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#cajonera blanca
natcordeaux · 1 year
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Teen Kids Room Barcelona Inspiration for a large modern gender-neutral medium tone wood floor kids' room remodel with gray walls
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flash56-chase05 · 5 months
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Viejos hermanos
Francia se encontraba sentado en el borde de la fuente de piedra caliza, con uno de sus brazos cruzado sobre el pecho. Llevaba desabrochada su librea azul, con remates rojizos, lo que le permitía atisbar su camisa especialmente arrugada en torno al cuello, carente de pañuelo.
El color blanco de sus pantalones del día anterior había quedado corrompido por las múltiples manchas de barro, en contraste con sus calcetines y zapatos prístinos.
Los cabellos pálidos que cubrían la mayor parte de su rostro mostraban vetas doradas con el impacto del sol naciente, junto a los detalles de las fachadas, y se sacudían ante la ligera brisa mañanera, que se filtraba a través de la ventana entreabierta.
A España no le había sorprendido aquella visión cuando, nada más levantarse del colchón, se había acercado al alféizar para cerrarla.
Sin embargo, al apoyar su mano sobre el marco, su atención se había visto capturada por la espada apoyada a un costado de Francia. La empuñadura se encontraba prácticamente escondida tras una lámina de metal doblada en torno a ella.
Había arqueado la ceja sin siquiera darse cuenta.
Y, justo en ese entonces, Francia había alzado su rostro en su dirección.
Había sido algo tan fugaz que, si España no hubiese tenido sus ojos fijos en él y no lo conociese tan bien, probablemente hubiese creído que se lo había imaginado.
—¿Puedes cerrar la maldita ventana de una vez? —siseó Irlanda, sobresaltándolo ligeramente.
Él apenas se giró en su dirección antes de asentir con la cabeza y juntar los dos marcos, interrumpiendo el flujo de frío.
Le pareció escuchar un murmullo de agradecimiento de parte de Irlanda, aunque apenas le dio importancia.
Sus ojos seguían fijos en la figura de Francia que, si era lo que sospechaba, continuaría junto la fuente toda la mañana.
España inspiró hondo mientras se forzaba a girarse hacia el interior de la estancia. Sus pies recorrieron la habitación con lentitud, acompañados por pequeños crujidos de las tablas bajo ellos, hasta llegar junto a la cajonera, a un costado de la puerta.
Recogió el cinturón de cuero y, una vez lo hubo colocado en torno a su cintura, lo cubrió con la casaca azul oscuro sobre sus hombros, junto a su camisa y pantalón. También aprovechó para enfundarse las botas. A continuación, sus ojos se desviaron hacia la espada con empuñadura de latón, escondida en una funda de terciopelo rojo que no tardó en calentar sus dedos en cuanto la recogió.
—¿A dónde vas?
España se giró rápidamente sobre sus talones hacia la cama. Desde ella, Irlanda lo miraba con el ceño fruncido, incorporada con ligereza sobre uno de sus costados. Sus cabellos anaranjados caían a modo de cascada sobre uno de sus hombros pecosos, que se había zafado de la tela blanquecina de su camisón.
Él tragó saliva. Al contrario de lo que había pretendido, el sonido pareció rebotar por las cuatro paredes.
—Voy a... hacer una cosa.
Irlanda apenas se inmutó.
—¿No se supone que nos vamos hoy?
España asintió ligeramente con la cabeza.
—Y nos vamos. Pero antes necesito hacer algo.
Sus ojos verdes se posaron sobre la espada, que España encontró necesario enganchar en el cinto y cubrir con la casaca. Después de varios minutos de silencio, ella terminó por resoplar y apoyar de nuevo su cabeza en la almohada.
España salió de la habitación y aprovechó una de las ventanas del pasillo para apreciar sus cabellos, cuyos rizos hacía tiempo que habían alcanzado su mentón. Se detuvo un instante para peinárselos con los dedos, mientras que con la otra mano extraía una gruesa cinta carmesí del bolsillo de la librea.
Una vez logró retener el máximo de mechones bajo un nudo firme, él suspiró y se permitió sacudirse las solapas a la vez que retomaba la marcha.
Apenas fue consciente de cuántos pasillos, de grandes ventanales, paredes blancas y con aquellos horribles crujidos de la madera cada vez que avanzaba, tuvo que cruzar antes de alcanzar las escaleras hacia el patio.
En cuanto llegó al último escalón, pudo atisbar que Francia seguía en la misma posición que antes, aunque de sus labios colgaba una pipa humeante que sostenía con la mano libre. España ni siquiera tuvo que salir de debajo del soportal para que él alzase su rostro y sus ojos azules se fijasen en los suyos.
Sus comisuras se alzaron ligeramente mientras se quitaba la pipa de la boca y dejaba escapar una pequeña columna de humo.
—Ah, España. —Alzó una mano en su dirección—. Pensaba que te habías quedado dormido después de cerrar la ventana.
España apretó sus labios.
—La habitación seguía estando demasiado fría como para hacerlo.
Francia recogió su espada por la funda y se arrastró hacia un lado de la fuente, para después dejar el arma en el lado contrario y tamborilear con sus dedos la superficie que había dejado libre.
—Podríais haber encendido la leña —respondió, a la vez que los golpecitos se hacían cada vez más insistentes. Entre tanto, aprovechó para volver a aproximar su pipa a sus labios y darle otra calada—. Venga, España, te puedo asegurar que el borde está perfectamente seco. Siéntate conmigo.
Él prefirió mantener la distancia y cruzarse de brazos.
—¿Qué quieres, Francia?
Este parpadeó antes de arrugar ligeramente el ceño y ladear su rostro. Sus mechones rubios cayeron hacia el costado por puro efecto de la gravedad.
—¿Por qué dices eso, España? ¿Acaso no podemos compartir un pequeño momento como en los viejos tiempos, sin segundas intenciones?
Aquello fue suficiente para que España hiciese una mueca y señalase la espada que descansaba a su lado.
—Hace mucho que tú no haces nada sin segundas intenciones.
Él simplemente se encogió de hombros, con aquella sonrisa de media luna sobre su rostro. Una de sus manos se apresuró a sostener el puño de su espada y extraerla de su funda.
Dirigió la punta del filo en su dirección.
España dirigió su mano hacia su cinto, cercano a la empuñadura de latón.
—Vamos, España.
Él inspiró hondo, sintiendo cómo su mandíbula se tensaba. Apenas se dio cuenta del momento en el que su mano libre quedó cerrada en un puño.
Tuvo que esforzarse mucho para que sus dedos se relajasen y pudiese alzar la mano para apartar la hoja que apuntaba en su dirección. Ignoró el escozor que surgió en la zona.
Francia aprovechó ese movimiento para levantarse de la fuente y quitarse la librea. La tela cayó sobre las losetas de piedra, y el filo de la espada volvió a estar frente a él.
España chasqueó la lengua.
—Estoy aquí por una reunión con motivos políticos, Francia, no para...
Francia lo interrumpió con un bufido y un espasmo de su mano libre alzada.
—¿Por qué has bajado, entonces? ¿Y por qué con la espada? —Francia sacudió el arma antes de que España pudiese responderle—. Sabes que quieres hacerlo, España. Desenfunda la espada. Un pequeño duelo para liberar tensiones. Como en los viejos tiempos.
Él cerró sus ojos y soltó un suspiro mientras se quitaba la casaca de los hombros. El silbido de la espada deslizándose por la funda fue suficiente para que sus hombros se relajasen.
Despegó sus párpados justo para apreciar cómo ambas hojas chocaban y Francia se veía obligado a retroceder para afirmar su agarre y recolocar sus pies. Era muy consciente de que las comisuras de sus labios se veían tentadas a imitar la sonrisa que su homólogo tenía en su rostro.
De hecho, era incapaz de negar que lo hubiesen hecho ya.
Se vio obligado a suspirar a la vez que se preparaba para bloquear la hoja que se dirigía en su dirección.
—Esto no es como en los viejos tiempos —murmulló, a pesar de la chispa que el tintineo del impacto entre ambas espadas envió a través de su columna.
Francia ya no era como en los viejos tiempos.
Habían pasado demasiadas cosas.
.
Y, dado que esta pieza está inspirada en el siglo XVIII, permíteme decirte que todavía faltan muchas por pasar, España. En fin...
Debido a que ya he representado el 2 de mayo de 1808 en Punto de fricción, me he permitido tomarme este día para representar la relación entre Francia y España (un placer culpable, la verdad). Además, tengo el headcanon de que, ya que se pasaron la mayor parte de la época romana pegados —y en la Edad Media también tuvieron sus momentos—, ambos aprendieron a luchar con una espada a modo de juego entre ellos. Por supuesto, luego pasaron a ser algo más que juegos.
Pero eso ya es otra historia.
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romeodelosmares · 4 years
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Carroña
29 de septiembre de 2020, 5:35 Por Romeo de los Mares:
La beatitud y la eudaimonia a penitencia en un rincón. Perpetuas. Los pactos y los votos rotos – La sien, ensangrentada, sobre una cajonera: descansa. Los retratos que no mejoran - con el tiempo - se tiran. Nuestros hijos: gritando brotan. Hecha la mujer, hecho el hombre: la pesantez de todo. Siguen estando. Nunca se van. Un hombre me ahogó en el mar - un pulpo evisceró mis ojos – los muertos no cumplen años nunca más. Junto los cristales rotos de los fondos crecidos de la casa que - ahora mojada, silenciosa y húmeda - es una mortaja infausta para una historia blanca truncada. Las barcas que congraciaron nuestros pies: mudas debajo de la cama. Hecha la ley, hecha la trampa. Un ser sin sexo discernible resulta del desguace supliendo una carencia– una cuenca abismal: ahora vacía. Mi pésame en infinitas cuotas.
Carroña. Parir, podrir y partir. Después del amor: llegan las moscas.
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susanvacas · 5 years
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Hogar
No ha pasado mucho tiempo, y no puedo dejar de recorrer las paredes de este cuarto con mis dedos.
Han pasado horas desde tu partida, y años de cuando te decía que lo que mas me gustaba de tu presencia era eso, que esta, bueno que estaba. Recorro la casa por la que solías pasearte, donde solíamos reírnos, pelear, querernos, recuerdo lo rota que estaba esta casa, los cuartos estaban desordenados, habían cuartos cerrados y cuartos preciosos, pero ni tu ni yo podíamos asegurar que mismo era lo que había en cada cuarto. Recuerdo que un día decidiste reorganizar todo, sin sacarlo, sin odiarlo, supiste como reconstruir la casa con las mismas cosas rotas que habían dentro. Lo volviste un campo minado llena de recuerdos y cada cierto tiempo llega el frio y se siente vacío. Ya no hay terremotos. Los pasamos todos juntos, odiaba verlos tumbando todo, tumbándome de lado a lado y desesperándome por ver abrirse los cuartos que prefería ver cerrados y que todo lo que habías organizado se encontraba de vuelta donde estaba, pero con cariño me mirabas y me ayudabas porque te gustaba pasar ahí, y fue cuando comprendí que ya no eras un visitante, querías quedarte. Comenzaste a mudar tus cosas a tu cuarto, te invente mariposas,  sol,  nubes, estrellas, sueños y los use para adornarte el cuarto quería llenártelo de las cosas más bellas, de los sentimientos más grandes. Observo la cajonera donde solía estar tu colección de líquidos y tus ganas de querer hacer una maestría, ahora está vacía, te llevaste hasta los botes vacíos asegurándote no dejar nada. Recuerdo los días que no entendía porque no me gustaba la casa nueva y tiraba todo al piso porque me asustaba no reconocer nada, iba a tu cuarto y las nubes las estrujaba con mis propias manos para hacerlas llover dañando casi todo lo que habías puesto ahí, que haces me preguntabas, que hice me decías en confusión total, nada te contestaba con el miedo total de lo que hacías conmigo, porque la verdad es que me estaba comenzando a sentir cómoda con cosas que no reconocía pero que sabia que eran mías, que las habías arreglado, y no sabia como tomarlo. Así se volvió seguido, pero cada vez menos y menos pero no podía controlarlo era sentir pánico y los cuartos cerrados todos se abrían a la vez con cada evento de estos dejando salir las peores partes de la casa, me gustaba decirle demonios encerrados, pero no eran otra cosa mas que mis debilidades e inseguridades. Y cuando ya estaba terminando de sentirme cómoda, por la confusión de la estabilidad de mi propia desestabilidad con tu estabilidad, comenzaste a armar las maletas. No se cuanto tiempo estuviste armando tu maleta, empacando tus cosas, pero una mañana cuando fui a verte te fuiste, sin despedirte, te llevaste hasta el tapiz dejando una pared blanca, dejaste todo impecable asegurándote que no haya quedado ningún rastro de ti en la habitación. Y lo dejaste vacío, sin sentimientos, y me encuentro en este lugar del que no quiero salir, sintiendo nada, sintiendo la casa vacía por no sentir nada de este cuarto dejando de sentir el hogar que me había ganado y que por mi lo había perdido. Ahora estoy encerrada en esta casa, sin poder salir, donde has estado mucho tiempo. Ahora estoy encerrada en mi piel, sin poder salir, donde has estado mucho tiempo. Y acariciarme a mí misma es sentirte un poco todavía, a pesar del vacío que dejaste en una parte de mí. Y no ha pasado mucho tiempo, y no puedo dejar de recorrer las paredes de este cuarto con mis dedos. 
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im-the-reckless · 6 years
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Los Crímenes del Padre (interludio)
Nada más se detuvo la camioneta, Mikhaela fue sorprendida con una bolsa en su cabeza que le tapaba completamente la visión. Los guardias que la habían flanqueado todo el viaje, la tomaron de los brazos dirigiéndola fuera del vehículo, donde otro la ayudó a bajar. Volvió a ser tomada por los brazos, y desde ese momento sólo notaba los cambios de luces y sonidos extraños. Cada tanto una alerta de que debía bajar una escalera, sorprendida de que no la trataban con brusquedad, pero al mismo tiempo se sentía reprimida, como si pudiera sentir que estaba completamente rodeada. En un momento se detuvieron y le quitaron la bolsa de la cabeza. Se ubicó rápidamente en un ascensor, acompañada de cuatro sujetos, dos guardias que la tomaban de los brazos a cada lado, y otros dos: uno delante de ella y otro detrás, ambos armados. Fue un descenso corto, por lo que Myka supuse que tan solo fue un piso, las puertas se abrieron y ante ella se reveló un pasillo blanco. Debía ser un subsuelo, porque no localizaba ninguna ventana hacia el exterior, pero sí veía en las paredes cerca del techo ventilaciones. 
En una pared, un cartel llamó su atención: “S2: Sujeto 17″. Eso no la hizo sentir para nada mejor. Bajó la mirada, sus muñecas aun esposadas y sus manos aun temblando. Al menos su llanto se había detenido en el viaje. En un momento que el pasillo se dividía en dos, la hicieron girar a la derecha y entraron en la primera puerta. Había una camilla, y una máquina extraña al lado con un monitor, y frente a esta una mujer en uniforme de enfermera. Frente a ella había un hombre al que se le iluminó el rostro nada más verla, ocasionándole un escalofrío que recorrió toda su espalda.
—¡Al fin! —Exclamó el hombre — Vamos, recuéstenla, más vale que hayan capturado a la correcta.
En un repentino ataque de ansiedad, Mikhaela intentó negarse a que la arrastraran hasta la camilla, temiendo lo peor. Clavó los pies en el piso, intentó escabullirse, pero esos hombres eran claramente más fuertes que ella y no tardaron en llevarla a rastras hasta la cama y subirla en ésta sin dificultad. Uno de ellos levantó sus brazos y en ese momento ella se dio cuenta de que los había estado sosteniendo contra su vientre. La enfermera levantó la ropa de Myka hasta dejar su tripa al descubierto. — Deja de moverte, mujer, esto no te va a hacer daño. —Señaló molesta mientras vertía un frío gel sobre la piel de Mikhaela. Más frío sintió aun cuando colocó algo metálico sobre el gel en la parte inferior. Para ese momento Myka no tuvo otra opción que permanecer quieta mientras la enfermera observaba el monitor y movía el objeto sobre su piel. — Es ella. Pero vea esto, doctor. — El mencionado se colocó junto a la mujer y observó incrédulo lo que mostraba el monitor. Mikhaela no entendía nada, pero de algo no le cabía duda: estaba embarazada.
—Quítenle las esposas, es totalmente inofensiva. — Le ordenó el doctor a los guardias. Tras un segundo de duda, uno de ellos liberó las muñecas del ángel, y tal como había dicho el doctor, se quedó completamente quieta. — Por favor, caballeros, esperen en la puerta, luego escoltarán a la señorita a su habitación. — Una vez abandonaron la habitación, la enfermera le dio una servilleta a Mikhaela, que no tardó en utilizarla para limpiarse. Lentamente se sentó en la cama, reacomodando su ropa. — Muy bien, Delilah, ¿Verdad?
— Mikhaela. — Respondió con un hilo de voz luego de unos segundos en los que tardó recordar cómo hablar.
— Por supuesto. Mikhaela, como sabrás, estás encinta, y quiero que entiendas algo extremadamente importante: es mucho mejor para ti y tus criaturas que estés con nosotros. Allí fuera serías un imán para los demonios, tu vida y la de tus hijos estaría en constante riesgo. Aquí nos importa tu seguridad y tu salud.
— ¿No cree que eso es mi problema? — Cuestionó desafiante, algo extraño en ella. — Espere... ¿por qué habla en plural al referirse a... a mi bebé?
— ¿No lo sabías? Llevas un embarazo múltiple. Mellizos, para ser precisos. — Ante las palabras del doctor, el corazón de Myka se hundió. Una cosa era intentar escapar con un solo bebé, ¿Pero con dos? Sonaba casi imposible. 
— Dice que quiere protegerme... ¿Qué quiere a cambio? ¿Qué me va a hacer?
—Eres un espécimen muy extraño, Mikhaela. Lo que te sucede a ti es muy extraño, y nunca hemos tenido la oportunidad de documentarlo. Te ruego que cooperes, aquí nadie planea hacerte daño, simplemente conduciremos unos estudios básicos: pruebas de sangre, orina, ecografías regulares... no queremos causarle ninguna incomodidad a los fetos o a ti. En un momento los guardias te escoltarán a tu habitación, te llevaremos una cena y mañana en la mañana te haremos algunas pruebas de sangre.
Su habitación resultó ser una celda de no más de tres por tres metros. Blanca. Una cama de una plaza en una esquina, una mesa contra una pared con una silla, y una pequeña mesa de noche con una lámpara. Había un espejo enorme contra una pared, pero ella había jurado que del otro lado era un vidrio transparente, y debajo del espejo una cajonera. Una vez entró en la celda, cerraron la pesada puerta de metal detrás de ella. La puerta tenía una ranura bastante ancha en la mitad en sentido horizontal. Dio unos pasos dentro de la celda y en una esquina vio un váter, haciendo una mueca de disgusto.
Un par de horas más tarde, sintió la puerta abrirse, y allí estaba el doctor con una bandeja de comida. Mikhaela se encontraba sentada en su cama cuando lo vio llegar y dejar la bandeja en la mesa. —La cena. —Señaló — Tenemos una nutricionista que diseña tu menú, pero si hay alguna cosa que no te guste comer, dilo. En la cómoda bajo el espejo hay ropa para que te cambies, camisones e incluso ropa interior. Si hay algo que te haga falta, por favor pídelo, veremos qué podemos hacer.
Empezó pidiendo tonterías, chucherías; cosas como revistas y libros sobre maternidad, señalando que algunas comidas le gustaban más que otras, pero nunca creyó que sus peticiones tuvieran gran peso. Hasta que le tocó hacerse otra ecografía. El doctor Mengele (al otro día aprendió su nombre) no siempre era el que hacía sus estudios, a veces ni siquiera estaba presente, pero no le llamó la atención, seguro tendría algún trabajo más digno. U otros experimentos ilegales. 
Mikhaela se encontraba con un vientre pronunciado, y hacía ya unas semanas sentía suaves movimientos en su interior que la llenaban de expectativa. La enfermera se encontraba realizando el ultrasonido, y de repente simplemente se detuvo, le dio una servilleta a Myka, anotó unas cosas en una carpeta que siempre llevaba cuando le hacían exámenes, imprimió una imagen y se detuvo a mirar a Mikhaela que ni siquiera se había movido después de tomar la servilleta.
—¿Esperas algo? — Preguntó la enfermera.
— Pues claro... quiero saber cómo están, si son niños o niñas, o al menos saber cómo se ven.  — Respondió sorprendida, como mínimo quería saber qué pasaba en su interior.
—No puedes saber nada de eso. Anda, límpiate y vuelve a tu celda. — Dijo la enfermera cerrando la carpeta y poniéndose de pie.
—¡¿Qué?! ¡No! ¡Siéntate! — Y bajo su mirada sorprendida la enfermera volvió a sentarse frente a la máquina. Mikhaela notó que de repente tenía la mirada totalmente fría y vacía. — Quiero esa foto. — Demandó extendiendo su mano.
Para su sorpresa la enfermera abrió la carpeta y le dio una foto en negro con formas confusas en gris. Mikhaela no podía distinguir ni una simple figura.
—No entiendo... ¿Dónde están? — La enfermera se acercó a ella, y le señaló cómo y en qué posición estaban. Se notaba más el cuerpo de uno, pero el otro se encontraba cerca. Con la ayuda de la enfermera no tardó en descifrarlos, y ahora no podía ver otra cosa. Su preocupación desapareció rápidamente mientras una enorme sonrisa se dibujaba en su rostro, ahora se sentía tan real... podía verlos. — ¿Qué son?
— Un niño y una niña. — Respondió secamente la enfermera, y prosiguió a señalarle que el más notorio era el niño.
— Gracias.
Esa noche Myka se detuvo a pensar en lo que había hecho. ¿Y si todas las peticiones de chucherías que le había hecho al doctor eran órdenes? Y estos meses había estado desperdiciando su preciado tiempo haciendo nada y esperando que simplemente la rescataran, siempre consciente de que el tiempo se acababa. ¿Pero ahora? Ahora podía tener su propio plan de escape, o al menos tener mucha más soltura en ese lugar.
Cuando volvió a ver a Mengele, le dio una petición mucho más atrevida: sacar hasta el último guardia bajo la promesa que ella no intentaría escapar. Para su increíble sopresa, días después eran solo los doctores y ella. Luego, pidió que mantuvieran su puerta abierta, y ese fue mucho más instantáneo. 
Pero su verdadera hazaña personal fue ordenar que le entregaran la información de su caso... y de muchos otros. Por supuesto, ella sacaba copias y las ocultaba. Debido a que había una cámara en su celda, algún superior del doctor debió alterarse al verla merodear tranquilamente por el piso; para su sorpresa el doctor la defendió alegando que “es totalmente inofensiva, y en ningún momento intentó escaparse. Y si lo hiciera, la atraparían en la entrada.” Confiando en el sentido y capacidad del doctor, el superior simplemente se fue, y Myka no lo volvió a ver. 
Entraba y salía de su celda, de las oficinas del doctor y la enfermera, y utilizaba sus computadoras como si fuera su casa. Para no levantar sospechas dejaba que siguieran con sus tratamientos y pruebas. Leía sus informes, que decían cosas que ella ya sabía: cuándo había ingresado, cuantas semanas de embarazos, el progreso, el estado de los bebés en el vientre, que tenía toda la apariencia de un embarazo humano común, etc. Desgraciadamente las computadoras sólo se usaban de archivero, no tenía conexión a internet... y en todo caso dudaba que Caedis o Ahmael se hubieran hecho amigos de la tecnología moderna. 
Lo que sí la sorprendió fueron los demás expedientes. Experimentos exitosos y fallidos, clonaciones, implantes, experimentos genéticos... esto sí podía ser de utilidad. Pero no para ella que estaba momentáneamente encerrada, si no para sus hermanos. Incluso ella se estaba sorprendiendo de todo lo que había logrado en pocos meses
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canalmenorca · 3 years
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Cómoda o CAJONERA hecha de CARTÓN
Cómoda o CAJONERA hecha de CARTÓN #Carton #manualidades #hechoamano #handmade #carton #cardboard #paper #packaging #cart #papel #cajas #box #cartonbox #Bricolaje #Casero
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manuelcarvajalr · 3 years
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kadmuebles · 3 years
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mueblesrebajados · 3 years
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newplanethome · 3 years
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driadandrea · 4 years
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AHORA ERES UNA DE NOSOTRAS (PARTE 1)
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Dina se dirigía a casa después de la escuela como cualquier otro día. Había llovido unas horas antes, así que el olor a tierra mojada convertía su usual trayecto en uno más placentero.
Como cada día al regresar a casa, Dina iba mentalmente repasando el contenido de sus clases. Hoy habían repasado el temario completo de matemáticas con el profesor Navarro. Se le hacía un nudo en la garganta de solo pensar en el examen que se avecinaba. Las ecuaciones no eran su fuerte, pero Dina hacía su mejor esfuerzo.  Necesitaba lograr sacar un 8 en su boleta este año en la asignatura de matemáticas. Solo así podría tener una oportunidad de asistir al viaje de fin de año al Planetario, ubicado en Puebla. Aunque le parecía algo soso al principio, Dina cambió de opinión al ver las fotografías que les enseñó la profesora García, su maestra de Ciencias Naturales. Y no fue solo Dina quien cambió de parecer sobre el viaje escolar. Casi toda su clase se había propuesto mejorar sus calificaciones para tener un lugar en el viaje escolar, incluyendo a Axel. Dina había pasado el último año suspirando por aquel muchacho de cabello negro y ojos café aterciopelado, pero no podía reunir el valor para hablarle porque simplemente no encontraba nada que tuvieran en común. Se imaginaba que en el Planetario, si tenía suerte, le tocaría en el mismo grupo y podría interactuar un poco más con él.
Dina seguía absorta en sus pensamientos hasta que escuchó un maullido lastimoso cerca de ella. Paró en seco y empezó a buscar por todos lados con la mirada. Veía las casas a su derecha, y la calle desierta a su izquierda. Pensó que había sido su imaginación y estaba a punto de volver a dar un paso cuando volvió a escuchar otro maullido. No venía de los lados, sino de arriba. Unos pasos más al frente se encontraba un árbol, con sus ramas un poco más altas que su cabeza. Y en una de las ramas de en medio, se encontraba un gatito negro con una mancha blanca en forma de “s” en su pecho. Se veía mojado y asustado.
Dina dejó sus cosas en el suelo, sin importarle que su mochila de tela quedara empapada. Comenzó a escalar el árbol, agradeciendo que el uniforme de su escuela no incluyera llevar falda. Cuando logró estar un poco más a la altura del gato, comenzó a hablarle suavemente.
—Ven lindo gatito. Déjame ayudarte — Pero el gato solo se encogía de miedo mientras temblaba. Fue entonces cuando Dina se percató de que una de sus patas sangraba ligeramente. Quizá con un poco de comida se ganaría su confianza. Por suerte, le habían sobrado un par de mini-salchichas del almuerzo.
Bajó pronto del árbol para rebuscar en su mochila. El fondo ya estaba un poco húmedo, así que colocó de nuevo la bolsa sobre las raíces del árbol. Al menos así sería más difícil para el agua llegar hasta sus apuntes. Se irguió sobre sus puntas y estiró su brazo con las salchichas en la palma de la mano. El gatito olfateó primero y luego se le iluminó la cara……o los bigotes……ya me entienden, ¿no? Comió ávidamente y comenzó a maullar pidiendo más. Dina supuso que ya no tendría problema para bajarlo del árbol. Abrió los brazos para formar un puente entre ella y la rama, y tal y como lo pensó, el gatito bajó hasta ella y se acurrucó en sus brazos. Al momento de tocarlo, Dina sintió un hormigueo, pero duró solo unos instantes, así que no le prestó demasiada importancia. Con algo de dificultad, Dina recogió su mochila y se dispuso a llegar cuanto antes a su casa.
Un adolescente normal se preocuparía de que sus padres se enojaran por llevar un animal callejero a su hogar. Sin embargo, Dina sabía que no era su caso. Su madre adoraba los animales, sin embargo, por sus alergias, nunca habían podido tener mascotas fijas. Siempre eran bien recibidas las mascotas en su hogar, pero Dina sabía que no podían quedarse de fijo. Era algo a lo que ya estaba acostumbrada, y lo aceptaba. Sobre todo, al ver las graciosas caras que hacía su mamá al estornudar por séptima vez consecutiva.
Dina llegó a su casa. De nuevo, hizo una maniobra extraña, contorsionándose para alcanzar las llaves de su mochila sin molestar al gato en sus brazos. El gato no dejaba de lamerse la pata. No sangraba mucho, lo cual era un alivio. Una pomada, algo de comida y un lugar caliente y seco para descansar le sentaría de maravilla.
Abrió la puerta para encontrarse con que su madre no había llegado. “Mejor así”, pensó. Le evitaría a su madre estar estornudando a cada rato. Subió las escaleras hacia su habitación y colocó su mochila al lado de su cajonera. Luego, se dirigió al baño y cuidadosamente lo colocó en el suelo. Luego salió, cerrando la puerta, para buscar una toalla vieja limpia que pudiera usar. Luego de encontrarla, volvió a abrir cuidadosamente la puerta. Esperaba que el gato estuviera desesperado por salir, pero para su sorpresa, estaba sentado, sin apoyar la pata herida en el suelo, esperándola. Como si supiera lo que Dina planeaba hacer. Extraño.
Dobló la toalla para que el gatito se sintiera más cómodo, y comenzó a limpiar la pata. Un corte no demasiado profundo se entreveía entre el pelaje del animal. Colocó un poco de pomada, y dudó entre colocar o no un pequeño vendaje. No quería que se infectara por falta de ventilación, así que solo limpió los excesos de pomada para que el gato no lo lamiera demasiado. Pero el gato negro ni siquiera lo intentó. Dina se sentía extrañamente nerviosa. Había sido todo muy extraño. El gato no había peleado, ni protestado, ni siquiera maullado. Solo la veía con sus enormes ojos verdes.
Cuando Dina terminó, volvió a salir del baño, pero esta vez dejando la puerta abierta. Bajó por algo de la cocina para darle de comer. No tenía comida para gatos, pero sí un sobrecito de atún. Tal vez sería suficiente. Colocó la comida en un cuenco pequeño y subió de nuevo.
Dina esperaba que el gato saliera a curiosear, y hubiera dejado un pequeño reguero de sangre, pero no. Seguía quieto en la toalla que le había acomodado, y le estaba…….¿sonriendo?
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amvfurniture · 4 years
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Litera y cajonera para dormitorio infantil: Un trabajo de carpintería a medida en el que había que cubrir el ancho del dormitorio, la distancia al radiador, el hueco hasta la ventana y la altura del rodapié. Todo ello ha quedado ajustado en un dormitorio infantil de ensueño y a un precio muy competitivo. Cajonera escalera en melamina blanca con guías telescópicas que brinda un gran espacio de almacenamiento. #litera #habitacioninfantil #decoracioninfantil #mueblesamedida #escaleras #cajonera #kidsbedroom #bedroomdecor (en Madrid, Spain) https://www.instagram.com/p/B_MyxmdK6Jr/?igshid=qdfgl5xh1gn
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nograciasavos · 5 years
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1979
Los 90´s No se olviden de cabezas, Pepino, los vendajes sobre las narices operadas, Beavis & Butthead, el video de 1979, Sunset cerrado, Margarita, los Kitipeirolos abandonando el barco, la naranja mecánica postergada de los Mickey, Maradona en The Embers, Majadaonda, La Palmera quemada como las palmeras prendidas fuego en vietnam, la viuda blanca, VCC, Premio el fasito de oro en la esquinoli de Acassuso (mítico, muchos sabrán), Cablevisión como un servicio fuera del espacio, el erotismo de Emmanuelle, Goodbye Emmanuelle, las pajas, el porro prensado, gamexane, pis, punto rojo, juan pablo caballero, pinito, la merca cortada con jabón skip, y la merluza, Rod Stewart, Iron Maiden, Oh l´amour, la revistería más grande del mundo, las revistas de skate, surf, penthouse todo a color, no saber qué estudiar , no saber adonde ir
Hay una avenida en mi vida. Una avenida que fue mi moebius mi ida y vuelta y también mi liberación, mi túnel del tiempo, mi lavarropas, mi película de cine independiente adolescente cuando quise ser, Bruce Dickinson, Angus Young, Eliseo Branca, Georgie Allen, Manteca Martinez (dueño de Sir John), Claudio Paul Cannigia en el 90, Pappo, un Esteban Jobs de cabotaje más adelante en la fiebre del oro de la red, un Hernán Ponce de VegaOlmosPonce la agencia que de repente creció sobre un restorán chino de cuentos de mil y una noches, Napo, Napoléon y tipos así. Algunos insisten en llamarla Libertadores, liberta. Pero es la Av del Libertador General San Martín la que me vio pasar bajo los árboles que escupen y las flores que patinan, las Tipas. La arteria principal de las venas abiertas de la zona norte. No sé cuando fue que llegó Fuddruckers pero duró lo que duraba un torpedo-el helado- en esos eneros pelantes cuando hacíamos tiempo para encontrar bodega en el buquebús a la Colonia de Sacramento. Esta Avenida por donde alguna vez galoparon caballos arrastrando carruajes, carretas y diligencias fue mi espiral donde viví la repetición del orden de la cosas , los metros cuadrados donde entendí que el número de elementos en cada universo por más rico que sea, es limitado por eso todo tiende a repetirse. Ví en los fines de la eras, como retiraban los autos importados de las concesionarias, en grandes camiones. Ví la caída de grandes restaurantes, ví el cambio de manos de heladerías, la llegada de la nuevas, ví los baldíos desaparecer, a Joaquín el linyera reirse de todo todos esos años, ví cada ladrillo sobre otro de la nuevas cajoneras. Sentí el cambio climático, el fin de una era, ví lagartijas. Sobre la avenida de mi liberación, mientras buscaba una salida, cuando ya no quería vivir siempre en el mismo lugar ni pasar siempre por los mismos lugares bajo esos árboles que salivean y dejan ese olor raro, fumé mis primeros porros cuando no había flor, choqué por primera vez, Fui a las fiestas en las casas de la barrancas, bajé tantas veces por el pasaje del águila sin rejas, caminé los techos del St John´s, pinté la pared de una casona con amigos y aerosoles, ví a los Charlies, a los Etchecopares en pepino, a los corcho rodriguez, galimba, a Braga menéndez agitando los brazos, a Kohan rengueando, a dotto, a juan cruz bordeaux. todos queriendo cambiar el mundo a su manera. Esta avenida y sus calles fueron las venas abiertas de la zona norte. Todo lo cívico lo frívolo, lo productivo, lo estacionario y lo cíclico convivió ahí. John Bull, New York Look y un local con ropa de Ski, sobrevivieron. ¿Cómo ? Son misterios en este Aleph. En esta Avenida de la Liberación ví llegar la democracia sin entender si la democracia era algo bueno o algo malo, porque aparecieron de repente las patotas y las bandas ultraviolentas y las cagadas a palos en las fiestas. La leyendas de los Mickey los Kitipeirolos, Los Chimangos y las pelotitas perdidas del Acassuso tenis. En esta avenida del Libertador tomamos el 168 , el colectivo que conecta los extrememakeovers más alucinantes de la Argentina secreta, el 168 desde el corazón de la Boca, el riachuelo hasta la catedral de San Isidro, hasta el bajo. Toda st nena, todo saint cheto tomo the 1 6 8. la barra de Boca y los visitantes de la Boca pararon en la misma parada pero se bajaron en otra distinta. En esta avenida ví las chicas más hermosas, los uniformes escolares más diversos más extraños. Participé de mis primeras manifestaciones en cada instancia del mundial de Italia cuando cortábamos Urquiza y la avenida justo ahí frente a Vía Flaminia y hasta se quemó un auto. En esa avenida, en mi pequeño universo, oí hablar de Robledo Puch que no era un poeta, de los Puccio, de la vez que Hugo Porta le empató solito a los All Black porque semanas antes había jugado el Casi. Fuimos a palotes y después al Snack Bowling y nos pusimos esos zapatos que despúes se pusieron de moda. Por esa avenida tb escuché hablar de desaparecidos. y sobre el lugar donde encontraron a veinte enterrados, que en otros tiempos también caminaron la avenida del libertador, hoy hacen yoga. Pizza Domino´s también desapareció, Bubalí Pizza Hut se reinventó como tenedor libre y después también se volvío a su tierra originaria. Los ví llevarse las mesas. las banderas del mundo en The Embers volvieron a flamear. En esa Avenida hice dedo, caminé de noche hasta Vicente López, ví pasar esas motos que van a mil pero a Carlitos Jr, y una vez hasta lo ví a paul Mc Cartney en bicicleta, al Turco garcía en la Ninja. En esa avenida que dicen fue la 193 ví la casa que dicen fue de Isabelita , ví la gente haciendo cola para comer en Kansas, ví a las muchachas con las faldas demasiado cortas volver tarde o tamprano de las fiestas, ví el helicóptero de la Presidenta. Hoy caminaba por esa vena de asfalto y una camioneta se llevaba las harley, y otras máquinas porque el club de París era una fiesta. La tetera gigante que se calentaba años antes del robo del siglo en la esquina de la calle Perú, se fue volando como un ovni que nos pareció de lejos cuando tomábamos ácido.
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decohogarideas · 5 years
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La cocina es un espacio muy importante del hogar, ya que es un lugar muy concurrido por toda la familia y es por eso que deseamos que el espacio para cocinar sea confortable y con buen diseño. Pero lograrlo puede parecer complicado si tenemos un espacio pequeño. Pero no te preocupes, en este artículo te traemos 5 estupendas ideas para que tu cocina pequeña tenga un estilo rústico y además moderno, para así brindarle un toque tradicional y acogedor.
Cocina rústica moderna y bien iluminada
La iluminación es muy importante si es pequeña, ya que crea un efecto de agrandamiento. Por eso debemos aumentar la luz y una de las mejores formas es utilizando colores claros para las paredes y en este caso lo mejor es conseguir madera clara para darle el toque rústico. También es importante combinar muebles blancos para resaltar puertas, gabinetes y artefactos para poder lograr un perfecto contraste.
Cocina rústica moderna, elegante y sencilla
Para que una decoración de cocinas rústicas se vea natural es imprescindible que la decoración sea sencilla. Es por esta razón, que lo que distingue lo rústico es el uso de elementos naturales como la madera propia del campo y del bosque. De hecho, para trabajar con un estilo rústico lo más importante es que los materiales que vayas a utilizar deben ser lo más naturales posible, sin tantos aditamentos que le opaquen esa belleza natural.
Cocina rústica, moderna y  blanca
La principal ventaja en diseños clásicos y tradicionales, es el aumento de la luminosidad, la sensación de limpieza y, como ya habíamos mencionado, el efecto de agrandamiento. Elije muebles blancos o colores claros para así conseguir una cocina moderna y llena de luz.
Además los modelos rústicos en blanco, combinan mucho mejor con la madera que podemos conseguir tanto para las mesas y los muebles, como para los techos y los suelos.
Cocina rústica moderna y madera
Para darle un giro moderno a nuestro hogar rústico, es importante seleccionar los elementos más prácticos, y la madera natural es la mejor opción. Este material es uno de los más solicitados por su resistencia, belleza y acabado, y hará que tu cocina tenga un ambiente más natural. Se puede combinar de muchas maneras, puedes utilizarla en la mayor parte del espacio como encimeras, muebles, paredes, suelo y hasta el techo.
Cocina rústica moderna con los mínimos elementos
Esta idea es perfecta para nuestra cocina pequeña y consiste en abrir áreas del hogar donde se combinan los muebles y los electrodomésticos. El objetivo es que todo sea más práctico y llamativo, aprovechando todos los elementos para poder guardar los productos pero con los mínimos elementos.
Es importante optimizar el espacio y aprovechar los rincones. Puedes utilizar muebles multiusos y plegables, como por ejemplo una cajonera que sirva de mesa. También deberías usar estanterías grandes y altas para poder guardar una multitud de utensilios y productos de manera ordenada. Te dejamos con el mejor catálogo de Coto para que puedas revisar si te sirve algo.
La entrada Decoración de cocinas rusticas modernas pequeñas se publicó primero en DECOHOGAR IDEAS.
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tgrblog-blog1 · 6 years
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11 ideas para aprovechar al máximo los departamentos pequeños
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No es necesario vivir en una casa grande para tener un hogar confortable. Sin embargo, los sitios reducidos representan un desafío a la hora de organizar el espacio. Sigue estos consejos para sacar el máximo provecho de tu pequeño departamento o casa.
1. Organiza el espacio Si amontonas tus objetos en cada rincón disponible, nunca lograrás utilizar eficientemente el espacio. Desecha todo lo que no sea realmente necesario y organiza con criterio lo que decidas conservar. Una habitación ordenada siempre se verá más grande.
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2. Busca objetos que sirvan a más de un fin A la hora de amueblar tu casa es mejor optar por objetos versátiles. Por ejemplo, una mesa como la que se ve en la imagen sirve de mesa de luz y de escritorio. Tener menos muebles dejará más sitios libres para ocupar con otros elementos.
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3. Crea zonas bien diferenciadas Todos los hogares están construidos de acuerdo a espacios pre-definidos: la habitación, el estar, el baño y la cocina. Sin embargo, nada indica que sólo debas utilizarlos para esos fines. Ponte creativo y establece tus propia definición de zonas en cada habitación. Puedes usar separadores para delimitar las áreas. Esto también te ayudará a mantener tus objetos ordenados.
4. Aprovecha el espacio vertical Si tienes poco espacio, las paredes serán tus aliadas. No pienses sólo en grandes estanterías. Busca también sitios pequeños que permitan organizarte mejor. Por ejemplo, el espacio que queda entre la mesada y las alacenas suele ser pasado por alto. Lo mismo sucede con el espacio entre las puertas y los techos. 5. Opta por muebles plegables Cuando necesites más lugar en una habitación, podrás plegarlos fácilmente. También son una buena opción para darle más de un uso a alguna zona de tu casa. Con un sillón como el que se ve en la imagen, puedes hacer de tu estar un cómodo sitio para dormir.
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6. Busca muebles que sirvan para almacenar objetos Si vas a vivir en un espacio reducido, cada objeto que coloques en tu departamento deberá ser extremadamente funcional. Los muebles que tengan espacios de almacenamiento te resultarán muy útiles. Una cama elevada con una cajonera debajo puede ser una buena opción, o bien un taburete dentro del cual puedas guardar tus objetos. Usa tu imaginación para adaptar diferentes muebles a tus necesidades.
7. Usa puertas deslizantes Si tienes la posibilidad de elegir, las puertas deslizantes te permitirán ahorrar espacio en las habitaciones.
8. Pinta las paredes de blanco En vez de pintar tus paredes de colores, déjalas blancas para que las habitaciones parezcan más espaciosas. En cambio, busca darle color a tu hogar con alegres objetos decorativos.
9. Cuelga las cortinas desde el techo Habitualmente suele quedar un espacio entre el techo y el barral de la cortina. Si haces que caigan directamente desde el techo, lograrás que las habitaciones parezcan más altas. Esto te hará sentir que son más amplias.
10. Usa espejos Es sabido que los espejos amplían los espacios. Colócalos en lugares estratégicos para que tu pequeño departamento se vea más grande.
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11. Sé creativo con el ropero Si tu departamento no cuenta con espacio suficiente para guardar toda tu ropa, apela a tu creatividad  para idear nuevos sitios donde colocarla. Por ejemplo, puedes colgar un barral desde el techo.
Autoría: Lucíla Benito para la Bioguía https://www.bioguia.com/notas/11-ideas-para-aprovechar-al-maximo-los-apartamentos-pequenos
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