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Así piensa una Piscis
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asipiensaunapiscis · 5 months ago
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Fluyendo entre los edificios.
-Mi papá era músico, mi mamá cuidaba abuelitos y escribía sobre sus historias. Cada noche al tomar once, poníamos los vinilos favoritos de mi papá, que usualmente eran Bob Marley y mi mamá nos leía las nuevas aventuras recopiladas de los abuelitos que cuidaba.-
Hoy me dedico a algo muy parecido a lo que mi madre hacía solo por amor. Recopilo historias de diferentes personas, dependiendo de lo que queramos comunicar, en una revista digital. Es un trabajo hermoso, pero muy duro. Como buena piscis, la empatía es mi superpoder. Y absorbo todo lo que estas personas me entregan. Esta vez tenía que entrevistar o más bien conocer sobre Rosa, una bailarina de un antiguo burdel de Santiago, en los 60's, me contaba, el tarot y la astrología no era tan popular, pero sí en su entorno. Con sus amigas, según la luna que hubiera en la noche, elegían su ropa, el color de sus maquillajes y qué personaje serían esa noche para presentarse a su público. Pero iba tarde. Corría por la ciudad e intentaba fluir con los edificios. Salto de una cuadra a otra, cuando el semáforo cambia y un auto casi me choca. El conductor alcanzó a detenerse, bajándose del auto pidiéndome disculpas, pero no lo escuché. Solo reaccioné y le pegué una patada a su parachoque. "Fíjate"- le dije. "Tssss"- responde.
Llego al fin a la cafetería en donde Rosa me esperaba, con un pastel de chocolate y un espresso martini. Estaba nerviosa, porque nunca sabes cómo serán estas personas. Pero Rosa fue tierna, educada aunque algo distante, pero se sentía que era algo más sobre su personalidad. No lo tomé personal.
Ya en mi departamento, prendo unas velitas e intenciono nuevamente protección, relajación y que solo amor llegue a mí. No siempre soy así de optimista, pero amerita estar en esta vibra. Pongo uno de los vinilos de mi papá, prendo un porrito y observo la ciudad desde el escritorio en mi taller. Hada se me acerca y se acuesta en mis piernas. Observaba todas las luces de las ventanas de los edificios y pensaba en todas las personas que viven ahí. Cuantas historias quieren ser contadas, también. Cuántas de ellas ya me he follado. Y cuántas de ellas quedan por conocer. La ciudad siempre trae algo nuevo cada día. Y esta vez era además diferente. Alguien quien era parte de mi día a día ya no formaba parte de esa dinámica. Está bien, las cosas evolucionan, no negaré el dolor que provoca, pero no dejaré que mis emociones sean menos preciadas. No en mis treinta y tantos.
Con ella solíamos fluir por la ciudad. Nos conocimos a los diecinueve, ambas modelábamos para diferentes ateliers de Santiago. Emergentes, conocidos, reconocidos, comerciales, independientes, etc. En esos tiempos éramos pocas las modelos que existíamos y que éramos repetitivas. Chanel y yo éramos de las más importantes. Vivimos demasiadas cosas, y hay experiencias que nadie más que nosotras podrá entender. Eso nos une. Pero en mis casi 33 nuestra amistad es diferente. Su personalidad me pesa y creo que mi comportar le molesta. No siempre se puede fluir del todo.
Esta vez, mi agua interior quiere estar tan tranquila como una tina tibia con pétalos de rosa. Y así me quería quedar por un buen rato.
Y eso es lo que haré.
-Pam.
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asipiensaunapiscis · 5 months ago
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Una piscis en la ciudad.
¿Debería hacerle caso a ese nudo en la guata? Hay una sensación indiscutible que me pasa cuando algo no me tinca. Cuando me es incómodo o logro ver a través de las segundas intenciones. Pero a veces dentro de esas incomodidades, los momentos gratos y de confianza le ganan. Aceptando ciertas actitudes o sospechas de la mala onda o la buena onda forzada.
Siempre he sido muy de seguir mis viseras. Mi estómago es mi detector de alerta. Y desde muy chica he sido muy intuitiva, siguiendo mis corazonadas, llevándome a objetivos. Muy de piscis, ¿no? Pero muchas veces me dejo influenciar y solo fluyo, pasando a ser la que acata ordenes y prefiere llevar la convivencia en paz. Hoy dije "ya basta". Hay señales que son directas y no necesitan traducción. Duele tomar decisiones en donde tienes que dejar cosas, personas y vivencias atrás. Pero prefiero mi salud emocional, liberarme de un peso innecesario y volver a confiar en mi espiritualidad.
Mis diez años viviendo en Santiago me han enseñado muchas cosas, siento que he vivido todas las caras de la moneda, y no son solo dos. Diez años en una ciudad increíblemente grande, caótica, llena, repleta, ruidosa, a veces peligrosa y otras muy calurosa. Pero la amo, por eso he decidido quedarme acá. En esta década mis experiencias han sido tan variadas, me he relacionado con todo tipo de personaje urbano, citadinos, afuerinos, extranjeros, heterosexuales, diferentes clases económicas y toda la gama hermosa de luces fragmentada de diversidades sexuales y de identidades existentes. Y aún así, me siento fuera de lugar. ¿Será algo de piscis? Sí, me siento cómoda y siento el amor. Pero es algo tan personal, el sentirme en otra órbita u onda.
Como ser sensible y sobre pensadora, elegí alejarme de personas que en verdad solo aportaban ansiedad. Personas que al mismo tiempo de sentir amor, sentía una sensación indescriptible de inseguridad, del no poder confiar el cienporciento. El ego quizá y los personajes que se estaban formando. O solo el hecho de querer sentirme valorada y no menospreciada.
Dicen que los piscianos somos como el mar. Nuestras emociones son como el profundo océano. Una fuerte corriente, olas que chocan, pero que al mismo tiempo serenan corazones y relajan existires. Agradezco este regalo astrológico, y el vivir en un lugar con tantas personas, tantas almas, tantas vidas... es difícil ser el receptor de todo eso. Constantemente veo la hora espejo, los mensajes de los ángeles. El supuesto mensaje que nos dice "vas por el buen camino". Me encanta creer en eso. Los números son poderosos y los respeto. Y los significados tienen mucha coherencia. Abrazo estas costumbre, sean populares o espirituales, porque calzan con mi pensar, mi pensar desde muy chica, en donde mis compañeros rezaban al padre nuestro, mientras yo oraba a la luna. Respetaré mi signo solar y prometo volver a creer en mí misma.
Volveré a caminar por las calles de Santiago creyéndome lo que realmente soy. Una imagen muy personal que no tengo por qué compartir. Vuelvo a escribir mi propia historia, por muy cliché que suene. Y el que quiera quedarse que se quede, pero no estaré en donde no me valoran. Siempre he optado por lo no tóxico y eso aplica en toda relación. Me refugio en mi departamento, junto a Hada, mi gatita, y miro la ciudad de la misma forma que la miré hace diez años al pisar por primera vez esta gran ciudad, ¡como me gusta esa palabra!
Elevo mi energía y hago un campo protector, le pido a la luna y le cumplo evitando ser mala onda innecesariamente. Filtraré mejor y reescribiré mi ser.
....paso a paso, hasta llegar.
-Pam.
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