Tumgik
#cocinas con estilo
Receta de Pancakes Hotcakes Estilo Americano
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Ingredientes
150 gramos de harina de trigo
1/2 cucharada de sal
1 cucharada de polvo para hornear
1 cucharada de azúcar estándar
225 mililitros de leche
1 huevo
1 trozo de mantequilla, derretida
Mantequilla para engrasar
Preparación
1. Cierte juntos la harina, sal polvo para hornear y azúcar. Forma un pozo en el centro y vierte la leche, luego agrega los huevos y la mantequilla derretida. Bate bien hasta tener una masa sin grumos.
2. Calienta un comal o sartén a fuego medio y engrasa con mantequilla. Para asegurarte de que el sartén está lo suficientemente caliente, prueba con una gota de masa. Vierte porciones de la masa sobre la mantequilla caliente.
3. Cocina cada hot cake hasta que se empiecen a formar burbujas en la superficie y las orillas se vean secas. Voltea y cocina por el otro lado durante 1 o 2 minutos, hasta que se vea ligeramente dorado.
4. Sirve con mantequilla, fruta y miel de abeja, maple o agave.
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gbcuentas · 1 year
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Hoteles en Playa del Carmen Quinta Avenida
Hoteles en Playa del Carmen Quinta Avenida: Puedes disfrutar de la tranquilidad, actividades nocturnas, familiares en un solo lugar. En este apartado te hablaremos de algunos lugares que te encantaran. 5 hoteles ubicados en la Quinta Avenida de Playa del Carmen Características más destacadas: Hotel La Tortuga: Este encantador hotel boutique se encuentra en el corazón de la Quinta Avenida y a…
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milingresos · 1 year
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🎸 FAMOSOS VEGANOS 🥗
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En este vídeo doy respuesta a las dudas más habituales que suele tener una persona al comenzar su camino hacia un estilo de vida vegano.
INFORME ESPECIAL GRATUITO https://megatools.cc/es/vegano-principiante/
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xjulixred45x · 7 months
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Yandere platónico Nanami y lector@: escondite(TRAUDCCION)
Pedido:Esta es mi última petición y espero que disfrutes de tus vacaciones. ¿Puedo solicitar más Nanami platónico Yandere en el que un día le grita a lector y deciden esconderse de él dentro de la casa y Nanami piensa tontamente que escaparon? Sólo salen después de escuchar el alboroto.
Kento había tenido un mal día, uno bastante malo, lo dejo irritable y definitivamente sin ganas de hacer mucho. Simplemente llegar y pasar tiempo con (Lector@).
Pero eso no fue excusa para lo que pasó después
(Lector@) ya se había acostumbrado bastante al... estilo de vida que Kento le obligo hizo mantener por su seguridad y protección, sin embargo seguía siendo una persona joven, seguía aprendiendo cosas--
Por lo que no había forma en la que supiera que retomar una pequeña discusión que habían tenido más temprano (sobre la academia de hechiceria. Incluso después de los acontecimientos de Kioto y Geto, querían volver a la academia, ¿cuándo cuál era el punto? Los de su año habían sido expulsados. ¿Esperaban que los enviaran solos? de ninguna manera)) habria sido la gota que derramó el vaso a la calma escasa del hombre. Terminando la interacción de un solo y contundente grito en su dirección.
Kento no pretendia gritar ni sonar brusco, pero toda la tension acumulada del dia, las horas extra y el hecho de que solo queria descansar y no lidiar con nada mas le hizo no darse cuenta de que Lector@ no solo se sobresalto, sino que se hecho para atras, en miedo...
no otra vez...
Kento ya había pasado por esto al principio, cuando recien los trajo a casa, como se alejarian de el, se sobresaltarian cuando el intentara acercarse o darles afecto, cuántas veces intentaron escapar de casa...los castigos que le siguieron--
Todo habia valido la pena hasta ahora, finalmente lo estaba aceptando como padre, a quererlo de vuelta, a verlo de forma similar a cuando el lo supervisaba en la academia--
y el lo arruino.
Se prometio a sí mismo que cuando regrese de este turno, le compensará lo de ayer (ya esperando que quiera salir de su habitación para esa hora) y así arreglar las cosas y no volver a empezar de cero.
Lo que no esperaba cuando regresó fue darse cuenta de que había dejado la puerta abierta... y sintió que el poco color que tenía en su rostro se le escapaba...
Entró rápidamente y revisó el cuarto de Lector@, estaba abierto, no había nadie, se fue a su habitación, nada, debajo de su cama, nada, no había nadie en la cocina ni en la sala, sacó todo, hizo un gran lío y nada.
y como se había portado tan bien había apagado las cámaras de seguridad por un rato. así que si se había ido no tenía idea de adónde fue....
Lector@ había huido, todo por su culpa.
todos los posibles escenarios empezaron a aparecer en su cabeza, que pasaria si ell@ se topaban con alguna maldicion? se habian desacostumbrado demaciado a pelear por estar viviendo con el, estaria indefenso! nisiquiera se habian curado adecuadamente de los eventos del año pasado! o estando solo por ahi, en japon, con hambre, con frio, con todos los deprabados que ahi por ahi...
¿deberia pedir ayuda a los demas hechiceros?¿pero que pasa si ven la relación que el tiene con Lector@ de mala manera? ¿o si Gojo se enteraba que el los mantenia bajo llave cuando le dijo que se alejara de ellos?¿y si le dice a las autoridades normales?malinterpretarian todo y querrian apartarlos de el!¡o peor!¡regresarlos a la academia donde correrian mas peligro!
Kento empezo a entrar en panico, se puso de rodillas, se tiro del pelo y, como ayer, dejo salir un grito de pura frustración ante la situación, pero con muchas mas emociónes que solo ira.
desesperacion, tristeza, miedo, incertidumbre--
fue entonces cuando lo oyo.
como algo se movia en su cuarto.
aún si el busco a Lector@ a fondo de todo su departamento, no busco en lugares que, por mera costumbre, no veia por ser obvios, como el armario. y ahora de oia como alguien caminaba desde su cuarto hasta donde el estaba (el living, hecho un desastre) y cuando esa persona aparecio se dio cuenta...era Lector@.
ell@ lo miraron fijamente antes de soltar un pequeño "escuche mucho ruido..."
Nanami estaba perplejo, pero trato de componerse rapido y actuar "normal" mientras de poniande pie y se dirija a ellos con paso lento. los asustó una vez, no lo haria de nuevo.
Kento estaba asombrado de que Lector@ haya decidido solo esconderse ¿se habra dado cuenta que la puerta estaba abierta?¿era una especie de plan?¿o era sincero? no importaba ahora.
Nanami casi no aguantaba las lágrimas cuando se puso mas a su nivel para darles un abrazo mientras susurraba lo que mas temia "..pense que te habias ido...".
afortunadamente, mientras ellos le regresaban el abrazo, pudo darse cuenta de que no tendría de que preocuparse. ellos no se irian.
el los acostumbro mucho a depender de el, ellos lo aman, el lo sabe, muy en el fondo ellos lo aman tanto como el a ellos, saben que aqui es mejor, que hace esto por su bien, como buen padre. no lo dejaran porque saben que no tiene sentido hacerlo...el los encontrara tarde o temprano...no pasaron juntos por tanta miseria para parar ahora...
ellos estaran juntos.
se aseguraria de ello, apartir de ahora, pase lo que pase.
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Gracias por leer ❤️
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nevenkebla · 6 months
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Susan vs. Doom
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Fantastic Four #259 John Byrne (Escritor, dibujante)
— Susan Storm: Reconozco este estilo de tecnología. ¡Solo un hombre ha podido construir esta nave! ¡Doctor Doom! — Doctor Doom: Excelente, Susan. Eres tan inteligente como hermosa. Me molestará ligeramente aniquilarte junto al resto de los Cuatro Fantástico. — Susan Storm: Ahórrame la hipocresía, Doom. El rayo inhibidor que usaste contra nosotros perdió sus efectos hace tiempo. Ahora no hay nada que evite que utilice mi campo de fuerza para abrir tu armadura y aplastarte… si es que eres tú de verdad y no uno de tus dobles robot.
— Doctor Doom: ¡Qué saludo! ¿Así es cómo te diriges a tus superiores, mujer? Te había creído una dama. Pero si insistes en hablar como una moza de cocina… ¡Te trataré como a una! — Susan Storm: ¡Lo… he notado! Doom debe de estar usando una especie de arma vibratoria que contrarresta mi campo de fuerza. Por el bien del bebé debo acabar con esta pelea antes de que pueda golpearme demasiado… pero con su extraño código de honor me asombra que golpee a una mujer… matar a una, sí, pero lo creía por encima de la brutalidad. ¡Lo sabía! ¡Otro de los condenados robots de Doom! Y no era uno particularmente bueno. ¡Mi campo de fuerza ariete le ha arrancado la cabeza!
— Doctor Doom: Perdona que no te haya dado la bienvenida en persona, Susan. Hay asuntos más urgentes que me preocupan. — Susan Storm: ¿De verdad, von Doom? Usaste a tus robots contra nosotros la última vez que luchamos. Me inclino a pensar que sencillamente tienes miedo de enfrentarte en persona a cualquiera de los Cuatro Fantásticos. — Doctor Doom: Me conoces mejor que eso, mujer. Sencillamente, encuentro indigno de un monarca rebajarme a la violencia física. Mi verdadero poder se encuentra en la fuerza de mi intelecto y cómo usarlo para guiar a otros. — Susan Storm: Un bonito discurso, Doom, pero carece de convicción. ¡Sigues sin enfrentarte a mí! ¿Tengo que ir a por ti? ¿Tengo que desmontar toda esta nave para encontrarte? — Doctor Doom: ¡Maravilloso! ¡Maravilloso! ¡Qué fuego! ¡Qué fuerza desconocida! Te aplaudo, Susan Richards. ¡Te has convertido en una auténtica guerrera por derecho propio! Desde luego que podrías destrozar esta nave. Sin duda serías capaz de encontrarme. Por primera vez hasta me veo compelido a considerar que tú, a quien creía la más débil de los Cuatro, podrías sobrevivir a una batalla con Victor von Doom. Pero antes de poner a prueba esa hipótesis, mira detrás de ti. — Susan Storm: ¿A qué juegas ahora, von Doom…? Oh… no… ¡E-ese de ahí es Johnny! ¡Y Ben! Pero… ¿Contra quién pelean?
— Doctor Doom: ¿Pelear? Querrás decir quién los está destruyendo, ¿no? Mira atentamente, Susan. Sin duda reconocerás a un viejo… amigo. — Susan Storm: ¡Tyros! ¡Tyros! ¡Pero está muerto! — Doctor Doom: No, Susan. Ha resucitado. Por mi mano. ¡El poder cósmico vuelve a ser suyo, el mismo poder que una vez le robé a Silver Surfer! ¡Y esta vez nada evitará que Tyros, mi involuntario esclavo, destruya a los Cuatro Fantásticos!
— Doctor Doom: Y ahora me enfrento a ti. A quien estás viendo es al auténtico Victor von Doom. La decisión es tuya. Enfréntate a mí en una batalla a la que quizá podrías sobrevivir… dejando a tus seres queridos en una a la que ellos no pueden sobrevivir… o acude en su ayuda, recordando siempre que hacerlo es huir de Doom. ¡Reconocer que él es tu superior! — Susan Storm: ¡Maldito seas, Doom!
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letsgetbigger · 3 months
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Mi compañero de piso
Primera parte
El día de la mudanza llegó con el sol brillando intensamente sobre la ciudad. Había decidido buscar un compañero de piso para ayudarme a pagar la hipoteca, ya que mi sueldo en la tienda de ropa no daba para mucho. La idea de compartir mi espacio con alguien nuevo me llenaba de cierta inquietud, pero también de expectativa.
Erik llegó temprano, vestido con un chándal grande y cómodo. Era un morenazo de 25 años, recién independizado y que teletrabajaba como informático. En contraste con mi atuendo habitual de traje y corbata para trabajar, su estilo relajado me llamó la atención de inmediato.
—Hola, Frank —dijo Erik con una sonrisa amplia, extendiendo su mano.
—Hola, Erik. Te ayudo con las cajas —respondí, estrechándole la mano.
Desde el primer encuentro, cuando vino a ver el piso, nos caímos bien. Y mientras Erik desempaquetaba sus cosas y las acomodaba en su nueva habitación, no podía evitar observarlo. Había algo en su presencia que me atraía.
Después de unas horas de trabajo, terminamos de acomodarlo todo. Erik se dejó caer en el sofá, sudando ligeramente por el esfuerzo, y me di cuenta de que su ropa, aunque grande, no lograba ocultar completamente una ligera redondez en ciertas zonas de su figura. Fue entonces cuando entendí por qué había traído consigo tal cantidad de comida. La nevera, que solía estar medio vacía con mis fruta y verdura, ahora estaba repleta de paquetes de comida preparada, quesos, leche entera y varios tipos de salsas. Los armarios se llenaron de pasta, arroz, bolsas de patatas, galletas y otros snacks.
—Vaya, parece que tienes buen apetito —comenté, tratando de sonar casual mientras observaba sus provisiones.
Erik rió.
—Sí, me gusta comer.
No podía negar que todo aquello me sorprendía, pero decidí no darle más vueltas y simplemente acepté que mi nuevo compañero de piso tenía un estilo de vida diferente al mío.
Una noche, semanas más tarde, llegué a casa tras una mala cita. Me sentía decepcionado y frustrado. Para mi sorpresa, encontré a Erik sentado en el sofá con dos cajas vacías de pizza a su lado.
—Hola, Frank. ¿Qué tal la cita? —me preguntó con una sonrisa despreocupada.
—No hubo chispa —dije encogiéndome de hombros.
Erik me observó con interés.
—Igual no era tu tipo —dijo con una mirada comprensiva—. A veces cuesta encontrar a alguien que realmente encaje con nosotros.
Me dejé caer en el sillón frente a él, sintiéndome un poco mejor al escuchar sus palabras. Siempre tenía una manera de hacerme sentir comprendido y menos solo.
—Puede que tengas razón —admití dejando escapar un suspiro.
Mientras hablábamos, noté algo diferente en Erik. El chándal ya no le quedaba tan holgado como cuando se había mudado. De hecho, la sudadera parecía esconder una panza creciente. Era evidente que estaba disfrutando de la comida y su cuerpo lo reflejaba. Se levantó y caminó hacia la cocina. Los pantalones de chándal se ajustaban a su trasero redondo de una manera que no había visto antes. Abrió uno de los armarios y sacó un bote enorme de proteína en polvo, lo cual me sorprendió.
—¿Has ido al gimnasio? —le pregunté, intentando comprender por qué necesitaba un batido de proteínas después de dos pizzas.
Erik rió y negó con la cabeza.
—No, no voy al gimnasio —dijo como si la idea le resultara divertida.
—Ah. Bueno, creo que es hora de irme a la cama.
—Buenas noches, Frank.
Tal vez tenía razón. Tal vez el chico delgado con el que había salido simplemente no era mi tipo. Siempre me había fijado más en hombres corpulentos, en osos.
Una noche calurosa de finales de primavera, me desperté sediento. Me levanté de la cama y me dirigí a la cocina para beber un vaso de agua. Al llegar a la puerta, me detuve en seco. La escena ante mis ojos me dejó paralizado. Erik estaba de pie, iluminado únicamente por la luz de la nevera abierta. Llevaba puestos solo unos slips que se le clavaban en la piel, marcando sus curvas y dejando al descubierto la creciente redondez de su cuerpo. Su barriga se derramaba ligeramente sobre la goma elástica y sus muslos se veían más gruesos, pero lo que más llamaba la atención era su trasero. Aquel culazo redondo y prominente llenaba completamente los calzoncillos, haciendo que la tela se tensara al máximo. Erik tenía una caja de donuts sobre la encimera y comía uno tras otro con una voracidad insaciable usando la mano izquierda. La mano derecha estaba metida en sus slips, moviéndose rítmicamente mientras se masturbaba. El placer en su rostro era innegable. No pude evitar quedarme allí, observando en silencio. La visión de Erik dándose placer de esa manera, disfrutando de la comida y de su propio cuerpo, era hipnótica. Sentí mi erección crecer rápidamente.
Me alejé de la puerta con cuidado de no hacer ruido y regresé a mi habitación. La imagen de Erik seguía en mi mente: su cuerpo cada vez más relleno, sus manos ocupadas con los donuts y su polla, la expresión en su cara. Sabía que algo había cambiado dentro de mí y que mi atracción por Erik había crecido de una manera que no podía ignorar.
Segunda parte
Con la llegada del verano, el calor se hizo insoportable en nuestro apartamento. Erik empezó a pasearse por casa solo en calzoncillos y cada vez que lo veía, mi corazón latía con más fuerza. Su físico había cambiado notablemente. Su barriga había crecido más y sobresalía con orgullo. Y su culo se había vuelto todavía más grande y redondo. Los slips apenas podían contener sus nalgas. La integridad de la tela se ponía a prueba con cada movimiento. Erik parecía estar cómodo con su cuerpo. Verlo así, tan natural y despreocupado, me volvía loco.
Una tarde, sentados en el sofá viendo la televisión, no fui capaz de contener mi curiosidad. Lo miré fijamente y le pregunté:
—Erik, ¿estás... engordando a propósito?
Erik permaneció en silencio por un momento y luego una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro.
—Sí, Frank, lo estoy haciendo a propósito.
—¿Por qué?
—Siempre me ha excitado la idea de engordar, de sentir mi cuerpo crecer, mi barriga expandiéndose y mi culo volviéndose más grande. Y me encanta ver cómo la ropa me queda cada vez más ajustada.
Mis ojos se abrieron de par en par. No podía creer lo que estaba oyendo y al mismo tiempo me sentía increíblemente excitado. Su confesión solo había intensificado mi deseo.
A la mañana siguiente, al dirigirme a la cocina para hacerme un café, noté que la puerta del baño estaba entreabierta. A través de la rendija de la puerta podía ver a Erik en la ducha. El agua caía sobre su cuerpo desnudo, resaltando cada curva, cada pliegue de su piel. Ver cómo sus manos recorrían su barriga gorda con movimientos deliberados, su pecho y sus enormes nalgas me fascinaba. Me aferré a la puerta. Mi erección crecía dolorosamente. Sin darme cuenta, una mancha húmeda empezó a formarse en mis calzoncillos, signo de mi excitación extrema. Erik me descubrió. No dijo nada, pero su sonrisa y la forma en que sus ojos brillaban lo decían todo. Abrió la cortina de la ducha e hizo un gesto para que me uniera a él. Sin pensarlo dos veces, entré en el cuarto de baño. Me quité los calzoncillos rápidamente, dejando que cayeran al suelo, y me acerqué. Se giró, ofreciéndome su espalda. Mi mirada se fijó en su trasero redondo y firme, un espectáculo que no podía resistir. Comencé a acariciarlo. Erik se estremecía bajo mis caricias. No podía esperar más, mi polla palpitante buscaba su objetivo. Alineé mi cuerpo con el suyo y con un movimiento lento y deliberado, lo penetré. La sensación era increíble. Un gemido escapó de mis labios. Erik se arqueó hacia atrás, apoyando las manos en la pared de la ducha mientras yo comenzaba a moverme dentro de él. Mis manos agarraron sus flancos y aumenté el ritmo. Las embestidas se volvieron más fuertes, más desesperadas, y Erik respondía a cada una de ellas con gemidos de placer. Sentía cómo su respiración se entrecortaba a medida que nos acercábamos al clímax. Finalmente, con un grito ahogado, me corrí dentro de él. Erik se estremeció y gritó también, su propio orgasmo siguiendo al mío. Nos quedamos así, unidos y jadeantes, mientras el agua seguía cayendo, lavando el sudor y la pasión que habíamos compartido.
Esa noche, después de un largo día en el trabajo, no podía dejar de pensar en la experiencia de la mañana. Al llegar a casa, me encontré con Erik en la sala, relajado sobre el sofá. Me acerqué a él y me senté a su lado.
—Erik, hay algo que tengo que decirte —comencé, tratando de mantener mi voz firme—. Me encanta lo gordo que te estás poniendo. Especialmente tu culo. Me vuelve loco. Y quiero verte engordar aún más.
Erik sonrió, su cara redondeada llena de satisfacción.
—Me gusta lo que oigo, Frank.
Me levanté y fui a la cocina, donde saqué una tarrina de dos litros de helado del congelador. Regresé al sofá y la coloqué frente a Erik, que ya había cenado dos platos enormes de pasta. Su mirada se iluminó al ver el helado. Me senté a su lado y empecé a darle de comer. El helado se derretía en su boca. Sus labios se movían con deleite tragando cada cucharada. Mi mano se deslizó por su vientre, sintiendo la plenitud y la calidez de su carne bajo mis dedos.
—Eso es, Erik —le susurré al oído, acercándome para besar su cuello—. Quiero que te lo comas todo. Quiero verte crecer.
Después de lo que parecieron horas, Erik terminó el helado. Se recostó en el sofá, su respiración pesada y su mirada fija en la mía.
—Gracias, Frank —murmuró con gratitud y deseo.
—Esto es solo el comienzo.
Me arrodillé ante él y deslicé mis manos por sus muslos gruesos. Luego mis dedos acariciaron sus pezones y jugué con ellos suavemente, a la vez que besaba su barriga. Erik jadeaba mientras mi boca bajaba por su cuerpo. Mordisqueé su polla a través de los slips, sintiendo su dureza contra mis dientes. Con un movimiento rápido, deslicé la prenda hacia abajo, y liberé su erección. Mi lengua recorrió su longitud, saboreando cada centímetro antes de tomarlo en mi boca. Mis manos seguían explorando, acariciando sus muslos y sus huevos. Erik gemía y se retorcía. Y con un grito de placer, se corrió en mi boca. Sus chorros de semen caliente llenaron mi garganta.
Tercera parte
Habían pasado unos meses y Erik estaba gordísimo. Me desperté una mañana y lo primero que vi fue su culo enorme, redondo y lleno de grasa gelatinosa descansando en la cama junto a mí. Admiré su tamaño. La celulitis de sus muslos y las estrías en sus flancos también me encantaban. Me acerqué a él, aún adormilado, y coloqué mis manos sobre sus nalgas, meneándolas suavemente. La carne se balanceaba. Una imagen que me excitaba como nada en el mundo. Bajé la tela de sus nuevos calzoncillos XXL y mis labios besaron sus nalgas con devoción.
—Has engordado tanto, Erik —murmuré contra su piel—. Y me pone tan cachondo verte así.
Erik gimió en respuesta y mis caricias se volvieron más atrevidas. Apreté y amasé sus nalgas, sintiendo la grasa bajo mis palmas, mientras mi lengua exploraba cada rincón también.
—Me encantas así, tan grande, tan sexy —le susurré.
Erik se retorció de placer.
—Frank, tráeme el desayuno a la cama —pidió, su tono cargado de necesidad—. Quiero empezar el día bien alimentado.
Me levanté rápidamente, mi erección pulsando con anticipación dirigiéndome a la cocina. Preparé una bandeja con todo lo que sabía que a Erik le gustaba: muchas tostadas con mantequilla, una tortilla francesa con queso derretido, dos cruasanes enormes rellenos de chocolate y... un batido de proteínas gigante hecho con leche y nata a partes iguales.
Cuando regresé a la habitación, Erik me esperaba, recostado en la cama con una sonrisa satisfecha en su rostro. Coloqué la bandeja delante de él y observé cómo sus ojos se iluminaban al ver la comida.
—Perfecto —dijo Erik.
Me senté junto a él. Empezó a comer con entusiasmo. La manera en que disfrutaba de cada bocado, la alegría en su rostro mientras se alimentaba, llenaba mi corazón de una satisfacción profunda. Pensé en lo increíble que era ver su cuerpo expandirse, cada vez más lleno de grasa, cada vez más hermoso. Y sabía que Erik también lo disfrutaba, cada bocado, cada caricia, cada mirada de deseo.
Cuando terminó el desayuno, me quedé en la cama observándolo levantarse y caminar hacia el baño. Su cuerpo había cambiado tanto en los últimos meses que era un espectáculo embriagador.
—Eres un cerdo gordo, Erik —le dije deslizando mi mano por mi propio cuerpo—. Mira cómo se mueve toda esa grasa. Joder, estás tan obeso.
Erik se detuvo y se volvió hacia mí, sus ojos brillando de excitación. Sabía que le encantaba cuando le hablaba así. Empecé a pajearme observando cada movimiento de su cuerpo.
—¿Te gusta estar así de gordo, verdad? —continué, mi voz ronca.
Erik gimió suavemente, sus manos acariciando su barriga hinchada, sus dedos recorriendo las estrías que la adornaban.
—Sí, Frank. Dímelo —pidió con deseo—. Dime lo gordo que estoy, lo mucho más que me vas a engordar.
—Eres insaciable —le dije, mis palabras un susurro lleno de lujuria—. Voy a seguir alimentándote. Quiero que seas el gordo más grande que jamás haya visto.
Mis manos se movían con más urgencia, mis ojos fijos en el cuerpo de Erik.
—Estás tan sexy lleno de comida —le dije sintiendo mi propia excitación llegar a su punto máximo—. No hay nada que me guste más que ver cómo te conviertes en un cerdo obeso y satisfecho.
Erik se mordió el labio y vi cómo su propia erección crecía bajo la piel de su barriga.
—Sí, Frank, hazme más gordo —respondió—. No puedo esperar a ver cuántos kilos más voy a engordar para ti.
Con esas últimas palabras me corrí, mi semen disparándose por toda la habitación.
Parte final
Era sábado y decidí que teníamos que ir a comer a un bufet. Erik estaba sentado en el sofá en sus ahora extremadamente pequeños calzoncillos XXL, su enorme barriga descansando sobre sus muslos. Lo observé por un momento antes de decirle:
—Hoy vamos a un bufet y quiero que te pongas algo ajustado. Quiero que todo el mundo vea lo grande que te has puesto.
Erik asintió con una chispa de emoción en sus ojos. Se fue a su cuarto y lo seguí, sabiendo que escogería la ropa más ajustada que tenía. Optó por una camiseta que se pegaba a su barriga, resaltando cada lorza, y unos pantalones que apretaban sus muslos y su enorme culo. Me sentí instantáneamente excitado al verlo así.
Llegamos al bufet, un paraíso de comida grasienta y abundante, y tomamos asiento.
—Quiero que comas sin parar. ¿De acuerdo? No te detengas hasta que te lo diga.
Erik asintió, se levantó y se dirigió a las mesas del bufet. Volvió con algo para mí y con un plato lleno de pizza, patatas fritas y pollo frito para él.
Lo observé comer, disfrutando de cada bocado que tomaba. Cuando terminó, le dije:
—Ve por más.
Erik se levantó y fue a buscar otro plato. Esta vez volvió con hamburguesas, aros de cebolla y más patatas fritas. El placer evidente en su rostro mientras llenaba su cuerpo con más y más comida aceitosa.
—Eres un cerdo obeso —le susurré habiendo acabado—. Come más, quiero ver cómo te pones aún más grande.
Erik obedeció sin cuestionar, levantándose nuevamente para buscar más comida. Lo observé caminar, su culo redondo y enorme balanceándose con cada paso. Regresó con un plato de macarrones con queso y costillas. La barriga ya le asomaba por debajo de la camiseta.
—Más, Erik. No pares —le ordené con el último bocado.
Obedeció de nuevo, levantándose con dificultad, su ropa ajustada marcando cada centímetro de su grasa. Volvió con varios trozos de tarta.
Volvimos a casa horas después. Entramos y Erik se dejó caer pesadamente en el sofá. Me acerqué a él, mi excitación palpable.
—Eres puro sebo, Erik —le susurré comenzando a desvestirlo.
Primero le quité la camiseta, dejando al descubierto su pecho amplio y sus pezones ensanchados. Mis dedos los acariciaron. Erik gimió.
—Mírate, con estas tetas enormes y esa barriga tan redonda. Estás hecho un glotón.
Le quité los pantalones con dificultad. La tela se aferraba a sus muslos gruesos y a su culo que parecía dos balones de playa. Se quedó solo en calzoncillos, los cuales bajé lentamente, revelando su miembro erecto pero medio enterrado en la grasa de su pubis.
—Me encanta lo enorme que te has puesto.
Mis manos recorrieron su cuerpo, manoseando su carne blanda. Acaricié su barriga hinchada, sintiendo su calidez y su suave textura. Luego dirigí una mano hacia su polla y empecé a masturbarlo. Cada movimiento hacía que todo rebotara, especialmente sus pezones, que se balanceaban con cada vaivén.
—Eres tan sexy, tan obeso. Mañana volveremos al bufet —murmuré, aumentando el ritmo de mis movimientos.
Erik gimió más fuerte y llegó al clímax, su semen caliente brotando en mis manos. Se lo di para que se lo tragara. Luego lo besé sintiendo una profunda satisfacción al saber que había ayudado a que se convirtiera en el hombre que tanto deseaba ser.
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mikuzsoy · 3 months
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COCINA COMUNITARIA. Mi personaje le enseña al tuyo sobre un platillo típico de su cultura. @izzakry
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El rubio no era bueno en la cocina; podía cocinar algo para sobrevivir, pero tener habilidades al estilo Gordon Ramsay… eso nunca iba a pasar. Sin embargo, ahí estaba, observando un plato típico de la cultura del contrario, algo que claramente iba a probar con un bocado y listo. Para ser honesto, no era muy aventurero en el área de comidas. Se sentó en la gran mesa y soltó un suspiro. "Deberíamos haber ido con un plato de mi país...", comenzó a decir con una sonrisa ladina. "Pero creo que el tuyo es mucho mejor, y porque realmente no sé si hay ingredientes que necesite", añadió, consciente de que ni siquiera había buscado los ingredientes necesarios para un plato de su cultura.
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elbiotipo · 6 months
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senshi votaria por milei si fuera argentino
Lamentablemente lo veo como uno de esos estilo "no me gusta la política, son todos iguales *vota a Milei*"
Al mismo tiempo podría ser el tipo más fervientemente peronista con fotos de Perón, Evita, Néstor y Cristina en la cocina.
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sucede-es · 5 months
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#JuevesDeArquitectura
Casa en Bone Hollow Road
El estilo boho se encuentra con una construcción centenaria en la Casa en Bone Hollow Road. Comprada y renovada durante más de una década por la cofundadora de Marchesa, Keren Craig, y su esposo, la propiedad está construida alrededor de un granero convertido que data de 1920, complementado por una extensión estilo granero de un piso.
El piso superior del granero está dedicado a una gran sala que combina espacios de estar y de entretenimiento con una oficina, sala de medios y un pequeño balcón. Abajo, por la escalera de acero y madera a medida, se encuentran cinco habitaciones, incluyendo un dormitorio principal con una terraza privada, así como la cocina de estilo inglés, comedor y sala de estar.
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psicotaipan · 17 days
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Ahora navegas de nuevo
En memoria de José María Sánchez Pardo
“El que sabe caminar bien, no lucha. 
El que sabe luchar bien, no se irrita. 
El que sabe vencer bien no combate. 
El que sabe ser fuerte se mantiene abajo.”
Proverbio del estilo Hung Gar de Kungfu.
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  Sucedió ya hace semanas y he tratado de dejar el asunto en salmuera, porque no era capaz de escribir dos palabras a derechas sin que se me cayeran las lágrimas. Pensé en dejar pasar un tiempo. Y a trompicones, a ratos sueltos, de mala manera, mientras pasaban las vacaciones e iba escribiendo algunos cuentos, he ido pudiendo terminar éste texto.
    José María Sánchez Pardo, miembro histórico de la Tertulia Madrileña de Literatura Fantástica (TERMA), camarada de tantos, y uno de los mejores amigos que tendré jamás, falleció el pasado 5 de agosto mientras dormía la siesta.
    Falleció tranquilo, no se despertó, una muerte que todo el mundo firmaría, si no fuera porque se fue demasiado pronto.
    Me tuve que volver desde la sierra, roto, cuando me enteré por wathsapp. No podía ni vestirme, no podía encontrar la ropa, sujetar nada con las manos, no podía mantenerme en pie, no podía creerlo.
    Dicen que cuando una persona ha cumplido su plan de alma, sencillamente se marcha.
    Y no me cabe duda de que Pepe cumplió su plan e hizo lo que había venido a hacer a este mundo.
    Estamos ante otro Maestro del Buen Vivir.
    El hombre de abril. El Maestro de la risa estruendosa, del saber estar y del aplomo.
    Una de las lecciones que aprendí de él fue la de vivir con entereza.
    Suceda lo que suceda, no pierdas la dignidad. He tratado de seguir ésta enseñanza. Digno y entero, aunque a veces te estés cayendo a pedazos. Ya habrá tiempo de dolerse, pero ahora toca vivir, "Adelante con los faroles", una de sus frases habituales.
   Pepe era un relámpago de vida en un mundo de personas apagadas.  No he conocido a un tipo con mayor capacidad de dar y de darse a los demás, de sostener a sus semejantes  en momentos de zozobra.
    Siempre estaba ahí, cuando tu mismo no podías sostenerte.
    Y alguna vez yo no pude, y él estuvo.
    Pepe era un mago de la generosidad y la entereza. Encajaba los desaires, los desplantes y rechazos de la gente vulgar, con una elegancia olímpica.
    Se mantenía firme, se mantenía digno y en pie.
    Era un hombre de corazón inmenso, intenso, emocional y expansivo.
    A veces muy caústico. A veces letal con las palabras.
    Era y Es (y digo es, porque el alma inmortal se resiste a la idea de la finitud y estoy convencido de que volveré a verle) un gigante en zapatos de hombre mortal e imperfecto.
    Tuvimos algunos desencuentros. Unos años duros en los que se me complicó la vida estuvimos alejados. Y tiempo después volvimos a ser los viejos amigos de siempre, como si nada hubiera sucedido.
    Otra cosa que aprendí de él fue a tratar de vivir una vida digna de ser vivida. Porque con menos que eso, no debemos conformarnos. Hemos venido al mundo a hacer que el tiempo vivido merezca la pena.
    Pepe me enseñó también entereza, valentía y generosidad.
    Me enseñó a no victimizarme (un mal tan común en nuestros días) a encajar el daño sin pestañear, a vivir siempre con autorrespeto, aunque la vida fuera injusta o las circunstancias no fueran las mejores.
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    Estaba con él, en la cocina de un chalet en Piedralabes, de vacaciones con su familia ( Merche su mujer y su hijo Ignacio) , cuando el último rayo de luz de uno de sus ojos, se cerró para siempre. Se le cayó la taza del desayuno en la encimera. Se quedó lívido. Su ceguera (porque Pepe era ciego), que había ido siendo degenerativa durante décadas, era ya definitiva. “He perdido la Luz", me dijo.
    "No has perdido la Luz, tu qué cojones vas a perder la luz", pensé, sin atreverme a hablar, sin saber que decirle. "La Luz la llevas dentro. De hecho, Pepe, llevas más luz que la mayoría de personas que he conocido, joder."
    Pepe no nació ciego, pero en pocas décadas, se quedó a oscuras para siempre. Su mujer, médico psiquiatra, tenía que pincharle en las córneas para retrasar la enfermedad. Pero la oscuridad fue inevitable.
    A Pepe le gustaba navegar de joven. Y nos contaba a Pablo Magarzo (compañero suyo de colegio y compañero mío de tiro con arco) y a mi, que muchas veces soñaba que navegaba de nuevo. Sus sueños eran vividos, luminosos. El recuerdo de una claridad perdida. Cuando Pepe, Peporro para los de su colegio, soñaba, era libre.
   Pepe también era psicoanalista lacaniano y psicólogo de la Dirección General de Tráfico.      
    Sus pacientes decían de él que tenía un “oído clínico" muy bueno.
    Era certero, lúcido, vital. Un buen profesional.
    En la ONCE le tenían por un invidente de vanguardia, autónomo y probador de las nuevas tecnologías que se incorporaban para ayudar a la gente con limitaciones visuales.
    Se sacó el cinturón negro de judo.
    Escuchaba libros a todas horas.
Caminaba como un sherpa, comía como un vikingo, reía como un mongol.
    Compañero de largas caminatas, se apuntaba siempre a un bombardeo. No había plan al que dijera que no. 
Siempre en expansión, abierto a la vida, fue miembro de clubes de lectura, articulista en prensa y revistas, era uno de los miembros e impulsores de la web Total Noir, referente mundial en literatura policial y de género negro.
    También era lector voraz y uno de los mayores expertos en novela negra que he conocido.
    Y no iba de nada especial, ni de experto, ni de gurú, ni de entendido.
    Pero lo era.
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    Tuvo tres perros guía magníficos, Urbión, Rusty y Milk. A los tres los quise (a Rusty no me dió casi tiempo) y los quiero como le quise a él. Grandes animales, grandes seres.
    Y ahora solo nos queda recoger los pedazos de este naufragio y seguir viviendo, porque la vida es una carrera de fondo y con los años vamos perdiendo gente, cada vez más gente en ésta masacre, que decía Bukowski.
    Masacre por entregas, añado yo.
  ¿Que vamos a hacer los que nos quedamos aquí sin el ahora?
Camelot ha perdido a su Arturo, un Arturo que jamás fue de jefe, ni de Arturo, ni de rey ni de nada... y que precisamente por eso quizá era uno de los que más se merecía la corona.
    Era siempre uno más, allá donde iba, y sin embargo, era muy grande, era único.
   La Mesa Redonda ya nunca volverá a ser lo mismo sin él.
    La vida debe continuar tras la Batalla de Camlann.
    El mundo tiene menos luz desde que un buen hombre, sin colores en los ojos, ha partido hacia una tierra mejor.
    Adiós Pepe. Hasta luego amigo mío.
    Que tu bastón guía nos ayude a encontrar el camino en la noche oscura del alma, cuando perdamos el rumbo, cuando no podamos más, o no sepamos hallar el camino.
    Y ahora si, tocan las lágrimas.
 
    Nota:
    Todos los 5 de agosto los miembros de la Terma (Tertulia Madrileña de Literatura Fantástica) celebramos el "Pepe Day" en su memoria.
    Y esperamos poder seguirlo haciendo muchos muchos años.
    
    Foto 1: Si alguna vez os preguntáis donde está Pepe ahora, ya lo sabéis. Recorre al fin los océanos libre.
    Foto 2:  Pepe y yo (sin barba y con pelo) en la Fiesta de la espuma en Piedralabes. La cara de uno de los lugareños que nos mira es un poema. Foto tomada por Merche, su mujer.
    Foto 3: tomada prestada y editada, con todo el respeto y cariño, de la excelente web Total Noir. Es una de las más recientes que se tienen de nuestro amigo.
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flipatravel · 2 months
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Crucero Australis Ushuaia a Chile glaciares!!
Crucero Australis Ushuaia a Chile glaciares!!Si piensa en un viaje a través de la Patagonia en un crucero Australis acudirán a su mente imágenes de impenetrables glaciares, imponentes montañas, campos de hielo, colonias de pingüinos y mares helados que se extienden hacia el Polo Sur. Si eso suena emocionante únase a nosotros, porque aquí, en Australis, hemos estado navegando por las aguas del Cabo de Hornos, el Canal Beagle y el Estrecho de Magallanes, como una compañía líder de cruceros de expedición en el Parque Nacional Tierra del Fuego, desde 1990, transportando a nuestros huéspedes a otro reino, uno que es salvaje y hermoso, que no ha sido aún transformado por el hombre y que raramente es visto por los turistas. Una experiencia de viaje única y que jamás olvidará. Es más, las rutas de un crucero de Australis en la Patagonia incluyen canales ocultos, fiordos y entornos inaccesibles a lo largo de toda esta evocadora región. Y es que nosotros hemos conseguido tener acceso a áreas que no tienen otros operadores de cruceros. Esto significa que nuestras excursiones tanto en tierra como en alta mar (ya sean paseos hacia glaciares gigantes, senderos a través de bosques o excursiones en busca de leones marinos), se realizarán en total aislamiento, con la única compañía de un guía experto de Australis. Si el clima lo permite, todos nuestros itinerarios también incluyen una hermosa parada en el Cabo de Hornos, el punto más al sur del continente americano, llamado el "Fin del Mundo" por una buena razón, como podrá comprobar durante su recorrido.
La Patagonia argentina y chilena ofrece una gastronomía rica y variada, con platos que reflejan la cultura y los ingredientes locales. Aquí tienes algunos de los manjares que no te puedes perder:
Patagonia Argentina
Cordero Patagónico: Este es uno de los platos más emblemáticos. El cordero se cocina lentamente a la parrilla o al asador, resultando en una carne tierna y jugosa.
Trucha y Salmón: Los ríos y lagos de la Patagonia son famosos por su trucha y salmón, que se pueden disfrutar frescos, ahumados o a la parrilla.
Frutos del Bosque: Los arándanos, frambuesas y calafate son comunes en la región. Se utilizan en postres, mermeladas y licores.
Empanadas: Las empanadas patagónicas, rellenas de carne, cordero o mariscos, son una delicia que no puedes dejar de probar.
Patagonia Chilena
Centolla: Este marisco, conocido como el “rey del mar”, es una especialidad en la región de Magallanes. Se puede disfrutar en ensaladas, guisos o simplemente al natural.
Guanaco: La carne de guanaco es baja en grasas y muy sabrosa. Se cocina principalmente asada o en guisos.
Curanto: Un plato tradicional que se cocina en un hoyo en la tierra, cubierto con hojas de nalca. Incluye mariscos, carnes, papas y otros vegetales.
Salmón Chinook: Conocido como el “rey de los ríos”, este salmón es apreciado por su sabor suave y delicado.
Bebidas y Dulces
Cerveza Artesanal: Tanto en Argentina como en Chile, la Patagonia es conocida por sus cervezas artesanales. Hay una gran variedad de estilos para probar.
Dulces y Chocolates: Los chocolates y dulces caseros, especialmente los que incluyen frutos del bosque, son muy populares en la región.
Eche un vistazo a algunas de nuestras rutas de cruceros de la Patagonia y empiece a soñar con las maravillas que le esperan.
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sanotsantosanto · 3 months
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01/07/24
Todavía se escucha el resonar de las campanas de la Garnisonskirche. Son las doce y tres minutos y supongo que están anunciando El Angelus. Además de las campanadas hay otros sonidos característicos, como el ruido de los coches al recorrer Bischofsweg o la línea 13 del tranvía que acaba de llegar a Alaunplatz. También puedo escuchar algunas personas charlando a lo lejos sin distinguir nada de lo que dicen, no solo porque hablan en dialecto sajón, sino porque están a una distancia bastante considerable. Mi apartamento se encuentra en la última planta del edificio de la esquina derecha de la calle Alaunstraße con Bischofsweg, se trata de un pequeño inmueble de un dormitorio, un salón-comedor, un cuarto de baño y una cocina con las mismas dimensiones o más pequeño que un vestidor.
Es un piso muy luminoso, situado en un pequeño torreón rematado con un chapitel bulboso tan característico de la arquitectura centroeuropea. El salón es una habitación con forma de heptágono de lados desiguales, los cuales tres de ellos dan al exterior y tienen grandes ventanas que permiten entrar la luz en el interior de la vivienda, tan importante en una ciudad como Dresde, donde la falta de luz natural hace que sea imprescindible tener grandes ventanales en los edificios.
Las campanas han cesado de sonar y ahora solo escucho el ruido de los coches, hoy es lunes y me imagino que no hay demasiada gente en el parque,  además son vacaciones escolares y la ciudad está bastante vacía. 
Estoy sentado en la única mesa que tenemos en casa, la cual usamos para comer, trabajar, estudiar y toda actividad en la que una mesa es necesaria. Cuando estoy sentado ante la mesa puedo ver por la ventana el campanario de la Iglesia de La Guarnición, una iglesia construida a finales del siglo XIX en estilo neogótico. Es una iglesia doble (destinada a los militares que se encontraban y se encuentran en esta zona de la ciudad) que alberga dos edificios, uno destinado al culto católico y el otro al culto protestante.
En la fachada principal de la iglesia, situada al norte,  se puede ver la torre campanario con un chapitel piramidal con una aguja rematada con una esfera y una cruz doradas. Sobre el campanario, debajo del chapitel hay un reloj que es lo que nos indica que estamos ante un edificio del neogótico y no del gótico propiamente dicho. Para muchos esto es difícil de entender, ya que el neogótico es un fiel fidedigno del antiguo estilo medieval y confunde al espectador en cuanto que siempre se intenta evocar o imitar lo que se hacía en el pasado. 
La fachada sur es la parte trasera del edificio compuesta por varios absidiolos que evocan a las antiguas catedrales del románico. En aquella época el ábside y los absidiolos tenían una función puramente técnica para contrarrestar el peso del muro, en este edificio la función es meramente decorativa ya que al tratarse de un edificio  neogótico el muro no necesita ningún tipo de elemento para contrarrestar su peso, para esto se utiliza la bóveda de crucería desarrollada en tiempos del gótico para poder liberar los muros y abrir grandes ventanales con vidrieras coloreadas. 
Hoy el día está un poco revuelto, a pesar de que el verano acaba de comenzar, el cielo se ha nublado y solo hay algunos huecos de cielo azul entre las nueves, justo encima del campanario de la iglesia a modo de rompimiento de gloria. Las hojas de los árboles se mueven y puedo ver a través de los cristales de la ventana una lluvia muy fina y casi imperceptible que anuncia la llegada de una tormenta. No hace ni frío ni calor. El cielo se acaba de cerrar con nubes por completo y la lluvia ha empezado a incrementar con fuerza, supongo que ya ha llegado la tormenta, ya puedo escuchar los truenos a lo lejos.
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terrenitord · 3 months
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everyday-gif · 4 months
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La pregunta era, ¿que cosas crees, que son las que me gustan de ti?
La pregunta es súper amplia porque tengo que decir porque un hombre había decidido dedicarme 11 meses de su vida, espero no estar equivocada con mis palabras y de ser así, me disculpo porque no es esa la intension.
Muy rara si las enumero? Jaja un poco si, pero que puede ser más raro que decir porque alguien se fijo en ti 🤣
1. Mis ojos
Debo decir que esto es lo primero que notan la mayoría cuando me conocen, pero no todo se mira igual, el despertó algo en mi, yo le respondo con un “hey” detrás de mis ojos y ahí arranca todo.
2. Mi dulzura
Mi alma es muy tierna, cariñosa, empalagosa y amorosa a mas no poder, intento siempre demostrarlo con cada pequeña cosa. Cómo llenarte de besos apenas despiertas.
3. Mi sentido del humor
Tengo un espíritu burletero y en muchas situaciones uso mi sentido del humor para hacerlas menos dramáticas, creo que tomarnos todo tan enserio no es tan necesario. Como quien dice, chiquitas pero se hacen desear jaja.
4. Mi buena escucha y comunicación
He notado que antes de escuchar al otro siempre estamos pensando cómo defendernos, como si ese fuera el único propósito, ganar la discusión. Pero no no, cuando aprendes a escuchar y al mismo tiempo decir lo que piensas y se vuelve un toma y dame, eso si es ganar. Obtienes un amigo.
5. El gusto por el disfrute
La vida es hermosa solo porque si, pero cuando le pones música, cocinas, bailas, ríes, tomas y comes, se vuelve aún más linda, que deleite sacarle provecho a cada momento, como ir a parquear el carro y bajar caminando muertos de risa.
6. El gusto por no hacer nada
Jumm si la gente sintiera lo que yo siento cuando nos tiramos a la cama apacharrarnos, nadie querría volver a trabajar, es tan delicioso prender la tele, para un podcast, series, documental, YouTube o lo que sea, con la comodidad de una cucharita infinita, un calorcito de cercanía y un Rappi en camino con sushi o lechona, la vida es perfecta también cuando no se es productivo.
7. Lo mucho que puedo ampliar mi lista de música
Todos los seres que me rodean me han vuelto una esponja musical, literalmente lo más desordenado que tengo es mi YouTube music y puedo encontrar gustos ocultos y volverlos parte de mi, comida para llevar suena riquísimo y solo necesite de una letra que dice, doble queso con tocineta.
8. Querer siempre ser mejor
No se si es un poco obsesivo de mi parte, pero cada día me levanto motivada a ser una mejor versión que el día anterior, siento la necesidad de dar lo mejor de mi siempre, como si ese fuera mi ultimo día y quiero que tú último recuerdo sea dulce. Creo que eso atrae a que los demás se unan a la causa.
9. Lo comprensiva
Nunca estoy parada en una silla juzgatoria señalando que cosas haces mal, para nada es mi estilo, estoy dispuesta con toda la sinceridad del mundo a ser tu más leal amiga, aconsejar si es necesario, hacer caer en cuenta del error si así fuera o solo abrazar para que sepan que estoy ahí, porque entiendo que cada persona es como una especie de planta, distinta al resto pero igual de especial.
10. Lo alegre y mi capacidad de asombro
El mundo todos los días tiene cosas que enseñarme y yo me sorprendo con cada cosa, siento que son regalos invitándonos a no perder nunca el asombro y agradecimiento por estar vivos.
11. Lo directa y sincera que puedo ser
Esto aunque puede ser más un aspecto por mejorar, considero que doy la sensación de ser confiable, que no voy a guardarme nada para mi porque si creo necesario decirlo lo haré, le pondré filtros y quizás buscare el momento, pero lo dire si así lo pienso y siento.
12. Estar orgullosa de lo que hago y querer empaparlo de eso y más.
Me doy cuenta de lo mucho que le gusta cuando compartimos este espacio, donde yo le enseño todo lo que se y el empieza a empaparse de otro mundo de cosas y entre ambos nos vamos llenando de más información y cómo disfrutamos convertir la cocina en laboratorio y ni hablar de lo que nos produce cuando del otro lado de la mesa hay una sonrisa de deleite que nos dice que el mundo afuera puede estar cayéndose pero que rico sabe la vida en ese instante.
13. Cuidar lo que quiero
Los actos de servicio son una de mis maneras de demostrar amor, mientras más yo sienta que puedo hacerle la vida más sencilla más feliz hago la mía y más crece mi corazón de amor, aparte no se si soy la única pero consentir y cuidar de la persona que quieres te recarga y te da unas palmaditas en la espalda diciendome que lindo amaste el día de hoy.
14. Lo organizada y planeadora
Aunque puedo irme al extremo de lo controladora, lo acepto y no me enorgullece eso, también se que puedo hacer que las ideas fluyan con más claridad, que las cosas que se ven súper enredadas y complejas tengan sentido y se vuelvan más fáciles, porque creo que así le ayudo a mi mente a poner prioridades y timers porque no? Jaja.
15. Lo mucho que el me gusta
Yo se que en el fondo sientes todo lo que yo siento por ti, lo mucho que me atraes, lo mucho que puedo llegar a quererte, lo feliz que me haces y que yo puedo hacerte, te encanta como te miro, como te tocó, como te abrazo, la forma en la que me gustas, TE GUSTA.
Son 15 cosas que creo son las que este pequeño ser tiene, que hicieron que te detuvieras 11 meses apreciarlas mejor.
Un abrazo en la distancia y un ronroneo cerca a tu oído. 🩵🐱
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Barcelona ¡Bona! Modernista. Vanguardia
Noticias del pasado-Cataluña España.
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10 cosas que hacer en Barcelona, ​​España - TravellersPress
Barcelona es una de las mejores ciudades para ver arquitectura. Este edificio parece muy bonito.
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DESTINOS | EUROPA
10 cosas que hacer en Barcelona, ​​España
PorMarc André
Barcelona, ​​la capital de Cataluña, utilizó los Juegos Olímpicos de Verano de 1992 como trampolín para convertirse en una de las ciudades más visitadas de Europa. Barcelona tiene mucho que ofrecer a los visitantes con una amplia variedad de intereses como arquitectura, comida, historia y deportes.
La ciudad es lo suficientemente grande como para ofrecer muchas opciones, pero con una población de aproximadamente la mitad del tamaño de Madrid, es fácil moverse y no abruma a los visitantes. Al estar ubicada en el Mar Mediterráneo con un puerto que es un destino popular para cruceros, Barcelona es un lugar acogedor para los visitantes.
Aquí señalaremos algunas de las mejores cosas que hacer en Barcelona.
Subir a Montjuic
Montjuïic está situado cerca del puerto de Barcelona y ofrece una gran vista de la ciudad y del mar Mediterráneo. Montjuïic está menos concurrida que otras partes de la ciudad, en parte porque es más difícil llegar a ella. Los teleféricos están disponibles para un viaje panorámico y relajante hasta la cima, o si puedes caminar hasta la cima si te sientes con energía (o si, como yo, estás allí cuando los teleféricos están fuera de servicio).
Muchas de las instalaciones utilizadas para los Juegos Olímpicos de 1992 también se encuentran en Montjuïic o cerca de ella. En la cima llegarás al Castell de Montjuïic, una gran fortaleza construida en el siglo XVII. Puedes caminar por partes de la fortaleza y disfrutar de una hermosa vista desde la cima.
Pasea por el Barrio Gótico
El Barrio Gótico, o Barri Gòtic, fue una vez la ciudad amurallada durante el Imperio Romano y muchos de los edificios datan de la época medieval. Contiene muchas calles estrechas por todas partes. Es un lugar increíble para caminar, incluso si te pierdes un poco por su diseño laberíntico. La gran catedral es una de las principales atracciones y hay muchos restaurantes cerca.
Visita (y sorpréndete) la Sagrada Familia
La Sagrada Familia es una de las iglesias más increíbles del mundo. Fue diseñado por Antoni Gaudí y la construcción comenzó en 1882. Gaudí en la década de 1920 con la construcción incompleta y el trabajo ha continuado hasta el día de hoy. El proyecto aún no está completo pero es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un lado de la iglesia es de estilo gótico y el otro de estilo Art Nouveau. Incluso con la construcción incompleta se puede entrar a la iglesia pagando una tarifa. Se recomienda un viaje al interior, ya que es tan sorprendente por dentro como por fuera.
Visita el Parque Güell
Construido a principios del siglo XX, el Parque Güell también fue diseñado por Antoni Gaudí. Al igual que la Sagrada Familia, también es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El Parque Güell fue originalmente un proyecto de viviendas, pero desde entonces se ha convertido en un jardín municipal.
Caminar por La Rambla
La Rambla, o Las Ramblas, es una calle peatonal popular entre lugareños y turistas. En La Ramble encontrará numerosos restaurantes, tiendas, vida nocturna y artistas callejeros. En el extremo inferior de La Rambla, no lejos del puerto, se encuentra el monumento a Cristóbal Colón.
Visita Fundació Joan Miró (Museo)
La Fundació Joan Miró (Fundación Joan Miró) es un museo de arte moderno ubicado en Montjuïic. El museo abrió sus puertas en 1975 y fue ampliado en 1986.
Disfruta de la cocina catalana
Barcelona es conocida por su cocina y tiene reputación de ser una de las mejores de España. Para recomendaciones específicas recomendamos las siguientes páginas:
Comida y bebida en Barcelona
¿Dónde comer en Barcelona?
Reseñas de restaurantes de Trip Advisor
Explorar la arquitectura
Barcelona es una de las mejores ciudades del mundo para los amantes de la arquitectura. Gaudí es responsable de muchos de los edificios emblemáticos de la ciudad (incluida la Casa Batlló, el Palau Güell y la Casa Calvet), pero arquitectos talentosos de todo el mundo han diseñado edificios asombrosos en Barcelona.
Visita Montserrat
Montserrat es una montaña ubicada a las afueras de Barcelona que ofrece vistas espectaculares y alberga el monasterio de Santa María de Montserrat. La Santa María de Montserrat alberga a la Virgen de Montserrat, una estatua de la Virgen María y un niño Cristo.
Ir a la playa
La Playa de Barcelona ha sido nombrada la mejor playa urbana del mundo tanto por National Geographic como por Discovery Channel. La ciudad tiene casi 3 millas de playas, algunas de las cuales se abrieron cuando la ciudad fue reestructurada para los Juegos Olímpicos de 1992.
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Del cuaderno... (XV)
PRISMAS DEL QUE ESCRIBE
Ejercicios epistolares
Las cartas, entendidas en su sentido no solo particular sino más general y metafórico, son la columna vertebral de mi discurso como creador. De hecho, podríamos llegar a afirmar que mi escritura, toda ella, es un ejercicio fundamentalmente «epistolar».
Llevo escribiéndome «cartas a mí mismo» desde que empecé a pensar; ese largo monólogo interior se ha ido convirtiendo en la materia de mis libros, clasificados estos dentro de una variable gama de géneros literarios: poesía, relato, novela, ensayo-ficción (que es, esta última, una categoría específica acuñada por mí, bastante cercana en ciertos sentidos a lo que alguna vez ha sido denominado «ensayo narrativo»).
Las epístolas a mí mismo son también —claro está— misivas a los demás; cada una de ellas busca, a milimétrica «punta de dedo», el corazón y el cerebro de individuos concretos, de carne y hueso y peculiar intimidad limitada en el espacio y en el tiempo, y es por lo tanto, en su sentido más genuino, tan absolutamente personal y única en su estilo como un traje hecho a medida.
Pero las cartas en su acepción literal —las misivas técnicamente privadas, que se circunscriben estrictamente a la esfera de lo «particular»— no son más que la otra cara de una misma moneda; y yo esas cartas íntimas y «privadas» también las publicaría. En algún sitio he dejado dicho que un escritor debe darlo «absolutamente todo» a la luz, y al decirlo expresaba mi más sincera convicción; no soy yo el que no está «preparado» para ello, sino que en todo caso no lo estaría tal vez el lector.
El fondo de las cosas
No sé si desde que empecé a escribir me adelantaría yo a mi tiempo, en esta época que ha terminado —según dicen y como es posible comprobar— aboliendo lo «privado», pero lo cierto es que en mí se verifica una singular dicotomía, que de algún modo refuerza esa vieja noción de que aquel que escribe y aquel que vive son dos sujetos diferentes: en mi vida personal soy el más reclusivo y asocial de los hombres; en mi escritura, sin embargo, paso a transitar un plano en el que se disuelve el concepto mismo de privacidad. De ahí que en mi obra creativa practique, casi diría que a mi pesar, una suerte de exhibicionismo descarnado y montaraz que en ocasiones podría ser confundido con la ostentación narcisista, y que desde luego tiene algo de esto último —como lo tiene en todo artista—, pero que trasciende de forma consciente el puro y simple narcisismo. Lo que persigue esa perversa y temeraria pulsión interior, inevitable y verdaderamente superior a mí, es hacer realidad el epígrafe de Schopenhauer con que arranca mi poemario Mensajes en botellas rotas: «Vayamos ahora al fondo de las cosas».
Ver lo que ya sé
Me chiflan las proverbiales cocinas y los figurados cuartos de baño de las casas de nuestro ser: el alma íntima y recóndita de las cosas. Y me chifla también —cómo no— el tocador de la psique, y cuanto en ese tocador acontece. No es enfermizo, a menos que queramos considerar el arte mismo como enfermedad. Es un querer verlo todo; y un querer ver lo que ya sé; lo que todo el mundo sabe y nadie se atreve a confesar. Soy especialista en eso mismo: en revelar por escrito los «secretos a voces». Llevo décadas «conociéndome a mí mismo», que es —nosce te ipsum— la única verdadera manera de conocer el mundo y explicarnos nuestro entorno y nuestra condición.
El riesgo que comporta esta actitud es el de la autodemolición, ¡pero qué liberador es el proceso! Se trata de autodemolerse, en efecto; para gozar del inenarrable milagro de la diaria reconstrucción. En definitiva, lo que a mi modo de ver subyace en el famoso concepto nietzscheano de la «voluntad de poder».
[01/04/24]
NUEVAMENTE EN MÍ
Volviendo a entrar en mí, tras varios días de zarandeo y madrugones. Así está yendo la cosa, más que nunca en lo que llevamos de año: largos parones de la actividad alimenticia alternados con breves períodos de agotadora faena profesional, que aun así no es ni mucho menos suficiente para reabastecer las arcas. Hay déficit de ingresos; ese descubierto va creciendo, y se está haciendo bastante preocupante. Veremos cómo se presentan los próximos meses, y qué va sucediendo en ellos. Lo importante es la serena terapia de la lectura y la escritura; mantener las riendas de la calma.
Esta tarde ha surgido un pequeño borrador de poema, que he corregido y puesto en limpio y que a continuación me voy a permitir copiar aquí (lo anoté, según se me ocurrió, en un pedazo de papel usado que yacía en mi escritorio cuando «me llegaron» los versos).
MARINA
Madrid es un océano de noche. Tres millones de peces duermen bajo sus negras aguas.
Todo está en silencio. Pero hay como un mar a lo lejos. Retumban las olas en Madrid; y ahora recuerdo una noche como esta, de hace más de veinte años, en que escribí otro poema dedicado al eco oceánico de esta urbe.
Es abril. Si Eliot estuviera aquí yo me pregunto qué diría al respecto.
Este poemita es una especie de lejano y débil eco de otra pieza, «Tres millones de peces», que escribí hacia el año 2000 en otro piso del mismo edificio en el que residimos (hemos vivido en tres, en este bloque). Un mero apunte que ha devenido glosa, en la que hay incluso algún verso en que me vuelvo a imitar, dentro de la imitación, recurriendo inconscientemente a un tercer poema mío, titulado «Algo más épico sin duda», que termina diciendo: «Me pregunto / qué hubiera dicho / Homero». Y por si todo esto fuera poco, la alusión a Eliot no solo establece un nexo implícito con el arranque de La tierra baldía, el celebérrimo poema del norteamericano, sino que engarza también un invisible hilo con una cuarta composición de mi propia obra, perteneciente al volumen Hablando de pintura con un ciego: «Seguro que a Eliot no le pasaban estas cosas».
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Todo autor, como puede comprobarse, es una suerte de privada enciclopedia de multirreferencial uso personal. A mí estos ejercicios de intertextualidad, de los que algún crítico afirmó en cierta ocasión —hablando de mí— que eran «muy del gusto posmoderno», me resultan fascinantes. En este caso, además, no puede uno dejar de observar la misteriosa relación que se establece entre el hecho de que yo haya deambulado por nada menos que tres pisos de este edificio, en el que habito en Madrid desde hace veinticinco años, y la manera en que allano reiteradamente mi propia morada poética y las casas de la obra de los demás.
Son rodeos y revoluciones junguianos; idas y venidas por los laberintos del yo y de la literatura, de alguna manera paralelas a mis subidas y descensos por el interminable tobogán de la supervivencia profesional a la que aludía en el párrafo inicial de este fragmento. Hoy he vuelto, como allí también decía, a entrar en mí, y parecía que reingresaba parco en mi propia persona. Pero en último término ha dado bastante de sí esta sesión nocturna, a caballo entre el final de un viernes y el comienzo de un sábado. Quedo en paz esta noche, y paz pido para mañana; a ella le seguiré yo añadiendo la palabra.
[05-06/04/24]
SURCOS
Las mañanas de enero, y las de febrero y marzo, se van perdiendo en la estela del buque del calendario (escribo esto en la tarde, luminosa, pacífica y en calma, del 17 de abril). Todo fluye y todo pasa, y en surco arado en el espejo de las aguas nos quedamos, en infinita suma de instantes, antes de reintegrarnos en la oceánica totalidad del ser.
Durante el trimestre mencionado estuve levantándome tarde: no antes de las diez. Puesto en bipedestación, lo primero que hacía era prepararme el café del desayuno, que luego me llevaba de nuevo a la cama junto con el puñado de galletas dietético-integrales que complementan mi petit-déjeuner, y al abrigo de las mantas disfrutaba de la refacción inaugural del día, contemplando el lento arranque del mundo por la ventana y ensimismándome en un especial estado de reflexión alerta, como de pájaro en la rama, que solo a esa hora resulta posible. Después leía durante una hora u hora y media, o incluso remataba alguna traducción alimenticia que tuviera pendiente, trabajando con el portátil colocado encima de una mesita plegable especial —que me agencié a finales de 2023 con el expreso fin de usarla para laborar en el lecho—, en cómoda posición horizontal.
Eran mañanas frías, pero deliciosas. Hasta el estruendo de la inevitable obra, localizada en este caso al otro lado de la calle que corre perpendicular al bloque ochentero en el que vivo, cautivaba mi interés. Y luego estaban las idas y venidas de los viandantes, el revuelo de los estudiantes en el patio del instituto de enseñanza del que soy vecino, la gris paleta del cielo difuminando sus crudos tonos invernales por el espacio, sobrevolados por el seco aleteo de ocasionales bandadas de palomas.
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Entre las once y las doce me volvía a levantar, y entonces comenzaba en firme mi jornada: comprobar posibles llamadas, recoger mensajes telefónicos y de correo electrónico, revisar compromisos y obligaciones consignados en mi agenda, poner en marcha diversas gestiones administrativas, y todas las demás tareas que acomete un autónomo en el siglo XXI durante el tramo de rodaje del día.
Solo han transcurrido unos meses y ya echo de menos ese pasado inmediato que acaba de ser tragado por la gula del devenir. Y dentro de otro trimestre recordaré, echándolos de menos igualmente, este período primaveral, y estas sesiones vespertinas de escritura.
Somos así. El cantautor Amancio Prada citaba en cierta ocasión a Rosalía de Castro: «Solo estoy bien donde no estoy». Desde que hace muchos lustros oí aquella cita —cuya exactitud nunca me he molestado en confirmar— la repito a menudo, con la triste delectación que causan las incontestables certezas poéticas (la poesía es una flecha, dijo míster Wolfe, que tiene por diana el corazón).
Ahora escucho los gorjeos, en la divina tarde de abril, de un verderón, entreverados con los botes y rebotes de una pelota en la cancha de baloncesto del instituto. Con todo ello se vuelve a confundir el rumor de gritos asordinados de los jóvenes estudiantes, chicos y chicas que disfrutan del juego y de la vida, ajenos, como es natural, a mis rumias y al imparable tictac del reloj de pared de mi despacho.
[17/04/24]
ROGER WOLFE
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