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#cartas de stauffenberg
jgmail · 4 years
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Ernst Jünger, Traidor y Cobarde Moral
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En el sitio nationalvanguard.org a comienzos de este mes fue publicado el siguiente texto que ofrecemos traducido, que se refiere a la persona del afamado y prolífico escritor y soldado alemán Ernst Jünger (1895-1998) en términos condenatorios, viniendo las críticas de parte de un nacionalsocialista que firma con seudónimo. Si su evaluación es justa o no, la que se remite a la conducta de Jünger sólo en relación con el Tercer Reich, el autor da sus razones para ello, las que consideramos absolutamente válidas. Hemos añadido a este texto traducidas algunas frases más del artículo al que frecuentemente alude y que dio origen a este comentario. ERNST JÜNGER: Traidor y Cobarde Moralpor Angelicus1º de Agosto de 2020     En ciertos círculos que pueden ser descritos como tradicionalistas o conservadores, el nombre de Ernst Jünger es mencionado con respeto y admiración. Eso no debería sorprendernos.     Hace unos días me encontré con un artículo sobre Jünger escrito en 2017 por John Morgan [1], un hombre [uno de los editores del sitio counter-currents.com] que se describe como un miembro de la Derecha: «Y por Derecha ciertamente no quiero decir conservadurismo —nunca me he considerado como simplemente un conservador— sino más bien la Derecha "radical"; no necesariamente radical en el sentido de ser extrema, sino de estar dispuesta a cuestionar los fundamentos mismos sobre los cuales se basa nuestra civilización como está actualmente constituída» [2]. Su artículo tiene mucha simpatía por Jünger. Eso destaca la brecha irreconciliable que existe entre nosotros los nacionalsocialistas y la "Derecha". [1] https://www.counter-currents.com/2017/03/the-man-of-the-twentieth-century/[2] https://www.counter-currents.com/2017/11/why-i-write-12/     El Nacionalsocialismo en su esencia no tenía nada que ver con la así llamada Derecha, la que estaba principalmente preocupada por el bienestar de las clases altas.     Jünger se hizo famoso en Alemania como el autor del libro "Tormenta de Acero", que describe sus experiencias como líder de una unidad en el Ejército imperial alemán durante la Primera Guerra Mundial. Él fue un soldado valeroso y ganó no sólo la Cruz de Hierro de Primera Clase sino también la muy codiciada medalla Pour le Mérite, la más alta condecoración militar de Prusia.     Los antecedentes de Jünger, y sus ataques contra la corrupta república liberal de Weimar, llevaron a algunos líderes del NSDAP a creer que Jünger apoyaría a los nacionalsocialistas. El partido le ofreció un asiento en el Parlamento en 1927, pero él lo rechazó. «Es mucho más honorable —sostuvo él— escribir una sola buena línea que representar a sesenta mil idiotas en el Parlamento». Había algo perverso en Jünger que le hizo rechazar al movimiento que representaba todo lo bueno y noble de la gente alemana.     Algunas personas se unen a un movimiento político por una instintiva simpatía por sus principios, y otros lo hacen después de un período de estudio y reflexión. En Jünger no había nada de eso. Él rechazó de manera instintiva al Nacionalsocialismo desde su mismo comienzo. Él era un conservador y, como tal, era incapaz de apreciar a un movimiento popular como el Nacionalsocialismo.     Él también era, aunque quizá inconscientemente, un individualista "liberal", y de ahí su antipatía por la naturaleza totalitaria del Tercer Reich. Ambos rasgos —conservadurismo y liberalismo— eran los sellos de los traidores conocidos como "la resistencia alemana" [contra el Nacionalsocialismo] con quienes Jünger clara y naturalmente simpatizaba.     En 1934 él escribió al periódico nacionalsocialista Der Völkischer Beobachter (El Observador Popular) prohibiéndole la publicación de cualquiera de sus artículos. Él fue invitado varias veces a hablar en la radio, a programas que apoyaban al NSDAP, lo cual él rechazó. En 1939 fue publicada su novela "En los Acantilados de Mármol", que es en esencia la historia de un opresivo régimen totalitario dirigido por un despiadado dictador determinado a destruír a una aristocrática comunidad rural o tradicional en un país imaginario. Aquello era un ataque apenas velado contra el gobierno nacionalsocialista alemán, el que para entonces había estado en el poder durante seis años. A pesar de su arrogancia y rudeza hacia los supuestamente brutales nacionalsocialistas, él nunca fue molestado, ni su libro fue prohibido, lo que dice mucho de la "tiranía" e "intolerancia" de la Alemania de Hitler. Fueron las autoridades británicas en 1945 las que le prohibieron publicar durante cuatro años.     Jünger se había retirado del Ejército alemán en 1923 con el grado de teniente.     «Tras dejar el Ejército, él participó brevemente en los nacionalistas Freikorps, pero los dejó muy pronto, según él mismo cuenta, porque encontró que la gente que participaba allí era generalmente de un bajo carácter, que frecuentemente le pedía prestado dinero».     «A pesar de su antipatía por los nacionalsocialistas, sin embargo, Jünger fue de todos modos llamado al servicio en el Ejército alemán poco antes de que estallara la Segunda Guerra Mundial, y le fue dado el grado de capitán, el cual él aceptó gustosamente. A él se le asignó el mando de la 2ª Compañía del 287º Regimiento de la Wehrmacht, y participó en la invasión de Francia en 1940, ganado otra Cruz de Hierro. Jünger participó en pocos combates durante el resto de la guerra, y fue designado oficial de la ocupación en París. Uno de sus deberes fue la censura de cartas. Él posteriormente afirmó haber salvado la vida de varias personas al destruír cartas que él sabía que habrían entrado en conflicto con las autoridades».     Al igual que muchos conservadores, Jünger era un snob. Él encontraba "vulgares" a los nacionalsocialistas, aunque extrañamente él no expresó los mismos sentimientos por los así llamados "nacional-bolcheviques", cuyo líder Ernst Niekisch era un cercano amigo suyo. De hecho, Jünger escribió varios artículos para la revista de Niekisch, Widerstand (Resistencia).     En cuanto a esto, citaré un párrafo del artículo de John Morgan, que muy iluminador:     «Jünger era especialmente cercano a Ernst Niekisch, quien era el líder de la corriente conocida como "nacional-bolcheviques", que procuraba combinar el nacionalismo con los mejores elementos del comunismo, y Jünger era un colaborador frecuente del periódico de Niekisch, Widerstand. Muchos años más tarde, él comentaría que si Niekisch se hubiera convertido en el líder de Alemania en los años '30 en vez de Hitler, la historia de Alemania en el siglo XX habría tomado un curso completamente diferente, y más exitoso».     El hecho de que Jünger estuviera feliz de colaborar con Niekisch, a la vez que rechazaba firmemente las propuestas del NSDAP, es enormemente revelador.     Desde el principio él se puso del lado de los judíos, ya que sus liberales opiniones individualistas y cosmopolitas armonizaban con la agenda de ellos.     Su posición a favor de los trabajadores no era nada más que un aparentar ser virtuoso. La gran revolución social realizada por el movimiento Nacionalsocialista, que entregó innumerables beneficios y felicidad a los trabajadores alemanes, fue totalmente ignorada por él. Él actuó como un arrogante snob que despreciaba profundamente a la clase obrera.     El caso de Jünger, entre millones de otros, demuestra que la "pureza racial" por sí sola no es suficiente. Al dar la preeminencia a los aspectos puramente biológicos de nuestro pueblo, corremos el peligro de olvidar el factor más crucial: el aspecto espiritual. El hecho de que un hombre o una mujer pueda ser un espécimen ario perfecto no beneficia mucho al progreso de nuestra raza a menos que aquel hombre o mujer actúe en una manera aria honorable. Jünger, tal como aquellos traidores que confabularon para asesinar al Führer, era biológicamente ario en un 100%, pero él fue desde muchos puntos de vista sordo a la voz de la sangre.     Él dijo que estaba "impresionado y horrorizado" por la doctrina racial del NSDAP, y rechazó ver a los judíos por lo que ellos realmente son: los enemigos mortales de la raza aria. Él se retiró de una organización de veteranos de guerra cuando los judíos ya no eran bienvenidos como miembros. Y él fue cercano a algunos traidores de "clase de oficiales prusianos" que trataron de matar a Hitler ya avanzada la guerra.     Dice Morgan, tratando de justificar la participación de Jünger en el complot para asesinar a Hitler: «Hacia 1944, Alemania estaba enfrentando la derrota inevitable, y la anunciada política de Hitler de la guerra total y de la lucha hasta el último hombre ya estaba conduciendo a la devastación completa del país». Pero la política de Hitler de la guerra total fue la respuesta lógica a la demanda de los Aliados de la "rendición incondicional" hecha en la conferencia de Casablanca en Enero de 1943. En cuanto a la "devastación completa del país", aquello había sido en gran parte conseguido ya por el cruel e implacable bombardeo ofensivo de los Aliados que, a propósito, continuó ¡casi hasta el último día de la guerra!     Continúa Morgan: «Además, la mayoría de los líderes del complot de [Claus Schenk von] Stauffenberg eran aristócratas prusianos que no tenían ninguna intención de permitir que Alemania se convirtiera en una colonia liberal anglo-estadounidense después de su [esperado] éxito. Más bien, su intención era insistir en una Alemania independiente que estaría del lado de los aliados occidentales en una continuada lucha contra los soviéticos».     Stauffenberg y sus compinches eran snobs arrogantes y resentidos que odiaron a Hitler desde el principio, y punto. Ellos nunca le perdonaron el que hubiera acabado con el privilegiado estilo de vida de ellos. Y no sólo eso, sino que ellos se mostraron como imbéciles cuando ignoraron la demanda clara y pública de la rendición incondicional hecha por los Aliados. Ellos por lo visto creían que: 1) Churchill y Roosevelt los escucharían a ellos, y 2) que los Aliados consentirían en unirse a ellos para luchar contra el amigo y socio de éstos, Stalin.     Jünger sobrevivió a la guerra y vivió para disfrutar de un lucrativo retiro y de la adulación de conservadores que lo veían como un héroe. Su hijo mayor, también llamado Ernst, que resultó ser un traidor como su padre, murió en combate en Italia en 1944 mientras servía en una unidad penal de la Wehrmacht después de ser expulsado de la Academia Naval por actividades subversivas.     Cuando pensamos en los miles de soldados alemanes, y en los voluntarios europeos que lucharon junto con ellos, que fueron encarcelados, torturados o asesinados, cinco, diez, o hasta veinte años después del final de la guerra, porque ellos no traicionarían a sus camaradas o no admitirían haber cometido crímenes que ellos no cometieron, el despreciable comportamiento de Ernst Jünger se hace aún más digno de desprecio.     Ernst Jünger y sus compañeros de la "resistencia" eran en gran parte un grupo de snobs resentidos y cobardes que odiaban a Hitler por no conservar la privilegiada posición social de ellos, y por no restaurar al Káiser, como muchos de ellos habían esperado.     La así llamada "Revolución Conservadora", círculo al que Jünger estuvo fuertemente asociado, fue otra mentira: un grupo de arrogantes intelectuales de clase alta que, mientras Alemania estaba siendo destruída por judíos y banqueros internacionales, encontraron consuelo en soñar con un nuevo régimen "aristocrático" que restauraría y preservaría sus privilegios. Mientras esos cobardes escribían sus patéticos libros, miles de héroes que llevaban puestas camisas marrones estaban luchando contra los bolcheviques en las calles, salvando a Alemania y poniendo los fundamentos del Tercer Reich.     Ernst Jünger fue un soldado heroico en la Primera Guerra Mundial, pero su comportamiento durante y después del Tercer Reich fue cualquier cosa salvo heroico. Él demostró que uno puede ser un soldado valiente y honorable en la guerra sólo para convertirse después en un traidor. Él rechazó tomar partido cuando incluso los más grandes héroes estaban muriendo en las calles en favor de su pueblo.     Eso hace de él un cobarde, y así es como él debería ser recordado.     Él disfrutó de una cómoda situación durante más de una década gracias a la inmerecida generosidad y respeto de parte de Adolf Hitler, quien ordenó que Jünger no debería ser molestado, aunque el Führer estuviera consciente de la hostilidad de aquél hacia el NSDAP.     Aunque Jünger no participó directamente en el complot para asesinar a Hitler, él sabía de ello y no hizo nada al respecto. Y no sólo eso: él ayudó a muchos de los traidores proporcionando coartadas para ellos.     «Él fue una inspiración —escribe Morgan— para muchos de aquellos que tomaron parte en el complot de Claus von Stauffenberg contra Hitler en Julio de 1944. Jünger había estado en contacto con muchos de los complotadores (incluyendo a Erwin Rommel), haciendo circular un documento secreto titulado "La Paz", que era un plan para un nuevo orden en una Europa de posguerra post-nacionalsocialismo. Aunque el papel periférico de Jünger en la conspiración era conocido por los nacionalsocialistas, él sólo sufrió su despido del Ejército sin ningún castigo adicional, nuevamente, debido a la alta estima que le tenían los líderes nacionalsocialistas y el público alemán en general».     «El deseo de Jünger de ver derrocado a Hitler —continúa justificándolo Morgan— podría por lo tanto ser visto como una forma de lealtad hacia su pueblo, incluso si él estaba manifestando deslealtad a sus líderes».     Eso hace de él un traidor, y así es como él debería ser recordado.–
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munove · 5 years
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Publican las cartas secretas del general que ideó el atentado fallido contra Hitler
Setenta y cinco años más tarde, su hija Uta, de 88 años, coloca dos gruesos fajos sobre la mesa: las cartas escritas por su padre en el frente, ajadas y amarillentas. Son los años de la guerra, carta tras carta, hasta el último momento. «Que Dios te proteja a ti y a todos vosotros», se despidió el general de su mujer. La mayoría de la gente asocia el atentado contra Hitler a un nombre: Claus Schenk von Stauffenberg. Fue él quien introdujo la bomba en el cuartel general del Führer en Alemania y la colocó bajo la mesa de mapas.
etiquetas: cartas, secretas, general, atentado, fallido, hitler
» noticia original (xlsemanal.laverdad.es)
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anacpmjsgvs · 11 years
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CARTA DE CLAUS A SU PADRE
                                                                       Bamberg,
                                                                       Jueves 27 de abril de 1926
¡Padre!
Muchas, muchas gracias por tu carta.
Para mi consternación he oído que Duli se ha roto un pie, espero que no sea nada grave. La muerte de Otto Tessin me entristece mucho , especialmente cuando pienso cómo los mejores amigos van desapareciendo : Stuttgart está cambiando cada vez más y más.
Siempre tuve claro que los primeros años de mi profesión no serían muy agradables , después de todo, no es fácil para uno de nosotros actuar como un plebeyo durante mucho tiempo y renunciar casi completamente a las cosas intelectuales. Quizás tampoco sea fácil seguir centrándose en los objetivos y las motivaciones ideales , en el conocimiento de lo que puede hacer lo insoportable soportable. 
Estoy ahora, como estaba antes, convencido de que mi decisión fue correcta, y si tan solo el más pequeño gesto puede contribuir a la patria imagina cuando más intelectuales estén a su disposición( y no sólo los deportistas y aquellos que se unen al servicio militar por poder llevar un casco de metal y desfilar) . Estoy enormemente recompensado con el sacrificio de unos años de mi juventud. Tu confianza y aceptación de mi decisión , al igual que la de mis hermanos y amigos es infinitamente valiosa para mí , ya que de hecho yo mismo tiendo a ser pesimista en lo concerniente al futuro que tendremos que vivir ; sin embargo ,¡me faltaba confianza en mí mismo!
Gracias por tu consejo:Estoy en cualquier caso excediendo las precauciones y reservándome con la gente que no posee mi completa confianza,  mi verdadero yo , de hecho , no concierne a nadie más .
El 6 de junio vamos a Grafenwöhr. Todavía no sé nada seguro sobre abandonar Whitsuntide , si puedes mandarme 50 marcos para este mes  podré estar bien para el viaje y las compras , si no tienes inconveniente. Por favor , mándame también fotos: Había pensado en dos grabados Dürer  de nuestra habitación, también Berthold podría seleccionar algunas fotos traídas de Italia y otras fotos de Duli , Berth. ,Alex y nosotros juntos. Yo tengo una tuya . Gracias por la cesta de la ropa limpia. Besa a Duli y dile que se mejore . Recuerdos a Mika.
Beso cordialmente tu mano .
Tu agradecido hijo : 
Claus
Por favor , dinero en carta registrada y sellada.
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Me llama mucho la atención la formalidad con la que se dirigía a su propio padre y la profundidad de algunas frases de la carta. Tan solo tenía 18 años cuando la escribió , pero también hay que tener en cuenta la educación de la época.
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