La filosofía estoica me ha enseñado, que aunque nuestra relación yace en el pasado, y todavía siento un gran amor por ti, debo aceptar que no podemos controlar lo que sucedió. Así que me enfocaré en el presente y en amarte sin apegos, apreciando los momentos que compartimos unidos, sin aferrarme a ellos ni a la idea de que algún día volveremos a estar juntos.
Locamente, cuerdamente, con a razón, sin ella, con la mente, el pensamiento, el alma, el cuerpo, el corazón, la mirada, la palabra...
Con todo te quiero! Y no solo eso, me atrevo a decirte que te amo y es un sentimiento que arrasa, que me despoja del sentir que en mi hay, me vacía de emociones y todas te las entrego a ti, te las doy sin reservas, solo porque me nace hacerlo, me provoca demostrarlo y porque se que tal vez mañana sea tarde para poder sembrarlo en la simiente de tu intimidad, en el interior de ti.
Ojalá quedes atiborrado de mi amor y no quieras alejarte nunca de mis brazos, mis besos y caricias tiernas. ¡Te amo loca, perdida y absurdamente!
«En vano dirán que los hombres llevan ventaja sobre los animales, pues construyen ciudades, organizan Estados, tienen magistrados y jefes para que los gobiernen. Otro tanto se ve entre las hormigas y las abejas. Las abejas tienen una reina a la cual siguen y la cual obedecen. Tienen como nosotros guerras, victorias y exterminio de los vencidos; como nosotros tienen ciudades y poblaciones; como nosotros, horas de trabajo y de reposo; como nosotros, castigos para la pereza y la perversidad: ellas persiguen y matan a los zánganos. En cuanto a las hormigas, no quedan atrás en materia de previsión y de ayuda mutua, si las comparamos con los hombres. Auxilian a las compañeras cuando éstas están fatigadas; transportan a las agonizantes para un lugar reservado que es como un túmulo familiar. Se ayudan mutuamente cuando se encuentran, y las que se desencaminan son de nuevo retornadas al sendero. Ellas poseen, en cierto modo, la plenitud de la razón, ciertas nociones generales de sentido común y lenguaje para comunicarse entre sí lo que desean. Para quien contemplase la tierra desde lo alto del cielo, ¿qué diferencias habría entre las acciones de las abejas, las de las hormigas o las acciones de los hombres.»
Celso: Discurso verdadero contra los cristianos. Alianza Editorial, págs. 201-202. Madrid, 2009.
“Veo que piensas más de lo que puedes expresar. Claro que si es así te darás cuenta también de que nunca has vivido completamente lo que piensas; y eso no es bueno. Sólo el pensamiento vivido tiene valor”.
Recógete en ti mismo. El guía interior racional puede, por naturaleza, bastarse a sí mismo practicando la justicia y, según eso mismo, conservando la calma.
No puedo seguir escuchando a mi corazón, si mi mente aún está inestable. Es un mal hábito que debo cambiar. Debo recuperar mi razón para dejar de tomar decisiones imprudentes.
No me da miedo amar hasta perder la razón o me reviente el corazón. Más bien tengo temor de que la persona que sea receptora del amor que le tengo, no entienda que amar así es de poetas y locas, que mi amor es lleno de locura y que siempre va a ser el objeto de que está soñadora y poeta escriba pensando en su ojos que quitan el sueño y en esa piel que es la mejor geografía para perderse una y otra vez. Que va ser la musa causante de mis letras y mis desvelos...
A eso le temo, ese es mi miedo... Y que un día, sin más, se vaya, porque no sepa que hacer con tanto amor, locura, poesía y letras.