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#sabio-ignorante
bocadosdefilosofia · 2 years
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«He aquí un precioso ejemplar de este extraño hombre nuevo que he intentado, por una y otra de sus vertientes y haces, definir. He dicho que era una configuración humana sin par en toda la historia. El especialista nos sirve para concretar enérgicamente la especie y hacernos ver todo el radicalismo de su novedad. Porque antes los hombres podían dividirse, sencillamente, en sabios e ignorantes, en más o menos sabios y más o menos ignorantes. Pero el especialista no puede ser subsumido bajo ninguna de esas dos categorías. No es un sabio, porque ignora formalmente cuanto no entra en su especialidad; pero tampoco es un ignorante, porque es “un hombre de ciencia” y conoce muy bien su porciúncula de universo. Habremos de decir que es un sabio-ignorante, cosa sobremanera grave, pues significa que es un señor el cual se comportará en todas las cuestiones que ignora, no como un ignorante, sino con toda la petulancia de quien en su cuestión especial es un sabio».
José Ortega y Gasset: La rebelión de las masas. Tecnos, pág. 262. Madrid, 2013.
TGO
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Epimeteo
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Esta noche estuve bordando pensamientos.
Y en el desdoblamiento incoherente de las elucubraciones borrosas e incoherentes que preceden al sueño, se me ocurrió recordar esta frase que, con toda probabilidad, de mil maneras, ya he confundido, descompuesto y remendado de alguna forma, con quién sabe, que otras y peores palabras:
“Los discursos o ideas inteligentes sólo pueden exponerse a una sociedad inteligente; en la comuna, en cambio, son odiosos porque para ser del agrado de ésta es absolutamente necesario ser superficial y limitado de cerebro” (A.S)
El hombre exigente, pensé, riguroso al exigirse el esfuerzo constante de superación (o el, igualmente arduo, de no empeorar), está pues inevitablemente destinado a chocar con las dificultades de un contexto que reconociéndolas evita las 'inteligencia, de cualquier tipo, en cualquier forma, ya sea intelectual o emocional, social o especulativa: consiste en educación o sentido de la proporción, respeto o apertura mental.
Sensibilidad o coherencia: como si alguna capacidad de profundización, articulación, razonamiento , la introspección y la construcción de pensamientos o sentimientos parecerían a la mayoría como un intento constante y quirúrgico de atrapar, confundir, engañar.
Como si saber hablar, comer, comportarse y discutir fuera un expediente para narrar, cercar, complicar.
La inteligencia como un hábito esnob, un instrumento de engaño, un error garrafal, un soberbio contraflujo.
El amor como punto de partida egoísta, medio de cerco, humo, arma traicionera, la confianza como estrategia.
Al hacer esta curiosa distorsión de la realidad, que de otro modo no podrían garantizarse un lugar en el sol, se vuelven locos al transmitir la extraña idea de que la escasez de intenciones, sentimientos, forma y espíritu corresponde a algún valor objetivo, un mérito, una cualidad.
Entonces los ves hacer alarde de una supuesta autenticidad, alardeándola como una forma de sinceridad instintiva, básica, absoluta y perfecta: si tengo que decir algo, lo digo como me sale de la boca.
Y, sin embargo, diría que la fuerza de un valor no radica exclusivamente en su instintiva simplicidad: de hecho, encuentro que la mejor manera de hacerlo concretamente útil para uno mismo y para los demás es saber cómo metabolizarlo para comprenderlo, su significado, acariciar su núcleo, descomponer su propósito.
Para hacer esto no necesitas ser inteligente, por supuesto: pero no necesitas ser superficial.
La simplificación de temas y sentimientos, de hecho, creo que es el primer y más decisivo impedimento en el camino de la inteligencia o la confianza, la conciencia de sí mismo y de los demás, la capacidad de amar de verdad.
Por otro lado, también pienso que la banalización funciona como el mal gusto: ayuda a quien lo tiene (gusto) a elegir algo diferente a lo que ve, incitándolo a reaccionar, estimulándolo a buscar la excelencia, una matriz compartida que solo él logra imprimir una comunión de intenciones, ideas y perspectivas capaces de gratificar la esencia del valor mismo, magnificando sus peculiaridades.
Tome una idea, por ejemplo.
Como forma simple, aparece perfecta: limpia, instintiva, concluyente, circunscribe al hombre y lo cualifica, define sus límites o amplía sus horizontes.
Igualmente, cuando es fruto del razonamiento, la introspección, la investigación personal, la construcción, la cognición, es capaz de motivar a los ignorantes e intrigar a los sabios, iluminar a los negligentes y oscurecer a los frívolos.
Sin embargo, y en cambio he aquí el punto de inflexión, su banalización (es decir, reducirlo a un mero instrumento de oposición, mezclándose mezquinamente tras la afirmación apodíctica de su razón, contestándolo, gritándolo, reconectando con todo y cualquier sinsentido, sin motivación, fundamento, estructura, como excusa de la insuficiencia, pretexto de la violencia o necesidad de confirmación personal) la degrada hasta mortificar inexorablemente su calibre.
Y, sin embargo, qué grande y fuerte puede ser si se transmite de la manera correcta, se mastica, se convierte en voz, carne y sangre.
Toma el amor, entonces.
Como forma simple, se presenta también como perfecta: lineal, fatal, desbordante, coge al hombre desprevenido y lo distorsiona, lo eleva, lo hace crecer y lo vuelve niño.
Igualmente, cuando es fruto de la interiorización del acontecimiento, de la reflexión, de la maduración emocional, de la elección, de la comprensión, de la conciencia, es igualmente capaz de envolver y sanar al desencantado, despertar al apático, hacer reflexionar al cínico: cuán poderoso e inexorable puede ser cuando es objetivo para el corazón.
Y, sin embargo, y en cambio, aquí estamos de nuevo en el punto, su banalización, reduciéndola así a un mero pacto o escenario social, vinculándola torpemente a todas y cada una de las relaciones, al sexo, a los enamoramientos fugaces, a los impulsos, a las necesidades, despilfarrándolo como antídoto contra la soledad, la necesidad de confirmación personal o el deber de rol y lo degrada hasta el punto de aniquilar inexorablemente su fuerza.
Toma a la gente ahora.
Como simple entidad, cada uno de nosotros es capaz de expresar alguna inteligencia, puede jactarse o alardear de ideas y ciertamente puede llenarse la boca con la palabra "amor", cada uno, a su manera, puede convertirse en centro y periferia de todo, objeto y sujeto.
Pero solo algunas personas son capaces de darnos la lente adecuada para mirar las cosas, estimularnos a mejorar y darnos la sensación clara y quirúrgica de que nunca nada se da por sentado.
Ni las atenciones ni las palabras, que con demasiada frecuencia verter en envases vacíos o perforados o que acabamos por considerar evidentes en cuanto se supera el umbral de confianza.
No las pasiones y tensiones, que añoramos para idealizarlas o derrocharlas hasta apagarlas, viéndolas enfriarse lentamente, bajo el peso de la cotidianidad, de la vida persiguiéndote, de los plazos y de fin de mes.
No la confianza y la honestidad, que muchas veces damos a las personas equivocadas, incapaces de comprenderlas o devolverlas, buenas sólo para mortificarlas, aniquilarlas.
No son las imágenes arrugadas en el fondo de los ojos al amanecer, ni son los pensamientos esparcidos por el suelo del corazón al atardecer, cuando regresas a casa y ves contra la luz el fantasma de quien quisieras, la sombra de quien tienes.
Perdido o encontrado, a quien espera sentado en el sofá, con los pies descalzos y los puños cerrados.
Así que, finalmente, me vino a la mente un violín.
Y comprendí que para tener cualquiera, aunque sea (sólo) mil virutas equivocadas, superficiales, distraídas, cursis, bastan; pero para conseguir un Stradivarius, solo dos o tres serán decisivos, probablemente solo uno: el correcto, el más razonado y calibrado, el que parece que se te escapa de las manos y luego te encuentras entre los dedos, diría perfecto, como la única persona con la que el hombre exigente decide (y puede) compartir inteligencia, ideas y confianza.
Aquí, qué pensamientos bordé: que amor es un stradivarius, porque soy un hombre exigente.
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HAY UNA MUJER Que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que, siendo joven, tiene la reflexión de una anciana y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud. Una mujer, que, si es ignorante, descubre con más acierto los secretos de la vida que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños. Una mujer, que siendo pobre se satisface con los que ama, y siendo rica, daría con gusto sus tesoros por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud. Una mujer que, siendo vigorosa, se estremece con el llanto de un niño, y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león. Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que poseemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios. De esa mujer no averigües por su nombre, porque ella puede ser tu hermana, tu esposa o tu querida madre.
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2042- HAY UNA MUJER Que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados. Una mujer que, siendo joven, tiene la reflexión de una anciana y en la vejez trabaja con el vigor de la juventud. Una mujer, que, si es ignorante, descubre con más acierto los secretos de la vida que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños. Una mujer, que siendo pobre se satisface con los que ama, y siendo rica, daría con gusto sus tesoros por no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud. Una mujer que, siendo vigorosa, se estremece con el llanto de un niño, y siendo débil se reviste a veces con la bravura de un león. Una mujer que mientras vive no la sabemos estimar, porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero después de muerta daríamos todo lo que poseemos por mirarla de nuevo un solo instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus labios. De esa mujer no averigües por su nombre, porque ella puede ser tu hermana, tu esposa o tu querida madre.
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beingstorm · 1 year
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La autosuficiencia es incompatible con el diálogo. Los hombres que carecen de humildad, o aquellos que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo. No pueden ser sus compañeros de pronunciación del mundo. Si alguien no es capaz de servirse y saberse tan hombre como los otros, significa que le falta mucho que caminar, para llegar al lugar de encuentro con ellos. En este lugar de encuentro, no hay ignorantes absolutos ni sabios absolutos: hay hombres que, en comunicación, buscan saber más.
—Paulo Freire; Pedagogía del oprimido
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kpwx · 3 months
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A simple vista, los Ensayos pueden dar la impresión de ser una lectura agotadora o incluso difícil; yo mismo lo pensaba, pero ahora que los leí puedo decir que estaba equivocado: la variedad de extensión (que van desde las tres páginas hasta las setenta o más) y de temas (entre el centenar de ensayos se encuentran algunos como “Los mentirosos”, “El miedo”, “El dormir”, “Los pulgares” o “Los carruajes”) la vuelve una obra fácil de leer. No hay pasajes oscuros ni se tratan temas especialmente difíciles, por lo que apenas se requiere algún conocimiento filosófico previo. Tampoco hay —un poco para mi sorpresa— una atención especial a la religión, algo que podría esperarse de un abnegado católico del siglo XVI. No es solo que no se dedique a tratar cuestiones religiosas puntualmente, es que hasta está ausente en los pasajes que abundantísimamente cita. «No cuento mis préstamos; los peso», escribe, pero entre esos préstamos no llegarán ni a un 5 % los que vienen de la Biblia, de doctores de la Iglesia o de filósofos cristianos; el resto, la práctica totalidad viene de autores griegos y romanos (sobre todo estos últimos). Pero independientemente de que sea un autor interesante y accesible, lo que hace a Montaigne tan especial es la cercanía que provoca. En cualquier ensayo sobre él puede verse cómo lo tratan con afecto, lo que no ocurre con todos los escritores. Y eso es porque se muestra tal cual es: no esconde sus carencias ni sus defectos; por el contrario, los exhibe con gusto:
Por mi parte también veo, mejor que nadie, que esto no son más que desvaríos de alguien que, de las ciencias, solo ha probado la primera corteza en su infancia y solo ha retenido una imagen general e informe: un poco de cada cosa y nada del todo, a la francesa. Porque, en suma, sé que existen la medicina, la jurisprudencia, las cuatro partes de la matemática, y sé burdamente cuál es su objetivo. Y tal vez sé también la pretensión de las ciencias en general de ser útiles a nuestra vida. Pero, penetrar más allá, haberme roído las uñas en el estudio de Aristóteles, monarca de la doctrina moderna, o haberme obstinado tras alguna ciencia, nunca lo he hecho; ni sabría describir siquiera las líneas básicas de arte alguno. Y no hay niño de los cursos medios que no pueda decirse más docto que yo, que ni siquiera estoy capacitado para examinarlo de su primera lección. Y si me fuerzan a hacerlo, me veo obligado, con no poca inepcia, a plantear alguna materia de alcance general, con la que examino su juicio natural, lección que les resulta tan desconocida a ellos como a mí la suya.
Si Nietzsche (quien admiraba profundamente a Montaigne, por cierto) titulaba algunos capítulos de Ecce Homo, “Por qué yo soy tan sabio”, “Por qué yo soy tan inteligente” y “Por qué escribo libros tan buenos”, Montaigne hubiese podido titularlos “Por qué yo soy tan ignorante”, “Por qué yo soy tan estúpido” y “Por qué escribo libros tan malos”:
Mis concepciones y mi juicio solo avanzan a tientas, vacilantes, tropezando y dando traspiés; y cuando he llegado lo más lejos de lo que soy capaz, no estoy en absoluto satisfecho. Sigo viendo tierra más allá, pero con una visión turbia y nublada, que no puedo aclarar. Y, pretendiendo hablar indistintamente de todo aquello que se ofrece a mi fantasía, y sin emplear más que mis medios propios y naturales, me sucede a menudo que encuentro por azar en los buenos autores esos mismos asuntos que he intentado tratar, como acaba de ocurrirme en Plutarco ahora mismo con su discurso sobre la fuerza de la imaginación. Entonces, al reconocerme en comparación con ellos tan débil y miserable, tan torpe y adormilado, me compadezco a mí mismo o me desprecio. Pese a todo, me complace que mis opiniones tengan el honor de coincidir a menudo con las suyas; y que al menos los siga de lejos, asintiendo. También, que tengo algo que no todo el mundo tiene: sé la extrema diferencia que hay entre ellos y yo. Y, no obstante, dejo correr mis invenciones tan endebles y bajas como las he producido, sin embozar ni remendar los defectos que esta comparación me ha descubierto.
Asume no tener conocimientos profundos de filosofía, no ser un buen lector (comparado con los estándares actuales sería el que más, por supuesto), ser flojo y tener una pésima memoria; y ni siquiera saca pecho por su excelente latín —que fue su lengua materna, pues no conoció otro idioma hasta los seis años—, del que admite haber perdido la capacidad de hablarlo. De sus aptitudes físicas y técnicas tampoco tiene mejor opinión:
He carecido de destreza y prontitud; y, sin embargo, soy hijo de un padre pronto y dotado de una vivacidad que retuvo hasta la extrema vejez. Apenas encontró a nadie de su condición que le igualara en ningún ejercicio corporal; como yo apenas he encontrado a nadie que no me supere, salvo en la carrera —en la cual era de los medianos—. De música, ni en cuanto a la voz, que tengo muy inepta, ni en cuanto a los instrumentos, jamás me han podido enseñar nada. En la danza, en la pelota, en la lucha, no he podido adquirir sino una destreza muy ligera y común; para nadar, esgrimir, hacer acrobacias y saltar, de todo punto nula. Las manos, las tengo tan torpes que ni siquiera soy capaz de escribir para mí mismo, de suerte que prefiero rehacer lo que he emborronado a tomarme el trabajo de descifrarlo; y no leo mucho mejor. Caigo en la cuenta de que me hago pesado a los que me escuchan. Por lo demás, buen letrado. No sé cerrar correctamente una carta, ni he sabido nunca cortar una pluma, ni trinchar como se debe en la mesa, ni equipar un caballo con el arnés, ni llevar un pájaro en el puño, ni soltarlo, ni hablar a los perros, ni a los pájaros, ni a los caballos.
Tampoco tiene problema en dar a conocer su ignorancia en cuestiones cotidianas, de las que aquí da varios ejemplos:
Nací y me crie en el campo y en medio de la labranza; llevo los negocios y la administración doméstica desde que mis antecesores en la propiedad de los bienes que poseo me cedieron el sitio. Ahora bien, no sé contar ni con fichas ni por medio de la pluma; la mayor parte de nuestras monedas, las desconozco; e ignoro la diferencia entre un grano y otro, en la tierra como en el granero, salvo que sea demasiado evidente, y casi la que hay entre las coles y las lechugas de mi huerto. No entiendo siquiera los nombres de los útiles básicos de la casa, ni los más burdos principios de la agricultura, que los niños saben. Y, puesto que debo consumar mi vergüenza, no hace un mes que me sorprendieron ignorante de que la levadura sirve para hacer el pan, y de qué es fermentar el vino.
Y ya para terminar este muestrario de defectos, tampoco se reconoce virtuoso:
Mi debilidad en modo alguno altera las opiniones que debo tener sobre la fuerza y el vigor de aquellos que lo merecen. Sunt qui nihil laudent, nisi quod se imitari posse confidunt [Algunos solo alaban lo que confían en poder imitar]. Arrastrándome por el lodo del suelo, no dejo de reparar, hasta en las nubes, en la altura inimitable de algunas almas heroicas. Es mucho para mí poseer un juicio recto si las acciones no pueden serlo, y mantener por lo menos esa pieza maestra exenta de corrupción. Algo es algo, tener la voluntad buena cuando las piernas me flaquean. El siglo en el que vivimos es tan torpe, al menos en nuestra latitud, que falta, no digo la práctica, sino incluso la imaginación de la virtud; y parece que no se trate sino de jerga de colegio.
Y habiéndose mostrado así ¿cómo podría ser capaz de ponerse ejemplo de nada?, ¿cómo podría dar cátedra como si fuese un sabio? Pues obviamente no lo hace. No impone su verdad, porque sabe que es deleble y provisoria; no es tajante ni está convencido fanáticamente de nada, lo que le permite estar abierto a otras opiniones. «Uno trata de no definirse porque sabe que al ratito ya no es uno», como le escuché decir a un cantante chileno; y eso precisamente evita Montaigne:
Aparte de esta variedad y división infinita, debida a la turbación que nuestro juicio nos causa a nosotros mismos, y a la incertidumbre que cada uno siente en su interior, es fácil ver que su posición es muy poco segura. ¿Con qué variedad no juzgamos las cosas?, ¿cuántas veces cambiamos nuestras fantasías? Lo que sostengo y creo hoy, lo sostengo y creo con plena convicción; todos mis instrumentos y todas mis fuerzas empuñan esta opinión, y me la avalan en todo lo que pueden. No podría abrazar ni mantener verdad alguna de manera más cierta. Estoy por entero en ella, estoy de verdad en ella. Pero ¿no me ha sucedido, no una vez sino cien, sino mil, y todos los días, que he abrazado cualquier otra cosa con los mismos instrumentos, en las mismas condiciones, que después he juzgado falsa? Al menos hay que hacerse sabio a costa de uno mismo. Si me he visto a menudo traicionado con este motivo, si mi piedra de toque suele resultar falsa, y mi balanza desequilibrada e injusta, ¿qué seguridad puedo tener en esta ocasión más que en las otras? ¿No es una necedad dejarme engañar tantas veces por un guía? Aun así, por más que la fortuna nos cambie quinientas veces de sitio, por más que no haga otra cosa que vaciar y volver a llenar incesantemente nuestra creencia, como un vaso, con nuevas y nuevas opiniones, siempre la actual y última es la cierta y la infalible. Por ella es preciso abandonar bienes, honor, vida y salud, y todo.
Montaigne es la pura tolerancia, lo que no era del todo común en su época; por ejemplo, en los años en que se quemaba a Miguel Servet en la hoguera por hereje, él escribía esto:
No caigo en el error común de juzgar al otro según lo que yo soy. Me resulta fácil creer de él cosas diferentes a mí. No porque yo me sienta apegado a una forma, obligo al mundo a someterse a ella, como hacen todos; y creo y concibo mil maneras de vida contrarias. Y, al revés que a la mayoría, me cuesta menos admitir la diferencia que la semejanza entre nosotros. Libero al otro a su antojo de tener mis condiciones y principios, y le considero simplemente en sí mismo, sin relación, y lo visto según su propio modelo. Aun no siendo casto, no dejo de reconocer sinceramente la continencia de los fulienses y de los capuchinos, ni de percibir bien el aire de su modo de vida. Me pongo muy bien en su lugar con la imaginación. Y los estimo y honro tanto más cuanto son diferentes de mí. Deseo singularmente que nos juzguen a cada uno por sí mismo, y que no me deduzcan de los ejemplos comunes.
No buscó en los Ensayos más que examinarse de la mejor manera que fue capaz, que es a lo más que puede aspirar cada uno:
Así pues, no garantizo ninguna certeza, salvo dar a conocer hasta dónde llega en este momento lo que conozco. Que no se preste atención a las materias, sino a la forma que les doy. Que se vea, en lo que tomo prestado, si he sabido elegir con qué dar valor o auxiliar propiamente a la invención, que procede siempre de mí. En efecto, hago decir a los demás, no como guías sino como séquito, lo que yo no puedo decir con tanta perfección, ya sea porque mi lenguaje es débil, ya sea porque lo es mi juicio.
Pero teniendo cuidado en dejarse embelesar por las propias cualidades:
Si alguien se embriaga al conocerse, porque mira por debajo suyo, que alce la mirada hacia los siglos pasados. Bajará la cabeza cuando descubra tantos miles de espíritus que lo echan por tierra. Si cae en alguna lisonjera presunción por su valentía, que recuerde las vidas de Escipión, de Epaminondas, de tantos ejércitos, de tantos pueblos, que lo dejan atrás a tanta distancia. Ninguna cualidad particular enorgullecerá a quien tenga al mismo tiempo en cuenta otras tantas características imperfectas y débiles que están en él, y, al cabo, la nihilidad de la condición humana. Sócrates, por ser el único que de veras entendió el precepto de su dios de conocerse a sí mismo, y por haberse llegado a despreciar, merced a este estudio, fue considerado el único hombre digno de ser llamado sabio. Quien se conozca así, que no tema darse a conocer por su propia boca.
Se puede coincidir poco con lo que pensaba o creer que se equivocaba en todo, pero es difícil que no despierte simpatía o hasta afecto. Se pintó desnudo (o casi, porque como cualquier mortal, no pudo deshacerse por completo de la vanidad), algo que ni hoy ni antes ha sido común de ver, y eso es de valorar. Como escribió Juan Rivano en un pasaje que ya he citado en alguna ocasión: «No es más que el simple y pobre hombre que es uno mismo». Luego de acompañarlo a través de mil seiscientas páginas escritas a lo largo de veinte años, ¿cómo no terminar sintiéndolo un amigo?
La cantidad de pasajes que podrían citarse sobre el amor, la amistad, la muerte u otros temas importantes son muchísimos, pero vale la pena ir descubriéndolos cada uno. También habría que destacar el uso que hace de las fuentes griegas y romanas. Cualquier interesado en la Antigüedad clásica podrá encontrar en los Ensayos una verdadera enciclopedia de historias y citas de interés.
Aunque se suele considerar que los mejores están en el libro III, la mayoría de los ensayos que más me gustaron se encuentran en el I y en el II. Mis favoritos fueron los siguientes: “La pedantería”, “Filosofar es aprender a morir”, “Que nuestra suerte debe juzgarse solo tras la muerte”, “Cómo el alma descarga sus pasiones sobre objetos falsos cuando le faltan los verdaderos”, “La tristeza”. “La amistad”, “Cómo lloramos y reímos por lo mismo”, “La soledad”, “Costumbre de la isla de Ceos”, “Los libros”, “La gloria”, “La semejanza de los hijos con los padres”. No tienen desperdicio, de verdad.
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ripempezardexerox · 11 months
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Quién es el RIPEMPEZARDEXEROX ?
En geografía, un aweonao de mierda
En historia, un imbécil
En matemática, un aweonao culiao
En biología, un sapo culiao ignorante
En mitología, un aweonao
En astronomía, un aweonao
Para el ciego, es un aweonao conchetumare
Para el hambriento, un conchetumare bastardo culiao
Para el sediento, un imbécil ignorante déspota tirano malnacido
Para el preso, un colega, porque él debería estar preso por bastardo conchetumare
Para el triste, un aweonao
Para el sabio, un aweonao
Para la ciencia, un aweonao
Para el viajante, un aweonao
Si RIPEMPEZARDEXEROX cree algo, yo le digo que es aweonao
Si RIPEMPEZARDEXEROX erra, le digo aweonao
Si RIPEMPEZARDEXEROX habla, yo le tiro coprolitos
Si RIPEMPEZARDEXEROX está triste, yo le digo aweonao y le digo que se mate
Si RIPEMPEZARDEXEROX piensa, jajaj se la creyeron que va a pensar ese aweonao
Si RIPEMPEZARDEXEROX tiene un millón de haters, todos le dicen aweonao
Si RIPEMPEZARDEXEROX tiene 10 haters, le dicen aweonao también
Si RIPEMPEZARDEXEROX tiene un hater, ese hater le dice aweonao
Si RIPEMPEZARDEXEROX no tiene haters, entonces los que no son haters igual le dicen aweonao
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austxnland · 4 months
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"… ¿Qué es preferible, hermano lector: morir rico y célebre o pobre y olvidado? ¿Poseer riquezas y verse obligado a dejarlas, o abandonar este mundo después de haber jugado y haber perdido? Debe de ser extraño ver llegar el día en que uno ha de decirse: Mañana poco me importará el éxito o el fracaso. Saldrá el sol y millones de hombres irán a su trabajo o a sus placeres como de ordinario; pero yo ya no formaré parte del bullicio…"
"Siempre hubo clases. Siempre hubo ricos y pobres", dice el opulento mientras saborea copas de buen vino sin acordarse de enviar al pobre Lázaro las migajas que caen de su mesa. Tiene razón, pero lo que no me explico es que la lotería de la vida conceda a unos ricas y lujosas telas, y a otros, andrajos y el calor de algún perro como único abrigo."
"Al decir "la creme", ni me refiero a los más virtuosos ni a los menos virtuosos, ni a los más sabios ni a los más ignorantes, ni a los más ricos ni a los más ilustres, sino sencillamente a "la creme", es decir, a las personas que nadie pone en duda." William Thackeray: La feria de las vanidades (1848).
En los años que adornan el ocaso del siglo XIX, la aristocracia se erige majestuosa en la cúspide de la sociedad, como un faro que guía las costumbres y dicta los designios del mundo civilizado. Sin embargo, detrás de sus fachadas impecables y sus salones iluminados por la luz de los candelabros, yace un tejido de hipocresía y superficialidad que desafía incluso la más delicada de las plumas.
Es en estos círculos selectos donde se forjan alianzas matrimoniales como si de negocios se tratasen, donde los corazones son sacrificados en el altar del linaje y la riqueza. Se teje una red de intrigas y manipulaciones, donde la virtud es eclipsada por la ambición y el amor es solo un accesorio en el vestuario de la conveniencia.
Las damas de la alta sociedad despliegan su abanico de sonrisas ensayadas y palabras cuidadosamente seleccionadas, ocultando tras ellas la frivolidad de sus preocupaciones y la vacuidad de sus ideales. La moralidad es un adorno que se exhibe según convenga, pero que se guarda celosamente cuando las sombras de la noche cubren los excesos y las transgresiones.
Los caballeros, por su parte, se pavonean con la arrogancia que les otorgan sus títulos y sus posesiones, mientras en las sombras, sus acciones revelan la fragilidad de su carácter y la falta de verdadero mérito. La virtud es medida por el grosor de la billetera y el brillo del apellido, dejando en el olvido las cualidades del alma y la nobleza del espíritu.
Así, mientras la aristocracia se alza como el epítome del refinamiento y la elegancia, en realidad se convierte en una caricatura de sí misma, un reflejo distorsionado de valores morales y humanos. Detrás de las cortinas de terciopelo y los encajes primorosamente bordados, se oculta una realidad más sombría, donde la verdadera grandeza se pierde entre las sombras de la vanidad y la codicia.
Que el espectáculo continúe, pues, mientras las máscaras sigan en su lugar y las apariencias sean mantenidas con esmero. Pero que también seamos conscientes de que, tras el brillo superficial, la aristocracia de los años 1895 carga consigo el peso de sus propias contradicciones y la fragilidad de su propia falsedad.
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rojosweet · 5 months
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El ignorante y el sabio
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cchiroque · 1 year
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50 preguntas básicas para acercarse al 'Quijote'
Cervantes llevaba 20 años sin publicar cuando sacó el 'Quijote'. La obra tuvo un éxito inmediato y enorme. A los dos años ya fue traducida al inglés.
ANDRES AMOROS
01 ¿Quién escribió el 'Quijote'?
Miguel de Cervantes. Lo del "historiador arábigo" Cide Hamete Benengeli es sólo un marco literario para dar complejidad a la historia, un juego: Cervantes inventa al narrador; éste, a Alonso Quijano, que inventa a Don Quijote, que inventa a Dulcinea
02 ¿Existe un retrato de Cervantes?
Ninguno de los que se han creído es fiable, ni el que preside el salón de la Real Academia. Su autorretrato lo hace él en el prólogo de las Novelas ejemplares: "Éste que veis aquí, de rostro aguileño". Y en toda su obra.
03 ¿Es la obra de un hombre maduro?
Cervantes tenía casi 58 años cuando salió la primera parte; en aquella época, una edad avanzada. Llevaba 20 años sin publicar; por eso, entre otras cosas, sorprendió tanto su novela.
04 ¿Era un hombre muy culto?
Tuvo cierta educación humanística y le influyó mucho la estancia en Italia. Era gran lector: "Yo soy aficionado a leer, aunque sean los papeles rotos de las calles".
05 ¿Fue feliz la vida de Cervantes?
No demasiado: fue cautivo en Argel, tuvo siempre dificultades económicas y problemas con la justicia; intentó pasar a América, pero no le dieron permiso
06 ¿Escribió el 'Quijote' en la cárcel?
Así lo dice en el prólogo de la primera parte: "Se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento". Pero quizá es sólo una metáfora del mundo o alude a lo que le enseñó esa experiencia.
07 ¿Podemos visitar hoy La Mancha de Don Quijote?
Pueden visitarse molinos de viento en Campo de Criptana, Alcázar de San Juan o Consuegra; la presunta casa de Dulcinea en El Toboso; la cueva de Medrano, en Argamasilla de Alba, y la de Montesinos; ventas en Puerto Lápice; el parque natural de las lagunas de Ruidera Todo esto nos ayuda a evocar las aventuras del caballero.
08 ¿Coincide cronológicamente con Shakespeare?
Murieron los dos en la misma fecha: 23 de abril de 1616. Pero no era el mismo día: en Inglaterra y España se usaban distintos calendarios.
09 Sancho Panza, ¿es un ignorante o un sabio?
Es tan complicado y sutil como Don Quijote: utiliza su locura para engañarle e inventa dos veces a Dulcinea. En sus juicios muestra una auténtica sabiduría popular, con buen sentido práctico e ingenio natural, todo verosímil en alguien de su condición.
10 ¿Qué significó para él Avellaneda?
En 1614, un año antes de que apareciera la segunda parte, publicó él su continuación apócrifa. No se sabe quién fue este escritor. Cervantes se queja amargamente, pero la publicación del libro de Avellaneda le hizo acelerar la conclusión de la segunda parte, en la que le desmiente varias veces.
11 ¿Usa cautelas e hipocresías en su novela?
Muchas; de no hacerlo así, un espíritu tan libre como Cervantes hubiera tenido grandes problemas en aquella España.
12 ¿Qué comen Don Quijote y Sancho?
Lo que se comía en la época: pan con queso y vino; bellotas y avellanas; tocino (comerlo demostraba que se era cristiano viejo), vaca y carnero; cebollas y ajos; gigote (carne picada), salpicón, duelos y quebrantos El plato nacional era la olla. En la novela se han encontrado hasta 150 formas de preparar los alimentos.
13 ¿Se basa en algún modelo real?
Se han propuesto varios, con el apellido Quijada o Quijano, o personajes trastornados por la lectura. Todo esto no importa demasiado; lo que interesa es lo que realiza artísticamente Cervantes, tenga en cuenta o no esos antecedentes.
14 ¿Es una parodia de las novelas de caballerías?
Sí, pero eso sólo es el punto de partida, el trampolín desde el que se lanza a una historia trascendental.
15 ¿Existieron realmente los caballeros andantes?
En los siglos XIV y XV recorrían Europa muchos caballeros andantes reales, en busca de fama y fortuna. A la altura de 1605, Don Quijote es ya un anacronismo viviente.
16 ¿Tuvo clara desde el principio la estructura de la novela?
Quizá no. Se ha supuesto que pensó primero en escribir una novela corta. Parece claro, en todo caso, que fue madurando su novela al tiempo que la escribía.
17 ¿Es mejor esta novela que las otras obras de Cervantes?
A enorme distancia, aunque él soñó siempre con ser poeta, y detalles de su genialidad se advierten en toda su obra; sobre todo, en los Entremeses y las Novelas ejemplares.
18 ¿Cómo era España cuando se escribe el 'Quijote'?
A comienzos del siglo XVII (reinado de Felipe III), España está pasando de la grandeza del imperio a su decadencia: crisis política, económica, militar y espiritual. "Cervantes, como Don Quijote, es un hombre capturado entre dos mundos, el viejo y el nuevo" (Carlos Fuentes).
19 ¿Refleja esta novela la situación española de su tiempo?
Como toda gran novela, es un documento único para entender la sociedad: los paisajes, los caminos, la vida cotidiana, oficios, fiestas Y, sobre todo, el sistema de valores y creencias.
20 ¿Aprobaba Cervantes la expulsión de los moriscos?
Tiene muchísimo cuidado de no criticar expresamente esa expulsión (1609), pero no comparte sus motivos y retrata con simpatía al morisco Ricote, al que abraza Sancho, y que suspira por su patria perdida: "Doquiera que estamos, lloramos por España".
21 ¿A qué tipo de lector va destinado?
A cualquier lector, no a los cervantistas ni a los profesores. Cada uno lo apreciará de modo distinto, ya lo sabía Cervantes: "Los niños la manosean, los mozos la leen, los hombres la entienden y los viejos la celebran".
22 ¿Lo pueden leer los niños?
Es una vieja tradición que los niños españoles se vayan familiarizando con el personaje y sus aventuras; naturalmente, en versiones abreviadas y con lenguaje modernizado, para evitar su rechazo. En todo caso, sólo entenderán de verdad la novela cuando sean adultos.
23 ¿Cuántas salidas realiza Don Quijote?
Tres; en cada una, parte de su aldea para volver a ella. La primera dura sólo dos jornadas. En la segunda recorre La Mancha hasta Sierra Morena. En la tercera cruza el Ebro, pasa unos días con los duques, "a la mitad del reino de Aragón", y llega a Barcelona y al mar.
24 ¿Pertenecía Don Quijote a las clases privilegiadas?
Era un hidalgo, el escalón más bajo de la nobleza; tenían algunos privilegios y presumían de su honor, pero solían tener un modesto pasar, cercano a veces a la pobreza.
25 ¿Cuál es el "lugar de La Mancha" donde vivía Don Quijote?
No se sabe: se ha supuesto que podría serlo Argamasilla de Alba, Argamasilla de Calatrava, Mota del Cuervo, Esquivias La novela es, en esto, voluntariamente imprecisa.
26 ¿Destruye el ideal?
No lo destruye, sino que lo depura, defendiendo en plena edad moderna los mejores valores de la caballería medieval: defensa de los débiles, culto al valor y la honra, fidelidad a su dama Llamamos hoy 'quijotismo' a la defensa de los principios morales más elevados
27 ¿Está loco Don Quijote?
La lectura de los libros de caballerías le hace confundir la realidad con la imaginación, pero, fuera de esos temas, tiene un excelente criterio. Su locura es un recurso que usa Cervantes para expresar "cierta idea del vivir humano" (Américo Castro).
28 ¿Y se comporta de verdad como un héroe?
Afronta heroicamente reales peligros; por ejemplo, al enfrentarse a los feroces leones: "¿Leoncitos a mí?".
29 ¿Son opuestos Don Quijote y Sancho?
En principio, sintetizan dos modos de ser opuestos; en realidad, son complementarios. A lo largo del relato se contagian; Don Quijote se sanchifica y Sancho se quijotiza (Madariaga).
30 ¿Existió Dulcinea?
Sí existió para Don Quijote, y eso es lo que importa: "Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica".
31 ¿Qué personaje secundario es retratado con más simpatía?
Don Diego de Miranda, el "santo a la jineta", que encarna las mejores virtudes del erasmismo y la sabia moderación.
32 ¿Escribe bien Cervantes?
Escribe maravillosamente, utilizando, según los personajes y las situaciones, una gran variedad de estilos. Su ideal estilístico lo dice maese Pedro: "Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala".
33 ¿Son importantes los diálogos?
Son uno de los mejores aciertos de la novela. Los personajes quedan perfectamente caracterizados al hablar; sobre todo, Don Quijote y Sancho: "Las almas se desnudan hablando" (Dámaso Alonso).
34 ¿Por qué intercala otras historias?
Para conseguir variedad dentro de la unidad, de acuerdo con la estética barroca, usa todos los géneros de la novela del siglo XVI: pastoril, sentimental, morisca, picaresca, ejemplar Pero desaparecen prácticamente en la segunda parte.
35 ¿Cuáles son los escenarios de la novela?
En general, La Mancha, Sierra Morena y el camino a Zaragoza y Barcelona.
36 ¿Es mejor la primera parte o la segunda?
Muy superior la segunda parte: el narrador no tiene dudas, aumenta el diálogo, hay menos acción, pero mayor complejidad. Además, otros personajes han leído ya la historia de Don Quijote y falsean la realidad para amoldarla a sus imaginaciones. "La segunda parte del Quijote no es literatura, como no son pintura Las Meninas" (Navarro Ledesma).
37 ¿Puede compararse a algún
artista español de su tiempo?
A Velázquez, por su aceptación de la realidad plural, su respeto a la dignidad de cualquier ser humano y la sobria elegancia, sin artificios retóricos.
38 ¿Cuál es el momento más patético?
La muerte de Don Quijote, al final de la novela; al comienzo, su desconcierto cuando no encuentra sus libros, porque le han tapiado el aposento donde los guardaba.
39 ¿Es superior Don Quijote a Cervantes?
Eso es sólo una de las paradojas que le gustaban a Unamuno: obviamente, toda la grandeza del personaje la ha creado Cervantes, no le cayó del cielo sin que él lo advirtiera, como un "ingenio lego".
40 ¿Podemos reírnos leyéndolo?
Debemos reír o sonreír: el humor y la ironía son la clave del Quijote. Pero no se burla, como Quevedo, sino que salva todos los valores de los que se está riendo. Aquí, "la técnica literaria de la libertad es el humorismo" (Pedro Salinas).
41 ¿Tuvo éxito editorial?
El éxito fue inmediato y extraordinario: en el año 1605 se publicaron ya seis ediciones más, y muchos ejemplares se enviaron a las Indias. Nunca hasta entonces se había dado un caso semejante.
42 ¿Tardó en ser traducida a otros idiomas?
Muy poco: al inglés (1607), al francés (1614), al italiano (1622), al alemán Después de la Biblia, no hay otro libro en el mundo tantas veces editado, traducido y comentado.
43 ¿Fue entendido bien en su época?
Durante los siglos XVII y XVIII se leyó sólo como una obra cómica. A partir del romanticismo europeo se reconoció su valor trascendental.
44 ¿Ha influido fuera de España?
Enormemente. Así lo dicen los narradores ingleses (Fielding, Smollet, Sterne), los románticos alemanes y los grandes novelistas del siglo XIX: Dickens, Stendhal, Flaubert, Galdós, Tolstói, Dostoievski Cada época ha encontrado nuevos aspectos valiosos.
45 ¿Es una novela realista?
Sí, incluyendo el realismo "de cosas", pero, sobre todo, el realismo "de almas" (Dámaso Alonso): no nos da un documento fotográfico, sino la realidad vital, existencial, de cada personaje.
46 ¿Es la primera novela moderna?
Inaugura la gran novela moderna, que nos da una visión amplia y compleja de una realidad problemática. Se anticipa a muchas técnicas de la novela del siglo XX: perspectivismo, narrador no fiable, incorporación de la crítica, ambigüedad, equívoco "Eso que a ti te parece bacía de barbero me parece a mí el yelmo de Mambrino y a otro le parecerá otra cosa".
47 ¿Es una obra desengañada?
Sí, nos muestra que "ya en los nidos de antaño no hay pájaros hogaño". Lo define Carlos Fuentes: "Es la primera novela de la desilusión, la aventura de un loco maravilloso que recobra una triste razón".
48 ¿Se anticipa a Freud?
Como todos los grandes relatos, busca en el fondo del alma y descubre misterios, mucho antes de que los estudie la psicología; véase, por ejemplo, la simbólica bajada a la cueva de Montesinos. "Leyendo a Cervantes, me parece comprenderlo todo" (Antonio Machado).
49 ¿Es un símbolo de España?
Así ha sido siempre considerado: "No tuvo España mejor embajador, a lo largo de los siglos, que Don Quijote" (Carpentier). "Él es España" (Dámaso Alonso). Es la expresión de lo mejor de nuestro carácter: nuestra Biblia.
50 ¿Qué lección ética nos da?
La primacía de la ética del esfuerzo sobre la del éxito: "Bien podrán los encantadores quitarme la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo, será imposible".
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Andrés Amorós Guardiola (Valencia, 15 de febrero de 1941), ensayista, crítico literario, historiador de la literatura española.
Andrés Amorós, doctor en Filología Románica y catedrático de Literatura Española en la Universidad Complutense de Madrid, siempre ha mantenido una estrecha relación con el mundo del teatro.
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PROVERBIOS 1:7
A menudo vemos en la televisión o en Internet a personas aparentemente sabias con discursos amplios, bonitos y elocuentes. Suelen tener una gran retórica, se expresan de manera fenomenal, y con su discurso cautivador, consiguen alcanzar y reunir a muchos admiradores. Sin embargo, ¿podemos considerar que son sabios a todos aquellos que pronuncian discursos impresionantes y atractivos?
El autor de Proverbios nos ofrece una excelente perspectiva que nos ayuda a entender esto de mejor manera. Él dice que el temor del Señor es el principio del conocimiento. La palabra que el autor utiliza para "conocimiento" también puede traducirse como sabiduría. Y cuando habla de "temor" no se refiere al miedo, sino a una profunda reverencia, respeto y devoción a Dios. El escritor enfatiza que el temor del Señor es la base para vivir sabiamente y obtener el verdadero conocimiento.
Históricamente, los creyentes eran considerados ignorantes y carentes de sabiduría. Eran despreciados por su fe; sin embargo, el apóstol Pablo afirmó que lo que el mundo consideraba sabiduría es, en realidad, necedad ante Dios, y el poder de Dios manifestado en medio de su pueblo es necedad para el mundo. Por ello, debemos centrarnos en buscar la sabiduría que proviene del Señor y no permitir que nos deslumbre la sabiduría superficial y limitada de este mundo.
El pasaje de hoy nos enseña que el temor del Señor es el principio de la sabiduría. ¿Pero sabes qué significa temer al Señor? La palabra “temor” tiene diferentes significados según el contexto en el que se utilice. En general está relacionada con el miedo, pero también con la reverencia, el respeto y la piedad. En este caso, el pasaje de hoy nos dice que la fuente del verdadero conocimiento está en tener una piadosa reverencia a Dios, obedecer sus preceptos y servirle de todo corazón.
Tener un discurso impresionante y una mente brillante no es suficiente si no tenemos un corazón que honre y respete a Dios. Por ello, el autor de Proverbios dice que "los necios desprecian la sabiduría y la disciplina". Lo hacen porque su sabiduría es simplemente superficial y no tiene sustancia.
Si estás en un entorno donde ser creyente es menospreciado, mantén la cabeza en alto y confía. Si temes al Señor, has encontrado el camino hacia la verdadera sabiduría y el Espíritu Santo está a tu lado para capacitarte. Si te sientes limitado en algunas áreas, alégrate, porque el Señor, que con su sabiduría creó todo, te conoce por tu nombre y tiene preparado para ti un futuro eterno a su lado.
Esta verdad debe llenarte de alegría y paz. Si sigues la guía del Señor, estarás seguro. Por tanto, no temas a hombre alguno, incluso si es poderoso; más bien, teme al Señor.
No envidies la sabiduría de este mundo, pues dentro de ti habita la gloriosa presencia del Espíritu Santo, que es la verdadera fuente de conocimiento y sabiduría. Permite que esta verdad alegre tu corazón y fortalezca tu fe.
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anafirmations · 1 year
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"Una persona ignorante tiende a culpar a otros por su propia desgracia. Culparse a uno mismo es prueba de progreso. Pero el sabio nunca necesita culpar a otro ni a sí mismo."
—Epicteto.
“[…] pero el sabio nunca necesita culpar a otro ni a sí mismo.”
En lugar de buscar culpables, el sabio reconoce la importancia de asumir la responsabilidad personal y de encontrar soluciones constructivas. Esta perspectiva refleja una mente equilibrada y una comprensión profunda de cómo afrontar los desafíos sin caer en la trampa de la culpa.
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israel-34 · 2 years
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«La Biblia es el único libro que satisface enteramente las necesidades de todos los hombres y los inspira a una vida plena. Ella fue de Vital Importancia a los hombres que vivieron hace miles de años y es de igual importancia al hombre moderno. Conviene a los hombres de todos los pueblos, sean ellos de oriente o del occidente; de las zonas frías del norte, o de las regiones calientes del sur. Ella deleita a los niños y nunca cansa al anciano. El ignorante la entiende, y el sabio y culto se fascina con ella. Conviene al Erudito, al Filósofo, y al poeta para realizar sus obras más profundas, al encontrar en las páginas divinas su inspiración»
E.M. Goodchild
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bocadosdefilosofia · 1 year
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«¿O cómo habremos de decirlo, Teodoro? Pues si para cada uno va a ser verdad lo que opina (doxázei) a través de la sensación y una persona no distingue (diakrineî) mejor lo que otra experimenta, y si uno no puede tener más autoridad para examinar si la opinión (dóxa) de otro es correcta o falsa, sino que, como se ha dicho muchas veces, cada uno sólo podrá juzgar (doxásei) si todo Io suyo es correcto y verdadero, ¿por qué entonces, amigo, Protágoras habrá de ser tan sabio que incluso justificadamente se considere maestro de los demás a cambio de altos honorarios, y por qué nosotros seríamos más ignorantes y tendríamos que frecuentar sus lecciones si cada uno es medida de su propia sabiduría? ¿Cómo no habremos de afirmar que Protágoras dice esto para ganarse el favor popular? Guardo silencio en cuanto a mí y en cuanto al ridículo al que nos exponemos debido a mi arte de hacer parir, y creo que lo mismo sucede con la actividad dialéctica en su totalidad. Si La Verdad de Protágoras es verdadera y [él] no habló en broma desde lo más íntimo de su libro, ¿no es una enorme e inmensa tontería inspeccionar e intentar refutar las apariencias (phantasíai) y opiniones (dóxai) de unos y otros, si las de cada uno son correctas?»
Platón: Teeteto. Editorial Losada, págs. 121-122. Buenos Aires, 2006.
TGO
@bocadosdefilosofia
@dies-irae-1
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VIVIR COMO LAS FLORES.
Maestro, ¿qué debo hacer para no irritarme? Algunas personas son falsas, hablan demasiado, mienten y calumnian, otras son ignorantes, otras critican y juzgan duramente, otros son indiferentes.
Siento odio por aquéllas que son mentirosas y sufro con aquéllas que calumnian.
¡Pues, vive como las flores! Advirtió el maestro.
¿Qué es eso de vivir como las flores? - preguntó el discípulo.
Pon atención a esas flores, continuó el maestro, señalando unas rosas bellisimas que crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, crecen en el, sin embargo son puras y perfumadas.
Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que las acciones, actitudes o los problemas de los demás te incomoden.
Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos.
Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse.
Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera.
Esto, es vivir como las flores…
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tetha1950 · 2 years
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Para cambiar realmente, Tienes que Saber la Verdad...
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“Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad”. Juan 17:17 (NTV)
Si quieres ser transformado, no puedes conformarte.
La Biblia dice en 1 Corintios 3:18-19, “Que nadie se engañe. Si alguno de ustedes se cree sabio según las normas de esta época, hágase ignorante para así llegar a ser sabio. Porque a los ojos de Dios la sabiduría de este mundo es locura. Como está escrito: «Él atrapa a los sabios en su propia astucia»” (NVI).
Si quieres que Dios transforme tu vida, entonces tienes que elegir no conformarte con lo que la sociedad y la cultura dicen que debes ser o hacer. Pero no puedes hacer que esta vida cambie por tu propia cuenta.
Cambiar tu vida comienza por cambiar tu forma de pensar, y eso no es algo que puedas hacer por ti mismo. Efesios 4:23 dice: “Dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes” (NTV).
¿Cómo hace eso el Espíritu Santo?
El cambio real requiere aprender la verdad. Es posible que ya conozcas estas famosas palabras de Jesús: “Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres” Juan 8:32 (NTV).
Pero ¿sabías que la noche antes de que Jesús fuera a la cruz, oró: “Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad” Juan 17:17 (NTV).
Dios usa la verdad de su Palabra para hacerte completo.
El secreto del cambio personal no es la fuerza de voluntad. No se trata de hacer resoluciones.
El secreto del cambio personal en las áreas difíciles de tu vida es conocer y aplicar la verdad, que encontrarás en la Palabra de Dios, la Biblia.
Si pasas tiempo en la Palabra de Dios, empapando tu mente con la verdad, la Biblia promete esto: “Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza y por la astucia y los artificios de quienes emplean artimañas engañosas. Más bien, al vivir la verdad con amor, creceremos hasta ser en todo como aquel que es la cabeza, es decir, Cristo. Por su acción todo el cuerpo crece y se edifica en amor, sostenido y ajustado por todos los ligamentos, según la actividad propia de cada miembro” Efesios 4:14-16 (NVI).
Cuanto más conozcas a Jesús, más verdad sabrás. Y te encontrarás superando las mentiras en las que has estado creyendo. Crecerás, cambiarás y te transformarás más a la semejanza de Cristo. Y te darás cuenta de que la verdad realmente te hace libre.
Reflexiona sobre esto:
Muchas personas piensan que seguir la Palabra de Dios trae ataduras debido a todas las reglas que tienen que seguir. Pero ¿cómo es que seguir la Palabra de Dios realmente trae libertad? ¿Cuándo has experimentado esa libertad en tu propia vida?
¿Cómo estás haciendo tiempo en tu vida para “empapar” tu mente con la verdad de la Palabra de Dios? Si no estás haciendo eso, ¿qué nuevos hábitos necesitas para comenzar esta semana?
(Ps. Rick Warren).
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