Tumgik
#Dudar contra la rapidez
paseodementiras · 1 year
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El arte de dudar
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1 Canto a la duda De todos los solventes destructivos que conozco: el agua de mar, el ácido muriático, la desconfianza, el tiempo..., aquí quisiera detenerme en uno de lo más corrosivos: la duda, pues aunque en ciertas ocasiones —cuando nuestra vida está en riesgo— más nos vale reaccionar precipitadamente, en infinidad de casos, en cambio —cuando precisamente nos vamos a jugar la vida—, más nos vale no responder apresuradamente, y dudar antes de decidirnos.
-Oscar de la Borbolla
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plumdeux · 2 years
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                                                                      𝕕𝕣𝕒𝕨𝕟 𝕥𝕠 𝕥𝕙𝕖 𝕓𝕝𝕠𝕠𝕕
                    well, i suppose a friend is a friend                                          and we all know how this will end
* ˢᵉˡᶠ ᵖᵃʳᵃ / for my prayer has always been love
                                 content warning: mujer local conoce el cariño.                                  marco temporal: semana posterior a la selva.
                                                               ╳      ╳       ╳
                        podría acostumbrarse a dulce melodía que componen risas, a aquellos rostros que aunque sea bajo pésimas circunstancias logran apaciguar desenfrenadas olas de angustia que por años se han alojado en su pecho. independencia que ha creado con sus vivencias es ladrada a cada paso, distanciándose de calidez humana que gustaría de tener. pero soledad que la abraza deja de asfixiar tanto cuando encuentra compañía en pares y se permite disfrutarla, amenazando y poniendo en jaque propias reglas que malas experiencias le han obligado a aprender. no hay juicios, no hay pena, no hay ninguna preconcepción de su ser más allá de la que ha demostrado, ni rumores manchando su imagen. pero es mismo anonimato que le libera en juego el que le hace dudar de relaciones que tiene en aquel lugar, de verdaderas intenciones y de cuanto puede realmente entregar. quizá ser una farsa es lo único que le queda por el resto de sus días.  
   y es cuando caen las doce en la ciudad de chicago, que sin vitoreos ni abrazos celebra internamente un nuevo año de vida. no los espera ni pretende, por lo que secreto es guardado junto a tantos otros, pese a que móvil titile insufriblemente por notificaciones de relaciones superficiales a las que suele acostumbrar en hogar de origen, compañeros despertando temprano en la otra punta del mundo con simpatía que a sus espaldas no demuestran. cumpleaños no trae buenos recuerdos, solo melancolía y una vorágine de emociones que solo logra hacer más peso contra turbulencias que últimas semanas ha experimentado. 
     tan difícil de leer se cree que es inmensa la sorpresa que siente cuando amigos más cercanos de equipo llegan con un regalo, ofrenda que solo logra convencerla un poco más de que cariño que siente(n) no es poca cosa, de que atención que le ponen sobrepasa simple camaradería. futuro incierto genera gran temor en la belga, pero en el momento solo se permite disfrutarles, dedicar sonrisas que solo guarda para cercanos y envolverles con calidez que no se permite demostrar frente a nadie más. 
                                                                      . . .
      a mitad de la noche, llamada de voz más que familiar le despierta, alegría inundándole tanto como temor al que no logra desacostumbrarse. por que relación con mayor será esencial pero han transitado caminos más que difíciles hasta aquel día, y aunque compañía era incondicional, culpas echadas también lo serían. “¿papá?” irguiéndose en su cama y despabilándose con inusual rapidez, presta atención a tortuoso silencio que solo logra acelerar su corazón. han pasado demasiados meses desde que comunicación se ha dado con aquel, vida manteniéndolos más apartados de lo que le gustaría. cabeza no deja de maquinar entre que espera palabras ajenas y observa regalo sobre su escritorio, quizá ha llevado sus sentimientos muy lejos otra vez. quizá es hora de dejar de influenciarse. con solo marcarle y sin decir palabra, imposiciones enseñadas por el mayor logran volver a meterse bajo su piel y derrumbar castillo de cartas bellamente formado en su cabeza. 
       “¿que carajos crees que estás haciendo?” labios de la fémina se aprietan entre sí, aprovechándose de conocer recientes patrones del patriarca lo suficiente como para permitirse respirar y no dejar que lágrimas escapen de ojos ya cristalinos. “¿creerías que no me enteraría que estas en chicago?¿que vivo bajo una puta roca?” no es poco común la manera en que hombre espeta furia, pero nunca deja de perturbarle cómo violencia puede arremolinarse tan fácilmente en una persona que lo había ocultado por tantos años. la rama no caía muy lejos del árbol después de todo. 
      “estoy trabajando aquí, aprovechando una oportunidad. ¿cuál es el problema?” miente, por que no tiene alternativa, porque problemas serán mayores para ella no solo por parte de perturbador juego en el que se metió si no porque se ganaría el odio de su padre para siempre por atreverse a entorpecer camino que le venían delineando desde infancia. 
   “a la estrellita le duelen las rodillas y debe tomarse un respiro” masculino se mofa, acompañando palabras de una breve y tajante risilla. “¿se supone que tenga que comerme esa excusa cuando te conozco como a la palma de mi mano?¿como si alguna vez una lastimadura te hubiese detenido?” aleja el teléfono de su oreja, bufando con resignación. claro que ha leído sobre eso también. influencias seguían comentándole cada detalle disponible propio en las noticias, todo se lo hacían llegar. con menos alcance que en el pasado claro, condiciones habían cambiado por sobremanera para aquel cuyo tono comienza a calmarse. “no puedo creer que hayas logrado vender esa idea, pero al mismo tiempo no me sorprende. me gusta saber que sigues siendo igual de convincente” se siente observada, pequeña, a pesar de que única compañía es un pequeño haz de luz de luna que se infiltra en su ventana. se mantiene cabizbaja ante palabras que le juzgan de forma indirecta. “escucha, no sé en qué estás metida pero espero que vuelvas pronto a londres, a tu carrera y dejes de dar esas clases de porquería. ya sabes que no le gustaría nada de lo que estás haciendo ahora”.
    mención de tercer persona pincha psiquis, palabras son las justas para hacerla derrumbar y el hombre lo sabe muy bien. no suele tratarla con semejante desdén pero mujer sabe que desde ojos de figura que admira, en aquel momento se lo merece. y bajo su propia mirada también. lleva suficiente tiempo convenciéndose a sí misma de que valor propio es nulo mientras que debe poner paredes que demuestran todo lo contrario. diestra limpia lágrima que de manera discreta ha rodado hacia su barbilla, ahogando cualquier ruidito que podría inculpar acciones que oculta tras móvil. exhala con fuerza, juntando un poco de valor antes de reclamar: “pensé que me desearías un feliz cumpleaños”. 
      pero todo lo que obtiene es silencio.
                                                                       . . .          
  secretos que se han compartido en vulnerabilidad de trío han ido en aumento aquella semana, desde cosas entre voces que no pueden cuestionar demasiado en voz alta, a invitaciones cuya significancia rozan leyes silenciosas que juego les ha obligado a interponer entre ellos. jamás deja de sentir temor, porque por más que lo intente sabe que transparencia jamás será completa con personas que cada vez parecen revelarse más ante quien no lo merece. a pesar de eso, egoísmo que la caracteriza ( y coraza ablandada por nuevo sentimientos ) se deja llevar por emociones, por orgullo de haber formado al menos una pequeña parte en gran momento de uno de sus amigos. y mientras que había formado tales relaciones en el pasado, ninguna se asemejaba a los lazos que le mantenían a pie allí en estados unidos. quizás algún día lograrían cambiar por completo su forma de ver las cosas. a pesar de que visión está completamente obnubilada por creencias que traen añares construyéndose.
      es únicamente idea que metió en su cabeza sobre no ser merecedora de cualquier tipo de afecto razón de infelicidad. es fiel creyente de que todo es temporal y que nadie estará a su lado hasta en sus más grandes miserias. no lograr ser honesta con quien merece tal trato resulta una molestia, porque todo lo que siempre ofrecerá es un holograma falso de su persona. y aunque resulta igual desde los escenarios, al menos los tendrá como eterna compañía. qué otra calidez puede pedir que aquella que da un reflector sobre figura delineando las imágenes más bellas, trabajo impecable que realmente merece ser aclamado y es único orgullo en vida. aquel extraordinario momento en que realmente puede apartarse de su ser y olvidar problemas, que va más allá de caprichos y largas penas. ego queda allí y se sustenta de lugar a donde puede interpretar a alguien más, darle vida a algo que traspasa caos individual. alguien cuya historia vale la pena contar. es allí el único hogar que conoce, el único que siempre le ha recibido - para bien o mal.
      pero por primera vez, descubre que no necesita un inmenso público para considerarse de valor. que familia no es únicamente la de sangre, y que estaría dispuesta a más de lo que se hubiese permitido meses atrás por quienes han permanecido a su lado. peligrosa cercanía importa poco cuando personas despiertan semejantes emociones, por ellos puede esforzarse. 
                                                              ╳      ╳       ╳
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myhelaxavier · 3 years
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Daddy
2/2
La sensación de Armie detrás suyo es jodidamente deliciosa, la dura polla presionando contra la curva de su trasero a través de sus pantalones, mientras su propia dureza es presionada contra el frío granito del mostrador,  así es como ha querido a su papi durante tanto tiempo, ni siquiera puede recordar un momento en que no fantaseara acerca de Armie tomandolo con rudeza
Ese había sido su mayor secreto a lo largo de sus años en el instituto, cuando inició la universidad, todo fue diferente , algo que no es puramente  sexual pero que ha estado siempre allí, hirviendo debajo de su piel quemando su cuerpo con deseos insatisfechos, volviéndose  más difícil de controlar  luego de que su papi lo viera desnudo bajo el agua de la ducha luego de su primer fiesta universitaria, sabe muy bien que Armie tiene necesidades sexuales, incluso si no se atreve a reconocerlo externamente, siempre lavando las sábanas que mancha con su semen encendiendo la lavadora él mismo en un intento por ocultarlo.
Su papi no es realmete viejo, solo es dieciocho años mayor que él, aunque la madurez en su rostro sólo incremente su deseo sexual por tenerlo estre sus piernas, un hombre maduro siempre tiene las mejores  formas de dominación en la cama, y no tiene duda de que su papi tiene un impulso sexual  fuerte, el duro miembro presionado contra su culo es una gran indicación de lo bien que Armie lo puede tratar.
— Te siento tan duro... — Le encanta saber que está a punto de tener la gran polla de su papi estirando su agujero  — Por favor papi - Dijo jadeando, mientras se aferra al borde mostrador con amabas manos, empujando tanto como puede su trasero en dirección a la entrepierna de Armie.
— ¿Por favor, que cariño? —  Armie pregunto, su voz es firme mientras golpea su trasero — ¿Por favor, que mi pequeño?
Ese pequeño golpe fue directo a su entrada que se contrajo con necesidad, sabe que Armie ama los juegos previos, pero no esperaba que su miebro comenzará a mojarse tan rápido con  los golpes, sus jugos pegajosos terminarán arruinando el mostrador mientras su papi lo folla sobre el.
—  Te necesito.... — Concluyó incapaz de articular algo más que eso, no le importa lo que Armie le  haga, o como lo  haga, solo le importa estar debajo y que lo joda tan duro hasta dejarlo bien abierto, quiere ser el caliente agujero de  papi para follar.
— Sólo un momento — Su papi susurro, arrastrando la boca por su nuca, gimió cuando tomó la cinturilla de sus pantalones tirando de ellos hacía bajo  llevando consigo su ropa interior, alzó sus caderas tanto como podía para ayudar a sacarlos con mayor rapidez.
— ¡Papi! -— Se estremeció cuando su polla se apretó contra la friesa del granito
— Tranquilo cariño, Papi esta aquí para cuidarte — Sintió como Armie caía de rodillas detrás suyo, las gruesas manos tomaron sus muslos abriéndolos tanto como la tela envuelta en sus tobillos lo permitió, arqueo sus caderas mientras su papi se acomoda entre sus piernas, sintiendo como el cálido aliento se mueve por encima de su agujero.
— ¡Papi! — Jadeo cuando un beso fue depositado sobre su entrada seguido de la húmeda lengua que lame deliciosamente lento su borde inchado mientras los dientes raspan su carne sensible, sintió el gemido de Armie cuando comenzó ha chupar directamente sobre su entrada,  forzando un dedo en su interior;  apenas pudo contener un gemido cuando su entrada cedió abriéndose para él, las vibraciones eléctricas de placer llenan su miembro.
— Joder cariño, eres tan apretado —  El torturoso dedo encontró su próstata con precisión digna de un médico, un jadeo salio de su garganta cuando su punto sensible fue empujado una y otra vez, dibujando círculos sobre él..
— ¡Oh joder! —  Otro fuerte golpe se estrelló contra su culo provocando que su miembro se contrajera.
— No puedes maldecir dentro de casa — Su papi lo reprendió antes de continuar sobando su interior y joderlo con  la lengua, conoce las reglas pero no puede seguirlas cuando las sensaciones que se construyen rápidamente en su interior con la necesidad de terminar queman su polla desde su interio, contrayendose ansiosamente contra el granito.
Las manos de Armie alcanzaron uno de sus pezones, pellizcando y tirando de él lo suficiente para llevarlo al borde, sacudió sus caderas sobre el rostro de su papi en busca de mayor profundidad.
— ¡Papi!, ¡papi! — Armie separo aún más sus muslos, la lengua en su interior es como un arpón en la cual puede  balancear sus caderas para llenarse tanto como pueda, es increíblemente depravado hacer esto con el hombre que prácticamente lo educó, pero se siente tan correcto entregarse a él.
Un segundo dedo se hundió en su interior, empujando al mismo tiempo que la caliente lengua, reclamando su interior sin piedad, gimio incapaz de sostener el suficiente aliento, incapaz de pensar, incapaz de hacer cualquier otra cosa que no sea rendirse ante su papi.
El placer explotó en grandes olas por todo su cuerpo, cerró los ojos dejandose inundar por el orgasmo que le es otorgado, su miembro se sacudió con placer mientras sus bolas deliciosamente llenas vaciaron su liberación sobre la encimera, su agujero se contrajo sobre el par de dedos en su interior, aunque son demasiado delgados para satisfacerlo por completo, joder, necesita ser llenado hasta el borde... necesita la polla de su papi.
Cuando su respiración se regularizó y su mente volvió a ponerse en marcha fue consiente de que su pene está completamente empapado con su venida al igual que su pecho, y puede sentir su entrada punzante bien abierta que está seguro de que no será capaz de cerrar sus piernas decentemente.
Su rostro se giró cuando Armie se puso de pie, mirándolo con los ojos llenos de lujuria, la dura polla aun vestida presionandose firmemente contra su culo desnudo, como pudo giro su cuerpo sobre la isla para poder admirar a su papi y dejarle ver el desastre de su venida qué él había ocasionado, los gruesos pantalones clínicos no pueden ocultar a su vista lo duro que ésta.
Comenzó a dejarse caer de rodillas para devolverle el favor a su papi cuando él negó con la cabeza sosteniendolo por la cadera, en cambio lo ayudó ha salir de sus pantalones y ropa interior, saco su playera sobre su cabeza; ahora está de pié, desnudo en medió de la cocina de su casa, su el cuerpo humedecido por su venida, mientras su papi reclama su boca con un profundo beso, sintiendo el sabor de sí mismo.
Su mano buscó desabrochar a tientas el botón de los pantalones de Armie, dándose cuenta de que sus dedos son demasiado torpes para manejar el broche, su papi con una sonrisa, deshizo el broche de sus pantalones dejandolos caer al suelo, en un movimiento rápido dejo caer los bóxers también.
— inclinate de nuevo sobre el mostrador, cariño — Lo obedeció sin dudar, sí su papi quiere hacérselo por detrás la primera vez, no importa...  Con tal de que la enorme polla se entierre profundamente en su interior y lo folle duro hasta ser capaz de sentirlo dentro mientras recorre los pasillo de la Universidad, es todo lo que necesita para levantar y ofrecer su trasero.
Aunque su mirada no pudo despegarse del cuerpo de su papi cuando la ropa  comenzó a caer al suelo — Papi quiero chuparte — Su boca comenzó a salibar al notar la gruesa dureza que su papi tiene entre las piernas.
— Más tarde cariño, primero necesito enterrarme profundamente dentro de ti — Armie respondió, bajando una mano por su espalda empujandolo hacia abajo, y tirando de sus caderas  hasta colocarlas sobre el borde de la encimera, la dominación solo añade otra capa a su excitación.
La sensación del frío mostrador contra sus sensibles pezones son como dardos que estimulan su piel, haciéndolo gemir y separar un poco más las piernas, intento plantar sus pies, cubiertos de sus calcetines, firmemente en el suelo, en un intentó por sostenerse, aunque todo quedó en el olvido, cuando su papi golpeo por primera ves su entrada.
Arqueo la espalda mientras lo siente deslizar su polla, la presión contundente de la polla de su papi contra su agujero necesitado lo hizo rodar los ojos  — Oh Dios papi, sí — Jadeo mientras comienza a presionar contra la polla, su cuerpo le duele con necesidad.
Su papi lo tortura sólo dándole la cabeza de su polla, intento hacer rodar sus caderas en un intento por tomar más, pero las fuertes manos que lo sostienen lo impidieron, su suplica comenzó cuando Armie saco la punta y lo volvió a golpear de nuevo dentro de su agujero —Por favor, papi... Te necesito.
— Paciencia Timmy, los chicos buenos saben esperar — Le susurró suavemente, mientras propina otro azote a su culo — Estuve esperando tenerte así durante años y pretendo disfrutarlo.
Quiere comenzar a protestar  pero se encuentra en el cielo cuando Armie desliza por completó su polla dentro suyo, se desliza hasta que las bolas están bien apoyadas contra su trasero, le encanta que su papi sepa que no necesita ser cuidadoso con él, que su agujero puede tomar su polla con un solo empuje, quiere sentir el estiramiento, la leve quemadura, quiere que sus piernas no puedan cerrase.
— Si eres mi niño bueno, la próxima ves te amarrare en mi cama completamente abierto y adolorido, apuesto que te verías hermoso con pinzas en tus rosados pezones, un enorme vibrador en tu codiciosos agujero abriendote de par en par y un bonito anillo en tu pene... Completamente a merced de mis deseo — La mano de su papi se adentró a sobar su propia polla, dándole un pequeño pellizco sobre su punta, la punzada de dolor lo hizo gemir y sollozar — Quizás agregue una mordaza para chupar y así llenar todos tus preciosos agujeros.
— Seré tu buen niño, por favor papi — Armie tomó duramente sus caderas y comenzó a empujar sólidamente dentro de él, las bolas golpean la base de su trasero, sus caderas intentan seguir el ritmo pero está tan perdido en el placer que titubea con cada empuje — ¡Oh, Papi! — Mueve su culo hacia atrás para asegurarse de que su papi está completamente adentro suyo, que está tomandolo todo.
— ¿Te gusta cariño? ¿Me sientes bien? — Su papi pregunta, mientras golpea su entrada con más fuerza, una de las grandes manos toma el cabello de su nuca tirando de él, forzando a su espalda a arquearse, sus caderas se levantan tanto que apenas alcanza a tocar el suelo con las puntas de los pies, sino fuera por la polla de su papi dentro suyo sosteniendolo, abría caído hace mucho..
— T- tan maravilloso, P-papi,  — Apenas puede pronunciar, sus gemidos salen de manera descontrolada de su boca mientras intenta aferrarse al borde del mostrador — ¿Puedo tocar mi polla por favor? — Está tan cerca de su orgasmo que lo puede saborear, su vista se a nublado por el placer centelleando por su piel.
— No — La repuesta es firme,  negándose a discusión, está por protestar pero una mano se desliza sobre su estómago para tomar la parte superior de su polla, Armie desliza el pulgar por su raja y comienza a acariciar toda sue extensión mientras se lo folla — Esta es mi polla ahora mismo, cariño, no puedes tocarte o venir hasta que papi te lo diga.
— Por favor, Papi, estoy tan cerca que no puedo, me estás llenando tan bien y lo necesito tanto, por favor quiero ...
Sus palabras de cortaron cuando su papi follo tan duro en él, no cree que sea capaz de aguantar mucho más, su polla puede explotar en cualquier momento — Te ves tan jodidamente hermosa con mi polla llenando tu agujero cariño— Vuelve a golpear duramente contra su próstata mientras gime, sus caderas se golpean contra la encimera con cada empuje, formando bonitos moratones sobre su piel  — Me encanta lo apretado que te sientes — Su papi bombea rápidamente dentro y fuera de él, su agujero se siente tan abierto, amando el deslizamiento de la polla de su papi, ama cómo ni siquiera duele, ama como su cuerpo lo recibe gustoso.
— Dios Papi... Yo estoy... Por favor —
—  Eres tan hermosa, mi pequeño hijo... Te has portado tan bien con papi... Puedes venir
— ¡Papi! — Sus gritos son fuertes y eufóricos cuando la avalancha de sensaciones orgasmicas lo envuelven  mientras las ondas de placer recorren su mente, su polla tiembla viniendo por segunda vez sobre la mano de su papi, y su agujero se contrae con cada espasmo sobre la polla en su interior.
Las embestidas de Armie se volvieron más profundas y desesperadas persiguiendo su propia liberación, envolviendo los brazos alrededor de su cintura sosteniendolo fuertemente contra su polla, sintiéndolo venir con pequeños empujes rápidos, bombeando toda la venida en su interior, ama que el semen de su papi cubra sus entrañas marcandolo.
Por un momento, guardan silencio recuperando el aliento y calmando los latidos erráticos de sus corazones, su papi se retiró de su interior mientras gemia por la pérdida sintiéndose tristemente vacío.
Armie se inclinó, deslizando un brazo debajo de sus piernas y levantándolo en brazos como si no pesara nada y lo llevó al piso de arriba, al dormitorio principal, dejándolo caer cuidadosamente sobre la cama.
Vio como su papi desaparecía dentro del baño, regrensado con una toalla húmeda, comenzando a limpiar con manos suaves y paciente los restos de su venida sobre su pecho y muslos.
Una ves limpio su Papi dejo caer la toalla al cesto de la ropa sucia y subió a su lado en la cama; automáticamente se envolvió en el cuerpo de su papi, depositados suaves besos sobre el musculoso pecho.
Armie se echo areír, una de sus manos tomó suavemente su cabello tirando de él con cariño hasta acomodar su cabeza sobre su grueso hombro.
—Más tarde, cariño, tenemos mucho tiempo para nosotros... Toda una vida. — Añadió un momento después, mirándolo a los ojos con una sonrisa cariñosa.
— La tenemos... Te amo, papi.
— Te amo mi pequeño
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CAPÍTULO III: BATALLA (PARTE 11)
LA QUE SOLÍA SER NIÑA DE LA TORRE RELOJERA
‘’De la oscuridad de Lance puede que tus amigos hayas liberado, pero para contigo luchar, nadie estará de acuerdo,’’ se lamentó Balan, con una sonrisa afilada. ‘’Hablando de luchar, has estado posponiendo a cierta persona enfrentar. Pero evitar a Niña de la torre relojera a largo plazo no va a ayudar.’’
Ritmo Callejero Leo miró a otro lado. No quería darle a Balan la satisfacción de ver cuánta razón tenía.
‘’No puedo luchar contra ella. Solo es una niña pequeña. Si tengo que hacerlo, me enfrentaré a Lance solo.’’
‘’Porque atacar sin ayuda fue tal y como pensasteis, cuando tú y Emma vuestra malograda parada hicisteis.’’ Balan sacudió la cabeza en exasperación. ‘’Ni siquiera le hará daño, ¿y aún así vas a dudar? Muy bien, entonces en la oscuridad se va a marchitar. En cambio, hacerte la misma pregunta que le planteaste a Pensativo permíteme: ¿dejar que Niña de la torre relojera sea un monstruo para siempre bien te parece?’’
Leo apretó los dientes. ‘’Has dejado claro tu punto de vista.’’
Balan sonrió, acariciando el borde de su sombrero de copa.
La ciudad de Niña de la torre relojera estaba dividida en secciones que ahora flotaban en el aire. Leo pensó que este era su intento de proteger su escenario de Luchadora y Balan. Probablemente había puesto un montón de trampas por todas partes también.
Aún así, fue un alivio ver que aún seguía siendo adorable y animado como había sido cuando lo visitó por primera vez.
Se dirigió hacia la torre relojera en el centro de la ciudad, sintiendo que ahí es donde ella estaría.
Ver el estado de su escenario le tranquilizó, pero no debería haberse relajado tan rápidamente. Activó una trampa casi de inmediato.
Pisó un bloque que se le escapó tan rápidamente, que ni siquiera sus rápidos reflejos sirvieron para evitar que cayera de bruces.
Cerró los ojos para aprovechar el poder del escenario. Cuando los abrió de nuevo, llevaba vestido un traje llamado Cronejo. A medida que lo examinaba, llegó a comprender su capacidad.
Probablemente porque es lo que más deseaba cuando ocurrió el accidente... Detener el curso del tiempo.
Pobre Niña de la torre relojera. Leo se sintió mal por ella.
Se abrió paso por su escenario. Ahora que podía parar el tiempo, no importaba la rapidez con la que surgieran las trampas o cuántos Negati le atacaran. Pero sabía que el monstruo que solía ser Niña de la torre relojera tendría la misma capacidad.
No podía imaginar cómo sería su batalla.
Después de algún tiempo, encontró los Arborazones y recuperó los dos fragmentos del corazón de Niña de la torre relojera.
Esta es la parte de ella que ama a los gatos, y esta es la parte de ella que tiene el coraje para afrontar la realidad.
Dejó salir un suspiro.
Es demasiado pequeña para siquiera necesitar coraje para afrontar la realidad…
Realmente, realmente no quería luchar contra ella.
Incluso si era la única manera de salvarla de la negatividad, sabía que le iba a doler.
De repente se fijó en un animal pequeño de peluche a sus pies.
Y no cualquier peluche: un gatito.
Había habido todo tipo de animales de peluche en el escenario de Niña de la torre relojera la primera vez que lo visitó, pero nunca ningún gato.
Sabía que eso se debía a que su subconsciente había bloqueado todo lo relacionado con los gatos después del accidente. Quizá, ahora que se había perdido en la negatividad, ese bloqueo se había deshecho.
El gatito a los pies de Leo lo miró.
A Leo no le cabía duda de que la propia Niña de la torre relojera lo había creado. Tenía una mirada terriblemente solitaria.
Tú también la echas de menos, ¿verdad? Como solía ser, al menos…
Pensó en el monstruo en el que ella se había convertido, sintiéndose triste.
De ninguna manera puedo dejarla así. Prometí que no lo haría.
Le dio un buen mimo al gatito de juguete, asegurándose de rascarle detrás de las orejas, y luego se dirigió a una entrada que conducía bajo la torre relojera. Niña de la torre relojera, o la cosa que había sido ella, al menos, estaba allí abajo. Podía sentirla.
Cuando se giró, vio la ilusión de Niña de la torre relojera, acunando al gatito en sus brazos y mirándolo con una expresión de preocupación.
‘’No te preocupes por mí,’’ dijo, y bajó lentamente por las escaleras.
Bajó y bajó, hasta las oscuras profundidades donde apenas llegaba la luz del exterior.
De repente, una fuerte carcajada rompió el silencio.
Su mirada se dirigió hacia el lugar de donde provenía el sonido y vio al monstruo que antes había sido Niña de la torre relojera.
Ahora se llamaba Purrla y era gigante, cien veces el peso de Leo, por lo menos. El monstruoso felino no perdió tiempo y saltó directamente hacia él.
Él esquivó su ataque justo a tiempo, gritando, ‘’¡Soy yo! ¡Soy Ritmo Callejero!’’
Pero, por supuesto, ahora podría ser un extraño para ella. Se giró y trató de abalanzarse sobre él una y otra vez.
Con los otros, Leo los había debilitado lo suficiente como para poder acercarse y lanzar los fragmentos de corazón a la marca de Lance, pero no quería hacerle eso a Niña de la torre relojera. Quería que esto fuera lo menos doloroso posible para ella.
Si puedo conseguirlo de una vez…
Esquivó y rodó alrededor de sus ataques mientras apuntaba a la marca.
Pero los movimientos de Purrla eran demasiado erráticos para que él pudiera tener un tiro limpio. Esto se estaba convirtiendo en su pelea más dura hasta el momento.
Sus ataques eran lo suficientemente peligrosos por sí mismos, pero también tenía que tener cuidado con las ondas de choque que sacudían la tierra cada vez que su cuerpo golpeaba el suelo.
Sólo necesito un tiro…
Leo había bailado durante días y días en Wonderworld y nunca se había cansado, pero su cara estaba colorada y sudorosa.
¡Ahora!
El monstruo se desvaneció en el momento en que Leo se dispuso a lanzar los fragmentos. Su intuición se agudizó, y se volvió para ver que el monstruo había aparecido detrás de él. Entonces sintió un fuerte dolor en el pecho y vio que su traje estaba destrozado.
¡¿Qué pasó?!
Había estado tan concentrado en acabar con esto de un solo golpe, que se había olvidado por completo de la habilidad de Purrla.
¡Paró el tiempo y me atacó!
Bueno, dos pueden jugar a ese juego.
Leo hizo alarde de lanzar los fragmentos de nuevo. En el momento en que levantó la mano, detuvo el tiempo. También lo hizo Purrla.
Ahora los dos estaban congelados, y cuando el tiempo volvió a empezar, lo hizo para ambos.
Pero Purrla no se había dado cuenta de ese detalle. Pensando que Leo seguía congelado en el tiempo, se dirigió hacia él.
Sólo un poco más cerca…
¡Ahora!
Lanzó los fragmentos en las marcas de Lance.
La consternación se extendió por el rostro de Purrla ante el inesperado movimiento de su presa.
La negatividad empezó a desprenderse de ella hasta que lo único que quedó fue Niña de la torre relojera, tumbada de lado. Cuando sus ojos se abrieron, Leo vio que brillaban empapados.
‘’¿Por qué me has devuelto a la normalidad?’’ preguntó, con las lágrimas resbalando por sus mejillas. ‘’En la negatividad, no tuve que pensar sobre lo que le pasó a ese pobre gatito. ¿Por qué tuviste que ir y hacerme recordar?’’
‘’¿Qué quieres decir con ‘por qué’?’’ Leo empezó, pero se detuvo al sentir una mano en su hombro. Se giró para ver a Balan.
‘’Ritmo Callejero no te hizo recordar porque nunca lo olvidaste. Ni antes de tu monstruoso cambio, ni mientras en la negatividad te destrozaste. A tu amigo felino de llorar nunca has dejado. La herida en lo más profundo de tu corazón aún no se ha curado.’’
Leo sintió que parte de su culpa se disipaba ante las palabras de Balan.
‘’No puedes seguir así, Niña de la torre relojera.’’
‘’¿Quién lo dice? Sólo quiero olvidar el gatito que me mataron, y vivir en Wonderworld con Pensativo por siempre y para siempre.’’
Leo comenzó a dar un paso hacia ella, pero Balan lo paró. El hombre se quitó el sombrero de copa, acariciando el pelo turquesa de Niña de la torre relojera.
Leo sólo pudo ver brevemente la cara del hombre antes de que el sombrero volviera a su posición habitual, pero se sorprendió al ver que Balan era tan guapo como Lance. Y lo que es más, por ese instante, la sonrisa había desaparecido de las facciones de Balan, sustituida por una mirada de amarga tristeza.
‘’Se paciente contigo misma, pequeña, mientras llevas a cabo tu curación. Toma tiempo recuperarse de una tan horrible situación.’’ Apretó la mano de Niña de la torre relojera.
Leo puso su mano sobre la de ambos.
‘’Mira, cuando estés, cuando te sientas con fuerzas, podemos volver al mundo real juntos y buscar al gato. Y si...ya sabes...te ayudaré a hacer un buen lugar de descanso para él. ¿De acuerdo?’’
En eso, Leo y Balan dejaron a Niña de la torre relojera en su escenario.
‘’Ahora sólo queda una que salvar: Señorita del sol de medianoche, ahora hay que marchar.’’ Los ojos de Balan estaban desconcentrados, parecían estar atrapados en algo en la distancia mientras caminaban.
‘’¿Conoces su historia?’’
‘’Podrías decir, sí, de alguna manera o así,’’ fue su vaga respuesta.
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¿Te está gustando la lectura? Pues te pido que consideres en comprar por 10 dólares la novela original para Amazon Kindle/iTunes para apoyar a los creadores: (Debido a los problemas con el link, pido expresamente que te dirijas al la publicación fijada o al archivo que contiene todas las partes, ahí tendrás el enlace al Amazon del libro.)
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a-little-dexth · 4 years
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request.
género: smut, ya lo saben owo (boyfriend!yuta, birthday sex, food kink ??? [no sé si cuente como tal pero hay fresass y hielos, ah], oral [for her], cum play)
número de palabras: +1,7k.
nota de la autora: FELIZ CUMPLEAÑOS PARA MI BUB QUE SOLICITÓ ESTO! y aún si no es su cumpleaños, disfruten de esto y pienses que lo es, awsdjs, espero les guste, corazoncitos uwu
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“¡no se supone que debías despertar todavía!”, yuta exclama con las mejillas rojas colocándose frente a la barra de la cocina cubriendo algo detrás de él mientras que tú solo abres los ojos con sorpresa, deteniendo tus pasos en la puerta de la cocina. “regresa a la cama, ¿sí?”
a pesar de la sorpresa, haces lo que te pide y regresas a la habitación, recostándote de nuevo mientras lo esperas. haces tiempo viendo en tu celular algunos mensaje de felicitación que tus amigos y familiares te habían dejado, pero despegas la vista cuando la puerta se abre y entra tu novio sosteniendo una bandeja de comida.
“¡feliz cumpleaños, amor!”, menciona sonriendo grande y tú ríes, agradeciendo por el detalle mientras mueves la sábanas sobre la cama y lo ayudas a colocar el desayuno encima de la cama. “lo siento, quería que fuera una sorpresa, no creí que fueras a despertar tan temprano, por eso anoche me aseguré de cansarte lo suficiente”.
te sonrojas ante sus palabras recordando lo que habían hecho pero, sobre todo, lo bien que la habías pasado a su lado disfrutando de tu “pre-cumpleaños”, como él lo había mencionado.
el tiempo avanza de manera rápida sin siquiera darte cuenta al estar pasando una mañana completamente agradable con yuta, hablando y riendo de cualquier cosa que viniera a su mente, desde lo que había hecho con los miembros hace unos días y tus días de descanso, hasta anécdotas de infancia y tus anteriores cumpleaños que no tu novio no conocía, pero disfrutaba escuchar y así saber un poco más de ti.
“espera, olvidé el postre”, menciona yuta cuando terminan de reír por una de tus historias y se levanta de la cama, llevando con él la bandeja con los platos y tazas ahora vacíos. regresa a la habitación segundos después con un pequeño plato con fresas y un vaso con agua fría en el que veías danzar algunos cubos de hielo aún.
“yu, de verdad no tenías que molestarte con todo esto, el sólo hecho de estar contigo es el mejor regalo de cumpleaños para mi”, dices de manera sincera y él niega como respuesta, acomodándose frente a ti en la cama luego de haber dejado el vaso de agua en el mueble a lado de la cama, colocando el plato con fresas en medio de ambos.
“ese fue sólo uno de los regalos que tengo para ti”, habla y te ofrece una fresa que muerdes sin dudar a la mitad, disfrutando el sabor dulce que deja en tu paladar luego de haberla masticado. yuta te observa con atención y cuando sabe que lo has tragado, te da la parte sobrante.
“¿y cuáles son los otros?”, preguntas sin realmente tener una idea de lo que hablaba, haciéndolo sonreír de lado.
“¿quieres saberlo ya?”, habla en voz baja acercándose a ti peligrosamente y asientes con lentitud, siendo eso todo lo que necesita para disminuir la poca distancia que quedaba entre ustedes y besarte, gimiendo entre tus labios al probar el dulzor de la fruta en tu boca, pasando su lengua con libertad dentro de tu boca mientras tú te dejas hacer lo que él quiera.
tu novio se separa de ti en busca de aire y sólo lo ves levantarse de la cama para dirigirse a su armario donde saca una de sus corbatas y regresa de nuevo a la cama contigo.
“¿confías en mi?”
“por supuesto que lo hago”, respondes sin duda y vuelve a acercarse a tus labios para besarte mientras que sus manos suben a la altura de tu rostro con la corbata entre ellas, se aleja de ti y la coloca delante de tus ojos, haciendo un nudo detrás la parte trasera de tu cabeza.
“relájate y déjame hacerte sentir bien, ¿sí, princesa?”, escuchas su voz más profunda y no sabes si es eso o la expectación del momento pero puedes sentir tu interior humedecerse.
yuta te guía para recostarte por completo sobre la cama y se coloca encima de ti dejando besos húmedos sobre tu cuello mientras sus manos comienzan a desabotonar su camisa que llevabas puesta, abriéndola por completo, quedando desnuda y a su merced.
lo sientes levantarse una vez más y a pesar de que quieres preguntar qué es lo que iba a hacer, decides resisitir la curiosidad hasta que se coloca de nuevo encima de ti.
“oh, dios, yuta…”, dejas salir un jadeo al sentir entre tus pechos correr unas gotas de agua que rápidamente él limpia con la lengua, haciéndote respirar con dificultad por el choque de temperaturas.
“luces tan linda que todo lo que quiero hacer es chuparte, lamerte, marcarte como mía...”, hace una pausa y ahora gimes cuando roza un pedazo de hielo sobre uno de tus pezones, “que jamás olvides cómo se sienten mis manos, mi lengua y mis labios sobre ti, que siempre tengas presente que el único que puede tocarte y follarte soy yo”.
yuta mueve el hielo hasta tu otro pezón y hace lo mismo, rozándolo con él mientras su boca se enfoca en dejar marcas sobre la suave piel de tus pechos, rozando sus labios sobre ella para escucharte decir su nombre. cuando el cubo de hielo se deshace sobre tu cuerpo, vuelve a chupar el agua, aprovechando el hecho que así puede besarte más en todas las partes del torso que quiera.
“abre”, da un pequeño toque con sus dedos sobre tu boca y haces lo que te pide, colocando una nueva fresa entre tu boca para que puedas comerla y cuando se ha asegurado que la has comido, toma un nuevo cubo de hielo y lo pasa ahora por tu abdomen hasta llegar a tu vientre, cosa que te hace abrir las piernas sin realmente pensarlo. “ow, ¿tan necesitada está mi bebé?”
“siempre quiero sentir más de ti”, dices con seguridad mordiendo tu labio inferior, queriendo ver la expresión en su rostro ante tus palabras.
“entonces lo que mi ángel quiera, eso se hará”, con su mano libre toma la parte interior de uno de tus muslos separándolo más, “hoy es tu día y voy a complacer cada una de tus órdenes”.
yuta siente su boca humedecerse al ver lo húmeda que te encontrabas ya por sus besos y caricias, completamente deseoso de querer probar hasta el último líquido que saliera de ti, pero reprime sus ganas y sigue con su plan, pasando el pedazo de hielo sobre tu vagina, haciéndote tomar las sábanas de la cama entre tus puños por la sensación.
“¿se siente bien?”, pregunta y asientes solamente sin poder formar una palabra coherente.
yuta muerde su labio inferior al verte con los labios apretados, aferrándote a las sábanas y con algunas marcas rojas sobre tu pecho, sintiéndose como el hombre más afortunado al saber que el único que podía tenerte de esa manera era él.
toma el hielo y lo coloca sobre su lengua, dejando sus manos libres para tomar tus muslos y poder disfrutarte mejor. se acerca a tu entrepierna y roza el hielo en su boca con tu clítoris, logrando que un gran gemido saliera de tus labios, repitiendo sus acciones hasta que el cubo se deshace y no existe otra barrera entre ustedes y entonces comienza a chupar.
“dios, oh dios, sí…”, hablas de forma entrecortada luego de que tu novio hubiera añadido dos dedos en ti, metiéndolos y sacando mientras su lengua seguía en tu clítoris, haciéndote sentir cada vez más cerca del orgasmo.
“¿quieres venirte en mi boca, amor?”, te pregunta yuta y tú respondes sólo con gemidos, demasiado extasiada como para pensar en formular alguna oración coherente. “entonces hazlo, quiero sentirte, quiero probar lo dulce que sabes”.
sólo bastan unos cuántos segundos más para que alcances el orgasmo, sintiendo a yuta tomar todo lo que sale de ti sin dudar, haciéndote ver estrellas aún con los ojos cubiertos cuando lame un poco más tu clítoris sensible. yuta se acerca a ti, deshaciendo el nudo de la corbata detrás de tu cabeza y lo besas con hambre, aún agitada por la sensación del clímax, queriendo probarte entre sus labios.
“quiero sentirte dentro de mi”, no te importa que tu voz salga completamente urgida, tenías tantas ganas de sentirlo llenarte que ni siquiera tienes tiempo para pensar en eso.
“¿quieres que te haga venir de nuevo ahora sobre mi pene?”, pregunta sobre tus labios y asientes, dirigiendo tus manos rápidamente al resorte de su pijama, liberando su pene erecto, estimulándolo un poco.
“quiero que me llenes de ti, quiero sentir mi interior caliente gracias a ti, yu, por favor”.
“mierda, luces jodidamente preciosa cuando me ruegas”, su voz sale más como un gruñido y toma su pene con una de sus manos, dirigiéndolo a tu entrada, rozando primero tu clítoris aún sensible con la punta del mismo, haciéndote sacar un quejido.
te penetra lentamente, disfrutando de la sensación de tu interior recibiéndolo y tus paredes estirándose a su alrededor, llegando tan profundo como puede, inmediatamente encontrado tu punto sensible mientras te aferras con fuerza a su espalda, enterrando tus uñas sobre su piel con cada embestida.
su nombre sale de tus labios como un mantra, gimiendo prácticamente sobre su oído mientras sale y entra de ti con rapidez. una de sus manos viaja a tu vagina y estimula tu clítoris, trazando círculos sobre él para hacerte correr más rápido.
“¿puedes venirte conmigo, bebé?”
“sí, ¡ah!, sí puedo”, hablas jadeando aferrándote a su espalda y bastan unas penetraciones más para que ambos estén gimiendo el nombre del otro mientras se corren, llenándote con su semilla.
yuta sale de ti mientras intenta regular su respiración y cuando lo hace, puedes sentir unas gotas de su semen salir de tu vagina así que te las ingenias para meterlas dentro de ti de nuevo con dos de tus dedos, no queriendo dejar de sentir su líquido llenarte. los sacas mientras tu novio se acuesta a tu lado y giras a verlo mientras chupas lo que quedó de su semen en tus dedos.
“un día vas a ser la muerte para mi”, dice aún con las pupilas dilatadas viéndote y te acerca a él para besarte por última vez
“gracias por el regalo”, mencionas antes de que el sueño se apodere por completo de ti y él te abraza contra su pecho.
“todavía faltan muchos más, bonita, el día es largo y quiero seguir escuchándote gemir mi nombre”.
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lilupotterw · 3 years
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-Aster, por Merlín, deja en paz a la gata.
La mano de mi hija se detiene a unos centímetros del animal que la mira fijamente, atenta a los movimientos de la niña porque no quiere ser tocada, Aster me mira con su mejor gesto de inocencia que no me creo ni por un segundo.
-“No estoy haciendo nada, solo quiero tocarle su barriga, mami”
Protesta aún con la mano quieta y yo niego mirando al animal antes de volverme al compartimiento frente a mí para verificar que la futura madre ha comido lo suficiente.
-Pero ella no quiere que la toques, cariño. Déjala en paz o se va a defender.
Aster frunce el ceño pero aleja la mano haciendo caso a lo que digo, al menos por ahora, pero no se aleja, coloca sus manos sobre el filo del compartimento adaptado como cama para los animales y se pone de puntillas para ver mejor al interior.
-“¿Por qué no quieres? Con lo suave que te ves…”
Escucho que la niña le habla y yo sonrío, volviendo a mi trabajo con las dos gatas que me quedan mientras mi hija sigue hablando con la gata que, ahora que ha alejado su mano, parece tolerar la plática interminable de mi hija, pero aun así trato de estar al pendiente de ambas pues al ser un animal nuevo no sé cómo puede comportarse y mientras la escucho hablar no puedo evitar pensar que debí dejarla con su hermana que se quedó ayudando a Sarah a dar de comer a los perros, pero desde aquella aventura al irse de casa tengo la necesidad de estarla vigilando todo el rato, como si así pudiera evitar que me la vuelva a liar, aunque travesuras ya nos han vuelto a hacer con la vigilancia incluida.
-Aster, no te lo voy a volver a repetir.
Reprendo a la niña cuando, al mirarla, la descubro otra vez con la mano en movimiento. Ella parece quedarse quieta ante mi voz, pero cuando me vuelvo para retirar los cuencos de la comida para que las gatas tengan el espacio libre y puedan descansar, sucede lo que parecía inevitable. Escucho primero el enfado en la gata y después el “¡Ay!” de Aster que me hace volverme con rapidez, dejando en el suelo los cuencos que tenía en las manos.
-¿Qué pasó?
Pregunto acercándome a la niña que esconde su mano derecha con la izquierda sobre su pecho y cuyos ojos se están llenando de lágrimas.
-“Me hizo pupa.”
-Aster responde agachando la mirada y yo me arrodillo frente a ella para revisarla, pidiendo que me enseñe la mano para saber qué es la “pupa” de la que habla. La niña duda un poco cuando ve mi mano extendida, pero termina por mostrarme y yo veo la marca que le ha dejado la gata al tratar de evitar que la niña le tocara, no es un rasguño profundo, porque Aster no ha acercado mucho la mano hasta llegar a tocarla, y estoy segura que es más el susto que se ha llevado y que sabe que voy a llamarle la atención por no hacerme caso.
-¿Te duele mucho?
Pregunto y veo que asiente antes de decir que no con su voz, cosa que me causa ternura y termino por abrir los brazos para que venga a mí, cosa que hace sin dudar en cuanto se lo pido de forma muda.
-Venga, mi niña, que ya ha pasado…
La consuelo dejando un beso sobre el pequeño rasguño antes de ponerme de pie con ella en mis brazos, acomodándola contra mi torso que ella rodea con sus piernas mientras siento sus brazos alrededor de mi cuello yo beso su mejilla, sacando la varita después para poner orden en el lugar antes de salir para avanzar por el pasillo desde donde veo a Sarah al fondo, en recepción atendiendo el teléfono. Yo asumo que Lei está en la oficina y antes de ir con ella voy al baño para que Aster se lave las manos y hacerlo yo también. Ambas salimos de ahí al terminar y mientras yo cierro la puerta del baño Aster, aún de mi mano, no deja de verse el rasguño que se ganó por su insistencia y que la lleva a hablarme.
-“Mami, ¿no le gusté?”
Me pregunta y yo sonrío mientras camino con ella, saludando a la señora Paige que ha llegado mientras estaba lavando las manos de Aster y que espera a Sarah para el seguimiento de la vacunación de su perro, mismo que adoptó aquí hace unos meses. Yo miro a la niña que mueve su mano para saludar, aunque sospecho que lo hace más en dirección al perro que a la señora.
-No es que no le gustes, es solo que acaba de llegar, está asustada y aún no te conoce para saber que tú vas a cuidarla y no le vas a hacer nada malo.
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lukasjmuller · 4 years
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Obras de arte y caras conocidas.
─  Lunes 19 de noviembre de 2018.
Relato con la colaboración de @elmitoazabache​
El clima era pésimo aquel día de noviembre en el que nada más poner los pies en la ligera capa de nieve, el frío entraba en contacto contra la piel a pesar de ir abrigado con varias capas de camisetas y una sudadera gruesa oscura que tapaba su cabeza además del pasamontañas el cual ocultaba su rostro. No era demasiado tarde, las nueve y veinte minutos de la noche, pero aun así parecía que lo era. El barrio de Kreuzberg se mostraba algo callado esa noche, en días más calurosos los bares cercanos estarían atestados de gente brindando sus jarras de cervezas y comiendo sin parar, pero hoy no. Hoy todo estaba en silencio y las temperaturas eran gélidas. El muchacho miraba el móvil en varias ocasiones, cerciorándose de que llegaba puntual al lugar de encuentro pues allí le estaban esperando varios miembros con un mismo objetivo.
  Marco, compañero de instituto y ahora mejor amigo de Elías le había introducido en aquel mundo, con diecisiete años tenía a sus espaldas un buen historial de agresiones, vandalismo callejero e incluso hurtos. Su hermano mayor era perteneciente a una de las mafias más importantes de Berlín, hacían todo tipo de cosas, desde tráfico de drogas, asaltos a furgones e incluso robos. Ese día sin embargo tocaba el robo de una obra de arte. El cuadro había sido comprado por un cliente asiduo del museo Bode, el cual era uno de los más importantes de todo Berlín.
 Así mismo tras una caminata en la que mantuvo las espaldas cubiertas, llegó al punto de encuentro. Si su barrio era oscuro y se daban algunos robos a lo largo del mes, el lugar donde se encontraba era aún peor. Los edificios parecían que estaban en ruinas, el metal de las puertas estaba corroído e incluso algunas ventanas estaban rotas, marcas claramente visibles de piedras arrojadas.
Estaba puesto al día de todo lo que tenía que hacer y además estaba más que capacitado al realizar algún hurto que otro. Hasta el momento nunca le habían capturado, era rápido y decidido por no hablar de la labia que poseía, capaz de salvarse de muchas. Tras bajar los escalones que daban a una puerta vieja de metal la música del antro inundó sus oídos. La mayoría de las personas que estaban allí se encontraban bajo los efectos del alcohol y la otra mitad lo más probable bajo la heroína. Anduvo unos pasos más bajo la poca iluminación que le brindaba las luces parpadeantes, esquivando a las personas que se chocaban contra él.
 Tres toques. Tres toques de sus nudillos contra la puerta y después aparecería alguien tras la misma que daba al despacho de Hugo, el hermano mayor de Marco.
 << No temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra>>
 Con un tono de voz firme enunció aquella cita de Isaías que llevaba más de una semana aprendiéndose, aquellas con las que no podría acceder a ese lugar y en caso de cometer algún fallo, lo siguiente sería un precio muy alto en su vida.
 Con un apretón de manos le recibió, manteniendo con la contraria el sexto cigarro de la noche contra sus labios. Mantenía la vista endurecida contra el muchacho, examinándole de la cabeza a los pies, mientras este mismo se quitaba la capucha y el pasamontañas.
 ─ Así que tú eres Elías. ─ Expulsó el humo contra su rostro, acariciando la americana que vestía para quitar los restos de ceniza de la misma. ─ Marco dice que vales para esto y Gunter acabó la semana pasada con un tiro en la sesera, gajes del oficio. ─ Chasqueó la lengua, comprobando la firmeza del chico. ─ Sé que te han contado mil veces el golpe y que llevas practicándolo el mismo tiempo, pero te pongo al día.
El hombre tomó asiento, apagando el cigarro que tenía en la mano y encendiendo uno nuevo. Enfocó la vista en las cámaras del local, viendo como alguien comenzaba una pelea y tras hacer una mueca con su cabeza y un gesto con sus manos mandó a uno de los tipos que guardaba la puerta por la que Elías había entrado.
 ─ Estos drogadictos… ─ Comentó a modo de queja. ─ Tenemos un contacto. Una mujer que nos ha pagado por adelantado parte del precio, necesita uno de los cuadros que compra ese gordo de Egbert, el muy cabrón compra la mayoría del museo Bode. ─ Reía entre toses a causa del humo, terminando por dar un sorbo a la copa que reposaba sobre la mesa. ─ Entras en su casa, lo robas y el equipo se encargará de llevárselo a ella. No tienes que saber nada más. Y ahora largo de mi vista, cuando completes el trabajo te pagaré.
 Elías sentía un escalofrío que atravesaba toda su espina dorsal hasta llegar a los pies. Presentía que nada de aquello iba a terminar bien.
  Horas más tarde se encontraba en la parte trasera de la furgoneta. Su vista cambiaba constantemente de un encapuchado a otro, nervioso, viendo como preparaban algunos el equipo que en escasas horas utilizarían y otros únicamente se entretenían con sus armas, limpiándolas. Suspiró alterado, tratando de guardar la calma, pero en ese instante se dio cuenta de que no era un simple robo a los que estaba acostumbrado. Todo aquello le venía grande, no era lo suyo y por un momento creyó que debería haberse negado.
 [...]
 Cada uno estaba en sus puestos e intercambiaban cortas palabras por los dispositivos inalámbricos que llevaban, dando órdenes de uno a otros, además de dar información sobre la operación que llevaban entre manos.
─ Nuevo, te toca. ─Nombraron así al muchacho, el cual se mantenía a la espera en la gigantesca buhardilla de la casa, la cual se encontraba atestada de todo tipo de obras de arte, algunas de ellas tapadas y otras almacenadas en grandes cajas de madera, por no mencionar las esculturas que se encontraban ocultas tras telas y que sin duda le daba un aspecto siniestro.
Bajo las gafas de visión nocturna comenzó a caminar por el lugar, sintiendo su corazón desbocado además de los sudores fríos que calaban su piel. Se relamió los labios en varias ocasiones creyendo que en un momento dado se quedaría sin ellos.
 La madera crujía bajo las pisadas de sus botas, descendiendo los primeros escalones que daban a la segunda planta de aquel palacete que tenía Egbert. Por el dispositivo su equipo le daba las indicaciones hasta llevarle al fin delante del cuadro tan esperado por esa mujer que había pagado al menos su peso en oro. Tras verlo tampoco era para tanto. Debía de ser arte moderno por las cuatro pintadas en diferentes colores que atravesaba el lienzo y desde luego no entendía el despilfarro de dinero que efectuaron por el mismo. Con las manos enguantadas descolgó la obra, mirándola una vez más entre sus manos, perplejo mientras negaba con la cabeza.
 ─ Me cago en la puta. ─ Ese taco alertó al muchacho, haciendo que su cuerpo se enderezase y los músculos se mantuvieran rígidos. ─ Sal ya de allí. Tienen una puta alarma silenciosa, la policía va a llegar en pocos minutos.
 Pánico. Todo lo que sentía era pánico. El corazón latía desbocado y el aire no llegaba a los pulmones. Con rapidez se movió al recordar el duro castigo que tendría si se quedaba allí, si no tendría la libertad que tenía y es que no sabía que era mejor, si ser capturado por la mafia o por la policía. Los pasos eran latentes en el piso inferior como también las voces que se aproximaban cada vez más. Con paso raudo llegó de nuevo al punto de inicio por donde entró, dio gracias a que la pieza robada era mediana y apenas pesaba.
 Con un rápido movimiento escapó por la misma ventana del tejado, cerrándola tras su paso y haciendo un rápido reconocimiento del lugar fue cuando se dio cuenta que todo el grupo se había disuelto y se encontraba solo allí, bajo la noche y el frío. Sin más descendió por la escalera que habían montado en el lateral de la casa, viendo desde allí el fulgor de las luces azules y rojizas. Oculto entre los matorrales del jardín emprendió la huida a toda carrera, sintiendo el sabor de la sangre en la boca y un dolor punzante en las costillas.
 Resopló, soltando así todo el cansancio que llevaba a cuestas cuando dio esquinazo a la policía y seguridad de la urbanización. En ese instante se dio cuenta de que algo tendría que hacer, el equipo se había disuelto, pero él tenía en posesión al cuadro, era tiempo perdido. Por la cabeza pasó la idea de venderlo él mismo como también de tirarlo en los cubos de basura sobre los que se sujetaba, pero recordó el móvil que le había dando Hugo antes de salir por la puerta y con rapidez llamó al contacto por si las cosas se ponían feas.
 […]
 Un par de horas más tarde cruzaba los muelles, lugar donde había quedado con aquella mujer de voz suave, por la misma pensó que debía rondar los veintialgo años, pero aun así su tono era firme y serio, sin dudar durante un solo segundo. Entre las sombras de los conteiners la vio, oculta tras una chaqueta de cuero y una capucha sobre la cabeza, queriendo así ocultar su identidad. Con el paso algo tambaleante se presentó el joven a unos centímetros de ella, reservado una distancia. Estaba cansado, respiraba con violencia de la carrera que había tomado hasta llegar al destino, cuidando las espaldas por la policía que rondaba buscándoles.
Alzó la cabeza a modo de saludo, la cual no estaba cubierta por ningún pasamontañas, necesitando respirar con total libertad y perdiendo el rastro de la prenda en algún momento del recorrido. Alargó el brazo con reticencia para entregarle el cuadro y poder marcharse de allí pero se dio cuenta de que no estaban en igualdad de condiciones al tener su rostro al descubierto y el de aquella sombra femenina no.
 ─ Quítate la capucha y tendrás el cuadro. ─ Retiró con violencia el cuadro estando a unos centímetros los largos dedos de la mujer que a pocos centímetros seria suyo. ─ Mi única petición es que te la quites y entonces será tuyo. No puedo dejar esto así.
 Se podía pensar que era por puro capricho de revelar quien se encontraba detrás pero también lo hacía para asegurarse de que no podía tomar represalias contra él de alguna manera.
 ─ Te lo vuelvo a repetir una vez más… No soy alguien con mucha paciencia, cariño.
 Se comenzaba a crispar sus nervios, necesitando mover los pies del lugar, examinando con sus ojos con velocidad cada esquina del puerto y pensando en algo rápido que posiblemente le hiciese a la mujer reaccionar de una vez por todas. Dando un par de pasos grandes se aproximó a la orilla, dándole un golpetazo el pestilente olor contra la nariz provocando que su ceño se frunciese. Cambió la mirada hasta ella, dándose cuenta de que estaba nerviosa por los cortos pasos que dio y el movimiento de sus dedos.
─ Mira tía, yo pongo las normas aquí. Soy quien tiene el poder en sus manos y como última oportunidad que te doy es que me enseñes tu rostro o esta cosa terminara aquí mismo.
 Con lentitud descendía la mano, dejando unos segundos más para pensar sus actos, pero justo en ese momento un grito le hizo para de seco, cambiando la mirada del objeto que cargaba a la mujer que tenía ante él.
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eli-loversblog · 5 years
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❀ One-shot (+18) — Kino ❀
NOTA: Este One-shot es Kino x Lectora, en pocas palabras. No se mencionara el nombre de ninguna chica en concreto aquí.
Nota (2): Este One-shot es bien largo xdxd
Advertencias: Este One-shot NO es romance, contiene violencia física, sexual y psicológica.
❀ ❀ ❀
Él estaba molesto, y ella lo sabía. Sabía que había cometido un terrible error, sabía que no debió visitar esa mansión jamás, no sin su consentimiento. No sin él.
Había terminado en la cama del pelirrojo a la fuerza, quien simplemente abusó de esta como si de un insignificante objeto se tratase. Él no dio importancia a sus plegarias cuando desgarraba su ropa de un solo tirón, a su oposición cuando se colocaba entre sus piernas, ni a sus lagrimas, mucho menos a sus gritos de dolor y placer. Un culposo placer.
Unas tremendas náuseas azotaron el cuerpo de la femenina al recordar tal terrible acto. Su cuerpo había sido corrompido de tantas maneras que le resultaba imposible pensar en algo peor. Pero si lo había y Ayato se lo había demostrado.
Ella había sido encerrada como un animal, a la espera de su ejecución.
La pobre chica solo se preguntaba: ¿Porque?, porque se molestaba con ella cuando la única víctima estaba allí, en esa fría y solitaria celda.
Yuuri había tomado la responsabilidad de llevarle comida y agua a la humana, al fin y al cabo si esta moría su amigo estaría aún más furioso. Pero no tenía sentido alguno hacerlo, aquella muchacha se negaba a comer.
—Quiero ver a Kino-kun —Repitió una vez más, cada vez que Yuuri iba a llevarle comida y agua esas cuatro palabras eran lo único que salían de su boca.
—Kino no quiere verla —Respondió el Ghoul tan inexpresivo como de costumbre.
—Dile que no comeré... Que moriré de hambre a menos que acceda a verme —Dijo dirigiendo su mirada hacia la persona que se encontraba al otro lado de la celda.
—Que patético —Dijo una fría voz saliendo de la nada. Ella se alertó al instante, no hacía falta dudar ni siquiera por un segundo, la humana podía conocer aquella voz gruesa y varonil incluso al borde de la desesperanza e inconsciencia.
Yuuri se hizo a un lado dejando ver al vampiro de abundante pero despeinada cabellera azabache y hermosamente aterradores ojos carmín.
Kino estaba allí, pero no había acudido por la petición de la humana. Lo había hecho porque finalmente había logrado calmarse lo suficiente para castigarla sin acabar con su vida en el proceso.
«Morir sería algo demasiado bueno para una puta como tú», Pensó el azabache quien se acercaba a paso lento a la celda de su presa.
El corazón de la pobre chica comenzó a acelerarse ante cada paso que daba Kino, podía escuchar resonar en sus oídos el eco producido por cada paso del demonio y para aumentar su miedo. La mirada despectiva del vampiro no había dejado su pequeño cuerpo en ningún momento.
Comenzaba a arrepentirse.
—Vete —Ordenó a su sirviente y amigo. Yuuri hizo una pequeña reverencia y se retiró de allí, dejando a ambos en completa soledad.
—Kino-kun yo... —Comenzó la humana pero se detuvo al caer en el hecho de que ninguna de sus insignificantes palabras serían suficiente para enmendar lo ocurrido.
—Kino-kun he... —Soltó el azabache y una extraña sonrisa se dibujó en sus labios. El imaginarla nuevamente, debajo de su hermano gimiendo a más no poder, le hacía hervir la sangre— Aún te atreves a llamarme de esa manera?.
«Fufu, tanto deseas ser castigada?»
—Porque te enfadas conmigo?... —Cuestionó con un hilo de voz siguiendo con la mirada al azabache. Escucho el tintineo de las llaves entre sus manos y eso fue suficiente para que se incorporará con rapidez e intentará alejarse lo máximo que fuese posible— Yo no fui... Yo no quise...
—Ah?, a pesar de ser completamente consciente de ello, te atreves a preguntar...? —Eso le molesto, el estrepitoso sonido del metal chocando resonó por todo el lugar, luego, de que Kino se encontrase dentro de la celda.
Eso sorprendió a la humana. ¿Que era lo que había hecho ella...?, era débil, fácil de aplastar como a un insecto. Aun si había intentado oponerse, no habia hecho más que divertir al pelirrojo con su patético intento.
—¡Yo no hice nada! —Exclamó en un arrebató, estaba molesta, dolida y traumada de por vida. Las lágrimas comenzaron a caer, ya no le importaba cuán débil lucia en ese momento— Yo no busque a Ayato, yo no quería que Ayato-kun me-!!
«¡Plaf!»
La pálida mano de Kino impacto contra su mejilla, pero peor aún fue el sentir como esta se enroscaba en su cuello.
—Creo que es bastante obvio que tus palabras no tienen ninguna importancia para mí —La muchacha hizo una mueca de dolor— Ne... —Sonrió ante su expresión— Tan bien te sentiste al ser follada por Ayato...?
—N-... o —Contestó en un gemido de dolor. Llevó sus manos a la muñeca del demonio— D-Detente...!...
—Gemías tan fuerte que el encontrarte no se me hizo difícil Fufu... —Su sonrisa se ensanchó al recordar nuevamente su voz. La misma voz que escuchaba cuando él la mordía.
Pero, a pesar de todo, no le demostraría cuanto le molestaba.
Kino ni siquiera podía comprender porque le molestaba tanto, esa chica no era más que una bolsa de sangre andante. ¿Porque?, ¡¿Porque?!, ¡¿PORQUE?!.
¡¿Porque le enojaba tanto no haber sido el quien la hubiera follado por primera vez?!, ¡¿Porque se sentía tan frustrado al saber que aquellos incesables gemidos no habían sido causados por él?!, ¡¿Porque sentía que nuevamente habían arrebatado algo que le pertenecía como si nada?!, ¡¿Porque sentía que había sido traicionado sin razón alguna?!.
—No pue...do, respirar... —Susurró la humana al borde de la inconsciencia.
Kino observó por un momento su afligido rostro. Sus ojos bañados en un mar de cristalinas lágrimas mientras rogaba por piedad, sus mejillas de un tono rojizo debido su incesable llanto y sus delgados labios y rosados labios, semi abiertos en busca de aquel preciado flujo de aire que le mantenía con vida.
Esa expresión de aflicción, de miedo y dolor. Era de lo mejor.
Comenzó a toser tras verse librada de aquella tortura.
No podía morir, no aún; primero debía pagar por su traición.
Lo haría con su cuerpo.
Ella se tambaleó levemente debido al mareo producido por la falta de aire a sus pulmones. Pero no tuvo mucho tiempo para reponerse cuando Kino estampó sus hombros contra la áspera pared.
Su tortura recién comenzaba.
—Que pasa con esa cara? —Preguntó el azabache observando fijamente los ojos de su presa. Una sonrisa ladina se dibujó en sus labios:— ¿Piensas que con una expresión como esa será suficiente para detenerme?, Fufu idiota~...
Canturreó y acercó su rostro al de la, ahora, desconcertada humana, ella sintió el frío aliento de Kino rozar su pequeña oreja acompañadas de unas aterradoras palabras:
—Chica mala, ya va siendo hora de que recibas tu merecido castigo, no? —Paso su fría lengua por el lóbulo de su oreja provocando que todo su cuerpo se tensara— Vamos vamos~, pídelo correctamente. Di algo como: Kino-kun follame hasta llevarme al punto sin retorno de la locura y el placer.
—Eso es... —Colocó sus manos temblorosas a causa del terror que estaba experimentando. Le sorprendía a sí misma el continuar en pie, sus rodillas temblaban igual o más que sus manos; su cabellera azabache rozó su mejilla al momento en que Kino descendía hasta llegar a su marcado cuello.
—Si tanto deseas mi perdón entonces disculpate con tu cuerpo.
—Kyaaaa!!!! —Un grito desgarrador brotó de su garganta ante la voraz mordida del ojicarmín cuyos colmillos se incrustaron en la piel de su presa como los de un lobo a un indefenso cordero:— P-por favor... ... Detente —Sus plegarias no hacían más que encender al vampiro, quería más, más de su voz quebradiza y aquellos ojos suplicantes, mas de aquel mar de lágrimas incesable pero sobre todo: Quería escucharla gemir su nombre.
Kino tiro de su blusa procurando incrustar sus uñas en su piel:— Duele...! —Gimió esta sintiendo como el líquido carmesí comenzaba a brotar de la herida. El dulce olor a sangre fresca se impregnó en el ambiente.
Kino acercó sus delgados labios a aquel lugar para pasar su rasposa y helada lengua lo que provocó que las mejillas de su presa se tornarán de un tenue color rosa.
«Mierda...»
—Fufu, mujer sin vergüenza... Te gusta que te haga cosas malas no es así? —Preguntó con voz ronca incrustado nuevamente sus colmillos en su piel sin rastro de delicadeza.
Un gemido brotó de los labios de la humana:— U-uh!... Kino-... Kino-kun te lo ruego...! —Suplicó. Comenzaba a sentir como un extraño calor inundaba su cuerpo, centrándose especialmente, en sus partes más sensibles.
—Fufu... Con una voz como esa como voy a detenerme? —Metió su pálida mano debajo de la delgada capa de tela que cubría su cuerpo. Acaricio su abdomen sintiendo la calidez de su piel ante su tacto:— Esto se está poniendo caliente... —Soltó el azabache para continuar chupando la sangre de su víctima a la vez que exploraba su cuerpo.
Sus gemidos y expresiones de dolor al igual que el dulzor, la calidez de su sangre y cuerpo debido al placer, habían sido suficientes para que Kino comenzará a excitarse. Pero aún no, no hasta que esas palabras salieran por parte de la puta descarada a quien tenía contra la pared.
Al fin y al cabo, ¿Que podía ser más humillante que eso?.
Ella intentó alejarlo de una forma desesperada. Su corazón se aceleraba cada vez más al sentir sus largos pero delgados dedos recorrer su cuerpo, su respiración se aceleró ante el miedo de ser utilizada de nuevo. Ella no era un objeto de placer al cual podían tomar cuando y como ellos quisieran.
—No hagas esto... —Rogó presa del pánico que sentía en ese momento, escuchó al demonio reír por un momento antes de tomar una de sus manos y estamparla contra la pared— Lo siento..., lo siento... Por favor perdoname!.
—Vamos, pídelo si quieres que pare —Nuevamente Kino se dirigió a su oreja— Si no lo haces correctamente... Continuaré chupando tu sangre hasta matarte... Nn...
—Kyaaaa!!!! —Gritó nuevamente, presa del insoportable dolor causado por Kino, esa vez, había sido en su oreja— K-Kino-kun, hazlo por favor... —Pidió con las mejillas y orejas acaloradas.
—Hum~?... Fufu, no creo haber entendido. Que es lo que quieres que haga? —Preguntó haciéndose el desentendido. Kino se alejó lo suficiente como para observar el acalorado rostro de la chica.
—Quiero que Kino-kun me... —Su asustadiza mirada se encontró con la de él. Sus ojos color carmín se habían dilatado a causa del placer— Folle... P-por favor...
Como era de esperarse una maligna sonrisa, la cual dejaba ver a la perfección los largos y blanquecinos colmillos del ojicarmín, se hizo presente en sus delgados labios.
La repentina acción de Kino sorprendió a la humana. Un beso era lo que menos se esperaba de su parte, pero no hicieron falta más que unos pocos segundos para que la realidad la golpeara; Kino atacó sus labios de forma ruda al punto de hacerle doler, mordía y tiraba sin delicadeza alguna del labio inferior de la pobre chica. Sus manos no se quedaban atrás, aquella curiosa mano que había estado explorando la suave piel de su presa viajó hacia su espalda y en un ágil movimiento desabrocho su sostén.
—Nn...!!!.
Por otra parte, el cuerpo de su presa había comenzado a actuar por voluntad propia. Ya no importaba si su mente decía que no, su cuerpo ya había comenzado a ceder ante él; a cada caricia, a cada toque de sus dedos contra su piel desnuda un calor tan fuerte como el mismísimo fuego era plasmado en su piel, un calor que no le había causado Ayato la vez que abusó de ella. ¿Que era?.
«click», fue el sonido producido por su sostén.
Su miedo aumentó al sentir algo duro y erecto frotarse contra su intimidad. Sus ojos se abrieron como platos tras llevar su mirada allí: Un gran bulto buscaba salir a toda costa de los pantalones de Kino. Y lo más probable es que cuando saliera, ella no volvería a caminar.
Kino libero su muñeca, la cual había mantenido sujeta en todo momento y ordenó:—Alza las manos —Ella no dudo ni un segundo y acató su orden. Sería mejor si colaboraba.
El demonio comenzaba a desesperarse, su miembro comenzaba a doler y palpitar. Quería follarla de una vez por todas.
Se deshizo de su blusa y sostén teniendo finalmente acceso a sus pechos, soltó una risa burlesca al ver los erectos pezones de la chica.
Kino comenzó a juguetear con uno de sus pezones mientras observaba fijamente el acalorado rostro de su víctima; con su otra mano sujeto su cintura alzándola de repente, la sorprendida muchacha enrosco sus piernas en la cintura de Kino sintiendo en todo su esplendor su miembro contra su zona íntima.
Su miedo quedó en segundo plano cuando el azabache introdujo en su boca uno de sus pezones:—A-ah... Hmg... —Gimió avergonzada de sí misma. Su cuerpo comenzó a retorcerse de placer con tan solo ese pequeño estímulo. La boca de Kino hacía maravillas, su lengua acariciando su pezón o trazando movimientos circulares al rededor de este habían sido suficientes para que ella fuera azotada por un vaivén de emociones y sensaciones diferentes.
Se sentía extasiada, al punto de querer más, pero también estaba muy asustada y, a su vez, algo emocionada. En ese momento no sabía que pensar o sentir solo tenía algo en claro: Quería más.
Para sorpresa del vampiro la humana enredo sus manos entre su sedoso cabello dando leves tirones de este. Le gustó, sin apartarse él tomó una de sus pequeñas manos alejándola de su despeinada cabellera para llevarla a su camisa.
Ella captó el mensaje a la primera. Con la conciencia perdida y la mirada nublada debido al placer comenzó a desabrochar los botones de su camisa dejando su piel rápidamente al descubierto. Kino dio una leve mordida obteniendo un gemido de dolor por parte de la contraria.
El ojicarmín se detuvo por un momento, dejó que su camisa se deslizara por sus hombros hasta tocar el suelo. Siendo él quien tomará por sorpresa a la humana, incrustó sus colmillos en su pecho.
—K-Kino... —Sollozó en vano. Ella no tenía idea de cuánto prendía al vampiro cuando decía su nombre de esa manera, gimiendo ya fuera de placer, dolor o mejor, ambos.
Kino continuó con su acción chupando su sangre de forma ruidosa. Su mano se deslizó desde el pecho hasta su muslo dejando un ardiente rastro de calor en el cuerpo de su presa. Introdujo su mano debajo de su falda está se removió incomoda lo cual hizo que su intimidad rozara con la de Kino de su boca brotó un gruñido, eso se había sentido condenadamente bien. Kino volvió a frotar su intimidad con la ajena, su sangre se volvía cada vez más dulce a causa del placer.
Eso lo estaba volviendo loco. Arrancó su falda de un tirón y comenzó a desabrochar la correa y botón de su pantalón.
Eso la alertó, comenzó a oponerse nuevamente lo cual enojo a Kino, sujetó ambas manos de la chica sobre su cabeza. Era cómico lo patéticamente débil que era aquella humana, con únicamente una de sus manos era suficiente para mantenerla quieta.
—Ha~ es estúpido luchar ahora no te parece? —Preguntó divertido ante su expresión de pavor— Hacia tan solo un momento gemias de placer y ahora intentas oponerte. Acaso intentas tener algo de dignidad...? —Dejó que esta recargara su peso contra sus propias piernas. Se deshizo de su pantalón y boxer dejando a la luz su largo, grueso y erecto miembro.
Nuevamente tomó su cintura y la alzó de un tirón para que enroscara sus piernas en su cintura. El pequeño cuerpo de su chica se tensó al sentir la punta de su pene ejercer presión contra su entrada; eso la asustó Kino lo notó en su mirada. Ella estaba lo suficientemente húmeda.
—Nuevamente esa cara... —El rostro de Kino se acercó al de la chica el miedo estaba plasmado en cada una de sus facciones. «Esta expresión, es de lo mejor» —Siéntete agradecida, borraré la asquerosa marca que Ayato dejó en ti —Le susurró al oido y se deshizo de su agarré— Tu cuerpo solo me pertenecerá a mí, tu cabeza solo estará llena de mi. Te follare una y otra vez hasta que quede plasmado en tu memoria.
—Kyaaa...!!! —Finalmente introdujo su miembro de golpe son sacándole un grito de dolor más que de placer. La ya agotada y adolorida muchacha dejó caer su cabeza sobre el hombro del azabache; había comenzado a llorar en silencio por el dolor.
En un arrebató de convalecencia él se detuvo permitiendo que el dolor disminuyera y su interior se acostumbrara al grosor y largura de su miembro. Tras asegurarse de ello, comenzó a penetrarla, sujeto con ambas manos las caderas de la femenina mientras aceleraba sus movimientos procurando únicamente su propio placer. Ella no lo merecía, ese era su castigo.
El sonido de sus cuerpos chocando, de sus respiraciones agitadas inundaron todo el lugar. Y ni hablar de sus gemidos, a Kino ni siquiera le importaba si Yuuri podía escucharlos, de hecho: Quería que lo hiciera.
Quería que escucharán por quien era producida aquella ola de placer, que él y solo él era el único capaz de llevarla a ese estado. Todos debían escuchar a quien pertenecía.
—Hmm... Mng... A-ah~... M-más —Pidió rodeando con sus brazos los anchos hombros del azabache para sujetarse mejor.
La penetraba con tanta fuera, con tanta ímpetu que a ella le sorprendía el no haberse roto en una de sus estocadas. El dolor no existía en ese momento, no más; había sido remplazado por un fuego abrazador el cual se centro entre sus piernas.
El azabache la había llevado al borde del abismo, de la locura y el placer, un punto sin retorno donde no había más elección que ser consumida por las llamas del incontrolable deseo carnal.
—Mnn... Nn... Mng... —Kino podía sentir el placer viajando por cada parte de su cuerpo, podía sentir aquellos impulsos eléctricos pero sobre todo, el calor abrazador que se centraba en su miembro—Hmn~... V-vamos... Ha... Dilo —Gimió más fuerte tras sentir como el interior de la húmeda vagina de la chica se contraía ejerciendo presión sobre su pene. Ella estaba por correrse; no lo permitiría— Nn... Di quien te folla mejor. Dilo... Mng~... el nombre de la persona a quien le perteneces —Incrustó sus colmillos en su clavícula, el metálico pero ahora increíblemente dulce sabor de su sangre inundó su paladar.
Sacó su miembro casi por completo de ella e introdujo este de golpe:—KINO!! —Gritó arqueando su espalda, finalmente había llegado a su tan aclamado orgasmo. Todo su cuerpo se contrajo, en especial sus muslos y zona íntima lo que provocó el orgasmo de aquel vampiro de ojos carmín.
La celda quedó en completo silencio. Ella podía escuchar la agitada respiración de Kino contra su oído, está fue calmándose poco a poco. Cuando su cuerpo y mente volvieron a la realidad después del éxtasis, él se alejó lo suficiente como para que el uno viese el rostro del otro a la perfección.
Kino tenía las mejillas de un tono rosa pálido, su frente estaba bañada de un sudor perlado donde algunos mechones de su sedosa cabellera azabache habían terminado adheridos.
—Dilo —Demandó y acercó su rostro al suyo para observar cada una de sus pequeñas facciones.
—Mi cuerpo es de Kino-kun, mi cabeza solo está llena de Kino-kun...
—Ne~... No te salvarás de decirlo Fufu. Vamos, a menos que quieras otra ronda, por mi no hay problema —Ambos sabían que detrás de su tono juguetón y divertido. Él hablaba en serio.
—Solo Kino-kun puede follarme de esta manera... —Murmuró la humana con las mejillas y orejas acaloradas. Kino nuevamente atacó sus labios, pero esa vez era diferente, no hacía falta decir que:
La había perdonado.
❀ End ❀
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memxriis · 4 years
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  / ❛ 𝐅𝐈𝐑𝐒𝐓 𝐊𝐈𝐒𝐒 ❜ 。
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Un tiempo precioso les recibe mientras, con calma, los espíritus se mueven a través de los vastos campos. La esencia de la primavera se percibe en cada rincón de esa hermosa planicie, el dulce aroma de las flores, la danza del pasto fresco rozándoles los tobillos, el vuelo de las aves, el brillo de los frutos, rayos de sol y níveas nubes decorando esa lejana bóveda celeste… Un paisaje digno de un retrato, una caminata diurna que le recuerda, una vez más, el encanto de la vida. Juntos, atraviesan el valle, dirigiéndose por el camino que el destino de la humanidad marca; aun así, incluso una entidad como ellos necesita tiempo para descansar, ¿no es cierto? La oveja invita a su acompañante a disfrutar del sol y la brisa, de las mariposas que revolotean alrededor, de la sombra de un manzano silvestre y el alimento que este ofrece; un momento especial para los dos, donde no todo se trate de su eterna cacería. Divertido, observa a su compañero analizar una manzana con la ceja alzada, la aprieta entre sus dedos, olfatea y aleja en un ciclo repetitivo, como si no tuviera idea de qué hacer con ella. Silencioso, conservando prudente distancia, toma su arco y una flecha, apuntando directo a la lustrosa fruta rojiza. — No te muevas, lobo~ — Canturrea, y antes de que el nombrado sea capaz de adivinar lo que se avecina, la flecha sale disparada con tal rapidez, tanta precisión, que solo puede ser vista cuando impacta contra la comida, haciéndola estallar en varios pedazos. Los suaves restos jugosos se esparcen por doquier, caen sobre la hierba, ensucian el pulcro rostro del alto hombre que los sujetaba; pero mientras, iracundo, él pregunta qué habría sucedido si fallaba, la pequeña oveja rompe a reír. Su voz resuena en el espacio como una campanilla al viento, melódica y suave, sumamente adorable, capaz de acallar los balbuceos molestos del lobo. Por su parte, el más bajo debe admitir que esperaba asustarlo con esa demostración de arquería, solo para “matar el tiempo” mientras esperan el atardecer; sin embargo, eso no significa que deba dejar de disculparse por el terrible espanto que le ofreció. Presuroso, corre entre el verdor y los coloridos brotes, aproximándose hacia su otra mitad, sin intención de perder un solo segundo que haga dudar al otro de su propósito. A su lado se arrodilla y en menos de un parpadeo, se inclina hacia adelante, presionando sus labios sobre los ajenos. Un beso, le llaman los humanos, lo aprendió observándolos desde las sombras durante tantos siglos, asimiló e interpretó a su manera aquello que llaman afecto, respeto, devoción, pasión, adoración, amor y entendió las distintas formas en las que ellos expresan dichos sentimientos. Ese beso es lo que se le ocurre ofrecer a cambio de una disculpa, la cálida sensación de su suave y rosada boca acariciando tímidamente los carnosos y ligeramente resecos labios ajenos; un beso torpe e inexperto, que consiste en mantenerse unidos tanto tiempo como la oveja crea conveniente, sin llegar a hacer mucho más. E incluso siendo así, para él significa algo realmente importante, la prueba de su arrepentimiento, la demostración de su querer. Desconoce cuánto tiempo ha transcurrido hasta que, despacio, se aparta; ojos brillantes, curiosos, inocentes, observan el rostro del fiel lobo, expectantes. — ¿Podrías perdonarme? — Solicita con palabras colmadas de cariño y paciencia, una mano de delicados dedos acariciando la mejilla ajena, delineando sus contornos y limpiando lo que aún quedaba de manzana. Es la primera vez que besa al lobo, la primera vez que adopta un acto tan humano, profundamente sentimental; y esa es la razón que le lleva a dudar, a pensar que quizás no fue agradable para su compañero, quizás no significó nada para él, tal vez bastaba con ayudarle a limpiar los restos melosos y azucarados esparcidos sobre la piel. Pero puede hacerlo diferente la siguiente ocasión, tienen tiempo suficiente para aprender de cada experiencia compartida… Todo el tiempo del mundo. ( @cbjoonho​ )
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nosnhaymas · 4 years
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The World of the Guard
Cap. 2 Ten un normal día
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Escuchando una alarma, el pelirrojo se presta a estirarse, algo torcido al haber dormido sobre el sillón, sin problema alguno tomo el celular y presiono un botón para apagar la alarma que avisa las 10 de la noche, se levanta y directo a la cocina, lleno la tetera de agua a la mitad, calentándola en la estufa, saca una caja de bolsas de té y toma uno de manzanilla. En ese momento su cerebro por alguna razón llego el pensamiento de como termino acostado en el sillón, sobando su nuca concluyo que había sido el calor y el cansancio por el transporte, ya antes lo había adormilado así que eso debía ser, cuando la tetera sonó apago la estufa. Llevo su taza a la mesa y vertió el agua caliente junto con una cucharada de azúcar y al dar el primer sorbo sentía una tranquilidad en él.
—Ahhh... —suspiro Leonardo bajando la taza con sus manos. —Tienes una casa bien cuidada, Humano —dijo Ayano quien se encontraba parada en la entrada de la cocina.
Leonardo al oír la voz, volteo con ese miedo que tuvo y con una rapidez recordó lo que paso, la criatura que iba a atacarlo, la mujer que lo salvo, y los seres luminosos que vio.
—¿No... no lo soñé? —pregunto con un nudo en la garganta. —Espere a que estuvieras en tus 5 sentidos para explicarte mejor la situación, mientras salí a verificar el alrededor, es parte de mi trabajo. —No, esto... es una broma, debo estar intoxicado o algo... —negaba Leonardo tratando de hallar un sentido a sus pensamientos. —Lo mismo quisiera yo al menos con esas personas pueden tomarlas fuera de sus 5 sentidos, pero tu no lo estabas, tu lo viste todo, y no podemos arriesgarnos en dejarte libre así como así. —Pero... —Nada de peros —contesto Ayano con ímpetu—, ahora vas a escuchar como van a ser las cosas de ahora en adelante. —Esta bien —Leonardo acepto—, toma asintió, ¿Puedo servirte té?. —Estoy bien así gracias, solo pon atención. —Si. —Mi nombre es Ayano Kasumi, durante una mes estaba en una misión para destruir a los espíritus malignos que rondaban esta zona, era un trabajo sencillo hasta que te cruzaste en el camino, ibas a resultar de muerte si no hubiera destruido ese espíritu, ya que el protocolo de intoxicación o muerte no se cumplió te lleve con mis superiores, ellos quedaron de acuerdo en que deba vigilar te durante un periodo indeterminado por los siguientes motivos, uno: que el espíritu no había mostrado haber sido visto por humanos hasta que tu te atravesaste; dos: no pude dejar que te matara ya que eso va en contra de nuestro trabajo como Guard; tres: como compensación al suceso traumatico que paso en tu normal vida ahora vas a ser cuidado por un Guard, velo como un... "ángel guardián", ¿Alguna duda?. —Ah... podría decirse que no entendí muy bien, osea... agh —sobo su nuca—, esa cosa de ayer era un espíritu, los perros lo vieron, el gato lo vio, yo lo vi, y él a mi, pero eso lo dices como si fuera malo y agh, no puedo entender, iba a morir pero no, tu me salvaste y estoy metido en esto que no puedo comprender. —Lamento que sean así las cosas, cree me que no quisiera haberme metido en esto, yo tengo mis prioridades —Ayano lo miro disgustada—, pero aun así tengo un deber en mi trabajo y no puedo descuidarlo. —¡Yo también tengo un trabajo! —respondió Leonardo—, tengo, digo ¡tenia una vida normal! y surgió eso y ahora ¿Cómo se supone que actué? ¿Como si nada hubiera pasado? o ¿Qué tal si alguien me vio? ¡pensaran que estoy loco! a eso me refiero, creo.
Ambos quedaron en silencio, Leonardo estaba alterado y Ayano estaba molesta pero no quiso seguir la discusión como estaban, respiro un momento sacando aire frió de su boca cerrando sus ojos en un parpadeo tomo fuerza y contesto a Leonardo ya algo pasiva.
—Lo que ahora va a pasar, es que seguirás como nada, nadie mas que tu vio eso, así que no hay de que preocuparse, nadie te vio, nadie gravo nada, solo tú, estate tranquilo —Ayano lo miro directo cara a cara.— ¿Esta bien?, nada malo va a pasar. —De acuerdo, y... ¿Cuanto va a durar el que... me cuides?. —Hasta que mis superiores me digan. —Entonces... ammm... supongo que no tienes donde dormir. —¡Para ahí un momento! -respondió alterada—, ¡yo no voy a quedarme a tu lado! no muy cerca, solo estaré viendo de lejos, tampoco puedo comprometerme a que se me quede pegado tu fastidioso olor. —Ehhh... esta bien, tranquila solo pensé que... . —¡NADA DE PENSAR QUE! yo tengo mi dignidad y mi orgullo para que un insignificante humano lo arruine —se sitio frió el lugar hasta que camino a la puerta a salir otra vez—, solo sigue como si nada.
Las ultimas palabras que dijo sonaban tan amenazantes y heladas que se quedo Leonardo quieto donde estaba, cuando quiso beber su té el agua estaba echa hielo, dejo la taza en el fregadero a que se descongelara y mientras se dio una cucha a calentarse un poco y pensar claro las cosas. Su mente estaba atascada de preguntas <<¿Que son Guards? ¿Por qué vi a un espíritu? ¿Por qué se porta así? ¿Hay mas como ella? ¿Esas figuras de luz son sus superiores? ¿Por qué no solo me dejan como si nada? si tanto les da igual si me toman de loco>>. Leonardo seguía con esas preguntas pero al entrar en el agua caliente cada una parecía calmarse y ya no molestar tanto su mente, al salir a cambiarse tomo su pantalón de pijama y una playera de algodón con mangas largas de color, echo la ropa sucia a una pequeña canasta de ropa que estaba detras de la puerta de su cuarto y acomodaba su ropa de trabajo para mañana junto a una mochila donde llevaba sus cosas.
—Todo esto es extraño —decía viendo su teléfono.
Dejando ya todo listo, los papeles que debia llevar mañana, programo una alarma y se fue a la cama a dormir. Mientras Ayano rondaba sobre los edificios uno a uno, los gatos y los perros solo la veían pasar y algunos erizaban su pelaje, al estar sobre un edifico departamental observaba la ciudad con un disgusto tal que arrugaba su nariz de solo verla.
A la mañana del siguiente día, a las 5:15 sonaba la alarma de Leonardo, él se estiro y se cambio para el trabajo, tomo un paquete de galletas Combinado leyendo el eslogan "para que tengas un buen día", arco una ceja pensando en Ayano y terminando de desayunar metió toper's a la mochila con comida preparada, salio de su casa camino al trabajo, durante el viaje al transporte veía al rededor si no lo seguía Ayano, pues le dijo que no iba a estar cerca, llegando a la entrada del centro comercial se dio la vuelta para verla pero el resultado fue el mismo, ella no estaba, sin mas entro, se dirigio primero a entregar sus papeles al Sr. Gonzales y de ahi fue a su puesto de trabajo inicio a limpiar: barriendo, trapeando, limpiando cada mesa y ventana del local, 3 horas después un foco empezó a destellar y fundirse, el jefe Gonzales le hablo a Leonardo a que lo cambiara habían focos en la bodega en el mueble donde estaban los primeros auxilios, cambio el foco, y siguió haciendo sus deberes de limpieza, al llegar su hora de almuerzo, saco de su casillero su mochila y se dirigió a la fuente donde habían bancas para sentarse aun lado de ella.
—¿Ella como puede verme? si yo no la veo por ningún lado. —Quizá porque no soy tan obvia y ademas... —respondió a la duda de Leonardo mientras sostenía un vaso en sus manos y bebía de el. —¿Co-Como es que?... —Leonardo volteo a su lado derecho y estaba Ayano en el otro banco. —No me gusta estar cerca de los humanos, apestan, son sucios, sus auras muestran oscuridad la mayoría de veces, por eso no estoy cerca —siguió bebiendo de la taza de madera que sostenía con sus 2 manos—, ya te dije que sigas como si nada, actuando así eres bastante llamativo, la gente te va a temer y se pondrán a dudar de ti o peor. —¿Como es que llegaste aquí?. —¿Acaso no oíste lo que te dije ayer? te estaré viendo de lejos, eso es lo que hago. —Pero... estas aquí tomando no se que cosa -señala sus manos. —Es té verde. —Y ese vaso ¿De donde la sacaste?. —Es una taza, esta taza no lleva mango, pero no es un vaso, así son las tazas de mi región. —¿Tú región? y ¿de donde eres?. —No tengo porque decirte y tu hora esta por acabar, si no comes esa comida la vas a desperdiciar
Leonardo vio su teléfono y solo le quedaban 7 minutos para comer, llevo rápido la comida a su boca y se fue del lugar, solo dejando a Ayano tomando su té. volvió a trabajar en lo suyo y al terminar su hora de trabajo, alguien le hablo.
—Oye disculpa. —¿Uh? —volteo Leonardo viendo a una chica con su cabello recogido—, ¿Si?. —Eres el nuevo, hola, lo siento fui yo quien te quito el puesto del anuncio. —¡Ah! eso, no te preocupes, aun así conseguí trabajo, eso es lo importante para mi. —Esta bien, de veras lo siento bueno, soy Verónica. —Leonardo, mucho gusto. —¿Leonardo? Leonheart —contesto dando risitas. —Ahh... no entendí bien disculpa —dijo rascando detrás de su cuello. —Esa es la forma antigua de Leonardo, Leonheart, "corazón de León". —¡OHHH! disculpa mi ignorancia, de verdad, no lo sabia. —Bueno ahora si —ambos rieron—, Leonardo ya que ambos somos nuevos ¿Podemos juntarnos a la hora de almuerzo? —Claro. —Esta bien, gracias.
Ambos fueron caminando en charla hasta la fuente, donde Leonardo se quedo viendo donde estaba sentada Ayano que ahora estaba vació, llegaron hasta la entrada y Verónica fue por donde tomaba el transporte acompañada de Leonardo que la dejo en la parada del autobús.
—Nos vemos mañana, Leonardo —se despidió sonriendo le. —Hasta mañana Verónica.
Leonardo fue a la calle donde tomaba el transporte y fue directo a su casa, durante el camino no volteo a ver hacia atrás, solo miraba por la ventana viendo las nubes que se movían y se separaban unas de otras, al llegar a la calle donde estaba su hogar, tomo sus llaves de su bolsillo trasero para abrir el portón, al entrar vio a la señora Liliana, su casera quien barría el patio, la saludo sonriente y ella a él, continuando su camino subió las escaleras y abrió su puerta del departamento, dejando la mochila en el sillón.
—Hummm... —veía su teléfono. —Ves, si actúas normal, seguirás teniendo tú normal vida —Leonardo volteo a ver Ayano rápidamente. —¿COMO PUEDES ENTRAR ASÍ COMO ASÍ?. —La respuesta es... no te voy a decir porque no tengo que. —¡Agh! ¡Esta bien!, solo avisa que llegas o estas aquí, es... incomodo él que hables de la nada, pareces un fantasma. —Ellos te tratarían de peor forma, en fin. —Bueno no tengo tiempo, debo ir a comprar unas cosas al mercado para la comida, hacer mi quehacer. —Hazlo, no te estoy deteniendo.
Leonardo fue a su cuarto donde tomo dinero de un apartado de un cajón que tenia hueco, tomo su bolsa de costal, tomo sus llaves y salio ignorando a Ayano. En un cuadernillo que había dentro de la bolsa vio las cosas que había anotado hace 8 días atrás y fue directo al mercado a comprar cada cosa, comida como fruta, verduras, medio de bistec, vinagre, y aromatizante de piso, haciendo cuentas del costo de cada uno. Volvía a casa para preparar la comida, lavo jitomates y encendió la estufa friendo los bistecs, rebano los jitomates y los echo en la cacerola, echo un poco de sal y jugo sazonador, y por ultino la cebolla, dejando que se haga la comida saco del pequeño refrigerador una bolsa con tortillas y el comal de un mueble de trastes y quito la cacerola para calentar las tortillas, bajo un plato para comer pero, en eso quedo pensando y vio en la puerta y por la ventana para ver a Ayano e invitarla a comer. Para él seria grosero no invitarla después de todo, aun que no se conozcan, el que ella lo vigile y el asunto de ayer, debía mantener aun así la educación, ser amable, pues ese valor se lo inculcaron desde que estaba en el orfanato. Bajo otro plato, calentó un toper con arroz y sirvió a ambos de comida, esperando a que Ayano apareciera.
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thedarkestnightrol · 4 years
Photo
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Un mensaje de alerta la hicieron levantar de la silla de su despacho, haciendo que su corazón se acelerase al ver que había sido Steve quien la había mandado. Tony no se encontraba en aquel momento en la Torre, y sabía que si Steve había enviado una señal de ayuda, era algo muy grave, por lo que decidió tomar los equipos y dirigirse ella en persona hacia la localización que el Capitán América le había enviado. 
Llevaba meses trabajando en su nueva armadura en secreto, pero por desgracia, aún no estaba lista, así que se permitió el lujo de tomar prestada una de las de su padre. Y así fue como se presentó en el lugar donde Steve se encontraba, habiendo tardado lo menos que pudo permitirle aquel transporte aéreo de última generación que ellos mismos habían desarrollado. 
Tras adentrarse en la propiedad, un reguero de sangre la guió hacia el hombre, haciendo que se tirase al suelo a penas sin aliento. Un millón de pensamientos y miedos se hicieron con su cuerpo, mente y corazón, llegando a empañar sus ojos. Llevó las manos a su cabeza, dándole un suave toque en una de sus mejillas.
— ¿Steve?  — Murmuró casi sin voz. Aunque la respuesta ajena la tranquilizó, la hizo fruncir el ceño. 
—¿Bucky?
— ¿Quién coño es Bucky? 
Pensó en alto, sin poder evitarlo. Rápidamente y al comprobar que estaba vivo aún, comenzó a buscar el origen de aquella sangre, dando con su abdomen. Mierda, mierda, mierda, mierda. Miró a su alrededor, buscando algo para presionar la herida, y al no encontrarlo, desbloqueó la armadura para quitarse su propia camiseta y taponar la herida con fuerza, haciendo que el traje se armase ahora sobre su piel desnuda. 
— Steve, estoy aquí, ¿Vale? No te vayas. Vamos a casa, llegamos en un ratito. Agárrate a mí y apriétate la herida. El jet está aquí mismo. ¿Me oyes? Soy Piper. Y no pienso dejar que te mueras, imbécil, como se te ocurra dormirte te enteras. 
—No me voy a ninguna parte, lo prometo  Yo también me alegro de verte, por cierto... ¡Piper! Por el amor de dios, ¡cúbrete!
— Creo que no estás en condiciones para quejarte de mi ayuda y es como un bañador, así que cállate y apriétate.
Una vez se hubieron puesto en pie y la armadura cubrió su torso semidesnudo, consiguió rodear su cintura con el brazo metálico que la ayudó ejerciendo la fuerza que ella no tenía para poder ayudarle a alcanzar el jet. Al llegar, ayudó nuevamente a Steve hasta quedar en el suelo, deshaciéndose de la camiseta que taponaba la herida y rajando parte del traje que el americano llevaba para poder visualizar mejor la lesión. No tenía muy buen aspecto, ni él tampoco. 
— Te vas a poner bien, ¿Vale? Y ya sé que eres un súper soldado, pero has perdido mucha sangre. Las reclamaciones a papá. Y lo siento, soy súper mala enfermera.
—Tranquila, es menos de lo que parece... Podría aguantar así todo el día, ¿recuerdas? Creo... No estoy seguro, pero... Creo que Nick ha muerto. 
— ¿Cómo...? ¿Fury ha muerto? Eso no puede ser... — Sintió que le costó coger aire por unos segundos, alzando la vista para tratar de buscar una solución a eso, pero no la encontró. — Te voy a mandar a casa en el jet para que puedan curarte allí, me quedaré tratando de localizar a Nick. No pienso dejarle aquí si existe una mínima probabilidad de que esté vivo. Y no pienso aceptar un no como respuesta, Steve. — Se acercó a su frente para dejar un beso en ella a modo de despedida. — Aprieta esa mano, no tardarás nada en estar en casa.
—No, Piper, no voy a dejarte hacer esto sola. No nos iremos hasta confirmar si Nick está vivo o muerto, ninguno de los dos. 
— Steve, no seas cabezota. Tú no estás para quedarte aquí. Si lo haces, puedes morir. Y no pienso consent... Un golpe en el techo de la nave hizo que Piper se llevase las manos a la boca cuando Steve se lo indicó, acercándose despacio a él. Jamás se había visto envuelta en una situación como aquella en primera persona, por eso cuando vio que alguien trataba de romper el cristal del vehículo y lo conseguía, su corazón comenzó a latir con fuerza bajo su pecho, casi dejándole sin respiración. ¿Quién demonios era ese hombre?
El casco de la armadura comenzó a recorrer su cabello y sus mejillas hasta ocultarla dentro de la misma. Instantáneamente, se situó delante de Steve con la palma de las manos en dirección a aquel hombre. Estaba dispuesta a pelear por él. Los rayos repulsores de las palmas de sus manos cobraron fuerza y luz, predispuesta a lanzarlos si hacía falta.
— Identifícate o muere. ¿Qué eliges, especie de Tarzán convertido en cyborg? 
—¡No! ¡Basta! No hay necesidad de un enfrentamiento. No tienes por qué obedecer. Decide por ti mismo, no dejes que te arrebaten ese poder.
Por un segundo, pareció que las palabras del súper soldado calaron de algún modo en el mercenario pues pareció dudar. Sin embargo, toda esperanza cayó al olvido cuando este negó de manera ofuscada y alzó el arma, efectuando varios disparos que impactaron contra el escudo que Steve y rebotaron dentro del jet.
—¡Vete! —gritó entonces a Piper—. ¡SAL DE AQUÍ! 
—Ella no se va a ninguna parte.
A penas tuvo tiempo de reaccionar cuando aquel supersoldado de aproximó a ellos.
— Mira, por primera vez voy a estar de acuerdo con el malo. Pronunció con cierta gracia cuando Bucky no le permitió irse. Sin embargo, sus siguientes movimientos la enfurecieron, observando a Steve en el suelo por unos segundos antes de mirar directamente a los ojos a aquel hombre. A pesar de llevar la armadura, podía sentir la mano metálica del hombre ejerciendo presión contra su garganta y por lo que cargó toda la fuerza que pudo en el tren superior de la armadura. Propinó un puñetazo directamente sobre su rostro y llevando el codo de la armadura hacia el brazo metálico y ayudándose de los propulsores, golpeó la extremidad con la suficiente fuerza como para liberarse de la compresión en su cuello.
— Te has metido con la familia equivocada, estúpido. Vuelve a tocar a Steve y te juro que estás muerto.
Pronunció antes de volver a cargar contra él, haciendo uso de los propulsores para poder procurarle golpes con mayor fuerza y rapidez. Sus manos y piernas se movían con agilidad y seguridad, como en los entrenamientos y simulacros que hacía con su padre y otros miembros del equipo y que jamás había visto el día que utilizaría.
Cuando el americano consiguió ponerse en pie, la escena le horrorizó, creyendo que tendría que ver a un amigo matar a otro, sin embargo, Piper no tardó en mostrar su valía como heroína, lo que le supuso un alivio al igual que un horror. Las tornas habían cambiado, si la chica no se controlaba, sería ella quien acabaría con la vida de una persona que importaba tanto a Steve. 
Mientras tanto, el Soldado de Invierno, recibía un golpe tras otro casi sin poder esquivarlos, sintiendo varias heridas abrirse por su piel debido a la fuerza ejercida por los propulsores. Pero no en vano era el mejor soldado de la agencia que lo mantenía preso y se paró un segundo, sobreponiéndose al malestar, para analizar los movimientos de la chica. En cuanto vio su oportunidad, comprimió el brazo metálico, de modo que se hizo más compacto y fuerte, agarrando uno de los brazos del traje de Piper. Pronto sus propios dedos comenzaron a apretarse con fuerza, consiguiendo adentrarse entre el metal para alcanzar la piel, mientras que con la mano contraria la sujetó por la cara para evitar que se moviera.   
Entonces, un impacto los sacudió a ambos, tanto a Piper como a Bucky, tratándose del propio Steve que se había lanzado contra ellos para separarlos y evitar que siguiesen enfrentando el uno al otro. De permanecer allí más tiempo alguno acabaría muerto y no pensaba cargar con ese peso sobre los hombros. Aquella era su lucha —una que por primera vez no se sentía capaz de afrontar— y no podía dejar que otros la librasen por él. 
—Volveré a por ti —aseguró, mirando a Bucky, con la opresión haciendo mella en su pecho—. Te salvaré. 
Sin dar margen de reacción al mercenario, haciendo acopio de su fuerza aumentada, agarró a Piper y la obligó a saltar con él a través del cristal roto del jet, pudiendo así escapar, aunque sintiera que una parte de él se quedaba allí dentro.  
—De vuelta, a casa. Debemos reunirnos.    
• Junto a Steve Rogers y Bucky @eternalcaptain
• Ask.fm: EternalCaptain
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blingwol · 5 years
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Entes. Prólogo.
Nacimiento
 Nadie se detuvo a recoger la ropa colgada en las cuerdas, ni se preocuparon por apagar el fuego que hacía hervir la comida recién hecha. Ni una sola persona dispuso del tiempo suficiente para huir de la tromba de agua que les devoraba con ferocidad y sin compasión.
Pasos rápidos, inseguros, aterrorizados y desesperados. Pequeñas criaturas cuyos sollozos se convirtieron en una oda a la catástrofe. Ni padres ni protectores fueron capaces de prevenir la fuerza con la que el agua arremetía contra su humilde aldea, arrebatándoles su aliento, sus recuerdos y su vida entera.
No hubo escapatoria ni consuelo, pues no existía ser humano que pudiera contar jamás la historia de la Aldea.
 La brillante luz del Sol se abrió paso entre sus caóticos recuerdos para sacarle de su estado somnoliento, provocándole un bostezo que no se molestó en ocultar. Recostado sobre una pequeña colina, era capaz de sentir el brote travieso de pequeñas flores que habían crecido alrededor de su cuerpo en cuestión de unas pocas horas, haciéndole cosquillas allá donde rozaban su piel.
Tenía los brazos tras su cabeza, usándolos como buen soporte para dormir una merecida siesta después de haber estado rondando el bosque en busca de cualquier anomalía que pudiera encontrar. A veces se topaba con nuevas especies de plantas, flores o incluso algún animalillo que no había visto nunca, y se aseguraba de que estuvieran bien criados. En alguna ocasión había tenido que devolver a pajarillos de vuelta a sus nidos o se había dispuesto a llenar todo un prado con una variedad de sus flores favoritas.
Una extraña nube de color oscuro captó entonces su atención y le hizo incorporarse con un mal presentimiento. Algunos animales se habían agrupado a escasos metros de él, pero no tardaron en salir corriendo en dirección contraria al sitio del que provenía esa nube, escabulléndose entre matorrales y arbustos.
Una sensación de inquietud provocó que se le erizara el pelo de la nuca, y esta se acentuó cuando vislumbró la fuente de sus preocupaciones.
Era fuego.
Más allá de la cascada situada en la montaña tras los restos de la aldea, se podía divisar una columna de humo procedente de las llamas que empezaban a arrasar la abundante flora de aquel bello lugar.
No perdió un segundo más observando, sino que se movió con inhumana rapidez para dirigirse al origen del incendio que amenazaba tantas vidas en su hogar.
La cascada no presentaba ningún tipo de obstáculo para él, ya que, gracias a su naturaleza elemental, podía hacer uso del agua de la forma que él deseara. ¿Por qué? Había nacido con esa capacidad, y su cuerpo era capaz de transformarse también, por lo que no le resultó difícil llegar al otro lado de la pequeña montaña.
Se deslizaba con gracilidad entre los árboles, sin perder detalle de cómo rehuían los animales porque sabían que podrían perder la vida si se adentraban en las llamas de tal incendio. Había sido testigo de lo que podía llegar a causar el fuego, pero esa vez se encontraba asombrado con su intensidad y su alcance.
Cuando se encontró a una prudente distancia, se detuvo. No había tiempo para dudar, sabía lo que debía hacer, por lo que cerró los ojos para encontrar la fuerza interior que le permitiría manifestar su naturaleza. Al abrirlos de nuevo, estos brillaban con una luz azul cristalina que le diferenciaba de un mero ser humano. Miró al cielo y esperó unos segundos.
Lentamente, observó cómo se fueron formando nubes grises que se agrupaban allí donde tenía clavada la mirada, pues quería provocar una lluvia que pudiera acabar con el fuego lo antes posible. A pesar de tardar unos minutos, sintió un alivio enorme cuando las pequeñas gotas de agua empezaron a caer justo sobre la zona que estaba ardiendo. Las llamas, irregulares y amenazadoras, trataban de calcinar hasta la última hoja de cada árbol que se encontraban a su paso, pero él no lo permitiría.
La humedad del aire era escasa, por lo que se vería muy limitado si se acercaba demasiado al origen del incendio, incontrolable para cualquiera que no tuviera los medios para acabar con él. Afortunadamente, tenía bien aprendido que no era buena idea adentrarse en exceso, solo lo justo para dejar que su don pudiera ser de ayuda. A medida que la lluvia se hacía poco a poco con el control de las inmensas llamaradas que asolaban su hogar, él avanzaba cautelosamente por el suelo quemado, dejando que así, gracias a la humedad que eran capaces de reunir sus manos, más agua brotara de sus palmas con el fin de acabar con las ascuas que hallaba a su paso.
Tenía que actuar con mucha calma y sin dudas al mismo tiempo. Cualquier descuido podía suponer que el fuego se avivase una vez más.
La lluvia arreció favorablemente durante horas, por lo que las llamas comenzaron a debilitarse a un ritmo perfecto para que pudiera aprovecharse de la situación. Una de las ventajas que le brindaba la manipulación del agua era poder utilizar el relente para levitar, por lo que se alzó lejos del suelo para acercarse finalmente al lugar desde el que se había propagado el incendio mientras proseguía con su labor.
A esas alturas, ya podía distinguir sin problemas cuál había sido el punto de partida de las caprichosas llamas, pero eso no evitó que se sorprendiera cuando paró su pequeño vuelo.
Se trataba de un pequeño templo que conocía bien porque pertenecía a la Aldea, pero llevaba mucho tiempo sin siquiera aproximarse porque le entristecía que estuviera abandonado y que nadie lo hubiera visitado en cientos de años.
Nadie sería capaz de entrar por esa puerta de madera adornada con florecillas marchitas, cuyo marco había ido deteriorándose hasta denotar la edad que tenía; ningún ser podría rezar en esa ínfima pero acogedora habitación en la que se alzaba un altar en el que todos depositaban sus sueños y anhelos más profundos.
Se habían convertido en cenizas y él no había podido hacer nada.
El fuego apenas disponía ya de fuerza para seguir atrapándolo todo en su mortal abrazo, pues el agua había conseguido sofocarlo, pero sí consiguió llevarse consigo vidas animales, vegetales y ese pedacito de historia.
Cuando apagó la última llama, dirigió una mirada de pesar a su alrededor, dispuesto a marcharse de allí tras el cansancio que suponía usar su don para algo tan duro como el fuego; sin embargo, sus ojos, curiosos, vislumbraron un movimiento entre las cenizas que se amontonaban justo en el lugar donde se había mostrado orgulloso el altar.
Como de costumbre, su naturaleza le impedía ignorar algo tan extraño, de modo que, con el mismo cuidado con el que caminó entre los árboles carbonizados, se acercó a lo que podía denominar “ruinas” del templo. Le bastó con unos pocos pasos para situarse justo frente a ese montón de cenizas, inspeccionándolo con el ceño arrugado por la concentración.
Cuando iba a darse por vencido, pensando que habían sido todo imaginaciones suyas, tuvo que volver a ponerse alerta porque algo se movió una vez más, pero con más contundencia esta vez. Iba a adelantarse unos pocos pasos más para averiguar de una vez qué había ahí debajo cuando pudo ver una… ¿cabeza?
Efectivamente, lo que surgió de entre las cenizas, totalmente cubierta por estas, era una cabeza que lucía mechones de pelo también totalmente empolvados, pero eso no fue lo más alarmante de todo. Casi con rabia, esa criatura se abrió paso hasta que pudo tomar el primer aliento de su existencia, usando las manos para apoyarse en el montículo del que estaba saliendo para poder incorporarse, y se podía observar perfectamente que era…
-… ¿Qué eres?
La genuina curiosidad no abandonó su voz cuando formuló la pregunta, pero también sentía algo de temor y desconfianza, porque era la primera vez desde el día de su nacimiento que veía cosa igual, y eso despertaba muchos sentimientos contradictorios dentro de él.
Sobre todo fascinación.
Era un chico. Solo que no parecía un chico normal, no para él. Le vio sacudir la cabeza para deshacerse del molesto polvo que cubría por entero su cuerpo desnudo, pero su corazón dio un vuelco por la sorpresa cuando la criatura abrió los ojos.
Era cierto que no había visto a muchos seres humanos, pero fue consciente de que esa mirada, negra como el mismísimo carbón, no era nada común. Sentía que podría llegar a perderse en la profundidad de esas oscuras orbes si se detenía mucho tiempo a mirarle. No obstante, no podía parar de hacerlo mientras caminaba con lentitud hacia él, como atraído por lo nueva que era esa experiencia.
El rostro que lo miraba todo con atención le dedicó una expresión que rozó lo amenazante durante apenas unos segundos, pues había algo en el chico que le impedía desconfiar del todo aunque pareciera una locura. Entonces, habló con una voz profunda que era capaz de llegar a su alma, algo que no había conseguido sentir jamás.
-No lo sé. ¿Qué eres tú?
La pregunta le tomó por sorpresa, como casi cualquier cosa que estaba sucediendo aquel día, pero no dudó en responderle en un tono de voz sosegado para no asustarle de ningún modo.
-Me llamo Noah. Vivo cerca de este templo, en una aldea, desde que nací.
Ahora fue el turno del extraño ser para sorprenderse, sin saber si esperaba o no una respuesta, pero, pese a todo lo que le indicaría su instinto a una persona normal, por fin dio unos cuantos pasos hacia Noah para mirarle de cerca. Ninguno de los dos entendía qué estaba pasando, pero tampoco tenían miedo al respecto, no después de haberse encontrado de esa manera.
-¿Y qué soy yo? ¿Dónde estoy?
Noah había supuesto que el ser que acababa de conocer estaría confuso, pero fue entonces cuando alcanzó a comprender que era muy probable que de verdad hubiera nacido de las cenizas, y no es algo que le pareciera tan extraño, teniendo en cuenta su propio nacimiento.
Para infundirle coraje y confianza, alzó una mano sin prisa ninguna para rozarle el brazo, intentando casi limpiarle con simpatía y ternura, pero tuvo que apartar los dedos con un pequeño quejido.
Estaba ardiendo.
-Pero qué…
Sin previo aviso, de la piel perteneciente a la criatura empezaron a salir pequeñas ascuas que habían pasado inadvertidas por él, pero que cobraron fuerza en ese mismo instante. Parecía como si comenzara a brillar con la fuerte luz de una pequeña fogata que estaba naciendo.
Entonces, lo entendió.
Sus labios formaron una sonrisa que no fue capaz de controlar. Podía sentir la fuerza de la misma Naturaleza creciendo en su interior a marchas forzadas. ¿Cómo no se había dado cuenta antes?
-Creo que ya sé qué eres. –Estas palabras captaron la atención de su acompañante, que lo miró con expectación, pero Noah se llevó un dedo a los labios sin borrar esa sonrisa- ¿Vendrás conmigo para que te lo explique?
Un atisbo de duda brilló en esos ojos oscuros, pero, de pronto, estos adquirieron un tono anaranjado, como el mismo fuego que había arrasado el bosque apenas un rato antes de que ellos se conocieran, y sus labios repletos de cenizas respondieron a esa sonrisa con una propia.
-Está bien. Pero explícame qué eres tú también.
Así, Noah vio por primera vez a una criatura que era como él. Un Ente de la Naturaleza.
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blackleger · 5 years
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Corrección
—¿Qué diablos se supone que estás haciendo perdedor? —clamo Eduardo saliendo del auto con rapidez y dirigiéndose a la cerca que dividía su casa con la del vecino.
Mark solo miro la escena mientras rodaba los ojos y suspiró con fastidio previendo lo que sucedería a continuación, salió del auto sintiendo como su buen humor se desvanecía a medida que la escena se desarrollaba.
—Eduardo.
Edd bufo como un gato enfurruñado acercándose a Eduardo para comenzar una nueva discusión, esa era su señal de para largarse de ahí, tomó las bolsas de las compras y caminó en dirección a la casa, no tenía interés en quedarse a ver aquella estúpida pelea, en especial sabiendo cómo terminaría.
Entró en la casa llamando a Jon sin recibir respuesta alguna, aquello era raro, pero no era como si le importara mucho lo que fuera que Jon hiciera cuando no estaba con ellos, sin embargo su ausencia solo empeoro su mal humor, ahora tendría que acomodar las compras en vez de hacer que Jon se encargará de aquella tarea, con resignación entró a la cocina, incluso desde ahí podía escuchar la discusión entre Eduardo y Edd, no es que le molestara que pelearán, aquello era algo a lo que se encontraba acostumbrado, pero desde que aquel estúpido incidente con la antena había ocurrido las cosas entre aquel par habían cambiado y lo odiaba.
Comenzó a acomodar las compras.
La discusión de Eduardo parecía haberse intensificado y suspiro antes de masajear sus sienes, solo quería largarse a su habitación y relajarse un momento, al menos ya había terminado con su tarea y no tenía motivos para continuar en aquel lugar.
Subía las escaleras con lentitud pensado en sus planes arruinados por aquella estúpida rivalidad de su amigo con el vecino, se suponía que ambos cocinarían juntos, una actividad que hacía bastante tiempo que no realizaban, era un poco raro pensar que, pese a las actitudes de Eduardo, él realmente disfrutara de actividades sencillas y hogareña como la cocina, ambos lo hacían, extrañaba la época que vivieron juntos compartiendo aquel pequeño apartamento en la ciudad. Se detuvo frente a la puerta de su habitación mirando la puerta semi abierta, la idea de que Jon hubiese entrado a su habitación le hizo soltar un gruñido molesto, odiaba que invadieran su intimidad sin su permiso, no le importaba si se trataba de sus amigos o de desconocidos.
No estaba seguro de cómo reaccionar ante el desastre que había dentro del lugar, había una copa rota en el suelo y una botella a medio terminar aun en el escritorio, su silla se encontraba volcada, pero eso no fue lo que provocó aquel el sudor frío que recorrió su cuerpo, su computadora se encontraba encendida, alguien había averiguado la contraseña y había estado hurgando en ella, su vida entera estaba guardada en aquella máquina, la idea de que alguien hubiera estado revisando sus archivos hizo que su estómago se revolviera.
Decenas de pensamiento pasaron por su cabeza, pero ninguno tenía sentido, la idea de que Jon hubiera entrado en su habitación resultaba ridícula e incluso si Jon hubiera entrado dudaba que conociera la contraseña de su computadora, además, ¿por qué estaría bebiendo vino si odiaba su sabor?, ¿un ladrón?, eso era aún más estúpido, nada parecía faltar a primera vista además en la sala había más cosas de valor y nada faltaba en ella, se vio tentado a ir por Eduardo, pero su computadora encendida le disuadió de hacerlo.
Su vista se desvió rápidamente a su armario y pronto se encontró abriendo la puerta esperando que algo saltara sobre él en cualquier momento, para su alivio se encontraba vacío sin embargo aquello no apaciguó sus inquietudes, pero al menos podía confirmar que su habitación se encontraba vacía.
—¿Qué? —observó cómo su computadora continuaba corriendo aquel programa de grabación que solía utilizar y lo detuvo dejando solo una imagen congelada de sí mismo en la pantalla, quien había entrado en su habitación había estado filmando todo el tiempo.
Miedo y curiosidad, la mezcla era extraña, pero solo le impulsaba a querer averiguar más sobre el asunto, un USB permanecía colocado en la ranura de la laptop, jamás había visto aquella memoria en su vida, picado por la curiosidad levantó su silla volteada y se acercó al escritorio, sus manos sudaban cuando conecto el ratón inalámbrico a la máquina y dio clic en guardar.
Se mantuvo mirando la imagen de su rostro pálido y desencajado en la pantalla indeciso de querer regresar al inicio del video, le tomó lo que para él parecieron horas darse el valor de regresar la grabación, pero para el reloj de la máquina solo pasaron tres minutos.
—Había olvidado lo ingenuo que podía ser Jon.
Aquella fue la única frase que permitió decir al hombre que se había grabado a sí mismo antes de detener el video.
Miró a la puerta de su habitación con pánico viendo que la había dejado abierta y se apresuró a cerrarla con seguro, recargándose contra la madera y alegrandose de estar sólo en la casa en aquellos momentos.
Volvió a su asiento intentando autoconvencerse de que aquello era normal, que no debía sorprenderse por encontrar un doppelgänger suyo, aunque más envejecido grabando un vídeo para él, que había pasado por cosas más extravagantes, zombies, alienígenas, espíritus demoníacos, encontrar lo que parecía una versión futura de sí mismo no debía sorprenderle, entonces, ¿por qué se sentía tan turnado con la idea? Quizás por la maltrecha apariencia de la persona en la grabación o por el mal presentimiento que comenzaba a carcomerle, permaneció mirando a su reflejo buscando desentrañar cualquier pista que su apariencia pudiera darle, pero cada cosa que veía solo le hacía dudar de querer saber, sus ojos se encontraban cubiertos por lo que parecía un visor de buceo roto, si ponía la suficiente atención podía notar los desgastes en su ropa, algunas partes lucían quemadas y otras simplemente se habían rasgado, las cicatrices en su rostro tampoco era algo que pudiera pasar por desapercibido, paso sus manos recorriendo el lugar en donde futuramente se encontraría aquellas cicatrices, sus labios sus mejillas y por lo que podía notar también bajo aquellas gafas que ocultaban sus ojos.
¿Qué había pasado con él?
Nuevamente puso en marcha el video movido por una egoísta curiosidad.
—¿Puedes creerlo? Lo único que tuve que hacer para que me dejara pasar fue decirle que era tu primo y que había tenido un accidente en la carretera, ni siquiera hizo preguntas, alguien tan idiota... —su clon soltó una carcajada burlesca y se cruzó de brazos mientras su apacible rostro le daba una aparecía de encontrarse mirando al vacío—. No me sorprende que fuera el primero en morir, bueno, ahora no sé si sigue muerto, es como ver una nueva película que se sobrepone a la original y todo es un revoltijo confuso de memorias falsas y reales, dios, odio los viajes en el tiempo.
Trago saliva mirando como su versión futura parecía tener una crisis emocional antes de tranquilizarse y ofrecerle una desagradable sonrisa, sin embargo, lo único que su mente intentaba procesar era Jon y muerte.
—Creo que aún tengo suficiente tiempo para hacer esto, mis memorias aún son lo suficientemente sólidas. Jon está bien, solo lo drogue y está en su habitación —el hombre frente a la cámara miro fijamente a la pantalla como si le estuviera viendo en esos momentos provocando que un escalofrío le recorriera—, ni siquiera lo intentes, sé lo que quieres hacer, pero su habitación está cerrada por dentro y si quieres buscar la copia de las llaves para comprobarlo es mejor que lo olvides, las tiene el vecino, no preguntes, prefiero no hablar de ello.
Su reflejo pauso brevemente su monólogo solo para llenar una copa de vino que se dio el lujo de servir con un gesto tan pomposo que terminó por enfurecerle, aquello parecía una burla o un reto hacia su persona.
—¿Recuerdas porque empezamos a grabar estos diarios?
Por supuesto que lo recordaba, había comenzado a grabar aquellos diarios en vídeo por culpa de Eduardo y un proyecto escolar.
—Se que lo recuerdas, yo lo recuerdo perfectamente, Eduardo fue quien empezó con esto porque era demasiado inseguro como para hablar con las personas, extraño cuando grabábamos juntos y hacíamos estupideces frente a la cámara, luego volvimos esto un proyecto más... personal, y él dejó de aparecer en los vídeos.
Su versión más vieja hablaba con añoranza, como si describiera alguno de los mejores momentos de su vida, él no podía describir aquello de la misma forma, recordaba que Eduardo lo estuvo acosando con aquel proyecto por semanas mientras le grababa en todo momento haciendo preguntas que solo le incomodaban al saber que ese video lo vería la clase entera, al final Eduardo jamás entregó el proyecto, él aun considerada aquello con una molestia, en especial porque la única excusa que le dio fue que él no lucia cómodo, casi terminaron reprobando aquella materia y arruinaron su calificación.
—Cierto, cierto, dudo mucho que veas las cosas de la misma forma que yo, para ti Jon no es más que un imbécil impertinente que nunca sabe cuándo cerrar la boca y apenas puede cuidar de sí mismo y Eduardo, bueno, tu concepto sobre él no es mejor tampoco, eres..., no, fui tan jodidamente idiota, ¿sabes? Puedes mentirte a las personas, pero no puedes mentirte a ti —la copa de fue vaciada de un trago y arrojada al suelo—. Soy un maldito traidor egoísta, no estoy haciendo esto porque me importe un carajo corregir el futuro de mierda, mate y traicione a todos los que podían evitar que tomara el mando, pero eso nunca me importo, yo...
La voz del adulto se quebrantó, la cámara continúo grabando un par de minutos más antes de que el llanto se transformara en un grito y su versión más vieja cayera de la silla desapareciendo de la cámara por unos minutos hasta que finalmente logró incorporarse, sus ojos se abrieron al ver como aquel visor había desaparecido del rostro de su versión más vieja que parecía desorientada por el cambio.
—Esto... todavía tengo tiempo, aún hay tiempo —susurró el hombre en la pantalla tallando sus ojos—. ¿Sabes? Pude haber hecho esto sin involucrarte, matar al Líder Rojo y volver a mi línea de tiempo para mantener esto como mi pequeño secreto, pero soy demasiado egoísta para hacer eso, dime, ¿ya notaste lo bien que Eduardo y Edd comienzan a llevarse? Hacen una buena pareja ¿no crees? Es mejor que te acostumbres a eso...
Detuvo el video sintiéndose consternado ante la revelación, Edd y Eduardo, la sola idea hizo que su estómago se revolviera, ¿por qué?, él no... ¡Eduardo no era gay y no había forma de que estuviera con el estúpido vecino!
—Mentiroso —murmuro intentando autoconvencerse de ello, pero no tenía sentido engañarse, aquel mensaje había sido dejado para él mismo.
—... porque cuando te des cuenta todo se habrá ido a la mierda de nuevo y será tu culpa. Mi tiempo se está acortando y todas las memorias de la segunda línea se están sobreponiendo a mi línea principal, es confuso y me comienza a costar demasiado separar mis propios recuerdos.
Todo parecía tan silencioso desde su habitación o quizás solo era que se encontraba demasiado embelesado mirando a versión futura haciendo algunos de aquellos tics nerviosos que por años había trabajado por controlar, ni siquiera se había percatado del momento en que las cicatrices de su rostro y su pelo habían cambiado, pero aquel uniforme continuaba siendo el mismo.
—No creo que me quedé demasiado tiempo en este punto, gasté demasiado asesinando a ese imbécil megalómano y transfiriendo algunas de mis memorias, no son muchas, pero serán suficientes para que entiendas la situación. Esto es cansado, estoy seguro de que una vez que regrese a mi tiempo las máquinas para volver van a desaparecer y eso sería lo mejor, pero si he aprendido algo es que las cosas pueden salir mal de un momento a otro, es por eso deje toda la información para construir una nueva máquina de tiempo, una sin los errores de sus predecesoras, solo dale la información a Eduardo y él sabrá qué hacer con ella. ¿Sabes? Siempre pensé que Eduardo era un idiota impulsivo que solo pensaba en sí mismo y en su insana obsesión por probarse como el mejor en todo, demostrar que podía serlo, pero supongo que eso es ver lo más superficial y yo me di cuenta de eso demasiado tarde —el hombre de la grabación se cruzó de brazos, su mirada parecía melancólica, pero tras un largo suspiro volvió su vista al frente y continúo hablando—. Un lisiado en medio de una guerra siempre es un estorbo y una molestia, hubiera sido fácil abandonarme y dejarme a mi suerte, ciego era completamente inútil, pero Eduardo se quedó, se alistó en las filas de la armada solo para poder obtener un visor y modificarlo para que no terminara convertido en un maldito zombi sin voluntad, quizás hubiéramos podido tener un final feliz si Edd no hubiera aparecido para arruinarlo todo de nuevo... si no hubiera sido por ese bastardo seguramente Eduardo no habría terminado muriendo como lo hizo, no es nada lindo que asesinen a tu mejor amigo frente a ti y tener que escapar escuchando sus gritos mientras arrastras al maldito infeliz que te lo arrebató para ponerlo a salvo, ¡después de que todo se fuera al diablo por su jodida culpa y la de los malditos traidores de sus amigos!
Pudo sentir como le faltaba la respiración, aquella era la primera vez en su vida que no se encontraba seguro de cómo reaccionar o siquiera que pensar, se negaba a creer que aquello fuera verdad, Eduardo, el Eduardo que conocía no moriría como un mártir, no sería tan estúpido como para..., quería negar las palabras de su versión futura, pero nuevamente aparecía las cuestión de que era él quien había grabado aquel video para él, que era ridículo pensar que había estado montado todo aquel teatro para intentar engañarse a sí mismo, además, él jamás habría hecho algo como eso a menos que esperara obtener algún beneficio o cambiar las cosas a su favor.
—...no me queda más tiempo, todas mis memorias se sobreponen unas a otras, es... es como intentar recordar un sueño que se ve cada vez más borroso, pero no puedo recordar haber visto esta grabación, una vez que veas esto habrá una tercera línea de tiempo que seguramente solo recordaré por este evento. Realmente odio los viajes en el tiempo.
La vista fija del hombre más viejo se encontraba llena de una fría determinación que sin duda era la de un hombre a quien no le importaría en lo más mínimo cometer las más innombrables atrocidades con el fin de lograr sus caprichos.
—Todo lo que he hecho la mayor parte de mi vida ha sido actuar con fines egoístas y esto debe ser la prueba más grande de eso, yo no tengo la más mínima oportunidad de deshacer ese "feliz por siempre" que nunca debió suceder, así que escucha bien mocoso, esta es nuestra oportunidad de hacer las cosas bien. ¡No lo arruines de nuevo!
Esas fueron las últimas palabras de su versión futura antes sacar un aparato de entres sus prendas y desaparecer frente a sus ojos dejando tras de sí una silla vacía y tambaleante que finalmente cayó al suelo con un ruido sordo. Detuvo la grabación que continuaba por poco más de una hora, sabía que en la grabación no habría nada más que su habitación vacía hasta que llegara el momento en que apareciera para detener el video, en aproximadamente 38 minutos todo había cambiado para él, trayendo consigo un sentimiento de amargura que no recordaba haber experimentado antes en su vida, observo con detenimiento la memoria conectada a su computadora y rápidamente busco la carpeta.
Dentro solo encontró dos carpetas denominadas "Proyectos" y "Registros". La primera de ellas le llevó a una serie de carpetas nombradas con lo parecía ser un código, abrió una carpeta al azar encontrando una decena de archivos variados, hizo clic sobre un archivo de imagen que desplegó lo que parecía los planos de un motor, salió de la carpeta y repitió el proceso con un par más; aquellos archivos contenían diversos proyectos que de alguna manera se sentían como algo que no debería encontrarse viendo, sin duda su versión futura había decidido dejar en sus manos más que solo una máquina de tiempo, quizás podría pensar en qué hacer con toda esa información más tarde, pero ahora tenía otras prioridades.
La carpeta de "Registros" contenía un total de 51 archivos de videos, cada uno nombrado con la fecha en que había sido grabado, el más reciente (o al menos el que considero el más reciente) había sido grabado hacía cerca de cuatro años atrás mientras que el último ocurriría dentro de 25 años.
Principio, mitad y final, solo vería un video de cada parte.
Por unos breves momentos dudo de abrir el primer archivo, el más cercano a su fecha actual, pero sus dudas no le detendrían.
Lo primero que enfoco la cámara fue un auto destrozado fuera del camino, en el suelo claramente podía notarse como la tierra había sido removida por el vehículo mientras giraba dejando un rastro de piezas destrozadas. Poco a poco la distancia con el vehículo se iba reduciendo, la cajuela se había abierto permitiendo que un par de maletas salieran de ella, dejando ropa dispersa en los alrededores.
Pudo ver el reflejo de su versión futura en lo que quedaba de una de las ventanas rotas del vehículo y fue hay que se percató que aquel extraño visor que usaba el hombre realizaba la grabación.
—Vaya desastre, supongo que puede haber hecho un trabajo más limpio, pero no creo que merezcas tanto.
Escucho burlarse al hombre que se acercaba a la puerta del pasajero para luego comenzar a forcejear con ella hasta finalmente hacerla ceder.
Lo primero que notó fue la sudadera roja rasgada por algunos pedazos de vidrio y manchada de sangre, la bolsa de aire se había activado, pero ahora no era más que un globo desinflado, un suave quejido salió de la persona en el interior que trato de moverse sin mucho éxito.
—Sigues vivo, bueno, no puedo decir que me encuentro sorprendido, fuiste difícil de matar la primera vez.
El hombre se quejó mientras tiraba del cabello del chico para poder mirarlo a los ojos.
Trago saliva mientras su estómago se revolvía al observar las facciones magulladas y cubiertas de sangre y trozos de cristal, reconocía aquel rostro, no era que le conociera directamente, pero recordaba haber visto un par de fotografías de él en la casa de los vecinos.
Hubo un gorgoteo de lo que intentaron ser palabras, quizás una súplica o una maldición, las palabras fueron inentendibles.
—Seré rápido niño, supongo que no soy tan rencoroso como para torturar dos veces a la misma persona.
Lo que sucedió a continuación fue tan rápido que le tomó unos momentos comprender la situación, un arma sobre la sien del chico y luego su cabeza se sacudió a con violencia, no hubo ruido, solo un silencioso zumbido y un destello de luz.
—Hola a mi yo del pasado, ¿sabes?, aun no estoy completamente seguro de continuar interfiriendo en el tiempo permitiéndote saber sobre esto, quizás sería bueno que continuaras el resto de tu vida ignorando todo lo que debió pasar y no lo hizo.
La voz de su versión futura hablando nuevamente con él le sacó de su estupor, aún no sabía porque ver aquella muerte le había impactado tanto, es decir, había visto morir a decenas de personas antes, algunas veces por casualidad y otras por razones estúpidas que había aprendido a no cuestionar demasiado, pero esta era la primera vez que veía una ejecución.
—Es sorprendente con la muerte correcta es suficiente para cambiar el rumbo de la historia a devenir, quizás ahora no lo recuerdes, pero conocimos a este sujeto antes, un viejo amigo que Edd que regresara en un par de años y va a arruinarlo todo, matara a Jon, destruirá nuestro hogar y cinco años más tarde comenzará una guerra donde solo un par de personas serán capaces de hacerle frente, supongo que hay que agradecerle a Edd por engatusar a Eduardo para hacer que nos uniéramos a su estúpida causa.
Hubo un momento de silencio mientras el hombre sacaba el cadáver del auto y lo cargaba hasta un vehículo que se había mantenido fuera del foco de la cámara hasta el momento, el cadáver fue arrojado descuidadamente a la cajuela del automóvil y luego cubierto por una lona. Nuevamente la cámara fue se enfocó en aquel auto destrozado mientras un suspiro molesto se hacía escuchar.
—Supongo que tendré que arreglar este desastre, sería demasiado desafortunado que alguien se enterara de lo que sucedió con este tipo, para el resto del mundo él simplemente habrá desaparecido, así que, bueno, si llegas a ver esta grabación, borra este video. Grabación finalizada.
Su boca se sentía seca al finalizar aquel primer video, había visto un asesinato, uno que quizás estuviese justificado y nadie salvo él conocía, no dudo mucho en hacer lo que su versión futura le decía y borrar el video, incluso si no estaba dispuesto a permitir que nadie viera aquella corta grabación, no se arriesgaría a mantenerla, ahora la muerte de aquel sujeto era su secreto, debía admitir que hasta cierto punto se alegraba de no saber dónde había sucedido aquel accidente, ni lo que había sucedido con el cuerpo. Fue la curiosidad y temor lo que le obligó a reproducir el siguiente video, ansiaba saber lo que le mostraría la primera de aquellas memorias.
—¿Puedes verme?
La voz de Eduardo fue suave, tanto que le hizo dudar que se tratara realmente de él, pero sin duda lo era, lucía cansado y sus ojos habían cambiado, aquel oscuro marrón que solía caracterizarle había sido sustituido por un profundo verde, había ojeras bajo sus ojos y una sonrisa amable se mostraba en su rostro, era la primera vez que veía aquel gesto y debía reconocer que le gustaba, que aquella expresión removía algo en su interior que hacía que su corazón se acelerase.
—Creo que el mundo está por acabarse, es la primera vez que no te veo sonreír como imbécil con dobles intenciones.
—No sé si lo notaste, pero el mundo se acabó hace tiempo.
De haber podido se hubiera golpeado a si mismo por aquel comentario, aunque hasta cierto punto tenía razón, Eduardo siempre parecía tener una expresión maliciosa, hubiera pensado que Eduardo parecería molesto, pero aquella expresión afable no desapareció de su rostro. Se sorprendió cuando Eduardo se acercó a su versión futura y le abrazo, hasta cierto punto no podía negar que aquel gesto le tomó por sorpresa, incluso su versión futura pareció sorprenderse de ello ya que pasó un largo tiempo hasta que finalmente correspondió al gesto, el abrazo terminó con un gesto incómodo de Eduardo quien se cruzó de brazos alejándose casi de inmediato.
—¿Qué pasó con tus ojos?
—Solo un pequeño accidente con un poco de radiación, nada importante.
—¿Cuándo pasó?
—Hace bastante tiempo, pero no es como si importara considerando que sigo en pie.
Una risueña sonrisa se mostró en el rostro de Eduardo mientras nuevamente se acercaba a su otro yo.
—Dime, ¿puedes ver perfectamente? ¿alguna molestia?, cualquier cosa.
—No, nada, puedo ver bien, creo que mejor de lo que había hecho en años.
—En ese caso creo que no desperdicie mi tiempo en balde.
—Pareces feliz, creo que es la primera vez que te veo actuar así.
—Estoy feliz.
—¿Y antes no lo eras?
Una larga pausa siguió a aquella pregunta, Eduardo desvió la mirada y caminó hasta sentarse en la silla frente a un escritorio donde una computadora conectada a una maraña de cables la hacía ver como un monstruo de Frankenstein electrónico, su versión futura comenzó a mirar alrededor permitiéndole ver que se encontraban en una habitación repleta de cables y piezas de máquinas que se sentía incapaz de reconocer.
—No creo que eso importe ahora.
Aquella respuesta de alguna forma le incomodo, no solo por la forma en que para Eduardo parecía que nada tuviera importancia sino por la idea de pensar que nunca hubiera sido realmente feliz y todas sus actitudes giraran en torno a eso, todo aquello parecía que también estuviera pasando por la cabeza de su versión futura que rápidamente cambió de tema, quizás hasta ese momento su versión futura aún no era muy diferente a él en su forma de pensar y actuar.
—¿Dónde estamos?
—En la habitación en la que te dije que no entraras, hay demasiados cables y cosas tiradas por aquí y hubiera sido malo que algo peligroso sucediera mientras no estaba.
Su versión más vieja bajo de la mesa en la que había estado sentado hasta el momento tambaleándose en el acto, con rapidez Eduardo se levantó para evitar que perdiera el equilibrio, sirviéndole de apoyo.
—Creo que tardará un tiempo para que tu equilibrio vuelva a la normalidad, supongo que debe ser natural después de pasar tanto tiempo ciego, ¿mareos? ¿dolor de cabeza?
—No, solo que no sé, simplemente se siente diferente.
Salieron de aquella habitación con Eduardo haciendo de apoyo, la diferencia de altura entre ambos continuaba siendo casi la misma, con el siendo más alto casi por una cabeza. Hicieron un corto recorrido por un pasillo de paredes blancas hasta llegar a una sala apenas amueblada.
—Así que aquí es donde vivimos.
—Por el momento.
—¿Dónde has estado durmiendo?
—En el sofá, a veces en el escritorio de mi habitación, tampoco es como si necesitara donde dormir en este lugar.
Caminaron hasta una pequeña ventana, que le permitió ver que se encontraban en una de las tantas plantas de un edificio de departamentos rodeado de otros similares, pese a eso el lugar era lindo, ubicado alrededor de un parque de apariencia alegre, pero lo que llamó su atención y le alertó fueron los muros custodiados por soldados que rodeaban el lugar.
—Básicamente estamos en una prisión para las familias de los soldados, puede lucir bien, pero todo este sitio no es más que una trampa, ¿quieres sentarte?
—¿No? Estoy bien, siempre pensé que este lugar era más... siniestro o algo, pero luce como un vecindario caro.
—Es una zona familiar al fin de cuentas, así que debe lucir bien.
Eduardo le dejo para sentarse en el pequeño sofá de la sala.
—¿Familiar? Pero no somos familia.
—Lo sé, agradécele al acta de matrimonio falsa que dice que estamos casados —Eduardo soltó una risa cansada carente de toda forma de alegría—. Ya sé, ya sé, incluso si es un matrimonio falso soy la última persona con la que quisieras estar casado.
—¿Estas bromeando?
—Soy un imbécil egocentrista que solo se preocupa por sí mismo y que probablemente va a terminar solo, considerando eso, supongo que no soy el mejor partido incluso para una relación falsa.
—¿Quién diablos dijo eso?
—Tu.
Eduardo sacudió su cabello mientras se encogía de hombros y luego se estiraba en el sofá, no sonaba molesto en lo más mínimo, ni siquiera parecía dolido o alterado, era como si ni siquiera le importase en lo más mínimo, observó la escena con detenimiento, estaba seguro de que su versión futura se encontraba en un estado tan incrédulo como él, era cierto que no siempre sus comentarios eran los más amables, que a veces podía ser bastante indiferente y sarcástico, pero jamás diría algo tan cruel (incluso si había llegado a pensarlo), ni siquiera a Jon le diría algo como eso.
—¿Cuándo?
—No importa, estabas ebrio y enojado, no era como si pudiera tomarme en serio cualquier cosa que dijeras, en especial si estabas tan borracho que terminaste vomitando encima de mi y luego te pusieras a llorar pidiendo perdón, además, creo que al final que eso pasara fue bueno para ambos.
—¿Qué quieres decir con eso?
Eduardo chasqueo la lengua y desvió la mirada, parecía incómodo con el tema.
—¿Es tan importante? No es como si algo que ocurrió hace casi diez años fuera exactamente importante, de hecho, dudo que cualquier cosa que haya ocurrido antes de que la Armada...
—¡Lo es! ¡Quiero saber cuándo dije eso y porque hablas como si el hecho de que actuara como una mierda pareciera que te importase un carajo, pero sacas el tema como si hubieras pasado toda la vida esperado echármelo en cara!
—Baja la voz, ¿quieres que alguien nos escuche?
—No, solo, lamento haber dicho eso.
—Ya te dije que no importa, al final fue bueno para ambos.
—¿Por qué?
—Supongo que hasta ese día tuve un maldito enamoramiento contigo y luego me di cuenta que quizás solo estaba demasiado apegado a ti, es decir, básicamente eras la única persona con la que convivía fuera de clases, vivíamos juntos y todo se reducía a nosotros, creo que si las cosas hubieran seguido igual ni siquiera hubiera conocido a Lauren.
—Tu estabas...
La frase se vio cortada cuando los llantos de un par de niños, la cámara nuevamente se enfocó en el parque enfocando a un grupo de soldados arrastrando a dos niños dentro de una camioneta.
—Mierda.
Eduardo se había levantado para cerrar las persianas y empujar a su versión más vieja alejándolo de la venta.
—No mires abajo, es mejor que no noten que estamos mirando, si reconocen ese visor estamos jodidos.
—¿Qué fue eso?
—La razón por la que tenemos que largarnos de aquí.
Eduardo encendió el televisor de la sala subiendo el volumen lo suficiente como para que solo pudieran escucharse hablar estando lo suficientemente cerca, su versión futura no se quejo mientras nuevamente era arrastrado a la habitación de la que habían salido.
—¿Sabes porque los soldados de la armada son tan leales a Líder Rojo? Porque si cometen un error, si hay la más mínima sospecha de traición sus familias van a ser ejecutadas, escucha yo... yo creo que comienzan a sospechar de mí, quiero decir, no lo sé, pero ya cometí un error antes y una segunda falta no creo que me sea tolerada —Eduardo se veía pálido y nervioso, mirando a su alrededor y a la computadora sobre el escritorio—. E estado trabajando para que ese visor pueda violar algunos de los protocolos de seguridad de este lugar, quizás pueda tener el programa completo en un mes, si anulamos la seguridad quizás puedas salir de aquí usando un uniforme, luego nos reuniríamos en algún punto seguro, ¡al diablo! Eso ni siquiera es un plan, tan solo, dios, es estúpido.
—Es mejor que nada.
—Es nada, no estamos haciendo un trabajo para la escuela en el que podamos fallar, un error y ambos estamos jodidos.
Cerro el video, aun había más tiempo de grabación, pero considero que podía verlo más tarde, trago saliva sintiendo su boca reseca y tomó la botella de su escritorio y dando un largo trago, el alcohol calaba en su garganta y de alguna forma encontró sumamente desagradable aquel trago, ese era uno de los mejores vinos que tenía guardados por eso lo escondía en su habitación, sin embargo lo encontraba imposible de disfrutar, trato de recordar cuándo fue que él y Eduardo comenzaron a separarse, aquello había comenzado después de que Lauren apareciera en sus vidas y su separación se había vuelto aún mayor después que se habían mudado a aquel vecindario.
Así que era por eso que su versión futura le había dicho que no lo arruinara de nuevo, ya lo había arruinado una vez sin siquiera saberlo, la idea de que Eduardo tuviera un enamoramiento con él no le desagradaba, en realidad la idea le emocionaba más de lo que estaba dispuesta a admitir, pero entonces, de aquello habían pasado años y las cosas habían cambiado nuevamente, Lauren ya no estaba y ahora era Edd quien robaba toda la atención de Eduardo dejándolo a él de lado, aquello era un giro por demás irónico de los acontecimientos, ahora podía extrañar aquella cercanía que había entre él y Eduardo cuando vivían juntos, verlo con añoranza recordando los buenos momentos, pero ahora se daba cuenta que ellos se habían distanciado desde hace mucho, que era él quien rehuía de aquella cercanía porque sus prioridad era explotar aquella independencia que vivir solo le daba, por eso Eduardo había dicho que lo mejor que puedo pasarle fue que destruyera aquel pequeño enamoramiento con él en medio de palabras crueles que no era capaz de recordar.
Un nuevo trago de alcohol más amargo que el anterior y el puntero de la computadora se encontró sobre uno de los archivos centrales.
—Pudimos enviar una cuadrilla de drones a realizar el reconocimiento del terreno.
La queja provenía de su versión futura que miraba a su alrededor grabando lo que parecían los restos destruidos de una ciudad que le era imposible reconocer.
—Pudimos, debimos, no lo hicimos, de todas formas, se siente bien abandonar la base de vez en cuando, en especial si no hay nadie intentando matarnos.
La cámara enfocó a un hombre de gabardina que contemplaba el terreno por encima de una pila de escombros, el hombre comenzó a descender sorteando los obstáculos con agilidad, casi parecía elegante la forma en que se movía sin embargo su aspecto desgarbado le produjo una sensación de desagrado casi inmediata, su cabello enmarañado y una incipiente barba descuidada, no le tomo mucho reconocerlo, aquella sudadera verde gastada por el tiempo delataba su identidad, Edd, la persona que le había arrebatado todo a su versión futura.
—Es mejor tener un reconocimiento personal del terreno, ¿lo estas grabando todo Mark? No quiero tener que volver porque nos saltamos algún detalle.
Reconocería aquella voz en donde fuera, ahora en el foco de la cámara aparecía Eduardo, su voz era mucho más vivaz que la del primer video, incluso se veía diferente, lucia como el Eduardo de siempre, su cabello se encontraba bien arreglado y más largo, aún había bolsas bajo sus ojos, pero su aspecto ya no tenía ese aire enfermizo y frágil, incluso su mirada era distinta, lucia vivo.
—¡Hey, perdedor! Revisa el edificio de la zona norte, Mark, tu conmigo.
—¿Podemos cambiar?
Edd fue ignorado mientras Eduardo se alejaba con su versión futura, no había conversación mientras ambos sorteaban obstáculos adentrándose dentro de uno de los tantos edificios vacíos, aquel lugar en el que había entrado parecía ser un abandonado edificio de oficinas.
—¿Realmente era tan necesario hacer esto?
—No, quizás hubiera sido más fácil que un pelotón se encargará de hacer el trabajo, pero necesitaba alejarme de la base un tiempo.
—¿Y para que trajimos a Edd?
Podía notar el fastidio en la voz de su versión futura, era demasiado evidente su desacuerdo con la presencia de Edd en aquella exploración, pero Eduardo solamente fingía ignorarlo.
—Mark, ¿puedo preguntarte algo?
—Lo estás haciendo ¿no?
—¿Cuáles crees que sean nuestras probabilidades de salir con vida de esto? Quiero decir, realmente crees que vamos a sobrevivir hasta el final.
—¿De qué tonterías estás hablando? Estamos a un par de pasos de terminar el protocolo para anular los comandos de control de la armada.
—Vale, entiendo el punto, pero aun así siempre está la posibilidad de que todo se vaya al carajo, ya sabes, la última vez casi nos matan en esa emboscada y la única razón por la que estamos hablando ahora mismo es porque el túnel colapso, así que, no sé, si puedo morir en cualquier momento al menos quiero hacerlo sin arrepentirme de nada.
Eduardo busco entre los bolsillos de su uniforme hasta sacar algo que depositó en la palma de la mano de su versión futura.
Sintió que el aliento le abandonaba mientras veía la sencilla banda dorada con un complicado grabado que hacía resaltar las minúsculas piedras incrustadas.
—¿Qué te parece? ¿Te gusta?
—Yo... es... es hermoso.
La emoción en la voz de su versión futura fue algo que no pasó desapercibido para él, pero era claro que para Eduardo aquello fue imperceptible mientras se vanagloriaba de su logro.
—Hacerlo fue más fácil que conseguir los materiales, sabes, este asunto lleva demasiado tiempo dándome vueltas en la cabeza, pero supongo que un compromiso así..., simplemente es aterrador en especial considerando las circunstancias, ni siquiera estoy seguro de hacer esto.
—Hacer ¿qué?
—Mark, hemos estado juntos por demasiado tiempo es por eso que quería que fueras la primera persona quien hablara de esto, yo simplemente quiero formalizar las cosa con Edd.
—¡¿Edd?! El anillo, todo esto...
Detuvo la grabación, no necesitaba ver el desenlace, no quería verlo, ya había sospechado el desenlace de esa conversación, el final feliz que su versión futura quería que deshiciera no era simplemente impedir aquella relación, él quería que aquel compromiso nunca hubiera ocurrido.
Jamás en su vida había experimentado aquella vertiginosa sensación de celos, quizás porque era la primera vez que se daba cuenta de lo que podía perder, porque siempre daba demasiadas cosas por sentado, miro a la puerta de su habitación debatiéndose entre quedarse a ver el último video o salir de ahí.
Un último video, el último de toda la lista.
La grabación comenzaba con su versión futura frente a un gran ventanal, por lo poco que era capaz de notar a través del reflejo era que se encontraba lugar elegante.
—Siete años de planeación para llegar a este momento, no tienen idea de lo ansioso que me encuentro por esto.
La cámara enfoco con lentitud aquello que se encontraba a espaldas de su versión futura, aquel era un enorme despecho elegantemente decorado, una muestra de opulencia y poderío, como si fuera un animal acechante su versión futura comenzó a moverse con lentitud rodeando el elegante escritorio que le separaba del grupo de hombres tras el escritorio.
Un terrible presentimiento nacido en él mientras miraba la escena, de rodillas e inmovilizados por aquellos hombres reconoció a Edd y a aquel sujeto del primer video, ambos miraban en una mezcla de ira y desprecio, aunque el odio que aquel sujeto vestido con aquel elegante uniforme era el que más se hacía sentir, separados de ellos miró a Tom que apuntaba a su otro amigo que se retorcía sobre el suelo sosteniendo su estómago.
—No creí que fueras tan estúpido para creer que estaba dispuesto a ayudarte después de que me arrebataste todo lo que me continuaba importando, aunque de todas maneras no hubieras podido lograr nada con esa máquina.
—¡Voy a matarte!
Escucho el irritado gruñido de su versión futura ante la amenaza del sujeto de rojo que intentaba liberarse del agarre de aquellos hombres, una patada en su estómago le hizo callar mientras una carcajada burlesca se resonaba en el lugar.
—¡Tord!
—Sabes Edd, todo esto es tu culpa, si no los hubieras dejado entrar Eduardo seguiría vivo, lo arruinaste todo, ¡me lo quitaste todo! Y ahora es mi turno de hacer lo mismo.
—Muy buen Tom, porque no sacas de su miseria a esa basura.
Fue como ver un títere moverse, de un momento a otro Tom se había abalanzado sobre Matt que inútilmente trató de forcejear con el hombre, su cuerpo se sacudía mientras intentaba apartar las manos de Tom de su cuello, apartó la mirada de la escena mientras un par de gritos desesperados intentaban hacer que Tom reaccionara, hasta que todo el escándalo terminó con un ruido sordo.
"Matt", el nombre era coreado por los dos hombres en el suelo.
—Pensé que sería más satisfactorio, supongo que es tu turno Tom, ven aquí para que pueda darte tu premio.
Volvió su vista el video sintiéndose nuevamente enfermo, mientras veía a Tom acercarse a su versión futura cual obediente perro, con un gesto casi burlesco su versión más vieja acarició la cabeza de Tom antes de colocar un cuchillo entre las manos del hombre colocándose tras él y con un gesto casi amoroso le obligaba a apuntar el cuchillo aserrado hacia así mismo.
—¡Por favor, no! ¡Haré lo que sea, pero no lo hagas Mark!
—¡Tom, anula todos los comandos de control! ¡Anula todos protocolos!
Una nueva risa cargada de crueldad y burla llenó la habitación.
—Eso no funcionara más. Muy bien Tom, quiero que te apuñales hasta que no puedas sostener es cuchillo.
Nuevamente no se atrevió a mirar, cubrió sus oídos, pero le era imposible dejar de escuchar aquellas burlescas carcajadas, esa era su voz y nunca antes le pareció más horrible y cruel de oír, por minutos que le parecieron eternos todo se redujo a los gritos de Edd y su amigo, mientras Tom permanecía tan silencios como podía emitiendo solo bufidos ahogados.
—Buen trabajo nuevamente Tom, supongo que mereces un mejor premio que este, te dejare ver a tus amigos una última vez, quiero que puedan ver tus últimos momentos. Sujeto de pruebas dos, anula los protocolos de seguridad violeta, verde y rojo, comando uno, ejecuta el programa de liberación.
Hubo un momento de silencio antes de que un grito se hiciera oír, fue ahí que nuevamente se atrevió a volver a mirar a la pantalla.
Tom se retorcía sobre el piso abrazándose a sí mismo mientras intentaba parar el sangrado y apaciguar su dolor, sollozaba, era un espectáculo lamentable, murmuraba cosas que la grabación no lograba captar, pero sus palabras eran dirigidas a los dos hombres que luchaban de forma más feroz intentando llegar hasta él.
El foco de atención de la cámara cambió nuevamente, los gritos de Edd y aquel sujeto llamado Tord opacaban los cada vez más débiles lamentos de hombre sobre el suelo, mientras él tarareaba aquella tonadilla alegre de una vieja canción de la que quedó fascinado desde que podía recordar, la grabación ahora se enfocaba en un gabinete repleto de licores hasta que finalmente una botella fue seleccionada.
—Debo admitir que estoy un poco decepcionado de sus gustos mi Líder, realmente esperaba encontrar un buen vino para disfrutar de este momento, pero tendré que conformarme con esto.
El cuerpo de Tom fue nuevamente enfocado antes de que una bota comenzará a moverlo como si se tratara de un simple estorbo.
—Así que ya murió, pensé que soportaría un poco más.
El hombre se agacho hasta quedar a la altura de Edd, podía notar el deseo de su vecino por matarlo, con un movimiento rápido su versión futura arrebato una pequeña cadena Edd, le tomó un momento darse cuenta de aquello que le había arrebatado al hombre.
—¡Devuélveme eso!
La voz de Edd fue amenazante y casi aterradora, pero eso no pareció importarle a su futuro yo que permanecía admirando aquella sortija que colgaba de la cadena, reconocía aquel anillo, mirarlo solo despertó en él una nueva ola de celos que le hizo olvidar aquella empatía que había comenzado a sentir por Edd y sus amigos.
—Eso es...
Escucho el susurro del otro hombre que miraba también miraba el anillo.
—Sabes, aún tengo pesadillas recordando como sus malditos monstruos destrozaron a Eduardo, despertarme en las noches escuchando sus gritos mientras no dejo de recordar como esa maldita bestia arrastraba su cadáver mientras aun nos perseguía, si nunca hubieras aparecido en nuestras vidas, ¡me lo quitaste!
—¿Y crees que eres el único que sufre?
—Si nunca los hubieras llevado seguiría vivo.
—Edd, ¿quién? Yo, no sabía, no creí que...
—Cierra la boca Tord, no quiero escucharte.
—Si tan solo no hubieras sido tan idiota todo esto pudo tener un final feliz, incluso si Eduardo estaba contigo, él y yo pasamos años trabajado en una forma de evitar toda esta mierda, pero entonces ese idiota quiso hacerte feliz y decidido rehacer todos nuestros planes para que este tipo pudiera seguir vivo porque era importante para ti.
—Eres patético Mark, todo esto tan solo porque te rechazo y me prefirió a mí.
—Cierra la puta boca, todo esto es tu culpa, debería matarlos a los dos, pero te daré una oportunidad, elige, tu o él.
—¿Cuál es la trampa?
—No hay trampa, elige y daré la orden para que suelten a quien elijas, tú o él.
—Déjalo ir.
—Que noble de tu parte, pero por supuesto no podía esperar otra cosa.
No sintió ni la más mínima lástima ante lo que vio a continuación, no apartó la mirada sin embargo eso no evitó que sintiera repugnancia al ver como la garganta del amigo de Edd era cortada como si se tratara de un animal en un matadero.
—Caballeros, creo que ya pueden soltar al Líder Rojo no creo que siga siendo una amenaza.
El cuerpo cayó inerte sobre el suelo, las amenazas de Edd llenaron su habitación, pero nada de eso parecía importarle a su yo futuro que solo comenzó a reír.
—¿Qué se siente perderlo todo frente a ti?
La burlesca pregunta fue dicha mientras un arma apuntaba al rostro de Edd que tan solo lo maldijo.
—Estuve ansiando este momento por años, sin ti y sin ellos este mundo está en mis manos, supongo que debo agradecerte por esto, sabes, tienes razón, no estoy haciendo esto solo por venganza, tuviste razón, solo hago esto por celos, porque me arrebataste a la única persona que amé y por eso quise arrebatártelo todo también,
El disparo fue limpio, pero el rostro de Edd fue destrozado en el acto, finalmente no pudo más y terminó corriendo a devolver su estómago en el baño.
Con paso tambaleante camino nuevamente hasta su habitación, apago la maquina y quito la memoria que arrojó dentro de un cajón del escritorio, sentía su cuerpo pesado y la cama se vio como una opción tentadora, dormir y pensar que todo no había sido más que una pesadilla, pero no podía hacer aquello, no mientras una persona ocupara sus pensamientos.
Salió de su habitación sosteniéndose de la pared para evitar caer, en tan solo algunos minutos había visto cuanta locura podía haber en él, ver la clase de bestia en la que podía convertirse y aquello simplemente le aterraba, su único consuelo era que aquel futuro nunca ocurriría.
—Eduardo —llamo al hispano esperando encontrarlo, dentro de la casa recibiendo un silencio que produjo un cierto pánico.
Salió de la casa sin saber qué esperar, fueron un par de quejas que reconocería en donde fuera lo que provocó que su corazón diese un vuelco antes de que nuevamente aquella desagradable punzada de celos volviera a él de la misma y enfermiza forma que antes, encontró a Eduardo recargado contra la cerca justo al lado de Edd, la ropa de ambos se encontraba desgarbada y a medida que se acercaba pudo notar el golpe en el rostro de Eduardo que mantenía una botella de cola sobre su mejilla hinchada, aunque el rostro de Edd tampoco se había salvado.
Quizás porque era la primera vez que actuaba de aquella manera, pero pudo sentir como Eduardo se paralizaba entre sus brazos para luego comenzar a forcejear intentando separarse.
—¿Qué demonios te...? —hubo un breve momento de silencio mientras el hispano observaba el rostro pálido y desencajado de su amigo, su furia inicial pronto fue sustituida por una inquieta preocupación por el otro—. Mark, ¿estás bien?
—No, no lo estoy.
Aquella respuesta no fue algo que espero recibir, pero no se quejó mientras que por segunda ocasión se encontró atrapado en un abrazo incómodo, su vista pasó a Edd como si esperara recibir una respuesta recibiendo un encogimiento de hombros por un castaño que parecía tan confuso como él por la inusual situación.
—Creo que deberíamos entrar a la casa.
Masculló Eduardo mientras comenzaba a hacer su camino hasta la casa.
—¿Vas a pensar en eso?
La pregunta de Edd le detuvo haciéndole mirar a su rival brevemente, que de alguna forma pareció haber perdido aquel aire relajado que había tenido hasta antes de que Mark apareciera, parecía tenso y defensivo, aquello le extraño, pero por el momento tenía otras prioridades.
—Más tarde.
Edd miro como Eduardo desapareció al doblar en la esquina soltando el aire que no sabía que estado sosteniendo, la mirada de Mark le había provocado un escalofrío y por un momento sintió como si quisiera matarle, miró la lata de cola en su mano, sus dedos cosquillaban entumecidos por la lamida helada que había estado sosteniendo hasta el momento.
Abrió la lata dando un trago a su contenido, el dulce sabor fue más que suficiente para hacerle olvidar momentáneamente aquella desagradable sensación que Mark le había provocado.
Últimamente la dinámica entre él y Eduardo había cambiado, ambos comenzarían a pelear por cualquier tontería, quizás pelearían, algunas veces todo se reduciría a simples burlas, nada realmente hiriente, otras a una pelea a puños que terminaría con ellos lamiendo sus heridas y hablando como si nunca hubieran peleado, a su manera era agradable, quizás por eso era que ambos habían comenzado a verse a espaldas de sus amigos, no negaría que le agradaba como las cosas entre ellos habían comenzado a cambiar.
Más tarde llamaría a Eduardo para saber qué había pasado o quizás podrían reunirse en aquel restauran que se había convertido en la zona neutra para ambos.
Suspiro mientras se marchaba a su hogar, incluso si no era algo que estuviera dispuesto a confesar, no podía negar que cada vez le agradaba más el rumbo que su relación con Eduardo estaba tomando.
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danocsthings · 6 years
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A nightmare hides in the storm
Los servicios de meteorología habían informado de la gran borrasca que se había instalado sobre la ciudad y de cómo era probable que lloviese durante toda la tarde y hasta el mediodía del día siguiente como mínimo. Por suerte, habían añadido, los fuertes vientos harían pasar la tormenta con relativa rapidez y las lluvias no llegarían a ser más que una severa molestia. Algunos alumnos de la UA habían mostrado durante el día su desinterés en realizar prácticas bajo la lluvia, pero habían agradecido que gran parte de la tormenta sería durante la noche. Él había estado de acuerdo, aunque por otros motivos.
Sentado en el escritorio de su habitación bajo la luz de una lámpara de mesa, aquella era una de las noches más oscuras que había vivido. También una de las más ruidosas. El viento golpeaba con fuerza las ventanas. A veces, incluso, parecía aullar y Yumeimaru no podía evitar pensar en aquel cuento de los tres cerditos que su madre le leía cuando era muy pequeño. Al mismo tiempo, sin descanso y con la misma furia, la lluvia caía con la misma insistencia con la que había empezado poco después de comer. Casi parecía que no fuera a acabarse nunca, golpeando con furia los cristales como si pudiera así romperlos e inundar el interior de la habitación. Por mucho que le gustaran las noches de estudio con lluvia de fondo, no podía evitar pensar que esta tormenta iba a ser un problema más que algo de música ambiental. Suspiró con suavidad y levantó la mirada para clavarla en la oscura noche externa, demasiado distraído como para prestar atención al libro que se encontraba abierto sobre su mesa.
No se podía ver nada fuera, en realidad. Hacía horas que todas las luces de la academia y los dormitorios se habían apagado, horas desde el momento en el que todos se habían ido a dormir. La luna, que debería haber brillado en lo alto -y que a a esta hora solía estar alejándose ya de su ventana- no había podido siquiera hacer un amago de aparición entre las espesas nubes negras que, a pesar del viento, aún no terminaban de marcharse. Sólo las gotas de agua se veían, chocando contra el cristal, deslizándose en infantiles carreras por llegar al quicio de la ventana.
El viento aulló de nuevo, haciéndole estremecerse incluso dentro de la habitación, helándole los huesos a pesar del calor que le proporcionaba el pijama, y por un segundo pensó que dormir aceleraría las cosas. Frunció el ceño ligeramente, durante un segundo permitiéndose degustar la idea de cerrar los ojos y no despertarse hasta la mañana siguiente.
Si hubiera decidido cometer tal imprudencia, tal vez no hubiese visto aquel brillo, tan fugaz como intenso, que sólo permaneció en su visión durante unos segundos. ¿Se había imaginado aquello? ¿Realmente su cerebro estaba tan dispuesto a jugarle malas pasadas aquella noche? Suspiró, agotado, levantándose para cerrar la persiana e ignorar la puerta hacia las pesadillas que tenía delante suya.
Un nuevo aullido le congeló cuando ya se sentaba de nuevo, helándole la sangre en las venas. Algo lejano, tenue, que probablemente fuera su imaginación, parecía haber sonado al mismo tiempo que el viento había exhalado... victorioso. ¿Podía el viento sonar así? El nudo de su garganta le decía que había algo más que sólo un poco de viento y volvió a pensar en aquel brillo. Había... ¿Había algo fuera?
Durante largos segundos no se movió, a medio camino de sentarse, como si esperase algo más. Tal vez esperaba el sobresalto para el que todo su cuerpo parecía haberse preparado ya. Tal vez estaba intentando escuchar algo más, ahora que el exterior tenía toda su atención. Tal vez, sencillamente, era algo tan estúpido e infantil como que le había dado miedo una maldita tormenta, como si se tratase de un crío de cuatro años. Sólo escuchaba sus propios latidos, el viento zarandeando la persiana y la lluvia golpeándola con la misma intensidad con la que habían golpeado el cristal.
Nada ocurrió durante un largo rato, aunque Yumeimaru creyó sentir el momento en el que algo cambiaba en la atmósfera que le rodeaba -eso o la paranoia estaba terminando- y no pareció dudar antes de coger el móvil, los cascos y meterse en la calidez de una cama que sólo usaba para estar cómodo pero que de pronto parecía el lugar más seguro del mundo -de nuevo sintió lo humillantemente infantil que era su reacción y estuvo a punto de dejar escapar una carcajada seca-. Se colocó los cascos y decidió pasar el resto de la noche distrayéndose con el móvil, el volumen suficientemente alto como para bloquear con los cascos cualquier sonido externo.
Al día siguiente, como de costumbre, era uno de los primeros en levantarse, ducharse, desayunar y llegar hasta el aula, aunque le sorprendió encontrar a más de veinte personas alrededor de la puerta las cuales, por cierto, ninguna era de su clase. Todos murmuraban entre ellos, haciendo más escándalo del que debería permitirse antes de las ocho y media de la mañana. Apretando la bandolera que usaba para llevar sus cosas, aceleró el paso para llegar cuanto antes y hacerse paso entre la gente.
- ¡Con permiso! -se escuchó a sí mismo elevar el tono, casi clavándole un codo en el costado a un chaval que no le sonaba y que no parecía tener intención de moverse-. ¡Es mi clase!
Otra voz, adulta, conocida y con un tono sorprendentemente bajo, parecía hablar en el interior, y sólo alcanzó a escuchar parte de lo que decía cuando estaba a punto de entrar en el aula.
- ....por culpa de la tormenta, yeah.
- ¡Yamada-sensei! ¿Qué ha ocurr--? -las palabras se congelaron en su boca, deteniéndose de golpe al ver el estado en el que estaba la clase -su clase, para ser más exactos-.
Desde la puerta uno podía comprobar cómo los pupitres y sillas parecían haber sido lanzados contra las paredes, volcados y algunos parecían incluso haber sido golpeados por... algo que desde allí no podía ver. Varias de las sillas estaban rotas, ya fuera por falta de patas o porque alguien parecía haber arrancado el respaldo. El suelo estaba lleno de agua y cristales en la zona en la que una de las grandes ventanas -junto a la que Bart solía disfrutar del mayor tramo horario de sol del mes, susurró una voz en su cabeza- parecía haber sido destrozada, cediendo ante la fuerza de lo que fuera que la hubiera roto.
Pero solo dos pasos hacia adentro, sin una puerta gigantesca que le tapara el resto del aula, vio por primera vez lo que tenía preocupados al Pro Hero y al director, que era, aparentemente, con el que el profesor había estado hablando.
Sobre la mesa del profesor había un cadáver. Blanca, pequeña, de extremidades débiles pero en general preciosa, su cabeza colgaba de la mesa con unos ojos fríos, oscuros y apagados, un cuello ensangrentado y visiblemente abierto como único impedimento para que la cabeza no hubiera caído y rodado por el suelo. Sintiendo el desayuno revolverse en su estómago y la bilis subirle hasta la garganta, el hecho de estar contemplando un estómago abierto en canal y una preocupante falta de órganos internos, supo que estaba a punto de vomitar si seguía mirando aquella ovejita parcialmente devorada.
Como pudo levantó la mirada, clavándola en las palabras que alguien había escrito en la pizarra con una letra temblorosa y difícil de leer: H U N T I N G S E A S O N S T A R T S
Recordando aquel brillo en la noche, los aullidos del viento y el nudo en el estómago de la noche anterior, tragándose la bilis como podía, sacó como pudo el móvil y marcó un número rápidamente. Cuando le respondieron, intentando que la voz no se le convirtiera en un hilo o que se rompiera, tratando de mostrar la serenidad con la que debería enfrentarse a esos problemas, murmuró rápidamente:
- Haruhi... Haruhi, escúchame. Busca a Tana. No... No dejes que venga a clase. Sí, sí, todo está... está bajo control. Tú... Tú encuéntrala. No, estoy... Estoy seguro de que todo va bien. Pero no la dejes sola. No permitas que venga a clase. Yo... Lo siento, Yamada-sensei me está mirando con cara de que debería colgar.
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kc-ri · 6 years
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Lance solía jactarse de llevar una vida libre, siempre haciendo y diciendo lo que su corazón sentía mientras no lastimara a otros a su alrededor. Si quería comer una hamburguesa a la mitad de la noche o si quería subirse a su auto y viajar hasta su ciudad natal nada mas que con la compañía de su radio, en ambos casos no le tomaba más de dos minutos en decidirse a hacerlo.
Si sus amigos necesitaban escuchar una verdad que nadie más se atrevía a decirles o si quería pasar con ellos una noche entera, en medio de una semana de exámenes, sólo para levantarles el ánimo, Lance lo hacía sin dudar y con una sonrisa radiante.
Esa era su forma de vida, después de todo.
Sin embargo, esa tarde estaba cuestionándose muchas de sus decisiones.
Quizás haber pasado la noche sentado en el parque más cercano bajo la lluvia, por el simple placer de sentir cómo las gotas escurrían por su piel, no había sido tan buena idea cómo había creído en el momento.
El dolor de su garganta, la tos que interrumpía cada una de sus oraciones y la congestión que le obligaba a respirar por la boca eran la mejor evidencia de que, por una vez, no habría estado mal que su lado racional ganara la batalla.
Lance jamás se enfermaba. La última vez que recordaba tal suceso había sido un niño y su madre no se había apartado de su lado por días. Ahora, solo, en un departamento de una ciudad lejana a dónde su familia vivía, sentía que era el fin del mundo. Su cuerpo dolía demasiado cómo para, por lo menos, hacerse una comida decente o ir hasta el hospital o farmacia más cercanos. Había pasado el día recostado en el sofá, las luces apagadas y las ventanas cerradas. Lo única que había escuchado durante ese tiempo había sido su respiración forzosa (en el poco tiempo entre que dormitaba y despertaba).
Su teléfono había estado bastante ruidoso luego de que por la mañana avisara en su trabajo, una concurrida cafeteria del campus, sobre su ausencia. Luego lo había silenciado y desde entonces no se había movido de su lugar.
Recordaba haber soñado con su madre y probablemente hasta habia pedido por ella al vacío de su departamento.
Se arrepentía tanto de no haber usado un paraguas cómo Hunk le había advertido.
Cuando la puerta de la entrada se abrió y fue detenida abruptamente por el retenedor de seguridad, Lance abrió los ojos con sorpresa e intentó levantarse. Lo que menos necesitaba en ese momento era un intento de robo, gracias.
Desde la puerta, escuchó el murmullo de una maldición.
"Lance ¿estás ahi?"
La fiebre realmente debía estar haciendo estragos en el cómo para causar que alucinara la voz de su rival/amigo/crush (dependiendo del ánimo del día).
"¡Lance!"
La voz de Keith, con ese tinte de preocupación tan particular, resonó por el lugar mientras era acompañado por un golpe repetido a su puerta.
"Mierda", Keith hizo silencio sin saber qué hacer. Por lo que él sabía, Lance podia estar muriendo en el piso de su departamento, "Tendré que romper la puerta".
Okay, sí, ese tipo de pensamiento sólo podía venir de Keith. El chico realmente estaba allí.
"Ugh, si la rompes la pagas Mullet", consiguió decir, sintiendo la voz rasposa que salió de su boca. El ardor de su garganta empeoraba con el simple hecho de hablar.
"Lance"
Si hubiese estado en sus cinco sentidos, se habría sonrojado por el alivio en el tono de su amigo.
"¿Puedes abrir la puerta? Traigo medicina"
Luchando contra el deseo de pedirle a Keith que le dejase dormir un poco más, Lance se levantó del sofá sintiendo de forma inmediata cómo dolía cada músculo de su cuerpo. Tratando de bajar la bilis nuevamente a su lugar e ignorar el mareo que apenas le dejaba poner un pie delante del otro, caminó hasta la puerta. La cerró, quitó el retenedor y tuvo que dar un paso hacia atrás cuando Keith se apresuró a abrirla de nuevo.
Ante tal movimiento, Lance frunció el ceño. Keith se quedó parado frente a él, su cabello atado destrás de su cabeza (como a Lance tanto le gustaba), aún con la mochila que llevaba a la universidad y una bolsa blanca en su mano izquierda. Su mirada mostraba tal preocupación que era un poco doloroso mantenérsela.
"¿Qué haces aquí?", preguntó mientras se giraba para volver al sofá.
Una mala idea para su cuerpo débil y anémico. El movimiento le nubló la vista y Lance pronto se vio tambaleando hacia el suelo. Keith hizo gala de sus reflejos y le sostuvo de la cintura con rapidez, dejando la bolsa en el suelo para poder agarrarlo mejor.
"Maldición, Lance ¿Cuándo fue la última vez que comiste?"
"Ayer. Creo"
Keith dejó salir un suspiro de exasperación ante el poco sentido de conservación del chico en sus brazos. Luego, se movió para sostenerlo por los hombros y sin aceptar protestas guió al chico hasta donde sabía que estaba su habitación.
"¿Cómo supiste...?", murmuró Lance casi en su oído. Él no había avisado a ninguno de sus amigos lo mal que se había estado sintiendo.
"Shay le dijo a Hunk que habías faltado al trabajo por enfermedad. Él y Pidge tienen clases hasta la noche asi que me pidió si podía pasar a verte".
"Oh", fue toda su respuesta. Keith consiguió con esfuerzo que Lance se metiera bajo las sábanas y mantas de su cama. Al tocar su frente, notó la alta fiebre que Lance había cargado todo el dia, probablemente. Bufó, sintiendo que su preocupación menguaba ahora que tenía al chico frente a él y sabia que no estaba realmente muriendo.
Lance cerró los ojos en el momento en que tocó su almohada y no parecía dispuesto a abrirlos pronto. Keith movió algunos mechones de cabello que caían sobre su frente con suavidad. Cuando había recibido el llamado de Hunk hacía una hora realmente su corazón se habia desbocado al pensar que algo malo le habia pasado a ese chico frente a él.
"Keith", murmuró Lance sin abrir los ojos.
"¿Hm?"
"No te vayas"
Decir que su corazón habia comenzado a latir, nuevamente, de forma estrepitosa, era poco. Keith miró indignado a Lance por haber dicho tal cosa sin siquiera haberle dado una advertencia. Cuando notó la dificultad del otro para respirar, se obligó a relajarse. Lance estaba enfermo y su fiebre le hacía decir cosas.
"Me quedaré, tranquilo", respondió mientras subía las mantas hasta cubrir el cuello de Lance, "te haré de comer para que puedas tomar algo de medicina".
Lance hizo un pequeño 'hum' como respuesta, como si sus palabras le causaran alivio. Keith sonrió.
"Recupérate rapido, idiota".
En sus sueños, Lance vio a Keith acariciándole el cabello y dándole un pequeño beso en la frente. Jamás había dormido tan bien.
Lo único que le despertó fue el olor a sopa caliente, casi una hora después, cuando Keith volvió a entrar a su habitación.
Al probarla, se dio cuenta de que tal vez su idea de pasar la noche bajo la lluvia no había sido tan mala despues de todo. No si con ello habia conseguido que Keith le mostrara una expresión tan suave y se mostrara tan atento con él como en ese momento. Se permitió sonreírle con cansancio.
" Si este resfrío no me mata, espero que no lo haga tu comida".
Keith rodó los ojos.
" Sólo come, McClain".
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a-little-dexth · 5 years
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request.
género: smut (badboy!hyuck + degradación)
número de palabras: 1,2k.
update: segunda parte aquí! owo
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donghyuck era una de las personas más insoportables que habías conocido en tu vida.
desde el momento en que lo viste entrar al salón de clases con su chaqueta de cuero negra, playera blanca y jeans negros ajustados, aquel cabello que siempre se encontraba despeinado ya que sus dedos pasaban a través de el a cada segundo y aquella sonrisa llena de superioridad que portaba todos los días, habías sospechado que sería un gran dolor de cabeza para ti y vaya que tenías razón.
era el típico chico malo de las películas lleno de arrogancia y no había nada en el mundo que odiaras más que eso. en pocas palabras, donghyuck era todo lo que detestabas en esta vida.
y por supuesto que para él tampoco eras especialmente su persona favorita; cuando se había enterado que no lo soportabas había comenzado a hacer hasta lo imposible con tal de molestarte y aquello no era difícil ya que simplemente con ver su cara tu día se arruinaba.
"bien, muchachos, van a tener que hacer un trabajo en parejas que yo asignaré así que, cuando mencione sus nombres, hablen con su compañero y pónganse de acuerdo con los detalles", el profesor dice en voz alta y todos guardan silencio.
observas como tus compañeros se reúnen con su respectiva pareja y a cada segundo puedes sentir tus manos sudar más y más al ver que las opciones se van agotando.
"señorita t/n usted estará con...", el profesor hace una pausa y tu corazón late con fuerza presintiendo lo peor. "con el señor donghyuck".
un silencio se hace en el salón y tú todo lo que quieres es que la tierra te trague en ese momento. piensas en pedirle al profesor que te cambie de compañero pero sabías que no aceptaría así que solamente te queda aceptar tu horrible destino.
"por fin tendrás el enorme placer de trabajar conmigo, ¿no estás emocionada?", es lo primero que menciona donghyuck cuando llega a tu lugar y pones los ojos en blanco.
"¿no te cansas de ser un idiota siempre?", lo ves sonreír más grande luego de escucharte y tienes que controlarte mucho en no darle un golpe en la cara.
"dios, nos vamos a divertir tanto, dulzura", donghyuck acerca su rostro al tuyo quedando a centímetros de distancia y puedes sentir su respiración combinarse con la tuya.
realmente el universo te odiaba.
donghyuck y tú se habían puesto de acuerdo en hacer el trabajo en tu departamento esa misma tarde y, por más que odiaras la idea de estar a solas con él, aquel era el único lugar donde podrían trabajar bien.
"hola, hermosa", donghyuck se encontraba parado en la puerta de tu departamento con su mochila sobre su hombro y algunos libros entre sus manos. te haces a un lado para dejarlo pasar y sientes el olor de su colonia llegar a tu nariz y, aunque te doliera aceptarlo, olía muy bien.
"¿quieres algo de tomar?", preguntas luego de verlo dejar sus cosas en la mesa de centro que se encontraba en la sala
"wow, no sabía que podías ser amable", menciona con burla y tus puños se cierran a los costados de tu cuerpo.
"en serio que si vas a estar siendo un jodido dolor en el trasero es mejor que cada quien haga su parte del trabajo y después lo juntemos, no quiero tener que soportarte", respondes molesta y donghyuck se acerca a ti con su típica sonrisa.
"¿de verdad me odias tanto hasta el punto de arriesgar tu calificación?", sus cuerpos se encontraban a centímetros y podías sentir tus mejillas sonrojarse aunque no sabías exactamente si era por el enojo u otra cosa.
"me desagradarías menos si dejaras de ser tan insoportable", respondes y lo miras directo a los ojos, notando sus pupilas dilatarse.
"yo creo que tú eres la insoportable aquí", acerca su rostro hacia el tuyo lo suficiente para sentir su nariz rozar con la tuya. "siempre siendo la favorita de todo el mundo, la niña buena… ¿pero sabes qué es lo que yo veo realmente?"
"¿qué?", preguntas en voz baja y los ojos de donghyuck se fijan en tus labios, lleva su mano hasta tu barbilla y la toma entre sus dedos con fuerza.
"a una pequeña zorra que todo lo que necesita es que alguien la ponga en su lugar", los labios de donghyuck se estampan contra los tuyos y te besa con fuerza, su mano libre se coloca en tu cintura y lleva tu cuerpo hasta la pared más cercana, dejando tu espalda pegada a ella.
podías sentir su lengua pasar por tu boca explorando cada centímetro de ella, una de sus piernas se coloca en medio de las tuyas y sientes su muslo comenzar a rozar en medio de tus piernas, haciendo que pequeños jadeos salgan de ti entre el beso.
"suenas tan necesitada... ¿así que tengo razón? todo lo que siempre quisiste era un pene que te hiciera sentir bien", donghyuck sube tu blusa y lleva sus manos dentro de tu sujetador, masajeando tus pechos.
mordías tu labio inferior para evitar que los gemidos salieran de tu boca mientras sentías los dedos de donghyuck en tus pezones, sus labios besando tu cuello y su muslo aún rozando en tu entrepierna, logrando que tu ropa interior se humedeciera.
"¿por eso siempre te comportaste tan mal conmigo? ¿porque sabías que llegaría el momento en el que te pondría en tu lugar?"
"n-no, eres un idiota y no te soporto, esa es la verdad", te las ingenias para decir pero tu voz sale agitada y entrecortada.
"mmh, pero aún así estás tan mojada ya, ¿es porque te gusta que te diga lo zorra que has sido todo este tiempo?", donghyuck tenía ya una de sus manos dentro de tus jeans, pasaba sus dedos por encima de la tela húmeda de tus bragas y lo sentías rozar tu clítoris haciéndote temblar.
baja tus jeans sin advertencia junto a tu ropa interior y un gemido ahogado sale de ti cuando uno de sus dedos se adentra en ti con rapidez, entrando sin dificultad.
"mierda", dices en un hilo de voz luego de sentir un segundo dedo en ti rozando tu punto sensible. con cada movimiento se te hacía más difícil no gemir el nombre de donghyuck en voz alta.
"tu voz siempre me molestó mucho pero escucharte gemir mi nombre como la perra necesitada que eres es jodidamente sexy", donghyuck susurra con voz profunda en tu oído y terminas corriéndote en sus dedos, cierras los ojos e intentas regular tu respiración.
donghyuck saca sus dedos de ti y los lleva hasta su boca para probarte, chupando hasta la última gota que hay en ellos. desabrocha sus jeans y libera su miembro que se encontraba completamente erecto, lo toma con una de sus manos y lo lleva a tu entrada poco a poco, jadeando al sentir cómo tus paredes se abrían alrededor de él.
sus embestidas son fuertes al igual que el agarre que mantenía en tu cadera y en uno de tus muslos que se encontraba rodeando su cintura.
"a partir de hoy solamente vas a ser mía, ¿comprendes? sólo yo podré follarte", asientes a sus preguntas sin dudar sintiendo un segundo orgasmo acercarse a ti.
donghyuck lleva su pulgar hasta tu clítoris para estimularlo y te corres por segunda vez ahora en su pene, tus piernas fallan así que él te sostiene con más fuerza y termina prácticamente cargándote hasta que llega al orgasmo y se corre dentro de ti.
"dios", susurras luego de haberte recuperado del orgasmo y donghyuck sonríe, aún se encontraba sosteniéndote contra la pared.
"¿aún me odias?", su voz vuelve a tomar aquel tono típico de superioridad.
"más que nunca."
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