Tumgik
¿Qué lo hizo tan increíble?
Que fue contigo.
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Ser estúpida & otras historias...
Todavía te lloraba. A ti, que continuaste tu vida como si nada olvidando todas las veces que me juraste a mi el futuro que ahora vives con alguien más.
Era estúpida por eso, por llorarte e incluso después de años seguir fantaseando con ese "nosotros" que no pasó.
Todavía escuchaba tu risa en labios de otras personas y veía tus ojos en los de cualquiera que mirase.
Todavía quería leer tus cartas, pero, las quemé aquel día tratando de vengar lo que a mí corazón le hiciste. No valió de nada, recuerdo cada maldita letra .
Todavía con cada persona que me mirara yo seguía viendo tus ojos en la cara de esos extraños.
Extraños. Vaya palabra de mierda en la que nos hemos convertido.
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Otro latir...
Para qué negar que a veces yo también deseaba la presencia de alguien como cualquier otro imbécil, incluso si ese alguien solo observara desde la oscuridad como yo misma recogía mis piezas, limpiaba escombros y sostenía muros mientras el mundo temblaba.
Expectador, necesitaba uno que abucheara al final de mi comedia o que me extrañase en el momento en que desidiera bajar el telón para siempre.
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Nada como ese momento justo antes de empezar a escribir, todo el poder en tus manos, una hoja en blanco con millones de posibilidades y la libertad infinita de plasmar un poema de amor o una carta de suicidio.
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"No avances, detente y da media vuelta porque no estoy preparada para hacerte un hueco en mi vulnerabilidad"
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Enamorarse es como lanzarse a un agujero negro con la esperanza de salir vivo o de encontrar vida.
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—Me gusta pensar que las estrellas son un pequeño mundo aparte. Que a cada persona le pertenece una, todas las cosas que queremos, nuestros sueños y la perspectiva que tenemos del mundo es real en ese plano. Cuando las personas están felices brillan intensamente como hoy, cuando están inestables titilan y cada vez que alguien está triste una parte de la estrella empieza a oscurecerse hasta que un día se muere.
—Si por cada persona triste en planeta se apagara una estrella la noche no tendría ni una sola de ellas que aún brillara— Le respondió el chico sin dejar de observarla.
—Las estrellas muertas siguen brillando por millones de años más. La mayoría de ellas, las más resplandecientes están muertas hace mucho, al igual que las personas, esas que siempre están poniéndole buena cara a la vida tienen el alma más rota y aún así su luz es cegadora. Al fin de cuentas no es más que un efecto óptico, una fachada, un espejismo.
—Aún no me acostumbro a las cosas tan extrañas que dices — Admitió él.
—No es extraño, si lo piensas hay mucha logica en mis palabras, nosotros los humanos nos mostramos llenos de brillo ante todos, o al menos casi todos pese a las mil grietas en nuestra alma y las piezas faltantes de nuestro corazón. Siempre hay alguien a quien le permitimos ver más allá de la cortina de humo, a veces ese alguien somos nosotros mismos,— continuó la chica sin quitar la vista del estrellado cielo que se cernía encima de ellos y del mundo.
—Supongo que tienes razón, al usar una máscara mucho tiempo se convierte en segunda piel.
Ella suspiró y siguió observando las estrellas pérdida en su intranerso, en este momento el joven deseó tanto poder leer su mente. Porque Pinahy era compleja, distópica y curiosa, tanto que, si a cada persona le pertenece una estrella por las cosas que suceden en su cabeza, ella debe tener toda una constelación a su disposición.
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Engañándome con otros brazos, buscando un refugio que me ayude a no morir mientras te olvido.
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Ese momento de tu vida donde aprendes sobre el dolor. Con perdidas y sacrificios.
Entonces es cuando anhelas lo poco que tenías antes, el bienestar que te parecía tan insignificante. Ahí es donde te encuentras a ti mismo rogando por todo lo que estuvo a tu alcance alguna vez.
Es curiosa la manera en que funciona todo, cuando sufres como nunca antes quieres de vuelta algo que algún día te perteneció y simplemente te importo nada. Ese algo es el bienestar, tan sencillo, tan esencial...
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Nos salvamos juntos o nos hundimos separados.
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Llorar está bien porque a veces solo falta un poco de agua para que el jardín vuelva a florecer.
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Debemos aprender a aceptar que por más que deseemos el amor pocas veces es para siempre y ahí es cuando nos damos cuenta de cuánto dolor somos capaces de soportar porque sin amor somos pájaros con alas rotas, recentidos con el cielo y asustados de volver a intentarlo.
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El triángulo de la vida
Pasamos años junto a personas en las que nunca aprendemos a confiar, personas a las que no podemos decirle que nuestro ánimo cambio solo por un recuerdo o por un anhelo jamás alcanzado, a las que no podemos decirle lo mucho que lloramos con el capitulo de tal cinta cinematográfica, con quienes no podemos descansar de la máscara y mostrarles el rostro.
A esas personas les llamo conocidos constantes, están allí siempre listos para compartir un café o comer pizza un domingo pero nunca para compartir un sueño o una simple idea irrelevante pero profunda que te recuerdo estás vivo.
Luego aparece una persona con la que compartes asiento en el tren o alguien con quien chocas carrito en el supermercado y le cuentas tus penas, pasiones, sueños, iluciones,  la forma en que cualquier cosa te hace sentir porque desde un principio tienes esa conexión y ves la que miestras tu hablas esa persona te mira al igual como se miran las cosa importantes y solo con algo tan simple como una charla casual en un vagón de tren esa persona se hace un huequito en tu corazón, porque pudiste ser tú mismo y a esa persona le gustó tu yo real.
A esto le llamo personas mágicas. Puede que nunca jamás las vuelvas a ver pero sonríes al recordarle y después de largo tiempo la calidez de las pocas palabras compartidas siguen ahí fervientes, asegurándote que fue real y mágico.
Por último está la gente a quién le debes parte de lo que eres, la que no siempre está dispuesta pero en los momentos cuando más necesitas de alguien ahí es cuando esa persona aparece para brindarte un hombro en el que recostarte a llorar, una sonrisa amable que aliviana un poco el peso de tu corazón y unas cuantas palabras que encienden nuevamente la lucecita de tu alma que empieza a perder el brillo.
Esa gente es la que hace a tu corazón saltarse latidos y los lazos que tienes con ellos son tan fuertes que se sienten tangibles. Son amigos, son amor.
Estas tres agrupaciones se unen para formar el triángulo de la vida, con una simetría que raya en lo perfecto. Cada persona que te rodea encaja en una de esas etiquetas, hasta que un día hay un ángulo que se extiende demás haciendole brecha al triángulo y dándole paso a el cuarto tipo de persona.
La persona que puede destruir con un juego de palabras todo lo que haz creado, esas que te hacen cuestionarte, que te hacen sentir insegura sobre lo que anteriormente dabas por sentado, la gente a la que el fuego le corre en las venas, si te le acercas demasiado terminas quemándote y casi siempre lo haces porque son personas adictivas, atrayentes y tentadoras como el pecado, su oscuridad despierta en ti emociones que desconocía impulsandote a detenerte a juguetear con sus sombras. Son el tipo de gente que marca su paso por ti con cicatrices en el alma, fracturas en tu corazón y grietas en tu vida.
Te ofrecen volar tomado de su mano sin avisarte que tienen una ala rota, te muestran todo un mundo para luego abandonarte en un lugar que desconoces.  Transforman tu vida por completo y después de su partida ninguna de tus piezas encajan igual que antes, tienes que construir todo de nuevo con engranes moldeados. Cuando te encuentras sin esa persona sientes como si todo lo malo en el mundo fuera de alguna manera tu culpa, dejan un abismo que jamás se llena con nada.
Si me preguntan a mi diría que es el tipo de gente que vale la pena conocer porque destruye tus límites pese al dolor que pueden causar te enseñan a ser fuerte donde antes estuviste lastimada. Son pasajeros pero hay una diminuta posibilidad de que exista la permanencia. Existe un siempre en algún lugar y algunos tienen la suelte de dar con él.
Yo aún no encuentro las partes de mi triángulo pero estoy segura que algún día lo haré y será maravilloso ver como toda su simétria se destruye por un ángulo soberbio y libre. Después de todo no hay nada que me interese más que la libertad, veré con orgullo las piezas de mi vida desmoronarse por la épica entrada en escena  de la cuarta persona.
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Hay noches cortas con grandes recuerdos.
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Luego de arder en el infierno es imposible aceptar quemarse con cualquier fuego.
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Tú y yo, conjugando al mismo tiempo el verbo amar.
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Por amor, lo que sea.
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