#matt generoso
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clarkkantagain · 7 months ago
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matt generoso
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allnewbeansfw · 9 months ago
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matt
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nlttgif · 2 months ago
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tastaturean · 1 month ago
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Willow Dixon en Goodreads
Detesto ambas portadas, pero este es mi libro favorito de todos los que he leído de Willow Dixon. Me encantan los personajes, la historia, el uso de kinks y el aporte de los secundarios.
La saga “Never have I ever...” (Nunca he...) comienza con un juego de chupitos entre compañeros de casa universitaria antes de una fiesta: 1. Finn, meganerdo virgen que quiere ser científico pero sus padres le obligan a estudiar para abogado. 2. Beck, el peque de seis hermanas, ex jugador de hockey y cachopán generoso. 3. Alex, un chico con fama de fiestero que esconde traumas profundos, TDAH y ansiedad por abandono. Sus padres eran estafadores, su padre está en la cárcel y su madre lleva 8 años sin contactar. Beck era su mejor amigo hasta que se lió con Finn. Tenía una medio novia que le dejó tras enrollarse con Kai, un chico con el que entabló una conexión especial en una fiesta y luego nunca le llamó, lo cual hizo que lo marcara como su enemigo (unilateralmente). 4. Matt, jugador de béisbol (pitcher) con ataques de pánico chungos por la presión a la que está sometido, que lleva siempre adobado a su mejor amigo Jax (catcher). 5. Eli, superdotado, diabético, esbelto y guapo nivel modelo que se gana la vida como camboy en OnlyFans. Su hermano Gray trabaja en el Crimson Club, club de strippers masculinos donde también trabaja Kai, y que da lugar a la siguiente saga. En este libro 2, Alex llega tarde a clase un día y lo emparejan con Kai para una presentación, lo que les fuerza a quedar a su pesar. Kai ni se acuerda de él, pero Alex aún se la guarda. Alex, dolido por el abandono de Beck, lo oye dale que te pego con Finn en el piso de arriba día y noche. En un calentón entra en Kinksters, aplicación para relaciones telefónicas fetichistas, y escoge esta vez un chico. Su fetiche es el CNC (No consentido consensuado), que le fuercen, pero controlado. Así es como Funtimes conoce a Mr Wrong, y lo que iba a ser una sola vez para descargar, termina siendo algo adictivo para ambos. Se cuentan intimidades y conectan hasta tal punto que, como os podéis imaginar, se llevan el shock de su vida cuando descubren su verdadera identidad.
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vm4vm0 · 2 years ago
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HARRY STYLES - MUSIC FOR A SUSHI RESTAURANT from AUBE PERRIE on Vimeo.
@harrystyles ‘Music For a Sushi Restaurant’
Written and Directed by Aube Perrie @aube_perrie
Production Co: @PulseFilms Production Service: LFR Productions Executive Producer, Pulse Films: @beatrik Executive Producers, LFR: Luigi Rossi & Francesco Rizzo @luigirossi.tv @currynneon Producer: Josh Sondock @_Sondock
Label: @columbiarecords Commissioner: Bryan Younce @bryanyounce Creative Director : Molly Hawkins @mollyjane_x
DoP: Legend Chris Ripley @christopher.c.ripley Production Designer: Patience Harding @patienceharding Casting Director: Kate Antognini @kateantognini Photographer: Adm Powell @a_damp_owl Special Makeup Effects Designer & Prosthetic Makeup Lead: Legend Chelsea Delfino @chelseadelfino_artistry @chelseadelfino_sfx Stylist: Lindsey Hartman @lindseyhartman Hair: Zuleika Acosta @zuzubeauty Make-up: Ashley Di Sarro @ashleydisarro Location Manager: Jennifer Quesenbery @tank_the_chihuahua
Production Supervisor: Brooke Elito @broookeee21 Coordinator: Debby Tickenoff @debb_louise 1st Assistant Director: Amazing Donna Imbarrato @donnadonnamarie 1st Assistant Director: Abbey Hansen @aunt_craycray 2nd Assistant Director: Maria Villena @Ria_on_Set Art Coordinator: Caroline Jackson @womanhood
Editors: Gwen Ghelid @gwenghelid & Aube Perrie
Color: Thomas Mangham @thomasmangham 2D Lead: Toby Aldridge Post: @blackkitestudios Post Producer: Jade Denne Sound design & Mix: Mark Hellaby @onegearconvert Sound House: @750_mph Producer: Olivia Ray
Stills Artist: @james_siewert_artwork Director’s Rep: HANDS @handsldn
2nd Unit DP: Doug Durant @dougdurant Steadicam Op: Kyle Fasanella @vilekyle 1st AC: Nick Wiesner @nwiesner 2nd AC: Justin Mulroy @just_dropped_in Loader: Laura Eraud @Snoufy18 Camera PA: Raheem Stanley @raheemtystanley
Gaffer: Omar Nasr @Omarknasr BB Electric: Agustina Biasutto @agustinabiasutto Board Operator: Brandon Woodruff @tropical___products Electric: Alex Blum @light.blums Driver/Swing: Matt Lundy Key Grip: Keve Huggins @burnzgood BB Grip: Patrick Graham @impockets Grip: Dwane Harris @watch22 Grip: Mithin Thomas @mithintvm
Lead: Erick Benavides @erickbenavi Set Decorator: Abby McCreary @abigailmccreary Set Decorator: Phil McGill @papermatador Set Decorator: Lissette Emma @lissette_emma Prop Master: Zach Adams @georgggy Art Assistant: Jorge Almengor @influenced_5000 Art Assistant: Alexandra Massillo @ok4yso Art Assistant: Julye William @Jeezjulye
Harry Styles’ Skin: Dotti @therealistdotti Harry Styles’ Hair: Matt Mullhall @mattmulhall Harry Styles Stylist: Harry Lambert @harry_lambert Harry Styles’ Stylist Assistant: Ryan Wohlgemut @ryanwohlgemut
Prosthetic Makeup Artist: Sasha Glasser @sashaglasser
Tail produced by: Legend Jason Hamer’s Hamer FX @jasonhamer @Hamer_fx Sculptor: Mario Tores & Greg Polutanovich @gregpolutanovich Mold makers: Kyle Konkle, Eric Mullins,  @theartofseanpatrick & Emily Faunce Fabrication: Reggie Rizzo Painter: Eric Harris
Shrimp mask fabrication: Santino Ferrese @sffxstudios
Wardrobe Assistant: Amber Simirigilia @ambersimiriglia HMU Assistant: @meezamua Meliza Generoso
VTR: Steven Carlson @Steven.CR2 Script Supervisor: Carolynn Cecilia @carolynncecilia Playback: Tim Race @bigblissband Covid Compliance Manager: Mary Kate Kremar @marykaos  Covid Compliance Manager: Christian Peguro @christianpeguero Covid Compliance Assistant: Harrison Lipton @harrisonlipton Covid Compliance Assistant: Jabiece Benbow @janiecerisa Medic: Ali Colorio @alii_cat
Craft Service: Benn Goldschein Producer’s Assistant: Amy Teboul Truck PA: Ross Sloan Wardrobe Truck: Michael Spivey Camera Truck: Xavier Jeffers Set PA: Madison White AD PA: Dahvielle Lucas Set PA: Tahlia Munoz Set PA: Damien Cruz Set PA: Yvano Cajuste Set PA: JT Tsuchiya Driver PA: Duwayne King Driver PA: Santiago Deriquin Driver PA: Adde Abihzber
BTS Photographer: Lloyd Wakefield @lloyddddddddddddddddd
OCP Talent Owners: David Arrow @davidarrowactor & Amber Paul @amberpaulnyc Cook: Dante Fiallo @dantefiallo Handyman: Tony Wave @ryde_the_wave  “Can I touch your tail” Guy: Zeus RocanCourt @zeusrocancourt Prawn, Trombone: Jessica Stanley @jessstanleymusic Prawn, Trumpet: Sophie Manoloff @sophietrumpet Prawn, Saxophone: Reveka Pasternak @rvekap
Background Talent: Dawn Davis, Donna Tsufura, Eugene Farley, Glenn Wernig, Kenneth Geronimo, Kevin Kusinitz, Kimberly Solano, Michell Diaz Perea, Guy Richman, Laang T. Stewart, Josh Tolentino, Lorre-Ann Fisher, Troylynn Roberts, Bryant Salazar, Kseniya Yermakova, Mizan Taylor & Yanilsa Delacruz
Background Casting: Background Inc. 
Tail Handlers: Quentin Collins & Bryce Owen @quentinpcollins & @bryceowen_
Location: Legendary Sugar Hill Supper Club @sugarhillsupperclub
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versatiro2 · 5 years ago
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LA SECUOYA ROJA segunda parte
Pajarillos cantando, solo escuchaba eso, a varios pajarillos piando en la más absoluta oscuridad. No había diferencia entre tener los ojos abiertos o cerrados. También sentía el colchón húmedo y mi cuerpo pringoso, la cara, todo. Atusé mi pelo, me restregué los ojos y me levanté. Parecía que me había pasado un camión por encima, me dolían todos los músculos del cuerpo. Fui palpando las paredes del cuartucho para encontrar la puerta. No sabía si era de noche o de día. Encontré la manivela, y al abrirla, la claridad entró en el habitáculo. Tuve que guiñar los ojos porque a pesar de su suavidad, me dañaba la vista. Saqué la cabeza e intuí que estaba amaneciendo, la espesura del bosque de secuoyas tampoco dejaba entrar la luz abiertamente. Miré hacia dentro y vi que junto al colchón, había tiradas una cantimplora de metal y una vasija de barro rota que el día anterior no estaban allí, además de cierto desorden. Todo era muy extraño.
Salí y observé mi cuerpo, lo tenía lleno de rasguños, de arañazos, como si me hubiese peleado con un tigre. Me senté en una piedra a los pies de la majestuosa secuoya roja y reposé la espalda sobre su tronco. Estaba desnudo y hambriento. Era inútil buscar alimento en mi mochila, no me quedaba nada. Lo que hubiera dado en ese momento por una tostada con aceite de oliva y un café amargo. Sin embargo, en mi petate solo encontraría licores, el de Tiburcio y el tequila de los padres del pequeño Arizona, nada recomendable para empezar el día con aquella extraña resaca.
Tenía que largarme de allí pero no tenía fuerzas ni ganas. Necesitaba asearme, desprenderme de esa capa pegajosa que envolvía mi cuerpo. Miré hacia la copa del árbol y me quedé pensando. De repente, los pajarillos cesaron su canto y se oyó un tumulto a lo lejos. Bajé la cabeza y entre los sucesivos troncos rojizos, adiviné una nube de polvo que se dirigía hacia mí. Seguía sin fuerzas para moverme, así que me quedé como estaba. Poco a poco, la nube se fue haciendo más nítida y vi que lo que se acercaba era un puto rebaño de cabras y ovejas guiado por un pastor. Cuando aquel ejército estaba a tres metros de mí, se detuvo y su capitán se me quedó mirando en silencio, como esperando una respuesta. Yo solo podía ofrecerle mi sucia desnudez.
-Buenos días —dijo el pastor que mordía una ramita—. Te veo más repuesto, aunque estás hecho una mierda.
Me pregunté quién coño sería aquel tío que me hablaba como si me conociera.
-Toma, te he traído agua y jabón para que te limpies, y algo de comer —dijo acercándose—. Ah, y aquí tienes tu ropa, estaba empapada y ahí dentro no iba a secarse nunca.
-¿Quién eres? —pregunté—. No te recuerdo.
—No me extraña —dijo esgrimiendo una tierna sonrisa—. Anda, aséate y come algo.
Con un trapo de algodón fui limpiando mi cuerpo bajo la atenta observación de su mirada. El pastor no me quitaba ojo de encima mientras extendía un manta gigante en el suelo y abría una cesta de la que sacó un termo de café, una hogaza de pan, aceite, miel, jamón y fruta.
-¿Cuál es tu nombre? —pregunté mientras me lavaba las ingles.
-Eso es lo de menos.
-Yo me llamo Matt —dije intentando forzar empatía.
-Soy un simple pastor —dijo sirviéndome una taza de café—.
No conseguí que me dijera su nombre pero me daba igual. Me sentía bien compartiendo manta con aquel atractivo pastor de brazos peludos, y devorando su generoso desayuno.
Se quitó el sombrero de paja y descubrió un pelo a mechones grandes y desordenados. Tenía los ojos muy grandes, algo achinados y negros. Y su rostro estaba salpicado de una interesante barba poco poblada como la de un adolescente descuidado, pero el pastor tendría unos 30 años, como mínimo. Llevaba un pañuelo al cuello y vestía una camisa de cuadros rojos sin mangas y unos vaqueros desgastados. Me dieron morbo sus botas de cuero cubiertas de barro, claro que siendo pastor, no podía ser de otra manera. Yo, simplemente estaba sentado frente a él completamente desnudo, muy a gusto.
Cerré los ojos y aquel café amargo me supo a gloria, lo sentí correr por mi esófago, me dio la vida. Comí de todo lo que me trajo. Hasta me llamó la atención para que no me atragantase, estaba muerto de hambre.
-¿Te encuentras mejor? —me preguntó amablemente, y yo asentí con la boca llena—. Esta secuoya sí tiene nombre, se llama "La Torre de California" —quiso amenizarme el desayuno con una curiosa historia—. Un hacendado americano emigró a estas tierras y se trajo varios ejemplares hace ya 200 años. Habrás visto que no hay mucha más vida por aquí cerca. El tipo quiso recrear los bosques de su de California natal que tanto iba a extrañar, pues no pensaba volver por allí nunca más. Por lo visto huía de un mal de amores. Un puto cobarde de los que piensan que alejándose de los problemas le van a doler menos.
-¿Y qué fue de él? —me entró la curiosidad.
-Dicen que a pesar de sus riquezas, se hizo ermitaño y se construyó esta humilde casita donde enloqueció. Acabó colgado de la primera rama que ves.
-Claramente no le sirvió de nada huir de su frustración —añadí yo mirando hacia arriba.
—Dicen que este lugar está maldito, que se aparece los días de tormenta y que es justiciero con aquellos que ofenden al amor verdadero.
-¡Joder! Entonces, no vendrá nadie por aquí, aunque veo que tú no le tienes miedo.
-Son leyendas para adolescentes. Un día me decidí romper el misterio y me encontré con este maravilloso cuartucho. No le dije nada a nadie, pero me lo apropié por mis cojones. Mi granja no queda cerca y me viene bien como refugio cuando estoy de trashumancia.
-Veo que no tienes miedo a nada —dije admirando su actitud ante la vida.
-A algunas cosas sí, pero no seré tan torpe de desnudar mis debilidades, para desnudez ya tenemos la tuya —dijo mirándone el nabo.
Mi prepucio redundante brillaba como de costumbre. Que aquel pastor buenorro me estuviera alimentando y observando con tanto interés, había estimulado mi glándula seminal  sin ni siquiera empalmarme. Un descarado gotarrón me asomaba por el pellejo. Ni corto ni perezoso, acerqué la taza a mi nabo, escurrí la gota de mi prepucio en su interior y mirándolo fíjamente a sus enormes ojos negros, apuré el último sorbo de café amargo enriquecido con mi esencia.
-No olvides limpiarte por detrás —dijo el pastor recomponiéndose el paquete.
El cabrón, como no había dejado de observarme en ningún momento, llevaba la cuenta de cada uno de mis movimientos, y efectivamente, yo no había podido asearme por detrás. Los brazos y la espalda no me daban de sí. Las contracturas eran tremendas, y él se dio cuenta de mi torpeza.
-Trae, déjame que te ayude —dijo ofreciéndose.
Le di el trapo de algodón y me tumbé boca abajo sobre la manta. Con suma delicadeza, limpió mis heridas y me sacó aquella mugre pegajosa de la espalda. Cuando bajó a las lumbares, sentí una gran excitación y se me abrieron las piernas de forma instintiva. Como al acostarme me puse la polla y los huevos para abajo para no aplastármelos, sabía que al abrir las piernas, el cabrón del pastor lo tendría todo a mano.
Continuó con la limpieza de mi agradecido culo. Las pasadas eran más fuertes que las que me dio en la espalda. Yo sentía como mi rabo crecía y la punta del prepucio me humedecía uno de los muslos al rozarse con él. Pero el pastor estaba dedicado a mi culo, no me la tocó. Continuó lavándome la raja. Me la abrió con una mano y pasó el trapo delicadamente , de abajo a arriba. Lo enjuagaba y volvía a pasarlo. Aquello me hizo chorrear más todavía, me estaba dando en mi punto débil y mi rabo se empalmó por completo. Era una señal evidente de mi rápida recuperación. El cabrón tenía mi polla dura y goteante a mano pero seguía sin hacerle ni puto caso. Deseaba tanto que me la tocara que estuve a punto de decírselo, pero no me atreví. Su actitud era tan directiva, tan segura y tan sensual que no quise estropear sus eróticas caricias con mi necesidad instintiva genital. Lo dejé hacer sin más. Eso sí, mi erección, mi goteo y mis tímidos gemidos me delataban y sabía que en cualquier momento pasaría a una mayor intensidad.
Pero no fue el asunto tan rápido. El puto pastor dejó en paz la raja de mi culo y se tumbó junto a mí. El pelo me tapaba la cara y él, delicadamente me lo retiró para que pudiese verlo.
-Ahora sí estás completamente limpio —dijo en un tono de voz tan suave como las caricias de sus manos.
-Gracias —dije agradecido, aunque con el fuego encendido entre mis piernas—. Muchas gracias por todo.
Mi cara expresaba paz y gratitud con una inocente sonrisa, pero no quería que aquello acabase así, joder.
-Tienes la piel muy castigada —me decía mientras pasaba un dedo dibujando algo lentamente sobre mi espalda—. Tus músculos están agarrotados, necesitas cuidarte un poco más.
En el fondo, tenía razón, de alguna manera estaba descuidando mi cuerpo a la suerte de lo que quisieran hacer con él. Sentí una especie de pena por mí mismo.
El pastor se incorporó, se quitó el pañuelo que llevaba al cuello y lo abrió.
-Déjame darte lo que necesitas —y cubrió mi cabeza con su pañuelo rojo.
En verdad, sentía que toda mi sangre circulaba como un tornado entre mi ombligo y mis muslos, no tenía fuerzas para mover ninguna otra parte de mi cuerpo, así que, bajo la única visión de un cielo completamente encarnado, dejé que mis sentidos del tacto y el oído fueran mis únicos receptores del placer.
Escuché cómo su camisa caía al suelo y el sonido metálico de la hebilla del cinturón. También adiviné que desabrochaba los botones de sus pantalones, que se descalzaba sus sucias y morbosas botas y cómo el pantalón resbalaba por su velludas piernas. Se había desnudado y mi nabo volvió a secretar otra untuosa gotita de vida. De repente, sentí cómo se sentaba encima de mí con las piernas abiertas, sus muslos peludos aprisionaban a los míos. Y entonces, note su aliento en mi nuca. Era cálido, suave.
-Voy a darte más besos en este momento que todos los que te han dado en tu vida —me susurró al oído.
Produje más líquido preseminal con esa frase que con el mejor masaje prostático que me habían hecho nunca. Tenía el muslo izquierdo completamente empapado, ufff.
Yo solo suspiraba. Cuando noté sus labios sobre mi cuello, gemí un poco más fuerte producto del impacto. Fue como una corriente eléctrica. Y después de un beso húmedo y sonoro, vino otro, y otro, y otro. Me besó un hombro, la escápula, sentí especial sensibilidad en toda la zona del trapecio. Siguió besándome de izquierda a derecha, de arriba abajo. Disfruté de un beso en cada vértebra de mi columna. Yo me estaba deshaciendo de gusto por el capullo. Sentía toda la piel de su cuerpo erizada. El pastor se desplazó un poco más abajo y siguió besándome las costillas, las lumbares y los hoyuelos del sacro. Aquello me dio otra descarga brutal de endorfinas. Noté sus pies junto a los míos, se había bajado más para tener mejor acceso a mi culo. Entonces siguió besándome las nalgas por varios sitios. Sus labios estaban muy calientes, ufff. Con sus grandes y trabajadas manos, me abrió la raja y comenzó a besarla desde el sacro. Fue descendiendo por ella a golpe de labios ardientes. Me sorprendió que cuando llego al ojete, no me lo comió, se limitó a besarlo como me había besado el hombro o una vértebra. No le dedicó especial atención. Sus besos fueron bajando por mis muslos. Claramente evitó besarme la polla e incluso la mancha de chorreo en mi muslo izquierdo. Llegó hasta mis pies, que también besó con la misma calidez.
Yo tenía todo el cuerpo erotizado, el muy cabrón había conseguido que cualquier poro de mi piel tuviera la misma capacidad de transmitirme placer. Entonces volvió a subir a la posición de inicio. Ahora era el turno de su lengua. Siguió el mismo recorrido que con los besos, pero esta vez, la humedad y el calor eran mucho más evidentes. Me lamió de arriba abajo, la nuca, los hombros, recorrió mi columna enterita, cada centímetro de mis nalgas y cómo no, sentí también su lengua en mi raja peluda. Qué delicia, qué jugosidad. Escuché con mayor claridad que en ninguna otra zona el sonido de su saliva restregando mi vello anal. Sentí mi anillo blandito, se me abrió al ponerse tierno. Jugó con mis pliegues y me metió la lengua hasta la mitad, uffff. Siguió dándome lamidas por las piernas volviendo a evitar mi rabo hasta que me empapó los putos pies. Y vuelta a empezar. En esta ocasión usó sus labios y sus dientes como herramienta seductora, pero no hiriéndome, qué va. Sus mordiscos eran tan delicados como un beso y lo suficientemente fuertes como un tímido pellizco. Esa lenta elevación de la intensidad me estaba volviendo loco. Yo no paraba de jadear y de emitir quejidos como un perrito nostálgico. El tío pinzaba mi piel, la sostenía entre sus labios o sus dientes unos segundos y luego la soltaba. En mis nalgas fue donde más se entretuvo, por supuesto. Esos mordisquitos en el culo me sabían a gloria, me hacían chorrear más y más. El beso en el ojete ya fue un morreo, una comida en toda regla. Joder, qué labios, qué lengua. Me intentaba mordisquear los labios anales y yo se los ofrecía expulsándolos todo lo más que podía hacia afuera. Escuchaba la jugosidad del asunto y sus murmullos de disfrute al saborear mi ojete, algo que me excitaba todavía más. Y mi nabo, venga a soltar otro gotarrón, ufff. Cuando me mordió los gemelos y los dedos de los pies uno a uno, no sentí menos placer.
Y llegó lo que me imaginaba. Subió de nuevo a la posición inicial y me susurró al oído divinas palabras.
-Preparar el lienzo es imprescindible para que una pintura sea de calidad.
Entonces noté que se separaba de mí, ya no sentía ni la presión de su cuerpo ni el calor de su piel sobre la mía. Me tuvo desconcertado unos segundos, hasta que posó la punta de su nabo sobre mi nuca. Un puntero caliente y mojado que dibujaba dios sabe qué sobre mi piel. Me restregó la polla por cada centímetro. Podía sentir su miel en hilos que se conectaban, tejiendo sobre mi espalda una telaraña en la que me sentía deliciosamente atrapado. No le había visto la polla, pero debía tenerla con poco prepucio porque según el trazo que hiciese notaba unos roces lisos y otros rugosos. Eso sí, tenía el rabo durísimo porque, aunque intentaba rozarme con la mínima presión, a veces me pegaba un puntazo y la notaba con más contundencia, seguramente cuando perdía el equilibrio. Debía estar en paralelo con respecto a mi cuerpo, suspendido en el aire y apoyado únicamente con las manos abiertas, los pies de punta y manejando su pincel a golpe de cadera.
Su rabo recorrió ondeando sobre las apófisis espinosas de mi columna hasta llegar al nacimiento de mi raja. Allí se detuvo. Jugó a frotarse con mayor intensidad secretando más cantidad de líquido preseminal, me dejó un charco en la rabadilla. Luego volvió a sentarse sobre mis muslos y pasó a otro tipo de trazo. De repente noté que me dibujaba algo parecido a un corazón en cada nalga y después, empezó a darme sueves pollazos como si hubiera cambiado a un pincel de brocha gorda. Bufff. Qué puta maravilla, qué dureza de rabo. Estaba loco porque me la metiera, mi ojete estaba lubricando pura baba, pero no, no me la metió. Cesaron los tiernos pollazos y se encajó en mi raja para atravesarla sin meter nada. Solo se rozaba. Mi vello le hacia cosquillas y gemía de gusto. Cuando llegó al ojete, presionaba un poco pero no llegaba a entrar más que la puntita del glande, nada, y eso que yo lo abría para que se colara, pero el cabrón tenía muy controlada la presión que debía ejercer para no adelantar acontecimientos. Entonces, su polla siguió el camino hacia mis pies tejiendo su telaraña de miel por mis piernas. Se empeñó en lubricar mucho el hueco entre el dedo gordo y el segundo de mi pie derecho, y metió la polla en el agujero. Entraba y salía lentamente, me estaba follando el pie literalmente. Desde allí, posó sus grandes manos sobre mis gemelos y fue subiendo por mis muslos hasta que alcanzó mis mollas del culo. Las abrió y noté un hilo de saliva caer por toda mi raja hasta que se encajó en mi ojete superabierto. Los dedos de ambas manos reptaron hasta allí sin dejar de manosearme el culo, parecía que estuviese amasando pan. Entoces comenzó a urgar en mi ojete hambriento, ahora sí. Me lo volvía a ensalivar y metía más, un dedo, luego dos. Me lo abría horizontalmente y me lo besaba, joder, que manejo tenía el cabrón. Después fueron tres y luego cuatro, dos de cada mano, qué gustazo. Cada vez los metía más adentro y los movía en círculo, hacia los lados y rítmicamente hacia dentro y hacia fuera. Y llegó el momento clave. Me metió dos dedos de una mano y profundizó todo lo que pudo. Buscó mi punto gozoso y empezó a dar golpes repetidos y rapidísimos que me llevaron a un nivel sideral de placer. Joder, creí que me moría del gusto allí mismo, tirado en el suelo de un puto bosque de secuoyas, rodeado de cabras y ovejas que no paraban de balar y viendo un universo rojo, rojo como debía estar ya mi ojete a esas alturas. Sentí que mi cuerpo se diluía, como si no fuera mío. Mi polla, dura como una piedra, empezó a soltar un chorro largo de líquido, como si me estuviera meando sin control. Yo no podía parar de gemir, mis gritos se habían unido al tormentoso balido de las tiernas ovejillas.
El cabronazo del pastor me hizo aquello hasta tres veces seguidas con sus tres respectivos parones para mi recuperación y con mis tres respectivos chorros largos de líquido prostático. Sabía muy bien lo que hacía, sabía sacarle partido a mi culo como un verdadero maestro.
-Ahora quiero que te sientas libre, que hagas lo que quieras —me susurró con su aliento jadeante.
Yo no dije ni una palabra, no estaba dispuesto a estropear aquella maravilla. Mi silencio e inmovilidad eran una señal de permiso para seguir a su libre albedrío, y él supo interpretarlos enseguida.
Así que se tumbó sobre mí todo lo largo que era. Juntó su pecho con mi espalda, sus piernas por dentro de las mías, y sus brazos solapados a mis brazos para cogerme las manos. Aún así, yo seguía siendo más largo que él todavía, y su boca jugaba con mi cuello, podía escuchar su sensual respiración. Ahora sí, no fue con sus manos, no con sus labios ni con su boca ni siquiera con sus dientes, pero si fue con su propio rabo con lo que rozó el mío. Noté su tronco duro entre mis muslos, como una espada que busca su estrecha funda. Lejos de sentirme aplastado, me sentía fundido con él a falta de un última conexión. Se quedó quieto durante unos minutos, la única parte que movía de su cuerpo durante aquellos instantes era su boca. Me besaba y me lamía el cuello con pasión mientras apretaba sus dedos entrelazados a los míos. Entonces, al escuchar mis murmullos de gozo, comenzó a moverse, solo meneaba sus caderas lentamente. Su rabo duro subió hasta mis cojones y se hundió en ellos, qué rica sensación. Como los tenía aplastados, la presión de los empujones de su capullo era aún más placentera. Una vez sorteados mis huevos hinchados, siguió subiendo con el meneo hasta que su glande se topó con mi jugoso y peludo ojete. Uff, estaba deseando que terminase de acoplarse. No hizo falta usar las manos para nada. Yo expulsé mi anillo carnoso hacia fuera, y con la presión de su propio cuerpo, su nabo entró en mi culo sin el mayor de los problemas. En pocos meneos de cadera ya lo tenía dentro. Se me abrieron las carnes, a pesar de estar encarcelado bajo su cuerpo. Se me erizó todo el vello. Apretó más fuerte mis manos y entró hasta el fondo. Yo solo emitía sonidos placenteros, no tenía más que decir, solo disfrutar de su manera de follarme. Sus caderas fueron tomando protagonismo incidiendo en golpearme bien por dentro. Sabía dónde hacerlo para darme el mayor de los placeres. Me petaba con suavidad pero con contundencia al final del empujón. Y otra vez consiguió que soltara un chorro continuo de líquido prostático que noté atravesar mi ardiente uretra. Joder, estaba en sus manos, mi orgasmo estaba muy cerca, no podía controlar la maestría de sus pollazos y sus consecuencias. El pastor no dejó de moverse, de petarme, de follarme y de gemir por el gustazo que le daba tenerme atrapado entre su cuerpo y la puta manta de picnic.
-Antes te he alimentado por la boca —me dijo entre gruñidos—, ahora te alimentaré el alma.
¡Joder! Era lo más bonito que me habían dicho follando. Comparar mi ojete con la entrada de mi alma fue la gota que colmó el vaso. Entre terribles temblores y contracciones anales se deslechó en mis entrañas al mismo tiempo que yo me deslechaba sobre sus muslos y su manta.
En un balar estruendoso nos convertimos en dos cabrones más del rebaño que nos rodeaba. El orgasmo parecía infinito, me sentía pleno de su rabo, preñado de su leche misteriosa, fundidos en uno.
Al disiparse el éxtasis, el pastor detuvo sus caderas y se quedó pegado a mí. Su cipote seguía erecto dentro de mi culo reventado. Pareciera que no quería salir de allí por nada de este mundo. Todavía estuvimos así unos minutos hasta que su nabo se puso morcillón y poco a poco fue saliendo de mi ojete. Era una puta gozada sentir como iba resbalando hacia fuera, parecía un pescado resbaladizo en la mano. Y por fin, salió del todo y el pastor cayó hacia un lado. Entonces, me destapó la cara y vio en mis ojos las consecuencias de su magnífica faena. Yo no podía más que mantener los ojos entornados. Se me caía la baba y mi respiración era muy pausada.
-¿Estás preparado para seguir tu camino?
Me confundieron sus palabras. Era la primera vez que uno de mis amantes del camino me animaba a largarme.
-Sí, creo que con tu alimento y cuidados tendré energía suficiente para continuar  —dije sin mostrar mi confusión.
La puerta del cuartucho estaba a nuestros pies y el rebaño andaba esparcido por todas partes. Una de las cabras entró en la secuoya, su carácter no es ajeno a la curiosidad. El pastor y yo la mirábamos juguetear con todo lo que había revuelto por el suelo.
-Ayer, cuando entré al cuartucho estabas dormido. Al principio pensé que eras un vulgar ladronzuelo —dijo acariciando mi costado tumbado junto a mí—, pero me quedé observándote un rato, hasta que de repente, comenzaste a convulsionar de una forma enloquecida, dabas unos saltos increíbles y decías cosas rarísimas.
-Tengo lagunas. Sería una pesadilla —dije. Y de golpe, empecé a recordarlo todo.
-No, no fue un mal sueño. Tenías los ojos abiertos como platos y la cara endemoniada. Intenté sujetarte para que no te hicieses daño pero me fue imposible.
-¡Qué vergüenza!
-Con los brazos abiertos tiraste todas las herramientas que había colgadas, caíste sobre ellas y sinceramente, creo que yo también te hice algún que otro rasguño al inmovilizarte.
-Claro, todas estas heridas no las tenía ayer antes de entrar a la secuoya.
-Intenté darte leche de cabra recién ordeñada para calmarte, pero de un golpe, tiraste la vasija de barro al suelo.
-Así que la capa pringosa que tenía sobre el cuerpo era leche de cabra —deduje—. Entonces, ¿la cantimplora también es tuya?
-Sí, lo último que se me ocurrió fue regarte con agua para ver si se aplacaba del todo esa furia irracional, y funcionó. De ahí que estuvieras empapado.
-Lo siento tío, lo siento mucho.
-Tuvo que pasarte algo raro, algo que comiste, no sé. El caso es que, como vi que te volvías a dormir, te dejé descansar hasta esta mañana.
De repente, la cabra que había entrado en la secuoya, empezó a dar coces a todo lo que había por el suelo, embistió el colchón y lo destrozó. El pastor se alarmó bastante y ambos, desnudos, nos pusimos en pie mirando a la cabra loca.
-¿Qué le pasa? —pregunté—. Eso no es normal, ¿no?
-¿Tú qué crees? —dijo irónicamente—. Me recuerda a tu delirio de ayer.
-La leyenda, eso es la leyenda —dije ansioso—. La secuoya está maldita.
-¿Qué leyenda ni qué cojones?
El pastor entró en la secuoya, enganchó a la cabra como pudo y la inmovilizó.
-Rápido, échale agua.
Yo cogí el barreño que había usado para lavarme y se lo tiré por encima. Enseguida, la cabrita se calmó. El pastor observó aquel desastre mientras acariciaba a la cabra, y entre tanto trasto por el suelo, se quedó mirando el frasco de aceite de eucalipto macho que usé para calmar mis síntomas febriles y las rozaduras de mis piernas. Lo cogió, lo olió y me miró sorprendido.
-Esto es aceite esencial de eucalipto macho. Dime que lo diluiste antes de ponértelo.
Yo me quería morir. La cabra había chupado de aquel frasco y se había vuelto majareta. En aquel momento se me vinieron a la cabeza las palabras que me dijo Óscar cuando me lo regaló, "ten cuidado, aquí tienes un esquema con las diluciones, si te lo aplicas concentrado es neurotóxico".
-Ahora lo entiendo todo. No, no lo diluí.
-Tuviste un brote psicótico producto de la intoxicación —dijo sabiamente el pastor—. Sufriste una alucinación transitoria, seguramente muy amenazante, que te hizo desvariar.
Un poco avergonzado por lo ocurrido, propuse al pastor recoger la cabaña y adecentarla para dejarla tal y como la encontré. Así lo hice mientras él reagrupaba su rebaño.
Ya vestidos y con todo en orden, quise reiterarle mis disculpas y agradecerle sus cuidados.
-No puedo ofrecerte nada para compensarte, pastor —dije esperando su perdón.
-No espero nada de ti. No necesito nada de ti. Espero que recapacites sobre todo esto, te será útil.
El pastor me ató su pañuelo al cuello, y con una palmada en el culo, me dio permiso para marcharme. Él tomó el camino opuesto.
-Muchas gracias por todo, pastor —dije de espaldas, despidiéndome ya a unos cuantos metros.
-Por cierto, mi nombre es Eduardo —dijo gritando.
¡Joder! Eduardo. Cuando quise darme la vuelta, ya no había ni rastro de él ni del rebaño. Solo decenas de troncos de secuoyas rojas, y al fondo, la Torre de California, aquella que había dado cobijo a un delirio bastante cargado de verdad.
Ya solo quería salir de allí, dejar atrás el espeso sombraje del bosque de secuoyas rojas y dejar que un nuevo sol iluminase mi camino.
... CONTINUARÁ...
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manicve · 4 years ago
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missão: enfrentar o minotauro.
participantes: evelyn winters, @aikaterhineb, @lyrately, @smithybcy, @mattsuokas e @fallendemigod. 
nada está tão ruim que não se possa piorar. evelyn não se recorda quem foi que disse isso, mas foi alguém, e esse alguém estava correto. pensou por um momento que se ela, que já era filha de dionísio, já havia achado aquilo tudo uma grande papagaiada, imagina os mais impressionáveis. o fato de que nenhum monstro parecia muito interessado após a chegada do grande minotauro realmente significava algo, e esse algo, se tratando da winters, era bater. tomou um gole generoso do cantil e, com toda a coragem disposta em sua estatura, retirou os sapatos, estando em contato com solo e, conforme ia caminhando para perto do bicho, mais raízes iam se formando, violentas, rápidas e muito mais à frente do corpo de sua dona, se enrolando no bicho. os olhos da semideusa tinham um tom muito escuro agora, um roxo quase preto, e as veias ao redor deles pareciam pequenos galhos finos, recém surgidas. os lábios, contudo, tinham ganhado uma coloração nova, tingidos no tom vívido de uma uva madura e, o sorriso que ostentava na face era diferente dos risinhos bestas comuns de uma evelyn bem-humorada; era louco, selvagem. e, com esse mesmo sorriso, após prendê-lo entre suas raízes, foi que começou a movimentar a mão violentamente, escutando o barulho da planta se apertando contra os membros do monstro enquanto imitava o movimento de um parafuso. 
ele tentou investir com o machado, contudo, estava atrapalhado demais tentando se livrar do aperto das plantas, dando à evelyn sua chance perfeita, se aproveitando da altura elevada devido ao caminho de raízes trançadas perfeito para seguir. conforme o efeito passava, e parecia comum novamente, vinha a força empunhando a arma: evelyn não era metódica, pelo contrário. era violenta e desgovernada, bem como você categorizaria um bêbado dirigindo em alta velocidade no meio da noite, e igualmente letal. o enfiou bem fundo no nariz do animal, aproveitando o veneno contido em ambas as pontas e, quando viu que não conseguiria mais enfiar, puxou de volta, usando a outra ponta para cravá-lo no olho. possesso pelo ódio e inconveniência daquela criatura, evelyn observou que ele queria muito acertá-la, mas, novamente, não parecia em condições de fazê-lo pela quantidade de incômodo causado, dando a ela a chance de atacar de novo. — corno é foda, né? — começou, em tom de zombaria, enquanto utilizava o bastão para golpeá-lo em sua garganta animalesca. o minotauro parecia cada vez mais impaciente, porém, por ainda haverem poucas raízes em seu braço, novamente, seu movimento estava sendo comprometido. e evelyn parecia mais corajosa do que nunca, equilibrada em cima das plantas que lhe sustentavam em uma distância considerável do chão, rindo da cara de uma criatura fantástica e extremamente perigosa. 
deu um último golpe com o bastão no mesmo olho de antes e, dessa vez, como resposta, o ódio da criatura venceu e ele conseguiu não apenas acertá-la com seu machado, dando a evelyn tempo apenas de se abaixar quando a lâmina desceu, como também de derrubá-la para longe de seu domínio, caindo aos pés do bicho e sentindo que, definitivamente, havia algo ali para ser visto mais tarde pelos curandeiros. ugh. mas, bem, já que estava ali mesmo, e o bastão havia caído logo em cima de seu corpo, o utilizou para acertar em cheio o joelho do boi maldito que, dessa vez, não deixou barato, e usou novamente seu machado gigantesco para acertá-la com a mesma intenção que alguém tenta matar um mosquito inconveniente, sendo, novamente, salva pelo escudo e pela armadura de um corte letal, apesar de somente o impacto já ter lhe feito passar mal. ao seu redor, todas as raízes finalmente haviam sido arrebentadas, e ele tinha plena liberdade novamente.
matt  — HP: 375/375 & MP: 320/320
aika  — HP: 300/300 &  MP: 260/260
evelyn  — HP: 230/250 & MP: 170/220
ajax   —  HP: 100/100 & MP: 100/100
marcelo  — HP: 225/225 & MP: 180/180
lyra  —  HP: 100/100 & MP: 100/100
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spzderverse · 6 years ago
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                 * /  ❛ ━━   𝑠𝑒𝑒 𝑡𝘩𝑒 𝑓𝑖𝑟𝑒 𝑖𝑛                                                                         𝑦𝑜𝑢𝑟 𝑒𝑦𝑒𝑠...
                              the   day   is   done   ,   the   time   has   come                                you   battled   hard   ,   the   war   is   won                                you   did   your   worst   ,   you   tried   your   best                               now   it's   time   to   rest  
☇  ❛   𝑰𝑵𝑭𝑶𝑹𝑴𝑨𝑪̧𝑶̃𝑬𝑺 𝑮𝑬𝑹𝑨𝑰𝑺;
nome completo: peter benjamin parker
apelidos: pete, petey, tiger, cabeça de teia
codinome: homem-aranha
idade: 20 anos
aniversário: 19 de outubro
local de nascimento: queens, nova york
local de residência: queens, nova york
espécie: humano geneticamente modificado
gênero: masculino
pronomes: ele/dele
orientação sexual: bissexual
orientação romantica: birromântico
status de relacionamento: solteiro
religião: nenhuma
amigos próximos: gwen stacy, harry osborn, mary jane watson, johnny storm, matt murdock
ocupação: fotógrafo do clarim-diário, estudante de engenharia mecânica, herói
☇  ❛   𝑷𝑬𝑹𝑺𝑶𝑵𝑨𝑳𝑰𝑫𝑨𝑫𝑬;
traços positivos: generoso, bem-humorado
traços negativos: inseguro, atrapalhado
traços neutros: inteligente, introvertido
eneagrama: tipo 2 [ amigável e orgulhoso ]
mbti: INTP-A / INTP-T [ lógico ]
alinhamento moral: neutro e bom
pecado: soberba
virtude: bondade
☇  ❛   𝑭𝑰́𝑺𝑰𝑪𝑶 & 𝑴𝑬𝑵𝑻𝑨𝑳;
mão dominante: ambidestro
hábitos nervosos:
marcas de nascença: nenhuma
tatuagens, piercings ou alguma outra alteração corporal?: nenhum
cicatrizes: nenhuma
alinhamento moral: neutro e bom
estabilidade emocional: relativamente boa. tenta ser o mais equilibrado possível, porém é impossível para peter se manter bem após presenciar alguma tragédia e/ou morte sendo de conhecidos ou não.
medos: ser insuficiente, não conseguir salvar as pessoas (especialmente as que ama) e vê-las morrerem.
hobbies: video-games, assistir filmes e/ou ler livros do universo geek (senhor dos anéis)
anseios / desejos: formar-se na faculdade, retribuir o que a tia fez por ele, continuar atuando como herói
doenças / transtornos: leve grau de ansiedade e depressão
☇  ❛   𝑯𝑨𝑩𝑰𝑳𝑰𝑫𝑨𝑫𝑬𝑺 & 𝑷𝑶𝑫𝑬𝑹𝑬𝑺;
escalar paredes;
força sobre-humana;
velocidade sobre-humana;
vigor sobre-humano;
resistência sobre-humana;
agilidade sobre-humana;
fator de cura regenerativo*;
equilíbrio sobre-humano;
reflexos sobre-humanos;
sentido aranha;
mestre em combate corpo-a-corpo
* o fator de cura de peter não é perfeito como o do wolverine ou do deadpool, mas é o suficiente para fazê-lo se recuperar de ferimentos graves sem ajuda médica.
☇  ❛   𝑽𝑼𝑳𝑵𝑬𝑹𝑨𝑩𝑰𝑳𝑰𝑫𝑨𝑫𝑬𝑺;
perturbação do sentido aranha: caso seja bloqueado com determinados equipamentos ou medicamentos, o sentido aranha pode perder a eficácia (ou se tornar nulo) tornando peter vulnerável, sem notar caso esteja sendo observado ou quando algum perigo se aproxima. afeta também seu equilíbrio, exigindo um esforço maior para se balançar em suas teias.
cloreto de etilo: é muito sensível a pesticidas de cloreto de etilo.
créditos das imagens.
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spanishchefceo · 3 years ago
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Las cervezas más populares en los bares de Corea
https://dribbble.com/spanishchef/about Tanto si busca una cerveza artesanal local como si quiere disfrutar de la última moda de las cervecerías artesanales, estas cinco cervezas coreanas seguro que satisfacen su sed. Con sus diferentes grados de alcohol y sabores, seguro que satisfacen su sed y son la bebida perfecta para acompañar su comida de estilo coreano. Siga leyendo para descubrir más sobre estas cervezas coreanas y cómo encontrarlas en su bar favorito.
HEINEKEN Hay muchas marcas de cerveza populares en Corea, pero HEINEKEN es una de las más conocidas y utilizadas en los bares. En un reciente artículo de VICE News, David Voldzko explica por qué HEINEKEN es la cerveza más utilizada en Corea. Además de su buen sabor, HEINEKEN está ampliamente disponible y es relativamente barata.
Corea del Sur tiene una población relativamente pequeña en comparación con el resto de Asia, pero es uno de los mayores mercados de cerveza, con un consumo per cápita de más de 39 litros. Dado que la economía del país depende en gran medida del comercio, la guerra comercial entre Estados Unidos y China enfrió la demanda de cerveza, y el consumo de cerveza en Corea del Sur se vio afectado negativamente.
La marca HEINEKEN es muy utilizada en los bares coreanos desde hace más de un siglo. La marca es fabricada en Francia por la cervecería de l'esperance en Schiltigheim. La cervecería produce varias cervezas, pero la Jenlain Amber es una de las más populares. Es conocida por su sabor único y sus aromas a tequila. La cerveza tiene un cuerpo generoso y una espuma cremosa con burbujas blancas y puras. Su sabor caramelizado va seguido de un amargor moderado.
ASAHI SUPER DRY Una de las cervezas más populares de Corea, ASAHI SUPER DRY se elabora con 100% de malta de cebada. La fábrica quiere hacer la cerveza con un aroma de lúpulo más robusto, manteniendo su acabado seco, lo que la convierte en una bebida excepcionalmente satisfactoria. La cerveza resultante tiene un sabor ligero y agrio, y se vierte con una cabeza fina y blanca.
Otra cerveza popular en Corea es la Hite Extra Cold. Esta cerveza dorada y dulce se sirve fría, y a menudo se la denomina cerveza rubia coreana. También se elabora con arroz. Es una opción popular en los bares y restaurantes coreanos. Su alto contenido de alcohol la convierte en una excelente opción para las personas con antojos de alcohol. Pero no hay que dejarse engañar por su alto contenido en calorías y grasas. No es necesariamente mejor que la cerveza Hite o Max.
PERONI NASTRO AZZURRO Peroni Nastro Azzurro es una cerveza rubia premium de 5,1% de alcohol por volumen elaborada por la fábrica de cerveza Peroni. Su nombre procede de la "Blue Riband", un premio ganado por los transatlánticos italianos en 1933. Esta cerveza italiana tiene una historia única como patrocinadora de equipos de carreras de motos en eventos de Gran Premio, y ha ganado múltiples campeonatos mundiales.
El nuevo anuncio de Peroni Nastro Azzurro 0,0% fue producido por Elspeth Lynn, Paul Hogarth y Matt Roach. La película se rodó en Sicilia y cuenta con tomas submarinas e iconografía de Italia. La campaña se lanzará en 28 mercados. A principios de este año, Peroni lanzó su primer anuncio en Corea.
GUINNESS Aunque Corea es conocida por su cultura cervecera, el mercado de los licores en Corea del Sur está dominado por dos grandes marcas, OB y Hite-Jinro. Aunque hay otras marcas locales, como la cerveza SKY, la mayoría de los restaurantes sólo sirven OB o Hite Cass. Aunque la cerveza importada está ampliamente disponible en Corea, es cara. Una pinta de Guinness en Seúl puede costar hasta 15.000 W, frente a los 3.000 W de la cerveza local. Por eso muchos bares coreanos tienen su propia microcervecería y venden cerveza Guinness de barril.
Aunque la marca es popular en Estados Unidos, aún no se ha hecho un hueco en Corea. El mercado coreano es pequeño, por lo que no hay marcas nacionales en el país. Además de Guinness, otras grandes cerveceras como MillerCoors y Heineken aún no se han lanzado en Corea. Esto es así a pesar de que la industria cervecera ha experimentado un boom en los últimos años. Sin embargo, con el aumento de la popularidad de la cerveza artesanal, la marca irlandesa está lanzando más productos y ampliando sus operaciones.
CORONA CORONA es la cerveza más extendida en Corea. En el país viven unos 80 millones de personas, lo que la convierte en una de las bebidas más populares del mundo. En los últimos años, la industria de la cerveza en Corea ha experimentado un crecimiento mixto, registrando un aumento negativo del volumen en los dos últimos años y un incremento relativamente modesto del valor. Sin embargo, este año se han presentado algunos retos importantes, ya que la epidemia de COVID-19 ha frenado el comercio. Además, la economía de Corea del Sur, que depende del comercio, ha sido una de las más afectadas por la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China, lo que ha provocado un menor crecimiento económico. Esto ha tenido un efecto negativo en el consumo de cerveza.
Aunque el mercado de la cerveza en Corea sigue siendo relativamente pequeño en comparación con otros países de Asia, la escena artesanal coreana está creciendo constantemente. Aunque hay una creciente "conciencia general" de la cerveza artesanal coreana, falta el conocimiento y la comprensión de los no amantes de la cerveza. Sin embargo, Erik Moynihan, director general de Magpie Brewing, con sede en Seúl, afirma que hay algunos signos alentadores. El gobierno ha aprobado leyes que permiten a las cervecerías artesanales vender sus productos en las tiendas de alimentación.
BUDWEISER La industria cervecera coreana no es inmune al impacto de los acontecimientos económicos y políticos mundiales. Durante la mayor parte del siglo XX, los coreanos se vieron obligados a elegir entre la dictadura militar del norte y el comunismo represivo del sur. Antes de la Guerra de Corea, los consumidores sólo tenían a su disposición las cervezas Hite u OB. Hoy, sin embargo, hay más de 30 marcas disponibles en los bares de toda Corea, incluida Budweiser.
Aunque el soju es la bebida alcohólica más común en Corea del Sur, la cerveza es la siguiente más popular en las grandes ciudades. Varias marcas populares existen desde hace décadas. Budweiser, fabricada por la empresa estadounidense Miller, es una de las cervezas más populares en Corea. La empresa también está experimentando con ingredientes locales, como la omija, que es el equivalente coreano del arándano, y el yuzu, que es un cítrico similar a la mandarina. La última cerveza coreana, Hug Me, también contiene notas de jengibre y piel de naranja.
La cerveza artesanal está ganando terreno rápidamente en Seúl. Las tiendas de botellas de cerveza artesanal están apareciendo por toda la ciudad, devolviendo la elaboración de cerveza a sus raíces preindustriales. Aunque los cerveceros artesanales expatriados han tenido éxito en el país, siguen representando un pequeño porcentaje del mercado general de la cerveza. Mientras tanto, las cerveceras nacionales están respondiendo a la tendencia emergente de la cerveza artesanal introduciendo marcas como Queen's Ale y "Kloud", de sonido germánico. En los próximos 10 años, se espera que la escena de la cerveza artesanal coreana crezca como la industria del café de alta gama del país.
PILSNER URQUELL Los coreanos tienen gusto por la buena cerveza. Pilsner Urquell, Heineken y varias cervezas importadas son habituales. La Pilsner es ligera y refrescante, mientras que la Guiness y la Hoegaarden son más fuertes y tienen sabores más amargos. Los coreanos también beben Guiness, una cerveza belga menos carbonatada. Paulaner, Weihenstephan y Corona Extra son otras marcas populares.
La Cafri es una cerveza ligera con sabor a malta y acabado acuoso. Combina bien con la comida coreana picante, especialmente con la barbacoa coreana. Cafri carece de carácter y suele describirse como una "cerveza de soda".
A principios de la década pasada, el mercado de la cerveza surcoreana era un duopolio, con dos productores principales que controlaban más del 90% del mercado. Sin embargo, la entrada de un tercer fabricante y el aumento de la cerveza importada tuvieron un impacto dramático en la cuota de mercado de estos dos fabricantes dominantes. Como resultado, estos cerveceros comenzaron a introducir nuevas cervezas en un intento de recuperar la cuota de mercado perdida.
ESTRELLA DAMM Si alguna vez ha visitado Corea, probablemente haya visto los numerosos bares de cerveza. Puede beber una ESTRELLA DAMM o una Kolsch, o probar una pilsner alemana. Los coreanos son muy aficionados a la cerveza, y puedes beber una cerveza artesanal local. Hay muchos tipos de cerveza coreana, así que seguro que encontrará una que se adapte a su gusto.
La Estrella Damm, también conocida como "Cerveza Cafri", es una cerveza ligera y crujiente con aroma a grano. Se sirve de color dorado pálido con una pequeña cabeza de espuma y es una gran opción para los principiantes. Si te gustan las lagers de estilo europeo, puedes empezar con la HiteJinro Max. Esta cerveza también está carbonatada, por lo que es perfecta para los principiantes.
A pesar de ser popular en Corea, la cerveza lager española original sigue siendo la más popular del país. Estrella Damm, originaria de Barcelona, se fabrica desde 1876. Su nombre significa "estrella" en catalán y español, y es la cerveza insignia de S.A. Damm. Actualmente está disponible en más de 150 países y se elabora en una versión de 4,6%.
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https://www.flickr.com/people/spanishchef/
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synapseevents · 4 years ago
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Info Danzas Murales en español
"Mural Dances" llegará este verano a los parques de Chicago
Tres obras específicas del sitio presentadas gratuitamente por Synapse Arts
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En colaboración con el popular programa "Night Out in the Parks" del Distrito de Parques de Chicago, Synapse Arts presentará una serie de danzas originales que se interpretarán con música en vivo en frente de coloridos murales, ubicados en tres parques de la ciudad de Chicago. Como las icónicas obras de arte al aire libre que preparará el escenario, estas "Danzas Murales" animarán sus entornos vecinales, conectando residentes y visitantes del entorno urbano a través de la danza, la música y el arte visual. Coreografiadas y presentadas por artistas locales tan diversos como la propia ciudad, "Mural Dances" tiene como objetivo fomentar el orgullo del vecindario y profundizar las conexiones con la comunidad al traer profesionales alegres danza-teatro a los espacios públicos a menudo infravalorados.
Tres fechas. Tres parques. Tres obras Únicas.
El sábado, 17 de julio, se presentará la primera Danza Mural en Barrett Park en Pilsen, donde la coreógrafa Amanda Ramírez responderá a un mural de luminarias culturales entre ellas Frida Kahlo, Mahatma Gandhi y Rosa Parks en un evento de estilo barbacoa mexicano-estadounidense.
El Sábado, 21 de agosto encuentra Synapse Arts en El Parque Jessie "Ma" Houston de Kenwood. Delante del mural de 2 pisos que celebra al líder de los derechos civiles del mismo nombre, los codirectores Tim Tsang y Kara Roseborough estrenará una obra que refleja sus experiencias personales de gente indígena, y personas de color.
El Sábado, 18 de septiembre en Loyola Park en Rogers Park, la residente del área Rachel Damon dirige una pieza que celebra la rica diversidad de culturas, patrimonios y queerfolx del barrio. Con 600 pies de murales frente al lago como telón de fondo, los bailarines destacarán coloridas pinturas de paz y unidad mientras tocan con el percusionista en vivo Tom Benko.
Presentado de 1:00pm a 3:00pm CDT en cada fecha, los tres eventos de Mural Dances son GRATIS para todas las edades. ¡Traiga su propia silla! Las partes seleccionadas de cada actuación serán en vivo transmitido a través del canal de Twitch fuera del sitio (“Out of Site”).
En la imagen: coreógrafos Tim Tsang, Kara Roseborough, Rachel Damon, Amanda Ramírez
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Notas de acceso e inclusión
Los eventos de Synapse Arts dan la bienvenida activamente a personas con identidades diversas, incluidos todos los géneros, orientaciones sexuales, razas, etnias, religiones, habilidades, niveles de ingresos, edades, padres/cuidadores estados, antecedentes y estructuras domésticas. Todos los eventos de Synapse Arts son relajados y sensoriales. Para solicitudes de servicio de accesibilidad, póngase en contacto con [email protected].
Acerca de Synapse Arts
Desde 2004, bajo la dirección de la cofundadora directora artística Rachel Damon, con sede en Chicago, Synapse Arts ha estado nutriendo la individualidad y desafiando las normas sociales sobre la identidad. Todas las facetas de la compañía, desde la creación colaborativa de sus obras de danza-teatro hasta actuaciones, están diseñados para incluir y llegar a todos los miembros de la comunidad independientemente de edad, capacidad, raza, identidad de género, etnia, orientación sexual o nivel de ingresos. Descrito por el Chicago Tribune como una compañía de "artistas serios que trabajan con inteligencia y un punto estético", Synapse Arts lleva la danza-teatro a la comunidad a través de escuelas, parques y actuaciones en espacios públicos. Se ofrecen clases gratuitas y de bajo costo para adultos y niños de todos los niveles. El programa bienal New Works de la compañía asesora a jóvenes artistas y complementa sus representaciones anuales de obras originales de danza y teatro.
En colaboración con el Distrito de Parques de Chicago
"Mural Dances" se presenta como parte de la serie Night Out del Distrito de Parques de Chicago, con el apoyo de la Oficina de la Alcaldía y el Departamento de Asuntos Culturales y Eventos Especiales de Chicago. Ahora en su 9 año, el programa Night Out in the Parks 2021 presenta eventos culturales todo el año en los parques del barrio de toda la ciudad. El Distrito de Parques de Chicago en asociación con más de 100 artistas y organizaciones locales, presentan eventos y actuaciones atractivas que mejorar la calidad de vida en todo Chicago y amplificar la vitalidad artística y cultural en cada vecindario. A través de múltiples disciplinas, que incluyen teatro, música, películas, danza, trabajo específico del sitio, programas de naturaleza y festivales comunitarios, la serie tiene como objetivo apoyar Artistas con sede en Chicago, facilitan asociaciones y programas basados en la comunidad, cultivan el civismo compromiso, y garantizar la equidad en el acceso a las artes para todos los habitantes de Chicago. Para ampliar aún más el alcance de estas experiencias culturales, artísticas y de la naturaleza, el Distrito de Parques de Chicago ha montado una plataforma virtual para destacar la diversidad de las ofertas artísticas de Chicago y proporcionar equidad acceso a algunas de estas actuaciones para todos los habitantes de Chicago y visitantes por igual. Para obtener más información sobre Night Out in the Parks, así como actualizaciones sobre las pautas de salud y seguridad, visite www.nightoutintheparks.com.
Patrocinadores adicionales
La serie "Mural Dances" es posible en parte gracias a una subvención del capítulo de Chicago de la Fundación impresionante. https://www.awesomefoundation.org/
Synapse Arts está en residencia en Loyola Park y Berger Park a través del Distrito de Parques de Chicago Programa Socios de artes en Résidence que une a artistas y comunidades en los parques de Chicago.
El apoyo a Synapse Arts también proviene del Fondo MacArthur para las Artes y la Cultura en Fundación Richard H. Driehaus, Fundación Gaylord y Dorothy Donnelley, El Departamento de Asuntos Culturales y Eventos Especiales, Obra Artística fondo, Forefront, El Nacional Dotación para las Artes, Abogados para las Artes Creativas, Noche en los Parques, y muchos individuos generosos. Estos programas son parcialmente apoyados por una subvención de Illinois artes Agencia del Consejo.
Conéctese con Synapse Arts en www.SynapseArts.com o en Instagram, Twitter, y Facebook.
Créditos de la foto: la foto superior es una captura de pantalla del video de Matt Griffo, fotos del coreógrafo de izquierda a derecha por Tim Tsang, Cheryl Neufville Etiang, Matt Griffo, Sarah Glover
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axlnotrose · 3 years ago
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Axl revirou os olhos com o comentário sobre a ilegalidade do que estavam fazendo, ele sabia daquilo, odiava que lhe dissessem coisas óbvias. De qualquer maneira, no fundo, não queria que Joshua fosse embora, e sabia que seus amigos também não, ele era parte da equipe agora. Nenhum deles ligava sobre as possíveis consequências de suas atitudes, o que importava era que estavam juntos e curtindo o momento. Ocasiões assim o ajudavam a ocupar a mente, a companhia o fazia se distrair de todos os monstros que o acompanhavam no dia a dia, portando não negou quando lhe alcançaram uma garrafa de cerveja, sentando sobre o cobertor recém esticado e tomando um gole generoso da bebida.
Da mochila, Matt tirou vários salgadinhos e outras comidas que em nada eram saudáveis e ali eles ficaram até que Kate viesse com uma de suas ideias mirabolantes. Ele já havia jogado aquilo, fato, mas por algum motivo ficou levemente nervoso naquela noite, e a cada vez que a garrafa girava, seu estômago se retorcia um pouco. "Axl, verdade ou desafio?" Matthew questionou e todos os olhares pousaram sobre o rapaz que apenas suspirou. — Hmm, desafio? — O sorriso de seu melhor amigo deixaria qualquer um extremamente apreensivo, mas uma das regras era clara: não precisavam fazer nada que se sentissem muito desconfortáveis. "Eu desafio você a beijar a Kate, se vocês dois estiverem ok com isso, claro." O Griffiths apenas encolheu os ombros. — Ok.
O grito de comemoração de Kate fez com que Axl soltasse uma gargalhada. "Eu sempre quis fazer isso, meu Deus, chegou meu momento de brilhar." Todos sabiam sua orientação sexual, e jamais o desrespeitariam por ser quem era. Aquilo não passava de uma brincadeira, portanto não se incomodou ao se debruçar sobre o círculo, se aproximando da amiga. "Meu Deus, Axl. Você podia me beijar mais vezes né? Que delícia." A loira brincou assim que se afastaram e a garrafa se pôs a girar mais uma vez, dessa vez apontando para o único que não tinha sido desafiado a nada ainda. Kate sorriu brevemente "Josh, verdade ou desafio?"
@axlnotrose
Bufou mais uma vez, com um claro mal humor com o pedido do pai. Sentia como se fosse alguma afronta, embora ele não soubesse seus motivos para negar algo que seria tão simples, não podia deixar de ficar irritado. — Olha eu até ajudaria, se não fosse… — Começou e, pelo olhar que viu se formar da feição de seu progenitor não continuou. Ainda não entendia como ele podia gostar tanto de Axl, confessava que se sentia meio traído. “Eu não vou te obrigar filho, mas me faria muito feliz te ver saindo com pessoas novas, além de que estaria ajudando por um tempo.” E foi com essa frase que Joshua foi convencido.
Logo após o intervalo não foi difícil achar o “grupinho punk” da escola, como costumava chamar. Andou até eles sentindo o sangue ferver levemente ao se aproximar dos meninos. Possivelmente seria uma cena tanto quanto inusitada, não era conhecido como uma das pessoas sociáveis na escola, na verdade tinha noção de que era bem fechado comparado aos seus colegas.— Olá. — Começou chamando a atenção dos meninos, tentou não olhar diretamente para nenhum deles, em especial o mais alto e moreno conhecido como o Axl. — Meu pai me disse que precisam de um tecladista substituto e me convenceu a ajudar. — Estendeu um papel com seu número de celular para um dos meninos, se estivesse certo era o baixista da banda. — Me passem o que for preciso… Ah e se precisar, eu posso levar meu teclado… — Dito isso se despediu e tratou de sair rapidamente do local tentando evitar qualquer comentário desnecessário. Sabia que não era a pessoa mais bem quista da escola e não queria dar motivos para mais fofocas. Depois de algum tempo percebeu que estava em um grupo de whatsapp novo, aparentemente sua “oferta” havia sido aceita. Sentiu-se um pouco nervoso em pensar que logo teriam que marcar algum tipo de ensaio onde teria que realmente falar e participar de algo, isso porque não queria pensar nas apresentações… Tentou não pensar demais nisso o resto da tarde.
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versatiro2 · 5 years ago
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EL SICOMORO primera parte
Ya había perdido la cuenta de los días que habían pasado desde que salí de mi casa para no volver a ella nunca más. No podría decir si aquella falta de memoria era por el cansancio, por el calor o por el hambre. Siempre que dejaba un generoso hogar que me acogía, salía de allí limpio, descansado y bien alimentado, pero a los tres días ya tenía el estómago dado la vuelta, vacío. A los tres días, sentía mis piernas pesadas, me dolían todos los músculos del cuerpo de maldormir en cualquier rincón que pudiera parecerse a una cama. A los tres días olía a choto, a guerrero, a mochilero hippy trasnochado. Precisamente, a los tres días de haberme despedido de Arizona y de sus padres humanos, sufrí una gran frustración. Iba caminando por un sendero de tierra, abrigado por dos extensas masas boscosas, que subía en cuesta hacia un pequeño cerro partiéndolo en dos. Siempre me ha gustado esa sensación de sobrepasar cualquier objeto que me tape el horizonte y descubrir lo que habrá detrás. Es algo emocionante. Aquella sensación me ayudó a subir con más ánimo hasta que la vista me ofreció la imagen que estaba buscando obsesivamente. Agua, una gran cantidad de agua. Aceleré el paso por la emoción, y la masa de agua se hacía cada vez más grande. Pensé, "por fin, el mar". El sol reflejaba en él convirtiéndolo en un espejo, y cuando llegué a la cima del cerro, una nube eliminó el reflejo del sol y se encendió mi decepción. Lo que creía que era el mar, era un puto embalse monstruoso construido entre montañas. No tuve otra opción que encaminarme a rodearlo para ver qué habría más allá de aquel imponente lago artificial. Decidí ir hacia la derecha. No sé por qué. Anduve cerca de media hora por la pasarela de madera que recorría el contorno sin encontrar ni rastro de vida humana. Entonces llegué a una curva, y tras ella descubrí una enorme casa de madera blanca con los marcos de puertas y ventanas en azul griego con un precioso embarcadero de unos quince metros en forma de L. Había un par de pequeñas barcas de pescador, una moto de agua y un patinete. Aparentemente no había nadie, pero me llamó mucho la atención el gran sicomoro que había junto al caserón. Aquel maravilloso árbol era muy frondoso de hojas de un verde oscuro que llamaba a cobijarse. Sin pensarlo me dirigí hacia él, y a pocos metros, vi que había alguien sentado en una silla de enea, disfrutando de su sombra en aquel abrasador paraje. Era un hombre mayor de barba y cabellera blancas como las nubes. Vestía pantalones de lino y camiseta de tirantes, todo blanco. Era bien parecido. A la altura de su cabeza, a más o menos un metro, colgaba del sicomoro un botijo de barro albino que me quedé mirando de forma instintiva.
-Pégale un buen trago —dijo el viejo de blanco con la mirada perdida en el gran pantano—. Por la cara que traes, debe hacer horas que no has bebido —me leyó el pensamiento y las ganas.
Entonces me acerqué y bebí un trago largo sin desperdiciar ni una gota. Al echar la cabeza hacia atrás, vi que sobre el dintel dela puerta principal del caserón, estaba grabado en la madera el nombre del majestuoso árbol que lo acompañaba, SICOMORO. 
-Aquel es Alberto —dijo Tiburcio, que es como se llamaba el abuelo, señalando hacia el agua—. Te estaba esperando.
No terminaba de comprender qué es lo que quería insinuarme aquel hombre. ¿Por qué estaría esperándome Alberto, si no lo conocía de nada? Guiñé los ojos para ver con más nitidez qué estaba señalando aquel viejo y vi algo chapoteando en el agua. Algo que se acercaba hacia el embarcadero. Cuando estuvo a pocos metros, ya estaba claro que era una persona nadando, era Alberto. Salió del agua de un salto por el mismo embarcadero, y lo que duró su paseo hasta el sicomoro hice un escaneo de su cuerpo, cuyos andares eran todo un regalo para la vista. Se veía fibrado, como nadador habitual que era. Sobre su piel blanca no se veían muchos vestigios de vello, lo llevaba recortado. Dos pequeños pezones adornaban sus pectorales y su barbita recortada le daba una madurez aparentando solo veintitantos años. Cuando estuvo a pocos metros se detuvo y se me quedó mirando fijamente mientras rascaba su pelo corto y moreno para aligerarlo de agua. Me llamaron la atención sus enormes ojos con buenas pestañas y un par de gruesas cejas muy pobladas.
-Abuelo, ¿quién es? -No lo sé. Acaba de llegar —dijo mirándome por primera vez—. No parece muy hablador, a ver si contigo se digna a presentarse.
Me sentí fatal. Estaba dando la impresión de ser un bicho raro. Entonces me apresuré a romper aquel prejuicio.
-Sí, disculpen. Mi nombre es Matt y vengo desde muy lejos. Hace meses que dejé mi casa y bueno, aunque solo estoy de paso, necesito hospedarme en algún sitio limpio y cómodo.
-No te vendría mal ducharte, afeitarte y lavar tu ropa, supongo —dijo Alberto recolocándose el paquete.
-Jajaja —soltó una carcajada el abuelo—. Comer bien tampoco le vendría mal, ¿verdad? Jajaja. 
Yo no sabía qué decir. Habían nombrado todas las necesidades que tenía en ese momento excepto una, que me surgió al fijarme en el diminuto bañador negro, con un 91 estampado a un lado, que Alberto no paraba de tocarse.
-Tengo algo de dinero. 
Ambos se miraron con complicidad y el viejo se levantó. 
-Pegaos un ducha que yo voy calentando la olla —dijo el abuelo entrando al caserón.
—Sígueme, Matt —dijo Alberto.
Yo le seguí sin decir nada. El bañador era igual de diminuto por detrás. Para lo fibrado que estaba tenía un culito muy gracioso, más bien gordito. Las mollas del culo le salían por los lados, y aunque intentó ocultarlas sacándose la tela de la raja del culo, el minibañador no daba para más. 
Me llevó hacia una puerta en el lateral y entramos a los vestuarios. Tenía dos zonas diferenciadas, en la entrada había bancos y taquillas, después un pasillo donde se ubicaban los aseos y al fondo estaban las duchas comunes.
-Antes de subir a la habitación será mejor que te asees —dijo Alberto abriendo una taquilla para darme gel de baño, una cuchilla y una toalla. Él también cogió una. 
-Gracias —aunque mejor, le hubiera agradecido con un pollazo en la cara que se arrodillarse para quitarme las zapas. 
-Puedes dejar ahí mismo tu ropa. Mañana llegará un grupo de universitarios, pero como ves, estamos solos —dijo yéndose hacia las duchas meneando su hermoso culito apresado en el bañador de natación.
Yo me desvestí, y seguí sus pasos ya completamente en pelotas. Cuando llegué a las duchas, Alberto todavía se seguía ocultando tras el bañador, pero cuando escuchó el chorro de mi ducha, se giró y me miró de arriba abajo. Yo no me corté un pelo y me quedé quieto para que me observara con detenimiento. Noté que mi rabo crecía y engordaba demostrándole que aquel momento me resultaba profundamente morboso. Entonces, Alberto se dio media vuelta, y como una gata en celo, arqueó su preciosa espalda sacando culo al mismo tiempo que se bajaba el bañador. La raja de su culito, que se le marcaba a través del bañador, se hizo carne, y al agacharse del todo para sacárselo por los pies, se le abrieron las cachas del todo, y me enseñó la parte más tierna y rosada de su cuerpo perfectamente rasurada. Me entraron unas ganas tremendas de clavar las rodillas en el suelo de teselas blancas mojadas y comerle el culo de manera brutal, la oportunidad estaba a menos de un metro y medio, pero me reprimí. Para entonces mi rabo estaba completamente empalmado y duro. Me giré cuando Alberto volvió a darse la vuelta, así que no me vio la polla en todo su esplendor. De alguna manera, quise jugar a darle una de cal y otra de arena. Aunque mi nabo había reaccionado ante aquella belleza, mis tripas mandaban, estaba muerto de hambre. Por el rabillo del ojo, veía cómo el muchacho intentaba llamar mi atención colocándose en mi ángulo de visión, pero yo seguí dándole la espalda. Quizá, ya decepcionado, apagó su ducha y ni siquiera se quedó allí para secarse, se fue directamente a la zona de los bancos. Yo me quedé unos minutos más, disfrutando bajo el chorro de la ducha tibia. 
Antes de ir a la zona de cambio, me entretuve 5 minutos en afeitarme en los aseos. Cuando salí hacia los bancos, con mi toalla atada a la cintura, Alberto ya se había vestido. Lo vi sentado en un banco frente al mío. Mis ropas habían desaparecido y en su lugar, había un camiseta blanca, un pantaloncillo corto rojo, unos calzoncillos blancos de slip y en el suelo, unas chanclas de playa. No pude evitar acordarme del ferroviario al que tras mamársela me prestó ropa de objetos perdidos de la estación. 
-Son cosas que se va dejando por aquí la gente que viene de campamento. Pondré tu ropa a lavar —dijo asiendo una bolsa—. Cuando salgas, entra por la puerta principal —y se marchó con su delicioso contoneo. 
Entonces fui yo el que me quedé con un palmo de narices. Me hubiera gustado provocarlo quitándome la toalla de frente y que se hubiera tirado al suelo para devorarme la polla, pero me quedé con las ganas por gilipollas. 
Al entrar al caserón, el abuelo estaba terminando de montar la mesa. Me dijo que me sentase, pero escuché ruido en un cuartillo anexo a la cocina, y la curiosidad me llamó. Me acerqué disimuladamente y sin entrar, observé lo que allí sucedía. Alberto se disponía a lavar mi ropa, pero antes quiso deleitarse con mi aroma personal. El muy cabrón, estaba oliendo mis gayumbos y se la estaba cascando. Con los ojos cerrados esnifaba mis calzoncillos mientras masajeaba enérgicamente su polla erecta. Aquella situación era tremendamente morbosa. El abuelo no paraba de contarme cosas sobre el embalse mientras el nieto, extasiado de placer, soltaba lefazos sobre mis calcetines. Cuando terminó, con mis calzoncillos aún en la boca, exprimió las últimas gotas de leche que goteaban de su rabo y lo restregó a conciencia para dejarse el nabo limpio del todo. Después, metió toda mi ropa en la lavadora y yo fui a sentarme a la mesa totalmente excitado antes de que pudiera verme. Como no podía ser de otra manera, enseguida noté un chorrillo de líquido preseminal salir de mi polla y mojar mis calzoncillos anónimos. Cuando Alberto se sentó a la mesa, yo le lancé una sonrisa que no supo interpretar. 
Durante la comida, un buen guiso de trucha, estuvimos conversando de todo para conocernos mejor. 
Tiburcio, el abuelo, se había quedado al cuidado de Alberto cuando sus padres decidieron cruzar el charco para buscar fortuna lejos de aquel oasis en medio de aquel desierto. Ambos tenían una gran conexión. Al construir el embalse, Tiburcio pudo mantener su casa convirtiéndola en hospedaje de grupos juveniles en busca de aventuras silvestres, pero con el tiempo, Alberto se convirtió en el monitor de las actividades acuáticas.
-Esta tarde podríais dar un paseo por el lago —sugirió el abuelo. 
-Me parece buena idea —dije entusiasmado. 
-Claro, sacaré la piragua doble. Te gustará —susurró Alberto guiñándome el ojo. 
Después de la deliciosa comida preparada por Tiburcio, y de una larga siesta, que recompuso todos mis músculos y mis huesos, salimos a remar en tándem. Alberto capitaneaba la nave desde proa y yo seguía sus instrucciones en la retaguardia. A mi juicio, no habíamos avanzado mucho, pero se me ocurrió mirar hacia atrás, y el caserón había desaparecido, solo veía agua y montañas. Cuando miré de nuevo hacia delante, Alberto estaba de rodillas frente a mí mirándome con ojos provocadores. Bajó la cabeza en actitud sumisa y comenzó a besarme los pies. Estaba claro lo que quería. Aunque él tomó la iniciativa, yo fui guiando su deseo. Levanté mi pie derecho para ponérselo en la cara. Me lo lamía con gusto. Chupaba cada uno de los dedos e intentaba meterse el máximo en la boca, pero no podía. No la tenía tan grande como para zamparse mi 45 ancho. 
Yo estaba medio reclinado en la canoa, con la piernas semiabiertas y gozando de ver a Alberto degustando mis putos pies. Me puso tan cachondo verlo tan sumiso, que el rabo se me salió del bañador. En cuanto lo divisó, quiso tirarse a comérselo, pero lo detuve con la planta del pie en toda la cara. Me apetecía que siguiera un poco más currándose mis pies mientras lo tentaba pegándome tirones de prepucio para sacarme líquido. Me puse un poco en el dedo gordo del pie y se lo llevé a la boca para que me lo limpiase. De repente, me descapullé y sentí la brisa del embalse sobre mi glande. Necesitaba una boca caliente de inmediato. 
-Quítame el bañador, pero hazlo con la boca —y Alberto obedeció sin rechistar. 
Abrí las piernas y las descolgué por fuera de la piragua. Con la punta de mis pies podía tocar el agua. Alberto quiso quitarse el bañador pero no dejé que lo hiera en ese momento.
-Tú cómeme el rabo y los cojones con dedicación. No tengas prisa.
Las palmas de sus manos sobre mis muslos abiertos me proporcionaban una sensación muy morbosa, como cuando alguien hambriento coge un trozo de carne para comérselo con las manos. Se las aseguré con las mías para que no las despegase, y le di la orden guiñándole un ojo. Alberto abrió la boca y fue a besarme directamente las pelotas. Mi polla, torcida hacia la izquierda, recorría su bonita cara desde el bigote hasta el pelo dividiéndola en dos. Sus maravillosas cejas me rascaban la base del nabo, nunca había sentido algo así. Me excitaba tanto aquello, que mi polla daba saltos golpeando su frente. Otro suntuoso hilo de líquido salió de mi uretra y resbaló por su frente. Quiso comérselo, pero lo detuve. Cogí un poco de aquel líquido y le unté las cuencas de sus espectaculares ojos grandes. Parecía que hubiese llorado. Entonces, mi capullo no podía más. Me lo cogí y lo dirigí hacia su boca. Se lo metió y comenzó a mamármelo con furor. Alberto tenía unas orejas muy graciosas y en la izquierda llevaba un pendiente. Las tenía un pelín despegadas de la cabeza, así que se las agarré y las usé de asas para follarle la boca con más fuerza. Cuando le metía casi todo el rabo en la boca, se resistía empujando con las manos sobre mis muslos para retirar su cabeza, pues le daban arcadas, pero en el fondo quería que le reventase la garganta. Sus gemidos lo reclamaban. Al ver que no llegaba a tragársela del todo tirando de las orejas, le cogí directamente la cabeza y entonces, mi rabo sí desapareció por completo en su boquita de labios finos. Qué gustazo sentir su barba cosquilleando mis cojones. De sus ojos congestionados empezaron a brotar lágrimas y de su boca una buena cantidad de saliva espesa.
En una de las arcadas le retiré la cabeza y lo dejé respirar.
-¡Qué rico está tu rabo, Matt! —dijo Alberto con la respiración agitaba y babeando—. Ya me gustaría que me follaran la boca así todos los días.
Sus lágrimas se mezclaban con el líquido de mi nabo que yo había untado en las cuencas de sus ojos.
-Acércate —le dije. 
Me besó y jugamos con nuestras lenguas. Saqué la mía y me la chupó como había hecho hacía unos segundos con mi capullo. Entonces, le cogí la cabeza y lo separé unos centímetros de mi cara. Quise observar aquellas maravillosas cejas hiperpobladas, sus pestañas frondosas y sus enormes ojos marrones. Notaba su aliento acelerado en mi cuello. Saqué la lengua y lamí las cuencas de sus ojos. La mezcla de sus lágrimas y mi líquido preseminal habían resultado de un maridaje perfecto para el paladar. Qué deliciosa experiencia. El muy cabrón no cerró los ojos mientras se las lamía. Eso me hizo gotear por el rabo más y más. Lo notaba resbalar por mi muslo izquierdo. 
-¡Oh, sí! —suspiraba Alberto—. Deseo que me folles como nadie me ha follado. 
-No puedo follarte sin comerte esa preciosidad de ojete. Esta mañana te lo he visto en la duchas y he estado a punto de hacerlo. No voy a quedarme con las ganas. 
Alberto se retiró tras darme otro jugoso beso y se puso de pie en la canoa. Tenía mucha experiencia en mantener el equilibrio, así que no le resultó difícil darse la vuelta y bajarse poco a poco el bañador para revivir la secuencia del vestuario. Colocó sus pies a cada lado de mis caderas y fue agachándose hasta ponerme el culo sobre la cara. Su hermoso y redondo culito fue abriéndose y mostrándome su mejor parte.
-¡Joder, que anillo más bonito! Parece un chicle de fresa. Ummmm
Como siempre, lo primero que hice, fue pegarle mi nariz para grabar a fuego su olor en mi memoria. Tal y como tenía grabados los olores de Fede, de Jaime o del Rubio. Para mí era algo esencial. Después disfruté de su sabor a lametazos, a besos, a chupeteos.
-Qué rico te sabe, perrazo. Ummmm.
-Sí, cómemelo bien. Necesita un poco de trabajo para encajar un pollón como el tuyo. 
Es verdad que no era un ojetazo. Sus pliegues no se extendían mucho desde el agujero. Pero con el currazo de lengua y dedos que le hice, no tardó en abrirse lo suficiente como para follármelo.
Mientras le comía el culo, jugaba con su rabo gordo y sus huevos más gordos todavía. Pero me intentaba detener de vez en cuando.
-No me pajees tanto. Voy a correrme si sigues así.
Entonces, retiré su hermoso culito de mi cara y avanzó medio metro para que al agacharse pudiera clavarse mi polla a la perfección. Y así lo hizo. Se agarró a los bordes de la canoa, y en cuclillas, puso su ojetillo sobre mi capullo. Él mismo fue metiéndoselo a su ritmo. Yo seguía con mis piernas por fuera de la barca y recostado disfrutando del paisaje. Mis 180 grados de ángulo de visión incluían una enorme masa de agua cercada por numerosas colinas de matorral bajo, un cielo rojizo al atardecer y el culo de Alberto sentándose en mi nabo. 
Cuando pudo ensartarse el capullo, se relajó y comenzó a hacer sentadillas suaves. Su anillo estaba tan prieto, que notaba un roce extra en mi polla.
-¡Joder, Albertito! Tu culo es la puta hostia —exclamé al ver cómo se tragaba cada vez una mayor porción de mi nabo—. Así, así, vamos. Nunca has cabalgando en una piragua, eh. 
-Creo que no voy a querer levantarme nunca de aquí, hijo de puta. ¡Fóllame! 
Alivié su esfuerzo de subir y bajar, moviendo mis caderas. Empecé a petarle el culo sujetándole las nalgas con las manos. 
-Uffffff. ¡Cómo tragas, cabrón! 
Alberto gemía como un puto perro y yo le daba cachetadas en el culo. Me gustaba ver la marca rojiza de mis dedos sobre sus inmaculadas mollas del culo. 
De repente, pudiendo únicamente ver su espalda y su culito saltándo sobre mi polla, me fijé en mi muñeca. Allí seguía la pulsera que con tanto cariño me regaló el Rubio. Su recuerdo se hizo presente en Alberto. De espaldas, no sabría distinguirlos. Era como follarme a los dos al mismo tiempo. Una puta locura. 
-¡Joder, Matt! Me estás sacando la leche sin tocarme —la voz de Alberto me devolvió a la realidad. 
Entonces lo detuve y le saqué el rabo del culo. 
-Date la vuelta —efectivamente, de su polla gorda, le goteaba un líquido más blanco que trasparente, pero no era una corrida—. Ahora sí que vas a correrte del todo —le dije. 
Simplemente se clavó de nuevo en mi rabo resbaladizo en el sentido contrario. Se lo metió hasta el fondo de una sentada, hasta que sus huevos gordos se posaron sobre mi vello púbico. Tenía entre mis piernas un puto nido de pájaros en el que había tres hermanos, dos por romper el cascarón, y uno de 17 centímetros con la cabeza medio descapullada y babeando. Y entonces, empezó a moverse de arriba abajo acelerando poco a poco. Yo no podía evitar fijarme en su cara descompuesta de placer. 
-Ahora no vas a llorar por el nabo, vas a escupir. 
Lo agarré de un hombro con una mano y de la nalga contraria con la otra. Lo clavé del todo sobre mi polla y comencé a darle empujones rítmicos sin sacarla de su culito ni un ápice. Sabía que le estaba dando en el centro de la diana. 
-¡Joder, qué me estás haciendo! —exclamó Alberto cuando miró su polla chorreando un líquido blanquecino que salía lentamente—. Me estoy deslechando sin orgasmo. 
Yo seguí dándole golpes cada vez más potentes, hasta que le vino el éxtasis, y la cascada de jugo lechoso se transformó en una fuente de chorros enérgicos de color marfil. 
-¡Diooooooos! ¡Me corro vivo! 
Yo seguí petándole el culo hasta que me llenó la tripa y el pecho de su deliciosa lefa.
Alberto no quería levantarse, parecía que se hubiera quedado pegado para toda la vida. Disfrutaba anonadado, con los ojos cerrados ondeando su cuerpo al vaivén de la piragua. Pero mi rabo necesitaba escupir la lefa de mis cojones hinchados, así que lo descabalgué y se arrodilló entre mis piernas. El pobre no tenía fuerzas ni para mamármela, así que lo enganché de la frente para que me mirase y abriese la boca, y me pajeé hasta que solté unos lechazos tremendos sobre sus cejas, su nariz y su barba. Varios de ellos entraron hasta su garganta directamente. Como si fuera un pincel, le metí la polla, aún dura en la boca, para que me la dejase limpia, y después, lo eché sobre mi pecho para que descansase tras un trabajo bien hecho.
Así nos quedamos un buen rato, yo recostado en la piragua y Alberto tumbado sobre mi pecho, a la deriva en aquel inmenso embalse de los cojones que llegué a confundir con el mar.
Al rato, su semen había hecho las veces de pegamento y nos costó un poco separarnos. Se puso de pie y dijo:
-Será mejor que nos demos un baño para limpiarnos todo esto —y probó un poco de sus restos con la punta de los dedos.
Yo también humedecí uno de los míos con lo que había escupido sobre mi pecho y probé su lefa gustosamente. 
-Lástima que se haya desperdiciado con lo rica que está —dije relamiéndome—. Venga, sí. Démonos ese chapuzón.
Tambaleé la piragua de tal forma, que Alberto no pudo evitar caer al agua por la borda. Yo esperé a que sacase la cabeza y me lancé sobre él para volverlo a hundir. Estuvimos dándonos un baño muy agradable disfrutando del agua dulce, hasta que decidimos volver al caserón, donde Tiburcio nos esperaba preparando una deliciosa barbacoa.
Alberto y yo escuchábamos entusiasmados las anécdotas que su abuelo nos contaba al sabor de varias botellas de sidra junto a las ascuas de la fogata.
-Se está durmiendo —dijo Tiburcio al ver cómo su nieto se acomodaba en el tronco del sicomoro.
-Sí, el paseo en piragua ha sido muy intenso —dije tras echarme el último culín.
-Anda, llévatelo. Su habitación es la primera al subir. Hay dos camas. Yo me quedaré recogiendo.
Entre la borrachera y el sueño que tenía, tuve que cargar con Alberto metiéndole el hombro debajo del sobaco y subimos a su habitación. Lo dejé en su cama y yo me tumbé en la de al lado. Me quedé un rato observándolo de espaldas, velando su sueño, hasta que el mío se adueñó de mi conciencia.
...CONTINUARÁ...
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alvaromatias1000 · 6 years ago
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Cadeia Global Produtiva de Automóveis: Impacto da Mudança Comportamental dos Consumidores
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Delphine Strauss (Financial Times, 06/11/2019) avalia: em meio à pior desaceleração da economia mundial desde a crise financeira de 2008, há um setor possível de ser considerado tanto culpado quanto vítima.
A indústria automotiva impacta o estado da economia mundial muito mais do que a sua proporção na produção como um todo sugeriria: as montadoras têm longas cadeias de fornecimento de autopeças terceirizadas; também consomem grandes quantidades de matérias-primas e produtos químicos, têxteis e eletrônicos; e seu desempenho afeta milhões de empregos nos setores de serviços de vendas, de reparos e de manutenção.
Em 2018, o setor encolheu pela primeira vez desde a crise mundial. O Fundo Monetário Internacional (FMI) acredita que esse declínio na produção automotiva representou mais de 25% da desaceleração na economia global entre 2017 e 2018.
O setor também pode ser o responsável por até um terço da desaceleração do crescimento no comércio global observada entre 2017 e 2018, segundo informou o FMI em outubro, depois de calcular os efeitos secundários sobre o comércio de autopeças e outros bens intermediários.
O setor de carros tem pesado muito na atividade industrial e no crescimento. A previsão do FMI de uma modesta recuperação no comércio global em 2020 depende de uma recuperação da indústria automotiva. A análise, no entanto, também ressalta o potencial de que ocorram mais impactos negativos se o setor se tornar a próxima vítima da escalada na guerra comercial entre Estados Unidos e União Europeia (UE). A Casa Branca deve decidir em 13 de novembro se vai impor sobretaxa de 25% à importação de veículos de países europeus.
Alguns executivos do setor automotivo já responsabilizam a política comercial dos EUA por grande parte de seus infortúnios, em particular pela forte desaceleração no mercado chinês, que vinha puxando o crescimento das vendas mundiais.
Embora as montadoras sofram da mesma forma que outros setores industriais perante a incerteza geral com o comércio exterior, elas ainda não se tornaram vítimas diretas da política comercial dos EUA.
Em vez disso, segundo o FMI, o mau momento da indústria automotiva se deve principalmente a mudanças na China – como a retirada de isenções tributárias de incentivo à compra de carros e a repressão contra plataformas de empréstimos diretos de consumidor a consumidor (P2P) – além da desestabilização provocada pelo lançamento de novos testes de emissões de poluentes para automóveis na Europa.
O FMI destacou que, em muitos países, os consumidores têm adiado as compras por causa da rapidez das mudanças nos padrões ambientais, em um momento no qual aumentam ainda as opções de compartilhamento de veículos.
Na Índia, as vendas de carro tiveram forte queda em consequência dos problemas no chamado setor bancário paralelo, que fornece metade do financiamento para a compra de carros novos no país. Já a recessão na Turquia e as incertezas relacionadas ao Brexit no Reino Unido afetaram as vendas em outros dois grandes mercados. Dado divulgado ontem mostrou que o registro de carros novos caiu 6,7% em outubro no Reino Unido, abalado por uma queda de 13% nas compras por pessoas físicas.
No total, as vendas de carros caíram globalmente cerca de 3% em 2018, e a produção, cerca de 2,4%, levando em conta correções relativas a diferenças no preço médio dos carros entre os países, de acordo com o FMI.
Pesquisa publicada pela agência avaliadora de risco de crédito Fitch Ratings neste ano argumenta que a atual queda nas vendas de veículos pode ter reduzido o Produto Interno Bruto (PIB) global em até 0,2% – bem mais do que o FMI estima – quando levados em conta os impactos secundários em outras indústrias e o efeito da queda de salários e de lucros sobre os gastos dos consumidores e das empresas.
Na cadeia produtiva automotiva está concentrada desaceleração mundial. Esse tem sido o setor-guia, não apenas um dano colateral mais amplo da guerra comercial.  Trata-se de um setor fundamental para o ciclo industrial global.
A situação poderá piorar se a indústria automotiva passar a ser vítima direta da guerra de tarifas. Com cadeias de fornecimento espalhadas por diferentes países e processos de fabricação “just-in-time” (no qual as peças vão chegando à medida que são necessárias), o setor é particularmente vulnerável à imposição de novas barreiras tarifárias.
O secretário de Comércio dos EUA, Wilbur Ross, sinalizou em entrevista ao “Financial Times”, em outubro, Washington estar mais inclinado a negociar com a UE do que a impor tarifas sobre as importações automotivas europeias, quando o prazo de seis meses para avaliação acabar neste mês.
Ainda assim, a ameaça de tarifas continua presente. Análises publicadas neste ano pelo Peterson Institute for International Economics concluíram que, se os EUA cumprirem a ameaça de impor as tarifas de 25% sobre as importações de veículos de todos os países, a produção automotiva dos EUA cairia 1,5%, o setor perderia quase 2% do total da força de trabalho e 195 mil trabalhadores americanos ficariam desempregados como resultado do impacto macroeconômico.
Se outros países retaliarem, a produção dos EUA cairia 3%, 634 mil empregos seriam perdidos no país e 5% da força de trabalho do setor seria cortada. As tarifas ameaçariam empregos e a produção de fábrica na Carolina do Sul.
Até agora, os EUA são o único grande mercado no qual as vendas de carros se mantiveram relativamente ilesas. Grande parte da desaceleração em outros mercados parece ser cíclica: o declínio chega depois de vários anos de vendas em alta e depois de muitas montadoras terem sido obrigadas a fazer altos investimentos para desenvolver veículos elétricos que serão, no mínimo, deficitários no curto prazo.
Não ajuda em nada, contudo, o clima predominante de incertezas sobre o comércio global – e as preocupações resultantes sobre o crescimento mundial.
Esse tipo de incerteza tende a assustar o consumidor em relação a produtos de valor alto. Se você está inseguro, não vai comprar um carro.
Enquanto aqui-e-agora se impõe o neoliberalismo com o desmanche do Estado nacional e suas políticas públicas, destacadamente a industrial, o governo alemão da premiê Angela Merkel e as montadoras alemãs chegaram a um acordo para aumentar os incentivos financeiros para os automóveis elétricos, intensificando um esforço para esse setor fazer a transição de motores a combustão por elétricos e cortar a emissão de gases poluentes.
Um chamado bônus ambiental será elevado em 50% para até € 6 mil (US$ 6.680) por veículo elétrico e a indústria automobilística continuará cobrindo metade do custo, segundo informou ontem Steffen Seibert, o principal porta-voz de Merkel.
As mudanças passarão a valer neste mês e irão até 2025, segundo Bernhard Mattes, presidente do lobby automobilístico alemão VDA. “Desse modo, será possível fornecer suporte a outros 650 mil a 700 mil carros elétricos”, disse Seibert.
As medidas foram acertadas na noite de segunda-feira em Berlim, entre Merkel e diretores das montadoras, fornecedores de autopeças e sindicatos, incluindo os presidentes-executivos da Volkswagen (VW), BMW e Daimler.
O acordo foi fechado um dia depois de Merkel visitar uma fábrica de carros elétricos reformada em Zwickau, no leste da Alemanha. A premiê vem sendo pressionada por não conseguir maiores avanços na contenção das emissões dos gases responsáveis pelo efeito estufa, enquanto que a VW – maior montadora do mundo – vem investindo bilhões de euros na mudança para os veículos elétricos.
O Programa de Proteção do Clima 2030, anunciado por Merkel em setembro, tem como objetivo chegar a 10 milhões de carros elétricos nas vias públicas alemãs até 2030, uma meta que para a maioria dos especialistas do setor é inviável, mesmo com subsídios generosos.
No começo do ano, havia cerca de 430 mil veículos elétricos e híbridos na frota nacional de 47 milhões, segundo o Centro de Pesquisas Automotivas da Universidade de Duisburg-Essen.
Merkel disse: o setor enfrenta de “uma mudança de paradigma na mobilidade jamais feita na história da indústria automobilística”.
A Alemanha está reduzindo a distância com a Noruega na liderança europeia, com vendas de quase 53 mil carros elétricos neste ano, segundo a KBA, a autoridade federal de transportes motorizados. Em termos per capita, porém, ela continua bem atrás da Noruega e ainda não está claro quantos consumidores alemães acabarão mudando para os carros elétricos num país com uma rica herança automobilística centrada nos motores a combustão.
Os subsídios fazem a diferença porque os custos mais altos do desenvolvimento do veículo e das baterias aumentam o preço final de um carro elétrico. O ID.2 da VW, por exemplo, terá o preço inicial de pouco menos de € 30 mil, enquanto que a versão mais barata do novo Golf movido a motor a combustão será vendida por menos de € 20 mil.
O esforço do governo para promover os carros elétricos inclui o aumento do número de postos de recarga para 50 mil em dois anos. As montadoras ajudarão a financiar 15 mil desses postos até 2022. A BMW disse que vai instalar 4,1 mil pontos de recarga na Alemanha até 2021, com cerca de metade deles abertos ao público.
“Vejo isso como uma grande oportunidade para aumentar a demanda, o que será bom para nós”, disse ontem em entrevista Klaus Rosenfeld, presidente-executivo da fornecedora de autopeças alemã Schaeffler. “Qualquer coisa que ajude a alcançar essa transformação na mobilidade, a aumentar a demanda do consumidor, é boa para nós, de modo que nesse sentido elogiamos a decisão tomada hoje”, acrescentou.
Merkel disse domingo, num podcast, que o foco do governo está na promoção dos veículos elétricos, mas que também está aberto para a tecnologia do hidrogênio. Segundo ela, o objetivo é ter 1 milhão de postos de recarga em funcionamento até 2030.
Mas o pacote de medidas climáticas de US$ 60 bilhões de Merkel não conseguiu devolver a ela a reputação de campeã do meio ambiente. Críticos classificaram as medidas, como a tributação extra a voos, como insuficientes para uma “emergência climática”, enquanto que economistas disseram que as propostas do preço do carbono são tímidas demais para estimular a redução das emissões.
Grandes empresas do setor e alguns líderes sindicais criticaram a postura isolada da Alemanha, alegando que isso colocará em risco empregos e empresas.
Ferdinand Dudenhoeffer, diretor do Centro de Pesquisas Automotivas, estima que cerca de 5 milhões de carros elétricos e híbridos serão registrados até 2030. Chegar a isso seria uma conquista, disse ele em setembro.
Cadeia Global Produtiva de Automóveis: Impacto da Mudança Comportamental dos Consumidores publicado primeiro em https://fernandonogueiracosta.wordpress.com
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blackleger · 6 years ago
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3. Anochecer
1. Madrugada  — 2. Mediodía  — 3. Anochecer 
El sonido de la campanilla al abrirse la puerta de la cafetería fue apenas audible ahogado por el barullo del interior del local y la lluvia del exterior de la que apenas habían logrado escapar.
—De nuevo aquí y en las mismas circunstancias —dijo Eduardo mirando a su alrededor antes de llevar sus manos cerca de rostro y soplar entre ellas en un intento de calentarlas—. Voy por un café, ¿quieres lo mismo de la última vez?
—¿Aun recuerdas eso?
—Leche y suficiente azúcar para un coma diabético, no es exactamente difícil de olvidar, así que, ¿moka, capuchino o prefieres alguna otra cosa?
—Moka, suena bien.
El británico encontró una mesa vacía cerca de un ventanal con vista a la calle, aquel no era su lugar ideal, prefería sentarse lejos de las ventanas o si hubiera estado solo en la barra, pero por el momento se conformaba con aquel sitio, además la lluvia había arreciado lo suficiente como para que alguien en el exterior del local pudiera reconocerlos.
Mirar la lluvia y el juego de borrosas sombras que se movían en el exterior contrastadas con las luces de la calle y los autos le distraían lo suficiente para olvidarse por unos momentos de aquella paranoica y fatalista sensación que había aumentado en él mientras el día llegaba a su fin, no recordaba la última vez que había logrado disfrutar por tanto tiempo de algo sin que sucediera cualquier cosa que terminara arrebatándole cualquier pequeña y efímera felicidad que llegara a sentir; metió las manos dentro de los bolsillos de su abrigo intentando de calentar sus extremidades heladas, la prenda no le ajustaba, demasiado grande para él, aunque considerando que ni siquiera era suya tenía sentido.
Un día perfecto, una cita que nunca antes en el pasado había tenido, era extraño pensar que había tenido algo como eso, aunque debía admitir que había tenido suerte de que así hubiera sido, no había esperado terminar encontrando a sus amigos en el mismo lugar al que habían ido, posiblemente si se hubieran encontrado todo su día se hubiera ido al diablo, no necesitaba ser un genio para saber que Tord haría todo lo posible para arruinar su cita y que seguramente Edd y Eduardo hubieran terminado peleando y lo que seguiría a eso sería un caos sin control, al menos solo Matt se había percatado de su presencia y tras rogarle lo suficiente y prometerle hacer lo que fuera que quisiera con tal de que se quedara callado había podido irse del lugar sin ningún tipo de incidente, había sido una lástima marcharse apenas llegar, pero Matt era un idiota descuidado y que seguramente lo hubiera delatado si se hubieran quedado en el lugar.
—Han pasado años y sigo odiando el clima de este país, no entiendo cómo la gente lo soporta.
—Te quejas demasiado.
—No soy el único que lo hace —replicó Eduardo dejando sobre la mesa un par de cafés y varios sobres de azúcar—, se supone que pedí que lo endulzaran, pero por si acaso traje azúcar extra.
—Gracias.
—¿Quieres algo más?
—No, estoy bien con esto —era un poco vergonzoso que fuera Eduardo quien se encontrara asumiendo todos los gastos, pero a él parecía no importarle en lo absoluto, un día había sido más que suficiente para darse cuenta que apenas le conocía y que todo lo que había asumido sobre él estaba mayormente errado.
Eduardo tomó asiento y miró su taza, la barista había formado una sencilla figura concéntrica y no pudo evitar pensar que aquello era poner demasiado esfuerzo en algo tan efímero que se perdería apenas diera el primer trago de café.
—No puedo esperar para volver a España, extraño no tener que salir cargando un maldito abrigo a donde sea que vaya.
—¿Volver?
—Si, mi familia regresó a España, así que suelo ir durante verano por un par de días, ¿alguna vez has estado en España?
—Bueno, he despertado en bastantes lugares tras una noche de copas, pero creo que nunca he llegado tan lejos.
—Falta poco para verano, podrías venir con nosotros, la casa el bastante grande y siempre sobran habitaciones.
—Así que por eso casi siempre desaparecen en verano.
—Unas semanas de descanso de ustedes siempre son bien recibidas.
—Es un buen punto —no podía negar que Eduardo tenía algo de razón en sentir harto de él y sus amigos, aun recordaba que aquello había sido algo que le había reclamado la primera vez que se encontraron en aquella misma cafetería—. Podría considerarlo, no tengo idea cuanto tiempo Tord va a quedarse y cualquier cosa que me aleje de él está bien —el verano era una época que solía pasar con sus amigos desde que podía recordar, pero antes Tord no estaba empeñado en hacerlo miserable, ya ni siquiera recordaba porque era que habían comenzado a odiarse, pero estaba seguro de que Tord si lo hacía.
Eduardo dio un largo trago a su café, la bebida caliente ni siquiera le quemaba, desde que había obtenido sus ya menguantes poderes producto de la radiación, algunas cosas habían cambiado con su cuerpo, podría meter sus manos al fuego y ni siquiera tener alguna quemadura, sufrir cualquier clase de herida y sanar tras algunos minutos u horas.
—Sabes, la primera vez que nos encontramos aquí ni siquiera estaba seguro de acercarme, de hecho, quería dar la vuelta y largarme, pero lucias incluso más miserable que yo ese día, así que pensé que quizás podrías ser una buena compañía para ir a beber cuando pasara la lluvia.
Tom sonrió removiendo la espuma de su bebida desdibujando el patrón en forma de corazón sobre la espuma.
—¿Enserio? —aquella vez ellos no se habían marchado de aquella cafetería incluso después de que la lluvia acabara—. Lo primero que pensé cuando te acercaste fue que venias a buscar pelea, que buscaras compañía fue lo último en lo que pensé, realmente me alegro que nos hallamos entrado ese día, no lo sé, fue bueno tener a alguien que se tomara las molestias de escucharme al menos una vez en mi vida, es decir, Edd lo hace, pero..., supongo que a veces es difícil ser sincero con él.
—¿Es posible hablar con él? —río por lo bajo ante su falsa sorpresa, incluso si finalmente se había hartado de Edd y decidido ignorarlo no podía evitar continuar guardando cierto rencor hacía él.
Decidido no hacer caso a aquel último comentario cargado de cierta malicia, quizás bajo otras circunstancias habría defendido a Edd sin importar cuán mínima fuera la ofensa, pero no tenía deseo alguno de hacerlo, especialmente cuando Eduardo le había proporcionado un día que seguramente no olvidaría.
—Creo que esta a sido la mejor cita que he tenido en toda mi vida.
—Estas bromeando, ¿verdad? Ni siquiera estaba seguro de que en verdad hubieras disfrutado esto, es un poco vergonzoso, pero esta es la primera cita que tengo en casi dos años.
—¿No has estado con nadie en casi dos años?
—Nunca dije eso —dio otro trago a su bebida disfrutando de su dulzura, usualmente prefería el café negro, pero también podía disfrutar de cosas más suaves y dulces—. Realmente me gusto salir contigo.
—El sentimiento es mutuo, entonces, ¿dónde nos pone esto?
—Esa es una buena pregunta, ¿tu...?
—No estoy seguro —dijo avergonzado sintiendo como su rostro comenzaba a enrojecer.
—Deberías verte en estos momentos.
—Ya lo sé, solo cállate —gruño avergonzado cubriendo su rostro con sus manos.
—Luces lindo de esa forma.
—Eres el primero que lo dice.
—Es una lástima.
Fueron varios los minutos que le tomaron a Tom volver a la normalidad y mientras tanto Eduardo se había levantado por un segundo café y regresado con un par de bocadillos para ambos.
—¿Irás a casa cuando volvamos?
La pregunta le tomó por sorpresa, no es que estuviera realmente deseoso de volver considerando que seguramente Matt le había delatado, que sería bombardeado por un sin número de preguntas por desaparecer desde el día anterior y pedirle a Matt que fingiera que no lo había visto, por pasar el día ignorado las llamadas de Edd y porque seguramente terminaría peleando con Tord por tener derecho a dormir en su propia habitación solo porque su viejo cuarto se había arruinado y ahora la habitación que había sido de Tord le pertenecía.
—No lo sé, supongo que tengo que hacerlo.
—Estaba preocupado de que dijeras que no ibas a hacerlo, hubiera sido malo que planearas volver a irte de nuevo como decías ayer.
—¿Dije eso?
—Dijiste un montón de cosas que considerando lo ebrio que estabas dudo mucho que recuerdes, en fin, la próxima vez que decidas huir de casa actuando como adolescente rebelde puedes quedarte conmigo, dudo que a Jon o a Mark les moleste.
—Suena bastante generoso.
—Si, bueno, vas a tener que ayudarme a mover todas las cosas de la habitación extra al sótano.
—Sería más fácil que me dejaras dormir contigo de nuevo.
—Quizás, pero de todas formas tenía que limpiar ese lugar. Así que, ¿aceptas?
—Si, dudo mucho que tenga dinero suficiente para pasar cada noche en un bar hasta que Tord decida largarse de nuevo y finalmente me deje en paz.
—¿Realmente se odian?
—Ni yo estoy seguro de eso, es más, ni siquiera estoy seguro del porqué.
—Suena complicado.
—Tú también odias a Edd ¿no?
—No realmente, pero al menos yo tengo motivos para hacerlo, de todas formas, supongo que eso ya no importa mucho, me canse. ¿Por qué crees que los he estado ignorando?
Tom miró a Eduardo unos momentos antes de darse cuenta que aquello era verdad, no recordaba cuándo había sido la última vez que habían peleado con él y sus amigos por cualquier estupidez que ocurriera.
—No importa.
—Supongo que tienes razón, no importa —quería cambiar aquel tema que por alguno razón había hecho que el agradable ambiente entre ellos cambiará—. Parece que va a tomar un tiempo para que deje de llover.
—Si, ahora no sé qué es peor, si arriesgarme a que volvamos con lluvia o esperar a hacerlo cuando llegue la niebla.
—Estas exagerando.
—No lo hago, siempre llueve demasiado y luego hay niebla por casi la mitad del camino.
—Estas actuando como un mocoso.
—Soy un adulto, puedo actuar como un mocoso sí quiero.
Para Tom fue inevitable reír ante aquel comentario, se suponía que eran adultos y habían pasado todo aquel día actuando como adolescentes en su primera cita, demasiado tensos o inseguros de hacer algo más que simplemente tomarse de las manos y casi asustados por cualquier muestra de afecto que pareciera ir un poco más lejos que eso.
—En ese caso, creo que los dos actuamos de la misma forma. 
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shamanshowmen · 7 years ago
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From Zurich to Basel Art Marathon
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John Baldessari, This Is To Say, 2017
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John Baldessari coi suoi studenti
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Matt Mullican e Christopher Williams durante il talk tenuto alla Mai 36 Galerie di Zurigo
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Zurich Art Weekend 2018
Galerie Mai 36, 9 giugno 2018
Un gruppo di persone si affolla attorno a Matt Mullican e Christopher Williams, ospiti della Mai 36 Galerie che, in occasione dell’inaugurazione della mostra John Baldessari (9 giugno - 28 luglio 2018), li ha invitati a tenere un piccolo talk attorno al Post Studio Art, il corso tenuto e fondato da John Baldessari – loro maestro – al CalArts all’inizio degli anni ‘70. I due artisti condividono ricordi della vita accademica passata, tracciando un’immagine di John Baldessari come di un inusuale insegnate ma, allo stesso tempo, di un grande, generoso artista – Williams ricorda che Baldessari invitava i propri studenti a recarsi nei negozi in cui lui stesso acquistava i fotogrammi di pellicole sconosciute che poi avrebbe utilizzato per i propri lavori –.
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Barbara Kruger + Cady Noland at Spruth Magers, Art Basel 2018
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Dal 17 Marzo al 26 Agosto 2018, Schaulager Münchenstein/Basel
Installation view Bruce Nauman, Leaping Foxes, 2018 
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Bruce Nauman, Human Nature / Life Death / Knows Doesn’t Know, 1983
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Laura Pessina
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versatiro2 · 6 years ago
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EL ROBLE
parte primera.
Seguí un mapa casero que Ramón me dibujó en una servilleta de papel mientras nos tomábamos aquel último café. En una de las esquinas figuraba el nombre de su bar. Me hizo gracia porque rodeó el logotipo con un corazón y lo usó como punto de partida de la ruta. Sentí cierta ternura al verlo de nuevo. El destino final no era el mar, sino un gran bosque que pintarrajeó en la esquina opuesta. Pero antes debía atravesar una sierra y luego una amplia estepa salpicada de pequeños caseríos abandonados donde podría encontrar refugio. Tras tres días con sus tres noches, en las que me animaba esnifando los aromáticos calzoncillos de Ramón, llegué a ese bosque repleto de hermosos fresnos. Era impresionante. Desde fuera se veía cual oasis en medio de un secarral de mata baja. Una vez dentro empecé a escuchar pajarillos y el suave baile de sus hojas. Fue muy agradable porque hasta entonces solo oía el arrastre de mis sucias botas. Pero al rato, otro sonido se sumó. Parecía el trote de un caballo. Quise encontrarlo entre la espesura de los fresnos, pero no atinaba a saber de dónde procedía. Escuché un relincho tras de mí, me giré y vi las patas de un caballo moverse de forma nerviosa. Me acerqué pero desapareció. A lo pocos segundos volví a escucharlo y lo vi en otra posición, pero sucedió lo mismo, se esfumó. Al repetirse varias veces la escena, pensé que el jinete que lo montaba estaba claramente intentando confundirme, así que no hice caso y continué mi camino. Sin embargo, ya estaba metido en una trampa. De repente, una mano me tapó la boca, otra me retorció un brazo por la espalda y me golpearon las corvas haciéndome caer al suelo. No perdí el conocimiento, pero sí la visión. Me cubrieron los ojos con una venda y me ataron de pies y manos después de quitarme la mochila. Me subieron con mucho esfuerzo a la grupa del caballo y después de unos minutos, me bajaron y me arrastraron hasta dejarme recostado en una lugar sombreado y cómodo. No veía nada pero en el suelo había paja o algo similar. Escuché una conversación con tanta terneza entre ellos que disipó mi miedo a que pudieran hacerme daño. Hablaban del gran botín que habían obtenido al robarme la mochila y nombraban con ilusión cada uno de los alimentos que sacaban de mi petate. Justo fue tan generoso que aún me quedaban muchas cosas. Luego se callaron. Solo escuchaba como sus mandíbulas devoraban la comida. Ruidos de bocas llenas y crugir de tripas. Debían estar muertos de hambre.
- ¡Yeeeh! ¿Cómo te llamas? —preguntó uno de ellos.
- Matt. Me llamo Matt.
No dijeron nada más. Escuché la hebilla de un cinturón y roces de ropa.
- ¡Espera, quítale la venda, Rubio! —dijo la misma voz—. Quiero que vea cómo lo haces.
Me deslumbré por completo, y cuando se acomodaron mis ojos vi a un muchacho hermosísimo. Tendría unos veintitrés años. Un rubiales con melena lacia, grandes ojos de color gris azulado, cejas pobladas, piel blanca e imberbe.
- Perdona por el asalto —me dijo con una voz más aguda que la que había escuchado hasta el momento—, y gracias por la comida. Espero que te guste nuestro obsequio.
Se retiró y volvió junto a su compañero que estaba con el torso desnudo apoyado en un anchísimo tronco con las piernas abiertas y el pantalón desabrochado. Era moreno de piel y de cabello oscuro y corto, con un pequeño tupé. Tenía los ojos algo rasgados y la cara angulosa adornada por una incipiente perilla que no tendría más de tres días. Parecía unos diez años mayor que el rubito. Este se arrodilló frente al moreno y lentamente fue bajándole los pantalones hasta los tobillos. Un buen rabo flácido pero hermoso se descolgó sobre el saco de piel color ceniza que empaquetaba el par de pelotas. El capullo lo tenía prácticamente fuera y terminó de salir completamente en el momento en que el Rubio lamió sus pezones.
- Y tú, ¿cómo te llamas? —pregunté con el mismo descaro con el que él me miraba.
- Luis —dijo estirándose del escroto.
Yo miraba alternativamente sus ojos color miel, las maravillas que el Rubio le hacía con la boca en el sobaco y los pezones, su polla que ya estaba crecida del todo y las preciosas curvas del más joven sirviendo a su macho.
Mi polla no tardó en empezar a gotear como de costumbre. Me había empezado a crecer en el pantalón en la dirección opuesta a la habitual. Se ve que el traslado me la retorció y tenía la necesidad de colocármela bien, pero mis ataduras me lo impedían. Esta vez había sido invitado como vouyer de honor a presenciar como dos forajidos se daban placer sexual tras llenar sus escuálidas barrigas.
El Rubio bajó arrastrando su lengua por el centro del torso de Luis hasta que se hizo con su polla en la boca. Sublime forma de mamarla. A cada lamida, a cada metida, la embadurnaba de brillante saliva caliente. Pronto adquirió un color violáceo hacia la punta. Luis se encendió un cigarro. Me miraba a mí, miraba como el Rubio se la mamaba y luego pegaba una calada cerrando los ojos. El cabrón estaba disfrutando como un bellaco. La mamada era cada vez más profunda, el Rubio estaba muy bien entrenado, era capaz de engullirla entera, hundía su nariz en el espeso pubis negro y sacaba la lengua para lamerle los cojones al mismo tiempo. Aprecié que esto excitaba muchísino a Luis porque se retorcía aún más ante esa maniobra. Pero se ve que no quería que acabase ahí la cosa, así que agarró de la melena al Rubio para sacarle la polla de la boca y se levantó dejándolo a cuatro patas. Yo creí que iba a encularlo, pero no. Luis se acercó a mi lado y se sentó. Me ofreció fumar de su cigarro y yo le di un par de caladas. Me encantó el tacto de sus dedos sobre mis labios. Después le hizo una señal cómplice a su rubio y este se acercó a nosotros gateando, me abrió la camisa y me bajó el pantalón. Mi polla se liberó como un resorte y como había goteado muchísimo, salpiqué liquido sobre el muslo de Luis que estaba pegado al mío. El moreno recogió el líquido con un par de dedos y humedeció los labios del Rubio que ya tenía las dos pollas agarradas con sus blancas manos algo pegajosas por el azúcar de la manzana que había comido de postre.
- ¡Bésame, Rubio! —ordenó Luis.
Y él lo besó con sus carnosos labios rosados humedecidos por el elixir de mis pelotas.
Yo me quedé mirando fíjamente la unión de sus labios y los hilos de humedad que se formaban entre sus lenguas. El jugososo sonido de sus besos era música para mi polla. Luis volvió a dirigir la cabeza del Rubio agarrándo su melena y la clavó en mi nabo. Él también tenía su punto de vouyer, disfrutaba mirando cómo su camarada jugueteaba con mi abundante prepucio chorreante mientras se terminaba el cigarro.
- ¿Te gusta, Rubio? —preguntó Luis—. Disfrútala como si fuera la mía. Sabes que somos un equipo y quiero que estés bien alimentado. Hoy tendrás ración doble de lefa.
- Es diferente, pero muy rica —dijo el Rubio sin dejar de lamerme el capullo como si fuera un helado—. Este pellejo extra es una pasada. Ya sabes que me encanta servirte así.
Si no hubiera estado atado, mis manos hubieran volado para acariciar y sobar su precioso cuerpo que se contoneaba como buen perrako al alternar la mamada de mi polla a la de Luis y viceversa. Desde mi posición solo podía ver el principio de la rajita este las mollas blanquitas del culo. En ese momento, deseaba con todas las ganas poder ver su culito desde detrás, olerlo, besarlo, comerlo y follarlo, pero seguía siendo imposible estando atado. Además, Luis era claramente el que manejaba la situación, y al patrón no se le piden licencias en plena operación. Así que me limité a disfrutar del panorama y de la dulce manada del Rubio.
Tragaba cada vez con más gana, nos lamía las pelotas y rodeaba nuestros capullos con su lengua rebelde. Cuando mamaba un rabo, pajeaba el otro. Aquello fue subiendo cada vez más de temperatura hasta que mis gemidos se fueron haciendo más notables. Entonces, Luis se ladeó juntándo su rabo al mío para que el Rubio tuviese los dos capullos al alcance de su boca. Él también estaba a punto de lefar.
- No quiero que se escape ni una sola gota —dijo con la voz entrecortada por la cantidad de saliva espesa que se había acumulado en su boca.
- Me corro —dije con cierta dificultad por el gustazo.
Luis acercó todavía más el nabo y lo colocó sobre el mío. Yo empecé a soltar grandes chorros directamente al paladar del Rubio y antes de cesar mis disparos, Luis atacó con su artillería reforzando la lluvia de rica lefa que ya inundaba la boca del muchacho de ojos grises azulados. Tras la corrida, Luis recuperó su postura y el Rubio seguía asiendo ambos nabos. Nos miró con mucho morbo y con la intención de que viéramos que iba a hacer manteniendo la boca abierta. Entonces, deglutió nuestra mezcla de lefas cerrando los ojos y relamiéndose del gusto. Después, rechupeteó ambos rabos para dejarlos completamente limpios mientras se pajeaba. No tardó ni un minuto en correrse sobre el suelo como buen perrako que era.
Yo no supe qué decir, estaba exhausto. Luis se levantó, se quitó a palmotazos las briznas de paja que se le habían quedado pegadas al culo y a las piernas, y se subió el pantalón. Salió fuera del recinto sin decir nada.
No me había fijado antes en el lugar donde estábamos, era una especie de choza adaptada a un árbol con forma de araña gigante.
- ¿Te gusta nuestra cabaña? —preguntó el Rubio—. Es un viejo roble. Aunque lo veas aquí solitario entre cientos de fresnos, es el rey del lugar. El más viejo pero el más fuerte.
- Sí, está muy bien, la verdad. Parece un lugar perfecto para esconderse si huyes de alguien —dije con toda la intención.
- Cuando Luis y yo tuvinos que escapar de nuestro rancho en el norte, estuvimos vagando por tierras desconocidas durante meses. Ningún lugar nos ofreció la mínima seguridad hasta que encontramos este inmenso roble —contaba mientras se subía el pantalón.
- ¿Huir? ¿Por qué? ¿De quién?
- ¡Yeeeeeh! Eso no es asunto tuyo. Una cosa es que te coma la polla y otra muy distinta, que te revele nuestros secretos —dijo mientras me vestía—. La confianza es así de caprichosa.
- De acuerdo, perdona la indiscreción.
- Estás perdonado.
Me resultó tan atractiva esa mezcla de sumisión y servicio que minutos antes nos había prestado a Luis y a mí, con la chulería de aquel momento, que me sedujo como para saber más acerca de él. Pero resolver la incomodidad de mi situación era prioritario.
- Oye, Rubio. ¿Te importaría desatarme? No voy a ir a ninguna parte, se nota que no sois mala gente, es que no puedo más.
De repente, entró Luis y dijo:
- De eso nada. ¡Rubio, ni se te ocurra!
- Claro Luis, no iba a hacerlo.
- Matt, no sabemos lo que escondes ni qué cojones haces por aquí, pero ya tendrás tiempo de explicarte. Ahora dormiremos una larga siesta.
- Después de comer y follar, nos gusta reposar los placeres —dijo el Rubio con media sonrisa.
- Si Matt necesita mear, ya sabes lo que tienes que hacer, Rubio.
La verdad es que me estaba meando vivo, y no dudé en expresar mi necesidad. El rubio se agachó de nuevo, me sacó el rabo de la bragueta, que aún seguía morcillón, y se lo metió en la boca. Apreté y le di de beber mis meos disfrutando de las vistas. El rubio me miraba con satisfacción no dejando escapar ni una gota. Una vez que se me acabó el chorro, me retrajo el prepucio y me la limpió con sumo cuidado hasta dejarme la polla impecable, me la guardó y se fue con Luis.
Hubiera tenido una animada charla con ellos para conocerlos un poco más, pero cuando los vi acurrucados frente a mí, me dio cosa romper aquel momento tan romántico. Luis yacía bocarriba sobre una improvisada cama de paja y harapos, y acariciaba la espalda de su rubio que abrazaba su pecho y sus piernas, y encajaba la cabeza en el cuello de su macho.
A pesar de mi incomodidad, el cansancio me pudo y me contagié de su profundo sueño.
...CONTINUARÁ...
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