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#El chico rayo y la chica viento
Outfits de Frida y André!!!
Estoy bastante feliz de finalmente haberle hecho a estos dos nuevos conjuntos además del ya acostumbrado, si necesito más probablemente dibuje más para estos dos a futuro
Normalmente no suelo dibujar tanta variedad de cabello femenino pero fue una buena práctica con estos y lo mas probable es que llegarán a verlos con esos trajes con posibles cambios dependiendo del resultado final
Espero pronto hacer otros Outfits para más personajes, ¿alguna idea o petición?
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Hoja completa
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1. El ordinario
2. Extra 1
3. Civil/camuflageado y posible cita
4. Fiesta blanca
5. Extra 2
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6. Pijama
7. Traje de playa
8. Extra 3
9. Traje de navidad
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1. El ordinario
2. Extra 1
3. Civil/posible cita
4. Fiesta blanca
5. Extra 2
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6. Pijama
7. Playa
8. Extra 3
9. Traje de navidad
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julenexspellman · 3 years
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Road so far - Hell bells ~ No vi lo rápido que sucedió todo. No lo recuerdo ¿Dónde están todos? ¿Morí? ~
Anteriormente.
De pronto estaba en lo más profundo del bosque, con unas pequeñas trampas las cuales no sabía si iban a funcionar, a mi lado estaba Eric con todos sus sentidos a mil, yo preparada para cualquier cosa, lo sentía en mi, se acercaba. ~~~~~
El frío se dejó sentir alrededor, el viento soplaba cada vez con más fuerza, a penas se escuchaban los pensamientos de Salem. Eric estuvo en todo momento alerta hasta que en un momento se vio envuelta en un portal mágico, siendo transportada hasta el inframundo. Nada funcionó - Pensó- De pronto cayó sobre el suelo frío, sus manos se juntaron lentamente contra su cabeza y sus ojos se abrieron con la misma lentitud, encontrándolo a él, en toda su gloria frente a la chica rubia. No tuvo miedo en ese momento, solo rabia « ¿Qué había pasado con Eric? ¿Morí? »
Pensaba rápidamente mientras que su respiración se hacía cada vez más lenta entrando en una especie de trance. - Julene Morningstar - Se escuchó la voz del hombre en toda la habitación que hacía acústica con su voz grave.
La rubia de un salto se incorporó para observar con odio al hombre que estaba en frente, le sorprendía que fuera humano, era alguien hermoso pensaba, era el señor oscuro como les decían sus tías, era satán en persona. - Julene Spellman - Le corrigió la rubia mientras se sacudía la ropa y arreglaba su cabello con rostro de pocos amigos. - Te esperé por mucho tiempo, querida hija - El hombre que mantenía su semblante calmado y la rodeaba tanto con su presencia como con su mirada, ladeó una sonrisa ganadora. Julene mantenía su respiración lenta y concentrada recordaba todo aquello que le habían enseñado, el autocontrol era su arma más fuerte en ese momento, porque quería lanzarse sobre él en todo momento - ¿Dónde está Eric? - Preguntó por su novio, en ese momento, pero el hombre soltó una carcajada. - ¿Ese lobo impuro? No es para ti, querida Julene, tú debes de aspirar a algo más, ahora que te quedarás acá, debes de buscar alguien a tu altura, eres hija del señor oscuro, todos te desearán. Balbuceaba el hombre mientras hacía alabanza a lo que podía suceder en ese lugar. Sentía su interior pudrirse mientras el hablaba pero no podía moverse como ella quería, o pensar en un hechizo claro ¿Qué sucedía? Sintió una conexión extraña, una voz susurrando muy suavemente en su interior, era Salem. ~ Prepárate ~ Fue lo que escuchó de Salem. En ese momento sintió su cuerpo fuera de sí, pasando por pasadizos oscuros hasta llegar al bosque nuevamente, era Garret trayéndola de vuelta, su profesor. Cayó de rodillas, y miró a todos los que estaban ahí. - ¡Deben de correr! A penas alcanzó a gritar aquello y una fuerte explosión se escuchó bajo sus pies y la tierra comenzó a abrirse, miles de demonios en forma de bestias escaparon por aquel agujero, comenzó a correr lo más rápido que pudo, en su mente sentía la voz de su padre diciendo « "no puedes escapar, los mataré a todos si es necesario" » Se detuvo con fuerza mientras los demás corrían para poder buscar un lugar donde poder defenderse, de pronto vio a más de 10 personas batallando junto a ella. Si algo había aprendido de las clases de artes marciales era a dar un buen golpe y así lo hizo, en un par de movimientos se sacó de encima a un par de demonios que la atacarían. A lo lejos vio a sus tías aparecer por un portal, se levantó del piso y corrió hacia ella tomándola de las manos, juntas podían ser más fuertes pero una de las bestias se lanzó sobre la mayor de ellas y un grito la hizo llenarse de ira. Observó su alrededor, y de un simple aplauso lanzó una onda expansiva que dejo a las bestias tiradas en el piso, a las que estaban más cerca de ellas. Corrió de vuelta para levantarla del piso y observándolas a los ojos, con rostro preocupado y decidido. - ¡Tías deben de retener a los demonios! Debo terminar con un asunto. Decía con sus palabras llenas de odio. De soslayo veía a Eric luchar con Austin, y del otro lado Garret y Kylo librándose de algunos espectros. No pudo detener más la mirada para ver quién más estaba luchando a su lado, pero lo agradecía. Se tomó unos segundos para cerrar sus ojos. Recordar aquellos momentos que vivió con todos. Estaba decidida a morir para que ellos no lo hicieran, era su asunto, debía de librarse de Lucifer, de su padre, no iba a ser una lacaya. Tomó un gran suspiro - Hoy no Satán - Susurró muy despacio y corrió directamente hacia la grieta del piso y de un salto se dejo caer hacia lo mas profundo de la tierra, pero antes de llegar al piso, el hombre la tomó por el cuello y su cuerpo con fuerza se detuvo. Casi inerte se movió bajo su cabeza haciendo una mueca de dolor. - Eres muy valiente hija, pero todos morirán, solo con el chasquido de mis dedos, veamos ¿Con quién comenzamos? Se paseaba mientras la sostenía cada vez con más fuerza del cuello. Los pies de la chica se movían sin cesar, tratando de zafarse, sosteniendo con fuerza los brazos inquebrantables del animal que tenía frente a ella porque no se podía llamar de otra manera. Su respiración se acortaba cada vez más, y su rostro se ponía cada vez mas colorado, a penas ya podía
escucharlo. El hombre de gran estatura continuó hablando. - Ese chico que te siguió ¿Cómo es que se llama? ¿Eric?...Sí el Lobo, podría comenzar con él, luego con tus tías, y amigos que están luchando por ti en este momento, no sirven de nada Decía el hombre con ojos amarillos llenos de ira por la insubordinación de su hija. - Lo mejor es matar a todos, y que tú puedas verlo. La sonrisa amplia y tétrica se dejo ver en sus labios. Fue cuando Julene reunió todas las fuerzas que le quedaban, no podía ni pensar en ver morir a alguien que amaba. Llena de odio, dolor, y cólera, colocó las manos en la cabeza del señor oscuro y lo teletransportó fuera del inframundo, donde simplemente era un humano con poderes tal como los que estaban en el lugar con ella.
Sintió la energía fluir, por sus venas como si fuera hielo. De pronto no tenía el control de sus poderes, los cuales se incrementaban cada vez más, haciendo una pulsación cada vez más fuerte, el poder se apoderó de su cuerpo, dándole una fuerza sobrenatural, apretando su cráneo cada vez con mas fuerza, provocándole dolor. - ¡No...dañarás...a mis amigos! Su voz cambió en unos segundos, sus ojos se pusieron blancos y un resplandor salió de sus manos. A lo lejos y con fuerza un pulso se dejó sentir a lo más profundo del bosque. La luz se propagó como el destello de un rayo en un día de tormenta, solo aquello se pudo ver. [Continuará]
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Flechas de Atalanta
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Estoy cansado de ser el chico bueno.
Cansado de ser el chico que toda chica necesita pero ninguna quiere.
Estoy cansado de ser cegado por las mentiras cuando las verdades están al descubierto.
Mi corazón puede ser puro pero el negro todavía decolora al blanco.
Mi decisión está tomada.
Pidiendo al amor dejar caer sus manzanas.
Las hojas silbaron un dulce latido a los vientos que silbaban.
Las flores eran más brillantes de lo normal.
Los rayos del sol optaron por abrir el escenario para que las estrellas se alineen.
Una obra maestra que lleva años para curvarse pero segundos para destruirse.
Y ahi estabas, una bella criatura con una arquitectura clara y elaborada.
Labios encantadores en la boca que el agua escupen fuego.
Sí, el chico malo lo había vuelto a hacer.
Te robaron sin previo aviso.
Una tormenta que conoces es inminente pero no te alejes.
Esos labios encantadores en la boca que el agua escupen fuego.
Cuando arde, no soy yo quien muera.
Quiero ser él cuando crezca.
Orgulloso ladrón que hace alarde de lo que es mío.
Deberías haberme visto, verlo, verlo a él.
Entonces entenderías que quiero ser él.
Con la boca que riega y una lengua escupiendo fuego.
Quizás eso es lo que te hace querer más.
Más lágrimas cuando se abren las puertas.
Más dolor cuando el corazón ha tenido suficiente.
Más miseria en el deseo.
Y las mentiras que te ciegan, a él y a una cama solitaria.
Hazlo de una manera que caiga en su derrota.
Quiero ser él, el que hable sin simpatía para convencerte de que eres amable.
Escuché que tatuaste su nombre en tus muslos por eso vives en el bosque.
Quiero ser él, para abrazarte fuerte y decirte que todo estará bien.
Pero el mío irá en tu corazón.
Tus mejillas deben estar húmedas por todas tus lágrimas.
Vi tu risa por primera vez, y tus lágrimas demasiado pronto después.
Cuando sea él lo descubriré por mi cuenta.
El corazón duele, algunas cosas nunca cambian.
Estoy cansado de ser el chico bueno.
Con todas mis caras ocultas, de amor, sonrisas y simulaciones.
Quiero ser el malo, sí, eso tiene más sentido.
No quiero ser el bueno, el que muera primero.
Después de todo, también te diste por vencida.
Tres manzanas te llaman, así como tres palabras escucharé al fin.
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traductora-chafa · 3 years
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Los Hermanos Peligrosos De La Princesa Capítulo 1
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                     Capítulo 1
Lestia miró a los adultos con un rostro lleno de nerviosismo mientras su pequeño cuerpo estaba pegado cerca de una esquina.
—Hyung*, ¿quieres decir que no puedes devolver mi dinero?
—Lo siento, lo siento— dijo el tío de Lestia, mientras levantaba su cabeza ensangrentada hacia los matones que lucían horrible.
Al parecer no podía devolver el dinero.
Esto sucedía a menudo, pero era la primera vez que los matones acudían a su casa para cobrar el dinero. Ante sus apariencias amenazantes, Lestia no sabía qué hacer, así que se encogió aún más en aquel pequeño rincón.
—Tsk, esta casa destartalada ni siquiera vale algo de dinero.
—No puedo evitarlo. En vista de que no puedes devolver el dinero, tendré que golpearte. ¿un dedo por cada moneda de plata? Ya que son 20 monedas lo que debes, si te corto todos los dedos debería ser suficiente—. Uno de los gánster sonrió mientras sacaba una daga brillante para amenazar al tío de la pequeña.
El tío, al ver la daga dejo escapar un chillido.
—¡Oh! ¡No! —gritó Lestia con sorpresa cuando su tío fue agarrado por los bandidos. Porque aquello era lo único que una pequeña niña de 11 años podía hacer para proteger a su tío.
Pero su tío se dio cuenta de algo y señaló a Lestia antes de hablar.
—¡Ah! Bueno, entonces ¿qué tal darles a esa niña en lugar del dinero?
—¿Eh? — con esa expresión, recién los matones se dieron cuenta de la existencia de Lestia y la miraron fijamente.
La respiración de Lestia se volvió superficial al ver la mirada de aquellos adultos que parecían evaluarla.
—Será útil. La madre de esa chica era muy entusiasta al punto de vender su cuerpo.
Y sólo entonces, Lestia pudo entender lo que su tío estaba diciendo. Él estaba intentando venderla para pagar sus deudas.
—¡Tío!
—Sí, podrás ganar dinero. Puedo ver que serás una belleza cuando crezcas. Bueno, creo que podríamos venderla antes de eso. —uno de los gánster sonrió cuando se ganó frente a Lestia aun con la daga en sus manos.
—¡No! —. Lestia se estremeció de miedo y retrocedió un paso hacia atrás.
Cuando vives en un barrio pobre, incluso un niño de tres años sabe a dónde se vende la gente. Lestia no quería ir a un lugar donde tuviera que vivir de manera inhumana hasta el día de su muerte.
Incluso si vivía día y noche siendo golpeada por su tío borracho. —¡Tío!, ¡Tío! ¡Venderé más flores y trabajaré más duro a partir de ahora, así que por favor...! —. Lestia le suplicó a su tío, quien era su único tutor, le mostraría su utilidad.
Pero su tío estaba irritado.
—¡Cállate! Y síguelos en silencio. Te he alimentado desde que naciste y te he dado un techo para dormir. ¡tienes que devolver mi amabilidad!
—Tío...—pero al final, Lestia fue tomada por los matones y estaba siendo arrastrada fuera de la cabaña.
Era una noche oscura donde incluso la luna estaba oculta por las nubes y una tormenta de nieve estaba rugiendo de tal manera que el mundo exterior no podía ver ni un centímetro más adelante.
La niña, expulsada fuera por la voluntad de los demás, estaba horriblemente asustada y tenía mucho frío. Pero eso no significaba que quisiera renunciar a la vida.
—No, no quiero ser vendida así—. Como si fuera una bestia acorralada, Lestia mordió el dorso de la mano del gánster que la sostenía con fuerza.
—¡Aah! ¡Chica! —. El matón se molestó y arrojó a Lestia directamente a la nieve.
—¡Uh! —El flaco cuerpo de Lestia rodó por el suelo, quejándose de frío y dolor.
—Perra. Primero te enseñaré a escuchar de manera obediente.
—Oye, tómalo con calma, ella es nuestro premio.
—Escúchame bien. Te daré una lección para que sepas exactamente lo que pasará si lo fastidias esta vez también. De esa manera, será más fácil de manejar en el futuro —. el gánster que Lestia mordió, comenzó a acercarse a ella, amenazándola.
—Ah ......—. Frustrada por el miedo, Lestia se levantó con los dientes apretados lista para escapar, pero no pudo ponerse de pie.
Eso se debía a que su cuerpo no se movía acorde a sus órdenes, como si su tobillo se hubiera torcido al resistirse.
<No puedo huir.>
Una terrible sensación de impotencia y desesperación se reflejaron en los ojos grises de Lestia.
La idea de no ser capaz de hacer algo por su propia cuenta la hizo renunciar a todo, y eso era un sentimiento familiar.
Pero enfrentarse a esa familiaridad era algo tan doloroso que la enfermaba.
Lestia se sentó, indefensa, mirando fijamente y de forma inexpresiva como la mano del matón se acercaba a ella. Fue entonces, que la mano de un niño no identificado apareció y detuvo la mano que amenazaba a Lestia.
—Oye, quítale las manos de encima—. La voz baja del chico resonaba a través de la tormenta de nieve, era como la advertencia de una bestia.
Los matones tragaron su saliva y miraron al chico.
La figura, escondida bajo una larga túnica, pertenecía a un niño que acababa de entrar en la pubertad. Sin embargo, todos en la habitación se sintieron abrumados por las palabras de aquel chico.
—Deshazte de él.
Con otra advertencia, un fuerte viento de rocas voló la túnica que cubría el rostro del chico, y entonces, el cabello negro, más oscuro que el cielo nocturno, revoloteó junto con los copos de nieve, revelando unos vívidos ojos dorados.
Lestia por un momento se quedó sin aliento debido a que los hermosos ojos de ese niño la miraban fijamente.
Era una mirada noble que recibía por primera vez en su vida. Esa mirada directa y clara, se convirtió en un rayo de luz ante los ojos grises de Lestia que estaban apagados y borrosos.
—¿Qué, qué? Niño, si no quieres salir lastimado, no te involucres en lo que hacen los adultos.
El matón, que se había tambaleado por el impulso del chico, lo amenazó aún con la sangre que caía de su frente, sin embargo, el muchacho no se estremeció por la amenaza.
—No tiene sentido.
Fue solo en ese momento que las llamas se elevaron de los dedos del chico. Eran una locura.
Una brillante bola de fuego golpeó a los enemigo de Lestia, dibujando una brillante y hermosa línea bajo el negro cielo nocturno.
—Ahhhhhhh— el matón fue golpeado directamente por la bola fuego en el brazo y gritó antes de caer hacia la nieve, rodando en el frío suelo para apagar las llamas de su cuerpo.
—¿Un mago? ¿Por qué hay un mago aquí?
—Solo fue un pequeño toque, que llorón.
Lestia miró con asombro a aquel muchacho que se encontraba frente a ella.
El chico era un mago, y había pocos magos en el continente.
El chico que reveló casualmente su gran identidad les gritó a los matones que se encontraban estupefactos como piedras.
—Si la tocan de nuevo, los quemaré vivos.
Ante la advertencia del muchacho, la pandilla se apresuró a retroceder y a huir.
—Oh, Lysian. Gerard me pidió que trajéramos a nuestra hermana de vuelta y en silencio.
< ¿Cuándo apareció? >
Un joven alto, elegante y con buena apariencia se acercó para posicionarse cerca del chico llamado Lysian.
—No has matado a nadie. bien, eso es suficiente.
Mientras Lysian se cruzaba de brazos y torcía sus hermosos labios, el joven negó la cabeza y se acercó a Lestia.
Ella pensó que el joven de cabello corto y ordenado color limón con ojos esmeralda, se sentían muy cálidos, incluso en el frío.
—Lo siento, ¿te has sorprendido? —él se inclinó e hizo contacto visual con Lestia y habló con una voz amistosa. —Está bien. No te preocupes, es sólo magia.
—Sí...
Era sólo magia.
Pero para Lestia esta era la primera vez que veía algo así. Sin embargo, el joven pronuncio esas palabras en un increíble tono amistoso, como si fuera insignificante.
—No sabía que nos conoceríamos así, pero me alegro de verte. Nos estamos viendo por primera vez, hermanita. Somos tus hermanos.
—¿Eh? ¿Usted es mi hermano? — Lestia parpadeó sus grandes ojos plateados, presa de la confusión.
—Sí, soy tu segundo hermano, Joel, y el de aquí es Lysian, el más joven, o no, ahora la más joven de nuestra familia, eres tú, nuestra hermana menor.
Era una historia increíble. Lestia, quien era hija de una prostituta y que desde siempre se ganó la vida vendiendo flores mientras vivía en la cabaña de su tío borracho en un barrio pobre.
Una niña tan humilde no podría ser la hermana menor de los nobles que tenía frente a ella.
—Bueno, creo que están equivocados. No puedo ser su hermana.
—No, Lestia, eres tú. Iris gris plateado y cabello blanco cremoso. La hermana más joven que hemos estado buscando, es un verdadero éxito encontrarte.
Lestia se sorprendió cuando su nombre salió de la boca de Joel.
Incluso su tío, que era el único pariente consanguíneo, era un hombre que no la llamaba por su propio nombre.
—Mi nombre... ...cómo...
—¿Cómo no sabría el nombre de mi hermana? — Joel sonrió suavemente y se acercó al cabello blanco de Lestia para desordenarlo de una manera amistosa. Entonces, una sensación agradable sopló y sacudió ligeramente los copos de nieve del cuerpo de Lestia.
Lestia miró su cuerpo con sorpresa. Todas las cosas frías y húmedas de la nieve habían desaparecido.
—...Esto también es magia.
—Hermana mía, eres inteligente. Lysian puede manejar el fuego, yo puedo manejar el viento.
Dos valiosos magos, y afirmaban que Lestia era su hermana.
La joven niña era aún más incapaz de creer en las afirmaciones de los nobles ante ella. Pero Joel continuó hablando con voz confiada.
—Vayamos a casa y hablaremos los detalles. Tengo tantas historias que contar y mucho que decir.
—¿A casa...?
—Sí. Te vas a casa con tus hermanos, Lestia—dijo Joel, y extendió su mano cuidadosamente para levantar a Lestia, que estaba tendida en la nieve.
—Oh Dios mío, es demasiado ligero. ¿Cuántos años tienes ahora? ¿No tenías once?
En lugar de responder, Lestia dejó escapar un gemido sin darse cuenta.
Los ojos verde de Joel se suavizaron mientras miraba a Lestia cariñosamente debido al pequeño gemido.
—Lestia, discúlpame un momento —. Joel inmediatamente enrolló la ropa de Lestia que era demasiado delgada y holgada para ser usada en pleno invierno ya que se exponía con demasiada facilidad.
Entonces, en la pálida piel de la niña, se revelaron los moretones azules que florecían como moho.
Esos eran hematomas causados por su tío.
—Esto es...—. Las cejas de Joel, que confirmaban los daños, se arrugaron en un instante.
—¿Quién te hizo esto?
—Oh, no es nada—. Lestia se apresuró a bajar las mangas porque su cuerpo parecía un trapo que aquel hermoso y elegante hombre no debería mirar.
Joel le hablo a Lestia en un tono de consuelo, ya que la niña se había erguido como un erizo.
—Sí Lestia no quiere hablar, no tiene que hacerlo. Pero ahora mismo te duele el tobillo, ¿verdad?
Lestia se sonrojó.
Apenas estaba de pie, pero parecía que la habían pillado por su postura incómoda.
—Vayamos a casa y tratémoslo —. Joel volvió a enfatizar suavemente.
—Pero mi casa es...—. Lestia abrió sus labios, pero pronto los cerró con fuerza.
No podía decir que su casa era suya, ni siquiera como palabras vacías. Una casa de campo con un tío que la había vendido.
Entonces, pudo oír a su tío gritando en la parte de atrás.
—¡Eh! ¡Ustedes! ¡Esa es mi sobrina! ¿Adónde van sin mi permiso?
*Hyung: Se lo dice un hombre a otro que es mayor que él o entre amigos de la misma edad.
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olivethemint · 3 years
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𝐓𝐡𝐞 𝐅𝐚𝐢𝐫𝐲 𝐆𝐚𝐫𝐝𝐞𝐧
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Un bosque mágico. Así lo recordabas; Según vos, una pradera, llena de criaturas increíbles, muchas de ellas extrañas y mitológicas. Pero no podías sacarte de la cabeza una de ellas, una criatura que nunca antes habías visto, era muy especial. Específicamente un hada. En esa tarde cálida de primavera, conociste a Choi Yeonjun, quién se acercó lentamente, por curiosidad, ya que notó que alguien se encontraba muy cerca de su hogar. El chico logra sorprenderte, mientras tomabas una siesta. El viento soplaba en tu rostro, y una suave brisa movía lentamente las puntas de tu largo cabello.
Una presencia interrumpió tu descanso; Abriste tus ojos, y lo primero que pudiste ver, era el rostro de un chico. A simple vista, parecía un adolescente normal y corriente, pero te sorprendiste cuando viste que unas grandes y largas alas acompañaban su cuerpo. Eran perfectas. De hecho, las recordabas muy brillantes y casi transparentes. Su rostro mostraba mucha tranquilidad. Te transmitía muy buenas vibras, además que se veía indefenso. Sus tonos rosados en el cabello, mejillas y labios se te hacían muy llamativos.
El chico solo te miraba, no decía nada. No estabas segura si podía entenderte al hablar, sin embargo tenías miedo de soltar palabras, tal vez porque llevaban minutos mirándose. A cada uno le llamaba la atención todo sobre el otro. Ese encuentro parecía un sueño. Creías irreal cada uno de los momentos en ese misterioso bosque, al cuál tampoco sabías como habías llegado. A tu parecer, antes de haberte quedado dormida, todo era muy normal y simple. Pero el lugar en el que te encontrabas era el jardín de las hadas. Un cartel mediano, hecho de madera, mostraba su nombre, junto con una pequeña advertencia, la cuál señalaba que por favor, se camine con cuidado. Tal vez esa era la razón, por la que el hada se había acercado hacia donde estabas.
Sin embargo, seguía sin hablar. Solo te miraba a los ojos. Entonces es en el momento menos esperado que el chico, dice sus primeras palabras.
"Hola... Me presento. Soy Choi Yeonjun, y este es el jardín de las hadas, nuestro hogar. ¿Qué te trae por acá?"
Su manera de hablar había sido muy dulce. Su voz sonaba muy calma y suave. Respondés tímidamente a lo que Yeonjun te había preguntado. Comenzás a contarle, que no sabías como habías llegado y te disculpaste varias veces durante tu relato, por haber entrado al jardín de las hadas y actuar como si nada.
Yeonjun solo sonreía al escucharte hablar, le parecías demasiado linda y tierna. Nunca antes había visto una chica como vos.
"Tranquila, no pasa nada. Es normal que hayas llegado sin saberlo. De hecho, las personas no saben que existimos y que hay un bosque mágico, donde criaturas como nosotros vivimos... No hiciste nada malo, apreciamos mucho tu actitud y respeto a nuestro hábitat, así que tus visitas son aceptadas en todo momento..."
Pasaron las horas, y ambos lograron hablar mucho sobre ustedes mismos. Sus vidas, experiencias, recuerdos, absolutamente todo. Yeonjun no solo era un hada, era un ser maravilloso, escuchaba muy atento cada uno de tus relatos, esperando a que sigas hablando. Ese día en el bosque, sentiste demasiada protección, era un lugar seguro, del que no querías escapar por nada. Simplemente era increíble. Sentiste como si Yeonjun hubiera sido tu mejor amigo y más fiel compañero por muchos años, cuando en realidad lo habías conocido esa misma tarde.
Podías recordar muy bien cada detalle del bosque. La pradera. Un río con agua transparente, que dejaba ver los animales y peces que se encontraban allí nadando. El cielo despejado, dejando mostrar los cálidos y fuertes rayos del sol. Esas suaves brisas que cada tanto se hacían sentir, ese viento sutil que cuando respirabas te sentías fresca y relajada. Todo era tan puro. Los árboles movían sus ojas y las flores coloreaban el pasto. Criaturas corrían y revoloteaban entre los arbustos. Y Yeonjun el hada que conociste, un gran recuerdo en tu mente dejó. Porque lo que creíste que había sido real, pudo haber sido tan solo una fantasía. Te despertaste sin entender, pero soñando un sueño del cuál nunca más, ibas a olvidar...
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46snowfox · 4 years
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Fui taggeada por @sugar-lollipop @0takudl y @princessnatblog gracias
Reglas: Nombra tus 10 personajes favoritos de fandoms diferentes y luego etiqueta a 10 personas
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1- Fiona Galland de Black Wolves Saga, específicamente Last Hope. ¿Es siquiera posible no amar a esta chica? La pobre lleva toda su vida encerrada en una torre donde podría vivir felizmente, pero que anhela ver el mundo exterior sin odiar a sus familiares por encerrarla, ya que es consciente de que es por su bien, pero que aún así se cuestiona si es feliz así. En el juego tiene algunos monólogos preciosos, como cuando se pregunta si la ignorancia es felicidad o cuando compara su vida a la que ha tenido que afrontar Rath. En last hope me gusta considerablemente más que Bloody Nightmare, ya que aquí sí notas que ella es la protagonista y puedes notar mejor su personalidad una vez que está en el exterior por culpa de Rath y lo adorable que es al estar afuera.
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2- Toneri de Yuugen Romantica. El perrito yandere es sin lugar a dudas mi youkai favorito de la franquicia, a pesar de que TODOS son 100% hermosos. Me encanta que Toneri sea un yandere no por ser un obsesivo enfermo, sino porque es un Inugami y atacar gente que le desagrade a su amo es lo que hacen estas criaturas, él nació del odio de las personas y fue manipulado por personas así, hasta que alguien dejó de hacerlo y rezó porque alguien lograra traerle felicidad al niño. Toneri tiene miedo a ser abandonado por sus traumas del pasado y no quiere para nada que lo dejen solo, pero es capaz de entender y aprender de sus errores para convertirse por completo en el adorable perrito que es. De paso es juguetón, tierno y cuando no anda deprimido es la cosa más tierna del mundo.
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3- Subaru Sakamaki de Diabolik Lovers. Es mi husbando, fin de la explicación... Ok ya, es un tsundere y soy masivamente débil a los tsunderes, pero es como a medida que avanza la historia se va volviendo cada vez más y más tierno con Yui o como cada vez se abre más con él. Es de los pocos personajes de la franquicia que creo que a medida que avanzan sus CDs no retrocede como personaje (te estoy viendo a ti Ayato). Y sí, dije CDs porque es a lo que más atención le presto a la franquicia... 
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4- Silver de pokémon Oro y Plata y sus remakes. Tengo un favoritismo especial con Silver por ser el primer rival de pokémon que tuve en mi vida, pero tras jugarme una cantidad algo insana a los juegos es que recuerdo que lo amo porque su historia es buenísima y en los remakes es mágico ver como el tipo antipático que le echa la culpa a sus pokémon por perder empieza a tratarlos mejor y ser menos severo con sus palabras, hasta tiene un Crobat que evoluciona por amistad y un Gengar y un Alakazam que solo evolucionan por intercambio, lo que me hace creer que ya no es tan distanciado del resto de personas como para no pedir un intercambio para evolucionar a sus compañeros. Eso y también lo hermoso que es cuando te enteras que iba a devolver el inicial que se robó, pero el profesor Elm deja que se lo lleve ya que el starter lo aprecia bastante.
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5- Knives de Armen Noir. Uno de los criminales del juego, perseguido por los cazarrecompenas es el personaje más noble de todo el juego. Su regla es no atacar mujeres ni niños y no es un criminal porque quiera, lo es por defender a una persona oponiéndose a la justicia y con el tiempo lo denominaron como uno de ‘’los números’’ siendo el número 9 si la memoria no me falla... Que en resumen son los criminales más buscados. Este se enfrente con la prota al no saber que era una mujer y al descubrirlo la lleva a que la curen con un doctor que atiende criminales en secreto y hace que se quede hasta que sus heridas se curen. Y en su personalidad, Knives es caballeroso, tierno, comprensivo y protector. Lo único malo de Knives... es que en algún punto pierde sus bellos ojos azules. Y que tiene complejo de Krilin
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6- Ryuji Sakamoto de Persona5. Bros before hoes! Bros before hoes! Ok, ya me calmo. El primer amigo que tiene Akira/Ren en el juego y el que tiene el despertar más épico (y el que contradiga que venga a la caja de ask a compartir nuestro amor por nuestros despertar favoritos). Ryuji es un personaje del que disfruto demasiado sus interacciones, sus peleas con Morgana y que sea un buen amigo que, aunque algo impulsivo, sea lo suficientemente aferrado a sus amigos como para enojarse por las cosas que les pasen.  Lo único que no me gusta de él es que grite a los cuatro vientos que son los Phantom Thiefs. Te adoro Ryuji, pero a veces quiero ponerte una cinta adhesiva en la boca.
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7-  Koro-sensei de Ansatsu Kyoshitsu. ¿Permiso para llorar? Si hay algo que puede enamorarme es que haya un personaje profesor que sea UN BUEN profesor. Koro-sensei se preocupa por las habilidades de sus estudiantes, intenta fomentarlas, les enseña a respetar a sus compañeros, a que no se desvíen de un camino correcto, rayos, ni siquiera quiere que los niños a los que ha entrenado para matarlo sean asesinos en el futuro. Sumado a la historia de su pasado y al final, me hace llorar como si no hubiera un mañana y eso siempre da puntos en mi corazón.
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8- Tomoyo Daidouji de CardCaptor Sakura. De pequeña creo que nunca me percaté de que a Tomoyo le gustaba Sakura, pero tras enterarme la amé más de lo que ya lo hacía, que era porque me resultaba divertida, inteligente en las veces que ayudaba a Sakura y que amaba completamente los trajes que le hacía a Sakura. Me encanta como ella quiere tanto a Sakura que será feliz mientras ella sea feliz y que hasta ayuda a Shaoran para que pueda confesarse a Sakura o como en el anime es quien se queda al lado de Mei-Lin cuando llora a pesar de que ella también va a perder a la persona que quiere, pero como dije, ella solo quiere que Sakura sea feliz y es el mensaje de amor más bonito que encuentro.
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9- Hanneman de Fire Emblem Three Houses. Cualquiera que me siga y conozca mi amor por el último juego de la franquicia (hasta ahora) pensaría que colocaría a alguno de mis husbanos y waifus, pero nop. Hanneman es la más grata sorpresa del juego para mí, me encanta ver como en sus support se deja en claro de que la obsesión de este por las crestas es porque él LAS ODIA. Quiere poder crear un mundo en donde las personas puedan perder o ganar crestas para evitar esa horrible discriminación que hay en Fodlan. Mis supports favoritos son los que tiene con Lysithea, en dónde al final se da a entender que el es capaz de salvar a la niña de su fatídico destino a causa de sus dos emblemas. Para mí Hanneman es todo un héroe. De paso también adoro como tiró su título de noble para poder dedicarse a sus investigaciones.
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10- Nagihiko Fujisaki de Shugo Chara. Quiero decir que adoro como al principio yo estaba convencida de que nuestra reina era mujer y que cuando me rebelaron que era chico me caí al piso. Me gusta como la historia con sus guardianes Chara es que él no sepa realmente que quiere. Su primer guardían nace por la idea de querer superarse en lo que le gusta, que era la danza japonesa que le inculcan a los miembros de su familia y que cuando empieza a dudar y a querer hacer otras cosas nace su otro guardian. ¿Tiene algo de malo que Nagihiko quiera comportarse como un chico? No. ¿Está mal que a pesar de eso quiera seguir dedicándose a la danza? Tampoco. Amo como al final tiene que convencerse a sí mismo de que puede hacer lo que quiera con todo su derecho y que si ambas son características que forman parte de él, entonces puede hacerlo. Hay que ser quien uno quiera ser al final del día.
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maeda-ai · 3 years
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Historia de una noche de navidad
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Anime: Gundam Wing
Rating: M
Pareja: Heero & Relena
Sinopsis: One-shot. Felíz Navidad... la guerra terminó. Relena tiene un pequeño obsequio para Heero, pero el exsoldado no tiene nada que darle... excepto su amor.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
Era un silencio agradable el que había tomado posesión de la mansión Darlian. Quizás el silencioso pero hermoso sonido del viento era lo único que adornaba el ambiente del lugar.
 Fue una tranquila sombra la que recorrió fugazmente las largas escaleras que daban al segundo piso y los solitarios pasillos de este. Adentrándose en una de las habitaciones que estaban de tras de aquellas frías puertas de madera finamente tallada.
 Viéndose atraída por el destello de las blancas estrellas que entraba por la enorme ventana, la figura humana perdió su mirada en el basto cielo negro plagado de lucecitas. Esto, sin imaginar que la sombra de otro individuo acababa de ingresar a la mansión; recorriendo minuciosamente la enorme estancia del inmueble.
Los ojos de ésta persona fueron atraídos, a diferencia de la otra, por las incontables chispas de colores que subían y bajaban al rededor de un gran pino artificial.
* Heero !!. *
Al escuchar su nombre, el muchacho buscó a la persona que era dueña de aquella hermosa voz que lo llamaba; encontrándola en el segundo piso, recargada sobre el barandal y dispuesta a bajar y recibir a este inesperado invitado.
Una vez estando frente a frente con el ex-soldado, le sonrió para poco después preguntarle la razón de su visita. Yuy no respondió de inmediato, tan solo observaba incrédulo el significado de aquel adorno de la temporada.
* Es real, ¿no es cierto?. *
Alcanzó a decir el joven. La chica que con él se encontraba lo invitó a tomar un café y a conversar un rato para limar asperezas, y quizás... lograr conocer un poco más acerca de aquel joven.
 ~*~
~*~
~*~
Era Diciembre del año 197 después de la colonia, vísperas de navidad más exactamente.
Apenas llevaban cuarenta minutos conversando, más que nada de los disturbios del año anterior; pareciera que ya nadie más se opondría a esta nueva y verdadera paz que abrazaba a la tierra y sus colonias. Más sin embargo Heero no se sentía satisfecho del todo; al parecer el mundo entero había logrado una vida tranquila, pero... ¿y él?.
El seguía hundido en el pasado, en los recuerdos de la guerra con los cuales tendría que cargar por siempre.
 Relena lo miró atentamente adivinando todo esto sin que el chico le mencionase algo siquiera. Sonrió con ironía mientras sus ojos se posaban sobre el árbol de gran tamaño que se encontraba justo en medio de la estancia.
Para corresponder a las inexistentes palabras del chico, ella le confesó que a pesar de tanta tranquilidad añoraba aquellos días en que la alianza tenia el poder. Las razones, entre otras tantas: tenía más tiempo para ella misma, su vida no era tan complicada y en realidad no tenia nada de que preocuparse, en cambio ahora apenas y podía descansar por un par de horas, un precio bastante bajo a cambio de su aportación para el bienestar y buenas relaciones entre la tierra y las colonia.
Si ahora estaba descansando, había sido porque Noin casi la obligó a tomarse la noche y el día siguiente, de lo contrario estaría haciendo planes y estrategias de relación espacial.
* ¿Pero sabes?. Lo hago con mucho gusto. Sin embargo... lo que más extraño es a mi padre. *
Dijo finalmente. Sus ojos se tornaron tristes y Heero, quien no podía presenciar aquella tristeza, dirigió la mirada a la dirección opuesta.
* Pero eso ya no importa. *
Relena alcanzó a decir esto mientras se ponía de pie y caminaba en dirección al gran árbol navideño; tomando entre sus manos un paquete de mediano tamaño, el cual entrego a su amigo.
Yuy la miró interrogante, no sabia ni entendía que rayos se proponía ella con ese gesto.
* Es para ti, ábrelo. *
Con lentitud, las manos del chico eliminaron los moños y desprendieron el papel de una caja cuyo contenido era nada más y nada menos que un suéter tejido a mano.
* Esto... tu lo...? *
Ante la incredulidad del muchacho, la jovencita le indicó con la cabeza que efectivamente ella misma lo había hecho para él. Para terminarlo tuvo que dormir un par de horas menos durante cuatro meses lo que redujo su sueño a tres horas diarias y es que no era muy buena para ese tipo de cosas; pero bien había valido la pena.
Heero se sintió apenado, él no era el tipo de hombre que tuviese atenciones para con los demás, pero no le agradó el darse cuenta de que ni siquiera pensó por un instante en darle algo a Relena y eso que ella era la única persona que lo conocía y que trataba de comprenderlo.
Catalogó como emoción a una extraña sensación. El haber recibido aquel agradable detalle, y otro regalo más: la sonrisa que la joven mostraba; estaba sonrojada pero disfrutaba de aquel momento.
 * En realidad no esperaba que vinieras, pero tenía esa esperanza. *
Le dijo. Dejando el sillón donde estaba para acercarse más al muchacho, posarse a lado de el y recargar la cabeza en el hombro izquierdo del joven.
Relena cerró los ojos sin esperar reacción o comentario alguno por parte del soldado... pero sí hubo algo:
Yuy la rodeó con el brazo para acercarla más a su cuerpo, tomando la barbilla de la chica con su mano y de esta forma obligarla suavemente a mirarlo; cruzando las miradas por apenas unos instantes...
* ¡ Hee... ro !. *
La jovencita apenas y alcanzó a pronunciar el nombre su compañero poco antes de que este se apresurara a besarla.
Sorprendida y feliz, cubrió sus ojos con los párpados y se dejó llevar por aquel beso que tanto había esperado por casi dos años. Abrazó al muchacho con fuerza y decisión; tanto esperó este momento, momento que creyó jamás llegaría pues no había señal alguna de que él sintiese algo por ella.
Ahora este contacto, tan solo visto en sus sueños y fantasías, se hacía presente dejando de ser irreal; experimentando las mieles de la boca del soldado mientras se percataba de las manos de este sobre su cintura, delineándola con gusto.
 Y ya sin saber cuanto tiempo llevaban unidos con brazos y labios, la caricia se profundizó extendiéndose al cuello y hombros de la mujer al mismo tiempo en que las manos de Heero habían viajado con desesperación desde la espalda hasta los pechos femeninos.
Al sentir esto, Relena se separó apenas por centímetros de los labios del joven. Su mirada confundida, no se aparto del brillo en las pupilas del sujeto.
 * Heero !!. *
Le llamó con voz suave y suplicante. En un vago intento por postergar aquella situación, pero sin desearlo realmente.
 Invitándola a sentarse sobre el alfombrado piso, junto a el, Yuy acarició el rostro de la chica; dándose cuenta de como su corazón latía normalmente pero experimentando al mismo tiempo una especie de ansiedad por continuar. Era algo muy raro que lo hacia estremecer y lo alentaba a seguir uniendo sus labios a los de la ex-reina, o más... a probar por completo la silueta femenina de ésta.
 La temperatura en el lugar aumentó conforme los jóvenes se acercaban para abrazarse.
El calor que emanaba de la chimenea hacia las cosas más complicadas para sus confundidas mentes.
Yuy continuó a pesar de todo, intentando convencer a la chica de que fuera parte de sus deseos para aquellos instantes. Y ahí, tendidos sobre el piso, a unos cuantos pasos de distancia de la chimenea, Heero la logró persuadir con dulzura para que dieran inicio a su propia celebración navideña. Un intento por eliminar todo aquello que los separaba: trabajo, orgullo, la sociedad tan dependiente de ellos.
 El soldado se despojaba de la vestimenta que cubría su pecho para después mostrarlo desnudo ante una Relena que parecía haberse paralizado completamente.
Permaneciendo recostada e inmóvil de bajo de Heero, lo admiraba sonrojada por lo que sus ojos observaban mientras su mente divagaba.
Aquel hermoso ser. La faceta de asesino se rompió en pedazos al mirarlo así, tal como era. Tan solo un ser humano más, un ser humano al que ella quería por sobre todo lo demás.
 Los dedos varoniles se tornaban diestros y torpes al mismo tiempo al querer despojar de sus ropas a la mujer; a la cual le quitó primero el saco de vestir, prosiguiendo con la delgada blusa y terminando por romper el sostén... no era muy bueno para esas cosas.
Un suave suspiro surgió de los labios del muchacho al contemplar los senos de la joven; era la primera vez que podía ver a una mujer desnuda. Hasta ahora ni siquiera en sueños se había imaginado ver algo tan hermoso, mucho menos pensó que esto tan hermoso fuera la mujer a quien tiempo atrás prometió matar... ¡ Que estúpido fue !.
 Apenas por instantes se miraron a los ojos, hasta que el ex-soldado se recostó totalmente sobre la chica dejando sus labios a la altura de los pechos de ésta y así comenzar a besarlos. La excitación que ya albergaba su cuerpo se volvió repentinamente mayor como consecuencia de posar los labios sobre aquellas aureolas de un extraño color rosa y que adornaban el centro de los pechos de la joven.
Rozar sus labios contra los senos de Relena dejó de ser suficiente, pronto el joven pasó su lengua por la totalidad de aquel área, succionando y mordiendo intercaladamente tanto en el pecho izquierdo como en el derecho y cada vez que liberaba a uno de la prisión de sus labios, lo acaricia y apretaba con una de sus manos mientras la otra viajaba por la silueta femenina, sintiendo y enmarcando cada una de las curvas que caracterizaban al cuerpo de la mujer.
 * Aahh, Heero... *
Gemidos callados salían de la boca de Relena quien sentía que su corazón escaparía desesperado de su pecho ante las caricias del soldado.
Las manos del joven, no pudiendo mantenerse quietas ni por un segundo, viajaron hasta la falda que llevaba aun puesta la chica. Haciendo un par de intentos fallidos, la despojó tanto de la falda como de las pantaletas de un solo pero prolongado tirón.
 Y Heero, al verla desnuda sin intención de moverse, completamente entregada, acortó la distancia que mantenía al dirigirse de inmediato a la vagina ya tan mojada producto de sus constantes besos y caricias.
¿La besó?, sí. También lamió y succionó aquel área sensible, degustando locamente un lugar prohibido para el más que para cualquier otro. Lo pensó así pues no creía haber hecho algo para ganarse el que ahora Relena lo amase tanto. No se sentía merecedor de aquel cariño que la joven profesaba.
Es que no comprendía. ¿Cómo una jovencita tan dulce y pura como ella, podía sentir algo por una persona tan insensible como lo era él?. Pero si ya tenía su amor, entonces debía devolverle el detalle y con creces. Esta noche solo pensaría en Relena Darlian, en sus belleza y bondad. El único objetivo que se fijó para esta noche era el de darle placer, hacerla feliz, tanto o más de lo que ella ya lo había hecho a él.
Y por supuesto, recompensarla por todo el sufrimiento que le hizo pasar desde que la conoció, y... corresponder al regalo que tan esmeradamente le había dado.
Las manos del muchacho le ayudaron a despojarse, esta vez con agilidad, de la ropa que aun lo ocultaba ante aquella mujer.
Desnudo ya, tomó el miembro que comenzaba a levantarse desesperado por unirse con a la joven espectadora. Los ojos de Heero brillaron de pasión; lo que estaba apunto de suceder era algo que deseaba disfrutar pero más que nada, asegurarse de que la chica lo haría mucho más.
Mirando a su amante, Yuy eliminó los miedos de mostrarse tal cual era en realidad ante la chica; cariñoso, desquiciadamente enamorado... suyo totalmente.
 Con el pene listo y apuntando hacia la entrada femenina, el chico empujó una y otra vez con paciencia, deslizándose suavemente entre las piernas de la joven y gimiendo sin querer gracias a los estímulos que la vagina de Relena le brindaba.
De pronto, un obstáculo apareció en su camino; el himen prueba de la inexperiencia de la chiquilla. Esto le impedía el paso a las profundidades de un cuerpo al que amó mucho antes de desearlo.
Controlándose aun cuando increíblemente lo único que deseaba su cuerpo era acelerar el ritmo y disfrutar de aquello. Manteniéndose en constante movimiento de entrada y salida pero sin presionar la delgada membrana, todo con el objetivo de estimular aun más el cuerpo de su amada. Y luego, empujo levemente después de un rato, preocupado por la sensación que esto le fuera a provocar a Relena.
Fue un leve gemido el que lo alertó. La joven tomó el rostro del chico entre sus manos intentando lograr que la mirase. Apenas unos instantes atrás sintió como algo dentro de ella se había roto, obligándola a emitir un sonido de sorpresa y curiosidad, pero... el dolor no la tocó. Fue más la incertidumbre de no entender todo lo que su cuerpo experimentaba. Mucho menos entendía lo que su corazón sentía.
 Al no recibir reproche, el ex-piloto del Wing Zero abrazó fuertemente a la mujer y luego besó su cuello; sintiendo el latir agitado de su corazón que se percibía a través de las venas y la sangre que estas contenían.
 Ahora, entrando él en la silueta femenina una y otra vez, y otra vez, sin cansancio alguno; se sintió más animado al percibir que su propio corazón latía cada vez más fuerte. Alarmado, porque la abrazaba hasta casi lastimarla.
 Relena tenía sus propias formas de mostrarle cariño a Heero; acariciando el sedoso cabello del piloto en repetidas ocasiones mientras lo abrazaba y se dejaba abrazar con debilidad y gemía de forma constante a causa del miembro del muchacho que se empeñaba en clavarse en su cuerpo cuantas veces le fuera posible.
 La dolorosa sensación que oprimía el pecho de la joven la obligó a buscar los labios de su amante como si con eso se fuesen a curar todos sus miedos y realidades actuales de soledad. Llorando sin razón alguna terminó por entregarse completamente al chico que con fuerza la sostenía.
Mirándose ambos brevemente, la expresión que el ex-asesino portaba en el rostro no era muy grata.
 * Esto es lo único que puedo hacer por ti. No tengo nada más que darte, esto es... aahh. *
Después de las inesperadas palabras, las lágrimas escaparon con mayor facilidad de los azules ojos de Relena.
¿Esto era acaso el regalo que Heero le tenía?. Un hermoso recuerdo de la noche que dejó de ser fría gracias al cuerpo del joven.
 * ¿Por qué aun lloras?. *
Le cuestionó él, pues por alguna extraña razón Relena parecía estar más triste aun.
* Lo siento... Cuándo esta noche termine, no volverás conmigo, ¿no es así?... es solo por esta noche. ¡¡Después me dejarás!!.*
Yuy no pensó que sus palabras hubiesen sido mal interpretadas, pero dispuesto estaba a corregir el mal entendido.
Besó con increíble ternura los hombros de la rubia para poco después lanzarse a la boca de esta. Con tranquilidad, el contacto le hizo entender a la ministra su error en cuanto a las verdaderas intenciones de su amante. Sintió, que Heero deseaba repetir esta historia por siempre, o mejor aun... continuarla con besos y caricias nuevas cada día por el resto de su existir.
 Heero la recostó totalmente sobre la cama; después penetró con más fuerza y rapidez pretendiendo llegar lo más hondo posible.
Abrazado a ella, prendado totalmente a su cuerpo, acurrucó el rostro entre el cuello y el hombro derecho de la mujer: No permitiría que ella se diese cuenta de aquel par de lágrimas que irremediablemente escaparon de sus ojos y que recorrieron apresuradas sus mejillas.
Dos gotas de agua que no afectaron en lo más mínimo la expresión de seriedad y, al parecer, despreocupación del soldado.
Esas eran lágrimas de felicidad, felicidad que se desbordó apenas después de que Relena no soportase más la presión del miembro del chico y se dejase vencer por un amplio orgasmo que la invadió, arrancándola de los lazos de la realidad por apenas algunos segundos. Y finalmente abrazar al muchacho, agradeciendo a todos los dioses que esto haya sucedido.
 Heero por su parte no tuvo tiempo de reaccionar y retirar el pene de aquella figura frágil, no hubo remedio ni vuelta atrás, y por su puesto... no hubo arrepentimiento.
Yuy dejó salir desesperadamente el semen para, con el, inundar el interior de la joven, y así... dejando el aroma, la esencia de su ser en el alma de otra persona, en el alma de Relena.
Un largo beso por parte de Heero aprisiono los delgados y cansados labios de su pareja, la cual gimió suave y relajadamente. Prueba inequívoca de cuanto había disfrutado aquellas horas.
 Apenas unos minutos después de experimentar el orgasmo, el gran reloj de la estancia marcó la media noche; poco después el sonido artificial de las campanadas se dejó escuchar en la semi-desocupada mansión.
Esa noche tan solo Heero y Relena habían permanecido ahí, como si todo ya estuviese planeado, más sin embrago había sido improvisado en su totalidad.
 Con forme cada “campanada” se dejaba escuchar, el chico besaba a su mujer mientras se movía suavemente dentro de ella, más que por placer, para liberar de si mismo a aquel cuerpo tan agotado ya.
Totalmente fuera, la aprisionó entre sus musculoso brazos mientras la admiraba completa; ahí junto a el, resistiendo a dormir.
  No entendía, Yuy se sentía extrañamente satisfecho y afortunado. Esta bella mujer se le había no comprometido, sino entregado por completo. Además de haberle brindado aquellos corazón y sentimientos puros que poseía, escasos ya para esos tiempos.
 Ahora, él también se encontraba cansado. Con la imperiosa necesidad de no apartarse de ella, Heero acurrucó la cabeza sobre los senos de Relena logrando con ello escuchar el latir, ahora más tranquilo, de su corazón y despejar su ya tan atormentada mente.
Terminando completamente dormido, envuelto entre los brazos de aquella mujer.
~*~
~*~
~*~
Fueron los ojos de Relena los primeros en abrirse, o eso creía ella, pues cuando después de unos momentos asimilo donde estaba, como y porque, buscó ansiosa la figura masculina que se suponía junto a ella debía estar... sin ser esto cierto.
Ahora recordaba, creí que era un sueño o algo así, pero le pareció despertar por apenas unos segundos y percatarse de que Heero la llevaba en brazos mientras recorría los pasillos de la mansión, dejándola finalmente en su habitación y recostándose junto a ella para descansar lo que faltaba de la noche.
Ahora un tanto cansada, abandonó la cama sin saber que debía hacer. Era navidad, estaba sola y sin un solo asunto político por atender. Lo peor era que al parecer su único acompañante había escapado de ella.
Meditó esto mientras cubría su cuerpo con una delgada y transparente bata de dormir.
 Acercándose a la ventana, observó los extensos jardines que rodeaban la mansión, intentando, quizás, encontrar al joven que la tuvo presa entre sus brazos la noche anterior.
Las lágrimas resbalaron por sus mejillas sin remedio al no encontrar a la persona que ocupaba su mente más en ese momento que en cualquier otro.
Deslizó las cortinas con violencia debido a la mezcla de tristeza y enfado que se apoderaba de ella.
Dejándose caer sobre un pequeño sofá, cubrió el rostro con sus brazos permitiendo que el dolor fluyera de forma libre.
 * Lo sabía, sabía que me dejarías apenas terminara la noche, pero... ¿por qué tenía que caer en las hermosas promesas que me hiciste, por qué?. *
 Relena lloró amargamente durante un rato, tratando de asimilar el hecho de que Yuy no estaba en ese momento a su lado.
Descubriendo su rostro después de calmarse un poco, notó lo que al parecer era un sobre o una carta encima de la mesita que se encontraba junto al sofá. No recordaba que eso estuviese ahí.
Curiosa por lo que significaba la tomó, aun sollozante, y comenzó a leer lo que en ella estaba escrito. De inmediato se percató de que la letra era de Heero.
Más lágrimas rodaron por sus mejillas y por sus labios, ahora sonrientes, al terminar de leer aquel mensaje:
 ----------------
Problemas en las colonias.
¿Por qué no hacemos de esto nuestra única razón por existir?.
Deseoso de seguir amándote...
                                                    Heero Yuy.                                
----------------
La mujer calmó su llanto gracias al pequeñísimo detalle que el joven le había dejado antes de su partida.
No importaba cuan grandes fueran sus deseos de estar juntos, su deber para con la tierra y las colonias los mantendría a distancia por largo tiempo. Pero sabía que, al igual que ella, Heero buscaría desesperadamente la forma de que permanecieran juntos y así poder celebrar más que una fecha importante.
Celebrar el milagro que los unió aun en tiempos de guerra; aquel que los obligaba a satisfacer la necesidad de unir sus cuerpos...
El milagro del amor.
  Totalizado.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Este fic fue creado más que nada, por las festividades navideñas. Pero el mensaje es igual, considerando o no esta fecha.
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA Ai. Y es material de Fallen Angel.
Terminado el 13 de Diciembre de 2002. 
La dama del Hentai: Maeda Ai.
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incorrectkarmaland · 4 years
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Heartstrings:
Una conexión interdimensional.
Violett se encontraba en aquella sala blanca rodeada de cuadros. Uno de ellos roto en el suelo. Cuando se agachó a cogerlo vio que la foto era de los Evils.
Sonreían, parecían felices.
Era una sala amplia y con un pasillo largo. Violett, quién había cambiado su apariencia por completo, comenzó a caminar por este.
— ¿Puede oírme alguien? — Preguntó la chica, pero el eco fue su única respuesta.
Mientras exploraba aquel laberinto de recuerdos, se quedó quieta frente a uno en particular. Eran Vegetta y ella en la plaza del pueblo.
Cuando Violett lo rozó con las llagas de los dedos, se adentró en el recuerdo.
— ¡Papá! — Dijo una niña de unos 5 años corriendo a los brazos de Vegetta.
Este sonrió y la cogió en el aire, y la tiró hacia arriba, agarrándola después. La pequeña rodeó su cuello con sus brazos.
— ¿Que tal has estado? — Preguntó Vegetta, dándole un pequeño beso en la punta de la nariz.
Mientras la pequeña le contaba como había ido su día, los dos se alejaban a casa. La castaña de pelo largo agarrada de la mano de su padre.
El recuerdo comenzó a volverse borroso, y Violett salió de este. Volviendo a la sala blanca.
Siguió caminando. Parecía no tener fondo aquello, y probablemente no lo tendría. Un recuerdo en particular le llamó la atención, Rubius llorando. Decidió meterse en el recuerdo.
El humo y las llamas se habían llevado lo que Rubius más quería. Allí estaba, de rodillas abrazando el cuerpo de su prometido.
Sus gritos helaron los huesos de Violett, quién al dar un paso hacia atrás, salió del recuerdo.
Empezó a caminar más rápido, como huyendo de algo. Sin querer se chocó con una pared, accediendo a un recuerdo que tenía a Emma de protagonista.
La chica iba alegre a casa de Samu y su familia con una flor en mano. Siempre había estado enamorada de aquel chico, dormía con él en su mente.
Al llegar, la flor se desplomó al suelo, al igual que su corazón. Los ojos de Emma se nublaron con rabia al ver a Noah sujetando de la mano a Samuel, quién sonreía.
La chica apretó los puños, y Adora puso una mano sobre su hombro.
— Si te unes a nosotros, todo ese dolor, lo convertiré en poder. — Le susurró al oído.
— ¡Basta! — Gritó Violett, saliendo del recuerdo.
Sentía como si su mente se sobrecargase de recuerdos ajenos, de sentimientos que no le pertenecían. Era la sensación de estar en la mente de cada persona.
Violett cerró los ojos. Quería ser capaz de controlar su poder, y no su poder a ella. Alzó las manos, cada una de ellas hacía un lado de la sala.
Sintió como si tuviese acceso a todos los recuerdos sin la necesidad de tocarlos. Podía acceder a ellos y elegir en cuáles entrar. Al ver a Samuel, entró en ese.
— ¡Samu! ¿Quieres jugar conmigo? — Una Violett de 9 años asaltaba el cuarto de su hermano alegre.
Samuel, quién estaba ocupado, puso los ojos en blanco.
— Ahora no puedo. Vete a jugar con Luca. — Y le hizo un gesto para que se fuese.
Pero Violett no se daba por vencida tan fácil.
Se puso frente a Samuel e intentó moverlo de su sitio de todas las maneras posibles, claramente inútil. Samu no podía evitar reírse.
— Déjalo Vivi.
Esta se sentó en el regazo de su hermano mayor y empezó a molestarlo. Sam la ignoró al principio, pero hubo un momento en el que se dio por vencido.
— ¡Vale para! Jugaremos. — Dijo cogiendo a Violett y poniéndola a su espalda.
— ¡Vamos a molestar al osito! — Dijo Violett señalando la puerta con una expresión feroz.
— ¡Vamos! — Dijo Samuel con la misma expresión.
Al salir del recuerdo, una sola lágrima humedeció su mejilla. Pues la muerte de Sam aún estaba muy presente en ella. Guardó ese recuerdo en su mente, bajo llave.
Continuó buscando hasta encontrar uno que parecía poder sacarla de allí. Era de Merlon.
Merlon estaba en el cartel de Karmaland frente a un hombre que emanaba luz. Tenía los ojos blancos y el pelo del mismo color... Al igual que Violett.
Era uno de los Dioses de Karmaland.
— ¡Mantenlos encerrados! Bajo ningún concepto podemos permitirnos que salgan de nuevo. — Alzó el tono el Dios. Parecía enfadado e impotente.
— Si, señor.
— Destruyen todo a su paso. Matan, roban, pudren... Son una enfermedad. — Claramente se refería a los Evils.
— Quedarán en mi mente por siempre. — Afirmó Merlon.
— Por supuesto. Sólo los dioses podemos sacarlos, y nunca lo haremos. Crearemos otros, más puros y nobles de corazón.
El dios abrió sus brazos, la luz que emanaba inundando el campo que se convertiría en Karmaland.
— Crearemos unos héroes que protegerán al pueblo.
Cuando Violett salió del recuerdo, se dió cuenta de dónde estaba. Había destruido el recuerdo de los Evils, por lo que había quedado atrapada en la mente de Merlon.
Mientras que los Evils, y todos sus amigos, habían vuelto a Karmaland. Sanos y salvos. Respiró hondo y aliviada.
De repente los cuadros comenzaron a caerse por sí solos. Aquel lugar estaba desmoronándose lentamente, lo que significa que Merlon estaba en peligro.
Tenía que salir de allí, y tenía que hacerlo ya. ¿Pero como? Estaba completamente aislada del mundo. No podía contactar con nadie...
¿O si?
Se sentó en el suelo y colocó sus manos sobre sus piernas. Respiró hondo y dejó su mente en blanco, únicamente concentrándose en una persona.
Vegetta.
Accedió a todo lo que tenía que ver con el, todos los recuerdos, sentimientos y pensamientos. Sin darse cuenta, Violett estaba usando su telepatía.
En el Karmaland normal;
El cielo comenzó a nublarse y los rayos caían como castigo divino. La brisa se convertía en un feroz viento. Una tormenta se avecinaba, el miedo invadía los corazones de los habitantes de Karmaland.
Pero en mitad de todo el caos, Vegetta escuchó una pequeña y aguda voz en su mente, una voz que siempre reconocería.
— Siempre nos volveremos a encontrar.
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sweetandcrime · 3 years
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“Sunshine”, VI.
Ahora Kazuki lo entendía.
Asomado en la ventanilla, con el viento fresco de la mañana que iba llegando, contempló los primeros rayos de sol asomarse por la cumbre de aquella cordillera lejana. La tierra comenzaba a bañarse de un anaranjado precioso, nunca en su vida había presenciado una escena tan maravillosa, que le provocara tanta paz y tranquilidad.
Sin embargo, aunque la tibieza del sol comenzara a sentirse, estaban yendo tan alto, que la temperatura iba elevándose a medida que más avanzaban. Seokjin había estado observando a Kazuki durante todo el camino, de vez en cuando y de reojo, y se sentía satisfecho con tan sólo descubrir esa expresión de asombro, de incredulidad, casi sin creerse lo que estaba viendo. "¿Ahora entiendes por qué me gusta venir por aquí antes de que salga el sol?", quiso decirle, pero prefirió no interrumpir el momento del muchacho. Aunque tuvo que hacerlo después, cuando lo vio encogerse en sí mismo y esconder las manos entre sus propias piernas, buscando darse calor.
—Te dije que esa ropa no te va a ayudar de mucho aquí —habló por fin el mayor, llevaban alrededor de una hora viajando por las polvorientas carreteras perdidas entre las montañas.
—Debiste decirme antes que debía traer otro abrigo —murmuró a través de un puchero.
Seokjin suspiró. Sin quitar la mirada del camino, y teniendo mucho cuidado al maniobrar el volante, se quitó el grueso suéter que llevaba, debajo vestía uno más delgado. La prenda cayó en el regazo de Matsumoto.
— ¿Oh?
—Póntelo.
Él obedeció. Sintió la tibieza que había dejado el cuerpo del otro hombre y pudo percibir un aroma dulce, como el del suavizante, y supuso que sería obra de Lilian. Sonrió. Se acurrucó en el asiento durante el resto del camino, sin dejar de observar por la ventana.
ㅤㅤ ㅤ ㅤㅤ ㅤ _________
Kazuki estiró los brazos hacia arriba, parándose de puntitas, mientras bostezaba. Emitió un pequeño gemidito de placer cuando sintió la espalda crujirle al hacer un giro hacia un costado. Estaba alejando la pereza y el sueño mientras Seokjin cargaba gasolina en la primera estación de servicio que se encontraron, a kilómetros de Yeoryang-myeon. Comenzaba a sentir hambre, aunque, por lo menos, se sentía más despierto. Habían viajado por aproximadamente dos horas, el pueblo al que iban se encontraba a diez minutos más de camino.
—Eh, niño —llamó Seokjin de pronto y cuando Kazuki se giró, un proyectil no identificado, le cayó de lleno en la cara. Era una bolsita de papel que le cayó en los pies. Frunció el entrecejo, pero cuando quiso quejarse, el mayor ya se había dado media vuelta.
Se agachó para tomar la bolsita y hurgar en su interior. Encontró tres galletas de arroz y su estómago gruñó. Con el hambre incipiente que tenía, aquello le pareció un regalo del cielo. Se las comió en un santiamén.
Cinco minutos después, ya estaban de vuelta en la carretera. Las casitas empezaron a aparecer, los árboles, las personas, los animales andando por las amplias calles. Kazuki se sorprendió de ver gallinas y gansos andando libremente por ahí.
—Vamos a ir a la ferretería, tengo herramientas que comprar. Después te llevaré al mercado.
— ¿Y cuándo vamos a comer?
—La comida viene siempre después del trabajo, niño.
— ¿Y cómo se trabaja con el estómago vacío? Explícate —refunfuñó. Seokjin se rió por esa maña del menor. Se daba cuenta que, cuando no entendía algo o simplemente no estaba de acuerdo con ello, se comportaba como un crío berrinchudo.
—Ya te compré las galletas de arroz. Aquí se desayuna entre las 7 y las 8, después de trabajar en el campo desde las 4, ¿entiendes? El almuerzo viene después del mediodía, pero antes de las 2 de la tarde.
— ¿Tienen horarios para cada comida?
—Por supuesto.
—Qué complicados son los del campo —murmuró para sí mismo.
Resultó que no fue sólo un acompañante para Seokjin, sino su maldito cargador. Transportar madera hacia la camioneta parecía una tarea tan sencilla, que cualquiera podía llevarla a cabo, pero Kazuki terminó astillándose un par de veces, tirando los polines cuando intentaba cargar varios a la vez, y quejándose de lo que tal labor le haría a sus manos bien cuidadas. Seokjin estuvo casi una hora en la ferretería, otra en la maderería, y terminó casi llenando su camioneta de un montón de herramientas y material para construcción. Sintió curiosidad, ¿para qué necesitaría tantas cosas?
— ¿Vas a construir?
—Una cabaña. Es un proyecto personal —contestó. Acababan de subirse a la camioneta, Kazuki se quitó el suéter de Seokjin, pues ya comenzaba a sentir algo de calor, después de ir y venir, cargando cosas—. Ahora iremos al mercado sobre ruedas. Y por si no lo sabes, niño rico, uno de esos es un mercadillo con puestos ambulantes.
—Ah, como los bazares donde se compran antigüedades.
Resultó ser que aquel mercado tan pintoresco, llamó enormemente la atención del japonés. Nada más bajar de la camioneta, se aventuró a ir de puesto en puesto, mirándolo todo. Durante un rato, Seokjin se perdió de vista, pero él siquiera lo notó, pues estaba muy ocupado admirando unas figuras de porcelana. Todavía era muy pronto para darle un regalo a Lilian, ¿cierto? Tenía que esperar a conocerla un poco mejor, para saber qué clase de presente sería adecuado para ella.
—Es hora de irnos —anunció el mayor, tomando por sorpresa al más bajo, que respingó cuando oyó su voz y lo sintió detrás de él—. ¿Ya compraste lo que necesitabas? —Kazuki le respondió negando con la cabeza—. ¿Por qué no?
—Porque... —se acercó a él; Seokjin le sacaba al menos dos cabezas de altura, era bastante más alto, así que Matsumoto tuvo que alzarse en las puntas de sus botas y el otro, agacharse un poco, con el ceño fruncido, esperando una contestación—. Toda la ropa que hay aquí es... de segunda mano.
—Por supuesto, ¿qué esperabas de un mercado ambulante? No vas a encontrar ropa de marca por aquí, si eso estás buscando. Ya no estás en la ciudad, chiquillo.
Kazuki se sintió entre avergonzado, enfadado por el tono en que Seokjin habló, y también... decepcionado. Era verdad, estaba demasiado lejos de «su mundo», el que conocía bien.
—Mira, no tenemos más tiempo para tonterías. Conseguiré algo para ti, conozco a alguien que es tan delgado como tú, aunque más alto. Como sea, vamos a desayunar, muero de hambre.
Ni siquiera hubo tiempo para protestas, Seokjin comenzó a caminar de regreso a la camioneta. El trayecto fue corto y silencioso, cuando Kazuki menos lo esperó, ya estaban entrando a un local de comida casera. El lugar estaba bien iluminado por grandes ventanas, había unas ocho mesas (en ese momento, tres estaban ocupadas), todo era colorido, fresco, adornado por flores y enredaderas artificiales en las paredes. Era lindo. Había visitado lugares parecidos en sus viajes vacacionales.
Cuando pusieron un pie dentro, las miradas cayeron sobre ellos. Kazuki se sintió observado y aunque él adorabla la atención, se sintió cohibido, fuera de lugar. Por supuesto, ¿cuántas personas llegaban envueltas en Dolce & Gabbana de los pies a la cabeza, con esa cara de no saber qué diablos está pasando?
— ¡Jinnie! —la voz femenina se alzó por encima de la música que tenían a bajo volumen como fondo. Había una televisión encendida, transmitiendo las noticias de la mañana. Kazuki vio a una mujer muy bajita aproximarse a ellos y estamparse contra Seokjin, que era como un roble junto a ella. Se abrazaron con cariño, ante la mirada curiosa del citadino—. Qué gusto que hayas venido, se te ha extrañado mucho por aquí, ¿sabes cuánto preguntan por ti, muchacho?
—La cosecha ha comenzado, ajumma* —él se excusó, sonriéndole con esa calidez que transmitía naturalmente—, así que hay mucho trabajo por hacer.
—Jiwon estaba preguntándose cuándo vendrías.
— ¿Está noona* por aquí?
—Oh, no. Salió temprano, seguramente volverá pronto.
Kazuki se aclaró la garganta. ¿Es que se habían olvidado de su presencia?
—Ah, sí —Seokjin volteó a ver a su acompañante, después a la mujer—, ajumma, este es Kazuki. Un nuevo inquilino de mi madre. Niño, ella es Park Eunhye, una amiga de mi madre. Venimos a comer aquí cuando nos permite el tiempo.
—Encantado de conocerle, señora Park —el chico saludó educadamente.
— ¡Señora! ¡Habrase visto semejante falta de respeto! —exclamó la mujer, con una bien fingida indignación. Kazuki se convirtió inmediatamente en un tomate, desde el cuello hasta la punta de las orejas y estaba a punto de comenzar a disculparse mil veces, cuando ella se echó a reír. Seokjin sonrió, discreto, pero divertido—. ¡Estoy bromeando, cariño! Pero si quieres saberlo, tengo la edad de Seokjinnie —le contó en secreto, murmurándoselo y bromeando por supuesto. Era realmente pequeña, no alcanzaba la estatura de Kazuki. Y sí, lucía increíblemente joven para una mujer de mediana edad.
—L-lo siento...
—Deja de asustar al chico, ajumma. Vamos a desayunar o se nos hará más tarde.
— ¡En seguida! Por favor, tomen asiento. Yo misma voy a atenderles. Ah, y mucho gusto, Kazuki. Tienes un nombre muy lindo, espero verte a menudo por aquí.
Kazuki sonrió, entre nervioso y asustado, sin decir nada más para no arruinarlo.
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* 1. Ajumma (ah-joo-mma): Forma respetuosa de llamar a una mujer mayor, de mediana edad, que está casada o en edad de casarse (una empleada, amiga de la madre, cualquier desconocida de edad mayor, etcétera). Puede usarse en lugar del nombre de la mujer, o cuando este se desconoce.
* 2. Noona (nuuna): “Hermana mayor”. De un hombre menor, a una mujer mayor con la que existe confianza. Es una manera informal de llamar a las hermanas o chicas de más edad, por lo general, en términos de amistad, o entre personas de familias cercanas. Sustituye al nombre o puede usarse después de este. Ejemplo: Eunhye noona.
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Dru pestaña dos veces sorprendida cuando vio a Thais y Mathis en la entrada de la Academia. 
Thais era delgada, con el cabello y ojos castaños y su piel era entre morena y bronceada, su familia es la encargada de dirigir el Instituto de Río de Janeiro. Ella era alegre aunque la mayoría de las veces parecía desinteresada o aburrida. Y Mathis era el reservado del grupo, aunque parecía ser el más alegre con su cabello pintado de rojo y sus ojos color jade.  
-¿Qué hacen aquí?-pregunto sorprendida. 
Thais sonrió 
-Pues estamos esperando a los centuriones que nos acompañarán a una misión. 
-En realidad-dijo Mathis con calma-nosotros los acompañaremos a ellos. 
 Dru quiso reclamarles el hecho de que desde hace una semana ella les había informado sobre la misión y porque ellos no lo habían hecho, pero se dio cuenta de que faltaba alguien de sus amigos. 
-¿Y donde está Mallory?-pregunto. 
Mallory era la hermana menor de Mathis y la única diferencia entre ellos era que Mallory tenía su cabello rubio sin pintar. 
-Es un año menor que nosotros así que ella no vendrá.-contesto Mathis con desilusión, rara vez ellos dos se separaban. 
-En su lugar la tendremos a ella-dijo Thais señalando al fondo donde una chica estaba recostada en la pared- Mallory sería mucho mejor que ella. 
-Thais-la reprendió Mathis -no digas esas cosas. 
-Es una mundana, Mallory siendo un año menor está más capacitada que ella siendo un año mayor que nosotros. 
Dru iba a responderle pero las puertas se abrieron de par en par mostrando a cuatro centuriones, entre esos cuatro, Dru vislumbra a uno en especial. 
Su hermano Ty iba al frente, vestido con el uniforme negro de los centuriones, en opinión de Dru le queda bien, hacia un bello contraste con su cabello negro tinta y sus ojos grises, y hacia que su piel se viera aún más blanca. Se veía un poco más grande que la última vez que lo había visto en el cumpleaños de Helen, y más apuesto. Pero era su hermana así que tal vez no lograba juzgarlo bien. 
-Ustedes son los alumnos que van a ir a la misión.-pregunto un chico al lado de Ty. 
-Claro-contesto Thais. El chico de cabello cobre miro mal a Thais pero no dijo nada. 
-Quien va a ser su líder interno-dijo Ty con voz fuerte y clara. 
Ella miro a Thais y Mathis , aunque ninguno parecía saber de que hablaba su hermano. 
-Soy yo-dijo la chica que había estado recostada en la pared, Dru no se había dado cuenta de que se había parado cerca de ellos-Laila Blood, estudiante de tercer año en la Academia. Kansas Illinois. Mundana-había dicho lo último con un desafío silencioso. 
Ty asintió sin mirarla. 
-Den un paso al frente los demás miembros y presentence. 
-Thais Pedroso, segundo año de la Academia, Instituto de Río de Janeiro. Cazadora de sombras. 
-Mathis von Mainz, segundo año de la Academia, Instituto de Alemania. Cazador de sombras. 
-Drusilla Blackthorn, segundo año de la Academia, Instituto de Los Ángeles. Cazadora de sombras. 
Cuando dijo su nombre vio como el chico que había preguntado sobre ellos daba un ligero codazo a la única chica de su grupo. El que había mirado mal a Thais levanto un ceja. 
-Bien, me presento-dijo Ty con voz algo tensa, el ruido del comedor empezaba a llegar hasta la entrada-Soy el líder de esta misión. Tiberius Blackthorn, tercer año del Escolamántico, Instituto de Los Ángeles. Mis compañeros son Anush Joshi-Dru lo ubico como que el que dio el codazo a la chica- Celeste Monteverde y Madox Pounceby. Estaremos a cargo de ustedes en lo que dure la misión, tienen dos horas para prepararse, nos iremos al Instituto de Londres antes del atardecer. Los espero aquí mismo. Eso es todo. 
Ty salió. Dru quiso seguirlo, pero se detuvo, tal vez su hermano no había querido tenerla en esa misión. 
-Ayúdame a empacar Dru-dijo Thais. 
-Claro. 
Cuando pasaron las dos horas todos estában reunidos de nuevo en la entrada. Dru había esperado que su hermano fuera a su cuarto y le hablará, pero no lo había hecho. Mentiría si no dijera que se sentía un poco decepcionada, pero no había nada que hacer. 
Salieron de la Academia, el suave viento de Nueva York los golpeo. Ty parecía estar mirando el reloj de su celular y hacer cuentas. Luego un Portal se abrió a unos pasos de su hermano, el remolino que formaba era de un color azul, Dru apostaba que al otro lado estaba Magnus Bane. 
-Tomaran de la mano a un Centurión y cruzarán el Portal con el-dijo Anush tomando a Thais para luego desaparecer por el Portal. 
Celeste tomó a Mathis . Y justo cuando pensó que ella iría con el tipo Madox, su hermano la agarró del hombro. Entonces Madox cruzó con Laila. 
-Me alegra que estés en la misión conmigo Dru-dijo Ty apretando el agarre sobre su hombro. 
-A mi tambien-dijo ella con cariño. Y ambos cruzaron el Portal hacia Londres.
                                                               *** 
Todavía estaba aferrado al hombro de Dru cuando llegaron a el Instituto de Londres. Era medio día, aunque se veía más sombrío por las nubes, no había pensado en ver como sería el clima. 
-Irene-dijo Dru, mientras se soltaba de su agarre e iba con Magnus para tomar a la lince de los Carpos. 
El le había pedido a Magnus que trajera y cuidara a Irene, porque junto con Livvy había logrado educarla para saber si había demonios cerca. Aunque claro, Magnus nunca le había preguntado porque quería que Irene fuera, sólo había asentido de inmediato, eso había sido un alivio, estaba convencido de que Ragnor se hubiera negado. 
Magnus estaba parado en las primeras dos escaleras del Instituto, vestido con un traje de tres piezas color morado. Ty no estaba muy seguro de como era que funcionaba la moda, pero suponía que Magnus era una persona muy influyente en ese ámbito, y si usaba un chaleco de pana con bordado de gato, el suponía que eso estaría de moda dentro de poco. Se acercó a ellos, después de ver que todos habían llegado bien. 
-Bueno-dijo Magnus llamando la atención de todos-Ya que he cumplido con mi deber de dejarlos sanos y salvos en la entrada, me retiro. Mi esposo debe estar esperándome. 
Hizo un movimiento de manos y el Portal volvió a aparecer, del otro lado se escuchaba la risa de niños. 
-Intenten no meterse en problemas-dijo seriamente-Y si lo hacen-agrego- asegúrense de que sea en un horario aceptable. 
Y entró en el Portal. No sin antes hacer aparecer una hoja de papel que Anush tomó enseguida. 
-¿Qué dice?-pregunto. 
-Es la diferencia de horario entre Londres y Nueva York. 
-Cool-dijo la chica llamada Thais- ¿Deberíamos entrar al Instituto? 
-No-dijo Livvy apareciendo al lado de Anush-Recuerda que Jia dijo que el cazador que enviaron a informar nos vería afuera. 
Ty asintió. 
-No, estamos esperando a el cazador que nos va a dar toda la información restante. Luego de eso entraremos al Instituto y podremos acomodarnos. 
-Umn, disculpe-hablo Mathis-a nosotros aún no se nos ha informado del todo bien como es la situación. Sólo se nos dijo que era una misión de entrenamiento a cargo de Centuriones. 
-A quien le importa eso-dijo Thais- ¡Somos libres! 
Ty tomó nota del comportamiento de ambos. Miro curioso a la chica mundana. 
-Tu eres la líder-le dijo-deberías preguntarme eso, antes que ellos. 
La chica frunció el ceño pero no dijo nada. 
El empezó a mover las manos de manera discreta. 
-Tranquilo, Ty-dijo Livvy a su lado-Solo explícales lo que consideres necesario.
Inhalo. 
-Hay incremento en la actividad demoníaca de Londres,-empezó a decir, todos se acercaron a escuchar, formando un círculo cerca de el- pero sobre todo son los demonios que se presentan. Se tienen informes desde dragonidaes a palomas demoníacas, no han matado a nadie pero los dejan muy heridos. Nuestro trabajo es encontrar donde entran y sellar el lugar. 
El silencio se hizo presente, incluso sus compañeros no dijeron nada. Mirando las caras a su alrededor noto que algunas se habían puesto pálidas. 
-Creo que debes darles confianza-menciono Livvy-Julian nunca nos decía las cosas malas de manera que nos preocupara. 
Frunció el ceño. Eso no era coherente, debían preocuparse. Iban a enfrentarse a demonios que se creían extintos después de todo. 
Iba a reclamarle a Livvy, sólo que no podía hacerlo realmente. Nadie a parte de el podía escucharla o verla. 
-Podemos manejar esto.-menciono con voz tensa-La Directora del Escolámantico Jia cuenta con eso. 
-Pues es ridículo.-dijo Madox rompiendo el silencio-Es ridículo que ella piense que nosotros podemos con eso, sólo somos cuatro centuriones ¿cuidar a estos niños y a la vez matar demonios extintos? No podríamos matar a un dragonidae así. 
Los chicos de la Academia se tensaron, incluso Dru. 
-Pues yo lo hice-dijo una voz calmada detrás de ellos- y mira que mi compañero salió corriendo. 
Madox parpadeo sorprendido, en realidad todos lo hicieron, sólo que él fue el primero en recuperarse y fruncir el ceño repentinamente luciendo enfadado. 
-¿Quien rayos te crees que eres?-soltó con voz intimidante hacia el chico, aunque este no cambió su rostro de calma. 
-Soy Kit.-sonrió, una sonrisa que pareció contagiarse a los demás-Kit Herondale. 
Y entonces todos lo miraron con asombró, como si nadie pudiese creer que el era el. 
Ty tambien lo había mirado así, pero el sabía quien era antes de que dijera su nombre, incluso después de tres años lo reconocía, y pensó que así hubieran pasado diez o quince igual sabría que era Kit, lo sabría por su dorado cabello y su mirada azul amable. Era algo que posiblemente nunca cambiaría en el. 
-Wow, ¡eres el primo de Jace Herondale!-dijo Anush alegre. 
Kit hizo una mueca de disgusto por un segundo pero fue tan rápido que dudo que alguien aparte de el, lo hubiera notado. 
-Ese soy yo-dijo sonriendo, aunque Ty estaba casi seguro que era una sonrisa falsa-Y también seré el encargado de ponerlos al tanto de la situación aquí en Londres. 
-Tu vives en Devon-dijo Dru casi acusatoriamente.
Kit pareció sorprendido de verla pero enseguida se relaje y la miro con...¿cariño? ¿anhelo? ¿O era solamente amabilidad? 
-Lo hago, pero ya sabes dado que están faltos de personal-menciono encoguiendose de hombros para restarle importancia-vengo a ayudar cada que puedo. 
Si antes había institutos vacíos ahora eran menos cazadores, dado que un tercio de ellos había decidido quedarse en Idris con la Cohorte. Mientras los demás, como ellos, habían decido ser verdaderos cazadores y luchar contra demonios. Aunque por lo que sabía, el Cónsul Alec y su parabatai Jace habían logrado hacer una buena estrategia para que la mayoría de los Institutos tuviera un Director y suficientes cazadores en el patrullaje, pero por lo visto en Londres había pocos cazadores debido a los heridos. 
-¿Cada que puedes?-hablo Madox-No nos sirve de nada tenerte, es claro que no viste la mayoría de lo incidentes y nosotros necesitamos detalles para poder trabajar. 
-Y tu necesitas callarte la boca-dijo Livvy malhumorada. 
Ty la miro de reojo con un poco de reproche. Kit dejo escapar una pequeña risa.
-¿Te estás burlando de mi?-grito Madox. 
-No, yo no lo hago-contesto Kit sonriente-pero hay un fantasma aquí que cree que deberías guardar silencio. 
-Pero que diablos... 
-Los Herondale pueden ver fantasmas-dijeron al mismo tiempo Anush y Mathis.
-Correcto-menciono Kit-y hay uno aquí en este momento. 
Madox perdió un poco de color en su rostro. Ty se pregunto si le tendría miedo a los fantasmas. 
-Ademas-volvió a hablar Kit-yo estuve envuelto en la mayoría de los incidentes, sólo hubo unos cuatro en los cuales no estaba presente. 
-Deberíamos entrar al Instituto y hablar de ello-dijo Ty. 
-Claro, solo hay que procurar no molestar a Bridget, no querrán comer sólo papas mientras estén aquí.-dijo Kit subiendo tranquilamente las escaleras para entrar al Instituto. 
Todos los demás le siguieron enseguida, incluso Madox que iba murmurando algo. 
El se quedó un momento afuera, pensando en lo extraño que había sido verlo después de tres años y descubrir que había algo que no había cambiado. Kit era un apoyo. Era su apoyo. Las cosas se habían estaban yendo de control con el comentario de Madox sobre no ser capaces de poder cumplir la misión, pero entonces había aparecido Kit diciendo algo genial y había logrado calmarlos a todos un poco o al menos había logrado que de momento olvidarán el tema. 
-Lo necesitas ¿cierto?-dijo Livvy con cariño frente a el-Porque Kit sabe leer a las personas. 
-Tu también sabes eso Livvy, y además puedes conseguir información. 
-Pero no como el-menciono su hermana negando-Sabes que vas a necesitarlo para esta misión-su voz se suavizo, justo como siempre lo hacia cuando le explicaba algo que no lograba comprender-Eres mucho mejor detective cuando tu Watson está cerca de ti. 
-No es mio-dijo negando-Y aunque se lo pida él no aceptara. 
-Lo hará, ya verás. 
Ty quiso decirle que eso era poco probable, pero Anush se asomó por la puerta.
-¿Qué haces aquí afuera? Todos están adentro esperándote. 
-Solo despejaba mi mente.-menciono caminando hasta el. 
Aunque en realidad sentía que sus pensamientos empezaban a enredarse aún más. 
                                                          *** 
-¿Dónde está la Directora del Instituto?-pregunto Thais.
-Por ahí-contesto Kit caminando al frente-Normalmente ella sólo se deja ver por la noche. 
Dru, se pregunto que posibilidades había de que la Directora fuera una zombie y derepente apareciera con la intención de matarlos a todos, como en las películas de terror. Estaba segura de que la posibilidad era de cero, aún así tenía esperanzas de que por lo menos mordiera al estúpido centurión llamado Madox, que había dicho que ellos eran un estorbo y de alguna forma ofendido a su hermano. 
Thais le dio un ligero codazo. 
-¿No crees que es sexi?-pregunto de pronto un tanto tímida. 
-¿Quien?-dijo ella. 
-Kit Herondale, obviamente-le respondió- tu hermano es apuesto claro y también ese otro centurión malhumorado, pero creo que él es sexi. 
Dru no lo había pensado. 
Cuando había conocido a Kit, el estaba rodeado por Ty y Livvy, y luego ella estaba demasiado triste y preocupada por un montón de cosas, y después se había enterado de lo que él y su hermano habían hecho y eso había logrado enojarla lo suficiente como para decidir no volverlo a ver. Pero un poco de ese enojo se había esfumado hace tiempo. 
En una ocasión que Ty había llegado a la casa, Julián había sido el primero en notar que traía un colgante, Ty lo había mostrado con calma pero sus dedos se había aferrado fuertemente a el conforme les decía que era un regalo que Kit le había dado. Nadie pareció realmente sorprendido por eso hecho, pero sólo ella sabía toda la historia, así que en la noche cuando le pregunto directamente porque lo tenía, él le había contado todo. 
No pudo evitar sentir menos enojo después de eso, porque ese colgante era la muestra de que Kit siempre se preocupaba por su hermano, de una manera que tal vez ella no entendía. 
Ella no lo había reconocido enseguida momentos atrás, pero estaba segura de que Ty lo había hecho. A sus ojos había visto un fantasma, el fantasma de un chico delgado y pálido de grandes ojos azules que intentaba huir cada que podía, hasta que había hecho a Ty su ancla. 
Incluso ahora viéndolo de espaldas era eso, el recuerdo vago de una persona que tiempo atrás había estado con su hermano. 
Tal vez Kit era atractivo, pero Dru no pensaba en ello. 
 -Realmente no lo sé, siempre lo he visto como el amigo de mi hermano. 
-Eso es genial-dijo Mathis hablando por primera vez-Tal vez él pueda decirle a Madox que no somos un estorbo. 
Laila que estaba unos dos pasos detrás de ellos, murmuró algo. 
-Bueno-dijo Kit deteniéndose en la biblioteca-hablaremos del caso primero y luego les mostraré sus habitaciones. 
Todos asistieron, aunque Kit pareció buscar a alguien con la mirada. Ella volteó y de inmediato supo que a quien buscaba era a Ty. 
-¿Dónde está mi hermano? 
-Oh cierto, no esta aquí.-dijo Celeste. 
-Iré...
Empezo a decir Kit cuando Anush grito. 
-¡Voy por él! 
Y salió corriendo hacia la entrada. 
Dru admiro la lealtad que Anush parecía tener por su hermano, pese a que Kit parecía querer golpearlo, aunque ella no entendía porque. 
-Bien-dijo en tono cortante y luego fijo su mirada en la puerta de la biblioteca- Jessamine podrías cuidarlos un momento en lo que busco a Bridget-Dru no podía ver ni escuchar fantasmas pero algo debió de haberle dicho para que sonriera-Oh, vamos. No seas tan dura con ellos. 
-Sabes-dijo Madox con altanería-creo que te estás inventando todo esto de los fantasmas. 
Un libro fue arrojado del librero hasta donde estaba Madox. Dru le concedía a Jessamine que tenía buena puntería. 
-Jessamine dice-hablo Kit-que si vuelves a ser así de grosero no se hará responsable de como tengas que vestirte en la mañana.  
Madox palideció. 
-Descuida-dijo Kit dando palmadas en su hombro-Ella es todo una dama, nunca entrará a tu cuarto sin tocar. 
Y entonces se fue, dejándolos solos en la biblioteca. 
                                                            ***
Había ocasiones en las que Livvy realmente deseaba que Ty fuera más consciente de los demás, justo como en ese momento que estában entrando a la biblioteca y su hermano estaba más ocupado mirando al rededor en busca de Kit, que prestando atención a lo que Anush decía. 
Aunque por otro lado lo que Anush decía al hablar eran puras divagaciones o tonterías sin sentido, ya llevaba tres años conociéndolo (incluso si Anush no lo sabia) y en todo ese tiempo estaba completamente segura de que podía contar con los dedos de sus manos cuantas veces el chico había hablado algo serio. 
-Donde rayos se metió Kit-se quejó en voz alta, aunque nadie más que su hermano pudiera escucharla. 
O eso pensó, antes de que una voz femenina le respondiera. 
-El ha ido a buscar a Bridget para hacerle saber que los centuriones ya están aquí. 
Livvy la miro sorprendida, quien le había contestado era una hermosa chica de unos diecisiete años, su cabello era rubio claro, casi del mismo color que el de Emma, sus ojos también eran de un color café similar, pero su piel era blanca o al menos cuando estaba viva lo había sido. Ella debía ser el fantasma con el que Kit había hablado cuando ellos estában ahí hace tres años. Aunque ahora no recordaba su nombre. 
Se acercó a Ty y le hablo en tono bajo, para que la otra chica no escuchara. 
-Kit a ido a avisar a Bridget que el Instituto ya está ocupado por nosotros. 
Ty asintió, asiéndole saber que entendía, y entonces fue a sentarse a la mesa que ya ocupaban Madox y Celeste que estaba al centro. Dru y sus amigos estában a una mesa de distancia. Livvy se acercó con Ty, sólo que no para estar cerca de su hermano, si no porque el fantasma de la otra chica estaba flotando en la orilla de la mesa, cerca de Madox. 
-Perdón-dijo ella llamado su atención-se que fuiste tu quien nos ayudó tres años atrás a saber donde estaba la casa de Malcom pero no recuerdo tu nombre. 
-Soy Jessamine Lovelace,-dijo con algo de melancolía- en otras circunstancias diría que es un gusto conocerte. 
-Yo soy Livia Blackthorn. 
-Es curioso-menciono Jessamine-tu hermano claramente puede verte y escucharte, pero parece no poder notarme. 
-Somos mellizos, es por nuestro lazo-contesto tensa. 
Jessamine la miro inquisitivamente, pero se encogió de hombros. 
-Bueno, me harías el favor de cuidar que no toquen ningún libro hasta que venga Kit, debo irme a dormir para recuperar energías. 
-Si, claro.-respondió enseguida. 
-Nos vemos al rato Livia Blackthorn-dijo mientras desaparecía. 
Al mismo tiempo que Kit entraba a la biblioteca con una charola de comida y bebidas 
-Bridget dice que no esperen algo especial de comida y que dejen su ropa sucia en los cestos. 
Dejo la charola en la mesa que separaba a los centuriones de los de la Academia. 
-Ni crean que voy a servirles-dijo Kit-si quieren comer tendrán que servirse solos. 
Ty fue el primero en levantarse y sentarse en la mesa, aunque fue Laila la primera en comer, luego de eso todos se sentaron y empezaron a devorar la comida. 
 -Puedes empezar a decirnos lo que sabes sobre el caso-dijo Ty. 
Y entonces Kit empezó a relatar las historias, sólo que ella no escucho ninguna, en su lugar miro a las personas que estában en la biblioteca. 
Miro a Anush y su color de piel morena, a Madox y su cabello cobre, a Celeste y sus ojos violetas, y luego miro a Laila y sus labios de un rosa tenue, a Thais y su pequeña nariz, a Mathis y sus cejas rubias, y a Dru, Dru que tenía el cabello castaño y los ojos Blackthorn, Dru y sus pecas por el sol que hacían un buen contraste con su piel entre clara y bronceada. Dru que tenía un aire de calma con ella y hacia que se viera de la misma edad de Ty. 
Mirando a su hermana así, tan detalladamente, no podía evitar preguntarse si así se vería ella si estuviera viva. Si sus pómulos se abrían vuelto delicados de esa manera, o sus labios tan rosados. Sabía que probablemente si, después de todo la única diferencia entre ella y Dru siempre había sido el hecho de que Dru tenía más curvas que ella, porque en todo lo demás era como mirarse a un espejo. 
Un espejo donde ella estaba viva y se sentaba con su hermano y su amigo que no había visto en mucho tiempo y platicaban para ponerse al corriente. 
Si no hubiera muerto... 
Una pila de libros cayo al suelo con un gran estruendo, logrando que todos se sobresaltaran y después sacarán sus armas. 
-¿Qué fue eso?-grito Anush 
Ty volteó a verla luciendo perplejo y algo más que ella no deseo saber, así que miro a Kit y noto que él la estaba mirando con el ceño fruncido. 
-Tranquilos-menciono Kit guardando su daga, el había sido el primero en desenvainarla desde el estruendo-Solo ha sido un fantasma. 
-¿Fue el mismo fantasma de hace rato?-pregunto Madox con un ligero temblor-El que tú llamaste Jessamine. 
-No, fue otro-menciono Kit alejando su mirada de ella y posandola en Madox-no te preocupes Jessamine ya se ha hecho cargo de el. 
-Yo... lo siento.-dijo ella incapaz de decir algo mas-No quería... 
-Esta bien, no fue nada. 
Pero si lo había sido y ella lo sabía. 
 Así que se fue. 
                                                          *** 
La reunión después de la caída de libros había sido muy rápida y en opinión de Dru, un tanto fastidiosa porque ya los centuriones estában planeando como claramente no meterlos en la misión. 
Kit se mantenía a una distancia razonable de ellos, hablando de vez en cuando.
Dru pensó que él era una visión rara en el panorama, porque ellos de la Academia vestían el uniforme de cazadores, los Centuriones estában con su característico uniforme negro, y Kit estaba con jeans, tenis negro, chamarra de cuero y una camisa que tenía el logotipo de superhéroes. Daba la impresión de que no se tomaba nada de eso en serio, o tal vez solo era su manera silenciosa y discreta de decir "No obedezco órdenes de ustedes" 
"Y sin embargo" pensó "En este momento está ayudando más que yo, hablando con ellos como iguales" 
Dru frunció el ceño. 
Ty era su hermano y el líder de la misión, se suponía que ella debía sentirse con la suficiente confianza como para ir hasta allá y hablar. 
Decidida dio un paso al frente, dispuesta a ir y entablar conversación, para saber que sucedía. 
Y entonces Kit miro a todos los miembros de la biblioteca y hablo. 
-Bueno, es hora de que les muestre sus cuartos. Vamos. 
Y con ello todos empezaron a seguirlo por los pasillos. 
Los pasillos del Instituto parecían estar un poco cambiados desde la última vez que ella los había recorrido. No se veían del todo vacíos, ahora sus paredes tenían varios retratos, aunque por la oscuridad no podía verlos del todo bien. 
Conforme avanzaban cada uno de ellos se quedaba en alguna habitación, algunos en continuas (como era el caso de Laila,Thais y Mathis) otros separadas por una habitación (como Anush, Celeste y Madox, este último fue dejado con dos habitaciones de distancia y la advertencia de que si escuchaba ruidos raros probablemente no tenía de que preocuparse) 
Hasta que ya sólo quedaban Ty y ella. 
Dru no sabía como expresar si podía estar en la habitación que le había tocado la última vez, por suerte Ty no tenía reservas en preguntar. 
-¿No vamos a quedarnos en las habitaciones de la última vez que estuvimos aquí? 
-No-dijo Kit y luego dudo en seguir hablando, pero lo hizo-Jessamine y yo pensamos que ustedes estarían mejor si se quedaban en las habitaciones especiales. 
-¿Habitaciones especiales?-pregunto Ty con cierta emoción en su voz. 
-Esta-dijo Kit abriendo la puerta-fue la habitación que le perteneció a James Herondale, el hijo de Will y Tessa. El amaba leer así que tiene su propia colección de libros acomodados por sus obras favoritas. 
Ty entró a la habitación y empezó a tocar algunos de los tomos que estában en el escritorio. Sus ojos empezaron a recorrer todo el lugar y finalmente se detuvieron en Kit, había algo en la mirada de su hermano que causó un poco de incomodidad a Dru, aunque no entendía muy bien el porque.
-Gracias-dijo Ty en un leve susurro. 
Kit asintió y dio media vuelta, claramente dispuesto a llevarla a la que sería su habitación, pero entonces su hermano volvió a hablar. 
-Puedes ayudarnos. 
Kit volteó a verlo, claramente confundido. Dru no podía culparlo, Ty no solía ocupar muchas palabras para expresarse.
-Quiero decir-agrego- Me gustaría tu ayuda en el caso. 
-No sería de utilidad-contesto Kit. 
-Te necesito en el caso. 
Kit se tenso, Dru pensó que iba a negarse en seguida, pero en cambio se relajó y asintió. 
-Primero tendré que decirle a Jem y Tessa.-menciono con cuidado- Si ellos aceptan te ayudaré. 
Ty asintió calmado mientras sus manos se movían a sus costados.
Kit salió del cuarto y empezó a caminar. Dru no pudo evitar pensar que tal vez estaba viendo la reconciliación oficial de esos dos. 
-Descansa Ty-le dijo antes de seguir a Kit. 
No caminaron demasiado para llegar, y en opinión de Dru aún si lo hubieran hecho habría valido la pena. 
-Este era el cuarto de Lucie Herondale-explico Kit recargado en el marco de la puerta-la hermana de James. Tiene algunas historias de fantasmas que solía escribir, espero te guste. 
-Gracias. 
Ella miro al rededor, le parecía que ese cuarto era más grande que en el que se había quedado anteriormente, todo estaba muy bien acomodado y no tenía señales de deterioro. 
-Dru-escucho que Kit decía en un susurro. 
Ella volteó a verlo, sorprendida de que aún estuviera ahí, y de repente demasiado serio.
-Yo...-Kit parecía luchar por encontrar las palabras- quería pedirte disculpas. 
-¿Disculpas?-pregunto confundida-¿Por que ibas a disculparte conmigo? 
-Por todo en realidad-respondió, ella iba a alegar pero Kit la cayó antes de que empezará-Por favor escucha y luego si quieres...si no quieres ni verme, lo entenderé. 
Dru escucho. 
-La primera cosa por la que tengo que disculparme es por mentirte,-dijo Kit mirándola directamente a los ojos y luego desviando la mirada-En aquella ocasión, tu confiaste en mi y me dijiste como te sentías, y yo no logre hacer lo mismo, incluso con la promesa que le hice a Ty, debí encontrar la forma de decirte. Así que lo siento. 
Dru comprendió que Kit hablaba de la vez en que le dijo que sólo querían ver el fantasma de Livvy. 
-La segunda cosa por la que te pido perdón, es porque no logre detener a Ty en su intento de revivir a Livvy. El me dijo lo que planeaba hacer desde el principio y yo debí detenerlo enseguida, pero en vez de eso fui llenando mi mente con pensamientos egoísta, diciendo que si lo hacia Ty se rompería o me alejaría de el. Así que lo ayude mientras en mi mente siempre pensaba "esto no va a pasar" o "Nunca conseguiremos los ingredientes" y entonces realmente paso y cuando en el último momento intente detenerlo, descubrí que no era suficiente para hacerlo. 
Dio un gran suspiro, en un intento por mantener la calma. 
-Y la tercera y última cosa por la que te pediré perdón-dijo mirándola sin apartar la vista- es por haberme ido sin despedir. No debí haber hecho eso, eras mi amiga y aun así no pensé en tus sentimientos. Tampoco debí evitarte estos últimos tres años, pero...no podía verte, no después de saber que tu conocías mi mayor error. Lo siento Dru. 
Ella sabía que sus palabras eran sinceras, su mirada lo decía todo y aun así de lo que le dijo sólo una la sorprendió. 
-¿Soy tu amiga?-pregunto con incredulidad-Quiero decir, en ese tiempo...¿me considerabas tu amiga?
Kit la miro dolido. 
-Claro que si, Dru. En ese tiempo sólo consideraba a Livvy y Ty como mis amigos porque eran los únicos a los que parecía importarle, pero luego tu empezaste a hablarme y aunque convivimos por poco tiempo...yo si te vi como una amiga. 
Dru sonrió, y luego sin previo aviso, golpeó fuertemente la mejilla derecha de Kit. 
-¿Cómo que pasaste tres años evitándome pero hoy estas como si nada?-le grito furiosa. 
-¡¡No estoy como si nada!!-dijo el-Pase la última semana pensando si era buena idea venir. 
Dru lo miro con duda. 
-Cuando Jace me dijo quien iba a dirigir la misión, quise rechazarla de inmediato-hablo Kit con sinceridad-pero no lo hice... Esta última semana estaba temeroso de todo lo que pudiera pasar, pero me di cuanta de que tenía que hacer esto si quería realmente avanzar. Y aún así estuve a nada de dar media vuelta e irme cuando lo vi de espaldas, pero cuando vi la situación yo...solamente no pude irme y dejarlo-Dru pensó que probablemente esa había sido una situación difícil-Y entonces noté que tu también estabas y me di cuenta que tenía que aclarar esto contigo, si quería que volvieras a ser mi amiga. 
-Eres un gran tonto-le reclamó-Pero supongo que si eres mi amigo era de esperarse. 
-Entonces...-dijo Kit dudoso-¿me perdonas? 
Dru sonrió. 
-Hace ya bastante tiempo que lo hice. 
Kit sonrió, y ella noto que parecía sólo un poco más relajado.
                                                            *** 
Cuando Kit llegó a casa no le sorprendió demasiado encontrarse con Jem y Tessa en la sala de estar, ambos lucían caras de ansiedad, aunque intentaba disimularlo lo mejor que podían, Tessa leyendo un libro al revés y Jem fingiendo ver algo en el control de la consola. 
-Es interesante lo que ven-pregunto con una pequeña sonrisa. 
Ambos se dieron cuenta de lo que tenían en sus manos y le sonrieron con amabilidad, dejando cada cosa en su lugar. 
-Estábamos esperándote-dijo Jem. 
-¿Cómo te fue?-pregunto Tessa, mientras apretaba un poco la tela de su vestido. 
Kit les había contado sus inseguridades sobre ver a uno de los Blackthorn otra vez. 
Ellos sabían que él los estaba evitando, probablemente lo supieron desde el principio cuando acepto vivir con ellos, pero él lo había hecho más obvio con el tiempo, cuando Emma enviaba un mensaje avisando que irían a visitarlos, Kit se ponía tan ansioso que casi tenía ataques de pánico, no dormía y salia a hacer cosas imprudentes, pero entonces el se daba cuenta de que Jem y Tessa se preocupan mucho por él, y no quería causarles inconvenientes, así que para evitarlo llamaba a Jace y le decía que si podía ir a Nueva York de visita unos días, Jace siempre aceptaba emocionado y cada que él se quedaba, su primo hacia su estancia emocionante, la primera vez que había hecho eso, se sintió culpable, porque Jace le había dicho que le gustaba cuando el estaba ahí, pero Jace era listo y a su segunda visita le había preguntado "¿Qué los Blackthorn van a ir a visitar Londres?" El se había disculpado, asegurandole a Jace que aunque en parte era cierto, había disfrutado estar con el. Jace le había dicho "descuida, así somos los Herondale" y no había hecho preguntas. 
Esa era su familia, lo respaldaba cuando lo necesitaba. 
-Ha ido mejor de lo que esperaba-se sincero, sentándose en la alfombra frente a ellos-Dru también ha venido, logre hablar con ella y disculparme-menciono como si no fuera gran cosa para no preocuparlos, porque la verdad había estado demasiado tenso-Hemos vueltos a ser amigos. Bueno al menos, vamos a empezar de nuevo. 
Ambos asintieron, pero el vio en sus miradas como esperaban por que les hablará de lo que realmente le había preocupado, el Blackthorn de ojos grises como la plata y cabello negro como la noche. 
-Me ha pedido que les ayude con la investigación-dijo enseguida y cerrando los ojos, antes de poder arrepentirse-dice...dice que me necesita para esto. 
Ellos guardaron silencio. 
-Le he dicho que les preguntaría a ustedes y que si aceptaban lo ayudaría.
Sabía que al haber dicho eso, estaría haciendo quedar mal a Tessa y Jem, pero decir eso había sido su única defensa en ese momento. 
-No estás obligado a hacerlo-menciono Tessa dulcemente-La Clave no puede obligarte a ello. 
-Que quieres hacer tu Kit-le pregunto Jem serio y calmado. 
El sabía que si decía que no quería, ellos lo apoyarían incondicionalmente, asegurándole muchas veces que estaba bien su decisión, y entonces ellos lo dejarían pasar y seguirían con su vida familiar como lo había hecho hasta ahora. Pero si hacia eso... ¿luego que? Dejaría de aceptar misiones sólo por temor de ver a Ty, o alguien de su familia. 
No. 
La decisión ya la había tomado en el momento en que se presentó frente a los Blackthorn, con todo lo que ello conllevaba. 
-Quiero ayudarle-dijo abriendo sus ojos y mirándolos con determinación-Tal vez no sea de mucha ayuda, pero quiero hacerlo por mi. No puedo seguir viviendo en el pasado cada vez que lo veo. 
-Lo entendemos-dijeron ambos 
Y Kit les creyó. 
-Bueno creo que sería bueno irme a la cama y dormir un rato.-menciono mientras se levantaba. 
Y entonces ambos pusieron sus brazos alrededor de el, abrazándole con todas sus fuerzas y con tanto amor, que aún no lograba comprender que fuera dirigido a él. Les devolvió el abrazo y los sostuvo con todo el cariño que les tenia. Después de unos minutos y un rasguño en la pierna que le dio Iglesia se separaron. 
-Gato tonto-le dijo, pero aún así le acarició detrás de las orejas y a cambio recibió un ronroneo. 
-Kit-menciono Jem-tenemos algo para ti. 
El dejo de acariciar a Iglesia y los miro con una ceja arqueada. Tessa hizo un ligero movimiento de manos e hizo aparecer un colgante, el estiró sus manos para que el colgante no cayera. 
Era un collar de plata con el grabado de un Castillo y en cada torre había una garza posada. 
Jem le señaló el borde circular del colgante. 
-Está hecho de hierro puro, la cadena es una mezcla de ambas, luce como plata pero tiene el hierro suficiente para dañar a un hada. 
-Sabemos que no podemos cuidarte siempre-dijo Tessa-pero al menos con este colgante, estamos seguros que puedes protegerte y luchar un poco mas. 
No había necesidad de decirle a Kit por que lo habían hecho de esa manera, el lo sabía. 
-También es parte relicario-le explico Tessa, girando el arillo por donde pasaba la cadena, abriéndolo y mostrando espacio para dos fotos, aunque uno ya estaba ocupada-Hemos pensado que te gustaría está foto familiar, sabemos que Jace es tu familia también, pero...bueno en realidad puedes cambiarla por una donde el también este. 
-No-dijo en seguida-Jace es mi familia, pero si pongo su foto no va a dejarme de recordarlo nunca. Además ponerlo a el es poner a Clary y a todos los demás, no cabrían aquí. 
Kit miro la foto, era una que habían tomado en su cumpleaños número dieciocho, estában frente a la chimenea los escudos Carstairs y Herondale a cada lado. Jem parado al lado derecho donde estaba su escudo, Tessa a su lado izquierdo junto al Herondale, ambos con una mano en cada hombro suyo, el estaba sentado en una silla, y sentada en sus piernas estaba Min. Todos tenían una sonrisa de alegría. 
-Tu puedes colocar a quien quieras en la otra parte. También tiene un hechizo para que puedas hablarnos cuando lo necesites. 
-Gracias-dijo Kit sintiéndose abrumado por tantos sentimientos que venían a el-yo...no se ni como agradecerles todo esto. 
-No lo hagas,-menciono Jem- recuerda que donde hay amor... 
-...No hay necesidad de agradecer.-termino de decir Kit. 
-Lo mandamos a hacer hace tiempo, pero dio la casualidad de que estuvo terminado hoy. 
-La vida siempre acomoda las cosas-dijo Jem encogiéndose de hombros. 
Kit limpio con el dorso de su mano, las lágrimas que empezaban a salir. 
-Po que ta Kit-Kat llorando-dijo Min que bajaba las escaleras y caminaba hacia ellos-Kit-Kat no es lindo cuando llora. Y mi hermano es siempre lindo. 
-No estoy llorando-dijo Kit-tu genial hermano mayor nunca llora. 
Estaba seguro que Jem y Tessa emitieron una pequeña risa. 
-Ven aquí Min-Min y vamos a una gran aventura juntos.-dijo extendiendo sus brazos. 
Min corrió hacia él, y Kit la levanto y le dio una vuelta logrando que ella riera. 
-Gran aventura-dijo emocionada. 
-Sip, la gran aventura de dormir, mientras te cuento un cuento. 
El pensó que Min estaría decepcionada, pero ella lo miraba como si un cuento fuera la aventura mas maravillosa del mundo. 
Tal vez así era, después de todo...
¿no todas las historias eran ciertas?
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«El poeta», Tennessee Williams.
El poeta destilaba sus propias bebidas alcohólicas y se había hecho tan competente en ese arte que podía producir licores fermentados a partir de casi cualquier tipo de materia orgánica. El licor lo llevaba en un caneco sujeto en el cinturón, y cada vez que el cansancio se apoderaba de él, hacía alto en algún lugar solitario y se llevaba el caneco a los labios. Entonces, lo mismo que una burbuja de jabón atravesada por un rayo de luz, el mundo cambiaba de color y quedaba atravesado por una gran vitalidad que se abría paso en él como un océano ilimitado. Quedaba desplazada la superficialidad habitual de las impresiones, y sus sentidos se combinaban en un único rayo perceptivo que le dejaba ciego para los fenómenos y experiencias de menos categoría, lo mismo que las velas quedarían eclipsadas en una cámara de cristal expuesta a un sol en su cénit un día sin nubes. Llevaba una existencia de benévola anarquía, pues nadie de su época era más ajeno que él a la influencia de los estados y las organizaciones. En las zonas pobladas podía subsistir como un carroñero dedicado a alimentarse de los desperdicios de los demás, pero en terreno abierto vivía como un rumiante a base de todo tipo de cosas verdes que le admitiera el estómago. Hombre alto y anguloso, con ojos turquesa y una piel ámbar clara, poseía la tersura y belleza de una escultura. Esa belleza no le permitía pasar desapercibido. Nunca había buscado el menor contacto con las personas a no ser la ideal de un público ideal y poeta, pero a veces ocurría que el deseo sexual de desconocidos le visitaba. Esto sucedía cuando el agotamiento corporal se apoderaba de él después de una gran expansión de la visión y se arrastraba en busca de refugio en un patio. Mientras descansaba allí, algún ser anónimo que pasase, y que merodeaba por los callejones de noche, podía llegar a fijarse en el poeta y buscar su compañía con dedos cálidos exploradores y labios voraces. Con la luz del día el poeta despertaba y encontraba su ropa desgarrada y a veces no sólo una humedad de bocas en la piel, sino dolorosas magulladuras, y a veces también una moneda o un anillo o alguna otra muestra de agradecimiento metida en el bolsillo o en la palma de su mano, pero se arreglaba la ropa y continuaba su camino sin la menor vergüenza ni resentimiento, y la breve permanencia húmeda de esos abrazos duraba más que su recuerdo de ellos.
Por suerte sucedía que el buscarse la existencia en él se había vuelto algo automático. No ocupaba ninguno de sus pensamientos y no interfería con la vida interior del hombre. No escribía los poemas, pues su genio residía en la palabra hablada. Un periodo anterior de su vida lo había pasado dedicado a una especie curiosa de evangelización. Entonces iba a sitios frecuentados por la gente y soltaba discursos exaltados. Raramente pasaba día sin que ejercieran alguna violencia sobre él. A menudo le encarcelaban y, todavía con mayor frecuencia, le pegaban. Pero poco a poco la rabia fue purificándose de su naturaleza. Veía lo de infantil que tenía. Luego se mantuvo en silencio durante un tiempo. Entraba en los lugares públicos, paseaba la vista alrededor y se marchaba, sin dirigirse a nadie. Durante varios años continuó con esta retirada al silencio. Cuando estaba sin nada de dinero, el carácter de sus discursos cambiaba por completo. La ira moral daba paso a la narración de historias maravillosas que contaba al aire libre. Entonces encontraba su público entre los adolescentes, chicos y chicas que se hallaban en ese breve y vacilante estado breve y dubitativo situado entre la llegada de la sabiduría y su voluntario rechazo, algo que constituye la condición para que los jóvenes sean admitidos por los estados sociales sin que cuente nada de lo que en su modo de ser era puro. El poeta había aprendido que sólo podía encontrar su público en ese grupo de edad concreto. Ahora, fuera donde fuese, reunía a su alrededor a jóvenes y hermosos oyentes de historias. Los captaba a la entrada de los colegios, y en parques y terrenos de juego. Su mera presencia hipnotizaba a los jóvenes. Instintivamente le reconocían como el hombre que se atrevía a oponerse a la voluntad de las organizaciones a las que ellos se verían obligados a rendirse. Los adultos consideraban que era un chiflado inútil, pero a los jóvenes los atraía con su misterioso anhelo y se colgaban de sus palabras como las abejas se arremolinan sobre el cáliz inagotable de una flor.
El que ama a los jóvenes ama también el mar. Por lo tanto era natural que la última fase de la vida del poeta transcurriera en la costa. Ya llevaba diez meses viviendo en una costa tropical cuyo asombroso panorama de mar abierto y cielo proporcionaba a sus historias una mise en scène ideal. Habitaba en una choza hecha con madera rescatada del mar. No recordaba si la había construido él mismo o si ya se la encontró levantada. Estaba situada en un punto donde la playa se curvaba suave y amablemente hacia tierra, y se alzaba en un promontorio semejante a un abanico de dunas doradas. En un gran tambor metálico, devuelto por el mar después de un naufragio, había destilado su licor de abrasadora potencia y mantenía este depósito enterrado en la arena detrás de su refugio de madera. Todas las veces que les hacía una señal, los miembros de su joven público se reunían a su alrededor, y cada vez venían más, y cada vez desde aldeas que se encontraban más y más apartadas. El poeta ya llevaba largo tiempo considerando que sus historias hasta entonces habían sido poco más que ejercicios previos a una gran efusión auténtica que sería más una creación plástica que verbal. Notaba que tenía esa culminación cada vez más a mano. Su inminencia se anunció en su interior en forma de fiebre. El cuerpo le ardía, se le consumía; y se le encaneció el dorado pelo. Se le había dilatado el corazón. Se le hincharon las arterias. A veces le parecía que un íncubo hacía presa en su pecho, y que aquel pequeño nudo púrpura que era su cabeza golpeaba contra sus costillas, mientras los miembros pataleaban y se retorcían en convulsiones. De cuando en cuando le brotaba sangre arterial por boca y nariz. Notaba que estos anuncios del inexpresable ataque de la muerte le asediaban, pero conservó la fuerza suficiente para mantenerlos a raya hasta que terminó por producirse el acontecimiento para el que vivía. Se produjo aquel verano, a finales del agitado mes de agosto. La noche que precedió a su llegada, el poeta había vagado por la playa en un estado de delirio en el que le parecía subir una empinada cuesta sin el menor esfuerzo ni quedarse sin respiración durante el ascenso, y al alcanzar la cima pudo ver debajo, como la imagen de un rompecabezas con todas sus piezas ajustadas, la totalidad de su vida en la tierra. Consideró triunfante que las dispersas posibilidades habían formado un dibujo y que el dibujo podía encerrarse en una visión. Cuando llegó la mañana, ésta le empujó a desandar todo el camino recorrido, pero él sabía con qué finalidad. Era para llamar a los chicos. Debía encender una hoguera, una señal que convocaría a los chicos. Se puso a prepararla de inmediato. Sin embargo, y por primera vez, resultó difícil reunir materiales inflamables. Los trozos de madera seca parecían separados por kilómetros. Rebuscó en las dunas y entre la maleza enmarañada, hasta que los nudillos le sangraron y el íncubo del pecho se abrió paso entre la jaula de sus frágiles costillas. Cuando finalmente contó con la suficiente para encender la señal, se alzó el viento y tuvo que protegerse contra él. Tuvo que agacharse sobre las llamas hasta que éstas le ennegrecieron el pecho, y tuvo que abrazar los llameantes palos para que no se dispersaran. Entonces, súbitamente, la resistencia cesó. El océano recuperó el viento. El aire estaba detenido y el océano parecía sorprendido como una estatua en un fulgor tranquilo, y ahora la columna de humo se alzaba poco densa y derecha como un árbol sin ramas. El poeta se alejó del punto donde sufría tan terriblemente, arrastrándose sobre pies y manos hasta el misericordioso y reconstituyente contenido del tambor. Con sólo probarlo, volvió a ponerse de pie. Una vez más, y por último, el océano ilimitado se encrespó y rompió en sus venas; aquel océano escarlata donde se balanceaba un endeble barco, lo que es estar vivo. La columna de humo pronto atrajo la atención de los chicos. Con caras levemente iluminadas por las primeras luces, se alzaron como pájaros de las aldeas para emprender el ascenso de las laderas y dejarse caer dementemente por ellas, pasando junto a los campos cercados donde sus padres trabajaban la tierra, pasando delante de puertas donde había ancianas encogidas en un embotado asombro ante su paso agitado, pasando ante todo lo estático, empujados como estaban por un demonio que los hacía avanzar deprisa, respondiendo como sólo los de su edad podrían responder a algo tan poco sólido como el humo, pero que constituía una visión prometedora.
El poeta distinguió sus gritos desde muy lejos, y supo que se acercaban. Se levantó de junto al tambor y caminó erguido y poderoso hasta el extremo de la playa donde aparecerían los chicos. Habiéndose librado de la ropa durante el trayecto, con el cuerpo desnudo y brillando de sudor, los chicos superaron la última duna que los separaba y rodearon la figura del poeta que esperaba. El poeta hizo que descansaran delante de su refugio de maderas rescatadas del mar. Se colocó en el centro e inició su historia. El andamiaje de los cielos se mantenía muy alto y el poeta procedió a fabricar unas escaleras de mano para los chicos. Éstos olvidaron sus juguetes. Las muñecas hechas con madera de naufragios que él había tallado para los chicos les cayeron de las manos cuando empezaron a tomar parte en la acción relatada. Se perseguían unos a otros entre las bufandas de espuma. Sus saltos eran prodigiosos, sus gritos eran interminables, y siempre le llamaban para que les diera otra clase, estirando los cansados brazos como el armazón de un barco en un océano borracho. El poeta los empujaba a comprender el éxtasis de su visión y cómo con ésta un hombre podría abandonar su cuerpo. Ante la ladeada pared de la casa de madera rescatada del mar, sus ojos les lanzaban flechas de luz azul pálido, y se echaba hacia adelante, gesticulaba e imitaba al océano. Un enorme caballo de juguete azul parecía haberse soltado entre ellos y sus penachos eran de un azul de humo que el cielo no podía retener y por eso los dejaban irse. La historia continuó hasta el crepúsculo, y en ese momento los padres de los chicos vinieron a por ellos. Los hombres de las aldeas habían terminado por desconfiar del poeta. Ahora rodeaban su refugio y le llamaban. El poeta salió y se mantuvo exhausto entre ellos, mirándolos casi sin verles las caras, ahora que la poesía había abandonado su cuerpo dejándole viejo, encogido y gris. Sin más explicación, le dijeron que se fuera. El poeta asintió, mostrándose de acuerdo con su orden, y frunció el entrecejo de dolor al ver a los niños que se alejaban por la playa entre sus solícitas madres. Cuando todos los grupos dispersos se habían perdido de vista, el poeta regresó a su casa. Envolvió en un trozo de trapo salado su pequeña colección de objetos, recuerdos de distancias recorridas junto al océano. Dijo adiós al océano. Se despidió de él gravemente con una de las manos, que eran como aflechados esqueletos de pájaro. Se dirigió tierra adentro después de sus diez meses de estancia a orillas del océano. Cuando hubo coronado con un esfuerzo que le dejó sin respiración la duna más alta y se había vuelto y mirado a sus espaldas hacia donde su refugio de maderas rescatadas del mar parecía más pequeño de lo que de hecho era mientras quedaba al cuidado de la noche creciente y del vacío que ya se imponía al borde de la rompiente, consideró que al fin había gastado todo su oro y que sólo le quedaba el sonido metálico del cobre. De pronto se resistió ante la idea del exilio. Estaba ligado a aquel lugar por más de diez meses de costumbres. Era el sitio donde finalmente había contado su mejor historia, y si le recordaban, sólo le recordarían aquí, y sólo los niños de aquella región costera. Vacilando de agotamiento, el poeta volvió sobre sus pasos. Todavía durante un momento, mientras se acercaba al océano, el cerebro lo contenía. Su visión todavía lo incluía. Luego el océano se balanceó y se partió, y de él brotó una oscuridad tremenda que se precipitaba hacia él. El poeta cayó en la playa. Su cuerpo permaneció en aquel sitio durante mucho, muchísimo tiempo. El sol, la arena y el agua lo bañaban constantemente y se lo llevaron todo excepto los huesos y las rígidas vestiduras blancas. Los niños, alejándose más de lo habitual de sus casas sin que ninguna señal los convocase, llegaron al anochecer hasta el esqueleto del poeta. Se habían hecho mayores, pero aún no habían renunciado a sus sentimientos de ternura. Formaron un círculo alrededor del esqueleto del poeta, desconcertados y afligidos, conscientes de una pérdida que no se podían comunicar entre sí. Finalmente, uno de ellos se dirigió al gran tambor metálico que contenía el licor del poeta. Habiendo visto beber una vez al poeta de él, ahuecó la mano y bebió un poco. Los otros le siguieron. El licor les recorrió el cuerpo y los hizo tambalearse. De pronto se pusieron muy borrachos y, de común acuerdo, se tumbaron en la arena junto al enorme tambor metálico detrás de la choza hecha de madera rescatada del mar, estrechando sus cuerpos unos contra otros. No lejos de la orilla dos navíos entablaban batalla. Uno de ellos se hundió, y cuando cayó la noche, los cuerpos de los marineros ahogados fueron arrojados a la playa. Los niños, por entonces ya agotados, andaban por la playa y miraban los cuerpos, que ya estaban empezando a adquirir un aspecto corrupto. Entre ellos, sólo el esqueleto del poeta parecía inmune a la desintegración. Y por última vez, pues ahora ya todos eran lo bastante mayores como para que estados y organizaciones los alistaran, los niños notaron remotamente la presencia de algo más allá de la región de la materia. Entonces volvieron rumbo a casa. El viento levantaba olores de humo y muerte mientras regresaban a sus aldeas, de las que nunca volverían a alzar el vuelo como golondrinas cuando el humo lejano los convocara. ¡Aquí está la visión! Autor: Tennessee Williams
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a-pair-of-iris · 5 years
Note
Como van? Sólo las vi conectadas y pasaba para decirles que me encantan sus Au's. Especialmente el de LatínHetalia con poderes. 👀👀👀👀
Gracias! Al principio tiramos muchas ideas entre nosotras para ese AU, aunque nunca nos pudimos inventar quien iba a ser el gran villano para la pelea de fin de año (?)
Pero la escena introductoria como que estaba más clara así que te la dejamos abajo Anon!  perdón lo corto
Francisco supo que había hecho mal en tomar aquella esquinacuando ya era muy tarde para regresar, gracias a los rayos láser de Sebastián quemarcaban la pared a su espalda. Solo pudo colocar una expresión de horror en sucara antes de que la chica frente a él alzara sus brazos para enviar una masade viento que se estrelló con su pecho a gran velocidad. El golpe le quitó elaire y lo hizo rodar por el piso, chocó estrepitosamente con una de las paredesdel circuito y tan solo unos segundos después unas especies de alteas sedesplegaron e hicieron de pala, recogiéndolo del campo para expulsarlo hacia afuera.
Lo último que vio del combate al interior fue la expresión algo divertida de lachica del equipo rival.Las aletas lo arrastraron un tanto, pero Francisco siguiórodando por el suelo cuando estuvo afuera, y solo paró de girar justo en frentede un par de zapatillas deportivas bastante conocidas.
- Diez minutos esta vez -Se escuchó el suspiro de suprofesor de gimnasia- Redujiste tu tiempo anterior por cinco minutos, Burgos, penséque comenzabas a mejorar tu desempeño.
Francisco miró hacia arriba, topándose con la muecadecepcionada del hombre. No era nada nuevo, a él también le frustraba lasituación, pero por diferentes razones.
- Si dejara que hiciera otra cosa en vez de los ejerciciosde batalla, todos seriamos mucho más felices -Comentó mientras se levantabaalgo tembloroso del suelo.
- Sabes que las pruebas de supervivencia solo las puedotomar una vez al año.
Lo sabia y lo detestaba. En medio del bosque con todo unecosistema a su disposición no era difícil brillar con sus poderes, pero aún nohallaba una manera de enfrentar estos combates uno a uno, (o dos a dos, o cincoa cinco, etc…) que no fuera correr y esconderse del resto de sus compañeros conhabilidades ofensivas. Para ellos la clase de gimnasia era mucho más fácil,sobre todo desde el cambio curricular que transformó el curso en un juego decombate RPG.  
El sistema educativo era tan injusto.
- ¡Esto es tan injusto! -Exclamó Francisco, apretando conira su bolsita de kétchup sobre su plato del almuerzo. Cuando no le quedó másen su envase, estiró la mano para tomar la bolsita de Manuel quien cortaba supollo en silencio frente a él.
- No sé qué más espera de ti -Le comentó su amigo cuando yahabía vaciado un tercio de su plato. Mientras hablaba, Francisco masticaba con fuerzacada bocado que se llevaba a la boca, encorvado en su asiento y aún apretandolas dos bolsitas de kétchup en una mano- No es que hayamos tenido muchas clasesde defensa personal el año pasado, ¡Nuestra profesora nos dejó tirados para fugarsecon su novio malvado! Debería… no sé, evaluar cuantos rayos sónicos esquivaste oqué tan rápido lograste atravesar el pasillo -Manuel se metió otro pedazo depollo a la boca y miró hacia la ventana, pensando con el ceño fruncido- O dejarque volvamos a hacer equipo.
- Según la junta de profesores, allá afuera no estarássiempre para cuidarme la espalda, por lo que tengo que practicar estando en unequipo distinto.
- ¿Qué estúpida regla es esa? -Se quejó mientras masticaba-De todas formas terminaremos trabajando juntos en Greenpeace salvando a los pingüinosde la Antártica.
- También dicen que hay que tener más de un plan por sinuestras expectativas no se cumplen después de la escuela -Respondió ya máscalmado, con la mano que apretaba los envases de kétchup apoyada en su mejilla-Y no hables con la boca llena, a diferencia de todos mis otros amigos tú noeres un animal.
Manuel le mostró la lengua para decirle lo mucho que le importaba.
Los dos dieron un salto cuando cuatro rubios idénticos se sentaron a cada ladode ellos.
- ¿Por qué esas caras largas? -Preguntaron los cuatro almismo tiempo con idénticas sonrisas- No escuché nada sobre la sesión degimnasia de la mañana, así que asumí que no había acabado en ningún desastre, ¿Acasome equivoqué? -Los cuatro rubios se repartieron la oración, hablando unodespués del otro perfectamente y sin pausas. Fue algo tétrico.
- ¡Maldita sea Martín! ¡Te he dicho que no hagas eso! -Manuelgritó y alzó el brazo, lo agitó en un gran arco y le dio una fuerte palmada enla nuca al rubio que tenía al lado derecho. Las otras tres versiones de Martínse desvanecieron con un puff y elrubio original acabó chillando y tomándose la cabeza con ambas manos.
- ¡Pelotudo! ¡¿Pero qué te sucede?!
- ¡Deja de usar tus poderes para estupideces!
- ¡Solo estaba jugando!
- ¡¿Quieres terminar con trastorno de personalidad como tutío, Martín?! ¡Tus poderes no son para jugar! ¡Vas a acabar con un gemelomalvado si sigues duplicándote a cada rato!
- ¡Ay, te preocupas demasiado!
Mientras los dos seguían discutiendo los amigos del rubio (ypor proximidad también de los dos ya que Martín y Manuel llevaban cortejándose desdesiempre), llegaron a sentarse con ellos. Sebastián cargaba con su almuerzo y elde Martín, y se sentó con una expresión molesta frente a su primo. Le pateó lapierna con fuerza cuando se aburrió de escucharlos discutir, y Luciano comenzóa reírse con ganas por el grito indignado del rubio.
- Hazle caso a Manuel, nuestra familia apenas puede soportarun Martín, no sé qué haríamos con dos.
- Pues tendrían doble oportunidad de admirar mi bellorostro.
Otra risa ahogada se escuchó, esta vez por parte de Catalinaquien se acercaba con María detrás para sentarse a la mesa. Francisco les diouna ligera sonrisa a sus hermanas.
- Creo que Martín aún trata de quitarte el puesto de diva,María -Comentó la mayor, tomando la silla a un lado de Francisco. La chica ledio un apretón en su brazo y lo miró un tanto preocupada- ¿Estas bien? Meenteré que el profesor no estaba tan feliz con tu desempeño.
Francisco sintió que sus mejillas se coloreaban y como pudoevitó la mirada de su hermana mayor, mientras escuchaba a la otra entrando enuna nueva discusión con Martín.
“Puedo hacer mi piel de diamante, rubio sin gracia, nopuedes ser más glamoroso que eso��
- Oh, bueno, no estuvo TAN mal… -Dijo con una voz calmada,pero de todas formas su hermana comenzó a frotarle la espalda.
- Ya para de pelear, ridículo, ni aunque te hubiera resultadoduplicarte como mujer le habrías ganado la competencia de belleza hace dos años,María solo es así de hermosa -Ya cuando hubo terminado, Manuel se dio cuenta delo que estaba diciendo. Se puso rojo como un tomate y el rubor se extendió hastasus orejas cuando María le lanzó un beso. Martín a su lado frunció el ceño, másque un poco molesto porque el moreno encontrara a la chica más bella que él.
- ¿Y tú qué sabes, flaco? No recuerdo haber pedido la opinióndel rey del hielo.
Martín se ganó un trozo de hielo cayendo por su espalda poraquel comentario. El rubio se levantó de la mesa y comenzó a agitar sus manos haciaatrás para sacárselo. Manuel miraba el escándalo con una cara de satisfacciónmientras el resto de la mesa reía. Francisco agradecía que la atención de suhermana, y con ella sus consuelos, se dirigiera a otra persona.  
Su mirada de pronto se sintió atraída a un rincón de lacafetería, cerca de las ventanas. No supo qué llamó su atención hasta quedivisó al misterioso chico nuevo, Miguel. Los rumores decían que estaba en unapandilla de villanos, que su familia arrastraba una larga lista de opositoresde la ley, que su madre era una vampira y su padre despertaba a los muertos.
Bueno, todo dependía de con quién estuvieras hablando, lo único claro es queacababan de mudarse y por eso había aparecido a mitad de año en la escuela dehéroes.
Francisco creía que si era tan vil como se rumoreaba,debería tener un rostro menos agradable.
Se dio cuenta que se había quedado mirándolo mucho tiempocuando Miguel levantó la cabeza de su comida y sus ojos se toparon. Francisco secongeló al sentirse descubierto. El joven lo miró por un momento con los ojosentrecerrados, pero pronto una sonrisa coqueta se formó en su rostro y le guiñóel ojo. Francisco regresó su vista a su plato bastante avergonzado. Esperaba quesu cara no se estuviera sonrojando lo suficiente para que sus hermanas lonotaran. No quería tener que escuchar otra vez los lamentos de Catalina de cómoera posible que a su hermanito le gustaran los chicos malos. 
No tenía un tipode hombre, carajo.
continuará (quizas)…
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divulgadormisterios · 3 years
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►Historia, Leyendas
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Los Amantes Mariposa
Zhu Yingtai, era una hermosa joven en la antigua China que destacaba  por una cualidad que las demás chicas de su época hubieran ocultado o no poseían: ambición, enfocada en este caso en el sentido de querer superarse y salir del papel que le habían impuesto sin ni siquiera preguntarle si quería actuarlo.
Así que después de meses de  intentar convencer a su padre que la dejara ir a estudiar disfrazada de hombre, ella finalmente lo logró y se marchó a la ciudad de Hangzhou. Allí conocería a Liang Shanbo, un estudiante de Kuaiji (antigua ciudad de Shaoxing) con el que inmediatamente conectó, como dos piezas de un rompecabezas predestinados a encontrarse.
Los dos chicos se hacen amigos instantáneamente, comparten alegrías y tristezas y las vicisitudes que se les presentan en su camino académico. No obstante, los tres años que pasan estudiando juntos pasan volando y Yingtai no puede creer que se tenga que separar del hombre del que se ha llegado a enamorar profundamente. Él, claro, no sabía que era una mujer.
Pero testaruda, como siempre, la joven tiene un plan y es contarle la verdad a Shanbo cuando ya ambos tengan que separarse por diferentes caminos, ella planeaba decirle todo acerca de ella de una forma sutil pero el joven no capta las indirectas.
Finalmente, se le ocurre una idea y es presentarle a Shanbo  su hermosa hermana Zhu Yingtai (que es ella misma), le recuerda al joven intelectual que le debe una visita y así podrá conocer a toda su familia, incluida su hermana.
La separación y el encuentro
Cuando Zhu Yingtai llegó a su hogar, se dio cuenta que sus padres la habían comprometido sin decirle nada. Las esperanzas que ella guardaba para su futuro se rompieron y por más que intento combatir lo que le habían impuesto  no pudo cambiarlo.
Días después, llegó  Liang Shabo a la residencia de su antiguo compañero de estudio y de una forma chocante se dio cuenta de la verdad; los sentimientos que tanto tiempo llevaba ocultando en su ser podían ser correspondidos pero el destino había interferido y la mujer que amaba se iba a casar.
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Desconsolado por la noticia y con el corazón roto, Shabo se entregó al abandono, y a medida que se acercaba la fecha del enlace matrimonial de Yingtai él perdía fuerzas, al punto que la enfermedad cobró su vida el día de la tan miserable boda.
Cuando la novia se enteró de lo sucedido, su mundo se terminó de derrumbar y asolada por la noticia, pidió que le dieran un momento para reponerse. Yingtai lloró por ambos y por su separación, aceptó que no podía casarse con el hombre con el que la habían comprometido y contra sus deseos fue llevada en el palanquín que la llevaría al templo.
Mientras Yingtai  iba con la marcha nupcial, un fuerte viento empezó a soplar dándole la oportunidad de escapar e ir a la tumba de su verdadero amado.  Nostálgica por todo lo que sucedía, la prófuga novia pidió reunirse con su querido Shabo, en ese instante un rayo cayó en la tumba partiéndola por la mitad y ella decidida saltó en ella, al tiempo que dos mariposas salían, eran sus almas que por fin podían estar juntas.
Actualmente, se puede encontrar una estatua de los amantes en el parque cultural de Nigbo, China. A su vez, hay una gran cantidad de libros y de canciones dedicadas a la pareja como la melodía compuesta por Chen Gang y He Zhanhao en 1959.
Bibliografía:
https://ift.tt/3o58BEv
Imágenes: 1: sobrechina.com, 2: tierra-leyendas.blogspot.com.co
¿Conoces acerca de...?
Se habla de: amantes mariposa    Amor    China    Liang Shanbo    tumba    Zhu Yingtai
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todoastrologia · 6 years
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Hola ewe Necesito ashudaaa hajwjwiskw Soy una chica de 15 años y pos soy Taurina uwu El problema está en que no parezco una HA HA En serio, a veces estoy tan loca... soy una pinche bipolar, me aburro muy rápido de los chicos con los que ando,me la vivo con cara de q-lo y pues no puedo estar en un solo lugar , me aburro, kestapazandooo ahhhh Osea si, amo leer, la comida y dormir , Pero es que me siento aries :c Porque raioz pasa esto? Absbkejsjwj *explota* Gracias
Quizás seas un pequeño hibrido libre al viento habiendo nacido en época taurina mas cerca de la época ariana por lo que los rayos del fuego ariano también te golpearon cambiando tu personalidad, depende de si naciste al final del mes, mitad del mes o inicio del mes;
Para los interesados,
Inicio del mes; se tienen caracteristicas del signo del mes en el que se nació pero también del anterior puesto aun estas cerca de su regimiento solar
Mitad del mes; caracteristicas solares puras del signo regente del mes
Final del mes: características tanto del signo del mes como del signo siguiente
Si naciste justo el dia de cambio de mes en el que se pasa de un signo a otro eres un perfecto, bello e interesante hibrído😌😌😆
-Hannacuario♒✌
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cristian-velmont · 6 years
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Observo
Camino con destino a la universidad, voy inmerso en mis pensamientos, en mi mundo, el viento helado chocando en mi rostro y yo dando pequeños sorbos al café que me acabo de preparar mientras escucho In This S.hirt de The Irrepressibles, observo…
Observo una madre y esposa que viene de compras, trae panecillos, seguramente hará un rico almuerzo para su esposo e hijos, sigo observando…
Una chica, labial rojo y cabello perfectamente alaciado, camina con dirección contraria, demasiado porte, pasa justo al lado mío dejando a su paso el aroma de su perfume… camino y sigo observando…
Observo un anciano, camina a pasos lentos y tranquilos, con bastón en mano.
-Buen día.
-Buen día jovencito.
Una persona trotando, una chica paseando a sus perros, chicos platicando, una pareja tomándose de la mano mientras se miran y hablan de no sé cuántas cosas, una chica riendo, un chico comiendo unas galletas, un ejecutivo con portafolio, zapatos y traje perfectamente limpios, un desconocido mirándome por la ventana de un coche, personas esperando a que el semáforo se ponga en rojo para cruzar la avenida, personas abriendo sus locales en señal de inicio de una jornada laboral, un conocido haciéndome señales de saludo, asiento con la cabeza, algún profesor, estudiantes, una chica se dirige a prisa a la universidad, seguramente va tarde…
Tarde… ¡Voy tarde!
“¿Apresuro el paso?, no quiero, si lo hago no seguiré disfrutando de esta canción y tampoco de otro sorbo de café, además los primeros rayos de sol asoman, y me gusta cómo se miran en una mañana al final de la calle,  mañana… me gusta la mañana, me gusta el aroma de una mañana húmeda y la frescura de esta, sonrío… ¿Por qué sonrío? No sonrío a menudo, suspiro, ¿Por qué lo hago?, me siento feliz… ¿soy capaz de generar felicidad propia? Se siente bien, muy bien… me siento bien, tan bien que podría olvidar mi pasado e iniciar de nuevo ahora mismo… pasado, pasado, no pudiste conmigo ahora soy diferente… diferente, lo soy”
Suspiro, respiro, vuelvo a sonreír, sigo observando, amigos, compañeros, algún otro conocido, todo parece perfecto, por un momento.
El último sorbo de café, la canción culmina, me quito los audífonos…
¡Joder!, el maestro cerró la puerta del salón de clases. 
llegué tarde... de nuevo.
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brainzz · 4 years
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Un hermoso día de verano tenía al sol brillando en el 2012. Teddy y Vic se encontraban en el sillón mirando una película en la televisión que después de mucho insistir, Molly y Arthur compraron. La película era la favorita de Victorie: Las ventajas de ser invisible.
Victorie para ese momento ya estaba enamorada de Ted. Lo había estado por casi un año, pero se dio cuenta de que lo quería más que a un mejor amigo hace algunos meses. Pero simplemente se dijo que era un crush y que eventualmente se le pasaría (Plot Twist: no pasa)
Teddy también se encontraba enamorado de Vic. Claro que el ni siquiera se daba cuenta. Pensaba que esos eran los sentimientos que debería tener un mejor amigo sobre su mejor amiga. Así que no le parecía nada raro. Ni siquiera hablar sobre ella durante muchísimo rato y quedarse mirándola como si fuera lo más hermoso que existía.
Estaban mirando, y llegó la escena del beso de Sam y Charlie. Esa era la escena favorita de Victorie, quien interrumpió el silencio.
-Sabes, siempre amé está escena. Su amor es tan fuerte... Sam sabe que Charlie merece ser besado por alguien que lo ame, así que se olvida de que le gusta alguien más solo por él. Siento que es un gran gesto de amor por su parte. Me encantaría que alguien que me ame quiera darme mi primer beso porque sabe que lo merezco...- Victorie miró de reojo a Teddy y dirigió su mirada a la televisión de nuevo.
-Yo podría besarte- Oh no. Oh nono ¿Había dicho eso en voz alta o solo lo había pensado? Teddy sintió como su cara se tornaba blanca del miedo y como su corazón palpitaba rápidamente. Miró a Victorie rápidamente y comprobó que no se había girado a verlo. Phew se dijo. Pero igualmente, lo había pensado. Había pensado en besar a Victorie. En que la amaba.
-¡Teddy Teddy Teddy!- la voz del pequeño James lo sacó de sus pensamientos. Tomó el control y se dirigió a el niño-Papa dice que hay que irnos. Pero mañana vamos a volver a quedarnos a dormir. Y la abuela Molly va a hacer tarta de tomate! Si!- Teddy y Vic se enternecieron. Se despidieron con un beso en la mejilla (que incomodó bastante al chico de pelo azul) y fueron al auto.
Después de cenar, Ginny se fue a bañar a Al y a James mientras Lily dormía. Teddy se quedó solo con Harry en la cocina. Dudo un poco, pero al final se animó a hablar;
-Harry... ¿Que hago si quiero besar a una chica?- pregunto tímidamente. Harry meneó con la cabeza y rió
-¿Por qué preguntas? ¿Hay alguien en especial?- dijo apenas conteniendo la risa.
-Ehh... Algo así.. pero no me interroges que no te voy a decir- ambos rieron.- Ella dice que quiere que la primera persona que la bese la ame. Pero...-
-¿Pero qué?- Harry no pudo evitar pensar en Victorie cuando Teddy dijo esto. Era conocimiento público que Vic amaba Las Ventajas de Ser Invisible más que a muchas personas, pero aun así no dijo nada- ¿La amas?
-Si- Teddy dijo apenas sin pensar. Claro que la amaba. Era su mejor amiga. La conocía desde siempre. Con ella podía hablar de muchas cosas que con otra persona no podría. Harry lo miró orgulloso y sonriente.
-Entonces, si ella está bien con eso, hazlo- Teddy asintió y tomo aire.
Al día siguiente, estaban todos los nietos en la Madriguera. Las pijamadas de verano eran una actividad que todos disfrutaban. Comieron la tarta de tomate que ayudaron a cocinar, jugaron al Weaslopoly (un Monopoly editado para que más gente pueda jugar) y se fueron a dormir.
Teddy estaba en una de las habitaciones de los chicos, mirando el techo con los brazos en la cabeza, pensando en todo lo que podría salir mal, mientras su pelo cambiaba de amarillo a verde, de verde a rojo y de rojo a amarillo. No podía parar de pensar en todas las cosas que podían salir mal.
-Edward Remus Lupin. Por Dios. Quieres hacer esto. No vas a ser un miedoso. Así que levántate de una maldita vez y bésala- Teddy había desarrollado está tendencia de hablarse a si mismo. Ginny lo hacía para alentarse cuando tenía partidos y funcionaba. Así que el probo también, y funcionó. Después de decir estás palabras, se levantó, se puso la campera y entró al cuarto donde Victorie dormía.
-Vic... Vic... Vicky...- Teddy sacudió un poco a la chica rubia mientras ella de desperezaba en silencio.
-¿Qué pasa, Ted?- dijo con la voz ronca
-Ven- dijo él. La tomo de la mano y le dió una campera. Ella se la puso y el empezó a caminar, prácticamente arrastrándola hacía algún lugar que se sienta especial en los alrededores de la Madriguera.
-Edwardo McTedFace necesito saber a dónde rayos me estás llevando- Victorie le ponía apodos insólitos a Teddy de vez en cuando. A él le encantaba cuando lo hacía, tanto que los anotaba en una libreta.
-Aqui- dijo el chico. Estaban en un lugar bastante lejos, pero lo suficiente como para que las luces que se dejaban prendidas brillen. El pasto estaba mullido y largo hasta los tobillos. La luz de la luna los iluminaba, y hacía que los ojos azules de Victorie brillen más que nunca. Teddy la agarró de la cadera y la enfrentó a el. Ella tenía una sonrisa tímida y pícara. El solo sus mejillas se tensaban. Respiró profundo y comenzó a hablar
-Vic, yo sé que tú sabes que nosotros somos y siempre seremos mejores amigos, y nada más. Pero quiero que olvides eso por un momento- Victorie había hecho a Teddy ver la película tantas veces que el se la sabía de memoria. La chica notó el origen de sus palabras e inflo su pecho, sonrojándose y no pudiendo evitar que su respiración se agite y que una sonrisa adorne su rostro. El metamorfomago siguió- Quiero asegurarme de que la primera persona que te bese, te ame ¿Está bien?- Teddy sentía sus mejillas ardiendo. Victorie asintió suavemente. El chico tomó su mejilla, y ella respondió acercándose a él. Sus caras se fueron acercando lentamente. Hasta que ambos cerraron los ojos y se besaron. Fue un segundo. O tal vez dos. O tal vez una eternidad. Y después ya no se necesitaron palabras. Ambos sonrieron tímidamente y Vic se recostó en el piso, y Teddy la imitó. Sus precencias les quitaron el frío, así que usaron sus camperas de almohadas y se durmieron, con una amplia sonrisa en el rostro.
Hacía un calor espantoso en una tarde del verano del 2017. Adentro de la Madriguera, el calor había alborotado a todos.
-LUCY O SUELTAS MI REMERA O TE ARRANCO LOS PELOS UNO A UNO- gritó Rose.
-AAAAAA ALBUS BASTA VAS A ROMERLA- aullaba Lily mientras su hermano le sacaba una jirafa de peluche de los brazos.
-DOMINIQUE QUE HICISTE CON MI UKELELE- Roxanne estaba furiosa, mirando asesinamente a Dom, quien se reía en la cocina. Eran tardes como esas en las que Ted y Vic no necesitaban más que un ademán con la cabeza para ir a su lugar especial. Su lugar especial, aquél lugar donde varios años atrás habían compartido su primer beso. Eso los unió aún más, y sus sentimientos románticos crecieron. Claro que los habían ignorado, saliendo con otras personas, besando a otras personas, pero ningún beso se podía comparar con el compartido aquella noche de 2012.
-¿Por qué no acepté la invitación de Sam a su casa?- se quejo, aunque risueñamente, Victorie mientras se tiraba al pasto.
-Porque tus instintos de mejor amiga no te dejaron abandonarme con estos salvajes- río Teddy, acompañándola en el piso. Usualmente se quedaban acostados, haciendo comentarios sobre las nubes o los pájaros cada tanto. A veces tenían charlas, de cualquier tipo. Pero Teddy nunca se imagino la que venía...
-¿No es loco pensar que describimos este lugar porque tú corazón está hecho de miel y azúcar?- dijo Victorie, despues de un rato de silencio. El silencio de Teddy le indicó que no había entendido- Me refiero a que me trajiste aquí para cumplirme el sueño de que la primera persona que me bese me ame.
-Ahh, eso... Sí... Que suerte que lo hice. Este lugar es asombroso.-
-Ademas me hiciste sentir tan especial... Nunca te lo dije, pero estaba muy enamorada de ti en ese momento- ambos rieron, al principio incómodos, pero después se volvió una carcajada genuina.
-Si... Creo que todos se dieron cuenta menos yo. Es que ni siquiera me di cuenta de que yo mismo estaba enamorado de tí- otra carcajada que se fue apagando lentamente. Teddy nunca había admitido, ni para sí mismo, que había estado enamorado de Victorie- Ni que lo sigo estando...- mierda. Eso sí que no lo había pensado. Lo había dicho en voz alta. Y ni siquiera se asombró cuando lo dijo. Fue como si aceptara algo que era parte suya. Lo que sí le asombró, fue la respuesta de Victorie: un beso. Un beso apasionado y dulce, que duró entre y segundo y una eternidad.
-Yo también sigo enamorada de ti- dijo cuando se separaron. Ambos sonreían ampliamente.
-La verdad que el beso que acabas de darme no me dijo nada-
-Entonces déjame darte otro- y ahí pasaron la tarde. Bajo la sombra de los árboles, dándose besos en la frente y en los labios, riéndose del aire y del viento. Olvidándose que todo lo demás existía...
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