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cristinabcn · 1 year
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COLOMBIA: "GETSEMANI, Crisol Turístico de Cartagena"
COLOMBIA: “GETSEMANI, Touristic Crucible of Cartagena” GUILLERMO LOZANO – SHARAH Docente, Consejero Delegado Global de Turismo. Periodista – Columnista Crisol, por definición, es una experiencia transformadora a través de la cual una persona adquiere un sentimiento de identidad nuevo o modificado. Este nombre evoca a uno de los barrios más famosos del Centro Histórico de Cartagena de Indias.…
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mipc · 11 months
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Abriendo flores hacia atrás
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Sostén en tu imaginación este buqué de flores. Ya están seleccionados los pedazos y piezas. Abre cada una, una por una, para entrever su gracia. Las flores se abren, caprichosamente, siempre hacia atrás.
Y qué vulnerable es la flor cortada. En la floristería es desnudada. Despojada de sus hojas, ramas o espinas. A veces queda decapitada. En el agua, dejada a su destino de putrefacción. You like… rotting in your bed. When was… the last time you were fed enough love? Enough love, but instead, you pretend like you are dead[1].
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La primera flor que vi en Marsella fue un pompón blanco con bordes violetas. Causó en mí una impresión muy leve. No pude permanecer viéndola. La llevaba una chica que perdí de vista. Cuando estás en un lugar por corto tiempo, tu primer encuentro con la cosa es la cosa. Sea la escultura iluminada, la flor sin olor o la puesta de sol. 
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Le pregunté al señor de la floristería de dónde venían sus flores. Él trato de explicarme: “Vienen de un pueblo muy cerca, se pronuncia como ayer”, dijo mientras escribía en un papel el nombre del pueblo y tachaba entre paréntesis hier, que es ayer en francés. Viajar a un pueblo al oriente, viajar una hora hacia antes, viajar a ayer, para ver de dónde vienen las flores, las que el señor vende y las que todavía existen cuando no las puedo contemplar. 
✿ ✿ ✿
Eso tenían en común Marsella y Bogotá. Un jardín triste de cadáveres botánicos e influencias de Japón, el lejano oriente. Ikebana es el arte tradicional japonés de hacer arreglos florales. Podemos entender el sentido que dentro del ikebana se le otorga al hecho de sacar una flor de su estado natural para darle una nueva vida dentro del arte[2]. Me pareció inapropiado cortar una flor en el jardín botánico, así que se me ocurrió recoger sus restos. Permanecían coloridos entre la mugre y el lodo, remanentes desprendidos.
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Junto a las camelias blancas, en el jardín japonés, tomé mi primera foto instantánea: una foto de peces koi en un estanque. Pescados fantasmagóricos en la luz que, despacio, los revela. 
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Caminar millas para recolectar flores silvestres. En Marsella, es muy común la nerium oleander o rosa laurel. Hay de color blanco, rosa pálido, o fucsia. Crecen como ramilletes en abundantes arbustos. Podrían utilizarse para intoxicar a alguien. Yo las usaba para hacer mis primeros arreglos florales. Las combinaba cuidadosamente con otras flores pequeñas que encontraba por el camino. Las cuidaba para que no se achicopalaran tan rápido. Las flores silvestres son muy delicadas. Llevaba un vaso con agua que al final del día estaba rebosado de flores, exuberante en mi mano, y las personas en la calle me sonreían. Era como portar un talismán, hacía el milagro de disolver esa distancia que nos separa, casi siempre, a los extraños. 
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La belleza efímera de mis arreglos florales quedó fijada en una pequeña colección de fotografías instantáneas. Un gesto simple para conservar su vanidad.
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En el mercado de Av. du Prado vendían flores los viernes en las mañanas. Había cortadas y también plantadas, casi siempre organizadas y separadas por color. En uno de los puestos, hortensias de colores distintos compartían una misma maceta. Era una anomalía. ¿Se puede predecir el color de la flor antes de su nacimiento? Solo proteger la flor del cruce en la polinización.  
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En el verano hay muchas bodas y pocas flores que crezcan cerca. En el verano hay aniversarios de esas bodas. Colleen acepta el desafío de encontrar las flores para los enamorados. A ella le parece que ha habido un cambio en la cultura alrededor de las flores. Tradicionalmente, las flores se compran para regalar. Ahora Collen vende más arreglos pequeños que las personas compran para sí mismas. I can buy myself flowers, write my name in the sand, talk to myself for hours, say things you won’t understand[3].
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Le rituel d’anniversaire. A Sophie Calle le aterraba ser olvidada el día de su cumpleaños. Se inventó un ritual. Subvirtió el ritual. Ahora exhibe sus regalos en vitrinas preciosas en una galería en París. I kept them as tokens of affection. Je les ai conservés afin de garder à portèe de main les preuves d’affection qu’ils constituaient. En vitrinas preciosas, contenidas, muestras de afecto. Flores marchitas, flores de seda. Réplicas de ángeles. Imágenes fugitivas. Caballos de terciopelo.
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En el altar, a los pies de la virgen, a los pies de las santas, en el regazo del cristo malherido acostado en la cripta de Notre-Dame de la Gard. Flores, se posan como ofrendas, señalan la presencia que, beatificada, persiste en la gracia y el carisma de la fe.
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En el jardín botánico, en Berlín, cerca del lago, vi un girasol que crecía solo, apartado. Su tallo largo estaba inclinado y desmayado soportaba la flor amarilla que, abandonada al capricho del viento, se balanceaba. Sus hojas rosando el césped. Sus pétalos replegados. ¿Por cuánto tiempo podría vivir así? God loves you, but not enough to save you, so baby girl, Good luck taking care of yourself[4].
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Fui al cementerio Saint-Pierre a buscar flores cortadas. Casi no había, escaseaban, y entonces cuando aparecían, dejadas sobre alguna tumba, señalaban una presencia todavía latente. ✿ Enredado entre cadenas había uno de muchos buqués de flores artificiales. Desteñidas por el sol. Marchitas a su manera. ✿ Había enormes tumbas de piedra, muy antiguas, donde descansaban eternamente familias enteras. Los gatos callejeros vagabundeaban por ahí y seguramente eran ellos los que rompían las flores en su forma más cristalizada. Arreglos y cruces de flores de porcelana para las tumbas abandonadas. ✿ Flores que se pudren, flores que se destiñen, flores que se rompen. Una intención que tratamos de salvar, de hacer permanecer, en un material que no decaiga con el tiempo. E igual decae, e igual pierde su forma y su color. ✿ Vi varias esculturas sin cabeza: un posible santo vanitas con la cabeza raptada por la maleza, una virgen con la coronilla corroída, un Jesús decapitado, un angelito pensativo con la cabeza hueca.
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Atrás, en la edad media, buscaban la iluminación. Los ángeles, en su milagrosa mediación, acercaban la luz celestial a la cognición humana, para que pudiéramos relacionarnos con los misterios de Dios. Bajo el sol las flores se alzan, convierten la luz en su néctar divino, y bajo la misma luz se repliegan. Take my blood instead of wine[5].
Mártir petrificado. Flor cortada. Amante perdido. Siente la presencia de un ser querido.
Referencias:
[1] “dazies”, yeule
[2] “El arte del ikebana”, Alicia A. Komiya
[3] “Flowers”, Miley Cyrus
[4] “Sun Bleached Flies”, Ethel Cain
[5] “Riot Of Sunlight”, Circe
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ocasoinefable · 2 years
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El día se desprendía de una rama, se desgajaba de los barridos de la calle, las risas de los niños se unían al crudo de las rayas blancas de señalización, el gato de la calle se movía por su cola persiguiendo el sueño, los pies brincaban de un lugar a otro contados piedras. nadie veía al frente aún con los ojos observando el camino, yo me perdía igual, en senderos inconclusos de búsquedas sin sentido, la radio no sintonizaba una frecuencia diferente, afuera había tantas palabras más pocos modos para abrir los brazos, afuera había tanta cultura más secos se miraban con el otro, afuera habían tantas teorías y eruditos hablando más nadie quien escuché, afuera se contaban las horas más nadie sabía del tiempo o entendía de él. Desgraciado se sintieron mis ojos, pesados se sentía mi voz, tan diferente que aislé todo vocablo, más aún arrogante encontré incorrecto creer que nadie más lo estaba, una más dentro de todo aquello, uno más dentro de estás manos. Pensé en no pensar y cerrarlo todo, creí en no hacerlo más seguía buscando algo que me desprendiera cómo el día se desprendía de la rama, como despegaba la nieve después del invierno. Observe a una flor. El cuarto oscuro, sin mucho ruido, mis manos podían ver. Observe el tallo;
 el largo,
el ancho,
 el color,
los vellos,
sus pétalos,
 sus olores,
sus formas,
le moví con los dedos,
se giró,
 le sople en la superficie... y se acurruco,
le conté y se quedó atenta a punto de hablar,
reí y se quedó con mi risa,
cubrí mi boca,
 más su hoja se alargó y volvió a su sitio,
volví y me acerqué y está vez le cubrí sin alguna medida,
bailo extendiendo todo su jardín en un instante.
 La casa cerrada los ojos, buscándole sin moverse.
Suspire, había una rendijita en la pared de hollín negro, por la cual se introducía una pequeña luz, me gusta observarle antes de que venga cualquier guarda, me gusta levantar los dedos y tocarle…
-Rendijita, rendijita, aun cerrada la cerradura.
 Tan corta como mi alusión se hace la forma en mis labios.
Ocaso-Inefable.
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davidsoto666 · 2 years
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LAS PIEDRAS SAGRADAS DE LA SANTERÍA
En las culturas afroamericanas las piedras tienen un significado mágico, principalmente entre los grupos de origen yoruba, cuyo sistema religioso es la Regla de Ocha, pero que es más conocido como la santería. También en la Regla de Palo, que es de origen bantú, las piedras son relacionadas con los hombres.
Los otanes ( piedras ) son objetos que simbolizan el poder sobrenatural del orisha al que se le rinde culto.
Los yorubas les confieren una acción determinante a las piedras sagradas, que se denominan otanes. En las piedras de unidad monolítica se asienta el alma de los dioses u orichas; las piedras atrapan el poder y es desde donde emanan sus energías que influyen en la vida de los creyentes ayudándolos a vencer las adversidades y facilitándoles su mejor desenvolvimiento. Los santeros o cariochas adorarán dichas piedras para siempre.
Las piedras u otanes son seleccionadas por los sacerdotes o padrinos expertos en descubrirlas. No hay que confundirse, se pueden hallar un pedazo de muro de cemento o de concreto o un turrón de arena; ésas no son piedras. Se eligen de acuerdo con su aspecto, su color, su forma y el lugar en donde fueron halladas, ya sea en una montaña, en la superficie o desenterrándola de los brazos de Oggedé (la tierra). Para que sean aprobadas hay que preguntarles a los santos si cada una posee las condiciones interiores requeridas. Esta pregunta se hace por medio del oráculo de Biagu�� o de los cocos. Si alguna de las piedras resulta desaprobada en esta consulta, debe ser sustituida por otra.
Todas las piedras aprobadas pasarán después por un ritual de requisito, que es “el lavatorio”, en el cual son purificadas por el lavado en omiero acompañado de una letanía de cantos de Osain entonados por un coro de santeros sentados en semicírculo y dirigidos por el obbá. (El omiero es una sustancia líquida compuesta por aguas místicas, yerbas de fundamento y otros ingredientes secretos que este autor no puede revelar). El olor que desprende el omiero en movimiento y el esmero con que son tratadas las piedras por los santeros crean una atmósfera litúrgica donde se van liberando las fuerzas de la naturaleza y se experimenta una sensación indescriptible.
ORICHAS Y OTANES
Cada uno de los orichas o dioses tiene sus propias piedras:
֎ ELEGGUÁ: lleva una piedra triangular de camino interna, sepultada en su figura de cabeza amasada con diferentes tierras, veintiún elementos vegetales y metales.
֎ OGGÚN: en su olla de hierros con siete instrumentos que representa el martillo, el yunque, el azadón y los clavos de vía, va la piedra de ogundá, que es traída del monte.
֎ OBATALÁ: en su sopera se depositan sus cinco piedras blancas calcíneas, cuatro son de Obatalá y una más achatada es de Oggé, a veces va envuelta en algodón y cascarilla.
֎ OCHÚN: lleva cinco piedras redondeadas tomadas de un río. Las llaman chinas pelonas, pero realmente se llaman ocheotan
֎ YEMAYÁ: se fundamenta con siete piedras. En Cuba se toman también de río; en Brasil y en Trinidad exigen que sean marinas. Son más porosas que lisas y se les llama oddiotan.
֎ OLOKÚN: lleva diversas piedras del fondo del mar junto con caracoles y conchas. Tradicionalmente se le ponían perlas, corales y hasta monedas antiguas.
֎ OYÁ: contiene nueve piedras arcillosas y marmóreas, con vetas rojizas y moradas, y se les llama osaotan.
֎ CHANGÓ: en su batea de madera se colocan seis otanes negros y alargados. También le pertenece la piedra del rayo, Obbaraotan.
Los collares que usan los santeros como protección también son piedras cristalinas, de diferentes vetas minerales, pues las cuentas de los collares nunca pueden ser de plástico. También deben pasar por un proceso ritual. Los collares o eleques son representaciones de los orichas y los otanes son el recinto donde habitan en esta tierra.
LAS PIEDRAS Y SUS ATRIBUTOS
† Piedra del rayo. Es un monolito negro alargado y más picudo por uno de sus extremos. Algunos afirman que cae con el rayo, pero lo cierto es que debido a su energía magnética produce descargas eléctricas durante las tormentas. Ha sido usada como hacha por los grupos aborígenes del Caribe, como los siboneyes y taínos, y aparece en Cuba, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana.
† Piedras preciosas. Los cristales son de agua y otros líquidos fosilizados. Desde tiempos remotos se tuvo la costumbre, en casi todas las civilizaciones, de ornamentar a las autoridades, como jefes, caciques y reyes, con piedras cristalinas que representaban el poder, tales como esmeraldas, rubíes y diamantes, los cuales se constituían en tesoros del reino y le daban fuerza económica.
† Ámbar. Es una piedra resinosa de alta frecuencia magnética. Fue muy importante para el descubrimiento de la electricidad. Pertenece a Ochún; es una piedra del amor y atrae la felicidad. Los zares de la antigua Rusia lo usaban como talismán.
† Azabache. Fue muy estimado por las antiguas civilizaciones árabe y judía. Protege a los niños del mal de ojo y aleja las maldiciones. Pertenece a Elegguá. Es una piedra vegetal muy valorada.
† Piedra volcánica. Se forma cuando la lava incandescente se enfría, petrificándose. Pertenece al dios Argayú, que es el patrón que premia el esfuerzo y trae la prosperidad. Nos advierte de las pérdidas.
† Cuarzos. Los cuarzos blancos y opalinos pertenecen a Obatalá. Regulan el equilibrio nervioso, fortalecen la memoria, aclaran la conciencia y traen la paz. Los cuarzos violáceos le pertenecen a Oyá y los rosas a Naná Burucú, que tiene la capacidad de eliminar las infecciones renales y mejorar la circulación. Tiene alta composición de magnesio.
† Turquesa. Es de las más antiguas piedras preciosas. Había un viejo refrán español: “una mano con turquesa no conoce la pureza”. Pertenece a Yemayá y protege el hogar y la familia.
† Lapislázuli y zafiro. Pertenecen a Olókum, que es un dios parecido a Neptuno, y aseguran la prosperidad económica. Se les considera piedras masculinas.
† Esmeralda. Son piedras que pertenecen al dios Oggún. Es suyo el poder de premiar el esfuerzo y ayudar a vencer a los enemigos. Protege la industria y la productividad.
† Granate. Es una piedra de Changó y procura el éxito y el triunfo en los negocios. Changó fue un soberano del pueblo de Oyo; es dios del fuego.
† Ágata, aguamarina y amazonita. Se consagran a Obbalantobaro, que es la unión de Las Siete Potencias africanas. Alejan la maldición y rechazan las malas intenciones enviadas por alguien.
† Obsidiana. Es un mesolito de origen volcánico; piedra muy cortante que en el mundo prehispánico se utilizó para construir puntas de lanza y los cuchillos con que se hacían sacrificios humanos para los dioses aztecas. En la santería se le considera un arma de Ochasi y el cazador.
† Topacio. En la santería se le atribuye al dios Inle, que es el médico divino y dueño de la pesca. Impide el acontecimiento de enfermedades.
El hombre soñó con la piedra filosofal y añoró que ésta le diera respuesta a las inquietudes de la vida, y plasmó esta búsqueda en obras literarias fantasiosas. Sin embargo, por medio de las piedras podemos obtener información histórica sobre la geología, los accidentes y fenómenos del planeta.
La naturaleza nos concedió además el aire, el agua y los alimentos para sobrevivir... lo mismo que la energía de las piedras. Cuando Olofi los alcanza con sus rayos divinos desde Olórum las convierte en sagradas, por eso agradezcamos su enseñanza y su protección cuidando del equilibrio ecológico que las sustenta.
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alex-21-98 · 2 years
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Esta es una de las realidades que e vivido como artista.
Me a tocado derrumbes muy grande en mi vida, ¡no miento! me a ido súper mal. Pero me an pasado muchas cosas buenas.
Las personas nos equivocamos pero te as preguntado ¿ si estás en lo correcto?...¡Me pasó algo muy grande! como les digo, cometemos mucho errores. En este caso estaba en lo incorrecto en lo correcto, ya entenderás por qué digo esto.
Siempre me a gustado aportar mucho a las transformaciones sociales, es decir ayudo voluntariamente, aprendo para enseñar, comparto mis habilidades, me gusta trabajar mucho en equipo con niños, jóvenes, adultos y mi influencia para todo esto es el arte. Hay muchas cosas que hago para ser un cambio, ¡si! e aprendido mucho por que son experecia que crean mi expediente en mi vida.
Nunca imaginé despertar con una gran vibra tan buena, los viernes siempre viajaba por 40 minutos aproximados de mi casa hasta Jocoatique un "pueblo vivo"A veces me gustaba caminar del desvío hasta el centro del pueblo, viajaba hasta ahi por que enseñaba pintura a unos niños y niñas me gusta mucho la pintura por que saben, que cada color es como tu te sientes, puede expresarte mesclando los colores, por que los sentimientos en la pintura es algo abstracto es cosa de cada quien.
Faltaba 2 viernes aproximados para terminar el curso basico de 3 meses en fin ese era mi motivación. por que estaba enseñando y aprendiendo de los niños y niñas. Conocerlos fue lo mejor, por que apesar que son muy pequeños pero son unas grandes personas.
De casualidad me encontraba esperando un moto taxi para trasladarme asta la casa de la cultura de Jocoatique, en eso me paso algo, llegaron 2 agentes policial y me detuvieron por "sospecha" luego de una gran diálogo muy extenso sin sentido decidieron detenerme por "resistencia" es algo muy injusto por que la verdad lo radical cuando rebota en las mismas leyes no se pueden retractarse siempre siguen las órdenes y órdenes son órdenes en lo radical. Mis derechos como ciudadano y la ley general de juventud quedaron por el suelo juntos con mis zapatos y mis calcetines, cuando me pusieron las esposas cada cada clip era mi moral rompiéndose, y las lagrimas de los niños y niñas en la mesa de pintura eran de injusticia, los niños y niñas trataron de verme por que el local policial queda casi enfrenté de la casa de la cultura de jocoatique pero los agentes no permitieron "leyes".
Luego me trasladaron a las bartolinas de San Francisco Gotera durante el viaje de Jocatique a la ciudad de Gotera, me hiba idealizando como era a dentro y lo que me podía pasar, es terrible pensar eso cuando no sabes si tu familia ya lo sabe o en que te estás sumergiendo o que te pasara, es un nudo muy terrible.
Llegamos... di mis últimos suspiros para entrar y conocer ese proceso de la vida que tienen las personas cuando comente un error "crimen" me encontraba en el centro rodeado y con muchas dudas. Poco a poco me fueron reconociendo esas personas y conociendome más bien, por que algunas me habían visto alguna veces en las calles vagando, (como le llaman) durante las 2 noche que estuve con ellos fui conociendo las diferente realidades que se cargaban ellos, es muy triste la verdad y es muy sofocante estar ahí pierdes la noción del tiempo no sabes si estas en el día, noche o madrugada los males olores, el calor es como un infierno en esta vida (a hora pienso que la biblia te enseña como es el infierno pero pienso que solo es una metáfora cuando te portas mal) por que en este caso ese es el infierno de esta vida, durante las 2 noche que puede estar ahi las senti tan enternas y el hilo de mi piscucha era demasiado largo !ya se imaginan de los demás! Aprendí mucho de las 25 personas encerradas en un cuarto de 3 metros al cuadrado rrodiados de barrotes y botellas de galones vacías amarradas con bolsas y con la misma ropa de siempre, esperando día por medio el agua para bañarte y hacear el lugar. El tiempo no se gasta mucho en ese lugar, pero el javon y tu pasta dental y tu vida se terminan de volada, si tan solo les pudiera explicar con más detalles creo que ustede ni creerán que a si son esos lugares, y no me mentiría quienes yan an estado, hasta esta fecha no e olvidado esos rostros arrepentidos y siempre contando chistes de las realidades que se viven allí a dentro (¡voy a ir al mercado! ¿Quieren que les traiga algo?. Si vas a salir deja la puerta abierta) "las puerta de barrotes siempre cerrada".
Sin darme cuenta me había convertido casi en un padre de familia, por que la única preocupación que tenía era que no hiba estar en la presentación de logro de los niños y niñas esa era mi enojo, estar alli no era justo pero la esperanza vive cuando tu crees en ella, afuera estaba mi familia mis amigos y algunos representantes de organizaciones hablando por mi, que lo que habían echo estaban equivocados lograron que me sacara más antes doy gracias por que pude estar ahi en la presentación de logro.
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Estos días de Semana Santa, nos traen muchos recuerdos y nos activan todos los sentidos…
En forma degustativa, tenemos las patatas a la importancia, orejones, pestiños de azúcar, floretas y las torrijas como la más conocida.
En la parte auditiva muchos de los recuerdos nos vienen por nuestras celebraciones religiosas, el silencio lo rompen los golpes del “llamador” y tras él el crujido del paso, “La levantá” de los costaleros, las cornetas, los tambores, los llantos y lamentos de las saetas…
En lo visual los recuerdos nos vienen a unos por las imágenes de los pasos y a otros por la imagen del descanso en las playas y pueblos, la imagen de los encapuchados, los preciosos y laboriosos ramos de Pascua..
Mi favorito, en lo olfativo tenemos muchos, los olores de los dulces con canela, las floretas con miel, el olor a velas en las procesiones, y el más representativo es olor a incienso asociado desde la antigüedad a nuestros ritos religiosos, no solamente el Rey Gaspar llevó incienso al Mesías, porque era el hijo de Dios, sino también en las culturas hebrea y judía, estas resinas aromáticas se quemaban mucho antes en rituales y oraciones a distintos dioses.
El incienso se obtiene haciendo una incisión en los troncos de los árboles de la Boswellia, de esta manera la resina fluye, con el contacto con el aire se seca formándose entonces pequeños granos redondeados de color amarillo pálido y opaco, de textura quebradiza y cuyo diámetro no pasa de los 2 cm. Cuando los granos entran en contacto con el fuego se derriten, exhalando así su exquisito aroma.
Bueno ya sabemos un poco más del incienso, disfrutar de la Semana Santa en cualquiera de sus sentidos…
#semanasanta #cincosentidos #aroma #perfume #maktuk_cosmetic #antonioserranogarcia
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cauat · 2 months
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Julio 24: Para qué sirve un acueducto
Quizá sea una casualidad astral que en este mes de julio esté programado el hablar sobre acueductos y su función, pero es que resulta que acabo de publicar una reseña (Martínez Jiménez 2024) en la que hablo de un libro publicado recientemente, titulado Ingeniería hidráulica romana, y coordinado por Isaac Moreno Gallo que, a decir verdad, tiene tela.
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¿Por qué este salto, os preguntaréis? Antes de explicarlo, comentar que el consenso académico solía tomar el texto de Vitruvio (8.6.1-2) a pies juntillas, aceptando que los acueductos traían agua para fuentes públicas, termas, y para los privati, en este orden de prioridad. Sin embargo, estudios detallados de estructuras como el castellum aquae de Nîmes demostraban que no se trata una división tripartita, ya que la distribución se hacía por barrios y una misma tubería suministraba tanto a industrias como a fuentes públicas (Evan 1994). La prioridad dada a las fuentes, supuesta a partir de la lectura acrítica del texto de Vitruvio, junto con las ideas heredadas de comienzos del s. XX que comentaba, llevaron a plantear que los acueductos, en efecto, sólo servían para traer agua potable.
Esto, que no pasaría de un debate académico, saltó mundo de la divulgación, sobre todo en boca de Isaac Moreno Gallo (el editor del libro que he reseñado), que toma como punto de referencia las tesis de Santiago Feijoo sobre los acueductos de Mérida (2005). Feijoo negaba que las famosas presas de Cornalvo y Proserpina fueran romanas, porque el agua de las presas no podía ser potable, y ya que los acueductos sólo podían llevar agua potable (volvemos a la premisa de la “ciencia higiénica” romana). Esta propuesta causó un revuelo mediático, pero el tiempo (y los estudios de LiDAR) han dado la razón a la tesis de Santiago, en tanto en cuanto que las presas no son romanas porque las conducciones continúan más allá de las presas (Feijoo y Gaspar 2019) – no necesariamente por el argumento de la calidad del agua.
Los acueductos servían para traer agua en cantidad y de manera regular a la ciudad. Ese es el objetivo principal: asegurar un flujo constante. En regiones mediterráneas de tendencia árida y climatología variable, maximizar los recursos de agua por diversos medios es una manera de asegurar la continuidad de un asentamiento, ya que la gran concentración de población en un espacio pequeño, como es una ciudad, causa un gran estrés en los recursos puramente locales y necesitan un input extra (para el modelo teórico, ver Algaze 2018). Más allá de pozos y manantiales, la construcción de cisternas y acueductos son otras formas de asegurar un suministro de agua constante que suplemente a los recursos puramente locales. Con un suministro constante y regular (y, gracias a los acueductos, abundante) se podía disfrutar de la cultura del agua urbana que tanto caracterizaba a las ciudades romanas (Rogers 2018).
En una ciudad, como he dicho, hace falta agua en cantidad. Una parte mínima se necesita para beber, cierto, puesto que el agua es un elemento esencial para la vida. Aquí, sin embargo, es donde podemos encontrar que los acueductos no son necesariamente para traer agua potable. Si bien es cierto que construir un acueducto permite traer desde un punto lejano el agua de mejor calidad (en el caso de Constantinopla, más de 400km), la constancia del flujo y el volumen son elementos que priman sobre la calidad, y es usual encontrar acueductos que juntan el agua de dos tomas (a veces con agua de una calidad claramente inferior) para asegurar constancia y volumen. Además, el concepto de potabilidad y calidad es algo puramente cultural (de Kleijn 2001: 87-8; Rogers 2013: 7-8): aunque estén de acuerdo en ciertas características (color, temperatura, olor) los métodos romanos para deliberar si un agua era potable o no varían de un autor a otro, y nosotros no podemos traspasar nuestras concepciones de qué es potable o no al mundo antiguo – de igual manera que hay gente que cuando va a una ciudad distinta a la suya prefiere beber de botella porque “no se fía” del agua del grifo (Spence y Walter 2012). En ciertas circunstancias el agua de las cisternas podía ser potable. El agua, de acueducto o no, no solía beberse sola en cualquier caso – no sin mezclar con vino o sin haberla hervido. Por último, el registro etnográfico tiene una amplia variedad de ejemplos de conocimientos locales sobre distintas las distintas calidades de agua de las fuentes accesibles en un lugar (Garde 2010).
¿Para qué se utilizaba el resto del agua en la ciudad, independientemente de su calidad? Vitruvio nos lo cuenta: termas y privati. Las termas son el mejor ejemplo de cultura romana derivada exclusivamente de la disponibilidad de agua en grandes cantidades, al punto de que una gran parte de los acueductos existían únicamente para suministrarlas (Yegül 1996). Los privati tenían sus propias termas domésticas, pero también utilizaban el agua de sus concesiones para otros usos, sobre todo industriales (panaderías, talleres alfareros, fullonicas, talleres textiles, etc. – remito de nuevo al trabajo que hice con en con Elena 2023), pero también para regar y adornar sus jardines. En Pompeya se ve que todas las conexiones domésticas a la red pública están usando el agua del acueducto para las fuentes ornamentales, y que éstas coexisten con cisternas para almacenar agua de lluvia (de nuevo, un fantástico trabajo de Elena). Las fuentes ornamentales públicas, por último, también estaban conectadas a los acueductos, y en la gran mayoría de ellas se ven en los pretiles marcas hechas por las cuerdas que se utilizaban para sacar el agua de las piscinas, combinando una función ornamental con la de suministro doméstico (Richard 2012), una metáfora perfecta para el uso del agua del acueducto.
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PROGRAMA DE PUBLICACIONES:
Septiembre de 2024: el cambio climático tardoantiguo
Noviembre de 2024: el baño en la Antigüedad tardía
Enero de 2025: la financiación de las obras en la Antigüedad tardía
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ilardig-ilustracion · 2 months
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LA MEMORIA COMO BRÚJULA
A medida que voy cumpliendo años, ya en la llamada madurez, mi mente va liberando recuerdos de cuando era pequeña.
La infancia, es ese rinconcito de la vida, donde el tiempo se desvanece y los recuerdos se entrelazan como un telar hace con los hilos, creando motivos que son recuerdos … Esos recuerdos del ayer se vuelven más reales y es como si mi niña interior golpease en mi alma para revivirlos una vez más.
Aunque los años han creado en mi mente, una maleza de olvidos, algunos momentos permanecen grabados en lo más profundo de mi ser, como luces temblorosas en la penumbra del tiempo.
El mercado de las flores del Arenal en Bilbao me transporta a ese olor a rosas que envolvía la casa, a la frescura y delicadeza de las margaritas que tanto le gustaban a mi abuela. El pasear por el puerto de Plentzia o de Zierbena, viene a mí el olor del salitre, las redes y los aparejos que mi abuelo colocaba, examinaba y arreglaba minuciosamente para ir “a faenar”.
“La mar es generosa, si la cuidas, pero brava si le pierdes el respeto.”- sentenciaba mi abuelo. 
Por el contacto directo con las redes, por los golpes de “la” mar, de “su” mar, sus manos rudas, ásperas, se convertían en seda y ternura sobre mis mofletes, con sus pellizcos llenos de mimos. Sus ojos, color plata vieja, brillaban con una luz nostálgica mientras me decía que era hora de merendar o de cenar y hacer la quiniela. La operación “quiniela” era todo un despliegue de estudio, estadística y probabilidades: examinar resultados en los periódicos, analizar artículos en prensa sobre la evolución de los equipos de fútbol, sobre los goles en los partidos del fin de semana anterior, repasar anteriores quinielas, etc.
La voz de “poner la mesa” que se escuchaba procedente de la cocina, donde mi abuela a ritmo de giros expertos, removía el pollo en la cazuela y vigilaba que el arroz con leche no espesase demasiado, peleándose con la fuerza del fuego para que la empanada de bacalao con pasas se hiciese por todas las partes iguales … me llega como un leve y emocionante recuerdo. Su tono lo tengo olvidado, pero no su entonación.  
La abuela, con esa sabiduría que solo se adquiere con la vida, constantemente me decía: - “Sonríe siempre a pesar que la vida te golpee, desafíala con inteligencia, tenacidad y perseverancia … Tienes derecho a hundirte y sentirte triste y abatida, pero no más de dos días. Extiende tus pretensiones y ambiciones hacia fuera, pero nunca despegues ni abandones tus valores inculcados, que son tus raíces … Tus experiencias y vivencias harán que tengas un montón de recuerdos que servirán para saber quién eres y de dónde vienes …”
Sonrío al visualizar en mi mente esos sábados de pijama y bata, jugando al bingo con el abuelo o al chinchón con la abuela, de ganar al parchís o ser una oyente de lujo de las historias de juventud contadas por ellos y sus amigos … ¡Toda una transmisión de cultura oral!
¡Cuánto deseo volver a aquellos días despreocupados, donde la felicidad era tan simple como un Cola Cao con pan por las mañanas, tomar el sol en la puerta de casa mientras disfrutaba de un bocadillo con mantequilla y azúcar, o escuchar en la radio como el locutor soltaba un “Gooool” interminable, repetitivo, y mi abuelo se quejaba del resultado de su quiniela, mientras la abuela soltaba:
 - “¡Coma sempre! ¡Así non facemos nada!”. Y todos reíamos.
De cómo hacer un yoyó con dos botones, de mis primeras experiencias culinarias, de mis lecturas comentadas. Los paseos de los domingos, sabiendo que las patatas fritas de la churrería de Xosé, nos estaban esperando, el paseo por el puerto para ver qué barcos salieron o no a faenar, el ir a recoger berros por la zona del río para la ensalada de tomate y queso que haríamos después…
Mis travesuras que se convertían en sustos: perder la noción del tiempo saltando en un charco, el intento de galopar sobre una cabra a falta de un caballo con la consecuencia de una brecha en la frente, el distraerme con una mosca y no saber qué recado me habían pedido hacer, comer el currusco de la barra de pan o el moñete de la bolla de maíz camino a casa…
Ahora mismo, escribiendo esto, con un poco de melancolía y recuperando del archivo vital; he comprendido que la infancia no es un lugar al que se pueda regresar, sino un tesoro que se conserva en el corazón, un refugio que garantiza el encuentro con la paz y la alegría que solo la nostalgia puede brindar. 
Me duele no recordar sus voces, pero grabados están su cariño, sus consejos, su estilo de hablar, sus gestos, sus miradas, su aroma y sus momentos conmigo.
¿Sabes? A pesar de los golpes que da la vida, y que calan en una misma, siempre conservaré la capacidad de asombrarme ante la belleza del mundo y de encontrar y buscar en las pequeñas y cotidianas cosas diarias, el sentido de disfrutarla.
No busco la felicidad, más bien la calma, el equilibrio, la armonía y la serenidad que tanto habitaban en la casa de mis abuelos, que era mi hogar. 
Deseo haberme convertido en esa persona que con tanto ahínco inculcaron e insistieron con su sabiduría, su comprensión y su paciencia. De seguir aprendiendo, de seguir viviendo (a pesar de las vicisitudes que se presenten). Porque, como siempre digo, la vida no es fácil, pero es muy bonita. ¡Caray!
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mundoagropecuario · 3 months
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avederuta · 3 months
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Pirala
Le doy una calada a aquel veneno de olor agradable, su sabor impregna el aire, el humo acaricia mi nariz antes de esfumarse por completo y fundirse con el ambiente. 
De un lado escucho árabe, mientras encienden una cachimba de olor afrutado, del otro lado escucho rumano, mientras deshacen pequeños cogollos de marihuana para fumarla con una pipa de agua, solo con triturarla desprende un olor tan dulce que a algunos podría tumbar, aquel indescriptible olor al fundirse con el del canuto desprende una fragancia exótica, que in-imaginablemente resulta no ser para todos los gustos, ese el perfume característico del parque, el parque que suelo frecuentar.
Hay graffitis, no rayones sin sentido, ni firmas incomprensibles, verdaderas explosiones de color que posiblemente podrían estar expuestas en alguna galería de arte moderno en la Quinta Avenida de Nueva York. Todo gira en torno a una misma cultura poco apreciada, calificada erróneamente de superficial por muchos, pero que quien aprende a degustar la sutileza de sus elementos a mediano plazo resulta ser una verdadera adicción.
El rap es otra característica de este arte insurrecto y no había para mí mejor rapero que el que tenía a pocos metros de mí: Eddie que una vez más deleitaba mis oídos con poesía callejera y su inconfundible manera de ver la existencia. Él era otro de esos poetas callejeros llamados Mc´s narraba su vida desde su perspectiva individual fundiéndola armoniosamente con música repetitiva, que bien podía salir tanto de un altavoz como de la caja torácica de otro artista, pero no era la complejidad de los graves lo que más me cautivaba de estos maestros, ni tampoco su habilidad innata para rimar palabras conforme aparecían en la mente, la mayoría de las veces los versos de aquellos vagos tenían más sentido que los discursos de los políticos y sobretodo parecían tener como objetivo concientizar al ser que tuviera la suerte de escucharlos pero mayormente de comprenderlos.
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leonfelipepeni · 10 months
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🍀¡Hola familia!. Un día como hoy, 16 de noviembre, se celebra el "Día de la Gastronomía Mexicana". Colores, sabores, olores, y una infinidad de ingredientes usados desde las culturas ancestrales, dan como resultado el mestizaje perfecto; sensaciones únicas que son valoradas y muy apreciadas por paladares de todo el mundo 🌎.
#DiaDeLaGastronomiaMexicana
#ElijoSerPositivo
#LeónFelipePeñaNieto
@seguidores
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sincrovelocity · 11 months
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Moby 'Porcelain: Mis memorias' | 2016, fragm.
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En 2016, Moby escribe una autobiografía que comprende diez años de su vida, van de 1989 a 1999. Donde relata con en un estilo sencillo, fluido, sus memorias como aspirante a DJ, las dificultades, logros, y su ascenso en la industria musical, como uno de los compositores de música electrónica más importantes de la actualidad.
Dicen que en alguna reunión, Moby contó algunas historias del Nueva York de principios de los noventa y los presentes estaban tan fascinados que le sugirieron que plasmara esos relatos en un libro.
Una crónica notable que nos ubica en Nueva York a finales de la década de los ochentas. Todo ocurría allí: la moda, el arte, la literatura, los movimientos sociales, políticos e ideológicos que más tarde repercutirían en el mundo, Wall Street en su apogeo como centro financiero del mundo. Y ciertamente convulsa, tanto por su nivel de delincuencia como por las drogas - el crack fundamentalmente - que asolaba multitud de barrios.
Todo ello junto con la incipiente eclosión de una cultura de club que terminará por emerger a principios y mediados de los años 90. La vida nocturna de la isla es una leyenda. La música que sería un éxito mundial, sonaba primero en los clubes de la ciudad. No había escenario más importante para un joven aspirante a DJ que los clubes neoyorquinos, eran la punta de lanza para convertirse en estrellas de la música electrónica, el techno y demás géneros relacionados.
En el epicentro de este sinsentido, encontramos a un joven originario del Harlem que dormía en una fábrica abandonada llamado Richard Melville Hall, hoy mundialmente conocido como Moby. Quien satisfecho por vivir en la ciudad que ama da sus primeros pasos en el panorama musical, bien a través de su actividad como Dj en el Club Mars o con sus primeras grabaciones y relativos éxitos como “Go”.
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[...] Aquel día iba a Nueva York a entregar una cassette con una mezcla de dj para un club que acababa de abrir. Me lo había dicho mi novia, Janet, con quien llevaba saliendo unos cuantos meses. Janet se había dedicado a criar caballos de monta en Greenwich -Connecticut-, pero ahora vivía en la residencia universitaria de Columbia -estaba en el segundo año de la carrera- y tenía un contrato de prácticas en la revista Interview. Se parecía a la Katharine Hepburn de la época de Historias de Filadelfia, pero sus héroes eran los columnistas de Paper  y Village Voice, y estaba obsesionada con las galerías y los clubes nocturnos.
Uno de los periodistas de Interview le había dicho que en un local nuevo, llamado Mars, estaban contratando gente y que, si me daba prisa, les podría llevar una cinta. Así que allí estaba yo, con una cassette de sesenta minutos en el agujereado bolsillo de mi abrigo mojado. De un lado, había grabado mis mejores mezclas hip hop y en la otra, música house. Le había dedicado varios días de trabajo. Había mezclado ritmos en mi grabadora de cuatro pistas y les había agregado voces a capella sacadas de singles poco conocidos de música disco y hip hop. Y, como no quería parecer un sintecho, me había puesto mi mejor ropa de club bajo el abrigo: un jersey de cuello alto, unos vaqueros y unos zapatos de vestir, todo de color negro y todo sacado de Goodwill y del Ejército de Salvación.
Estuve sentado cuarenta y cinco minutos en el baño del tren, tragándome el olor a pis y a desinfectante y mirando el dibujo que mi amigo Jamie había hecho para la carátula de la cinta. ¿Era suficientemente cool? ¿Era cool? Me había diseñado una especie de logo, con complejos trazos de grafiti y bordes dentados. Jamie era un aspirante a grafitero, pero también era un chico blanco de Norwalk que estudiaba contabilidad en la Universidad de Connecticut. ¿Lo sabría alguien más? Quizá fuera cool. Yo no tenía ni idea.
Yo había enviado cintas parecidas a un promotor radiofónico de California. Había visto un anuncio en una revista de dj que decía así:
« Buscamos mezclas para una emisora de redifusión nacional ».
Llamé al número del anuncio y hablé con un tipo malhumorado de Oakland, con los berridos de un bebé como trasfondo. Me dijo que podía poner mis cintas en la radio, así que le empecé a enviar mezclas de hip hop de treinta minutos. No me había pagado nada, y yo ni siquiera sabía si las estaba emitiendo; pero se las enviaba de todas formas, con la esperanza de que alguien, en alguna parte, las oyera.
Cuando el tren llegó a Grand Central, salí del baño, me abrí paso entre la gente que llenaba el vasto espacio de la estación y bajé al metro. Quince minutos más tarde, tras haberme saltado dos molinetes, iba corriendo por las aceras llenas de sangre de animal de la calle 14, a la altura del Meatpacking District. Llegué a Mars sin aliento, pero con ilusión y entusiasmo. El club estaba en un enorme, sucio e imponente almacén abandonado. Lo había alquilado un empresario de hostelería llamado Rudolph, con la intención de convertirlo en el mayor y mejor club nocturno del mundo. Desde la fachada se veían la West Side Highway, algunos establecimientos de sexo y bondage y el gris pizarra del río Hudson. En el Meatpacking District no había bares ni restaurantes, pero en la entrada del club se había formado una cola de cientos de neoyorquinos modernos que buscaban trabajo. Yo me puse en ella con mi ropa negra, cruzando los dedos para que nadie se diera cuenta que, en realidad, no era más que un pequeño chico blanco malvestido que vivía en una fábrica abandonada de Connecticut.
Una hora después, llegué a la entrada. En el vestíbulo del club había una mesa plegable, con tres personas sentadas detrás. Tenían papeles en la mano, y uno me preguntó:
– ¿Qué solicitud quieres? ¿De ayudante de camarero, barman, seguridad?
– Yo… ¿Tienen solicitudes de dj?
Los tres se quedaron en silencio y, acto seguido, rompieron a reír.
– No, no tenemos – contestó la única mujer con desconcertante tranquilidad. Era una negra preciosa, que llevaba un largo abrigo negro sobre una camiseta desgastada de los New York Dolls
–. Yuki ya ha contratado a los dj's.
– Ah, bueno… ¿Les puedo dejar una cinta? Hay música house en una cara y hip hop en la otra. ¿Se la podrías entregar a la persona que los contrata?
Ella me miró con pena, pero aceptó la cinta antes de girarse hacia la siguiente persona de la cola. Yo me quedé inmóvil, helado.
– Bueno, gracias – acerté a decir –. Adiós…
Me alejé a toda prisa y me dirigí a la cabina de la esquina para llamar a Janet. Estaba rota, así que fui a la más cercana, a una manzana de distancia; pero también estaba rota. Tenía frío, el cielo era una mole pesada y oscura y yo me había humillado delante de una preciosa y elegante mujer en lo que iba a ser el mejor club del planeta. Había cometido la temeridad de creer que podía trabajar en Mars. Era un imbécil. Y ahora estaba en un charco de lluvia y sangre de animal, mirando una cabina destrozada.
Tenía unos cuantos dólares, así que decidí ir a la tienda de comida sana que estaba en la esquina de la calle 13 y la Octava Avenida. Había salido de la fábrica y viajado a la ciudad con la ilusión de ser por fin un dj de Nueva York, y ahora caminaba bajo la lluvia, con los hombros encogidos, para comprarle comida a unos hippies. Compré leche de soja y pan integral y me salté el molinete de la línea F, pensando que F era la inicial perfecta para mi fracasado viaje a Nueva York. Luego, me bajé en la calle 42, cogí el tren a Grand Central y pagué el billete hasta Stamford porque no me apetecía sentarme en el baño. Durante el trayecto, me comí el pan y me bebí la leche mientras miraba el South Bronx a través de las rayada ventanilla y leía el ejemplar del New York Rocker que alguien se había dejado en el asiento.
Los grupos del New York Rocker tenían contratos con discográficas, daban conciertos, concedían entrevistas y sacaban discos. La gente miraba sus fotos. La gente oía sus canciones. Eran todo lo que yo soñaba. Quería trabajar para un público de verdad y pinchar discos en abarrotadas y oscuras salas neoyorquinas. Pero sólo era un sintecho de veintitrés años; un artista de música electrónica con dos únicas fuentes de ingresos profesionales: las actuaciones de los lunes en un minúsculo bar de Port Chester -Nueva York- y las de los sábados por la noche, en un club para todas las edades que tenía su sede en una iglesia de Greenwich.
Estaba diluviando cuando llegué a Stamford, así que volví a la fábrica a toda prisa. Caminé por uno de los largos pasillos, me dirigí a mi apartamento y llamé a Janet. Aún no podía creer que me hubieran dado un teléfono. Cuando me mudé a la fábrica, llamé a la compañía telefónica y les pedí uno. Al día siguiente, mandaron a un hombre; y cinco minutos después de que llegara, ya tenía un teléfono activado. No me preguntó si vivía ilegalmente en aquel lugar; se limitó a poner unos cables y a instalar la conexión. Cuando se fue, estuve a punto de pedirle que me diera su nombre para ponérselo al primer hijo que tuviera.
– ¿Qué tal te ha ido? – dijo Janet con entusiasmo –. ¿Te han contratado?
– Bueno, había mucha gente en la cola, y todos buscaban trabajo. Pero le dejé la cinta a una mujer del club.
– ¡Genial! ¿Cómo te sientes?
– Bien – mentí.
Hablamos unos minutos, quedamos en ir a la iglesia el domingo y colgamos.
Yo había hecho todo lo posible para que me contrataran en Mars. Había ido a Nueva York bajo la lluvia y les había dejado la cinta con el diseño grafitero de un estudiante de Contabilidad. Ahora estaba en manos de Dios. La situación, no la cinta, porque daba por sentado que la habrían tirado a la basura o que alguien la usaría para su contestador automático.
Como no podía hacer nada, hice lo de siempre: encender mis equipos y trabajar. Hice música ambient-house hasta medianoche, momento en el cual me quité los cascos y lo apagué todo. Después, me preparé unas gachas y me puse a leer un castigado libro de Star Trek en edición de bolsillo mientras oía un cassette de Debussy. Sentado allí, con los motores de la nave a plena potencia y la lluvia golpeando los enormes ventanales de la fábrica, era feliz. Estaba sucio y apestaba; vivía en una fábrica abandonada, en un barrio repleto de crack, y mi día había sido intensamente decepcionante. Pero estaba tranquilo y era feliz.
A las cuatro de la madrugada, me metí en el catre y me quedé dormido con el sonido de la lluvia.
Por la mañana ya no llovía, aunque hacía frío y el cielo estaba cubierto. Me hice otras gachas en el hornillo y fui a mi tienda habitual a comprar almendras y una naranja. Las almendras y las naranjas eran lujos para mí, pero el día anterior había sido difícil y necesitaba darme un capricho. Luego, me di cuenta de que me estaba quedando sin agua; así que, después de desayunar, bajé a la calle y me acerqué a la tienda, donde compré un par de botellas grandes. Al volver a la fábrica, me fijé en los enormes montones de tierra que había en el aparcamiento; los habían dejado allí con la intención de empezar una obra, y se habían convertido en simples montañas de barro.
Ya en el estudio, vi que alguien me había dejado un mensaje en el contestador. Pulsé el « Play », el cassette rebobinó y, acto seguido, oí el mejor mensaje de toda la historia de los contestadores automáticos.
– Hola, soy Yuki Watanabe, del club Mars. Estoy buscando a dj Moby. He oído su cinta, y me gustaría hablar con él.
Yo me quedé helado. Puse la cinta otra vez. Y otra. Alguien llamado Yuki, con fuerte acento japonés, había oído mi cinta. Y esa misma persona estaba interesada en contratarme.
Escuché el mensaje una vez más, para asegurarme de que no lo había soñado. Y lo volví a escuchar. Y, como aún no me lo creía, repetí la operación.
Por fin, levanté el auricular del teléfono. Estaba aterrorizado. Tenía que hablar con el tal Yuki y encontrar la forma de convencerlo para que me diera un trabajo en el club Mars. Pero sólo se me ocurría una cosa: pedírselo por favor. Era lo único que podía decir. Por favor.
Sostuve el auricular con una mano sudorosa y marqué el número.
– Hola, soy Yuki Watanabe – dijo lentamente.
– Hola, soy dj Moby – dije yo, hablando deprisa –. ¿Querías hablar conmigo?.
– Sí, he oído la cinta. Es muy interesante. ¿Podrías trabajar el viernes por la noche?.
– Sí, sí… claro que puedo.
– En ese caso, tocarás en el sótano. De diez de la noche a cuatro de la madrugada. Serán cien dólares.
– ¡Gracias! Nos vemos el viernes.
– Vale, dj Moby.
Colgué y me acordé de Walker Percy. Hay una escena en su novela El cinéfilo donde el protagonista está en un museo después de haber sufrido un accidente. Al ver un haz de sol, se fija en las motas que flotan en él y tiene un momento de revelación.
Mi vida también había cambiado, y de un modo que no alcanzaba a imaginar. Hasta pude ver motas de polvo en la luz invernal que atravesaba los enormes ventanales.
Me senté en la alfombra, sin soltar el teléfono. Mis neuronas giraban y giraban como los átomos en un documental científico de la PBS. ¿Había ocurrido de verdad? ¿O estaba alucinando? ¿Me habría dañado el cerebro alguna emanación tóxica de la fábrica? Volví a oír el mensaje del contestador. Era verdad. Me acababan de contratar para que actuara en el sótano del club más cool del planeta.
Me sentí como si el mundo se hubiera evaporado. Ya no veía ni el teléfono ni la fábrica abandonada ni el cielo detrás de los cristales. Sólo veía el sótano del Mars. Imaginé una sala pintada de negro, con techos bajos y un sistema de sonido perfecto. Un lugar oscuro, lleno de gente demoníacamente cool. Yo me subiría a la cabina de los dj's y pondría hip hop y house.
Llamé a Janet. No estaba en casa, pero saltó el contestador.
– Janet, no vas a creerte lo que me ha pasado. Me ha llamado Yuki, del club Mars. Voy a pinchar el viernes por la noche. No me lo puedo creer, no me lo puedo creer… ¡Llámame! No me lo puedo creer… – dije, y colgué.
Pero tenía que dar gracias a Dios, así que me arrodillé en la alfombra robada y susurré
– Gracias, Dios, gracias. Sólo eso… Gracias.
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Moby: Porcelain MIs Memorias [2016] para descargar pdf desde Google Drive
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itslizie-07 · 1 year
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Tradiciones Guatemaltecas
Guatemala es un país rico en costumbres y tradiciones que se han pasado de generación en generación. La mezcla de culturas ha tenido como resultado una gran variedad de actividades propias del país que se celebran a través del año. Guatemala tiene tantas tradiciones que enamoran tanto a locales como turistas gracias a sus atractivos, sus colores, la música y el ambiente. ¿Estás listo para conocer cinco de las más impresionantes costumbres y tradiciones de la Ciudad de Guatemala?
El entusiasmo y empeño que los guatemaltecos le ponen en celebrar las diferentes costumbres de la Ciudad de Guatemala te sorprenderá. Continua leyendo para descubrir todo lo que está detrás de cada una de ellas. ¡Sin duda te encantarán!
1. Semana Santa
La Semana Santa es una de las más reconocidas tradiciones guatemaltecas a nivel nacional e internacional. Durante toda una semana, miles de guatemaltecos se reúnen para visitar altares religiosos, hacer alfombras con aserrín de diferentes colores y a ver las procesiones que se hacen a través de todo el país. Aquí se respira un ambiente familiar y de mucha devoción en donde los colores, olores y sabores típicos de la semana enamoran a todos. En la Ciudad de Guatemala, específicamente en el centro histórico, encontrarás todas estas tradiciones durante la Semana Santa que no puedes perderte.
2. Quema del torito
La quema del torito es parte de las tradiciones de la cultura de la Ciudad de Guatemala y es celebrada varias veces durante todo el año. Este torito es hecho a mano con papel de colores, alambre y se envuelve en juegos pirotécnicos. La quema del torito se hace usualmente enfrente de las iglesias, y dentro del torito se coloca a una persona que baila mientras los juegos pirotécnicos están encendidos. Esta tradición se originó después de la época de la conquista española como celebración de la llegada de este tipo de pirotecnia al país, y hasta el día de hoy no se ha dejado de celebrar. Si buscas una tarde llena de emoción, color y cultura guatemalteca, ¡no busques más que la quema del torito!
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tertuliadetodo · 1 year
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De las calles de Manhattan a la playa de Ipanema sin escalas: Carolina Herrera llega con su primer desfile a Brasil 
Nueva York, y lo hizo, nada más ni nada menos que en Rio de Janeiro, Brasil. La ciudad fue elegida para presentar la colección resort 2024. 
Cuando pensamos en Brasil casi que podemos sentir el olor a mar, protector solar y las sensaciones de alegría que trae consigo el verano. Esta esencia fue la que inspiró a Wes Gordón, director creativo de la marca, al momento de pensar esta colección. El día del show comenzó con un atardecer encantador y un desafío particular: una tormenta se alzó sobre la ciudad, pero lejos de inhibir hizo que florezca una emoción particular ya que, ese mismo día y hasta el 30 de junio, se inaugura la época de las festas juninas. Donde se agradece a San Antonio, San Juan y San Pedro y también se les pide lluvias que generen una buena cosecha. El agua creó el clima perfecto para que las modelos que debían retratar a la chica de Ipanema pudieran sentirse completamente a tono
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La pasarela: un día soleado de vacaciones casi bajo techo 
La colección estuvo caracterizada por los colores y texturas que abundaron. Vestidos floreados, polleras con flecos, estampados con lunares y modelos descalzas con tacones en la mano se vieron a lo largo del show. La mezcla de la elegancia que caracteriza a Carolina Herrera con lo estridente de la cultura brasileña generó un equilibrio que permite la fantasía en lo mundano. Logró mostrar que las vacaciones y la cotidianeidad no son más que un desfile a cielo abierto. No es para menos, esta temporada buscaron retratar a mujeres con “espíritu reforzado de confianza relajada".
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Aunque, el estilo neoyorkino no fue dejado de lado puesto que los accesorios lograron la fusión entre la ciudad maravillosa y la que nunca duerme. Se presentó así una nueva colección de gafas de sol acompañadas de unos tacos elegantes y a la vez, divertidos. 
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Cierre dorado sobre la noche brasileña
En sí la colección no fue solo un desafío por las cuestiones climáticas sino por lo que implicaba irrumpir en un país con un estilo de vida sumamente distinto. En tiempos de internet y de una cultura de la cancelación en auge, resulta altamente difícil que estas combinaciones estén correctamente logradas. Sin embargo, parece ser que Carolina Herrera pasó la prueba. La marca supo mezclar lo mejor de cada mundo generando diseños nuevos que transmitieron a cada lugar sin perder su esencia. Chapeaux por este reto logrado a puro color. 
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marioscorzelli · 1 year
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La crítica blanda
La crítica blanda publicado en Revista Jennifer 2023
Según una creencia muy difundida por la filosofía hay dos formas de conocer un objeto, descomponerlo y mirar cuales son sus elementos o recomponerlo en sus relaciones. Así, dependiendo de cual sea el abordaje cognoscitivo, el agua puede ser una molécula heteronuclear de oxígeno e hidrógeno o una sustancia líquida sin olor, color ni sabor que se encuentra en la naturaleza en estado más o menos puro formando ríos, lagos y mares, que ocupa el 75% del planeta Tierra y forma parte de los seres vivos. Estas dos formas de conocer el agua llegan, respectivamente, a resultados verdaderos -al menos parcialmente verdaderos- para los estudios científicos y el sentido común. Es nuestro deber como críticos blandos señalar que esos abordajes tienen poca utilidad para las exploraciones transversales del arte que conducen a una forma de conocimiento indirecta y diferente al en sí analítico y al en otro sintético; algo más extraño e indefinido que podríamos llamar ensiotro.
Estos últimos años, autorxs de cosas extrañas como la Ontología Orientada a los Objetos, el materialismo especulativo y el neoracionalismo se han encargado de recapitular ideas variopintas de autores como Heidegger o Whitehead para señalar las principales dificultades de esas formas -analíticas y sintéticas- de conocimiento:
la análitica reduciría el objeto a sus partes para crear ficciones superficiales en las que la acción real sucedería en un nivel más profundo generalmente formado por pequeños componentes descubiertos por la ciencia y definidos vagamente como estructuras conjuntistas de moléculas, átomos, quarks o cuerdas.
Por otra parte, el conocimiento sintético rebasaría al objeto a partir de efectos superficiales que no consideran a las cosas individuales como algo real, sino que atienden a los procesos, los acontecimientos y el dinamismo.
Frente a estos movimientos habituales del conocimiento el ensiotro podría contener ese aspecto nouménico característico de lo en sí y, a la vez, integrar lo en otro a partir de una retórica capaz de trazar caminos posibles para la construcción y el conocimiento de objetos blandos. En este punto sería oportuno aclarar que para un crítico blando no existe una distinción evidente entre construir y conocer o conocer y construir un objeto, así como tampoco existe una diferencia sustancial entre un crítico y un objeto o un objeto y un crítico.
§
Para ser más claros, veamos un ejemplo. Pensemos en el caso emblemático de la filosofía que se pregunta ¿qué es un hombre? la crítica dura optaría por la respuesta analítica que reduce el objeto hombre a sus partes hasta quedarse con el pene o la respuesta sintética que lo compone en sus relaciones a partir de su capacidad para razonar, hablar, fabricar objetos útiles, etc. Ahora, como dijimos, existe otra alternativa que llamamos ensiotro y es capaz de conocer y construir al hombre como un objeto blando. Esa forma, que no aparece en los diccionarios, ni en los libros de ciencia, ni en el sentido común, puede encontrarse fácilmente en una poesía. Veamos, por ejemplo, este ensiotro de Malena Low extraído de su poema Fiesta del Camp:  
“un hombre es una mancha es una travesti es una máquina es un color”
Este nuevo hombre, mancha, travesti, máquina, color podría ser el hombre de una nueva cultura artística. Un hombre que no se reduce a ser un pene, ni tampoco es un ser racional que se limita a hablar y fabricar objetos útiles. Para tener una mejor comprensión del ensiotro deberíamos decir que utiliza zonas críticas para manifestar la expresividad y exhibir las cualidades de los objetos. De una manera similar al agua, que cuando llega a los cero grados se congela y cuando llega a los cien grados se evapora, el hombre blando que atraviesa un punto crítico es capaz de revelarse como una mancha, de recomponerse como un travesti, de ensamblarse como una máquina y de proyectarse como un color.
§
La historia del arte podría pensarse a partir del ejemplo del agua. Si imaginamos un charquito repleto de renacuajos nadando, con flores de ceibo flotando en la superficie y rayos de sol brillando sobre las piedras mientras nuestro rostro se transfigura por la acción de pequeñas ondas circulares, tenemos algo parecido al principio. Después, entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, el arte habría atravesado un punto crítico, algo así como una gran helada que congeló nuestro charquito imaginario hasta convertirlo en un cubo de hielo frío y sólido que recién a partir de algún momento entre los '60 y los '90 comenzaría a evaporarse como si sufriera los efectos del cambio climático.
§
Aparentemente la dureza supo ser una cualidad bien ponderada por la moderna historia del arte. En teoría, o mejor dicho para la teoría dura, la dureza siempre estuvo ahí expresándose omnipresente. La encontramos en el oscuro bronce del Pensador de Rodin que está sentado en la plaza del Congreso, en el atormentado rigor intelectual de Kant que descansa en la mochila de un estudiante de estética, o en las sólidas columnas que sostienen al Museo Nacional de Bellas Artes. Según cuenta esa historia, no importa a donde sea que miremos, la cosa fija, noble y duradera aparece en todos lados, está en los objetos, en la arquitectura que los contiene y en los pensamientos de quienes intentan racionalizarlos.
No es de extrañar que la dureza sea una propiedad transitiva de eso que conocemos como materiales nobles y, de alguna manera, algo de la nobleza del material logra adherirse al artista que le da forma. Si Rodin es noble es porque el bronce es noble. Como si el bronce tuviera extrañas cualidades radioactivas, también tiene el poder de hacer extensiva la nobleza al espacio arquitectónico que lo contiene y a los visitantes que lo rodean. Esa nobleza internalizada, capaz de contaminar los cuerpos, en algunos manuales se conoce con el nombre de decoro.
§
No importa si hablamos con un filósofo analítico, con un científico que estudia las propiedades de la materia, con un sociólogo atento a la circulación de las mercancías o un experto en protocolo y ceremonial, todos nos hablaran de estas cosas duras, ya sea a partir del análisis de diminutas “partículas subatómicas” o el estudio de ensamblajes inabarcables conocidos como “hábitos” o “relaciones sociales”.
Sin embargo, a pesar de todo lo que puedan decirnos, el bronce sigue siendo un material que puede fundirse. Lejos de ser algo extraordinario, ese es un destino muy habitual para las esculturas. El material noble y valioso, en muchos casos, en vez de garantizar la durabilidad de la forma a lo largo del tiempo, conspira con su disolución para terminar desperdigando la materia en forma de monedas, herramientas, armas o joyería.
Pero, más allá de estos factores químicos y socio-semióticos, si miramos con cuidado al pensador de Rodin podemos notar que no pasan más de 30 minutos hasta que una paloma haga correr sus desgracias tóxicas sobre el voluminoso bronce en un espectáculo tan habitual y mundano como inadvertido por la crítica. La supuesta dureza e inalterabilidad de la aleación de cobre y estaño no solo puede licuarse a través del proceso de fundición, sino que se corroe constantemente a partir de eventos que no solemos considerar partícipes de la significación de las obras como, por ejemplo, la suerte columbiforme del cielo porteño.
Actualmente, una forma de crítica similar al accionar escatológico de las palomas se ha vuelto muy popular. Arrojar algún tipo de material comestible sobre obras clásicas del arte moderno para manifestarse en contra de cosas como el calentamiento global. A pesar de que el sol siga brillando con total indiferencia a los reclamos y las empresas sigan contaminando inescrupulosamente para producir bienes y servicios absolutamente prescindibles, esta crítica tiene el mérito de hacer visible algo evidente que sucede todo el tiempo frente a nuestras narices pero solemos pasar inadvertido como si se tratara de un escotoma. La noble dureza de los materiales es solo una ficción en la que decidimos depositar nuestra confianza.
§
Ahora, si nos damos una vuelta por el Museo Nacional de Bellas Artes y subimos por las escaleras que lo elevan de las escenas mundanas, encontramos cuatro robustas columnas que en principio parecen de orden dórico pero, prestando atención, podemos notar que están engordadas, como si representaran el tronco de un palo borracho hinchado por la retención de líquidos. Ese carácter idiosincrático y decorativo abre un halo de sospecha sobre las cosas sólidas. El rigor clásico y la austeridad se rompen. Aquello que debería conservar la estructura edilicia del museo, termina caricaturizado de manera simpática como un objeto fuertemente ornamental y discursivo. La ficción teatral de ese lugar destinado a la contemplación epifánica y la preservación perpetua del orden parece algo tan frágil que es capaz de romperse con una simple carcajada.
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Siguiendo con el orden de nuestras indagaciones de la dureza, ahora solo nos quedaría abrir la mochila de un hipotético estudiante de estética y sacar sus fotocopias maltratadas de Kant para decir algo sobre el rigor de la crítica. Si nos detenemos en las páginas de la Crítica de la razón pura, encontramos que están prolijamente resaltadas y acompañadas por cuadros esquemáticos que ordenan en casilleros claramente inteligibles las diferentes categorías del conocimiento trazando sus límites bien definidos. El problema, el punto crítico, quizás se encuentre en las secciones dedicadas a la Crítica del juicio, ahí nos encontramos con subrayados temblorosos, palabras tachadas, dibujos monstruosos y preguntas inquietantes escritas en los márgenes que se pueden leer entre las manchas de yerba y las huellas de los dedos. Si nos fijamos con detenimiento, hasta se puede notar el sudor húmedo de las manos que recién las estuvieron manipulando. El arte parece un gran trauma para la crítica dura, algo que se escapa de su estructura diseñada a priori y amenaza con pudrir todo ese intrincado sistema de categorías y casilleros. El genio, lo sublime, la intuición nouménica quizás sean algunos de los nombres extraños que utilizó Kant para referirse a eso que en un principio decidimos llamar ensiotro y acá aparece con la forma de un encuentro traumático con la alteridad, un punto crítico en el que la rigidez de la razón se rompe.
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La dureza de materiales nobles como el bronce se corroe constantemente a partir de algo tan inmundo como el excremento de las palomas, el orden arquitectónico y el decoro social pueden movilizar una carcajada espontanea cuando se revelan como cuestiones más ornamentales que estructurales como las columnas engordadas del Museo y finalmente el rigor de la crítica dura se quiebra frente al arte que parece algo extraño para sus modelos preestablecidos de entendimiento. Quizás recién ahora debería empezar este texto, pero tal vez lo mejor que puede hacer la crítica blanda sea prestar atención a esa parte de la materia que se está expresando sin la necesidad de ser analizada.
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sitiomagico · 2 years
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Rituales para recibir el Equinoccio de Primavera El 20 de marzo es el Equinoccio de la Primavera y es un día propicio para llevar a cabo rituales para aprovechar el poder energético y conectar con las fuerzas de la naturaleza. Diversas culturas le adjudican a este día un poder mágico debido a que el día dura exactamente lo mismo que la noche. Esto representa el equilibrio entre las fuerzas de la luz y la oscuridad; del bien y el mal. Es, además, el momento que marca el florecimiento y la vida, el renacimiento, la fertilidad, el crecimientoy la iluminación. Este momento también marca el inicio del zodiaco, cuando el sol ingresa al signo de Aries, asociado con el elemento del fuego. El Equinoccio de Primavera es un momento de armonía y renovación. Y de esa misma forma se puede aprovechar para capturar esa energía para limpiar la casa de malas energías y purificar tanto el alma como los espacios para impregnarlos de los nuevos colores, olores y sabores que aparecen con el florecimiento. Bienvenido Equinoccio de Primavera: ritual sencillo Utilizarás: Una campana, flauta, tambor u otro instrumento musical. Un incienso, de preferencia de sándalo. Semillas (ruda, lavanda, laurel, salvia, romero) y/o frutas. Una vela de color blanco, preferiblemente. Lo primero es hacer sonar el instrumento, lo que se considera un ritual para alejar las malas vibraciones. Luego, encender la vela y colocarla en un lugar que se considere el centro de la casa. Poner alrededor las semillas y frutasescogidas. Seguidamente encender el incienso y pasearlo por los rincones del hogar mientras se dice esta oración: Que nuestra Madre Tierra Naturaleza llene de amor nuestros corazones y dé luz nuestro entendimiento, que proteja lo sagrado de nuestro hogar y nos permita habitar en paz. Para finalizar apagar la vela y guardar las semillas en una bolsa de tela y dejarla en algún lugar especial hasta que cese la estación. ***Continua en los Comentarios*** 👇👇👇👇👇 https://www.instagram.com/p/CqAFavXuGQD/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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