You are in love | Esteban Kukuriczka.
sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
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Hola! tu trabajo me inspira todos los dias y espero que puedas lograr todo lo que te propones, tengo la duda de cuando o como te diste cuenta que querías hacer un comic de chio? osea hace muchos años que ya lo tenias en mente o fue algo que te hizo un click un dia? si no es mucha molestia tambien podrias darme algunos consejos de como empezar a hacer comics? gracias :)
¡Muchas gracias! Te doy un besito en el cachete Anon precioso 💖💋 MUACK
¡Hacer un cómic sobre la historia de Rocío es algo con lo que venía fantaseando desde hace muchísimos años! En la época que creé a Chío, los animatics (APH MAD en realidad jajaja) estaban muy de moda así que al principio quería hacer algo de ese estilo. Pero con el tiempo, comenzó a picarme el bichito por hacer algo más complejo, que pueda ser más disfrutable y que permita adentrarme en el lore de una manera más entendible para ustedes y esa fue la opción del comic.
Hay un tema en particular que me encanta que son los años de pacificación de la provincia. Esto es porque fue un momento bisagra en la vida de Rocío, un antes y un después, el suceso que la moldeó a lo que llega a ser actualmente: el cambio de la chinita rebelde y orgullosa de antaño, hacia la mujer sumisa y de perfil bajo de hoy en día. No me conformo con mostrarles dibujos sueltos y una descripción. Quiero mostrarles lo complejo de la situación y la evolución de los personajes. Acá entran en escena otras provincias y la mismísima Argentina, no es un suceso aislado que pueda reducirse a la mirada de Chío y el cómic es ideal para contarles todo con lujo de detalles.
Con respecto a los consejos, lo cierto es que nunca hice un comic, solo hojas sueltas y tiras pequeñas JAJAJA PERO pero pero SÍ estuve estudiando y viendo la mejor manera para hacer uno, por lo que acá abajo te van los consejitos que pude recopilar ⬇️⬇️⬇️
1- Primero y principal, lo importante es elegir el tema y determinar los sucesos de principio a fin (como inicia, se desarrolla y cómo terminará). Debido a que lo mío va íntimamente relacionado con historia me tocó hacer un trabajo pesado de investigación para determinar las fechas y acontecimientos para no caer en errores.
2- El siguiente paso es hacer la escaleta, que es la descripción breve de cada escena de nuestra historia y que no contiene diálogos, por lo que es más rápido de redactar. Nos va a ayudar a poder analizar el flujo nuestra historia y arreglar todos los errores posibles antes de avanzar con el paso más complejo que es el guion.
3- Ya con la escaleta corregida, podemos avanzar con el guion. ¡Este paso es muy importante porque es la base de nuestro cómic! El formato que elegí para hacerlo es simplemente agarrar las escenas que describí en la escaleta, editarlos y agregarles los diálogos, además de poner la descripción de las acciones de los personajes, cosa que me servirá como referencia a la hora de dibujar :) Acá te recomiendo tener a alguien de confianza para que pueda leer el guion y corregirte o recomendarte algunas cosas.
(un pequeño spoiler de la primera escena como ejemplo)
4- ¡Ahora podemos comenzar a dibujar! PERO, se empieza con un storyboard. Acá solo dibujamos cositas simples para figurar como estarán acomodados los personajes, paneles y diálogos. Te recomiendo usar esta plantilla que es pequeña y no te va a dejar enfocarte en los detalles de los monigotes, además de que al incluir 4 páginas podés tener una mejor visión de cómo van fluyendo las viñetas de una hoja a la otra.
5- ¡Ahora podemos comenzar a bocetar las hojas de nuestro cómic! Desde acá el proceso debería ser más rápido, vos verás la mejor forma para organizarte en este paso. Personalmente a mí me gustaría ir paso a paso, primero bocetear todas las páginas (al menos del primer capítulo para no caer en locura), luego ir haciendo el lineart y ya con todas las páginas limpias comenzar con el coloreo, que es lo que más me gusta.
¡Espero que esto te sea de ayuda!
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¿Qué es una jaula para el pene?
Una jaula para el pene es un dispositivo de castidad para hombres que tiene como objetivo prevenir la masturbación y la penetración. Este debe estar perfectamente ajustado a las dimensiones de tu miembro para bloquear la expansión del pene cuando empiece a tener una erección.
Una jaula para el pene se compone de dos partes, por un lado el tubo que rodea el pene, por el otro el anillo principal (o cockring) colocado en la base del escroto, que abarca tanto los testículos como la base del pene. El anillo está conectado al tubo mediante un candado o pasador y un candado. Una vez colocado, el espacio entre el tubo y el anillo no es suficiente para permitir que los testículos escapen, por lo que la jaula es inviolable.
Guía de compra de jaulas para el pene
¿Qué material elegir?
Las jaulas para el pene están fabricadas con diferentes materiales, más o menos ligeras y más o menos sólidas. Las más populares son las jaulas de metal, pero hay muchas otras, incluidas las de plástico (policarbonato), silicona e incluso cuero.
Las jaulas de metal, aunque pesadas, son apreciadas por su resistencia y su naturaleza higiénica, lo que las convierte en la jaula ideal para un uso prolongado. Están fabricados en acero inoxidable por lo que no se oxidan, los hombres que los lleven podrán ducharse con ellos sin miedo. El tubo de la jaula generalmente está formado por barras suficientemente espaciadas para permitir una buena ventilación del pene y evitar la sudoración. El metal es inodoro, no absorberá posibles olores del sudor.
Las jaulas de plástico, ligeras y cómodas, son ideales para hombres deportistas que no quieren que su pene se balancee durante sus actividades. Estas jaulas suelen consistir en un tubo sólido con un único respiradero en el extremo para el drenaje de la orina. Según el modelo, el anillo es de metal o de plástico. Este tipo de jaula se recomienda para uso temporal debido a su falta de ventilación.
Las jaulas de silicona, flexibles y discretas, se utilizan a menudo en entornos profesionales o en el transporte público. Su ergonomía y flexibilidad la convierten en una de las jaulas más discretas. Es imperceptible debajo de los pantalones. La elasticidad de la silicona la hace muy confortable y antiirritaciones.
El anillo principal es de metal y el tubo está moldeado en silicona.
Las jaulas de cuero, suaves y originales, se pueden utilizar casi exclusivamente en el contexto BDSM. Suelen tener una anilla para sujetar una correa y humillar al sumiso. El tubo está formado por anillos de metal unidos entre sí mediante correas de cuero. El anillo (cockring) es una pequeña correa ajustable.
¿Anillos articulados o anillo fijo?
Hay diferentes tipos de anillos para el pene, anillos que se pueden abrir y anillos fijos, cada uno de los cuales tiene sus ventajas y desventajas.
Los anillos que se pueden abrir tienen una bisagra en el medio, deben colocarse en la base del pene e incluyen las bolsas y el escroto, deben colocarse en su lugar después de colocar el tubo para que se puedan mantener cerrados directamente con cerradura o alfiler. Este tipo de jaula puede pellizcarte la piel si utilizas el ángulo equivocado. Así que tenga paciencia y compruebe cuidadosamente la ubicación de la bisagra antes de cerrarla.
Los anillos fijos no pueden abrirse, deben colocarse antes de roscar el tubo. Primero deberá pasar los testículos uno tras otro y luego pasar el pene doblándolo hacia abajo. Muchas personas prefieren este tipo de anillos porque pueden colocar el anillo más fácilmente sin que el armazón de la jaula estorbe, este tipo de anillos también evita el riesgo de pellizcos. Sin embargo, te resultará más difícil ponértelo si tienes bolsas grandes o un pene grande.
¿Transpirable o no?
Las jaulas transpirables son aquellas cuyo tubo está hecho de barras de metal o plástico; son las preferidas si se desea un uso prolongado. Gracias a las numerosas ranuras de ventilación, su pene no sudará o sudará muy poco. Al lavarte por la mañana podrás acceder fácilmente a tu pene para limpiarlo. Si eres fanático de los juegos traviesos, tu amante estará encantada de hacerte cosquillas en la punta del glande a través de los barrotes con sus largas uñas.
Las jaulas para el pene sin aberturas son adecuadas para la castidad temporal durante un máximo de unas horas. Rápidamente sudará por el glande, lo que puede disgustar a su superior.
¿Cerradura o candado?
Existen 2 sistemas de cierre de las jaulas, la cerradura y el candado. La elección dependerá principalmente del tipo de uso de tu jaula de castidad.
La cerradura es sin duda el sistema de cierre más discreto visual y auditivamente, no sobresale ninguna forma, puedes llevar pantalones ajustados sin miedo. La ausencia de candado evita cualquier riesgo de golpe y balanceo al correr o saltar. Este tipo de cierre es recomendable si eres dinámica o si usas pantalones ajustados. Las desventajas son que a menudo es difícil insertarlo cuando el anillo no encaja bien con el tubo de la jaula. Es recomendable lubricar la cerradura de vez en cuando para su correcto funcionamiento.
El candado es el sistema más básico pero también el más duradero. Encaja en un pasador que conecta el anillo principal y el tubo. A diferencia de la cerradura, esta última se coloca muy rápidamente y no es probable que se atasque. Además, cuando cierre, te emocionará mucho escuchar el “clic” que simboliza el inicio de la abstinencia. Uno de sus fallos es que puede hacer ruido al rozar contra la jaula.
¿Qué dimensiones elegir?
La jaula para el pene ideal debe reproducir las dimensiones exactas de tu sexo, tanto en largo como en ancho.
De largo, será equivalente a la distancia entre la parte inferior de tu abdomen y el final de tu glande. La punta del glande debe estar contra la hendidura uretral del tubo de la jaula. Si el tubo es demasiado largo tendrá dificultades para orinar "directo", si es demasiado corto corre el riesgo de irritación del glande.
De ancho será equivalente al diámetro de tu pene, si el tubo está demasiado apretado tendrás muchas dificultades para ponértelo (incluso con la técnica del calcetín) y la circulación sanguínea se verá perjudicada. Si el tubo es demasiado ancho, tu pene no tendrá soporte y todo el peso de la jaula recaerá sobre el anillo principal.
El diámetro del anillo principal también es importante, si está demasiado apretado la sangre tendrá dificultades para circular en tu pene, incluso en reposo, esto puede causar dolor en el escroto y será muy incómodo. Si es demasiado ancha, la jaula tenderá a caer hacia abajo y tirar de los testículos.
Para los más nuevos pondremos un artículo de como “Medir tu pene para una jaula de castidad”
¿Por qué tu cornudo debe usar una jaula para el pene?
El uso de un dispositivo de castidad se puede realizar por motivos físicos o psicológicos.
Las razones físicas son mucho más obvias. La jaula para el pene le impide jugar o tocar su pene. Sin acceso a la jaula, te resultará prácticamente imposible llegar al orgasmo, dejándote a merced de tu poseedor de llaves.
Psicológicamente, existen muchos otros aspectos del uso de una jaula para el pene. Puede usar una jaula de castidad durante las relaciones sexuales, que puede servir para varios propósitos.
Esté más tranquilo: asegúrese de que su pareja no utilice su pene con fines sexuales
Establecer un escenario de dominación/sumisión: la mujer toma el control de su hombre.
Satisfacer una profunda fantasía de abstinencia.
Si no tienes pareja, aún es posible llevar una jaula de castidad sin tener las llaves. Simplemente confíe las llaves a un servicio de custodia de llaves o a un amigo cercano.
¡Pero tal vez solo tengas curiosidad! Has oído hablar de las jaulas de castidad y te has preguntado cómo sería usar una. Eso también es genial, y una razón tan buena como cualquier otra para usar uno.
¿Qué sensaciones proporciona una jaula para el pene?
Aprender cómo ponerse una jaula para el pene y por qué la gente la usa está muy bien, pero ¿cómo se siente realmente?
Una de las primeras cosas que notarás es que hay algo en tu pene. Esto parece obvio, pero te sorprendería lo notorio que será. No sólo su pene será más pesado, sino que simplemente será más voluminoso y ocupará más espacio en sus pantalones.
Pero esto no durará para siempre y cuanto más uses tu caja, más te acostumbrarás. De hecho, algunos hombres se acostumbran tanto a llevar una jaula que afirman sentirse desnudos sin ella.
Una vez que superas los sentimientos iniciales y te acostumbras a la jaula, algunos hombres experimentan lo que a menudo se describe como un "abrazo bondage". Al usar la jaula se siente como si alguien estuviera tocando o acariciando su pene, lo que puede ser muy excitante. Esto puede hacer que las primeras semanas de uso de una jaula sean bastante difíciles, ya que tienes que adaptarte a tu estilo de vida casto mientras te enfrentas constantemente a mucha emoción.
Otra cosa que mi cornudo nota es que cuando usa una jaula por más tiempo y no se toca el pene, otras partes de su cuerpo se vuelven mucho más sensibles. Es como los ciegos o los sordos, cuyos otros sentidos se vuelven más fuertes para compensar. Es posible que descubra que tocar o acariciar otras partes de su cuerpo, como el cuello, la espalda, los muslos y el estómago, comience a resultarle extremadamente placentero y excitante.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo se siente mi hombre cuando usa la jaula de castidad. Hay innumerables historias en línea y cada hombre es diferente, lo que le permite experimentar sentimientos diferentes.
¿La jaula para el pene previene las erecciones?
Puede parecer obvio que una jaula que encierra permanentemente su pene detiene las erecciones, pero las cosas no son tan simples.
Si ha encontrado la jaula de castidad adecuada y la ha medido correctamente, debería ser un poco más grande que su pene. Esto le da espacio para moverse dentro de la jaula.
Cuando empieces a tener una erección, descubrirás que llenas mucho más tu jaula (por eso te recomendamos comprar una más grande). La erección tiende a alejar la jaula de la parte inferior del abdomen y empujar los testículos hacia adelante. Para evitar este fenómeno recomendamos tener un tubo un poco más largo y un anillo adaptado a tu forma corporal. Los hombres que afirman tener erecciones dolorosas suelen tener una jaula demasiado pequeña.
¿Cuánto tiempo puedes usar una jaula para el pene?
Las jaulas de castidad, a diferencia de muchos otros juguetes sexuales, se pueden usar durante períodos de tiempo mucho más largos. A algunos hombres incluso les gusta usarlos "permanentemente" durante varios años.
Contrariamente a la creencia popular, incluso durante el uso prolongado, debes quitar la jaula de vez en cuando para limpiarla e inspeccionarla en busca de posibles enrojecimiento e irritación. Además de estas precauciones, ¡puedes conservarlo todo el tiempo que quieras!
¿Es doloroso usar jaulas para el pene?
Una preocupación muy común para los hombres que están considerando usar una jaula de castidad es si será doloroso o no. Una vez más, no existe una respuesta única y clara a esta pregunta.
Dolor durante la erección:
A medida que el pene se endurece, llena la jaula hasta el punto de sobresalir contra el cuerpo. Esto puede ser muy doloroso. Cuando esto sucede, generalmente significa que su jaula es demasiado pequeña. Al tener un tubo un poco más largo, tu pene tendrá espacio para crecer, pero seguirá contenido en la jaula ya que el ancho del tubo no es ampliable.
Esto puede ser particularmente malo durante la noche, cuando los hombres tienen mucho menos control sobre sus erecciones. Aunque puedes salirte con la tuya con una colocación cuidadosa, muchos hombres simplemente retiran la jaula por la noche.
De todos modos, no hará nada con su pene mientras duerme, y quitar la jaula le permite eliminar el riesgo de una erección dolorosa (o incluso darse la vuelta y terminar en una posición dolorosa). Por la mañana puedes volver a colocar la jaula en su lugar.
Dolor por fricción:
Este problema ocurre cuando el anillo de la jaula (cockring) es demasiado ancho. Cuando te mueves durante el día, este se mueve rozando tu piel, esto provoca irritación de la piel y fricción en el lugar donde se encuentra el anillo.
Una solución fácil a este problema es el lubricante. Al agregar regularmente una pequeña cantidad donde el anillo toca tu piel, permitirás que se mueva mucho más libremente sin fricción, reduciendo la irritación que causa. Algunas personas incluso prefieren usar una crema hidratante, ya que trata la piel debajo y permite que el anillo se mueva.
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