Tumgik
#marea pollock
duusheen · 1 year
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Daphne hosted a baby shower! lots of things going on... Marea is pregnant, Lindsay brought her boyfriend cofcoffiancénowcof and even Ainsley came with her husband to the party. Leif spent the day surrounded by his friends and family💖
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esquemacaribe · 4 years
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EL CUENTO DE BERLIN
ESA NOCHE
Al tercer intento fallido de retirar par de euros en el cajero, Mikkel me llevó a una estación donde iban muchos turistas, y donde nos encontraríamos con una amiga suya. Dale, intenta aquí, si no sale nada mañana llamamos al banco. Ungültige Transaktion. Transacción Inválida. Les escribo mi locación a las mujeres por Whatsapp, “por si amanezco sin efectivo en un contén”.
La noche era fría en comparación con lo que venía siendo el verano más caliente en la historia de Europa, con una falda que por azar me cubría el culo, un t-shirt y una chaqueta jean, por primera vez entendí por qué todas las cervezas de Berlín se conservaban tibias en las mini bodegas. Tendremos algunos 30 minutos caminando desde la estación del tren. La amiga de M medirá 6 pies y hablará desde unos labios carnosos de su vuelta de Australia;  de cómo su mejor amiga y su novio han tomado su pequeño apartamento por lo que al principio iban a ser unos días, que se han convertido en meses y de  cómo se encuentra constantemente cambiando por complacer a los demás. Será el tipo de persona que disfruta escudriñar las causas correctas de sus problemas, y no tomar cartas en el asunto. Tendrá la amabilidad de hablar inglés mientras estoy cerca.
Llegamos a la puerta de un edificio parecido al resto, pasamos por un pasillo y llegamos al patio, hay pequeños grupos congregados en diferentes rincones; beben, fuman y charlan en un tono que en RD se consideraría mute. Bajamos al basement y saludamos a nuestros compañeros de piso, hay luces azules con destellos rojos, tenues, Samu está a cargo de la música, me pregunta si era yo quien cosquilleaba la planta de sus pies la noche anterior. Dice que me quiso matar pero se ríe.
ADENTRO
No lo recordaba, tenía máximo 16 años cuando lo conocí y hace tiempo no manteníamos contacto. No bregaba con redes sociales, por lo que había muy poco de Alemania en su Facebook, pero siempre dejó claro que teníamos casa en Berlín, y me parecía ese momento, uno de esos donde te vas o te abres paso con el cráneo por el vidrio de la oficina, uno bueno para comprobar su hospitalidad, arrancando cientos de euros del presupuesto de estadía que más adelante serían mejor invertidos en cerveza.
Realmente no lo recordaba, verlo activar una sonrisa ancha en el momento en el que salí de la terminal, esperándome sentado y atento con los ojos y el cabello de un color diferentes a los de mi memoria, fue intercambiar una expectativa a blanco y negro por un original de Jackson Pollock. Yo no fui Berlín a involucrarme, fui a desconectarme de la mierda de la isla, que me movía en una marea de tiempo cada cinco o seis meses, primero mecedora y refugio y después, al acumularse, me arrojaba de cara hacia la orilla de todas las cosas que se supone que amo, y por las que también pagaría por jamás volver a ver; el 9 a 6, los días asignados al placer, el café Santo Domingo, el coro incestuoso de la zona colonial, el sabor a Presidente curtido en la alfombra de la lengua los jueves al despertar.  
Tomamos un bus hacia Sonnenallee, y en el camino fuimos guía y turista, ya no era un sueño ni una conversación de Telegram, “La ciudad es fea, pero tiene su encanto”, Berlín no tenía de otra, ya yo había llegado.
Llegamos a la parada y caminamos, Mikkel cargaba mi mochila de 10 kilos en la espalda, su hermana no estaba y el apartamento respiraba por sí solo, la luz intensa de verano entra por las ventanas amplias pero se vuelve suave cuando rebota con las cosas, destacando sillas, cuadros y varias tablas del piso de madera. Hay un cajoncito de cartón en la sala con fotos de dos extraños, ella es pequeña y de rizos negros, él es rubio y su cara amable. Las fotos están clasificadas: Portugal, Francia, Israel, Italia, Praga, Familia, Nicaragua, U.S.A, Berlín, Formentera, olvidé los nombres de las ciudades alemanas. Mikkel está poniendo música, le pido que ponga algo alemán pero opta por Pink Floyd.
Me tumbo en el sofá luego de 18 horas de aeropuertos, ¿cómo se dice quiero bailar? ¿me das una trago? ¿cuánto cuesta? ¿te vas conmigo?, Mikkel se va y vuelve con dos cervezas. Grandes y dulces. Busca una hoja y un lapicero y se sienta en el piso al lado mío, yo disfruto el sabor a limón, un poco más que tibio. Escribe lo básico en alemán, yo recomiendo la referencia en español. Bailar es tanzen, cerveza es bier. Reír.
ESA NOCHE ll
N había llegado al piso hace unos días con su hermano mayor. La noche anterior, Mikkel y yo habíamos llegado borrachos y nos habíamos unido a la conversación en la habitación de Samu, que dormía en el sofá arropado con los pies fuera, frente a los cuales me senté  y acaricié levemente para comprobar si dormía. Al lado de su cabeza, el hermano de N, Marko, y al lado de Marko un chico turco. En la cama, Mattise y otro alemán que se parece a los demás. En el centro de la reunión una mesa con bowls  repletos de colillas de joints y cigarros, y tanta cerveza que daba la impresión de que en cualquier momento las botellas saltarían hacia el piso. De frente a todos, en una silla, Nic se quejaba ido, de una madre sobreprotectora que cree que él aún es un bebé. Y sí que lo es. Mikkel se despide y yo me quedo un poco más, evidentemente es más elegante en cuanto de límites propios se trata, y después de la conversación en el tren, los límites se han vuelto aún más confusos. Nic tiene 21 años, es de Dusseldorf y su piel, junto con su cabello, son del mismo amarillo pastel, los ojos son dos canicas de un color que coincide con una playa de Formenteras que encontré en internet luego de ver las fotos del cajón, Ses Illetes, así son los ojos de Nic.
ADENTRO ll
Antes de salir al canal y conocer a sus amigos, seguimos nuestro recorrido hacia lo que sería nuestro hogar por ese verano, cargando de nuevo mochilas y maletas hacia el flat que compartiríamos con Samu, Matías y Simba, un gato negro. Me di un baño frío y largo, y salí preparada para estrenar la ciudad, Mikkel proyecta una especie de brillo en sus ojos, y las piezas del destino o el fracaso empezaron a moverse de lugar. Nos tiramos en la cama para respirar un poco antes de salir de nuevo, el día, largo y caliente, y esa atmósfera de libertad densa y sudorosa fue la que provocó que saliéramos del apartamento ya hechos cómplices de la aventura más nueva. Caminamos abrazados por las calles que me verían ir y venir de los más breves mejores momentos, y donde la gente de Hermanstrasse más tarde empezaría a reconocernos.
Nos sentamos todos juntos en el canal; Katon, una coreana que Tomy había conocido en un intercambio y de la que no planeaba separarse nunca más, Tomy, y un chico que se llama Mario y lucía muy perdido. Era viernes, mi primera noche en Kottbusser Tor, entre ratas violentas y botes nocturnos. Los chicos ordenaron perico y hachís, bebimos una cerveza tras otra y M me preguntó si quería intentarlo, dije que sí, sería la primera vez, su cara empalideció un poco. Solo me dejó probar media línea y me acompañó a orinar. Nos paramos frente al City Toilette que marcaba ocupado. En un instante se abrieron las puertas y dos vagabundos salieron con sus motetes. Coño, estaban haciendo heroína, si quieres podemos ir al bar de la esquina, No me importa, debo mear ahora. El piso está visible entre jeringas, hay sangre en el lavamanos. Salgo y el sabor a aspirina baja por mi garganta; Mikkel, esto sabe a mierda. Me dio un trago de su cerveza; sí, sabe a mierda, Bienvenida a Berlín.
ESA NOCHE lll
Mi cuerpo es millones de partículas pixeladas. Siento todo lo bueno con mucha intensidad, de lo otro no siento nada, pero tengo la impresión de que Nic me muerde cada vez más fuerte. Voy al baño, tengo que verme en el espejo. Mi cara está ahí, mis ojos son dos círculos negros. Vasser, are you okay, you want some water? Antes de eso, no pensaba quedarme, el clima tibio del basement y afuera la extraordinaria noche chilly de verano convertían la fiesta en algo acogedor: un patio conectaba la escalera a la cocina con la escalera hacia ese pequeño inframundo. Arriba hay dos baños amplios y un corito paralelo, en su mayoría chicas que podrían ser el sueño de cualquier tipo triste adicto al internet. Mikkel escuchaba atento el monólogo de la australiana, y N apareció entre las luces tenues, dice que se sorprende de verme, me invita a bailar. Intento no ser tan cruda, la única regla era no llevar a otras personas a nuestra casa, y N comparte el piso, la regla se rompe a sí misma. Lo pierdo un momento, y Mikkel se quiere ir, mañana iremos a Sissy, The Real Berlín Clubbing Experience, quiere estar descansado, N nos intercepta en la escalera, nos vamos, me mira, amarillo, ¿puedes quedarte un poco más? hablaré con Mikkel. Y es ahí cuando se cruzan ellos, de frente, cierran la puerta del lenguaje, y yo me quedo fuera, pareciéndome un poco a una paletera esperando que el vendedor y el comprador cuadren la vuelta.
- Denkst du, ich kann noch etwas länger bleiben? Ich denke, sie ist wunderschön, seit ich sie gesehen habe, ich würde gerne Zeit mit ihr verbringen, stört es dich? Hast du etwas?
- Nein, wir sind nur Freunde, du kannst bleiben, pass auf sie auf, du musst sicher nach Hause kommen.
Mikkel se despide con un abrazo, cuídate, nos vemos en casa, le pregunto a N  de qué hablaban; solo me dijo que te cuidara.
ADENTRO lll
Había conocido a Mikkel porque él también vivía en RD. Algunas escuelas alemanas requieren un año de voluntariado para graduarse, un año de “conexión con el mundo real”,  el tercermundista, y todos sabemos que no hay mejor tercer mundo que Dominicana.
Estando aquí aprendió sobre vivir sin agua y luz, sobre calefacción humana, sobre cervezas cenizas y no tibias;  un culture shock inverso al mío, que es inimaginable, porque mientras yo me volaba los sesos con las señales de tráfico, los bunkers, muros, líneas divisorias, la rivalidad entre los ciclistas y los peatones que comparten las aceras y el sofisticado blend in de los adictos a la heroína que se camuflajean con cualquier estructura que cuente con un hueco, M había impreso en el reverso de su cerebro (y probablemente alma) conceptos como: Lotomán, Romeo Santos, regateo, privilegios, Bonyé, patio, precariedad y Brugal de mallita, straight from RD, que fue la única cosa que necesité como código secreto para entrar a su casa.
Inmersa como estaba en acumular todos los placeres y paisajes y experiencias en el corto tiempo de mi viaje era difícil escuchar claramente sus sentimientos. Excusaba la evasión jugando a que él era mejor que yo, haciendo malabares con la idea de él, su maestría de Köln y sus domingos de tenis; yo era solo un capricho, la memoria de una adolescente imposible, y la verdad es que si iba a dedicar tiempo a los caprichos tenían que ser los míos, porque los iba a estar pagando en forma de préstamo durante tres años.
Luego de suficiente comida vietnamita y sinagogas, salimos a beber cerveza como todos los días a un bar diferente; donde pise seré motivo de atracción, sobre todo si llevo la cabeza envuelta en un turbante. Las alemanas querrán tocarlo y los turcos saldrán de sus barberías y bodegas a perseguirme por la calle. Para los alemanes soy  probablemente de California por el inglés, pero de RD nada, ¿sera eso que está al lado de Cuba? Un alemán viajero me explica, como suelen explicar los hombres blancos a los demás seres humanos, sobre ventajas de vivir en semejante calidad de vida, y que no importa en qué hoyo de la tierra se meta, siempre contará con su cuenta de ahorros. El alcohol hace boyar la transparencia como un cuerpo en la superficie, los celos de Mikkel infestan el ambiente, y de camino a casa lanzo la pregunta sobre el silencio firme, ¿por qué sentirías celos por mí? Mikkel responde que no pueden ser celos, porque eso significaría que se está enamorando.
ESA NOCHE lV:
Qué intenso es estar vivo, sobre todo si habitas el cuerpo de una mulata de 23 años, sola, en un basement party en la esquina profunda del mundo, en éxtasis.
M me había preparado. En el momento en que no hubo más forma de tenerme en casa o acatarme a sus propios planes de verano, empezaron las clases de autodefensa. Qué hace esta droga y qué hace aquella, en cuáles bares te echan roofies en el trago, por cuáles barrios me insultan si me paseo. Me espera cuando vuelvo de mis aventuras, abre la puerta y Simba siempre se escapa, lo rescatamos de la ventanita y nos dirigimos hacia la cocina a comer sandías con Brugal, yo escupo cientos de imágenes frescas en mi memoria y las clases continúan, clases que se despliegan en su decepción visible y reafirmación interna de que las mujeres de mi país no sirven, porque a veces ni siquiera te pueden brindar lealtad a cambio de un hogar en el medio de la nada, sino que directamente y de una te piden más, lo que humanamente se merecen que es la libertad, y a cambio te dan nada de lo que conforma el imaginario del macho dominico alemán, que había arrastrado desde la isla como quien descubre en su poder una herencia de dinero sucio.
ADENTRO lV
Con el polvo azul y naranja que se levanta desde el pavimento hasta encima de nuestras cabezas, va en picada la fantasía del MDMA que se disuelve en la orina. La luz de la mañana descubre nuestros rostros muertos del cansancio y el hambre. Los chicos deciden buscar desayuno, yo sigo la ruta a casa. El tren siempre va lleno de turistas, perros, bicicletas, policías que supervisan si realmente pagaste tu ticket, de gente resacada. Es la ciudad del libertinaje. Me apeo en mi parada y camino con el peso de mi cuerpo deshidratado hacia el dulce hogar, un hombre se apea también y me persigue una cuadra para pedirme el número . Me ha tomado la mitad del viaje aprender a caminar por estas calles, acostumbrarme a otros acosos y otras estadísticas de delincuencia, a llegar a cualquier hora tarareando una canción.  Tengo la boca rota y muchas ganas de ver a Mikkel. Toco el timbre y subo antes de que me respondan. Al llegar encuentro la puerta abierta pero Mikkel ya no me espera.
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duusheen · 1 year
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Leif made an exhibition with his latest works of art now that he is relatively well known. his friends attended, his family and … other people 👀
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duusheen · 2 years
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the last goodbye to Adina 💔
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duusheen · 2 years
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Marea visited Journey together with her official boyfriend Julien 😃
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duusheen · 2 years
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Marea aged up! (and she’s a cutie and i love her)
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duusheen · 1 year
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spooky party!! 🥳🎃
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duusheen · 2 years
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everyone was mad at Wilde because he kept burning down the kitchen 😂
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duusheen · 2 years
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Since Marea was crying downstairs, Journey got out of bed to give her a hug, but she didn't seem entirely convinced lmao
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duusheen · 2 years
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Winterfest brought the Pollock family together at the grandparents' house. lots of hugs and gifts for everyone 🥺💔
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duusheen · 2 years
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family party at the Pollocks to celebrate!
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duusheen · 2 years
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Marea was Leif's babysitter while his father had a date went out with his best friend 😅
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duusheen · 2 years
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the Pollocks didn't wear spooky costumes this year, they went for retro vibes insted 🤩
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duusheen · 2 years
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love and family💕
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duusheen · 2 years
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Journey took Adina to meet his family and the reactions were so funny. Seb was angry (I guess he thinks Journey is still too young), Wilde was excited, and Marea thought she wasn't to be trusted 🤷🏽‍♀️. Journey took Wilde aside to tell him of his worries about money with the baby on the way, but his father easily arranged it.
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duusheen · 2 years
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Journey said: Please, Grim Reaper, I know my dad is kinda stupid for going out swimming in the frozen pool, but don't take him away!
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