Que triste es darse cuenta que toda una vida viviste equivocada, que seguiste apostando por la persona que más amabas, aunque en el fondo sabías que estabas errada. Tenías fe en ella, y sin embargo, al final, te falló...
Dar todo a cambio de migajas, de miseras nuestras de amor y de besos furtivos. Duele, duele terriblemente... Pero finalmente termina, e indudablemente sigues caminando por la vida... Tal vez rota, tal vez aniquilada; pero lo que sí es cierto, es que a esa mujer la volviste fuerte, valiente, aunque triste.