Tumgik
#Protestas antisemitas
adribosch-fan · 5 months
Text
Aumentan las protestas antisemitas en los campus universitarios: estudiantes del MIT, Emerson College y Tufts instalan campamentos siguiendo los pasos de Columbia
La Casa Blanca condenó enérgicamente los llamados a la violencia y la intimidación física dirigidos a estudiantes judíos. SABRINA MARTÍN Varios estudiantes del Emerson College, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad Tufts se unieron a las protestas antisemitas que estallaron en varias universidades de todo el país, incluida la instalación de tiendas de campaña en los…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
jartita-me-teneis · 5 months
Text
EEUU: fuego a la Primera Enmienda Estados Unidos está incendiando la esencia misma de su Primera Enmienda. Sí, esa que debería salvaguardar la libertad de expresión, religión, prensa y el derecho a reunirse pacíficamente. En medio del caos generado por más de mil detenciones durante las protestas por el genocidio en Gaza, la Cámara Baja del país ha dado luz verde a un proyecto de ley que abre la puerta a una peligrosa persecución del "antisemitismo". Pero, ¿quién define qué es "antisemitismo"? Ellos mismos, por supuesto. Esta nueva definición se basa en la propuesta por la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, incluyendo expresiones tan vitales como "afirmar que la existencia de un Estado de Israel es una empresa racista" o "establecer comparaciones de la política israelí contemporánea con la de los nazis". Si esto se convierte en ley, el Departamento de Educación tendrá carta blanca para castigar a universidades que no repriman cánticos que sean considerados "antisemitas" por ellos, como el icónico "desde el río hasta el mar, Palestina será libre". Parece que defender el sionismo de Israel es más importante que garantizar la libertad de expresión. Es una vergüenza para una nación que se jacta de sus valores democráticos. #LibertadDeExpresión#JusticiaParaPalestina
5 notes · View notes
yo-sostenible · 2 months
Text
La prohibición y los ataques contra las protestas estudiantiles en Estados Unidos constituyen una grave violación de los derechos de reunión pacífica y libertad de expresión garantizados por las leyes internacionales y deben cesar de inmediato, señalaron una decena de relatores especiales y dos grupos de trabajo sobre derechos humanos, que descartan que las manifestaciones sean antisemitas. ONU/Evan Schneider Manifestantes frente a la Universidad de Columbia, en Nueva York, protestan contra la embestida militar israelí en Gaza Un grupo de expertos independientes de la ONU en derechos humanos* expresó al gobierno estadounidense su preocupación por la represión masiva de las protestas estudiantiles propalestinas en diversos campus universitarios de Estados Unidos. En un comunicado conjunto publicado este jueves, los relatores especiales dijeron que estas acciones son desproporcionadas, carecen de justificación legal y pueden afectar significativamente la libertad, salud, educación y futuro profesional de los estudiantes. Estudiantes de todo Estados Unidos han organizado plantones y protestas pacíficas contra la embestida militar israelí en Gaza y para expresar su solidaridad con los civiles gazatíes y oponerse a las afiliaciones de sus universidades con empresas que se benefician del conflicto y la ocupación. Muchos de estos campamentos han sido desalojados con mano dura por policías respondiendo a solicitudes de las administraciones universitarias. Esos operativos han enviado al hospital a algunos manifestantes. Las movilizaciones no son antisemitas Los expertos rechazaron categóricamente las acusaciones de antisemitismo con las que ciertos políticos estadounidenses y autoridades universitarias se han referido a las protestas. “Es inexacto e injustificado calificar de antisemitas todas las manifestaciones pacíficas de solidaridad con el pueblo palestino, los llamamientos al alto el fuego en Gaza o las críticas a la política de Israel”, enfatizaron. Los relatores especiales hicieron patente su preocupación por el efecto amedrentador que los ataques, amenazas, represalias, presión política, estigmatización y acusaciones de antisemitismo pudieran tener sobre la diversidad de opiniones, afectando a la libertad académica en las universidades, dentro y fuera de las aulas. “Pedimos al gobierno y a las administraciones universitarias que defiendan los derechos a la libertad de expresión, de reunión pacífica y de defensa de los derechos, en consonancia con las leyes internacionales derechos humanos, y que creen un entorno seguro y propicio en el que todos puedan expresar libremente sus opiniones sobre asuntos de interés público”, subrayaron. La represión debe cesar de inmediato Los expertos afirmaron que la prohibición y los ataques contra las protestas estudiantiles “constituyen una grave violación de los derechos de reunión pacífica y libertad de expresión garantizados por las leyes internacionales de derechos humanos, y deben cesar de inmediato” Los estudiantes han denunciado represalias graves por su participación en las protestas, como citaciones, detenciones e incluso sanciones académicas. La expulsión y suspensión de sus estudios, pérdida de la vivienda universitaria, vigilancia indebida e impedimento de graduarse son algunas de las medidas punitivas aplicadas a los estudiantes. “Instamos a las autoridades académicas a garantizar que los estudiantes no sean castigados ni tratados injustamente por ejercer sus derechos humanos fundamentales”, enfatizaron los expertos, y pidieron la readmisión de los expulsados. Recordaron que los artículos 19 y 21 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ratificado por Estados Unidos, y el artículo 5 de la Declaración sobre los Defensores de los Derechos Humanos, exigen que se respete la libertad de reunión pacífica.  “Los campus privados tienen la responsabilidad de respetar los derechos humanos, y las limitaciones deben ser legítimas, necesarias y proporcionadas”, a...
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
colonna-durruti · 3 months
Text
«In America chi fa domande spaventa. L’agenzia che mi seguiva da dieci anni (la United Talent Agency, ndr) mi ha scaricato perché nell’agenzia ci sono due donne ebree e io ho partecipato alla marcia di protesta per quello che sta accadendo a Gaza. A nulla è servito far notare che alla marcia partecipavano anche molti ebrei. È stato uno shock, in agenzia hanno sempre saputo chi fossi: io sono sempre stata attiva a livello politico. Eppure mi hanno visto di colpo come una minaccia, un tradimento. Sono persino andati da un giornale di poco conto per raccontare una storia drammatica e fantasiosa di me in versione antisemita, cosa che non sono. È stato un brutto momento».
Susan Sarandon
https://lespresso.it/c/idee/2024/6/4/susan-sarandon-gaza-il-genocidio-e-il-punto-piu-basso-a-cui-possiamo-arrivare-come-esseri-umani/51102
1 note · View note
ferrolano-blog · 4 months
Text
Carta a la Ministra Federal de Educación e Investigación de Alemania: Le escribimos para expresarle nuestra profunda preocupación por sus declaraciones en el Bild-Zeitung y la consiguiente campaña de difamación contra el personal académico de Berlín que ha estado pidiendo a las universidades que respeten el derecho de los estudiantes a protestar en el campus... y por sus comentarios en X, insinuando que estaban de hecho expresando su apoyo al odio a Israel y a los judíos y defendiendo la violencia. Lo más preocupante es que el Bild-Zeitung también publicó fotografías de varios de los profesores que firmaron la carta abierta, llamándoles «perpetradores»... Estas acusaciones desencadenaron una campaña masiva de difamación contra los firmantes, poniendo en peligro tanto al profesorado como a los estudiantes... los académicos que firmaron la petición han recibido mensajes de odio difamatorios y han sido objeto de amenazas y difamaciones en las redes sociales. Muchos temen por su integridad física y la de sus familias. Los que son inmigrantes o pertenecen a minorías religiosas se sienten especialmente vulnerables... lo que constituyen claramente una amenaza para la autonomía institucional y la libertad académica en Alemania... No es aceptable que estos académicos sean calumniados de extremistas y antisemitas, y que su lealtad a la Constitución alemana sea cuestionada únicamente por apoyar los derechos de protesta de los estudiantes, garantizados por la Constitución y por sus principios (incluso aunque algunos de ellos no apoyen las demandas de los manifestantes)... Esto incluirá inevitable y necesariamente la defensa del derecho de las personas a expresar opiniones que otros puedan considerar ofensivas o desafiantes... Le pedimos que, de inmediato y en su totalidad, revoque sus anteriores comentarios y acusaciones contra los firmantes de la carta abierta, que se disculpe por sus comentarios y denuncie públicamente la campaña de difamación contra los firmantes... Además, subrayamos nuestra solidaridad con los estudiantes y el personal que están siendo objeto de violencia policial y de restricciones a su derecho a la libertad de expresión y reunión en el campus, y pedimos al gobierno alemán que salvaguarde estos derechos garantizados por la Constitución
0 notes
sefarad-haami · 5 months
Text
FACT SHEET: Biden-⁠Harris Administration Ramps Up Actions to Counter Antisemitism on College Campuses and Protect Jewish Communities
On Holocaust Remembrance Day, the Biden-Harris Administration announced new measures to combat the surge in antisemitism in the United States following the October 7th attack on Israel by Hamas. President Biden delivered a speech at the U.S. Holocaust Memorial Museum's Days of Remembrance commemoration, reiterating the commitment to the phrase "Never Again." This year’s remembrance came seven months after the attack, which led to an alarming rise in antisemitic incidents across the U.S., particularly during protests on college campuses. The Biden-Harris Administration’s National Strategy to Counter Antisemitism, launched a year ago, has already taken over 100 actions to address this issue, including providing greater security to Jewish institutions, updating Title VI guidance on discrimination, and supporting educational efforts around Jewish history. An additional $400 million was secured for the Nonprofit Security Grant Program to fund security for nonprofits and houses of worship. The Department of Education issued a new guidance letter to schools addressing antisemitic discrimination, while the Department of Homeland Security is developing new resources for campus safety and community-based violence prevention. These new measures aim to enhance safety and combat hate following the sharp rise in antisemitism since October 7th.
Tumblr media Tumblr media
🇪🇸 En el Día de la Conmemoración del Holocausto, la Administración Biden-Harris anunció nuevas medidas para combatir el aumento del antisemitismo en Estados Unidos tras el ataque del 7 de octubre a Israel por parte de Hamas. El presidente Biden pronunció un discurso en la conmemoración del Día de la Memoria organizada por el Museo Memorial del Holocausto de los Estados Unidos, reafirmando el compromiso con la frase "Nunca más". Este año, la conmemoración tuvo lugar siete meses después del ataque, que provocó un preocupante aumento de incidentes antisemitas en los Estados Unidos, especialmente durante protestas en campus universitarios. La Estrategia Nacional para Contrarrestar el Antisemitismo de la Administración Biden-Harris, lanzada hace un año, ya ha tomado más de 100 acciones para abordar este problema, incluida una mayor seguridad para las instituciones judías, la actualización de la guía sobre discriminación del Título VI y el apoyo a los esfuerzos educativos sobre la historia judía. Se aseguró un fondo adicional de 400 millones de dólares para el Programa de Subsidios para la Seguridad de Organizaciones sin Fines de Lucro para financiar la seguridad de organizaciones sin fines de lucro y lugares de culto. El Departamento de Educación emitió una nueva carta de orientación para las escuelas que aborda la discriminación antisemita, mientras que el Departamento de Seguridad Nacional está desarrollando nuevos recursos para la seguridad en los campus y la prevención de la violencia comunitaria. Estas nuevas medidas tienen como objetivo mejorar la seguridad y combatir el odio tras el fuerte aumento del antisemitismo desde el 7 de octubre.
🇮🇱 En el Día de Rekordatorio del Holokausto, la Administrasyón Biden-Harris anunzyó medjidas nuevas para kombatir el aumento del antisemitismo en los Estados Unidos después del atake del 7 de outrubre a Yisrael por parte de Hamas. El Presidente Biden dio un discurso en la komemorasyón del Día de los Rekordatorios del Muzeo Memorial del Holokausto de los EE. UU., reafirmando el kompromiso kon la fraze "Nunca Más". Este anyo, la komemorasyón fue espesialmente significativa porke pasó siete meses después del atake, ke provokó un aumento preocupante en incidentes antisemitas por todo el país, espesialmente durante protestas en kampus universitarios. La Estrategia Nasional de la Administrasyón Biden-Harris para Kontrear el Antisemitismo, ke se lanzó un anyo atrás, ya tomó mas de 100 akciones para abordar este problema, inkluyendo el proporcionar mas seguridad para las instityusyones djudiás, la aktualisasyón de la direktyva del Título VI sobre diskriminasyón, y el apoyo a los esfuerzos edukativos sobre la istorya djudiá. Se aseguró 400 millones de dólares más para el Programa de Subvensyones para la Seguridat de Organisasyones sin Fines de Lukro para financiar la seguridat de las organisasyones sin fines de lukro y los lugares de rezo. El Departament de Edukasyón emitió una karta de orientasyón nueva a las eskuelas para abordar la diskriminasyón antisemita, mientras ke el Departament de Seguridat Nasional está desarroyando recursos nuevos para la seguridat en kampus i la prevención de la violensia en las komunidades. Estas nuevas medjidas tienen como fin mejorar la seguridat i komatir el odio después del aumento fuerte en el antisemitismo desde el 7 de outrubre.
1 note · View note
Text
Tumblr media
El Congreso quiere definir por ley qué es antisemitismo (y puede entrar en un peligroso territorio) Ante las protestas universitarias propalestinas y denuncias de "antisemitismo", la Cámara Baja busca aprobar un proyecto que defina qué es "antisemita". El problema es que el propio autor de las definiciones de antisemitismo que el Congreso busca aplicar dice que es "peligroso" usarlo en escuelas y universidades.
Los conflictos los crean los "políticos" declarando guerras, que ganan "siempre" los Generales (De todos y cada uno de "los Bandas") y las pierden todos los "Pueblos" ¿Hasta cuando lo debemos seguir
1 note · View note
bissinesstudio · 5 months
Link
0 notes
jgmail · 9 months
Text
El ecologismo de los pobres
Tumblr media
Por Aldo Rubert, Enric Bonet
Fuentes: El salto [Imagen: Manifestación de los Chalecos Amarillos en Bruselas en 2018. Foto de Pelle De Brabander (Flickr)]
El heterogéneo movimiento social incendió las calles de Francia y puso contra las cuerdas al presidente Macron a finales de 2018, evidenciando la dificultad de una transición ecológica que no tenga en cuenta las diferencias de clase.
El 17 de noviembre, militantes de los chalecos amarillos y del colectivo ecologista Dernière Rénovation rociaron con pintura amarilla la plaza del Arco de Triunfo en París. Hicieron esa acción para conmemorar el quinto aniversario de la movilización de los chalecos amarillos, que puso contra las cuerdas al Gobierno de Emmanuel Macron en diciembre de 2018. Cinco años después de ese movimiento social que surgió en oposición al aumento de una tasa sobre el combustible, esta curiosa unión entre jóvenes ecologistas y simpatizantes de los gilets jaunes cuestiona ciertos tópicos sobre esa heterogénea revuelta. Lejos del estigma de que se trataba de un movimiento climatoescéptico, este favoreció la irrupción de otra sensibilidad sobre la lucha contra el cambio climático: la de una ecología popular.
Pocos movimientos han influido tanto en la historia reciente de Francia como los chalecos amarillos. Aunque no lograron satisfacer sus demandas más maximalistas —aumento significativo del salario mínimo, final de las políticas de austeridad, creación de un referéndum de iniciativa popular…—, sí que obtuvieron la retirada de la ecotasa y un plan de más de 10.000 millones de euros. Fue bastante más que las oleadas de huelgas y protestas sindicales de finales de 2019 y principios de 2023.
Como ya sucedió con el Mayo del 68, hay movilizaciones que pueden fracasar a corto plazo, pero tener una gran incidencia social. Cambian las mentalidades y los sentidos comunes de la época. Los movimientos sociales generan comunidades críticas que proceden a innovaciones conceptuales. Así sucedió con los chalecos amarillos, sobre todo respecto a la urgencia climática.
La lección de esa movilización “no es que la tarificación del carbono sea imposible, sino que hay que hacerlo siendo conscientes de los efectos distributivos”, recordó el historiador económico Adam Tooze. Por un lado, esa revuelta cuestionó las caricaturas erróneas de las poblaciones rurales como más contaminantes. Por el otro, evidenció la necesidad de conciliar justicia climática con social bajo el eslogan “Fin del mundo, fin de mes, misma lucha”, popularizado en Francia desde entonces.
¿Forman parte de una ola climatoescéptica?
Cuando surgieron los chalecos amarillos con las ocupaciones de rotondas y agitadas protestas en la calle, las élites políticas y sus papagayos mediáticos sacaron su habitual artillería despectiva. Los tacharon de “antisemitas”, “homófobos” y sobre todo “climatoescépticos”. “Se trata de tipos que fuman cigarros y que circulan en diésel. No es la Francia del siglo XXI que queremos”, declaró el entonces portavoz del Ejecutivo macronista, Benjamin Griveaux, en unas declaraciones que podrían haberse recompensado con la Palma de Oro del clasismo. La exministra —y candidata en 2021 a las primarias de los verdes— Delphine Batho dijo que ese movimiento es “una manifestación de solidaridad con el lobby petrolero (y que responde a) una lógica profundamente reaccionaria y conservadora”.
Según el politólogo Simon Persico, “el impacto de la tasa carbono sobre los más pobres puede resultar muy importante. Las políticas ecologistas pueden acentuar las desigualdades”
“Al principio, hubo la tentación de presentarlos como contrarios a la ecología. Pero luego se vio que no era cierto. Entre sus manifestantes, había algunos muy interesados por el medioambiente y el cambio climático, sobre todo a través del prisma de la ecología popular”, explica a El Salto el politólogo Simon Persico, profesor en Sciences Po Grenoble y miembro del laboratorio Pacte. Según este experto en ecologismo, las encuestas cuantitativas han reflejado que la actitud de los chalecos amarillos respecto al medioambiente resulta muy similar a la de la población francesa en general: “Algunos de ellos eran muy ecologistas y a otros les interesaba muy poco esta cuestión”.
Esa revuelta destacó por su carácter heterogéneo. Aglutinó a votantes desde la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon (afines a Sumar o Podemos) hasta la ultraderechista Reagrupación Nacional, pasando por muchos abstencionistas y algún elector de Macron decepcionado. Pero si algo la caracterizó desde un punto de vista sociológico, fue la sobrerrepresentación de las categorías modestas rurales. Unas clases trabajadoras que sufren una doble pena ecológica. Son las que menos contribuyen a la contaminación y las que más la sufren en sus lugares de residencia y trabajo. Según Persico, “el impacto de la tasa carbono sobre los más pobres puede resultar muy importante. Las políticas ecologistas pueden acentuar las desigualdades”, además de una estigmatización moral de los pobres.
Durante las últimas décadas, el imaginario ecologista estuvo muy marcado por los partidos verdes, además del proyecto lleno de contradicciones de un capitalismo compatible con la urgencia climática. Eso contribuyó a la valoración social de las prácticas “ecorresponsables”. Es decir, una ecología concebida a partir de gestos individuales —ir en bicicleta, conducir un coche eléctrico, comprar en un supermercado biológico…— mucho más fácilmente al alcance de clases medias y altas de grandes ciudades que de las categorías modestas rurales. Y una parte significativa de las clases trabajadoras, sobrerrepresentadas en los chalecos amarillos, desconfía de esta ideología verde.
“El ecologismo de los pobres”
Aunque sus miembros dependen en gran medida del automóvil en las zonas rurales y periurbanas, tienen, sin embargo, estilos de vida de bajo impacto ambiental. Esto se debe a su menor consumo —de ropa, aparatos electrónicos…— y los pocos desplazamientos aéreos en comparación con las clases medias y superiores. “Hay prácticas en las categorías populares, como el hecho de compartir o reparar los bienes, que son consideradas como cosas de pobres, pero en realidad se trata de prácticas que deberían valorarse positivamente a nivel ecológico”, destaca Persico. Simbolizan el “ecologismo de los pobres”, según el concepto desarrollado por el economista catalán Joan Martínez Alier. Es la ecología de aquellos que saben que es más lógico y óptimo consumir menos que consumir mejor.
Estas categorías modestas rurales reivindican, a su manera, una “ecología popular” y local basada en la autoproducción (cocina, reparaciones, conservas o bricolaje). También destacan por su relación estrecha con la naturaleza y el campo (con el bosque, la horticultura, la cría de pollos, la reutilización del agua de lluvia, el uso de productos de la caza o de la madera). En las zonas rurales populares, estas prácticas se construyen con redes de ayuda mutua e intercambio inestimables para las personas con pocos recursos (trueque de alimentos autoproducidos, economía informal, etc.).
Aunque la desmovilización predominó en los chalecos amarillos desde el verano de 2019, algunos grupos más resilientes continuaron protestando y reuniéndose en rotondas, convertidas en espacios de politización y vínculos sociales. Otros también impulsaron jardines-huertos colectivos, distribución de cestas de frutas y verduras para los más vulnerables. O se sumaron a otros colectivos ecologistas para oponerse a proyectos nocivos con el medioambiente, como almacenes de Amazon.
El grupo de los verdes presentó en abril en la Asamblea Nacional una propuesta de ley para prohibir los jets privados, finalmente rechazada
“Los chalecos amarillos repolitizaron el hecho de que no se puede pensar la ecología sin tener en cuenta las desigualdades sociales y de clase”, recuerda Persico. Los economistas Lucas Chancel y Thomas Piketty señalaron en un importante estudio de 2015 que 10% de los individuos más acaudalados en el mundo eran responsables de casi la mitad de las emisiones totales. El 1% de los más ricos, viviendo en los países menos cumplidores con las reglas climáticas, representan los mayores productores de gases de efecto invernadero. Emiten al menos nueve veces más que la media, es decir, más de 200 toneladas de CO2 por persona al año. Los estudios econométricos demuestran que los hogares con menores ingresos contribuyen en menor medida al calentamiento global.
El interés (frustrado) de la izquierda
Para intentar salir del atolladero de esa crisis a finales de 2018, el Gobierno de Macron respondió de manera astuta: con la organización de la Convención Ciudadana por el Clima. Esa asamblea, compuesta por 150 ciudadanos elegidos al azar, elaboró una batería de 150 medidas para conciliar justicia climática con la social. Entre sus propuestas, resultaba palpable la necesidad de tener en cuenta las diferencias de clase. Por ejemplo, con la creación de un impuesto especial del 4% sobre los dividendos de las empresas con beneficios superiores a 10 millones de euros para financiar medidas de transición climática. O con un aumento significativo de las tasas sobre el combustible de los aviones privados.
No obstante, el Ejecutivo macronista demostró su incapacidad para desmarcarse de su ADN neoliberal y rechazó la mayoría de esas medidas. Apenas aplicó poco más de un 10%, según un recuento del diario digital Reporterre. Eso no impidió que muchas de esas propuestas hayan estado presentes en el debate político francés en los últimos años. El grupo de los verdes presentó en abril en la Asamblea Nacional una propuesta de ley para prohibir los jets privados, finalmente rechazada. Todas las formaciones de izquierdas apuestan por la creación de un impuesto especial sobre la riqueza para financiar la transición climática, una medida incluso retomada por la formación de centro MoDem.
“Para la izquierda, resultaría un avance si lograra una alianza entre los movimientos sociales tradicionales y los chalecos amarillos”, destaca Persico, sobre el interés de las formaciones progresistas por estos sectores. Priscillia Ludosky, impulsora de una petición contra el aumento de la tasa carbono que originó la revuelta de 2018, formará parte de la lista de los verdes en las próximas europeas. El Partido Socialista dedicó su última Universidad de verano a cómo reconciliarse con estas categorías modestas. Y el diputado François Ruffin —uno de los más mediáticos de la izquierda insumisa— apuesta por recoser los afectos con esa Francia, a pesar de que el núcleo duro del partido Mélenchon prefiere concentrarse en las “banlieues”.
“La reconquista del voto popular rural” debe ser “la prioridad absoluta del bloque social-ecológico”, afirman los economistas Thomas Piketty y Julia Cagé en el libro Une histoire du conflit politique. Publicado en septiembre, esta obra sobre la historia electoral y política de Francia alimentó un interesante debate en la gauche sobre las motivaciones materiales de los votantes de ultraderecha, así como la manera en que la izquierda podría reconciliarse con ellos. Una estrategia que, según Piketty y Cagé, serviría para que la izquierda superara su debilidad actual. Apenas representa un tercio del electorado galo.
A pesar de que muchos votantes de las zonas rurales puedan tener fuertes motivaciones materiales, lo que parecen ignorar Piketty y Cagé es la dificultad de seducirlos con un simple argumentario económico. La mayoría de ellos se encuentran muy alejados en términos de valores culturales del electorado progresista. La ultraderecha de Marine Le Pen dispone de una gran implantación en esos sectores rurales y periurbanos: el 75% de su voto proviene de allí. Y el 85% de sus electores se reivindican como “racistas” o sitúan los motivos xenófobos en el centro de su voto.
El canto de las sirenas de la xenofobia dificulta la reconciliación de la izquierda con sus electorados múltiples y sus intereses no siempre conciliables: los jóvenes urbanos, las minorías de los barrios multiculturales y el electorado obrero y rural. Unas diferencias que obstaculizan la construcción de un bloque del ecologismo popular.
Aldo Rubert. @aldo_rubert. Enric Bonet. @EnricQuart
Fuente: https://osalto.gal/francia/ecologismo-pobres-huella-cultural-chalecos-amarillos-cinco-anos-despues
1 note · View note
yoprotesto · 1 year
Text
Este domingo, 8 de octubre, apenas un día después de que comenzara un ataque terrorista sin precedentes del grupo Hamás contra Israel, los Socialistas Democráticos de América (DSA), junto con otros grupos izquierdistas y nacionalistas Pro-Palestina, se congregaron en Times Square gritando consignas antisemitas.
0 notes
shirley777 · 2 years
Link
0 notes
ferrolano-blog · 4 months
Text
Peter Singer: ¿Son antisemitas las críticas a Israel? Decir que las manifestaciones son comparables con el antisemitismo nazi es grotesco... “las críticas a Israel similares a las que se planteen a otros países no se pueden considerar como antisemitas”. Eso basta para demostrar lo equivocado que está Netanyahu al describir como antisemitismo lo que está ocurriendo en las universidades estadounidenses. Cualquier país que atacara a la población civil con bombardeos generalizados como los que Israel está efectuando en Gaza, incluso si fuera en respuesta a ataques horrorosos como los cometidos por Hamas el 7 de octubre de 2023, sería merecedor de intensas críticas. Por eso, las manifestaciones actuales, tomadas como un todo, no se pueden calificar de antisemitas
0 notes
kiro-anarka · 4 years
Link
Pesaj, la fiesta que conmemora la liberación del pueblo judío de la esclavitud, se ha celebrado de manera poco tradicional este año; cambiando el esperado y enorme Séder familiar por uno virtual. A pesar de las dificultades que presentó para el amado afikomen y Elijah, resulta que es mejor cantar las cuatro preguntas a través de Zoom que no hacerlo. Un Séder, y Pesaj en general, es un momento para dar gracias por las libertades que tenemos, para recordar lo que otras personas han tenido que sacrificar por dichas libertades y reflexionar sobre quienes no son libres. En mi familia, tras haber emigrado de Europa a los Estados Unidos literalmente huyendo de ser quemada viva, la gratitud siempre aparece acompañada por una sombra. Es difícil no sentir emociones encontradas ya que los brazos que levantan vasos llenos de vino para el Arba Kosot están tatuados con números de campos de concentración. Con Zoom o sin Zoom, en cada Séder desde que tengo memoria se ha hablado, con una mezcla de felicidad y tristeza, de fascismo y antisemitismo. Pero nunca los he sentido tan presentes como en la actualidad.
No solo estoy hablando de los partidos políticos abiertamente fascistas e imitadores nazis que están ganando popularidad lentamente en Europa y los Estados Unidos. Lo cual, no me malinterpretéis, asusta y enfurece. Lo que más me aterroriza es la mercantilización y esencialización con la que se está alimentando a las masas. Las masas, después de todo, son las que dan combustible y poder a estos partidos. No es que esta táctica sea algo nuevo, el pueblo judío ha sido objeto de esa propaganda durante mucho tiempo. Noto ese antiguo adoctrinamiento en la forma en que personas catalanas y españolas se sienten cómodas afirmando que el destino de los judíos en España y en Europa fue culpa de su afán por acumular dinero. O que mi familia y yo debemos tener mucho dinero por ser judíos. O al asumir que ser judía significa ser sionista. O cuando en múltiples ocasiones me han preguntado indiferentemente si todos los judíos tienen narices grandes. Así como en ataques antisemitas más flagrantes, en las secciones de comentarios de mis artículos o en mensajes públicos y privados de Twitter.
No puedo culpar a Netflix por siglos de calumnias y exterminio del pueblo judío. Pero sí creo que sería ingenuo por mi parte no cuestionar el repentino interés de Netflix en mi cultura. Siendo franca, no soy particularmente religiosa, pero crecí en una comunidad judía inmigrante, integrada por muchas personas supervivientes del Holocausto, la mayoría de las cuales hablaban yiddish y/o hebreo y solo más tarde aprendieron inglés. Al igual que muchas comunidades refugiadas, nuestras familias están hechas de retales. Con tan pocos supervivientes, nuestras «tías» y «tíos» eran otras personas judías refugiadas, relacionadas por esa supervivencia en lugar de por la genética. Y como muchas experiencias dentro del judaísmo, el propio hecho de ser judía tiene significados muy distintos para las diferentes personas de mi familia. Mi familia ortodoxa buscó consuelo en la religión del «viejo mundo», mientras que mi familia inmediata atesoraba las tradiciones de su shtetl específico. Lo que teníamos en común era un sentimiento de comunidad esencial para nuestra supervivencia.
Por supuesto, esta complejidad se ignora por completo en el plan de estudios judíos actual de Netflix. Como el hecho de que no todas las personas judías son religiosas; una persona puede ser judía por religión, por etnia o por ambas. O que ser una persona judía ortodoxa es algo totalmente diferente de ser jasídica y que hay diferentes ramas del jasidismo, que varían enormemente de una a otra. Yo misma nunca he sido parte de la comunidad jasídica, aunque he vivido junto a ella durante muchos años de mi vida. Aún así, no podría explicar sus entresijos y nunca me consideraría ni mucho menos una experta. Y esa es la cuestión. Soy tan judía como se puede ser. El año pasado, cuando mi hermana pequeña se hizo una prueba de ADN, el resultado fue 100% judía asquenazí. No 99%, ni 99.9%. 100%. Sin embargo, nuestra experiencia como judías no tiene nada en común con la de una persona jasídica. Al crear una narración unidimensional de lo que significa ser una persona judía, o incluso lo que significa ser judía religiosa, es muy fácil esencializar las experiencias judías. Estas narraciones simplistas y a menudo falsas se han utilizado como una excusa para perseguir a comunidades marginadas, desde judíos a musulmanes, negros e inmigrantes en general.
Dicho esto, quiero dejar claro que nunca disculpo ninguna forma de abuso. Nunca. Creo y doy mi apoyo a todas aquellas personas con historias de abuso, así como cualquiera lo suficientemente valiente como para compartir su historia. Al mismo tiempo, me resulta difícil creer que Netflix tenga un repentino interés en apoyar a supervivientes de abusos, ya que publican regularmente contenido de famosos abusadores, que perpetúan la cultura de la violación, la violencia de género y la violencia en general.
Esta reciente serie de estrenos judíos también ha servido para mostrar la agenda sionista cada vez más evidente de Netflix. No estamos hablando de documentales, sino de comedias románticas judías o dramas llenos de mensajes subliminales sionistas que se hacen pasar como «normales». Emparejar el judaísmo con el sionismo es, además de falso, peligroso tanto para la gente judía como para el pueblo palestino que sufre, muere y lucha contra la ocupación. Como judía anti-ocupación y pro-Palestina, considero muy importante para la lucha recordar constantemente a judíos y no judíos que, al contrario de lo que nos dice la maquinaria de propaganda sionista, ser judío no significa ser sionista. Que luchar contra el apartheid y combatir el antisemitismo es en realidad la misma batalla que se debe librar contra el fascismo.
Cuando Netflix no nos suelta su material sionista y sensacionalista, nos ofrece otro estereotipo: todas las personas judías somos ricas, buscadoras de oro y comerciantes. No tengo ninguna duda de que Diamantes en Bruto es una película tan bien hecha como dicen. Y no se me pasaría por la cabeza negarle a alguien su dosis de entretenimiento basura, especialmente en tiempos de cuarentena. Pero también debemos preguntarnos por qué esta lente nunca parece recaer sobre la cultura anglo-católica. ¿Dónde están los taquillazos sobre las cruzadas, la colonización, el fascismo y el antisemitismo? Y no estoy hablando de películas glamurosas sobre el Holocausto, de las que tenemos más que suficientes y que en su mayoría giran en torno a gente blanca y católica que salva a un grupo de judíos. ¿Y dónde están las series que rompen estereotipos en lugar de reforzarlos? ¿Que resaltan la belleza de lo que puede significar ser judío? ¿Sobre la larga y rica historia del anarquismo y sindicalismo judío? ¿Sobre los judíos de todo el mundo que luchan junto a sus camaradas palestinos para acabar con el apartheid? ¿Sobre los rabinos arrestados en las protestas de Black Lives Matter y aquellos que se han encadenado a las instalaciones de ICE en los Estados Unidos?
Vivimos en un mundo en el que, en su mayor parte, la cultura predeterminada es la cultura blanca y anglocristiana. Cualquier cosa fuera de ese binomio se agrupa como «otros», lo cual prepara el terreno para la explotación y el sensacionalismo. Es por eso que la cultura blanca anglocatólica nunca ha sido diseccionada. En películas, series o cualquier otro medio, a la gente blanca y anglocristiana nunca se le pregunta de dónde es o de dónde vienen sus antepasados, nunca tienen que explicar su cultura o herencia, su identidad nunca se introduce en una sola caja. Nunca son «el blanco». A cualquiera que no sea parte de la cultura anglocatólica sólo se le da valor si puede ser apropiado o si su “exotismo” entretiene. Estas series y películas no van sobre aprender cultura judía, del mismo modo que los zoológicos no van sobre aprender de animales. Mirar desde fuera, sin ningún contexto adicional o implicación personal es un acto de voyeurismo y de refuerzo del poder. Hay un mensaje claro: «Existirás cómo, cuándo y dónde yo quiera».
Y si crees que estoy siendo dramática, piensa en la frecuencia con la que tú y/o tus amistades habéis tenido conversaciones sobre el judaísmo antes de estas películas y series de Netflix. Ya hemos visto a través de redes sociales y en nuestro día a día el verdadero poder que Netflix tiene para controlar no solo de qué hablamos, sino también cómo hablamos de ello. Es mucho poder y resulta peligroso negarlo. Me preocupa que este aumento de contenido «judío» en Netflix no solo se correlacione sino que alimente el aumento del antisemitismo en todo el mundo. En lugar de obligar a los espectadores a cuestionar estereotipos sobre la cultura judía, los refuerzan. Y a otro nivel, estas películas y series no hacen nada para alentar al espectador a aprender algo sobre sí mismo, su propia historia y su participación en el antisemitismo y el fascismo, tanto en el pasado como en la actualidad.
Se hace extraño que personas que nunca se han interesado en lo que significa el judaísmo para mí de repente quieran conocer mi opinión sobre la variada programación judía de Netflix. Su interés despierta una mezcla de emociones en mí. Siento frustración por ser obligada a ser «representante» o «portavoz» del judaísmo y a su vez desearía mostrar la profundidad y belleza de un Séder de Pesaj, con sus pasos, fases y rituales ancestrales, cada uno de ellos preciso y lleno de significado. Querría que esas personas escuchasen solo un verso de la pegadiza canción Dayenu, que se traduce aproximadamente como «hubiera sido suficiente». La raíz de esta palabra, «dayenu», es «dai», que literalmente significa «suficiente» y a menudo se usa como una forma de decir «¡basta ya!». Muy apropiadamente, esta reciente afluencia de contenido judío en Netflix me ha dejado repitiendo, con una mezcla de molestia y alarma, esta palabra en bucle: «Dai».
Nota de las editoras: En el texto aparecen conceptos relacionados con el judaísmo que la autora ha decidido no explicar: «Para mí, incluir una explicación de los términos indica que el artículo está hecho para personas anglo-católicas y que es mi responsabilidad explicar estas cosas. Y preferiría no centrar el artículo en este grupo de personas que están más comúnmente en el centro. Además, ya hay mucha información fácil de encontrar disponible en Internet sobre las costumbres judías».
3 notes · View notes
diario-de-un-muppet · 5 years
Link
Es una ópera rock con música de Andrew Lloyd Webber y letras de Tim Rice, que primero surgió como álbum conceptual en 1970 y un año después dio el salto a los escenarios de Broadway como musical. El argumento se centra en los últimos siete días de la vida de Jesús de Nazaret, comenzando con los preparativos de su llegada a Jerusalén y finalizando con la crucifixión. 
El 12 de julio de 1971 se celebró el primer concierto oficial ante 13.640 personas en el Civic Arena de Pittsburgh, Pensilvania, con Jeff Fenholt como Jesús, Carl Anderson como Judas e Yvonne Elliman como María Magdalena, para después embarcarse en un tour por 54 ciudades estadounidenses.
La producción recibió críticas divididas y, al igual que otras versiones posteriores, fue condenada por algunos grupos religiosos que organizaron protestas en la puerta del teatro. Tim Rice declaró que el musical no mostraba a Cristo como un dios, sino como un simple hombre que estuvo en el lugar adecuado en el momento oportuno, y algunos cristianos tomaron sus palabras como una blasfemia. La postura de Judas y sus críticas hacia Jesús tampoco gustaron y fueron consideradas ofensivas. Al mismo tiempo, la comunidad judía denunció que el musical trasmitía un mensaje antisemita al culpabilizar al pueblo hebreo de la muerte de Jesús y presentar a tres personajes judíos (Caifás, Anás y Herodes) como villanos principales de la función.
1 note · View note
bissinesstudio · 5 months
Text
Gaza: Denuncian la desproporcionada actuación policial contra las protestas en los campus de Estados Unidos
30 Abril 2024Derechos humanos El responsable de velar por los derechos humanos en el mundo señaló que, si bien cualquier conducta o discurso claramente antisemita es totalmente inaceptable y profundamente preocupante, también lo son las conductas y los discursos antiárabes y antipalestinos. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos afirmó que la libertad de expresión…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
paoloxl · 6 years
Link
Si annidano tra gli spalti e portano avanti indisturbati retaggi del ventennio: cori, striscioni con insulti razzisti e alleanze con le tifoserie neonazi. Mappa dei gruppi di estrema destra della penisola, per capire dove si alimenta l’odio xenofobo costato la vita a Emmanuel Chidi Namdi 11 luglio 2016 Alcuni riecheggiano il fascismo con i modi di dire dell’epoca. Quell’espressione romana "me ne frego", che durante il ventennio ebbe tanto successo, è un motto della Nord laziale: "Me ne frego, di morire, me ne frego di Togliatti e del sol dell'avvenire. [...] Ce ne freghiamo della galera, camicia nera trionferà". Altri portano la bandiera dei "fratelli" di Budapest, quelli che si rivoltarono contro il regime comunista nell’ottobre del 1956: "I ragazzi di Buda". E poi gli striscioni, le croci celtiche e le svastiche, i cori razzisti, lo schieramento a falange quando si scende dal pullman. E’ la tifoseria nera italiana, quella da cui proviene anche Amedeo Mancini accusato dell'omicidio di Emmanuel Chidi Namdi, il nigeriano massacrato di botte per aver difeso la moglie dagli insulti razzisti. Amedeo, travestito da ultras, è cresciuto a ideologia fascista, violento e per questo allontanato dagli stadi. Nell’ambiente, molti tifosi hanno invitato a distinguere tra un "fascista" e un "ultras". "Emmanuel è morto per un odio xenofobo, il calcio non c’entra". Vero, ed è certo che molti non vogliono essere associati a episodi di questo tipo. Ma non è sempre così. Esistono delle frange neofasciste e neonaziste tra gli spalti. Alimentate dalla cosiddetta "differenza fra "noi" e "loro", fra ciò che è umano, e umano non è, fra il bene e il male", come ha scritto Ivan Colovic nel 1999 in "Campo di calcio. Campo di battaglia", per spiegare le dispute tra tifoserie jugoslave. I capi ultras spesso hanno bisogno di questi estremismi per tenere la curva unita e giustificano loro stessi grazie al colore di una maglia. Le multe della Commissione Disciplinare della Figc alle società per i cori razzisti, i Daspo e i divieti di esporre striscioni, non sono bastati a fermare il fenomeno. Sono molte le tifoserie che si dichiarano apertamente fasciste, non solo nella prima serie, ma anche e soprattutto in quelle minori, serie B e lega Pro: ambienti piccoli, ma proprio per questo i valori si insinuano meglio. Come per la tifoseria di Mancini, sostenitrice della Fermana che milita in serie D. Generalmente di destra, la "Curva Duomo" dopo quando accaduto ha definito Mancini "uno di loro" e si è detta addolorata, ma apolitica, rigettando ogni tipo di accusa. Dall’ultimo censimento delle tifoserie delle serie professionistiche, presente nel rapporto dell’Osservatorio Nazionale sulle Manifestazioni Sportive del ministero dell’Interno, emerge che per la stagione 2014-2015 sono attivi 382 gruppi, composti da circa 39.600 supporter. Circa 151 hanno manifestato un orientamento politico: 45 hanno una connotazione generica di destra, mentre 40 di estrema destra: si parla di circa 8.000 tifosi. I restanti viaggiano tra idee di sinistra (33) o sinistra più radicale (21). Persino la Nazionale è stata sostenuta per qualche anno dagli "Ultras Italia", nati nei primi duemila volevano essere l’unione dei gruppi locali di estrema destra detti "Viking". Il fascismo nelle curve si infiltra durante il Ventennio: lo sport fa presa sulla gente e l’interesse popolare verso il calcio aumenta alimentato dai successi della nazionale con le due vittorie ai mondiali nel ‘34 e ‘38, e la medaglia d’oro alle Olimpiadi nel ‘36. Tutto ad aumentare il senso d’identità nazionale. "Ogni domenica gli stadi sono pieni di potenziali fascisti, tanto lo spettacolo si basa sull’odio verso l’altro. Assistere a una grande partita significa offrirsi due ore di fascismo ordinario e legale", ha scritto ancora Colovic. Fascismo inteso come spazio libero in cui manifestare contro l’autorità, "per i piccoli nazisti che sognano spazi più ampi". Quelli di destra sono gruppi attivi, almeno politicamente, più delle tifoserie di sinistra: fanno comunicazione online, puntano sull’immagine, gli slogan, organizzano incontri su temi di attualità e si considerano impegnati. Per politicizzati però s’intende non solo l’esposizione di uno striscione o il canto di qualche coro. In alcune terre calcio e politica si intrecciano, capi curva e membri importanti della tifoseria hanno stretti legami o fanno parte delle file di partiti e movimenti. A destra i gruppi sono noti: Forza Nuova, Casa Pound, Skinheads, ma anche la Lega Nord. Posizioni che oggi sembrano trovare nuova linfa nella crisi, mai risolta, dei migranti: la difesa del territorio anche e soprattutto nei piccoli centri dove la presenza dello straniero fa più rumore. Il punto caldo del tifo nero è il nord-est italiano trainato dai supporter dell'Hellas Verona, storica tifoseria di destra che si è fatta conoscere negli anni per episodi fascisti e apertamente xenofobi. Fa parte delle cosiddette tifoserie del Triveneto, da sempre tenute d’occhio dalla Digos: Treviso, Padova, Triestina e Vicenza. Quella del Verona è una delle tifoserie anticamente organizzate grazie alle "Brigate Gialloblu", fondate nel 1971 e che fanno il verso a quelle nere di Benito Mussolini. O la "Banda Loma" di Alberto Lomastro, indagato, e poi assolto, insieme a Yari Chiavenato (prima Forza Nuova, poi nelle liste di Lega Nord) per una storia datata 1996 quando dalla curva fu fatto pendere a mo’ di impiccagione un manichino nero come protesta nei confronti della società che voleva acquistare un giocatore africano. Nel 2015 i veronesi sono protagonisti di una sentenza che fa discutere. Quattro anni prima contro il Livorno i tifosi animano lo stadio con uno show tutto fascista: cori, striscioni, saluti romani e insulti di ogni tipo partono dal settore ospiti. L’accusa è di aver violato la legge Mancino sulla discriminazione e violenza razziale. Tutti assolti, il fatto non è reato. La motivazione fu che lo stadio non è luogo dove viene fatta propaganda politica. Eppure a seguire i veronesi non si direbbe. Lo stesso Flavio Tosi fu accusato dai collettivi antifascisti di cercare voti con la sua presenza in curva durante la campagna elettorale nel 2012 per la fascia di primo cittadino della città veneta. Non era andata invece meglio a due tifosi della Juventus condannati a due mesi di reclusione sempre nel 2015 per un saluto romano in occasione di una partita con il Bari giocata il 25 aprile, giornata della Liberazione dal nazifascismo. Ma non tutto è così netto come sembra. L’Hellas è legato alla tifoseria della Fiorentina, storicamente di sinistra anche se oggi meno politicizzata, e con quella sampdoriana dal 1973, dichiaratamente antifascista. Da tempo alcuni gruppi chiedono l’allontanamento dalla squadra veronese per le sue ideologie. I "Rude Boys" blucerchiati sono infatti vicini alla tifoseria tedesca del St. Pauli, attiva sul fronte antinazista. Per questo anche all’interno dei gruppi esistono posizioni che sconfinano. Nell’elenco stilato dal ministero dell’Interno si legge anche che 12 sodalizi hanno manifestato un’ideologia "mista" caratterizzata dalla presenza di esponenti sia di destra che di sinistra. Come per Cesena, Bologna, Milan tra gli altri. Accanto al Verona c’è la tifoseria della Lazio. Storicamente curva nera. Arrivata a farsi conoscere anche a livello europeo con un turno a porte chiuse nel 2013 per insulti razzisti contro il Tottenham. Nello specifico "cori scimmieschi" contro tre giocatori della squadra londinese. Pena poi sospesa. Ma la curva laziale è da sempre sotto la lente della Commissione Disciplinare. Fecero parlare gli striscioni contro il Livorno nel 2005, una tifoseria storicamente di sinistra: "Pentito e partigiano con i laziali sei sempre scappato". Ma anche "Foibe: Togliatti criminale di guerra". Dall’altra parte con falce e martello si cantava "Bandiera rossa". La Lazio è anche un delle tifoserie che mantiene legami oltre confine proprio per le sue idee politiche. Il filo nero lega da est ad ovest l’Europa, spalleggiano i laziali gli Ultras Sur un gruppo di tifosi del Real Madrid, i polacchi del Wisla Cracovia e gli ungheresi del Levski Sofia, con cui i romani sono gemellati. Il sostegno reciproco viaggia su internet, basta un invito e i tifosi vengono a tenere alto l’onore della squadra in partite delicate come il derby della Capitale. Storica alleanza in Italia invece con Inter e sintonia con i tifosi dell’Hellas, Ascoli e Chieti. E non è raro che anche i calciatori si rendano protagonisti di saluti romani, il più noto è certamente Paolo di Canio, ex bandiera della Lazio e orgoglio della curva.  "Sono un fascista, non un razzista" si era giustificato dopo la squalifica e la multa di 10.000 euro per il gesto durante Lazio-Juventus nel 2005. e accusato di aver violato la legge Scelba sull’apologia al fascismo. Parole poi smentite dal suo avvocato: "E’ un saluto alla curva, non ha valenza politica, ma sportiva". Insomma per condividere i valori dell’Urbe. Difficile però per Di Canio giustificare quel "DVX" tatuato sul braccio destro. Anche la tifoseria della Juventus ha alcuni scheletri nell’armadio. Come i gemelleggi con il Legia Varsavia, e il Den Haag, quest’ultima dichiaratamente antisemita: i suoi tifosi si contrappongono a quelli dell’Ajax, le cui file sono composte da un folto gruppo ebraico. Spesso l’ideologia supera anche le lontananze politiche come nel caso della Roma. Dove l’estrema destra legata a Casa Pound punta a conquistare la Sud, in testa ci sono i "Padroni di casa" di Gianluca Iannone spuntato nelle intercettazioni di Mafia Capitale. Alla corte di Massimo Carminati ci sarebbe anche il gruppo nazi "Opposta Fazione". E’ infatti di recente che alcuni gruppi si sono avvicinati a quelli laziali partendo dalle ideologie per creare sodalizi. Altri come il "Fedayn" hanno cercato di contrastare la deriva fascista. Queste alleanze possono anche sfociare nella politica: nel 2003 con l’uscita di Alessandra Mussolini da Alleanza Nazionale, Paolo Zappavigna, il capo dei "Boys" di Roma, le aveva annunciato sostegno promettendole 1.000 voti della curva se avesse fondato un nuovo partito. Da lì iniziarono gli attacchi contro Gianfranco Fini che aveva usato dure parole contro la Mussolini. Durante una partita contro il Lecce all’Olimpico era spuntato lo striscione: "Fini come Badoglio" per la sua visita in Israele da ministro degli Affari Esteri. A Torino dagli spalti bianconeri uscì un "Fini traditore d’Italia". E dalla lupa era nato anche Daniele De Santis, l’ultras che uccise a colpi di pistola Ciro Esposito tifoso del Napoli, poi condannato a 26 anni di carcere. I giornali pubblicarono una serie di foto del suo covo tappezzato di bandiere fasciste e murales a tema. "Lo sport è compenetrato di fascismo" ha scritto Michel Caillat, esperto di sociologia dello sport, in "L’ideologia dello sport in Francia". Un mix di eroismo, glorificazione, assetti simili a quelli militari e come apice la competizione fra uomini. Come se non ci fosse una via di scampo. http://m.espresso.repubblica.it/inchieste/2016/07/11/news/calcio-la-piaga-nera-del-tifo-fascista-1.276905?fbclid=IwAR000Jn-tOfDhYEO7oW1Z_Y8qwQFeDIMHRkWIJP9d43ynMnu95gHaKoZH8U
4 notes · View notes