mapachedepapel · 3 months ago
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The Lorax spanish dub ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎⋆ fun facts(?) ⋆
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┈─ Hello! This post is completely different from my other posts, but I wanted to share this since it's like 6am, and it seems like I can't draw anything good lately. 🤷 So I need a distraction.
Tricky title, this is just other roles their actors and actresses have done.
I had to say, the images here don't belong to me. Credits to their original creators.
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1.- Ted - Alfonso Herrera.
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2.- The Once-ler - Arturo Mercado (Jr.)
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✦ A fun fact here: Old Once-ler is voiced by Arturo Mercado, and young Once-ler is voiced by Arturo Mercado Jr. They're father and son.
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3.- Audrey - Sandra Echeverría.
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✦ These obviously aren't all the characters she has done. I didn't find any image of her characters, so I had to take a screenshot from the wiki. 🤕
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4.- Grammy Norma - María Santander.
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5.- Once-ler's mom - Patricia Palestino.
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6.- O'Hare - Axel Kuschevatzky.
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✦ He doesn't have a lot of characters. But they're all villains!! That's interesting, ig(??
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𖦹Extra 1
✦ Danny Devito voices The Lorax in spanish too! Also, other languages as well.
𖦹Extra 2.- Brett - Pablo Sosa.
✦ The most disturbing fact I found... 💔 /hj
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Bobby nooooooo
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f11-11 · 1 year ago
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Nadie pierde por dar amor, pierde quien no sabe recibirlo.
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kevotsuka · 3 months ago
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Girl (gn) I have tried but I cannot figure out your time zone and I am slightly concerned for your circadian rhythm
GMT-4, i normally sleep like 3-4 hours per night (between 12-5 am) soo 👉👈
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a-hopelesslife · 5 months ago
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Ya no puedo más, parece que he llorado una eternidad pero de mis ojos siguen cayendo lágrimas al igual que una cascada.
Mi garganta duele de tanto gritar en agonía, de dolor, de desesperación, de miedo, de soledad.
Me duele el pecho, y cuando no me duele solo hay vacío, no sé cuál es peor.
Mis nudillos ensangrentados duelen al tratar de distraerme del dolor que siento dentro.
Mi alma llora y grita para ser liberada, ¿cuándo podr�� ser libre de este cuerpo inútil? ¿cuándo podré saber lo que es estar bien?
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ronniesbizzareblog · 3 months ago
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CRUZANDO LA FRONTERA ME ENCONTRE CON EL, ERA UN TIPO MEDIO RARO PERO ME CAYO BIEN, ME DIJO VIAJO EN CARRETERA ESPERO PRONTO LLEGAR AL RODEO QUE ME ESPERA ALLÁ
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manaosdeuwu · 1 year ago
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creo que lo único que me hace querer una pareja es poder llamarle para que me ayude a levantarme del inodoro cuando se me duermen las piernas
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el-rincon-de-melpomene · 1 year ago
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¿Debería seguir luchando aferrándome a un mundo irreal? ¿O dejo que la depresión me venza de una vez por todas? ~Melpómene
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ramenstation · 1 year ago
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según yo hoy iba a hacer drafts, pero terminé por hacer fichas de muses que llevó todo el año haciendo y parece que nunca terminaré, pero aún así me dan ganas de abrir un starter con una de las muses que recién subí lololol
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cora-jess · 1 year ago
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Quiero que mis pensamientos fluyan hacia otro lado. Desaparecer, dejar que la vida no me pese tanto. Quiero llorar, gritar, amar qué esto deje de doler. Quiero encontrarme, evolucionar. Volver a ser yo!!
Esa chica fuerte, con carácter y dirección porque la de ahora se encuentra perdida entre un montón de basura mental qué la tiene estancada. No puede encontrar la dirección. No encuentra el camino, no sabe a donde ir. Entre montonales de basura mental e existencial la regresa a una realidad alterna y distorsionada ; no es real su única compañía es su ira su inmensa ira. Trabajar se le ha vuelto complicado. Con gritos de ayuda qué nadie escucha!! Implora misericordia y un poco de piedad.
Ya no estás y se ha vuelto difícil superarlo. Se regresa una y otra vez a sus jodidos recuerdos que la persiguen y la atormentan. No sabe que paso seguir o si aun intentarlo. El alcohol no borra el dolor y lo vuelve a intentar para caer repentinamente de vuelta en sus vicios. Se aferra a algo sin valor por el temor a hacer las cosas bien. Se sumerge de nuevo a la monotonía y a la realidad qué le juega en contra. Duerme con la esperanza de que termine pronto su sufrimiento qué la atormenta. ¿Cómo será mañana? Seguiremos haciendo las cosas mal o tendremos las agallas para intentar hacer lo correcto. El darnos por vencidas parece ser una buena opción en estos momentos. Quiero anhelo hacer las cosas bien pero no se como hacerlo. Mi cabeza no para de atormentarla. Con esperanza y con fe espero pronto termine.
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afycsoawsten · 1 year ago
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tenía tumblr abandonado desde hace 3 años Tengo q actualizar las etiquetas a las q sigo
toda mi estadía en tumblr me acostumbré a q nadie q me conociera en internet me siguiera acá para poder publicar las cosas q me gustan y ver las cosas q me gustan realmente sin sentir vergüenza o miedo así q agradecería q no vean mis publicaciones si gracias jahdjdj
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deepinsideyourbeing · 6 months ago
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Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose  cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.  
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu: Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo. taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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las-microfisuras · 3 months ago
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Siguió andando. Entró en una librería.
Hojeó la sección de filosofía y llegó a LIBROS INGLESES GENERAL.
Bajo una torre de Agatha Christie
había un Elmore Leonard (Killshot, lo había leído) y la Poesía completa de Walt Whitman en edición bilingüe
No sólo sobre ti caen jirones de sombra.
La oscuridad también me ha tiznado a mí.
Mis mejores logros se me antojaban sospechosos y vacíos.
Y tampoco eres tú sólo quien sabe lo que es ser perverso.
...tú sólo quien sabe lo que es ser perverso. Gerión desechó a Walt Whitman el perverso y abrió un libro de autoayuda
cuyo título (¿Es el olvido el precio de la cordura?) avivó su corazón esperanzado.
《La depresión es uno de los modos desconocidos del ser.
No hay palabras para un mundo sin ser, visto con claridad impersonal.
Todo lo que el lenguaje puede registrar es el lento regreso
del olvido que llamamos salud cuando la imaginación repinta el paisaje de manera automática y el hábito desdibuja la percepción y el lenguaje
retoma sus adornos rutinarios》. Iba a pasar la página buscando más ayuda
cuando le sorprendió un sonido.
Como un beso. Miró a su alrededor. Un operario estaba encaramado a una escalera ante el escaparate de una tienda.
Un pájaro de color oscuro descendía sobre él y cada vez que el pájaro se acercaba el hombre hacía un sonido como de beso con la boca...
El pájaro hacía una pirueta ascendente y luego bajaba en picado con un pequeño contoneo y un grito. Besarse los hace felices, pensó Gerión
y una sensación de esterilidad lo perforó por dentro.
- Anne Carson, Autobiografía de Rojo. Una novela en verso. Traducción y prólogo de Jordi Doce. Editorial Pre-Textos.
- Rozenn le Gall
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lunearta · 4 months ago
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𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎
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» Temática: SKZ Bangchan x Lectora » Género: Relación estable con Chan. SMUT, cierto FLUFF. » Warning: P en V, sobreestimulación, sexo sin protección (no lo hagáis), dom!Chan, sub!mc. Si me dejo algo me lo decís. » Tipo: One-Shot corto. | 1.276 palabras.
» Masterlist «
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No hay forma dominante de actuar cuando Bangchan se pone en “ese” plan.
Había tenido problemas de ira toda su vida, aunque jamás los había mostrado a nadie, excepto quizá a Woojin en aquel parque de atracciones, o a su actual pareja, pero solo cuando eran más pequeños y los otros niños la molestaban por no saber bien el idioma.
La chica solo conocía su lado agresivo en esa situación, sin embargo... Ahora, entre sus sábanas, los cuerpos sudorosos y sus corazones entrelazados se daba cuenta de que aún había mucho más por ver desde entonces.
Le temblaban las piernas como hojas mientras soportaba, de buena gana, los embistes de las caderas de Chan y se retorcía de placer debajo de él. El chico mantenía una mano sobre su nuca y otra encima de su cintura, obligándola a acompañar cada movimiento. A veces bajaba la intensidad, porque, claro está, hasta el más entrenado llegaba a cansarse, pero en cuanto recobraba el aliento, volvía a golpear con fiereza. Duro. Implacable. Sin piedad.
No supo que estaba llegando al tercer orgasmo hasta que notó la mano de Bangchan tapándole la boca, y un gemido de placer le sacudió el cuerpo por completo. El chico aminoró la marcha al notar sus paredes contraerte constantemente, pero no paró, ayudándola a través de su clímax y sobre estimulándola en el proceso. Una vez dejó de moverse y de volver a su estado previo, Chan retiró la mano, y siguió con su labor.
Se limpió la nariz y la barbilla con la otra, notando las abundantes gotas de sudor salpicarle en la espalda de su compañera, que tampoco es que estuviera mejor.
— Chris... ¿P-puedo...? —tartamudeó.
— No. —dijo en un jadeo.
— Si sigues a-así... Vas a hiperventilar. Necesitas un descanso. —tal y como acabó la frase dejó escapar un grito de placer. El chico dio una sacudida breve e intensa hacia adelante y se hundió más en ella. La agarró de los brazos y la obligó a ponerlos detrás de la espalda, dominando cada movimiento por su parte.
— ¿A ti te parece que necesito un descanso? —le susurró cerca de la oreja. Parecía imposible sentirse más en llamas de lo que se sentía y, sin embargo, ahí estaba, gimoteando, completamente a merced del chico que la estaba haciendo sentir tan bien. Estaba tan mojada que el sonido de su miembro entrando y saliendo de ella era casi obsceno.
Entre la maraña de pelo que era su cabeza, la joven negó.
— Lo s-siento...
— Date la vuelta.
Bajo la orden (y la consiguiente ayuda de Chan), La muchacha se puso boca arriba, exhausta pero deseosa de más. Le alcanzó una de las almohadas, la colocó bajo la dolorida cintura de su compañera y se preparó para entrar de nuevo.
Sin embargo, antes de hacerlo, intercambió una profunda mirada con ella, dejando de lado, durante un instante, esa fiebre lujuriosa que lo cegaba y mostrando al cálido muchacho de veintiséis años loco de amor por ella. Casi que no hacían falta palabras entre ellos.
Se sintió enrojecer como la primera vez que hablaron. No solo era una persona tan atractiva que quitaba el hipo, sino que además era el chaval del que se había enamorado perdidamente en su niñez.
Uno del que, por supuesto, seguía totalmente enamorada.
Chan alzó una mano para acariciarle la mejilla con la palma y ella lo recibió, aliviada. Luego se inclinó, y mientras lo hacía, su miembro entró de nuevo con la facilidad que cabía esperar. La chica soltó una queda exhalación. Clavó las uñas en los brazos de su amante, al tiempo que sentía lo labios de Chan contra los suyos, primero suaves y luego apremiantes y ágiles como sus movimientos. La mano libre de Chan que no estaba ocupada agarrándole las caderas se desplazó hacia sus labios inferiores, tocando su clítoris suave, en círculos. La espalda de ella se arqueó y de sus labios escapó un gemido indecente frente a la sobreestimulación.
Así estuvieron un buen rato más, quizá un poco más despacio que antes, disfrutando de las sensaciones. El sonido húmedo de piel contra piel invadía cada rincón de la habitación.
La muchacha no tardó en volver a notar el tirón bajo su estómago, sinónimo de su pronta llegada. La cuarta en esa tarde, nuevo récord. No, Chan no la acalló como lo había hecho antes. Quería escucharla en su máximo esplendor, y así fue. Estalló en gritos de placer mientras que su cuerpo temblaba con la nueva oleada de convulsiones.
Chan tampoco se hizo de rogar después de eso. Sus caderas se quedaron rígidas, enterró la cara en el hueco del hombro de su amante y se liberó con un gruñido gutural, pintándole las paredes de blanco. A veces sí que parecía un lobo. O incluso un oso.
Antes de salirse, la joven lo rodeó y lo abrazó fuerte, notando el voluminoso pecho del chico sudoroso y jadeante subir y bajar contra el de ella. Lo quería, lo quería demasiado. No podía soltarlo, no podía dejarlo escapar. Solo cuando Chan le quitó las lágrimas de las mejillas con la mano, se dio cuenta de que estaba llorando.
— ¿Qué te ocurre? —preguntó, suave—. ¿Te he hecho daño? ¿Me he excedido?
— No, no. —estaba dándole la impresión equivocada.—. No es, ni por asomo, nada de eso. Es que...
— ¿Es que...?
— Chan. —susurró acariciándole la mejilla—. Te quiero tanto que me da miedo. Incluso cuando estaba con mi ex, con todos los planes que teníamos... No podía dejar de pensar en ti.
— Eh... —empezó, pero se vio interrumpido por los labios de la muchacha.
Lo besó lentamente, saboreando cada parte de él, explorando cada rincón de su boca. Así se pasaron minutos que les parecieron horas, hasta que Chan emitió un sonido extraño y se cubrió la entrepierna. La chica lo miró, confundida, y el pobre se rascó la cabeza, avergonzado.
— Los hombres somos muy básicos. —dijo, mordiéndose el labio. Acto seguido se dio la vuelta y le dio la espalda—. Y yo llevo un mes sin verte por culpa de mis actividades. Mi cuerpo... Está un poco descontrolado. Se… Se me pasará en seguida.
Ah. Ahora lo entendía. Miró la hora de la mesita de noche: las 4:47 de la mañana. Por suerte, ese día tenía a la clase de los niños por la tarde.
— Oye, Chan...
— No, en serio, tranquila. Tú descansa. Estás exhausta y mañana tienes que trabajar.
— Chris...
— No es la primera vez que me ocurre, si no te miro se me...
— Christopher, te necesito.
Silencio. Chan se había quedado muy quieto. Al principio creyó que no la había oído y estuvo a punto de repetírselo cuando de pronto, se incorporó un tanto y la miró, serio.
— ¿Segura?
La chica resopló.
— Por una vez, solo por esta vez, deja de pensar en los demás y piensa en lo que quieres tú. Te he dado luz verde, ¿no? Y tú también lo necesitas. Lo único que me preocupa es no poder caminar al día siguiente, eso es todo.
A modo de invitación, la muchacha se estiró y abrió las piernas, invitándolo a continuar con su labor. Bangchan suspiró con la vista clavada en el entrepierna de su amante. Su mirada se oscureció y los últimos rastros de autocontrol que le quedaban se hicieron añicos. Nuevamente se posicionó encima, duro como la piedra otra vez. Bajó la mano por su estómago hasta su punto más sensible a fin de estimularla lo suficiente como para poder volver a entrar en ella.
Pronto, la habitación se llenó de calor, gemidos y jadeos, pero por encima de todo, de amor.
Nunca se lo dijo, pero ella adoraba cuando Chan se convertía en Christopher.
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© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥��� 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦���� 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
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almadeversos · 6 months ago
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Me tratás como si fuera lo mejor de tu mundo un día y me voy a dormir sintiendo que podría explotar de amor, pero cuando abro los ojos, me doy cuenta de que todo fue la utopía antes del desastre, la caricia anestésica antes de que vuelvas a quebrar mi corazón.
Día a día, tus acciones se convierten en navajas que se clavan sin piedad en el lado izquierdo de mi pecho, sangro delante tuyo, cada gota es un grito, un pedido de ayuda, un llamado de atención para hacerte entender que me estás perdiendo.
¿Pero es necesario tratar de salpicar tu cara con mi sufrimiento para que abras los ojos? ¿No se supone que uno cuida lo que ama? Es ahí donde me doy cuenta de la más cruda verdad, tu falta de acción ya es una respuesta. Me mirás a los ojos, me ves arrodillada, agonizando en medio de una súplica de amor y decidís darme la espalda. Incluso conociendo mi sensibilidad y lo vulnerable que soy cuando amo. Y acá recae otra de las cosas que no me atrevo a aceptar aún; tu falta de empatía.
Entonces me convierto en una granada silenciosa, explotando en llanto en medio de la oscuridad, rodeada por los únicos brazos que ahora me sostienen, los míos. Espero en silencio la explosión, sabiendo que la única afectada voy a ser yo. Pues no hay ojos que puedan alcanzarme cuando todo sucede dentro de estas cuatro paredes.
De mis entrañas ya no brota sangre, solo tinta negra que empapa esta hoja de decepción.
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a-hopelesslife · 2 years ago
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¿Puedes hoy sostener mi mano, por favor? Aunque sea sólo por un minuto, necesito sentir que no estoy en profunda soledad.
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letra-vagabunda · 8 months ago
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Intenté buscar la ayuda que a gritos me ordenaban pedir cada vez que su desesperación no alcanzaba a perforar el hormigón de mi tristeza, pero no encontré más que una oscura habitación vacía con aroma a soledad, telarañas de nostalgia y recuerdos empolvando las afiladas cuchillas de un pasado lleno de excesos y malas decisiones.
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