Tumgik
#mentí ; cuento likes
capavldi · 2 years
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no termina de ladear el rostro al percibir presencia de acompañante en la terraza, diciendo un poco al aire: “ cuando los poetas hablaban de la luna, ” con suficiente teatralidad para que se entienda que está en personaje, “ —nunca dijeron que tu belleza superaría la de ella. ” 
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c0ncretejungle · 4 years
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Domingo 29 de noviembre del 2020.
Los días después de regresar a mi casa, sin poder moverme y teniendo más tiempo para torturarme con miles de preguntas que rodeaban en mi cabeza, fueron horribles. Seguía hablando contigo, pero estaba enojada, enojada porque sabía que seguías mintiendome... Me decías que me querías y que saldrías a trabajar para poder comprar comida para los gatos... Te creí... Vaya que tonta. Tu cuñada me mandó mensaje y me contó que te vieron con una muchacha en el coche, también me contó que te hablaron por teléfono y dijiste que estabas solo... Me dijeron que ellos te dieron comida par a los gatos... Ese día me hablaste hasta la 1 de la mañana para decirme hola... Un "hola" me dijiste que me mandarías mensaje cuando terminaras de trabajar, no puedo creer lo mentiroso que fuiste... Me sorprendía tanto todas las mentiras que decías... Me lastimaba demasiado pensar en ti con otra persona... Riendo, paseando... No se, besándose... Haciendo el amor... Demonios!!! Como me dolía, quería llorar y llorar y no podía sacarlo. Me dolía pensar que no sabía quién eras, no reconocía a la persona con la que vivía... Que le paso? Que sucedió? Que hice mal? Que no te daba? Miles de preguntas rondaban mi cabeza diario y a todas horas y a la hora de dormir, te tornabas en mis pesadillas, pesadillas horribles donde me humillabas, me decías que estabas mejor sin mi, que ella era mucho más hermosa, que ella cogia mejor que yo, despertaba llorando aguantando mis lágrimas para no despertar a nadie.
Mi madre me preguntó si quería ir al psicólogo y yo le dije que si... No solo para ayudarme a superarte, sino por mi, hace años tenia que ir... Nunca lo hice, pero esta era mi oportunidad. No podía más. No comía, no hacía nada... Me sentía muerta en vida, siempre pensando en ti, que hice mal? porque dejaste de amarme? Porque tenias que romperme en mil pedazos? A casi fui yo la mala? A caso yo fui la culpable? Yo te orille a hacerme esto? Mi corazón no podía con tanto dolor... Estaba totalmente hecho pedazos, decidí dejar de hablarte. Dije muchas cosas... Y al final no te deje defenderte.
Que hice? En serio... Que hice? Creo que lo se, si al final la manipuladora era yo? Si la persona mala y egoísta de la relación era yo? Me siento tan mierda, me hiciste sentir mierda. Sentir que no merezco nada, que solo estoy estorbando en la vida de todos. Me llegaron muchos pensamientos suicidas... Porque me pasa esto?.
Comencé a borrar todas las aplicaciones de mi teléfono, solo me hacían sentir peor. Pero me sentía peor que no me buscaras, conociéndote, no lo harías, porque pensarías "no le hablaré porque no quiere que le hable, no la quiero molestar" pero mis ganas de hablarte y preguntarte y decirte tantas cosas eran demaciadas, quería saber como estabas, hacerte saber que no estaba enojada contigo... Quizá si lo estaba, estaba muy decepcionada, sorprendida, enojada, triste, todo en mi cabeza era una terrible tormenta.
Jueves 19 de noviembre del 2020.
Mi primera sesión con el psicólogo, estaba tan ansiosa... Tenía tanto dentro de mi... Que al momento de iniciar, solté en llanto... En un llanto descontrolable, no aguantaba más, llore y llore y llore... No podía más que pensar en ti, todo el día estabas en mi cabeza, toso el día dando y dando y dando vueltas en mi cabeza, martirizandome, haciéndome sentir terrible, hable de muchas cosas en el psicólogo... Y me dijo "Todo lo que hablas es Johan, Johan y Johan. Donde esta kelly? Dime... Cuando fue que perdiste a kelly?" y ahí lo entendí todo... Empecé a pensar en todo lo que pasamos... Y comencé a perder a kelly desde que renuncie a las cosas que me gustaba hacer con tal de que tu estuvieras feliz... Me sentía tan estúpida, cuando comencé a recordar todo lo que me hiciste, todo lo que hice, me sentí tan basura, tan usada, tan pendeja por siempre creerte y confiar en ti... No podía creer nada, no podía creer que la persona con la que compartí 6 años de mi vida... Me estuviera haciendo sentir tan mierda, me hiciera sentir tan mal conmigo misma, que me estuviera mintiendo, con quien carajos viví? Quien carajo eras??! Y a pesar de todo... Te seguía amando, te seguía amando y me dolía cada insignificante detalle... A pesar de que todos me decían que dejara de hacerlo, quizá soy tan masoquista? Tu me deseas tanto bien y yo igual a ti, pero como podías simplemente dejarme y decirme "te mereces algo mejor, te deseo lo mejor adiós" y simplemente seguir tu camino como si yo fuera una mierda, un juguete, un plato desechable que cumplió su uso y dejó de servirte?! Como podías estar tan tranquilo cuando yo me desmoronaba, cuando me dejaste con el corazón hecho polvo y tenia que limpiar el desmadre que se hizo?! Quizá eres más maduro que yo... Quizá soy una estúpida... Una estúpida que te amo, que se volvía y se volvía a enamorar de ti una y otra vez, una imbecil que cree en los cuentos de hadas y en el felices por siempre... Que estúpida soy, no puedo sacar ese pensamiento de mi mente, soy una total y completa estúpida.
Domingo 22 de noviembre del 2020.
Abrí nuestro fb... Ahí estabas, conectado... Me dolía verte ahí, a veces me preguntaba... Tengo que seguir luchando por lo que quiero? Te quería a ti, pero a veces es mejor no seguir insistiendo, aunque digan que uno lucha por lo que ama, también debemos soltar a las personas... Tenía que dejarte, aunque quisiera tenerte conmigo, aunque pensara aún que tu serias mi príncipe azul y llegarías por mi y pedirme perdón... Pero en el fondo sabía que no sería así, aunque la esperanza muere al último, quería que muriera ya en lugar de seguir sufriendo... Porque seguía insistiendo? Porque?? Porque seguía dañandome a mi misma? Quería saber de ti y tu ya habías seguido con tu vida y yo seguía sin saber nadar en medio el océano tratando de mantenerme a flote...
No te hable directamente pero hice una publicación bastante obvia para ti...
Minutos después contestaste indirectamente... Fui feliz, demonios, me odio, fui feliz... Odio que seas quien me destruye y quien me consuela... Odio que a pesar de todo eras mi mejor amigo... Eso era peor, que no solo fuiste mi pareja, fuiste mi mejor amigo y eso dolía aun más.
Después de interactuar por un rato, me fui y no volví a fb, y fui feliz lo resto de la semana, aunque volví a decaer en pensar... Me habrá escrito algo más? Abrí fb y efectivamente ahí había una publicación... Que me dolía, me dolía que dijeras que no íbamos a estar juntos de nuevo... Yo no lo pensaba así, yo... En el fondo de mi alma deseaba con todas mis fuerzas volver a estar junto a ti, pero siendo mejores... Demonios yo y mi tonta esperanza... Decidí cerrar fb....
Fui a mi terapia de nuevo... Entre el psicólogo, mi mamá, yo y todos los que estaban enterados, me desahogaba, me revolvía todos decían que dejara de hablarte, no podía... Porque no podía? Yo quería hablarte... Aunque me dolía... Me dolía hacerlo, estaba enojada, me enojaba que el estuviera tan tranquilo, soy yo la mala? Soy yo la enferma? Por eso se alejo de mi? A pesar de que he dejado de llorar... Sigo sintiendo miles de cosas, el piso colo dice que no me guarde nada y que viva mi duelo, que viva mis emociones... Demonios, si se enterara que volví a hablarte, si se enterara que mentí... Dios, quizá yo soy la mala, yo soy la mala... Ugh estoy tan harta de sentir estas cosas le ruego a dios que esto se acabe pronto y pueda avanzar... Más fuerte... Se que puedo vivir sin ti... Se que puedo... Pero se que mis planes te incluían a ti... Y ahora... Cambiarlos es tan difícil... Todo se vuelve más difícil, aun así, no imposible.
27 de noviembre del 2020
Abrí fb... Mi fb "publicó" por así decirlo, te stalke.. Gran error... Cambiaste tu foto de perfil, tenía un like... Un like de una muchacha que no era nataly...??? Mi cabeza volvió a hacerse miles de preguntas, demonios kelly... Estabas bien... El fb de esta muchacha era el fb de la ex de tu mejor amigo, me preguntó... Porque? Porque tenías un like de la ex de tu mejor amigo en el mundo? Tu ni la tenias en fb... Que estaba pasando? Que demonios estaba pasando? Será que todo era una mentira? Que solo usaste a nataly de escudo y realmente te estas ligando a otra muchacha? A la ex de tu mejor amigo? Que demonios esta pasando!!?? Lo que me duele en el alma es saber que... Esa muchacha es preciosa... Es divina, pero... Wey... Es la ex de tu mejor amigo!! Sabes cuanto sufrió el por ella... No puedo creer que seas ese tipo de persona... No se ni que creer y solo me hago historias en mi cabeza, quizá sea cierto, quizá sea mentira, lo único que se... Es que ya no se quien eres, ni quien eras... Ya no creo en ti, no creo en tus palabras... Estoy tan decepcionada... Decepcionada de las ilusiones y de la imagen que yo tenía de ti.. Porque dándome cuenta todo era mentira. Mi cabeza quiere pensar que todo es un mal entendido, pero también quiere tener lógica... Mi corazón ya no forma parte de esta pelea que tiene mi cerebro consigo mismo, que es verdad, que es mentira, no deber��a importarme... No puedo leer la mente y debería dejar de pensar en eso...
Debería dejar de pensar en ti.
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leonvictoria · 7 years
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Cristo
Me junté con un hombre que conocí por Tinder. Lo aprobé viendo a la rápida su foto de perfil, posando de lejos y con lentes oscuros, inserto en medio de un bosque. El resto de las imágenes disponibles en la aplicación eran similares.
Él partió escribiéndome, adulando de entrada mi supuesta belleza. Rodrigo, 37 años. Sin pensarlo demasiado, le dije que también lo encontraba guapo. Continuó hablándome con mayor insistencia.
“Te puedo raptar? y no soltarte hasta mañana”, escribió.
“Me tinca jajaja”, le dije.
“Podríamos juntar nuestros <3 <3 <3”, respondió.
“¿Y qué podríamos hacer? jijiji”, repliqué.
“Querernos”, apareció en la pantalla.
“jajaja qué rico, me encantaría besar”, le escribí, para luego agregar:
“por todos lados xd”.
“agregame su conmigo quiere hacer travesuras jajaja escucho esa cabcion (sic)”.
Intercambiamos un par de mensajes más por Whatsapp. Me invitó a su departamento a tomarnos un vino y, si se hacía tarde, podía quedarme a dormir. Me vestí y salí de casa sin tener certeza si lo vería, motivado más bien por el mero impulso de no permanecer en mi casa. Me subí a una micro cualquiera y llegué a la Estación Mapocho, desde donde caminé por el paseo Puente en dirección a la Alameda. Decidí juntarme con él cuando ya andaba por el Paseo Bulnes. En realidad no tenía nada mejor que hacer. Pero no me había fijado que me había escrito hace algunas horas preguntándome si ya me había arrepentido. Le respondí que no, que incluso estaba cerca de su casa. Me escribió una serie de palabras inconexas que descifré como reproches.
“Lo siento, me aburren los dramas, suerte”, atiné a responderle.
“Gracias”, contestó, pero minutos después agregó:
“Eras demasiado lindo para ser cierto”.
“Disculpa que, como persona que vive en el mundo real, tenga también otras cosas que hacer”, le escribí dando por finalizada la conversación.
La situación me pareció tan desagradable que apagué el celular. Me puse a fumar un buen rato acostado en una de las bancas. Al rato volví a prender el teléfono para buscar a otro hombre. El teléfono sonó y no quise contestar. Era él. Me escribió que nunca había pensado en regañarme, que se sentía muy triste, que había comprado algo para comer juntos esta noche. Sentí culpa. Le propuse vernos en media hora afuera del metro Bellas Artes.
Lo primero que me preguntó al verme fue si me sentía bien. Tenía los ojos de un verde apagado. Le dije que estaba un poco mareado.  Caminamos por Mosqueto hasta un local cuico con terraza. Él pidió un café cortado y un trozo de pastel, yo un jugo de piña y ricota de arándanos, porque era lo que menos conocía. Me fijé en los surcos de su piel y sus párpados hinchados. Me contó que era enfermero y que trabajaba en una comuna alejada de la ciudad. Que venía de Concepción y que se levantaba cada día a las 5:45 de la mañana. Dijo que hace tiempo que no tenía una pareja y que una de sus amigas le había bajado la aplicación. Le mentí diciendo que tampoco sabía mucho sobre conocer virtualmente. Cuando le conté que me gustaba escribir, me comentó, con un poco más de entusiasmo, su fanatismo por Paulo Coelho. Salimos del café y le agradecí la invitación. “Gracias a ti, principito”, me respondió, mientras pasaba una de sus manos por mi cintura en dirección hasta su casa.
Llegamos a su departamento, ubicado entre Portugal y Curicó, frente a la facultad de arquitectura de la Chile. Me encontré con un espacio, atestado de objetos aparentemente inútiles. Moví algunos y me puse cómodo en el único sillón que cabía en el living. Sentí calor. Me miró y pasó su mano suavemente por mi barba, con insistencia. Me recosté en su pecho. Se levantó y puso reggaetón en la radio. Vio mi cara de disgusto y me dijo que tampoco le gustaba mucho esa música, pero que justo sí esas canciones que había seleccionado para la velada. Intentó besarme. Desde el resto de los departamentos se podía ver todo. Le pedí pasar a su pieza. Llegué yo antes y lo esperé, captando mi atención una imagen de Cristo entre un poster de Julia Roberts y otro de Madonna en Like a Prayer.
Se acostó frente a mí en la cama, lanzándome besos de lejos. Me acomodé y aproveché de agarrarle el bulto que ya había empezado a notar entre sus flácidas piernas. Le bajé el boxer y se lo empecé a chupar. Empezó a crecer en mi boca. Mientras le pasaba la lengua por el glande miraba una caja abierta de amoxicilina sobre su velador. En eso me bajó los pantalones y me empezó a hacer sexo oral, rozándome con los dientes. Después me puso al borde de la cama y él, de pie, introdujo su miembro húmedo desde arriba, mientras yo le apretaba las nalgas con ambas manos. Nuestras salivas sonaban hasta que una llamada interrumpió el acto. Miramos el techo desnudos. Se levantó para mirar su iPhone 6. Unas amigas le habían escrito que estaban cerca. Le di la opción de que fuera y yo que yo me iba a casa, pero me recalcó que quería quedarse conmigo. Me motivé a acompañarlo. Me vestí y al salir tomé mi mochila. Vi en sus ojos que le había afectado aquel acto. “Pensé que te quedarías. En algún momento buscarás alguna excusa para irte”, dijo mientras caminábamos, en voz alta, no como queja sino como un pensamiento que emerge de pronto sin posibilidad de interceptación. Le expliqué que lo hacía por si ocurría algún imprevisto. Me escudé diciéndole que en Santiago éramos así, desconfiados. “Ya me han engañado muchas veces en la vida”, lancé al aire.
Llegamos a un bar y me saludé con sus amigas, que bordeaban ya los 40 años. En realidad eran sus compañeras de trabajo. Una de ellas no paraba de mirar a uno de los garzones, diciendo que por él ya era una clienta habitual. Pidieron pisco sour en copas alargadas y una pizza a la piedra. Le preguntaron a Rodrigo cómo iba con su licencia. Respondió que bien, que se sentía un poco mejor. Después nos preguntaron de dónde nos conocíamos y él les dijo la verdad. Nos desearon éxito. Al rato esparcieron el rumor a través de un grupo de Whatsapp, ya todas querían conocerme. Mientras caminábamos por Lastarria nos sacamos una selfie grupal, donde tuve que fingir una sonrisa. Seguía mareado. Me ofreció amablemente dejarme en la micro para que me fuera a casa. Le señalé que no, que quería irme con él. Volvimos a su edificio. Puso su huella digital en la puerta que daba a la calle y entramos.
“Viste que no me fui”, le recalque, mientras lentamente el ascensor subía.
Sonrió por un instante.
No prendimos luz alguna y yo fui directo a su pieza para acostarme en silencio. Llegó después de unos minutos y me empezó a desnudar, poco a poco, oliendo cada prenda, concentrado, y con los ojos muy abiertos mirándome fijamente. Su respiración se agitaba mientras se sacaba la ropa, quedándose sólo en polera e impidiendo con un rápido movimiento que se la quitara.
Apagué la luz, me di la vuelta y puse el culo en alto. Me dio un fuerte agarrón en las nalgas y fue acercando poco a poco sus labios. Sacó la lengua y me empezó a lamer, de arriba a abajo, lento y luego rápido, entrando y saliendo, succionando y mordiendo. Experimentamos en distintas posiciones. De pronto, se levantó y se dio la vuelta.  
“Te quiero adentro mío”, dijo.
“¿Tienes condón?”, respondí.
“No”, lo siento”, señaló.
“Entonces sólo un poco”, repliqué.
Y le metí el pene, sintiendo el contacto con sus paredes carnosas. Pero lo saqué rápido. Le levanté las piernas con violencia para comerme su culo. Dio un grito. Se quejaba tocándose la parte baja de la columna. Dimos todo por concluido. Me abrazó por detrás y me quedé dormido.
Desperté por la luz de la mañana. Me volvió a abrazar e intentó besarme. Me dio asco. Me dijo mi amor. Me dio más asco. Me puse arriba de él, le pasé los testículos por la cara. Me masturbé mientras le tiraba del pelo para que volviera a lamerme el ano. Al mirar hacia abajo me encontraba con sus ojos suplicantes. El acto acabó con su rostro salpicado de blanco.
Qué rico- solté.
Sí- respondió.
¿Te gustó? -pregunté.
Sí, pero te quería dar un beso- lanzó.  
Después de pasar al baño, fue a la cocina para prepararme un té de hierbas y un pan con palta. De lejos me dijo que pasaría esa tarde a la peregrinación de Sor Teresa.
Le pregunté de lejos:
¿Le contarás a tus amigas lo que pasó entre nosotros?
Me miró y dijo: “No, yo no cuento esas cosas”
Buu ¿Por qué?- cuestioné.
¿Para qué? ¿Para que cuando me pregunten cómo salió todo después, tenga que decirles que nunca más te vi?”- replicó.
Y era verdad, no me interesaba verlo más. Rompí el silencio diciéndole que me tenía que ir, con un suave beso en uno de sus hombros. No levantó la mirada. El personaje se llevó las manos al rostro y se hundió en el sillón, mientras yo tomaba mi mochila para continuar mi camino.
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