Puedo ser tuya de espaldas
de esa forma desenfrenada
como a ti te gusta,
que observes las curvas
que te llevan a la cumbre,
invitarte a tomar mi cabello con fuerza
mientras mi boca demanda entre gemidos tu sabor,
deseo sentir cómo tu cuerpo
se desemboca sobre mi piel
cada vez que nos sumergimos en placer.
Subiste la mirada, tus ojos se encontraron con los míos, sonreíste ligeramente mientras recorrias tu cuerpo hacia arriba para unir nuestros labios en un alocado beso sabor a cerveza. "Me gusta ver todos tus gestos", dijiste mientras tus dedos seguían tocándome con suavidad. Sentía tantas cosas al mismo tiempo, sonreíste de nuevo y caí en cuenta... me encantaba ser tuya a escondidas.
"Sentados en un café reconstruían minuciosamente los itinerarios, los bruscos cambios, procurando explicarlos telepáticamente, fracasando siempre, y sin embargo se habían encontrado en pleno laberinto de calles, casi siempre acababan por encontrarse y se reían como locos, seguros de un poder que los enriquecía."
... a unos escasos metros se dio cuenta de que ella estaba ahí, no salió al exterior de la plaza y el calor de su cuerpo comenzó a subir hacia su cabeza, pero ya no había vuelta atrás, no podia retroceder, tenía que seguir caminndo; cada paso hacía que su corazón se acelerara. Y ahí estaba ella, al cruzar la puerta sentada en una banca.
En el cielo,
en el agua,
en los espejos,
en las camas.
Entre mis bazos.
Entre las nubes, hallo
tus bellos ojos claros,
y cómo cae largo
tu cabello: negro y lacio.
Rezo todos los días
para poder verte,
de entre ciudades distintas,
en medio de la gente.
En el aeropuerto,
abrazarte,
besarte,
sonreírte,
escucharte,
y las palabras
a nuestro encuentro:
«Cuánto lo he anhelado»,
salgan de mis labios
junto a una vibrante emoción.
Porque no me lo podría creer
que, después de tanto tiempo hablando
a través de extensas videollamadas,
por primera vez te veré.
Porque no sabes cuánto sueño contigo.
Te imagino encontrándome
como en las películas de comedia romántica,
y teniendo nuestro final feliz merecido.
Vivo por que me gusta, por que me place, por que le encuentro sabor a la vida y a todo aquello que me rodea.
Disfruto cada minuto que se me obsequia y amo con la misma intensidad con la que me aman y se entregan.
Sonrió de la misma forma en que me regalen sonrisas y río mucho, muchísimo, hasta que el estómago me duela y siento que ya no puedo más.
Salto, canto, bailo, hago el amor y lo deseo para todos de igual manera... Dejo que el viento me despeine y también hago que la mente vuele e imaginé, sueñe y fantasee...
Vivo, por que no hay nada más hermoso en la vida que saborear ese bello privilegio que nos dan.
Realmente uno de mis mejores días; pensé que lo pasaría fatal este 29 de febrero, pero me la pasé muy bien.
Este "Encuentro poético" fue organizado por mis compañeros y yo, para poder estar con un maestro que es poeta, platicar sobre su historia ¿Cómo empezó con la poesía? ¿Qué le inspira para poder crear poemas? Y muchas cosas más.
Pero en ese encuentro tuve la oportunidad de leer mi escrito "29 de febrero" y les encantó a todos, tenía dos opciones leía ese o leía un poema libre que escribí anoche, el maestro Frías (maestro que nos hace escribir pendejadas con tal que escribamos algo) me dijo que leyera el texto "29 de febrero" y pues les encantó.
Y claro que te pensé en todo momento cuando estaba leyendo enfrente de mis compañeros, maestros y otros alumnos, se me cortaba la voz por pensarte. Cuando estaba leyendo, mi mente se inundó de todos esos recuerdos bonitos que tengo contigo y es por eso que se me cortaba la voz y los ojos se me llenaron de lágrimas, me las contuve claro porque me dió vergüenza.