Tumgik
#Yo sólo me quedé en silencio
ojos-sabor-miel · 7 months
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Tu ausencia ha quemado cada poro de mi cuerpo, quemaduras de segundo grado que llevo a todas partes en cada momento de mis días, ¿Dónde estás? ¿Por qué te fuiste así? Veías como ardía y seguías soplando mi fuego, sigues alimentando el ardor de mi piel en carne viva, simplemente viste mi casa en llamas y corriste en dirección contraria mientras yo me quedaba entre los escombros de este incendio tratando de sobrevivir a la falta de oxígeno, al envenenamiento de tu adiós sin explicaciones.
Me quedé desnuda y sin refugio, sin nada que protegiera mis heridas de la infección, con los ojos fijos hacia donde te fuiste, haciendolos creer que no huiste sino que fuiste por ayuda, pero no vuelves y cada vez las cicatrices se apoderan de mi mente, la endurecen como fibrosis y yo que ya no me derrumbo pero tampoco siento las caricias de quienes intentan escombrar un poco, todo me sabe a dolor y campos secos devastados por la catastrofe.
Tú que te negaste a volver y decidiste buscar a alguien que no te hace volar pero tampoco se quema, te aburrió mi corazón caótico y flamable, vulnerable a tus silencios que raspaban como cerillos dispuestos a destruirme, preferiste dejar que todo esto ardiera de poco para seguir usando mi calor antes de dar el salto a otros brazos que ya tenías seguros.
Hiciste de mis explosiones un castigo con el que más tarde me harías entender que yo fuí la que apagaba tu flama, cuando tú ya la habías puesto en otra casa y sólo esperabas a ver cuánto más destellaba por ti, te fuiste y ahora estoy apagada, sola, rota y cansada, cristalizada en el momento eterno de tu "no quiero estar contigo" como lluvia ácida, recorriendo este cuerpo destrozado, te negaste a hacerte cargo del corto circuito que ocasionaste y sólo desapareciste hacia donde mis cenizas no te alcanzaran.
Me encendiste, alimentaste el caos, me hiciste polvo y cuando ya no supiste como lastimarme más me abandonaste. Y lo peor es que ni siquiera volteaste a despedirte porque ya te esperaban al otro lado de la calle.
-Ojos-sabor-miel.
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las-microfisuras · 2 months
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Carta de Victoria Ocampo a Eduardo Mallea
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Los árboles de Supervielle me gustan sin entusiasmarme. Podrían decirse tantas otras cosas. Esa música de los troncos, de las ramas, de las hojas ha acompañado mi vida de tal modo, la ha iluminado con tanta constancia, que me fastidian los poetas que no saben decirla lo mejor posible.
Cuando yo tenía siete años (o seis) fui por primera vez a un bosque en Francia. Debe de haber sido otoño, a juzgar por el olor que recuerdo, y sé que iba caminando. Mi encantamiento y felicidad, mi sorpresa y mi avidez ante esta cosa inimaginable que me entraba por los ojos, la nariz, los pies, duran todavía. Yo no conocía esta forma de la naturaleza. Sólo sabía de llanuras de agua y de tierra. Pero esto era como si la naturaleza me hubiera encerrado con llave en su propia habitación. Se volvía palpable y concentrada en torno de mi pequeñez. Se estrechaba contra mí y no me dejaba más ese espacio, ese vacío alrededor que me había habituado a considerarla un poco como otro cielo.
Una vez te hablé de esos momentos tan raros en que uno ve, oye y comprende a un nivel por encima del nuestro. Permanecemos entonces inmóviles, casi sin respiración, aunque no nos falte el aire. En una especie de gran silencio interior que semeja la página en blanco, preparada para recibir cualquier palabra imprevisible. Es de ese modo como he sentido el bosque. Como yo si naciera al entrar en él. Como si el uso de mis sentidos me viniera de él. Nunca más lo volví a ver así. Pero ese día se prolonga en mí. Siempre estoy cayendo desde ese día, desde esos instantes, sin encontrar jamás tierra o agua que detenga mi caída. Caigo con una columna de humo (estas palabras, estas explicaciones opacas) que se inscribe y desaparece detrás de mí; testimonio perecedero de un imperecedero incendio.
Mi encuentro con el bosque tuvo lugar, creo, la primera vez que penetré en él.
Pero mi encuentro con el Río de la Plata se ha producido de otro modo, acaso más extraño, porque yo lo veía todos los días sin saber que él me espiaba, que estaba allí, que tenía tantas cosas para decirme y que iba a esperarme todo el tiempo que fuera necesario. ¡Pero el bosque!
Puede ser que sea por eso que la primera frase pronunciada -cantada- en Pelléas y Mélisande por Golaud, cuando el telón se levanta: "¡Nunca podré salir de este bosque!" siempre me ha producido (aparte de la música que la exalta) un efecto hechizante. Yo tampoco saldré jamás de este bosque, porque un día se me apareció de tal manera que tuve que quedarme. Y me quedé porque había desaparecido: desapareció desde el momento en que me fue revelado. Está en mí, pero lo he perdido fuera de mí: no puedo distinguirlo dentro. Es como si no tuviera espejo para mi propio rostro. No es el rostro lo que he perdido, sino la visión del rostro.
El bosque estaba mucho más cerca de mis sentidos, los afectaba mucho más que el Río de la Plata. Era una felicidad más que una alegría. Pero todo eso (los árboles, las flores, las semillitas), todo eso estalla a veces ante nosotros como una palabra que buscábamos para no dejar escapar lo que queríamos decir. Porque la palabra fija y su función -según mi experiencia- es puramente fijadora. Los árboles, las flores, las semillitas son palabras sin Petit Larousse que las explique. A veces uno imagina que las ha comprendido, que ha descubierto el sentido de esos gritos que son el agua que corre, el bosque donde los brotes verdean milagrosamente. A veces no se oye más nada y casi ni siquiera el eco de aquello que se había escuchado.
Victoria Ocampo - Villa Victoria (Mar del Plata).
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liagi-245 · 5 months
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Lloro en lugar de gritar todo lo que me aqueja. Lloro en silencio porque no encontré otra forma de soltar el dolor, sin que alguien lo notara. Lo hago en silencio porque sé que mis padres no están listos para escuchar mis problemas. "¿Cómo puedes sufrir si apenas comienzas la vida?"me dirán. Y es que cómo les digo que sufro a causa de que nunca quise ser un problema para ellos. Traté de no serlo, intenté callarme lo que sentía porque tal vez así ellos pasarían más tiempo conmigo. Y lo creí, pero nunca sucedió. Al día nunca le sobraban ni cinco minutos para que ellos estuvieran conmigo, ni siquiera en los años bisiestos.
Y ahora duele, querer decir tanto y no poder. Siento que los nudos me asfixian, y aún teniendo testigos en la escena, nadie notaría que esos nudos forman poco a poco una soga. O tal vez soy yo quien cree que la tristeza es un secreto a voces. Pareciera darle igual a los demás, como si mi melancolía fuera un visitante que ya todos aceptamos que se quedará por un buen tiempo. Quisiera poder hablar ante un "¿Qué te sucede?" Y no sólo llorar, quizás han sido tantas cosas que no sé por dónde comenzar. ¿Cómo explico esto que no sé como llamarlo?
Me siento ausente de mí, atrapada en la rutina, en el estrés, en la cafeína que me provocó ataques de pánico y que aún después de todo fui incapaz de soltar. Me pierdo, me siento frustrada, estresada, cansada, anestesiada, adolorida, me siento tan lejos de mí. ¿Dónde quedó aquella chica que nunca se rendía? ¿Dónde quedó esa parte de mí que nunca se cansaba, ni decía no? ¿Dónde quedé?
𝕷𝖎��𝖌𝖎
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estefanyailen · 11 months
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Lo vi y quise parar el tiempo
pero no pude, sin embargo
lo escribí
y como una egoísta
lo hice vivir
para siempre.
Ya no sólo dentro de mí,
sino en la boca de cualquiera que se parase a leerme.
Lo observé y me lo quedé
metí su imagen en mi caja fuerte,
esa que me acompañará hasta el día de mi muerte,
y de la que sólo yo tengo llave.
Lo hice inmortal para que su recuerdo nunca se borrase.
Me bastó un segundo para imaginar una eternidad:
abrazos, riñas, besos...
toda una eternidad condensada en versos
que cada vez que trato de escribir... borro
por no llegar a ser perfectos
sólo un poco más que honestos.
La cuadratura de un círculo en unos ojos
que esconden un mundo,
pero me lo dicen todo.
Calla tanto
que sus silencios
se escuchan desde lo más alto.
Desde ese mágico segundo,
firmé un contrato cual vagabundo...
voy vagando, voy surfenando,
entre sueños y ojalás
para ver si algún día coincido,
volver a encontrarme, cruzarme contigo
y robarte algo más que un guiño.
Llevarte conmigo,
a través de un recuerdo, de momentos vividos,
llevarte conmigo,
a través de objetos compartidos,
llevarte conmigo,
o mejor, que elijas venir conmigo.
Y espero no haberte faltado el respeto,
así como sí lo hice con este texto,
al no respetar ciertos recursos y aspectos poéticos.
_ ᙓXƮᖇᗣᙁᒍᙓᖇᗣ ᙏᙓᙁƮᙓ 🧠
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poetailurofilica · 4 months
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Inalcanzable
La vergüenza del ser, nos limita a sentir, a probar, a errar y volver a intentar. La astucia nos da el impulso, pero sólo el cuerpo nos lleva a la acción. En realidad, la sombra de mi luna me vuelve claustrofilica, hedonista, ermitaña, una amalgama entre tranquila, solitaria y pesimista. Negativa para ser ese electrón que divaga desde lejos, altruista para conmemorar los logros ajenos. Eficaz y elocuente cuando me ofenden. Perspicaz y transparente cuando me regalan confianza. Malabarista si sobre la hora, solicitan una mirada. Solista y más estricta cuando me involucro en mis obras.
Aprendo a desprenderme del ego, aprehendo a soltar los anhelos exigidos, corroídos por los miedos. Camino con paso lento, porque es el único sendero al éxito. El que todos mencionan, pero que nadie realmente conoce. Pues no hay uno, no es la moneda, no es la materia ni la primavera. Son las estaciones. Son el flujo de los amores, todos los sentimientos, las frecuencias y vibraciones. Abandono el silencio, y me entrego a tu juicio. Declaro que mil testigos también como mínimo, nos den avisos. Me desvelo, me mareo, nos acarreo a este cotorreo. Y vos...¿dónde estas? ¿Dónde te encuentro? ¿A dónde mirar?
Entonces, miro hacia dentro. Me quedé sola, por demás. Está bien, y a mi yo: lo lamento, así son las cosas. No hay más.
Lloro por reclamar. Sufro cuando se agota mi recompensa y por los demás, dejarme llevar. Por que me expulsa de mi coraza, me hace salir a navegar al rumbo del auxilio. Mi mayor delirio es poder ayudar. ¿Pero y cuando soy yo quien lo necesito...quién estará ahí para aguantar? Comparto, ¿pero a qué costo? No doy, y me quitan el triple. Lo explico, pero no alcanza penique que pueda justificar mi austera vida. Aún ando con ganas de más: de verte más, de más cerca, de más está... ¿Tanto es lo que debo...que debo aún pagar? Está bien, lo acepto. De todas formas, no hay mucho que quiera ganar. Y si pierdo, siempre otra cosa vendrá. ¿Y si pierdo la culpa...? Ése demonio horrendo sólo me busca para lapidar mi portal.
Le pido a los cielos, aunque ¿debería pedírtelo a ti? No alcanza con escribir. Al parecer, algo más debo hacer, pero aún no sé muy bien qué. No sé pedir con exactitud. O he pedido demasiado...o he hecho muy poco...¿cuál es la medida justa? ¿Cuándo es el momento adecuado? ¿Es la persona correcta? ¿Qué hago? ¿Cuándo alcanzo el equilibrio en mi cabeza? ¿Cuándo llega la moderación ...si se iluminó todo mi planeta?
Las luces de la autopista sobresalen a soles tras los cristales...
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follame-apolo · 1 year
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Pensé que cuando llegase el momento de nuestra despedida, los días se volverían algo más grises a partir de ese punto, y en parte no me equivoqué. Claro que los días que vinieron después tenían unos matices tristes, pero eran él mismo matiz que habían tenido mis días siempre, incluso antes de llegar a conocerte.
No niego que la primera vez que la puerta se cerró, marcando que nuestros caminos se separaban, me dolió un poco el corazón. Al igual que la vez que íbamos los dos camino a la estación, para que pudiese coger el tren en dirección a mi casa, sabía que era la última vez que podría mirar tus ojitos de cerquita. Aquel día se me achicó un poquito el alma adentro de mí cuerpo, sin saber que en los días que vendrían después, el peso de mí mochila crecería, como si llevase piedras cargando en ella. Y en parte, también era así. Nunca supe hasta entonces, que los trozitos de un corazón triste podran pesar tanto.
Pero aquello sólo lo sentí las primeras veces que repetíamos aquel proceso, pues siempre sentía en todas que eran las definitivas.
Tampoco voy a esconder el hecho de que siempre me quedé esperándote todas esas veces a que volvieras. Y eso lo sabemos los dos de sobra. Quizás por eso tan sólo me solías visitar de forma pasajera.
Que el desgaste terminase llegando, no era muy difícil de esperar, pues hubo demasiados días que repetí únicamente con la compañía del fantasma de tu recuerdo. A veces como mera añoranza hacía tu persona, otras por mera burla ante mi mal querer.
Sinceramente, nunca pensé que al final fuese yo quien se llegase a marchar. Pero creo, que en parte eso de debe a que ya no soy semejante al joven que era antes. El amor que sentía por ti, me cambió. Perdí el brillo de mi mirada, la picardía de mi sonrisa,el tintineo de mis cascabeles, la inocencia que cubría mi alma y la llama interna de mi corazón. La pasión y el amor me consumieran por completo. Me salió demasiado caro.
En las últimas veces, ni siquiera me detuve a esperar que terminásemos de hablar, simplemente continue con mi camino en silencio. Haciendo que la distancia entre nosotros crezca aun mas.
No niego tampoco que todavía mis ojitos se encuentran tristes, pero no cambiaría por nada la tranquilidad que tengo ahora en este páramo desértico. En el fondo, me alegra saber que ahora únicamente me puedes observar desde lejos. Y creo que hay muy pocas posibilidades de que podamos mediar palabras nuevamente.
Y a pesar de que la distancia entre nosotros se pueda romper un día, haciendo que incluso nos podamos encontrar a escasos centímetros del otros. Quiero que recuerdes que nosotros ya estamos separados, y no solamente de una manera física. Lo llevamos estando desde la primera vez en que me dijiste que no querías nada con el tipo de persona que yo era, hasta la última vez que te dije que ya no te quería tener dando más vueltas por mí vida cada vez que te plazca, cerrando la puerta con fuerzas por fin.
Esperando que ya sea el verdadero final.
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10: Un destello de Esperanza
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MYKEY
Estaba conversando con Morton, quien me había encontrado cuando yo me escondía. Casi al instante se aparece Larry, el cual parecía tan distraído que no se dio cuenta de nuestra presencia y se asustó ligeramente. ¿Se habrá dado cuenta que lo estaba observando? Espero que no. Tendré que improvisar, por lo que le susurro sutilmente a Morton– sígueme el juego –
Larry: ¡ah, son ustedes, chicos! ¿Qué hacen ahí?
Mykey: estábamos jugando a las escondidas. Morton me encontró
Larry: ah, qué bueno…
Decía Larry, con un tono algo desanimado. Morton lo nota y le pregunta
Morton: ¿ESTAS BIEN, HERMANO? (casi gritando)
Larry: sí, estoy bien, Morton. ¡Por favor deja de gritar!
Comentaba Larry mientras se tapaba el oído izquierdo. Morton se veía algo arrepentido y se tapa la boca. En eso miro a Larry y me giro un poco hacia Morton
Mykey: oye, amiguito, ¿puedes llevarle unos dulces a los chicos, por favor? ellos están en la habitación de Larry
Morton me asiente, aun cubriéndose la boca y yendo a la cocina. Este Koopa me provoca mucha ternura.
Mientras eso ocurría, llevo a Larry, sin que él pareciera poner objeción, a un lugar más privado: la habitación de Bowsy. Espero que no le importe, sólo será un momento.
Estando ahí, Larry se sienta en el suelo algo distraído, tratando de mirar a otro lado mientras juguetea con sus manos. Yo me siento al frente de él, también en el suelo. Por lo que veo no parece estar muy cómodo.
Larry: ¿Qué se te ofrece, Mykey? (me preguntaba sin mirarme)
Mykey: bueno, quería saber si estabas bien. Ya sabes, por lo de hace rato…
Larry: sí, estoy bien
Decía eso algo abrupto y suspirando un poco en el proceso y girándose por completo, dándome la espalda. Eso no me daba buena espina, la verdad.
Mykey: ¿estás seguro?
Larry: sí…
En esta ocasión, su tono de voz se volvió algo más melancólica. Definitivamente le pasaba algo. No quería ser muy intrusivo con él, pero verlo desanimado tampoco era una opción para mí. No me daba cuenta, pero apreté mis manos, las cuales estaban apoyadas en mis piernas, y luego de eso me acerqué más a él. Me estoy arriesgando a que Larry se enoje conmigo, pero en serio, no puedo verlo así. Por lo que he conocido de él, suele ser un chico alegre, no quiero que esa alegría se pierda.
Antes que me acerque más a él, Larry pronuncia unas palabras.
Larry: (suspira) bueno… la verdad es que… sí me siento un poco… desanimado
Tal como sospechaba…
Mykey: ah… ¿quieres… hablar de eso… o prefieres que cambiemos el tema?
Larry se queda en silencio nuevamente y sigue dándome la espalda, no me molesta que lo haga, la verdad. Pero se ve que no quiere; mejor no insisto, así que lo dejaré tranquilo, por lo que me levanto y me pongo delante de él y me pongo de rodillas. Ante esa acción, Larry levanta un poco la cabeza, con un poco de tristeza en sus ojos. Le tomo su mano izquierda con mi mano derecha.
Mykey: descuida. Todo mejorará. Pronto serás capaz de mover tu brazo libremente y podrás jugar todo lo que tú quieras
Le doy una pequeña sonrisa y él me sigue mirando
Larry: lo sé, Mykey. No es eso lo que me tiene desanimado…
Lo miro un poco más pensativo sin dejar de sonreírle
Larry: … es que… siento que no soy capaz de hacer nada. No soy realmente bueno en nada, sólo en jugar
Mykey: ¿es eso lo que te preocupa?
Larry: bueno, ¡sí! ¿Qué más podría ser? ¿Qué Ludwig me odia y que lloré frente a los demás y quedé como un completo estúpido? Nah, ¿cómo crees? (se ríe fuerte)
Ante esas palabras, mi sonrisa va desapareciendo y mantengo la preocupación por él. Larry sigue riendo y poco a poco va deteniéndose hasta mirar hacia abajo y suspirando, evitando mirarme. Se nota que está incómodo. Yo no le digo nada, ya que por más que quiera hacerlo, ¿qué le digo? No quiero ser brusco con él y decirle algo como “Ludwig no te odia”, cuando ambos así lo dan a entender.
Mis pensamientos son levemente interrumpidos por un suspiro de Larry y me hace una pregunta muy relacionada
Larry: ¿M-Mykey? ¿Alguna vez Bobby te ha dicho que te odia?
Me sorprendo por aquella pregunta sin dejar de mirarle, a lo que proceso a responderle
Mykey: bueno… sí, algunas veces
Larry: oh, vaya…
Mykey: y… yo también se lo he dicho alguna vez… y me he arrepentido de hacerlo…
Larry se sorprende quedando ligeramente boquiabierto y mirándome fijamente. Me rasco la nuca y miro al vacío
Mykey: ser hermano mayor no es fácil. Muchas veces él y yo nos hemos dicho cosas algo hirientes. Yo debería ser más maduro y no seguirle con eso, pero hay ocasiones donde me siento superado por la situación
Larry: (sorprendido) ¿en serio?
Mykey: (le asiento) pero a pesar de todo no nos dejamos de querer. Como hermanos hemos pasado por… ciertas dificultades. Prometimos que estaríamos unidos y que cualquier cosa lo hablaremos
Larry: v-vaya… ¿Qué clase de dificultades?
Ante esa pregunta me quedo mudo, no hallo qué decirle. Larry me queda viendo fijamente algo confundido
Larry: ¿qué sucede?
Mykey: no, n-nada… es sólo que es una… larga historia. Preferiría contarla en otra ocasión. En todo caso… hay cosas que Bobby desconoce, por lo que si le preguntas directamente no sabrá qué decirte.
Larry: oh… claro, no hay problema (sonríe)
Ante esa sonrisa, yo también le sonrío y trato de cambiar el tema, es mejor para ambos.
Mykey: y dime… ¿te gustan los juegos de mesa?
Larry: sí, un poco, pero no soy muy bueno.
Mykey: ¿Cómo cuál?
Larry: me gusta jugar damas
Mykey: oh, ¿en serio? ¡Se oye divertido! ¿Qué te parece si jugamos un poco?
Larry: ¿de veras?
Mykey: claro, pequeño Larry
Larry: (sonrojado) no soy tan pequeño, ya tengo 12
Mykey: (risas) lo siento, es que me pareces muy adorable
Eso saca unas pequeñas risas en Larry pero igual noto su pequeño rubor en las mejillas. Supongo que en el fondo le gusta ser mimado. Mientras tanto, él va a buscar el juego de mesa del que estábamos hablando. No quería decirlo para no desanimarlo, pero no sé jugar damas, pero no es mala idea intentarlo. Él instala las fichas y estamos a punto de jugar.
Larry: bien, ¿Quién empieza?
Mykey: el dueño de casa, o sea tú
Larry: (risas) qué cortés de tu parte (sonríe) pero te cedo los honores
Mykey: vale, entonces empecemos (le sonrío)
Así nos la pasamos jugando un buen rato.
… Una hora después…
No me había dado cuenta, pero ha pasado un buen rato en que hemos jugado. En todo caso, de todas las partidas que llevamos, habré ganado unas cinco; las demás se las ha llevado este pequeño jugón. Supongo que es hora de hacer otra cosa, ¿pero qué podría ser?
Larry: oye, ¿Mykey?
Mykey: dime
Larry: ¿habrá pasado la lluvia? Quisiera salir un rato, me siento encerrado
En eso me levanto de mi sitio y voy a ver por la ventana, notando que aún está nublado pero la lluvia ha terminado, notándose algunos rayos de sol entre medio de las nubes. Creo que el clima empieza a mejorar.
Mykey: así es. Por lo que parece las nubes ya se están disipando
Larry: ¡genial! Ya quisiera salir un rato, estoy aburrido de estar aquí adentro
Mykey: me gustaría salir también… pero… me preocupa que por la humedad tu brazo tenga dificultades
Larry: oh… es cierto…
Larry parece desanimarse un poco, a lo que trato de mirar a mi alrededor. Viendo detenidamente encuentro una pelota de tenis y voy a recogerla. Al tenerla en mis manos y mirarla fijamente por unos segundos, se me viene una idea rápidamente.
Mykey: Larry, ¿Qué te parece si jugamos a lanzarnos la pelota?
El levanta la mirada sorprendido
Larry: ah… ¿pero qué hay de mi brazo?
Mykey: mmm… inténtalo con tu izquierda
Larry: b–bueno… podría intentarlo… pero no soy muy bueno… (Me sonríe) pero está bien, juguemos
Mykey: (pensando) me alegra que se vea entusiasta (hablo) bien, aquí vamos
Me acerco un poco más a él para poder jugar. Le lanzo la pelota haciendo una pequeña parábola en el aire y él logra atraparla. Larry hace lo mismo pero se le resbala y cae al suelo
Larry: ¿ya ves? No soy tan bueno…
Mykey: no te desanimes, Larry. Es sólo un pequeño juego
Larry suspira, por lo que me acerco un poco más a él y me inclino un poco a su altura
Mykey: tranquilo, Larry. Si quieres podemos hacer otra cosa… o si prefieres estar solo o lo que tú necesites, me avisas
Larry: no… no es eso, Mykey… lo que pasa es que cuando no me resultan las cosas me frustro…
Lo miro un poco más y luego recojo la pelota y la sostengo en mi mano mientras sigo escuchando a Larry
Larry: (suspira) quizás… esto me lo merezca… (susurrando) y Ludwig tenga razón…
Veo que pone su mano izquierda encima de su mano derecha, para segundos después girar su mano izquierda y mirar su palma. Ante eso noto que pone un semblante serio y luego me mira a los ojos, frunciendo ligeramente el ceño. Quizás sea cosa mía, pero noto que su mirada tiene una expresión determinada.
Larry: de hecho… ¿sabes qué, Mykey? Le demostraré a mi hermano que puedo hacer más cosas que sólo videojuegos. Juguemos
Mykey: ¿estás seguro?
Larry: (asintiendo) como que me llamo Lawrence Ringo Koopa
Al escuchar eso de Larry me sorprendo, ya que él no parecía muy contento con llamarse así, pero al ver su mirada llena de seguridad me confirmaba que lo estaba aceptando. La verdad es que me alegro mucho por él, por lo que yo también le miro con determinación y le asiento con mi cabeza.
Mykey: muy bien, Larry. Juguemos entonces. Pero que sepas que seguiré siendo suave hasta que tú quieras
Larry: gracias, Mykey
Así, retomamos el juego. La verdad es que esto es muy divertido. Una y otra vez nos fuimos lanzando la pelota en forma de parábola por el aire. Al principio Larry tenía ciertas dificultades al agarrarla con la mano izquierda, pero poco a poco iba reaccionando mejor. Ahora que lo pienso, podría ser mejor que juguemos afuera, aquí dentro de su habitación podríamos romper algo y no quiero que haya problemas por eso, por lo que después de unos minutos lanzando la pelota y al capturarla, me detengo en seco, cosa que confunde un poco a Larry.
Mykey: ¿Qué te parece si jugamos un poco al aire libre? Te prometo que no será en un lugar con mucha humedad
Larry: claro (me sonríe)
Poco después salimos a la cancha de tenis y buscando un lugar sin tanta agua esparcida en el suelo hasta que encontramos un pequeño rincón. Mientras buscábamos, se notaba que el cielo se iba despejando progresivamente y el ambiente se tornaba más cálido de lo que estaba antes, el cual se sentía con mucha humedad anteriormente.
Al situarnos en aquel rincón, empezamos a jugar nuevamente. En uno de esos lanzamientos, sin querer le lanzo más fuerte la pelota a Larry. Temeroso de que pueda lastimarlo voy a tratar de detener la pelota, pero antes que intente hacer nada, Larry se mueve en un parpadear y la agarra rápidamente. Yo me le quedo viendo algo sorprendido, no esperaba que intentara atraparla considerando su brazo dañado.
Larry: ¿viste eso?
Mykey: s-sí… lo… lo siento, Larry. No medí mi fuerza y casi te lastimo.
Larry: no, está bien. No sé cómo pero pude atraparla. No creí que lo haría pero algo en mí quiso intentarlo
Mykey: fuiste muy ágil, no lo esperaba. Y no lo digo porque seas malo, sino por tu brazo
Larry: ¿de veras?
Yo asiento y él luego mira fijamente su mano con la pelota en ella, sonriendo un poco mientras lo hace y luego me mira a mí con una expresión de completa ilusión.
Larry: vamos, Mykey. Daré todo de mí, espero que tú también
Mykey: como gustes, pequeño
Larry: que no soy… (Suspira, sonriendo) ¿Sabes qué? No me molesta que tú me lo digas
Al decir eso, me sonríe tiernamente. Viendo eso, no pude evitar asentirle con toda tranquilidad pero a la vez con toda confianza. Ver a Larry tan energético como siempre me alegra muchísimo, así olvida los problemas que ha pasado últimamente.
BOBBY
Hemos estado jugando ya por más de hora y media, tanto así que me estoy empezando a aburrir un poco, pero no quiero decir nada, eso haría que Bowsy se ponga triste, ya que él estaba muy entusiasmado con que jugáramos esto. No puedo evitar sentirme algo adormilado, no porque el juego sea malo, sino porque se está volviendo algo repetitivo.
Morton, por su parte se había retirado hace una media hora, se le notaba algo pensativo. Me pregunto si estará bien. Con Jr. lo convidamos a jugar, pero no estaba muy interesado, más bien quería ver cómo jugábamos. Le agradezco enormemente que nos haya traído golosinas, lo raro es que cuando traté de compartir mi parte con Morton, él parecía no querer, sin embargo noté que en su boca estaba salivando, como si se estuviera saboreando. Eso me da a pensar que sí quería pero a la vez no, espero que esté bien. Más tarde le compartiré unas galletas que tengo guardadas.
Mientras tanto, sin querer doy un pequeño bostezo, cosa que Bowsy nota, al parecer, por lo que me mira y le coloca pausa al juego. Mientras eso ocurre, me froto mis ojos
Jr.: oye, ¿estás aburrido?
Luego de oír esas palabras me paralizo y abro los ojos, reacomodándome y finjo que nada pasaba
Bobby: eh… no, yo sólo… eh… pues…
Jr.: si quieres podemos dejar de jugar
Bobby: ¿de… de verdad? ¿No te molesta?
Jr.: ¿por qué me va eso a molestar? Jugaste conmigo un buen rato, nos divertimos, me frustré muchas veces, pero lo que cuenta es que la hemos pasado bien. Supongo que ya es hora de tomar un descanso.
Bobby: bueno… sí, estoy de acuerdo
Doy un pequeño bostezo y me cubro la boca, luego estiro mis brazos. Después de eso, Bowsy apaga la consola y la guarda. Al terminar de hacer eso se dirige hacia mí.
Jr.: ¿Qué te parece si salimos de la habitación un momento?
Bobby: sí, vamos
Así, nos empeñamos a salir. Menos mal que dejó de llover, de hecho el clima está muy agradable, ni muy frío ni muy caluroso. Al caminar un poco, iba hablando con Bowsy sobre el juego.
No quería decirlo, pero me daba algo de gracia las caras de Bowsy cuando iba de lo más tranquilo en primer lugar sólo para recibir un impacto del caparazón azul, quedando casi de los últimos. Lo que no sabe es que la mayoría de veces en las que aparecía ese caparazón era por mí, mi error. Pero supongo que ojos que no ven, corazón que no siente, ¿no?
NARRADOR
Mientras Bobby iba pensando, instintivamente suelta unas risitas cubriéndose la boca, cosa que llama la atención de Jr., quien lo mira con cara de confundido.
Jr.: ¿de qué te ríes?
Bobby: oh, de nada. Sólo recordé algo gracioso, es todo
Jr.: mientras no sea de mí, todo bien
Bobby: no te preocupes, Bowsy (le sonríe)
Jr. al ver esa sonrisa dada por su amigo también le sonríe.
Poco rato después, ambos notan que en la cancha de tenis estaban Larry y Mykey, quienes estaban jugando a lanzarse la pelota, a un ritmo más frenético que antes, cosa que sorprende a Bobby y Jr., los cuales se dirigen rápidamente donde sus hermanos estaban.
Al llegar, notan que Larry se mueve de forma más rápida, en especial sus atrapadas. En una de esas ocasiones, Mykey la lanza un poco más alto y Larry da un pequeño salto y atrapa la pelota, cayendo con suavidad poniendo un pie y la otra rodilla en el suelo, dejando impresionados a Bobby y Jr.
Mykey: buena atrapada
Larry: gracias, Mykey
Jr.: ¿Larry?
En eso Mykey y Larry notan la presencia de sus hermanos menores
Jr.: ¿en verdad eso fue real? (se restriega sus ojitos)
Larry: ¿de qué hablas?
Bobby: lo de tu salto. Pensé que no podrías saltar con esa cosa en tu muñeca
Mykey: en un principio pensé lo mismo
Larry: sí, fue extraño pero me fui acostumbrando al ritmo. Ahora se me hace sencillo hacerlo
Jr.: pellízquenme porque creo que estoy soñando y… ¡¡ah!!
Jr. da unos pequeños pasos hacia adelante mientras se gira y se queja de un repentino dolor, sobándose su brazo derecho. Resulta que Bobby le había dado un pellizco en esa área.
Bobby: lo siento, es que tú dijiste y pues… (Se encoge de hombros)
Jr.: era sólo una expresión (se sigue quejando)
Bobby: lo lamento si te dolió…
Jr.: está bien, te perdono (le sonríe de nuevo mientras se sigue sobando)
Mykey: sí… Bobby tiene el mal hábito de pellizcar sin previo aviso (se cruza de brazos mirando a su hermano)
Bobby da una risita nerviosa al ver a su hermano mirarle de un modo semi estricto y levantando una ceja. Larry, por su parte, suelta una pequeña risa, cosa que a Jr. lo mire con cierta incomodidad e irritación mientras se sobaba para ya dejar de hacerlo y se cruza de brazos.
Mykey: pero en fin… (Voltea su mirada a Larry) ¿Quieres tomar un descanso, pequeño?
Larry: (sonrojado, pensando) al menos no me lo dice de manera sarcástica (habla) no, está bien. ¡Sigamos!
Mykey: (pensando) ¡vaya! ¡Sí que tiene energías! Me alegra mucho eso de él (habla) bien
Bobby: hermano, ¿tú crees que Larry pueda jugar tenis en esas condiciones?
Mykey: no estoy seguro. El doctor dijo que debía dejar reposar su brazo y…
Larry: (interrumpiendo) me gustaría intentarlo
Tanto su hermano como sus amigos voltean su mirada hacia Larry, sorprendidos
Bobby: ¿estás seguro, Lar?
Larry: (asintiendo) claro que, lo haré despacio. Como Mykey sabe, soy diestro, por eso quiero acostumbrar mi otra mano, además que ha sido divertido y… ah… quiero evitar otro accidente (mira de reojo a Mykey)
Bobby: ¿qué clase de accidente? (confundido mira a Mykey)
Mykey: larga historia. Mejor vamos a jugar. Bobby, ¿puedes traer las raquetas, por favor?
Bobby: claro, hermano
El pequeño peli–verde trae lo pedido y le entrega una a Larry y la otra se la pasa a Mykey. Tanto Jr. como Bobby retroceden un poco y se sientan en el suelo a observar atentamente
Mykey: espero que estés listo, Larry
Larry asiente con una sonrisa y el ceño fruncido, agarrando bien su raqueta con la mano izquierda. Mykey hace el primer lanzamiento y la pelota rebota hacia él, a lo que Larry hace un swing con la raqueta, sin embargo no logra darle a la pelota, cosa que descoloca un poco al joven peli-celeste, provocando que Jr. se ría de la situación mientras que Bobby aplaudía el esfuerzo de Larry con una sonrisa nerviosa
Bobby: buen intento
Jr.: sí, una mosca puede tiene más impulso
Larry: cierra el pico, Jr.
Mykey: bueno, bueno… calma los dos. Es cosa de acostumbrarse, ¿no?
Larry: si, eso es cierto. ¡Venga, vamos!
Bobby le pasa otra pelota a Mykey y repite el pase y Larry nuevamente intenta dar un swing, pero esta vez pasa algo diferente. Larry cierra sus ojos mientras daba ese swing y al abrirlos se confunde
Larry: ¿eh? ¿Dónde se fueron todos?
Mykey: estamos aquí, detrás de ti
Larry mira confundido hacia atrás. Resulta que se había dado un giro de 180° sobre sí mismo. Jr. se seguía riendo un poco más fuerte; Bobby se cubría un poco su boca para disimular que se estaba a punto de reír.
Larry: ¡oh, rayos!
Bobby: ¡tranquilo, Lar! Eso fue impresionante de todos modos
Jr.: sí, ahora debes jugar de cabeza para darle a la pelota (se ríe)
Larry: yo te daré vueltas la cabeza con mi siguiente tiro, Jr., ya lo verás
Bobby: (mirando a Jr. con una ceja levantada) Bowsy…
Jr.: (susurrándole a Bobby) tranquilo, Bobby, sólo es broma
Bobby: (susurrando) pues a mí me parece que le molesta
Jr.: (susurrando) descuida, ya me callaré. Sólo disfrutemos
Bobby le mira confundido pero luego se encoge de hombros y sonríe para luego pasarle otra pelota a Mykey.
En esta oportunidad, Larry agarra más fuerte que antes la raqueta y al lanzar Mykey la pelota por tercera vez, el Koopa de celeste la mira atentamente y va a dar un gran swing, golpeando la pelota por fin y Mykey la atrapa. Sin embargo, la fuerza empleada por Larry hace que suelte sin querer la raqueta y ésta sale volando hasta llegar a golpear una ventana, rompiéndola. Todos ahí quedan atónitos por lo ocurrido.
Jr.: (con tono burlón) bueno, Larry, lograste golpear dos cosas de una. Al menos lograste que girara mi cabeza a otro lado
Larry: (mirándolo con fastidio, sonrojado) te odio, Jr.
Poco después, Mykey recoge los trozos con una pala y los bota a la basura. Larry lo mira algo apenado
Larry: perdón. No creí que fuese a fallar
Mykey: no te preocupes, es normal que estas cosas pasen
Jr.: sí, pero no me negarás que fue un poco gracioso
Bobby: (con tono de fastidio) Bowsy…
Mykey: un poco (se encoge de hombros) pero hay que tratar de evitar eso en lo posible, no queremos que alguien pise y se corte con esto
De repente alguien entra y exclama– ¿pero qué diablos pasó aquí? –y todos allí voltean su mirada hacia la puerta. Era Ludwig quien exclamaba, acompañado de Wendy, Iggy y Roy
Mykey: ¡ah! Hola, chicos. Sólo rompimos un vidrio, pero ya limpiamos todo
Ludwig: ah, claro. Nada más… (Mirando con cierta molestia)
Larry: fue mi culpa, ¿ok?
Ludwig: no me sorprende… para nada…
Larry miraba algo molesto a su hermano mayor por lo que acaba de decir. Bobby se acerca a él y trata de calmarlo; Wendy hace lo mismo con Ludwig.
Wendy: no empiecen, por favor
Roy: cuando Kamek se entere de esto se pondrá verde
Bobby: ¿Cómo Iggy o como yo? ¿O incluso más verde?
Ese comentario hizo que Iggy soltara unas risas seguido de Roy; Larry y Wendy se aguantaban la risa; Ludwig y Mykey se encogían de hombros mirándose mutuamente; Jr. no había captado muy bien, así que sólo miraba a los demás
Iggy: buena esa, chico
Roy: ¡vaya que sí!
En eso entra justamente Kamek. Todos allí dejan de reír y se percibe un aire de tensión.
Kamek: ¿qué fue ese ruido? Lo escuché desde el salón principal
Mykey: ah, sr. Kamek. Lo que pasa es que…
Larry: (interrumpe) estábamos jugando tenis y pasó esto (señalando la ventana rota)
Kamek: ¿pero qué…? ¿No se supone que tenías que descansar tu brazo?
Larry: ah, sí… pero es que…
Kamek: Larry, no puedo creer que desobedezcas algo tan simple
Larry mira hacia el suelo arrepentido y en silencio. Mientras eso ocurre, Ludwig se le acerca a Mykey y le comenta
Ludwig: (susurrándole) ¿ya viste lo que hiciste?
Mykey mira a Ludwig algo incómodo y confundido pero sabía que tenía razón, por lo que decide intervenir
Mykey: ¡un momento, Señor Kamek! Quizás Larry rompió el vidrio aunque no a propósito, pero yo lo estaba supervisando y lo de jugar tenis fue idea mía. Sólo quería que no estuviera tanto tiempo encerrado. Cualquier problema que esto haya causado, yo me responsabilizo de ello.
Todos allí se sorprendieron, incluyendo Kamek. Ludwig se encogía de hombros nuevamente y niega con la cabeza. Kamek se reincorpora y luego se aclara la garganta
Kamek: oh, Mykey. Sé que tuviste buenas intenciones, pero no puedo dejar pasar por alto esto. Te quedarás sin postre esta vez
Mykey: está bien (asiente)
Kamek: y Larry, no tendrás permitido salir de tu habitación hasta que mejores del brazo, ¿queda claro?
Larry: s-sí, Kamek…
Kamek: ok, ahora llamaré a alguien para que arregle esto
Kamek se retira y cierra la puerta. Larry va donde Mykey y lo abraza
Larry: gracias, Mykey, y perdona por haberte metido en problemas
Mykey: no es nada.
Ludwig: sí, no es para tanto. Al menos no fuiste tan tonto como para romper la ventana con la raqueta, eso ya es otro nivel
Iggy: nah, no creo que eso haya ocurrido, ¿verdad?
Larry: no, claro que no… (Disimulaba su mirada)
Larry estaba algo avergonzado. Jr. estaba levantando la mano y señalando con su dedo índice y abriendo la boca para hablar, pero es detenido por Bobby quien le pone su mano en la boca a Jr., haciéndole un gesto de negación con la cabeza.
Roy: cambiando de tema, tengo hambre
Wendy: sí, yo igual. Ya casi es la hora del almuerzo
Jr.: entonces vamos, quiero saber qué habrá de postre hoy
Los demás se van retirando uno a uno al comedor quedando Bobby, Mykey, Ludwig y Larry.
Larry: yo también, estoy ansioso por eso
Ludwig: es una completa lástima que por culpa tuya Mykey no podrá comer postre
Larry queda ligeramente boquiabierto y se cubre la boca, mirando a Mykey
Mykey: no se preocupen por mí, una vez que pase no me va a dañar. En todo caso no es la primera vez
Mykey mira a Bobby de reojo, quien mira a otro lado algo nervioso; Larry lo observa algo apenado, a lo que Mykey le acaricia la cabeza y le sonríe
Mykey: ya se podrá en otra oportunidad, irás mejorando tus pases.
Bobby: sí, tus movimientos fueron increíbles
Larry: gracias, chicos. Ojala que todos los hermanos fuesen como ustedes (mira a Ludwig de reojo)
Al ver esa mirada y oír ese comentario, Ludwig se retira algo indignado y sin decir nada. Mykey nota eso y suspira levemente, pero luego trata de aparentar que no escuchó nada y se dirigen al comedor también.
Pocas horas después, los chicos ya habían terminado de comer, por lo que cada uno estaba en sus actividades. Larry por su parte estaba en su habitación con Mykey jugando a lanzarle la pelota suavemente el uno con el otro.
Mykey: lamento que no puedas salir
Larry: no importa, al fin y al cabo sabía que me iban a regañar. Al menos fue divertido mientras duró
Mykey: ya lo creo que sí
Ambos dan pequeñas risas
Mykey: ah, por cierto… aparte de jugar, ¿qué otra cosa te gusta?
Larry: bueno… ah… me gusta escuchar un poco de música
Mykey: ¿ah sí? ¿Qué te gusta?
Larry: es un género específico, es música de videojuegos, ¿has oído de ella?
Mykey: muy poco, de hecho
Larry: ¿quieres oír un poco?
Mykey: ¡claro!
En eso Larry se levanta un poco y deja la pelota en una caja de juguetes y cuidadosamente saca un reproductor DVD y lo conecta a un pequeño parlante que tenía, para luego introducir un disco y encender dicho aparato. Allí ambos escuchan una música rítmica y pegajosa
Mykey: es… ¡muy buena! ¿Cómo se llama?
Larry: se llama “Rainbow Road”. Hay muchas versiones, pero ésta es del juego Super Koopa Kart 8. Es una de mis favoritas… y también la de Jr., de hecho es su juego favorito y… él es muy bueno en ése, más que yo, de hecho…
Mykey: vaya… supongo que juegan eso muy seguido
Larry: más o menos… es un gran juego, pero mi favorito es otro
Al terminar la música que estaban escuchando, Larry pone otro disco y reproduce otra pista musical, una más diferente pero igual de rítmica
Larry: ésta se llama “Bubblegum K.K.”
Mykey: ¡genial! Suena como animales tratando de hablar
Larry: te sorprenderías (se encoge de hombros)
Larry coloca una opción aleatoria en el reproductor y se dirige a su lugar original y toma nuevamente la pelota y se la lanza a Mykey sutilmente y éste la atrapa.
Al cabo de unos momentos alguien toca la puerta
Larry: ¡adelante!
Eran tanto Bobby como Jr. quienes habían llamado a la puerta
Bobby: permiso…
Mykey: hola, chicos. ¿En que andan?
Bobby: es que nos aburrimos de jugar y vinimos a ver cómo estaba Larry
Larry: estoy bien, aquí, escuchando música
Jr.: ¿les molesta si los acompañamos?
Larry miraba algo pensativo a su hermano menor, pero luego le sonríe
Larry: para nada, acomódense
Bobby se sienta al lado de su hermano y Jr. se sienta al lado de Larry
Bobby: ¿qué música escuchan?
Jr.: ¿no la reconoces? Es de Super Strike Bros., Larry tiene toda la discografía de ese juego
Larry: (sonrojado y rascándose la nuca) sí, es que… disfruto mucho escuchándola, me relaja. Hasta me dan ganas de aprender a tocar un instrumento, pero no sé si sea capaz
Mykey: ¿alguna vez lo has intentado?
Larry: eh… no… no tengo a nadie que me enseñe. Además, otra de las razones es que Ludwig me ha dicho que esa música es horrible y así menos ganas dan de intentarlo
Mykey: bueno… ¿Qué te parece si lo intentas?
Larry: ¿cómo?
Mykey: ¿tienes algún instrumento musical?
Larry niega con la cabeza
Jr.: ¿y si le dices a papá que te compre uno?
Larry: no lo sé, ¿y si dice que es una pérdida de tiempo? Ya serían dos los que piensan así y… (Suspira)
Mykey: Larry… escúchame bien. No dejes que nadie opaque tus gustos e intereses. Si te gustan los videojuegos, el deporte y la música, eso está muy bien. No importa si casi todos dicen que lo que tú haces es malo, lo importante es que si a ti te gusta algo, dedícate a ello, dale una oportunidad y verás cómo las cosas se van dando.
Al escuchar esas palabras de la boca de Mykey, Larry se queda sorprendido. Jr. pone su mano en el hombro de Larry, quien gira su mirada a su hermano, el cual le sonríe y le da un pulgar arriba.
Jr.: Mykey tiene razón, cree en ti mismo. Te lo digo por experiencia propia
Bobby: ¡vamos, Larry! ¡Yo igual te apoyo!
Larry mira a Bobby, quien le sonríe tiernamente. Ante eso, Larry suelta unas pequeñas lágrimas de alegría y se seca rápidamente con su puño, para luego mirar con una sonrisa de seguridad.
Larry: ¡m-muy bien, lo intentaré!
Mykey: me alegro de oír eso, pequeño
Larry no se percata pero su cola se está moviendo. Jr. lo nota y se ríe para sí, a lo que el peli–celeste le mira confundido
Larry: ¿de qué te ríes?
Jr.: de esto… (Le señala su cola)
Larry alcanza a ver su cola mover y se sonroja, mirando a otro lado. Mykey, Jr. y Bobby se ríen, a lo que Larry también se ríe de su propia situación.
Larry: (pensando) bueno… no me importa, me siento feliz.
 - FIN DEL CAPÍTULO -
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soyamelie · 10 months
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La última cosa que quise contarte.
Junio 1, 2023.
Hola, soy yo otra vez.
Ha pasado mucho tiempo.
El abuelo murió la semana pasada.
Una parte de mi está convencida de que debo contarte esto, ya sabes, para que estemos a mano.
Siento que estoy soñando. De alguna forma me obligué a creer que jamás pasaría.
No quiero vivir sin él. La abuela tampoco.
Ha sido duro.
Ha sido eterno y solo ha pasado una semana.
¿Qué pasará ahora? La pregunta de siempre, ¿Crees que en alguna vida lo volveré a ver?
No estuve ahí con él cuando se fue, y me siento tan culpable...
No pude abrazarlo una última vez, ni decirle cuanto lo amaba, no pude decirle que estaba bien mientras sostenía su mano, no pude decirle que se fuera tranquilo, que no se preocupara. No pude verlo a los ojos ni calmar sus miedos.
Y de pronto estaba ahí, en una cajita, ¿Puedes creerlo?
Parecía que dormía. mientras todos a su alrededor nos caíamos a pedazos. Nunca había visto el cadáver de nadie y yo tontamente me lo imaginaba como en las películas. Pero solo era mi abuelo y no me daba miedo. Solo quería romper esa maldita caja, quería obligarlo a despertar, quería gritarle, quería romper el maldito cristal que nos separaba, tocar su carita arrugada y darle un beso.
Mi abuelo se fue un 19 de mayo, era de noche y apenas llegó a la puerta del hospital, donde murió en los brazos de sus hijos.
Y la puta vida siguió a su alrededor como si nada pasara, como si no se hubiera acabado la vida del ser más hermoso del mundo.
Como si no importara.
Como si no fuera a matarnos poco a poco después.
Y el teléfono sonó y yo estaba lejos y él ya se había ido. Y aun así corrí, lo hice con todas mis fuerzas, como si aun pudiera llegar a tiempo. Como si este fuera a detenerse para mí.
Como si esta vez sí.
Pero llegué tarde, y me quede ahí, parada al lado de su caja y lo miré, me llene los ojos de él, me odie en silencio y lloré a gritos.
Y me quedé a su lado, toda la maldita noche. La noche más larga del año. Hospitales desde enero, horas eternas en las malditas salas de urgencias, noches sin dormir, noches en el hospital, mierda, sangre, dolor.
La primera noche que fui a cuidarlo al hospital y tuve que cambiarle el pañal, lloró y me pidió que lo perdonara.
Que estupidez.
Ya vámonos, ya estoy bien, por favor sácame de aquí, nos decía. Y entonces le rogábamos que se quedara, le mentíamos y le decíamos: "Ya solo hoy Pashito, te lo prometo, mañana voy a venir por ti"...
Yo lo amaba con toda mi alma, yo habría hecho cualquier cosa, cualquiera para que se quedara.
Todos nos quedamos ahí y no fue suficiente. Todos nos dividimos en mil y no sirvió de nada.
Y yo que lo único que pedía era que se fuera tranquilo, dormidito en su cama, con nosotros a su lado.
Ya no puedo creer en tu Dios, ya no puedo rezar todas las noches, ya no quiero hacerlo.
Lo intenté, él no me quiso. Nunca me escuchó.
Y lo enterramos. Y lloré todo el camino, de la casa a la iglesia y de la iglesia al panteón.
Y abrieron la caja para que pudiéramos despedirlo y por fin pude tocarlo, y estaba frio, muy frio.
Mi abuelo ya no estaba.
Ya no me escuchaba, ya no me sentia.
Y yo ahí parada frente a la tumba por la que muchas veces pasamos y sus palabras en mi cabeza resonaron:
"Aquí me vas a enterrar, aquí con mi mamá, ya dejé todo listo, aquí me dejas."
Y ahí lo dejé, como él me dijo. Y solo seguí llorando, y me llene de tierra y lo llene de flores.
Nadie nos prepara para dejar de mirar a quien se quiere.
Es lo ultimo, ya no nos debemos nada.
Yos.
*******
Miércoles 25 de Oct, 2023.
Siento muchas cosas y al mismo tiempo nada.
Siento que me ha pasado todo lo bueno pero también todo lo malo este año. Tengo tantas preocupaciones y demasiada ansiedad en el cuerpo para ocuparme de ellas.
Me tiemblan las manos.
¿Realmente voy a lograrlo? Esta será la primera vez que viaje sin ti. Aunque durante estos tres años he sido sólo yo y osito contra el mundo, siento que las cosas si serán diferentes. El trabajo que me cuesta concentrarme me pone de malas y hace que empuje las cosas que aún me faltan para después… Aún hay tiempo, me digo. Ahora soy yo la que tiene que ser responsable de tirar hacia delante en esta nueva casa, es difícil.
Cosas que quise contarte:
Me casé el 2 de mayo 2023. Alguien me dio un anillo, en uno de mis restaurantes favoritos en la ciudad (uno de los lugares fav de Leiva btw). Sé que tienes razón, soy un monstruo, siempre lo fui…pero incluso los monstruos tienen derecho a ser amados.
Me han llenado de flores y de amor… No es como tú me deseaste un día, porque el mismo amor no llega dos veces, es diferente pero es suficiente, es bueno y estoy feliz con mi hogar, mis gatos y mis plantas.
Por fin aprendí a manejar y en esta ciudad del caos ¿puedes creerlo? Ummm la estacionada aún no es mi fuerte pero estoy trabajando en ello.
Me corté el cabello, otra vez. Ya quiero que crezca.
Dejé de fumar, resulta que tengo una enfermedad y que lo peor que puedo hacer en el mundo es fumar, no fue difícil, en realidad muy pocas veces se me antoja.
Pasaron muchas cosas que te trajeron a mi mente y cuando de pronto tu recuerdo no llegaba te soñaba.
Siempre volvías.
Sé que ya dejamos de amarnos y ya no me duele saber que no me quieres, pero es que nos hicimos compañía tanto tiempo que me resulta extraño existir sin ti. Tres años han pasado y aún no logro soltarte.
Creo que debemos seguir intentando y un día ya no nos escribiremos para nada, dejaremos de existir en la vida del otro y eso es bueno. Hace tres años estaba convencida de que pertenecíamos el uno al otro y míranos, nos soltamos un segundo y la vida no nos volvió a juntar, ni por error, ni en la calle, ni por casualidad, nunca más volvimos a vernos.
Tengo un álbum con nuestras fotos, no voy a tirarlo, se quedará aquí, es bonito recordar, lo bueno y lo malo. Fuimos parte el uno del otro y eso nos trajo aquí a donde estamos ahora.
Sin ti yo no sería quien soy, estás dentro de mi, eres una semilla.
A veces y solo a veces siento que me parezco mucho a ti, por algo que digo o algo que hago.
Escribirte ha sido la mejor manera de drenar todo lo que alguna vez sentí.
Sigamos intentando olvidar, sigamos viviendo, ya casi lo logramos.
Te quiere,
Osito y Yox.
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nyx07 · 1 year
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Vengo de un lugar del que me costó muchísimo salir, me refiero a apego afectivo, sufri por más de dos años y siento que aún hay secuelas que no he podido sanar.
Fueron muchos los traumas, las noches en las que me quedé dormida de tanto llorar en silencio también lo fueron, me hicieron sentir que no valía nada, me sentí tan insuficiente que llegué a pensar que la vida no tenía sentido. Fueron muchas las desiluciones que viví, la carga era muy pesada y el camino se hacía cada vez más largo y oscuro. Buscaba y aún lo sigo haciendo algo que hacer para entretenerme y no pensar tanto, había días en los que amanecía despierta por los tantos pensamientos en mi cabeza, días en los que no quería levantarme y otros en los que el dolor me vencía. Causaba dolor en mí con la necesidad de sentir que podía doler mucho más, usaba cosas para quemar mi piel y llorar porque el dolor que sentía era muy fuerte. Tomé pastillas para dormir que nunca me ayudaron, las ojeras sólo yo las veía y el dolor que sentía nunca lo compartí. Siento que nunca voy a poder compartir una vida amorosa con nadie por los traumas que vengo arrastrando. La inseguridad mezclada con apego afectivo jodió mi vida, convirtiéndome en alguien que lo sobrepiensa todo y no puede explicar lo que siente.
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hectorinuniverse · 2 years
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Sombrías frías y solitarias son las paredes a mí alrededor, el silencio sólo se interrumpe por los ladridos de algún perro que vió un fantasma acechando entre los destellos de la Luna y las estrellas... se escuchan a la distancia... la oscuridad prevalece a las cuatro de la madrugada, mí habitación junto con mí almohada siempre tan cómoda y silenciosa empiezan a sonar incitándome a pensar en ti y me quitan más el sueño, a veces las personas construyen muros, no para aislarse, sino para ver quiénes están dispuestos a atravesarlos y entrar a sus corazones, así la búsqueda del gran amor se vuelve una aventura de pasión en medio de un caos lleno de incertidumbre siempre cambiante, siempre ambivalente... así hiciste, así me hiciste, fuiste una gran compañera en el día y en la noche mientras estuvimos en esa aventura apasionada, casi me transportaba a otro mundo en donde una clase de espectro se formaba en mí imaginación y cobraba vida sin razón ni explicación...eras tú...
Entre una transición de sueños y pesadillas un extraño mundo desconocido abría sus puertas, donde la entrada dice: "bienvenido al Mundo de la Ironía" aparece un castillo en medio de un gran bosque, es el "Bosque del Misterio" y un reino donde hay paz y armonía y después de unos instantes que parecieron una eternidad automáticamente desperté... después de algunos sucesos fascinado y encantado quedé al estar presente en dos lugares tan distintos en el mismo instante: Él "Luminoso Palacio de las Vanidades" creado por mi subconciente y la "Oscura Habitacion" dónde estoy presente, donde mí cuerpo vive diversas situaciones y mí mente piensa... piensa en vagas aspiraciones...
Inesperadamente sucedió todo, jamás he podido resistirme a lo inesperado, a cosas que llegan de pronto a desvanecerte y dejarte en las soledades más contundentes, cosas que llegan para darte vida, cómo lo fue por ejemplo, tu mirada y tu sonrisa y que acabaron con la tranquilidad de mí corazón de cazador de dragones...
Si el amor se hiciera cómo se hace la guerra, con una ambición insaciable por querer más, con un interés total por conquistar el territorio contrario, sin estar dispuesto a rendirse, sin considerar el daño colateral, y estando dispuestos a hacer lo que sea necesario para obtener la victoria, este mundo sería muy diferente. Tal vez no te diste cuenta de mis miradas enamoradas, tal vez no te diste cuenta de la forma especial que te trataba, tal vez no te diste cuenta de todo lo que te decía, tal vez no te diste cuenta de la forma cómo te amaba, pero tal vez y solo tal vez, la vida te haga darte cuenta de todas las cosas que hacía por ti y querrás volver, pero yo ya no estaré para ti, habré partido al "Reino de la Realidad" y estaré en los brazos cálidos de una nueva princesa, de un nuevo amor... en un reino distinto, en un nuevo bosque...
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La última terraza
Siempre detesté ir a colgar la ropa a la terraza en otoño, aunque cuando me lo pedían nunca me negaba: no sólo porque no podía decir que no sino porque también me gustaba mucho la vista desde ahí arriba. El problema eran las escaleras; yo vivía unos cuantos pisos abajo de la terraza, y cuando subía podía sentir como los escalones se esforzaban por ser cada vez más altos y dificultosos de subir. 
Empecé a subir las escaleras cargando el canasto de plástico con ropa y comencé a pensar en lo eficiente que sería tener un sistema de poleas en medio de la escalera caracol para así ahorrarme toda la subida eterna, aunque después me pareció más conveniente que directamente pongan un ascensor -que no vendría mal en un edificio de diez pisos. 
Para cuando me quise dar cuenta, ya había llegado al pasillo que daba a la terraza, caminé hasta la puerta observando las paredes blancas, descascaradas y con algunos hongos producto de la lluvia -y las fallas arquitectónicas de las que mi papá siempre hablaba. Caminé hacia la puerta de chapa; con dificultad, sostuve el canasto de ropa con una mano mientras que con la otra busqué la llave en el bolsillo trasero de mi jean. Abrí la puerta y salí a la terraza.
La terraza del edificio era algo así como una preciosidad trágica y hasta me atrevería a decir que era una tragedia que solamente a mí me gustaba: el piso estaba cubierto por una especie de lona plateada unida entre paneles por una goma seca y negra que prevenía que se despeguen, habían algunos caños que sobresalían del piso y también salían de ahí unas chimeneas que se usaban para ventilar. También habían unas sogas colgadas con algunos broches quebrados y decolorados por haber sido abandonados al sol. 
De todas formas me encantaba; desde ahí se veía puro cielo y algún que otro edificio a lo lejos. El viento soplaba y me dejaba todo el rostro cubierto de pelo azul. 
Mientras sostenía el canasto, busqué con la mirada un ladrillo y cuando lo encontré, le di pataditas hasta llevarlo contra la puerta y así bloquearla para que no se cierre.
Caminé hasta la soga y comencé a colgar la ropa mientras sentía ese silencio sepulcral que solamente se puede escuchar en un edificio postrado en medio de un barrio repleto de casas. Agarré unas sábanas verdes y las colgué en la soga, después tomé una remera y la colgué en la soga, luego recogí unos corpiños y los colgué en la soga. Acto seguido agarré un saquito y mientras lo colgaba a un lado de las sábanas algo quebró el silencio. 
Una especie de frote corto y conciso; era como el chillido de un pequeño pato de ule. Me asomé por entre las telas y lo escuché de nuevo; ese gritito de plástico. Caminé con cuidado y de a poco en dirección al borde de la terraza, después me agaché y comencé a gatear lentamente hacia el sonido. Hay algo que no aclaré, y es que la baranda de la terraza tenía tan solo treinta centímetros de alto, lo cual le daba un poco de adrenalina a la aburrida tarea de colgar la ropa. Era un espacio calificado entre vecinos como “de alto riesgo” y siempre se hablaba sobre que era hora de contratar a unos albañiles que hagan “habitable” el lugar.
Llegué al borde y decidí asomar la cabeza: había un globo de color azul atado a un piolín que a su vez había quedado enganchado de una barra, de ahí provenía el ruidito agudo. Observé cómo el globo se chocaba torpemente contra un vidrio por unos segundos casi como hipnotizada hasta que de repente, y casi de manera brutal, la mediana esfera azul de plástico se estrelló contra un fierro puntiagudo que sobresalía de la pared y se explotó. Sus trozos de color quedaron amarrados al victimario de metal. Miré por unos segundos, no triste sino curiosa, y de a poquito me fui incorporando: primero de rodillas, luego en cuclillas y así progresivamente hasta quedar totalmente parada frente a la baranda. El viento se sacudía como quien se desata el pelo para irse a dormir; di un paso hacia adelante y quedé parada sobre la pequeña torre de pocos centímetros. Balanceándome frente al abismo de cemento.
El silencio más desnudo se escuchaba ahí, y seguramente se escuchaba así en toda la terraza, pero en aquel momento yo estaba ahí. Mi circuito mental quería mirarlo todo, me moría de ganas de conocer cada una de las ventanas que alcanzaba a ver. Mi éxtasis se interrumpió con el ruido de unos pasos.
Gabi, la vecina del tercero “A”, salió a la terraza con un canasto de ropa en las manos y lanzó un alarido neurótico al ver la situación: ”¡¿Nena qué hacés ahí?!” fueron sus primeras palabras, “Estoy mirando” dijo la chica al borde de la terraza proyectando la voz al tiempo que volteaba un poco la cabeza para que la escuche mejor. Gabi estaba alterada, le parecía muy brutal ver a una persona parada ahí, aunque por otro lado le excitaba saber que luego podría contarle a toda la vecindad lo que había ocurrido aquella tarde.
-¡Nena salí de ahí que te vas a matar!
-Tranqui, estoy mirando nomás.
Su cuerpo estaba entorpecido; dejó el canasto en el piso y se acercó un poco a la chica de la terraza. Sus ojos estaban casi salidos de lugar, era como si lo único que los estuviese manteniendo en órbita fuesen los kilos y kilos de delineador negro que llevaba encima.
Gabi siempre había sido una mujer particular, principalmente porque lo que más le entretenía en el mundo era el chusmerío de vecinos: siempre lo sabía todo. Conocía a las ex-esposas del encargado, sabía sobre los problemas de ira del vecino en el séptimo “B”, sabía muy bien a quién pedirle favores, a quién hacerle favores y, por sobre todas las cosas, siempre se las arreglaba para que todos estén en deuda con ella.
Gabi caminaba hacia ella aunque manteniendo la prudencia. Cada paso que daba sonaba eternamente debido a la nefasta cantidad de accesorios que llevaba puestos siempre.
-¡Nena por favor bajáte de ahí que me vas a dar un infarto!
La chica en el borde continuaba observando las ventanas una por una tan tranquilamente que daba la impresión de que se quedaría dormida en cualquier instante. El viento soplaba como quien sopla burbujas, las sábanas acompañaban el agite suavemente y la chica había abierto los brazos para que la brisa la atraviese.
Unos pasos se escucharon de nuevo, por la puerta de la terraza salió un hombre viejo -como de setenta años- con anteojos y un canasto con ropa en sus manos. Los ojos del tipo hicieron foco en la situación y al interpretarla, automáticamente toda su expresión cambió a la de un pobre hombre asustado; las marcas de edad que comenzaban a delinear su cara se curvaron hacia abajo.
-¿Qué está haciendo?- le preguntó alarmado pero discreto a Gabi.
-¡No sé!- respondió Gabi, que no había captado el carácter discreto de la interrogativa.
El hombre soltó nervioso y a los tropiezos el canasto sobre el piso y comenzó a caminar hacia la chica del pelo azul. Él se movía con rigidez, sus manos al igual que su frente sudaban y no paraba de tragar saliva, pero intentó ocultar su desesperación bajo su tono de voz tranquilo y algo grave.
-Hola, soy tu vecino del segundo “D”, soy doctor. No queremos que te lastimes, yo te puedo ayudar, soy doctor- repetía las palabras y ni siquiera se sentía capaz de articular una oración coherente.
-Chabón vos sos dermatólogo- respondió la chica de la terraza proyectando la voz, con cara de irritación.
-¡Pero te puede ayudar!- gritó Gabi en un impulso de nervios.
La chica parada sobre la torre giró su cuerpo completo, incluyendo sus pies -los cuales giró meticulosamente sobre la baranda de quince centímetros de ancho- y quedó enfrentada a sus vecinos.
-¡Pero es que solamente estoy mirando!- explicó fastidiosa mientras hacía gestos con las manos como si eso lograse que la entendiesen mejor.
Su cuerpo volvió a girar totalmente y le dio la espalda a ambos de nuevo.
La expresión de susto del doctor se marcaba tanto que parecía caricaturesca; era amado por sus pacientes por su simpatía y habilidad para conversar, sin embargo era terrible manejando “situaciones límite”. Él creía que esa era la razón principal por la que su esposa lo había dejado.
Unos pasos sonaron nuevamente y se escuchó una voz con eco proveniente del pasillo:
-Hay que ver porque viste, en TN dijeron que una tormenta solar había cortado el wifi en varios lugares, hay que ver si no será eso…
Segundos después salieron por la puerta dos hombres: uno era el técnico que acordaron llamar en la última reunión vecinal luego de las millones de quejas por mala conexión que le habían llegado al portero, y -casualmente- el segundo era el portero; quien escoltaba al técnico en dirección a las antenas -instaladas en la terraza. Ambos se detuvieron por unos segundos al ver que tanto la mirada de Gabi como la del doctor se dirigían hacia ellos y -cuando divisaron la situación que estaba ocurriendo- ambos arquearon las cejas negras. Las sábanas flameaban detrás de los vecinos. El encargado, quien de alguna forma se sentía responsable por todo lo que ocurría en el edificio, fue el primero en actuar. Él no era un hombre con mucho tacto y su personalidad ocultaba siempre el nerviosismo tras algún que otro chiste.
-¿Qué hace la señorita?-  le dijo a Gabi señalando a la muchacha azul, su tonada lo hacía sonar aún más despreocupado.
-¿Y esta quién es?- preguntó en voz baja el técnico al portero.
-Es la del cuarto “C”- respondió. Él nunca había hablado con la chica pero tenía memorizados los rostros y viviendas de cada vecino por una cuestión de costumbre.
El portero caminó enseguida hasta donde estaban los otros para hablarle a la chica del borde pero ella se le adelantó, dio media vuelta con su cuerpo ágil y habló:
-¡Basta, ya les dije que estoy mirando! Miren ahí las nubecitas… - habló más tranquila- Miren ahí en ese edificio, - señaló con la mano- hay un pibe leyendo un librito ¡Y yo estoy acá mirando nomas!
-Bueno pero mirá más de lejos que te vas a matar así…- comentó el técnico, que seguía sosteniendo su caja de herramientas, mientras el viento agitaba un poco su larga melena negra atada con una gomita de pelo.
Las sábanas revoloteaban ancladas a la soga, como si estuviesen intentando asfixiarla en la inmensidad de sus telas. El viento soplaba y en su discreción agitaba los cabellos de todos los habitantes de aquella terraza. La chica de la terraza miraba los estampados en movimiento que colgaban de la cuerda.
-Tranqui, posta tengo todo bajo control.- le respondió al técnico.
Las sábanas desquiciadas finalmente se desprendieron de la soga castradora y se dejaron llevar por el viento en dirección a la muchacha de color azul, quien vió acercarse a las telas voladoras y rápidamente las tomó por las esquinas con ambas manos. Proclamándose dueña del viento, la chica despegó sus pies del suelo, con un impulso fugaz saltó sin titubear en dirección al abismo y domando las sábanas mantuvo el vuelo. 
Toda la porción de vecindad que ocupaba la terraza en aquel momento corrió casi por impulso hasta el borde que antes habían titulado asesino casi como si hubiese olvidado que lo único que los separaba de una caída segura era una pequeña torre de treinta centímetros de alto, quince centímetros de ancho. Y cuando ya se encontraron en el borde, se detuvieron para observar sin poder creer aquel cielo azul que tenían enfrente, sin poder creer en el vuelo de aquel cabello azul que volaba sin caerse.
por SKKKELECTRIC
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jazminmagno · 1 month
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estado ausente
vivo en una casa en venta
me quedé sin trabajo
quien se suponía que iba a ser
el padre de mis hijos
me dejó por cuarta vez
y me visita
cada vez menos.
hace una semana que estoy enferma y sola
pidiendo ayuda
en la distancia
me digo a mí misma
que un poco de cariño virtual
de alguien lo suficientemente importante
me alcanza
empiezo a sentir una puntada
en el abdomen
cada vez más fuerte
y no tengo a nadie al lado a quién decírselo
cuando me siento en peligro siempre le escribo a alguna amiga
para avisarle y que sepa
qué me pasó
si me muero
después le escribo a mi mamá porque me preocupa
que sea un síntoma grave del dengue
y ella me dice que el médico ahora no va a querer atenderme
porque no le hice caso
no, basta
no podes decirme eso
disfrutas?
y ella me dice
no disfruto de tener que salir a la madrugada
para llevarte a una guardia
bueno,
ojalá disfrutes cuando esté muerta.
una hora más tarde
no soporto el dolor
no me puedo mover
y ella me lleva al hospital
las calles están vacías
y cada pozo por el que pasamos
hace que el dolor
sea más punzante
cuando llegamos hay mucha gente sufriendo
y yo y mi mamá somos
las más blancas
y yo siento que mi dolor
debería tener verguenza
de ocupar el lugar de alguien
que lo necesita más.
después de muchas horas
mi mamá me lleva y me trae
me hacen los estudios
y resulta que además de dengue
tengo apendicitis
en ese momento me vuelvo una prioridad
pero no dejo de ser un número
en un hospital colapsado
por una epidemia de la que ningún gobierno se encarga.
pero no tengo miedo
no dimensiono
hace años aprendí a aceptar
que las cosas pueden cambiar
de un instante a otro
y no hay nada que una pueda hacer.
hace unos meses mi hermano termina internado
por peritonitis
y aunque no tengamos ya vínculo voy a verlo
y la escena es lastimosa.
yo pienso en que podría haberse muerto
y me preocupo por él
pero ahora no encuentro su presencia
de este lado.
no importa qué tan cerca puedan estar dos personas
a lo largo del tiempo,
todo
puede cambiar
y notarse
en un instante.
me operan y llevan a un lugar con veinte mujeres más
estoy desnuda
mi mamá se llevó mis cosas y no me dejó nada muy útil
la enfermera busca entre la ropa olvidada
un short con el elástico estirado
y me viste
yo no pienso en la mugre y la enfermedad del hospital
a mi alrededor sólo hay mujeres
y me transmite tranquilidad
a mi izquierda hay una chica más joven que yo
es muy hermosa y puede moverse pero tose muy despacio
y en su cuello tiene
una gran gasa que la rodea.
hago un esfuerzo por no pensar en qué le habrá pasado.
a mi otro lado, hay una mujer pequeña de unos sesenta y pico
llena de moretones
y en su cuello tiene prendido como una sanguijuela
el suero
habla y se mueve mucho
pero no se la ve bien.
las enfermeras van y vienen
los médicos hacen preguntas
cada tanto alguien mide fiebre y presión
como si pasara a persignarse
en silencio
y sigue
todo trato es silencioso y automático
salvo con algunas internadas
que parecen estar desde hace mucho
entonces ya hay chistes y gracias.
cuando empieza a hacerse de noche apagan las luces
pero nunca dejan de pasar a controlar
y ya al amanecer llegan diciendo buen día
y charlan medio a los gritos
osea que tanto no se puede dormir.
yo no sufro realmente la estadía
siento que a pesar de lo impresionante
y mi terror a los sueros y agujas
las cosas funcionan como deberían,
tenemos un estado lo suficientemente fuerte
como para atender y cuidar a la gente
aunque las condiciones den pena
y los pagos sean una miseria,
y yo pienso,
las enfermeras
y las pacientes
se siguen riendo.
la comida huele bien
y una vez que ya puedo comer algo sólido
la espero con ansias
y doy las gracias
aunque sean zapallitos y zanahorias hervidos.
la cocinera me sonríe cuando le agradezco.
en este estado
de dolor y debilidad
cada gesto de ternura
es alimento.
a la hora de las visitas, mi mamá me trae
un top de vinilo rojo que compré en un momento de delirio místico
y otras remeras de microtul, transparentes
y se justifica:
me dijiste algo sin mangas.
le pido a mi amigo que vive cerca unos libros
y sabe bien qué traerme
y no puedo hablar pero me hace reír
y me lee.
yo miro sus manos y lo veo sentado en mi cama
leyendo en voz alta para mí
y guardo esa imagen
para ser un poco más inmortal.
la mujer pequeña de al lado se bañó y se puso un vestido de fibrana floreado y camina con soltura
y la chica joven y hermosa está con dos personas que parecen su mamá y su hermano.
a mí me alegra verlas acompañadas.
a otras en cambio, nadie las visita.
después la estadía sigue,
paso muchas horas intentando ignorar la televisión
que tiene al américa y sus chimentos y panelistas gritando
como si hablaran de algo importante
y después a baby
como si dijera algo con corazón o cerebro
y trato de apagar a los dos,
y me duermo.
al día siguiente mi mamá me busca
me da el alta el médico que me había parecido lindo
me anoto su nombre
guardo mis cosas, y salgo
tengo mis aros y mi boca pintada de negro
parece que no pertenezco a ese lugar
sin embargo ahí estoy.
desde que asumió milei
todo lo que antes parecía un derecho conquistado
ahora se siente como un lujo inalcanzable.
entre esas cosas, la salud.
pasamos por mi casa, no puedo subir las escaleras
desde abajo por videollamada mi mamá revuelve mi ropa
mientras busca algo para mí quiere encontrar algo para ella
dice que soy muy desordenada
no encuentra mis libros
trae lo que puede
y me lleva a su casa.
llegamos y me baño
yo veo su shampoo y su jabón y sé que no es mi casa
me siento ajena
pero estoy limpia
me desenriedo con mi crema de peinar
me siento más cerca de lo normal
me pongo mi perfume.
intento rodearme de mis cosas para sentir
que aunque mi independencia
sea cada vez más improbable
tengo todavía mi espacio,
mi intimidad,
mi silencio.
no sé cuándo voy a volver a casa.
no sé cuándo voy a poder volver a caminar normal
o moverme sin depender
de otros.
dicen que la herida se cierra por fuera
pero por dentro tarda mucho más
yo tengo miedo de un día pensar
que por fuera se cerró
y desgarrarme sin darme cuenta
por creer que puedo
manejarme sola.
al rato mi mamá y mi hermano se van
y yo estoy otra vez sin nadie
en esta casa que ya no huele a mí
con ruidos que desconozco
pensando en que tal vez
mañana vendan mi casa y yo ya no la vea
y tenga que volver acá
a vivir con mi mamá
y su esfuerzo por ser mejor
y su hartazgo por ese esfuerzo
pero intento no pensar en mañana
hace tiempo aprendí a aceptar
que las cosas pueden cambiar de un instante a otro
cuando mi abuelo se quiso matar
cuando se murió papá
cuando decidí no tener al hijo de quien sería
el padre de mis hijos
cuando ganó el poder un tipo
que vino a destruir todo lo que habíamos logrado y merecido
con tanto amor y deseo.
cuando empecé a sentir una puntada
y cada pozo por el que pasábamos
volvía al dolor más profundo
no importa cuánto mire los puntos
y la cicatriz
por más que salga al sol para que la pureza
la cure más rápido
no hay nada que pueda hacer
no importa lo que yo quiera
lo único que puede y tiene que pasar
es el tiempo.
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follame-apolo · 2 years
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Con el tiempo me preguntaste por qué me había marchado de tu lado.
Y yo sorprendido, me quedé en silencio. Pues puedo jurar que cuando me marchaba, tu ni siquiera te giraste a ver que camino era el que tomaba.
Y ahora parece que me encuentras de nuevo. Pero solo estas hablando con la pared.
Al igual que hablaba yo con ella tiempo atrás.
Gracioso es que ese muro paso de llevar tu nombre a llevar el mio escrito.
Lo que más temía que sucediera, sucedió.
Somos silencio.
Me volví silencio.
Nos quedamos sin palabras para comunicar.
O tal vez, nos quedamos sin ganas de escuchar al otro.
A destiempo.
Supongo que razón llevas, que yo marché primero.
¿Pero qué raro no?
Que yo siendo un chico de letras, sólo hablemos del habla.
Supongo que tampoco me leíste nunca.
Y que entoces, yo no me marché primero.
Pues tu ni siquiera habías llegado a mi vera para ese momento.
Y nunca lo hiciste.
Hace falta que sean dos para que suceda el abandono.
Creo que simplemente siempre estuvimos distanciados.
Con la falsa creencia de que estábamos cada vez más cerca.
Sin llegar a percatarnos del gran muro que nos separaba.
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09: Ganar algo, perder algo
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__________
JR.
{{ Estábamos en la habitación de Larry. tanto él como Bobby se habían peleado, o eso fue lo que entendí, no sé. Como sea, ellos estaban sentados uno frente al otro en el suelo, en silencio. Yo estaba sentado en la cama, algo incómodo, y no por la cama sino por la situación; me movía de un lado para otro y veía los juguetes de Larry para distraerme. Realmente no quería estar ahí, pero Bobby me pidió que lo acompañara.
Ellos seguían sin decir nada mientras evitaban verse a los ojos directamente. Uno de los dos tenía que hablar, tarde o temprano. Más vale que sea temprano, tengo hambre.
A todo esto, se escuchaba fuerte la lluvia, a cántaros. Al menos eso me distraía más, pero aun así intento romper el hielo
Jr.: bueno… ¿alguno de ustedes va a hablar o hablo yo?
Cuando dije eso, ambos me vieron fijamente con una cara de confusión, sin decir nada. Yo me quedé sin decir nada tampoco, miré a otro lado mientras jugueteaba con mis manos entrelazadas. Hasta que Larry, luego de un suspiro, iba a decir algo, pero fue interrumpido por Bobby
Bobby: L-Larry… yo… lo siento…
Noté que eso sorprendió mucho a Larry.
Bobby: no quería incomodarte, yo sólo di mi opinión y…
Larry: (interrumpiendo) Bob… no tienes que disculparte. Si hay alguien a quien culpar… es a mí. No debí decirte lo que dije y te pido perdón…
No podía creer lo que veía, a Larry ofreciendo una disculpa e inclinando su cabeza, apoyando sus manos en la alfombra. Espera… ¿le dijo Bob?
Larry: El accidente no fue tu culpa. Fui yo el torpe que se cayó por no escucharte. Lo lamento… si me hubiese calmado, no estaría con este problema (señalaba su brazo)
Bobby lo miraba con una expresión de tristeza. Por alguna razón, viéndolo así, sentí algo de pesar. Así que me bajé de la cama y me senté al lado de ambos en posición de loto. Por su parte, Larry parece haberse dado cuenta de la mirada de Bobby.
Larry: ¡N-No! No quiero hacerte sentir mal… ya no más… (suspira) ya entiendo por qué casi nadie quiere jugar conmigo… soy muy egoísta, Bobby. Me emocioné mucho cuando te vi por primera vez. Tenía miedo de arruinarlo y pues… aquí estoy…
Bobby no decía nada ante las palabras de mi hermano y seguía viéndolo, cosa que a Larry le pone nervioso, por lo que veo. También me doy cuenta que empieza a tener una voz algo arrastrada mientras miraba hacia abajo.
Larry: entiendo que estés enojado. Por eso, quiero que sepas que lo siento, amigo mío… bueno, si es que aún me consideras así…
Bobby lo mira sorprendido y dudoso al mismo tiempo.
Bobby: ¡L-Larry! yo… ¡no estoy enojado! nunca lo estuve… (mi hermano levanta la mirada hacia él) yo… sólo quise darte tu espacio, parecías cansado y…
Larry: (suspira, interrumpiendo) fui grosero, no quería serlo y menos contigo.... tenías toda la intención de estar ahí conmigo cuando nadie más quiso. Tú y Mykey son buenos Koopa, a diferencia de mis hermanos
Cuando escuché eso, no pude evitar sentirme identificado. ¿de verdad piensa eso de mí? ¿piensa que no soy bueno? Pues no… ninguno de nosotros lo es… pero… se siente como si fuese algo malo… ser malo…
Jr.: B-Bueno… sé que puedo ser un poco molesto, Larry, pero…
Cuando le dije eso, no parecía ponerme atención; se quedaba viendo a Bobby y desviaba la mirada una y otra vez, pero no parecía fijarse en lo que le estaba diciendo. Mejor me quedaré callado, da igual lo que piense sobre esto; es más, ni siquiera debería estar aquí.
No sé por qué, pero algo no me deja moverme de este lugar. Tal vez parezca raro, pero quisiera que ellos se lleven tan bien como siempre; no es que haya querido que se odien ni nada, pero sentí un poquito de… ¿celos? Larry parecía llevarse tan bien con Bobby que me empecé a sentir dejado de lado. No obstante, anoche estuve un buen rato conversado con Bobby y me di cuenta que es un gran chico. Compartimos el gusto por el color verde, los cuentos de fantasía y los videojuegos.
Al asimilar mejor las cosas, ya entiendo que Larry prefiera estar con él que conmigo, ya que Bobby no suele hacer un berrinche cada vez que pierde o algo así, tampoco es territorial como cuando fue el tema del helado, donde yo no quise compartirle del mío.
Ya no quiero enojarme con Larry por cualquier tontería, y mucho menos con Bobby. Si ellos deciden estar juntos, sería genial; y sería aún más genial si ellos me dejan estar en su grupo.
De vuelta a la realidad, ellos dos continuaban estando en silencio, quién sabe por cuánto rato estuvieron así; Larry miraba al suelo y Bobby parecía algo serio. No dejaba de ser incómodo. Eso hasta que Bobby toma la iniciativa de hablar.
Bobby: anoche te extrañé, por muy raro que parezca…
Larry gemía de la sorpresa. Yo también me sorprendí por eso a la vez me dio algo de gracia, no pude evitar dar una pequeña risa casi silenciosa
Bobby: extrañé que alguien se moviera al lado mío y que se cayera. Supongo que eso es inevitable, después de todo
Larry miraba algo confundido a Bobby. Yo estaba casi riéndome por lo que él había dicho, me cubro la boca con ambas manos para disimularlo, total ninguno me prestaba atención, y sinceramente, lo disfrutaba de algún modo.
Bobby: extrañé mucho la presencia del “tornado azul”
Larry seguía con una cara de “¿qué?” mientras parecía que se iba a reír. Yo cierro mis ojos mientras intento no reírme, apretando mi boca con mis manos y algo de fuerza.
Larry: es porque… soy un desastre, ¿cierto?
Bobby: (sonriendo) sin duda alguna.
Era curioso, pero Larry hacía pucheros y sonreía
Larry: eres malo, ¿te han dicho?
Al decir eso, luego de unos segundos, esos dos comenzaron a reírse, y después yo; ya no aguantando la risa. Fue algo curioso y raro, pero la tensión ya había desaparecido.
De un momento para otro ellos se miraban amistosamente, para luego darse un gran abrazo sin decir nada más. Bobby parecía tener cuidado con el brazo lastimado de Larry. No pude evitar emocionarme, no voy a mentir; yo enjugaba una lagrima en secreto al verlos de nuevo alegres. No sé por qué, pero me invadía ese sentimiento de celos, así que me di una pequeña bofetada disimuladamente para poder reaccionar. Me dolió un poco, pero así aprenderé.
No esperaba que, de un momento a otro, tanto mi hermano como Bobby me abrazaran cuando estaba distraído. Yo me sorprendí y avergoncé un poquito, pero admito que me gustaba. Fue ahí cuando también me di cuenta de una cosa: empecé a mover mi colita. Lo noté cuando Bobby me lo señaló
Bobby: me alegra que estés feliz (señalaba mi espalda)
Jr.: ¿q-qué? (me cuestiono)
Allí miro lo que Bobby me intentaba decir y mi colita seguía moviéndose, cosa que intento parar con mis manos, pero la tragedia estaba servida. Luego de eso, mi hermano se reía de mí por eso, señalándome con el dedo. Yo me encontraba algo avergonzado y sonrojado, quería que el piso me tragara.
Bobby: oh, qué malo eres, Lar
Larry: pero es divertido y tierno
Bobby: (risas) lo de tierno es verdad
No sé por qué, pero cuando él dijo eso quedé un poco boquiabierto y empecé a mover mi cola nuevamente. ¿Qué pasa conmigo?
Ante eso, Bobby se acercó a mí y me dijo, poniendo su mano en mi hombro
Bobby: gracias por acompañarme, Bowsy.
Jr.: c-cuando gustes…(decía algo avergonzado)
A todo esto, por mi mente pasa una especie de chispa. Se supone que veníamos a otra cosa y nos distrajimos
Jr.: eh… Bobby… ¿recuerdas que veníamos a decirle a Larry sobre “eso”? (le apuntaba hacia la consola de videojuegos)
Al entender el mensaje, Bobby abrió los ojos grandes como platos y luego se dio una palmada en la frente. Larry se veía algo confundido. Bobby se rascaba la nuca, se reía algo nervioso
Bobby: eh… Larry… pues…
Larry le ponía atención, mirándome a mí en el proceso y luego se volteaba a él
Bobby: veníamos a decirte que por la lluvia, el evento se suspendió, por lo que no habrá competencia hoy… espero que no te moleste…
Larry: ¿en serio? p-pensé que venías a terminar nuestra amistad
Bobby: ¡¡¿Q-QUÉ?!! (replicó mientras negaba con las manos) ¡¡¡N-No!!! ¡¡No vine a eso!!
Larry se reía algo nervioso y luego se veía algo avergonzado. Yo me reí un poco, se lo merecía, la verdad
Larry: eh… p-perdón… supuse que eso querías. Tenía miedo y pensé eso
Bobby: eres un bobo… (decía con una pequeña sonrisa) pero… ¿sabes? no importa. No quiero dejar de ser tu amigo, ni de ti ni de Bowsy
aww… ¡pero qué tierno pensamiento! Ahí vuelvo a mover mi cola, y está vez lo percibo. Maldita cola traicionera, me delata fácilmente cuando me emociono. Quien sabe desde hace cuánto tiempo he manifestado eso, y los demás quizás lo saben y no me dicen por malos.
Cuando estábamos los tres compartiendo el buen momento, sentí unas risas detrás de mí. No sé en qué momento alguien había entrado, se trataba de otro de mis hermanos: Lemmy. Pareciera que, sigilosamente, estaba escuchando todo y quiso inmiscuirse. Realmente le salió bien la jugada, ninguno de nosotros lo sintió llegar, tiene las pisadas muy ligeras.
Lemmy: vaya, vaya…
Ante eso me sorprendo y me volteo hacia él
Lemmy: no sabía que eras tan bueno moviendo la cola, Jr.
Me dirijo hacia él y le respondo
Jr.: ¿ah sí? Pues… pues… pueeees…
Lemmy me miraba algo burlesco mientras yo no sabía qué decirle, por lo que decido hacerle una maldad propia de mí: mostrarle la lengua mientras cierro mis ojos. Me veía como un tonto, lo sé, pero no hallaba qué más decirle.
Larry: (cambiaba el tema) ¿qué haces aquí, Lem?
Lemmy: nada, sólo vine a ver por qué tanta risa. Se ve que se están divirtiendo. ¿todo bien?
En eso miro a Larry y Bobby, quienes se miraban mutuamente y sonreían
Bobby: sí, todo bien. Gracias por preguntar, Lemmy
Lemmy: un gusto, pequeño
Bobby: ¿pequeño? pero si eres muy bajito, seguramente eres el menor de todos
Cuando dijo eso, tanto yo como Larry nos tapamos la boca con las manos, con algo de pánico en nuestra mirada. Lemmy se volteó y se puso de cuclillas, haciendo círculos con su dedo en el piso, cabizbajo. Bobby puso una mirada de confusión, realmente no entendía por qué Lemmy se ponía así; es entendible, no nos conoce a todos.
Larry: verás, Bobby: a Lemmy no le gusta que le digan algo como eso. Es el segundo mayor de todos nosotros
Bobby: oh, lo siento, Lemmy, no lo sabía…
Lemmy: está bien, no importa…
En eso Bobby va a abrazarlo sorpresivamente por la espalda, cosa que a Lemmy parece sorprenderle. El pobre de mi hermano mayor estaba aleteando un poco para poder zafarse, luego gira su cabeza un poco y nos mira a mí y a Larry, quienes nos encogimos de hombros. Finalmente, Lemmy se rinde y corresponde el abrazo.
De repente, alguien entra a la habitación, se trata de Mykey
Mykey: ¡hola, chicos! No los esperaba aquí (nos sonreía)
Bobby: ¡ah! (se separa de Lemmy) ¡buenos días, hermano!
Mykey: ¿vamos a comer algo?
Todos ahí estuvimos de acuerdo. Teníamos hambre y estaba lloviendo, no teníamos nada más que hacer, obviamente.
Cuando todo eso pasa, nos dirigimos al comedor. En el trayecto, me doy cuenta que Bobby y Larry chocan sus puños, la verdad es que me alegra que todo esté yendo bien. }}
LARRY
{{ Me alegra muchísimo haberme reconciliado con Bobby, me siento tan bien, tan libre, tan… feliz. Lastimosamente no todo dura, y es que al llegar al comedor, ahí me encuentro a Ludwig, mi odioso hermano mayor. Mis otros hermanos ya habían desayunado y se habían retirado a hacer sus cosas.
Me dispuse a acercarme a él, quien al notar nuestra llegada puso una mirada algo seria. Puedo equivocarme, pero sentí que me estaba viendo específicamente a mí, con unos ojos de odio. Tal vez sea así, pero entonces intento poner al frente de mis pensamientos lo que Mykey me había dicho, por lo que puse mi mente en blanco y me dirigí a Ludwig tranquilamente. Los demás estaban escuchando y tomando su lugar. Mykey estaba sirviendo el desayuno.
Larry: oye… Ludwig… ¿p-podemos hablar un momento?
Ludwig: ¿qué se te ofrece?
Larry: b-bueno… (empiezo a titubear) es sobre… lo de ayer…
Ludwig: sí… ¿qué con eso?
Larry: ah… quería saber si… si…
Ludwig: ¡sólo dilo, Lawrence! (me exclama)
Al decir eso me sorprendo un poco. ¿acaso me dijo “Lawrence”? No me dice así casi nunca, a menos que… esté enojado. ¡¡Aj!! Cómo odio que me llamen así! Suena muy… ¿formal? ¿largo? ¿extraño? Da igual, odio ser llamado así, por lo que me sentí aún más raro cuando Bobby y Mykey conocieron mi verdadero nombre.
Supongo que deben estar sorprendidos y que después me harán preguntas, pero por ahora me quiero concentrar en mi hermano mayor. Yo me aclaraba mi garganta y continuaba
Larry: quería saber si fuiste tú el que me empujó… o yo me tropecé…
Ludwig no parecía inmutarse por lo que le estaba preguntando. Me sentía algo incómodo por su mirada seria. No sé cómo describirlo, pero sentía cierta arrogancia de su parte, parecía que iba a decir que fui un tonto, que era un completo descuidado y un desastre que debería aprender de mis errores… lo que escuché de su parte fue algo que nadie, ni yo, ni mis amigos ni mis hermanos, nos esperábamos.
Ludwig: así es, yo te empujé
Me quedé boquiabierto con esa afirmación y poco a poco iba perdiendo el contacto visual que había tenido con él hasta ir mirando el vacío, realmente me sacó de onda esa respuesta. Además de no esperar eso, terminaba por confirmar lo que le había comentado a Mykey que, por cierto, parecía estar algo serio por lo dicho por mi hermano, al igual que Bobby. Lemmy y Bowsy se miraban entre sí, no sorprendiéndose tanto.
Larry: entonces… ¿tú querías que me accidentara?
Ante eso, Ludwig se levanta y camina hacia mí, estando muy cerca. Yo levanto la mirada y le veo a los ojos nuevamente, tragando algo de saliva por mis nervios, aun procesando.
Ludwig: no te confundas. Yo sólo quería hacerte caer y que estamparas tu cara contra el suelo, no tenía contemplado que te fracturaras la mano.
me quedé en silencio unos momentos. al cabo de unos segundos le pregunto algo más.
Larry: ¿por qué… lo hiciste?
Larry: no lo sé, dime tú por qué querías golpearme. Yo te diré (me apunto con su dedo índice hasta tocar mi pecho con éste) es porque eres un malcriado y crees que todo se soluciona a gritos.
Realmente me estaba molestando, pero preferí calmarme, aunque no evitaba poner una cara molesta, ¿realmente tenía que ponerse así? No lo entiendo. Sin embargo, Mykey hizo una pequeña intervención
Mykey: oigan chicos, cálmense, no se alteren
Tanto yo como mi hermano de azul miramos a Mykey saliéndonos del trance de nuestra pequeña discusión. Ludwig no hacía mucho contacto visual conmigo. Traté de confrontarlo nuevamente, quería confirmar algo que me carcomía por dentro y ya no podía guardarme.
Larry: Ludwig… ¿acaso me odias?
Él dirigió su mirada hacia mí, la cual se tornaba algo distinta: era seria y fruncía el ceño, pero al mismo tiempo sentí que sus ojos se veían un poco distintos, como si fuesen más cristalinos, cosa rara. Por alguna razón, él tarda en darme su respuesta. Al cabo de unos momentos, él me responde
Ludwig: ¡sí!
Ante eso me quedé callado, desviando la mirada y notaba que mis ojos se tornaban algo cristalinos también. Esperaba esa respuesta, pero no quería que la dijera; pero bueno, así son las cosas. Sea la razón que sea, al menos ya tengo claro que Ludwig no me quiere, y ahora sé que siempre fui una molestia para él.
Mientras ando en mis pensamientos, Bobby me hace un alcance
Bobby: ¿Larry? ¿te sientes bien?
Eso me hace reaccionar y lo miro, quien tiene una cara de preocupado. No debería, tan sólo es una conversación, no ha pasado nada, más allá de lo que Ludwig dijo, pero sería todo. Antes de que responda, él nuevamente me comenta algo
Bobby: es que… estás llorando…
¿De qué estaba hablando? Entonces pongo mi mano izquierda en mi mejilla y efectivamente eran pequeñas lágrimas que tenía bajo mis párpados. ¿lágrimas? ¿acaso comenzaba a llorar y no me estaba dando cuenta? Me seco mis ojos rápidamente
Bobby: sí, estoy bien, Bob
le contesto tratando de respirar tranquilamente.
Ludwig: ¿por qué lloras? No es para tanto (reconocí la voz de Ludwig) además, recuerda: nosotros los Koopalings no lloramos. Tenlo bien presente.
Casi no podía evitarlo, pero me empezaba a sentir mal. Trataba de no demostrarlo, no quería recibir más burlas de mis hermanos. Esa norma de “no llorar” me hace ver débil, pero fue lo que todos acordamos. Supongo que a Bowsy se lo perdonan fácil porque es el menor y porque es más emocional; cuánto lo envidio.
Ludwig: eso era lo que tú querías, ¿no? (me reprocha, a lo que me confunde con eso) según tú, ambos nos odiamos, sin importar qué. Bueno, al cabo que ni quería ser tu hermano mayor. De todos modos, quieres más a Mykey que a mí, por lo que me queda claro el tipo de Koopa que eres, así que estamos a mano.
No puedo creer lo que estoy oyendo. ¿acaso me escuchó anoche? ¿por qué estaría espiándome? No puedo con Ludwig, tengo las de perder, le van a creer más a él que a mí; no es justo. Sin embargo, haré de cuenta que no ocurrió nada, por lo que mejor me dirijo a mi asiento. Allí trato de no mirar a nadie, pero puedo sentir cómo me observan; eso no me gusta mucho. Creo que ya he llamado suficiente la atención.
Después de unos instantes, me levanto y me voy de ahí. No soporto más esto.
Repentinamente, Bobby me detiene. Tal vez quiera que me vaya a sentar, pero extrañamente me dice otra cosa
Bobby: ¿quieres que te acompañe?
Yo no digo nada, sólo asiento unas tres o cuatro veces. Él me toma del hombro y se empeña a caminar conmigo. Detrás de mí vienen Jr. y Lemmy.
Mykey: ¿estarás bien, Larry?
Me giro un poco mirándolo y le señalo que sí con mi cabeza. Luego de eso salgo con mis hermanitos y amigo.
Ellos me acompañan hasta el pasillo que va de camino a nuestras habitaciones. Yo me apoyo en el barandal mientras levanto mi cabeza y contemplar las nubes grises. Al ver ese cielo tan deprimente me hace sentir peor.
De repente siento que en mi hombro izquierdo se sitúa una mano, por lo que miro en esa dirección; se trata de Bobby, quien me daba una cálida sonrisa. Por otro lado, Jr. estaba en a mi derecha. Sentí que me miraba, pero no en tono de burla, sino con una sincera sonrisa, a lo que lo miro y me señala con el pulgar arriba, al igual que Lemmy, quien estaba al lado de Bowsy. Yo no dejaba de sentirme mal, quería llorar, pero tampoco quería que mis hermanos y, en especial, Bobby me viesen así de patético. Intento distraer mi mente viendo el paisaje, todo gris. Eso no ayuda pero por ahora trataré de calmarme.}}
MYKEY
{{ Bien, toda esa situación se ha puesto rara. No creí que Ludwig le dijera eso a su propio hermano. Espero que no se lo haya dicho tan en serio y que fuese más una excusa. Me extrañó bastante esa actitud.
Le di unas galletas a Ludwig, el cual estaba tomando un café y unas tostadas. Éste me mira con duda
Mykey: ¿Qué sucede, Ludwig? (lo miro atentamente)
Ludwig: N–Nada, es sólo que me extraña que me des algo…
Mykey: me gusta compartir. Además, no hay nada mejor que algo dulce para iniciar el día, ¿no crees?
Ludwig: Agradezco el gesto, pero no soy muy fanático de lo dulce, me provoca caries.
Vaya que ha cambiado su actitud con los años. Cómo me gustaría poder hablar con él más abiertamente, pero por ahora debo ser paciente. Mejor cambio el tema.
Mykey: y… ¿disfrutando de este día lluvioso?
No me dice nada, por lo que miro a otro lado buscando desviar mi atención de lo ocurrido. Supongo que no pude decir algo más interesante, aunque no quiero abrumarlo con preguntas. Sin embargo y sorpresivamente, él me hace un comentario muy diferente a lo que le estaba diciendo, sin hacer mucho contacto visual.
Ludwig: sé lo que debes estar pensando, que no debí haber dicho eso…
Lo decía mientras bebía su café a la vez que tenía la vista algo perdida
Mykey: Sí, más o menos… fue algo tensa la situación
Él suspira y continúa
Ludwig: bueno, él se lo buscó. No sé para qué dice cosas que no son.
Mykey: ¿siempre te has llevado mal con él?
Ludwig: muchas veces, no tenemos prácticamente nada en común
Cuando escuché eso puse mis manos alrededor de la taza en la que me estaba sirviendo, como si me estuviese calentando las manos, y estuve algo pensativo. Al cabo de unos momentos le comento algo a mi compañero de café.
Mykey: bueno, espero que ustedes se reconcilien en algún momento. Realmente pensaba que todo esto era un accidente
Ludwig: ¿por qué dices eso? (me dice algo confundido y mirándome)
Mykey: porque… no creo que lo hayas empujado, no a propósito al menos
Bebo un sorbo y luego doy una mirada a Ludwig, el cual se veía algo sorprendido y ligeramente boquiabierto por lo que acabo de decir y añado:
Mykey: se te veía muy preocupado ayer y… bueno… al hablar un poco con Larry me dijo lo mismo que tú, pero él lo estaba dudando, por eso sentí que algo no cuadraba con todo esto
Luego mira su propia taza y le sigo comentando, apartando un poco mi vista de él
Mykey: pero bueno, si tú dices que lo hiciste, entonces es así
Por alguna razón, Ludwig no parecía contra argumentar, se quedaba callado mientras terminaba de comer. Sinceramente siento que no me está diciendo la verdad, puedo notarlo en su mirada y en su boca. Algo que no ha cambiado de él es que cada vez que miente, o no está seguro, su labio inferior se mueve alrededor de su diente frontal, como si quisiera morderse a sí mismo; lo que me deja la siguiente duda: ¿por qué querría pasar como alguien malo? Quiero decir, los Koopas tenemos nuestra cuota de maldad por ser en parte dragones, pero es distinto porque son hermanos. Esto es raro, muy raro. De seguro algo le debe estar ocurriendo pero no quiere decirlo, tal vez porque nadie le crea o quizá sea… porque no se siente en confianza.
A los pocos momentos, Ludwig se levanta de su lugar y deja lo que ocupó en su respectivo sitio, para luego mirarme fijamente unos instantes y luego caminar hacia la salía. Estando ahí se detuvo y me comentó
Ludwig: ¿sabes qué? Larry no va a cambiar por mucho que lo intentes. Si llegas a sentir lástima por él, habrás caído en su trampa. Ahí verás lo que haces
Dice eso mientras sale del comedor. Me quedé pensando en lo que dijo.
Por cierto, el señor Kamek me dijo que el señor Bowser tuvo que salir a una reunión con el Reino Champiñón y mientras que él tenía que atender unos asuntos en el bosque, recolectando algunos ingredientes que sólo crecen con la lluvia. Espero que les vaya bien, los extraño mucho aquí. Por otro lado, me preocupa un poco el pequeño Larry, a pesar de lo que Ludwig dijo.
Cuando terminé de desayunar y ordenar los trastes, salgo del comedor y voy donde estaban los chicos, los cuales se encontraban cerca del balcón principal, todos apoyados en el barandal. Me escondí un poco cerca de un pilar cercano y me fijé si no venía nadie. En eso le pongo atención a las palabras de los chicos.
Realmente no me gusta espiar, sé que no está bien pero me estaba preocupando Larry, no me gustó como fue tratado hace poco. Por suerte nadie anduvo cerca y pude oír más o menos claro lo que los chicos conversaban.
Larry: (…) y por eso le hice esa pregunta. No creí que pasaría, pero en el fondo yo sabía que era así
Decía Larry, mirando el vacío desde el barandal, quien por cierto estaba apoyando su cara con su mano. Parecía algo triste, o al menos así lo escuchaba, porque estaba de espaldas a mí, al igual que los chicos.
Lemmy: bueno… puede que no me creas, pero yo también lo he pensado alguna vez. Y eso es por cómo me llama: “enano”
Jr.: a mí me dijo “tonto” por no saber matemáticas. Yo también he sentido odio por él
Bobby: ¡qué mal! Supongo que ese tipo de cosas les molesta mucho
Los tres hermanos asienten al mismo tiempo.
Larry: no tienes una idea, mi querido amigo. A mí me ha dicho más de una vez que soy un “caso perdido” (suspira) ahora tengo ganas de poder jugar videojuegos y descargar toda mi energía, pero no puedo…
Yo miraba con atención a los chicos y noté que Bobby le puso su mano en su hombro mientras lo miraba con algo de compasión, a lo que Larry lo miraba y le dijo
Larry: ¿y si… jugamos videojuegos?
Jr.: p–pero Larry, tú tienes que reposar tu brazo
Larry: lo sé, pero me refería a ustedes. Me gustaría verlos jugar; hay que divertirse, ¿no?
Bobby parecía mirarlo con algo de preocupación, pero Larry le insiste y van juntos a su habitación, incluso Bowsy y Lemmy. Es lindo que Larry quiera pasar tiempo con su pandilla, sin embargo hay algo que no me deja tranquilo con el tono de sus palabras.
Por ahora lo dejaré tranquilo. Se ve que quiere pasar un buen rato, no quiero molestarlo. Sin embargo, hubo algo que me detuvo. Justo en ese momento una puerta se abre y me vuelvo a esconder. Se trataba de Morton, quien se dirige hacia mi dirección. Este tierno Koopa estaba comiendo unas galletas, eran las mismas que tenían Iggy y Wendy, por lo que supongo que eran las del desayuno.
El Koopa de tez oscura se da cuenta de mí, y yo, antes de eso, me cubrí los ojos con mis manos, como si estuviera jugando al cu–cú. Sigilosamente miro a través de mis dedos a ver si funcionó, pero al parecer no, por lo que Morton me saluda moviendo su mano derecha, por lo que me descubro mis ojos
Morton: ¿QUÉ HACES AHÍ, AMIGO?
Mykey: es que…
En eso la habitación de Larry se abre y agarro a Morton y ambos nos escondemos, cubriéndole suavemente la boca al pequeño, la cual noto que es algo grande, sin ofender.
Quien salía era Larry. Se le notaba algo sonriente cuando salía, pero poco a poco fue poniéndose algo… ¿triste?
Por otro lado, siento que algo se mueve a mi lado; era Morton, quien aleteaba un poco. Cuando me acordé de él, lo solté y me disculpe con eso, mientras que Morton respiraba hondo.
Al llegar Larry a nuestro lado, se asusta un poco. Creo que no se esperaba que estuviese alguien cerca
Larry: ¡ah, son ustedes, chicos! ¿Qué hacen ahí?
Me había atrapado, ¿se habrá dado cuenta? Espero que no }}
- FIN DEL CAPÍTULO -
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mutantes-sinmas · 3 months
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Cuando estaba en su lecho de muerte preguntó -Crees en mi? -No me he creído absolutamente nada -Gracias, ahora puedo morir en paz
Hay cosas que cuesta mucho tiempo comprender. Cosas que aparte de vivir y experimentar tienen que morir y algo de eso renace en mí. Eso te lleva a comprender algo?
Crees en mí? Crees que sirve de algo lo que hago? Por qué? Crees que venir aquí cada día a hablar con mis guías, con Dios, con la madre Tierra, con mi Yo, me hace más especial por algo? Crees que el conocimiento nos hace mejor? De qué te sirve lo que sientes?
Sólo puedo dirigir y crear condiciones, más no ayudar.
Y cada uno tiene una muerte diferente. Estaba retorciéndose de dolor, sus ojos vidriosos, me senté a su lado y le acaricié la mano, la apretó fuerte mientras emitió un sonido, su último aliento y quedó un silencio sepulcral. Alguna vez has visto morir a alguien?
Vi tantas veces la muerte en las manos. He visto cómo van a morir y la mayoría de las personas tienen miedo. Quieres saber cómo vas a morir? Nada puede evitar la muerte. He visto muertes lentas y dolorosas, apacibles y serenas, bruscas y violentas...
El significado de la vida cuando ves la muerte. No somos nada. Qué crees que estamos haciendo aquí?
El sabor de la nieve ardiendo en mis labios.
Sentada sobre ese trozo de tierra observando una mariposa revolotear, mientras un pajarito canta... pero alguien construye esas casas, y hacen el pan, cuando se empezó a desdibujar todo? Todas nuestras necesidades convertidas en negocio. Hasta la muerte. Tambien cuesta dinero morir.
Y sirvió de algo todo lo que dije? Sirvieron de algo nuestras vidas anteriores? Por qué no creíste en mí? O sii pero porqué tanto orgullo. Qué es tan importante? No tocaste mis manos? No lo sentiste? Si me contradigo vas a dejarme de entender? Acaso llegaste a entenderme en algún momento?
Le dije lo que sentí y lo que vi y se quedó con el mensaje y se olvidó que se lo dije. Me dijo no sé pero tengo esta sensación, diciéndome lo que yo le dije. Me quedé en silencio, pensando, se lo digo o no se lo digo? Qué cansino esto que haces y luego haces que no haces pero si que lo haces. Realmente crees que no lo sé? Que no lo veo?
Porqué la gente hace eso? Son todos unos fumaos que se olvidan de dónde viene la info? O también esa actitud de niño de me tapo la cara y no me ves... coño que síi que te veo. Aunque no estés delante de mi. Aunque te vayas a otro lugar.
Se creen que por repetirlo ellos en alto son ellos los que lo crean. Que patético es el ser humano. Ahjh. Están fatal de la cabeza.
Tu tb eres humana. También hiciste eso. Yep. Cierto.
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armatofu · 4 months
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Abdula y el genio
Abdula y el genio
Allí donde las arenas doradas del desierto lindan con el profundo mar azul vivía una vez un pobre pescador llamado Abdula. Pasaba horas y horas en la playa echando su red al agua.
La mayor parte de los días tenía suerte y pescaba algo. Pero un día la suerte le volvió la espalda. La primera vez que lanzó su red recogió un paquete de algas verdes y viscosas. La segunda, un montón de fuentes y platos rotos. Y la tercera, una masa de pegajoso limo negro.
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"Un momento", pensó mientras miraba el fango que chorreaba de la red. "También hay una vieja botella. Me pregunto qué contendrá."
Abdula intentó sacar el tapón. Al fin, después de tirar de él durante un rato, lo consiguió y una bocanada de polvo se escapó de la botella. El polvo se convirtió pronto en humo y tomó diversas coloraciones que empezaron a dibujar una forma: primero una cara, después un cuerpo... La figura creció y creció. En pocos segundos un enorme genio se elevó por encima del aterrado pescador.
—¡Al fin libre! -rugió una voz más potente que el trueno-. ¡Libre después de tantos años! ¡Ahora voy a devorarte!
Abdula apretó la cabeza entre sus manos y gritó:
-¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué os he hecho?
-¡Te cortaré en pedacitos! -exclamó el genio, al tiempo que mataba una bandada de pájaros que pasaba volando por encima de su hombro.
-No lo hagáis, Señor Genio -suplicó Abdula. cayendo de rodillas- No quería molestaros. ¡Por favor, no me matéis!
-¡Te haré trocitos y te arrojaré a los peces! -vociferó el genio, que desenfundó una enorme espada curvada con la que rozó la nariz del pescador.
-¡Tened piedad! -lloró Abdula-¿Qué daño os he hecho yo?
-¡Silencio! -tronó el genio. Gritó tan fuerte que el eco de su voz hizo entrar en erupción un volcán cercano-. ¡Cállate y te diré por qué voy a matarte!
Y sin retirar su espada del rostro de Abdula, el genio comenzó su historia...
-El Gran Sultán Soleimán me encerró en esa botella para castigarme por los maleficios que realizaba en su reino. Me comprimió en esa horrible carcel de vidrio como una ballena prensada en un huevo. Luego la arrojó al mar. He permanecido durante siglos en el oscuro fango. Lo único que oía era mi propia respiración. Lo único que sentía eran los latidos de mi corazón. Mi única esperanza era ser pescado y liberado por un pescador.
Durante los primeros mil años grité: ¡Suéltenme! ¡Suéltenme! A quien me haga salir le otorgaré la realización de tres deseos. Pero nadie me oyó y nadie me liberó.
Durante los mil años siguientes grité: ¡Suéltenme! ¡Suéltenme! Quien me haga salir recibirá Arabia entera como recompensa. Pero nadie me oyó y nadie me liberó.
Durante los mil años siguientes quedé quieto y pensé para mis adentros: Si logro salir alguna vez de esta horrible botella, mataré al primer hombre a quien vea. ¡Y después de él a todos los que me encuentre!
-¡Pero el Sultán Soleimán murió hace casi tres mil años! -gritó Abdula.
-¡Exacto! -replicó con brusquedad el genio-. ¿Te sorprende que esté de tan pésimo humor?
Profirió un gran grito y el agua se puso a hervir en torno a sus tobillos. Levantó su gigantesca espada, que centelleó al sol, y cortó una nube en tiras encima de su cabeza. Luego miró hacia abajo para disfrutar por última vez del espectáculo del rostro aterrado del pescador.
Pero Abdula no sólo no estaba asustado sino que permanecía de pie, con los brazos en jarras, la cabeza ladeada y la cara iluminada por una sonrisa.
-Vamos, vamos, genio -dijo tranquilamente- Deja de tomarme el pelo y dime, de verdad, de dónde has salido.
El suelo tembló cuando el genio inspiró profundamente.
-¿Qué? ¡Tú, gusano! ¡Tú, inmundo bicharraco! ¡Prepárate a morir!
-¡Oh, vamos! Tú bromeas. Menudo cuento. Dime la verdad. Yo estaba distraído vaciando esa vieja botella y no te he visto acercarte.
-¿Qué? ¡Tú, hormiga! ¡Tú, tijereta! ¡Yo he salido de esa botella! ¡Y voy a matar a todo el mundo!
-Pero amigo mío, amigo mío -suspiró Abdula- Tu madre nunca te enseñó a decir mentiras, sobre todo gordas. Basta ver el tamaño de esa botella y las dimensiones de tu cuerpo: tú has salido de esa botella tanto como yo.
Entonces, Abdula, con grandes aspavientos, hizo como que intentaba meter el pie por el estrecho cuello de la botella.
-¡Tú, cucaracha! Tú... tú...
El labio inferior del genio empezó a temblar.
-¡Te digo que he salido de esa botella!
-¡Puafl -se burló Abdula- Entonces demuéstramelo.
Los pelos del pecho sucio del genio empezaron a erizarse y levantó el puño hacia el cielo con rabia. Luego, tras quedarse unos instantes pensativo, se fundió como un pedazo de mantequilla, en todos los colores del arco iris. Después los colores se diluyeron y un chaparrón de humo y ceniza se desplomó sobre la botellita y se quedó encerrado dentro.
-¿Lo ves? -dijo una extraña voz cavernosa desde el interior-¿No te lo había dicho?
Rápido como un relámpago, Abdula sacó el tapón de su bolsillo y lo introdujo en el cuello de la botella. Lo enroscó y lo apretó hasta que quedó bien ajustado. -¡Eh! ¡Tú, gusano, déjame salir! ¡Déjame salir inmediatamente!
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-¡Oh, no!- dijo Abdula con una sonrisa- Ahí te puedes quedar otros mil años si vas a ser tan desagradable.
-¡No! ¡Por favor, no! Te prometo realizar tres de tus deseos si me dejas salir otra vez. ¡Abre esta botella ahora mismo, hormiga!
Abdula tomó impulso y con todas sus fuerzas arrojó la botella al mar tan lejos como pudo.
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-¡Te regalaré Arabia entera! -chilló el genio mientras la botella volaba por los aires.
Hizo "plop" al caer al agua. No se oyó nada más, salvo el ruido de las olas que llegaban suavemente a la orilla.
Más tarde, aquel mismo día, Abdula regresó a la playa y colocó un letrero que decía: "Cuidado con el genio de la botella. No pescar." Y se fue con su red bajo el brazo a instalarse en otro lugar de la playa.
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