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“Que los vientos te sean suaves”

No guardo espadas ni conjuros viejos,

no hay rencor colgando en mis murallas.

Solo queda el eco de tu risa,

como un canto lejano entre ramas.

Fuiste sol breve en mi bosque callado,

y aunque te fuiste sin volver la mirada,

yo me quedé... como hacen los que aman.....

deseando que la vida no te falte nada.

Que donde camines, el suelo te abrace,

que las lluvias no duelan,

que los ojos que te miren

te vean como yo lo hacía…

aunque tú nunca lo notaras.

No me debes nada.

Ni promesas, ni explicaciones.

El amor que di fue libre,

y no nació para ser devuelto.

Hoy enciendo una vela en mi altar silencioso,

no para llamarte…

sino para enviarte luz.

Porque aunque no estés,

aunque ya no regreses a este templo,

una parte de mí aún quiere

que seas feliz.

Donde estés.

Que los vientos sean suaves con tu ser.....

-modets

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"El beso sin hechizo "

En la Novena Luna del exilio,

cuando el viento dejó de pronunciar tu nombre,

me encontré con otro viajero.

Un ser de mirada firme, de voz templada,

que no conocía mis ruinas,

ni el eco de tu partida.

Nos vimos entre los jardines encantados,

donde los magos sin amor se esconden a fingir futuro.

Y allí, bajo el cielo de llamas dormidas,

él se acercó.

Quiso besarme.

Y yo,

guardián de hechizos rotos,

dejé que lo hiciera.

Pensando —iluso—

que sus labios serían conjuro suficiente

para silenciar los tuyos.

Pero no.

El beso cayó como magia incompleta.

No ardió.

No iluminó.

Solo fue humo.

Un encantamiento mal lanzado

sobre un alma que aún temblaba.

Yo, que alguna vez abrí puertas celestiales con tu roce,

me vi invocando una conexión vacía.

Un ritual sin alma.

Un fuego sin llama.

Y supe que no era él quien estaba fallando.

Era yo.

Porque aún llevas mi nombre en tu hechizo.

Y yo… aún estoy bajo su efecto.

-modets

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"El beso entre mundos "

En la hora azul,

cuando los mundos se abren y los recuerdos toman forma,

mi alma fue llamada a la sala de los ecos.

Allí, entre brumas plateadas y espejos que respiraban,

apareció él.

Su silueta no envejecía.

Seguía siendo ese encantamiento que alguna vez tocó mi pecho

y dejó latidos sin cerrar.

Vestía sombras suaves y una sonrisa familiar,

como si nunca se hubiera ido…

o como si supiera que yo jamás lo solté.

Se acercó por entre ruinas de memorias antiguas,

bajo una luna que no era luna, sino el ojo de lo no dicho.

Y entonces lo dijo:

—¿Aún lloras por mí?

Su voz tenía el peso de una estrella apagada.

Luminosa, pero rota.

Yo quise hablar.

Quise conjurar palabras con la lengua…

pero tenía un nudo de cenizas en la garganta.

Así que callé.

Y mi silencio fue un conjuro más fuerte que cualquier hechizo.

Él dio un paso atrás,

como si ese silencio le doliera más que una respuesta.

Como si no esperara que aún lo amara en el eco.

—¿Todavía?

Insistió, y el tiempo tembló.

Y cuando su figura empezó a deshacerse,

cuando las partículas de su presencia comenzaban a ser viento,

yo lo tomé.

Con manos temblorosas de magia rota,

y labios heridos de tanta palabra contenidas.

Lo besé.

No fue un beso, fue un cierre de ciclo.

Un fuego que sellaba puertas entre mundos.

Y en ese beso le entregué

mis noches, mis lágrimas,

y mi versión de la historia.

Él no dijo nada.

Solo cerró los ojos.

Y por un instante,

lo sentí quedarse.

Pero los sueños no permiten permanencias.

Y él se desvaneció como el humo de una vela vieja,

dejándome solo,

pero con el pecho más liviano.

Más claro.

Como si, esta vez…

yo hubiera elegido la despedida.

-modets

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No estás roto. Estás sintiendo. Y eso es diferente.

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"Donde los cometas lloran"

Buscamos en la distancia un hechizo sincero,

una promesa lanzada entre estrellas y océanos,

pero cuando mi encanto falló, y el error rompió el pacto,

tú cerraste las puertas ignorando el susurro del abismo.

No viste mis heridas, ni el fuego que guardo adentro,

solo exigiste que tu tormenta fuera el único sol,

mientras mis palabras se tornaban ecos de acusación,

y mi querer, para ti, solo un conjuro sin valor.

Nos perdimos en portales donde habitan otros suspiros,

El llamado, un hechizo gélido que partió el cielo...

Donde los cometas lloran.

-modets

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“Donde los ecos no se tocan”

Bebimos del rió que el tiempo negaba,

tu luna pedía, mi estrella entregaba.

Forjé con mis manos el puente sin suelo,

y tú solo hablaste del peso en tu cielo.

Te di mis constelaciones abiertas al viento,

tú diste tus sombras, pero sin intento.

Mis ojos veían tu noche callada,

los tuyos negaban mi alma cansada.

Creí que el hechizo nos uniría,

pero solo tu voz tenía valía.

Cuando quise hablar se volvió tormenta,

mi verdad hería, tu juicio no cuenta.

Tambien era polvo de antiguas heridas,

pero tú mediste el dolor con medidas.

Tus lágrimas eran lluvias sagradas,

las mías, bruma de nada contada.

Y aunque el lazo brilló como un faro distante,

fue un fuego sin cuerpo, un soplo errante.

Así, bajo lunas que ya no regresan,

dejé mis promesas, mis puertas, mis piezas..

Éramos dos, pero el eco fue uno.

Y en el conjuro… me quedé sin ninguno.

-modets

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"El jardín que nunca floreció "

Seis lunas danzando

en el jardín del abismo,

mientras dos almas perdidas

en un cielo sin destino.

Tú, criatura de humo y deseo,

vivías entre cuerpos

como quien olvida un suspiro.

Yo, hechicero de un solo amor,

conjuraba promesas sin temor,

Tú sentías,

que el dolor era un don que te pertenecía,

y que mi pecho, roto en agonía,

era un eco que no merecía melodía.

Mis emociones, guardadas con temor,

no hallaron refugio en tu devoción,

solo tú brillabas en tu dolor,

y yo existía sin redención.

Y aun así, quise rozar tu alma,

mientras tu cuerpo se alejaba sin voz,

Y cuando la magia se disipó,

solo quedó el silencio,

y el jardín que nunca floreció.

-modets

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-En aquel rincón el corazón del heroe latía con gran dificultad y de su boca emergía sangre, indicando que este seria el fin.

-Noo... No, no se supone que esto terminará así

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Te creí débil e indefenso para este mundo, por eso te enseñé todo lo que se, creyendo que así sobrevivirías. Pero fui incapaz de ver tu talento, tu naturaleza, fui incapaz de ver qué te estaba entregando la llave para destruir este mundo.

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Agaché mi cabeza aceptando mi destino, entonces escuché el canto de la esperanza, a lo lejos se avecinaba una extraña borda que a cada segundo se acercaba y entonces fue donde los vi y finalmente pude entenderlo.. yo nunca estaba solo.

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La búsqueda constante de un lugar al cual pertenecer, de eso se trata la juventud. A veces un lugar puede ser un un buen libro y una mente tranquila.

Sorata Ayumi

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"Existen sacrificios más grande que el amor y yo estoy dispuesta a sacrificarte para cumplir la mía, serás siempre mi amado sacrificio"...

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“Y si no vuelves mas y esta es la última vez, espero que siempre tengas presente que te quise mucho… que te quiero, que siempre te voy a querer.”

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Decidir subir una montaña es ir cuesta arriba, atravesar caminos rocosos, poco accesibles, que te falte la respiración, duelan los músculos, es usar hasta lo último de tu energía y empujarte a seguir.

Las adversidades son montañas, difíciles, desafiantes, hasta crueles.

Por cada cima que logramos alcanzar no solo es una hermosa vista ganada, es todo un camino que te ha dejado el recuerdo del dolor, fatiga y golpes que te llevaron hasta donde estás

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T O D O menos volver a esos lugares donde nos trataron mal y nos hicieron creer que no valíamos nada.

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La era de la comunicación no garantiza el contacto.