Tumgik
#me doy pena
yanoexistoo · 4 months
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Hoy estuve a un paso de tirarme al metro... En el momento que iba a saltar algo dentro de mi pecho me hizo detenerme...
Odio ser tan débil...
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Sinceramente, es para reírse
JAJAJAJ fan de este tío y su entusiasmo 😂 no es por NADA, pero yo de vosotros estudiaría leyes por iniciativa propia, no os digo de estudiar derecho pero si, sería muy útil porque os la meten doblada por ahí y no os enteráis
Aparte siempre cuando sale un producto al mercado hay fases previas y luego está la fase postlanzamiento (pero esto en todo) la farmacovigilancia se la pasaron x el forro porque hay un % de efectos adversos al que puede llegar un producto para ser retirado del mercado, pues no. Aquí te las metían por el culo si las pedías 💚 yo me puse a mirar bases de datos (patentes + componentes químicos + efectos adversos en 2020 y OJOOOO quien es un ignorante es porque quiere, la información está disponible en todos los lados)
#OpinoLiteralmenteIgual #DaleCanario #TengoUnAmigoCanarioYSonLaPolla #TeQuieroNelsoooooon #FuePadreYMueroConSuAngelitoDeHija 🥹
#VirgosAreTheShit #MyMoonIsInVirgoAndItIsWhatItIs #Hermanooooooo
#EnFinVanAVolverAHacerLoMismo…SiCaeisOtraVezSiQueSoisProfundamenteSubnormales
#YSiempreDigoQueTomareXDecisionYExplicarPorque #EnElTrabajoEnClaseEnMiVidaPersonalY99%DeLasVecesTengoRazonYMeLaDan #🧠
#IgualQueAlgunosQueSeQuejanDeTumoresQueAparecenEnSusMascotas #CoñoSiBakunaisSinPararALosPerrosPuesNormalMeCagoEnVosotros #NoOsDaisCuenta
#TengoAmigasDesdeLos12YSonSuperListasPeroMachoNoCaigasMas
Nah, que es culpa de los gases que echan las vacas, la vdd que me cago en vosotros 😂
La última vez que miré el vaers habían 1 million y pico de efectos adversos………. Y esto fue en 2021/2022 💀 no tiene buena pinta eh
#hoy abiertamente mucho sistémico te dice que eso era un resfriado#pero no hablan que todos los vakUUUUU***** están palmando#yo me reí y mucho#odiar ya no porque me importa MUY poco lo que la gente opine de mi o de mis preferencias/opiniones#pero vamos los que no nos hemos pinchado tenemos una claridad mental q lo flipes#vemos las cosas tal y como son#encima no hace falta tener un doctorado en psicología clínica#yo con 6 créditos en mi carrera entiendo y sé que han utilizado y utilizan armas fuertes de manipulación#por eso dejé de ver la tele cuando era adolescente#es para reírse de todos ellos#pena 0 y más con tanto insulto#algunas amigas si y les dije ‘tía …….. con lo inteligente que eres …….. ve con cuidado’#es que el miedo y utilizarlo como arma es muy efectivo tristemente#yo he visto gente morir en mi entorno y en prácticas he visto a gente con tumores raros ingresados de la nada#ósea daros cuenta de que esto es real#el negacionista promedio es MÍNIMO más listo que el vacunado#yo tambn les diría de denunciar lo que os han hecho JAJAJAJAJJA más que nada ya por vosotros#a nosotros nos la suda#y no - no era obligatoria#yo sude de muchas cosas y puse denuncias a establecimientos durante la plandemia#y conozco gente que viajaba y me hizo caso cuando les dije de esperarse#pero…¿es más importante viajar y el ocio a tu salud?#a disfrutar de lo vacunado 🤩#ves a niños y titulares sobre niños muriendo TODOS los días fulminados#los primeros vacunados por tener padres subnormales#menos mal q mi familia me escuchó y no se puso nada#y habían 2 que estaban a punto de hacerlo#yo cuando quiero que se me escuche se me escucha y doy argumentos tan contundentes que callan y te escuchan#y eran 2 sistémicos - hoy en día ya no lo son ❤️‍🩹 hay veces que la gente con estudios es estupida#este chaval se puso enfermo porque tiran veneno en el cielo (cadmio vanadio etc en dosis altas -> veneno) y lo llaman cambio climático
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seregura · 1 year
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Parece fácil dibujarlo pero no es fácil, no sé cuánto llevo cambiándole la cara para mi dibujo. Los que lo dibujan de memoria son pros, si no sufro con la cara, ando sufriendo con el pelo.
I hate you.
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synphori · 2 years
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YO BIEN TRANQUILA Y ESTE HOMBRE ME LEE LA MENTE AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
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sugaschair · 2 years
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as vezes me pego insegura em relação à ele mas aí do nada eu me toco que sou INSUBSTITUÍVEL e que nossa conexão é INCOMPARÁVEL. tipo eu tenho CTZ que ele não vai conseguir algo melhor depois de mim.
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americangroupie · 8 months
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꩜ dirty little thing ꩜
enzo vogrincic x reader
tw: +18, phone sex
a/n: mi primera fic, no juzgar 😭pero no doy más de pensar en este chabon, disfruten
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“¿y este milagro?”
sonreíste con los ojos entrecerrados, dándote vuelta en la cama con tu celular en la mano mientras soltabas un quejido. “¿qué milagro?”
“me contestaste el celular, a las–” escuchaste a enzo resoplar a través del altavoz “–¿dos, son allá?”
“dos y media.”
“disculpáme, chiquita. te prometí que te iba a llamar a penas pudiera. ¿te desperté? aún no me acostumbro a la diferencia horaria.”
enzo llevaba varios días viajando al participar de la premiere de su nueva película; premiere a la cual decidiste no asistir por la privacidad de ambos. lo último que querías era que los titulares de los artículos pasaran de habla de la película a prejuicios sobre tu relación con el.
“no, amor.” respondiste suspirando, acomodándote en la cama. “estaba dormitando nada más. yo te extraño el triple, sabés. no es lo mismo sin vos.”
se rió por lo bajo. “yo te dije que vinieras. no era necesario que me acompañaras a los eventos, podrías solo haber–”
“enzo–” interrumpiste.
“pero escucháme, ángel. te podrías haber quedado acá conmigo en la habitación, hasta tarde.”
“¿hasta tarde, hm?” soltaste una risita al escucharlo reír, imaginándotelo agarrandose la cara por tu comentario. “¿haciendo que?”
“no sé, mi amor. ¿que se te ocurre?”
mordiste levemente tu labio inferior, apretando las piernas en el momento que tu cabeza comenzó a imaginar escenarios en los que podrías estar con tu novio si estuviera cerca.
“¿estás solo?”
lo escuchaste reír. “si nena, acabo de llegar a la habitación. ¿por qué?”
“ya sabes porqué.”
“no, ángel.” pusiste los ojos en blanco. “decime.”
“porque te extraño mucho.” exclamaste en voz baja, suspirando.
prácticamente lo podías escuchar sonreír. “¿cuánto?”
“deja de molestarme, enzo.”
“pero si recién estoy empezando, mi amor.” te quejaste al escuchar sus palabras, mientras el se recostaba en su cama de hotel. “¿dónde me extrañas?”
“¿dónde?”
“¿entre tus piernas, será?”
guardaste silencio por unos segundos, estremeciéndote al escuchar sus palabras cerca de tu oído a través del celular, ganándote una suave risa burlesca del otro lado de la llamada.
“¿si, mi amor?”
“sí, enzo. mucho. no es lo mismo tocarme solita.”
gruñó. “yo también extraño estar ahí, chiquita. no hay lugar mejor que entre tus piernas, escuchando los ruidos que hacés. no sabés como extraño comerte.”
te quejaste en voz alta en forma de suplica, acomodándote en la cama una vez más al no poder estarte quieta.
“extraño tocarte,” continuó enzo en voz baja. “besarte, cogerte. un par de días sin vos y me estoy volviendo loco.”
“enzo–”
“tocáte para mi, hermosa.” es como si fuera capaz de leerte los pensamientos. “dejáme escuchar los ruiditos que hacés para mi, ¿si?”
“mhm” fue lo único que fuiste capaz de escupir, bajando tu ropa interior por tus piernas y colocando tu mano entre las mismas, frotando circulitos al ímpetu de sus palabras. “hazlo conmigo, enzo.”
lo escuchaste reír por lo bajo. “si, mí amor. yo te necesito tanto como vos a mi.”
“te necesito acá, conmigo. en serio.” dijiste frustrada, quejándote por lo bajo mientras te lo imaginabas masturbándose en una pieza de hotel en españa.
���¿que querés de mi?”
“c-cualquier cosa.”
“¿cualquier cosa? ¿me dejarías hacerte lo que yo quiera, ángel?”
asentiste con la cabeza, como si te pudiera ver. “sí enzo, sí. lo que vos quieras.”
“hm.” lo escuchaste gruñir a través del altavoz, gimiendo como respuesta. “primero te comería a besos, como siempre..” se interrumpió a sí mismo con un casi inaudible gemido, haciéndote juntar las piernas con tu mano entremedio en respuesta. “.. y luego bajaría por tu cuerpo, pasaría mi lengua por todos lados, mi amor. como siempre.”
“¿y que más?” dijiste con la voz temblorosa.
“te daría besos por los muslos, y pasaría mis dedos para ver lo mojada que estás.” gemiste, interrumpiéndolo. “te dejaría probarte. no sabés como me pones, princesa. lo que más quiero es que te corras en mi boca, y luego me dejes cogerte hasta que no puedas más.”
“quiero que lo hagas como la última vez que nos vimos.”
te ganaste una risa de su parte. “¿ah, sí? ¿en la cocina otra vez, mi amor?” asentiste entre quejidos. “no tardaste nada en acabar mientras te cogía encima de la mesa. ¿o estás hablando de cuando te metí los dedos mientras cocinabas, chiquita?”
“enzo..”
“¿ya, mi amor?”
“mhm..” gemiste, entreabriendo la boca sin poder controlar los sonidos que hacías.
“esperáme.”
“no me puedes hablar así y hacerme esperar.” lloriqueaste, haciéndolo reír. “no aguanto nada escuchando tu voz.”
“ni yo la tuya, chiquita. extrañaba tanto los ruiditos que hacés. no sabes como me tienes.”
“por favor, enzo.”
“¿por favor qué?”
“acaba conmigo.” ocultaba sus gruñidos, pero podías escuchar su respiración agitada y la forma en la que movía su mano. “por favor enzo, te necesito.”
“hazlo.”
tus oídos cesaron por un par de segundos al dejar de esperar, pero logrando escuchar los gemidos y gruñidos que soltaban ambos al mismo tiempo. después de unos segundos, lo único que se escuchaba en ambas líneas eran las respiraciones agitadas de los dos, seguidas de una risa burlesca por parte de enzo.
“un par de días más aguanta, mi amor.”
te quejaste. “no aguanto ni un par de segundos sin ti acá, amor.”
“dios.” suspiró. “me tenés como un idiota, sabelo.”
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cherryblogss · 3 months
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TOUCH MY BODY
avisinhos: namorico, size kink, diferença de tamanho, penetração vaginal, spit kink, sexo oral, hand kink, dirty talk, body worship, Felipe é meio inexperiente aqui (virjola🫢), 69.
notinha: tava de boa no twitter quando passou um vídeo desse fudido do felipe otaño e AQUELAS mões mds não aguento o tamanho dos dedos dele. Se ele soubesse oq eu sinto me comeria por pena. escrevi escutando pensamentos intrusivos da ebony👫 escrevi isso ainda agora no meu pocket então nao me julguem
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Sinopse: Você era obcecada pelas mãos grandes do seu namorado, que parecia não notar sua apreciação pelos dedos longos, até que um dia você cria coragem pra pedir pra ele usar elas de uma forma bem produtiva ☆
Felipe Otaño x leitora
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Você estava deitada com a cabeça no peito do seu namorado enquanto assistiam um filme. Bom, ele assistia, porque você só encarava as mãos gigantes de Felipe fantasiando sobre como seria chupar aqueles dedos enormes. A boca enchia de saliva ansiando por algo pra preenchê-la.
Esses pensamentos invadiam constantemente sua cabeça. Não podia evitar, seu namorado era extremamente gostoso e tão maior que você, fazendo mil cenários sujos surgirem na sua mente sobre como ele podia usar esse tamanho pra fazer outras coisas mais interessantes. Apesar de tudo que você fantasiava, vocês nunca tinham feito nada demais, só alguns beijos intensos com carícias ousadas. Como o namoro era recente, ele mesmo disse que queria esperar um pouco.
Assim, achava fofa a preocupação, mas sua buceta nem tanto, toda vez que você via ele sentia o buraquinho vazio pulsar implorando por qualquer estímulo. Se fosse outro homem sentiria que ele não estava atraído sexualmente por você, porém, o amigo que apresentou vocês dois te informou que Felipe não possuía tanta experiência em intimidade. Então entendia que talvez ele só não soubesse como pedir.
Percebendo seu silêncio e distração, Felipe pausou o filme e tocou sua coxa suavemente.
"Tá tudo bem, amorcito?"
"Hm?" Resmungou distraída, despertando do transe.
"Não tá gostando do filme? Posso colocar o que você quiser"
Ah, como você adorava isso. Ele era viciado em te agradar, fazia qualquer coisa por você na mínima possibilidade de estar triste ou aborrecida.
"Você tem mãos grandes, né" Disse mordendo os lábios apreensiva sobre o que ele poderia pensar. As vezes se questionava se era safada demias, sempre pensando em diversas posições sexuais durante o tempo que estava com ele.
Toda vez colocava um esforço a mais na aparência quando ia ver ele, não só por ser seu namorado, mas também, porque queria que Felipe te usasse de alguma forma, se sentisse fora de controle igual você. Fantasiava com ele tirando o sutiã de renda que deixava seus seios mais avantajados, apertando sua bunda por debaixo das sainhas curtas enquanto esfrega a ereção pesada na sua intimidade coberta pela calcinha. Entretanto não tinha coragem de falar nada pra Pipe, ocasionalmente começava a acariciar os peitorais grandes dele ou descer os beijos pelo torso longo, mas ele sempre parava ou tentava mudar de assunto.
O garoto fica vermelho com o elogio repentino, olhando as mãos sem graça pensando no que dizer.
"É-ér né, sou alto acho que faz sentido... sei lá" Gaguejou enquanto engolia em seco. "Por que... hm... você está dizendo isso? Algum problema?" Ajeitou um pouco o torso pra te encarar.
Receosa da reação dele, mas decidindo arriscar, respondeu: "Não é bem um problema, só que me faz pensar em como eu queria elas me tocando"
Felipe sentiu sua rosto ficando ainda mais corado, mas não querendo perder a chance de te provocar e também de ganhar algo em troca disso.
"E onde você quer elas, mi amor?"
"Podia começar tocando meus peitinhos, não acha?" disse pegando uma delas levando ao seu peito coberto pela regatinha que evidenciava o decote.
"A-acho que sim" Disse quase babando ao encarar seus seios. O garoto sentia que estava realizando um sonho ao tocar a carne voluptosa que preenchia a mão grande.
Felipe levou a outra mão pra continuar com a massagem, apertando os peitos um contra o outro e depois soltando por um curto período de tempo pra logo em seguida voltar a apertar com mais força ainda.
Chegando mais perto de você, inclinou a cabeça pro seu pescoço onde começou a deixar beijos molhados suspirando baixinho por estar tendo um momento tão erótico com a namorada. Ele sempre imaginou como seria tocar todo o seu corpinho, acariciando ao comparar as diferenças de tamanho entre os membros dele com os seus. Sempre admirando seu corpo nas roupinhas que te faziam parecer a porra de uma boneca. O argentino perdeu as contas de quantas vezes bateu uma após chegar em casa de encontros com você.
Não satisfeita só com os toques nos seus seios, você reclama baixinho que quer mais, nisso, Felipe olha pra você confirmando se tem certeza e desce as mãos pra sua cintura até tocar sua bunda e apertar com força. Você leva suas mãos pros ombros dele apalpando os músculos e depois subindo as mãos pra fazer um carinho nos cabelos castanhos sedosos.
Após muitas trocas de carícias, você se encontrava deitada nua na cama com felipe sem camisa olhando o meio das suas pernas.
"Segura essas pernas, bebita, que agora eu vou foder sua bucetinha gulosa" Disse empurando seus joelhos abertos em direção aos seus seios.
Você segura a parte de trás dos seus joelhos enquanto soltava suspiros pesados sentindo a buceta piscar ansiosa para o que estava a acontecer.
Felipe começou a passar os dedos pelos lábios encharcados da sua intimidade, parando pra fazer pequenos circulos no clitóris até finalmente descer os dedos compridos pra sua entrada. Quando inseriu o primeiro, testou sua reação olhando pro seu rosto e viu seu cenho franzir pela penetração, mas depois que o argentino começou os movimentos de vai e vem, você começa a gemer baixinho de olhos fechados.
Pipe logo juntou mais um dedo à ação, suspirando ao sentir o calor envolvendo os dígitos, continuando a movimenta-los crescendo o ritmo vagamente, tomando cuidado pra não te machucar. Logo, um barulho molhado acompanhava o movimento dos dedos na sua buceta de tão forte que os dedos começaram a te foder.
"Cariño, vira a mão pra cima e curva os dedos um pouquinho, tá" Instruindo o garoto, que logo assentiu ansioso pra te agradar. Obedecendo seu pedido, adicionou mais um dedo pra ampliar seu prazer.
"Olha, bebita, como eu arrombei seu buraquinho" disse hipnotizado pela visão abaixo dele. Quando você abriu os olhos e mirou na sua intimidade, soltou um gemido agudo ao ver seus lábios alargados pelos 3 dígitos gigantes. Com a sua reação Felipe decidiu ousar mais, agarrando suas coxas pra manter suas pernas abertas, direcionou uma cuspida bem no seu clitóris exposto acima dos dedos dele te penetrando. A sensação e a cena pornográfica fizeram suas coxas tremerem e um miado dengoso sair da sua garganta, não aguentando a imagem do seu namorado tímido sendo tão descarado.
"Se toca pra mim, amor. vai, quero ver essa buceta chorar" Levou a mãozinha até o clitóris, realizando pequenos círculos rápidos. Não demorou muito pro seu orgasmo chegar, trazendo lágrimas pros seus olhos e soltando um gritinho seguido de gemidos baixos.
Felipe parou momentaneamente após os espasmos da sua buceta apertada ao redor dos dedos dele cessarem. Depois de ver que você ja estava mais relaxada, começou a mexer os dedos de novo sentindo a suas paredes sensíveis contraírem involuntariamente. Você revira os olhos e solta suspiros pesados.
Tornando a abrir os olhos, observou com a visão turva como o short de moletom do seu namorado estava com um volume gigante. Sentiu a boca salivar querendo retribuir o prazer ao seu namorado.
"Pipe... mor... eu quero te chupar, por favor" gemia manhosa com olhos pidões implorando pra sentir o gosto daquele pau grande.
"Mas aí vou ter que parar, corazon" Disse com um biquinho formado nos lábios rosados e carnudos "você não quer que eu pare, né?"
"Não! Mas a gente podia fazer diferente, sabe... ao mesmo tempo"
Felipe sentiu mais uma dose de pré-gozo sujar sua cueca ao entender o que você tinha em mente. Revirava a própria mente tentando lembrar o que ele fez pra merecer uma namorada tão incrível e gostosa.
"T-tá bom, se-se é o que você q-quer" O Felipe tímido do início tinha voltado enquanto retirava os dedos da sua vagina, limpando-os no lençol.
Felipe retirou o resto das roupas rapidamente e deitou na cama esperando você se posicionar sobre ele. Primeiramente, você aproximou seu rosto do dele distribuindo beijinhos até chegar nos lábios do seu namorado e deixar um beijo lento cheio de amor. Se afastando você vira de costas pra ele, abençoando os olhos azuis com a visão da sua bunda impinadinha e começa a se deitar sobre o corpo do maior.
Logo, ambos começaram a tocar a intimidade um do outro. Você, subia e descia duas mãos no pau enorme rosado que babava cada vez que você dava uma lambidinha na cabeça dele, preparando sua boca pra acomoda-lo. Enquanto, o garoto se deliciava dando lambidas longas em toda a extensão da buceta deixando-a ainda mais úmida com o tanto de saliva. Otaño gemia alternando entre chupar o clitóris e lamber os labioszinhos, depois aproximando os dedos novamente pra penetrar a cavidade.
Quando você o colocou até onde aguentava na boca e a cabecinha bateu na garganta, o argentino parou tudo o que fazia pra gemer alto. Sentia que estava no céu com aquela sensação quente de sucção que o absorvia, começou a movimentar os quadris sutilmente enfiando o que faltava no lugarzinho quente. No entanto, você não estava acostumada com aquele tamanho e acabou se engasgando um pouco, tirando a boca do membro comprido pra punhetar ele com duas mãos direcionando sua boca pras bolas pesadas do garoto, chupando e lambendo.
"Porra, você quer me matar" Disse jogando a cabeça pra trás acelerando o movimento dos dedos na sua buceta e juntando o polegar pra estimular o pontinho pulsante "Vou gozar muito rápido, gatinha"
"Goza na minha boquinha, Pipe, por favor, vai" pediu rebolando nos dedos que te preenchiam, perto do seu segundo orgasmo. Retornando a colocar o pau na sua boca e chupando avidamente querendo o leitinho do mais alto.
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imagens inéditas do pipe com a leitora pedindo secsu👇
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gimmenctar · 14 days
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goddamn
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ai, gente, nem me pergunta... MNDI
Jaemin: tá em casa? rs
Você revira os olhos e pausa o filme. Levanta-se do sofá, jogando a coberta de qualquer jeito ao lado. Anda até a porta, bisbilhotando o olho mágico. Pfft. É claro que ele já está ali. 
Considera não atender, mas você é boazinha demais para isso. 
“Eu sei que você tá aí. Abre logo. Tá frio.” Na sorri travesso. 
Isso vai dar merda. 
O sorriso se estende ao te ver de cara fechada. Ele sabe que por dentro, você está feliz ao vê-lo também. Apesar do término recente, apesar do novo lance dele ter chegado aos seus ouvidos como fofoca, apesar de tudo… É impossível se desvencilhar um do outro. 
“Entra.” Você deixa que ele feche a porta, retornando ao seu lugar de origem. “Não te expulsando, mas… você já levou tudo embora. Então por que tá aqui?” 
“Ai, achei que fosse bem-vindo.” 
Só pode ser brincadeira. Você o fita com expressão séria, ele também. Não aguentam, não dá, a risada escapa pelo nariz e a atmosfera fica mais leve automaticamente. 
“Sério, Nana…” 
Ao ouvir o apelido, ele se aconchega do seu lado. Pega a pontinha da coberta e joga por cima dos dois para espantar o frio. 
“Se eu falar que tava com saudade?” O tom de voz é melódico, manhoso até. “Você vai me expulsar de vez?” 
“Talvez.” O olhar dele entre seus lábios e seus olhos te desconcentram. Também está com saudade, mas não daria o braço a torcer. 
“E se eu te beijar? Vai me mandar embora?” Como sempre, direto ao ponto. 
O término não foi doloroso, nem rodeado de brigas, só… não estava funcionando mais. Isso não quer dizer que a atração, a conexão, toda química tenham ido embora. Pelo contrário, por isso as recaídas são recorrentes. É um jogo perigoso, você sabe. Mas é impossível parar de jogar. 
A última vez que se viram foi há quase um mês, quando ficou sabendo que ele foi visto por aí de rolo com uma menina que era completamente o seu oposto. Achou que fosse realmente o fim, porém, se essa visita significa alguma coisa… 
“Pode ser que sim. Você só vai saber se tentar.” Declara, dando permissão que faltava. 
“Vale a pena arriscar.” 
Sendo assim, ele cola os lábios nos seus. É patético, mas suspiram de satisfação no beijo. O toque é tão lento, parece que estão apenas se descobrindo, quando na verdade já sabem tudo e mais. A mente de Na se enche de névoa, não pensa mais em nada senão em você.
“Tava com muita, muita saudade.” Diz, arrastando a voz. Jaemin te traz para o colo dele, quer te deixar confortável. “Me diz que tava também?” Sela seus lábios outra vez, como se pudesse arrancar as palavras da tua boca. 
Saboreia o gosto de morango deixado pelo chiclete que ele mascou. Esse filho da mãe veio preparado. A cada carícia de sua língua na dele, mais perdida você fica, com mais vontade. 
“Uhum, muita.” Você se aproveita dos músculos fortes dos braços do ex, ele marca seu pescoço como se fosse dele. “Sua poeta não tá cuidando bem de você?” 
Jaemin estremece no meio de um beijo, mordendo a área onde estava. Ele ama te fazer ciúmes. 
“Ela não te beija assim, hm?” 
Jaemin está sem palavras. Você segura o queixo dele com firmeza, forçando o olhar dele no teu. 
“Ela rebola assim pra você, amor?” 
É uma tortura ter tantas camadas no meio, mas mesmo assim, é o suficiente para acabar com qualquer impedimento que ainda restava. São dois sem vergonha, isso sim. 
“Responde, Jaemin.” Rouba um beijo do bico formado pela força dos seus dedos no rosto dele. “Ela fica tão molhada quanto eu? Olha, amor.” 
Permite que ele veja a bagunça que vocês estão fazendo. O jeans dele está melado com sua lubrificação, bem em cima da ereção evidente, que sofre dentro das roupas. 
“Você é perfeita, caralho.” 
Ele diz e, finalmente, faz alguma coisa. Levanta-se de supetão, prendendo suas pernas no quadril dele. Jaemin não precisa de guia, sabe o caminho até o quarto de cor. Leva tempo até que cheguem lá porque você não para de desconcentrá-lo, e ele precisa te prender contra a parede e te devolver tudo. 
As promessas que ele faz na tua boca molham mais a calcinha que já está pesando no seu centro abusado pela calça apertada do ex. Você precisa dele urgentemente. 
“Nana, por favor, por favor.” 
Ao chegarem no quarto, ele te deita na cama com delicadeza. Não precisa dizer nada, os olhos dele já dizem tudo. Jaemin tira peça por peça como se estivesse adorando o templo que é o seu corpo. E, de fato, ele adora. Por isso volta para os seus braços, por isso acaba comparando as outras contigo, porque ele é viciado, maluco por você. 
Enquanto ele te admira, preso nas suas curvas nuas, você tira as roupas dele também. Ele sorri, certo brilho intensifica o semblante dele. É sereno, mas tão elétrico. Quase te constrange, se não fosse ele. 
Na se deita por cima, tomando cuidado para não deixar seu peso te esmagar. O beijo que ele rouba dos seus lábios é uma bagunça, completamente desordenado, cheio de saliva; mas você não se importa, é o oposto — está absorta em Jaemin. 
Ele distribui mais beijos, descendo até chegar na sua umidade. Como um dependente, Na deixa que seu cheiro mexa com a própria cabeça, lambendo feito um gatinho para matar a vontade do gosto. 
“Tão doce.” 
Você geme, aprovando e pedindo mais. Uma de suas pernas é colocada sobre os ombros fortes, fazendo com que tudo que ele possa ver e sentir seja você. 
“Essa boceta é minha.” O barulho molhado te enlouquece, e você revira os olhos de tanto prazer.
“Sua, só sua.” 
Você sente a tensão se intensificar, a boca habilidosa do ex te levando ao máximo a cada chupada, mas então ele para. A frustração te faz reclamar, quase chorar, mas Jaemin te acalma com um beijo. 
“Shh, amor, tá tudo bem. A gente tem todo tempo do mundo.” 
O seu gosto, realmente delicioso, toca sua língua conforme ele te beija outra vez. Jaemin não resiste deslizar o pau nos seus sucos, ele precisa de algo também. Se não metesse logo, talvez ficasse doido.
Na alinha a cabecinha na sua entrada, adentrando pouco, lembrando como é apertada, é como se ele não tivesse te comido várias vezes. 
“Você quer, amor?” 
O seu cenho franzido, a boca aberta num gemido silencioso. É claro que quer, mas ele gosta de te ouvir. Ama perceber que ainda te deixa incapaz de proferir qualquer palavra enquanto te parte no meio. Porra, você é a número um. 
“Me fode. Porra, por favor, Jaemin.” É o murmúrio mais delicioso que ele já ouviu. 
Ele enfia com força, um grito fica preso na sua garganta. Era isso que ele queria. Jaemin tira quase tudo, e volta com firmeza pra dentro, uma duas, três vezes. A sensação de estar preenchida arranca você da realidade, está fora de si. 
“Gostosa. Tudo dentro, eu vou te encher de porra.” 
Ele mesmo, no calor do momento, não diz nada com nada. Tudo que importa é sua buceta enforcando o pau dele, seus peitos balançando com o impacto. Tão linda, toda perfeita. 
Parece tão certo assim, ele dentro de você, os dois esquecendo do mundo lá fora. Lágrimas molham o rosto masculino, mas ele se concentra em não pensar no término agora. Pensa em te satisfazer, em te fazer dele de novo, quantas vezes fossem necessárias. 
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interlagosgrl · 7 months
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boa noitee rafaa, aliás também me chamo rafa jakakakaa, tudo bem?? queria fazer um pedido, não sei se seria algo que você geralmente costuma fazer, mas tem semanas que eu venho pensado em alguma one shot onde o Enzo tem uma filhinha que está em seu primeiro ano da escola, a mãe não é uma das melhores (eles são separados) aí a professora chama o pai na escola eles se apaixonam, com smut no final, por favorzinhoo, seria meu presente de aniversário kakakakaka 😭🥹
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— aviso: sexo desprotegido, creampie, fluff (?), linguagem imprópria, penetração vaginal.
— word count: 2,4k.
— nota: primeiro, eu amei seu nome! hehehe. segundo, não sei se seu aniversário já passou, mas te felicito imensamente e eu espero que você goste do presente!! mesmo que talvez esteja atrasado, é de coração <3 eu amei a ideia e amei escrever esse cenário, então, obrigada por compartilhar comigo!
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a chuva torrencial que lavava as ruas de Montevidéu tinha a ensopado da cabeça aos pés quando você decidiu sair da escola primária para comprar um cafézinho. o da sala dos professores não era os dos mais fortes e você precisava de um boost de cafeína para aguentar até às sete da noite. e mesmo sendo pega pela chuva, valeu totalmente à pena.
o motivo de estar até aquela hora na escola era uma reunião com os pais da pequena René. era uma garotinha linda de cabelos castanhos e olhos de mesma cor, que pareciam duas bolinhas de gude de tão grandes. René tinha entrado na escola naquele exato ano e já apresentava um comportamento atípico. alguns dias, usava o uniforme e os cabelos bem penteados. em outros, vestia uma roupa qualquer e nem mesmo trazia a lancheira. às vezes era a mais esperta da classe e em outras, dormia em cima da carteira até babar.
os pais da pequena não lhe eram estranhos. a mãe era uma mulher que raramente se interessava por qualquer coisa que envolvesse a escola (ou até mesmo a filha). tinha aparecido somente em uma reunião mensal, reclamando que os professores davam muito dever de casa para crianças tão pequenas. e é claro, logo após isso, você tinha que ajudar René a fazer boa parte das tarefas que voltavam incompletas porque a "mamãe não quis ajudar".
o pai, era o completo oposto. sempre estava nas apresentações da filha, segurando uma câmera orgulhosamente. sempre a levava até a sala de aula com a mochilinha da My Little Pony nas costas e a lancheira que combinava em suas mãos. e sempre que René se sentia mal, era para o pai que ela sempre queria ligar.
você tinha se cansado da situação. era nítido o quão prejudicada a garotinha ficava devido ao descaso da matriarca. era o primeiro ano dela naquela escola, era sua responsabilidade zelar pelo bem estar da garotinha e mesmo que você fosse demitida, faria o que tinha de ser feito. diria poucas e boas para a mãe desnaturada.
isso, no entanto, não aconteceu. porque ela nunca apareceu. às sete e três o senhor Vogrincic havia chegado, a cumprimentando com um aperto de mãos e ocupando uma das carteiras das crianças. às sete e meia, ainda eram só vocês dois.
"eu sinto muito por isso." o homem olhou para o relógio de pulso pela milésima vez. estava tão molhado quanto você. os cabelos negros estavam penteados para trás e a jaqueta de couro brilhava, úmida. você não conteve o pensamento de que, se fosse você tendo uma filha com ele, jamais o deixaria ir embora. "tenho certeza que não é como você planejava passar a sua noite de sexta-feira."
"eu ficaria extremamente feliz se sua mulher tivesse aparecido, como combinado." você cruzou os braços, apoiando-se na mesa de madeira. estava furiosa com aquela baranga.
"ex-mulher." ele pontuou com um sorriso educado. "não pense que foi por falta de tentativas... eu deixei um milhão de recados. para ela, a irmã, a avó. ela simplesmente sumiu."
"eu espero que você me perdoe pela intromissão, mas porque você não luta pela guarda dela?" um lampejo de cansaço passou pelos olhos de Enzo. você sentiu que aquilo era um assunto delicado e que ele provavelmente o explicara um milhão de vezes.
"é por causa da avó. ela é doente, entende? e sabe que a filha é uma... maluca, por assim dizer." ele brincou com o anel do seu dedo médio. "eu deixo a René ir para lá porque é uma das únicas coisas que a avó tem como distração."
você mordeu a parte interna da sua bochecha com força. se soubesse que aquilo era tão delicado, jamais teria aberto sua boca de maneira tão estúpida.
"eu pretendo pedir a guarda dela quando... bem, quando a avó dela não estiver mais entre nós."
"perdão, eu não sabia disso." você uniu as suas mãos sobre o seu colo. Enzo sempre tinha os olhos ternos, sorrindo gentil para você. na verdade, ele estava imensamente grato por outra pessoa se preocupar com sua filha. "é que, é nítido como a pequena sofre com essas disparidades. eu queria me certificar de que estou fazendo o melhor para ajudá-la."
Enzo se levantou devagarzinho, sentando-se sobre a carteira pequena. você não deixou de notar o brilho de comoção nos olhos dele. você já tinha lidado com todo o tipo de situação, mas nunca com um pai de aluno tão bonito como aquele. tudo sobre ele a fazia olhar duas vezes. até a voz calma arrancava-lhe arrepios.
"eu estou muito grato por você se preocupar verdadeiramente pela René." ele colocou a mão direita sobre o peito, como se estivesse tocado. "eu vou me atentar para que ela não sofra mais com isso. talvez, combinar com a avó que ela passe por lá apenas nos fins de semana."
"seria incrível, senhor Vogrincic. você provavelmente deve saber que a René gosta muito de estudar." você olhou para os próprios pés, um pouco envergonhada. "seria uma pena se ela perdesse esse apreço pela educação."
"você tem toda a razão. e me chame de Enzo, por favor." ele tocou seu braço carinhosamente, arrancando um olharzinho suspeito seu. se você não estivesse tão cansada, podia jurar que ele a olhava de uma maneira diferente. a linguagem corporal era pouco sutil. as coxas estavam abertas, belamente adornadas pelos jeans escuros. os dedos demoraram um pouquinho mais na sua pele, fazendo-a formigar. os olhos dele seguiam cada movimento seu. "já que te fiz ficar aqui até tarde, o mais correto é que eu te ofereça uma carona."
"eu não posso aceitar." você balbuciou, um pouco boba. não saberia como agir se ficasse trancada em um carro com ele. você provavelmente não seria tão profissional quanto lutava para ser naquele exato momento.
"depende. se você planeja voltar para casa usando somente aquilo..." ele apontou para o seu guarda-chuva um pouco judiado. "acho que você pode, sim."
você assentiu, tentando não tropeçar nos próprios pés ao pegar a sua bolsa. quando você se adiantou para pegar a caixa que continha algumas atividades que seriam corrigidas, ele a impediu, segurando-a para você. aquilo só tinha deixado a situação pior. a lista de qualidades daquele homem não tinha fim.
ele segurou o seu guarda-chuva para você até que você estivesse segura dentro do carro. quando ocupou o banco do motorista, estava ensopado. a camisa branca abaixo da jaqueta de couro tinha se tornado perigosamente transparente. você olhou para frente sem parcimônia.
"você sempre gostou de crianças?" ele perguntou ao dar partida no carro. só ali você tinha sentido o perfume inebriante de Vogrincic. notas amadeiradas e almiscaradas confundiam seus sentidos progressivamente.
"s-sim. desde que me entendo por gente, sempre quis ensinar." sua mão direita agarrou o apoio da porta nervosamente.
"isso é louvável." ele sorriu de verdade e você percebeu as covinhas. "nem sempre os educadores seguem sendo tão amáveis. acho que eles caem na rotina, não é?"
"as pessoas subestimas as crianças." você deu de ombros. aquele era um assunto que lhe causava estresse. você era a dona das causas perdidas. "não as veem como os seres humanos que elas são. quase sempre ignoram que elas também podem sentir... e muito mais que nós, adultos."
"uau." Enzo murmurou, os olhos presos em você. você sinalizou para ele que ele deveria prestar atenção na rua e ele voltou a si. embora fosse solteiro, não era muito comum que ele se interessasse por ninguém.
a maioria das mulheres achava bonitinho quando ele dizia que era um pai solteiro, mas quase nenhuma achava tão "bonitinho" quando ele priorizava a sua filha. e depois da sua ex, ele tinha lidado com loucura o suficiente para ousar se envolver novamente. sua rotina era trabalhar e criar René da melhor forma possível, tentando suprir a falta de uma figura materna.
seria mentira se Enzo dissesse que não admirava você antes daquela reunião. René sempre falava sobre você em casa. era a professora que a ajudava com os deveres, penteava o cabelo dela durante o recreio para que ela ficasse tão linda quanto as outras garotas e sempre trazia maçã - a fruta favorita de René - cortada em cubinhos para ela. Enzo sentia-se verdadeiramente grato. mas agora, mais que tudo, sentia-se perdidamente atraído.
você era linda. inteligente e sensível como nunca havia conhecido. e acima de tudo, estava preocupada com o bem estar da filha dele. tinha colocado René como prioridade. era o suficiente para fazê-lo te achar a mulher mais fascinante da face da terra. ou pelo menos, de Montevidéu.
"eu moro no fim da rua." você comentou, lembrando que não havia dito o seu endereço. Enzo assentiu, embora tivesse torcido para que você se esquecesse onde morava e ele pudesse ficar dando voltas com você apenas para conhecê-la melhor.
ao estacionar na frente do seu prédio, Enzo abriu um sorrisinho meio débil. você ergueu uma das sobrancelhas e também riu. a tensão era palpável.
“eu gostei muito de te conhecer melhor.” ele finalmente quebrou o silêncio. seu sorriso se alargou.
“eu também. você é alguém que eu admiro, senhor Vo… Enzo.” sua barriga parecia dar cambalhotas. o fato de todas as janelas estarem religiosamente fechadas a deixava tonta.
“seria rude se eu te chamasse para tomar um café essa semana?” ele indagou, tropeçando nas próprias palavras.
“seria rude se você não chamasse…” o seu tom de voz brincalhão o fez relaxar um pouquinho, abrindo um sorriso de orelha a orelha.
um grande momento de silêncio seguiu depois da sua declaração. ele a olhava com admiração, uma pontinha de desejo aparecendo de segundo em segundo em seu olhar. os dentes anteriores já haviam capturado o próprio lábio inferior, o deixando muito mais bonito do que ele já era. você se perguntou se ele fazia aquilo de propósito.
então, muito naturalmente, ele se inclinou e segurou a sua nuca, te beijando tão gentilmente que você jurou que ele achava que você era de vidro. os lábios dele eram macios, ele tinha um resquício de gostinho de cigarro na boca, e você derreteu de imediato. não precisava ser dito que aquele era o melhor beijo da sua vida porque o seu corpo falava por si só.
sua silhueta estremeceu e suas mãos encontraram os cabelos macios de Enzo, os puxando gentilmente enquanto ele se aprofundava cada vez mais em ti. as mãos grandes dele agarraram sua cintura e a puxaram para que você se sentasse no colo do Vogrincic. parecia terrivelmente errado cruzar a linha tênue entre a relação de pai-professor, mas também parecia inevitável.
os lábios dele beijaram seu pescoço com clamor, sempre carinhosamente. as mãos agarravam a sua coxa por debaixo do vestido florido que ia um pouco além do seu joelho. você sentia a ereção se formando, um incômodo agradável surgindo no meio das suas pernas.
“Enzo…” você começou, mas ele previu o que você iria dizer.
“não tem nada de errado nisso, linda.” ele mordeu a alcinha do seu vestido, trazendo para baixo. “tranquila.”
“não tenho tanta certeza.” você murmurou. é claro que você queria que aquele homem te fodesse até você perder as estribeiras, mas como você olharia para a filha dele depois daquilo?
“eu te faço ter certeza.” ele a empurrou contra o volante, ganhando um pouco de espaço para desabotoar os jeans e o puxar para baixo junto com a boxer. a jaqueta de couro foi a última peça a ser retirada, mas você não estava prestando tanta atenção. estava mais focada em como o pau daquele filha da puta era lindo. bronzeadinho, como ele. você suspirou.
“coisa de uma só vez.” você se certificou enquanto ele puxava sua calcinha para o lado, gentilmente.
“no… te quero mais que por um dia só.” ele roçou a cabecinha no seu clítoris, fazendo você suspirar e morder o próprio lado. “quero você toda vez que você me quiser.”
você agarrou os ombros fortes, tentando não se deixar levar pelas palavras alheias. embora você quisesse acreditar que aquilo era só mais um papo furado, os olhos dele a faziam acreditar que ele estava sendo completamente honesto.
ele deslizou para dentro de você de uma só vez, sem precisar de ajuda. você gemeu baixinho, agradecendo pela chuva estar tão forte que você duvidava que era possível alguém ver você ali dentro, agindo como uma puta. Enzo a empurrou contra o volante de novo e suas costas arquearam do jeitinho que ele queria, formando a angulação perfeita para que, toda vez que ele metesse em você, atingisse seu ponto mais sensível. o fato do pau dele ser arrebitadinho para cima tornava tudo mais fácil.
seus gemidos se tornaram cada vez mais desesperados. você conseguia sentir seu próprio canal se contorcendo de prazer, a boca do seu estômago com aquela sensação indescritível de receber tanto prazer que você se tornava completamente inútil.
Enzo gemia arrastado, segurando sua cintura com força enquanto ia bem fundo em você. cada vez que ele atingia mais profundidade, um grito mudo escapava dos seus lábios. você piscava com força, tentando cair na realidade de que ele estava te fodendo do jeitinho que você gostaria. sem piedade.
aquela fachada de homem cavalheiro e bom moço mascarava bem o quão filha da puta ele era quanto estava metendo. ele olhava nos seus olhos com intensidade, aproveitando do quão bobinha você estava levando pica. ele era esperto o suficiente para fingir que estava sendo gentil, no entanto.
“tão bonitinha aguentando tudo.” ele segurou o seu pescoço, aumentando a velocidade das investidas. suas unhas o arranhavam desesperadamente, mas não era como se ele se importasse. “você é muito boa pra mim, linda.”
“Enzo… eu vou…” você foi incapaz de formular uma frase. estava focada demais em sentir tudo que ele lhe proporcionava, que era praticamente um pedaço do céu. você conseguia ver estrelas cada vez que ele encostava no lugar certo, sua barriga se embolando na prévia do que seria o seu orgasmo.
“goza pra mim. eu deixo.” ele autorizou, te empurrando casa vez mais. suas costas acionaram a buzina, mas ele não parou. não parou até que você estivesse gritando o nome dele, revirando os olhos ao se desfazer.
depois disso, seus olhos permaneceram bem abertos enquanto você admirava-o se satisfazer em seu corpo. a boca dele encontrou um dos seus seios, mordendo com força o biquinho enrijecido enquanto as unhas bem cortadas arranhavam as suas costas com necessidade. a cabeça dele descansou na curvatura do seu pescoço quando o corpo dele estremeceu e um gemido roufenho saiu da garganta dele. você sabia que ele tinha terminado.
seus peitos subiam e desciam sincronizados, um sorriso bobo pintando na face do Vogrincic. você estava envergonhada, mas ao mesmo tempo satisfeita. nenhum homem tinha te comido tão bem quanto aquele.
"quando digo que quero te ver de novo, é verdade." ele beijou o seu ombro, depois seus lábios. "quero te ver muito mais do que em uma sala ou dentro de um carro."
"você tem ideia de que isso pode ser prejudicial para sua filha?"
"não vejo como." ele sorriu, acariciando o seu rosto. "ela já tem excelentes olhos pra você."
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brazilian-vampyra · 3 months
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╭╯◖ 𝐝𝐚𝐦𝐞 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐨 (𝐩𝐭-𝐛𝐫)
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˶જ nota: se esse homem soubesse o quanto eu quero dar pra ele, me comia só de pena.
˶જ sinopse: seu namorado estava ocupado, se preparando para interpretar um personagem no novo filme que iria estrear, mas você necessitava atenção, então decidiu provocá-lo para obter o que queria, e acredite, ele te deu toda a atenção que almejava.
˶જ avisos: palavras de baixo calão, sexo explícito, sexo bruto, sexo sem camisinha (usem plmds), creampie, hipersensibilidade, squirt, dirty talk, size kink, fingering, edging, orgasm control, oral (ambos), hair pulling, dacryphilia, age gap.
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𝐄𝐌 𝐔𝐌𝐀 𝐓𝐀𝐑𝐃𝐄 𝐃𝐄 𝐏𝐑𝐈𝐌𝐀𝐕𝐄𝐑𝐀, contendo flores desabrochando entre as colinas verdejantes, liberando seus aromas e as cores vívidas de suas pétalas, junto aos pássaros que cantavam aqui e ali, numa melodia única e agradável. O cenário que antes estava cinzento e azulado pela estação anterior, estava sendo agraciado pelo calor que vinha gradualmente.
Você estava na casa de seu namorado, Enzo.
Já namoravam há três anos, então não havia essa necessidade incessante de ficarem praticamente colados um ao outro a todo instante. Mas, você estava com saudades, e infelizmente não sabia dizer isso de um jeito que não soasse desesperada. Não queria parecer assim, não queria que ficasse nítido seu desejo incessante em senti-lo novamente; sentir seu calor.
Ele estava um pouco ocupado, já que desempenharia o papel do personagem Adam Carlsen, na adaptação do livro "A Hipótese do Amor". Inicialmente, o escolhido era o ator Adam Driver — que foi a principal inspiração para o personagem —, mas ele infelizmente estava com a agenda lotada. Tendo isso em vista, o próprio ligou para Enzo e perguntou se ele tinha interesse no papel.
Apesar de estar receoso e com medo da rejeição daqueles que leram o livro, ele foi muito bem aceito pelos fãs, que acharam uma boa substituição. Já que para muitos, Enzo era a versão latina de Adam, com alguns centímetros a menos de altura.
Então, agora ele estava focado em ler o livro para compreender melhor seu personagem antes de sequer colocar as mãos no roteiro.
Ficou passando na frente do mais velho o dia todo, fazendo alguma coisa provocante e usando uma saia bem curta. Porém, o uruguaio já te conhecia como a palma da própria mão, então ele sabia muito bem se controlar e resistir aos seus charmes — mesmo que por dentro estivesse numa ânsia indescritível.
Teve uma ideia genial de repente. Se essa ideia funcionasse, você já poderia se preparar para ficar completamente dolorida. Não era algo que você não gostaria, para falar a verdade.
Lembrou-se que trouxe uma lingerie nova, branca e de seda. O sutiã era extremamente confortável, e a calcinha era presa por laços delicados nas laterais, em seu quadril. Era a primeira vez usando, e havia ficado ainda melhor do que você imaginava.
Saindo do banheiro, você foi até o quarto. Vendo-o sentado na cama, levemente reclinado no travesseiro, enquanto mantinha uma mão segurando o livro, e a outra estava descansando sobre a coxa. Atravessou o vasto cômodo, fingindo estar ignorando o mais velho, e foi até o closet, para pegar duas camisas dele, para decidir qual iria usar, como sempre fazia.
Voltou para o quarto com dois cabides, carregando as camisas e indo para a frente do enorme espelho que havia em frente a cama. Fingiu estar vendo qual estava melhor, com sua bunda virada para seu namorado, e estava quase perdendo as esperanças, quando olhou para baixo, ajeitando a barra da calcinha.
Imediatamente as mãos dele foram para sua cintura, te puxando um pouco para trás, fazendo suas costas baterem contra aquele peitoral forte. Imediatamente um suspiro escapou de seus lábios.
— Era isso que você queria, não é, corázon? — ele disse num tom de voz rouco, mas cheio de tesão.
— C-Como assim?
— Ah, eu gosto muito quando você banca a desentendida... — ele sorriu malicioso, deslizando uma mão para seu sutiã, desfazendo o lacinho que havia na frente, e fazendo-o se abrir e deslizar por seus braços até cair no chão.
Seus mamilos enrijecidos estavam expostos, e ele levou essa mesma mão para um de seus seios, apertando com vigor. Aquela mão grande e quente massageava sua pele macia e sensível.
— Eu...? — com aquele toque tão íntimo era difícil manter a compostura, ainda mais quando era feito por um homem que era o dobro do seu tamanho.
— Uhum… você mesma... — a outra mão que estava em sua cintura foi até seu ventre, deslizando para dentro de sua calcinha, fazendo você se arrepiar instantaneamente. — Ficou o dia todo me provocando, e eu tentei me controlar... — ele adicionou, se curvando levemente para poder lamber seu pescoço lentamente e sem pudor algum. — Aí agora você passa rebolando essa bunda perfeita numa calcinha dessas, achando que eu não vou reagir? Cuanta ingenuidad…
Você até poderia responder algo, mas estava ocupada demais gemendo pelos estímulos que ele estava te proporcionando. A mão que estava em sua calcinha, deslizou sutilmente por sua intimidade, sentindo como ele melava os próprios dígitos em seu sexo.
Sentiu o mais velho sorrir contra seu pescoço ao arrancar essa reação.
— Já está molhada assim, mi amor? — ele zombou, com aquele tom malicioso inconfundível. — Eu nem comecei...
Os dedos dele se moviam de um jeito suave, sem te penetrar, somente te provocando enquanto ele subia e descia a mão vagarosamente por sua pele, melando ainda mais os dedos. Gemeu baixinho com tudo aquilo, era impossível se controlar com ele falando assim, e ainda mais com aqueles toques tão quentes.
— Quer saber? Acho que você não está merecendo ainda — ele retirou as mãos de você, e afastou a boca de seu pescoço.
Na mesma hora você se frustrou, e meio ofegante; talvez até mesmo corada falou:
— O-O que? P-Por que?
— Só garotas boas merecem receber prazer, meu amor — ele retirou a própria camisa, expondo o peitoral bronzeado e com alguns sinais de nascença. — E você foi bem malvadinha, o dia todo…
Ele colocou as mãos na própria nuca, andando suavemente de um lado para o outro e olhando para o teto.
— ¿Qué hago contigo? — parecia realmente que ele estava tentando pensar, mesmo que você já soubesse que ele sabia o que faria. — Já sei!
O mais alto caminhou até você, ficando à sua frente e desabotoando a calça.
— Você pode compensar toda essa provocação, e ser boazinha... — ele sorriu malicioso, abaixando a roupa junto com a cueca, exibindo aquela ereção nada modesta. — É só fazer por merecer... — ele segurou seu queixo. — E, eu sei que você consegue, não consegue, corázon?
Você imediatamente ficou de joelhos no carpete macio, ficando de frente para ele. O pau do moreno era grande, e sua glande rosada estava melada com o pré gozo, junto à algumas veias distribuídas por toda a extensão. Ele estava pulsando, aquilo era só mais uma confirmação de que sua provocação havia surtido efeito.
Havia uma trilha de pelos que descia sutilmente por seu umbigo até sua virilha, mas não era algo em excesso. Deixava o moreno até mesmo mais bonito, se é que isso era possível. Ele levou as mãos até sua cabeça para poder te ajudar — seria ainda melhor quando ele fizesse aquele rabo de cavalo desleixado com aquela mão forte.
Você segurou o pau do mais velho e lambeu lentamente, desde a base até a glande.
— La puta madre... — ele gemeu rouco, fechando os olhos e inclinando a cabeça para trás.
Aquilo te deixava excitada, e você sentia que estava tão ansiosa por aquilo, que se não estivesse usando a calcinha ainda, provavelmente já teria pingado no carpete. No início ele não fez nada além de segurar seus cabelos, até porque ele gostava de deixar você seguir seu próprio ritmo; ir no seu próprio tempo.
Abocanhou de vez o mais velho, fazendo-o gemer de surpresa pela forma como você usava sua língua na glande sensível. Ele nunca foi do tipo de poupar elogios, ou até mesmo gemidos. Quando ele estava gostando de algo, fazia questão de deixar isso bem claro — e no sexo não era diferente.
— Isso, mi amor, isso mesmo... caralho... — ele puxava um pouco seus cabelos, mas não era nada diferente do que você gostasse.
Tinha um pouco de dificuldade em engoli-lo completamente, já que ele era grande, então você masturbava o que não cabia em sua boca. E, mesmo assim, se arriscava tentando fazer garganta profunda, o que ocasionalmente te fazia engasgar e lacrimejar levemente. Isso fazia ele rir, e não era uma risada de quem achava engraçado, era uma risada perversa, de quem se divertia em saber do seu esforço e achar que você ficava adorável tentando aguentar tudo aquilo.
— Acho que você já fez o suficiente, corázon... até que você se provou mais boazinha do que eu imaginava... — enquanto você ainda estava de joelhos, ele levou uma mão até sua bochecha, acariciando levemente e observando que você estava um pouco ofegante. — Eres una buena chica... e agora está na minha vez de retribuir.
Você se levantou do chão, vendo como o latino imediatamente levou as mãos até sua nuca, te puxando para selarem seus lábios. Foi um beijo mais necessitado, com gemidos vindo de ambos, e os estalos ecoando pelo quarto enquanto ele te puxava mais para perto e ia te guiando até a cama. Todas as vezes em que beijava o mais velho desse jeito, sentia que ele estava prestes a te devorar.
O moreno fez você se deitar, e você imediatamente sentiu os lençóis macios entrarem em contato com suas costas. Ele desceu os beijos para seu pescoço, lambendo e chupando a leve macia em pudor algum, vendo como você se arrepiava com aquele toque tão íntimo. E, em seguida, foi descendo para seu peito, podendo abocanhar um de seus seios, enquanto massageava o outro com a mão grande.
Aquilo era tão satisfatório que você nem tinha palavras para descrever. A forma como a língua dele brincava com seus mamilos, e os lábios quentes acariciavam sua pele sensível era surreal. Ele podia ficar horas e horas se deliciando com seus seios.
— E-Enzo... — gemeu o nome dele inconscientemente.
— Não vai me chamar de "amor"? — ele sussurrou contra sua pele, descendo beijos por seu ventre, até chegar em sua calcinha, onde ele beijou por cima do tecido fino, antes de desfazer os laços nas laterais. — Assim eu fico magoado...
Ele brincou, rindo ao retirar a peça íntima e ver o quão molhada você estava. Certamente era bem mais do que na hora em que ele havia colocado a mão. Vogrincic salivava somente ao observar sua situação, aquilo certamente era um banquete para ele.
— Puta que pariu... — ele lambeu o lábio inferior sutilmente, com o olhar fixo em seu sexo gotejante.
Levou a mão até sua intimidade e acariciou suavemente, antes de desferir um tapa. Não foi forte, mas não foi leve. Foi o suficiente para fazer seu corpo dar um sutil tranco para a frente.
— Ensopada... — ele sorriu malicioso, antes de sair da cama para ficar de joelhos no chão e ficar na altura ideal do que ele tanto almejava.
Ele foi segurar suas coxas e jogar suas pernas por cima dos ombros dele, para distribuir alguns beijinhos e alguns chupões na parte interior.
— Se você ousar fechar essas pernas, que seja ao redor da porra da minha cabeça... — praticamente rosnou antes de finalmente te abocanhar.
Ele costumava ficar te provocando na maioria das vezes, fosse lambendo seu clitóris ou até mesmo distribuindo beijinhos por cima de sua intimidade molhada. Entretanto, dessa vez ele estava tão focado em sentir seu sabor que nem pensou em "perder tempo" com tudo isso que viria antes.
Seu corpo arqueou imediatamente, na hora em que sentiu a língua espessa do uruguaio invadir seu interior molhado e um gemido sôfrego escapou por seus lábios. Ele sempre te devorava numa urgência que era avassaladora, eram poucas as vezes em que ele era gentil fazendo oral. Sempre teve essa necessidade em provar você, em ver você se contorcendo na língua dele.
— A-Amor! — você gemeu alto, agarrando os lençóis, e apertando.
Ele te chupava numa ânsia inconfundível. Ninguém nunca havia te desejado tanto assim, nunca haviam se esforçado tanto para te proporcionar prazer como ele fazia. Seu namorado apertou suas coxas com volúpia, olhando para cima enquanto te chupava, fazendo você olhar para baixo e se deparar com aquele belo par de olhos tonalidade chocolate belga, que te fazem perder o juízo e jogar a cabeça para trás novamente.
O nariz avantajado do mais velho era esfregado sutilmente contra seu clitóris enquanto os lábios dele se moviam com destreza em sua buceta, e ele praticamente te fodia com a língua. Não aguentou e acabou fechando suas pernas ao redor da cabeça dele, apertando com suas coxas por conta do estímulo.
— E-Eu vou... porra! — agarrou os cabelos dele imediatamente, sentindo como os fios macios deslizam por seus dedos.
Imediatamente ele parou e afastou sutilmente o rosto de sua buceta, te fazendo olhar para ele incrédula. Estava ofegante, e ele estava com os lábios molhados por sua excitação.
— Só vai quando eu deixar — ele sorriu, totalmente confiante e poderoso.
— Amor, não faz isso comigo — apoiou seu peso em seus ombros, erguendo um pouco o corpo para olhar para ele.
Ele parecia não ouvir, deslizando o dedo anelar e médio para seu interior.
— Olha como desliza fácil, mi amor... olha só — ele retirou os dedos de seu interior quente e apertado, levando até a sua boca. — Sente...
Você imediatamente lambeu e chupou os dedos grossos do mais velho, sentindo o próprio gosto enquanto ele sorria sem mostrar os dentes. O uruguaio levou os mesmos dedos até sua buceta novamente, penetrando lentamente e observando sua reação. É, um homem com aquelas mãos causava um belo estrago toda vez que te tocava.
— Ainda estou decidindo se você pode gozar ou não... — ele disse, indo com os dedos até o final, curvados levemente para cima, a fim de encontrar o ponto exato. — Mas, isso cabe a mim, ouviu bem? — ele moveu os dedos um pouco mais rápido, fazendo a palma da mão bater contra seu clitóris, fazendo suas pernas tremerem. — Enquanto eu não disser que você pode, você não ouse, entendeu?
Você assentiu com a cabeça com dificuldade.
— Ótimo.
O moreno começou a mover os dedos num ritmo um pouco mais rápido, fazendo com que a palma dele batesse contra seu clitóris diversas vezes, te fazendo tremer com esse toque brusco. Apesar de que em alguns momentos ele acabava mudando o ritmo, fazendo devagar, bem lento, quase como se estivesse te acariciando.
Aquilo era de propósito, somente para que você chegasse bem perto de gozar, e ele então fizesse toda aquela adrenalina diminuir. Seu coração estava acelerado, assim como sua respiração, que estava completamente afoita — e ele estava adorando se deliciar com as reações que arrancava de você.
Agora ele havia aproveitado para completar essa "tortura", levando a boca até seu clitóris e chupando com vontade. Seus quadris já estavam tremendo, o orgasmo estava se aproximando e ele notava isso.
— E-Enzo! E-Eu não consigo! — gemia desesperadamente, lacrimejando por conta da sensibilidade, que estava em níveis absurdos agora.
— Aguenta, sim! Você é minha boa garota, lembra, corázon?
Ele disse, dando beijinhos em seu clitóris e diminuindo o ritmo, levando aquele ápice para longe novamente. Já era a quarta vez que ele fazia isso? Provavelmente, você nem contava mais, só estava ocupada em senti-lo.
Aquilo se repetiu por mais algum tempo, e você fazia de tudo para segurar seu orgasmo, mesmo que ele fizesse de tudo para você gozar, mas como não tinha a permissão dele, de nada adiantava. Ele sentia como seu interior apertava os dedos dele diversas vezes, a cada movimento de vai e vem em que ele atingia o ponto específico; o que te fazia perder o juízo.
— Goza pra mim.
Ele praticamente rosnou contra seu clitóris, movimentando os dedos num ritmo feroz, e te chupando vorazmente, fazendo você agradecer diversas vezes, no tom de voz mais manhoso possível, para que então, finalmente gozasse.
Seu ápice te atingiu com tudo, e você praticamente gritou, agarrando os cabelos dele enquanto seus quadris tremiam, assim como suas pernas. E, você se desmanchava nos dedos dele, feliz como nunca e orgulhosa de si mesma por ter conseguido segurar por tanto tempo.
O mais velho ainda te chupou mais um pouco, te "limpando" e fazendo suas pernas terem pequenos espasmos.
— Viu? — ele se levantou. — Eres muy obediente cuando quieres — sorriu para você, maliciosamente. — Agora vai para lá e fica de quatro.
Ele apontou para uma das extremidades da cama. Apesar de você estar um pouco fraca por conta do orgasmo que acabou de te atingir, você engatinhou entre os lençóis macios e ficou onde ele havia mandado. Era bem de frente para o espelho, onde tudo aquilo havia começado.
Seu namorado foi para cima da cama também, indo até você. Ele se inclinou levemente, distribuindo beijinhos por suas costas, que faziam uma trilha até sua bunda, onde ele beijou a nádega esquerda.
— Mia… solo mia… — ele disse num tom tão único, o tom de quando estava com tesão e você amava ouvir.
— Só sua... — disse, manhosa.
Ele depositou outro beijo, dessa vez em sua nádega direita.
— Gostosa pra caralho... — o tom grave e rouco da voz dele te causava arrepios, só não mais do que o tapa que ele deferiu à sua bunda, te fazendo gemer de surpresa.
E, em seguida, mais um tapa. Porém, do lado oposto.
O moreno se ajeitou atrás de você, no meio de suas pernas, observando o quão molhada você ainda estava. Estava praticamente pingando, e ele poderia ficar admirando aquilo o dia todo.
Ele segurou o próprio pau, levando até sua entrada, mas sem penetrar, somente deslizando e se melando com sua própria excitação. Merda, aquele homem adorava provocar, quem via aquele sorriso amigável não seria capaz de imaginar a fera que ele era entre quatro paredes — ou em qualquer outro lugar.
— A-Amor, p-por favor... — choramingou.
— Com você implorando assim... porra... — ele começou a te penetrar lentamente, fazendo com que cada centímetro deslizasse para seu interior apertado.
Você sentiu que estava lacrimejando novamente e gemia baixinho, sentindo-o. Não estava lacrimejando de dor, mas sim de sensibilidade, algo que você gostava muito por sinal. O uruguaio gemeu de satisfação quando viu que havia penetrado tudo, foi lento de início para não acabar te machucando.
As mãos fortes do mais velho foram até sua cintura, segurando e apertando com as pontas dos dedos, começando a fazer os movimentos de vai e vem, com o quadril. Você revirou os olhos e gemeu de satisfação com o ritmo. Não era lento e nem tão rápido, era completamente ideal.
— Puta merda... que bucetinha, hm? Parece que foi feita pro meu pau — por que tudo que ele falava soava extremamente sensual?
Ele mudou o ritmo dos quadris, sendo um pouco mais bruto do que antes, aumentando o ritmo gradativamente. Sua lubrificação fazia-o deslizar melhor em seu interior apertado e atingir o ponto exato para te fazer revirar os olhos e abaixar levemente a cabeça, com seu rosto indo de encontro ao travesseiro.
— Nada disso, corázon, nada disso... — ele segurou seu maxilar, erguendo seu rosto novamente e te fazendo olhar pra frente. — Olha bem pra esse espelho... — ele segurou seu cabelo num rabo de cavalo enquanto continuava movendo os quadris. — Olha como eu te fodo…
Você olhava para o espelho, vendo como a mão grande de seu namorado estava em seu cabelo, puxando naquele rabo de cavalo, e como ele mantinha a outra mão em sua cintura para estabilizar. Ele tinha um pouco de suor na testa, e alguns fios de seus cabelos macios estavam grudados nela, além deles estarem bagunçados; já que você estava puxando-os há minutos atrás.
Ele também olhava para o espelho, fazendo contato visual com você através de lá. Ver aqueles olhos castanhos exalando o mais puro prazer que ele sentia enquanto os lábios estavam entreabertos era incrível. Só não era mais do que os gemidos simplesmente profanos que saíam deles.
— E-Eu posso cavalgar em você? — pediu, durante o momento.
Ele ficou surpreso, e uma risada de satisfação foi ouvida.
— Acha que aguenta, corázon?
— Uhum... — confirmou timidamente, fazendo-o sair de dentro de você e se sentar na cama.
Você se virou para o mesmo, e o viu dando tapinhas nas próprias coxas, te chamando.
— Vem cavalgar em mim, hm? — o tom de voz era tão promíscuo, que só de ouvi-lo falando, você já era capaz de imaginar as maiores atrocidades possíveis.
Engatinhou até ele e sentou-se em seu colo, obtendo apoio nos joelhos para terem o encaixe perfeito mais uma vez. Passou as mãos ao redor do pescoço do mais velho, o puxando para beijar aqueles lábios macios mais uma vez. Um beijo afoito e que fazia vocês gemerem contra os lábios um do outro. Não só pelo beijo, como também pelos movimentos que você estava fazendo.
Seus quadris subiam e desciam, e o som de sua bunda indo de encontro ao colo dele certamente era algo que gostaria de ouvir o dia todo. Uma mão grande do mais velho foi até sua bunda, apertando e te dando um certo apoio, enquanto a outra estava em sua cintura, apertando.
— Sou todo seu, minha princesa... — ele mordeu levemente seu lábio inferior. — Todo seu...
Ele conseguia soar ainda mais promíscuo sussurrando.
Você gemia loucamente, se deliciando mais a cada vez que subia e descia, e o mais velho gemia sem pudor algum, olhando para você. Em algum momento, acabou levando uma de suas mãos até a bochecha dele, deslizando um pouco para os lábios, e aquele olhar entregue estava fixo ao seu, enquanto ele beijava a ponta de seus dedos como um mero devoto adorando sua deusa.
Aumentou um pouco o ritmo, indo com um pouco mais de força, e um pouco mais rápido. Ele sentia novamente que seu orgasmo estava próximo, pela forma como você estava contraindo sua buceta. Como o bom namorado que era, levou uma mão até seu sexo encharcado, deslizando por seu clitóris e estimulando com movimentos circulares.
— Caralho, e-eu vou gozar.... Enzo, eu vou... — dizia com dificuldade, revirando os olhos e sentindo algumas lágrimas escorrerem por suas bochechas.
Aquilo eram certamente lágrimas do mais puro êxtase.
— Goza no meu pau, mi amor — ele confirmou, te estimulando mais.
Em poucos segundos, obteve seu segundo ápice daquela tarde, que veio acompanhado de um incrível squirt. Gritou de prazer, sentindo melar o pau do mais alto com isso, e também molhar o abdômen dele. Suas pernas tremeram e seu coração estava acelerado enquanto sua respiração estava descompassada e você apoiava suas mãos nos ombros dele.
— Caralho, mi vida... que espetáculo, puta que pariu... — ele levou a mão até o abdômen, molhando a ponta dos dedos com sua satisfação e levando até os lábios.
— Sua vez agora... — você sorriu, ofegante, olhando para ele.
Ele sorriu na mesma hora, entendendo o recado. Se tinha uma coisa que vocês dois gostavam muito era de gozar dentro. Isso sempre foi algo extremamente consensual e muito bem conversado desde o início do namoro. Tinha seus métodos contraceptivos em dia, e ele evitava fazer isso em dias de período fértil.
Vogrincic te segurou, e virou vocês dois na cama, ficando por cima enquanto segurava sua perna e colocava no ombro dele. Ele beijou seu tornozelo delicadamente antes de finalmente te penetrar mais uma vez. Você se encontrava extremamente sensível, mas gostava muito da sensação, mesmo que já estivesse satisfeita.
— Eu sou viciado nessa buceta, puta que pariu... — ele movia os quadris para frente e para trás num ritmo bruto.
Olhava bem para seu rosto, e você olhava para o dele. Contato visual era importante, e acima de tudo sensual. Seus olhos brilhavam em puro prazer, e suas pupilas ainda estavam um pouco dilatadas, desfrutando do êxtase enquanto seus lábios estavam entreabertos, e gemidos manhosos saíam deles.
A cada movimento bruto dos quadris, você sentia alguns pelos dele encostando em sua pele sensível, e hiper-estimulada. Os cabelos castanhos dele caídos pelo rosto o deixavam ainda mais sexy; ver aquele homem em cima de você era uma perdição.
Uma bela perdição.
— Goza dentro de mim, amor... — pediu manhosa, do jeitinho mais sujo que pôde, quando ele levou uma mão até sua bochecha, e você aproveitou para chupar o polegar do mais velho, olhando para ele. — Goza, hm?
Você contraia sua buceta diversas vezes.
— Eu tô gozando- ugh! La puta madre!
Ele fechou os olhos e jogou a cabeça para trás, gemendo sem pudor algum enquanto te penetrava profundamente. O pomo de Adão dele subia e descia, com a respiração descompassada e você sentia ele te preenchendo devidamente.
Ainda se recuperando do orgasmo, o uruguaio saiu de dentro de você, fazendo vocês dois olharem para como escorria sutilmente.
— Que delícia — você disse, sorrindo para ele.
Ele, por sua vez, sorriu de volta, mostrando aqueles dentes fofos que faziam o sorriso dele ser tão puro e genuíno. O moreno se deitou na cama e te puxou para que você se deitasse em cima dele.
Estavam suados, e você estava completamente destruída depois disso. Mas, sempre valia a pena. Tudo com Enzo valia a pena, porque você era a namorada que ele amava até a morte, e seria grato ao universo pelo dia em que te conheceu.
— Você está bem? Passei do ponto em algum momento? — ele segurou sua mão, entrelaçando na dele casualmente.
— Não, não! Foi perfeito! Perfeito! — você escondeu o rosto na curva do pescoço dele, enquanto ria contente.
— Te dei o que você queria?
— Porra... até mais! — sua sinceridade o fez ficar corado.
— Eu às vezes falo do seu jeitinho de me provocar... mas, eu te amo, sabia? — ele te olhava com tanta ternura, você podia afirmar que aquilo era amor verdadeiro, podia sentir.
— Yo también te amo — você se inclinou um pouco para frente e deixou um selinho nos lábios do mais velho, tentando falar em espanhol. — ¡Mucho mucho mucho!
Depositou vários beijinhos no rosto de Vogrincic enquanto ele te abraçava e sorria. Gostava muito de sentir o calor do corpo dele desse jeito, principalmente depois de algo tão intenso quanto essa foda havia sido.
Só estava toda dolorida agora, mas isso era um mero detalhe.
[...]
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𝐍𝐎𝐓𝐀 𝐃𝐀 𝐇𝐀𝐃𝐄𝐒: morceguinhas, se estiverem cansadas depois dessa foda, eu trouxe o Samuel do sushi, e pra quem não gosta de sushi tem yakisoba também, um beijinho e até a próxima 💋
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magicinmyhand · 2 months
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La Llamada / Selena
Si me vuelves a llamar Yo te vuelvo a colgar Ya me cansé de escuchar Oh excusas y más mentiras No me vuelves a llamar No te voy a perdonar Otra oportunidad No te la doy No vales la pena
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imninahchan · 2 months
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﹙ ʚɞ˚ 𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒:﹚uni!au, academic rivals(?), trisal, nossos dilfs queridos aqui são twinks, dirty talk, oral fem + fingering. Vocês não sabem o quanto eu esperei pra escrever issooo
⌜ 𝐄 𝐃𝐈𝐅𝐈𝐂𝐈𝐋 𝐒𝐀𝐁𝐄𝐑 𝐀𝐎 𝐂𝐄𝐑𝐓𝐎 𝐎 𝐐𝐔𝐄 𝐕𝐎𝐂𝐄𝐒 𝐒𝐀𝐎. Amigos? Sim, possivelmente. Onde um está, os outros dois estão também. Sempre andando pra cima e pra baixo pelo campus, combinando a grade de horários ao máximo pra conseguir estar na mesma sala de aula. Estudando — quer dizer, ‘estudando’ — juntos nas salinhas individuais da biblioteca. Quando Cillian está se apresentando com a bandinha alternativa dele nos bares de esquina, estão lá pra vê-lo tocar e defendê-lo de qualquer chato que rogue praga dizendo que aqueles quatro desempregados no palco não vão chegar a lugar nenhum com esse som de merda. Na pior das hipóteses, não tem problema, Swann pode rachar a garrafa no balcão e caçar briga com o primeiro esquentadinho, embora saiba que vai voltar pra casa com olho roxo e dor nas costelas, como sempre acontece.
Inimigos? De certo modo, também.
Impossível não esquecer da atmosfera pesada na quadra quando os meninos estavam jogando e você assistindo das arquibancadas. Era uma clara disputa masculina além da pontuação no painel. Ou até mesmo quando se trata de notas. É uma competição pra ver quem tem o melhor rendimento, quem se destaca mais, quem tem mais contatos no meio acadêmico. Às vezes, parece que estão um rezando pela queda do outro.
Mas não ligam para o quão difícil é para os outros entendê-los. Gostam da fraternidade da relação, de estar dormindo na mesma cama, e gostam igualmente da inimizade, do gás extra que corre pelas veias com a ambição de se superarem. Você, particularmente, curte demais a rixa, consegue subtrair mais aspectos positivos do que esperava no começo.
Nesta tarde, por exemplo, deveriam estar em sala, numa disciplina pra lá de entediante, porém estão aqui: no apartamentinho apertado e mal mobiliado, matando aula juntos. Porque, para eles, o ócio é insuportável por vezes, cabe a ti incitá-los. Swann embarca com muito prazer em quaisquer que sejam as aventuras propostas, é um libertino que não esconde suas raízes. Cillian, em contrapartida, prefere bancar o certinho. Faz charme, não quer se igualar, mas no fundo é tão, senão mais, sórdido que vocês dois somados.
A mão delicadinha, que já viajava por debaixo da sua blusa larga, agora foca só na completude absurda que o seu seio causa ao ser conservado na palma quente. O rosto fino, de maçãs proeminentes se esconde no seu pescoço, abafando a voz bêbada de desejo. Mon amour, escuta-o te chamando, com manha. O joelho entre as suas pernas, impossível não sentir a ereção roçando na sua coxa. Cillian te oferece um olhar, sentado no tapete próximo à cama. “Melhor cuidar desse chato”, te avisa, tornando os olhos para o livro grosso em mãos, “senão ele vai ficar miando o dia todo.”
Swann ergue o rosto, a carinha pimenta de quem quer a adrenalina de foder ou entrar numa briga. “Ah, e você não quer meter muito nela agora, né?”, agita, torso levantando só pra conseguir sussurrar o mais perto possível do ouvido do irlandês com as costas apoiadas na lateral da cama, “vou foder essa buceta e gozar nesse seu livrinho de merda, seu bosta”, dá um tapa nas páginas de qualquer jeito pra atrapalhar a leitura alheia.
Você sorri. É tão revigorante ver os seus garotinhos se alfinetando assim. Com os dedos, acaricia a nuca do Murphy, amassando de levinho os fios abundantes do corte dele. “Tem certeza que não quer me comer também, Kiki? Hein?”. Uma pena que não pôde flagrar os olhinhos claros revirando na forma mais farsante possível, teria sorrido de novo. “Ou esse seu livro é tão bom assim que te deixou duro?”
A ereção logo abaixo da capa amarelada do exemplar não mente. Talvez seja a juventude, mas é mais provável que tudo aquilo que o irlandês não gosta de assumir em voz alta seja verdade: ter vocês dois o excita. Muito. De diversas maneiras. Aí, não dá mais pra aguentar, o livro já não mascara a vontade, a inveja que vem ao presenciar o francês tão emaranhadinho ao seu corpo. Acontece que dessa vez, não, não vai deixá-los aliviar ao mesmo tempo. Vai ter que ser um de cada vez, bem obedientes esperando pelo turno. E pra ganhar a oportunidade de ser o primeiro, vão ter que te provar que merecem tal posição.
Puxa a calcinha perna abaixo, arrasta o quadril até sustentar os pés na beiradinha da cama. Separa as pernas. Estão os dois sentadinhos no tapete agora, com a boca salivando diante da visão. Tão toscos e perdidos que você precisa se apoiar nos cotovelos e murmurar um não vão começar, não, otários?
Cillian tem um timing melhor, embora a mão do outro tente segurá-lo no ombro. Está faminto, vai direto na entradinha, empurrando a língua e bebendo todo o melzinho que já te molhava. Pega nas suas coxas, afunda o rosto, ocupa espaço como se fosse o único a se alimentar. Chupa, pressiona os lábios de modo que estalam alto, encharcados. Parece selar beijos e mais beijos.
Você respira fundo, começa a controlar as emoções pra durar ao máximo. Por isso, observar Swann se torna uma saída pra sensação gostosa que se forma no ventre.
Ele assiste o amigo, boquiaberto. Por vezes, umedece os próprios lábios, com certeza de boca seca. Tonto, apressadinho, vai se escorando no irlandês. Ombro no ombro pra disputar local, “tá, agora sou eu, vai...”
Cillian cede, a contragosto, porque é praticamente enxotado. Limpa o cantinho do rosto, respira, meio sem fôlego, mas sem tirar a atenção do lugar onde estava a pouco. Anseia por retornar.
Swann chega no seu pontinho sensível, é certeiro. A língua curta, feito um felino, lambendo a região com ainda mais habilidade quando usa os dedos em v para te abrir. Um arrepio percorre o seu corpo, faz rebolar sobre o colchão. “Tu aimes ça, uh?”, sussurra na língua estrangeira, um sorriso sacana brotando facilmente na face. Lambe a mão só pra bater com ela úmida na sua buceta. Descarado, curtindo demais te ver estremecida, apertando os olhos. “Chega”, entretanto Cillian não espera pra cortar o deleite.
Chupa dois dos próprios dedos, ambos brincando de contornar a entradinha antes de realmente se afundar. Beija a parte interna das suas coxas, até raspa os dentes só pelo gosto de arranhar mesmo. Lá dentro, os dedos se curvam, ganham ritmo no vai e vem. É delicioso, nossa... Tocando numa parte gostosa, se banhando na excitação que escorre pela vulva. “Cê vai gozar nos meus dedos, não vai, linda?”, te diz, encarando com os lábios ainda molhadinhos e vermelhos, “quero meter em você logo. Eu mereço meter primeiro, né? Olha só como você tá se derretendo com dois dedinhos, hm... Imagina o quanto vai gozar no meu pau...”
Swann ouve a fala suja, sorri de cantinho. Está tão ébrio de tesão que recosta no outro, a cabeça tomba até se escorar na do amigo. Você o analisa, o jeito que os olhos azuis profundos se corrompem frente ao entrar e sair melado, barulhento. Pervertido como é, você deveria ter previsto o próximo passo do francês, mas é pega desprevenida quando a língua dele se soma à equação.
Ao contrário do que se poderia esperar, porém, Cillian não o afasta nem questiona. Permanece deixando chupão atrás de chupão pelo interior das suas coxas, cada vez mais próximo de retornar pro centro. Os lábios úmidos tocando na pele da virilha até se empaparem todinhos outra vez na bagunça molhada de saliva e excitação.
Você não segura o gemido agora, agarrada ao lençol da cama. São duas línguas, o dobro de prazer lambuzando cada partezinha da vulva. O dobro de mãos apertando a sua perna, arranhando. E quando pausam pra respirar, o dobro de dedinhos tentando socar pra dentro do seu corpo. Não sabem de quem é a saliva que sorvem, se encostam língua na língua. As bochechas resvalando até ruborizar a face, o ar que bate assim que os gemidos arrastados ecoam de ambos. “Meninos...”, você apenas chama, incapaz de completar já que a onda que te percorre dos pés à cabeça rouba todo o seu fôlego. As perninhas tremem, a coluna arqueia. É abatida tão intensamente que só permanece de joelhos separados porque os rapazes não largam a fonte.
Deita as costas no colchão, respirando pesado, ou sequer enchendo os pulmões por causa dos espasmos. Resmunga, manhosa, querendo mexer as pernas num reflexo automático, já que as mãos buscam pelos cabelos masculinos para forçar mais o rosto deles na sua buceta.
Swann escapa do seu apego, os fios curtinhos demais para serem domados. Sorrindo, sórdido. “Gozou tão fácil, amor...”, nota, num tom debochadinho, “Ah, que foi? Hm? Não queria que a gente te chupasse? Não queria, hein? Poxa, agora vai virar essa putinha boba prontinha pra pica. Duas num buraquinho só, do jeitinho que cê precisa” ⌝
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szfrases · 4 months
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Notas sobre mim
Se você já leu ou assistiu o meu provável trauma cinematográfico intitulado "Um dia" protagonizado nas telas pela Anne Hathaway, vai entender a referência quando eu disser que sou um barra (/).
Para quem não leu ou não assistiu, eu não aconselharia a fazer nenhum dos dois, a menos que goste de histórias que te fazem chorar, leve em consideração que eu mesma sou extremamente difícil de me emocionar em filmes, se esse for seu caso, sem spoilers, simplesmente aproveite a história. Caso meu alerta tenha feito você mudar de idéia, irei explicar o que é ser um barra. É aquilo que você faz para viver (barra) aquilo que você ama .
No meu caso, eu sou uma barra escritora, ou quase isso.
Tenho algo publicável? Ainda não.
Tenho algo em andamento? Várias idéias.
Alguma delas terminadas? Claro que não.
Alguma delas com potencial? Talvez, mas meu perfeccionismo atrapalha o andamento da idéia.
Como uma boa aspirante a escritora, sou leitora. Minha intenção é falar sobre livros aqui também..
Mas não agora, não nesse momento, dessa vez é algo mais pessoal ...
"Eu venho pensando o quanto é aterrorizante ter uma cabeça que está sempre pronta pra uma tragédia, como a minha, exatamente minha cabeça está sempre assim.
Tô sempre preparada para ver tudo acabando diante dos meus olhos. O que faz com que eu sempre fique surpresa quando chega ao fim do dia e nada esta deteriorado. Confiro se todo mundo que eu amo ainda está aqui, se eu ainda estou inteira e respiro aliviada: Ufa, hoje nada de terrível aconteceu.
Quer dizer, a única coisa terrível foi essa série de pensamentos pessimistas sobre cada pequena coisa, pena que dessa vez não é apenas pensamentos , eu tô vivendo de modo automático, cada dia minha mente vem se esgotando e isso só vai piorando, o que mais me preocupa é não saber até quando eu consigo continuar....
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caostalgia · 8 months
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Según pasan los días más me doy cuenta de que no vales la pena; de que, en realidad, nunca lo hiciste.
Lo que pasaba es que yo no quería verlo, porque te quería.
Katastrophal
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xexyromero · 6 months
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red red wine. matías recalt x fem!reader
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fem!reader, matías recalt x reader, smut.
cw: +18, smut, sexo em público, matías falando merda, penetração, dirty talk, dumbification.
sinopse: o melhor amigo do seu irmão mais novo finalmente consegue roubar seu beijo.
wn: seu pedido, @luludohs! desculpa a demora e espero que você goste <3 também juntei com o request de um anon que me pediu smut na praia!
você pausou o filme que assistia a muito contragosto quando ouviu uma série de vozes muito animadas entrando pela porta. a voz do seu irmão era clara entre as demais e a voz do argentino maldito vinha logo em seguida.
matías era o amigo argentino do seu irmão que vinha visitá-lo no brasil de vez em quando. eles gostavam muito da praia que sua família tinha casa e, quase sempre quando matías vinha, davam um jeito de escapar para o litoral.
uma pena que resolveram vir na mesma época que você estava tirando seu mês sabático longe de todas as pessoas e formas de vida possíveis.
o argentino não era má pessoa, só era infantil, implicante, não tinha a menor noção do significado de "espaço pessoal" e claramente queria te comer a qualquer custo.
o que não era um problema pra você - ele até que era gracinha - mas só o fato de ele tentar tanto já te deixou sem muita vontade. não só isso como tinha a mais plena certeza que seu irmão jamais a perdoaria.
de qualquer forma, alheios ao seus pensamentos, os dois entraram pela sala gritando, comentando sobre algo que tinham visto, seguido de mais três amigos brasileiros do seu irmão.
"boa noite." cumprimentou sem muito entusiasmo, encarando seu irmão mais novo que claramente estava bêbado. "que coisa bonita, viu? mamãe vai achar lindo."
"mamãe não vai achar nada! não conte pra ela!" o desespero na voz era palpável. todos riram bastante, menos o desesperado.
"buenas." matías disse, sendo o único que te cumprimentou olhando nos olhos, depositando um beijinho na sua bochecha. "está linda hoje, nena. adorei o vestido." teria enrubescido se aquele não fosse mais um flerte comum de matías. balançou a cabeça negativamente.
seu irmão resmungou alguma coisa que você fez questão de não ouvir.
"vocês levam esse pateta lá pra cima? acho que ele precisa de um banho." aproveitou a presença dos demais pra não se responsabilizar em nada pelo irmão bêbado. já tinha bancado a babá vezes o suficiente nos últimos dias.
"chicos, podem levá-lo, eh? vou ficar aqui cuidando dessa princesa." você bufou, desligando a televisão de vez. queria dizer que não, que saísse de perto de você, que a deixasse em paz, mas sabia que aquele tipo de comentário só renderia mais e mais implicâncias de matías. era melhor ficar calada.
viu todos carregando o corpo acordado, embora claramente inerte, escada à cima. o safado aproveitou que ficou distraída e rapidamente sentou ao seu lado no sofá, as coxas centímetros de se tocar. "hola, linda."
"hola nada, argentino."
"não hables assim que me encanta."
"matías, não me amole. hoje eu não estou com saco. vai perturbar os patetas lá em cima que eu tenho mais o que fazer."
curta e grossa, não esperou para ver a reação do mais novo. se retirou da sala, indo direto para a área da varanda que, felizmente, era de frente ao mar. tirou às chinelas e colocou o pé na areia, sentindo-se calma quase que imediatamente.
gostava muito daquele lugar e gostava mais ainda da praia à noite. era tudo tão calmo. não havia viva alma por ali que não fosse você e todas as micro formas no mar e na areia. o marulho te fazia sorrir. andou um pouco, se afastando da casa, sentando onde a luz da varanda quase não te alcançava mais.
estava tudo perfeito, até ouvir aquele sotaque forte se aproximando.
"ay, linda. me pergunto o quanto que eu vou ter que me humilhar até conseguir um beijo teu." sem convite, e sem esperar por um, ele sentou-se ao seu lado na areia. enterrando os pés quase que automaticamente. largou ao seu lado uma mantinha do sofá.
você acharia fofo e ficaria até com pena se não conhecesse a peça muito bem.
"infelizmente, matí..." e soltou o apelido com todo escárnio e ironia que conseguiu. "acho que só nascendo de novo."
o rapaz bateu de leve na própria cabeça, soltou uma palavra em espanhol que você não conseguiu distinguir e se levantou quase que na mesma hora. a reação foi esquisitíssima, até porque ele sorria.
você virou o rosto para entender melhor o que ele planejava fazer. o argentino deu alguns passos em direção à casa, estremeceu e voltou. sentando no mesmo local que antes ocupava, do seu lado, na areia. ele trazia consigo um sorriso encantador.
"hola, me chamo matí. sou argentino e estou visitando o brasil. como se chama?"
você piscou algumas vezes. matías era um safado mesmo.
"matías, francamente."
"sim, é matí de matías!" chega deu um saltinho, fingindo surpresa. "como adivinhou? acho que nosso encontro estava escrito nas estrelas!" os olhos estavam arregalados, a boca aberta em choque e a mão direita apontava para o céu, que estava salpicado de estrelhinhas.
você não conseguiu conter as gargalhadas que saiam sem permissão da sua boca. maldito! "eu disse nascendo, matí. não conhecendo!" mas as risadas falavam mais.
e o argentino, que não era bobo nem nada, aproveitou seu acesso de riso e baixa de guarda momentânea para se aproximar. ele trazia um sorriso sincero, sereno e mirava direto para seus lábios.
você não sabe muito bem porque deixou. talvez pelo término recente, talvez pela insistência do outro. pela curiosidade de finalmente entender o que ele faria se conseguisse te beijar.
fosse como fosse, permitiu. deixou que ele chegasse perto. deixou que seus lábios se encontrassem pela primeira vez. deixou que o beijo se intensificasse, que a língua pedisse passagem, que ele colocasse a mão firma na sua cintura.
e também permitiu os demais beijos que vieram em seguida.
se agarravam sem qualquer pudor na praia vazia. os beijos mais longos e mais intensos, os toques saindo do educado e entrando no reino sexual. você até colocou a mão na coxa dele, sem vergonha. e deixou que ela deslizasse com certo cuidado pelo membro já pulsante do rapaz.
aquilo foi o que ele precisava, pelo visto.
matías se levantou, pegando a manta esquecida e a estendendo na areia. deu duas batidinhas. "sua cama, princesa." e soltou uma risadinha ridícula.
você não aguentou e deu um tapaço no braço dele, embora tenha aceitado a oferta e deitado por cima do tecido. "se você acha que vai me comer na praia, ma..."
foi interrompida por mais um beijo ardente. ele jogou o corpo por cima do seu, deslizando as mãos do seu rosto até a cintura, passando propositadamente pelo vale dos seus seios.
"shhh, nena. eu ia te comer em qualquer lugar. por acaso, vai ser na praia. relaxe." você queria conseguir respondê-lo, queria sim. algo bem desaforado, se levantar e deixar ele doente de tesão sem poder te tocar nunca mais de novo.
mas na mesmíssima hora que ele calou a boca, a mão encontrou o caminho por de baixo do vestido que usava. seu corpo estremeceu no momento que ele arredou só um pouquinho sua calcinha para o lado. o contato do dedo quente e do vento frio em um ponto tão sensível e já estimulado te fizeram gemer baixinho.
matías se levantou sem tirar a mão, ficando de joelhos na frente do seu corpo deitado. "porra, que tesão. você sabe que eu quero meter aqui desde a primeira vez que eu te vi, né?" introduziu o dedo indicador que entrou sem dificuldade com o tanto de mel que você soltava. "é tão engraçado. você estava tão inteligente até agora. respondendo tudo direitinho. eu meti o dedo na tua buceta e de repente você perde a capacidade de falar."
"matías." foi um aviso. estava com tesão mas não era maluca. por mais que as dedadas dele (que agora acrescentava mais um dedo) estivessem te levando a loucura.
"repete meu nome de novo. quero que você goze me chamando." e ele abriu o zíper da calça, colocando o membro para fora com maestria e jogando o corpo por cima de você. meteu só a cabecinha do pau com cuidado na sua buceta. você suspirou fundo, as mãos correndo para os ombros dele a fim de te dar apoio e suporte.
"que bucetinha apertada. agora entendi porque você é tão mal humorada. não se preocupa não, nena." e ele introduziu o restante do membro, soltando um gemido tão lânguido quanto o seu quando se enfiou por inteiro.
ele metia com gosto, em um ritmo perfeito. queria que ele jogasse seu vestido fora e a blusa que usava também, mas sabia que não podia devido as circunstâncias. afinal, ainda era um espaço público.
a constância estava te deixando louca e ele aproveitou que seus gemidos estavam ficando mais desesperados para masturbar seu clitóris. "goza comigo, linda. e geme meu nome." você não era louca de não obedecer. em poucos minutos, gozou de boca aberta, chamando o nome do argentino sem vergonha e sem pudor.
em pouco tempo sentiu o interior sendo inundado pelo gozo dele.
matías se vestiu, ajeitou seu vestido e deitou ao seu lado, passando o braço por de baixo do seu pescoço e te trazendo pra perto. pela primeira vez, ficou calado na sua presença. e aí você entendeu que esse provavelmente era o único jeito de fazê-lo calar a boca.
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hansolsticio · 3 months
Note
Já pensou um blind date com o mingyu?????
anonnie, pra falar a verdade... não???? kkkkkkkk é definitivamente um conceito interessante, mas nunca me passou pela cabeça...
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n/a: Foi muito trabalhoso escolher somente um set de fotos quando o feed inteiro desse homem é o puro suco do boyfriend core.
Acho que o único jeito desse evento fantástico acontecer (seria necessário um distúrbio muito grande no universo) é se você e o Gyu tiverem algum amigo(a) em comum. Provavelmente um dos motivos que levaria essa pessoa a te arrumar um date aleatório com o Gyu seria o fato dela achar que vocês dois combinam. E tá todo mundo vendo eu me segurar para não colocar o Seungkwan de cupido novamente, só que na minha cabeça somente o Kwannie teria o nível necessário de inteligência e organização para pensar em algo assim. Então vamos de Seungkwan!
Pensa comigo: o Kwannie é quase um vereador — esse homem tem amizade de tudo que é tipo e em vários círculos diferentes. Não é incomum o fato dele ser próximo de você e do Gyu ao mesmo tempo sem que vocês dois nunca tenham se encontrado. Então quando ele aparece com um papo super esquisito de te arrumar um encontro às cegas com um dos amigos dele é natural que você:
1. Se questione se o Kwannie te acha tão encalhada assim ao ponto dele mesmo ter que servir de auxílio emergencial para a sua vida amorosa.
2. Eventualmente acabe aceitando depois de muita insistência e uma ótima propaganda que pregava o fato de Kim Mingyu, aparentemente, ser perfeito para você.
Ele vai levar a parte do "às cegas" ao pé da letra. Só vai te dar uma data, um local, um horário e um jeito de saber quem é Mingyu em meio as outras pessoas. E você confia muito no Boo, ele é uma pessoa excelente e nunca te colocaria em uma roubada. Porém nada te impede de ficar super nervosa quando o dia finalmente chega, afinal qualquer pessoa em sã consciência ficaria. Não sabe o que esperar de Mingyu e também não sabe o que Mingyu esperava de você — isso se ignorasse todos os elogios que Boo Seungkwan dramaticamente fez ao homem.
Quando você entra no restaurante, rezando para não perder a habilidade de andar normalmente e cair de cara no chão na frente de todo mundo, os olhos de Gyu já vão te achar — era como se ele já soubesse o que esperar. O caminho até a mesa vai ser a coisa mais excruciante de toda a sua vida (mas confia que vai valer a pena). Seu estômago vai estar revirando demais para você ser capaz de conseguir ficar chocada com o quão bonito esse homem é, então um senso de "relaxamento" muito grande vai te acompanhar. Porém isso não rola por muito tempo, já que quando essa criatura de quase 1,90 se levantar para te cumprimentar o nervosismo vai voltar em dobro.
O Gyu é um doce, então não é novidade que ele vai ser super cavalheiro contigo e vai tentar te deixar o mais confortável possível com ele. Além disso, ele é o nosso divo super extrovertido, por isso, mesmo se você for meio tímida ele vai arrumar um jeito de ir te "quebrando" até conseguir interagir confortavelmente com você. Então, entre as piadinhas sem graça, alguns comentários engraçados sobre o Kwannie e a linguinha meio presa fofinha que era impossível de não notar (sim, eu sou obcecada por esse detalhe), Mingyu vai começar a te conquistar dali mesmo. Ele aproxima e transita entre os assuntos com muita naturalidade, então vai ser muito fácil falar sobre os interesses que vocês tem em comum — você fica até surpresa com o fato de descobrir tanta coisa sobre ele em uma só noite.
O jantar vai passar voando e Gyu vai fazer questão de te levar em casa — já que ele não teve a oportunidade de te buscar. Novamente, super cavalheiro contigo, faz de tudo... carrega a sua bolsa, abre a porta do carro (igualzinho a letra da música que você acabou de pensar, mas sem a última parte kkkkkk), só que agora ele se sente mais seguro em ser brincalhão contigo e te elogiar na cara dura — essa última parte ainda deixa ele meio acanhadinho em fazer. Vocês vão conversar por uns bons minutos dentro do carro antes de você resolver ir embora, estava bem claro para ambos que ninguém queria que a noite acabasse.
Quando finalmente (e infelizmente) chega a hora de dizer adeus — já sob a promessa de marcar um segundo encontro —, Gyu faz questão de te levar até a porta da sua casa. Ainda vão conversando animadinhos, até o papo morrer assim que você estivesse prestes a entrar. Se despedir parecia algo esquisito e nenhum dos dois tinha muita ideia de como fazer isso. Ele vai ser o primeiro a iniciar o "ritual" abrindo os braços de um jeitinho meio hesitante para te pedir um abraço. É claro que você retribui, mesmo que esteja tão acanhada quanto ele. O corpo grande e quentinho vai te fazer segurar um suspiro dentro da garganta — tinha que agradecer muito aos céus e a Boo Seungkwan.
Ele vai chamar sua atenção ainda dentro do abraço, só para confirmar contigo que o segundo date de vocês dois está de pé. Gyu estava tímido, mas não era santo. Vai aproveitar a chance para te pedir um beijinho, aproximando o rosto do seu. E estava claro que você não iria recusar. Deixou ele completar o movimento e te dar um selinho super comportado e carinhoso, sorrindo contra os seus lábios antes de se despedir e finalmente ir embora.
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