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#constante del guantazo
anonima-geek · 6 months
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La Constante de Plank y el guantazo que te daba según la física cuántica de mi barrio
La Constante del Guantazo establece el número exacto de guantás por estupidez que deberíamos poder dar a más de uno de vez en cuando. Ahí lo llevas, Jose Mota.
De forma muy simple podemos establecer con un ejemplo sencillo la proporcionalidad entre la estupidez (argumento idiota) y su frecuencia f con el nº de ostias (E =👋🏻f).
Pero como la frecuencia f , la magnitud de la ofensa λ y la velocidad a la que se emite c, cumplen la función λf = c, podemos expresar E = 👋🏻c / λ.
Quidicí, en crishtiano der común der de mi barrio: las yoyas te tie'n que dole' tanto como me ofende lo que m'as disho murtiplicao por la velosida' a la que te justificah pa teneh raçón pasando de mi culo y dividio por la de veseh que me repiteh lo mihmo como si la téhnica old school delrputo disco ralla'o te diera máh raçón (lo de dividir biene guay porque si tuviera que repartir toda esa caña con una sola mano ¡au!).
¿Me aceptará la Fiscalía la Constante del Guantazo como argumento exonerador?
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acousticladyland · 4 years
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DIG OUT YOUR SOUL. PRIMERA PARTE.
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Una de mis intenciones en este blog es escribir sobre grupos no tan conocidos. De esos grupos superventas que se utilizan como reclamo para festivales se puede encontrar información completa y detallada en revistas, otros blogs o internet, a la que poco o nada tendría que añadir. Hoy vamos a hacer una excepción. Dedicamos una entrada para hablar un poco de Oasis, una de mis bandas favoritas. Por cierto, si quieres información bien resumida y amena sobre el contexto en el que se desarrolla la banda y su influencia en el movimiento britpop, os emplazo al blog Borjamartindiaz.wordpress.com.
Viajamos en el tiempo a 2008, cuando el britpop era ya un lejano recuerdo para todos. Oasis se encontraba en un punto extraño. Habían estado muy cerca de la separación con la llegada del nuevo milenio, pero lograron situarse en una aparente estabilidad. Básicamente, una calma tensa en el seno de la banda que les permitía tocar y grabar material, pero no mucho más. Las clásicas peleas entre hermanos Gallagher seguían siendo constantes. El desgaste de las giras, el paso de los años y el abuso de drogas, habían producido una situación en que las reconciliaciones tras discutir ya no eran tal. Puede que no se liaran a guantazos como en los noventa, pero tampoco mostraban la complicidad previa.
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Para explicar la relación de los Gallagher, una imagen vale más que mil palabras
La relación entre Liam y Noel estaba definitivamente enquistada. Se contaba que en los dos últimos álbumes grabaron sus respectivas partes en días diferentes para no coincidir en el estudio. Los hermanos solo se veían en el escenario, durante los aún masivos conciertos que daban. A esto se le unía que Noel, principal compositor de la banda, estaba progresivamente perdiendo interés en la misma. Esto se observaba en que cada vez había más composiciones de Liam y de los otros miembros de la banda. De hecho, todos estos problemas unidos una brutal pelea antes de un concierto en París, llevarían a la separación (hasta ahora) definitiva, solamente un año después.
Pero no nos adelantemos. Cuando se metieron a grabar este disco, la banda arrastraba aún más problemas. En primer lugar, “Heathen Chemistry” (publicado en 2002) había cosechado unas ventas discretísimas y unas críticas que no eran menos. Tras esto, llegó en 2005 “Don´t Believe The Truth”. Un álbum bastante más acústico de lo acostumbrado que mejoró la decreciente popularidad del grupo. En este caso las ventas mejoraron, pero la calidad del disco no acababa de convencer al público. Este último trabajo dejaba una sensación de que los mejores días de los hermanos Gallagher habían pasado. Parecía que estaban ya destinados a vivir de las rentas (de hecho, hay mucha gente que piensa a fecha de 2020 que lo siguen haciendo, pero eso es harina de otro costal que puede que discutamos en el futuro).
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En esta convulsa situación, la banda publicó su último disco de estudio, el sorprendente “Dig Out Your Soul”. Noel Gallagher dijo en una entrevista previa que recuperarían el espíritu de los primeros trabajos, buscando un dominio de las guitarras eléctricas, al contrario que su álbum predecesor. Además, fue filtrando frecuentemente información sobre los avances que se iban produciendo en estudio. Este renovado interés por su promoción hacía pensar que Noel y su hermano Liam volvían a poner toda la carne en el asador. Hablaban de canciones más directas, letras que contarían sus días de juventud, coqueteos con las drogas alucinógenas y una limitación de aquellos arreglos musicales que no fueran con batería, guitarra o bajo eléctrico. Todo hacía pensar que sí. Por fin. Iban a sacar un disco como los de antes.
Y entonces llega el disco. Las reacciones de prensa y público van más o menos en la misma dirección: efectivamente el disco mejora a sus dos predecesores, se recupera energía y vuelve el lado más rockero de Oasis. Pero también se señala que sigue lejos de lo que ofrecieron en sus dos primeros discos. Por tanto, deja una sensación agradable pero no memorable. ¿Habían entonces cumplido las expectativas? En cuanto a sacar un disco de calidad seguramente sí, pero la idea de que pudieran volver al nivel de 1994-1997 era utópica. En todos parece que queda una sensación con un puntito agridulce.
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Gem Archer y Andy Bell tuvieron una importante cuota de protagonismo
Pero “Dig Out Your Soul” tiene algo especial: es seguramente el disco más contextual de toda la carrera de Oasis. La perspectiva que dan los 12 años que han pasado desde su publicación ayudan a percibirlo. Casi cada canción da pistas sobre qué estaba pasando por la cabeza de los Gallagher y hacia donde iba a estar dirigida la música que harían posteriormente en solitario. En un segundo post, que llegará pronto, vamos a desgranar canción por canción. Quizás acabemos mirando con otros ojos un disco con más aristas y sutilezas de las que aparenta…
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cronicasdelcorona · 5 years
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La piscina
13/03/2020 Las conversaciones de los vestuarios de la piscina –al menos los femeninos, no he tenido el gusto o el mal gusto de colarme en los del otro género– son una radiografía cantada de la actualidad periodística. Ferreras, Ana Pastor, Susanna Griso, Pedro J. Ramírez y Cristina Pardo son Pili, María José, Encarna, Loli y Amparo. Una pluralidad de voces que repasan desde lo local, poniendo especial énfasis en las decisiones del consistorio que atañen al sistema de transporte público –«el 40 nena, el 40 tarda lo que no está escrito» hasta las breaking news del panorama de la alta política internacional, donde el titular es, invariablemente, «esto es como todo, es que el mundo se está volviendo loco y hay mucho avaricioso». En el vestuario hay espíritu crítico con el consumismo: «¿Celebrar San Valentín? Nosotros ni de novios lo celebrábamos, siempre hemos dicho que eso son cosas del comercio». Hay (mucha) sabiduría popular: «Se recoge lo que se siembra, pero para recoger, hay que sembrar. Que la vida son dos días y no hay miel sin hiel y ya lo sabes Puri, que el que algo quiere, algo le cuesta». Pero en el vestuario, entre bancos perfectamente desinfectados y marañas de pelo que atascan los desagües, también hay comentarios contaminados de prejuicios e incultura: 
–Pues yo no he ido en la vida a un restaurante chino ni iré. Y mira que lo respeto todo, pero es que en China hay mucha porquería.
–¿Y te acuerdas del que abrieron el avenida Burjassot? Pues de ese, unas monjitas que tenían ahí una casa para chiquitas que estaban… ya sabes. Pues de ese me dijeron que daban gato.
–¿Pero no decían que era algo de un murciélago, que sus cacas llevan el virus?
–Si aquí también hay murciélagos, pero no nos los comemos.  
Hoy no ha habido cháchara. Estábamos en el más funesto de los silencios. Cuatro mujeres desnudas, una embarazada, una con la cara arrugada y los ojos juveniles, una con la espalda marcada por dos cicatrices de las cuales hubiera querido saber más y yo, con el bañador a medio poner y el móvil en la mano, como si fuera un cazamariposas de diálogos. Hoy mis personajes no me han dado juego. Aritmética y cálculos elevados para escoger la taquilla. Lo más distante posible, a dos metros de cualquier partícula de saliva, que no le dé la corriente de aire de la puerta. Cada usuaria de las instalaciones, en una punta del vestuario. Desnudez e incertidumbre entre el ominoso silencio. Hasta la gota incordiosa que cae del grifo estaba callada. Las cuatro evitábamos el contacto visual, como si eso nos protegiera del contagio vírico. 
Al abrir la puerta que comunica el vestuario con las piscinas, un guantazo de cloro directo a la nariz. Más cloro de lo habitual. La piscina pequeña, la de la tercera edad y los bebés, donde hay reggetón y Aquagym, estaba totalmente vacía. Clases suspendidas también para las señoras y los señores que con bañador, gorro y calcetines repiten al ralentí los movimientos de la monitora. Machete al colesterol. Puñalada a la hipertensión. Creo que la monitora se llama Blanca. Blanca, por empatía, se echa años en cada clase: «¡Venga chicas! ¡Hay que tonificar esos brazos, que luego nos cuelga el pellejo! ¡Ahora vamos a darle más fuerte! ¡Así me gusta, vamos a quemar esos churritos del desayuno! ¡No te pares que te veo, Mariano!». 
Esta mañana Blanca estaba sentada junto a Alberto, el socorrista que sustituye a Domingo. Caras largas mirando fijamente a los cuatro gatos que estaban nadando, uno por calle y sin hacer demasiado ruido. Cuando no prestaban atención a los nadadores, Alberto y Blanca se pasaban el bote de líquido desinfectante sin rozarse la piel. Susurraban, con un deje de desasosiego, que habían leído que el Servicio de Salud de Irlanda confirmaba que el Coronavirus no se podía transmitir en piscinas si se mantenía el cloro a tope, sí, pero que si incrementaban tanto el cloro por litro, vendrían las quejas y los ojos rojos. 
Me da que estos dos iban a tener una primera cita hoy y ahora no saben cuándo o si la tendrán. 
Cuando nadas, aceptas que te van a sobar y vas a sobar. La brazada de espalda, que se va por debajo de los corchos, que pasa al carril de al lado. Uy, ya le has vuelto a tocar el muslo al señor que nada con plomos, camiseta, MP3 acuático, gafas espejadas y reloj para controlar todas sus constantes. Ese reloj que cuando eres tú la sobada y te da en la pierna, te sobresalta. Piel con piel aún, ¿pero un trozo de plástico duro irrumpiendo en tu crol?. Fastidioso. Pero hoy los carriles eran de un único sentido y salir de ellos estaba prohibido. Nadábamos siguiendo el estricto eje central, sin salpicar ni mover el agua, no fuera a estar equivocado el Servicio de Salud de Irlanda. No fuera el chapoteo a despertar al bicho y a un par de madres que nos reñirían por nadar. 
Cuando he salido, con el pelo empapadísimo y obviando con culpabilidad mensajes que me preguntaban ¿dónde estás?, me he acercado al mostrador para recoger mis llaves en depósito –ayer gasté todas mis monedas de 1€ para la taquilla en partidas de bolos y cazallas. Un grupo de malditos hemos decretado que es el mejor antídoto contra el alarmismo–. Marta, la administrativa de la entrada, quería saltar por la ventana que da a la piscina: «está tan tranquilo, tan extrañamente tranquilo que me dan ganas de romper el cristal y nadar. Y mira que tú lo sabes que a mí mucho no me gusta nadar, pero es que hoy no hay nadie». Le he preguntado si los de la Fundación les habían dicho algo de cerrar. «No tengo ni idea hija, aquí nadie nos dice nada. Tú vente mañana, que estoy más sola que la una y si no venís, me aburro». 
Cinco minutos después Pedro Sánchez ha decretado el estado de alarma en toda España. 
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Danilo Díaz Granados recomienda: Toda una vida en el día de un sexólogo
**Mi interés por la sexología viene desde mi niñez**. Obviamente, no la tenía identificada con un nombre concreto, pero para mí, todos los procesos de la sexualidad me parecían fascinantes. Debí de ser casi una pesadilla para mi madre, con todas las preguntas que le hacía y muchas veces me contestaba cualquier cosa. Lo primero que le venía a la mente. Alguna vez me llevé un guantazo por expresar en voz alta mis dudas relacionadas con el sexo. Allí, mi madre, más que decirme lo primero que le venía a la mente, simplemente reaccionaba de forma automática. Para ella, **todo el tema del sexo y la sexualidad siempre había sido un tabú**. Nunca he sentido especial interés por lo prohibido, pero sí por lo desconocido. Mi curiosidad frecuentemente me ha superado y, para cuando me he percatado plenamente de lo que estaba ocurriendo, ya había sucumbido a la curiosidad. Esto, a pesar de sentir casi siempre un miedo intenso. Pero no lo suficiente como para detenerme. Llevo trabajando en el ámbito de la sexología desde 1982. Durante todo este tiempo, he oído miles de historias sobre la vida sexual de mis pacientes. En ocasiones, **cuando me preguntan al respecto, suelo contestar que valgo más por lo que callo que por lo que cuento**. Es verdad. * Artículo relacionado: "[5 principios básicos para disfrutar de una sexualidad plena y satisfactoria](/sexologia/principios-disfrutar-sexualidad-plena)" ## El trabajo del sexólogo Mi primer trabajo como psicólogo fue en una prisión para menores, y ahí estuve a cargo de los internos acusados por delitos sexuales. Encadené éste con otro trabajo en una prisión para hombres y mujeres adultos. Aproveché esta experiencia para realizar mi tesis de licenciatura, que fue el resultado de un estudio de investigación con hombres y mujeres que se prostituían en la enorme Ciudad de México. **Cada semana recibo pacientes con historias que pueden resultar inverosímiles** para el ciudadano de a pie. No me canso de decir que la realidad (en mi experiencia) supera la ficción. He oído el testimonio de cientos de pacientes con parafilias. Parece que hay tantos tipos de parafilias, o más, como hay personas. Una parte importante de mi trabajo la he desarrollado para ayudar a pacientes que sufren adicción al sexo. Gracias a ellos, he comprobado que **la fantasía es capaz de generar un estado alterado de conciencia**. Esto produce un cierto confort en la mente de la persona y ésta desea acomodarse y huir así de su realidad. En el caso del consumo de sustancias, es el efecto de esas sustancias lo que produce el estado alterado de conciencia. También es posible generar un estado alterado de conciencia a través de la fantasía sexual. * Quizás te interese: "[Los 9 principales trastornos sexuales y psicosexuales](/clinica/trastornos-sexuales-psicosexuales)" ### La necesidad de la educación sexual y la formación El trabajo en consulta incluye el remedio del sufrimiento por cuestiones sexuales, así como la optimización del placer. La necesidad de educar sexualmente es una constante. Casi todas las personas han recibido una educación sexual y ésta ha sido mala. Inconscientemente, los adultos, progenitores, educadores, etcétera, emiten mensajes continua y repetidamente, **de que el sexo es algo malo, pecaminoso, sucio, indecente**, vulgar… Los genitales a menudo simbolizan toda la actividad sexual posible entre humanos y en la mayoría de familias queda prohibido tocarlos. Muchas veces también se prohíbe mostrarlos y verlos. En las sociedades occidentales en general, se ocultan y hasta se censuran. Todo ello, combinado con otros aspectos, provoca confusión, presiones y problemas en las personas que se ven abocadas a pedir ayuda sexológica profesional. Los motivos más comunes de consulta son las disfunciones masculinas (disfunción eréctil, eyaculación precoz, eyaculación retardada, anaeyaculación…) y las disfunciones femeninas (anorgasmia, vaginismo, dispareunia…). **La terapia debida a la falta de deseo sexual es un reclamo constante** por parte de individuos y parejas. Por problemas derivados de parafilias o por adicción al sexo también puede haber necesidad de ayuda sexológica. Qué decir de las víctimas de abuso sexual. **Ser sexólogo es fascinante** y no hay semana en la que no encuentre algo que me sorprenda: un nuevo reto. Es sumamente reconfortante el poder ayudar a los pacientes que acuden con cualquier problema sexológico, o de relación de pareja. Es satisfactorio comprobar que cuando un paciente quiere, es posible ayudarle a resolver su problema y a que sea más feliz. Una persona que se dedica profesionalmente a la consulta sexológica **habitualmente es psicólogo o médico**. Además, ha realizado la especialización en sexología y terapia sexológica a través de un curso de máster o similar. Es una profesión que requiere de una continua actualización, ya que cada vez hay más información y formas de solucionar los problemas sexuales. Asistir a congresos es de importancia para relacionarse con otros sexólogos y conocer los últimos avances. ### La faceta activista de la profesión Como profesional de la sexología también es importante realizar trabajo de difusión, ya sea participando en campañas educativas o impartiendo clases. Otro aspecto importante es **el activismo en defensa de los derechos sexuales**. Personalmente, he tenido la oportunidad de trabajar en un comité de vigilancia para el respeto de los derechos sexuales en el mundo a través de la WAS. Esto puede incluir el participar en campañas en las que se mandan miles de mensajes y correos electrónicos a determinados gobiernos o instituciones. Se trata de hacerles saber que los estamos observando y los presionamos para que respeten los derechos sexuales de alguna persona en concreto. Recordemos que, por ejemplo, en un número de países los derechos de las mujeres o los del colectivo LGTBI no se están respetando. A través de este tipo de acción hemos llegado a conseguir que se detuviera la dilapidación de algunas mujeres concretas o la liberación de hombres gays encarcelados por su orientación sexual. ## Dos historias que marcan Si tuviera que contar las historias que más me han impactado, destacaría una o dos, pero hay muchísimas más. **La primera ocurrió en mi primer trabajo, en la prisión para menores**. Ahí conocí a un menor de 16 años, que había estrangulado a su padre. Cuando me contó su historia, sólo pude empatizar con él. Según relató, un día estaba jugando en la calle con unos amigos, muy cerca de su casa. Entonces su padre, que pasaba por ahí y se encontraba en un profundo estado de ebriedad, lo vio divirtiéndose y, a golpes, lo llevó de vuelta a casa. Al llegar ahí, el padre empezó a maltratar a su esposa e hijas, al extremo de intentar violar a una de las menores. Entonces el chico de 16 años, recordando las muchas veces que los había maltratado y las ocasiones en que había violado a sus hermanas, sintió mucha rabia y se abalanzó hacia su padre, estrangulándolo. Aseguraba que no se arrepentía y que lo volvería a hacer si ello significaba que su madre y sus hermanas dejaran de sufrir. ¡Si tan sólo el sufrimiento parase ahí! Sus ojos brillaban y se agrandaban de rabia cuando él me contaba su historia. Lo recuerdo como si fuera ayer. **El otro caso que destacaría también tiene elementos de violencia**, pero cuenta con una serie de ingredientes que conviene recordar. Se trataba de un chico de 20 años que acude a la consulta sumido en la ansiedad y habiendo sufrido algunos ataques de pánico. Estaba por irse fuera de España para un programa Erasmus, y le preocupaba tener estos problemas ahí también. Su historia es conmovedora. Me contó que tenía mucho miedo de sentir atracción sexual hacia su perro… Tras un trabajo terapéutico profundo, descubrí que el chico en realidad era gay y que, cuando era pequeño, su padre lo torturaba de una peculiar manera. **Cuando el hijo no obedecía, el padre golpeaba al perro, que era la adoración del menor**: empatizaba con el can y sufría al ver cómo su padre maltrataba a su querida mascota. Estuvo a punto de sufrir un brote psicótico, que por fortuna se pudo detener. Entre las causas de su estado se encontraba una educación sumamente estricta, controladora y punitiva. Obviamente, la experiencia profesional ayuda sobremanera a formarse. Me siento afortunado de llevar décadas estudiando y dedicándome a la sexología. 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