-Dime lo que pasa por tu cabeza cuando te digo que te quiero.
-Nada...
-Nada ? - respondió con cierta indignación
-Entonces, por qué sigues a mi lado ? - Continuó
-No lo sé...
-Aún me amas?
-Me gustaría decir que sí...
Se acercó lentamente hacía sus labios, lo besó con nostalgía , con ese miedo indescriptible de que fuese el último, el ultimo recuerdo que tendría de él...
0 notes
Silencio, mi corazón está abrumado.
Ellos dijeron que sí sabían, pero en realidad no sabían nada.
No tenían idea de lo que sentía, de lo que pasaba por mi mente.
Sí, tal vez sabían que no estaba bien, pero no sabían qué tan mal estaba, lo que pasaba por mi mente, que tan agitada me sentía y la clase de pensamientos que tenía.
No era que pretendía irme, pero definitivamente no estaba presente, solo era un robot actuando en automático y cuando me di cuenta rompí en llanto.
No era fácil, no es fácil.
Tal vez lloraba frente a ellos porque empezaba a tener esa clase de confianza, pero no puedo quitar el hecho de que igual y lo hacía porque ya no podía más, ya era muy doloroso tratar de retener las lágrimas, tratar de hacer como si nada pasaba.
Estaba tan cansada, agotada.
Era simplemente agotador tratar de manejar todo a la vez.
No podía, por más que lo intentara, ya todo parecía que se venía encima, como una lluvia de bloques sobre mis hombros y no podía soportarlo.
No, no podía con todo, y me costó darme cuenta de este hecho.
Me costó semanas de cansancio mental, me costaron días de trasnocho y desvelo, me costaron sonrisas, me costaron pensamientos y cariño conmigo misma, me costó mucho.
La situación me quitó mucho y yo no supe verlo hasta cuando ya me temblaban las manos por el miedo al futuro sin yo poder controlarlas, no supe verlo hasta que ya no pude hacer nada más que tratar de escapar de la realidad a toda costa viendo y haciendo cualquier cosa que me alejara del producto de mi terrible estrés.
Ya no sonreía genuinamente, ya no podía leer en paz.
Mis hobbies más amados, los que en algún momento de mi vida se convirtieron en un abrazo en la oscuridad, ya ni siquiera eran una vía de escape fiable, ya no hacían nada en mí.
Y cuanto dolía… tanto dolía.
Ahí me di cuenta de lo profundamente hundida que estaba… y yo no sabía cómo nadar hacia la superficie.
Todos te dicen que lo bueno de estar abajo es que lo único que queda es subir, pero ¿qué pasa si no sabes cómo hacerlo?
Nadie te explicó, nadie te dijo cómo podías realizarlo y a esta altura te has encerrado tanto en ti misma que este tipo de cosas personales y vulnerables no las cuentas a diestra y siniestra.
No hay tanta confianza, pero no sabes qué hacer.
Así es que lo único que queda es llorar, arrastrarte por el suelo y gritar de dolor por todo lo que te está pasando, por sentirte tan hundida, sin saber qué hacer, por sentir que no hay salida, por sentirte tan encerrada, abrumada, sin poder notar una simple vía de escape.
Buscarás ayuda, sí, pero eso llevará tiempo. No te repondrás de todo a la primera y eso te llena de dolor.
Escuece en el fondo del alma.
Ahora solo queda una cosa, depositar toda tu fe en alguien que puede ayudarte a descifrar cómo manejar todo aquello que te está pasando, y tratarte bonito en el proceso.
Porque te lo mereces.
No eres una mala persona, no estás defectuosa, no estás hueca.
Son cosas que, lamentablemente, pasan, pero podemos solucionarlo.
Así es que quiérete bonito, trátate bonito, consiéntete y descúbrete en la inmensidad de pensamientos que llenan tu mente y aprende a poner un poco de silencio y solo decir:
Está bien, estoy a salvo.
Little Moon
74 notes
·
View notes