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#muros de libertad
docpiplup · 5 months
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Beguinas (2024)
Episode 2: Muros de libertad (Walls of freedom)
Lucía decides to stay in the beguinage. She distrusts its inhabitants, but needs answers about her mother. Sibila, one of the most influential beguines, will not make it easy for her; She is worried that the newcomer will end up harming them and she is not wrong; Munio conspires against them. Lucrecia's daughter helps Guiomar at the hospital and her initiatives with Francisca, an abused parturient, earn her the respect of the others, at the same time that Lucía notices the dedication of these women to the most disadvantaged. Telmo appears kind and conciliatory, but Lucía cannot help but feel a certain nervousness around him. In the beguinage they must elect a successor and Sibila firmly applies. She believes that Lucrecia neglected the security of the center and conspires with Father Lasarte to guarantee its permanence, but as a religious order, even if that means losing its independent status. Marie Anne also appears, but with a continuous line, faithful to the spirit of Lucrecia. Guiomar informs Marie Anne that Lucrecia was poisoned, but they decide to hide it to investigate and prevent it from influencing the votes. Sibila discovers this and tries to disqualify her rival. Lucía is shocked by the news and her distrust of the beguinage leads her to think about reporting them, but she reviews what she experienced and decides to support Marie Anne, spreading her support to the rest of the residents. Marie Anne discovers that Lucrecia hid secrets and trips that no one knew about and decides to give Lucía the books that her mother wrote so that she can get to know her better. The two are firmly determined to find out who killed her. Munio is frustrated to learn that Sibila has not won the position of Great Lady, but Jimena, his wife, has the idea of infiltrating Catalina, the faithful servant, into the beguinage. Rodrigo, Lucía's fiancé, issues a warning to his future brother-in-law that could cause the ruin of the Avellaneda family.
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dariann-garcia · 5 months
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Quien se refugia entre muros, descubre la libertad en las páginas de un libro.
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valenunez24 · 2 months
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PROSELITISMO Y LA LIBERTAD RELIGIOSA
El proselitismo y la libertad religiosa:
Juan Pablo II señaló que la llamada a la conversión a menudo se cuestiona o se omite, considerándolo un acto de proselitismo, se dice que es para ayudar a los hombres a ser más hombres o más fieles a su propia religión.
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Fuentes: ExpansiónPolítica.mx
PROHIBE OVISPO ACTOS DE PROSELITISMO EN CULTOS
El obispo Hilario González García dictó a los católicos los lineamientos para el proceso electoral del 2024 y prohibió a los sacerdotes de la Diócesis de Saltillo utilizar las reuniones de culto o evangelización para realizar actos de proselitismo o campañas políticas. Al mismo tiempo, a través de un documento dirigido al pueblo de Dios en la Diócesis de Saltillo, el obispo instruyó a los ministros de culto a abstenerse para realizar cualquier acto tendiente a presionar o inducir a cualquier persona a votar en algún sentido.
También se prohibió el uso de los templos y parroquias, tanto del interior como muros o fachadas exteriores, para realizar promoción o publicidad verbal, gráfica, estricta o de cualquier otra forma, en favor de algún candidato, partido o coalición política.
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Fuentes: EldiariodeMéxico.com.mx
Fin del fuero eclesiástico. Sanciones a jerarcas religiosos
El 25 de enero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sancionó al arzobispo emérito de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez; al arzobispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, ambos cardenales, y a dos clérigos importantes: el rector de la Universidad Pontificia, Mario Ángel Flores, y al legionario de Cristo Ángel Espinosa de los Monteros Gómez Haro por llamar a votar contra el partido en el gobierno. El fallo ordenó a la Secretaría de Gobernación sanciones de ley por violación de los artículos 24 y 130 de la Constitución y sus reglamentaciones como la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público y la legislación en materia electoral. Lo novedoso es que se sancione a jerarcas religiosos. Surgió una polémica de interpretaciones, la Conferencia del Episcopado Mexicano los defendió reivindicando la libertad de expresión de los clérigos mencionados. El fallo del Tribunal Electoral es ya cosa juzgada. ¿Qué sucedió? El Artículo 130 de la Constitución dice: “e) Los ministros no podrán asociarse
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Fuentes: Cuartopoder.mx.
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unsanegore666 · 2 days
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Donde antes crecían árboles, ahora crece cemento
Ahora crecen los niños, rodeados de muros encerrados en los patios de los colegios donde les enseñan a curarse a base de pastillas
A pasar por encima del resto para sentirse superiores a sus semejantes
Hasta el día en que traguen el espectáculo
O se una a nosotros
En la caza por la libertad
Y lo salvaje
En la búsqueda de nosotros
Y del tiempo que nos han quitado
En el abismo de los bárbaros
Las hogueras arden cada vez con más fuerza.
Ekkaia
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jorgema · 1 year
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Las letras de mi libertad: una oda al poder de la escritura
~
Escribo para romper los muros de las emociones, derribar las murallas de los sentimientos y expulsar todo lo que soy y siento en el silencio de mi interior.
Escribo para explorar los límites de la imaginación y traspasar las fronteras de lo cotidiano, para plasmar en palabras todo lo que anhelo ser y necesito tener.
Escribo para encontrar mi libertad y sanar las heridas en mi interior, para ser y sentir sin miedos mientras maduro y aprendo.
Escribo para poder pedir perdón por mis errores y arrepentimientos mientras le expreso al cielo lo que tanto deseo.
Escribo para dar vida a los mundos que habitan en mi mente y compartir con el mundo lo que mi corazón guarda con aprecio en su interior.
No hay otra explicación más allá o dentro de la razón: todo fluye como un río incontenible en mi corazón de bardo y en mi mente de soñador, y desemboca con fuerza en mis palabras, en mis versos y la profundidad de mis textos. Porque escribo para existir, y existo para escribir.
— Contemplación Poética 03 || @jorgema
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buscando-que-leer · 10 months
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En el exterior está Violet, una bailarina de ballet próxima a alcanzar la vida de sus sueños, vida que peligra con la aparición de una amenaza que podría revelar la impactante verdad de su gran logro.
En el interior, dentro de las paredes del centro de detención juvenil de Aurora Hills, está Amber, encerrada por tanto tiempo que ya no puede imaginar la libertad.
Atada a estos dos mundos está Orianna, quien tiene la clave para esclarecer los misterios más oscuros de ambas chicas.
¿Qué pasó realmente la noche en que Orianna se interpuso entre Violet y sus torturadores?
¿Amber, Violet y Orianna obtendrán la justicia que merecen?
Nombre: Los muros que nos encierran 
Editorial: Suma de Letras
Autor:  Nova Ren Suma
Año: 2015
Titulo original: The walls around us
Booktrailer
En papel:  Buscalibre
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thecanvasofmadness · 2 months
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 “No hay manera de salir del orden imaginado. Cuando echamos abajo los muros de nuestra prisión y corremos hacia la libertad, en realidad corremos hacia el patio de recreo más espacioso de una prisión mayor”.
Sapiens, Yuval Noah Harari
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Principales obras.
Sistema Dom-Ino.
Llega la primera guerra mundial y como reacción a la devastación en el sur de Francia y también afectado por las experiencias de haber conocido a Garnier, decide replantearse que hacer con toda esta destrucción. Entonces plantea su primer postulado teórico que afectará tanto al urbanismo moderno, este proyecto es la casa Dom-Ino.
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Esto viene de dos palabras (Domus (casa) e Innovación), de hecho, dominó, porque la plantea con dos pilares y porque puede ser combinada, como el juego del domino. Lo más importante de este sistema Dom-Ino es que se empieza a ver el embrión de lo que luego serian sus 5 puntos de la arquitectura. Lo que entiende le Corbusier en este proyecto es entender la arquitectura desde los mínimos elementos posibles.
Casa Citrohan.
De lo que habla en esta casa es de una vivienda que pretende tener los mismos parámetros conceptuales que el coche (fabricación en serie y obicuidad). Para esto se basa en una “ensoñación” que tuvo en una cafetería parisina que tenía una doble altura que daba hacia la calle. Esa sensación de estar en un interior con doble altura que diera a la calle la traslado a un espacio doméstico. Aquí nace el embrión de sus casas posteriores. Aquí aparece la cubierta plana (Garnier) aparece una planta superior retranqueada. Hay una entrada lateral. El sentido constructivo de esta vivienda son dos muros paralelos de carga, un forjado que los une y nada mas. Empieza a generarse una teoría sobre esta villa que durará hasta 1927.
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En otra versión posterior aparece ya la escalera exterior. Sigue teniendo los mismos conceptos básicos, la terraza, la doble altura, la escalera de caracol, etc. Se basa en Garnier y en Adolf Loos (Casa Moller). En otra versión aparece la terraza en la planta baja y empieza a aparecer una vivienda sobre pilotis. Aparece también el elemento coche, pero en el fondo son los mismos parámetros. Estas variaciones confluyen en la Casa que finalmente construye en Stuttgart.
Stuttgart, Weissenhof.
Es en Stuttgart donde concluye la Villa Citrohan, y además introduce la Weissenhof. Mies encarga un proyecto para los mejores arquitectos del momento y le encarga a le Corbusier 2 de las casas. El proyecto es una evolución reinterpretada de la villa Citrohan y otro volumen que hace referencia, o que esta inspirado en los trenes. Aparecen los pilotis. La pieza longitudinal tiene como vocación la continuidad longitudinal a lo largo de todas las crujías.
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Estas dos casas constituyeron el pretexto para que Le Corbusier presentara el enunciado de los "cinco puntos de una nueva arquitectura". Estos Estos cinco puntos representan libertades enormes en relación con las restricciones impuestas por la construcción tradicional en piedra o ladrillo, y con ellos, Le Corbusier consigue transformar el concepto mismo de casa, que ya había cuestionado Adolf Loos en Viena antes de 1914.
Casa Cook.
Se reconoce como una de las primeras obras donde Le Corbusier proyecta de acuerdo a "los cinco puntos" de la arquitectura: pilotis, terraza-jardín, la planta libre, fachada libre y la ventana deslizante lateralmente, así como el empleo de su trazado regulador (recurso utilizado para controlar las proporciones de la fachada y de las ventanas según la sección áurea).
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El planteamiento del proyecto es característico pues el esquema de distribución de espacios está en orden inverso al común, ya que las habitaciones se encuentran en la primera planta, en segunda planta se localiza la estancia-comedor y en la tercera se localiza la biblioteca y terraza. Cada una de las plantas es distinta a la anterior, lo que demuestra la libertad en planta. Traslada el salón y la cocina a las plantas superiores y deja la planta baja para el coche y las habitaciones de servicio.
Villa Saboya.
La obra culmen del trabajo de Le Corbusier, como lo es la casa de la cascada para Wright o la casa Farnsworth para Mies. Es un pleno desarrollo de sus 5 puntos de la arquitectura. Vemos todas las características que se ven anteriormente. Lo más importante de esta vivienda es el recorrido, desde que vienes en coche hasta que llegas al interior y discurres por todo el interior. Llegas en coche, entras por la puerta privada, y tienes dos opciones, o subir directamente por la escalera (más utilizada por el servicio) o subir por la rampa. Otro punto importante es que en las fachadas los pilotes están retranqueados mientras que en otras fachadas si coinciden los pilares con la fachada. Otro aspecto muy importante es la aparición en cubierta de ciertos elementos como un solárium, algo que ya antecede en la Villa Stein.
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En este momento le Corbusier hace una obra singular muy pequeña. Lo más importante de esta obra es la azotea, donde empieza a aparecer un cierto carácter surrealista. Empieza a aparecer una cierta poética en su arquitectura. Este camino surrealista solo aparece en esta obra singular pero si hay algo importante que es el dejarse llevar por la libertad imaginativa. En este momento, se constituyen los CIAM, los congresos en torno a la arquitectura moderna. Aquí tiene un papel protagonista al principio. Comienza una etapa de revisión de su arquitectura y se da cuenta que solo ha realizado villas, no grandes encargos. Entonces empieza la etapa de búsqueda de grandes encargos. Por ejemplo, el Centro Soyuz en Rusia, también el proyecto del Palacio de los Soviets. Se va a argel y desarrolla el plan longitudinal.
El modulador.
Es en esta fase donde plantea el Modulor, genera un sistema de medidas basadas en el hombre. El primer Modulor se basa en una altura de un hombre con el brazo extendido que llega hasta al 2.16 de altura. Se establece un concepto geométrico de la sección aurea. Después el y medio mundo utilizarían en sus obras. Este sistema se basa en la ergonomía y las relaciones proporcionales con el hombre.
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Utilizando el Modulor llegamos el principio de una nueva etapa. Después de la segunda guerra mundial se libera completamente y aparece la arquitectura de hormigón. La Unité d’habitación es una evolución de la casa Citrohan. Estructuras metálicas basadas en la idea de botellero. Aparecen zonas comunes y una relación muy directa con Guinzburg y Narconfin.
Nuevo Hospital de Venencia.
Le Corbusier juega en esta obra con el tapiz. De esta manera dispone una serie de volúmenes horizontalmente. Le Corbusier intentó evitar que la silueta de Venecia se viese alterada. El edificio en si consta de cuatro niveles: Los accesos, administración y cocina; los quirófanos y alojamientos de las enfermeras; las vías de comunicación y distribución de servicio y la sección de enfermos.
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El hospital estaba destinado a recibir casos de urgencia y pacientes con enfermedades agudas graves. Cada enfermo dispone de una celda sin ventanas, ya que la luz penetra por las aberturas laterales que regularizan los efectos del sol. La luz es regular y lo mismo sucede con la temperatura, lo que contribuye a la salubridad del edificio y a que los enfermos se hallaran aislados. Fue una de las últimas obras de Le Corbusier, hasta que muere en 1965 en Roquebrune-Cap-Martin, en el Mediterráneo francés, cerca del lugar donde se construyó su pequeña cabaña.
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FULLTEN (Español)
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Intérprete: Kurosaki Ranmaru (CV. Suzuki Tatsuhisa)
Album: QUARTET NIGHT SOLO BEST ALBUM Kurosaki Ranmaru “MUSIC FOR LIFE”
Fecha de lanzamiento: 3 de julio 2024
FULLTEN A todo volumen*
四角四面な答えが Shikakushimenna kotae ga Pensaba que las respuestas anticuadas
この世の全てだと思えた Kono yo no subete da to omoeta Eran todo en este mundo
不自由な自由だと縛られた鎖ちぎれば Fujiyuuna jiyuu da to shibarareta kusari chigireba Pero si rompía las cadenas que me ataban a una rígida libertad,
本当のおれの希望(のぞみ)が見えた Hontou no ore no nozomi ga mieta Podría ver mis verdaderos deseos
瞬間弾け飛ぶ魂 高まる全身を灼き Shunkan hajiketobu tamashii takamaru zenshi o yaki Mi alma estalla en un instante y todo mi cuerpo comienza a arder
絞り出してもまだ足りないFree SOUL Shiboridashite mo mada tarinai free soul Y por más que lo exprima, mi alma puede ser aún más libre
FULLTENの鼓動が叫ぶ Fullten no kodou ga sakebu Que los latidos de tu corazón griten a todo volumen
(Follow your heart, Burning SOUL) (Sigue a tu corazón, alma ardiente)
どんなときも真っ向勝負だ Give it all you've got! Donna toki mo makkou shoubu da give it all you got! Lucha de frente sin importar lo que pase ¡da todo lo que tienes!
でかい壁ほどぶち壊しがいあるだろ Dekai kabe hodo buchikowashi gai aru daro Mientras más alto sea el muro, más satisfactorio será derribarlo
解き放つMusic(As long as I live) Tokihanatsu music (as long as I live) Dejando salir la música (que mientras viva),
終わることなく燃え続ける Owaru koto naku moe tsuzukeru Seguiré ardiendo sin fin
理不尽だって責めても Rifujin datte semete mo Aunque me critiquen por ser irracional,
それだけじゃ何も変わらない Sore dake ja nani mo kawaranai Eso no cambiará nada
荒れ狂う葛藤も打ち付ける痛みでさえも Arekuruu kattou mo uchitsukeru itami de sae mo Incluso los conflictos que me hacen enojar y el dolor que me golpea
おれであるため 必要なスタイル Ore de aru tame hitsuyouna sutairu Son parte del estilo que necesito para ser yo
寝ぼけた細胞起こせば 全開に向けてCount down Nekobeta saibou okoseba zenkai ni mukete count down Si despierto mis células adormecidas y cuento hacia atrás hasta que acelere a fondo,
無限大の可能性を I'll show you all Bugendai no kanousei o I’ll show you all Les mostraré a todos que las posibilidades son infinitas
この一瞬に全てかけろ Kono isshun ni subete kakero Dalo todo por este momento
(Follow your heart, Burning SOUL) (Sigue a tu corazón, alma ardiente)
一期一会積み重ね つくられた居場所 Ichigoichie tsumikasane tsukurareta ibasho El lugar al que pertenezco está formado de encuentros únicos en la vida
おれの一部だと言い切れる おまえらへ Ore no ichibuda to ii kireru omaera e A aquellos que puedo decir con confianza que son parte de mí,
約束の歌を(As long as I live) Yakusoku no uta o (as long as I live) Con esta canción les prometo (que mientras viva)
いつまでも おれはおれらしく Itsumade mo ore wa ore rashiku Que siempre seré yo mismo
いつでも(Still more to come) Itsu demo (still more to come) Si en algún momento (hay más por venir)
おれたちだけの新しい(Stage) Ore tachi dake no atarashii (stage) Deseamos algo nuevo (en el escenario)
望めば(Never ending) Nozomeba (never ending) Sólo para nosotros, (que nunca termina)
サイコーに Let's rock it. Get the “Now” Saiko ni let’s rock it. Get the “now” Vamos a rockear con todo y conseguir el “ahora”
FULLTENの鼓動が叫ぶ Fullten no kodou ga sakebu Que los latidos de tu corazón griten a todo volumen
(Follow your heart, Burning SOUL) (Sigue a tu corazón, alma ardiente)
どんなときも真っ向勝負だ Give it all you've got! Donna toki mo makkou shoubu da give it you’ve got! Lucha de frente sin importar lo que pase ¡da todo lo que tienes!
でかい壁ほどぶち壊しがいあるだろ Dekai kabe hodo buchikowashi gai aru daro Mientras más alto sea el muro, más satisfactorio será derribarlo
解き放つMusic(As long as I live) Tokihanatsu music (as long as I live) Dejando salir la música (que mientras viva),
終わることなく燃え続ける Owaru koto naku moe tsuzukeru Seguirá ardiendo sin fin
Notas:
*Fullten es un término que se refiere al estado en el que las perillas de control de un amplificador están configuradas al valor máximo ( 10 ). Así es como se lee cuando se escribe algo como "Full (= 10)" en la explicación de la configuración del amplificador. Originalmente se usó como abreviatura de "a todo volumen", que se refiere al estado en el que el volumen, que determina la cantidad de distorsión, está completamente abierto. A pesar que es un término en inglés, solamente es usado en Japón.
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amiguiz · 2 months
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Ahora veo la diferencia: el desierto no se acaba. Ajá. No se termina sino hasta que me termino yo, hasta que por fin llego a mi límite, cuando jadeo, cuando me canso, cuando me tiemblan las rodillas como un tirón desde el muslo y pienso: ya estuvo, ya me acabé las canciones, ya me acabé las barritas, la fruta, estoy done, estoy out, quiero regresar, pero lo estoy decidiendo yo. El desierto es libertad y por eso enloquece, porque la libertad es infinita antes, en y después de la muerte.
Acá en Houston, el encierro. A todo te obliga.
Estoy atrapada en un laberinto circular y aunque intento, siempre hay un obstáculo:
autopista
socavón
bayou
muro
private property no trespassing
peligro
empty lot
flood
war
ning
siempre hay que dar vuelta y pasar por el mismo sitio por donde ya he pasado mil veces, eternamente, hasta que llego a odiarlo, hasta que por dentro me incendian las ganas de escapar.
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elblogdeasterion · 3 months
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«Todo está muchas veces, catorce veces, pero dos cosas hay en el mundo que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión». Borges, Jorge Luis, "La casa de Asterión" en El Aleph.
Hay un cuento de Borges con el que siento una conexión muy personal. Leer La casa de Asterión es siempre, para mí, un cachetazo de los cuáles te dejan marcada la forma de los dedos en la cara. Suelo pensar mucho en este cuento tratando de identificar que es aquello que me hace gravitar alrededor de sus significados, con la esperanza de algún día revelar aquello que me conecta tan íntimamente con su protagonista, porque, verán, no puedo evitar leer el cuento como si no fuera yo quién está atrapado en aquel laberinto.
La soledad y melancolía de su protagonista, así como su incapacidad de escapar a su propia naturaleza (o lo que los demás han decidido que es su naturaleza), me hace reconocerme en el espejo como un monstruo que camina entre seres humano, deambulando en soledad los pasillos de los laberintos que creo en mi mente, esperando encontrar a alguien que pueda salvarme o terminar con mi sufrimiento. Pero cuando por fin me encuentro a alguien en los intrincados camino de la vida, no intentan dejarme ser, no me dan la oportunidad de revelarme ante ellos y ser algo más de lo que ven en mí. Ya está decidido. Ya eligieron quién soy y de lo que soy capaz. Soy está existencia monstruosa que debe ser ignorada o marcada como irrelevante. No soy un hombre. Soy un niño, un minotauro. Un cuerpo deforme con una conciencia enferma por la cuál sentir lástima. Mi dolor es negado por la sutilidad de mi sonrisa.
Jamás seré bello, interesante o atractivo. Soy tan sólo una existencia antinatura, lo que no debió haber sido, que se expresa a través de la carne débil de mi ser. Soy anulado en cada relación como si mi actualidad se ejercitará sin potencia. Porque soy lo impotente, sin poder y sin potencial, lo débil que no sabe dejar de serlo, lo triste que nunca sabrá sonreir.
Trato de cubrir mi rostro bovino y mi cuerpo discordante, mientras me disculpo si mis caricias son tan rústicas, puesto que mis pezuñas carecen de la delicadeza de las manos. Camino, mientras mi presencia discordante no se funde con el fondo, puesto que soy algo tan monstruoso que reconocerme como soy volvería a más de uno loco, se hace más fácil ignorarme o poner sobre mi un manto de aquello que les gustaría que fuera. Y yo sigo el juego, porque ¿Qué otra cosa podría hacer? mi identidad se funde con lo que me imponen como la cabeza de cristo con la corona de espinas.
Siento dolor aquí en el escenario, y me pregunto ¿Hay alguien a quién de verdad le importo? Sé que es exagerado, porque sé muy bien que he tenido suerte de encontrar gente que me aprecia y me valora, aún cuando ninguno ha visto completa mi verdadera forma, pero el sentir es algo extraño y muchas veces contradice a la razón, haciendo de la doble verdad de Averroes manifestarse no en lo divino, sino en lo mortal.
Pienso en mi familia, aquellos que se parecen más a mí, pero son distintos, los veo humanos, y me aterra yo hacer con ellos lo que denuncio que hacen conmigo. Pienso en mi padre, posiblemente quien me haya abandonado en mi primer laberinto, olvidándose que necesitaba ayuda para poder salir, me ha hecho crecer volviéndome su arquitecto. Pienso en mi madre, y en cómo su calor me ha mantenido vivo cuando estuve más sólo pero que nunca creyó necesario que siga algún hilo que me guiara hacía mi libertad. Pienso en mi hermanos, y como siendo mis amigos más cercanos veo clara los muros que levantan hasta dónde puedo ser parte de sus vidas.
Quiero amar pero no sé cómo. Quiero hablar pero no sé cómo. Quiero reír pero no sé cómo. Mi voz suena con el rumiar de una bestia herida, y mi reflejo es tan grotesco que hasta el espejo se rehúsa a representarme correctamente. Soy sólo un niño, y lo soy tanto porque no sé nada, cómo que es así como me ven. Nadie puede amarme como lo necesito. Nadie quiere amarme como lo pido. Nadie quiere dejarme ser a su lado, tan solo por un momento, para descubrir si podemos ser algo más que dos, aquello divino que es lo uno. Aunque tampoco yo hago las cosas fáciles, pues, en mí, el intentar amar ya esta precedido por el amar y, si no amo, no puedo intentarlo. Siempre he sido mal mentiroso, y sólo amo amando a quién amo, incluso aunque eso no exista la reciprocidad.
Mis amigos, ¿Son mis amigos porqué quieren o porqué es fácil? no dudo de su buenas intenciones, ni de su cariño, pero a cada uno siento que me aferro con tanta fuerza me permiten mis dos brazos, y cada vez que he aflojado un poco mi agarre los he visto seguir sin volver la vista hacía atrás. A veces me pierdo en mis laberintos y me cuesta volver a encontrar el centro. Me preocupa el perderme y no volver a verlos, pero creo que me aterra mucho más perderme y que nadie nunca venga a buscarme.
Es tan tonto todo este divague. Tan sólo es una de las capas del laberinto manifestándose en las letras que escribo. Nada de ésto importa. Todos viven con sus sombras en sus palacios intrincados. Da la casualidad que el mío sea una cárcel, un sepulcro, un pasillo interminable. El lugar dónde algún día encontraré a alguien, así como Asterión encontró a Teseo. Por todo ésto y mucho más decidí usar ese nombre para mí en éste blog y otros que estoy preparando. Ésto es tan sólo el mujido de una bestia.
《— ¿Lo creerás, Ariadna? -dijo Teseo-. El Minotauro apenas se defendió.》
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rubimoon45 · 5 months
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SUMMER´S LOVE
Pareja: Helion x fem!reader
Sinopsis: Calliope es prima del Alto Lord de La Corte de Verano, y una princesa de Verano. Cuando la amenaza cae sobre el continente y deben liarse, a ella solo le preocupa una cosa.
Parte: I, II, III, IV
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Estaba en la playa esa mañana, ayudando a una de las tortugas a desenredarse de una red que los pescadores habían lanzado al agua una vez completaban su trabajo en alta mar. Odiaba encontrarse a los animales de aquella manera, sufriendo por algo que no era su cupa, y no es como si hubieran leyes que prohibieran esos actos. Pero haberlas creado durante el cautiverio de la familia real y el gobierno tiránico de Amarantha las dejaba casi inválidas con su regreso, así como haberlas hecho una hembra cuya autoridad ya estuvo en duda en su momento. Calliope podía ser la primera del Alto Lord, pero continuaba siendo una hembra nacida del segundo matrimonio con uno de los príncipes. Y eso no siempre estaba bien visto entre los de su especie, en su gran mayoría. Un tirón en el brazo la hizo detenerse, el agua golpeando sus rodillas descubiertas, el pantalón remangado hasta sus muslos. Uno de los guardacostas la ayudó manteniendo a la tortuga, que se sacudía queriendo huir.
El sol estaba en su punto más alto y el agua relativamente tranquila. Los expertos decían que las migraciones de especies ya estaban ocurriendo y que la tormenta tropical ayudaría al desplazamiento de otras. Al menos ellas podrían salvarse si otro ataque golpeaba Adriata. Poner a salvo a los inocentes era lo más importantes. Adriata estaba bajo alerta. La mayor parte de la población se había marchado al interior con el primer ataque, y los que se habían quedado eran trabajadores menores o miembros del ejército para defender la ciudad de un segundo. Tiró de la última tela que rodeaba la aleta delantera de la tortuga, que volvía a revolverse en busca de libertad.
-¿Por qué quiere marcharse? La estamos ayudando.
De normal, se dejaban ayudar por las manos adecuadas. Debía ser por el primer ataque. Tenía que serlo. Los animales eran más perceptivos que otros faes. Tal vez en su forma primitiva pudiera resolverse la guerra sabiendo cuándo iban a atacarlos con sus sentidos más desarrollados, perdidos en la evolución hacía milenios.
-Saben lo que pasa. Usted también debería marcharse.
-No estaría bien huir y dejarlos a todos -le dijo al macho. Piel morena y cabello oscuro. Un nativo de Verano-. Quiero arreglar esto antes de reunirme con mi primo.
-¿Ha dado alguna noticia nueva?
Calli no respondió a la primera.
No podía hablar a la ligera de los asuntos de Estado con cualquiera. Por mucha ayuda que le hubiera dado en los últimos años con la cala, seguían siendo un extraño que no tenía por qué conocer los asuntos de gobierno.
-Solo lo conocido.
Él no preguntó más.
Volvió a centrarse en su tarea. La tortuga, con medio cuerpo sumergido y la otra mitad en el aire sacudió las aletas delanteras. Calli se apartó antes de recibir un golpe, pero aprovechó para coger el último de los extremos que la rodeaban. Una de las olas impactó con fuerza contra su espalda, empapando su ya de por sí melena blanca sumergida hasta la mitad. Mechones blancos solapados cayeron frente ella y tuvo que recolocárselos como pudo. Maldijo cuando el animal aprovechó para volver a sacudirse. El fae menor agarró una de las aletas antes de que la golpease en la cara. Calliope tiró nuevamente de la cuerda de plástico, la última que quedaba. Pensó en cómo solían hacer los nudos los pescadores en la playa, cuando se sentaban en los muros que dividían la ciudad de la entrada a la playa. La gente iba a colocar el mercado ahí y a despedirse de quienes se subían a los barcos durante meses.
-Ya casi.
Calliope movió los dedos rápido. Tuvo que apoyarse en el hombro del macho para coger fuerza...y entonces se impulsó girando ambos dedos y muñeca hacia fuera, arrastrando el plástico de la red hacia ella. Y entonces sucedió. La tortuga hizo un sonido conocido, como un gemido, cuando la red que quedaba le fue retirada de la aleta y finalmente liberada. Calli no reprimió su sonrisa, aumentando en tamaño cuando el fae soltó a la tortuga y pudo huir. El agua los golpeó de lleno cuando su pesado cuerpo cayó y tomó el impulso para marchar. Aplaudió y saltó cuando el animal desaparecía. Tal vez fue por la emoción que se lanzó al macho fae y lo abrazó con fuerza. Él se quedó quieto, rígido como una piedra.
El mar los golpeó a ambos. Y aún con esa, en su pecho se instaló un sentimiento que no tenía nada que ver con la emoción de salvar una vida, su adrenalina... Era más como otra emoción que tiraba para colarse en el lugar de la otra. Una que oprimía sus pulmones y apretaba su corazón excitado. Calliope se alejó del macho, un poco confusa, con la mano en el pecho.
-¿Princesa?
-No es nada, solo... Nada.
Igual a cómo se sintió en la reunión de los Altos Lores. Cuando Eris la había insultado delante de todos y hecho reaccionar a Lord Helion. Pero no estaba ahí, había acabado. ¿Y si fuera por culpa de la guerra? ¿Y si...? El macho fae posó su mano sobre su hombro.
-El Alto Lord está aquí, princesa.
Calli levantó la cabeza rápido. Miró en dirección a donde señalaba el macho, hacia la orilla. Ni el mar caliente pudo calentar su sangre cuando vio a su primo esperando en la playa, con las visibles flores de su corona... Y otras dos figuras a su lado. Tragó saliva. Formalidad, de nuevo. Extranjeros, del norte. Ropa clara y tez oscura. Como los guardias de la Corte de Día. Calliope empezó a caminar hacia el exterior del agua. El chapoteo le indicó que el macho iba con ella a sus espaldas.
¿Lo habían visto, el abrazo? No significaba nada, por supuesto. Conocía las normas y las jerarquías. Y no se arriesgaría jamás a recibir una llamada de atención como esa. Los pesados pasos se aligeraban a medida que el agua dejaba de cubrirle las rodillas. Mientras, sopesó las posibilidades de esa repentina visita. ¿Una nueva técnica? Se puso en lo peor. ¿Se iban ya a la guerra? No. Se habría entrado por los guerreros. Por el Caldero... El Alto Lord de la Corte de Día y una mujer a su lado esperaban con Tarquin. ¿Su mujer? No, no estaba casado ni comprometido. Tampoco enlazado con alguna compañera, que se supiera. Entonces debía ser una amante o una mensaje, o ambas de acuerdo por cómo se le conocía. Salió del agua, y la cálida arena seca se le coló entre los dedos húmedos.
El rostro de su primo no mostraba ninguna emoción, como de costumbre. Pero la del otro había perdido su frialdad y ahora, bajo la luz del sol, su piel y expresión se veían deslumbrantes como si fuera el mismísimo sol. Pero quien le llamó más la atención fue la mujer a su lado. Su postura erguida y manos cubiertas y entrelazadas... ¿Una sacerdotisa? No, eso no era el atuendo oficial de. ¿Quién era? Caminó hacia ellos intentando descifrarlo. No había guardias alrededor.
-Calli -empezó su primo. La melena blanca y familiar se mecía a sus espaldas-, la Corte de Día se quedará esta noche con nosotros mientras esperamos al ejército de Tamlin.
-Si consigue reclutar a alguna persona que no se halla marchado de su Corte por su numerito.
Miró un poco de más a la mujer. No sentía nada. Volvió a mirar a su primo y al Alto Lord.
-Oh.
-Helion ha pedido residencia en Adriata. Tus hermanos y yo hemos aceptado y nos quedaremos con vosotros.
"Hasta que tengan que encontrarse con el ejército", pensó, pero no dijo nada ni lo intentó. Ella solamente asintió.
Seguía sin entender los motivos del por qué querían hablar con ella. Podrían haberse encontrado en el palacio. El rostro de Helion observó la playa con gran detenimiento, hasta que sus ojos se posaron en ella. El ámbar líquido de sus ojos deslumbraba como mil soles. Estaba sudando, pero no parecía mostrar signos de incomodidad. A Calli le sorprendió porque no todos encontraban agradable las temperaturas y humedad de la Corte.
-Me gustaría dar un paseo por Adriata -le dijo, sonando como si solo estuviera hablando con ella. Su primo asintió-. Tengo entendido que esta ciudad es de las más hermosas de Prythian, y dado que me gustan las cosas bonitas, me llama la atención. Y siempre he querido saber cómo era el hogar de Tarquin para volverlo tan seco.
-No era necesario.
Su sonrisa resplandeció, como un... Estaba pensando en un niño, pero de eso tenía poco.
-Sí que lo era. Sería un placer conocerla por manos de la joya de Adriata.
Joya de Adriata y joya de Verano. Eris también la habían llamado de esa manera. Calliope frunció el ceño. ¿Iba a insultarla también, en su propio hogar?
-Mientras tanto, me gustaría entablar una alianza con Tarquin. Una que beneficie a ambas Cortes -apartó los ojos de ella y los movió en dirección a la mujer. Esta no se inmutó-. Ella es mi mensajera. Emile. Conoce lo necesario y suficiente para hacerlo en mi nombre.
-¿Una alianza? ¿Para qué?
Tarquin habló.
-Rhysand, Helion y yo queremos un frente unido dada la distancia entre los Altos Lores, como se demostró ayer. Las alianzas bailan con los siglos, y esto es un comienzo. Puede que Kallias se una a nosotros cuando vea lo suficiente de la guerra.
No entendía nada de esos juegos de alianzas y Altos Lores unidos. Solo entendía que iban a unirse entre ellos dada la negativa del rostro. ¿Y ahora el Alto Lord quería conocer la ciudad en vez de empezar las negociaciones por sí mismo? Volvió a mirar a la mujer. Le pareció ver un trozo de pie oscura cuando el velo se alzó de más.
-Me gustaría cambiarme antes de la visita.
-Por supuesto.
Su primo se adelantó.
-Recoge también algunas de tus cosas. No podrás quedarte en la casa de la playa hasta que acabe la guerra. Estarías expuesta a cualquier ataque.
Asintió, pero por dentro se mordió la lengua.
-Nos vemos ahora, primo. Lord.
-Calliope -inclinó la cabeza en su dirección.
Otro golpeteo. Los sentidos de ella se despertaron, como si hubieran estado en una ensoñación. Por un momento, los oídos le pitaron; luego, la burbujita estalló. Como cuando se sumergía en el agua y subía demasiado rápido. Calliope analizó su expresión. Los ojos le bailaron a la ropa, igual que los de ella a la suya. Una pizca de vergüenza se asentó en su sistema al recordar que llevaba la ropa desgastada y casi rota; la que usaba para sus trabajos en la cala. Él, por otro lado, iba impoluto como correspondía a su rango. La corona dorada esta vez se acompañaba con protecciones metálicas y del mismo color en antebrazos y gemelos. Llevaba la toga blanca al estilo de la última vez, con un trozo de ella que salía de su cintura y envolvía un trozo de brazo. Ni la belleza de todos los faes juntos le hacían justicia.
Se tocó el brazo. Piel desnuda y cubierta de sal.
Luego, se dio la vuelta hacia su casita.
Para recoger sus cosas.
Y marcharse al palacio en el que no había dormido desde hacía meses.
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-Recuerdo esta playa, estas vistas... Fue en ese acantilado, me parece -señaló a uno de los acantilados más cercanos al mar, bajos y sin mucha inclinación. Calliope torció la cabeza para observar al lugar, puesto que su musculoso cuerpo le impedía en parte verlo al completo- que me invitaron a asistir a un funeral de vuestra familia. Todavía no era mi Alto Lord cuando mi padre me obligó a asistir. Pensaba que iba a aburrirme, pero...fue realmente emotivo. En mi Corte los funerales reales se hacen de otra forma.
Calliope y Lord Helion habían bajado desde el castillo de Adriata, recorrido la ciudad y llegado a la playa hacía unos pocos minutos. Sus hermanos se habían quedado con Tarquin en el palacio, ordenando algunas cosas de en las filas de los ejércitos con los generales que permanecían en la ciudad antes de mandarlos con el resto de guerreros a las filas. Cuando llegasen las tropas de Tamlin, se marcharían. No quería pensar en lo peor, pero la guerra se sentía peor que la presencia de Amarantha en aquellos cincuenta años. Por el Caldero, Tarquin había recibido el poder del Alto Lord a los treinta años.
Lo había llevado por los callejones de Adriata, que por la evacuación de la ciudad se habían quedado despejados y solo los guardias pasaban para patrullar, y luego ido a la plaza ce la ciudad. Verlo todo tan vacío se sentía extraño, estando acostumbrada al continuo ajetreo de las calles, la playa y el mercado. Oh, sobre todo el mercado. Verlo despejado, sin nadie que atendiera las mensajes que habían quedado arrasadas por la interrupción del ejército... En todo momento él había preguntado, pero no preguntas tontas. Sino que se interesaba por la arquitectura, la utilidad y el estilo en el que estaba diseñada la ciudad, interesándose en todos los pequeños detalles para los que ella, para su sorpresa, a veces no tenía la respuesta. Dada la antigüedad, ella no había nacido cuando se pusieron las primeras piedras ni crearon primeras leyes. Lord Helion tuvo la caballerosidad de ofrecerle información de sus bibliotecas privadas, en su Corte, por si alguna vez se interesaba por la construcción de la civilización de la especie fae en el continente. Ella había aceptado, no muy segura, y sin tampoco saber qué responder a esa propuesta.
Finalmente, habían acabado en la playa. Agradeció haberse cambiado al vestido de seda gris holgado a partir del corte de los pechos. El corsé se ajustaba a en la zona del pecho, y se volvía más ligero, tanto el viento se colaba entre los pliegues y se sacudía al mínimo movimiento. Los filos tirantes se envolvían alrededor de su cuello como un amuleto. Cresseida le había hecho una trenza gruesa al verle el pelo enmarañado, después de decirle que parecía que se había peleado con una serpiente marina, y decorado con algún adorno suelto de su joyero. Así vestida, al menos no parecía lo que su hermana decía. Y por lo menos conseguido no dejar mala a su Corte. Casi parecía una princesa de verdad.
Lo miró buscando algún indicio de mentira, como le habían enseñado. Pero no encontró nada. Solo un rostro atractivo relajado y sudado por el impacto de la Corte de Verano.
-¿Puedo saberlo?
Calli casi se tropezó con un tronco sepultado en la arena. La falda sedosa de su vestido se movió con ella, pero no cayó al suelo. Continuaron caminando hasta que llegaron a una pendiente de piedra blanca que subía hacia la ciudad. Lord Helion se detuvo y se quedó admirando cómo las pequeñas olas golpeaban en la costa.
-La Corte de Día tiene unos días esplendorosos, pero también agotadores por las altas temperaturas. Muchos ejércitos que han intentado invadir el territorio han quedado sepultados en la arena de los desiertos. Algunos dicen que todavía se pueden ver los huesos -se estremeció, y él pareció notarlo cuando abandonó la idea de continuar dando esos detalles-. Aprovechamos esas horas para dejar los cuerpos ahí a primera hora, cuando no hace tanto calor, y que se carbonice durante el resto. Por la noche, cuando las temperaturas son mejores, recogemos las cenizas y las enterramos en los jardines interiores.
A Calli le invadió una repentina curiosidad. Conocía algunas de las tradiciones y festivales de otras Cortes por sus maestros y lecturas personales, pero ninguna era tan acertada como resultaba ser. Y también porque de haberse movido en ese espacio habría acabado como una viajera entre Cortes, o convertida en mensajera para resolver esas dudas. El refrán de que Amanecer tenía los mejores amaneceres, Día los mejores días y Noche las mejores noches era una duda que todavía le quedaba por saldar... A excepción del primero.
-Por las tardes los extranjeros, o incluso algunos nativos, utilizan prendas finas o velos para cubrirse. El sol y la temperatura no perdona en algunos casos -hizo un gesto hacia el sol cegador en el cielo, algunas nubes cubriendo el manto azul claro y perdiéndose en la lejanía-. Tú sin duda tendrías que llevarlo.
Calli intentó imaginarse la escena. Ella con velo, en una Corte que no era la suya, sin poder mojarse las manos y las piernas cuando estuviera estresada. Fue una imagen ridícula, pero en parte atractiva para unas vacaciones... Si no estuvieran en una guerra y no fuese ella. Los rumores que llegaban de la Corte de Día eran a cada cual más explícitos. Vivir en un lugar como ese, y no en tranquila Adriata, sonaba más como una tortura que como una residencia tranquila.
-Dudo que pudiese -se rio con solo imaginarlo. Abandonar su hogar, aunque fuera por un viaje, ya sonaba una tortura. El viaje de hacía unos días apenas duró horas y ya había sentido una pena profunda por abandonar su espacio. Su cala. Su Corte-. Alejarme del mar, del agua... No, no podría. ¿Ha dicho jardines?
-Tampoco es tan malo. Los jardines interiores recogen el agua y hay vida. Celebramos muchos de los actos oficiales en esa zona.
Calliope lo miró, dudosa. Él solo se rio al ver su expresión. Pero no la carcajada que le dio a Eris hacía dos días, sino... Algo más suave, más real.
-Tengo entendido que tu hermano y cierta hembra de la Corte de Noche no saben si besarse o matarse -cambió de tema, sabiamente.
Calliope se miró los pies desnudos. La arena metiéndose entre los dedos. El calor en la playa a veces era sofocante, pero en esos momento, parecía que la presencia del Alto Lord de Día aumentaba la temperatura del espacio.
-Creo que mi hermano tiene un corazón honorable, pero confuso. Desde pequeño lo entrenaron como príncipe, y a Cresseida y a mí como princesas -dijo, aunque el aire que se calentaba a su alrededor la sofocaba y volvía sus pensamientos confusos-. Fue idea de Cresseida enviar los rubíes de sangre... Pero de mi hermano acabar en buenos términos con la otra hembra.
-¿Contigo no?
-Oh, me cayeron bien, hasta que nos robaron. Eran amables y encantadores, pero eso se esfumó cuando mi primo se dio cuenta de que nos habían robado y marchado.
Lord Helion hizo una mueca en su hermoso rostro, la piel morena resplandeciendo con el sol golpeando de lleno. La corona la deslumbró cuando su cabeza se volvió hacia ella, por primera vez mirándola de forma que Calliope no supo descifrar. Tantos misterios a su alrededor, tantos...rumores que lo rodeaban. Y era incapaz de ver a través de su piel.
Destructor de Hechizos. Lo apodaban así porque sus hechizos eran capaces de hasta romper una maldición, y porque conocía tantos por las enormes bibliotecas de su Corte que sabía hasta los secretos de todo Prythian.
-Por la seguridad de todos tuvieron que tomar es parte que guardabais... Y no los estoy excusando. Si alguien entrase a mi Corte y me robara, habría hecho más que enviar unos rubíes de sangre.
Calli se encogió de hombros. El sol parecía tener envidia de la luz propia que enviaba Helion, cuando las nubes que surcaban el cielo como barcos lo taparon. Su piel continuó resplandeciendo.
-Fue idea de Cresseida. Ella... A ella no le gusta que jueguen con sus emociones. Varion, por otro lado, él es compasivo. Sabe lo que es el perdón -jugó con el collar que caía sobre su pecho, con la cuerda y el objeto del final-. Le envió a esa chica una disculpa. A... -se calló. El nombre apareció en su cabeza-. Amren. Ella decía todo tan claro, tan directo... Puede que con ella no tenga ninguna enemistad.
-Hablar de enemistad ya es fuerte. No pensaba que la joya de Adriata pudiera sentir antipatía hacia una persona.
Lo miró de vuelta. Ya iban dos veces que la llamaba así, y continuaba sin dar signos de por qué todos menos su familia la llamaban así.
La brisa marina meció su vestido, y tuvo que reaccionar rápido para evitar que su cuerpo quedase expuesto. Entró en la rampa de piedra, sintiendo el ardor que suponía una superficie puesta bajo el sol durante tanto tiempo, pero no las quemaduras que habrían supuesto para los humanos. El calzado de Helion eran sandalias de cuero cuyas tiras ascendían hasta perderse en las protecciones doradas. No tenía los mismos problemas que ella.
-La guerra está activa, así que... Mi enemistad con ella ha finalizado, señor. Y no siento nada malo hacia ellos, solo incomprensión por las mentiras que nos dijeron -le dijo. Fue cierto, saliéndole de lo más profundo de su corazón. Las razones por las que a diferencia de sus familiares era incapaz de sentir resquemor por unas personas que mintieron, jugaron con ellos y les robaron en su propia casa. Calliope alzó el rostro para mirarlo directamente a la cara, y dijo-: Soy incapaz de odiar a una persona. Mi hermana dice que ese es mi campo de batalla, o mi mayor debilidad.
Helion le devolvió la misma mirada. Una intensa, de esas que podían estremecerte, pero a ella no le dio esa sensación de ansiedad o temor. Le dio valentía a continuar hablando. La perfecta melena lisa y peinada por debajo de sus hombros no se había movido ni un centímetro. ¿Y si la corona lo mantenía todo junto?
-Cada uno tenemos un campo de batalla.
-Mi padre solía decir que el campo de batalla para las hembras era el parto. Que debían afrontarlo y combatirlo. Y mi madre lo hizo. Conmigo casi muere, y con mi hermano...
Cerró la boca. Los labios le temblaron y tuvo que hacer un gesto rápido, como si mirara hacia el mar, para evitar que le cayesen lágrimas.
Consciente de cada respiración, de cada movimiento, Lord Helion mantuvo el silencio iniciado por ella unos instantes más. Las gaviotas pasaron volando sobre sus cabezas, graznando y en manda hacia otro lado. Solo el sonido de las olas se escuchaba entre ellos.
-Un hermano es una bendición. Los hijos son raros, y a veces hay que hacer sacrificios. Sobre todo nosotros, los Altos Lores y sus familias.
-Yo no quería un hermano, señor -respondió-. Solo quería a mi madre.
Sonaba avaricioso, le había corregido una vez su hermana, por cómo hablaba de su madre. Su padre se había alegrado de tener otro hijo, pese a las advertencias que se habían especificado sobre un segundo embarazado tras el desastre del primero. Su madre, al final, había librado una batalla en su campo, y al igual que muchos caballeros faes, había caído en ella dejando a su paso un legado.
-Aún eres joven para comprenderlo, pero habrá un momento...en el que juegues un papel fundamental. Hay personas que han tenido que abandonar sus hogares para cumplir con sus obligaciones, y solo tenían decenas de edad -dijo finalmente. Se apartó de su lado y volvió a concentrarse en la extensión del mar, de la arena que se acumulaba en la orilla, de todo el paisaje. Dos ojos perdidos en la nada que, con todas esas, eran capaces de saber cualquier cosa que ocurría al otro lado-. Al igual que yo algún día tendré que sentar la cabeza. Aunque mi consejo dice que ya debería hacerlo, antes de la guerra, y asegurar la línea.
Ella solamente se dignó a mirarlo, a contemplar toda esa belleza reunida en una persona y su personalidad. Y a pensar en cuáles eran las condiciones que estaban negociado su mensajera y primo en el palacio mientras ellos hablaban. Tuvo que bajar la mirada cuando él se dio cuenta de lo que estaba haciendo, disimulándolo con que se acercaba a la barandilla de piedra blanca a su lado.
Ahí, apoyó la cadera a la vez que viento aumentaba en intensidad del viento. La magia solía controlar la dirección en la que soplaba el viento para controlar cómo se movían los barcos por la costa. Pero ese... Aquello era aire natural, sin magia y con una suavidad que hubiera recordado a una caricia. No se dio cuenta de que Helion la había estado mirando todo ese rato en silencio, al ver que no respondía, y que esos ojos ámbares igual que la miel no eran más que líquido cuando le devolvía la mirada.
Ella... Ella no supo cómo reaccionar. Ni qué decir. Así que permanecieron como se quedaron, en silencio y con las gaviotas sonando en los cielos, el mar moviéndose sin control.
En todo momento... Pero solo cuando hacían contacto con los suyos. ¿Qué pensaba? ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué abrir una alianza con condiciones en aquellos momentos, y no dejarlos para otro momento? Pero no respondían a preguntas, no sin hacerlas. Calliope sintió una emoción en su pecho, una que se extendió por todo su cuerpo y no se detuvo.
Ni cuando se separaron en el palacio para atender a sus propios asuntos.
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Dos faes hembras se quedaron con ella mientras se duchaba, pero fuera del baño. No tuvo el coraje de salir de su habitación para la comida, cuando la llamaron para unirse. Sin embargo, la llamada de atención de sus hermanos o primo no llegó. Solo el recordatorio indirecto de que la cena era obligatoria y que tanto Lord Helion como la mensaje estarían con ellos. Cómo no.
En el baño, se tomó su tiempo. Dejó que el agua caliente y limpia lavara su cuerpo, endulzada con rosas y unos aceites que no se había atrevido a preguntar de dónde eran y de quién. De su hermana, supuso. Dejó que una de las hembras eligiera la ropa por ella, mientras que la otra repetía la trenza de por la mañana y la decoraba esta vez con unos adornos más experimentados y adecuados. La primera eligió un vestido color oro, un poco rosado, similar en estilo al que había llevado por la mañana. Casi que lo agradeció. Odiaba los vestidos formales de las recepciones. Dejó que la peinasen hasta acabar con los adornos, pero cuando se fue dejó libres algunos mechones para darle su propio estilo, y que ocultasen aquellos pendientes enormes.
Cuando salió de la habitación, se sintió como una princesa mojigata más. Su hermana estaba saliendo al miedo tiempo que ella, despidiendo a unas sirvientas de palacio.
-¿Algo que compartir?
-Solamente mi incomodidad a este tipo de celebraciones.
Y con esas, marcharon agarradas del brazo de la otra al comedor.
Llegaron juntas al comedor. Calliope no dudó en sujetar la mano de su hermana con fuerza, tal vez una poca de más cuando escuchó el ruidito que hizo su hermana al contacto. El comedor era un espacio amplio, abierto con ventanales normalmente abiertos para crear corriente y que se respirase. Esa noche estaban cerrados y varios farolillos colgaban del techo iluminando la estancia, tal y como recordaba cuando las comidas familiares eran...multitud. Lord Helion y su mensaje estaban en un lado de la mesa, con Varian en un extremo y Tarquin en otro. Cada uno a sus propios asuntos. Quedaban dos asientos, uno al lado de su hermano y otro al lado de su primo. Cresseida y ella no se lo pensaron dos veces cuando fueron a sentarse.
La comida se sirvió con magia, sin nadie que pudiera escuchar lo que se hablaba en la mesa. Ni siquiera para comer la mensaje se quitó el velo, metiendo el tenedor por debajo de la tela y masticando en silencio. Ni un ruido ni nada... Convertía a Varian en un charlatán a su lado.
-¿Alguna noticia de nuestro amigo?
Tarquin levantó la mirada del vaso, posándola sobre el otro Alto Lord. Cresseida a su lado los miró a ambos, con curiosidad. Casi pudo notar la tensión de los músculos de Varian sobre los cubiertos.
-La Corte Primavera es nuestro vecino hacia el sur -respondió su primo, dándole un sorbo a su vino-. Tengo... Tenemos algunos lazos con ellos. Quiero pensar que Tamlin hará algo bien para sanar las heridas que ha abierto en el continente.
-Siempre hemos sido neutrales, y él un cobarde -soltó Varian, con los ojos en su propio plato.
Cresseida, que normalmente guardaba silencio o no mostraba su opinión en público o visitas de estado, habló por primera vez.
-No lo hizo para detener a esa zorra pelirroja ladrona cuando torturaban a esa humana, va a aliarse con las Cortes que quieren derrotar a sus únicos aliados -negó con la cabeza, dejando su tenedor sobre la mesa y agarrando el cuchillo-. Solo porque no sabe controlar su ira.
-Cresseida.
-Es la verdad -respondió esta vez Helion, con un brazo musculoso apoyado en el mantel y una sonrisita-. No es como si nuestro amigo fuera de confianza. Pero yo también creo que va a saber elegir bien.
Movió el tenedor en su comida. Comida ligera para irse a la cama, para no llenar mucho el estómago y que se volviera pesada con todo ese calor. Empezó a comer antes de que comenzasen las conversaciones sobre la guerra, los reclutamientos y los ejércitos de cada uno. Aquello ya se estaba volviendo pesado.
Varian lanzaba miradas de reojo hacia la mensaje, a cada mordisco . Le dieron ganas de reír. Parecía igual de curioso que ella, pero no era tan bueno fingiéndolo. Como su hermana ya se había callado, estaba absorta en su comida y pensamientos. Los machos hablaban de temas de guerra y esas cosas, en sus propios mundos. Calli separó un poco la pierna, lo suficiente como para rozar la de su hermana pese a la distancia de separación entre las sillas. El tema de conversación había cambiado, se dio cuenta, hacia las provisiones de los ejércitos y cuánto podían durar. Los labios de Helion se movían para hablar tan rápido que parecía como si el sonido saliera de forma distinta a cuando abría la boca. Era un baile hipnótico y casi vergonzoso de ver, y se sintió rara al poder contemplarlo y pensar en él de una manera tan... Fuera de sí. Tarquin escuchaba y a veces respondía con sabiduría, pero dejaba claro que el tema de la guerra con Hybern lo tenía consumido.
Cresseida despertó después de un par de pataditas. Giró la cabeza con tanta velocidad que pensaba que iba a convertirse en búho. La sonrisa en sus labios y la señal con la cabeza hicieron que la moviera al lado contrario. Su hermano continuaba lanzando miradas curiosas hacia la mensajera, que no parecía inmutarse a que los ojos estuvieran sobre ella. Los hombros de Cresseida se movieron, por lo que supo que estaba conteniendo la risa.
-Qué concentrado... -es lo único que pudo decir sin atragantarse. Para disimularlo, fingió que tosía y tomaba un trago de su vino. Ella hizo lo mismo, pero con su vaso de agua.
Por un momento, se le vinieron a la cabeza los momentos de tensión que había pasado su hermano con la presencia de la segunda al mando de la Corte Noche. Las miradas de advertencia, pero también de interés y curiosidad, cuando esta agarraba cualquier cuchillo. Continuó comiendo como si no hubiera pasado nada, pese a que su hermana de vez en cuando soltaba algún ruidito que la obligaba a detenerse.
-Calliope -escuchó. Era Tarquin. Cerró los labios, con la comida todavía en la boca, y la masticó lentamente-. ¿Qué te parece?
Ella no contestó. Vio de reojo la cabeza de sus hermanos moverse hacia la misma dirección. Seguramente andaban igual de perdidos que ella. Las pupilas de su primo se dilataron, pero no parecía estar enfadado. No con tanto cansancio acumulado.
-Perdona, yo...
-Hablábamos sobre el templo al otro lado de la playa, en la costa al sur de la ciudad. Tendríamos que renovarlo.
El santuario donde se guardaban los secretos de la Corte. El antiguo templo a viejos dioses donde Feyre y Amren se habían colado por la noche para robarles. Lo recordaba bien. También porque siempre que iba a nadar, acababa yendo a esa zona a descansar y recuperar fuerzas para otra incursión submarina.
-Sí, estaría bien.
-Creo recordar que mi padre viajó una vez a la Corte de Día para estudiar los estilos arquitectónicos de sus edificios -añadió Varian. Helion asintió, solemne.
-Estás en lo cierto -le dio la razón. Calli se dio cuenta en que apenas había tocado algo de la comida-. Mi padre lo recibió y le permitió pasear por la capital con su guardia personal, sin ninguno de los nuestros. Aún lo recuerdo.
¿Y ella qué tenía que ver en eso? El hermano de su padre era un hombre más del que Amarantha se había vengado, pero nada más. Además, de que apenas lo había conocido. Antes de cambiar la jerarquía de la familia, cada macho estaba repartido en cada ciudad de la Corte o sirviendo como marinero.
Calli miró al plato de Lord Helion sin tapujos, y habló.
-Apenas ha tocado la comida. Si hay algo que no le gusta, puede decirlo y se le servirá otro.
Helion la miró, y su sonrisa cambió. Parecía amable. Otra vez el brillo de aquellos ojos preciosos y seductores. Calliope sintió un tirón en su estómago.
-Gracias por interesarte, princesa. Mi apetito está acostumbrado a las características de mi Corte, por lo que cenar... Es un poco engorroso.
No podía imaginarse qué sería de la vida sin desayunar, comer y cenar. Una muy triste, o de locos. Sabía que cada Corte tenía particularidad que no afectaban a las demás y se detenían en las fronteras.
-No entiendo por qué.
-Aunque las temperaturas bajas en la noche, el cuerpo de un nativo de mi Corte está acostumbrado a las comidas del día y a la bebida nocturna para reponerse.
Frunció el ceño, pinchando un trozo de verdura.
-Aquí las temperaturas también pueden ser sofocantes.
-Las temperaturas de la Corte de Día son mortales, Calli. Los desiertos lo hacen inconquistable-sí, había dicho eso en la playa. Pero no tenía motivos para no comer-. Todo el día hace sol y las hadas tienen que acostumbrarse al tiempo cambiando su sistema.
-¿Y no comer ayuda?
La sonrisa del Lord deslumbró cuando se rio. Tarquin lo miró, las cejas levemente alzadas. ¿Sorpresa era lo que estaba viendo?
-Ciertamente me compensaría bastante, si es tu mayor preocupación. Pero desgraciadamente por la noche es mejor recuperar lo perdido por el día, de ahí que pasemos más tiempo bebiendo que comiendo. Eso sí, nuestros banquetes nocturnos son preciosos.
Mordió la verdura y tragó.
-Podría haberlo dicho antes de que sirvieran la comida. Hay gente muriendo por ella.
-Calli -llamó Cresseida. Varian se frotó el hueco entre las cejas y la nariz.
-Nos lo pasaríamos en grande si vinieras a la Corte de Día un día de estos.
Otra vez esa sensación que la invadía. Sus piernas temblaron, pero quiso pensar que era debido a una corriente traviesa de aire.
Solamente se encogió de hombros, sin saber qué responder. Otra vez la propuesta. Esta vez fue el turno de Cresseida y Varian de alzar las cabezas, de moverlas hacia el señor de la luz. Miraron a Tarquin, y este los miró a ellos sin decirse nada. Ya estaban pensando entre ellos, sin confiar en la opinión de los demás. Calliope se quedó mirando a su hermana, seria.
-Ciertamente... Es una buena idea -habló entonces su Alto Lord.
-¿El qué? -preguntó.
-De entre los cuatro, tú eres la única que no tiene adiestramiento en las armas y que no irá al frente. Cuanto más lejos del enemigo, más difícil le resultará intentar mermar nuestras fuerzas... O que un enemigo inesperado intente amenazarnos.
Por decisión de ellos, pero tampoco hubiese ido. ¿Quién iba a quedarse en Adriata o en los territorios de su familia? ¿Quién iba a vigilar que otras Cortes no buscaran sus propias ambiciones?
-Mis puertas siempre estarán abierta para un aliado como la Corte de Verano -un brilló recorrió su mirada, pero estaba diciendo la verdad. Ni un rastro de mentira-. Y para su familia real.
-Es ella quien tiene que decidir -intervino Varian, que había acabado su cena y ya estaba posando los cubiertos sobre la mesa.
Tarquin se levantó, entonces. Las palmas de las manos quedaron abiertas mientras se apoyaba en ella, los músculos de su brazos tensos.
-No hay nada que decidir -sus ojos bailaron a cada uno de ellos, pero no se atrevió a mirarla. A ella. Sobre la que estaba tomando una decisión irrevocable-. Acepta la presencia de Calliope en tu Corte y protégela de cualquiera... Por favor.
El otro Lord se levantó de su asiento. La mensaje lo siguió con la mirada...o así le creyó, pero permaneció sentada y con el velo intacto. Varian ya se había levantado, con los ojos muy abiertos, y Cresseida se aferraba a los sujetabrazos de su asiento.
-Por supuesto.
-Primo, piénsalo bien, ella no...
-Cresseida, por favor, no estoy de humor para discutir hoy.
-¡No lo ha aceptado!
Calliope miró a su hermana, todavía sorprendida por lo rápido que se habían tornado las conversaciones. ¿A qué se...? Se quedo quieta, sin saber qué hacer, mientras su primo y Helion marchaban a otra sala dejándolos a los cuatro solos. La mensajera acabó por levantarse, dejando su servilleta sobre la mesa, y saliendo por la puerta contraria.
Los hermanos se miraron entre ellos... Conscientes de que nada podía hacerse ya. ¿Lo habían hablado en ese silencio? ¿O lo habían planeado de antes sin querer levantar sospechas? Fuera como fuese, eso no impidió que Calli se levantara de su silla, casi lanzándola al suelo, y abandonara el comedor.
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La luz de la luna pasaba a través de los enormes ventanales descubiertos de su dormitorio. El dormitorio de la princesa Calliope, en el palacio de Adriata. Las sirvientas se habían asegurado de deja descubierta la habitación para hacerla sentir como en casa, pero esa no era su casa. No desde que la habían obligado a residir allí para tenerla controlada.
Algún día iba a tener que plantarle cara, pero por ahora... El mayor de sus problemas era la decisión de su primo. ¿Para qué llevarla a la Corte de Día si la guerra se iba a extender por todo el continente? Los desiertos se cruzaban, pero si le decían que las temperaturas a veces eran insoportables y mortales... Sacudió la cabeza, sin querer pensar en ello. Solamente la apoyó contra la columna que rodeaba el ventanal. Se había sentado ahí, incapaz de dormir, para mirar las nubes que cruzaban el cielo teñido de oscuridad y la luz asomando con timidez. Sobre sus piernas descansaba un cuaderno de dibujo, viejo por el tiempo y con algunas páginas desgastadas. Era el que había usado de pequeña para dibujar cuando entraba en el palacio y quedaba sola mientras los mayores discutían.
Por desgracia, ese no era su espacio. Y había acabado saliendo del dormitorio en camisón para dar una vuelta y dormirse. Todas las emociones del día se le habían subido a la cabeza, y ahora apenas podía cerrar los ojos sin pensar en qué iba a pasar. Con la guerra, con ella, con su familia... Con su hogar. Iba a quedarse solo, desprotegido. A saber cuánto tiempo iba a tardar Lord Tamlin en reclutar su propio ejército y convencerlo de subir a la Corte de Verano. ¿No podían retrasar un poco su marcha hasta estar seguros de que Primavera iba a colaborar? Se pasó las manos por el pelo, cuidadosamente desenredado y vuelto a trenzar, sin adornos que parecieran venderla al mejor postor. Estiró las rodillas y dejó el cuaderno a su lado en el suelo. La parte externa del dormitorio era mejor, pero también dejaba mucho que desear.
Los largos pasillos de piedra decorados con adornos marinos y alguna que otra joya y oro estaban iluminado con velas que colgaban mágicamente del techo, con cuidado de no acercarse de más a las paredes y causar un incendio. Como eran velas mágicas, no goteaba cera. Las sirvientas se habían retirado hacía ya horas, así que estaba sola. Y sus hermanos estarían durmiendo. Con un poco de suerte, puede que primo no estuviera con algún amante repentino y pudiera hablar con él... Si la dejaba entrar a su dormitorio.
-Parece que no soy el único incapaz de conciliar el sueño.
Calliope pegó un bote en el sitio. Se dio la vuelta solo para encontrarse a alguien apoyado al lado de una ventana, oculto entre las sombras y el grosor de una cortina azul pero delgada. Esta se mecía con el aire de la ventana abierta, y el destello dorado que reflejaba la luz de la luna la advirtió. Calliope no supo cómo había llegado tan rápido y ella ni previsto su presencia.
-Iba a... Estaba dando un paseo.
-Y no dudo de ello.
Se rio.
Tenía los brazos cruzados y observaba con aire despreocupado a través de los ventanales. Ese área daba hacia la playa, desde donde se podía ver todo sin problema dada la altura sobre la que estaba construido el palacio. Los poderos músculos se flexionaban en esa postura, solo para percatarse del atuendo del Alto Lord. Ropa blanca, sí, pero esta vez más arriesgada. Iba descalzo, esta vez, y con una falda que cubría la mitad inferior de su cuerpo que bien podría haber pensado que era una sábana, y una bata casi transparente atada a la mitad. La otra mitad quedaba al descubierto, un poderoso rastro de piel morena y cincelada que hizo a Calliope estremecerse.
No llevaba la corona, ni ningún otro adorno que pudiera hacerle recordar su estatus social. En la jerarquía. En ese momento, solo era Lord Helion de la Corte de Día... O simplemente Helion.
-Ahora entiendo tus palabras de esta mañana, cuando caminábamos. Vuestras playas son preciosas. Tendría que haberme dado un baño y aprovechar que aún no estoy en el campo de batalla.
-Podría hacerlo ahora -señaló al lugar. Calli se acercó lentamente-. Tendría que ir con cuidado, pero no es un mal momento.
-No, pero tal vez al amanecer cambie de idea.
Calli casi sintió su calor cuando lo tuvo cerca. Bajo la luz de la luna, su piel era menos lustrosa, pero continuaba siendo hermoso. Y no había nada que pudiera hacerlo de menos. Se fijó en que tampoco llevaba nada que adornase su ahora rizado pelo.
¿Lo había llevado así todo el tiempo? Juraba que por la mañana lo tenía liso y precioso, pero ahora se parecía más al suyo. Calli tuvo que reprimir el deseo de pasarle las manos por la melena oscura. Algo asomaba de entre sus dedos, y no era alguno de sus juguetes o alguna prenda que se hubo quitado. Era más como...un papel.
-¿Mi primo te ha obligado a firmar un acuerdo que estás leyendo ahora para leer la letra pequeña?
Él le enseñó el papel, pequeño pero con toda una cara llena de letras oscuras y bien trazadas.
-Más bien, indicaciones de mi consejo de guerra. Me piden por tercera vez que siente la cabeza y reconsidere la alianza con vuestra Corte.
Separó los labios, pero no salió ningún sonido. La profundidad de sus ojos parecía inmersa en otro tipo de pensamientos. ¿Por qué querrían reconsiderar una ventaja como esa en esos momentos? Todas las Cortes se necesitaban entre ellas. Ir por su cuenta...solo supondría un obstáculo.
-A Tarquin nunca le han dicho nada de eso.
-Eso es porque vuestro consejo sois vosotros, su familia. Y el mío son los únicos miembros de la Corte con los que evito encontrarme, y suelen ser...conservadores en ciertos aspectos -la sombra de una sonrisa asomó de sus labios-. Nunca les he caído bien. Y Tarquin ya tiene a un sucesor designado.
Calliope se miró las piernas, tapadas con el camisón semitransparente. Era cierto que Tarquin no se rodeaba de más personas que su familia, y cuando dudaba de alguna decisión preguntaba a sus hermanos y a veces incluso a ella. Aunque ella no sabía nada de política y juegos de Altos Lores, al menos tenía la consideración de contar con ella.
-Después de recibir los poderes del Alto Lord insistieron en que continuase la línea, recordándome mi deber. El anterior solo había tenido un sucesor, yo, así que la dinastía corre peligro según ellos. Temían que si me pasaba algo los poderes de mi Corte pasasen a Amarantha, como hizo cuando los robó.
Supuso que había muchas cosas de otras personas que no era público. Entre ello, lo que había pasado con los miembros de la Corte de cada Alto Lord. O la vida privada de los Altos Lores después de eso. Se habían descubierto cosas, sí, pero los rumores a veces eran mentira y solo cuchicheos para rebajar la autoridad de un gobernador. A veces era la propia Corte los que sacaban a la luz esas mentiras para aprovecharse...y ganar poder en ella.
-Cuando mataron a mi familia, el consejo que quedaba del Antiguo Lord, unos pocos, insistieron en continuar el legado de Adriata independientemente de que ya estuviera fijado con Tarquin y Varian, pero estos estaban al otro lado del continente y...lejos -recordó las conversaciones, el trabajo del consejo esforzándose en convencerla de que era la mejor idea. De haber estado Tarquin ahí, se habrían detenido a la primera queja. Pero ella nunca había sido fuerte, y Cresseida siempre se lo recordaba cariñosamente-. Casi arreglaron un matrimonio con un alto fae de la Corte con poder e influencia, a instancias mía y de todos. Incluso de Amarantha. No duró mucho. Lo mataron.
-Lo lamento, princesa.
Ella se encogió. Se apartó un trozo suelto de trenza de la cara, alzando el rostro.
-Luego se descubrió que era... No era el tipo de hombre que le hubiera interesado a la corona. Ya sabes, rumores sobre juegos perversos y abusos a inmortales menores. Aquí en Adriata respetamos los derechos de todos. Él solo hubiese manchado la imagen de mi primo y su gobierno.
Lord Helion se apartó un mechón de pelo negro, que comenzaba a rizarse. Tenía la mirada perdida en el mar, pero tenía los brazos flexionado con tanta fuerza que le dieron la impresión de romperse.
-¿Tu consejo...no respeta las tradiciones del lazo?
-A estas alturas creen que soy negado para eso. Lo cierto es que después de siglos compartidos con cientos de hombres y mujeres por igual... Lamento no haberles dejado claro que no todos los faes tenemos esa suerte.
La guerra...otra vez. Después de cincuenta años encerrados bajo una montaña con la compañía de una mujer más parecida a una arpía que a una alta fae, la guerra llegaba a la Cortes en venganza por la muerte de su general. Y por los deseos de un rey avaricioso y con miles de años. Y con el Caldero. El Caldero original estando en su posición, cualquier esperanza iba a ser necesaria.
-No deberían subestimar eso. Puede que usted encuentre a su compañera dentro de poco y pueda continuar su linaje, o sin necesidad de ella. Un matrimonio político dentro de su Corte haría callar los rumores. Eso callaría a esos hombre, ¿verdad?
-¿Sabes cuántos años tengo?
Negó con la cabeza. Algo había escuchado sobre su edad, remontándose a una de las primeras guerras en Prythian
-Los suficientes para saber que el lazo a veces no aparece. Pero lo respeto. Si apareciera de repente... -miró a Calli de reojo, con los ojos entrecerrados-. Ese sería otro tema, Calliope.
-¿Tal vez Morrigan de la Corte de Noche?
Pensó en la alegre mujer rubia que había visto en el Medio. No conocía a ninguno de ellos, pero había sabido... Mejor dicho, había notado cosas entre ellos. Sin siquiera haberlos visto juntos. Lo había notado en el espacio. Y casi la había puesto de los nervios.
-La gente cree que soy idiota, pero me entero de las cosas -le sonrió, tímidamente, recordando el momento de la noche en el que se había levantado para ir a buscar a su hermano y los había encontrado a ambos yendo al mismo dormitorio. El corazón le dio un golpecito al rememorarlo-. Y puede que en el palacio de Lord Thesan tampoco pudiese dormir bien. Lo cierto es que duermo mal cuando salgo de casa.
Una luz iluminó sus ojos. No de fuera, sino desde dentro. Los labios tiraban hacia una mayor sonrisa cuando se llevó los dedos al rostro, intentando ocultarla.
-Qué cosita tan traviesa. Pero no -se pasó una mano por el pelo-. Morrigan solo es una parte de mis fantasías, y lo cierto es que tenía unos motivos para desear su compañía. Tal vez estuviera nervioso, quién sabe.
-Antes de marchar, le recomiendo un baño en nuestra playa, si es incapaz de hacerlo. A mí me ayudaba...y lo sigue haciendo. Ahora que no hay nadie... Puede que sea su mejor momento para estar solo.
Pareció pensárselo.
-¿Te unirás a mí?
-No sería adecuado -murmuró, pero una parte de ella tiraba hacia la aceptación. Cruzó los brazos sobre su pecho, con el corazón latiendo nervioso con solo la mención.
Y cuando pensaba en lanzarse al agua, el deseo de hacerlo aumentaba.
-Dijiste que no podrías vivir sin el agua y el mar. En mi Corte no hay nada de eso, y no sabemos cuánto durará la guerra o cómo acabará. No lo volveré a ofrecer.
Calli se lo pensó. De verdad que lo hizo.
Vivir sin agua, sin su playa y sus animales. Ni ellos sabían cuánto podría resistir con sus ejércitos o qué saldría de aquella guerra. Miró a la mano extendida que le ofrecía una alternativa a su destino, y después al largo pasillo que la devolvía a sus habitaciones. A donde debería estar sin rechistar... Entonces, el recuerdo de su madre apareció en su memoria. Cuando le decía que el lazo solo se cerraba cuando las dos perdonas estaban de acuerdo y lo aceptaban. Bien había seres que lo negaban aún con esas, pero ella... Su madre siempre había sido muy optimista. Y nunca le había dado falsas esperanzas.
Contempló el rostro envuelto en sombras y oro de su acompañante. Esperaba, sin perder la paciencia. El brazo no le temblaba. Si ellos ganaban... A Calli puede le diera esperanzas saber que iba a estar en una Corte protegida por sus elementos naturales y envuelta en hechizos. Y que su Lord era una persona honorable y resolutiva.
Así apartó las dudas, estiró su brazo y dejó que sus dedos tocarán los de él, cálidos y que se cerraron a su alrededor con una suavidad inesperada.
En un abrir y cerrar de ojos, estaban en la playa. La arena fría bajo sus pies, el sonido del mar agitado llamándola a lo lejos. Calli miró bien a su alrededor. A veces olvidaba lo fácil que era para algunos transportarse con magia a ellos mismos...
Tardó solo unos segundos en recordar que aún estaban de la mano. Que él la tenía agarrada de la mano, con los fuertes dedos rodeando con suavidad los suyos, y parte de la palma. Tanta suavidad... Y unos dedos llenos de cicatrices, de los que no se había dado cuenta hasta el momento. Calli la levantó para observarlos bien.
-¿No le duele?
-Tienen siglos. Y me dan una buena apariencia. ¿Tan impresionable eres?
Negó, pero tampoco sin estar muy segura.
-Tarquin nació después de nosotros y...en el mar no puedes hacerte nada. Solo nuestros padres habían luchado en la guerra y no daban muchos detalles -pensó en las lecturas sobre la guerra antes de la tiranía, pero no solo se le vino a la cabeza las veces que su padre se negaba a contarle algo sobre los detalles de ese enfrentamiento-. Espero... Espero que en su biblioteca hallan libros sobre ella.
Puede que fuera por la noche. Puede que estuvieran haciendo algo en contra de las normas de etiqueta y que su reputación pudiera ponerse en duda... Pero estaban solos, él y ella. Y en lo único en que podía pensar en esos momento era en cómo podía ser la Corte bajo su gobierno, de la que apenas había leído algo... Y de la que tantas personas hablaban como si fuera un mal lugar.
Bajo la luz de la luna, su piel resplandecía. ¿Había algo en él que no brillase? La respuesta tardó en llegar, pero fue como una caricia en medio de la noche. Sus pulgar se movió sobre su dorso, acariciando la piel desnuda de su mano un par de veces.
-Tenlo por seguro.
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Algo así el paseo por la playa:
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linsaad · 6 months
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Si el hombre pudiera decir lo que ama,
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
como una nube en la luz;
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio,
pudiera derrumbar su cuerpo,
dejando sólo la verdad de su amor,
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición,
sino amor o deseo,
yo sería aquel que imaginaba;
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta
libremente, con la libertad del amor,
la única libertad que me exalta,
la única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.
«Si el hombre pudiera decir», de Luis Cernuda
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azulclaritogt · 1 year
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Hacernos bien.
Decirle sí a la idea de hacernos bien, de no repetir los mismos errores, ni dañar otros corazones. Alejarnos de la idea de destruir mundos ajenos. Hacerme bien, para poder hacerte bien, hacernos bien. Trabajar en el huracán de mi mente para no causar destrozos ni agitar tu corazón ni el mío. Sé que no puedo evitar la lluvia pero si puedo evitar mojarnos.
Hacernos bien.
Tomar la libertad de querernos sin expectativas. Saber que lo que podamos llegar a sentir se puede expandir hasta donde sea posible sin tener que rompernos en el proceso. No amar a medias, elegirnos entre la multitud, pero no necesitarnos, no me malinterpretes; sin posesión alguna, sin sujetarme o sujetarte.
Hacernos bien.
Descubrirnos floreciendo, cantando, amando, riendo. Que por cada grieta aparezcan florecitas amarillas. Elegir tener más alas y menos muros. Disfrutar el saber que existes. Ser consciente de que hay tantos con quien estar pero contigo quiero ser.
Hacernos bien.
Guardar tu sonrisa a un ladito de mi corazón y cuidarla como mi tesoro. Que mi gran regalo sea despertar contigo, darte abrigo en cada abrazo, cuidar tus sueños. Elegir hacernos bien entre tanto mal. Elegir sumar, aportar. Que abunde la empatía y el respeto. Que todos los días decidamos un montón de cosas que nos hagan seguir diciendo que somos nuestra persona favorita. Tomarnos de la mano, y darle la vuelta al mundo.
Hacernos bien.
Aceptar lo que tenga que ocurrir, si algo depende de mí y vale la pena, lucharé, resistiré y aguantaré, pero si no está en mis manos, agradeceré a la vida por tu existencia en mi órbita y sabré decirte adiós para hacernos bien.
Estamos tan acostumbrados a las relaciones tóxicas (de todo tipo), que el elegir hacernos bien, aunque esto implique decir adiós, suena a utopía; pero es sabio amar con libertad y no dar lugar al miedo, para que no tenga donde echar raíces.
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lu-ego-del-fuego · 8 months
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La inspiracion infinita
Si alguien no puede contra una hoja en blanco, con total libertad puede recurrir a este escrito. Me pense algunas artimañas para engañar a cualquier hoja, cualquier muro, cualquier pantalla.
En este caso la vieja confiable es apelar a la experiencia. Que sería para usted una experiencia divertida? Reveladora? Liberadora? Piense en la primera emocion atascada que quisiera abrir paso y dibujela. O dibuje lo que sea y piense en eso. Ah pero no sabe dibujar? Manche su hoja y ponga su emocion en intención. La mayoria de los espiritistas hablan de vibracion, y no solo su celular puede hacerlo. El punto no es lo que dibuje sino cómo se sienta al momento de hacerlo. Y nada hay como una obra con sentimiento, con sensibilidad.
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la-semillera · 8 months
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ELENA DEL RIVERO & CRISTINA RIVERA GARZA
Despejar
No es extraño que la libertad sea a veces una gran pared blanca.
El blanco, como se sabe, no es la ausencia de color.
A través del disco de Newton, un viejo ejercicio escolar, los niños aprenden que el blanco resulta de la rápida combinación de todos los colores.
The woman brought two glasses of beer and two felt pads. She put the felt pads and the beer glass on the table and looked at the man and the girl. The girl was looking off at the line of hills. They were white in the sun and the country was brown and dry.
‘They look like white elephants,’ she said. ’I’ ve never seen one,’ the man drank his beer. ’No, you wouldn’t have.’ Todo eso en un famoso texto del escritor norteamericano Ernest Hemingway.
La aparente calidad de vacío del color blanco invita, por sí mismo, a soñar.
Las almohadas adoptan poco a poco la forma de una cabeza apocalíptica.
La niebla, a veces. La nube, que cae. El velo.
Es cierto que en el sueño todo ocurre por primera vez.
Alrededor del iris un paisaje invernal y, dentro del paisaje, un animal antediluviano y, sobre el paisaje, un falcón de plumas blanquísimas.
Prefiero, entre muchas, la palabra súbita.
La leve sonrisa en los labios es un signo de placer muy íntimo.
En el 2002, alguien publicó el artículo: From Yellow to Red to Black: Tantric Reading of «Blanco» by Octavio Paz, en el Bulletin of Latin American Research, 21: 4, 527-44.
La discreción suele ser una virtud.
En lo personal, me tienen sin cuidado las virtudes.
Frente al gran muro vacío, el cual es de color blanco, resulta fácil preguntarse: ¿Es cierto que si corro el velo desaparece el rostro? ¿Es esta la tela del invierno más largo? ¿Cómo cae sobre tu espalda la mano del amanecer?
El futuro es un trazo. El futuro me mira con sus ojos alucinados. El futuro sabe escuchar jazz.
De repente, de la nada, la palabra cañaveral.
«Blanco» es uno de los títulos de Trois Couleurs, la triología de Krzyzstof Kieslowski, de la cual prefiero en realidad «Azul».
En el momento del despertar, el mundo es justo como esa gran pared despejada.
Empequeñecida por el tamaño del muro, pronuncio en voz baja las palabras: la vida empieza aquí.
Nunca he entendido lo que es un adverbio de lugar.
Tengo la impresión de que el disco de Newton es un breve estado de gracia.
Todos los colores están, en efecto, aquí.
_ Cristina rivera Garza
_ Elena del Rivero
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