enemigos reales en sus esferas de dominio. Allí gobierna el aburrimiento político”. Dugin elige sus cortantes palabras deliberadamente. “El mundo debe liberarse del yugo del liberalismo”¿Pero cómo? Dugin habla de la “Cuarta Teoría Política ” que recientemente publicó en forma de libro.
“Una clave importante para la superación de la modernidad está aquí en Friburgo. Es la noción heideggeriana del Dasein (la existencia)”, dice Dugin. Según ésta no habría un solo “Dasein”, sino muchos. Del mismo modo no hay una sola “Cuarta Teoria Política “, sino un gran conjunto de “Esferas de existencia” antimodernas, que tienen todas algo en común: su oposición a la hegemonía occidental. “Debemos volver a nuestras raíces, a nuestros mitos y Tradiciones. “Cualquiera que hable con el filósofo ruso, no necesita mucho tiempo para entender por qué los periodistas occidentales lo ven como una amenaza: Él sabe cómo cautivar a la audiencia.Incluso si sólo se sienta en un café sin rimbombantes proyecciones que acompañen su presentación. ¿Debemos aprender los alemanes a ser de nuevo alemanes? Dugin ríe. La primera vez ese día. Tras una breve pausa, responde con calma: “Si los alemanes recuperan la consciencia acerca de su propio Dasein y se despiden de la pesadilla transatlántica, la alternativa de  Eurasia estará mucho más cerca. Porque sin (la sumisión de) los alemanes, el proyecto liberal-occidental de la UE no puede existir “. Celebraremos juntos ese día en Berlín o en Moscú? Los ojos azules de Dugin brillan “¿Y por qué no en Königsberg (Kaliningrado)?” Una cosa parece cierta: quienquiera que sea presidente de los EE.UU. ese día, volverá a dirigirse a sus seguidores hablando de la  resurrección del “Imperio del Mal”
MANUEL OCHSENREITER
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Actualidad y vigencia del pensamiento evoliano
Marcos Ghio
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Marcos Ghio
(Conferencia dictada el 11 de junio de 2004 en el
Centro de Estudios Evolianos
de Buenos Aires, en ocasión de rememorarse el 30 aniversario del fallecimiento de Julius Evola)
En un día como hoy, hace exactamente treinta años, inválido desde su lecho de muerte, el barón Julius Evola solicitaba a dos de sus más fervientes seguidores que lo pusieran de pié antes de morir para observar por última vez, desde la ventana de su departamento frente a la antigua Cancillería de Roma, al mundo moderno que estaba a punto de abandonar.
Debió seguramente una vez más percibir la profunda distancia que lo separaba de esas multitudes anónimas que deambulaban por las calles devorando su tiempo en una vida oscura originada en manera azarosa y que a su vez, del mismo modo que casual había sido su comienzo, también habría de serlo irreversiblemente su final, sin nada sustancial que hubiese sido elegido durante todo el trayecto, como el producto de una tenebrosa fatalidad que constantemente la interpreta en un concierto de notas infinitas, de marionetas que rumian apretujadas sin rumbo ni razón de ser. Ellos eran seres en sí mismos insuficientes, sujetos sociales que necesitan irreversiblemente del otro para justificarse, que solicitan diariamente de un foro ante quien explicarse, retóricos precisados de permanentes confirmaciones para continuar con su camino, siempre solícitos a los aplausos y alabanzas, así como de democráticas y promiscuas participaciones. Él en cambio pertenecía al grupo de aquellos que se bastan y son suficientes a sí mismos, que no necesitan de nadie que incremente su yo, y que son por lo tanto capaces de prescindir de las tres metas principales que agitan la existencia mundana tales como el deseo de fama, de poder, de dinero, pues sólo en sí mismos y no en otra cosa encuentran la propia justificación. Formaba pues parte de la especie de los persuadidos contrapuesta a la de la multitud abundante de retóricos a los que contemplaba por última vez desde su ventana. Se trataba por lo tanto de dos razas, de dos hombres que se hallaban frente a frente sin nada esencial que los identificase, sino tan sólo la superficial circunstancia de compartir un cuerpo semejante, o de hablar una misma lengua. Afuera por lo tanto la muchedumbre moderna, la masa, el ganado sin nombre, afanoso de consumos y de aturdimientos para poder saturar el propio tiempo y olvidarse de sí y del por qué se encuentra aquí. Drogados con cosas superfluas, ensordecidos con ruidos infernales, borrachos de curiosidades que llenan incesantemente su yo. Atrapados por la "vida", absorbidos en un torbellino ensordecedor que les permite saturarse de sensaciones intensas, escapándose de sí y disolviéndose en la nada, siendo arrastrados así en el ritmo desenfrenado del devenir. Frente a ellos, inconmovible, el mundo del ser parmenídeo, de aquello que nunca cambia, aquel que el Evola que se despide desde siempre respiraba. Porque existir para el hombre de la Tradición, antagónico del moderno, significa trascender la mera vida, tenerse a sí mismo como centro indisoluble e impenetrable, como roca inflexible ante los avatares del tiempo. Ya desde su misma infancia él había percibido, tal como nos relata en El Camino del Cinabrio, que no se encontraba aquí de casualidad ni que tampoco su ida, ya inminente, era algo que se le hubiese impuesto involuntariamente; él sabía que había venido de otra parte, de un universo lejano y distinto en donde las apuestas son duras y osadas, en donde los hombres, lejos de buscar la paz, la quietud y la "felicidad", se encuentran en cambio ansiosos por transitar el peligro y las misiones más difíciles y complicadas, y para los cuales, a diferencia de nuestros tiempos democráticos, no es ni la fama ni el dinero la medida de todo. Por lo tanto ningún paraíso de bueyes apacentados ni aquí en la tierra ni en el cielo lejano representa su meta. Sólo donde no hay paz y donde existe el peligro se halla la verdadera realización. Porque allí donde se encuentra el heroísmo la vida es comprendida como una epopeya y el hallarse en ella no es entendido nunca como una situación azarosa y casual por la que, sin siquiera habérsenos preguntado, nos despertamos de golpe adentro del cuerpo de un hombre determinado, viviendo en un cierto sexo, en una determinada raza o nacionalidad, en una condición social rica o pobre, en un cierto momento de la historia al que nos debemos adaptar así como el yeso a un molde prefijado, es decir, con una existencia que nos ha sido impuesta por encima de nuestra voluntad. Contrariamente a ello la vida es en cambio concebida aquí como un viaje que previamente ha sido minuciosamente proyectado, como una empresa aventurada en la que entra en juego una meta suprema cual es la conquista y búsqueda de la inmortalidad. Ni tampoco en tal contexto resulta una casualidad el hecho de que se haya elegido vivir justamente aquí en este Kali-yuga, en esta edad del hierro sombría, en su etapa más decadente y terminal, pues ello ha sido en razón de que hemos querido otorgarnos una medida difícil, una prueba sumamente complicada, posiblemente la más arriesgada de todas, en la que es posible más que en cualquier otra extraviarse, perder el rumbo asignado, disolverse en el mundo del devenir y la nada y por lo tanto morir definitivamente arrastrado por el torbellino del número. Pero todo ello ha sido en relación a la apuesta que nos hemos hecho a nosotros mismos, pues quien puede ser libre en un universo de máquinas programadas, ser persona en medio de una sociedad de masas, quien alcanza la conquista de la otra vida en un mundo que se encuentra ebrio de "vida" placentera, de puros instantes sin tiempo, vividos con obtusa intensidad y que se aturde y alucina en sensaciones fugaces, que no son sino huidas y olvidos verdaderos de que realmente se es; aquel que logra sobrevivir en tal sociedad carente de cualquier sostén existencial es sin duda alguna el superior a todos. Y es paradojalmente en un mundo de tal tipo, al que se ha llegado ex profeso, en donde resulta más claro que en cualquier otro que existen en un mismo pellejo que a todos nos identifica dos tipos esencialmente distintos y confrontados de seres humanos que conviven bajo un mismo techo, que se cruzan cotidianamente en una misma circunstancia y situación, en donde sólo un ojo metafísico puede percibir la diferencia esencial que los contrapone. Que se encuentran aquellos, la mayoría, la masa, que son tomados por la vida en un flujo incesante, irracional y reiterativo, siendo apenas átomos mutables de un proceso infinito y vermicular, los que no son otra cosa, al decir de Schopenhauer, que la expresión de una ciega voluntad de vivir que los utiliza como piezas recambiables, como luces fugaces de un concierto infinito de estrellas incesantes que se prenden y apagan raudamente y, en contraposición a éstos, en cambio se encuentran los otros, la otra raza a la que perteneciera el Evola a punto de despedirse, de pié junto a su ventana, de los que han tomado la vida tan sólo como un medio, como un trampolín para lanzarse hacia lo alto a fin de obtener una conquista en donde la muerte, lejos de ser una nada o un velado apagarse de una existencia ansiosa y agotada, es a la inversa la consumación de un proceso, un tránsito victorioso sobre el devenir. No por nada en las grandes religiones de Occidente, como la griega y el cristianismo, dioses y ángeles, divinidades intermedias, envidiaban a los hombres, pues mientras que los primeros estaban determinados a ser siempre inmortales de una misma manera, asemejándose en ello a los animales quienes también estaban signados por un estado de fijedad aunque polarmente inversa, el hombre en cambio, en tanto participaba de dos dimensiones contrapuestas, poseía una libertad esencial de la cual carecían todos los restantes seres, pues sólo a él ninguna fatalidad le estaba prefijada, ni de arriba ni de abajo. Él solo podía elegir entre elevarse hasta la dimensión de un dios o descender hasta el grado más bajo de las bestias y aun hasta de los mismos vegetales, que tan sólo "viven", "gozan" y se reproducen, como en los momentos últimos y actuales de la gran decadencia y postmodernidad, la que, como indica su mismo nombre, no es sino la modernidad postrera y última que pueda concebirse. Por ello ser meramente hombre, tal como mienta el moderno humanismo, no es propiamente nada, pues lo humano es ser tan sólo un puente, un proyecto existencial entre el animal y el superhombre, entre la bestia y el dios. "No nos engañemos: somos hiperbóreos", decía el maestro Nietzsche en la misma línea asumida por el también maestro Evola. Somos diferentes de la inmensa mayoría. Por lo tanto apartémonos del dogma esencial de este mundo de apariencias, en el que la igualdad ya representa un abuso del lenguaje en el nombre de la cual se cometen las más absurdas injusticias. Repitámoslo pues de manera clara y concisa: existen dos tipos de hombre que se encuentran afincados simultáneamente en un mismo tiempo, por un lado los modernos, que son los que han hecho del mismo su principio esencial y por el otro los hombres de la Tradición que en cambio tienen por meta la eternidad, lo que siempre es y nunca deviene y para los cuales la vida representa un medio y no un fin. Tal dualismo es a su vez el que se encuentra presente en todas las grandes religiones las que han contrapuesto dentro de lo humano a dos principios antagónicos e irreconciliables. El origen del hombre, decía la antigua religión griega, surgía a partir de las cenizas de los impuros Titanes destruidos por Zeus en venganza por haber devorado a su hijo Dionisio. Por lo tanto coexistían dos principios antagónicos en nuestra misma especie, divino el uno e impuro y profano el otro, hallándose signados ambos por una lucha incesante e irreversible. En modo tal que los hombres se dividían de acuerdo a si habían sido capaces de hacer primar en sí mismos lo titánico o lo dionisiaco, lo impuro o lo divino, lo sagrado o lo profano, por lo tanto lo moderno o lo tradicional. Y esta lucha interior que cada uno desarrolla en el seno de sí mismo da como consecuencia la coexistencia en la humanidad de dos estirpes antagónicas, determinadas de acuerdo al principio que se haya logrado hacer valer. En modo tal que quienes han hecho primar el devenir y lo mutable, es decir los titánicos, éstos son pues los modernos. Aquellos que en cambio lo han logrado hacer con lo divino y permanente, lo dionisíaco, éstos son los hombres de la tradición. Y aun el cristianismo, en su continuidad aria y occidental, ha reconocido también esta dialéctica incesante en el seno de lo humano cuando ha revelado en el mismo la coexistencia simultánea de dos principios también antagónicos: la imagen y el pecado. El de ser hijo de Dios, de la misma estirpe divina, y la de representar en cambio y por contraposición una tendencia exasperada e impura hacia el no ser y la disolución. Pero agreguemos esta peculiaridad: que esta gran guerra que nosotros sobrellevamos adentro de nosotros mismos, se exterioriza a su vez en el mundo externo cuando, como una proyección de este combate interior, el hombre de la Tradición y el moderno luchan en manera incesante entre sí. Más aun, la misma representa un paradigma necesario e indispensable para objetivar y mantener vivo ante nuestra conciencia y la de los otros tal hecho irreversible. Porque aquí, en relación a tal dicotomía, digámoslo para entrar de lleno al tema de nuestra ponencia, hay dos cosas esenciales que hacen a lo que caracteriza al más estricto pensamiento evoliano y que lo singularizan en relación con otras tendencias que también dicen reivindicar la tradición, pues en los tiempos oscuros y caóticos en los que vivimos existen términos que es indispensable especificar a fin de no extraviarse. Y agreguemos a partir de este instante que hay un pensamiento evoliano claro y definido que es un signo preciso e identificatorio en los tiempos actuales. La primera característica del mismo es que no deben confundirse nunca las categorías moderno y tradicional con conceptos históricos, sino que ambos son metahistóricos. Hacer lo contrario, tal como hace cierto "tradicionalismo", es sucumbir a una sugestión de la modernidad. El hombre moderno no es propiamente ni se agota en lo que hoy se conoce como la Edad Moderna, y a su vez, el hombre tradicional no es tampoco en manera necesaria el perteneciente a sociedades de un remoto pasado. Se trata más bien de dos modalidades existenciales hallables siempre y en todo momento de la historia, con la peculiaridad de que es cierto sí que cuanto más retrocedamos en el pasado más nos aproximamos a paradigmas de sociedades en las cuales rigieron principios tradicionales y es tan sólo por ello, y no por pertenecer a un tiempo que ya fue, que reciben tal nombre y a su vez, del mismo modo, cuanto más nos adentramos en los tiempos actuales, son también mayores los caracteres modernos que las identifican, aunque, nuevamente lo decimos, ello no es porque sean actuales, sino porque han sido el producto de un desvío. Moderno significa aquella modalidad existencial en la cual el modo, lo accidental y consecuentemente lo que es superficial es aquello que prima; por tal razón tiene que ver propiamente con la moda y con todo aquello que siempre es mutable. En cambio el hombre de la tradición (que viene de tradere, y que es lo que por su sustancialidad posee el privilegio y deber de ser transmitido) es aquel que se encuentra afincado en valores que no cambian, es el que adhiere a realidades sustanciales y perennes por contraposición a las accidentales y modales, por lo tanto es aquel que se encuentra más lejos que cualquiera de agotarse en una realidad histórica determinada. El otro principio que caracteriza al evolianismo y que emana del primero se vincula a su carácter decididamente contrario a las actitudes historicistas y por lo tanto modernas, que consideran a la Historia como una especie de deidad que determina el accionar del ser humano. Él no cree en los cursos fatales de la historia, que no son otra cosa que una extrapolación ilícita hacia un plano espiritual y libre de los cursos fatales que acontecen en cambio en el mundo de la naturaleza física. Por lo tanto lejos se encuentra tanto de la actitud de quien se mantiene a la espera de que los ciclos irreversibles se cumplan, como de aquellos que consideran anacrónica y "ahistórica" una conducta meramente porque no es la que corresponde a las modas vigentes. No hay nada más contrario al evolianismo que el pragmatismo y lo que hoy se conoce como "la muerte de las ideologías", es decir, la actitud de rendirse ante los hechos y el curso "irreversible"de los acontecimientos en aras de no fracasar. Por lo tanto en la medida que no acepta ningún tipo de fatalismo ni en la evolución ni en la involución del proceso histórico, en él más que en cualquier otro se encuentra una postura activa y de compromiso incesante frente a las circunstancias del tiempo presente. Él cree en manera decidida que es el hombre el sujeto de la historia y rechaza la idea de que ésta sea una realidad extrínseca que se le sobreponga y lo determine de manera irreversible a ser de una cierta manera. El hecho de que el hombre de la Tradición repudie los valores mutables no significa en manera alguna que se escape del mundo del devenir o que niegue idealmente su existencia. Y ello no es algo irrelevante puesto que, ante la negación de los valores representados por la modernidad, significa una indubitable tentación la de alejarse de la realidad mundana, vivir apartado para los que puedan hacerlo e ignorar lo que sucede como encerrado en una campana de cristal. La actitud evoliana se caracteriza en cambio por ser la de aquel que, a pesar de sostener principios anacrónicos y diametralmente opuestos a los de la inmensa mayoría de sus contemporáneos, sin embargo no se escapa ni se aísla, no huye de una responsabilidad existencial, no se llama a un silencio que muchas veces puede terminar siendo involuntariamente cómplice de la situación, como formando parte él también de una misma avalancha. Él considera que lo absoluto sólo lo es en un acto de doblegamiento de lo mutable y relativo y que tal acción debe ser a su vez también absoluta. De tal modo, la lucha que desarrolla en contra de lo impuro que habita en su seno, en tanto expresión del elemento titánico antes mentado, debe exteriorizarse también hacia afuera en un combate irreversible en contra del mundo moderno en tanto expresión histórica de tal dimensión, convirtiéndose así en un enemigo irreconciliable del mismo, pues para él lo exterior representa una extensión de esa lucha incesante y aun una manera de mantenerla actualizada y viva en sí mismo. Al enemigo hay que derrotarlo en todos los planos, en el interno así como en lo externo. Dejarlo vivo en alguno de ellos es un riesgo notorio pues puede revitalizar al que hemos abatido en alguno de los dos lados. Ambas realidades, la interna y la externa, se retroalimentan. Tal principio se hace claro en la tradición que el Islam supiera explicar lúcidamente en su descripción de las dos guerras santas que debe llevar a cabo el sujeto durante toda su existencia. La gran guerra es la que se despliega en lo interior en manera permanente para abatir al enemigo que tenemos adentro y la pequeña es la proyección de esa misma lucha en contra de lo que podría comprenderse como la propia sombra, pues si hubiese algo que escapase de tal guerra, la misma no sería absoluta y entraría en negación consigo misma. Tal imagen es también formulada por Platón en la alegoría de la caverna cuando el prisionero, tras ser liberado de su oscura prisión y haber podido contemplar la luz de frente, siente una necesidad insoslayable de volver hacia sus antiguos compañeros para comunicar su novedad y mensaje y así redimirlos del error. Y ello lo hace aun corriendo el riesgo de ser repudiado y ridiculizado por todos, cuando lo más fácil hubiera sido vivir tranquilo y satisfecho con la verdad descubierta, pero con esta conducta traicionaría la razón principal por la cual se existe, la de combatir siempre e incesantemente, y por lo tanto aun así admite mezclarse con quienes no aceptan en ninguna manera que pueda existir una realidad diferente de la de las sombras. Por lo dicho, en tanto se considera como necesaria una lucha tradicional en contra del mundo moderno, es que resulta indispensable formular los principios que son propios de una política evoliana distinguiéndola claramente de todas las demás vertientes y en especial de aquellas que, si bien dicen contraponerse al actual sistema vigente, en los hechos no hacen sino consolidarlo. Y al respecto digamos primeramente, para evitar cualquier equívoco, que lo que la caracteriza es que en ella las posturas a asumir frente al mundo moderno son de una radicalidad absoluta, no admitiendo frente al mismo ningún tipo de concesión. Su apotegma principal no es el actualmente aceptado por el que se afirma que "la política es el arte de lo posible", sino que a la inversa para el mismo en cambio ella representa el arte de saber mantenerse siempre en los principios a pesar y más allá de las modas vigentes. Por ello, si para el moderno lo principal en la política se encuentra representado por la manera como logramos adaptarnos a las circunstancias para tener éxito en nuestra acción, para el evoliano en cambio el esfuerzo principal está centrado en ser capaces de asumir siempre y en todo momento actitudes de intransigencia que lo diferencien de esas mismas circunstancias. ¿Cómo logro mantenerme fiel a los principios y no cómo soy capaz de triunfar? tal es la pregunta principal que se formula, y, como secuela de la misma, sobreviene esta otra: ¿cómo logro que aquello ante lo cual nada puedo en tanto no quiero en manera alguna adaptarme a la "realidad" o a los "procesos históricos", no pueda nada en mi contra? Dentro de este contexto el primer problema a resolver es el relativo a la denominación a utilizar por parte de un movimiento verdaderamente alternativo que quiera ser acorde a los valores de la Tradición. Nosotros resaltamos hoy más que nunca que su nombre debe ser a secas evoliano, pues es el único que no puede llamar a engaño ni confusión. En la actualidad, en tanto nos hallamos en un universo de caos y subversión, podemos notar en cuál manera las principales palabras que pueden ser asumidas como un modo de diferenciarse del mundo moderno se encuentran teñidas de un sesgo ambiguo y confuso que termina favoreciendo al mismo sistema que se quiere combatir. Empezando por el término "tradicional" el cual es fuente de una serie incalculable de equívocos, por lo que muchas veces decirse "hombre de la Tradición" puede incluso llegar a significar muy poco o nada, ya que son muchos los que la asumen de manera por lo demás imprecisa y contraria a lo que debe entenderse como un verdadero tradicionalismo. Más aun, podemos decir que no existe nada más antitradicional que muchos de los que se autotitulan como tradicionalistas. Tal es el caso patético del autodenominado "tradicionalismo católico" el cual, además de confundir a la tradición con una expresión histórica en particular, siendo ya tan sólo en ello lo contrario del tradicionalismo, ni siquiera es fiel a la tradición más raigal de su propia religión, convirtiéndose de este modo en una variante más de una iglesia que ha traicionado sus orígenes al combatir a cualquier forma de esoterismo. Y si descendemos a otros léxicos propios de un ideal de tal tipo en su pureza más plena, digamos que tampoco decirse de derecha, tal como correspondería a un hombre de la tradición que desciende a la arena política, representa algo claramente discriminatorio e indicativo en los tiempos actuales. Ello a pesar de tratarse de un término correcto pues en su significado originario, es decir, el que es verdadero más allá de todas las distorsiones, ser de derecha tiene que ver con lo que es recto, con lo que se encuentra alejado de desvíos y ambigüedades, con lo que sigue siempre el camino derecho, más adecuado y acorde, a pesar de todas las dificultades que puedan presentarse. Hoy en día en cambio dicha palabra, de su significado absoluto originario, ha sido degradada a una forma relativa e intercambiable. Se la ha asimilado a una conducta de estricta ortodoxia sin importar la doctrina de la que se trate. De este modo se ha llegado hasta el absurdo de calificar como de derecha desde un liberal hasta un marxista, en tanto tal término se ha reducido meramente a la calificación de quienes se mantengan en una línea de principio en relación a su doctrina originaria, olvidando que el trasfondo de estas últimas, el liberalismo y el marxismo, en tanto negadoras de cualquier valor absoluto, que es en cambio lo propio de la derecha, no significan otra cosa que distintas variantes de la izquierda. Obviamente allí donde se niega el orden natural todo se relativiza, todo se caotiza, hasta el mismo lenguaje. Y más aun, tal término que, como dijéramos, es signo de valor, hoy en día, en épocas subversivas, ha diametralmente invertido su significado, en modo tal que, cuando se quiere descalificar a alguien, se lo acusa despectivamente como "de derecha" y a su vez dentro de tal juego dialéctico impuesto por la modernidad, los que reciben tal terrible calificación, lejos de asumirla, protestan por ello y cuanto más se proclaman como de centro, es decir nada, lo que es lo mismo que decir "ni de izquierda ni de derecha", todo lo cual en el mejor de los casos no es sino un signo de timidez. La realidad es que solamente puede haber dos posibilidades en materia política, o ser de izquierda, moderno, es decir desviado del sentido recto y absoluto, o de derecha, que es lo contrario. Además hoy en día, puesto que nos encontramos en la etapa más aguda de relativismo y pragmatismo, ser ortodoxo, es decir mantenerse apegado a principios es decir ser coherente con los propios principios, es calificado como algo negativo, por lo que lo bueno en cambio sería ser oportunista. Esta subversión en el lenguaje, que es también parte del conjunto de subversiones a las que la modernidad ha sometido a nuestra especie, se vincula con la otra por la cual un conjunto de términos, usualmente utilizados para calificar valores, tales como los aludidos ortodoxia, derecha, así como también represión, autoridad, etc., hoy en cambio, por hallarnos en los tiempos últimos de total descomposición semántica, son calificados en cambio como disvalores. Por último, siempre dentro del contexto de la especificación del lenguaje, vale la pena dedicarle dos palabras al termino nacionalismo, en una época utilizado por nosotros como un elemento de distinción respecto de la modernidad. En efecto, desde un punto de vista tradicional y evoliano, ser nacionalista puede ser calificado como positivo tan sólo en un sentido, en tanto signifique rescatar un ideal universal por encima de los intereses singulares y clasistas de las partes que componen la sociedad, por lo que su significado más hondo es el de priorizar valores espirituales por sobre los materiales y económicos, sustentados por los grupos en manera egoísta, expresando en esto una postura tradicional. Pero deja de serlo en tanto se reduzca a un mero factor reivindicativo de los "intereses" de una determinada nación en relación a las restantes, subordinando a ello cualquier otro valor superior, reputándose sin más como una cosa sagrada la defensa de un "sano egoísmo nacional", que en el fondo no termina siendo otra cosa que una forma más de economicismo. Tal nacionalismo es por lo tanto de carácter burgués y se encuentra expresado con gran precisión por aquel ministro británico que dijera que, en relación a las demás naciones, Inglaterra no tenía principios, sino meramente intereses. El mismo no hace así sino reflejar el pragmatismo de las clases económicas para las cuales el éxito en la vida material lo es todo. En tal caso la nación no se diferenciaría mayormente de la clase o del mero individuo que lucha por hacer valer sus intereses por encima de los restantes, siendo cuanto más una individualidad superior y de mayor alcance. Y de esta manera el nacionalismo, que puede haber tenido un significado positivo, en virtud del virus moderno, pasa a convertirse en una de sus tantas manifestaciones deletéreas. No por nada la Revolución Francesa reivindicó el nacionalismo y tanto nuestros liberales como nuestros marxistas se proclamaron alternativamente nacionalistas. Por lo cual consideramos que, lo mismo que los términos "tradicionalismo" o "derecha", no debe ser una palabra a adoptar en forma aislada por parte de un movimiento alternativo, si previamente no se los especifica con otro que no dé lugar a confusión alguna. Por ello es que sostenemos una vez más que, puesto que el término evoliano es el único que es ajeno a cualquier ambigüedad, es a partir del mismo únicamente que podemos asumir las palabras antes aludidas en su significado positivo. Es decir, que somos nacionalistas, de derecha y tradicionalistas solamente en tanto somos evolianos y no a la inversa. Por lo dicho, en tanto evoliano significa tradicional en sentido estricto y absoluto, sin concesiones respecto del mundo moderno y en tanto su significado último se comprende en un combate en contra del mismo (Rebelión contra el mundo moderno no es casualmente el título de su obra principal de la cual se cumplen 10 años de su edición en castellano) formulemos en este momento cuáles son las posturas que debe adoptar dicho movimiento. La primera y principal consiste en sostener que: No podrá haber nunca un cambio verdadero en una nación si no se logra simultánemente una modificación en la estructura psíquica y espiritual del hombre desintoxicándolo de siglos enteros de contaminación moderna en todos los planos. Todo movimiento evoliano debe arrancar de esta premisa principal y a partir de la misma juzgar a todas las posturas que se asuman en el ámbito político. Hoy en día, al contemplar la realidad cotidiana, notamos como se parte del equívoco de juzgar como moderno (aunque habitualmente ni siquiera se utilice ese nombre) únicamente a aquello que se califica como inherente a un poder mundial centralizado y uniforme, al denominado "pensamiento único" representado principalmente por los Estados Unidos, frente al cual se propone como alternativa la de constituir un mundo plural compuesto por "grandes espacios", tales como la Comunidad Europea, la Asiática, el MERCOSUR, etc. Pero en realidad digamos que estos últimos sectores en el fondo no se oponen a la modernidad, sino tan sólo al hecho de que la propia nación o aun ellos mismos no sean quienes ejerzan el liderazgo en el mundo. En el fondo ellos rechazan a los Estados Unidos tan sólo porque no ocupan su lugar. Y es dentro de esta misma tónica que puede encuadrase lo dicho por un pensador nacionalista en el sentido criticado quien, al recordar la frase antes aludida del político británico que formulaba la necesidad de hacer primar los intereses sobre los principios, se lamentaba no por el carácter deletéreo de esa postura filosófica moderna, sino porque no hubiésemos sido nosotros en haberlo hecho. Hoy la gran mayoría de los que dicen oponerse al mundialismo en realidad no se oponen a la modernidad, sino tan sólo a una manera como ésta se manifiesta. Es cierto que repudian el dominio de los Estados Unidos o del "poder financiero internacional", pero lo hacen en el fondo tan sólo porque ellos no son el sujeto que ejerce tal hegemonía. Y hasta nos quedaría la duda respecto de qué pasaría si ellos viviesen o fuesen ciudadanos norteamericanos. Con mucha seguridad tales personas en razón del nacionalismo relativista que sustentan, serían fervientes patriotas de tal país tal como dicen serlo en la actualidad del propio. Lo esencial a sostener es que la modernidad, en la que pueden incluirse las dos variantes antes mentadas, la globalizadora y la pluralista como falsa disyuntiva, ha erigido un sistema de vida que ha hecho de la economía y la finanza el destino de las personas y ha convertido a la posesión de objetos tecnológicos, al consumo desaforado y patológico, en los medios principales para alcanzar la felicidad del hombre. De allí que haya sido que en función de ello que en los últimos años los consumos de la humanidad hayan aumentado en ritmo vertiginoso, trayendo como secuela la cada vez mayor desproporción de riquezas entre las naciones y en el seno de las mismas sociedades. Y esto ha sido hecho vulnerando los principios más elementales de cualquier orden cósmico normal y del mismo sentido común. Alguien ha dicho con razón que si todos los pueblos tuviesen un nivel de vida semejante al de los denominados países del Primer Mundo, se necesitaría un espacio equivalente a por lo menos siete veces el planeta Tierra, sin tener en cuenta los desórdenes ecológicos que ya ahora, en donde apenas un 10 por ciento de la población mundial disfruta de un nivel de vida privilegiado, produce este avance desaforado de la tecnología en el mundo. Nosotros sostenemos inversamente frente al desorden moderno como premisa principal que es indispensable invertir el esquema hasta ahora propuesto en donde la economía gobierna a la política, el interés al principio, la materia al espíritu, sosteniendo exactamente lo contrario. Esto lleva a la siguiente conclusión: que los argentinos si queremos salir de una vez por todas de la crisis absurda que estamos viviendo desde hace décadas debemos primeramente 1) centrarnos en nosotros mismos y consecuentemente vivir con nuestros propios recursos, prescindiendo de toda aquella tecnología que resulte superflua y puramente dadora de lujos. Por lo tanto como medida concurrente debemos sostener que nunca la economía de nuestra nación debe estar basada en el mercado externo, en el aumento de las exportaciones, sino en el interno, en la satisfacción de las necesidades elementales de nuestro pueblo. Surge pues como consecuencia de ello que debemos 2) desintoxicar al hombre del consumismo, generando un espíritu de frugalidad en donde lo tecnológico, hoy fuente de consumos incesantes, sea reducido a su mínima expresión y sosteniendo abiertamente 3) un retorno a la naturaleza con una aparejada descongestión de las grandes ciudades. Es dentro de este contexto que debemos formularnos nuestra separación respecto de todos los organismos multinacionales que nos tienen atrapados en razón de ser la pretendida llave de entrada para disfrutar de los quiméricos progresos y de sus chiches liberadores por los cuales estamos condenados a disfrutar también de su sistema monetario, de sus créditos y consecuentes endeudamientos. Es de notar al respecto que mantenernos dentro del espíritu moderno y no cobrar sus acreencias es justamente la meta principal de tales organismos. No por casualidad el presidente Bush, cuando se reunió con su colega argentino para discutir sobre la deuda externa, no le dijo "pague", sino "negocie", es decir, mantenga el país apegado a tales organismos "benefactores", encargados de ejercer un control cada vez más incesante y cotidiano de nuestra economía asegurándose así de que no pateemos el tablero y salgamos del sistema. Y hoy mismo curiosamente cuando se habla de una quita sustancial de la deuda, Wall Street acaba de alabar al gobierno argentino. Ello es porque a pesar de todos los desvalijamientos padecidos, lo esencial no se toca. Por ello nada más lejos de nosotros se encuentran quienes hoy en función de hacer primar "intereses nacionales", siempre imitándolo a aquel ministro inglés, sostienen la necesidad de agruparnos en forma protectora alrededor de otros grandes organismos como el MERCOSUR, que no es sino una burda imitación del Mercado Común Europeo. De ninguna manera, nuestro destino debe ser por el contrario nuestro aislamiento como nación pues sólo en nuestra interioridad hallaremos las energías necesarias para realmente ser. Tales personas caen en un doble error, el primero ignorar que el capitalismo para poder subsistir ha incrementado hasta límites patológicos el consumo de los seres humanos y lo que es peor lo ha hecho también con las necesidades de consumo de las personas, sin importar si las mismas puedan o no ser satisfechas. Pero digamos además que el avance tecnológico que ha marchado acompañado de una multiplicación ilimitada de riquezas en unas pocas personas, no ha mejorado mayormente la situación de aquellos que viven en tales países altamente desarrollados, los cuales, tal como dijéramos, han hallado en todas las chucherías tecnológicas cada vez más abundantes verdaderas fuentes de alienación y vaciamiento espiritual. Por lo tanto querer competir con tales países a nivel de mercados es el peor de todos los errores que cometería un movimiento que pretendiera ser antiglobalizador en serio, pues no sería otra cosa que participar de su mismo espíritu. Se debe ser principalmente antimoderno, es decir, formular abiertamente el renunciamiento a muchas de la tecnologías hoy existentes, distinguiendo aquella que es necesaria de la mayoría que en cambio es superflua, dando prioridad en vez a un mayor contacto del hombre con la naturaleza y con la propia familia y que la economía en vez de estar volcada hacia el lujo y el consumismo, lo esté hacia la satisfacción de las necesidades elementales de las personas. Por lo dicho hasta aquí sostenemos como indispensable para un movimiento alternativo contraponerse decididamente a la ola feminista hoy vigente por la cual la mujer va ocupando cada vez más funciones que le corresponden naturalmente al hombre. Resulta curioso constatar cómo por un lado hoy en día, en razón del proceso de incesante mecanización del trabajo, cada vez existen menos empleos. Y ello es un fenómeno corroborable a simple vista. Con las computadoras por ejemplo si en un banco antes había 100 empleados hoy esa misma tarea la pueden realizar 10. Pero por el otro, en forma por demás paradojal, constatamos cómo simultáneamente a tal proceso de disminución de las fuentes laborales existentes, las mujeres, que ocupan más de la mitad de la población mundial, van entrando cada vez más en el mundo del trabajo ocupando lugares que antes eran exclusivos de los hombres, colaborando así de tal modo con el desorden existente aumentando el fenómeno galopante de la desocupación. Una sociedad rectificada debería hacer volver prioritariamente a la mujer hacia el hogar para ocuparse de la crianza de los hijos, elevando en función de ello los salarios, teniendo que ser suficiente el del hombre para mantener a toda su familia. El trabajo en la mujer debería ser admitido solamente como una vía de excepción, en especial cuando se tratase de un talento, pero no a la inversa como ahora que en distintas tareas, como un signo de "antidiscriminación", se exige un cupo femenino, convirtiéndose así el trabajo de la mujer en una regla. Y ello ha acontecido no porque se haya querido beneficiar a la mujer sino en tanto es la consecuencia de una filosofía que ha hecho del trabajo la mayor fuente de alineación junto con el consumismo desaforado. Ya no se trabaja en función de la satisfacción de necesidades materiales, que no son sino un complemento secundario de lo que en el hombre es lo esencial: disfrutar del ocio, sino que la totalidad de la vida misma es comprendida como trabajo, pues de esa manera con su saturación el hombre ocupa su tiempo restándolo de funciones espirituales de carácter superior. No hay duda alguna de que, al no aceptar soluciones intermedias, el nuestro es un movimiento revolucionario en el sentido más estricto. Luchamos por la destrucción del mundo moderno y por la instauración de un mundo tradicional y no aceptamos ni aceptaremos ningún tipo de compromiso con el sistema al cual cabe combatirlo no sólo en la Argentina, sino en el mundo entero. El espíritu de Malvinas y no la negociación de nuestra partidocracia es pues la modalidad que sustentamos. Todos aquellos que estén comprometidos activamente en tal lucha son nuestros aliados, estando más cerca de ellos, a pesar de sus diferencias de religión, raza y nacionalidad que de muchos de los que hoy se dicen en nuestro país nacionalistas. Pero volvamos al inicio de nuestra exposición. El tiempo que hemos hasta ahora utilizado en ella ha sido el mismo que el barón Julius Evola empleara para expirar, habiendo establecido así la última de las distancias que tuviera con los modernos que aun "vivían". Pero sin embargo su historia personal no concluye en el momento de su muerte, luego de la misma se establecerá un nuevo combate en contra del mundo moderno, combate que hasta diríamos paradigmático y simbólico que concentrará en pocas imágenes toda su existencia pasada. Recordemos que, de acuerdo a la tradición, siendo el hombre un compuesto de tres principios, alma, cuerpo y espíritu, con la muerte física sobreviene tan sólo la del cuerpo. La segunda muerte que consiste en la disolución de los residuos psíquicos, es decir, lo que se conoce como la muerte del alma, es acelerada a través del rito de la incineración. Pero he aquí la última sorpresa. Ciertas extrañas circunstancias tecnológicas impiden que su cuerpo pueda ingresar al horno crematorio del cementerio de Roma, misteriosamente inutilizado justo en esa época. Luego de una serie increíble de gestiones burocráticas y dilatorias, deberá esperarse hasta un mes más tarde para procederse a la ceremonia final. Y no será en Roma, la ciudad eterna que lo viera nacer y en la que viviera durante toda su existencia, en donde se efectuará su cremación por las circunstancias antes aludidas, sino en la localidad de Spoleto, en Umbria cerca de Perugia, y no con un moderno horno eléctrico como el que contara el cementerio romano, sino con uno vetusto a leña. Los aspectos sumamente sugestivos de tal ceremonia son puntualmente relatados por uno de sus más fieles seguidores, Renato del Ponte, quien la presenciara. Dejamos pues para finalizar esta conferencia que la esclarecedora pluma del discípulo nos relate lo sucedido. "Cuando el féretro de Evola fue abierto luego de un mes de espera se constató que su cuerpo, no obstante el alto calor reinante (recordemos que en Europa el mes de julio es de pleno verano) estaba intacto, con un rostro de marfil que perfilaba una enigmática sonrisa.... Luego mientras esperábamos el comienzo de la ceremonia... he aquí aparecer improvisamente a un enano deforme: habrá tenido unos cincuenta años y era manco de un brazo y además ciego a la luz del día, por el hecho de que nos expresara que él vive únicamente de noche ya que se dedica a este oficio desde que tiene quince años... La realidad nos proporciona un horror que no puede ser imitado por la imaginación. Nuestro pequeño guía nos acompaña hasta un rincón del cementerio rodeado por un bajo muro pero defendido por una robusta verja: es la sala de cremación fundada ­de acuerdo a una inscripción­ en 1870. En el salón se encuentra un horno que la ocupa totalmente, con la forma de un inmenso carro metálico, provisto de ruedas. Nos recuerda las grandes cocinas de campo de los ejércitos de otras épocas o bien el toro de bronce con el cual el tirano de Siracusa se deleitaba asando a sus enemigos. El cuerpo de Evola, sin ropa e intacto, ya ha sido llevado en lo interior de la extraña máquina y ya el fuego está a punto de ser encendido, alimentado con ramas de encina por el minúsculo funebrero. Paulatinamente el salón comienza a recalentarse y bocanadas de humo salen de sus chimeneas exteriores. Si no me equivoco yo fui el único que tuvo el coraje de observar por una rendija cómo el cuerpo de Evola era envuelto y devorado por las llamas, y cómo sus brazos y cabeza, improvisamente elevados en lo alto, se fueron derritiendo por la intensidad del calor. Fue un espectáculo impresionante. Luego de la última carrada de leña el enano nos invita a ir a dormirnos y a volver al día siguiente hacia las nueve de la mañana. ¿Pero quién podrá dormir aquella noche? La pira durará hasta más allá de la medianoche. Noche de aquelarre pasada solitario con nuestros pensamientos en un hotel cercano. A la mañana siguiente el horno está caliente todavía y el horrible gnomo se encuentra trabajando alrededor de las tibias cenizas. Al parecer algunos fragmentos óseos y una parte del cráneo han resistido a las llamas. Sin perder tiempo él los tritura con una rudimentaria piedra (la maza, nos explica, le fue robada algunos años antes). El triste trabajo ha concluido. Con una pequeña escoba y una pala recoge todas las cenizas, grises, negras y blancas; luego las coloca en dos urnas de barro de antiguo formato, perfectamente iguales, que son después selladas. Una de éstas, casi vacía, será destinada al cementerio de Verano, en Roma; la otra llena hasta el borde será destinada al glaciar de Lys en el Monte Rosa... La recibirá hacia fines de agosto el antiguo compañero de alpinismo de Evola y con éste escalador de la pared Norte del Lyskamm Oriental, el 29 de agosto de 1930, el emérito guía Eugenio David, gracias al cual, 44 años más tarde, un 29 de agosto de 1974 a las 19,15 horas, los restos mortales de Julius Evola retornan al mismo sitio, a 4.200 metros de altura." Nos especifica Del Ponte que tal acto fue ilegal pues la ley italiana sólo consiente la conservación de las cenizas del difunto en los cementerios, pero como a los 10 años tal delito prescribe, no tiene inconveniente alguno en divulgarlo.
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