Tumgik
#La ciudad más calurosa
jaquemuses · 7 months
Note
hola reina te puedo pedir uno de matias recalt en donde haya consumo de marihuana?? si no queres esta todo bien pero me haria ilusion, me encantan tus escritos
‐🪽
HOLA HERMOSA !! Perdón por haber tardado tanto pero aca esta!! Gracias por la request, me super insipiraste jajsj.
𝜗𝜚⊹ ‧₊˚ slow down
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
synopsis: Matias pasa a buscarte para ir a fumar en pos de celebrar buenas noticias, sin embargo no es lo unico por lo que va a terminar celebrando.
pairings: Matias Recalt x reader
content: SMUT! car sex, uso de drogas, marihuana, alcohol,breeding, fingering, blowjob, sobre estimulacion, dirty talk
word count: 7,2k jeje
Tumblr media
i.
Esto ya se habia convertido una costumbre; donde Matías te pasaba a buscar a horas intempestivas para ir hasta la reserva natural de la costanera en su auto, siempre estacionando donde la vista es mejor para pasar un par de horas ahí y compartir un porro mientras esperan para ver el amanecer. No suena como un gran plan, pero son las noches que más esperas. Y esta es una de esas noches.
Estabas en la cama, el ventilador girando arriba tuyo intentando apaciguar las grandes oleadas de calor del mes de enero. El verano en la ciudad de buenos aires era el infierno en tierra. Te estabas revolviendo en la cama contra las sábanas delgadas que causaban mas calor del que creias posible que podia existir luchando contra el insomnio veraniego en donde los dias siempre terminaban en noches calurosas y pegajosas; las peores en tu opinion.
Podias sentir la ligera capa de sudor cubriendote, haciéndote sentir sucia, el ventilador haciendo poco para aliviar la pesadez del clima. -miraste el reloj despertador junto a tu cama por lo que se sentia como la centésima vez, y viste cómo pasaba de la 1:43 a la 1:44. Gracias a Dios es viernes; no estás de humor para levantarte en las próximas 4 horas y prepararte para ir a trabajar con una o dos horas de sueño. Tu horario de sueño ya estaba completamente desordenado y planeabas aprovechar ese fin de semana para intentar arreglarlo. Es justo ahí cuando escuchaste el "ping" de tu teléfono, iluminando el pequeño rincón de tu habitación con el mensaje de texto de Matías.
Holis consegui el papel, ¿venis a celebrar?
Te tapaste la boca con una sonrisa antes de abrir el chat.
Obviamente él sabia que estabas despierta, despues de todo era el quien se ocupo de arruinar tu horario de sueño llevándote a estas escapaditas a altas horas de la noche.
Sin embargo agradeciste internamente la invitación de Matías, hubieras estado dispuesta a inventar cualquier excusa para salir de tu calurosa casa. Tu respuesta fue rápida, y esperabas que no pareciera demasiado desesperada.
"obvio que si, ¿me pasas a buscar?"
Matias tardo un poco más en responder; probablemente estaba preparando sus cosas, llenando sus bolsillos de papelillos y de marihuana. No te sorprendería si se olvidara de traer un encendedor. Podrías contar con los dedos de las manos todas las veces que Matías te había invitado a fumar y se había olvidado de llevar uno. La última vez que se habian juntado, su encendedor se rompió y no habia traido uno de repuesto. Por lo que creiste conveniente recordárselo, porque seguramente ya habia fumado y su memoria no era la mejor cuando estaba drogado.
"Mati"
"acordate de llevar dos encendedores"
"que no nos vaya a pasar lo de la otra vez !!"
"(que no TE vaya a pasar)"
Y no pudiste evitar sentir una pequeña emoción cuando viste el texto debajo de su foto de perfil que te indicaba que estaba escribiendo.
"Jajsjsa, andate a cagar"
"te aviso cuando esté abajo."
Sonreíste ante su respuesta. Estabas segura de que se habia olvidado por completo.
Sin mas preambulos te levantaste de la cama, caminaste hacia el espejo que estaba colgado atras de tu puerta y te observaste. Las ojeras alrededor de tus ojos, y tu pelo desordenado definitivamente delataban tu lucha por conciliar el sueño. Tras ver eso corriste a darte una ducha rápida para refrescarte y al menos estar presentable antes de que él llegara. Te pusiste una musculosa blanca y un par de shorts que ni siquiera recordabas haber comprado. Todavía hacía calor afuera, así que no llevaste una campera ya que estos encuentros generalmente solian durar un par de horas y era cuando comenzaba a refrescar, pero no lo suficiente como para llevar un abrigo, ¿verdad? El auto de Matías llegó antes de que pudieras decidirte.
El claxon te hizo correr escaleras abajo, casi tropezandote al bajar. No pudiste evitar sentirte emocionada, podias sentir que había una gran y estúpida sonrisa en tu rostro. Aun así, no encontraste razones para borrarla, estaban por verse para salir a festejar que matias habia conseguido el papel, era razon suficiente para estar sonriendl. Justo antes de abrir la puerta, te revisaste una vez más: llaves, billetera, teléfono y encendedor. Por las dudas.
Con tus zapatos apenas puestos, cerraste la puerta atras tuyo y corriste por el patio delantero. El aire nocturno se sintió maravilloso y lo recibiste mientras golpeaba tu pelo todavia mojado. Lo sentiste refrescandote y de repente estuviste contenta de haber decidido no traer un abrigo, despues de tantos días de calor este aire fresco se sentia fenomenal.
Pudiste ver el perfil de Matías a través de la ventana del pasajero y casi jadeaste. Su cabello estaba tirado descuidadamente hacia atrás, algunos mechones sueltos enmarcando ligeramente su cara. La luz de los faroles hacian un buen trabajo iluminando su mandíbula, y te preguntaste si realmente era el aire frío lo que causaba los escalofríos.
Esperabas que el color rojo en tus mejillas desapareciera antes de subirte al auto, querias ahorrarte las burlas de parte de tu amigo.
"Hola" dijiste alargando la "a" al entrar al auto, tu sonrisa de oreja a oreja mientras te acomodabas en el asiento para depositar un suave beso en la mejilla del castaño.
Él se inclinó hacia adelante y agarró el abrigo que estaba sobre el asiento del pasajero, tirandolo hacia atrás antes de que subieras. "Hola nena!!" te dijo con una sonrisa ladeada "mira que día festivo te clave ehh." Su habla salió un poco arrastrada; si no te habías dado cuenta ya por el olor en el auto, te dabas cuenta por su voz que ya estaba drogado, o al menos contentito. Te preguntabas qué pensarían tus padres si te hubieran visto ahi, en el auto del porrero de la facu yendo a fumar y a beber alcohol barato. Pero si no se enteran no les va a molestar.
"No es un día festivo, Matías. Deja de buscar excusas para fumar." dijiste riendote "Quiero que me cuentes TODO, como te llamaron que te dijeron que tenes que hacer." empezaste a hablar mientras te abrochabas el cinturon.
Conocías a Matías desde hacia ya bastante tiempo. Estuvieron en la misma secundaria sin embargo sus interacciones no comenzaron hasta que empezaron la universidad. Él se te acercó cuando mientras estudiabas para un examen. No era algo tan importante, pero siempre te estresabas y te ponias frenética dos semanas antes de cualquier examen. Matías no era tonto y habia notado eso, porque te ofrecio algunos consejos para tranquilizarte, por así decirlo.
Una cosa llevó a la otra, y de repente estabas en su habitación, con un bong en una mano y un encendedor en la otra. Empezaste a visitarlo más y más, quedándote por períodos cada vez más largos, hasta el punto en que habian dias que te quedabas a dormir, no siempre consumias porque tampoco te encantaba fumar, pero si disfrutabas de su presencia.
Cabe aclarar, desaprobaste el examen.
"Bueno che pero me estoy portando bien! Ahora decidí que solo voy a fumar en días festivos". Qué mentiroso. Hubieras apostado todo tu sueldo a que esa regla no le iba a durar mucho.
"Matías, si solo fumaras en días festivos, eso significaria que todos los dias de tu vida son festivos". Se metió entre los dos y subió el volumen de la música, chase atlantic sonaba dentro del auto.
"Y bueno, hay que festejar que estamos vivos" Se rió a tu lado, quitando una mano del volante para pasarte una cajita, empujándola contra tu hombro.
"Deja de reclamarme y abrí tu regalo".
Con una mirada confundida en tu rostro, la tomaste. Era larga pero pequeña, y estaba envuelta en una cinta que él había atado en un pequeño moño en la parte superior.
"¿Qué es esto?" Él estaba sonriendo como un nene chiquito.
"Si te fuera a decir entonces no lo hubiera envuelto, tarada", te dijo con un tono burlesco, y una amplia sonrisa en su rostro, "Dale, abrilo"
Y así desataste el pequeño lazo, la cinta se deslizó fácilmente de la caja. Levantaste la tapa y adentro había un porro enrollado de manera desordenada reposando sobre un pequeño almohadoncito de terciopelo. Rodaste los ojos.
"¿Posta envolviste un porro en papel de regalo?" dijiste burlandote.
Matias te miró, los ojos alternando entre tu rostro y la caja. "Ves que sos una forra, ni un gracias me decis..." dijo fingiendo estar ofendido. "Si sos tan desagradecida me lo quedo yo." Intentó agarrar el porro de tus manos, pero fuiste más rápida.
"Menos mal que no te dedicas a robar porque te cagas de hambre, no me podes ni sacar un porro de la mano." El castaño fingió estar herido antes de volver su atención a la carretera.
"Es culpa de la marihuana, hace que mis reacciones sean mas lentas."
"No me digas eso cuando estás manejando el auto, boludo", exclamaste.
"Ay nena. Vos sabes que manejé mucho mas drogado y nunca choqué."
Eso era mentira. ¿Se olvidó que estabas en el auto con él cuando chocó contra el auto de adelante? Tu mama no habia estado muy contenta cuando se entero, pero eras grande ahora; y no podía prohibirte verlo.
"Matias yo estaba con vos esa vez que chocaste contra el auto de un tipo que después te quería cagar a trompadas ¿O te olvidaste de eso?" Le recordaste.
"Bueno pero eso no cuenta. El flaco estaba frenando de golpe, se la buscó. Tuvo suerte de que yo no estaba con ganas de pelear."
"¿No estabas con ganas de pelear? Más bien estabas cagado." Te burlabas de Matías todo el tiempo por eso, pero para ser honesta siempre te sentías segura cuando él manejaba.
Bueno, sí, manejaba cuando estaba fumado, pero había fumado tanto a lo largo de su vida que parecía 100 veces más capaz que cuando estaba sobrio. Confiabas en él con tu vida, para la desgracia de tus papás.
"Y si boluda, ¿vos te acordas del tipo ese? ¡Era alto y estaba armado como si fuera un patovica! Nunca empiezo una pelea que sé que voy a perder. Soy más inteligente, no más fuerte, así sobreviví hasta ahora." Te reías, una sonrisa se te dibujaba en los labios cada vez que lo escuchabas hablar "Bueno, segui así y mira a la ruta cuando manejas."
ii.
Medio porro, tres birras cada uno y media hora de viaje en auto después, llegaron a la costanera. Eran poco más de las 3 am y el horizonte tenía un ligero tinte azul claro, una señal de que el sol pronto traería un nuevo día.
El aire era refrescante y llenaba tus pulmones mientras comenzabas a sentir como todos tus musculos empezaban a relajarse producto de la marihuana haciendo efecto en tu sistema nervioso. El calor parecía haberse ido y ahora el frío se instalaba en tus huesos haciéndote pensar en subir la ventana y en por qué no te habias traido ese abrigo. Matías debió haber notado cómo temblabas porque subió la ventanilla desde los controles en su lado.
"Gracias. ¿Estás pendiente de mí?" dijiste mirandolo a los ojos con una suave sonrisa.
"Siempre". Era verdad, siempre lo estaba.
Debía ser tarde, porque desde la última vez que escucharon al locutor en la radio habian pasado al menos cinco canciones. Ahora los débiles sonidos de clásicos de los 90 se filtraban por los parlantes uno tras otro. Un ruido de fondo perfecto para fumar a esas horas de la noche. Apoyaste tu cabeza contra el asiento y cerraste los ojos disfrutando la sensación de tus músculos volviéndose ligeros.
"Ya son casi las 4:20, ¿cómo vamos a celebrar?"
Matías preguntó sobre el sonido de la radio.
"No sé, ¿como siempre? Fumamos, tomamos, hablamos boludeces y despues vamos a comprar una happy meal." Giraste la cabeza hacia él. "¿Qué podría ser mejor que eso?"
Cogerte en el asiento trasero de su auto mientras fumaban un porro. Eso definitivamente superaría cualquier happy meal de McDonald's. Pensó, pero no lo dijo.
"Me parece perfecto." Dijo Matías aunque preferiria tenerte a su merced en el asiento de atras.
Te pasó el porro que había fumado hasta la mitad y observó como te lamiste los labios antes de deslizarlo entre ellos y tomar una profunda bocanada.
Matías siempre pensó que lucías mejor cuando estabas drogada. La hierba parecía hacer brillar tu piel, creando un cierto aspecto rosado en tus mejillas. Tus ojos siempre lucían más brillantes también, húmedos y un poco vidriosos. Se imaginaba que así era exactamente como te veías cuando estabas caliente, y no estaba equivocado.
Desde que empezaste a fumar, te habias dado cuenta que te ponía un poco más cachonda de lo habitual. No sabías qué te pasaba; era como si encendiera un interruptor adentro tuyo y tus sentidos se agudizaban. Te volvías un poco necesitada y un poco cariñosa, y definitivamente te mojabas mas que cuando estabas sobria. Y cuando estás con Matías fumando? Dios... Apenas dos porros y todo lo que ese hombre tenía que hacer era mirarte para ponerte como una perra en celo.
Tenías la sensación de que Matías sentia lo mismo, pero en todo este tiempo que habias estado haciendo esto con él, nunca habia dado el primer paso. Empezabas a pensar que tal vez no sentia lo mismo, ¿o estaba esperando a que seas vos la que daba el primer paso?
Bueno, apenas habías fumado medio porro y tomado tres cervezas. Pero capaz que otro porro y medio y dos cervezas más te iban a dar la valentia para encararlo.
iii.
El tiempo parecía volar. Matías te estaba contando una historia sobre una chica a la que le vendía marihuana en la universidad y cómo ella se ofreció a hacerle una mamada para pagarsela. Él le dijo que no era por ser desagradecido, pero que necesitaba el dinero. Una mamada hubiera sido genial y todo, explicó el castaño, pero no era lo que estaba buscando. En algún momento entre mencionar una mamada y algo sobre ser abofeteado por la chica mencionada anteriormente, dejaste de prestar atención. La cerveza y el porro ya te habian afectado, pero se mezclaban con algo más peligroso. No podías evitar que tus ojos se desviaran hacia sus labios, viéndolos formar palabras a las que no estabas prestando atención y preguntándote qué tan suaves se sentirían entre los tuyos. Luego tu mirada comenzó a bajar y ahora recién te diste cuenta de que estaba usando pantalones de jogging grises; por lo que podias ver contorno de su pene desde tu posición en el auto, haciendo que tus pensamientos se aceleraran.
"¿Me estas escuchando?" dijo matias cuando se dio cuenta que habias dejado de prestar atención.
No sabías por qué lo decías, pero no hubo forma de evitar que la pregunta saliera de tus labios.
"¿Te puedo chupar la pija?" Solo te diste cuenta de lo que habías dicho cuando volviste a mirar a Matías. Sus ojos estaban abiertos de par en par y parecía confundido.
Mierda.
Él simplemente se quedó allí, con la boca ligeramente abierta mientras procesaba lo que acababas de decirle. ¿Te había escuchado bien? No, seguro habia sido el efecto de la hierba jugandole una mala pasada. Aun así, tenía esperanzas y continuó, "¿Qué?"
Mierda, realmente acababas de decir eso. Pensaste en formas de recuperarte de esto, pero no había forma de que tu cerebro pudiera inventar algo que tuviera sentido. No habia vuelta atras, asi que continuaste, "La oferta no va a durar mucho más." Un nudo comenzó a formarse en tu garganta y tu boca se secó.
Matías empujó su asiento hacia atrás y dejó que sus ojos ligeramente enrojecidos te miraran fijamente, pasando su lengua por su labio inferior mientras su mirada recorría tu cuerpo antes de posarse en tus ojos. Pensabas que no se habia dado cuenta de cómo tus muslos se tensaron cuando el borde de su camiseta se levanto un poco con el movimiento, pero sí lo habia notado, y estaba disfrutando de la forma en que estabas retorciéndote a su lado. Se preguntaba si ya estabas mojada y si esa humedad estaba comenzando a manchar todo el asiento abajo tuyo.
Se preguntaba cuánto tiempo habías querido hacerle esa pregunta. ¿Fue desde que estacionó en la costanera, o mientras estaban en camino? Tal vez incluso antes de eso. ¿Podría haber comenzado cuando te envió un mensaje de texto? ¿O quizás habias tenido este sentimiento durante mucho tiempo, desde cuando solían pasar tiempo juntos en su habitación compartiendo un porro y jugando juegos de mesa? Tal vez, solo tal vez...
Mientras Matías pensaba, definitivamente disfrutaba de verte entrar en pánico. Se aseguró de que estuvieras mirando cuando llevó el porro a sus labios, humedeciéndolos antes de tomar una calada. Respiró profundamente, dejando que el humo llenara sus pulmones. Pudiste ver el extremo del porro brillar, ardiendo en un ámbar profundo.
Cuando Matías exhaló, estuvo velado por el humo; parecía un poco intimidante, sus ojos nunca se apartaron de los tuyos, y podías darte cuenta que estaba pensando en decir algo.
"Dale."
¿Dale? ¿Eso era todo lo que iba a decir? ¿No iba a cuestionarlo? Bueno. Ambos podían jugar ese juego.
Sin apartar la mirada de él, tus dedos fríos se deslizaron por el borde de su pantalón, él respiro entre dientes por el contacto repentino. Fue entonces cuando te diste cuenta de que no llevaba ropa interior, obvio que no, era Matías. Sacaste su miembro de sus pantalones viendo como ya estaba erecto, retorciendose ante tu fresco contacto. Casi jadeaste al verlo y tus muslos se tensaron. Sentiste como una vena prominente a lo largo de la parte inferior se hinchaba bajo tus dedos.
Delicadamente envolviste tus dedos alrededor de su eje y lo llevaste hacia tu boca, tu lengua rozando su punta y dejando que tu cálido aliento lo acaricie. Matías sabia que lo estabas provocando e hizo todo lo posible para no levantar la pelvis y follarte la boca, manteniendo sus ojos en los tuyos. No te iba a dejar ganar.
Sentiste cómo tu compostura comenzaba a flaquear cuando viste la punta goteante de Matías, y no pudiste evitar lamerla con lentitud. Él inhaló una bocanada entre dientes cuando sintio tu lengua, y cuando levantaste la vista, te encontraste con su mirada fija, incitándote con sus ojos.
Cuando saboreaste a Matías en tu lengua, no pudiste evitar succionarlo ligeramente hacia tu boca. Tenia un sabor un poco dulce, sin duda por la hierba que corria por sus venas. Cediste ante su miembro bastante fácilmente, ansiosa por sentir su pene llenando tu garganta. Tu boca se hundio en él lentamente mientras ahuecabas tus mejillas. Pudiste sentir como la saliva se acumulaba en tu boca y cubria su pene dandole un leve brillo. Matias gimió ante la sensacion e inclinó la cabeza hacia atrás, sus manos se hicieron puños a los costados del asiento. Sus gemidos y jadeos fueron los que te incentivaron a moverte y antes de que pudieras darte cuenta estabas subiendo y bajando tu cabeza con un buen ritmo.
Su pene era fino y largo, su punta golpeaba el fondo de tu garganta, cosa que hizo que tuvieras que separarte para retomar el aliento viendo como un jilo de saliva unia tus labios con su bombeante pene. Sus dedos se entrelazaron rapidamente al rededor de tu pelo, guiando tu boca de regreso a su pene.
"Dios nena, no me dejes asi, seguí por favor."
Sentiste tus rodillas temblar ante sus palabras y sin mas dilacion lo tomaste de nuevo dentro de tu boca.
Gemidos salian de tu boca y matias no podia creer que todo esto estuviera pasando, no entraba en su cabeza como podia tenerte wntre sus piernas chupandole la pija en su auto, por un momento pensó que estaba soñando. Sus caderas comenzaron a moverse hacia arriba, penetrando tu boca y haciendote tener algunas arcadas que no detuvieron tu labor. Sus dedos apretaban cada vez mas fuerte tu cabello hasta que en un momento, decidio tirar de ellos apartandote de su pene.
"Ah, mierda- si no te sacaba me iba a correr." dijo jadeando
Tratasgw de recuperar el aliento, ya sabias que posiblemente estabas hecha un desastre, sentias tu cabello pegado en tu rostro cubierto de saliva, la piel enrojecida y las lágrimas en tus pestañas. Pero él todavía te miraba como si estuvieras hecha de polvo de hadas.
"Vení para aca." musitó
Antes de que tu cerebro tenga tiempo de enviar ordenes a tu cuerpo, Matías se inclinó hacia adelante atrayendote hacia él, sus brazos rodeando tu pequeña espalda mientras te acercaba imposiblemente mas a su cuerpo, pecho contra pecho. Su boca se poso sobre la tuya inmediatamente, su lengua pasando por tus labios y metiéndose en tu boca. Podias sentir la tensión de su mandíbula contra la tuya y sus palpitaciones apresuradas contra tus manos sobre su pecho.
El momento era embriagador; podias saborear el dulce sabor de Matías en tu boca y su miembro presionando contra tu intimidad dejandote deseando mas. Simplemente no era suficiente.
Casi como si él hubiera leido tu mente, sentiste el leve roce de los dedos de Matías mientras jugando con el borde de tu musculosa. Sus dedos siempre habian sido fríos y gemiste ante la repentina sensación, gimiendo en su boca mientras sus dedos se deslizaban debajo de la tela, recorriendo la piel cálida de tu torso. Su toque provocó un escalofrío que provoco que tu piel se erizara.
Mierda, te sentías como una colegiala a punto de tener su primera vez. Ya lo habías hecho antes, pero nunca con Matías. Las mariposas revoloteaban en tu estómago por la forma en que te tocaba, y había algo en la forma en que te hablaba que te llenaba de nervios.
Sus dedos acariciando la suave carne de tus pechos te sacaron de tus pensamientos. Sentiste que la respiración de Matías se detenía, y ahí fue cuando recordaste que no estabas usando sostén. Abajo tuyo, tu amigo se rió para sí mismo por su pequeño descubrimiento. Sus pulgares pasaron sobre tus pezones endurecidos y, mierda, ¿habías estado sin sostén todo este tiempo? ¿Sentada junto a él, con los pechos desnudos rozando la tela de tu remera? Matias no pudo evitar preguntarse si tu coño estaba igual de desnudo y su corazón se aceleró ante la idea. Su sistema lleno de sustancias simplemente no podía con ello, y empezó a moverse hacia vos para averiguarlo.
"¿Sin sostén?" Matías susurró contra tu cuello, pudiste sentir el roce de sus labios contra tu piel, una sonrisa traviesa se extendio por su rostro. "¿Lo hiciste a propósito?"
Matías se rió contra tu cuello cuando tus muslos se contrajeron alrededor de él ante sus palabras. Por supuesto que era para él. Todo lo que hacías lo era.
Observaste cómo sus ojos, enrojecidos y vidriosos, caían sobre tus manos mientras tus dedos recorrian su piel hundiéndose ligeramente en esta y definitivamente notó tus escalofríos cuando tus manos encontraron su abdomen duro y, si ya de por si su ego no era lo suficientemente grande, definitivamente lo era ahora. ¿Lo habías deseado tanto como él te había deseado?
Fue entonces cuando Matías te miró, llevando el porro a sus labios resecos y tomando una larga calada, sosteniéndo el humo en su boca mientras se expandia en su garganta y pulmones. Desearías poder ver sus pensamientos en este momento; matarías por saber qué estaba pasando en esa mente nublada suya.
Después de lo que pareció una eternidad, finalmente soltó el humo y lo sopló sobre tu figura medio desnuda, envolviéndote en un suave halo de humo, con los ojos aún clavados en los tuyos como si estuviera esperando tu próximo movimiento.
El silencio de Matías te puso ansiosa. No podías decir si estaba disfrutando de la vista o pensando en cambiar de opinión. La mezcla de la marihuana corriendo por tus venas y los nervios que creaba la mirada de Matías te hizo sentir un poco mareada y nerviosa, así que le preguntaste.
"¿Me das una pitada?" Tenías una sonrisa coqueta en el rostro, un destello travieso en tus ojos mientras tu mano se aventuraba un poco más abajo. ¿Cómo podría decir que no?
Con una sonrisa ladeada, las palabras de Matías salieron lentas y un poco arrastradas mientras raspaban al pasar por sus labios. Siempre te había encantado lo ronca y áspera que se ponía su voz cuando estaba fumado. Nunca dejaba de hacer que tu conchita se mojara.
"Obvio hermosa." Sus manos apretaron más fuerte tus muslos antes de que llevara el porro a tus labios.
Recordó la primera vez que habian fumado juntos.
Nunca esperó que dijeras que sí, pero estaba muy, muy contento de que lo hicieras.
Fue cuando eras bastante inexperta. Ambos estaban en su habitacion, tu mente nebulosa por el consumo de marihuana. Era adorable lo exaltada que te ponías, riendote por cualquier cosa que él dijera o hiciera y haciendo chistes malos que solamente vos encontrarías absolutamente hilarantes. Pero tambien empezaste a volverte audaz, tus manos agarrando su mandíbula para acercarlo para pedir otro porro. Matias recordaba muy bien como tus labios se acercaban hasta que estuvieron casi rozando los suyos, prácticamente suplicando ser besados; pero nunca lo hizo, mas que nada porque no sabia si estabas en tus cabales. Pero se lo pusiste difícil.
La marihuana te ponia mas cariñosa y necesitada a medida que pasaba la noche. Agarrabas el cuello de Matías para acercarlo y susurrarle cosas al oído. Tan cerca que podía sentir tu aliento caliente contra su piel, tus labios presionando ligeramente contra su oreja. Matías apostaba a que tus labios sabrían deliciosos con tu brillo labial de cereza mezclado con el dulce sabor de la marihuana.
Sabia que iba a ser difícil para él detenerse, así que nunca comenzó. Pero con el pasar del tiempo, ibas cada vez más a su casa, y pronto ya no eras tan inexperta.
Dejaste de estar tan exaltada y necesitada a medida que desarrollabas tu tolerancia, incluso eras capaz de manejar un porro entero vos sola. Matías casi estaba orgulloso de lo lejos que habías llegado, pero eso significaba no más mimitos y no más trenzas en el cabello. Estaría mintiendo si dijera que no lo iba a extrañar.
Así que podías imaginarte lo emocionado que estaba en ese momento mientras te restregabas contra él, tan necesitada como las primeras veces que habias fumado, tu coño cubierto frotándose contra su miembro desnudo y palpitante haciendo un desastre en tus shorts.
Los dedos de Matías rodearon tu mandíbula, el pulgar pasando por tus labios incitandolos a abrirse. Lo unico que tuvo que hacer fue meter la punta de su dedo dentro para ver cómo tu boca lo recibia, tu lengua girando alrededor de su dígito. Te acercó un poco más, lo suficiente para mantenerte queriendo más mientras exhalaba, envolviéndote en una nube de humo.
Lo inhalaste y lo sentiste ir directo a tu cabeza, mareandote y haciéndote sentir tan ligera como el aire.
Joder, lo habías extrañado. No pudiste evitar la forma en que tus caderas se movieron hacia él mientras lo hacía de nuevo con su lengua sumergiéndose en tu boca esta vez.
"Mirate. Tan desesperada por tenerme adentro, ¿eh?" Dios, Matías sabia que te morías por él, y nada podía calmar tu hambre excepto su pene llenándote por completo. Cada vez estabas mas impaciente, pero antes de que tuvieras tiempo de tonar cartas en el asunto, sentiste los dedos errantes del castaño rozando tu entrepierna cubierta. La tela de tus shorts y de tus panties formando una especie de barrera y sentiste la necesidad de sentir esos largos dedos profundamente dentro tuyo, sentias que si pasabas un minuto mas sin ser follada ibas a estallar.
Sus dedos frotaron circulos sobre la tela por encima de tu clitoris y sentiste como tu ropa interior se empapaba bajo sus dedos.
"Matías, necesito tus dedos adentro." El simplemente se burló de lo desesperada que estabas y le encantó el hecho de tenerte suplicando encima suyo.
"¿No vas a decir por favor?" Matías podía ser un tarado a veces, pero hoy no estabas en condiciones de responder con algo inteligente, tu cerebro era un lío confuso y todo en lo que podías pensar era en Matías y sus dedos y su pene y cuánto lo necesitabas. Así que simplemente te rendiste, ni siquiera intentaste ser un poco sutil al respecto.
"Ugh, por favor, por favor. Cogeme con tus dedos, por favor." gemiste retorciéndote bajo el su toque, el cual simplemente no era suficiente.
"No puedo si tenes esos shorts puestos."
Obedeciendo a sus deseos, te sacaste los shorts sin rechistar, deseando que esa fastidiosa capa de tela ya no estuviera ahí. El castaño gimio debajo tuyo al ver lo que tenía adelante.
Tenías puesta ropa interior gris, y el color hacía que tu humedad fuera visible para Matías, quien no pudo evitar pasar su dedo índice a lo largo de tu entrepierna y hasta tu clítoris. La acción te sacó un gemido delicioso, y él tuvo que apartar la mirada de tu entrepierna para mirarte.
Observabas connatencion y anhelo cada movimiento de Matías, viendo como su dedo dibujaba circulos alrededor de tu clítoris, tu ropa interior oscureciéndose a medida que la humedad crecía. Tus caderas empezaron a moverse hacia adelante, desesperada por sentir esa presión que tanto deseabas.
Si Matías hubiera tenido la mente clara y no estuviera tan drogado, te hubiera hecho rogar por ello, te habría hecho esperar hasta que estuvieras al borde de las lágrimas antes de darte lo que querías. Pero él estaba tan desesperado como vos, y su compostura estaba al límite.
Entonces, con una mano, apartó tus panties hacia un lado, y un gemido gutural se te escapó cuando sentiste las yemas de los dedos del chico deslizarse entre tus pliegues. Sus dedos esparcieron tu humedad hasta tu clítoris, y despues, tal como había prometido, metio uno dentro de tu coño. Jadeaste mientras sentias como su dedo se colaba entre tus paredes, y soltaste un gemido de alivio que no sabias que estabas conteniendo.
"Mirate bebé. ¿Estas tan mojadita por mí?" Sí. Todo era para él. Siempre lo había sido y siempre lo sería. Tus interiores succionaban su dedo profundamente, apretandose contra sus nudillos, enviando olas de excitacion directamente a su polla palpitante. No podias esperar para que reemplazara sus dedos con su pene. El simple pensamiento de matias cogiendote duro hizo que tus rodillas temblaran con anticipacion.
Su dedo medio se unió a su dedo anular dentro tuyo, y movió su muñeca para posicionarse mejor para poder mover sus dedos a un ritmo más rápido. No tardo mucho en establecer un ritmo que te huzo temblar hasta el alma, y tuviste que extender las manos contra la -ya empañada- ventana. Con cada embestida tus yemas golpeaban ese punto dentro tuyo y justo cuando creias que era demasiado subio su otra mano a tu intimidad para frotar tu clitoris.
Sentiste la conocida sensacion de placer acumulandose en tu centro y antes de que tu cerebro pudiera procesarlo, te estabas corriendo contra sus dedos, tus piernas temblando y tus labios soltando gemidos con su nombre contra su cuello.
"¡D-dios, Matías!" exclamaste, tus uñas clavandose en su antebrazo.
"Shhh. Tranquila, aca estoy." Matías sintió cómo te apretabas alrededor de sus dedos después de haberte corrido, sin embargo retiro sus dedos de tu interior y se los llevo a la boca, gimiendo al rededor de ellos. "No puedo esperar más, bebé. Necesito estar adentro tuyo."
Antes de que tuvieras tiempo de calmarte de tu clímax volviona apartar tu rompa interior hacia un lado y alineó su polla con tu entrada. Lentamente, te hundiste en él.
Gimieron juntos mientras lo tomaste lentamente en tu coño, centímetro a centímetro. Podías sentir esa vena prominente sobresaliendo contra tus paredes, y tus interiores se apretaron ante la sensación.
Una vez que Matías estuvo completamente dentro tuyo, tu cuerpo comenzó a moverse por sí solo, desesperada por sentirlo. Empezaste a moverte hacia abajo, pero él agarró tus caderas para detener tus movimientos, manteniendote quieta encima suyo. Sus ojos estaban cerrados y su ceño fruncido, por lo que te preocupaste. "Mati? Estas bien?" dijiste pasando tus manos por su rostro, quitando el cabello que cubria sus hermosas facciones.
"Si gorda... pero si te moves tan enseguida me voy a correr... Deja, deja que me concentre."
Te reiste por lo bajo y empezaste a dejar un camino de besos desde la comisura de sus labios hasta su cuello, de vez en cuando algunos gemidos ahogados salian de tu boca, necesitabas moverte pero entendias que tenias que darle su tiempo, despues de todo sabias que la marihuana agudizaba todos los sentidos y esto no era excepcion.
"Matías, por favor, no sé cuánto más puedo aguantar.". rogaste en un jadeo que hicieron tido lo ckntrario a ayudarlo a que se concentre. La marihuana tampoco ayudó; lo volvió aún más sensible a las tus cálidas y húmedas paredes apretandolo.
Estabas arriba de él, con su polla bien dentro tuyo durante lo que pareció una eternidad. Te estabas impacientando un poco y casi comenzás a moverte hasta que lo escuchaste debajo de vos.
"Dale, bebé, movete". Y eso fue todo lo que necesitaste escuchar. Comenzaste a mover tus caderas sobre las suyas, la punta de su polla tocando ese punto tan placentero dentro tuyo. Soltaste un pequeño grito cuando sentiste como sus caderas subian para embestirte un poco.
Una de sus grandes manos estaba en tu cadera, balanceándose de un lado a otro con tus movimientos, mientras la otra sostenía el porro entre sus dedos, ofreciéndotelo después de darle una pitada y soplar el humo sobre tu cuerpo, envolviéndote en una neblina de humo. Mientras tanto, la luz naranja de las farolas afuera te bañaban en un resplandor celestial, suavizando tu piel. Matías se inclino a darte un tierno beso. Carajo, te veías etérea y el sabia que iba a recordar esta imagen para siempre, deseaba poder tatuarselanoara revivirla cuando quisiera.
La forma en que tu cuerpo se movía sobre él lo tenía mirándote con asombro. Juraba que eras un puto ángel enviado a la Tierra solo para él. Parecías estar bañada en una luz que lo rodeaba a el también. Todavía no podía creer que esto estuviera pasando realmente.
Parte de Matías quería darte vuelta y tenerte abajo suyo. Quería levantarte la pierna sobre su hombro y llegar un poco más profundo, la punta rozando ese punto dulce dentro tuyo... pero ¿por qué habría de hacerlo cuando lo estabas haciendo tan bien vos misma? Y él tenía la vista más perfecta desde abajo; podía ver todo, desde tu coño hasta los hilos de tu previo orgasmo acumulandose en la base de su polla, hasta tus tetas perfectas rebotando tan perfectamente frente a él. Ni hablar de tu hermosa cara. Si pudiera personificar la euforia, estaba seguro de que eras vos, con las cejas fruncidas, los ojos cerrados y la boca abierta, todos tus sentidos concentrados en todo lo que era él.
Matías no pudo evitar hablar. Tal vez era la marihuana hablando a traves de él o tal vez eran simplemente sus pensamientos sobrios, pero carajo, no podía mantener la boca cerrada y te volvía loca.
"¿Qué diría tu vieja si te viera ahora, ¿eh? ¿Su perfecta hija fumando porro y montandome en el auto?" Los ojos de Matías estaban oscuros, y te hacían sentir como si estuvieras haciendo algo que no deberías. Te daba mariposas en el estómago y sentías una ola de deseo ir directo a tu coño.
Matías se volvía tan charlatan cuando estaba drogado, y definitivamente había fumado demasiado, así que no había forma de detener las palabras que salían de su boca. Pero Dios, sonaba tan malditamente: su voz se escuchaba ligeramente ronca y quejumbrosa mientras te elogiaba, diciéndote lo bien que lo estabas haciendo, cómo estabas tomando su polla tan bien y montandolo como una puta diosa. Mientras tanto, la punta de su pene latía y se retorcía y golpeaba tan profundo desde este ángulo. El placer era casi insoportable pero se sentia tan bien que deseabas que el momento no se acabara jamas.
El ritmo era crudo, duro y tan jodidamente bueno. Era todo lo que podrías haberte imaginado y sabias que estabas al borde de correrte encima suyo. Ningún pensamiento coherente pasaba por tu mente y sentias que no podías formar palabras, pero Matías entendió. Podía notarlo por la forma en que tus movimientos se volvieron bruscos y por la forma en la que tus caderas titubeaban con cada embestida y tu respiración se volvía rápida, casi erratica. Por lo que comenzo a mover sus caderas, parando las tuyas connun fuerte agarre, empujando adentro tuyo con tanto vigor que sentiste que podrias desmayarte en ese momento.
"Muy bien, nena. Correte para mí dale, correte encima mio." Sus palabras de elogio, cargadas de deseo y teñidas de dulzura, fueron las que te llevaron al borde. Habías tenido muchos orgasmos en tu vida, pero ninguno habia sido como este, no cuando estabas tan drogada y encima de Matías. Se sintió glorioso, sentiste que tocabas las estrellas con las yemas de tus dedos. El orgasmo comenzó desde tu centro, extendiéndose a cada centímetro de ti de adentro hacia afuera. Te sentías sin peso y era como si estuvieras flotando, lo unico que te traia a tierra eran los suaves besos que el castaño estaba presionando sobre tu hombro y el fuerte agarre en tus caderas.
Matías no estaba muy lejos; de hecho, el pulsar de tus paredes lo hizo derramar todo lo que tenía dentro tuyo sin darle tiempo de sacar su polla. Era la marihuana la que lo hacía así, adormecía sus sentidos y hacía que sus músculos se sintieran pesados. Aunque en realidad no era eso en absoluto. Simplemente estaba demasiado atrapado en el momento como para detenerse sacar y correrse en tu panza. ¿Y por qué lo haría cuando estabas tomando pastillas anticonceptivas y te sentías tan bien? Sería un loco si no se corria dentro.
Guturales gemidos lastimeros pasaron por sus labios con cada carga que salía disparada. Tuvo que agarrarse de tus caderas como si ellas fueran a salvarlo mientras su orgasmo parecía arrastrarlo hasta el cielo.
Cuando Matías regresó a la Tierra de golpe, fue como si estuviera envuelto en una manta cálida y acogedora. Sus ojos finalmente parpadearon abiertos, y juró que se encontró con un ángel.
Realmente creyó que había muerto y había ido al cielo.
iv.
Ya eran las 5:17 am y ambos estaban de nuevo vestidos, la ligera campera que matias habia tirado anteriormente al asiento trasero -en el cual se encontraban recostados ahora.- te cubria los hombros, protegiendote de la fria brisa matutina. El sol ya comenzaba a asomarse lentamente sobre el horizonte, y Matías apenas comenzaba a sentir cómo la sobriedad lo alcanzaba. Percibió el peso reconfortante de tu cabeza sobre su pecho, tus pestañas y tu respiración suave le hacian cosquillas en la piel.
No puede evitar mirar a su alrededor y recordar con cariño. Las huellas de manos adornan las ventanas, y decide dejarlas allí, como un dulce recordatorio de lo ocurrido en las primeras horas del día. Una sonrisa tierna se dibuja en sus labios al rememorar, recuerdos tenues llenando su mente. Esa noche no solo había conseguido el papel de su vida, sino que también había compartido momentos íntimos con la chica de sus sueños. La vida parecía ser hermosa.
Tus respiracion pacífica lo reconforto mentrias sentia cómo sus párpados se volvian pesados. Antes de ceder al sueño observó con ternura hacia abajo, donde te encontrabas acurrucada junto a él, un ligero rayo de sol iluminando tu piel, y no pudo evitar desear que esta no fuera la última vez.
432 notes · View notes
anon-402 · 7 months
Text
Para los pocos hispanos fans del Pissa que andan por aqui, ahi les va un WIP de un fic que ando haciendo:
Dear Dopamine
Tags: No RPF, Fluff, Mutual Pining, Awkward Flirting, Humor, Dialogue Heavy, Dirty Jokes, Letters
La vida de Philza era el tipo de comedia romántica barata que los críticos bombardearían con bajos ratings bajo el pretexto de ‘sobre-esforzarse’ y ser ‘demasiado cínica’. Es el mimos tipo de comedia que sería vendida como un romance pero era todo menos eso, e incluso cuando lo intentaba ser, el protagonista siempre era reacio con sus sentimientos; vacilando entre caminar esta línea firme de rechazo perpetuo y aceptación ambigua, y odiosamente ocasionando en más de un espectador confusión.
Lamentablemente para Philza, esa no era la única paralela existente que se podía inferir entre su vida y los romances de bajo presupuesto, pues había notado que las personas en su vecindad parecían moverse más en números pares estos últimos días. Claro, aun con las miradas calurosas y caricias asquerosamente cursis que otros intercambiaban en público, esto no presentaría un problema sino fuera porque también tenían un deseo descomunal en entrometerse en su vida personal.
Algunos optarían por señalar que la razón detrás de sus intromisiones eran bien intencionadas y se debía al hecho de que irónicamente, aun teniendo un esposo encantador que lo amaba y precedentes de varios otros pretendientes, el hombre no reconocería el amor aunque le golpeara directo en las bolas. Pero por supuesto, al no tener el concepto universal de la afinidad en un pequeño recipiente físico capaz de golpearlo, con Foolish bastaría.
Fue una suerte para él el seguir durmiendo en el templo de Rose mientras Foolish merodeaba por el centro de la ciudad. Después de todo, ¿Qué era mejor que dejarle el destino de tus relaciones interpersonales a un policía?
Si Philza tuviera la conciencia para contestar probablemente diría que cualquier otra cosa. Sin embargo, con la situación actual, fue inconscientemente forzado a otorgarle control sobre la escena del crimen que se estaba produciendo en la cima de la muralla. Los instintos policiacos de Foolish captaron en seguida al hombre encapuchado de negro que se escabulló en el elevador que llevaba a la casa de Philza, y Foolish no dudó en usar su gancho para subir y enfrentarlo.
“¡Alto ahí!” Gritó detrás del hombre que le daba la espalda, arma en mano apuntando su cabeza.
Foolish no le había ordenado levantar las manos, pero el hombre lo hizo de todas formas con un pequeño salto. Después, como si se hubiera percatado de quien provenía la advertencia, su comportamiento cambió en un instante. Sus hombros tensos cayeron en un suspiro junto con sus manos, y el hombre se dio la vuelta despreocupado. “Pendejo, casi me cago del susto.”
“Oh. Roier.” Bajó el arma, vergüenza curiosamente surgiendo dentro de él al haber apuntado a su hijo con ella. “¿Qué haces aquí?”
“Nada, nada. Solo visitaba.” Contestó demasiado rápido. Sospechosamente rápido, diría Foolish. Sus ojos se dirigieron a las ventanas de la casa de madera, “Hace mucho que no veo al Missa y quería ver si estaba en casa.”
“Missa no viene muy seguido.” Dijo Foolish, explicando lo obvio, tal vez solo para llenar la conversación y hacer sentir a Roier menos nervioso. No obstante, cuando regresó su mirada a él, se sorprendió de verlo considerando saltar de la muralla y huir. “¿Tenías algo que hacer aquí o…?”
“No, no, como crees.” Agitó una mano en desconsideración. “Bueno, a lo mejor. Pero no le digas a nadie.” Cualquier pizca de incertidumbre fue borrada de su voz, dando paso a un raro entusiasmo. Foolish asintió a su pregunta, y ambos se acercaron para susurrar a pesar de no necesitarlo. “Voy a ayudar a Missa con Philza.”
Tomado por sorpresa, retrocedió con una risita, “¿Qué?”
“Missa anda chinge y chinge con el Felipe y que no se merece su amor y no sé qué tanta verga– así que lo voy a ayudar a ver si así se calla.”
“Okay,” Digirió sus palabras con lentitud, “¿Pero no Phil y Missa ya eran… algo?” Finalizó estúpidamente, confuso de la posible relación de ambos. Estaba seguro de haber escuchado por ahí que estaban casados los primeros días de conocerse, pero considerando el tiempo que había pasado y la falta de presencia de Missa, bien podría haber sido solo un rumor.
Viendo la cara de Roier, él también parecía estar igual de confundido. “No. Creo. La neta no sé.”
“¿Entonces qué? ¿Tienes planeado irrumpir en su casa y buscar, como, evidencia de ellos siendo pareja?”
“¿Qué? No. Ni que estuviera pendejo.” Como si fuera por arte de magia – y distrayendo a Foolish al preguntarse si las había sacado del culo – produjo una pluma y varias hojas de papel, todas de un color amarillo suave con un estampado floral. “Voy a escribir una carta a Philza en nombre de Missa para empezar un intercambio de letras entre los dos. De esta manera, aun si fueran algo, seguiría ayudando a Missa con su crush.”
Dejando de lado la posibilidad de que los otros dos hombres fueran tan emocionalmente constipados como para estar casados pero no al tanto de sus respectivos sentimientos, Foolish comentó sobre algo que le interesaba más. “Eso no explica porque estás aquí.”
Roier sonrió. Era la clase de sonrisa de alguien que no sabía de lo que estaba hablando. “¿Dónde más las voy a entregar? Esta es la casa de Philza, ¿No?”
“Uhm, ¿En la biblioteca? Tenemos un sistema de correo y todo.”
“¡¿Tenemos una biblioteca?!”
“¡¿Dónde más pondríamos las cartas?! ¿En el buzón donde nadie pudiera encontrarlas?”
“Bueno, me vale madre. Ya estoy aquí.” Resopló tomando asiento al lado del trampolín y recostándose bocabajo al igual que una niña con su diario.
“Podrías simplemente dejarle una nota a Missa con tu idea y que él lo hiciera.”
“Missa nunca va a dar el primer paso. Es demasiado pussy para hacerlo.”
Instinto policiaco o no, cualquiera hubiera notado el tono inusual en su voz. Aun si Foolish no podía captar del todo qué era. ¿Anhelo? ¿Arrepentimiento? Fuera lo que fuese, era mejor no insistir. La pérdida de Cellbit era muy reciente todavía.
“¿Y si te atrapan?” Preguntó después de un minuto, llamando la atención del perpetrador.
“Pos culpamos al pinche Badboyhalo y que le haga como pueda.”
Foolish parpadeó, asimilando lo que acababa de decir su hijo. Honestamente, no era la peor idea que se había concebido en la Isla Quesadilla. Se encogió de hombros y tomó lugar a su lado. “¿Cómo piensas empezar?”
“No sé, con algo que diga que lo extraña o una mamada así. ¿Tú qué piensas?”
“Podría funcionar; algo que diga que tanto lo extraña. O, qué, no importa que tanto tiempo pase, él tendrá, ya sabes,” Foolish soltó una risa entrecortada, de repente cohibido ante el uso de la pareja como un reflejo de su propia relación. Quizás aquello podría servirle como un incentivo para armarse de valor e intentar reconectar con Vegetta a través de cartas. O Quizás debería prestar más atención y notar que Roier seguía escribiendo y diciendo en voz alta “Algo así como ‘Oh, Philza, estás bien pinche guapo vamos a coger–” al mismo tiempo que Foolish terminó con un “Seguirá regresando a su lado– Oh.” 
“¿Qué?”
“Tal vez– Tal vez no deberías de ser tan directo. No creo que Phil aprecie un trato tan directo…”
Rodó los ojos, “Le va a gustar cualquier cosa que venga de Missa.”
Pero pese a su comentario, Roier frotó su pulgar sobre la frase, tratando de borrarla con su sudor. Pensó en usar su saliva para dispersar la tinta, más pareció olvidarlo cuando Foolish volvió a hablar, y dio vuelta a la hoja como si nada hubiera sucedido.
“¿Qué tal si mejor comienzas con un saludo?” Roier asintió y se encaminó para escribir ‘Mi amor’ solo para ser interrumpido otra vez. “Creo que ‘Mi amor’ sigue siendo muy directo para ambos, o sea, si fueran solo amigos creo–” Roier chasqueó su lengua, tachando el escrito  y colocando ‘Pendejo’ como saludo, “No, no me refería a eso–”
“¡Cabrón, decídete! ¡No soy pinche documento de Word para darle control zeta cada que se te ocurra algo nuevo!”
“¡Solo estaba intentado ayudar!” Tratando de bajar su voz, suspiró, “‘Mi amor’ está bien.”
Roier entrecerró sus ojos con sospecha, pero regresó al papel para tachar el saludo una última vez y volver al apodo cariñoso. Jugueteó con la pluma paseándola entre cada valle de sus nudillos, no quitando los ojos de las palabras recién redactadas y esperando la luz verde de Foolish. “¿Y ahora?”
Hizo una pausa, considerándolo. “Supongo que podríamos irnos por algo más poético. Eso nunca fallaba con Vegetta.”
“A Vegetta solo le gusta lo poético porque es un viejo–” El movimiento de la pluma paró. “¿Qué tan viejo es Philza?”
“No lo sé, pero probablemente muy viejo.”
“Muy, muy viejo.”
Para ser dos personas excepcionalmente ruidosas, ambos se sumieron en un silencio.
“¿Entonces poético?” Foolish fue el primero en hablar.
“Nos van a llamar el mismísimo Paulo Coelho después de esto.” Roier contestó con una sonrisa, sumergiéndose dentro del rol de escritor fantasma.
59 notes · View notes
letsgetbigger · 3 months
Text
Mi compañero de piso
Primera parte
El día de la mudanza llegó con el sol brillando intensamente sobre la ciudad. Había decidido buscar un compañero de piso para ayudarme a pagar la hipoteca, ya que mi sueldo en la tienda de ropa no daba para mucho. La idea de compartir mi espacio con alguien nuevo me llenaba de cierta inquietud, pero también de expectativa.
Erik llegó temprano, vestido con un chándal grande y cómodo. Era un morenazo de 25 años, recién independizado y que teletrabajaba como informático. En contraste con mi atuendo habitual de traje y corbata para trabajar, su estilo relajado me llamó la atención de inmediato.
—Hola, Frank —dijo Erik con una sonrisa amplia, extendiendo su mano.
—Hola, Erik. Te ayudo con las cajas —respondí, estrechándole la mano.
Desde el primer encuentro, cuando vino a ver el piso, nos caímos bien. Y mientras Erik desempaquetaba sus cosas y las acomodaba en su nueva habitación, no podía evitar observarlo. Había algo en su presencia que me atraía.
Después de unas horas de trabajo, terminamos de acomodarlo todo. Erik se dejó caer en el sofá, sudando ligeramente por el esfuerzo, y me di cuenta de que su ropa, aunque grande, no lograba ocultar completamente una ligera redondez en ciertas zonas de su figura. Fue entonces cuando entendí por qué había traído consigo tal cantidad de comida. La nevera, que solía estar medio vacía con mis fruta y verdura, ahora estaba repleta de paquetes de comida preparada, quesos, leche entera y varios tipos de salsas. Los armarios se llenaron de pasta, arroz, bolsas de patatas, galletas y otros snacks.
—Vaya, parece que tienes buen apetito —comenté, tratando de sonar casual mientras observaba sus provisiones.
Erik rió.
—Sí, me gusta comer.
No podía negar que todo aquello me sorprendía, pero decidí no darle más vueltas y simplemente acepté que mi nuevo compañero de piso tenía un estilo de vida diferente al mío.
Una noche, semanas más tarde, llegué a casa tras una mala cita. Me sentía decepcionado y frustrado. Para mi sorpresa, encontré a Erik sentado en el sofá con dos cajas vacías de pizza a su lado.
—Hola, Frank. ¿Qué tal la cita? —me preguntó con una sonrisa despreocupada.
—No hubo chispa —dije encogiéndome de hombros.
Erik me observó con interés.
—Igual no era tu tipo —dijo con una mirada comprensiva—. A veces cuesta encontrar a alguien que realmente encaje con nosotros.
Me dejé caer en el sillón frente a él, sintiéndome un poco mejor al escuchar sus palabras. Siempre tenía una manera de hacerme sentir comprendido y menos solo.
—Puede que tengas razón —admití dejando escapar un suspiro.
Mientras hablábamos, noté algo diferente en Erik. El chándal ya no le quedaba tan holgado como cuando se había mudado. De hecho, la sudadera parecía esconder una panza creciente. Era evidente que estaba disfrutando de la comida y su cuerpo lo reflejaba. Se levantó y caminó hacia la cocina. Los pantalones de chándal se ajustaban a su trasero redondo de una manera que no había visto antes. Abrió uno de los armarios y sacó un bote enorme de proteína en polvo, lo cual me sorprendió.
—¿Has ido al gimnasio? —le pregunté, intentando comprender por qué necesitaba un batido de proteínas después de dos pizzas.
Erik rió y negó con la cabeza.
—No, no voy al gimnasio —dijo como si la idea le resultara divertida.
—Ah. Bueno, creo que es hora de irme a la cama.
—Buenas noches, Frank.
Tal vez tenía razón. Tal vez el chico delgado con el que había salido simplemente no era mi tipo. Siempre me había fijado más en hombres corpulentos, en osos.
Una noche calurosa de finales de primavera, me desperté sediento. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para beber un vaso de agua. Al llegar a la puerta, me detuve en seco. La escena ante mis ojos me dejó paralizado. Erik estaba de pie, iluminado únicamente por la luz de la nevera abierta. Llevaba puestos solo unos slips que se le clavaban en la piel, marcando sus curvas y dejando al descubierto la creciente redondez de su cuerpo. Su barriga se derramaba ligeramente sobre la goma elástica y sus muslos se veían más gruesos, pero lo que más llamaba la atención era su trasero. Aquel culazo redondo y prominente llenaba completamente los calzoncillos, haciendo que la tela se tensara al máximo. Erik tenía una caja de donuts sobre la encimera y comía uno tras otro con una voracidad insaciable usando la mano izquierda. La mano derecha estaba metida en sus slips, moviéndose rítmicamente mientras se masturbaba. El placer en su rostro era innegable. No pude evitar quedarme allí, observando en silencio. La visión de Erik dándose placer de esa manera, disfrutando de la comida y de su propio cuerpo, era hipnótica. Sentí mi erección crecer rápidamente.
Me alejé de la puerta con cuidado de no hacer ruido y regresé a mi habitación. La imagen de Erik seguía en mi mente: su cuerpo cada vez más relleno, sus manos ocupadas con los donuts y su polla, la expresión en su cara. Sabía que algo había cambiado dentro de mí y que mi atracción por Erik había crecido de una manera que no podía ignorar.
Segunda parte
Con la llegada del verano, el calor se hizo insoportable en nuestro apartamento. Erik empezó a pasearse por casa solo en calzoncillos y cada vez que lo veía, mi corazón latía con más fuerza. Su físico había cambiado notablemente. Su barriga había crecido más y sobresalía con orgullo. Y su culo se había vuelto todavía más grande y redondo. Los slips apenas podían contener sus nalgas. La integridad de la tela se ponía a prueba con cada movimiento. Erik parecía estar cómodo con su cuerpo. Verlo así, tan natural y despreocupado, me volvía loco.
Una tarde, sentados en el sofá viendo la televisión, no fui capaz de contener mi curiosidad. Lo miré fijamente y le pregunté:
—Erik, ¿estás... engordando a propósito?
Erik permaneció en silencio por un momento y luego una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.
—Sí, Frank, lo estoy haciendo a propósito.
—¿Por qué?
—Siempre me ha excitado la idea de engordar, de sentir mi cuerpo crecer, mi barriga expandiéndose y mi culo volviéndose más grande. Y me encanta ver cómo la ropa me queda cada vez más ajustada.
Mis ojos se abrieron de par en par. No podía creer lo que estaba oyendo y al mismo tiempo me sentía increíblemente excitado. Su confesión solo había intensificado mi deseo.
A la mañana siguiente, al dirigirme a la cocina para hacerme un café, noté que la puerta del baño estaba entreabierta. A través de la rendija de la puerta podía ver a Erik en la ducha. El agua caía sobre su cuerpo desnudo, resaltando cada curva, cada pliegue de su piel. Ver cómo sus manos recorrían su barriga gorda con movimientos deliberados, su pecho y sus enormes nalgas me fascinaba. Me aferré a la puerta. Mi erección crecía dolorosamente. Sin darme cuenta, una mancha húmeda empezó a formarse en mis calzoncillos, signo de mi excitación extrema. Erik me descubrió. No dijo nada, pero su sonrisa y la forma en que sus ojos brillaban lo decían todo. Abrió la cortina de la ducha e hizo un gesto para que me uniera a él. Sin pensarlo dos veces, entré en el cuarto de baño. Me quité los calzoncillos rápidamente, dejando que cayeran al suelo, y me acerqué. Se giró, ofreciéndome su espalda. Mi mirada se fijó en su trasero redondo y firme, un espectáculo que no podía resistir. Comencé a acariciarlo. Erik se estremecía bajo mis caricias. No podía esperar más, mi polla palpitante buscaba su objetivo. Alineé mi cuerpo con el suyo y con un movimiento lento y deliberado, lo penetré. La sensación era increíble. Un gemido escapó de mis labios. Erik se arqueó hacia atrás, apoyando las manos en la pared de la ducha mientras yo comenzaba a moverme dentro de él. Mis manos agarraron sus flancos y aumenté el ritmo. Las embestidas se volvieron más fuertes, más desesperadas, y Erik respondía a cada una de ellas con gemidos de placer. Sentía cómo su respiración se entrecortaba a medida que nos acercábamos al clímax. Finalmente, con un grito ahogado, me corrí dentro de él. Erik se estremeció y gritó también, su propio orgasmo siguiendo al mío. Nos quedamos así, unidos y jadeantes, mientras el agua seguía cayendo, lavando el sudor y la pasión que habíamos compartido.
Esa noche, después de un largo día en el trabajo, no podía dejar de pensar en la experiencia de la mañana. Al llegar a casa, me encontré con Erik en la sala, relajado sobre el sofá. Me acerqué a él y me senté a su lado.
—Erik, hay algo que tengo que decirte —comencé, tratando de mantener mi voz firme—. Me encanta lo gordo que te estás poniendo. Especialmente tu culo. Me vuelve loco. Y quiero verte engordar aún más.
Erik sonrió, su cara redondeada llena de satisfacción.
—Me gusta lo que oigo, Frank.
Me levanté y fui a la cocina, donde saqué una tarrina de dos litros de helado del congelador. Regresé al sofá y la coloqué frente a Erik, que ya había cenado dos platos enormes de pasta. Su mirada se iluminó al ver el helado. Me senté a su lado y empecé a darle de comer. El helado se derretía en su boca. Sus labios se movían con deleite tragando cada cucharada. Mi mano se deslizó por su vientre, sintiendo la plenitud y la calidez de su carne bajo mis dedos.
—Eso es, Erik —le susurré al oído, acercándome para besar su cuello—. Quiero que te lo comas todo. Quiero verte crecer.
Después de lo que parecieron horas, Erik terminó el helado. Se recostó en el sofá, su respiración pesada y su mirada fija en la mía.
—Gracias, Frank —murmuró con gratitud y deseo.
—Esto es solo el comienzo.
Me arrodillé ante él y deslicé mis manos por sus muslos gruesos. Luego mis dedos acariciaron sus pezones y jugué con ellos suavemente, a la vez que besaba su barriga. Erik jadeaba mientras mi boca bajaba por su cuerpo. Mordisqueé su polla a través de los slips, sintiendo su dureza contra mis dientes. Con un movimiento rápido, deslicé la prenda hacia abajo, y liberé su erección. Mi lengua recorrió su longitud, saboreando cada centímetro antes de tomarlo en mi boca. Mis manos seguían explorando, acariciando sus muslos y sus huevos. Erik gemía y se retorcía. Y con un grito de placer, se corrió en mi boca. Sus chorros de semen caliente llenaron mi garganta.
Tercera parte
Habían pasado unos meses y Erik estaba gordísimo. Me desperté una mañana y lo primero que vi fue su culo enorme, redondo y lleno de grasa gelatinosa descansando en la cama junto a mí. Admiré su tamaño. La celulitis de sus muslos y las estrías en sus flancos también me encantaban. Me acerqué a él, aún adormilado, y coloqué mis manos sobre sus nalgas, meneándolas suavemente. La carne se balanceaba. Una imagen que me excitaba como nada en el mundo. Bajé la tela de sus nuevos calzoncillos XXL y mis labios besaron sus nalgas con devoción.
—Has engordado tanto, Erik —murmuré contra su piel—. Y me pone tan cachondo verte así.
Erik gimió en respuesta y mis caricias se volvieron más atrevidas. Apreté y amasé sus nalgas, sintiendo la grasa bajo mis palmas, mientras mi lengua exploraba cada rincón también.
—Me encantas así, tan grande, tan sexy —le susurré.
Erik se retorció de placer.
—Frank, tráeme el desayuno a la cama —pidió, su tono cargado de necesidad—. Quiero empezar el día bien alimentado.
Me levanté rápidamente, mi erección pulsando con anticipación dirigiéndome a la cocina. Preparé una bandeja con todo lo que sabía que a Erik le gustaba: muchas tostadas con mantequilla, una tortilla francesa con queso derretido, dos cruasanes enormes rellenos de chocolate y... un batido de proteínas gigante hecho con leche y nata a partes iguales.
Cuando regresé a la habitación, Erik me esperaba, recostado en la cama con una sonrisa satisfecha en su rostro. Coloqué la bandeja delante de él y observé cómo sus ojos se iluminaban al ver la comida.
—Perfecto —dijo Erik.
Me senté junto a él. Empezó a comer con entusiasmo. La manera en que disfrutaba de cada bocado, la alegría en su rostro mientras se alimentaba, llenaba mi corazón de una satisfacción profunda. Pensé en lo increíble que era ver su cuerpo expandirse, cada vez más lleno de grasa, cada vez más hermoso. Y sabía que Erik también lo disfrutaba, cada bocado, cada caricia, cada mirada de deseo.
Cuando terminó el desayuno, me quedé en la cama observándolo levantarse y caminar hacia el baño. Su cuerpo había cambiado tanto en los últimos meses que era un espectáculo embriagador.
—Eres un cerdo gordo, Erik —le dije deslizando mi mano por mi propio cuerpo—. Mira cómo se mueve toda esa grasa. Joder, estás tan obeso.
Erik se detuvo y se volvió hacia mí, sus ojos brillando de excitación. Sabía que le encantaba cuando le hablaba así. Empecé a pajearme observando cada movimiento de su cuerpo.
—¿Te gusta estar así de gordo, verdad? —continué, mi voz ronca.
Erik gimió suavemente, sus manos acariciando su barriga hinchada, sus dedos recorriendo las estrías que la adornaban.
—Sí, Frank. Dímelo —pidió con deseo—. Dime lo gordo que estoy, lo mucho más que me vas a engordar.
—Eres insaciable —le dije, mis palabras un susurro lleno de lujuria—. Voy a seguir alimentándote. Quiero que seas el gordo más grande que jamás haya visto.
Mis manos se movían con más urgencia, mis ojos fijos en el cuerpo de Erik.
—Estás tan sexy lleno de comida —le dije sintiendo mi propia excitación llegar a su punto máximo—. No hay nada que me guste más que ver cómo te conviertes en un cerdo obeso y satisfecho.
Erik se mordió el labio y vi cómo su propia erección crecía bajo la piel de su barriga.
—Sí, Frank, hazme más gordo —respondió—. No puedo esperar a ver cuántos kilos más voy a engordar para ti.
Con esas últimas palabras me corrí, mi semen disparándose por toda la habitación.
Parte final
Era sábado y decidí que teníamos que ir a comer a un bufet. Erik estaba sentado en el sofá en sus ahora extremadamente pequeños calzoncillos XXL, su enorme barriga descansando sobre sus muslos. Lo observé por un momento antes de decirle:
—Hoy vamos a un bufet y quiero que te pongas algo ajustado. Quiero que todo el mundo vea lo grande que te has puesto.
Erik asintió con una chispa de emoción en sus ojos. Se fue a su cuarto y lo seguí, sabiendo que escogería la ropa más ajustada que tenía. Optó por una camiseta que se pegaba a su barriga, resaltando cada lorza, y unos pantalones que apretaban sus muslos y su enorme culo. Me sentí instantáneamente excitado al verlo así.
Llegamos al bufet, un paraíso de comida grasienta y abundante, y tomamos asiento.
—Quiero que comas sin parar. ¿De acuerdo? No te detengas hasta que te lo diga.
Erik asintió, se levantó y se dirigió a las mesas del bufet. Volvió con algo para mí y con un plato lleno de pizza, patatas fritas y pollo frito para él.
Lo observé comer, disfrutando de cada bocado que tomaba. Cuando terminó, le dije:
—Ve por más.
Erik se levantó y fue a buscar otro plato. Esta vez volvió con hamburguesas, aros de cebolla y más patatas fritas. El placer evidente en su rostro mientras llenaba su cuerpo con más y más comida aceitosa.
—Eres un cerdo obeso —le susurré habiendo acabado—. Come más, quiero ver cómo te pones aún más grande.
Erik obedeció sin cuestionar, levantándose nuevamente para buscar más comida. Lo observé caminar, su culo redondo y enorme balanceándose con cada paso. Regresó con un plato de macarrones con queso y costillas. La barriga ya le asomaba por debajo de la camiseta.
—Más, Erik. No pares —le ordené con el último bocado.
Obedeció de nuevo, levantándose con dificultad, su ropa ajustada marcando cada centímetro de su grasa. Volvió con varios trozos de tarta.
Volvimos a casa horas después. Entramos y Erik se dejó caer pesadamente en el sofá. Me acerqué a él, mi excitación palpable.
—Eres puro sebo, Erik —le susurré comenzando a desvestirlo.
Primero le quité la camiseta, dejando al descubierto su pecho amplio y sus pezones ensanchados. Mis dedos los acariciaron. Erik gimió.
—Mírate, con estas tetas enormes y esa barriga tan redonda. Estás hecho un glotón.
Le quité los pantalones con dificultad. La tela se aferraba a sus muslos gruesos y a su culo que parecía dos balones de playa. Se quedó solo en calzoncillos, los cuales bajé lentamente, revelando su miembro erecto pero medio enterrado en la grasa de su pubis.
—Me encanta lo enorme que te has puesto.
Mis manos recorrieron su cuerpo, manoseando su carne blanda. Acaricié su barriga hinchada, sintiendo su calidez y su suave textura. Luego dirigí una mano hacia su polla y empecé a masturbarlo. Cada movimiento hacía que todo rebotara, especialmente sus pezones, que se balanceaban con cada vaivén.
—Eres tan sexy, tan obeso. Mañana volveremos al bufet —murmuré, aumentando el ritmo de mis movimientos.
Erik gimió más fuerte y llegó al clímax, su semen caliente brotando en mis manos. Se lo di para que se lo tragara. Luego lo besé sintiendo una profunda satisfacción al saber que había ayudado a que se convirtiera en el hombre que tanto deseaba ser.
8 notes · View notes
diamantar · 1 year
Text
RESCATE
→ Aemond Targaryen x Targaryen!OC [Eleany Targaryen]
✦ Sinopsis: Eleany desciende a lo profundo de lo prohibido para salvar a su hermano.
✦ Advertencias: Mención de desnudos y sexo / ¿Hurt? / Confort / Fluff / Relación familiar/platónica.
✦ Palabras: 1563
Tumblr media
El verano llega y las calles en Desembarco del Rey se tiñen de calurosa actividad, el alcohol fluyendo tanto como el sudor en los habitantes interesados en pasar un buen rato. Amigos, parejas y solitarios cruzan la ciudad omitiendo a la joven e inexperta figura que se escabulle entre la multitud. Las pupilas agitadas y piernas temblorosas delatan lo ajena que es a ese ritmo de vida, ruidos y olores abrumándola mientras intenta apegarse al objetivo inicial.
—Permi… —empezó a decir cuando llegó a un bloqueo alrededor de un escenario improvisado, aunque el bullicio impidió que su cohibida voz sonara.
—Muévete, mierda —gruñó un adolescente antes de empujarla.
Eleany cayó y se sorprendió por la fuerza con la que chocó el suelo, asustada mirándolo y notando que le veía desdeñoso antes de agresivamente abrir paso. Rápido acomodó el pañuelo que ocultaba las mechas platinadas y tomó postura, con precaución sorteando la gente y frenando cuando observó a quienes rastreaba entrar a una casa de placer.
El estómago dolió e inmediatamente dudó la continuidad del plan, ya que ignoraba el rango etario permitido, la seguridad existente o si el género femenino era bienvenido. Las incógnitas se mezclaban con la ansiedad y engendraron el pánico, en un segundo empezando a jadear como si hubiera corrido desde la Fortaleza Roja. Se abrazó por el helado escalofrío que la bañó y retrocedió un paso, pero el recuerdo de su hermano la detuvo de huir y cargar con la culpa de haberlo abandonado.
Inspiró profundo y se esforzó en mantener el control como tantas veces su madre le enseñó, a los minutos permitiéndose avanzar y espiar la puerta abierta de par en par. Con alivio apreció que la custodia consistía de un único guardia ubicado en una vieja silla de madera, el cual expresaba absoluto desinterés al permitir que los clientes ingresaran sin siquiera revisarlos.
Aquella actitud envió un rayo de esperanza y, en un golpe de adrenalina y falsa confianza, anduvo hasta el interior.
—¡Alto!
El grito le cerró la garganta y giró pensando que la monotonía fue un acto para engañar a ingenuos como ella, pero el adulto frenó cualquier acción cuando vio el color de sus ojos.
—¿Sucede algo? —preguntó, sinceramente confundiéndose cuando él regresó a la posición original.
—Nada. Continúe.
Asintió sin animarse a indagar la razón del cambió y descendió por los escalones, en el apuro trastabillando un par de veces.
Una vez allí, el ambiente que la recibió fue mucho peor de lo que su inocente mente hubiera llegado a imaginar. Cuerpos semidesnudos vagaban y se enredaban en actos de absoluto pecado, risas, conversaciones y gemidos mezclándose en una sinfonía que la alteraba hasta lo más profundo. Tragó y desvió los ojos sin saber dónde enfocar, ya que cada sector era ocupado por clientes y espectadores que perversamente sonreían si enlazaba miradas.
—¿Estás perdida? —inquirió una de las trabajadoras, al inclinarse logrando que ambos senos colgaran a centímetros del rostro.
Las mejillas infantiles imitaron el fuego y por reflejo negó, pero a su vez separó los labios dispuesta a obtener información.
—A-Aegon —tartamudeó entumecida—. ¿Está aquí, v-verdad?
La señora elevó ambas y dubitativa miró hacia un costado.
—Reside al fondo, trajo un visitante, por lo que hoy no debe ser fastidiado.
—No interrumpiré —prometió, en eso distrayéndose al ver como un adolescente bastante desaliñado se acercaba—. Hasta luego —despidió queriendo evitar cualquier contacto masculino.
—¡Niña…! —llamó con cierta urgencia, pero enseguida fue asaltada por las necesidades del chico.
Sin mirar atrás avanzó y cuidó de no pisar ninguna extremidad, con desagradable tensión omitiendo cuando alguien intentó agarrarla del tobillo. Colocó una mano en el estómago y suspiró pesado, a la fuerza obteniendo clarificación explícita a cada pregunta del tema que sus profesores a propósito evitaban.
—¿Cómo te gustan?
La inconfundible voz de Aegon la sacó del ensimismamiento y rápido volteó en dirección al sonido. Expectante se sumergió en aquel eterno laberinto de pieles y finalmente halló el tesoro que tanto anhelaba: Aemond.
De pie y con la cabeza gacha, el joven oía como el primogénito de la familia llamaba a distintas prostitutas para que eligiera a la que más le gustaba en un supuesto regalo de cumpleaños. Reía mientras bebía y era un claro contraste con el menor, quien se mantenía ausente en una postura que no señalaba alegría alguna.
Eleany inspiró desde un rincón en penumbras e intentó averiguar cómo sacarlo sin que Aegon sospechara, en eso recordando los aretes que escondía bajo el pañuelo. Eran de oro y poseían pequeñas esmeraldas, con seguridad deduciendo que alguien la ayudaría si los ofrecía.
—¡Tú! —llamó la mujer de antes limpiando el bálsamo rojo que se desparramaba fuera de los labios.
Saltó en el lugar y observó espantada ante la posible reprimenda, pero entonces comprendió que la fortuna le acompañaba.
—Hola —saludó ilusionada al encontrar su cómplice.
—No es local para pasear, vamos, te llevaré a… —empezó a decir amagando a tomarla de la mano, pero ella le esquivó.
—Tengo un trabajo para ti, te pagaré —soltó de sopetón y casi sin parpadear.
—¿Disculpa?
Manteniendo el misterio y haciendo un gesto, Eleany la guío atrás de unas cortinas desde donde tenían plena vista de los hermanos.
—Aegon está presionando a aquel chico a escoger a una de tus compañeras y yo solo quiero llevarlo a casa —explicó en volumen bajo—. Necesito que te acerques, hagas que te siga y lo conduzcas al pie de las escaleras principales.
—¿De qué manera? No sabe quien soy, desconfiará —dijo, en el proceso usando un dedo para mover la tela y atestiguar como el mayor pedía otra jarra de vino.
Realizando una pausa, Eleany miró el suelo y formuló un código que lo intrigara lo suficiente para aceptar.
—“Vhagar aguarda, sigue la corriente y te ayudaré a salir” —indicó, la mención del preciado dragón de seguro logrando el cometido—. Asegurate que Aegon no escuche.
La mujer frunció el ceño y lentamente cruzó los brazos, por primera vez luciendo seria e intimidante.
—¿Cómo piensas pagar?
—Oro y esmeralda. Te daré el par cuando lo traigas a mí —prometió, en el proceso enseñando uno de los pendientes.
—¿Es real? —cuestionó asombrada.
—Absolutamente —validó, los dedos cerrándose y ocultando la joyería—. ¿Aceptas?
Conectaron miradas y el resto del labial rojo se estiró en una gatuna sonrisa, provocando que Eleany imitara la mueca y entregara el aro.
—En unos minutos estaré en la entrada —anunció antes de guardar el elemento y salir hacia los Targaryen.
Desde el escondite la niña observó como se acercaba y adelantaba a las trabajadoras alineadas, en un andar sensual saludándolos e inclinándose al hombro del menor. Aegon rió y comentó algo que no llegó a identificar, pero no analizó más al enseguida regresar sobre sus pasos.
Se sentó en un escalón y, aunque tensa, en silencio admitió que estaba aliviada. Acarició sus piernas en un gesto inconsciente para calmarse y miró las interacciones alrededor, la vergüenza dejando paso a la intriga y animándola a aprender. La manera en que el sexo se expresaba difería en cada pareja o grupo, en algunos notándose que las mujeres no disfrutaban y fingían por dinero.
Diferenciar lo falso de lo real no era complicado, pero lo ficticio incluso servía de ejemplo del tema que su madre y las septas de la Fortaleza Roja preferían guardar bajo llave.
—¡Señorita!
Inmediatamente desvió la atención y vio a la femenina acercarse con Aemond, el cual dejó de fruncir el ceño y abrió su único ojo de par en par.
—¿Todo bien? —preguntó mientras se ponía de pie y sacudía el polvo.
—Perfecto, ningún inconveniente —confirmó feliz.
—Me alegro —sonrió en paz—. Escóndete y has como que están juntos, si más tarde Aegon pregunta... dile que terminaron y él se fue —ordenó gentil en el proceso de darle el pago restante.
—Entendido —respondió, sus ojos brillando ante el accesorio.
—No olvides cobrar tu turno —añadió, de reojo notando que el chico daba un paso hacia ella.
Alegre, la mujer aceptó cada detalle y en breves despedidas fue a ocultarse a seguir con el plan.
—¿Qué haces aquí? —enfrentó Aemond poniéndose delante, nuevamente arrugando el entrecejo.
—Salvándote.
—¿Cómo supiste?
Eleany encogió los hombros y apretó los labios desviando la mirada.
—Los espié…
—Por supuesto —negó decepcionado.
—Sé que no te gusta, pero no pensé seguirlos hasta que hoy te oí decirle a Aegon que no querías venir —explicó con ligera angustia y pena—. Te veías tan abatido… No podía dejarte.
Aemond quedó pálido y tragó con dificultad, cualquier indignación esfumándose.
—Odias las multitudes y eres miedosa por naturaleza, ¿aún así…?
—Temblé todo el camino y sentí que vomitaría el corazón, pero seguí adelante por ti —confesó entre un leve sonrojo.
El pecho del Targaryen se encogió y, por alguna razón, tuvo ganas de llorar.
—Gracias.
—Siempre podrás contar conmigo —anunció, acto seguido extendiendo un brazo y ofreciendo la mano—. Vamos a casa.
Aemond apreció la luz y el cariño que transmitía comprendiendo que ella lo protegería incluso si debía pelear con sus propias limitaciones. Aquel momento, dentro de la casa de placer, no era más que una prueba a la promesa de cuidarlo, y así su alma fue completamente cautivada.
Con un leve temblor en el labio, entrelazó los dedos y la sostuvo con fuerza jurando que él también haría lo mejor para salvarla de todo mal.
32 notes · View notes
esemaicol · 5 months
Text
Dark side of the moon
Nos movimos a Chiapas en Marzo y yo con la sensación de ser un turista en mi ciudad, llegamos a la casa de la abuelita de Elisa en el centro, mientras la bandita se juntó para darle la bienvenida a Eli luego de 14 años sin regresar al terruño y nos fuimos por los mezcales al chapulines, Pancho, Ulises, Fabián y Tatyana son amigos de ella desde la secundaria y estuvieron muy presentes en su vida hasta que se fue a vivir a Puerto Rico, el reencuentro estuvo lleno de amor y conexión, "la amistad es recordar y recordar lo que fuiste alguna vez, escuche en una canción hace poco", la neta fue hermoso agarramos unas pedas deliciosas en casa de Pancho y Tattoo, gracias gracias gracias por apapacharnos así.
Pancho Aventuras grité ya con unos mezcales encima; así debe de llamarse la empresa de aventura de Uli y Pancho, vi el logo en mi mente y me tomé el tiempo de diseñarlo cosa que les valió merga, pero de todos modos nos llevaron a una experiencia chamánica en el cerro del Mactumatzá que les voy a relatar. Ya en el 2020 me habían llevado al cerro a practicar los pases mágicos de Carlos Castaneda pero nunca en micro dosis de hikuri, si con los pases mágicos sientes que dejas de escuchar por algunos momentos y se te nubla la vista, con la ayuda de la medicina puedes sentir como corre la energía por todo tu cuerpo, Ulises es un gran maestro de los pases se toma las cosas muy en serio y tiene un chingo de retentiva para aprenderlos y paciencia para explicarlos.
La escena no puede ser más hermosa, 4 amigos formando una rueda en lo más alto del cerro en posición de potro de Taekwondo haciendo unos movimientos tipo kung fu y respiraciones profundas hasta llegar a un clímax, donde ofreces todo al universo y "EL" te lo regresa, en ese momento cuando sueltas el último suspiro todo se conecta o desconecta y entras en otra frecuencia, por unos pocos segundos pierdes la realidad y pronto vuelves a aspirar regresas, si no te caíste estás del otro lado, terminamos los pases mientras el sol se ocultaba y el viento empezaba a calar y Ulises y Pancho debatían acerca de si nos iban a dar o no "rapé", al final les dijimos que si queríamos probarlo y Ulises sacó una pipa de madera con dos puntas, nos explicaron que iba a doler la cabeza un poquito y que no nos espantáramos, el rapé es tabaco finamente molido y vía esta pipa alguien le sopla de un lado introduciendo hasta tus sienes el contenido, arde y arde un chingo, hasta los ojos te lloran, la neta hubiéramos dicho mejor que no a esa madre pero había que probarla, al bajar todavía sentíamos los efectos de la mescalina que tomamos y se fue diluyendo solo después de cenar algo. Gracias Ulises y Pancho fue una experiencia memorable.
Niños dándose sus pipazos de rapé
Nos habíamos llevado un gran gran chasco en San José del Pacífico al tratar de comprar unos hongos en miel y ya que estábamos cerca decidimos ir a Palenque a buscar, Pancho que había vivido con David en la selva nos dijo que tenía el necte perfecto, por ahí del 15 de marzo nos movimos para allá y apenas llegando contacté al mágico amigo, nos ofreció unos hongos recién cortados que me parecieron poquitos ( no sabía lo que me esperaba ) y los tomamos en el hostal una calurosa mañana.
El camino de palenque pueblo a las ruinas es una carretera de voy y vengo rodeada de mucha vegetación, se siente la humedad en el ambiente y una vibra diferente mientras más te vas adentrando, yo creo que llevábamos unos 20 minutos que nos habíamos comido "medio viaje" entre los dos, cuando empecé a sentir algo raro, como un coqueteo, algo suave en el estómago que te avisa que ya viene, mientras llegamos a la puerta de las ruinas y los guardias nos dijeron que todavía no podíamos entrar, que esperaramos 1 hra en el auto, decidimos bajarnos a caminar un poco pero ese suave coqueteo se empezó a sentir como una turbulencia modo avión, apenas pude volver al auto y decidimos regresar a un lugar donde no hubiera tanta gente, creo que avanzamos unos 500 metros cuando sentí que el camino se bifurcaba en espirales y ahí dije ora vergaaaaaaa, me estacioné en la lateral y puse mis intermitentes, el plan que teníamos de pasar el día en las ruinas observando la arquitectura y la naturaleza se estaba empezando a convertir en una hazaña de supervivencia, "Elisa debemos de cruzar hacía ese lugar" le dije en voz muy muy bajita y ella me dijo "no creo poder llegar ahí", justo me había estacionado frente a un hotelito boutique de los que nunca había visto, entramos a preguntar y el lugar estaba vacío… un verdadero oasis salvador, una alberca con vista hacia la selva nos esperaba y firmé el check in y vi como unas cuantas pecas se quedaron en el papel que acababa de firmar, nos fuimos a escabullir al cuarto y sentí que ya estaba seguro, pero esa sensación de seguridad se desvaneció en un instante, "Marco te estás convirtiendo en una serpiente" me dijo amorosamente Elisa, mi piel y mis ojos estaban cambiando de forma y mi lengua la empecé a sentir partirse en dos partes crash crash crash y me ahí el miedo empezó a aparecer.
Los viajes de hongos son como oleadas, van y vienen con diferente intensidad, el miedo que sentí de pronto se fue aplacando cuando empecé a recitar un mantra, "todo está bien, todo es amor, todo es perfecto como es" el positivismo mágico que me ha acompañado durante este viaje y que no permite que me ponga nervioso o triste por situaciones que no puedo controlar, funcionó, pero a los pocos minutos llegaba una nueva ola que derrumbaba todo lo construido, me metí a la alberca y floté sobre el espejo de aguas en posición fetal mientras observaba como Elisa se veía de los más placida disfrutando de su viaje y yo por dentro empezando a ver fractales bastantes obscuros, "todo está bien, todo es amor, todo es perfecto como es" de nuevo y algo de paz, pero ya no lo pude controlar, lo único que pude hacer fue rendirme ante la fuerza del todo, y ahí pude observar detenidamente mi lado más obscuro, calaveras, murciélagos, serpientes, huesos rotos, gárgolas, todo estaba relacionado, fractales con alto grado de complejidad y ya en ese estado todo me pareció conectado, el bien y el mal, sin el temor de estar ahí y sintiendo que a veces las cosas no están bien, que no todo es perfecto y que no todo es amor que simplemente ES.
Recordé los pases mágicos y fuera de la alberca los empecé a practicar, mi cuerpo empezó a tener más participación en el viaje y sentía mi sangre correr, regresé de ese lugar al que nunca había querido ir, y le dije a Elisa que había visto algo, que toda esa palabrería de somos uno era real, lo bueno y lo malo estaba unido, fuimos al panchán por unas chelas y a comer algo, después de 10 hras de viaje nos dormimos en un tranquilo sueño.
En los siguientes días me sentí bastante ligero y en el hotel de David pudimos hacer un temazcal privado para su familia y nosotros dos, cantamos y agradecimos en grupo y sacamos lo que teníamos que sacar, los últimos días nos quedamos en el mayabell donde me topé con el rojo, cantante y nómada desde hace un chingoooo de años aproveche para echarme la foto y le dije a Elisa mira el rojo es una leyenda y el infló su pecho y sonrió de oreja a oreja.
Palenque tiene magia y Elisa y yo la disfrutamos al máximo, fueron días que extraño por que sentí que estaba de vacaciones más allá que de paso y trabajando, nadamos, bebimos, tripeamos y hablamos profundamente, gracias por acompañarme en el viaje y espero haya sido igual de grato para ti.
GRACIAS GRACIAS GRACIAS
<3
3 notes · View notes
themrj8 · 1 year
Text
Hola gente, hace un buen tiempo que no publico nada por aquí. Hay algunas razones pero la razón principal es que "No tenía nada bueno para publicar". ¿Qué puedo decir? Las cosas que hice estos meses no pensé que tendrían suficiente impacto para publicarlas por aquí. Además un factor que influyó fue que empecé un nuevo ciclo de mi universidad y eso suele robarse toda mi atención.
La verdad me gustaría poder dibujar y escribir tan libremente como antes, pero hay veces que uno debe dejar de crear para ocuparse de cosas importantes. Lo bueno es que en esa realidad aun puede mantenerse momentos de diversión o creatividad y esta es una de esas ocasiones.
Así que de las pocas cosas que hice fue lo que están viendo aquí, un Fanfic.
La inspiración nació gracias a que algunos amigos de Discord decidieron empezar a crear historias de Spidersonas y todo por la película de Spider-Man: Across the Spider-Verse. Una maravillosa película que es muy recomendada.
De ella nacieron muchos diseños de Spidersonas e historias bastante interesantes, así que dije ¿Por qué no crear una también? y unos meses después henos aquí.
La verdad es un proyecto que quiero terminar sin importar el tiempo que tarde, así que si tienen curiosidad echen un vistazo. Aparte de escribir también tengo dibujos e ideas, tal vez comparta algunas por aquí.
¿Qué puedo ofrecer? Pues mi objetivo es hacer una historia agradable y sencilla de leer que poco a poco se ponga intensa pero sin ir muy lejos hasta llegar al final. O sea, que es una historia donde el camino sea disfrutable.
Además, no se preocupen si no saben de comics o de Spiderman, esta historia está hecha para tener referencias pero sin ellas pueden entender. Ya que, aunque sea una spidersona, es más una historia de una OC que otra cosa. Así que si les da algo de curiosidad me encantaría que le echaran un vistazo.
PD: A pesar de mis ánimos sigo siendo un novato ¿Les gustaría leer los fics de mis amigos que inspiraron todo esto y que tienen calidad? Pues echen un vistazo a esta lista:
Todas las historias sin excepción las recomiendo, ya que ciertamente sus creadores han hecho un muy buen trabajo con sus personajes.
3 notes · View notes
girosnegros · 10 months
Text
Penyair: Rap Con Espíritu
México, CDMX. Penyair desde niño despertó un interés por la música a partir de los mariachis y las canciones de la radio. Poco después conocería el rap al que le tomó gusto por su espontaneidad lírica y de las rancheras de Vicente Fernández pasó al hardcore de La Etnnia y Nano Nandez.
Se abrió pasó por el freestyle ganando y defendiendo su título de campeón local, después estudió producción musical para y sacó un par de epés que solía vender por celular.
Cuando estuvo a punto de rendirse de la música, 'Nada', una canción inedita hasta ese momento, se volvió viral en Youtube. En 2020 la incluye en su octavo material, «La Ley del todo» con el que toma un rumbo más consciente y espiritual.
El mes pasado salió 'Tu tienes el son', su más reciente sencillo junto a Charles Anns de su más reciente placa, "El despertar del alba", una propuesta más grande y variada en la que también participan Alka Produce, Beat Chipi, Yoky Barrios, Santa RM, y Zxmyr. Hace unas semanas Penyair estuvo en México donde dio un par de shows primero en Querétaro con El Nido y Error 999, luego en la CDMX como invitado de Achepe para su vigésimo segundo aniversario Aprovechamos su estancia para hablar un poco sobre el rap del espíritu, el equilibrio en la música, el rap de Colombia específicamente de Bogotá y Medellín, y qué canción le tomó tiempo escribir.
GN: Tu historia es inspiradora. Pasaste por una serie de altas y bajas. Toda la travesía que implicó tu canción "Nada" para después de tanto luchar en el momento menos inesperado tu música llegará a más público. Todo esto conllevó esfuerzos y sacrificios. De vivir livianamente de la música a formar una carrera más formal con las responsabilidades que eso implica, a este punto de tu carrera ¿Qué es para Penyair vivir para la música y vivir de la música?
Penyair: Lo que genera la música es muy importante, sin embargo, el dinero no lo puede llegar a ser todo, he tenido propuestas muy grandes de las cuales no me ha movido el corazón, vivir de la música en este momento es el equilibrio entre el amor de la gente y vivir de lo monetario. Como cualquier otro trabajo tienes que tener mesura.
Vivir de la música es tener un ingreso sentimental y económico.
GN: Me llama particularmente la atención que cuando se menciona al rap colombiano, las miradas se dirigen a Medellín. Entiendo la relevancia que tiene a nivel histórico y cultural, dentro y fuera de la música o del propio género, pero Bogotá, la capital ¿Dónde queda? Para José David, como fan y para Penya como artista, ¿Qué define al rap bogotano?
Penyair: Cuándo llego el rap a Colombia primero llegó a Bogotá y también a Medellín. Lo que pasa es que en Medellín hablan mejor y tienen más flow, es más escuchable, es más calurosa la ciudad, es como un paraíso y eso lo reflejan sus artistas. Qué pasa con el rap de Bogotá, bueno, lo que pasa es que es el underground verdadero, ¿sabes? Más hardcore. El rap de Medellín es más relax, más parchadito, entonces a nivel global lo escuchan más.
— ¿Algo así como la west coast y la east coast?
Penyair: Exacto, tú lo acabas de decir.
GN: ¿Qué es el rap del espíritu, cómo podrías definir el rap del espíritu?
Penyair: El rap del espíritu es mi logo, voy a sacar un álbum así, "Rap del espíritu", y es encontrar las palabras que te ericen la piel, cuando estás escuchando una canción y te emociona es porque te está tocando el alma. Siempre intento hacer canciones que alcancen al espíritu, no siempre lo logro, pero trato de mantenerlo.
—¿Es algo traído de «La Ley del todo»?
Penyair: ¡Ah, sí! Tú y yo tenemos eso en común, o sea un espíritu. Y la Ley de Todo es Dios, tiene relación es tema muy ¿teológico? Siempre va enfocado hacía eso, fue algo que cuando saqué esta canción de "Nada" fueron conceptos que consolideé y llegaron como cimientos en mi forma de pensar.
GN: Has recorrido parte de LATAM, no es la primera vez que has estado en México ¿Cuántas veces has estado aquí?
Penyair: Esta es la como la quinta vez.
—¿Y que más te gustó?
Penyair: ¡Los Chilaquiles! (risas) Me gustan más que los tacos ¡Qué pena! Los comería todo el tiempo.
— ¿Y cómo te han recibido?
Penyair: Me gusta mucho el amor el amor que le da la gente al artista, son muy entregados con el artista. Me han dado mucho amor, la gente no paraba de abrazarme, siento que ese es el rap del espíritu.
GN: Por cierto, en «El despertar del alba», tu última publicación, me llama la atención tu colaboración con Charles Anns. ¿Hubo alguna conexión espiritual con él?
Penyair: Con Charles hay una buena amistad. Siento que hemos conectado, pero después de grabar la canción, no he estado mucho tiempo con él aunque cuando nos vemos es como fraternal. Me propusó a hacer un EP en Sonora, entonces creo que el otro año iremos para allá.
GN: Pregunta complicada, pero ¿Cuál es la mejor frase que hasta el momento hayas escrito?
Penyair: (Piensa unos momentos) Mmm... Es que tengo varias, pero yo creo que hay un tema que tiene las mejores frases de Penyair, se llama 'El día que el mundo cambie', tiene frases, como «Ahora enseñarle a un niño no es meterle información, sino que es ver para que es bueno para que crezca con un don», ¿si me entiendes? «Recuerdo perfectamente el día que cambió el mundo, enormes sacrificios para un rumbo más rotundo, veía como empresarios incluso a los vagabundos, ya nadie sería ni el tercero, ni el segundo». Me tomé como nueve meses escribiendo esa canción, está llena de frases.
*Entrevista co-escrita por @nothinbutacurlythang
4 notes · View notes
turiscopio · 1 year
Text
La paloma que regresa
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Los últimos tres meses me la he pasado trabajando lejos, bajo un contexto muy diferente al que estaba acostumbrada, atrapada en la cocina, eso sí, con la oportunidad de salir a un entorno entre lagos y bosques.
Las personas que conocí (a quienes guardo en el corazón) me llevaron por “mini viajes” a los diferentes destinos que les hacía ilusión compartirlos, me contaron cómo cambio el lugar que les ha visto crecer, me mostraron aquellas actividades que disfrutan hacer en su día a día, esas que las sacan de la rutina, pero que al mismo tiempo son tan accesibles para ellos, como darse un chapuzón matutino en el lago para despertar e iniciar su día o para concluirlo después de una larga y calurosa jornada, salir a pescar, tomarse un par de minutos por la tarde para presenciar el atardecer, sentarse frente a una fogata o simplemente detenerse a mirar un cielo repleto de estrellas al anochecer. 
Para ellos era algo del diario, sin embargo yo lo veía con una chispa extra de emoción, me hicieron sentir que pertenecía a pesar de que me sabía una turista. 
Fue ahí donde mi corazón y mente extrañaron un poquito más a San Juan y todas esas pequeñas cosas que lo hacen especial, que suman a la experiencia de vivir en la “tierra de palomas”.
El tiempo corría y un par de semanas antes de regresar a casa caí en cuenta de lo emocionada que estaba, pensaba en las cosas que podría realizar para conocer un poco más del lugar en el que he crecido y ser capaz de compartir aquellas cosas que considero interesantes de la ciudad, con mis amigos y todo aquel que en su momento sea nuevo en San Juan, pues hemos de comentar que también es conocida como “lugar de paso”, ha crecido gracias a las familias de distintos lugares de la República que aquí encuentran un hogar. 
Es momento de emprender el viaje y convertirnos en un turista local para ver a San Juan del Río, “San Juancho”, como alguna vez escuché que lo bautizaran mis amigos, con los ojos de un turista, aquellos que ven la belleza y la aventura por encima de la rutina y su cotidianeidad.
Porque después de viajar cambia nuestro mirar.
Tumblr media Tumblr media
Fotografías de autoría propia. Ferjimgalic (2023)
Colección "Summer 2023"
4 notes · View notes
Text
La Única Visita
Si alguien está a punto de cometer una estupidez, uno diría que la culpa y la ansiedad son lo primero en inundar al corazón. Pero, que, aun así, la decisión vale más que el miedo. Puedo afirmar que tal suposición es de lo más estúpido. No, cuando uno está por hacer algo alocado, no hay persona más segura y valiente en el mundo. Es una certeza casi fuera de la realidad. Ningún rastro de dudas, ni razón siquiera. Así estaba yo la primera, y única, vez que lo fui a visitar.
Nunca había hecho algo así.  Era una experiencia tan ajena que me parecía familiar. Eran cosas sencillas, cosas que siempre había hecho: que ir a un sitio público, que pedir un taxi, que subirse en el auto y luego bajarse, que alguien me fuera a recibir y que regresara al punto de partida. Pero creo que sobra decir que la situación había sido única en mi vida, al menos hasta la fecha.
Era una zona tan callada. Uno sabía que había gente por ahí, pero no se veía. Tal vez porque era un jueves en la tarde, una tarde calurosa, que las calles tenían pocos peatones y ninguno de ellos decía una palabra. Sus pasos parecían ser sobre nubes y sus ánimos entre niebla. Tan fantasmal, pero llena de vida.
Me había contado él, que las palabras viajaban más rápido que la luz en ese barrio. Que debíamos ser cuidadosos, me había dicho. Pero a mí no me importaba.
Bajándome frente al edificio, sonreí ante la ironía. Era una construcción de los años ochenta. Nada especial, realmente. Tenía 5, tal vez 6 pisos, una fachada sencilla con las ventanas de paletas y columnas marrones. Se veían los balconcitos rejados con macetas de suculentas y uno que otro trapo tendido. En el tercer piso, recuerdo, había una señora alimentando a un desesperado periquito azul dentro de una plateada jaula cubierta con un mantel de girasoles.
Pero tenía algo. Ese condenado edificio tenía algo que no me dejaba caminar más allá de él. No, tenía que quedarme de idiota estudiándolo, parada frente a él, aunque fuera por unos segundos. Estaba fascinada, nunca había sentido tanta familiaridad ante un lugar tan desconocido. Había algo confortante en sus cálidos colores y en la pintura caída de sus paredes. Era un sentimiento acogedor el que emanaba de su fachada, tal vez era lo colorido de los manteles, lazos y decoraciones de los balcones. Tales que te reciben con caramelos, té de hierbas y gelatina de naranja, como en la casa de cualquier abuela en este lado del mundo.
Tal vez, era lo inmortal del edificio lo que me fascinaba. O que estaba rodeado de edificios más deslumbrantes. De aquellos que uno se encuentra en la ciudad: de más de 30 pisos, todos blancos y con amplios ventanales. De esos que se mantienen más bien vacíos. Siempre tuve la impresión de que eran de plástico. Más bien, de papel, destinados a ser demolidos para convertirse en una plaza comercial que también quedaría vacía. Los detestaba.
Creo que sí, que eso era lo más impresionante. Tan acostumbrada a los edificios desechables, que este particular que se mantenía en pie y en movimiento por varias décadas ya, era lo que más me asombraba. Era bellísimo y colorido. Tal vez no muy imponente, pero allí su encanto.
Cualquiera que escriba sabe lo complicado que es ser breve y lo anhelado que es el don. Cualquier escritor sabe la belleza que hay en la simplicidad.
Era un espacio sencillo, pero tan amado.
2 notes · View notes
wendydzh · 1 year
Text
Ya es de noche y despues de dias dificiles, ocupados, cansados, calurosos y largos pienso en ti. Y durante todo el día pensé en ti, mientras caminaba para ir por la despensa, compraba un café, entregaba las llaves del lugar que me dio cobijo durante los primeros meses que pasé en la ciudad. Y me preguntaba, será que con el fin de ese ciclo también es el fin de nosotros?. Y entonces siento una presión en la cara, agua en mis ojos y dolor en pecho. No te quiero dejar ir.
Aunque esto no sea nada, aunque solo sean migajas de tu cariño, no quiero que se vaya. Por que es al menos en esas noches dónde te puedo abrazar mientras duermes, puedo ver tu pecho subir y bajar, señal de que estas vivo, que te puedo demostrar cuanto te quiero.
No tienes idea lo díficil que es alejarme de tu aroma, de tu mirada. Lo mucho que mi cuerpo pelea con mi mente para no abrazarte cuendo obviamente no te sientes bien. Mientras tu sigues con tu vida, mientras tu trabajas, mientras te diviertes y olvidas despedirte de mi, olvidas que estoy ahí. ¿Cómo puedo querer tanto a alguien, que me considera tan poco? ¿Cómo puedo querer tanto a alguien que solo se acuerda de mi en las noches calurosas? y que me permite dormir con el solo por que es más conveniente.
Y no es reproche, a veces esas noches son todo lo que tengo, es el poco cariño que recibo. Y lo agradezco. 
Es solo que eres cruel y no te importa. Y quiero gritarte “Existo!! Siento!! Para!! Por favor!!”.
Solo quería saber como estabas, que te desahogaras si lo necesitabas. Perdón por no hacer la preguntas correctas o inteligentes. Perdón por ser una carga en lugar de una ayuda, Solo quería saber como estabas. 
Estaba preocupada.
3 notes · View notes
jovenfigaro · 2 years
Text
Las asombrosas aventuras de Centello Soto:
Hay gente a la que en esta vida todo le sale mal: son feos, estudiaron carreras mierdosas y poco valoradas laboralmente, les va mal en el amor, son pobres, etc.
Esto que acabo de describir, amigos, no es ninguna novedad. No he descubierto la pólvora ni les he contado algo de lo que no tenían conocimiento. Con mucha seguridad, todos quienes leyeron la descripcion anterior, lograron ver en sus cabezas la imagen de algún amigo o conocido que calzara certeramente con el respectivo perfil. Pues bien, yo conozco a uno que a lo largo de las diversas etapas por las que ha metamorfoseado en su vida, ha calzado con una precisión asombrosa con cada uno de los arquetipos de personalidad aweonada que he detallado anteriormente. Su nombre: Centello. El apellido: Soto.
“Estará weando este weon”, dirán ustedes… “no”, diré yo. Puede costar creerlo al principio, sin embargo al conocerlo uno de inmediato nota que está ante una verdadera joya: un pelotudo de proporciones titánicas que ha sido protagonista de las historias más patéticas que puedan imaginar debido a su particularmente perdedora personalidad. Lo mejor de todo, es que no para. Y con mucha seguridad hará que les pueda brindar todo tipo de historias, anécdotas y acontecimientos en los que él sea el triste y poco agraciado protagonista.
La primera vez que ví a Centello en mi vida, era una cálida tarde de Enero. Nos juntamos entonces 5 amigos que nos encontrábamos en la ciudad dicho verano. Algunos trabajando, otros realizando práctica profesional, y otros simplemente sin dinero para irse de vacaciones a algún otro lado. Fue así como confluímos los de siempre en un conocido bar de Avenida Manuel Montt para un público objetivo eminentemente universitario.
Sin emabargo en dicha jornada estaba convocado un comensal extra. Cristóbal no había llegado solo. Al llegar nos presenta a “un compañero de pega”. Cristóbal se encontraba haciendo su práctica en una maestranza, no como goma ni mucho menos, sino que trabajando directamente con el dueño en un tema financiero para arreglar la cagá que tenía con sus declaraciones de impuestos mula. Este compañerito no estaba al nivel ni intelectual ni pseudo profesional de Matías, ni tampoco era un viejo de los experimentados en el lugar de trabajo, sino que era el más goma entre los gomas de los viejos que trabajaban en la maestranza. Un weon relativamente inútil, relativamente ignorante, más bien poco hábil en todo sentido, y que se cachaba a lo lejos que significaba bastante poco aporte en su fuente laboral. Además no era taquillero, no tiraba buenas tallas, no tenía buenas historias.. pero en algo sí era un campeón: en repeler minas.
“Le decimos ‘Yeyo’, pueden decirle así”, nos dijo Cristóbal al presentarlo.
PERO EN VERDAD ME LLAMO CENTELLO SOTO
bramó altisonante el otro animal, para despejar toda duda acerca de su nombre. De una cachamos que no se podía esperar mucho de quien no tardaba en dejarse en evidencia de tamaña forma.
Luego de mordernos la lengua (cada uno, no entre nosotros), procedimos a ordenar unas pilsener heladitas para paliar la angustiante sed que se apoderaba de nuestras gargantas en aquella calurosa y seca tarde veraniega. Sorpresa nos causó notar que a la mitad del primer schopito, Centello ya estaba completamente arriba de la pelota. Al finalizarse su ración personal, comenzó a dar jugo: le silbaba a las minas del local, comenzó a tirarse portentosos flatos, y cada tanto bromeaba realizando amagues de que estaba a punto de cagarse en la silla, esforzándose para que los demás presentes en el establecimiento lo notaran. Claramente cachamos que era el cacho del que había que deshacerse pronto.
Si el espectáculo hasta ese momento era desagradable, peor fue cuando llegó la única mujer presente a la mesa: mucho antes de cachar la calaña de personaje con la que habríamos de compartir, habíamos invitado a la Lore, que también estaba acá de vacaciones. Cabe mencionar que dicha damisela es la típica amiga con tula que uno tiene: fea, wena pa decir groserías, y amante de la cerveza. La amiga ideal. La Lore es una mina muy querida por todos sus amigos, sin embargo nunca nadie ha osado siquiera a tocarle un pelo. Era como uno más de los machos. Sin embargo dicho equilibrio se quebró totalmente cuando llegó al local en que nos encontrábamos departiendo: Centello quedó embobado con la mina, como si hubiera visto a Maria Sharapova o alguna por el estilo. De inmediato corrió a acomodarle la silla (no sin tropezarse antes con una mesa vecina, botando al piso 2 botellas de pilsen), generando un gesto de ‘?’ entre todos los presentes, incluida la Lore, que no pasó piola, a lo que inquirió
GUE TANTA GUEA MIERDA, HAY GUE SE  GA’ALLERO CON LAS PRECIOSURAS
Un desatino por donde se le mire. Para ese entonces ya teníamos claro que el carrete debíamos continuarlo en otro lugar, proceso en el cual nos desharíamos sin duda de este pastelazo. No lo habíamos acordado de palabra, pero sí se notaba en las miradas. Salvo en la de Cristóbal, quien lucía un semblante entre culpabe y arrepentido, por haber traído a este animal a con nosotros.
Luego de finalizar la ronda, decidimos ir a otro lado. La Lore sugirió su hogar, ya que estaba sin los viejos, y podríamos invitar a más gente y armar un brillo. Accedimos sin dudar, pero al momento de organizar la logística, un ebrio Centello (que ya lucía vistosas medallas de alcohol en su vestimenta, además de tener una zapatilla con caca fresca -presumiblemente suya- en la suela) le comunica a Cristóbal que debe acompañarlo a su auto para que le pase la mochila que dejó ahí, por lo que los planes de deshacernos de él se complicaban un poco.
Al llegar al mecionado vehículo de nuestro amigo, Centello no hizo más que tomar su prenda, y subirse al automóvil car’e raja, sin haber recibido en ningún momento la invitación para dirigirnos al inmueble de la Lore. “Filo, ahí en el camino lo tiro en alguna parte y listo”, esgrimió Cristóbal cuando elucubrábamos algún tipo de plan para poder sacarnos de encima a ese culiao.
Con tal, nos distribuimos en los restantes automóviles que había disponibles en la ocasión, y nos dirigimos donde la Lore, donde nos esperaban algunas amigas de ella, rogando por no tener que compartir otro encuentro con aquel caballero llamado Centello Soto…
10 notes · View notes
cuartoretorno · 2 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Frank Zappa, el último intelectual del rock?
Por Jon C. Alonso.
12 de Julio 2013 
Tendría 14 años y mi mundo se enredaba entre el punk-rock, el psychobilly y la New Wave. No tenía ni idea de quién era el ínclito Frank Zappa. Estaba en casa de un compañero de instituto y de repente pasé por el dormitorio de su hermano. Era un tienda de discos alucinante; llena de posters, entradas e iconos del Rock&Roll. Explorando aquel Minerva choqué con un estante prodigioso: la letra F. ¿podéis o pueden imaginarse la cantidad de buena música que empieza por la letra F? Bien, escudriñé todos los álbumes que pude. Aún tengo grabado el olor de aquellos guardavinilos de plástico trasparente. Qué gozada, cuando me doy de bruces con “Freak Out”(1966), el primer álbum que me atreví a sisar inocentemente, pues tan solo me lo llevé hasta la habitación de mi compañero de clase y lo pusimos en el plato Bettor Dual, le dimos volumen al ampli Vieta y las cajas acústicas llenaron aquella habitación de magia. Estaba totalmente out. No cabía en mi semejante asombro. Instrumentación y temas larguísimos. Me dio la risa floja pensando en el personaje de la portada y acordándome de unos de mis héroes preferidos del comic; los geniales Freak Brothers de Shelton.
Cómo los personajes outsiders de Shelton, creo que fue de lo más hermoso  publicado en 1966, junto a los álbumes de Hendrix, The Beatles, The Who o los Stones. A toro pasado, comprobamos la   transcendencia de la añada en la historia del rock contemporáneo. Uno, que también nacía aquel año,  por suerte, no en una furgoneta VW descacharrada. Aquellos tiempos en los que tan solo era un montón de pañales envueltos en Nenuco y chupete incorporado, mientras el genial Zappa estaba de lecturas en los circuitos universitarios con obras como; “Cerdos, caballos y rock and roll” o soplando un manillar de bicicleta: creando una leyenda, él. Nacido en un día cercano a la navidad de 1940 en Baltimore (Maryland, USA) La ciudad de “The Wire”. Su padre,  era un científico que trabajaba para el Gobierno y guitarrista vocacional en sus días de asueto. La familia se desplazo del frió Este  Atlántico a la calurosa y divertida California del Pacífico, cuando Frank era un pequeño chavalín. Entre sus primeras aficiones destacan la avidez por el coleccionismo  de discos de rock cosecha años 50 y R&B. Lo curioso de esta afición era su adicción por otra música clásica, más purista y selecta  como Stravinski y Edgard Varèse, a la postre una de sus grandes influencias.
Zappa era  único, pues,  ya apuntaba heterodoxias no muy lejanas. La grabación de  una cinta con apenas 20 años le trajo el primer lío con el sistema. Fue  condenado a 10 días de cárcel y tres años de libertad condicional por un video en la que ridiculizaba sexualmente a la policía. Se encaró al hipismo; la cultura del LSD. Algo que pudo resultar chocante en aquellos años. Ya que mostrarse en contra del consumo de drogas en aquel momento. Zappa dejó caer, “que en lugar de estimular la creatividad, las drogas idiotizan, la industria musical y la política, la misma basura”. Fue un alarde de valentía o nihilismo particular soltar semejante frase, sabiendo que los Angeles, cuna del movimiento no iba a generar simpatías. Es más, el mismo Zappa confesó, en cierta ocasión que llegó a componer música bajo los efectos de sustancias psicotrópicas. Pero no le gustó el resultado y se dio cuenta de que el alto nivel de exigencia de su música (tanto de escritura como de ejecución) requería estar lo más despierto
Siguió con su discurso: “desde el mismo instante en que introducen el elemento de la droga, contribuyen a sostener ese mismo sistema, ya que un individuo drogado no puede responder, pues es un inútil”. La visión de Zappa sobre las drogas resulta insólita en el mundo del rock. Entre sus ideas revolucionarias, destacan la producción de un concierto con música de Varese y la grabación de un disco de música barroca del siglo XVIII, y, aunque esto sería discutible, se plantó en el siglo XXI con su estilo—muy personal— de tocar la guitarra de rock and roll en discos como “Shut up & Player guitar”. La pregunta del millón era: ¿Es mortal a corto plazo? O tan sólo,  poner en evidencia a los Beatles con We’re only in it for the money (Sólo lo hacemos por dinero), una parodia del Sgt. Pepper, de riesgo, de incomprensión, de música para adictos. Satirizaba con furia la América establecida, alteraba las cintas de grabación, jugaba con el ruido, recitaba, utilizaba a Varèse, componía para orquesta y recordaba al rock de los cincuenta. De los happening con jirafa eyaculadora de nata sobre el publico y marines masacrando muñecos de trapo, mientras sonaba el God bless America. FZ y su obsesión por el pensamiento. Algo extraño en el R&Roll.  La época en la que pedía una nación sin gobierno, en la que afirmaba que harían falta 500 años para que la gente estuviese madura para ello. «Que sean 500.000 años», declaró en 1992. «En Washington están los peores payasos que el dinero puede comprar. Odio todas las corrientes políticas».
Un legado de 1966 a 1972, con los albunes imprescindibles desde mi amado “Freak Out!, pasando por “Absolutely Free”, “Lumpy Gravy”, “We’re Only In It for the Money”, “Cruising With Ruben & the Jets”, “Uncle Meat”, “Hot Rats”, “Burnt Weeny Sandwich”, “Weasels Ripped My Flesh”, “Chunga’s Revenge”, “Fillmore East, June 1971” y “Just Another Band From L.A”. No queda más que seguir deleitándonos con  el recuerdo de obra de un provocador, de un genio, como pocos ha conocido la historia de la música reciente. A modo de sentencia final, me quedo con su opinión sobre el rock: «El rock and roll se ha convertido en un gran negocio. Ya no está sujeto a la música o a la estética; sólo tiene que cuadrar con la identidad corporativa de las compañías de discos. El rock es un gran fraude». Podríamos seguir escribiendo hojas y páginas Word, pero se me acaba el espacio y el intelectual fue Frank y como aquel  monólogo de “200 Motels”; el compromiso político funciona como eje articulador y destrozador de las ilusiones de los ciudadanos. En 1993 fallecía con 52 años en su casa rodeado de su familia y seres más queridos.
3 notes · View notes
trenzarysentir · 2 years
Photo
Tumblr media Tumblr media
Corría el verano del 2011 en la ciudad y su vista adolescente captaba solo tres cosas: palmeras, mar y el chico de las zapatillas rotas. Tenía entre 15 a 17 años y la inseguridad adolescente la invadía cada vez que el grupo de amigos pactaba una salida a la playa o a cualquier lugar que requería interactuar con él y su maldita sonrisa que dejaba entrever los hoyuelos de sus mejillas. Miradas y tonterías eran pan de cada día y cada día se veían más seguido, pensó que explotaría de amor, pensó que lo que sentía no era algo normal pero era grandioso, era entretenido, no quería que acabaran nunca las miraditas y esos detalles de amigos pero no tanto. 
 Una noche fresca en la avenida Alicante finalmente sucedió y no me refiero a nada más que una declaración inocente, de niños. ¿De verdad te tienes que ir? Él le preguntó mirando sus zapatillas rotas, jugando con ellas. Sí, es que ya es tarde, no voy a alcanzar la micro, le dijo ella fingiendo que nada pasaba pero en realidad, le pasaba de todo. Mientras veía acercándose la 121 que la llevaría al lugar donde no quería estar, sintió su abrazo desde su espalda como aferrándose a la idea de los últimos segundos que les quedaban juntos. Me gustas, finalmente le dijo él y nada más. Ella, con la mirada fija al frente, sintiendo el abrazo, sus palabras y el calor de la noche le dijo: Tú también me gustas. Quizá fue la noche más calurosa de su vida porque hasta ahora ella recuerda el sudor y felicidad, el bloqueador y la inocencia. Una semana más tarde él se fue a otra ciudad y nunca más se volvieron a ver pero cada verano que pasa ella aún se pregunta qué será de él y de sus zapatillas rotas.
6 notes · View notes
elsoldesantiago · 2 months
Text
Alcaldía NYC abre más centros de enfriamientos por altas temperaturas
Por Ramón Mercedes NUEVA YORK.- Ante la ola de calor que azota esta ciudad el alcalde Eric Adams ordenó abrir más centros de enfriamientos y exhortó a los neoyorkinos a tomar las medidas pertinentes ante la peligrosa embestida calurosa. “Una ola de calor puede ser mortal y poner en peligro la vida si no estás preparado. Nuestra ciudad está preparada, todo el aparato se está coordinando, incluidos…
0 notes
letrasymagiajh · 3 months
Text
Guion Teatral
ESTAMPAS ERITREAS
ACTO I
Personajes:
Aforki
Ryszard
ESCENA PRIMERA
Dos personas, un hombre de aspecto europeo llamado Ryszard y un eritreo director de un museo llamado Aforki hablan de la historia de Eritrea en un museo lleno de vitrinas de armas y artefactos bélicos con un aspecto viejo, pero sin ser descuidado.
RYSZARD: ¿Qué lugar me recomienda visitar durante mi estadía en Eritrea?
AFORKI: Desde luego que hay muchos lugares en este país, pero, ¿Ya ha visitado Debre Zeit?
RYSZARD (contento): Fue muy difícil conseguir los permisos para hacerlo, pero sí, sí logré visitarlo.
AFORKI: ¿Qué le pareció? No es por menospreciar mi Museo de la Guerra, pero Debre Zeit no se compara.
RYSZARD: Sí, Debre Zeit es increíble con esa llanura llena de arsenal bélico hasta el horizonte que pudiera conquistar todo África.
AFORKI: Sí, hay muchos tanques y aviones de combates hay tantos que ni todo el ejército etíope pudo manejar.
RYSZARD: Y a todo esto... ¿Cómo consiguieron tanto armamento?
AFORKI: Los estadounidenses y más tarde los soviéticos donaron todo para combatirnos a nosotros los eritreos. Nuestra guerra de independencia es la más larga en toda la historia de África con 30 años. Nunca habíamos sido independientes antes pero ahora no es algo de lo que nos sintamos orgullosos.
RYSZARD: ¿Por qué lo dices? Ustedes tienen un país hermoso y lucharon mucho para independizarse. De hecho, ayer visité Tira Avolo y me quedé enamorado de ese sitio.
AFORKI: Sí, Tira Avolo es hermoso, pero esa es la realidad de una élite italiana, luego etíope y ahora de funcionarios del gobierno. Pero el resto del país sufre de hambre, desgracia y escasez, especialmente en la zona costera.
RYSZARD: La zona costera… Parece un lugar interesante, ¿Qué lugar de esa zona me recomiendas visitar?
AFORKI: No hay mucho en la costa, es un lugar hostil para extranjeros como tú, la temperatura es un horno y el camino de bajada es una serpiente resbaladiza.
RYSZARD (burlonamente): ¡JA!, Yo he estado en Egipto, en el Sáhara y en Nigeria, la temperatura no es un problema para mí.
AFORKI (contento y aguantándose la risa): ¡Vale!, la ciudad más importante se llama Massawa, puedes ir en bus hacia allá, pero te lo advierto no es una experiencia para extranjeros.
RYSZARD (con intención de retarlo): ¡JAJAJA!, ya veremos Aforki. (Se despide de Aforki y se sale del escenario)
ACTO II
Personajes:
Lucas
Ryszard
Chófer
ESCENA PRIMERA
Ryszard ingresa por la izquierda del escenario, a un bus marca FIAT, viejísimo de un color enigmático y con una carrocería llena de boquetes oxidados y huellas de martillo de reparaciones anteriores. En escena se encuentra el chofer del bus y Ryszard voltea a todos los lados buscando un puesto y decide sentarse al lado del chófer. Por la ventana se observa un camino un camino lleno de curvas y primitivo hecho de rocalla y grava suelta.
CHOFÉR (Con un español muy básico casi inentendible): Peligros camino, todo va bien calma.
ESCENA SEGUNDA
Ingresa otro hombre de aspecto europeo llamado Lucas por la izquierda de escenario, el hombre es alto, fornido y tiene una barba muy tupida.
LUCAS: ¿Hablas español?
RYSZARD (Con gran ánimo): Gracias a Dios sí, me alegra mucho poder hablar con alguien durante este viaje larguísimo.
LUCAS: ¿Qué te trae a la calurosa Eritrea? Por cierto, me llamo Lucas.
RYSZARD: Un gusto Lucas (estrecha la mano), me llamo Ryszard. Soy un viajero de todo el África y estoy haciendo una crónica de mi viaje. ¿Qué te trae a Eritrea en tu caso?
LUCAS: Estoy haciendo una investigación del fenómeno social que dejó la guerra entre Etiopía y Eritrea financiada por la Universidad de Sevilla.
RYSZARD (mostrando interés): ¡Vaya!, que interesante. ¿Has estado en Debre Zeit?
LUCAS: Claro que sí, es impresionante en cuanto menos, y también es muy injusto.
RYSZARD: ¿Injusto por qué?
LUCAS: Es injusto toda la ayuda que las potencias le dieron a Etiopía para combatir a los eritreos y también es muy interesante la influencia que querían ganar en el área y sus métodos para conseguirla.
RYSZARD: Y a todo esto, ¿Cuál es tu carrea específicamente?
LUCAS: Soy historiador, pero se mucho del área de las humanidades en general. (Arregla un turbante que llevaba en las manos).
RYSZARD: ¿Para qué es ese turbante?
LUCAS: Para combatir el calor y al sol, Massawa es extremadamente caliente y te lo dice alguien que vive donde en los veranos la temperatura asciende de los 40 grados. Si no llevas el equipo necesario podrías desmayarte. Además, Massawa posee gente no muy amistosa por lo que debes tener mucho cuidado.
RYSZARD (disimulando su preocupación): Ya veo, pero no preocupes yo soy un viajero experimentado dudo que algo me pase, de hecho, nunca me ha pasado algo malo en mi viaje. Confío en mis habilidades y en mi suerte también.
LUCAS: Uno nunca sabe, siempre es mejor ser precavido y más aún si estás muy lejos de tu tierra natal y nadie habla tu idioma.
RYSZARD: Es verdad, pero sigo confiando en mi suerte.
LUCAS (otorgando un diccionario español-árabe de bolsillo): Ten, algo me dice que lo vas a necesitar.
RYSZARD (con una sonrisa de oreja a oreja): Te agradezco mucho Lucas, créeme que voy a guardar este libro con todo mi ser. Háblame más de ti, ¿Tienes hijos? (La conversación sigue y se cierra el telón.)
ACTO III
Personajes:
Lucas
Ryszard
Jóvenes eritreos
Señor Eritreo
En escena se encuentra Ryszard y Lucas, están a unos escasos metros de donde los dejó el y bus, alrededor de ellos hay muchas construcciones en ruinas y todo se encuentra lleno de arena.
ESCENA PRIMERA
RYSZARD: No me mentías cuando dijiste que Massawa es caluroso. Me siento dentro de un horno y al calor como constantes olas que me sofocan.
LUCAS: Por eso mismo digo que siempre hay que ser precavido y tener mucho cuidado. (Se coloca el turbante y unas gafas de sol).
RYSZARD: ¿Por qué todo está en ruinas? (Se intenta cubrir del sol con sus manos).
LUCAS: Las tropas etíopes bombardearon a esta ciudad incontables veces y como puedes ver este no es un sitio muy próspero por lo que la población no ha podido reconstruir todo el desastre que dejó el ejército etíope años atrás.
RYSZARD: Aquí las casas que quedan en pie no se parecen en nada a las casas que vi en el centro de Asmara y especialmente en Tira Avola, pareciera que fueran países completamente distintos.
LUCAS: Hay mucha desigualdad entre las dos regiones de Eritrea. Por un lado, en la regional de meseta donde está Asmara se puede realizar un actividad agrícola y ganadera bastante importante aquí en la costa todo es desértico y la población sobrevive de la pesca. Además, Asmara fue la capital de Eritrea durante la ocupación italiana por lo que quedan vestigios de la influencia arquitectónica en el centro y barrios privilegiados como Tira Avola.
RYSZARD: ¿A dónde te diriges?
LUCAS: Voy a ir a las afuera de la ciudad donde se ve una miseria aún mayor a la de este lugar. Te recomiendo ir al centro de la ciudad que está a un par de cuadras de aquí, ahí hay locales donde puedes refrescarte y refugiarte de este intenso calor.
RYSZARD: Muchas gracias por todo Lucas, fue un placer conocerte y hablar contigo. (Se estrechan la mano y se cierra el telón)
ESCENA SEGUNDA
Ingresan dos jóvenes eritreos de aspecto descuidado, muy delgados y de una estatura bastante baja, pero con una apariencia de delincuentes.
JOVEN ERITREO 1: (Habla en árabe y empuja a Ryszard)
JOVEN ERITRO 2: (Señala la muñeca de Ryszard)
RYSZARD (Furioso): (Empuja fuerte mente al eritreo que lo empujó y este cae al piso) ¡Que quieren de mí malditos, que carajo quieren!
JOVEN ERITREO 2: (Saca una pistola considerablemente oxidada de su pantalón y empieza a gritar en árabe)
RYSZARD (Asustado): (Entrega su reloj a los eritreos, estos se van corriendo rápidamente y salen del escenario por la derecha) ¡No tuve que venir a este maldito lugar! Todo el lugar es una escoria desde su gente hasta sus sucias y malolientes calles. (Cae al suelo por culpa del calor y el horrible suceso que le pasó)
ESCENA SEGUNDA
Un hombre fornido de mediana edad ingresa corriendo al escenario por el lado derecho y va directamente hacia Ryszard.
RYSZARD (balbuceando y casi sin conciencia): ¿Quién eres? (Se cierra el telón)
ACTO IV
Personajes:
Lucas
Ryszard
Señor Eritreo
ESCENA PRIMERA
En Escena se encuentra Ryszard y el señor que lo salvó dentro de una pequeña y oscura tienda.
RYSZARD (Volteándose a todos los lados y nervioso): ¿Dónde estoy? (Se acerca el hombre que lo salvó y saca su diccionario del bolsillo y busca la palabra gracias) ¡Shukran! (Se levanta y se acerca a abrazar al señor) Sin duda en todos los lugares por más miserables que sean habrá gente buena, no tuve que hablar así de este lugar (Abraza de nuevo al señor y se le salen las lágrimas).
ESCENA SEGUNDA
Entra Lucas a la tienda y al ver a Ryszard va corriendo hacia él.
LUCAS (muy agitado): ¿Qué te pasó?
RYSZARD: Unos delincuentes me asaltaron y este noble señor me salvó la vida de morir en el abrasante calor de la calle. (Se le cae una lágrima) No sabes lo arrepentido que estoy de haber sido tan arrogante y descuidado. También me arrepiento de haber hablado mal de toda la gente que vive en Massawa y también me arrepiento de no haberte hecho caso.
LUCAS: No fue tu culpa ese asalto y mira esta experiencia como algo que te haga una mejor persona. No te disculpes, solo mejora. Tengo una habitación alquilada cerca de aquí vamos allá hasta que te recuperes. (Se despiden del señor y Ryszard le regala una joya que había guardado de viajes anteriores.)
FIN
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
0 notes
ardeportal · 3 months
Text
Triunfo de locales: Mora y Los Metegoles en La Plata
Tumblr media
El pasado viernes, la banda platense fue profeta en su tierra, llenando de adeptos al Centro cultural Casa Unclan
Por Abril
Con la llegada del veranito de San Juan a la ciudad de las diagonales llegó también una humedad abrazadora, solo posible de combatir con una visita a Casa Unclan y unas birras frías. El viernes 14 de junio se presentaron en el centro cultural emblema de la ciudad Mora y Los Metegoles, a sala llena tan calurosa y húmeda como la esquina de 5 y 64 y con una sencilla puesta en escena, la banda de Wendy Rock desplegó su show que nos tuvo bailando y coreando casi 20 canciones sin parar.
La noche arrancó con la banda tocando "Alimentarte", un himno sacude-cabezas casi grunge que nos remontó a los 90 en un muy buen sentido e inmediatamente pude ver que no tenían seguidores, sino adeptos.
Si bien antes de ir a ver una banda una se prepara intentando conocer un poquito el material de la misma, la sorpresa es parte de la aventura, y en mi desconocimiento me encontré empezando a bailar una canción llamada "Avísame cuando llegues" para terminar aplaudiendo casi entre lágrimas una súplica, una súplica y una odisea de las mujeres cuando deciden salir de su casa en la cotidianidad.
youtube
"Faklor" y "Adscriptos", dos canciones de su primer EP bautizado como la banda allá por el 2017, pueden ser descritos como buenos temas de estudio pero espectaculares en vivo, colocados en el setlist para demostrar la química de la banda en el escenario y el fanatismo que desatan en sus seguidores.
La parte más íntima del show llegó en "Vestida para morir" y "Gran remera", mis favoritas personales. La voz de Mora que inspira ternura desde principio a fin parece estar cantando siempre una canción de cuna para hacerte sentir bien, reconfortándote sin importar qué tan desgarradora sea la letra, como es el caso de "Vestida para morir". "Gran remera" es una canción sencilla que transmite comodidad hasta los huesos. En una versión casi emulando un MTV Unplugged todos cantamos junto a Mora esa oda a encontrar el lugar que nos hace sentir bien, esa búsqueda de poder sentirnos seguros y cómodos; algo muy parecido a lo que nos estaba haciendo sentir ver esa banda ahí esa noche.
youtube
Mora y los metegoles es una banda que sabe mezclar melodías simpáticas y alegres con guitarras prominentes, que pueden parecer desentonar con las letras de una profundidad inmensa, pero no hace más que destacar la singularidad de la composición. Una banda bien grunge pero sin dejar de ser contemporánea. Con una constante impronta de protesta no solo en sus letras, sino también arengando al público en el momento en que coreamos "traigan al gorila de Milei".
Luego de dos temas inéditos fieles a su esencia, sin bises y sin mucha charla llegaron finalmente "Semáforo" y "Cuidado" para coronar la noche a puro salto y grito, dejándonos finalmente con ganas de más, pero también entendiendo que lo bueno dura poco y que si quiero más de esta banda no quedará otra opción que volver a verlos, en la ciudad de las diagonales o donde toque.
0 notes