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#frases para mejorar
alone-and-in-love-30 · 3 months
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Me encantaría pasar una noche durmiendo junto a ti y sentir tus brazos abrazándome durante toda la noche.
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Aunque el mundo sea inmenso y es un campo lleno de batallas, aunque existen personas que tienen la capacidad intelectual y física de superarte, aunque se extiendan grietas en tu alma, mueran flores en el jardín de tu mente, y sientas que te caes a pedazos, recuerda siempre: ERES GRANDE.
-Dark prince
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8vo-pecado · 1 year
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Si no aprendes a decir 'ya basta', jamás te tomarán en serio.
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strawberryseeded · 2 years
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osea en serio no tengo q perder la fe!!!!!!!! es como cuando perdí mis guantes favoritos pero al final no los había perdido, sólo me los olvidé dentro de una mochila q mandé a arreglar lol.. peroo.. en medio d todo eso si perdí la fe............ ...mmm.. ah pero nunca lo superé. EN RESUMEN NUNCA HAY Q SUPERAR NADA
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s-boy-world · 8 months
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Escribo en base a mis experiencias, las convierto en frases o escritos qué me permitan hacer catarsis, soy más que el TLP, pero es imposible no aceptar aspectos qué aún por mejorar, influyen en mi día a dia comenzando por la sensibilidad. Probablemente las circunstancias permiten darme la oportunidad de corroborar qué he ido aprendido a ser menos impulsivo, prudente y lógico, algo qué no es sencillo.
Tengo temporadas donde estoy tan sensible, qué simplemente cualquier cosa me frustra a tal punto qué mi primer pensar es bloquear y alejarme por mi salud mental, en algunas otras temporadas, simplemente lo dejo pasar, reconozco qué la vida se basa en eso, enfrentar circunstancias.
Las aventuras de un TLP, motivando a otros a qué no siendo indiferentes, es posible llegar a un punto de consciencia donde se tenga la capacidad de reconocer la idealización y devaluación, usar el dolor para algo positivo y no necesariamente hacer daño.
#Cronicas de un TLP
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jenniffer-muima · 1 year
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Cuando sientes que te estás enamorando de alguién que se gano el cielo entero, demuestras demasiado en donde pones a ese amor que tanto te gusta en todos tus planes.
Donde tu decides presumir ese bonito amor en tus redes sociales.
Donde cada frase tumblr de amor que aparece lo etiquetas diciendo es perfecto para él.
Donde te mueres de ganas por verlo 24/7 así sea cinco minutos con tal de ver su carita.
Donde te vuelves confusa por ser detallista de no saber que darle por sorprenderlo.
Donde cada salida que te invitan o planeas decides llevarlo a todos lados contigo.
Si es verdad, daría la vida por él si fuera necesario para demostrarle lo mucho que me importas♥
Pero de tanto demostrar ese amor bonito que sientes por esa persona da un resultado en dónde se cansa, dónde todo le da igual, dónde todo cambia, donde te dice que su tipo de amor "está bien" o quizás esto "Normal o regular" sabiendo que tu le demuestras demasiado amor.
Que a veces te sacrificas por mejorar demasiado dándole demasiado interés mientras que esa persona no reacciona y lo sigue viendo igual e inclusivemente que hasta las redes sociales desaparece.
Ahora imagínate que en vez de ti, seas tú.
Ves que duele mucho el corazón incluido el alma tratando de aceptar que no es así. Simplemente no eres su prioridad si no su opción.
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menalulu · 4 months
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Un vuelo de sólo ida
No sé por qué dejé de escribir, quizá porque me ocupé de más, tiene varios años desde la última vez que vine por estos lares pero lo necesitaba tanto, escribir es de esas cosas que me salvan la existencia, y uno siempre vuelve a los lugares en donde fue feliz.
Lo que sí es que vamos a actualizarnos, no soy para nada la misma persona que escribió el último post que seguramente verás por debajo de este, los últimos 6 años de mi vida han sido los de mayor crecimiento y turbulencia en mi vida, esto a partir de un acontecimiento que me apagó el switch de la vida como la conocía y puso frente a mis ojos un escenario campal. Este episodio fue perder a mi hermano Luis Fernando en Junio del 2018.
La muerte de Luis ha sido por mucho lo más duro y terrible que he vivido en mi vida, pero también -gracias a las enormes enseñanzas de la terapia y de mi psicóloga- lo más hermoso. ¿KHÉ? Esto podría ser un shock para muchas personas ¿Cómo perder a un ser querido puede ser algo hermoso? me incluyo en tu duda y asombro si es que esta frase te causa shock, pero citaré a Lau mi tanatóloga cuando una vez me dijo:
"A mi me encanta la muerte, porque ella nos enseña mucho sobre la vida"
La primera vez que yo escuché esta frase estaba en la etapa de enojo de mi duelo, estaba enojada con él por irse, enojada con Dios, con la vida, con el mundo, con la situación, CONMIGO; pero escuché esto y retumbó en cada célula de mi cuerpo, tiró a mi rabia como un knock out directo a la lona y se me quedó grabado hasta la fecha, cuido esa frase como si fuera el mismísimo hilo negro.
6 años después miro hacia atrás y entiendo que la muerte de Luis me enseñó que todo en este lugar terrenal es finito y eso hace que las cosas tengan valor: que un día van a terminarse, tuve la crisis emocional más grande de mi vida y me encontré en un punto de bifurcación en donde el "camino A" era perderme, y el "camino B" encontrarme... Yo decidí encontrarme, me di cuenta que no tenía ni la más remota idea de QUIÉN ERA YO, empecé a ir a terapia, a mejorar mis hábitos, a priorizarme a mí, a poner límites... me cambió el semblante, la mirada, la seguridad y esto me llevó a amarme, porque no me amaba; comencé a cuestionarme qué ideas mías eran realmente mías y qué otras eran impuestas, ¿qué tanto de mí es la idea y la expectativa que los demás han construido?, comencé además a cuestionarme si Dios en realidad existe, hoy decido creer que sí, aunque a veces tengo mis dudas y es NORMAL ¡Dejemos de pensar que es blasfemo DUDAR o cuestionarse cosas! Si creo lo que creo quiero que sea por decisión propia, no porque tenga que hacerlo para encajar.
TODO ESTO lo platiqué en terapia y mi psicóloga me dijo "Todas estas cosas que has enumerado en tu crecimiento personal es un regalo de Luis para ti" eso me rompió en llanto; y yo que pensaba que los hermanos únicamente se regalaban pasteles feos y malas bromas, hoy cada vez que vivo lo hago desde mi corazón por los dos, cada vez que siento algo demasiado digo en mis adentros "Va por ti hermanito".
¿Pero sabes qué es una de las enseñanzas más hermosas que aprendí de ahí? La quiero compartir contigo y es la siguiente:
EL AMOR ES UN VUELO DE SÓLO IDA
Toda mi vida viví en el error de vivir el amor (de pareja, familia, amistad o lo que sea) como un vuelo redondo, no tiene valía si no vuelve a mí, no existe la ida si no tiene un regreso; hoy ya no lo percibo así. Para que yo te ame no necesitas hacer nada, no tienes que amarme tú también, puedo amarte sin ninguna razón, no necesitas siquiera estar vivo. Si te amo quien gana es mi corazón y mi energía porque mi alma es tierra fértil para sembrar ese sentimiento, y ese amor mueve al mundo, es gasolina, puedo canalizarlo en combustible para moverme, para ir por mis sueños, para levantarme cuando me caiga y esa es la verdadera abundancia.
Hace poco terminé una relación en la que creí que iba a vivir hasta mis últimos días, a envejecer; y se me rompió el corazón en 100 millones de pedazos, duele la expectativa, los planes a futuro, los recuerdos del pasado, los "hubieras"; pero a diferencia de todas mis relaciones anteriores lo hice desde un lugar de paz, ha sido sin duda la que más me ha dolido, pero la separación en la que estoy más en paz, ¿Porqué es distinto? Porque a pesar de mis relaciones anteriores, es la PRIMERA VEZ que me amo y mi niña interior sabe que hay un adulto a cargo; entendí que amo a esta persona, la voy a amar toda la vida y siempre voy a honrar lo que vivimos, si nos amamos pero nuestros caminos son diferentes hay que abrazarnos, darnos las gracias y tomar cada quien su rumbo, hasta aquí fue nuestro viaje juntos y citaré una canción de Escarlata: "En cada paso que yo doy, algo de ti llevo conmigo".
El amor no es estar disponible para la gente, no es dejar la puerta abierta, no es luchar ni insistir, hoy puedo cerrar ese capítulo con la certeza de que por mi parte lo di todo, expresé todo, dije todo, conociste mi luz más grande pero también mi más obscura sombra, me vulneré de todas las maneras en las que un ser humano puede hacerlo, no hay un sólo rincón de mi alma que no te haya cuidadosamente mostrado, y tú no tienes que hacer nada, no tienes que quedarte. No en todas las grandes historias de amor las parejas terminan juntas, hay veces que las relaciones mueren, pero así como mueren las personas, las recuerdas, las honras y resignificas su capítulo en el libro de tu vida. Le he llorado mucho a mis muertos, pero también les he agradecido existir. La muerte de las relaciones también viene a enseñarnos mucho sobre la vida.
Sólo ida.
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rafaelmartinez67 · 1 month
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Cuento corto: Dama con perico/Cristina Pacheco.
El Día de las Madres era también el de su cumpleaños y, por eso, en broma, mi mamá siempre nos decía: No se les vaya a olvidar traerme dos regalitos. Durante alguna temporada, aunque llevara tiempo de haber fallecido, mi hermana Sara y yo procuramos reunirnos cada l0 de mayo para seguir festejando su aniversario de la única manera ya posible: recordándola, hablando de su fe absoluta en los poderes del cobre y del azogue, repitiendo las historias que inventaba para divertirnos cuando éramos niñas.
Eran siempre tan animados sus relatos, que al escuchar su versión de nuestras aventuras infantiles volvíamos a sentir el nerviosismo que habíamos experimentado –muchos años atrás– al saltar de una azotea a otra o al subirnos a las ramas más altas de un árbol –y todo para demostrarles a los niños del barrio que éramos dignas de ser incluidas en sus juegos.
Aquellas que entonces veíamos como experiencias maravillosas eran motivo de una que otra reprimenda y causantes de raspones en codos y rodillas. Con expresión concentrada, mi madre nos curaba las heridas aplicándonos fomentos de agua tibia con sal: suficiente para evitar todo peligro de infección y de que nos quedaran cicatrices.
II
En las reuniones conmemorativas, que casi siempre llevábamos a cabo en la casa de mi hermana, dedicábamos un buen rato a hojear el álbum en donde guardamos las fotografías de mi madre. En muchas de las últimas se le ve posando junto al perico que llegó a convertirse en su compañero inseparable y, tal vez, en su confidente. “Mamá con Carmelo el domingo 10 de mayo en que se lo llevamos de regalo”. (“¿Te acuerdas que, al verlo, dijo: ‘Y yo qué hago con esto?’”) “Mamá, en la cocina, dándole de comer a Carmelo una granada” (Creo que le tenía más paciencia de la que tuvo con nosotras). “Mamá con Carmelo en la ventana”. (¡De milagro no se le escapó!) “Mamá espulgando a Carmelo”. Mamá, mamá...
Conservo la jaula de Carmelo. Al verla desierta prefiero imaginarme que el perico dormita aferrado a los barrotes o en el trapecio desde donde se ponía a gritar la única frase que mi madre pudo enseñarle a decir: Nina: estoy aquí. Ese logro fue consecuencia de muchas sesiones de trabajo y también de que, según nos reveló mamá, antes de empezar los ejercicios de vocalización le frotaba el pico con una moneda de cobre para soltarle la lengua.
III
La primera vez que mi hermana y yo nos juntamos para celebrar a mi madre en ausencia, la reunión fue muy difícil y triste. Parece que nos veo sentadas en la sala, cohibidas, mirándonos y sin saber qué argumentar ante una situación tan extraña como puede ser sentir la fuerte presencia de alguien inalcanzable para siempre.
Qué experiencia tan horrible estar juntas, sin ella, y ver a Carmelo cabizbajo y quieto en su jaula, de seguro extrañándola, porque después de todo habían vivido juntos mucho tiempo, desde que ella era una viuda que aún no había cumplido 60 años y él acababa de escaparse de una triste condición: ser tan sólo un ave más en el área de animales en venta del mercado.
Aunque varias veces le ofrecimos que se fuera a vivir con alguna de nosotras, mi madre prefirió mantener su independencia. La visitábamos una o dos veces al mes, según nos lo permitían nuestras obligaciones familiares y de trabajo. Ella nunca quiso pedirnos más ni se quejó de su soledad, pero a través de algunos de sus comentarios nos dimos cuenta de que empezaba a lastimarla. Entonces Sara y yo llegamos a la conclusión de que podía mejorar sus circunstancias la convivencia con un animalito de compañía.
A partir de ese momento, en una especie de conciliábulo telefónico nocturno, empezamos a analizar cuál podía ser la mascota ideal para nuestra madre. Rápido coincidimos en que un perro, un cachorro que ella pudiera educar a su gusto. Terminamos por excluir esa posibilidad al darnos cuenta de que esos animales necesitan salir dos veces al día, tarea que mi madre, afectada de várices, estaba imposibilitada de realizar sin padecer molestias.
Otra opción era regalarle un gato. La alternativa fue eliminada porque le hice ver a Sara que, con todo y ser animales fascinantes, no eran adecuados para nuestros propósitos, ya que son poco explícitos, muy silenciosos, tan dormilones y esquivos que en ocasiones parecen ausentes.
Eso nos devolvió a la experiencia que habíamos tenido, muchos años atrás, con la tortuguita que mi madre nos compró un domingo en Xochimilco y a la que le pusimos el nombre de Lindita. Estábamos tan fascinadas que no queríamos separarnos de ella ni un momento. Para evitar pleitos hicimos un trato: Sara podía llevársela a la escuela, oculta en su mochila; y yo, dormir con ella poniéndola debajo de mi almohada.
Una mañana la tortuga se esfumó. Era tan pequeñita que sospechamos que se había metido en mi oreja. Mi madre dijo que olvidáramos esas bobadas y nos pusiéramos a buscar a Lindita. En eso pasamos muchos días y como no obtuvimos resultados, acabamos por desistir. Al cabo de algunos meses, cuando ya casi la teníamos olvidada, nuestra Lindita reapareció, llegada de quién sabe dónde, despaciosa, bamboleante, tan diminuta como antes y libre de toda culpa.
Después de varias conversaciones telefónicas y algunas dudas, pensé en la posibilidad de que le regaláramos a nuestra madre un perico. Son animales caseros, ruidosos sin llegar a ser molestos, simpáticos y no requieren demasiado espacio ni atención. Bajo esos argumentos convencí a mi hermana, y al siguiente l0 de mayo mi madre recibió, como regalo por su cumpleaños y por el Día de la Madre, una jaula preciosa con un perico dentro. ¡Foto, foto! (“Mamá con Carmelo el día que llegó a la casa...”)
IV
Carmelo sobrevivió muy poco a mi madre, apenas dos semanas. Por tenerlo alojado en mi casa fui testigo de su progresivo decaimiento. Me duele recordarlo en sus últimos días silencioso, inapetente, de espaldas a la puerta de su jaula, dormitando en su columpio. Un día le acerqué el radio en donde estaban transmitiendo un concierto de piano. Enseguida reaccionó y se puso a repetir, aunque en tono muy bajo, las únicas palabras aprendidas gracias a la paciencia de mi madre y a los mágicos poderes del cobre: Nina: estoy aquí.
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alone-and-in-love-30 · 3 months
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Se que aveces te sientes muy triste y sientes que no puedes con todo lo que pasa, que el mundo se te viene abajo y no puedes tu sólo. Pero dejame decirte que eres una persona increíble y cada parte de ti es única, yo confió en ti, y permíteme decir que estoy orgulloso de todo lo que has logrado. Estare para ti cuando tu me necesites, asi que no te sientas mal y recuerda que brillas bastante, si algún dia se te olvida lo mucho que vales, estare para recordarte que vales muchisimo y brillas más que nadie.
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misslouder · 1 year
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William sin duda tiene el don de la palabra. En dos oraciones que son técnicamente una propuesta de matrimonio, hay más peso del que se da a ver.
"Compartir juntos nuestras preocupaciones", es esa connotación de estar juntos en las buenas y en las malas. Sherlock pasó de soportar el peso de estar solos en Nueva York, trabajando para los dos, para que cuando William regrese a la vida le pida: Todo lo que te moleste, dímelo. Juntos, llevaremos la carga.
No solamente Sherlock ayudó a William a sanar, sino también William fue el apoyo emocional que ayudó a Sherlock a madurar. Y mejorar esos aspectos negativos que tenía en su personalidad.
William aún lidia con la culpa y depresión, pero Sherlock sigue allí, a su lado tal como la promesa.
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Ahora, la 2da frase que siento que es un poco más fuerte es: Vivamos juntos.
Podemos tomarlo a la palabra y que ambos compartan una misma casa, pero obviamente es más allá de eso.
El «vivir juntos» es también «morir juntos». En pocas palabras, William decide morir si Sherlock lo hace. Y da peso a sus acciones de apenas salir del hospital para ir a rescatar a Sherlock en Vermissa. Si William no fuese llegado a tiempo y algo le ocurre a Sherlock, William también podría haberse quitado la vida.
Es una frase muy profunda lo que dice William en esa promesa y Sherlock lo comparte. Y lo que es más, también lo ha hecho.
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Decidió morir con William el día del Problema final porque no quería dejarlo solo.
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Dos frases que definen a la perfección al Sherliam y que es perfectamente mutuo.
«Si desapareces de este mundo, lo haré contigo»
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magneticovitalblog · 11 months
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Una psicóloga de Harvard y sus 9 frases que funcionan para ganar en seguridad emocional
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Historia de Soledad López
 Las personas seguras de sí mismas se sienten a gusto en su piel, están empoderadas y van con convicción por la vida. Y esa sensación de seguridad hace que enfrenten mucho mejor los conflictos y no busquen siempre la aprobación de los demás. Tener seguridad en uno mismo es una cualidad que evita disgustos, estrés y ansiedad innecesarios. Pero si no se nace con ello no resulta fácil tener ese punto de confianza absoluta. Ahora bien, la seguridad emocional también se trabaja.
La Dr. Cortney Warren, psicóloga formada en Harvard, revela las nueve frases que dicen habitualmente las personas que se sienten seguras de sí mismas. Si acostumbras a decirlas perteneces a este privilegiado grupo. Y si no sueles hacerlo empieza a partir de ya y comprueba lo bien que te sientes.
Según la experta, la seguridad en uno mismo exige mucho trabajo personal. "Si usas cualquiera de estas nueve frases, es muy probable que estés más seguro emocionalmente que la mayoría", dice.
"Déjame pensar en ello antes de responder". La impulsividad no es buena amiga del control y la estabilidad emocional
"No". Las personas emocionalmente seguras saben establecer límites según sus necesidades o deseos.
"No me siento cómodo". Las personas seguras de sí mismas no renuncian a mostrar cómo se sienten o lo que necesitan.
"Soy así y estoy orgulloso de ello". Son consistentes y fiables en sus valores y decisiones.
"¿Soy así?". Aceptan las crísticas y están abiertas a crecer y mejorar.
"Me esforzaré para mejorar". En las relaciones significativas, ceden y abordan cambios importantes para enriquecer y fortalecer la relación.
"Lo siento. ¿Puedo ayudarte?" Son empáticas con los demás y saben validar la emociones ajenas.
"Esto es importante para mi". Toman partido por lo que creen que es justo y bueno. Son fieles a sus valores.
"¡Lo intentaré!". Saben que la vida es lucha y no les preocupa fallar porque volverán a intentarlo apoyadas en su seguridad.
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hilasss · 1 year
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A propósito de la escritura de una texto en el mes de mayo, pude aplicar prolijamente algunos métodos de escritura que hace tiempo quería integrar.
Uno de ellos es el uso de colores en la escritura. Todo lo que agregaba iba en un principio en rojo, y solo lo pasaba a negro una vez que estuviera seguro de la idea, la redacción y el lugar. Prefiero hacer eso que agregar innumerables comentarios al margen del documento.
Otro método es escribir de forma planificada. Aunque no siempre se puede planificar hasta el detalle, hacer checklist de todo lo que hay que hacer (qué leer, qué temas trabajaré, qué bibliografía para cada idea, cuantas secciones, etc.) y organizarla en fechas es muy útil cuando no tenés todo el tiempo del mundo para escribir.
Creo que el más importante es no escribir de la nada. Si bien sigo subrayando los libros que estudio, ahora también tomo notas rápidas en un bloc de notas o en mi cuaderno, con títulos alusivo a los temas u objetivos de la anotación (por ejemplo "nota de tesis", "nota lectura de... útil para....", "una idea de ensayo sobre..."). -
Además, cuando escribo sobre temas que ya trabajé anteriormente, uso trabajos viejos, escrituras y notas sobre el mismo asunto. Basarme en cosas mías anteriores me permite mejorar la escritura. Cambio frases, mudo de lugar citas, corrijo argumentos, sumo cosas nuevas, etc. De ente modo, de una serie de ensayos y notas breves puedo hacer un artículo, un capítulo de libro o de Tesis, o una ponencia.
No escribir desde cero me ayuda a mejorar mis ideas y no morir del estrés.
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Carta a un suicida
No voy a entrar en lugares comunes, frases hechas, con sentimientos de cotillón. Si leés esto, en principio, sabé que estuve de ese lado, y de este lado, porque los pensamientos y sentimientos fluctúan constantemente cuando sufrís algún trastorno del ánimo, y en este caso, cuando lidiás y convivís con pensamientos suicidas o intentos de suicidio. Conozco ese sufrimiento hondamente, y sé bien que muchas de las veces las palabras no llegan.
Se conforma una especie de gélida coraza en donde te disociás, y muchas veces simplemente no podés conectar con eso que te llama a acabar con todo, y lo que late aún dentro tuyo y te ata a la vida. Porque indudablemente existe algo que te ata a la vida cuando seguís, la peleás, tratás de sacudirte los fantasmas y las voces como pensamientos, y todo ello implica muchísima energía, y sí, valentía. Sin embargo, no serías menos valiente si decidieras elegir el camino mortífero, sin embargo estoy acá, sentada, escribiendo esto a quien lea y le interese, queriendo graficar, desentrañar un poco el hilo que trasciende por medio del laberíntico huracán mental que es la mente suicida.
Conozco ese padecer, y puedo afirmar, humildemente desde mi posición como sujeto y paciente psiquiátrico, que el fin principal de todo aquel que piensa que desea morir, e incluso lo intenta, es calmar, acallar, encontrar algo de paz, mermar el dolor del malestar. Los demás juicios y prejuicios que se desprenden del contexto es otro tema. Que si es cobardía, que si es salida fácil, que si es egoísmo… cuestiones que muchas veces son totalmente contraproducentes ya que generan aún más peso y culpa. El estigma es fuerte y real, y estoy convencida de que comunicar y compartir vivencias es parte de abrir más puertas para mejorar la vida de muchos.
Si leés esto, sí puedo afirmar que hay otra salida.
Hablar es una. Hablar, hablar como puedas, como te salga. Alguien hay, aunque reine la oscuridad. Hablar implica abrirse, y cada uno sabe cuál es el límite. Pero el silencio, oh, el silencio, tan calmo y necesario tantas veces, otras veces funciona a modo de catacumbas, acallando la vida.
Aunque te carcoma los intestinos, pedí ayuda. Porque muchas veces pedir ayuda duele. Duele realmente. Significa animarse a mostrar las tripas de tus sentimientos, y eso es también valentía.
Aunque sientas querer rasgar toda tu piel para tolerar un poco más el contacto con la realidad, pedí ayuda. A veces sentís que tu propia carne te limita y encarcela, y que tu cabeza simplemente no da más. Sí, lo sé bien. Pero son pensamientos. Pensamientos y no realidades. La realidad inmediata está ahí, abrite y pedí ayuda. Se puede.
Y si uno te falla, existirá otro que no lo hará. Es ensayo y error, como la vida.
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Del cuaderno... (XII)
SOBRE EL VALOR Y LA FORTALEZA
Lidiar con la vida no solamente exige valor, sino también —y tal vez sobre todo— resistencia y fortaleza. Hay que tener fortaleza —más que valor— para pasar hambre por negarse a dar el brazo éticamente a torcer. Hay que tener fortaleza —más que valor— para soportar el dolor sin dejar de seguir operativo. Hay que tener fortaleza —más que valor— para hacerles frente a los estragos del tiempo y los embates (incesantes, inexorables, incansables) del mundo. Parece una perogrullada, pero no está en absoluto de más recordarlo: la vida es cuestión de biología. Y la biología es cuestión de resistencia. Y la resistencia, en gran medida (por no decir en toda), cuestión de genética.
[04/02/24]
DOS FRAGMENTOS DESTINADOS A LAS FLORES DEL MAL (DE SENDOS PREFACIOS NO PUBLICADOS EN VIDA DE SU AUTOR)
El poeta no pertenece a ningún partido. De otro modo, sería un simple mortal.
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Tengo mis nervios, mis vapores. Aspiro a un reposo absoluto, a una continua noche. Cantor de las locas voluptuosidades del vino y del opio, mi sed no es sino de un licor desconocido en la tierra y que ni siquiera podría ofrecerme la farmacopea celeste; de un licor que no contuviera ni la vitalidad, ni la muerte, ni la excitación ni la nada. No saber nada, no enseñar nada, no querer nada, no sentir nada, dormir y dormir más todavía, tal es hoy el único voto que puedo formular. Voto infame y desagradable, mas sincero.
BAUDELAIRE Versión española de A. Martínez Sarrión
[07/02/24]
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INTELIGENCIA, SABIDURÍA
Los seres humanos somos inteligentes, pero no somos sabios. Tal vez, por lo tanto, lo que deberíamos desarrollar fuera la S. A. (sabiduría artificial), y no la I. A. (inteligencia artificial). Ya puestos a pergeñar barbaridades, como sin tregua y sin descanso parecemos empeñados en hacer, se me ocurre que la primera de esas opciones podría ser más productiva, e infinitamente menos peligrosa, que la segunda.
¿Es la sabiduría el producto de la experiencia? No necesariamente; hay viejos que no han aprendido nada, en términos sapienciales, y que en ese sentido son incluso bastante más torpes que cuando eran jóvenes (la juventud tiene su propia sabiduría, y también la infancia, cuyo asombroso «sentido común» nos deja tan a menudo pasmados).
La sabiduría se halla en último término en la propia vida; cuanto más nos alejamos de ella menos sabios somos. Los animales son de alguna manera «sabios» porque llevan la vida puesta. ¿Cuántos de nosotros llevamos realmente la vida puesta?
Todos nuestros males se derivan de nuestro constante afán de «mejorar» las cosas. La ciencia y la tecnología son el resultado de ese afán, y son la madre de todas nuestras desdichas.
Hoy he leído unas palabras mías de hace once años, en un antiguo correo electrónico, mientras repasaba mis muchos lustros de correspondencia (en esa tarea, entre tantas otras, me hallo desde hace semanas nuevamente enfrascado). La frase en cuestión, solemne y escueta, rezaba: «La vida es un juego en el que aprendemos a convertir lo fácil en difícil».
Cuando —como tengo dicho— debería ser simplemente algo que lleváramos puesto. Quizá mi frase debió decir: «Hacemos de la vida un juego…». En el hacer —y el deshacer— está el busilis.
[10/03/24]
OLORES SETENTEROS
Ayer tuve un día de olores setenteros: en el rellano del piso en el que vivo; en las escaleras; en diversos espacios por los que pasé en mis deambulaciones por la ciudad (cruzando el puente que va de Mauricio Legendre hacia la avenida del Llano Castellano y el pueblo de Fuencarral pude contemplar también, a mis pies, un ingente cementerio de bicicletas, apretadas una contra otra en infinitas hileras que ocupaban el vasto recinto amurallado de unas antiguas instalaciones, no sé si ferroviarias, que se extienden bajo el viaducto mencionado. ¡Las había a cientos! ¡Puede que a miles! Nunca había visto nada semejante. Eran todas iguales; de esas eléctricas que hace unos años empezaron a ser desplegadas, para uso y disfrute de los ciudadanos, a lo largo y ancho de Madrid. Parecían unidades retiradas de servicio. Y uno se pregunta qué irá a ocurrir con las incontables baterías que albergan sus chasis).
Pero hablaba de olores setenteros. Ayer mi día se impregnó de esos benditos efluvios, que raramente acuden ya a mi olfato. Los años setenta tenían un olor muy especial. Entre todos sus diversos aromas destacaba por ejemplo el de «tabaco fumado» en las estancias, que tenían además mucha moqueta, y pesados muebles voluminosos, forrados de escay (o a veces tapizados en cuero), y ventanas que podían abrirse.
Mi estudio suele oler así. Tal vez por eso me sienta tan cómodo aquí dentro. Con la ventana abierta esta tarde sobre el barrio, cuyo estilo arquitectónico es también clásicamente setentero. Está cantando el mirlo en la suave luz, y el resto del mundo guarda silencio para escucharlo.
Menos mal que existieron los setenta. Y que yo tuve la suerte de vivirlos. Y que de cuando en cuando regresan a mí, proustianamente, a través del mudo milagro del olfato. ¿Qué sería de un artista que fuera incapaz de oler? No cabe pensarlo.
[16/03/24]
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NULLA DIES
… Y hoy no he escrito. Pero estoy escribiendo ahora; quiero decir, en este momento. Ya no es hoy, es mañana; hace siete minutos dieron las doce de la noche, y el 20 de marzo se ha convertido en día 21.
Estoy leyendo una novela de un escritor norteamericano —que nació en Italia, y en Italia y en Europa pasó casi toda su vida— llamado F. Marion Crawford. Vivió entre el XIX y principios del XX, y falleció hacia los cincuenta y tres años, víctima de un mal pulmonar que me parece que fue consecuencia, muy retardada, de la exposición a ciertos gases nocivos durante una visita a una fábrica de vidrio, en los EUA, donde se estaba documentando para escribir un libro relacionado con la cristalería.
Este Crawford es recientísimo descubrimiento mío; de hace apenas un par de semanas, y me está gustando bastante. Es un escritor de los que en inglés llaman middlebrow; es decir, ni muy sesudo y serio ni tampoco abiertamente «popular», sino comercial con cierta pátina de intelectualidad. Hay que decir que estos escritores, cuando son buenos, son de lo más amenos y disfrutables, y uno de los mejores ejemplos de su clase es mi adorado Somerset Maugham (que suele ser incluido en la mencionada categoría, de lo que en español podríamos denominar tal vez «vuelo medio»).
No recuerdo ahora mismo el título de la novela de Crawford en la que estoy enfrascado, aunque me parece que es Dr. Claudius, y data del último cuarto del siglo XIX; fue su segunda obra publicada. Y a quien le extrañe que no recuerde yo exactamente cómo se titula el volumen, cuestión que en teoría podría resolverse con suma facilidad desviando simplemente la mirada hacia la cubierta del libro desde mi asiento, le diré que no estoy leyendo esta novela en edición impresa, sino en el kindle —mi lector electrónico—, dispositivo en el que compré las obras completas de Crawford en la misma fecha en que descubrí al autor (en el transcurso de una de mis nocturnas sesiones de contemplación de las musarañas). ¡Casi abochornan estas confesiones! Pero si quisiera comprobar en este momento el título que se me escapa, tendría que abrir el kindle y hacer digital marcha atrás desde la página virtual en que abandoné la lectura, cosa que no es que me llevara siglos, pero que interrumpiría el flujo gráfico de mi discurso, y el detalle —puedo asegurarlo, en este caso— no es de fundamental importancia.
El corpus de Crawford incluye por lo visto unos cuarenta y cuatro libros de narrativa de corto y largo aliento, multitud de artículos, y también volúmenes de ensayo (parece que uno de estos últimos dedicado precisamente al arte o género de la novela).
Dr. Claudius la empecé ayer mismo, tras terminar el primer título de Crawford (una interesante historia ambientada en la India de la época victoriana). Esta segunda obra cuya lectura acabo de emprender arranca en Heidelberg, y se centra en el personaje que le da nombre al relato: un «estudiante maduro» que lleva unos diez años residiendo en la mencionada población universitaria alemana, dedicado a tranquilas y austeras labores intelectuales, y que acaba de recibir una noticia supuestamente feliz, relacionada con una herencia, que parece que le va a cambiar —contra su voluntad— la vida. También nos enteramos de que ha caído bajo el sutil hechizo de una bella y distinguida dama de ojos negros y oscuros y hermosísimos cabellos, de la que podemos afirmar «sin temor a equivocarnos» que se convertirá pronto en crucial coprotagonista de la trama que nos ocupa.
Estoy disfrutando la lectura, con la que es probable que continúe dentro de un momento, cuando por fin me marche a la cama; aunque el día —que empezó a las cinco de la matina— ha sido larguísimo, y no creo que hoy tarde mucho en apagar la luz y entregarme al abrazo de Morfeo. Soñaré probablemente con elegantes escenas posrománticas de hace bastante más de un siglo, ambientadas en ese gran período dorado de la literatura y de la humanidad misma: la época llamada eduardiana en Inglaterra y Belle Époque en el continente europeo, a la que —a falta de una máquina del tiempo— me gusta regresar siempre que puedo en mis poéticos periplos y oníricos viajes (esas «vueltas alrededor de mi cuarto», que dijo alguien, que son mis travesías favoritas).
[20-21/03/24]
ROGER WOLFE
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pensandomasalla · 2 years
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Una mirada hacia adentro ¿En tu vida, cuando tuviste que alcanzar algo, te sentiste realmente dueño de lo que hacías? ¿Te sentías empujado por tus propias fuerzas o más bien presionado por circunstancias exteriores? ¿Te ha pasado alguna vez que te hayas esforzado con todo tu ser, trabajando día y noche para conseguir la habilidad nueva, el cuerpazo que tanto deseas, la vida perfecta construida con tus propias e “ilimitadas” capacidades y que al final no te hayas sentido satisfecho, aunque en tu cabeza siguiera sonando la famosa frase “Querer es poder”, ¿Cuántas veces ésta te ha dado fuerzas para seguir adelante?
Hicimos nuestro el mito de la meritocracia: quien más trabaja, más éxito y valor personal tiene en la vida. Si este concepto funciona realmente, entonces ¿por qué existe la desigualdad social?
Nos pasamos los días quejándonos de cómo nos van las cosas, pero las cosas no cambian, y sobre todo, no cambiamos nosotros, y esto probablemente pasa porque nunca nos cuestionamos las cosas.
¡Vamos a entender juntos qué es lo que nos pasa y cómo podemos manejarlo!
Todo ser humano vive límites externos e internos, y al mismo tiempo sufre presiones externas. Los límites exteriores van de la mano con las presiones, puesto que ambos son proporcionados por la sociedad en la que vivimos, la cual se impuso como único modelo a nivel mundial, mientras que los límites internos son muy personales, ya que dependen de la actitud de cada uno. Es complicado admitir la existencia de los límites personales cuando pasamos la mayor parte de nuestra vida expuestos a publicidad, películas y clichés de hombres y mujeres “perfectos”. ¿Pero, perfectos según quiénes? Esta mentalidad genera una gran frustración porque nos hace perseguir un modelo que no se corresponde a la realidad de cada uno. Por eso, no es casualidad que las generaciones de los ‘80 y ‘90 padezcan graves trastornos mentales como la ansiedad y la depresión. ¿Cómo enfrentar, pero sobre todo prevenir, todo esto? Creemos que cada uno podría intentar tomarse su tiempo para reflexionar sobre lo que es bueno para sí mismo, para sentir sus verdaderas necesidades, y para establecer sus propias metas. Si queremos buscar una respuesta en la filosofía, las corrientes del determinismo y del estoicismo pueden ayudarnos a reencontrar nuestro equilibrio interior.
El determinismo nos presenta una realidad bastante oscura, y pesimista, en la que todo está ya predeterminado y donde las acciones de los hombres, y por lo tanto sus esfuerzos, son totalmente inútiles ante la inmutabilidad de la naturaleza. Mientras que, el estoicismo devuelve un poco de libertad al individuo, y nos explica cómo el hombre debería aceptar lo que no puede controlar y centrarse en lo que sí puede cambiar para mejorar su vida y su propio ser. No podemos cambiar todas las condiciones en las que nos tocó vivir, pero podemos buscar un equilibrio a partir de la actitud con la que enfrentamos lo que nos pasa a diario, y esto es igualmente empoderante. Por ejemplo, si no llegamos a tiempo a alguna cita, evitemos ponernos nerviosos, ya que eso no va a cambiar la hora en la que llegamos; si alguien nos trata de mala forma, evitemos prestarle atención, ya que, si le vamos a contestar del mismo modo, esto nos haría sentir mal a nosotros. En suma, evitemos cansarnos por cosas inútiles, y tratemos de poner todas nuestras energías en la creación de algo bueno. Tratemos de comer, dormir, hacer actividad física, sintiendo lo que nuestro cuerpo de verdad necesita: no hay que entrenarse demasiado, ni dejar del todo el movimiento físico y los largos paseos bajo el sol. No hay que renunciar a ningún tipo de comida, ni alimentarnos con todos los productos que veamos continuamente patrocinados, simplemente hay que tratar de comer de una forma equilibrada, sin que nos falte ningún alimento, pero sobre todo para que nos sintamos satisfechos con lo que comemos. Intentemos dejarnos espacios cotidianos para nuestro cuidado personal, tanto físico como mental, de manera que podamos enfrentar los compromisos de estudio y laborales con más energías positivas. Si nos encanta escuchar música, pues que nos tomemos una hora al día para hacer nada más que ello, si nos encanta bailar, pues igual, ¡a bailar un ratito, incluso a solas en nuestra propia casa! Si nos encanta leer, leamos lo que nos gusta, y no solo lo que hay que leer por algún compromiso.
En conclusión, nos gustaría saber ¿qué hacen ustedes para buscar su propio equilibrio? Dejen sus comentarios aquí abajo, para que los demás lectores, y nosotros mismos, podamos tomar en consideración sus sugerencias. Nos encantaría ayudarnos entre todos, ¡como se haría entre cualquier grupo de amigos que se respete!
Un abrazo a la distancia, ¡pero sin menos relevancia! Cuídense, ¡y no olviden subscribirse a nuestras otras redes sociales!
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