Tumgik
#una fresa en el librero
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¡Peter Pan!
La mejor edición de todas, ilustrada por Antonio Lorente #antonioilustrando
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angelh4ir · 3 years
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glycerine.-bush
hoy me encontré pensando de nuevo en ti, después de dos años y cacho. de nuevo en ti. ¿qué hubiera pasado si siguiéramos en la bestia? ¿qué hubiera pasado si me hubiera aventado contigo desde antes? ¿qué hubiera pasado si siguieras en sae? ¿qué hubiera pasado si hubiéramos tenido la oportunidad de tourear juntos? ¿qué hubiera pasado si te hubiera invitado a salir de verdad?
qué hubiera pasado.
me acuerdo de la vez que fui a regrabar un solo a la bestia y estabas ahí. hablamos de que nos cagan nuestros abuelos y de música; me dijiste que no soportabas a bush y te dije que yo amaba glycerine. al día siguiente que me viste en el estudio agarraste una guitarra y empezaste a tocar glycerine; me preguntaste si así iba y te reíste. 
ya es mi costumbre pensar que ya se me pasó “ese pequeño crush” que tengo contigo; pero luego veo que en la página de los pájaros suben una foto tuya y me acuerdo de esa vez, y llegan otra vez esas ideas de cómo me gusta tu nombre y tu tatuaje del pecho, tus ojos cafés y tu cabello lacio, tu nariz rara y tu estilo de skato fresa; llegan esas fantasías de cómo tu apellido encaja perfectamente con el mío de cualquier manera; de cómo si tuviéramos gemelas se llamarían Agnes y Leonora, y de que, seguramente, te gustaría decorar nuestra casa en la colonia Juárez al estilo escandinavo, con un librero lleno de vinilos y una colección de guitarras y prints de bandas. 
me regresa esa idea de que si estuviéramos juntos siempre nos pelearíamos de cuál es nuestra canción y todos los días me enseñarías un grupo nuevo, pero ambos sabríamos que todo empezó por glycerine. 
y luego despierto, y recuerdo que lo más cerca que he estado de toda esta historia que me armé en mi cabeza: la casa de la juárez con el portón rojo, las gemelas, cocinar pasta juntos y glycerine, es aguantarte la mirada más de 5 segundos y formular una oración sin tartamudear. y luego recuerdo que seguramente me odias.
lo que vine a decir es que 
estoy enamorada de ti desde hace ya un tiempo.
-sophie
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slhades · 6 years
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Obsesión
Un one-shot MiloxCamus de Saint Seiya/Caballeros del zodiaco, en un AU crossfic con Pet shop of horrors.
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Mencionar el nombre de Milo Scorpio, era hablar de uno de los actores más grandes del cine internacional. Miles de mujeres suspiraban por él y los hombres que no lo odiaban por ser comparados todo el tiempo por sus mujeres, hijas, hermanas o novias, eran muy bien versados en el cine. Conocía más idiomas de los que podía recordar, no los dominaba todos, pero se desenvolvía con cierta facilidad; esto debido a que no se centraba únicamente en el cine estadounidense y gracias a esto muchos directores alrededor del mundo le tenían un profundo respeto por darlos a conocer. Siempre se preocupaba por tener una imagen pública honesta consigo mismo pero nunca escandalosa. Siempre se preocupó de sus fans por todo el mundo. Había ganado un Oscar por mejor actor en una película francesa, y la dedicó a sus fans y a la paciencia de todos los involucrados por tenerle aguante con su francés. Tenía un atractivo incomparable, como el fuego griego.
Pero luego de un tiempo, su vida glamorosa ya parecía no serle suficiente. Estudiar libretos, ser cargado en maquillaje, actuar, vestir distintos estilos y conocer nuevas personas lo llenaban y aprovechaba el máximo el día a día, pero llegar a su enorme loft y no encontrar a nada ni a nadie que le espere, lo hacían sentirse muy solo.
“Tal vez si vas al barrio chino” le dijo Kanon, el hermano gemelo de Saga, su manager, “quizás en la tienda de mascotas del Conde D, encuentres algo interesante” y le guiñó un ojo. Kanon podía tener el mismo rostro de su hermano mayor (por diez minutos) pero era una persona totalmente poco convencional, como si un aura de aventura secreta lo rodeara. Una mascota, se dijo. No era la primera vez que se le pasaba por la cabeza, pero con todo lo que tenía que hacer, se le hacía bastante difícil concebir la idea. Se convenció finalmente cuando Saga apoyó la idea de su hermano, cosa bastante difícil. Le comentó que Kanon había adquirido un curioso reptil alado y dorado, que no se atrevía a describirle por completo, pero que desde que lo tenía, Kanon había dejado de ser tan descarriado con su vida. No es como si el menor de los gemelos fuera un total irresponsable, pero daba la impresión de que no tenía suelo fijo que pisar. Desde el reptil, le dijo su manager y mejor amigo, cuando hablaba con su hermano menor, era como hablar con alguien maduro pero arriesgado. Y eso le hacía tenerle más confianza.
Finalmente, luego del último día de grabación de su última película, se dirigió al barrio chino. Se olvidó por completo de pedir referencias a Kanon antes de ir, pero sorprendentemente, y sin que se diera cuenta, ya había entrado en uno de los locales. Dentro podía sentir un dulce aroma a incienso, y supo que estaba en una tienda de mascotas al ver distintas aves en grandes y hermosas jaulas, perros, gatos y conejos por ahí. La tienda tenía como base un color oscuro, que hacia resaltar los vividos colores de los diseños tribales que la adornaban.
- ¡Señor detective! – Escuchó decir en un tono de voz bastante molesto - ¡le recuerdo que esta no es una cafetería! ¿Es que no tiene nada mejor que hacer?
- ¡No me iré de aquí hasta saber qué tipo de mercancía ilegal vendes aquí! – Tras asomarse un poco más, pudo ver que quien decía eso se trataba de un hombre joven y rubio - ¿Qué es, eh? ¿Drogas, esclavos?
Milo pensó seriamente en huir de ahí y decirle a Saga que su hermano compraba animales en una tienda de por sí muy sospechosa.
- ¡deje de decir tonterías de una vez, por favor! – Fue entonces que el actor pudo ver acercarse a un joven chino de corto y lacio cabello vistiendo un lindo cheongsam negro y violeta, contrastando con sus exóticos ojos dorados - ¡oh por todos los cielos! ¿Es usted Milo Scorpio, el famoso actor?
El mencionado asintió con humildad. Le sorprendió la forma de reaccionar del singular chino, normalmente la gente se le abalanzaba sobre él. Justo como el detective que antes estaba sentado a la mesita de café comiendo pasteles, y ahora lo miraba con ojos incrédulos. El chino no perdió el tiempo de pedirle su autógrafo educadamente y tampoco el detective, que de hecho le pidió dos, uno para él y otro para su pequeño hermano Chris. Misteriosamente, el tema de las drogas y la trata de blancas se fueron volando por la puerta.
- y dígame Señor Scorpio – le dijo el chino, llamando su atención, mientras el detective de nombre Leon Orcot, miraba maravillado los autógrafos - ¿En qué puedo servirle?
- este… - comenzó algo cohibido el actor -  busco al Conde D ¿Es esta su tienda?
- efectivamente, Señor Scorpio – le respondió con una sonrisa. Pudo notar cómo el detective escudriñaba en esa sonrisa, como queriendo averiguar algo– sin embargo, desafortunadamente, el Conde D, mi abuelo, se encuentra en un viaje de negocios en busca de nueva mercancía. Yo soy el asistente encargado.
- pues, en ese caso… en realidad, no sé que busco exactamente. Me recomendó Kanon, me parece que usted le vendió un reptil alado – le comentó.
- ¡oh si! El señor Gemini viene frecuentemente a comprar la comida para su preciada mascota – el chino pareció emocionarse al recordar a la criatura -, es una serpiente con mucho carácter, pero puede llegar a ser muy cariñoso.
- pues si, Kanon ah cambiado mucho desde que lo tiene – pensó con una sonrisa -. Me recomendó su tienda porque pues… verá, me siento muy solo al llegar a casa. Nunca hay nadie con quien pueda hablar, ni pasar el tiempo.
- hmm… - el joven pareció meditabundo por un momento, pero en menos de lo que canta un gallo por el amanecer, su rostro se iluminó. El detective no parecía querer dejar de mirarlo - ¡eso es, se perfectamente lo que busca! Solo permítame un momento.
- hey – llamó Leon por lo bajo mientras el Conde buscaba algo en unos cajones – Ese amigo tuyo… ¿Está bien de verdad?
- pues… si, perfectamente. Se ah vuelto alguien más centrado desde que vino aquí.
- hmm… pues yo que tú, me quedaría con un ojo abierto ¿Eh?
- ¡Señor detective! – Llamó con reprimenda el Conde, acercándose de vuelta con un incienso en las manos – la voy a pedir de favor que deje de asustar a mis clientes.
Leon se encogió de hombros y se escudó tras un pastel que aun había en la mesita de café.
- sígame Señor Scorpio.
El Conde lo guió por la enorme trastienda, lo que sorprendió a Milo de sobre manera, pues la tienda no lucía tan grande (sino es que enorme) por fuera. Finalmente, llegaron frente a una puerta que el Conde abrió. “Entre despacio, por favor” le dijo con calma, y Milo obedeció. Más de ese dulce incienso provino del cuarto, entonces el Conde encendió la luz, proveniente de las esquinas de la habitación, dando una iluminación tenue a la estancia, fue entonces que Milo pudo distinguir que dentro de ese lugar estaba lleno de…
- ¡¿Personas?! – exclamó con asombro.
- Por favor, le pido que observe con cuidado – le dijo mientras caminaba entre ellos -, estos de aquí son gatos.
Incrédulo, prestó más atención, pues ahí vio chicos y chicas muy bellos recostados en los muebles, sentados en el suelo, incluso sobre los libreros. Pero al observar detenidamente, pudo notar que los ojos que ellos poseían, eran afilados y penetrantes. Efectivamente, eran…
- le recomiendo esta raza de aquí – señaló el Conde -, son hogareños y tranquilos, poco sociables, pero con el tiempo pueden llegar a ser una gran compañía. Son originarios de Francia, una raza muy poco común en estos días.
Gatos. La habitación estaba repleta de gatos. Se acercó a donde el Conde le señaló. Entonces, uno de ellos, de pelaje muy suave y de un tono verde azulado, se le acercó. Milo observó sus ojos felinos, de un profundo y hermoso color azul. Quiso acariciarlo, pero la criatura se hizo a un lado, alzando su cola, muy digno y caminando un par de pasos lejos de él. Milo sonrió con encanto.
- parece que le agrada – dijo el Conde – si alguien no le interesa, simplemente no se acerca.
- me lo llevo – dijo cuando finalmente, el felino le permitió acariciarle detrás de las orejas, ronroneando gustoso.
- ¡Perfecto!
El Conde le hizo firmar un contrato en el que se estipulaban tres condiciones: Número uno, debía darle de comer pescado fresco tres veces al día, de preferencia atún o salmón; Número dos, debe tenerle un rascador y un lugar cómodo donde dormir; y finalmente y muy importante el Número tres; no rodearlo de más de tres personas además del cliente en una misma habitación; le especificó encarecidamente que si rompía cualquiera de estas clausulas, la tienda no se hacía responsable por nada que pudiera sucederle al cliente o a la mascota. Y para concluir, el precio…
- cincuenta pasteles de chirimoya, ochenta bollos de fresa y treinta pastelillos de frutos silvestres de Madame C – el joven chino dijo todo esto con una enorme sonrisa en los labios. Kanon no había mencionado la forma tan excéntrica de cobrar, pero prometió que los enviaría a la tienda el día siguiente.
Le compró al Conde el rascador y la cama, además el joven chino le obsequió un poco del incienso para que el felino se acostumbrara más rápido a su nuevo hogar. Mientras conducía, lo escuchó gruñir en su jaula. Quisquilloso, pensó. Decidió nombrarlo Camus, como el escritor francés Albert Camus, autor del “El extranjero”, cuya película vio y estudió para aprender tanto el idioma como el cine local. Le había fascinado, tanto, que leyó el libro.
Horas más tarde, mientras decidía en donde colocar la gran y mullida cama de seda china, observó como Camus se paseaba por el loft a sus anchas, observando todo curioso, con un semblante estoico. Cuando se acercó al ventanal y salió al balcón, por un segundó pensó que se podría escapar, pero el felino solo observó la calle y el paisaje, apoyando sus blancos y estilizados brazos en la baranda. Comprendió que nunca escaparía. Pronto decidió que era muy ruidoso y volvió a meterse, caminando con tranquilidad. Tenía todo el tiempo del mundo, el que quisiera y más.
- Camus – le llamó. El aludido solo le miró - ¿Dónde te gustaría tu cama?
Como respuesta, el felino solo se acostó en el sofá, frotándose en los cojines de terciopelo. Milo sonrió. Le dejó el rascador cerca y colocó la cama en su habitación, al lado de su propia cama y cerca de la ventana. Pronto el citófono sonó. Le informaron que su pedido había llegado. Avisó a Camus de que no tardaría, pero él solo se dignó a afilar sus garras en su rascador, sacando todo el estrés que le significó su cambio de hogar.
Cuando Milo regresó con una hielera en manos, en la puerta Camus lo recibió con un abrazo y ronroneando. Le acaricio tras el oído y besó su frente, pero sabía que Camus quería su pescado. Decidió mimarlo por ser su primer día y le dejó disfrutar su atún a sus anchas.
Por la noche, vio cómo Camus dormía plácidamente en su cama hecho bolita. Aun podía sentirse algo del incienso, pero no le molestaba. Al día siguiente, cuando Milo despertó, no quería levantarse de buenas a primeras y decidió dormir un poco más. Al darse la vuelta, vio que no estaba solo en la cama. Camus estaba dormido a su lado, muy cerca de él. Milo acarició su mejilla, él comenzó a ronronear. Lo arropó y al poco rato, entre sueños, lo abrazó.
Y entonces la vida de Milo cambió. Por las mañanas y las noches lo alimentaba él mismo y en las tardes, cuando se encontraba en los estudios de grabación, le pedía a Kanon que fuera a alimentarlo, y en una oportunidad, le comentó que era un gato muy hermoso, aunque muy orgulloso, a lo que Milo rió. Si, Camus podía ser muy orgulloso, pero con el paso de los días, se había vuelto muy cariñoso. Amanecía con Camus a su lado, sin falta; cuando comía, Camus reposaba en sus piernas o en su pecho, abrazándole con sus blancos brazos. Cuando lo acariciaba, él ronroneaba y le sonreía. Para el actor, esa sonrisa era la más hermosa de todas. Cuando llegaba de los estudios, Camus lo recibía con un abrazo, quería que lo cargara, que lo mimara y le besaba la mejilla con sus labios rosados. Le había comprado infinidad de juguetes y collares con gemas finas, siempre haciendo juego con su sedoso cabello, sus hermosos ojos o su suave piel. Milo solo podía hablar de Camus.
Más tarde, ya cuando el felino de profundos ojos azules le miraba con tristeza cada vez que se iba, el corazón de Milo ya no pudo soportarlo más. Decidió llevarlo a los estudios, en su jaula, y luego lo dejaba en su camerino designado. Le llevaba su cama y su rascador y como el pescado se lo llevaban a domicilio, pidió que durante la tarde se lo llevaran a los estudios (le salía un poco más caro por la inconveniencia, pero eso a él no le importaba en lo absoluto) y comía con él, para luego, en el atardecer, regresar ambos a casa. No existía inconveniente alguno cuando de su querido Camus se trataba. Llegada la temporada, Milo fue nominado a un Oscar, nuevamente por mejor actor. Lo ganó, pero él no asistió al evento. Saga recibió el premio por él, argumentando que estaba enfermo: una gran mentira, pero ¿Qué más podía decir? Cuando fue a dejarle el premio, le preguntó por su ausencia. Milo no mintió, pero a Saga se le hacía que era mucho mimar a aquel exótico felino el no querer dejarlo solo por unas horas, ya que fácilmente podía llamar a Kanon para que le hiciera compañía, pero decidió dejarlo por la paz, ya que notó como su amigo se había vuelto mucho más feliz y alegre desde que Camus estaba en su vida. A los pocos días, Milo subió un video a sus redes sociales dando una disculpa pública a sus fans, a todos los involucrados con los Oscares, a los otros actores y a quienes trabajaron en la película por la que ganó el premio por su ausencia, explicó sus motivos, siguiendo el argumento de Saga y ofreció sus más sinceras disculpas.
Sin embargo, todos los medios se enteraron de la relación casi obsesiva que tenia con su singular gato Camus, el día en que entraron a robar a su departamento y fueron encontrados cinco cuerpos en un charco de sangre enorme. Ese día, Milo salió para discutir y firmar los términos de un nuevo contrato y de vuelta pasaría a comprarle un nuevo juguete a su felino (a Camus le encantaba perseguir ratones de goma). Cuando regresó, vio la cerradura forzada. Inmediatamente entró, gritando el nombre de Camus, temiendo que se lo hubieran llevado. En vez de eso, vio los cadáveres, el enorme charco de sangre expandiéndose por todos lados y a Camus, sentado en el suelo sobre sus delicadas piernas, con sus delicadas manos y sus delicados dedos cubiertos de sangre, al igual que sus dulces labios, parte de su suave rostro y su pecho. Le miraba suplicante, no quería que lo regañara por el desastre que había armado. A Milo se le derritió el corazón y estiró los brazos para recibirlo en su regazo.
- Tranquilo, Camus, no fue tu culpa cariño – al cargarlo se ensució de la sangre de aquellos granujas, pero no le importó y camino al baño -. Aw no tiembles, yo te quiero mucho, no voy a regañarte pequeño, tú estarás conmigo siempre ¿Vamos a lavarte, si? – Camus ronroneó y se dejó atender, calmándose. Todo su miedo desapareció cuando sintió las amables caricias de su querido Milo – eso es, tu tranquilo. Eres mi bello y tierno Camus, nadie va a separarte de mí. A veces pienso que te eh mimado demasiado, pero soy incapaz de negarte nada, mira qué lindo ojos, eres tan hermoso. Eso es, sonríe, nadie sonríe como tú. Te quiero tanto Camus, nadie ni nada podría reemplazarte, nunca. No temas, nadie te hará daño.
Cuando dio aviso a la policía, no permitió bajo ningún concepto (y hasta amenazó con demandar al departamento de policía) que entraran al loft más de tres oficiales y aun así, él y Camus quedaron en su cuarto con la puerta cerrada. Leon Orcot, el detective que estaba en la tienda del Conde D el día en que obtuvo a Camus, fue uno de los que entraron y revisó la escena y los cadáveres. Cuando quiso interrogar a Milo, el actor dejó que solo y únicamente Leon entrara a la recamara, absolutamente nadie más. No mintió en su declaración: el llegó y vio los cadáveres en la sala, en medio de ese charco de sangre ¿Ah, las manchas en su ropa? Camus se ensució cuando fue a recibirlo al llegar y el mismo se manchó al cargarlo para llevarlo a limpiar. Leon observó detenidamente al felino en los brazos del otro hombre. No era más grande que cualquier gato casero y con sus pequeñas garras era improbable, sino es que imposible, que fuera el culpable de los profundos y enormes zarpazos que habían rasgado la carne de los difuntos infractores. Leon no perdió el tiempo y fue de volada al barrio chino a esa condenada tienda de mascotas que ya lo tenía harto.
Finalmente, el caso se cerró por falta de pruebas en contra de nadie. A Milo no le importaba, ni siquiera le importaba que los medios comentaran todo el asunto. No solo el asesinato era extraño de por sí, sino la actitud de Milo de no dejar entrar salvo a tres policías y más que durante todo el proceso estuviera encerrado en su habitación con su gato.
Pero a Milo solo le importaba el bienestar de Camus.
 - ¿Qué rayos le vendió a Milo Scorpio? – demandó saber Leon.
- Señor detective – comenzó el Conde, con profunda calma como siempre– tiene usted no solo buen tino para llegar justo a la hora del té, sino además, una muy buena imaginación – el chino le sonrió de forma inocente y encantadora, muy propio de él -. Yo solo le vendí un gato francés ¡y esta vez usted es mi testigo!
-… para ti siempre es la maldita hora del té, D – le contestó refunfuñando como niño pequeño mientras tomaba su té negro y zampaba un bollo de fresa.
Fin
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wildoracle121 · 7 years
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Suspirando por los Pines Cap.: 9
Capitulo 9
Stan estaba en la cocina sirviéndose un vaso de agua, tenia la garganta algo irritada. Aunque disfrutaba su trabajo, dar tantos recorridos a las personas era un poco agotador a su edad. Y aunque estaba buena en forma física gracias a los viajes con Ford, seguía siendo viejo, se agotaba mas rápido que el promedio y su garganta se irrita con mas facilidad. Pero a pesar de eso su habilidad de atrapar turistas en sus historias seguía siendo la mejor, no por nada lo conocían como el maestro del engaño. Cuando termino su vaso de agua se dirigió a la tienda de regalos, debía ir a ver que Wendy no estuviera holgazaneando. Aunque sabia que esa costumbre se había vuelto innecesaria, la chica ya estaba mas aplicada en su deber e incluso se veía mas cooperadora con otras actividades. Wendy fue una de las niñas que venia cuando era pequeña buscando fantasía falsa, pero luego solo dejo de hacerlo. A veces, cuando iba a la ciudad a conseguir algo veía como ella y Soos hablaban. Los años pasaban y la veía en distintos lugares trabajando, nunca duraba mucho en ellos. En realidad nunca le presto mucha atención hasta unas vacaciones que el caminaba por el pueblo buscando algo que le diera una idea para otra atracción. Entonces escucho una discusión del Varonil con sus hija, ella rogaba por no ir al campamento de leñadores, pero el insistía por el hecho de que no quería que ella se la pasara con otros adolecentes tontos. Entonces el le dio la opción de conseguir trabajo en un día como medida para no ir. Ella le replicaba que ya no había lugar donde la dejaran trabajar. Pero su padre se mostro inflexible, o encontraba trabajo ese día o se iría al campamento al día siguiente. Stan sintió algo de pena por la chica y recordó lo estricto que solía ser su padre. Por un momento se vio a si mismo en Wendy, entonces cuando ella se quedo sola, este se acerco y le dijo que necesitaba una cajera que atendiera la tienda de regalos. Este le dijo que la paga no era mucha, pero antes de darle mas detalles ella salto a abrazarlo dándole las gracias y se fue a contarle a su padre. Stan pensó que se arrepentiría después, pero al final, aun con lo vaga que solía ser ella, este realmente estuvo mucho menos cargado con el trabajo y vio que ella realmente era necesaria. Y con todo lo que había pasado con sus sobrinos y hermanos, entendió algo, aunque nunca lo diría en voz alta. Esa chica se había vuelto una especie de hija para el.
Cuando se encontraba en la tienda de regalos vio que Wendy estaba saliendo de detrás del mostrador, algo distraída y con una sonrisa algo boba. Este se sorprendió porque no veía por las ventanas a sus amigos, pero decidió preguntarle.
-¿A dónde vas tan alegre niña? –Dijo Stan con su típica voz de aburrimiento.
-¿Yo? ……Voy a ver a su hermano- Dijo Wendy tratando de sonar desinteresada, pero Stan podía leer entre líneas.
-¿A ver a poindexter? ¿Y para que exactamente? – Dijo Stan entrecerrando los ojos, ella y el estaban mas extraños de lo normal.
-Para una investigación en la que me pidió ayuda, me llamo para ver los resultados-Dijo ella comenzando a ponerse nerviosa, pero trato de disimularlo.
-De acuerdo…… Ve pero no te tardes, no quiero que vayan a venir clientes y tu no estés para vigilar a los ladrones- Dijo Stan fingiendo restarle importancia.
-Claro jefe- Dijo ella relajándose y se fue a la maquina expendedora.
Una vez cerro la maquina, bajo las escaleras con rapidez, tecleo el código del ascensor y entro en el. Entonces lo puso en marcha el numero dos y comenzó el descenso. Ella se sentía algo apurada por llegar, una vez en el lugar vio que la puerta de metal estaba cerrada con llave, pero ella había aprendió algunas cosas de Stan. Así que tomo un par de pinchos y los doblo como Stan le había enseñado. Comenzó a forzar la cerradura y casi de inmediato la cerradura cedió. Luego de abrir la primera fue al de la segunda, también la abrió fácil. Ella abrió la puerta con mucho cuidado de hacer ruido y entro de puntas. Vio como Ford estaba viendo un libro de frente al librero sin percatarse de su presencia. Entonces ella fue cerro ambas puertas sin hacer ruido. Luego camino sigilosamente hacia el y estaba preparada para taparle los ojos, pero Ford hablo  primero.
-Vas a tener que hacer un mejor esfuerzo para sorprenderme, querida…… - Dijo Ford esbozando una sonrisa mientras ponía el libro en su lugar.
-Espera ¿Cómo supiste que venia?-Dijo Wendy retrayendo sus manos a su pecho.
Sin girarse Ford señalo hacia su escritorio, entonces Wendy vio que arriba había una pantalla grande con varios cuadros de imágenes de la casa, entre ellos, los del bunker, el ascensor, el estudio y el laboratorio. Ella solo pudo negar con un sonrisa, Stan podría ser el maestro del engaño, pero Ford lo era en tecnología.
-¿Así que ahora soy “querida”? –Dijo ella abrazándolo por detrás y recostando la cabeza de su espalda, mientras aspiraba el olor a pino de su ropa.
Ford aun sonriendo, se giro sobre su eje, sin romper el abrazo de Wendy. Cuando estuvo frente a ella, puso una mano en su cintura, mientras la otra se poso en el rostros de Wendy, acariciando su mejilla con ternura.
-Bueno, supuse que el elogio seria mas apropiado una expresión tan impersonal como señorita, pero puedo parar si te molesta – Dijo el con voz pausada.
-No me molesta en lo absoluto, solo me tomo por sorpresa, usted no suele usar palabras cursis –Dijo Wendy con una mirada seductora.
-Usted es una de las pocas excepciones a la regla – Dijo Ford con la voz mas ronca, mientras se acercaba al rostro de Wendy.
Primero fue un pico, luego un beso casto y finalmente fue un beso en toda su regla. Ella apretó su abrazo, sosteniendo su abrigo con las manos. El paso la mano que tenia en el rostro de Wendy a su cuello, mientras que el otro paso a la espalda de su cintura, reforzando su agarre en ella. Poco a poco el beso fue tomando mas intensidad, paso de ser un beso intenso a uno pasional. Sin romper el beso, Wendy fue impulsándolo hasta que este quedo recostado en el librero. Ford cuando tomo conciencia de esto, se separo de ello por escaso milímetros y la giro hasta tenerla entre el y el librero, luego la beso de nuevo. Ella soltó su abrazo y coloco las manos en las repisas del librero tratando de tomar el control de nuevo. Pero Ford no se lo permitió, soltó el cuello y la cintura de Wendy, después agarro las manos de esta y las sostuvo en un agarre firme a nivel de su rostro. Se separaron por la falta de aire y mientras recuperaban el aliento, Wendy comenzó a analizar la situación. En ninguna relación que había estado, los chicos habían tenido una actitud lo suficientemente dominante que no se viera aplacada por la de ella. Y ver como Ford estaba tomando el control, le gustaba, no era que ella fuera alguien sumisa, pero descubrió que le gustaba como el tomaba el control de la situación en sus manos, literalmente. Podía ver como en los ojos de Ford había se habían oscurecido, parecía la mirada de un lobo hambriento, esa mirada la hacia sentir vulnerable.
-Además de exigente ¿También es dominante? – Dijo Wendy sin aliento.
-Haces que descubra nuevas e interesantes facetas mías, y te puedo decir que son de mi completo agrado – Dijo Ford con voz ronca.
-¿Así que le gusta verme atrapada? ¿no creerá que soy una chica sumisa?-Dijo Wendy ya con la voz mas pausada.
-Al contrario querida, eres una verdadera loba salvaje, pero yo también soy una fiera, una que le gusta mucho ser el alfa-Dijo el pasando su pulgar alas palmas de Wendy sin soltar sus manos.
-Entonces béseme Señor Alfa – Dijo ella con voz de terciopelo.
El obedeció gustoso, el no se cansaba de sus besos. La textura era suave y carnosa, eran de un color rosa pálido. Pero a pesar de lo delicado que se veían esos labios, eran fieros, eran un conjunto de músculos firmes y habilidosos. Cada vez que la besaba, su sabor era peculiar, sabía a menta y cereza, aunque sabia que le gustaba el sabor de ese chicle. Cada beso entre ellos lo convertía en un adicto, sus besos eran como un néctar afrodisiaco, puramente adictivo e irresistible. Pero sus besos no era lo único, también estaba el resto de ella. Cada vez que tocaba su rostro, sentía su piel suave como la ceda contra su mano. Cuando la miraba, se sentía dueño de todas esas pecas que relucían en su hermosos rostro o de sus hipnóticos ojos cafés. Cuando la abrazaba, podía sentir las curvas perfectas de su costado, toda una obra de arte complemente simétrica y hermosa. Cuando la besaba, no solo se perdía en el paraíso que eran sus labios, sino que podía aspirar el olor de su perfume mezclado con el de su shamppo. El podía distinguir los olores por separado. Su perfume tenia un olor herbal y a tronco de árbol. Pero su shamppo olía como a canela y fresas. Una mezcla de esencias que le recordaban la primavera y a una pastelería que solía visitar de niño. Podía perderse en todas las sensaciones que Wendy le provocaba. Una de sus manos flojo el agarre y la mano de Wendy logro zafarse, para poder pasar al cuello de Ford, haciendo que este profundizara el beso. Ford soltó la otra mano y puso las suyas en su espalda bajo. La mano restante de Wendy también fue a su cuello, y Ford sintió como una de las manos de ella se enredaba en su pelo, despeinándolo. Aquel gesto hizo que Ford comenzara a sentir un extraño calor, una sensación desconocida y burbujeante que lo hizo comenzar a perder la razón. Se separo de ella por escasos milímetros pero solo un segundo, entonces la volvió a besar con fuerza. Ejerció mas presión contra ella hasta tenerla inmóvil en sus brazos, entonces sus manos viajaron de su espalda baja hasta sus muslos, entonces los agarro con firmeza y la levanto haciendo que ella quedara media cabeza mas alta que el. Ella lo miro con sorpresa, aquel hombre había acertado al decir que era una fiera. Ella lo beso otra vez y luego se percato de que se estaba moviendo, luego sintió como descendía. Se separo de nuevo y vio que estaban recostados en el sofá, mas recostados que sentados. Ella miro a Ford y este le dio una sonrisa.
-Pensé que podía ceder un poco el poder a ti- Dijo Ford acariciando su rostro.
-Gracias por su amabilidad, Dr Pines- Dijo Wendy acercándose a el.
-Ford…..Llámame Ford, Dr Pines me hace sentir mas viejo de lo que soy- Dijo Ford, a unos escasos milímetros de ella.
Entonces Wendy lo beso de nuevo, tomo sus manos y enredo sus dedos para aprisionarlos en el brazo del sofá. Para ella era un sueño hecho realidad, parecía que estas cosas no eran posibles pero, si que eran una dulce realidad. Ella se mantuvo ligeramente levantada de el en todo momento. Pero Ford la sentía muy lejos de si, así que se soltó de Wendy, y la agarro de la cintura apara recostarla de su estomago. Entonces ella paso las manos al rostro de Ford, acariciando su barba y su cabello. Ella sentía que le estaba cortando la respiración a el, entonces comenzó a moverse hacia abajo para quedar sentada en su cadera. Pero cuando llego al lugar, sintió una presión irregular que provocó una gran sorpresa y un fuerte sonrojo en ella. Para Ford que no estaba tan consiente sobre el creciente montículo, una vez que Wendy se poso en el, este experimento una descarga eléctrica sobre su espalda. Todo lo que había estado sintiendo aumento a un nuevo nivel, parecía que todo había tomado un nuevo significado. Pero tan repentina como fue esa nueva experiencia, así fue su reacción. Ford se levanto de golpe, cuando que Wendy cayera acostada sobre su espalda en el sofá. Este seguido se enderezo hasta que su espalda toco el brazo del mueble. Verla tumbada tan vulnerable y agitada solo provoco que su que su creciente problema se hiciera mas obvio. Wendy se enderezo y vio a Ford con cuidado. Estaba despeinado, con una expresión entre aturdida, sorprendida y avergonzada. Su respiración era rápida e irregular, además se tapaba la boca con una mano, por no hablar de que su pantalones dejaban ver una colina abultada que lucia bastante incomoda. En esto ultimo, ella desvió la mirada, tratando de no sonrojarse mas. En cambio Ford, al ver su mirada y reacción, tomo una almohada y se la puso en las pierna, tratando de hacer la situación menos bochornosa de lo que ya era.
-Me disculpo……No quise ofenderte con mi falta de control- Dijo Ford con la respiración aun algo agitada.
-Tranquilo viejo….. no es como que tu pudieses controlar eso…. Es solo que me tomaste por sorpresa eso es todo – Dijo Wendy tratando de sonar relajada, pero aun había algo de nervios en su voz.
-Aun así, esta falta de decoro y control no es propio de mi…. Y mucho menos tratándose de ti – Dijo Ford con tono serio mirándola a los ojos.
-Gracias por tu preocupación, pero a pesar de lo incomodo que resulta esto, me alegra de que pase – Dijo Wendy con una sonrisa.
-¿En serio? ¿Pero porque? –Dijo Ford anonadado.
-Porque significa que me encuentras atractiva, cosa a la que tu cuerpo reacciona de una incomoda manera – Dijo Wendy sentándose.
-Pues claro que eres atractiva, no dudes eso ni un momento, eres la chica mas atractiva que he conocido, tanto que me haces perder el control de esta manera – Dijo el con cierta fuerza en su voz.
-Gracias, por ver eso en mi…..así que….. ¿Te hago perder el control? – Dijo Wendy con voz seductora.
O si, la cara de Ford no tenia precio, pero entonces se convirtió en una seductora, con una mirada de fuego y una sonrisa a medio lado.
-Haces mas que eso en mi querida, pero ten cuidado y no pruebes a tu suerte, podría salir perdiendo – Dijo el con voz ronca.
Ahora era el turno de Wendy de poner un rostro invaluable.
-Oye… eso es….jugar sucio – Dijo Wendy tartamudeando ligeramente.
-Jajajajaja…. Tu tampoco estas jugando limpio- dijo Ford con gracia.
-Pero eso es porque soy una adolecente, la rebeldía el juego sucio van conmigo, pero tu eres una adulto bueno y responsable – Dijo Wendy riendo ligeramente.
-Voy contigo en lo responsable, pero he sido un fugitivo interdimencional por algo mas de treinta años, “bueno” ya no es un calificativo propio de mi – Dijo Ford con voz aun mas ronca.
- Sabes los chicos buenos son interesante, pero los malos lo son aun mas -  Dijo ella acercándose y luego lo beso, el beso no duro mucho porque este la separo de nuevo.
-Ten cuidado querida, esto se podría salirse de nuestra manos ahora, de todas formas tengo que hablar contigo…… Lo que sucede es que……Mabel lo sabe- Dijo Ford con seriedad, Wendy solo retrocedió con cara de sorpresa y preocupación.
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¡Esta edición de Peter Pan nos tiene enamoradas!
La historia es digna de 5 estrellas, al igual que las ilustraciones, pronto subiremos algunas 👀
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¡CURIOSIDADES LITERARIAS!
By: una fresa en el librero🍓
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Por aquí les dejo algunos recomendaciones literarias:
El género de hoy es ¡THRILLER!
¿Tienes otra recomendación?
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https://instagram.com/una_fresa_en_el_librero?utm_medium=copy_link
Estas son mis otras redes, puedes seguirme por allí también para más contenido 😉🍓
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