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#¿El destino de Cuba era el socialismo?
prensabolivariana · 2 months
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Por: Equipo Editorial Sitio Fidel Soldado de las Ideas Un líder, un iluminado, un revolucionario, un curioso de la vida, humanista, intelectual, guerrillero, gran escritor, de una fortaleza verdaderamente excepcional. Estas son algunas de las cualidades con las que definieron a Fidel Castro Ruz tres hombres que tuvieron la oportunidad de conocerlo: Frei Betto, Roberto Fernández Retamar y Miguel Barnet. En vísperas de conmemorar el 98 Aniversario de su Natalicio el próximo 13 de agosto, Cubadebate y el Sitio Fidel Soldado de las Ideas rendirán tributo al Comandante a través de los testimonios de aquellos que compartieron momentos con él. Un iluminado Fidel era un hombre con una gran curiosidad en la vida, sobre todo por la historia. Él leía una novela y, por muy buena que fuera la dramaturgia o la psicología de las personas, lo que más le interesaba era el trasfondo histórico, por eso admiró tanto a los escritores Alejo Carpentier, Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez. Fue un fanático de las biografías, leyó las de María Antonieta, Napoleón y Alejandro Magno. Era un conocedor cabal de la historia antigua. Fíjate que cuando estuvo preso en Isla de Pinos, tras el asalto al Moncada, le decía a su hermana Lidia que no le mandara ropas ni corbatas, sino libros. Era además un humanista que rechazaba la politiquería. En aquellos años en que se inició en la lucha, la política en Cuba era politiquería. Muy pocos eran los hombres dignos en los años cuarenta y cincuenta, con excepción de don Fernando Ortiz, Raúl Roa, Jorge Mañach, el rector Clemente Inclán y unos cuantos profesores universitarios, pero ellos vivían encerrados en sus casas o haciendo su obra personal. Sin embargo, Fidel salió a las emisoras de radio, a las calles, a los campos. Fidel era, por sobre todas las cosas, un iluminado con una vocación humanista, y ese humanismo lo llevó inexorablemente a la política, pues donde lo podía practicar no era en una escuelita, sino en la vida pública; y como él tenía esa vocación y una mente tan ecuménica, con un calado tan hondo y una visión planetaria, tenía que entrar a la política. Allí se iba a sentir cómodo, pues encontraría herramientas con qué solucionar los problemas sociales. En los años finales de su vida, Fidel pudo satisfacer una de sus grandes vocaciones: ser escritor. Sus reflexiones son verdaderos ensayos políticos en los que se aprecia un gran conocimiento de la realidad, una prosa limpia, siempre aguda. No le encuentras nada que sobre, tampoco que falte, todo está cincelado, como lo hubiera hecho un gran escritor. Si él no hubiera tenido ese poderoso impulso y deseo de ayudar a los demás, de identificarse con los pobres de la tierra, como dijo José Martí, hubiera sido un escritor de gabinete, un escritor de novelas históricas. Pero no nos perdimos un escritor, ganamos un iluminado, un gran político, el hombre que cambió el destino de América Latina en el siglo xx. No hay otro. Él fue el primero. Un fragmento de las palabras de Miguel Barnet durante una entrevista concedida a Wilmer Rodríguez en noviembre del 2020. El don revolucionario de Fidel Con el Comandante en Jefe murió el último gran líder político del siglo xx, con la excepción de que es el único que sobrevivió 57 años a su propia obra: la Revolución Cubana. Pero se debe distinguir que no fue Fidel quien hizo la Revolución, sino el pueblo. Él dio las orientaciones básicas, fue punto de referencia, pero un hombre solo no hace una revolución, las revoluciones las hacen los pueblos. Ahí está la responsabilidad de los cubanos a partir de ahora. Un legado que Fidel dejó, sobre todo a los jóvenes, es mantener el socialismo como una sociedad de libertad, justicia y paz, donde se comparten bienes materiales y espirituales. De ninguna manera podemos mirar en Fidel un ser del pasado, sino del porvenir, así mismo él miraba a Martí. Cuando murió hice una oración agradeciéndole a Dios el don de la vida revolucionaria de Fidel. Un fragmento de las ...
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latikobe · 6 years
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¿El destino de Cuba era el socialismo?
(Foto Internet)
LA HABANA, Cuba. – No podemos dar por cierto lo que llamamos la fuerza del destino, pero hay algo misterioso en todo eso que regula los acontecimientos futuros. Por ejemplo, el encadenamiento de los sucesos, donde se llega a un fin inevitable e ineludible.
Pongamos por caso a la isla de Cuba y los factores que influyen para pensar que algo erróneo está ocurriendo en su presente, en oposición no solo con su más reciente pasado, sino además, con su pasado más remoto y las circunstancias que envuelven ambos períodos conocidos.
¿Sabías que en Cuba se descubrió una ciudad sumergida de la que el gobierno castrista no quiere hablar? Ocurrió en 2001, hace casi veinte años que un par de científicos canadienses de la empresa Advanced Digital, en colaboración con el gobierno de la Isla, descubrieron en las aguas del occidente cubano, en un área de dos kilómetros y a unos 660 metros de profundidad, los restos de una ciudad, edificaciones llamadas constructos rocosos de un desarrollo centro urbano.
Pese a que la National Geographic y la empresa canadiense dieron a conocer el gran hallazgo en la prensa extranjera, la dictadura de los hermanos Castro lo ha ocultado al pueblo cubano. ¿Razones? Fidel ya no puede responder, pero Raúl y el sucesor Díaz-Canel sí pueden.
Suponemos que los hermanos dictadores se horrorizaron cuando vieron muy de cerca la gran posibilidad de que nuestra isla haya sido parte del continente norteamericano, o sea, que  pertenezcamos a ese continente desde hace miles de años.
Luego tenemos otros sucesos que siguen llamando mucho la atención y que pueden pertenecer a esa cadena de razones, propia de una fuerza inexorable e incontenible del destino.
Fueron España y Estados Unidos quienes tomaron parte del Tratado de París el 10 de diciembre de 1898, donde España renunciaba a la propiedad sobre Cuba y Washington asumía -¿o recuperaba?- los poderes sobre la isla, como si una fuerza misteriosa de la tierra cubana-americana decidiera por sí misma.
Unos años después ocurre lo mismo, cuando precisamente la URSS, en octubre de 1962, toma la decisión de retirar los cohetes nucleares de la isla y logra un arreglo con Washington, como si Cuba fuera la hija menor que carece de voz y voto, opuesta secretamente a los obsesivos propósitos de Fidel Castro de  destruir los Estados Unidos, tal como lo dijo el dictador en Irán pocos  años antes de morir.
Recordemos también el establecimiento de un canal filial entre ambos países y el regreso a EEUU de 1200 prisioneros cubanos después de la invasión de Girón y lo que representa hoy para la Isla un exilio con más de un millón de cubanos.
Otros hechos llaman también la atención. Por ejemplo, que en 1963 Fidel hablara de un modus vivendi para una comunicación con Washington, que se hicieran planes para  conversaciones secretas entre el dictador y Estados Unidos y que décadas después ocurriera lo mismo entre Obama y Raúl Castro.
Una interrogante nos viene a la mente: ¿Será verdad que a Fidel no le agradaba la dependencia de los soviéticos, convertirse en satélite, que en varias ocasiones quiso obtener unas relaciones normales con EEUU, pese a la oposición del Ché  y otros líderes?
Y otra razón contundente: ¿Por qué Estados Unidos no ha logrado liberar a Cuba del fracasado comunismo que tanto daña la vida de once millones de cubanos, con unos simples bombazos contra las  termoeléctricas, lo que paralizaría al país y pondría punto final a su engendro socialista? ¿Es que acaso ha podido más el amor que vibra en lo más profundo de sus tierras, un amor oculto que ni el tiempo, ni el poder de las profundidades de las aguas han podido borrar?
Imaginemos que en vez de subir las aguas, comiencen a bajar al norte de Cuba. Si esto sucede, viajaríamos en bicicleta hasta Miami. ¿Qué les parece?
¿El destino de Cuba era el socialismo?
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tr3sempanadas · 6 years
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LA ESTRELLA QUE LES FALTA
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Publicada el jueves 23 de agosto de 2018
Aterrizamos en La Habana a las 14.10 de un lunes de abril soleado y muy caluroso. Lo primero que aprendés al llegar a Cuba es a tener paciencia. Sobre todo si sos un porteño apurado, acostumbrado a otros ritmos.
El aeropuerto José Martí se parece más a la terminal de micros de Retiro que a Ezeiza. Olvidate del aire acondicionado. Además, a los cubanos les gusta mucho conversar. Entonces, las colas en migraciones pueden ser eternas.
Lo segundo que uno aprende es que en Cuba no entienden el significado de la palabra “no”. Les habíamos aclarado a Alejandro y Nelly, los dueños de la casa de familia en la que nos íbamos a hospedar, que no hacía falta que nos fueran a buscar al aeropuerto. Pero ahí estaba Gilberto, con el cartelito en la mano.
Personalmente, cuando llego a una ciudad que no conozco, me gusta sentarme un rato a mirar a la gente, estudiar el terreno, fumarme un pucho, tomarme una birra, cambiar plata. Por eso no quería que nos fueran a buscar, para poder movernos con libertad. Le expliqué a este buen hombre, casi excusándome, y me miró raro, como no entendiendo mi enrosque. “Claro, chico. ¿Qué apuro hay? Ahí tú tienes una CADECA”, me dijo, señalando con su mano a la izquierda.
Las CADECA son las casas de cambio, y en La Habana hay una cada diez cuadras. En ese instante recibí la tercera lección: que el equivocado era yo, que Gilberto tenía todo el tiempo del mundo, y que si no lo tenía no se hubiese comprometido a ir a buscarnos, y que no se iba a fastidiar ni nos iba a querer cobrar más por esperar, porque su trabajo consistía en ayudarnos, no en luquearnos. El error siempre es suponer. Y más en un país tan diferente al tuyo.
Caminamos hasta el taxi de Gilberto, que estaba estacionado fuera del aeropuerto porque los taxis particulares tienen prohibido entrar a levantar pasajeros (esa zona es exclusiva para los taxis del Estado). Era un LADA rojo destartalado, traído de la Unión Soviética a principios de los ’80, pero andaba fenómeno. Acomodamos los bultos en el baúl y arrancamos.
En el trayecto, Gilberto nos explicaba lo de los taxis. La noche anterior la policía lo había llevado detenido por levantar a dos turistas alemanas dentro del aeropuerto. Pero parece que en Cuba es normal que la policía te detenga por ese tipo de contravenciones. Solo tenés que ir a dar las explicaciones correspondientes y listo, te vas a tu casa. Un trámite.
Gilberto tiene arriba de 70 años. Ingeniero agrónomo, aunque ya jubilado. Fue militante de la Revolución, pero hoy está un poco desencantado de todo. No es para menos. Ser ingeniero agrónomo en un país que sólo cultiva azúcar y tabaco y con tanta tierra ociosa debe ser un poco decepcionante.
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Llegamos a Casa Concordia, la casa de familia de Alejandro y Nelly. Está ubicada en Centro Habana, a cinco cuadras del Malecón, a unas quince de La Habana Vieja, y justo enfrente del edificio donde se filmó la famosa película cubana Fresa y Chocolate, nominada al Oscar en 1994. Allí, hoy funciona un paladar.
Los paladares son pequeños restaurantes privados reservados al turismo que los cubanos pueden instalar en el living de su casa. Al igual que las casas de familia, comenzaron a aparecer a mediados de la década del ‘90, en los últimos años del “período especial”.
En Cuba llaman así a la gran crisis económica que les tocó transitar luego de la caída del bloque soviético, años en los que el PBI se redujo un 36%, hubo escasez de alimentos y combustibles, y un rebrote del mercado negro y la prostitución. Frente a tal desastre, el gobierno se vio obligado a impulsar reformas en los modelos de producción, permitir inversiones extranjeras, fundar empresas mixtas y promover iniciativas privadas vinculadas al turismo, como son los paladares, las casas de familia o los taxis particulares, como el de Gilberto. No hubo otra alternativa. Para sostener el socialismo, era necesario abrirle una hendija al capitalismo.
En La Habana la gente siempre está en la calle, todo el tiempo, a toda hora. No se entiende muy bien qué hacen, pero ahí están. Se los ve en grupos, de a tres, de a cuatro, de a cinco. Algunos conversan a los gritos, otros discuten vaya a saber de qué, más allá hay unos que cantan alrededor de otro que toca la guitarra, otros están en la vereda arreglando un coche viejo, y así.
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Uno tiende a suponer que la gente está en la calle porque no hay tantos elementos de distracción como en los países capitalistas. Si bien Cuba cuenta con telefonía celular e Internet, son muy pocos los que pueden acceder a estos servicios. Los canales de TV y las estaciones de radio son estatales y mayormente dan noticias, programas culturales o partidos de beisbol. Leen el Granma o alguna revista literaria o de ciencia. Nada de Netflix, ni Facebook, ni WhatsApp. No existen los famosos, no hay un Tinelli, no hay prensa del corazón, ni escándalos mediáticos. Y es ahí cuando uno empieza a comprender la razón por la cual lograron ser un pueblo tan culto.
A diferencia de lo que ocurre en Argentina, en Cuba no hay una grieta. Hay varias. Están los que defienden la Revolución, están los que la cuestionan, están los gusanos (opositores acérrimos al socialismo), y también los parásitos del Estado. Estos últimos no cuestionan ni defienden, pero chupan desde hace años la teta de la vaca cubana sin aportar absolutamente nada. Los resignados.
Basta con caminar por la peatonal Obispo, donde está repleto de restaurantes del Estado y paladares privados, para darse cuenta quién es quién. Los que trabajan en los paladares te persiguen varias cuadras para convencerte de ir a comer ahí. Los que trabajan en los restaurantes del Estado, en cambio, ni saben cuál es el menú.
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En el Museo de la Revolución, por ejemplo, consulté en mesa de entrada si se hacían visitas guiadas y me respondieron que sí, pero que no sabían a qué hora era la próxima. No parece ser la manera más efectiva de difundir las virtudes del socialismo.
El contraste más notorio se da entre jóvenes y adultos. Los Sub 30, hijos del “período especial”, ya no creen en el socialismo. Los más grandes, sobre todo aquellos que fueron testigos del triunfo de la Revolución y otras hazañas como el combate de Playa Girón, tienen una mirada un tanto más romántica.
En los jardines de la emblemática heladería Coppelia, ubicada en el coqueto barrio de El Vedado, frente al hotel Habana Libre, que alguna vez fue el Hilton, un pibe de 20 años me contaba que sus tíos viven en Miami y que tiene un primo de su misma edad nacido allí. Y que a él le gustaría poder irse de la Isla algún día, porque “en los Estados Unidos se vive mejor”. Obviamente, él ya olvidó aquello de “seremos como el Che” que le enseñaron en la escuela.
Faltaba poco para el 1 de mayo y La Habana estaba alborotada por un rumor de iba a hablar Fidel en la Plaza de la Revolución, en el acto por el Día Internacional de los Trabajadores. Nosotros ya nos estábamos yendo.
Camino al aeropuerto, le comentaba a Gilberto que nunca me cerró del todo la figura del Comandante, básicamente porque no entendía cómo un líder que gastó tanta tinta y saliva hablando de revolución, libertad y autodeterminación, haya gobernado Cuba durante casi medio siglo y jamás le haya permitido a su pueblo elegir representantes. Gilberto asintió con la cabeza, pero aclaró que “la revolución hay que hacerla cada día”. Porque “algún día Fidel ya no estará y el pueblo tendrá que seguir construyendo su destino”.
Mientras descargábamos el equipaje, hablábamos de lo similares que son las banderas de Cuba y Estados Unidos, dos países tan cercanos y al mismo tiempo tan enemistados. “Es cierto, tenemos banderas parecidas, con los mismos colores. La de los yanquis tendrá muchas estrellas, pero nosotros tenemos la estrella que les falta. ¡Y que nunca podrán tener!”, exclamó, con una sonrisa pícara. Y nos despedimos con un abrazo revolucionario.
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ernestosanmiguel · 3 years
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Un nuevo aniversario
Ernesto San Miguel
Esta mañana antes de sentarme frente al computador, encontré una carpeta con mis viejos escritos y releyendo encontré mi carta póstuma a mi padre, habían pasado más de 30 años desde aquel entonces y aún antes de terminar las lágrimas se asomaron al encuentro, como si el tiempo se hubiera quedado detenido.
Terminé de leer algunos cuentos, cuando sentí que desde el subterráneo me llamaba la lavadora. Sacar la ropa y pasarla a la secadora me hicieron olvidar lo que estaba haciendo y seguí con mi rutina diaria de escuchar las noticias de mi país.
Han pasado cerca de 50 años y todavía no he sido capaz de adoptar la tierra donde vivo como mi patria. Haciendo un balance, llevo acá afuera más años de los que viví en mi terruño y no puedo dejar de olvidar la canción de Isabel Parra,
Ni toda la tierra entera, será un poco de mi tierra.
Siguió el día con todas las pequeñas cosas y en mi caminata diurna volvieron muchas veces los recuerdos de mi viejo padre, pero eran pensamientos intermitentes que se borraban con la pasada de una bicicleta o un auto frente al parque en el que guío mis pasos automáticamente, algunas cuadras más y encuentro el negocio del café conque se termina la mañana y de vuelta con mi baguette bajo el brazo saboreo el amargo café, mirando las hojas que ya caen.
El otoño nos roba grados de temperatura, cambia el color de las hojas a pesar de ello la vida sigue caminando hay viejos como yo que miran a lo lejos y muchos niños que corren o se columpian y el trazo de la vida está completo el ocaso de algunos y el renacer de otros.
Y llegó la tarde y la noche con su secuela de olvidos.
El 29 de septiembre mientras revisaba los avisos que nos entrega la tecnología encontré lo escrito por mi sobrino Patricio, quién vivió siempre con mi viejo y estuvo junto a él en su partida, en aquella época el era un niño y describe su partida con un sentimiento tan puro, como sólo podemos hacerlo desde la niñez.
Hace ya mucho tiempo, por las vivencias ocurridas llegué a la conclusión que el más allá y el presente están íntimamente ligados y tenemos que dejar nuestra mente abierta para poder descubrir el mensaje del más allá.
Mi padre vino a visitarme para decirme que la vida no termina con nuestro cuerpo terrenal y además que él siempre estará cuidándonos.
No es la primera vez que hace su aparición, y cada vez su enseñanza tiene tanta fuerza que es imposible negarla.
Treinta años antes me encontraba en una reunión con muchos amigos y compañeros de diferentes nacionalidades para tratar el tema de la caída del socialismo en los países del este y la orfandad en que se encontraría Cuba y como nosotros podríamos ayudarla. Una tarea inmensa. Cuando el teléfono sonó para anunciarnos tu partida. Sólo lo supe cuando volví  de aquella reunión y me sentí doblemente perdido mientras el mundo perdía un tipo de sociedad más justa y humana que sería muy difícil de recuperar yo te perdía para siempre.
Carta a mi viejo
Después de leer tus saludos, en aquella escueta tarjeta. Después de recorrer el trazo tembloroso de tu letra, no pude impedir viajar en el tiempo y la distancia para encontrarme contigo en la puerta de mi vieja escuela, allá en las calles Santa Rosa con Marina de Gaete, cerca de la Avenida Mata. Recuerdo que ambos estábamos apurados, tú por irte al trabajo y yo para jugar más tiempo antes de las clases. Mis recuerdos son tan claros, como si el tiempo que ha pasado, no fuera, sino una mala jugarreta del destino.
 Papá, papá tienes que hacerme una comunicación, justificando el viernes que falté.
 Siempre a ultima hora hijo, es que lo había olvidado papá.
Quisiera contarte que en cuanto a los olvidos, no he cambiado mucho, sin embargo el recuerdo de mi escuelita, no es fortuito, sino más bien recordando tu letra, porque aquella tarde mi orgullo me hizo crecer como pavo real, cuando la señorita Esmeralda, mi profesora en el primer año de la escuela Guillermo Mata, al leer tu comunicación, te envió felicitaciones por tener tan clara y hermosa letra.
Me han contado, que a veces vuelves a Sierra Bella para encontrarte con los tuyos, con los amigos de tu juventud, con tus viejos, con tus hermanos y con todos aquellos que han partido antes que nosotros.
Quiero que sepas que comprendo y comparto contigo esta evasión. Si supieras viejo, cuantas tardes, aprovechando que nadie está en casa, para viajar al pasado y encontrarme con ustedes. Contigo he conversado tantas veces, tratando de cambiar algunas palabras ue te hirieron, o bien, para vivir de nuevo junto a ustedes y dulcificar los agrios momentos que talvez les hice pasar, o bien para revivir aquello que nos hizo feliz. Te adjunto algo que he escrito para ti, en ellas quiero expresar mis agradecimientos y decirte tantas cosas que no pude decir en el momento oportuno, o talves, porque no tuve la capacidad de comprensión, que sólo el tiempo y la experiencia dan. Sin embargo creo, que aunque no la escuchaste, tienes que haber sentido a través de mis gestos, el amor que por ti siento, agrandado hoy por la distancia y las circunstancias. Si pudiera traducirlo en un lenguaje simple, quiere decir
Papá gracias por todo.
Era el primer año que iba a la escuela y cada separación de mis padres era desgarradora. El llanto de mis ojos me impedía ver las calles con claridad y sentía la sensación de entrar en una obscuridad en la cual no adivinaba el final. Mi padre tomaba firmemente mi mano, mientras me repetía con su voz suave que los niños inteligentes no lloran porque van al colegio y me daba toda suerte de consejos prácticos que nunca los entendí, me decía tantas cosas que aún resuenan en mis oídos y que poco a poco me daban la calma necesaria, como para enfrentar el mundo desconocido.
Su mano siempre me pareció segura y arrimarme a él en momentos de angustia fueron como la salvación a mis pesares.
Fue el mago, el héroe, el ídolo de mi niñez. Pero el tiempo pasó como una ráfaga, y se llevó al mago, cayó el ídolo quebrándose en mil pedazos un día cualquiera en mi adolescencia y el héroe comenzó a ser vencido por el tiempo.
Como muchos en la juventud, me deslumbré con las falsas luces de neón creyendo que eran la claridad que a otros les faltaba. Subí peldaños con la rapidez y la energía de los vencedores y el mundo me pareció dormido bajo mis pies.
Pero jamás fui un vencedor, ni tuve la claridad de los elegidos y la montaña donde estuve subido, era apenas una duna que el tiempo y el viento fueron destruyendo.
¿Cómo poder sentarme a conversar contigo?  ¿Cómo aprender la palabra simple que expresaste en el sindicato? Y sin embargo ahora entiendo tus renuncias generosas y tus luchas.  Talvez habríamos trocado el hambre dolorosa, por la fuerza de los que no se doblegan. Pero la niñez es una flor de inocencia y no busca causas, sino que constata hechos que no entiende.
Comprendí que con el tiempo nuestros caminos se han vuelto a juntar y talvez no será imposible que una tarde tome tus manos que ahora tiemblan y te devuelva el calma  y la seguridad ayer me diste y si tus ojos cansados no son capaces de darse cuenta, quisiera contarte que mis ojos te miran como el héroe que siempre fuiste, ya que ser justo y limpio en una sociedad donde los valores poco cuentan, transformar los momentos amargos en un momento de felicidad, porque la lágrima de ayer tu la transformaste en risa y por habernos dado un signo de esperanza en cada anochecer.
Idolo no, pero te admiro con todo el respeto que has ganado jornada a jornada en las luchas simples de la vida, minuto a minuto en que nos has entregado amor, como si fueras una fuente inagotable de calidez humana, aún en tus debilidades.
Te cuento que han cambiado de nombre a todas las cosas, que en nuestro país al genocidio le llaman costo de la libertad y a aquellos que mataron, torturaron, y quemaron les llaman paladines de la libertad incluso con ascenso de grado.
Como no entenderte cuando sales a volar en cada tarde.
La ley de la vida se cumple inexorablemente y cada cual a su tiempo partirá. Pero no cerrar tu mano, no poder abrazarte en aquel momento del adiós es lo más amargo que la pena retenida o las lágrimas que caen cuando pienso en ti.
Siento que he perdió tu mano, como cuando era un niño temeroso del mundo en que vivíamos. Tu partida es la pérdida de un gran tesoro. Tenía la secreta esperanza de encontrarte mirando la vida sencilla de la población o imaginando un mundo mejor con tus ojos más allá de las fronteras y poder tomarte del hombro, para mirar juntos la cordillera esquiva, escondida detrás del smog, tan de moda. Pero el frío de la soledad me viene como una sensación agobiante y si bien he aprendido a enfrentar el mundo con sus altos y bajos, siempre sentí que este tesoro, era un as bajo la manga que hoy he perdido.
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recantodaeducacao · 3 years
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Mesmo com fim da era Castro, cubanos não acreditam em grandes mudanças
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Pela primeira vez desde a revolução de Cuba, a alta cúpula política do país não terá um membro da família Castro. Aos 89 anos, Raúl Castro anunciou que vai se aposentar e deixar a liderança do partido comunista. Em seu discurso na abertura do congresso, ele disse que não está tomando esta decisão obrigado e pediu a compreensão da população. O ex-presidente disse que é a vez da juventude, que classificou como cheia de paixão e de espírito anti-imperialista, assumir o posto.
Raúl Castro reiterou que, enquanto viver, estará a postos para defender a pátria, a revolução e o socialismo. Em meio às sanções impostas pelos Estados Unidos, Castro defendeu um diálogo respeitoso com o país vizinho. Ele disse que espera ser construído um novo tipo de relação entre as duas nações, sem ter de abrir mão dos princípios da revolução e do socialismo. O professor de relações internacionais Pedro Costa Júnior explicou a expectativa da relação entre os dois países e afirmou que cuba vive uma mudança geracional. “Do lado dos Estados Unidos, essas relações tem que ser mostrar abertas porque é um lado que tem o poder do embargo. Do lado de Cuba, há uma renovação geracional. As últimas figuras históricas não existem mais no governo, vão acabar agora com essa geração de Raúl.”
Ao longo dos últimos anos, a ilha tem vivenciado uma relativa abertura econômica. Essa sinalização para a iniciativa privada teve início em 2008, quando Raúl começou a ocupar o posto de Fidel. Atualmente, no país, apenas 13% da população não trabalha para o Estado. Nesta semana, inclusive, Cuba anunciou mudanças inéditas no setor agrícola. Produtores rurais que, desde 1963, não tinham plena autonomia sobre seus trabalhos, poderão dar o destino que quiserem a seus rebanhos — mas sob a condição de cumprir as cotas do Estado e a garantia de que não haverá redução na produção. A principal fonte de renda da ilha caribenha é o turismo, que tem sofrido um grande impacto com a pandemia de coronavírus e obriga Cuba a amargar a pior crise dos últimos 30 anos.
No ano passado, o PIB do país teve queda de 11%. A pensionista Maria Martínez, de 68 anos, espera que haja uma melhora. Ela lamentou a alta dos preços e reiterou que o dinheiro não tem sido o suficiente. Zoe Martínez é cubana e vive no Brasil há 10 anos. A estudante de Direito não acredita que a saída de Raúl Castro vá promover grandes mudanças em Cuba. “Sabemos muito bem que Raúl Castro continuará na sombra, igual Fidel continuo. Vai continuar ditando as regras para continuarem torturando o povo. O cubano não quer mais viver nesse regime. Cuba quer liberdade, democracia e economia de mercado.” Além de Raúl Castro, outros nomes que participaram da revolução de 1959 devem se aposentar, — como José Ramón Machado Ventura e Ramiro Valdés. Quem ocupará o posto de primeiro-secretário do partido comunista é o presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.
*Com informações da repórter Camila Yunes 
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kiro-anarka · 4 years
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En la tragedia griega el hombre (el héroe) se enfrenta con su destino previamente fijado y lo desvía. Lo eclosiona. Podría quedarse quieto y vivir o sobrevivir sin desafiar lo que le ha sido otorgado. Sin embargo, por deseo, por voluntad de justicia, por necesidad, porque es lo que siente que debe hacer, por amor o por odio, por principios, se enfrenta a su destino.
Quizás simplemente sea porque estar vivo implica en algún momento de la vida desafiar al destino. Enfrentarse con lo dado para crear algo nuevo. Todo lo demás es conformismo, obediencia, muerte de la vida. Esclavitud.
Y la historia nos demuestra que los grandes saltos son también modos de detenerse para saltar después al abismo. Todo por crear, nada por guardar. Todo por ganar y nada por perder salvo las cadenas, diría repitiendo nuestra vieja consigna.
Este virus extraño y tan desconocido como previsible podría entenderse como una metáfora –o un avatar- cruel de la quietud, de la pérdida de la capacidad de enfrentarnos con nuestro destino otorgado y aceptado como el único posible. Es el virus de la quietud, es la pasividad lo que nos aterra, la imposibilidad de mantener los vínculos sociales de donde nace toda fuerza y todo pensamiento humano. Sin embargo recién ahora empieza a romperse por todos los costados y la humanidad entera vuelve a moverse y a pronunciarse a partir de un hecho detonante, pero que ha sido la norma en el mundo de la explotación del hombre por el hombre porque la esclavitud de los pueblos americanos y la caza de esclavos en África para conquistar capital y territorios  funda un modo de producción y de vida hasta nuestros días. El modo de producción capitalista.
El asesinato de un hombre negro a manos de la policía en Estados Unidos, un hecho que se ha repetido miles de veces con total impunidad, en esta coyuntura es la gota que colma el vaso. Un balcón al abismo. Y al mismo tiempo un puente en construcción entre la historia y el futuro.  Es notable y celebro que las estatuas de colonizadores, esclavistas y asesinos sean derribadas, pintadas y señaladas.  Han  permanecido demasiado tiempo insultando la memoria de millones de víctimas, -como en el caso de Leopoldo el Belga-genocida del Congo- entre otros tantos piratas, esclavistas y colonizadores.
Como dice Benjamin, “La tradición de los oprimidos nos enseña entretanto que el “estado de emergencia” en que vivimos es la regla. Debemos llegar a un concepto de historia que resulte coherente con ello. …” [1]
En Madrid, que es una zona de alto riesgo estuvimos casi cien días encerrados y aterrados por no saber qué estaba pasando y qué pasa. Algo se movió en los talones. Algo nos hizo desconfiar de todos los que decían saber y algo nos hizo buscar razones o causas o explicaciones un poco menos paranoicas.
Algo empezó a humanizarnos, tal vez, porque aunque fuera en medio de una tragedia que como toda tragedia es incontrolable, nos hizo estar juntos y compartir destino; aunque  está claro que no todo destino es el mismo: no es lo mismo estar en la cola del hambre que estar en un chalet y en la seguridad médica privada. No es lo mismo, pero al mismo tiempo el calibre del desconocimiento nos igualó por algunos instantes. Y los que sólo tenemos seguridad publica -salud pública, educación pública, vivienda y trabajos precarios- comprendimos rápidamente que el estado y lo público habían sido golpeados de muerte y que las privatizaciones que pagamos con nuestro trabajo nos condenaban a tener una salud pública incapaz de hacer frente a la catástrofe. [2]
Aquí en España, en Italia, en Estados Unidos, en Francia, Bélgica, Suecia, etc etc… la salud y todo los llamados “derechos humanos y sociales”  fueron privatizados mientras nos dedicábamos a endeudarnos y a divertirnos y a pensar que existía eso que llamaron el estado del bienestar  y que el capitalismo “bueno” era posible.
Trabajar fue la ley y cobrar poco y aceptar siempre porque no hay otro curro, fue la consigna.  La súper-explotación se cebó con todos y las ganancias de las grandes corporaciones se triplicaron. (Ver estadísticas, hay muchas y no es lo mío)
Es curioso, la vida es curiosa y trágica siempre. Por primera vez después del confinamiento y hace solo dos semanas fuimos a la Puerta del Sol a protestar, con mascarilla y sólo cincuenta personas guardando distancia de seguridad de metro y medio. Siempre obedientes, siempre correctos. Pedimos con carteles y con palabras que  hubiera un fondo de emergencia y que no se recortaran más derechos ni sociales ni laborales. Lo mínimo.
Antes de este gesto en Puerta del sol, los fascistas habían salido a la calle a golpear cacerolas gritando “libertad” en el barrio de Salamanca y en otros barrios ricos del país.  Una palabra para analizar a la luz de qué libertad es la que piden y porqué la piden. Sobre todo cuando son los que siempre han condenado la libertad y desde siempre la han perseguido.  Pensé entonces que invertían el sentido de la palabra, tal como los nazis invirtieron el sentido del socialismo, -el nazional-socialismo- refiriéndose a la  libertad de seguir explotando la fuerza de trabajo, de la limpiadora, de sus obreros, o camareros, o dependientes de tienda, o de sus inquilinos, ya que son dueños de la mayoría de los edificios-burbuja inmobiliaria, de la libertad para traficar, mercar y ganar. Todo un tema el tema de la palabra “Libertad”.  También en USA los grupos fascistas- suprematistas  salieron a la calle a gritar “libertad”, y en Argentina y en Brasil hicieron lo mismo, gritaron “libertad” al son de sus cacerolas en contra de la ayuda médica solidaria de Cuba y en contra de las medidas de protección.
¿Libertad para qué, qué libertad, libertad para explotar o libertad para hacer justicia? ¿Libertad para que nada cambie, libertad en si, o libertad para si? ¿Libertad para ser solidarios, humanos, internacionalistas?
En un momento, durante el mes de abril –en  el pico de la pandemia y los muertos in crescendo -pensé que no era solo un virus de laboratorio sino un programa de eugenesia muy bien controlado; o dirigido, al menos. Me permito, como todos un cierto grado de paranoia. Los viejos sobran, no producen y mueren. No hay que pagar largas jubilaciones y hay más de veinte mil viejos muertos en residencias privadas administradas como granjas y negocio…que dejarán en las arcas del estado sus jubilaciones.
Bueno, realmente quería justificar con este texto solo un deseo y una especie de constatación: lo dicho, no es científico mi planteamiento, solo empírico, pero creo que el virus se asusta cuando nos humanizamos, luchamos y tomamos el destino en nuestras manos y que pulula y se incrementa con la pasividad y con la aceptación y el miedo, tal como el dicho popular que nos contagiaron previamente  “es lo que hay…y hay que aceptarlo” porque esa derrota asumida es el núcleo de una cultura agónica, y claro, enferma.
El destino –y su hija la obediencia ciega- esa entelequia que niega la historia y cualquier transformación se ha colado en nosotros para debilitarnos y para hacer que el pensamiento débil nos cuente siempre historias de sin salida (en películas, novelas, series…) donde la condena de la rebeldía es constante y la historia como bucle es inevitable. Nada más alejado del espíritu trágico y del héroe.
Y por eso el dolor –el “yo” en sus aisladas desgracias- se coloca en el centro de la historia y tergiversa la palabra “libertad”. Una sensibilidad burguesa que huele a podrido y que tal vez, eso es lo que más deseo -si el virus no se aposenta en mis pulmones a modo de venganza- podamos vencer entre todos.
Lo cierto es que el planeta entero se mueve y depende de nosotros romper las cadenas que no supimos ver a tiempo. El virus es solo eso, una especie de ceguera que empieza a despejarse. Y ha desnudado los resultados del neoliberalismo que no sólo debilitó y corrompió los estados y lo público sino el espíritu colectivo y propiamente humano.
Y en este desnudo integral hemos visto con toda claridad dos modelos: o capitalismo salvaje (en el que vivimos y morimos a mansalva) o socialismo (aquellos países que como Cuba, Venezuela, Nicaragua, China, Corea, Viet –Nam y con todos los matices y problemáticas que conocemos – Rusia, Irán y Siria) han enfrentado la pandemia reforzando el estado y lo público, haciendo que prevalezca la salud sobre el negocio/ganancia y con otro concepto, donde la “humanidad” tiene sentido. Porque como dicen los cubanos, “Patria es humanidad” y treinta y cuatro brigadas médicas, -dos mil quinientos cooperantes en veintiséis naciones, que se suman a otros que estaban en cincuenta y seis países más-  lo han demostrado ampliamente.
Si, son dos modelos, la máxima ganancia acumulada por un 1% y que necesariamente cuenta con estados destruidos y débiles en nombre del derecho absoluto de las corporaciones y el globalismo, o estados fuertes y participativos desde la base que defienden lo público, la distribución equitativa de la riqueza y la preservación y desarrollo de la humanidad y el planeta.
Insisto, no me guardo ningún claroscuro, porque las tonalidades de grises son parte de todo proceso de cambio. La tragedia traerá una transformación, habrá que pensar, aprender e inventar el modo para salir del congelamiento y su virus: el miedo a cambiar y a perder o ganar, inoculado a través de un aparato ideológico y cultural implacable e inmenso que ha sido capaz de torcer el sentido mismo de la palabra libertad, porque la libertad humana solo es posible construyendo el “Nosotros”, socialista y soberano.
No puedo en este corto espacio hablar de las corporaciones militares y la tremenda ofensiva sobre Venezuela, Cuba y Siria, el desplazamiento de tropas a las  fronteras del este de Europa, la macabra propaganda contra China y toda la agónica ofensiva imperialista. Pero la solidaridad se extiende y vencerá, ni bloqueos ni sanciones pueden detener el curso de la historia.
[1] Tesis de filosofía de la historia. Walter Benjamin. (tesis nº VIII) – (Premia editora, La nave de los locos, Mexico 1977)
[2] Todo mi agradecimiento a los trabajadores sanitarios que pusieron el cuerpo a pesar de la falta de medios y la precariedad a la que nos condena el sistema neoliberal.
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cubanoti · 4 years
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La injerencia cubana en Chile precipitó el derrocamiento de Allende
Fidel Castro y Salvador Allende (Foto: Archivo)
LA HABANA, Cuba. – Fidel Castro demoró 35 años en aceptar la posibilidad de que el presidente chileno Salvador Allende no resultara muerto en combate, en el Palacio de La Moneda, el 11 de septiembre de 1973, mientras resistía el asalto de los militares golpistas, como aseguraba la versión oficial cubana. Solo entonces el dictador sugirió que Allende podría haberse suicidado.  
“No hay contradicción alguna entre ambas formas de cumplir con el deber”, sentenció Castro en una de las Reflexiones que firmaba como Compañero Fidel, en junio de 2008, cuando se cumplió el centenario del nacimiento del expresidente chileno. 
Pero hay una insistente versión que nunca ha sido confirmada, la que apunta a que Allende no se suicidó sino que fue ultimado por el cubano Patricio de La Guardia, que formaba parte de la escolta presidencial y tenía la orden de Fidel Castro de impedir que el mandatario cayera prisionero.  
Tal vez nunca se sepa la verdad sobre la muerte de Salvador Allende. De cualquier modo, es poco probable que el exgobernante hubiese aceptado rendirse y que le arrebataran la presidencia. No era su estilo, tozudo como era. 
Recordemos que desde 1952, durante 18 años, Allende, a quien llamaban “el candidato eterno”, participó en cuatro elecciones presidenciales consecutivas, y no cejó en su empeño hasta que resultó electo en los comicios del 4 de septiembre de 1970. 
El hecho de que Allende, a la cabeza de Unidad Popular, una coalición de comunistas, socialistas y radicales de extrema izquierda, cuyo objetivo declarado era implantar el socialismo en Chile pero dentro de las reglas del pluralismo político, hubiese sido democráticamente electo, contrarió a Fidel Castro. Le molestaba que un marxista hubiera llegado a la presidencia por las urnas, dentro de las reglas del juego de la democracia representativa y no a través de la lucha armada, como él preconizaba desde los años 60.  Además, el socialismo democrático de Allende contrastaba agudamente con el régimen de corte estalinista imperante en Cuba. 
Desde los comienzos del gobierno de la Unidad Popular, Fidel Castro quiso influir para que las cosas en Chile se hicieran a su manera. De esa forma, la ayuda cubana resultaría más dañina que beneficiosa para Allende.
Se suele insistir en culpar a la CIA por el golpe militar del 11 de septiembre de 1973, pero se pasa por alto la cuota de responsabilidad que tuvo Fidel Castro por su injerencia en Chile.   
Castro visitó Chile a finales de 1971. Permaneció más de 20 días en el país austral y lo recorrió de punta a punta. Pronunció discursos incendiarios y opinó profusa e imprudentemente acerca de todo. Mientras trataba de convencer a los jefes militares de que el socialismo no era antagónico con los institutos armados, aconsejaba a Allende la formación de milicias obreras para “mantener la adhesión de los vacilantes, imponer condiciones y decidir el destino de Chile”. 
Aquella visita, que pareció interminable, fue el catalizador de la crisis del Gobierno de Allende. 
La ingobernabilidad que condujo al golpe militar se creó entre todos los que quisieron imponer sus puntos de vista a los demás, unos y otros en los extremos del espectro político chileno. 
Allende tuvo que enfrentar el dilema de ser el presidente de todos los chilenos o solo de un sector de la Unidad Popular. Alejado de los métodos leninistas, sus políticas fueron rebasadas por los elementos de la extrema izquierda que exigían una mayor radicalidad.      
La extrema izquierda, con los pistoleros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, la ocupación al estilo bolchevique de fábricas y latifundios, y el amago de armar las milicias obreras, sobrepasó al Gobierno de Allende, que no supo o no pudo lidiar con todo aquello, detrás de lo cual estaba la mano del régimen cubano. 
 Allende recibió la última carta de Fidel Castro el 29 de julio de 1973, 42 días antes del golpe militar, de manos de Carlos Rafael Rodríguez y Manuel Piñeiro, quienes viajaron a Santiago de Chile con el pretexto de asistir a la reunión del Movimiento de Países No Alineados. Su objetivo real era reiterar a Allende el apoyo cubano en la guerra civil que parecía inminente y para la que Fidel Castro se preparaba con el mayor sigilo. 
“Hazles saber a Carlos y a Manuel en qué podemos cooperar tus leales amigos cubanos”, escribió Fidel Castro en aquella carta. 
Allende, para evitar una guerra civil, se negó a formar las milicias proletarias como aconsejaba Fidel Castro. Pero ya era tarde. Todo había ido demasiado lejos. La injerencia cubana precipitó el golpe militar.  
Allende, atrincherado en el Palacio de La Moneda, enfrentó a los militares golpistas en compañía de un puñado de sus más cercanos colaboradores y varios cubanos de las tropas élite del MININT. Cuando los carabineros hallaron el cadáver del presidente en un salón del Palacio, el fusil ametrallador que le regaló Fidel Castro estaba a sus pies.
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izquierdanacional · 6 years
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El Ejército y la Revolución Nacional
Jorge Abelardo Ramos
Publicado en la revista “Presente”, Montevideo, N° 1, abril de 1962
Los problemas teóricos de nuestra revolución comienzan a despertar la atención de la vieja izquierda, o para decirlo mejor, de aquellos jóvenes de los viejos partidos que se enfrentan a la nueva realidad. Se establece así una primera contradicción, muy explicable, por lo demás, entre los cauces anquilosados de las antiguas formaciones políticas en el Río de la Plata y las preguntas irreverentes de la nueva generación. Entre las cuestiones más resistidas y desfiguradas por la izquierda tradicional figura la de una política socialista frente al Ejército. Intentaremos con unas pocas observaciones situar el problema en sus verdaderos términos.
El repertorio de ideas del socialismo rioplatense se nutrió, en sus orígenes, de la ideología importada por los artesanos europeos, que constituyeron a principios de siglo la clase trabajadora. De origen socialista unos y de ascendencia anarquista otros, todos coincidían en enjuiciar a nuestros países sudamericanos como simples provincias europeas. Había cierta lógica, debemos admitirlo, en esa óptica incorrecta, pues el imperialismo había creado en los dos grandes puertos pequeñas sociedades que, de un modo u otro, reflejaban las características de la sociedad capitalista europea. Pero a espaldas de Montevideo estaban los hombres de a caballo y las legiones gauchescas de Saravia; y a espaldas de Buenos Aires morían de una muerte lenta los últimos recuerdos de las montoneras. La izquierda nació en las ciudades y nació sin historia. Su historia verdadera estaba, si estaba en algún lado, en Europa y sus ideas eran las ideas generales del socialismo nacido en los grandes centros del poder mundial. Si el imperialismo acopló a nuestros estados como granjas y los vinculó orgánicamente a su poder, a su vez la izquierda de comienzos de siglo no se proyectó desde el interior de nuestros pueblos a la conciencia política, sino que se inyectó desde afuera como una prolongación europea de la penetración imperialista. Juan B. Justo no introdujo en la Argentina a Marx sino a Berstein. Y si este expresaba en Alemania la influencia burguesa en el movimiento obrero, en un país semi-colonial y semi-civilizado sólo podía prosperar como manifestación de la ideología imperialista. De ahí el “antimilitarismo” de Juan B. Justo, su moral victoriana, su desprecio al mestizo y su repugnancia por la “política criolla” Todo, entre nosotros, hablaba el lenguaje de las armas, pues si éramos, éramos por las armas; invasiones inglesas, revolución de 1810, abogados hechos generales, invasiones portuguesas, ejércitos artiguistas contra Buenos Aires y contra Portugal, disensiones civiles resueltas por la pólvora y la lanza, Guerra Grande o guerras chicas, todo había sido hecho por la milicia. Y ¿de dónde provenía, entonces, ese “antimilitarismo” tenaz de que haría gala más luego la izquierda rioplatense? Pues provenía de la tradición europea, no de la nuestra. En Europa, en efecto, el régimen capitalista, que para triunfar llevó la guerra desde Valmy hasta Austerlitz y llamó a los ciudadanos “a las armas”, se había consolidado y se había transfigurado en imperialismo. En el interior de sus fronteras, el poder civil de la burguesía había logrado subordinar al poder militar y lo usaba para las aventuras coloniales; en caso de guerra civil empleaba el ejército para ametrallar el pueblo (1870, la Comuna). La nación se había realizado y, sobre todo a partir de 1870, las principales naciones europeas presentaban al mundo el espectáculo de clases sociales perfectamente diferenciadas: Marx estudió el papel de la burguesía, la clase media y el proletariado en Inglaterra, no en Colombia. El papel desempeñado por el Ejército en el Viejo Mundo no dejaba lugar a duda alguna: era un ejército de clase, era el brazo armado de la burguesía. Sobre esa realidad específica la socialdemocracia elaboró sus puntos de vista contra el militarismo. Pero de esa realidad no podía inferirse de ninguna manera que el movimiento obrero socialista renunciase a adoptar una política destinada a “ablandar” las fuerzas armadas en la lucha revolucionaria. Y, como es siempre de suponer, el sector más revolucionario de la socialdemocracia, que estaba encabezado por los socialistas rusos, encabezados por Lenín, demostraron teórica y prácticamente que el socialismo no es una abstracción intelectual, sino un método viviente. Fue precisamente Lenín, durante la revolución de 1905, quien advirtió la inquietud y perplejidad que los acontecimientos ejercían en el ánimo de los oficiales y soldados del ejército zarista. En su libro “El proletariado y la Revolución Democrática”, el genial dirigente señalaba que, después de la insurrección del acorazado Potemkim, grandes sectores de la oficialidad zarista (formada en parte por la nobleza) vacilaban en su fidelidad al Zar, se amotinaban y se pasaban al campo revolucionario. Lenín consideraba ese hecho como un episodio fundamental para los destinos de la revolución, pues no era un hombre que gastaba frases hechas (aborrecía la fraseología “revolucionaria”). Enseñó durante toda su vida que la clase obrera y el pueblo no pueden por sí solos tomar el poder sin una profunda crisis en los órganos de coacción y sin que parte de estos se pronuncien por la causa revolucionaria.
Y esto ocurría en la Rusia Imperial, en el seno de la autocracia, donde todavía reinaba la servidumbre y donde los privilegios de casta y de clase revestían un carácter monstruoso. Esto ocurría en el Ejército de un Imperio que oprimía a más de sesenta nacionalidades, no en países como los de América Latina donde los generales son nietos de inmigrantes o hijos de almaceneros.
EL ANTIMILITARISMO SOCIALDEMÓCRATA
Pero la tradición “socialista” que llegó a nuestros países no procedía de la Rusia prerrevolucionaria de Lenín, que era mirado por sus colegas de la Segunda Internacional como un energúmeno sin domicilio constituido, sino de los santones de la socialdemocracia alemana, inglesa o francesa, que hacían de “Oposición de su Majestad” a la burguesía imperialista. Para estos “maestros” el antimilitarismo servía en los días feriados. En caso de guerra, se volvían socialpatriotas. Es así que Juan B. Justo en la Argentina practicaba un pacifismo en tiempos de paz y un belicismo en tiempos de guerra, pero al servicio del imperialismo inglés, entonces predominante. El “antimilitarismo” del socialismo rioplatense y de todas sus variantes “izquierdistas” posteriores se fundaba en la ignorancia del pasado nacional y, en el fondo, a la renuncia de luchar seriamente por el poder. En definitiva, en los países semicoloniales, que deben realizar su unidad nacional, el partido revolucionario debe elaborar una política frente al Ejército. Muchas veces nos hemos referido a la diferencia funcional que existe entre el Ejército argelino y el Ejército francés, para elegir el ejemplo más simple. En el Ejército argelino sus jefes no eran socialistas ni marxistas; por el contrario, política y socialmente procedían de la burguesía nacional o pequeña burguesía y hasta lo apoyaban jeques feudales. Pero a excepción del Partido Comunista francés, que se opuso a la independencia de Argelia, todos los revolucionarios del mundo sostuvimos la causa argelina.
No podía ponerse en un mismo plano al Ejército del mayor Villarroel en la Bolivia de 1943 que al Ejército “democrático” del general Mac Arthur. Sin embargo, en esa época, todos los izquierdistas, que apoyaban al Ejército imperialista de los EE.UU. en la segunda guerra mundial, condenaban simultáneamente a Villarroel como “nazi”, por su pretensión de organizar a los campesinos y de sindicalizar a los mineros. ¡Como para respetar a la “izquierda” de América Latina y sus descendientes, que hoy se figuran ultraizquierdistas!. Al menos para un marxista, resultaba evidente que en el Ejército boliviano se expresaba la desesperación y la esperanza, todo a un tiempo, de la pequeña burguesía del Altiplano frente a la opresión imperialista. Los mismos fraseadores que se pavonean hoy con el triunfo de la revolución cubana, como si hubiera sido cosa de ellos, eran los que calificaban de “nazis” a Busch o a Villarroel. Para no recordar las cosas que dijeron de Perón y del “fascismo militar argentino”.
A esta clase de “antimilitaristas”, que pululan en los partidos de izquierda se les aplicaría el verso de Martín Fierro, que “olvidarse de algo, también es tener memoria”.
No ha faltado quien adujese, en relación con la revolución cubana, que allí “se había hecho lo que convenía, enfrentar al Ejército y destruirlo”. No es este el lugar ni el momento oportuno para examinar a la revolución cubana; solo diremos ahora que precisamente en Cuba la revolución no enfrentó a un ejército, pues Cuba carecía de el. Lo que había era una policía militar creada durante la ocupación norteamericana, una guardia pretoriana al servicio del imperialismo. Cuba no tenía ejército porque había sido durante cuatro siglos una colonia española, la tragedia se coronó cuando Martí se hizo matar por la independencia justo a tiempo para no ver a los Estados Unidos reemplazando a España y la Enmienda Platt en lugar de las ordenanzas españolas. ¿Que clase de ejército podía tener Cuba? ¿El del sargento Batista? Su fuga hizo desmoronar el aparato policial que no estaba insertado como factor activo en la historia cubana, sino que por el contrario se había construido contra Cuba. (1)
Pero lo que a nosotros los marxistas nos interesa en este problema es la espaciosa utilización que de la revolución cubana se hace en nuestros pagos para confundir el sentido y la estrategia de nuestra propia revolución. ¡Es el destino habitual que sufren todas las revoluciones a manos de sus vividores!
EL EJERCITO SEMI-COLONIAL
En lo que a nosotros respecta, no será ocioso recordar que el Ejército argentino está presente a lo largo de ciento cincuenta años de vida independiente. Esta presente para bien y para mal, al servicio del país y en contra de el, ha sido mitrista y montonero, porteño y nacional, artiguista y antiartiguista (Ramírez y Lopez), roquista y portuario, yrigoyenista y antiyrigoyenista, peronista y antiperonista, librecambista y proteccionista, aliado al pueblo y convertido en policía militar, defensor del Puerto y constructor de la unidad del Estado, exterminador de gauchos y conquistador del Desierto. Ha sido todo eso y quién sabe que destino le aguarda.(2)
Al aparecer las nuevas clases sociales en la Argentina, también el Ejército se ha integrado en ellas y sus oficiales, los mismos que ahora estudian a Marx para los cursos de guerra contrarrevolucionaria, no añoran a sus antepasados en las Cruzadas ni las baronías brumosas de estirpe normanda. A lo sumo recordaran en sus guarniciones al abuelo gringo que labró su chacra en el litoral o al padre bolichero que juntó peso sobre peso para costearle la carrera. Sus hermanos serán universitarios, burócratas o industriales. Pertenecen a la clase media, cuya heterogeneidad es característica. Y en el panorama convulso del mundo actual saben leer diarios como cualquier izquierdista porteño. Saben que la balanza del poder mundial se está inclinando irresistiblemente hacia el lado del socialismo y que la ideología del siglo es el socialismo.
La institución militar no se nutre de la burguesía nacional ni de la oligarquía agraria, sino que depende para su funcionamiento de las finanzas del Estado y de la ideología de ese Estado.
En una semicolonia, las relaciones de fuerza internas determinan que cíclicamente esa ideología y, en consecuencia, parte del Ejército, se hacen interpretes y defensores de esos postulados. El auge del nacionalismo burgués o las restauraciones oligárquicas encuentran su eco en las fuerzas armadas, que toman partido por una u otra clase social. Pero en la crisis que conmueve al mundo moderno, los oficiales argentinos deberán tomar partido por el socialismo, puesto que la clase obrera ya no puede esperar nada del nacionalismo burgués ni la pequeña burguesía de la oligarquía liberal. En el caso de que las fuerzas armadas se conviertan en el yunque y martillo del sistema colonial explotador en lugar de incorporarse a la lucha por la independencia nacional y el socialismo, no habrá porvenir para ellas. Nos corresponde, y así lo haremos, considerar al Ejército como una entidad que será desgarrada, como la sociedad entera, por el dilema contemporáneo. Debemos persuadir a sus mejores hombres que el partido proletario, al frente de la Nación Latinoamericana, es el único guardián de las tradiciones nacionales.
Si en una nación semicolonial dividida, como lo es América Latina, el socialismo revolucionario no es capaz de arrastrar tras su bandera, no solo al proletariado sino también a las clases medias urbanas y rurales, con todas sus profesiones, sectores y grupos, para asumir plenamente su soberanía, ese movimiento está condenado. A los reaccionarios del Ejército les tocará la suerte de todos los reaccionarios. Pero a todos los demás, las puertas estarán abiertas para ese otro gran Ejército latinoamericano que habrá de realizar el programa inconcluso de San Martín, de Artigas y de Bolívar. Puesto que estos tres nombres señalan al socialismo de este tiempo que, en un día no muy lejano, todos éramos americanos, todos estábamos armados y todos luchábamos bajo una misma bandera; esta y no otra es la verdadera actitud que un socialista revolucionario debe tener frente a las fuerzas armadas de una patria que no se pertenece a sí misma.
JORGE ABELARDO RAMOS
(1) Acerca de la historia del Ejército cubano y su naturaleza social ver “Historia de la Nación Latinoamericana”, del autor, pag. 578 y ss. Editorial Peña Lillo. 2ª Edición Bs. As. 1968. (2) Un ejemplo típico de la decadencia política del Ejército argentino en el último período lo ofrece el cambio de mandos que se produce después de la caída de Perón en 1955. La generación militar que lo acompaño durante diez años fue eliminada de los cuadros activos. La suplanto un grupo de “reincorporados”, rápidamente ascendidos a partir de ese año, que estaban hasta ese momento fuera del ejército por varias razones: oposición cipaya a la Revolución Nacional, incompetencia profesional, divergencias ideológicas de varios órdenes: unas de índole nacionalista reaccionaria, otras nacidas del mitrismo porteño, siempre latente en un ala del ejército. El tono dominante de los mandos del Ejército argentino desde 1955 hasta la fecha está dado por el “occidentalismo” declarado, su adhesión irrestricta a los postulados internacionales del imperialismo, en particular del norteamericano, su aversión a la clase obrera, su ciego anticomunismo. Una clara indicación del servilismo político de estos mandos que hoy dirigen al Ejército argentino, se expresa en los cursos de “guerra contrarrevolucionaria” que se dictan actualmente en todas las unidades del arma.
Se trata de una combinación de las enseñanzas de la escuela colonialista francesa y de las doctrinas de la “subversión”, nacidas en el cráneo de los estrategas del Pentágono. Los oficiales jóvenes, por imperio de dichos cursos, están leyendo ciertas obras de Marx, Engels, Lenín, y Mao Tse Tung . Se enterarán, que duda cabe, de que el marxismo no es la formula de una conspiración insensata y diabólica, sino una concepción del mundo, una interpretación de la historia universal y lo que un jesuita llamaría “la idea terrena de justicia”. La introducción de los textos marxistas en las filas del ejército por obra de los generales reaccionarios es la broma más cruel que la historia se complace en jugar a las fuerzas del pasado. La doctrina revolucionaria que San Martín puso en la base inicial de la milicia criolla, se ha transformado en manos del actual generalato en una doctrina contrarrevolucionaria. Las enseñanzas de la historia argentina y del marxismo operarán en las cabezas de la nueva generación militar. Ya tendrán oportunidad de enterarse los generales.
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latikobe · 6 years
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Maduro valora huir a países árabes o del este de Europa, según Julio Borges
Julio Borges, líder opositor venezolano (panorama.com.ve)
MIAMI, Estados Unidos.- El dictador venezolano, Nicolás Maduro, está “tocando la puerta” de países árabes y del este de Europa para su retiro, afirmó en una entrevista con la agencia de noticias EFE Julio Borges, embajador ante el Grupo de Lima del  presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.
“Sí sabemos -dijo Borges- que ellos están tocando ya puertas de diferentes países para buscar una posibilidad de asilo o escondite cuando se vayan de Venezuela”.
Por “vía diplomática” la oposición venezolana ha recibido información sobre la posibilidad de que Maduro esté valorando exiliarse en “países árabes y países del este de Europa”; pero Borges rechazó ofrecer más detalles sobre el hipotético destino del líder chavista, en el poder desde 2013.
Borges aseguró que Maduro ha contactado a Gobiernos con los que mantiene una conexión ideológica y también a naciones de ideologías más conservadoras.
“Ideológicamente, de todo. Ha tocado la puerta a países árabes, ha tocado la puerta a países que no son ideológicamente similares a ellos porque tú sabes como son los comunistas que, al final, les gusta el socialismo para los demás, pero no para ellos”, subrayó Borges con ironía.
En los últimos días se han multiplicado las especulaciones sobre la posibilidad de que Maduro esté buscando un refugio por si se viera forzado a dejar el poder ante la presión de parte de la comunidad internacional, que respalda a Guaidó como presidente “legítimo” de Venezuela.
Esas especulaciones han sido alimentadas por el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, quien el jueves recomendó a Maduro que se retirara en una “playa” lejos de Venezuela y el viernes le amenazó con “Guantánamo” (Cuba), donde EE.UU. tiene una prisión militar para sospechosos de terrorismo.
“La caída de Maduro en Venezuela -opinó Borges- va a ser la caída de los regímenes de Cuba y Nicaragua. Es finalmente la caída del muro de Berlín en toda América Latina”.
Borges, que buscó aislar internacionalmente al chavismo como presidente del Parlamento entre 2017 y 2018, consideró que Venezuela es un “Estado fallido” que está “ocupado” por Cuba con agentes insertados en los más altos estratos del poder, incluida la jefatura militar.
En 2017 el diario comunista de Cuba Juventud Rebelde informó de que había 46.000 cubanos en Venezuela, pero aseguró que su objetivo era ayudar en 20 programas sociales entre los que destaca la misión “Barrio Adentro”, destinada a fortalecer el sistema de salud pública.
“La transformación de Venezuela va a ser la transformación de la libertad en toda América Latina”, subrayó Borges.
El venezolano fue designado el 29 de enero como embajador de Guaidó ante el Grupo de Lima, compuesto por una docena de países del continente americano.
Borges y otros representantes de Guaidó, como su “embajador” en EE.UU., Carlos Vecchio, están tratando de afianzarlo como presidente interino de Venezuela y, por eso, esta semana se reunieron en Washington con el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, entre otros altos cargos.
Ahora, el objetivo de Borges es aglutinar más apoyos durante la reunión que el Grupo de Lima mantendrá el lunes en Ottawa (Canadá).
Borges quiere obtener un “respaldo decidido” del Grupo de Lima a la apertura “urgente” de un canal humanitario y, además, ofrecerá garantías de que “pronto” Guaidó convocara unas elecciones “libres”.
Para esos comicios, Guaidó podría pedir ayuda a observadores internacionales de la Unión Europea (UE) y de la Organización de Estados Americanos (OEA), adelantó Borges.
Asimismo, Borges solicitará al Grupo de Lima que aumente la presión sobre la cúpula civil y militar que, a su juicio, mantiene a Maduro en el poder; y que “tome medidas” contra aquellos que han cometido violaciones de derechos humanos, así como delitos de corrupción y lavado de capitales.
En ese sentido, el opositor adelantó que “una idea muy buena” que se está barajando es congelar los activos de los autores de crímenes de corrupción para que ese dinero se transforme en “ayuda humanitaria”, es decir, en alimentos y medicinas para los venezolanos.
Borges, nacido en Caracas en 1969, ha sido uno de los arquitectos de la estrategia internacional de la oposición venezolana.
Esa estrategia ha permitido que Guaidó aglutine el apoyo como presidente interino de EE.UU. y de la mayor parte de los países del continente americano, incluidos Brasil, Colombia y Argentina; aunque Maduro mantiene el respaldo de Rusia, China, Bolivia, Cuba y Nicaragua, entre otros.
EFE
Maduro valora huir a países árabes o del este de Europa, según Julio Borges
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ucmvc · 7 years
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Fidel, un gigante de la historia (+ Fotos)
  Noviembre del año 2016 entró a la historia de Cuba con una de las páginas más tristes. Hoy, a un año de esta fecha, lo cubanos y el mundo recuerdan la figura del Líder Histórico de la Revolución Cubana, el Comandante Fidel Castro Ruz, desaparecido físicamente hace exactamente un año hoy.
Por aquellas fechas, mientras la isla toda y el mundo lloraban la irreparable pérdida, líderes mundiales y figuras de renombre expresaban sus valoraciones personales sobre este gigante de la historia.
Mahmoud Abbas, Presidente del Estado de Palestina Presidente del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina, dijo el 26 de noviembre de 2016:
“(…) defendió fuertemente la dignidad de su pueblo, de su patria, y de las causas de la libertad, de la justicia, de la razón, y de la paz en el mundo; donde ha sido un símbolo de lucha por la dignidad nacional y partidario de las justas causas de los pueblos. Con su partida hemos perdido a un querido amigo, que no olvidaremos sus posiciones de apoyo a nuestro pueblo y a nuestra lucha por la creación de su Estado independiente y su capital Jerusalén Este”.
Ese mismo día, el presidente de la República Árabe Siria, Bashar Al Assad expresó:
“El nombre de Fidel Castro permanecerá eternamente en las mentes de las generaciones y será inspiración para todos los pueblos que aspiran a la independencia verdadera y a la liberación del yugo del colonialismo y la hegemonía”.
De Latinoamérica, Frei Betto, teólogo brasileño, afirmó:
“(…) el último gran líder del siglo XX; el único que sobrevivió al éxito de su propia obra: la Revolución Cubana”, y también Atilio Borón, politólogo y sociólogo argentino dijo: “Fidel es una categoría única, muy superior a cualquiera de los demás. Es comparable con tipos como De Gaulle, Churchill o Roosevelt, pero él es más. Primero porque era un tipo con una inteligencia absolutamente excepcional. Segundo, por un componente de personalidad, voluntad, disciplina. Fidel era el Quijote, un hombre desvinculado de las mezquindades del mundo. Por eso cuando le decías a Fidel que la gente quiere consumir más, no podía entender eso”.
Otros estadistas, como el presidente de la República Argelina Democrática y Popular, Abdelaziz Bouteflika, o el entonces presidente ecuatoriano Rafael Correa, compartieron también sus opiniones sobre Fidel. El primero de ellos dijo: “Él estuvo en el centro de todos los acontecimientos que le dieron forma al siglo 20 y un testigo de una perspicacia sin igual de las evoluciones de este siglo y de sus tumultos. He dicho anteriormente que Fidel posee la rara facultad de viajar al futuro, para luego regresar a contarlo. Él tendrá sin duda el mérito de ser incluido en el panteón de los pocos hombres que fueron a la vez precursores y actores dinámicos que diseñaron la marcha de nuestro mundo”, mientras que el presidente ecuatoriano expresó: “No hay ser humano ni acción trascendente que no tenga detractores, y Fidel y su Revolución trascendieron en el espacio y trascenderán en el tiempo. Conocí a Fidel y sé que jamás buscó ser imprescindible, pero sí que luchó toda la vida. Nació, vivió y murió con la necedad de lo que hoy resulta necio: la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio”.
Para Cristina Fernández de Kirchner, ex-presidenta de Argentina, Fidel fue una leyenda: “Nunca te hacía sentir que estabas hablando con una leyenda universal y viviente”, recordó.
François Hollande, presidente de Francia desde 2012 hasta 2017, reconoció en Fidel una de las figuras más grandes del siglo:
“El líder cubano representó para su pueblo «el orgullo del rechazo a la dominación exterior» y fue una figura del siglo XX que encarnó la Revolución cubana, tanto en las esperanzas que suscitó como en las desilusiones que provocó después”, al igual que el presidente chino, Xi Jinping, quien dijera: “(…) el Compañero Fidel Castro ha dedicado toda su vida a la grandiosa causa del pueblo cubano de la lucha por la liberación nacional, la salvaguardia de la soberanía estatal y la construcción del socialismo, aportando así imperecederas contribuciones históricas al pueblo cubano y el desarrollo del socialismo a nivel mundial. El Compañero Fidel Castro es gran figura de nuestra era y será recordado por la historia y los pueblos”.
El primer ministro de Nepal, Pushpa Kamal Dahal, dijo: “El señor Castro fue un ícono de la justicia social, la igualdad y los derechos de los pueblos, así como una gran fuente de inspiración para millones de personas en Cuba y en el mundo. Como patriota y luchador por el bienestar social, será recordado por su integridad y dedicación”.
La sabiduría del Comandante, destacó el presidente de Nicaragua y líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, Daniel Ortega:
“Yo le pido a Dios, le pido a Cristo que nos mantenga bien cerca a Fidel, con su sabiduría y con su firmeza en estos momentos en que tocan tambores de guerra. ¡Sabiduría y firmeza! ¿Para qué?, para que juntos los latinoamericanos y caribeños logremos seguir defendiendo el derecho a la paz, a la estabilidad, a la seguridad de nuestros pueblos”.
Intelectuales, nacionales y extranjeros, sumados a los homenajes dejaron saber también sus opiniones.
Salim Lamrani, profesor, escritor y periodista francés dijo:
“Fidel Castro es un símbolo de orgullo, de dignidad, de resistencia y de lealtad a los principios y su prestigio ha superado las fronteras de su tierra natal para irradiar el mundo. El líder histórico de la Revolución Cubana tomó las armas a favor de los oprimidos y reivindicó sus derechos a una vida decente. Procedente de una de las familias más adineradas del país, renunció a todos sus privilegios de clase para defender a los sin voces, abandonados a su suerte e ignorados por los pudientes”.
Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana y amigo, recordó:
“Tenía confianza absoluta en el triunfo de las ideas, y creyó que ellas eran el mejor legado; tenía una convicción profunda en la unidad, y del concepto magistralmente expresado en el momento quizás más maduro de su pensamiento político estaban detrás de ese concepto las experiencias que hicieron de él el autor de la unidad nacional. No podemos olvidarlo”.
Miguel Barnet Lanza, Presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), afirmó: “(…) es un alto honor poder recordar su extraordinario mérito como genio político, como auténtico revolucionario y como intelectual comprometido con su época y con el destino de la humanidad. Fidel rompió el esquema del político tradicional. Devolvió a la política lo que ella es en su esencia: un arte para llevar felicidad a los seres humanos”.
Como hombre bueno y con decoro, lo calificó Armando Hart Dávalos intelectual y político cubano: “Los cubanos no olvidaremos jamás su talento, genio y originalidad, porque Fidel fue quien llevó al terreno de los hechos, los métodos y principios capaces de relacionar y articular dialécticamente las ideas del Socialismo con la tradición de la nación cubana, para hacerla triunfar”. Como un hombre de intelecto extraordinario, lo calificó Koffi Annan, ex secretario general de Naciones Unidas, al decir: “En el transcurso de su larga vida superó incontables adversidades y casi nunca eligió el camino fácil y cómodo. Pude ver a Fidel Castro muchas veces a lo largo de los años y llegué a apreciar su intelecto extraordinario, su mente aguda y su habilidad para entablar un diálogo constructivo”.
Fidel fue la personificación de la revolución y del socialismo, según el sociólogo y politólogo brasileño, Emir Sader: “Fidel se ha vuelto sinónimo de revolución desde que se publicaron las primeras fotos de aquellos barbudos que derrocaron a un dictador en el ya lejano 1959. Más todavía para nosotros, en América Latina, para quienes ese movimiento era un fenómeno distante en el tiempo y en el espacio –en Rusia, en China, con Lenin, con Mao–. Fue Cuba, con Fidel, quien planteó para nosotros y para tantas generaciones la revolución como actualidad y que era posible en nuestro continente”.
Viengsay Valdés, bailarina cubana, lo definió como el líder del que todos los cubanos estamos orgullosos: “Nuestro Fidel, el líder del que todos los cubanos estamos orgullosos, era humanista, sincero, motivador de las masas, entregado a su país. Si bien Martí decía Ser cultos para ser libres, Fidel entendió que para que el pueblo razone, sea intelectual, emprendedor, también necesita sentir, soñar, emocionarse, y eso lo entrega el arte, lo entrega la cultura que nos hace humanos”.
Para conocer más sobre el ideario del líder de la Revolución Cubana, visite nuestro sitio Fidel Soldado de las Ideas. Síganos en Facebook y Twitter.
  Fuente: CubaDebate
  from Universidad de Ciencias Médicas de Villa Clara http://bit.ly/2Abzyvd via UCMVC
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herretes · 7 years
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ALTO: Farsa
ALTO
REACCION GLOBAL: 
Ante lo que el mundo entero ve como el desmantelamiento de una república civil y democrática; con leyes amañadas a una cúpula acusada no solo de corrupción sino de múltiples y penados hechos delictivos cuyas sanciones no prescriben; el manejo por militares muy cuestionados del otrora poder civil; las violaciones consuetudinarias a los Derechos Humanos en todos los renglones aplicables desde la alimentación y la salud hasta las cárceles y los tribunales, es que han reaccionado gobiernos e instituciones contra la farsante convocatoria de Maduro a una inconstitucional, comunal, sesgada, sectorizada y falsa Constituyente Comunal al mejor estilo de Cuba y Corea del Norte. Añádanse los candidatos ya seleccionados -por la cúpula cívico-militarista- que serán los únicos electos el 30J. Farsa lo de la paz. Farsa lo de la solución del drama económico, de la hambruna o de las medicinas y hospitales para la salud. Las payasadas que ofrecen los candidatos que asoman en las obligatorias cadenas incluyen una propuesta “para incorporar un artículo que prohíba el desempleo”.
  MEDIO: Aerolínea “bandera”
MEDIO
CONVIASA:
Será un extraordinario ejemplo para los historiadores a la hora de analizar como gobernó o desgobernó el chavismo a Venezuela en los primeros años del Siglo XXI. A sólo 13 años de fundada, la supuesta línea bandera de Venezuela (creada por Hugo Chávez en marzo del 2004) en sus años de operación se da el lujo de tener el récord de 15 diferentes presidentes. Es decir, un jefe de la aerolínea bandera cada 10.4 meses. Una cifra difícil de imaginar en términos de políticas públicas, de sana administración, de conocimiento y eficiencia. Nicolás Maduro acaba de designar a otro militar al frente de lo que queda de Conviasa: el Mayor General Edgar Valentín Cruz Arteaga, ex Comandante General de la Aviación. Este caballero ha tenido un debut poco feliz, dejando con la boca abierta a la mayoría de personal pues los reunió en la sede de Maiquetía para pasarle videos de Hugo Chávez y de la Revolución Socialista del Siglo XXI. Por lo que nos indican, poco sabe de aviación comercial y mercados internacionales, estando seguros que con videos de Chávez y frases de revolución bonita no lograrán tener lo que en otrora fue un verdadero orgullo venezolano, la anterior VIASA. Sus credenciales: el ser solo un alto oficial de la FAV. Para colmo, -según nuestra fuente- se trae como mano derecha a otro militar, de esos que quedan como suspendidos en el aire cada 5 de julio y que el presidente de la república o el ministro de la defensa de turno no saben qué hacer con él. Para colmo el jefe del INAC es un capitán subalterno militarmente. Recuerdo cuando Wilmar Castro Soteldo, hoy ministro de agricultura tras haber pasado por 2 ministerios y una gobernación, pensaba que con esa nueva línea surcarían los cinco continentes como ejemplo del socialismo del siglo XXI. Primera línea “militar” que nació volando en retroceso…
¿SIN AEROLÍNEAS?:
Si el régimen militar-cívico no cambia sus políticas sobre el transporte aéreo nacional le quedarán máximo tres meses a las aerolíneas venezolanas (con 12.000 empleados) que hoy tratan de cubrir algunas de las rutas nacionales y una escasa lista de destinos fuera de nuestras fronteras, para poder obtener los dólares de subsistencia, ya que el dólar preferencial desapareció hace lustros. La quiebra es inminente ante los precios regulados de las tarifas, el aumento del precio del combustible y los demagógicos aumentos de salario por parte de un presidente que se llena la boca rompiendo “record mundial de aumentos” pero que no habla ni entiende del bochornoso récord de la inflación más grande del mundo. Ni mencionar que los militares a cargo del INAC acaban de colocar la tarifa de las “radioayudas” como la más alta de Latinoamérica. Con ello ya nadie quiere volar sobre Venezuela ni parar en nuestros aeropuertos. De haber querido generar más dólares las hubieran puesto a un menor precio. ¿Será que quieren cogerse las divisas cuanto antes? En los años 80/90 éramos el país número uno en escalas y cruce de nuestro espacio aéreo. El gobierno y sus falsos reguladores no permiten a las aerolíneas nacionales llevar esos aumentos a sus costos operativos y en consecuencia tenemos el parque aéreo más viejo de Latinoamérica. A PDVSA si le permiten aumentar la gasolina, pero a las líneas le tienen prohibido hacerlo. En la reunión de la semana pasada donde les informaron de los aumentos oficiales el nuevo presidente de Conviasa no asistió por no estar de acuerdo con los aumentos. Hizo notar su descontento ante los jefes del INAC y del IAAIM, ambos del sector de Diosdado…
CIFRAS LAMENTABLES:
Reviso el inventario de aeronaves comerciales de las 14 líneas venezolanas. La edad promedio de sus aviones va desde 11,3 años en Conviasa (1993 hasta el 2014 e incluye al avión presidencial Embraer Lineage 1000) hasta los 33 años de uso. La flota activa es de 54 aviones (45,76%) y de 59 (50,84%) en mantenimiento. La canibalización ha imperado ante la falta de divisas.
  BAJO: Ensayo oficialista
BAJO
EL SIMULACRO:
La excelente crónica que de la actividad del PSUV el pasado domingo presenta en www.runrun.es el colega Francisco Zambrano da cuenta clara de que el ensayo oficialista se vivió entre estáticas colas, desinformación y opacos objetivos constitucionales. Lo de las colas llama la atención pues obligaron en algunos centros a mantener esas “colas” detenidas en las puertas” para que se creyera que la afluencia de electores era permanente. Cada quien interpretaba la ANC con sus objetivos personales. Muchos la veían como la panacea total. Uno planteó colocar un artículo en la nueva constitución que “prohibiera el desempleo”. Pena ajena y futuro mucho peor …
CUBA, LA EXCEPCIÓN:
Pena ajena e indignación son sentimientos encontrados cuando escuchamos, hasta el Padrino ministro, rechazar “las injerencias” de más de 30 países del mundo en torno a Venezuela, cuando lo que los ha unido es alertar sobre el desmontaje de la institucionalidad venezolana al tratar de eliminar la actual República en una ANC entubada, clientelar y comunal. Nunca lo he oído, ni a él ni a ningún otro capitoste de uniforme sobre la injerencia de Cuba en todos los mandos de la FANB y su subordinación a los generales de los Castro. Tampoco de la subordinación a corruptos negocios en todos los órdenes de la burocracia gubernamental para garantizar el apoyo a Chávez y Maduro. ¿Incluyendo las casas y terrenos en Fuerte Tiuna? …
FRASE ROJA:
De la inefable ex-canciller y candidata a la ANC, Delcy Eloína: “Nos moriremos de hambre, pero defenderemos la patria”. Comeremos patria pues …
¿NEGOCIACIÓN?:
Ha de venir tras el documento unitario. Por el bien de todos …
    Por Nelson Bocaranda Sardi
Runrunes
   La entrada Los Runrunes de Bocaranda de hoy 20.07.2017 aparece primero en Noticias Diarias de Venezuela.
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jgmail · 4 years
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Jorge Eliecer Gaitán y la vigencia del populismo colombiano:
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Por Juan Gabriel Caro Rivera
 En toda la historia reciente de Colombia, quizás no exista una figura más controvertida que la de Jorge Eliecer Gaitán: caudillo político, abogado, propagandista, populista y senador que marcó, de un modo indeleble, la historia del siglo XX. Buscaríamos inútilmente en los anales de la historia de nuestro país una figura semejante, salvo quizás con la única excepción de su mayor rival político Laureano Gómez. Sin duda, Gaitán ha sido una figura controversial y mucho más después de su asesinato que desató uno de los mayores cataclismos de nuestra historia: la Violencia. Pero para comprender su significado, es necesario situar contextualmente la importancia que tiene Gaitán en su periodo histórico y comprender que muchas de las críticas que realizó en su momento no han perdido vigencia, sino que más bien los fenómenos a los que dio origen su movimiento de masas se han hecho cada vez más actuales, profundizándose los problemas sociales contra los cuales levantó su bandera populista. Entre todas sus críticas, tal vez no exista una que tenga mayor importancia hoy día que su distinción entre un “país político” y un “país nacional”, es decir, el descubrimiento de la existencia de dos sociedades enfrentadas, cada una con su agenda y con sus propios problemas. Gaitán planteó el problema en los términos siguientes: “En Colombia hay dos países: el país político que piensa en sus empleos, en su mecánica y en su poder y el país nacional que piensa en su trabajo, en su salud, en su cultura desatendidos por el país político. El país político tiene rutas distintas al país nacional. ¡Tremendo drama en la historia de un pueblo!” (1). Es decir, la lucha entre una nación compuesta por clientelismo, políticos sin escrúpulos, una burocracia nacional corrompida y una élite económica y administrativa que se usufructúa del Estado en contra de una ciudadanía de productores, gentes ordinarias y hombres de a pie que no ven sus expectativas cumplidas en un ambiente de corrupción general.
 Ahora bien, ¿cómo semejante división afectaba a la Colombia de la época de Gaitán y por qué este líder populista llegó a semejantes conclusiones? Si nos retrotraemos en el tiempo y volvemos a la época del caudillo liberal, podemos ver como estos dos países lentamente se perfilan en el horizonte de la Colombia de ese entonces. Podríamos decir que Colombia vivió su máxima ola populista en la primera mitad del siglo XX, cuando las masas colombianas, después de un siglo de guerras civiles y derramamiento de sangre, se vieron por fin lanzadas a la vorágine de la modernización económica, fruto de la exportación del café y la integración de la economía nacional en el mercado global. Este proceso, que algunos historiadores han llamado la época del imperialismo (2), abre en Colombia un inesperado proceso de crecimiento económico en el cual el capitalismo se implanta con gran fuerza. Mientras que el país aún no salía del desconcierto de la pérdida de Panamá, comenzaron a llegar a territorio nacional compañías extranjeras e intereses foráneos, como la United Fruit Company o la Tropical Oil Company, que explotaban a la población nacional de un modo injusto y jamás visto en la historia. “No es falso”, escribe el periodista de derecha Eduardo Mackenzie, “que la United Fruit Company era dura con los obreros. La empresa se negaba a pagar las prestaciones sociales previstas por la ley colombiana, so pretexto de que ella no era el empleador directo. Los trabajadores colombianos de la UFC vivían en condiciones inferiores a los trabajadores extranjeros. La jornada de trabajo era de 18 horas. Algunos obreros llevaban a sus hijos a las plantaciones para que les ayudaran a trabajar, pero los niños no recibían pago alguno… esos salarios eran pagados con bonos que obligaban a los obreros a comprar sus provisiones en las cooperativas de la empresa” (3). Por si fuera poco, a la explotación indiscriminada de las masas por el capitalismo extranjero, se sumaba la aparición de una oligarquía nacional cada vez más rica y con un estilo de vida costoso. El escritor extranjero Negley Farson escribía en un tono de irrealidad este hecho al llegar a Bogotá, y de una forma mucho más contundente después de haber recorrido el país y ser testigo de la miseria de la gente corriente. Se asombró de ver en la capital “limosinas ronroneantes”, camiones y taxis, enmarcados por tiendas “no inferiores a los Picadelly o al Boulevard des Capucines”, y en medio del brillo observaba a “enconados indios” que evitaban las luces del tráfico, “trotando ante las tiendas a las que nunca entraban… enanos que circulaban con una mirada resentida” (4). “Nunca antes”, dicen dos historiadores modernos, “la sociedad bogotana gozó de más lujo, ni fueron más ele-gantes sus reuniones, ni más numerosos los automóviles de alto costo, ni mostró el público mayores deseos de diversiones” (5).
 Mientras tanto, en Colombia la llegada del capitalismo exacerbó dos de los fenómenos más importantes del siglo XX: el nacionalismo y el socialismo. Y en nuestro país éstas dos corrientes sin duda marcharon de la mano. Comentando la concepción que tenían los socialistas de la primera mitad del siglo XX del patriotismo,  el historiador Isidro Vanegas Useche escribe: “Para esos activistas, la Revolución Neogranadina era el origen y el destino de la nación colombiana: el objeto de la intervención en la arena política era culminar el proyecto de independencia nacional frente a las demás naciones, pero también era culminar el proyecto de libertad, igualdad y fraternidad que debía cobijar a todos los ciudadanos” (6). En este sentido, el socialismo era concebido como una garantía de la independencia nacional frente a los poderes extranjeros, y especialmente frente al imperialismo norteamericano, que en ese entonces estaba muy activo en todo el mar Caribe y que había invadido Colombia, Nicaragua, Haití y Cuba. Es en este contexto que aparece Gaitán, representante no de un socialismo tecnocrático elitista y burocrático como el de Alfonso López Pumarejo, o un comunismo importado desde el exterior y al servicio de Moscú como Gilberto Vieira, sino de un socialismo autóctono, nacional y orgánico que hablaba a un pueblo que se encontraba cada vez más radicalizado. Jorge Eliecer Gaitán era el representante de un populismo en ascenso que cargaba una profunda mística. Hijo de una familia empobrecida, se había labrado un lugar para sí al convertirse en abogado, conduciendo autos de último modelo y vistiendo a su mujer con trajes de pieles, sus admiradores contemplaban en este líder nato la imagen de aquello que querían llegar a ser. Él mismo “estableció un vínculo físico entre él y sus seguidores, tomando cerveza y jugando tejo con ellos, y utilizando metáforas orgánicas cuando hablaba, de manera sorprendentemente similar a la de la terminología conocida del discurso social de la Iglesia católica. En aquellos discursos, Gaitán puntuaba sus frases con gestos dramáticos, blandiendo el puño en alto, transpirando a través de su ropa. Los críticos decían que Gaitán se limitaba a imitar el estilo oratorio de Benito Mussolini y se burlaban de la manera como aceitaba ligeramente su cabello, para que ceda sin dificultad al poder de la elocuencia” (7). Los seguidores de Gaitán lo veían como un ejemplo de éxito y lo seguían extasiados cuando el caudillo arengaba a las masas populares a oponerse a un sistema social injusto donde el hijo de un presidente del “país político” tenía todas las garantías del éxito, mientras que se dejaba de lado las necesidades de un “país nacional” empobrecido: “La visión de Gaitán arengando a una multitud de seguidores salvajemente entusiastas e igual de morenos que él intimidaba a los serios integrantes del ´país político´ colombiano. Incluso los dientes de Gaitán intimidaban a sus enemigos políticos. Grandes y levemente protuberantes, eran considerados por algunos como metáforas del amenazador movimiento que dirigía” (8).
 Para Gaitán, el problema de Colombia yacía en el hecho de que los medios económicos estaban anclados a una visión individualista de la propiedad privada propia del siglo XIX, pero mientras que la industria había avanzado, era necesario socializar las fábricas y las ganancias para de este modo mantener la paridad económica y nivelar a los actores políticos. Estas ideas, que había expuesto en su tesis de doctorado Las ideas socialistas en Colombia, fueron la guía de toda su carrera política: “mientras las multitudes no se ilustren ni se instruyan, y esto solo es posible cuando el trabajo permita a los hombres retener de la producción lo que la justicia le corresponde, vano y fútil es pensar en la equidad representativa” (9). Pero esta equidad e igualdad económica no significa en ningún modo igualitarismo, ni mucho menos represión de las auténticas capacidades de cada uno. Al contrario, Gaitán jamás cuestionó la desigualdad de los hombres y sus diferentes caracteres, que los veía como una gran riqueza, y en cambio veía en la justicia social un modo de implantar la desigualdad entre los hombres. Comentando la experiencia de la Unión Soviética y su triunfo técnico y militar sobre los alemanes en Stalingrado, Gaitán escribía que “si los campesinos y obreros de ayer han demostrado ser hoy poseedores de una riqueza científica superior… es porque la capacidad personal, la dedicación estudiosa y el trabajo que ambas suponen, fueron reconocidos y estimulados… ¿Quién me negará que este es el fin de la democracia: no la igualdad sino la desigualdad a base de la autenticidad de méritos? La desigualdad a la cual se llega por el camino de la justicia, al revés de lo que muchas democracias presentan, la injusticia a través del camino de la desigualdad” (10). Este concepto organicista de la democracia, que se alejaba del igualitarismo marxista y proclamaba una desigualdad por medio de las capacidades, acercaba la posición de Gaitán a las ideas de Tercera Posición, que también condenaban el injusto usufructo de las masas por parte de una plutocracia oligárquica que – nutrida por la usura, el cosmopolitismo y el liberalismo – se habían convertido en enemigos de la nación. La diferenciación entre el “país nacional” y el país político sin duda adquiere aquí su claridad y se convierte en una definición clara de la realidad nacional. El uso de estos conceptos, al igual que el reclamo de una justicia social hacia los más pobres, no pasaron desapercibidos al resto de los actores políticos, que contemplaban con agrado las posiciones que Gaitán había adoptado con los años. “Quienes se encontraban en la extrema derecha, Laureano Gómez y sus seguidores, apreciaron la forma como Gaitán les había ayudado a dividir al Partido Liberal. Pero más allá de esto, encontraban aspectos para alabar en el programa de Gaitán. A Gómez le agradaba la manera "semejante a las Maurras" como azotaba Gaitán al gobierno con la expresión "país político" y la concepción orgánica de la sociedad implícita en la expresión "país nacional"." Gómez aprobaba también el llamado de Gaitán a la restauración moral. Diez años antes, los dos hombres habían sido aliados políticos en una batalla contra la corrupción política en el departamento de Cundinamarca, de donde ambos eran oriundos. Durante aquella campaña, se habían elogiado mutuamente de manera exagerada” (11). El trágico asesinato del caudillo liberal sin duda detuvo la posibilidad de una convergencia entre las dos posiciones políticas, en donde la izquierda disidente del liberalismo se unía poco a poco a la derecha disidente del conservatismo, impidiendo la creación de un populismo integral que hubiera derrocado al país político.
 A pesar de todo, la vigencia del populismo gaitanista y sobre todo si pensamos que la brecha abierta entre el “país nacional” y el “país político” está lejos de cerrarse. En todas partes los niveles de corrupción, pobreza y desigualdad se siguen sintiendo, mientras que la división entre ambas sociedades sigue sin cerrarse. Por todas partes, el empleo y el usufructo corrupto del Estado llevado a cabo por “manzanillos, clientes y políticos inescrupulosos” sigue vigente, y mientras siga vigente significa que el “país nacional” jamás ha podido expresarse realmente. En Colombia el populismo ha sido despreciado y, en la mayoría de los casos, considerado como un fenómeno adverso a la política partidista, siendo incluso frenado por medio de la violencia y el destierro o asesinato de sus líderes orgánicos. En este sentido, el populismo colombiano ha sido una fuerza cargada con un gran poder destructivo que ha terminado por naufragar varias veces en la historia y que hoy sigue siendo una amenaza para el orden establecido. Pero debe ser nuestra tarea restaurar este mismo populismo y usarlo como medio político para hacer emerger, una vez más, la cara oculta de la realidad nacional colombiana, la verdadera Colombia, cuyo Sagrado Corazón sigue perforado por el pecado y la injusticia. Allí es donde los guerreros de la Virgen y los profetas intervendrán, abriendo el camino de la nueva radicalidad nacional y social que instaurará el Reino de la Virgen.
  Notas:
 1. Jorge Eliécer Gaitán, Los mejores discursos de Gaitán, ed., Bogotá, Jorvi, 1968, p. 423.
 2. Eric Hosbawn, La Era del imperio, Crítica, Buenos Aires, 2009.
3. Eduardo Mackenzie, Las Farc, Editorial Planeta, Bogota, 2007, pág. 36.
4. Negley Farson, Transgressor in the Tropics, Nueva York, Harcourt Brace, 1938, pp. 148-152.
5. Patricia Londoño Vega y Santiago Londoño Vélez, "Vida diaria en las ciudades colombianas", en: Álvaro Tirado Mejía, ed., Nueva historia de Colombia, vol. 4, Bogotá, Planeta, 1989, p. 336.
 6. Isidro Vanegas Useche, “Patriotismo o universalismo proletario”, en Historia y Memoria, N. 7, julio-diciembre de 2013, Tunja, Colombia, pág. 281-282.
7. James D. Henderson, La modernización en Colombia, Universidad de Anitoquia, 2006, Medellín, Colombia, pág. 429.
 8. Ibíd.
 9. Jorge Eliecer Gaitán, Las ideas socialistas en Colombia, ed., Bogotá, Jorvi, 1968, p. 159.
 10. Jorge Eliécer Gaitán, Los mejores discursos de Gaitán, ed., Bogotá, Jorvi, 1968, p. 371.
 11. James D. Henderson, La modernización en Colombia, Universidad de Anitoquia, 2006, Medellín, Colombia, pág. 428.
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kiro-anarka · 6 years
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Desde muy joven, Dudú –como cálida y amorosamente lo llama Helena Villagra– se hablaba de tú con la muerte. Por mano propia, a los diecinueve años, quiso conocerla, pero ella le negó el pasaporte. La insatisfacción con las letras, un llanto que le brotaba desde lo más hondo del alma sin saber por qué y otros dolores de la vida lo arrojaron a esa dura experiencia. Para Eduardo Germán María Hughes Galeano el episodio, que lo llevó a un comatoso umbral por varios días, significó un nuevo nacer. Cuando despertó, los textos antes negados empezaron a fluir con tono, forma y sueños propios. A partir de entonces, decidió llamarse solamente Eduardo Galeano porque así recordaba que, en los días finales de 1959, nació otra vez y que la vida, a pesar de los golpes como del odio de Dios, bien vale ser vivida.
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Tataranieto de ingleses, alemanes, italianos y españoles, Galeano se supo siempre tan Latinoamericano como “el más humilde guijarro” del Uruguay. A los silencios y los misterios marginados de Latinoamérica y el mundo brindó su hacer que, desde el origen, estuvo ligado al periodismo. Tenía catorce años cuando sus primeras publicaciones vieron la luz en el semanario socialista de Montevideo. No eran textos, sino caricaturas. Marcha, el legendario semanario uruguayo, representó para él un aprendizaje a partir del reto constante. Como bien anota Roberto López Belloso, Juan Carlos Onetti y Carlos Quijano fueron sus maestros, el primero en el hacer literario, el segundo en la tarea periodística. En 1961, su destino y el de Marcha se encontraron. Hasta 1964 fue redactor en jefe de aquella revista cuyo papel impugnador a través de la crítica lúcida, el profesionalismo y la radicalidad de sus planteos la convirtieron, a decir de Claudia Gilman, en un “espacio político y cultural fuera del cual era difícil circular con legitimidad”. El nombre de Galeano se inscribió pronto dentro de una generación marcada por una clara tendencia a la problematización, a la duda como arma y a la crítica como ejercicio periodístico, literario e intelectual. Con Alfredo Zitarrosa, Carlos María Gutiérrez, Ángel Rama, María Ester Gilio y Mario Benedetti, entre otros, se inauguró y consolidó una manera de hacer y entender el periodismo en Uruguay y en toda América Latina; era el periodismo que ponía en primer plano al mundo marginal, aquel del arrabal, los prostíbulos y la gente que, a fin de cuentas, dentro del gran relato del poder, era negada. Gracias a esa generación, Dudú aprendió el oficio de mirar, escuchar, criticar y escribir sin apartarse ni medio milímetro de sus convicciones políticas y, sobre todo, sin darle oportunidad a la mediocridad, al dogmatismo o a la peligrosa zalamería ante los mandamases que hoy, en más de un lugar del mundo, se practica como sinónimo de trabajo periodístico.
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Galeano sintió un cariño sincero y un respeto sin fronteras por el Che. No por nada lo definió como el “más nacedor de todos”. Según el uruguayo, aquel argentino asmático, trotamundos, futbolero y tozudo, hizo posible la comunión entre las palabras y los hechos porque fue capaz de decir lo que pensaba y de hacer lo que decía. En esa frase, él mismo se reconoció; era una suerte de manifiesto que acompañó con otra formulación del nicaragüense Carlos Fonseca Amador: “amigo es el que critica de frente y elogia por la espalda”. Cuando la Revolución encabezada por el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) cayó a manos de sus errores, del cansancio y el incesante ataque de los Estados Unidos llegó “la piñata”. Era la hora de criticar de frente. Desde su querer y su entender, la traición al pueblo de Sandino resultaba tan grave que no valía la pena continuar en esa senda, por eso rompió, de manera definitiva, todo vínculo con la dirección del FSLN. En 2003, luego de que tres personas fueron fusiladas tras cometer actos de sabotaje en Cuba, Dudú criticó y fue criticado. Para él, la decisión de los fusilamientos era un síntoma de la pérdida de entusiasmo, “espontaneidad y frescura” que habían hecho de la Isla la patria del socialismo alegre, rumbero y solidario. “Cuba duele”, escribió sabiéndose y queriéndose amigo de aquel país chiquito e indoblegable. El distanciamiento terminó luego de nueve años. En 2012, regresó a Casa de las Américas, la Casa, su Casa. Aunque estuvo lejos, no se fue del todo. Como no se fue, seguía escribiendo sin miedo a la crítica de propios y extraños. En Espejos. Una historia casi universal, publicado en 2008, hay un texto que lleva por título “Fidel”. Para Galeano, los enemigos de la Revolución cubana nunca dijeron que ella era apenas “lo que pudo ser y no lo que quiso ser”, gracias al imperio y su bloqueo. Y callaban, además, que “esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta. Y no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de Castilla”. Dudú escribía lo que pensaba y lo hacía como el más crítico de los amigos, como el más queredor de todos.
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La utopía, dicen que Galeano decía, sirve para caminar. La frase es del cineasta Fernando Birri, un amigo suyo. Dudú se encargó de aclararlo, pero por más que lo intentó no hubo caso. Lectores y escuchas saben que esas palabras, las haya dicho quien las haya dicho, son del uruguayo. El concepto de “sentipensar”, tan ligado a él, tampoco fue solamente suyo. Lo escuchó a lado de Orlando Fals Borda, conviviendo a la luz de una fogata en la costa colombiana. Un pescador fue el autor de aquel verbo que, para Dudú, resumía lo que el ser humano representa: un mundo de ideas y de emociones, de corazones y razones. Nunca se atribuyó los derechos de autor de nada que él no sintiera, pensara y escribiera. Para poder ver, escuchar iba primero, decía.
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En 1971, Las venas abiertas de América Latina, libro extenso, corajudo y de una prosa poética vibrante, obtuvo una mención honorífica. Hasta el día de hoy, pocos saben quién ganó el premio de ensayo otorgado por Casa de las Américas. Según Galeano, aquel texto lo escribió cuando entre los intelectuales de izquierda había una certeza: todo lo que no resultara aburrido no podía ser serio. Por eso, perdió. Porque, como escribe Pedro de la Hoz, “pesó más la tradición que la transgresión”. El libro, insistía Dudú, tuvo éxito porque las dictaduras de Chile, Brasil, Uruguay y Argentina lo prohibieron, y lo prohibido incita a ser descubierto. En ese texto volcó no sólo sus amores más reales y sus furias más profundas, sino también la historia no dicha de Nuestra América expoliada y condenada a empobrecerse por la desgracia de sus riquezas; la historia de una América desangrada por los modernos piratas sin parche en el ojo ni loro en el hombro; la historia silenciada a través de la explotación, las balas, la cárcel y la muerte. “Perdimos; otros ganaron. Pero ocurre que quienes ganaron, ganaron gracias a que nosotros perdimos: la historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial”, escribió. Con razón, Eric Nepomuceno señala que Galeano enseñó a “releer nuestra historia desde otro ángulo: desde el punto de vista de los humillados, de los derrotados”. En abril del 2009, Hugo Chávez le regaló el libro a Barack Obama. Se trató de un reclamo anticipado: en la historia de los poderosos, Obama –que tanto promovió la guerra– fue nombrado Premio Nobel de la Paz en diciembre de ese mismo año.
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Eduardo Galeano sabía que la inflación monetaria era terrible y terrible también la inflación palabraria. “Las únicas palabras que merecen existir son las palabras mejores que el silencio”, dijo que dijo Juan Carlos Onetti. Para el alumno del novelista de las sombras, fue ley de vida. Fascinado por la capacidad de decir mucho con poco, la brevedad se convirtió en la manera de relatar los dolores y los amores, las fantasías y las rebeldías. Creía que era posible hacerlo mirando el universo “por el ojo de la cerradura” y que narrar a pedacitos bien valía la pena si así se recuperaba la unidad entre el hacer y el decir, entre el soñar y el crear. Para que no hubiera “piedras en las lentejas”, Galeano tachaba y rehacía sus textos una y otra vez, como ejercicio de honestidad consigo mismo. Más que escribir, borraba. Cuando le preguntaron quiénes eran sus mayores influencias literarias, respondió “Juan Rulfo, Juan Rulfo y Juan Rulfo”.
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La obra del “señor de los fueguitos” –único título nobiliario que Dudú recibió de algunos pequeñines del paisito– es vasta y no sabe de casillas. Sin embargo, desde el campo del análisis literario se le estudia más bien poco. La negativa se cimienta menos en términos estéticos que en aspectos ideológicos. Eduardo Galeano nunca negó el origen de sus palabras: nacían desde la izquierda, desde lo ignorado y humillado por todos los poderes. Por eso se preocupó por conversar con las voces y los haceres de las mujeres, condenadas a aparecer, cuando aparecían, en el segundo plano de la historia. Por eso puso oído atento a la vida nacida y resistida en los arrabales. Por eso fue preso y luego obligado a vivir lejos de la tierra de José Artigas. Por eso su andar solidario con el pueblo venezolano y su simpatía multiplicada con los indignados de España, los zapatistas en México y la resistencia indómita en Palestina que mucho pelea por la libertad de existir. Entrevistado por Eric Nepomuceno señaló que sentía una identificación con los que luchan, “estoy seguro –dijo– de que las palabras vienen de ellos y a ellos son devueltas. Palabras que tienen una capacidad de vida, de multiplicación”. Galeano militaba desde la palabra, era su hacer, su nacer.
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El 2 de abril del 2009, en la Sala Nezahualcóyotl de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Dudú se encontró con miles de personas deseosas de escucharlo. Allí recibió uno de los símbolos de dignidad más emblemáticos en el México contemporáneo: un paliacate rojo. Trinidad Ramírez, mujer peleona hecha de pura ternura y tesón, se lo puso al cuello. Así le mostraba que en Atenco lo querían de veras. En una sala repleta, que gritaba por la libertad de los campesinos atenquenses encarcelados desde mayo del 2006, Eduardo Galeano dijo que si la tierra era sagrada, sagrados eran también quienes la defendían; no sabía que ya antes sus palabras habían contribuido a esa lucha. Ignacio del Valle, el más pequeño de los grandes hombres nacidos en suelo mexicano, resistía en el penal de máxima seguridad del Altiplano. El frío le quebraba los huesos, lo dejaba sin piel. Nacho –como compañeramente se le conoce en la vida brava de los de abajo– no podía leer más que los libros de la triste biblioteca carcelaria. Las normas de seguridad del penal impedían que recibiera cualquier texto impreso o con imágenes; toda carta dirigida a él debía ser escrita a mano, sin dibujos. Galeano se coló. En 2008, por iniciativa de estudiantes y profesores de diferentes facultades de la UNAM, El libro de los abrazos rompió los barrotes de las distancias y los silencios. A mano, por muchas manos, el libro se copió completo para que Nacho leyera y resistiera y venciera el encierro. El libro de los abrazos fue el abrazo que Eduardo Galeano le dio a Ignacio del Valle a través de aquellas manos anónimas que, letra a letra, se hicieron manto para combatir el frío del penal. Así se abrazaba a los atenquenses para que ellos, guardianes sagrados de la tierra, no flaquearan por soledad o por tristeza.
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Dudú, el mayor hincha del Nacional, el club de fútbol de sus amores, fue una voz cálida y solidaria de las causas justas. En diciembre de 2014, escribió que los familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa no estaban solos en “la porfiada búsqueda de sus queridos perdidos”. Contribuía así a combatir la sordera del poder que, a casi cuatro años de aquel suceso, se niega a escuchar. En diciembre de 2015, Helena Villagra, cuyos sueños despertaban la envidia constante de su Dudú, dedicó el doctorado honoris causa, concedido a él por la Universidad de Guadalajara, a “la lucha de esos ‘nadies’ doctorados en Ayotzinapa”. Helena bien sabía que Galeano así lo deseaba.
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El “señor de los fueguitos” cumple 78 años este 3 de septiembre. Sus palabras vibran en las resistencias de nuestro país. En el suelo sagrado de Atenco y los guerreros que lo protegen. En Ayotzinapa y la memoria necia que exige justicia. Desde la palabra, sigue haciendo. Desde la palabra, sigue naciendo.
José Arreola es Doctor en Estudios Latinoamericanos por la UNAM. Sus líneas de análisis están basadas principalmente en la literatura cubana y el debate del campo intelectual de Latinoamérica Ha obtenido premios en narrativa y ensayo convocados por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.
Fuente: www.sinpermiso.info, 2-9-18
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cubaverdad · 7 years
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Entre la utopía oficial y el realismo generacional
Entre la utopía oficial y el realismo generacional Los jóvenes de hoy están asistiendo al final de la utopía que signó la vida de varias generaciones de cubanos Jueves, junio 1, 2017 | Miriam Celaya LA HABANA, Cuba.- Un rasgo característico de los regímenes políticos ineficaces y caducos es la constante apelación al pasado histórico como mecanismo de legitimación del presente y como recurso de supervivencia. En el caso cubano ese principio ha sido el rector del discurso oficial y de sus medios de difusión, y se ha aplicado con particular fuerza en la enseñanza de la Historia. Como consecuencia, varias generaciones de cubanos nacidos poco antes o después de 1959 han crecido adoctrinados en el supuesto de que todos los acontecimientos desde el "descubrimiento" de la Isla por Cristóbal Colón, pasando por la colonización española, la Toma de La Habana por los Ingleses, las Guerras de Independencia, y la breve República, no fueron más que las losas que pavimentaron el largo camino que conduciría a esta (aún más larga) guardarraya –con ínfulas de eternidad– conocida como "revolución cubana", destino único y final de la nación. La prédica tomó visos casi religiosos. Así como el Arca de Noé salvó todas las especies vivas de la Tierra, el yate Granma con sus jóvenes tripulantes fue la "salvación" de los cubanos. De esta manera, a juzgar por los libros de texto de Historia en todos los niveles de enseñanza "revolucionaria", los padres fundadores, los próceres independentistas, los más brillantes intelectuales criollos y todos los cubanos decentes de los últimos 525 años tenían puestas sus esperanzas, aún sin saberlo, en la Cuba "socialista" de hoy y –sobre todo– en la preclara guía de un líder indiscutible de talla mundial que seguiría conduciendo el bajel incluso más allá de la vida material: Fidel Castro. Con un entusiasmo digno de mejores causas, la mayoría de los profesores cubanos, incluidos los que imparten otras materias y no únicamente la Historia, han reforzado la sistemática tergiversación del pasado. Un ejemplo ilustrativo pudiera ser el de una profesora de la Facultad de Artes y Letras, de la Universidad de La Habana, quien acostumbra a decir a sus estudiantes que "José Martí hubiera sido un cubano perfecto, salvo por una sola limitación: no era marxista. No obstante, de haber nacido en esta época sí lo hubiera sido, con toda seguridad". Huelgan los comentarios. Sin embargo, pese a los esfuerzos oficiales, la terca respuesta estudiantil es el rechazo de plano a la Historia. Año tras año, los tecnócratas de la pedagogía, fieles servidores del régimen y por tanto cómplices de esa Historia de Cuba apócrifa, maniquea y aburrida, insisten inútilmente en la necesidad de mejorar los programas de enseñanza, "actualizando" los contenidos y adecuándolos a los nuevos tiempos para hacerlos "más atractivos" para los estudiantes. El problema es de fondo, ya que el objetivo y principio esencial de esa asignatura sigue siendo desdibujar los valores del pasado, ensalzar un sistema sociopolítico fracasado –tal como la mayoría de los estudiantes pueden constatar en la realidad que les rodea–, y sacralizar un liderazgo que a los jóvenes de hoy les resulta distante, ajeno e indeseado. Tan perverso ha sido el adoctrinamiento y tan impostada la idea de que en Cuba todo está hecho y decidido desde el 1ro de enero de 1959, que se ha logrado el efecto contrario al que se propone el Poder. No solo las nuevas generaciones manifiestan desinterés por la historia de Cuba, sino que –además– muchos jóvenes se sienten enajenados del sistema, del propio país en que nacieron y de ese futuro tan promisorio como inalcanzable, en pos del cual se desgastaron inútilmente sus padres y abuelos. La revolución ha perdido su aura heroica para las nuevas generaciones y es percibida por éstas como una suerte de fatalidad de la cual, cuando menos, es mejor desentenderse. Ahora los héroes y los villanos de los videojuegos son infinitamente más apasionantes que aquella pandilla de guerrilleros hambrientos y malolientes que deambulaban por una sierra inhóspita. No es casual, entonces, que los peores resultados de los exámenes de ingreso a las universidades, en especial en los últimos años, sean precisamente los de la asignatura de Historia de Cuba, según reconoció Elsa Velázquez Cobiella, ministra de Educación, en el marco del Consejo Nacional de la federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM), clausurado el sábado 27 de mayo último en La Habana. La propia Ministra también mostró preocupación por la disminución del número de estudiantes que se presentan a exámenes de ingreso, fenómeno que se está manifestando con mayor fuerza cada año, lo que evidencia el creciente desinterés de las nuevas generaciones por cursar estudios superiores en un país donde los profesionales suelen tener menos ingresos que muchos obreros calificados o empleados de la gastronomía y los servicios. De hecho, a diferencia de las generaciones de estudiantes de los años 70 y 80, en la actualidad se está verificando una tendencia a la disminución de las matrículas universitarias. Tendencia que no necesariamente responde en su totalidad a una política estatal, como aseguran algunos, sino a un escenario que toma distancia de la utopía oficial y de los discursos en tanto se acerca a una realidad cada vez más descarnada. Tampoco los sucesivos intentos de captar estudiantes para las carreras pedagógicas han tenido los resultados esperados. No solo sus matrículas siguen siendo insuficientes, sino que estos centros se nutren fundamentalmente de aquellos educandos cuyos deprimidos promedios académicos les impiden aspirar a otras especialidades más atractivas. Durante décadas, las carreras pedagógicas –junto a las especialidades agropecuarias– han mantenido una baja demanda, por lo que han constituido la última (y a veces la única) opción para aquellos jóvenes de bajos resultados que aspiran a cursar estudios superiores. Ese factor, a su vez, ha lastrado el nivel de los docentes, en particular en las enseñanzas primaria, media y preuniversitaria. Por su parte, el relativo éxito de algunos sectores privados (cuentapropistas) relacionados con la gastronomía, los servicios de hospedaje a turistas, y otras actividades independientes del Estado, parece estar influyendo en la toma de decisiones de los jóvenes a la hora de optar entre la continuidad de estudios en las universidades o decantarse por una formación expedita y práctica que les permita insertarse en un mercado laboral mucho más atractivo y con mejores dividendos. El crudo realismo que exhiben las actuales generaciones supera con creces el ingenuo romanticismo de sus padres, cuyo paradigma de éxito, prestigio y ventajas salariales se lograban, en primer lugar, obteniendo el título universitario. Un espejismo que se difuminó rápidamente ante la profunda crisis económica –nunca superada– que produjo en la Isla el desplome del llamado socialismo real de Europa del Este y que empujó a miles de profesionales calificados a una situación de supervivencia traducida en la reorientación ocupacional ante la desvalorización de la moneda, en la contratación en condiciones de semi-esclavitud (como es el caso paradigmático de los médicos) o –con marcado acento– en la emigración como la mejor alternativa. Los jóvenes de hoy están asistiendo –en muchos casos de manera inconsciente– al final de la utopía que signó la vida de varias generaciones de cubanos. Finalmente el capital ha acabado por imponerse, así que ellos prefieren dedicarse a aquello que les proporcione ganancias y prosperidad en el menor plazo posible. Es, sin dudas, una visión pragmática, más coherente con una sociedad post igualitaria, donde proliferan los contrastes entre unos absurdos Lineamientos orientados por el PCC y el atractivo glamur del capitalismo asomando en las vidrieras de los nuevos hoteles de lujo de La Habana y de otros espacios del país. "Si la elite del poder y su descendencia pueden disfrutar las cosas buenas de la vida, ¿por qué no nosotros?", razonan los jovenzuelos. Cierto que aún quedan algunos perfiles de interés para los jóvenes cubanos en la enseñanza superior, como es el caso de las carreras vinculadas a la informática, a la ingeniería industrial, al arte y al diseño, entre otras. Sin embargo, basta consultar las cifras de matrículas en la actualidad y contrastarlas con las de años anteriores para avizorar un porvenir que se sigue dibujando con trazos inequívocamente opuestos a la utopía. Todo apunta que el viejo mito de los niveles de instrucción de los cubanos ha comenzado a desmoronarse, y con él aquella sentencia de que "el futuro en Cuba será el de hombres de ciencias". Otro craso error del Innombrable, porque el futuro cubano será de aquellos iluminados que mejor hayan aprendido a manejarse bajo el imperio del capital. Source: Entre la utopía oficial y el realismo generacional CubanetCubanet - http://ift.tt/2rt8aXa via Blogger http://ift.tt/2rIVufL
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jgmail · 4 years
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Geopolítica del colapso de la URSS: PARTE 1
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Alexander Dugin
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
Conferencia del filósofo Alexander Dugin sobre la geopolítica de la URSS. Parte 1.
 Alexander Dugin: Estamos considerando la geopolítica de la Unión Soviética. Decimos que fue precisamente en la época soviética desde el punto de vista del dualismo espacial entre la "civilización de la tierra" y la "civilización del mar", cuando la talasocracia y la telurocracia adquirieron un carácter planetario.
 ¿No es interesante? El mapa del mundo después del año de 1945 reproduce completamente el modelo geopolítico con el que trabajó Halford Mackinder. Existe una imagen de la percepción absoluta de las construcciones geopolíticas en términos de pronósticos de procesos políticos. El mapa del mundo dividía casi todo el territorio del planeta en una confrontación entre dos principios de civilización: la "civilización de la tierra" y la "civilización del mar", el Heartland (el Corazón de la Tierra) y el Poder Marítimo, todo esto estaba lejos de ser obvio. Se trataba de un gran mapa de juego para los estrategas británicos, pero no se hizo completamente obvio hasta 1904 cuando Mackinder publicó El pivote geográfico en la historia. Y no era completamente obvio todavía en los trabajos del almirante Mahan en los Estados Unidos, quien dijo que el destino del mundo se desarrollaría en la confrontación entre el poder naval de los Estados Unidos y la tierra de Rusia.
 Es decir, a principios del siglo XX, las construcciones geopolíticas eran controvertidas: esta era una de las herramientas de pronóstico para analizar la situación. Y después del año de 1945, especialmente en el año de 1947, cuando comenzó la Guerra Fría, vemos un mapa que ubica a los dos campos (el campo soviético y el campo capitalista), que se corresponde estrictamente a estos modelos geopolíticos. Mackinder, cincuenta años antes de que se convirtiera en una realidad política a nivel geopolítico, basándose en la naturaleza civilizatoria, estratégica y sociológica de las sociedades que él consideraba, de hecho, preparó una matriz para este mapa geopolítico, que ya se había convertido en una realidad absoluta después del año de 1945. Este es uno de los ejemplos únicos de la relevancia del enfoque geopolítico en términos de planificación futura.
 Dio la casualidad de que la Unión Soviética, China y los países conquistados por la URSS, se anexionaron esencialmente al Bloque del Este durante la Segunda Guerra Mundial (la Gran Guerra Patriótica), todo esto se juntó, incluidos Vietnam y Cuba en la década de 1960, y todo esto formó el Heartland: una sociedad de la tierra global con todas las características básicas de la tierra, en cuyo centro se encontraba la capital del Heartland que era Moscú como la Tercera Roma (nuevamente, Roma). En consecuencia, también existía el mundo de Cartago, que ha construido completamente su civilización sobre los valores comerciales, sobre una sociedad de mercado como fuerza de oposición.
 Así, en la segunda mitad del siglo XX, el mapa geopolítico coincidió completamente con el político. El mundo bipolar, que se formó sobre la base del equilibrio del sistema socialista y capitalista, existía desde el punto de vista geopolítico planetario según las predicciones que había hecho Mackinder.
 Tengamos en cuenta que en la Primera Guerra Mundial, y en la Segunda Guerra Mundial, aparecieron configuraciones más complejas. Alemania aparecía junto con Austria (durante la Primera Guerra Mundial), los países del "eje", incluido el Tercer Reich: Italia, más aquellos países que en Europa se unieron a ellos o fueron conquistados (anexados). La situación era mucho más complicada. Sucedió que varias veces, incluso dos veces en dos de los conflictos mundiales, la Unión Soviética y Rusia resultaron ser un aliado de los países talasocráticos. Sin embargo, este mapa geopolítico sigue existiendo, la orientación opuesta de la civilización talásica y la telúrica se hizo sentir y trajo estos procesos políticos nuevamente al marco del dualismo geopolítico global entre la "civilización de la tierra" y la "civilización del mar", confirmando la validez de la geopolítica clásica.
 La geopolítica clásica nos reveló la realidad tan profundamente que podemos considerar los acontecimientos políticos del siglo XX como fluctuaciones en torno a este vector básico. Uno puede imaginarlo como un eje de la formación de procesos y fluctuaciones fundamentales de la geopolítica. O bien los procesos se acercaron a este eje, y luego fueron eliminados, y a veces incluso contradecían las leyes geopolíticas más de una vez. Si observamos este contexto básico, las matrices más profundas, los paradigmas más profundos del desarrollo de la historia del siglo XX político, entonces veremos que el modelo geopolítico básico resultó ser predeterminante en todas las etapas, incluida la determinación del resultado de varios procesos políticos o conflictos en Europa o a una escala global.
 Por cierto, pronto habrá un discurso muy interesante de Putin a las doce del día (dirigido al pueblo). Fue anunciado como dedicado a la geopolítica, a los procesos geopolíticos. Es muy interesante que no hayan pasado sino veinticinco años desde el momento en que comencé a introducir la geopolítica en nuestra sociedad, y hoy el presidente ya está haciendo un informe que está completamente dedicado a la geopolítica. Esto es absolutamente bueno.
 Durante mucho tiempo, la geopolítica fue ignorada por nuestro liderazgo político. Pero su naturaleza es relevante y al igual que sus pronósticos, sus métodos fundamentales explican los procesos no solo a corto plazo, sino que explican los procesos a largo y mediano plazo. Y cuanto mayor es la escala de los procesos históricos, más adecuados son los métodos de la geopolítica. Todo esto se está convirtiendo gradualmente en un hecho, enfrentando una tremenda resistencia y, lo más importante, una lucha contra los agentes de influencia extranjera en nuestro país.
 Por cierto, sobre los agentes de influencia. Hemos visto cómo en nuestra historia los representantes de las fuerzas diplomáticas inglesas (anglosajonas) han participado repetidamente en los procesos internos de Rusia: por ejemplo, en el asesinato de Pavel, en la consecución de la unión de Rusia a la Entente y, en particular, en el asesinato de Rasputín a principios del siglo XX. Como representantes de tales estructuras ya subjetivas, los agentes de influencia participan en la política rusa con intereses opuestos al modelo geopolítico. Como no existe una conexión directa entre la geopolítica y los procesos políticos, su participación puede percibirse como episódica: alguien apoyó una fuerza interna de oposición frente a otro. En cualquier país siempre existen diferentes partidos, diferentes grupos de influencia que luchan por el poder. En principio, muy a menudo las fuerzas externas también participan en estos procesos.
 Pero estamos interesados, en toda la variedad de hechos similares, en aquellos procesos en los que las redes de agentes de influencia de la civilización de Europa Occidental (en este caso, la civilización atlántica) que afectan directamente ciertos procesos dentro de Rusia en los que están directamente involucrados. Vemos que ha sucedido repetidamente. No sabemos quién fue el héroe que consiguió que Stalin firmara una alianza con estos países (nuestros aliados en la Segunda Guerra Mundial), Inglaterra y Estados Unidos. Su proeza consiguió que Hitler atacara la URSS, y ya no quedaba nada por hacer. Pero se sabe que Stalin mismo tendía hacia una alianza con Alemania. Es por eso que no estaba preparado en gran medida para rechazar el ataque Nazi, porque pensaba en categorías más bien geopolíticas. Aunque en algunos libros revisionistas, Suvorov, por ejemplo, que está tratando de reconsiderar los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, tiene la hipótesis de que Stalin, en un esfuerzo por anexionarse a Rumania, amenazó a la economía de la Alemania Nazi con tomar el control de los campos petroleros de Europa, lo que en general ponía en riesgo a la economía alemana. Al menos Suvorov (un desertor soviético) describe esta situación de tal manera que Stalin fue un provocador de la Segunda Guerra Mundial desde un punto de vista geopolítico. Existe tal versión. No lo comparto, solo quiero mencionar que existe.
 ¿Qué es fundamental para nosotros desde el punto de vista geopolítico? Es importante que la situación de posguerra del mundo bipolar no sea solo un modelo ideológico de la confrontación entre los campos capitalista y socialista. Aunque a nivel político y económico esto es exactamente así, pero desde un punto de vista geopolítico es una confrontación entre dos tipos de civilizaciones: la talasocracia y la telurocracia. Solo queda descubrir cómo, desde el punto de vista de la telurocracia sociológica, está conectado con el socialismo, y la talasocracia está conectada con el capitalismo.
 Aquí, si tomamos la imagen de Esparta y Atenas, Roma y Cartago, vemos, por supuesto, ciertas características sociológicas que conectan a estas sociedades:
 - El Socialismo de Esparta: con su régimen estricto, paramilitar y de cuartel.
- La sociedad capitalista de Cartago: el comercio, el mercado, la democracia.
 Incluso esto marca los mismos conceptos de "democracia ateniense" y lo "espartano como una sociedad rígida, casi totalitaria y militarista ".
 Del mismo modo sucede con Roma, que opera con valores heroicos: los valores del sacrificio y el servicio, que son muy similares al sistema socialista. Y Cartago, que opera con el comercio, los valores de mercado, podemos decir que es proto-liberal.
 Por lo tanto, esto tampoco es accidental aquí, ya que la geopolítica, como hemos visto, en sus conceptos básicos tiene en cuenta la dimensión sociológica, mapeando respectivamente el equilibrio geopolítico del poder en la época de la Guerra Fría, el mundo bipolar (el modelo del bipolarismo en sí) refleja las características sociológicas de los dos tipos de sociedades, entre los cuales se libró una lucha ideológica.
 Vimos que después de Versalles, la llamada organización "Consejo de Relaciones Exteriores" (CFR, Council of Foreing Relationships), encabezada por Isaiah Bowman, que sirvió como instrumento de análisis geopolítico global de los intereses de los estadounidenses, se creó en el año de 1921. Esta organización fue construida sobre principios geopolíticos. Y se ha convertido en una de las organizaciones más centrales e influyentes que todavía existe: el CFR. En gran medida, Halford Mackinder entró en contacto con esta organización. Publicó su último artículo, "El planeta redondo y la conquista del mundo", en “Foreign Affairs” (asuntos exteriores – temas extranjeros. "Foreign Affairs " es una revista publicada por el CFR. Todavía se publica).
El CFR es una estructura compuesta por expertos estadounidenses, pero inicialmente se crearon dos alas del CFR adicionales:
 1. En la persona de "Chatham House" - el Centro Real de Estudios Estratégicos de Londres, que también piensa el mundo en términos del dominio de la civilización talasocrática. Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial se convirtió en su centro intelectual. La matriz principal del CFR se encuentra en los EE. UU. y, por así decirlo, su sucursal se encuentra en el Reino Unido, que tenía el colosal alcance imperial británico, incluido el análisis y la estrategia. El mismo Mackinder, uno de los activistas de esta política, fue uno de los fundadores de la London School of Economics.
2. Y el otro sería el Instituto de Estudios del Pacífico que se crea en el mismo período para estudiar la geopolítica talasocrática en Asia.
 Por lo tanto, ya en los años 20 se formó un cierto modelo de civilización atlántica de tres niveles, donde existen tres centros de control en tal proyecto:
 1. Estados Unidos – el CFR, Consejo de Relaciones Exteriores.
2. En el Reino Unido - Chatham House (Real Instituto de Estudios Estratégicos).
3. Y el no mucho menos desarrollado Centro de Estudios del Pacífico. Su centro estaba en Europa, porque Japón en ese momento era independiente y China era semi-independiente. El Centro de Estudios del Pacífico fue creado en Europa.
 ¿Por qué es esto importante para nosotros?
 Porque eran centros de planificación estratégica activa, consciente, por lo tanto, sujetos (conscientes de sus intereses estratégicos) en una planeación geopolítica a nivel global. El CFR se convierte en la sede central de la integración atlántica: una estrategia atlántica interesada no solo en los Estados Unidos de América (prestemos atención a esto), sino también en los intereses de la civilización atlántica global. Es decir, el CFR se concibe como una institución para construir la política exterior estadounidense y como una institución responsable de los intereses de toda la civilización occidental capitalista. Por lo tanto, una de las tareas que los participantes del CFR han estado declarando desde el principio es la creación de un gobierno mundial. Debemos tener en cuenta que es un gobierno mundial, ya no solo estadounidense, sino bajo los auspicios de los círculos estratégicos occidentales y sus círculos económicos. Como estamos tratando con Cartago, el papel básico aquí lo desempeñan las corporaciones económicas, los monopolios, las corporaciones transnacionales, etc.
 Y durante esta construcción del proyecto del gobierno mundial, existe una regionalización del mundo atlántico. Después de Versalles, esta zonificación es bastante obvia:
1. El CFR estadounidense es como el representante de este gobierno global dentro de América (Estados Unidos). Muchos círculos conservadores, izquierdistas e incluso derechistas estadounidenses criticaron al CFR por seguir una política no en interés nacional de los Estados Unidos, sino en interés de este gobierno mundial global, que en ciertos casos va en contra de los intereses de los Estados Unidos. Entonces, al menos, esta crítica contra el CFR ha tenido resonancia. Sin embargo, este es un polo, el polo estadounidense del gobierno global.
2. Hay un polo inglés, o un polo europeo, incorporado en el Instituto Real de Estudios Estratégicos (británico).
3. Y luego, después de la Primera Guerra Mundial, se crea un boceto de un Centro del Pacífico. Una oficina que construirá un modelo estratégico de control del Atlántico en el Pacífico.
 Después del año de 1945, de acuerdo con los resultados de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos de una de las fuerzas del Atlantismo se convierten en el centro base y la vanguardia del atlantismo. Las condiciones para esto son preparadas por la victoria de los países de la Entente en la Primera Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, se produce un cambio: la transferencia del centro de la civilización atlántica (talasocrática) de Gran Bretaña a los EE. UU. y, en consecuencia, el papel del CFR como centro estratégico para gestionar la civilización occidental (talasocrática) finalmente es aprobado y confirmado.
 Pero esto comienza antes con el proceso de transferencia de la misión imperial global de Gran Bretaña, que fue la fortaleza de la talasocracia en el primer cuarto del siglo XX, a los Estados Unidos. Lo que se hizo un hecho en la época de la Guerra Fría, cuando Estados Unidos, como resultado de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en el principal centro de la talasocracia. Y cuando el último artículo de Mackinder fue publicado en una revista estadounidense. Tengamos en cuenta que en 1905, Mackinder todavía no lo sabía con certeza, y dudaba de a qué civilización pertenecía los Estados Unidos: tal vez incluso pensaba que era una civilización continental. Y el último artículo de su estrategia programática lo publica en Foreign Affairs, en una revista estadounidense.
 Durante la Segunda Guerra Mundial, se creó la poderosa estructura de la CIA: la Agencia Central de Inteligencia, creada por especialistas británicos del MI-6. Y allí, con la participación de representantes y analistas del CFR, de quienes hablamos antes, se produce una cierta transformación fundamental de la inteligencia británica (geo-estratégica), por un lado, y la transferencia de la iniciativa a la política a los estadounidenses que genera este cambio geopolítico. La capital de la talasocracia definitivamente se está mudando de Londres a Washington. La misión general de la talasocracia no cambia: es la misma civilización del mar, el mismo mapa de Mackinder, pero la capital es transportada aún más hacia el Oeste: de Londres a Washington.
 Pregunta de un estudiante: ¿Por qué?
 Alexander Dugin: Bueno, este es un proceso, no sabemos el por qué. Registramos que hay tal cambio: la iniciativa se mueve de Inglaterra a los EE. UU. después del año de  1945.
 ¿Qué es significativo?
 Que en política después del año de 1945 comienza la descolonización, cuando ciertos países que fueron colonias de Inglaterra (los ingleses tenían la mayoría de todas las colonias) se vuelven independientes y autónomas. Pero se vuelven independientes y autónomas nominalmente. De hecho, la administración colonial conserva su posición para determinar el camino de desarrollo posterior de estos países, y de una manera económica y militar-estratégica se convierten en bases y cabezas de puente del ya nuevo sistema estadounidense. Donde había colonias inglesas, hay bases militares estadounidenses. Casi todo el espacio del antiguo imperio británico es transferido del control de Inglaterra a los Estados Unidos. Gran Bretaña se está convirtiendo en una fuerza auxiliar. Aunque a principios del primer cuarto del siglo XX, fue el principal centro del Atlantismo.
 ¿Y qué resulta interesante?
 Que, a nivel de geopolítica, este proceso comienza mucho antes del momento en que lo vemos después de la Segunda Guerra Mundial como el hecho del aumento del poder global de los Estados Unidos de América. Todo comenzó treinta años antes. Todo comienza en la década de 1920, y no en la década de 1950, cuando el CFR se forma como la estructura principal del gobierno estadounidense y, en consecuencia, la respectiva talasocracia capitalista del mundo occidental.
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latikobe · 6 years
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Cuba y España: como 20 años atrás
Pedro Sánchez durante una ceremonia en la Plaza de la Revolución (Foto Reuters)
LA HABANA, Cuba. – El revuelo y las exageradas expectativas generadas por la visita de dos días a Cuba del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, recuerdan el ambiente que existía hace exactamente 20 años.
Entonces, como ahora, parecía revivir, alentado por las zalamerías de los mandamases en aprietos económicos, el viejo sueño español de recuperar “la siempre fiel Isla de Cuba”. Y sin necesidad de apelar al último hombre y la última peseta, que decía el tozudo Cánovas del Castillo, quien no parecía saber mucho de real política.
Al gobierno español le parecía que, en medio de tanta penuria económica, bastaría solo con unos cuantos gestos amistosos, turistas y, sobre todo, inversionistas, para tener a Cuba de nuevo en los brazos.
Tras el fin del subsidio soviético, Fidel Castro, con tal de salvar “la revolución y el socialismo”, parecía dispuesto a todo.
En mayo de 1990, cuando la Unión Soviética se derrumbaba, Castro asistió a la inauguración del primer hotel de la cadena Meliá, el Sol Palmeras, en Varadero. Hoy, Meliá y otras cadenas españolas son dueñas de más del 70% de las habitaciones de los hoteles cubanos.
Cuando en 1998 se cumplió el centenario de la Guerra Hispano-cubana-norteamericana, la Cuba oficial lamentó la derrota española. Hubo un homenaje en Santiago de Cuba al almirante Cervera y sus marinos. Hicieron un monumento al general Vara del Rey en la Loma del Caney y el ICAIC hizo que Elpidio Valdés y el general Resóplez se aliaran para enfrentar a los yanquis.
España pretendía vengarse de los norteamericanos por la derrota de 1898 apuntalando, con el dinero de sus inversionistas, un virreinato comunista, casi una comunidad autónoma, pero más pro-española, sin complicaciones lingüísticas y mucho menos problemática que Cataluña y Euzkadi, a solo 90 millas de la Florida.
Para hacer más dulce la revancha, el gobernante cubano era el hijo de un soldado gallego, que sostenía un quijotesco enfrentamiento contra los Estados Unidos. No en vano a Franco, el Caudillo, también gallego, le simpatizaba tanto Fidel, el Comandante.
Por aquellos días todo era zalemas con los españoles. Y no solo por parte de las jineteras. Poco faltó para que se hiciera realidad aquel chiste de que el Departamento Ideológico del PCC había orientado la necesidad de que a todo el que preguntara por Hatuey, el que aparecía en las cervezas, le explicaran que fue un taíno enfermo de los nervios que se suicidó dándose candela y hablando disparates de los españoles en medio de un arrebato por fumar tabaco verde.
Pero fueron inútiles los esfuerzos españoles por influir en la política cubana. A Fidel Castro no le parecieron bien los consejos amistosos que entre banquetes y sonrisas le dieron Manuel Fraga y Felipe González para impedir que Cuba corriera un destino numantino, ni tampoco le gustó la fórmula de Solchaga para recomponer la economía cubana.
Cuando el Rey Juan Carlos vino a la Cumbre Iberoamericana que se celebró en La Habana en 1999 y brindó por la democracia, el Comandante pensó que era una broma del monarca. Pero cuando José María Aznar se enfrentó al régimen cubano y optó por la Posición Común, el Máximo Líder no disimuló su ira y la emprendió contra el “Caballerito del bigote”.
Ya para entonces no eran imprescindibles las inversiones españolas. La millonaria ayuda de la Venezuela chavista y los negocios con China le permitieron a Fidel Castro emprender la contrarreforma económica.
España empezó a perder terreno en Cuba. Y no porque dejara de ser tolerante con el régimen castrista. El gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero hizo de la ingenuidad su política oficial hacia Cuba. No fue muy diferente con el gobierno del Partido Popular de Mariano Rajoy. Ambos se quedaron en espera de las reformas democráticas, confiados en que en algún momento el régimen tendría que mover fichas.
El actual gobierno del socialista Pedro Sánchez, ya sin la Posición Común, aspira a recuperar el terreno perdido y volver al punto en que estaban las relaciones y más que hace 20 años.
Durante su recién concluida visita a Cuba, Sánchez eludió el tema de los derechos humanos y las libertades políticas. Tampoco se reunió con opositores. No quiso irritar al gobierno cubano.
Para España, aun con mentalidad colonial, solo que con complejo de metrópoli venida a menos, lo que importa es estar en Cuba, con sus negocios, estratégicamente posicionada. Quiere democracia para Cuba, pero sin apuro. Mientras, se conforma con disponer de un edén para los hombres de negocio y los gozadores del turismo sexual y un parque temático para izquierdistas nostálgicos. En ese paisaje idílico de playas, hoteles, son, ron, cuerpos tostados y miles de cubanos locos por adoptar la ciudadanía española de sus abuelos, suponen brotará algún día,  por generación espontánea o por inercia, la democracia.
Cuba y España: como 20 años atrás
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