LA MEMORIA COMO BRÚJULA
A medida que voy cumpliendo años, ya en la llamada madurez, mi mente va liberando recuerdos de cuando era pequeña.
La infancia, es ese rinconcito de la vida, donde el tiempo se desvanece y los recuerdos se entrelazan como un telar hace con los hilos, creando motivos que son recuerdos … Esos recuerdos del ayer se vuelven más reales y es como si mi niña interior golpease en mi alma para revivirlos una vez más.
Aunque los años han creado en mi mente, una maleza de olvidos, algunos momentos permanecen grabados en lo más profundo de mi ser, como luces temblorosas en la penumbra del tiempo.
El mercado de las flores del Arenal en Bilbao me transporta a ese olor a rosas que envolvía la casa, a la frescura y delicadeza de las margaritas que tanto le gustaban a mi abuela. El pasear por el puerto de Plentzia o de Zierbena, viene a mí el olor del salitre, las redes y los aparejos que mi abuelo colocaba, examinaba y arreglaba minuciosamente para ir “a faenar”.
“La mar es generosa, si la cuidas, pero brava si le pierdes el respeto.”- sentenciaba mi abuelo.
Por el contacto directo con las redes, por los golpes de “la” mar, de “su” mar, sus manos rudas, ásperas, se convertían en seda y ternura sobre mis mofletes, con sus pellizcos llenos de mimos. Sus ojos, color plata vieja, brillaban con una luz nostálgica mientras me decía que era hora de merendar o de cenar y hacer la quiniela. La operación “quiniela” era todo un despliegue de estudio, estadística y probabilidades: examinar resultados en los periódicos, analizar artículos en prensa sobre la evolución de los equipos de fútbol, sobre los goles en los partidos del fin de semana anterior, repasar anteriores quinielas, etc.
La voz de “poner la mesa” que se escuchaba procedente de la cocina, donde mi abuela a ritmo de giros expertos, removía el pollo en la cazuela y vigilaba que el arroz con leche no espesase demasiado, peleándose con la fuerza del fuego para que la empanada de bacalao con pasas se hiciese por todas las partes iguales … me llega como un leve y emocionante recuerdo. Su tono lo tengo olvidado, pero no su entonación.
La abuela, con esa sabiduría que solo se adquiere con la vida, constantemente me decía: - “Sonríe siempre a pesar que la vida te golpee, desafíala con inteligencia, tenacidad y perseverancia … Tienes derecho a hundirte y sentirte triste y abatida, pero no más de dos días. Extiende tus pretensiones y ambiciones hacia fuera, pero nunca despegues ni abandones tus valores inculcados, que son tus raíces … Tus experiencias y vivencias harán que tengas un montón de recuerdos que servirán para saber quién eres y de dónde vienes …”
Sonrío al visualizar en mi mente esos sábados de pijama y bata, jugando al bingo con el abuelo o al chinchón con la abuela, de ganar al parchís o ser una oyente de lujo de las historias de juventud contadas por ellos y sus amigos … ¡Toda una transmisión de cultura oral!
¡Cuánto deseo volver a aquellos días despreocupados, donde la felicidad era tan simple como un Cola Cao con pan por las mañanas, tomar el sol en la puerta de casa mientras disfrutaba de un bocadillo con mantequilla y azúcar, o escuchar en la radio como el locutor soltaba un “Gooool” interminable, repetitivo, y mi abuelo se quejaba del resultado de su quiniela, mientras la abuela soltaba:
- “¡Coma sempre! ¡Así non facemos nada!”. Y todos reíamos.
De cómo hacer un yoyó con dos botones, de mis primeras experiencias culinarias, de mis lecturas comentadas. Los paseos de los domingos, sabiendo que las patatas fritas de la churrería de Xosé, nos estaban esperando, el paseo por el puerto para ver qué barcos salieron o no a faenar, el ir a recoger berros por la zona del río para la ensalada de tomate y queso que haríamos después…
Mis travesuras que se convertían en sustos: perder la noción del tiempo saltando en un charco, el intento de galopar sobre una cabra a falta de un caballo con la consecuencia de una brecha en la frente, el distraerme con una mosca y no saber qué recado me habían pedido hacer, comer el currusco de la barra de pan o el moñete de la bolla de maíz camino a casa…
Ahora mismo, escribiendo esto, con un poco de melancolía y recuperando del archivo vital; he comprendido que la infancia no es un lugar al que se pueda regresar, sino un tesoro que se conserva en el corazón, un refugio que garantiza el encuentro con la paz y la alegría que solo la nostalgia puede brindar.
Me duele no recordar sus voces, pero grabados están su cariño, sus consejos, su estilo de hablar, sus gestos, sus miradas, su aroma y sus momentos conmigo.
¿Sabes? A pesar de los golpes que da la vida, y que calan en una misma, siempre conservaré la capacidad de asombrarme ante la belleza del mundo y de encontrar y buscar en las pequeñas y cotidianas cosas diarias, el sentido de disfrutarla.
No busco la felicidad, más bien la calma, el equilibrio, la armonía y la serenidad que tanto habitaban en la casa de mis abuelos, que era mi hogar.
Deseo haberme convertido en esa persona que con tanto ahínco inculcaron e insistieron con su sabiduría, su comprensión y su paciencia. De seguir aprendiendo, de seguir viviendo (a pesar de las vicisitudes que se presenten). Porque, como siempre digo, la vida no es fácil, pero es muy bonita. ¡Caray!
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No "me hago la víctima" de Nati Mzn
Si, puedo decir que gran parte de mi vida sufrí de bullying y No, "no me hago la victima" ni busco "hacerme". Cuantos nos habremos sentido así? (Levantá tu mano y decime si a vos también te dijeron..una..dos..o más veces la trillada frase "No te hagas la víctima ") y ....duele. Sí, duele peor, porq es ahí cuando dices.."¿puedes ser más cruel? Sí, puedes." Es como tener una herida abierta y q te introduzcan el dedo aún más para que te duela. Así se siente. Decir que alguien se hace víctima cuando realmente lo es o lo está viviendo es algo muy cruel. Pero nadie busca sentirse víctima . Bueno, nosé a lo mejor habrá alguien. Sólo sé que yo no. No lo buscaba ni lo quería y lo más triste es q cuando sabes que la otra persona sabe de tu sufrir y uno espera un manto de comprensión de su parte...no lo hay. Muy insensible el hecho de que siendo una víctima te consideren como sí lo actuás o que lo buscás para llamar la atención o agradar. Con el solo hecho de ya tener que soportar lo que venís sufriendo por lo cual te convierte víctima encima tener que tolerar la insolencia, la falta de sensibilidad, de escucha y empatía. Duele mucho más. Duele más.
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Aunque me dejaste destruyénda
Me tuve que volver aparar
Con ninguna gota de ganas,
Lo tuve que hacer
Lo que paso fue-
Que aprendí como valorarme
Como escuchar mi espíritu
Y dejerame guiar por esa voz,
Que solamente quiere que me levante
Otra vez, porque
todavía
No ha cabo
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i met her last night again. we went to go eat ramen and drink tea together. she’s so absolutely beautiful, sometimes i just look at her as she sits across from me and she catches me staring and asks what? but i say nothing because how can i explain that i can’t believe we’re together. we sat there for a couple hours talking and laughing and i can’t believe it i really can’t. i love to see that she likes me when we hold eye contact and smile, when i said getting a motorcycle would be cool and she said please don’t for my sake they’re dangerous. and we left and went outside and it was raining lightly. i was nervous but I asked her can i hold your hand? she grabbed my hand immediately, interlocking our fingers, making a sound like she couldn’t believe i even had to ask. i laughed and told her she was cute and she laughed as well. she drove me home. I can’t believe i didn’t kiss her. i miss seeing her and i miss feeling her hand in mine. she’s so lovely, i keep replaying yesterday in my head, going over every smile every laugh every sweet word. she’s so lovely. i like her so much.
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No sé trata de buena actitud. Empiezo mi dia diciéndome "Hoy sera un buen día", soy proactiva, lidio con mis pensamientos y sigo mi día productivamente, pero por más que me esfuerzo, por más que lo intento, me lo propongo y hasta lo hago, al final del día estoy en mi cama con esa insatisfacción, ese vacío, esa sensación de no verle sentido a nada, esas ganas de cerrar los ojos y no abrirlos más, de no ser conciente. Así que no, no se trata de una buena actitud.
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Y es que en algunos momentos me siento sola , un atardecer me pone triste , las luces de navidad iban al ritmo de la canción que escuchábamos , recordé eso y apreté mis manos para que no permitieran que el sentimiento de tristeza se asomara , cerré los ojos y nos vi , un poco más jóvenes pero ahí estábamos , conociéndonos , hablándonos de cosas sin importancia . La navidad se acerca y puedo sentir la tristeza llegar , lo que resta de año haré un recuento de las veces que llore abrazando al gato .
Series navideñas , árboles de navidad olor a frío puedo oler incluso tocar el frío incluso oírlo y se que esta diciendo que quedó el dolor ahí ... que es palpable que siempre estará.
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