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#Margarita del Brezo
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#Microrrelatos: RECICLAJE
#Microrrelatos: RECICLAJE
By Margarita del Brezo Un corazón de lana y acero comenzó a latir rítmicamente en su pequeño pecho en cuanto apreté el botón del on. Segundos después abrió los ojos, estiró perezosamente las aletas, se ahuecó las escamas de plástico y aprovechó una ola atrevida para sumergirse en el mar. Sonreí con pena al ver cómo se marchaba, pero no voy a dejarme llevar por la melancolía y con las bolsas de…
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leoascendente · 3 years
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Correspondencias zodiacales🌞
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Sol en Aries (21/marzo-19/abril):
Planeta: Marte
Elemento: Fuego
Estado: Exaltado
Polaridad: Yang/ Masculina
Tarot: 4. El Emperador
Día: Martes
Símbolo: El carnero
Modalidad: Cardinal
Parte del cuerpo: La cabeza
Color: Rojo
Cristales: Rubí, obsidiana, granate, jaspe, hematita, diamante
Plantas: Rosa salvaje, madreselva, tulipán, geranio, brezo
Sol en Tauro (20/abril-20/mayo):
Planeta: Venus
Elemento: Tierra
Estado: Peregrino
Polaridad: Yin/Femenina
Tarot: 5. El Sacerdote
Día: Viernes
Símbolo: El toro
Modalidad: Fijo
Parte del cuerpo: Garganta, cuello, cervicales y tiroides
Colores: Verde y rosa
Cristales: Cuarzo rosa, turmalina, topacio, rhodonita, malaquita, ojo de tigre, esmeralda
Plantas: Amapola, margarita, lirio, manzanilla, cedro, eucalipto
Sol en Géminis (21/mayo-20/junio):
Planeta: Mercurio
Elemento: Aire
Estado: Peregrino
Polaridad: Yang/Masculina
Tarot: 6. Los Enamorados
Día: Miércoles
Símbolo: Los gemelos
Modalidad: Mutable
Parte del cuerpo: Sistema nervioso, pulmones, hombros, brazos, manos
Color: Amarillo
Cristales: Aguamarina, citrino, ojo de tigre, ámbar, jade, turquesa, labradorita, perlas
Plantas: Menta, olivo, hierba limón, rosa, margarita, lavanda
Sol en Cáncer (21/junio-22/julio):
Planeta: La Luna
Elemento: Agua
Estado: Peregrino
Polaridad: Yin/ Femenina
Tarot: 7. El Carro/ 18. La Luna
Día: Lunes
Símbolo: El cangrejo
Modalidad: Cardinal
Parte del cuerpo: Pechos, estómago, bazo, páncreas
Colores: Plata, blanco
Cristales: Amatista, ópalo, piedra lunar, calcedonia, coral, selenita, turmalina negra, cuarzo cristal
Plantas: Rosa blanca, amapolas, lilas, flor de loto, nogal, laurel
Sol en Leo (23/julio-22/agosto):
Planeta: El Sol
Elemento: Fuego
Estado: En domicilio
Polaridad: Yang/Masculina
Tarot: 8. La Fuerza
Día: Domingo
Símbolo: El león
Modalidad: Fija
Parte del cuerpo: Corazón, columna, parte superior de la espalda
Color: Dorado, blanco
Cristales: Pirita, piedra solar, ojo de tigre, ónix, ámbar, carnelia, hematita, rubí
Plantas: Trigo, caléndula, girasol, prímula, romero, algarrobo, violetas, azafrán
Sol en Virgo (23/agosto-22/septiembre):
Planeta: Mercurio
Elemento: Tierra
Estado: Peregrino
Polaridad: Yin/Femenina
Tarot: 9. El Ermitaño
Día: Miércoles
Símbolo: La doncella
Modalidad: Mutable
Parte del cuerpo: Sistema digestivo, intestinos
Colores: Blanco, lila, azul celeste
Cristales: Amatista, jade, lapis lázuli, piedra lunar, calcedonia, topacio, crisocola
Plantas: Sauco, narciso, hinojo, jazmín, crisantemo
Sol en Libra (23/septiembre-22/octubre):
Planeta: Venus
Elemento: Aire
Estado: En caída
Polaridad: Yang/Masculina
Tarot: La Justicia
Día: Viernes
Símbolo: La balanza
Modalidad: Cardinal
Parte del cuerpo: Región lumbar, riñones, piel, parte baja de la espalda
Color: Turquesa, amarillo, lila, rosa
Cristales: Ópalo, aventurina, turmalina rosa, jade, turmalina negra, aguamarina
Plantas: Ylang ylang, ciprés, almendro, rosa salvaje, violetas, tomillo
Sol en Escorpio (23/octubre-21/noviembre):
Planeta: Plutón
Elemento: Agua
Estado: Peregrino
Polaridad: Yin/Femenina
Tarot: 13. La Muerte
Día: //
Símbolo: El escorpión
Modalidad: Fija
Parte del cuerpo: Órganos sexuales, genitales, ano, vejiga, uretra
Colores: Rojo, escarlata, negro, púrpura
Cristales: Malaquita, granate, hematita, obsidiana, jaspe rojo, cuarzo rutilado, turmalina negra, amatista
Plantas: Brezo, albahaca, madreselva, crisantemo, lirio, peonía
Sol en Sagitario (22/noviembre-21/diciembre):
Planeta: Júpiter
Elemento: Fuego
Estado: Peregrino
Polaridad: Yang/Masculina
Tarot: 14. La Templanza
Día: Jueves
Símbolo: Centauro
Modalidad: Mutable
Parte del cuerpo: Caderas, muslos, nervios ciáticos, hígado, vesícula
Color: Violeta, azul, verde, naranja
Cristales: Lapis lázuli, sodalita, jade, labradorita, peridoto, malaquita, calcedonia, amatista, turquesa
Plantas: Menta, salvia, romero, narciso, clavo, lavanda, diente de león, roble
Sol en Capricornio (22/diciembre-19/enero):
Planeta: Saturno
Elemento: Tierra
Estado: Peregrino
Polaridad: Yin/Femenina
Tarot: 15. El Diablo
Día: Sábado
Símbolo: La cabra
Modalidad: Cardinal
Parte del cuerpo: Rodillas y huesos
Color: Marrón, cobre, negro y rojo
Cristales: Granate, ónice, obsidiana, cuarzo ahumado, azabache, hematita, rubí
Plantas: Pino, hiedra, ruda, pachuli, narciso, romero, tomillo, cedro
Sol en Acuario (20/enero-18/febrero):
Planeta: Urano
Elemento: Aire
Estado: En detrimento
Polaridad: Yang/masculina
Tarot: 17. La Estrella
Día://
Símbolo: El aguador
Modalidad: Fija
Parte del cuerpo: Pantorrillas y tobillos
Color: Turquesa, azul, celeste, naranja, amarillo
Cristales: Sodalita, amatista, amazonita, labradorita, jade, aguamarina, obsidiana
Plantas: Almendro, aloe, trébol, canela, valeriana, orquidea, dalia
Sol en Piscis (19/febrero-20/marzo):
Planeta: Neptuno
Elemento: Agua
Estado: Peregrino
Polaridad: Yin/Femenina
Tarot: 12. El Colgado
Día: //
Símbolo: Los peces
Modalidad: Mutable
Parte del cuerpo: Pies
Colores: Violeta, lila, celeste, blanco
Cristales: Fluorita, amatista, turquesa, calcita azul, perla, coral
Plantas: Sauce, anís estrellado, albahaca, salvia, diente de león, lobelias, lirio de agua
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nedsecondline · 4 years
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SECUELAS - Escribir sobre la punta de la i
SECUELAS – Escribir sobre la punta de la i
AFTERMATH by Margarita del Brezo | Published21 February 21| 25 Comments They no longer knew who to protect. Day after day revenue growth had drained all of the hospital’s resources. The supply of medicines had long since been suspended.The sick crowded in the corridors and the dead, in offices, laboratories and waiting rooms after the cellars and parking lots did not fit another soul. And when…
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Plantas y hierbas según tu signo zodiacal
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Las plantas y hierbas según tu signo zodiacal no es una propuesta nueva. De hecho, Paracelso postuló su trabajo médico bajo esta premisa; Para el todas las cosas en la tierra poseían la fuerza de los 4 elementos y los planetas. A continuación dejaré una breve lista de flores y hierbas por cada signo.
Aries
Flores: Caléndula, Geranio, Amapola, Rosas rojas, Tulipan
Hierbas: Hierba de San Juan, Ajenjo, Estragón, Jengibre, Cilantro
  Tauro
Flores: Margaritas, Lirio, Violeta, Geranio, Aguileña
Hierbas: Anís hisopo, Lavanda, Diente de león, Salvia, Tomillo
  Géminis
Flores: Orquídea, Crisantemo, Lila, Azalea, Narciso
Hierbas: Eneldo, Hinojo, Solideo, Gordolobo, Elecampane
  Cancer
Flores: Margarita, Lirios de agua, Jazmín, Geranio, Gloria de la mañana
Hierbas: Hisopo, Lavanda, Diente de león, Salvia, Tomillo
  Leo
Flores: Girasol, Dalia, Caléndula, Azafrán, Heliotropo
Hierbas: Romero, Mirra, Menta, Perejil, Anís
  Virgo
Flores: Narciso, Crisantemo, Aster, Violeta, Obsidiana
Hierbas: Alholva, Eneldo, Casquete, Zarzamora, Hinojo
  Libra
Flores: Gardenia, Rosas de té, Pensamiento, Aguileña, Fresia
Hierbas: Enebro, Seda de maíz, Uva de oso, Tomillo, Milenrama
  Escorpio
Flores: Anémona, Brezo, Gardenia, Madreselva, Peonía
Hierbas: Aloe vera, Ginseng, Poleo, Ajenjo, Cilantro
  Sagitario
Flores: Claveles Clemátides, Peonía, Azafrán, Jazmín
Hierbas: Diente de león, Cola de caballo, Anís, Nuez moscada, Menta
  Capricornio
Flores: Beleño, Belladona, Violeta africana, Campanilla blanca, Jazmín
HierbasOnsuelda, Zarzaparrilla, Ruda, Kava kava, Gordolobo
  Acuario
Flores: Ave del paraíso, Orquídeas ,Gladiolos ,Trillium, Geranio
Hierbas: Canela, Clavo de olor, Manzanilla, Mirra, Incienso
  Piscis
Flores: Amapola, Clemátides, Glicinias, Lila, Orquídea
Hierbas: Sello de oro, Equinácea, Chaparral, Eufrasia, Artemisa
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vademecumherbal · 4 years
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ALGUNAS FLORES EN WITCHCRAFT🌼
Publicación original de yunihong
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Abundancia : Árnica
Balance: brezo
Desterrando la energía negativa: Lila, Snapdragon
Belleza : Amaryllis, Pentas, Wolf's Bane
Clarividencia : amapola, encaje de la reina Anne
Comunicación: Datura (con deidades), Foxglove (con Fae), Pensamiento
Coraje: geranio, rey protea
Creatividad : Rey Protea
Adivinación: Achicoria, Damiana, Datura, Hibisco, Pensamiento, Amapola, Rosa
Sueños: caléndula (sueños psíquicos), diente de león, datura, amapola
Energía: clavel, girasol (energía solar)
Exorcismo: angélica, diente de león, datura, beleño, lila
Fertilidad: Daffodil, Damiana, Foxglove, Geranium, Heather, Myrtile, Poppy, Queen Anne's Lace, Sunflower
Amistad: Hortensia, Flor de la Pasión
Felicidad: caléndula, jacinto, lirio de los valles, pensamiento, pimpinela escarlata, girasol, tulipán
Armonía: Gardenia, Iris, Jazmín, Lavanda, Amapola, Rosa, Violeta
Curación: Árnica, Angélica, Caléndula, Clavel, Achicoria, Gardenia, Geranio, Brezo, Lavanda, Rosa, Pimpinela Escarlata, Verbena
Esperanza: margarita, violeta
Inocencia: Margarita, Fresia
Invisibilidad: Poppy, Wolf's Bane
Alegría: aves del paraíso
Amor: Buttercup, Daffodil, Daisy, Damiana, Datura, Foxglove, Gardenia, Geranium, Heather, Hibiscus, Hyachint, Iris, Jasmine, Lavender, Lilac, Orchid, Pansy, Pentas, Poppy, Queen Anne's Lace, Tulip, Vervain, Violet, Flor de milenrama
Suerte: clavel, achicoria, narciso, diente de león, madreselva, amapola, violeta
Lujuria : Damiana, Heather, Hibiscus, Queen Anne's Lace
Matrimonio : Ranúnculo, Flor de Milenrama
Dinero: bergamota, manzanilla, madreselva
Pasión: manzanilla, flor de la pasión, rosa
Paciencia : Aster
Paz : Gardenia, Iris, lavanda, flor de la pasión, amapola, violeta
Placer: guisante dulce
Prosperidad: jazmín, amapola
Protección:  Angélica, Árnica, Clavel, Datura, Cornejo, Dedalera, Geranio, Brezo, Acebo, Jacinto, Lila, Lirio, Caléndula, Rosa, Pimpinela Escarlata, Dragón Dragón, Tulipán, Verbena, Violeta, Perdición del Lobo
Habilidad Psíquica : Árnica, Caléndula, Damiana, Orquídea, Rosa, Flor de Luna
Purificación : achicoria, diente de león, lavanda
Relajación : manzanilla, jazmín, lavanda, amapola, verbena
Eliminación de maldiciones / maleficios : achicoria, datura, hortensia, lirio
Segunda vista: beleño, encaje de la reina Ana, pimpinela escarlata
Sensualidad : brezo
Sexualidad : Damiana, Foxglove
Sueño : manzanilla, flor de saúco, tilo, amapola, violeta
Espíritu : árnica (mantiene a raya a los espíritus no deseados), bergamota (levanta el espíritu), diente de león (convocando espíritus), brezo (conjurando espíritus), madreselva
Espiritualidad : jazmín, encaje de la reina Anne, rosa
Fuerza : clavel, achicoria
Éxito : bergamota, achicoria, girasol
Tranquilidad : lavanda, amapola, rosa, violeta
Transformación : Datura, King Protea, Moonflower, Scarlet Pimpernel
Visión : Angélica, Damiana, Datura.
Vitalidad : clavel
Riqueza : flor de saúco, madreselva, jazmín
Sabiduría : beleño
🌈Colores de flores y correspondencias mágicas🌈
BURDEOS NEGRO Y OSCURO: The Crone, desterrando, rompiendo hexes y eliminando negatividad
AZUL: Elemento de agua, curación, sueño y paz.
MARRÓN Y BEIGE:  hogar, estabilidad y mascotas
VERDE: El Dios, elemento de la tierra, hadas, curación, dinero, suerte y fertilidad.
ROSADO:   Amistad, hijos, cariño y amor.
PÚRPURA: Poder, habilidades psíquicas y pasión.
ROJO: La Madre, elemento de fuego, lujuria, amor, sexo, curación y protección.
BLANCO: La Doncella, para todo uso, purificación, protección y magia de luna.
AMARILLO: Elemento de aire, sabiduría, poderes mentales y adivinación.
NARANJA:  Energía, vitalidad y éxito.
🌻🍂Flores del mes🍃❄️
Enero : clavel (otorga energía, curación), gota de nieve (simboliza nuevos comienzos)
Febrero : violeta (amor, protección), primavera (protección, amor)
Marzo : narciso (fertilidad, amor)
Abril : guisante dulce (amistad, fuerza), margarita (amor), lirio (mantiene alejadas las influencias negativas [Blanco: símbolo del arcángel Gabriel])
Mayo : lirio de los valles (te anima, levanta el ánimo [toda la parte de la flor es levemente tóxica, no debe ser ingerida]), espino (fertilidad, felicidad, buena suerte en la pesca)
Junio : rosa (amor), madreselva (prosperidad)
Julio : espuela de caballero (salud, protección), lirio de agua (curación, emociones, poderes psíquicos [utilízalo en hechizos de agua, rituales])
Agosto : gladiola (relaciones finales, situaciones finales), amapola (suerte, prosperidad)
Septiembre : gloria de la mañana (se puede usar en hechizos vinculantes, paz, felicidad), aster (se puede usar en hechizos de amor)
Octubre : caléndula (fuerza, curación, justicia)
Noviembre: crisantemo (protección, te protege de la negatividad)
Diciembre : acebo (protección, planta masculina), hiedra (fidelidad, amor, planta femenina)
🔱Diosas y plantas asociadas🔱
AFRODITA : violeta, gloria de la mañana, rosa, tilo, brezo, encaje de la reina Ana, margarita y todas las flores azules verdaderas      
APOLLO: Arnica, Henbane
ARADIA: Rue, Vervain, Verbena
ARIANRO : tilo
ARTEMIS : Artemesia, Daisy, Damiana    
ASTRAEA : Aster, Michaelmas daisy
BAST : Catnip
BIL : beleño
Brighid O NOVIA : Diente de león, azafrán, Helebores          
CERNUNNOS : Manzanilla
CERRIDWEN : Verbena / verbena
CHRONOS : Beleño
CYBELE : Crisantemo
DEMETRO O CERES: Amapola Roja
DIANA : Rue, Henbane, Rose
DRYADS : Margarita
FAE: Daisy
FREYA : Helecho de doncella, Daisy, Rose, Primrose y Arnica
GANESHA : Damiana
HAADES : Datura
HATHOR : Rose
HECATE : Cyclamen, Lavender, Willow, Hensbane, Datura, Wolf's Bane and Monkshood (aconite)
HEL : Crisantemo
HERA : Iris, Willow
HESTIA : flor de la pasión
HOLDA : Rose en plena floración
HYPNOS : flor de la pasión
IRIS : Iris, Rose
ISIS : rosa, brezo y púrpura Iris
JUNO : Iris
JÚPITER : clavel
KALO : Hibisco
SEÑORA DE GUADALUPE : rosas rojas y rosadas, flores de Pascua
LILITH:   Lily; Rosas de color rojo oscuro, espinosas, estilo jardín
LUNA: encaje de la reina Anne
MAE LABRAID: Heather
MAIA : Pimpinela Escarlata
MARTE : Narciso
MEDEA : Lavanda
MERCURIO : Manzanilla
MINERVA : cardo, oliva y moras              
NATURAJA : Datura
NECHTAN : Heather
NEFTHTHYS : Lily
OESTRE : Margarita
OSHUN : manzanilla, flor de milenrama
PERSONA : perejil, granada, beleño
RA : Árnica, Manzanilla
SATURNO : Datura, lavanda
SELENE : Rose, Bluebell, Nicotiana, Queen Anne's Lace y todas las flores blancas y de noche
SHANGO : Hibisco
SHAVA : Linden
SHIVA : Datura
ST . ANNE : manzanilla
VENUS : violeta, gloria de la mañana, rosa, hibisco, encaje de la reina Ana, brezo y todas las flores azules verdaderas  
YEMAYA: flor de la pasión, flor de milenrama
ZEUS : Damiana
Fuente: Garden Witchery - Magia desde cero por Ellen Dugan
Publicación original de tumbleweede
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-Dijo que bailaría conmigo si le llevaba una rosa roja -se lamentaba el joven estudiante-, pero no hay una solo rosa roja en todo mi jardín. Desde su nido de la encina, oyóle el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado. -¡No hay ni una rosa roja en todo mi jardín! -gritaba el estudiante. Y sus bellos ojos se llenaron de llanto. -¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja. -He aquí, por fin, el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noches, aún sin conocerlo; todas las noches les cuento su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión lo ha puesto pálido como el marfil y el dolor ha sellado su frente. -El príncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el joven estudiante-, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos, reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Por lo tanto, tendré que estar solo y no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y se destrozará mi corazón. -He aquí el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí es pena para él. Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro. -Los músicos estarán en su estrado -decía el joven estudiante-. Tocarán sus instrumentos de cuerda y mi adorada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que su pie no tocará el suelo, y los cortesanos con sus alegres atavíos la rodearán solícitos; pero conmigo no bailará, porque no tengo rosas rojas que darle. Y dejándose caer en el césped, se cubría la cara con las manos y lloraba. -¿Por qué llora? -preguntó la lagartija verde, correteando cerca de él, con la cola levantada. -Si, ¿por qué? -decía una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol. -Eso digo yo, ¿por qué? -murmuró una margarita a su vecina, con una vocecilla tenue. -Llora por una rosa roja. -¿Por una rosa roja? ¡Qué tontería! Y la lagartija, que era algo cínica, se echo a reír con todas sus ganas. Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor. De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra atravesó el jardín. En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verle, voló hacia él y se posó sobre una ramita. -Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el rosal meneó la cabeza. -Mis rosas son blancas -contestó-, blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña. Ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol y quizá el te dé lo que quieres. Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía entorno del viejo reloj de sol. -Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el rosal meneó la cabeza. -Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz. Ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante, y quizá el te dé lo que quieres. Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante. -Dame una rosa roja -le gritó-, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el arbusto meneó la cabeza. -Mis rosas son rojas -respondió-, tan rojas como las patas de las palomas, más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré más rosas este año. -No necesito más que una rosa roja -gritó el ruiseñor-, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga? -Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo. -Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso. -Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía. -La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque verdeante y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre? Entonces desplegó sus alas obscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el jardín como una sombra y como una sombra cruzó el bosque. El joven estudiante permanecía tendido sobre el césped allí donde el ruiseñor lo dejó y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos. -Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso. El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros. Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas. -Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas! Entonces el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que ríe en una fuente argentina. Al terminar la canción, el estudiante se levantó, sacando al mismo tiempo su cuaderno de notas y su lápiz. “El ruiseñor -se decía paseándose por la alameda-, el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!” Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada. Al poco rato se quedo dormido. Y cuando la luna brillaba en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas. Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando toda la noche. Cantó durante toda la noche, y las espinas penetraron cada vez más en su pecho, y la sangre de su vida fluía de su pecho. Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y de una muchacha, y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, canción tras canción. Primero era pálida como la bruma que flota sobre el río, pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora. La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía la sombra de una rosa en un espejo de plata, la sombra de la rosa en un lago. Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas. -Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada. Entonces el ruiseñor se apretó más contra las espinas y su canto fluyó más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una virgen. Y un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, lo mismo que enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida. Pero las espinas no habían llegado aún al corazón del ruiseñor; por eso el corazón de la rosa seguía blanco: porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa. Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas. -Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada. Entonces el ruiseñor se apretó aún más contra las espinas, y las espinas tocaron su corazón y él sintió en su interior un cruel tormento de dolor. Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no termina en la tumba. Y la rosa maravillosa enrojeció como las rosas de Bengala. Purpúreo era el color de los pétalos y purpúreo como un rubí era su corazón. Pero la voz del ruiseñor desfalleció. Sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos. Su canto se fue debilitando cada vez más. Sintió que algo se le ahogaba en la garganta. Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo. La rosa roja le oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío del alba. El eco le condujo hacia su caverna purpúrea de las colinas, despertando de sus sueños a los rebaños dormidos. El canto flotó entre los cañaverales del río, que llevaron su mensaje al mar. -Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa. Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas. A medio día el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera. -¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja! No he visto rosa semejante en toda vida. Es tan bella que estoy seguro de que debe tener en latín un nombre muy enrevesado. E inclinándose, la cogió. Inmediatamente se puso el sombrero y corrió a casa del profesor, llevando en su mano la rosa. La hija del profesor estaba sentada a la puerta. Devanaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies. -Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja -le dijo el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos, ella te dirá cuanto te quiero. Pero la joven frunció las cejas. -Temo que esta rosa no armonice bien con mi vestido -respondió-. Además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y ya se sabe que las joyas cuestan más que las flores. -¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera. Y tiró la rosa al arroyo. Un pesado carro la aplastó. -¡Ingrato! -dijo la joven-. Te diré que te portas como un grosero; y después de todo, ¿qué eres? Un simple estudiante. ¡Bah! No creo que puedas tener nunca hebillas de plata en los zapatos como las del sobrino del chambelán. Y levantándose de su silla, se metió en su casa. “¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica.” Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.
El ruiseñor y la rosa - Oscar Wilde
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zkdna · 7 years
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El ruiseñor y la rosa
-Dijo que bailaría conmigo si le llevaba una rosa roja -se lamentaba el joven estudiante-, pero no hay una solo rosa roja en todo mi jardín.
Desde su nido de la encina, oyóle el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado.
-¡No hay ni una rosa roja en todo mi jardín! -gritaba el estudiante.
Y sus bellos ojos se llenaron de llanto.
-¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja.
-He aquí, por fin, el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noches, aún sin conocerlo; todas las noches les cuento su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión lo ha puesto pálido como el marfil y el dolor ha sellado su frente.
-El príncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el joven estudiante-, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos, reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Por lo tanto, tendré que estar solo y no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y se destrozará mi corazón.
-He aquí el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí es pena para él. Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro.
-Los músicos estarán en su estrado -decía el joven estudiante-. Tocarán sus instrumentos de cuerda y mi adorada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que su pie no tocará el suelo, y los cortesanos con sus alegres atavíos la rodearán solícitos; pero conmigo no bailará, porque no tengo rosas rojas que darle.
Y dejándose caer en el césped, se cubría la cara con las manos y lloraba.
-¿Por qué llora? -preguntó la lagartija verde, correteando cerca de él, con la cola levantada.
-Si, ¿por qué? -decía una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol.
-Eso digo yo, ¿por qué? -murmuró una margarita a su vecina, con una vocecilla tenue.
-Llora por una rosa roja.
-¿Por una rosa roja? ¡Qué tontería!
Y la lagartija, que era algo cínica, se echo a reír con todas sus ganas.
Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor.
De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo.
Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra atravesó el jardín.
En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verle, voló hacia él y se posó sobre una ramita.
-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el rosal meneó la cabeza.
-Mis rosas son blancas -contestó-, blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña. Ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol y quizá el te dé lo que quieres.
Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía entorno del viejo reloj de sol.
-Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el rosal meneó la cabeza.
-Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz. Ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante, y quizá el te dé lo que quieres.
Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante.
-Dame una rosa roja -le gritó-, y te cantaré mis canciones más dulces.
Pero el arbusto meneó la cabeza.
-Mis rosas son rojas -respondió-, tan rojas como las patas de las palomas, más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré más rosas este año.
-No necesito más que una rosa roja -gritó el ruiseñor-, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga?
-Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo.
-Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso.
-Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía.
-La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque verdeante y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre?
Entonces desplegó sus alas obscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el jardín como una sombra y como una sombra cruzó el bosque.
El joven estudiante permanecía tendido sobre el césped allí donde el ruiseñor lo dejó y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos.
-Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso.
El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros.
Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas.
-Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas!
Entonces el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que ríe en una fuente argentina.
Al terminar la canción, el estudiante se levantó, sacando al mismo tiempo su cuaderno de notas y su lápiz.
“El ruiseñor -se decía paseándose por la alameda-, el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!”
Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada.
Al poco rato se quedo dormido.
Y cuando la luna brillaba en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas.
Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando toda la noche.
Cantó durante toda la noche, y las espinas penetraron cada vez más en su pecho, y la sangre de su vida fluía de su pecho.
Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y de una muchacha, y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, canción tras canción.
Primero era pálida como la bruma que flota sobre el río, pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora.
La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía la sombra de una rosa en un espejo de plata, la sombra de la rosa en un lago.
Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.
-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.
Entonces el ruiseñor se apretó más contra las espinas y su canto fluyó más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una virgen.
Y un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, lo mismo que enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida.
Pero las espinas no habían llegado aún al corazón del ruiseñor; por eso el corazón de la rosa seguía blanco: porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa.
Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas.
-Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada.
Entonces el ruiseñor se apretó aún más contra las espinas, y las espinas tocaron su corazón y él sintió en su interior un cruel tormento de dolor.
Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no termina en la tumba.
Y la rosa maravillosa enrojeció como las rosas de Bengala. Purpúreo era el color de los pétalos y purpúreo como un rubí era su corazón.
Pero la voz del ruiseñor desfalleció. Sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos.
Su canto se fue debilitando cada vez más. Sintió que algo se le ahogaba en la garganta.
Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo.
La rosa roja le oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío del alba.
El eco le condujo hacia su caverna purpúrea de las colinas, despertando de sus sueños a los rebaños dormidos.
El canto flotó entre los cañaverales del río, que llevaron su mensaje al mar.
-Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa.
Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas.
A medio día el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera.
-¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja! No he visto rosa semejante en toda vida. Es tan bella que estoy seguro de que debe tener en latín un nombre muy enrevesado.
E inclinándose, la cogió.
Inmediatamente se puso el sombrero y corrió a casa del profesor, llevando en su mano la rosa.
La hija del profesor estaba sentada a la puerta. Devanaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies.
-Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja -le dijo el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos, ella te dirá cuanto te quiero.
Pero la joven frunció las cejas.
-Temo que esta rosa no armonice bien con mi vestido -respondió-. Además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y ya se sabe que las joyas cuestan más que las flores.
-¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera.
Y tiró la rosa al arroyo.
Un pesado carro la aplastó.
-¡Ingrato! -dijo la joven-. Te diré que te portas como un grosero; y después de todo, ¿qué eres? Un simple estudiante. ¡Bah! No creo que puedas tener nunca hebillas de plata en los zapatos como las del sobrino del chambelán.
Y levantándose de su silla, se metió en su casa.
“¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica.”
Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.
Fin.
@enbicicletalmar
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ssadness666 · 7 years
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-Dijo que bailaría conmigo si le llevaba una rosa roja -se lamentaba el joven estudiante-, pero no hay una solo rosa roja en todo mi jardín. Desde su nido de la encina, oyóle el ruiseñor. Miró por entre las hojas asombrado. -¡No hay ni una rosa roja en todo mi jardín! -gritaba el estudiante. Y sus bellos ojos se llenaron de llanto. -¡Ah, de qué cosa más insignificante depende la felicidad! He leído cuanto han escrito los sabios; poseo todos los secretos de la filosofía y encuentro mi vida destrozada por carecer de una rosa roja. -He aquí, por fin, el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Le he cantado todas las noches, aún sin conocerlo; todas las noches les cuento su historia a las estrellas, y ahora lo veo. Su cabellera es oscura como la flor del jacinto y sus labios rojos como la rosa que desea; pero la pasión lo ha puesto pálido como el marfil y el dolor ha sellado su frente. -El príncipe da un baile mañana por la noche -murmuraba el joven estudiante-, y mi amada asistirá a la fiesta. Si le llevo una rosa roja, bailará conmigo hasta el amanecer. Si le llevo una rosa roja, la tendré en mis brazos, reclinará su cabeza sobre mi hombro y su mano estrechará la mía. Pero no hay rosas rojas en mi jardín. Por lo tanto, tendré que estar solo y no me hará ningún caso. No se fijará en mí para nada y se destrozará mi corazón. -He aquí el verdadero enamorado -dijo el ruiseñor-. Sufre todo lo que yo canto: todo lo que es alegría para mí es pena para él. Realmente el amor es algo maravilloso: es más bello que las esmeraldas y más raro que los finos ópalos. Perlas y rubíes no pueden pagarlo porque no se halla expuesto en el mercado. No puede uno comprarlo al vendedor ni ponerlo en una balanza para adquirirlo a peso de oro. -Los músicos estarán en su estrado -decía el joven estudiante-. Tocarán sus instrumentos de cuerda y mi adorada bailará a los sones del arpa y del violín. Bailará tan vaporosamente que su pie no tocará el suelo, y los cortesanos con sus alegres atavíos la rodearán solícitos; pero conmigo no bailará, porque no tengo rosas rojas que darle. Y dejándose caer en el césped, se cubría la cara con las manos y lloraba. -¿Por qué llora? -preguntó la lagartija verde, correteando cerca de él, con la cola levantada. -Si, ¿por qué? -decía una mariposa que revoloteaba persiguiendo un rayo de sol. -Eso digo yo, ¿por qué? -murmuró una margarita a su vecina, con una vocecilla tenue. -Llora por una rosa roja. -¿Por una rosa roja? ¡Qué tontería! Y la lagartija, que era algo cínica, se echo a reír con todas sus ganas. Pero el ruiseñor, que comprendía el secreto de la pena del estudiante, permaneció silencioso en la encina, reflexionando sobre el misterio del amor. De pronto desplegó sus alas oscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el bosque como una sombra, y como una sombra atravesó el jardín. En el centro del prado se levantaba un hermoso rosal, y al verle, voló hacia él y se posó sobre una ramita. -Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el rosal meneó la cabeza. -Mis rosas son blancas -contestó-, blancas como la espuma del mar, más blancas que la nieve de la montaña. Ve en busca del hermano mío que crece alrededor del viejo reloj de sol y quizá el te dé lo que quieres. Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía entorno del viejo reloj de sol. -Dame una rosa roja -le gritó -, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el rosal meneó la cabeza. -Mis rosas son amarillas -respondió-, tan amarillas como los cabellos de las sirenas que se sientan sobre un tronco de árbol, más amarillas que el narciso que florece en los prados antes de que llegue el segador con la hoz. Ve en busca de mi hermano, el que crece debajo de la ventana del estudiante, y quizá el te dé lo que quieres. Entonces el ruiseñor voló al rosal que crecía debajo de la ventana del estudiante. -Dame una rosa roja -le gritó-, y te cantaré mis canciones más dulces. Pero el arbusto meneó la cabeza. -Mis rosas son rojas -respondió-, tan rojas como las patas de las palomas, más rojas que los grandes abanicos de coral que el océano mece en sus abismos; pero el invierno ha helado mis venas, la escarcha ha marchitado mis botones, el huracán ha partido mis ramas, y no tendré más rosas este año. -No necesito más que una rosa roja -gritó el ruiseñor-, una sola rosa roja. ¿No hay ningún medio para que yo la consiga? -Hay un medio -respondió el rosal-, pero es tan terrible que no me atrevo a decírtelo. -Dímelo -contestó el ruiseñor-. No soy miedoso. -Si necesitas una rosa roja -dijo el rosal -, tienes que hacerla con notas de música al claro de luna y teñirla con sangre de tu propio corazón. Cantarás para mí con el pecho apoyado en mis espinas. Cantarás para mí durante toda la noche y las espinas te atravesarán el corazón: la sangre de tu vida correrá por mis venas y se convertirá en sangre mía. -La muerte es un buen precio por una rosa roja -replicó el ruiseñor-, y todo el mundo ama la vida. Es grato posarse en el bosque verdeante y mirar al sol en su carro de oro y a la luna en su carro de perlas. Suave es el aroma de los nobles espinos. Dulces son las campanillas que se esconden en el valle y los brezos que cubren la colina. Sin embargo, el amor es mejor que la vida. ¿Y qué es el corazón de un pájaro comparado con el de un hombre? Entonces desplegó sus alas obscuras y emprendió el vuelo. Pasó por el jardín como una sombra y como una sombra cruzó el bosque. El joven estudiante permanecía tendido sobre el césped allí donde el ruiseñor lo dejó y las lágrimas no se habían secado aún en sus bellos ojos. -Sé feliz -le gritó el ruiseñor-, sé feliz; tendrás tu rosa roja. La crearé con notas de música al claro de luna y la teñiré con la sangre de mi propio corazón. Lo único que te pido, en cambio, es que seas un verdadero enamorado, porque el amor es más sabio que la filosofía, aunque ésta sea sabia; más fuerte que el poder, por fuerte que éste lo sea. Sus alas son color de fuego y su cuerpo color de llama; sus labios son dulces como la miel y su hálito es como el incienso. El estudiante levantó los ojos del césped y prestó atención; pero no pudo comprender lo que le decía el ruiseñor, pues sólo sabía las cosas que están escritas en los libros. Pero la encina lo comprendió y se puso triste, porque amaba mucho al ruiseñor que había construido su nido en sus ramas. -Cántame la última canción -murmuró-. ¡Me quedaré tan triste cuando te vayas! Entonces el ruiseñor cantó para la encina, y su voz era como el agua que ríe en una fuente argentina. Al terminar la canción, el estudiante se levantó, sacando al mismo tiempo su cuaderno de notas y su lápiz. “El ruiseñor -se decía paseándose por la alameda-, el ruiseñor posee una belleza innegable, ¿pero siente? Me temo que no. Después de todo, es como muchos artistas: puro estilo, exento de sinceridad. No se sacrifica por los demás. No piensa más que en la música y en el arte; como todo el mundo sabe, es egoísta. Ciertamente, no puede negarse que su garganta tiene notas bellísimas. ¿Que lástima que todo eso no tenga sentido alguno, que no persiga ningún fin práctico!” Y volviendo a su habitación, se acostó sobre su jergoncillo y se puso a pensar en su adorada. Al poco rato se quedo dormido. Y cuando la luna brillaba en los cielos, el ruiseñor voló al rosal y colocó su pecho contra las espinas. Y toda la noche cantó con el pecho apoyado sobre las espinas, y la fría luna de cristal se detuvo y estuvo escuchando toda la noche. Cantó durante toda la noche, y las espinas penetraron cada vez más en su pecho, y la sangre de su vida fluía de su pecho. Al principio cantó el nacimiento del amor en el corazón de un joven y de una muchacha, y sobre la rama más alta del rosal floreció una rosa maravillosa, pétalo tras pétalo, canción tras canción. Primero era pálida como la bruma que flota sobre el río, pálida como los pies de la mañana y argentada como las alas de la aurora. La rosa que florecía sobre la rama más alta del rosal parecía la sombra de una rosa en un espejo de plata, la sombra de la rosa en un lago. Pero el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas. -Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada. Entonces el ruiseñor se apretó más contra las espinas y su canto fluyó más sonoro, porque cantaba el nacimiento de la pasión en el alma de un hombre y de una virgen. Y un delicado rubor apareció sobre los pétalos de la rosa, lo mismo que enrojece la cara de un enamorado que besa los labios de su prometida. Pero las espinas no habían llegado aún al corazón del ruiseñor; por eso el corazón de la rosa seguía blanco: porque sólo la sangre de un ruiseñor puede colorear el corazón de una rosa. Y el rosal gritó al ruiseñor que se apretase más contra las espinas. -Apriétate más, ruiseñorcito -le decía-, o llegará el día antes de que la rosa esté terminada. Entonces el ruiseñor se apretó aún más contra las espinas, y las espinas tocaron su corazón y él sintió en su interior un cruel tormento de dolor. Cuanto más acerbo era su dolor, más impetuoso salía su canto, porque cantaba el amor sublimado por la muerte, el amor que no termina en la tumba. Y la rosa maravillosa enrojeció como las rosas de Bengala. Purpúreo era el color de los pétalos y purpúreo como un rubí era su corazón. Pero la voz del ruiseñor desfalleció. Sus breves alas empezaron a batir y una nube se extendió sobre sus ojos. Su canto se fue debilitando cada vez más. Sintió que algo se le ahogaba en la garganta. Entonces su canto tuvo un último destello. La blanca luna le oyó y olvidándose de la aurora se detuvo en el cielo. La rosa roja le oyó; tembló toda ella de arrobamiento y abrió sus pétalos al aire frío del alba. El eco le condujo hacia su caverna purpúrea de las colinas, despertando de sus sueños a los rebaños dormidos. El canto flotó entre los cañaverales del río, que llevaron su mensaje al mar. -Mira, mira -gritó el rosal-, ya está terminada la rosa. Pero el ruiseñor no respondió; yacía muerto sobre las altas hierbas, con el corazón traspasado de espinas. A medio día el estudiante abrió su ventana y miró hacia afuera. -¡Qué extraña buena suerte! -exclamó-. ¡He aquí una rosa roja! No he visto rosa semejante en toda vida. Es tan bella que estoy seguro de que debe tener en latín un nombre muy enrevesado. E inclinándose, la cogió. Inmediatamente se puso el sombrero y corrió a casa del profesor, llevando en su mano la rosa. La hija del profesor estaba sentada a la puerta. Devanaba seda azul sobre un carrete, con un perrito echado a sus pies. -Dijiste que bailarías conmigo si te traía una rosa roja -le dijo el estudiante-. He aquí la rosa más roja del mundo. Esta noche la prenderás cerca de tu corazón, y cuando bailemos juntos, ella te dirá cuanto te quiero. Pero la joven frunció las cejas. -Temo que esta rosa no armonice bien con mi vestido -respondió-. Además, el sobrino del chambelán me ha enviado varias joyas de verdad, y ya se sabe que las joyas cuestan más que las flores. -¡Oh, qué ingrata eres! -dijo el estudiante lleno de cólera. Y tiró la rosa al arroyo. Un pesado carro la aplastó. -¡Ingrato! -dijo la joven-. Te diré que te portas como un grosero; y después de todo, ¿qué eres? Un simple estudiante. ¡Bah! No creo que puedas tener nunca hebillas de plata en los zapatos como las del sobrino del chambelán. Y levantándose de su silla, se metió en su casa. “¡Qué tontería es el amor! -se decía el estudiante a su regreso-. No es ni la mitad de útil que la lógica, porque no puede probar nada; habla siempre de cosas que no sucederán y hace creer a la gente cosas que no son ciertas. Realmente, no es nada práctico, y como en nuestra época todo estriba en ser práctico, voy a volver a la filosofía y al estudio de la metafísica.” Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.
Oscar Wilde.
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#Microrrelatos:
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