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#Graciela Speranza
lapipaylafuente · 1 year
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veredes · 4 years
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La extinción de los cuerpos | Pedro Hernández
Apuntes sobre la posible trasformación del espacio y lo sensible en un capitalismo acelerado.
Acelerar
En La durée poignardée, René Magritte nos ofrece un paisaje surrealista en el que una locomotora emerge del salón de una casa burguesa a través de la chimenea. Sobre ella destaca otro elemento: un reloj. El diálogo entre ambos se establece, además, en que el círculo del frente de la máquina tiene las mismas dimensiones que la circunferencia del reloj. Las coincidencias no parecen casuales. Ambos fueron aparatos importantes, si no decisivos, en la construcción de la modernidad y en la expansión del capitalismo, ayudando a definir un único ritmo sobre el mundo.
[...]
Pedro Hernández · arquitecto Madrid. Julio 2019
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Una vez que cada pulgada del planeta ha sido colonizada, ha comenzado la colonización de la mente, la percepción, la vida humana
Franco Bernardi – After the Future (en Cronografías, de Graciela Speranza)
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cajondevidrio · 7 years
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A lot of Sorrow
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La duración y la repetición desmedidas sin recursos habituales en la performance, desde las ordalías de Tehching Hsieh a las de Marina Abramović, y antes incluso en lam úsica, desde las ochocientas cuarenta interpretaciones consecutivas de «Vexations» de Erik Satie, al break beat del rap o la docena de bises de «Niggas in PAris» de Jay  y Kanye West. Pero la performance, arte del tiempo por excelencia, sólo vive en el presente, en el «aquí y ahora» de un lapso que media entre un comienzo y un final: A Lot of Sorrow sucedió en el VW Dome del PS1 el 5 de mayo de 2013 ente las 12:11:50:00 y las 18:17:28:12. Kjartansson, sin embargo, encontró una forma de prolongar la experiencia y prodigarla durante seis horas en loop a los espectadores desprevenidos de una galería de Bushwick, último reducto bohemio de Brooklyn. [...]
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A Nuestro espectador, que llega a la galería encandilado por el sol de las desolladas calles de Bushwick, medio perdido entre galpones decrépitos cubiertos de grafitis, le lleva un tiempo acostumbrarse a la oscuridad de la sala, la escasa compañía y la imagen desbordante de la pantalla. La banda, en impecables trajes negros y camisas blancas, está tocando «Sorrow». Pero cuando el tema termina, Bryan Devendorf sostiene el redoble de la batería, Bryce Dessner afina un puente con un solo de fuitarra, Berninger toma un sorbo de agua y, con ovaciones del público, «Sorrow» vuelve a empezar. No es que nuestro espectador no sepa que tocarán la misma canci��n una y otra vez durante seis horas, y seguramente llega dispuesto a entregarse al desafío del replay, pero no imagina cuántio tiempo resistirá sin que la fórmula conceptual pierda su gracia, la cosa lo aburra y emiece a ñorar el sol de la tarde. Al principio le interesan los detalles que en los conciertos se lescapan: la mano del guitarrista en el puente de la guitarra, los gestos precisos del baterista, la repentina aparición del trombón o la pandereta, los movimientos discretos del solista que marca el ritmo con una pierna, palmaditas en el muslo o bamboleos del micrófono. Pero enseguida se descubre atendiendo a pormenores más banales que cobran protagonismo en los primeros planos: el marco de los lentes de Berninger, los botones blancos con bordes negros de la camisa, el aprecido de los hermanos Dessner, las diferencias entre los Devendorf, los cortes de pelo, los modelos de guitarras. Desués de dos o tres bises empieza a atender a las diferencias entre las versiones, más o menos fieles al original, y a la variedad de puentes improvisados entre los bises. No es nada fácil; tiene que concentrarse, aguzar la memoria y la imaginación. Recién en el cuarto o el quinto presta atención a la letra, que no brilla demasiado pero empieza a resultarle familiar, como si la conociera desde siempre, y sólo en el sexto o el séptimo se detiene en un par de metáforas que ahí mismo se despliegan en imágenes. «Sorrow’s my body on the waves / Sorrow’s a girl inside my cake / I live in a city sorrow built». Piensa en la letra y la música, bucea sin proponérselo en su archivo mental. Piensa en Leonard Cohen, en Wilco, en Radiohead, en Nico Muhly, en Steve Reich. Pero piensa también en el dúo hipnótico de trombón y trompeta que esa misma tarde tocaba «Hello, Dolly!» en la estación Broadway-Lafayette, en la gracia inflamada de los músicos que arrancaba sonrisas y contoneos a los aletargados pasajeros del subte. ¿Cuántas veces, tambien ellos, repetirían «Hello, Dolly!»? Y piensa en los cuatro o cinco latinos contando latas vacías de gaseosas que acaba de ver en un galpón de Bushwick al que entró intrigado por el carte SURE WE CAN. Cinco centavos de dólar por lata, le dijo la monja española que organizaba el conteo. Sure we can, pero ¿cuántas horas tendrían que juntas y contar latas los latinos para arrancarle a la Coca-Cola un dólar, cinco, diez, cien? El baterista toma ahora un descanso, lo que lo lleva a pensar que la voz de Berniger suena mucho más dolida acompañada por el bajo. Y le recuerda, por contraste, esa pieza sonora de Adrián Villar Rojas, Canción súpertriste, cinco minutos de temas desgarradores de Beck, Garbage y Radiohead mezclados en una nube confusa de voces superpuestas, que escampa con el ruego final de True Love Waits: «Just don’t leave». El remix concentrado de sufrimiento romántico le parece el doble perfecto de A lot of Sorrow. El arte, piensa, puede extrañar la forma exhausta de la canción por concentración o expansión. Pero llega el momento en que piensa que no piensa nada. Escucha por enésima vez «Sorrow» y le parece que se eleva un poco en el asiento, algo que le costaría descrbir. Porque aunque lo que sucede en la sala debe desplegarse en el tiempo para suceder, en algún momento es como un clic. Ha perdido la cuenta de los bises y, en el río informe de ltema que ahora se repite como un mantra, ya no sabe cuándo empieza o termina la canción. Lleva ahí más de una hora y media según su reloj, aunque le parece menos, nada comparado con las mças de cuatro que según sus cálculos la banda lleva tocando en el PS1, que empiezan a acusarse en el tempo más lento de los músicos, las cabelleras apelmazadas de sudor, los trajes un poco desencajados, las manos agarrotadas del baterista, que hace flexiones de dedos aprovechando un solo del bajo. Con los signos del cansancio, reluce el diálogo mudo entre los músicos, los guiños, el lenguaje compartido de la banda con sus acoples y sus relevos, sus sintonías y sus duelos. Y aflora el temperamento de los músicos, la tensión de Dessner en los solos, la calma inquebrantable de Berninger, la introversión del baterista, el único sin el traje de rigor. Hay sonrisas y gestos cómplices a pesar de la fatiga: una alegría insçolita que aleja la prueba de resistencua de las gestas de Hsieh, y una aceptación compartida del absurdo que los pone a salvo de la épica de Chris Burden o el narcicismo grave de Abramović. Ningún histrionismo ni melodrama; apenas entrega y templanza. Otro modelo de comunidad. Puede que a esta altura, cuando lleva allí casi dos horas, nuestro espectador esté empezando a aburrirse, aunque tal vez no. Piensa ahora en los tres tomos de Karl Ove Knausgård que lee desde hace meses, en las mil quinientas páginas de minucias sobre una vida que lo han subyugado como un prodigio raro de la ficción, y en la observación aguda de James Wood: hay algo incesantemente absorbente en las novelas del noruego que hace que uno siga leyendo interesado incluso cuando se aburre. Está empezando a entender, en cualquier caso, eso que le costaba explicar: que el aburrimiento puede ser una distensión próspera, la cara externa de la deriva mental, un sentimiento vago de posibilidad. El pájaro de sueño que incuba el huevo de la experiencia. El aburrimiento y no la absorción, lo ha leído en alguna parte pero sólo ahora encuentra un correlato visual, es el verdadero opuesto de la distracción.
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Graciela Speranza, Cronografías. Arte y ficciones de un tiempo sin tiempo, Anagrama, 2017, 137-141.
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tlatlandblog · 4 years
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Las Archivas
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por Juan J. Mendoza [Revista Ñ, 12/12/2020]
¿Cómo es la nueva Historia Feminista de la Literatura Argentina? Desde el punto de vista de los nombres, es una literatura protagonizada por grandes escritoras de nuestra literatura sin genericidad: Juana Bignozzi, Ana Basualdo, Tamara Kamenszain,  Gabriela Cabezón Cámara, Matilde Sánchez, María Negroni, María Moreno, Gabriela Massuh, María Sonia Cristoff, Milita Molina, Alicia Genovese, Hebe Uhart, Clara Obligado, Beatriz Vignoli, Mirta Rosenberg, Tununa Mercado, Diana Bellesi, Sylvia Molloy, I. Acevedo, Fernanda Laguna, Cecilia Pavón... Entre sus eminentes teóricas, aparecen Beatriz Sarlo, Josefina Ludmer, Graciela Montaldo, Claudia Kozak, Sandra Contreras, Alejandra Laera, Florencia Garramuño, Graciela Speranza, Ana Porrúa. Saltando del territorio de la teoría a la ficción, aparecen Cecilia Palmeiro, Jimena Néspolo, María Pía López… La lista es imposible, extensa. Pero no es por la variedad de sus temas y problemas, que una biblioteca de la literatura argentina así instale la pregunta por el carácter prescindible de buena parte de la literatura masculina en el presente. Sino que en el desplazamiento, lo primero que se advierte en esta nueva historia, es el carácter central de escrituras como las de Naty Menstrual o Gabriela Bejerman. Se vuelve fundamental la literatura de Marina Yuszczuk; se visualizan con mayor plenitud los recorridos de Verónica Gago, Victoria Schcolnik, Ivana Romero, Ana Arzoumanian, Eugenia Almeida; la potencia subversiva de val flores; el lugar clave en la poesía de Julia Sarachu, Celeste Diéguez. La Historia Feminista de la Literatura corrobora con contundencia el argumento del feminismo a secas: la sobrerrepresentación de lo masculino, invisibiliza a las mujeres.
No son los nombres propios ni la noción de centro las categorías rectoras de la nueva historicidad. Es más bien en lo colectivo, en el tejido, las tramas, en las comunidades y las alianzas, donde los feminismos resplandecen: Belleza y Felicidad, Zapatos Rojos, el proyecto Escrituras (La Boca, 2014-2017), van marcando el pulso de esa historia. Al igual que el devenir de los ciclos de poesía desde los 70 al siglo XXI, examinado con notable sensibilidad por Paula Jiménez España en el libro.
En el territorio de los géneros se produce uno de los grandes desplazamientos: la poesía, el fragmento y el residuo, pasan a ser géneros y materiales con los que esa nueva historia de la literatura se escribe. Pequeños susurros marcan la cadencia, el ritmo de la historia. La voz baja aparece por encima de la la frase unívoca, se destaca el cuerpo frente al logos. 
La intemperie es también un tópico de lo femenino. Aparecía en novelas claves de Gabriela Massuh y Matilde Sánchez: “En mayor o menor medida, todos cargamos (y escribimos) con las marcas que deja la intemperie: esa condición que se asienta en la certidumbre de que los cuerpos no son entidades cerradas sobre sí mismas” –señalan Laura A. Arnés, Lucía De Leone y María José Punte en el capítulo presentación del volumen–. Los poemas recitados en la fábrica Brukman, la participación de intelectuales queer en las manifestaciones por Zanon o el Bauen, los intercambios poéticos en los sótanos lesbianos: sólo algunos de los muchos lugares de esa exterioridad. 
Es un libro eminentemente político: organizado desde la politicidad. Con una fuerte confesión del trabajo que realizan las alianzas feministas. En todos los casos se trata de la confluencia entre territorios (re)generizados: reversiones transfiguradas de la pampa –el devenir mujer de la pampa, su reencuentro con el género femenino que de hecho la palabra posee, a la manera de Las aventuras de la China Iron de Gabriela Cabezón Cámara–, pasando por los nomadismos disidentes en contrapunto con otros modos del espacio materno, lo doméstico, la intimidad.
El libro está organizado en unidades temáticas: alianzas, territorios, materiales, escenas y eróticas festivas son algunas de las zonas de ese recorrido. Flor Minici descata el sentido de las “prácticas sexo-afectivas”. Contra el monolingüismo, Mónica Szurmuk y Mauro Lazarovich historizan el lugar de las otras lenguas. En el apartado “Ante la crítica”, Florencia Angilletta examina modos de reHabitar y reinventar la “ciudad letrada” de Ángel Rama. Y Guadalupe Maradei rastrea las formas de historicidad femenina del siglo XXI, para darle a todo el libro el sustento historiográfico que una nueva historia reclama. En “Jóvenes insolentes”, con ironía festiva, Tamara Kamenszain caracteriza a “las nuevas poetisas del siglo XXI”. A la manera en que los decadentistas se apropiaron del agravio que les propinaron, la palabra poetisa aparece aquí revertida, dada vuelta, para terminar mostrando la fibra de singularidad de la que la literatura femenina siempre estuvo hecha. El epílogo de Nora Domínguez cierra el volumen. En “Tiempo compartido. 1990-2019”, como bajo continuo del propio libro que se acaba de leer, se proponen allí otros hitos que conforman una “nueva” historia desde los últimos treinta años.
“Los feminismos han sido siempre un gran laboratorio de herramientas críticas” –señalaba hace unos días en la presentación Gabriel Giorgi–. Desde California, Francine Masiello señaló el gran motivo de celebración que significa la aparición de esta nueva historia: “se esquiva aquí el canon instituido y consagrado para dar visibilidad a otras voces. Se celebra el doblez y lo múltiple. La política pasa por los cuerpos, los ruidos de la lengua”. La autora de Entre civilización y barbarie: mujer, nación y cultura literaria en la Argentina moderna (1992), en la presentación parafraseó un fragmento de María Sonia Cristoff, su pasaje favorito de todo el libro: las escrituras femeninas, como termitas que roen la materia prima del edificio de la crítica literaria, intervienen con su incontenible ímpetu, para cuestionarlo todo, deconstruirlo todo. 
Cuando el milenarismo, la catástrofe, el anonadamiento del mundo y la cancelación del futuro nos alcanzan, cuando el problema de la finitud atosiga al logos occidental, e inclusive cuando el ecocidio se cierne sobre el Planeta, los feminismos aparecen para proponer otra historia, otros futuros; otras formas de la imaginación, para salvar a la especie. 
Historia Feminista de la Literatura Argentina, Tomo V En la intemperie. Poéticas de la fragilidad y la revuelta Laura A. Arnés, Lucía De Leone y María José Punte Coord. EDUVIM 590 págs. Una propuesta en seis tomos, colectiva e intergeneracional, impulsada por quince docentes e investigadoras que también intervienen en el campo cultural como escritoras y críticas, se ocupará en cada volumen de los motivos y problemas que la literatura, el género y la política trazan como acontecimientos históricos y simbólicos.
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blumm · 7 years
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De cómo me interesé por Lydia Davis
La afortunada ha sido Lydia Davis, escritora que es capaz de documentar los movimientos de tres vacas durante veinte páginas; y la de componer una historia con listas insólitas de pequeñas incomodidades, de onomatopeyas de cosas en la casa.
Esta entrada quiere servir de ejemplo para los que dicen que «no saben qué leer» y se dedican a ir a las aguas negras de los prescriptores de lecturas para…
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Vaya usted al Prado, o a la biblioteca de su barrio.
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cooltivarte · 4 years
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En el prólogo de Boquitas Pintadas para la edición de la Biblioteca Argentina, Serie Clásicos, AGEA S.A., 2000, Graciela Speranza cita a Juan Carlos Onetti: “Después de leer dos libros de Puig, sé cómo hablan sus personajes, pero no sé cómo escribe Puig, no conozco su estilo”. En algún sentido tenía razón el autor de […]
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turismocero · 4 years
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El CCK libera más recitales, entrevistas y cortos para la cuarentena
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El Centro Cultural Kirchner pone a disposición una serie de cortometrajes y conciertos, con contenidos originales realizados por artistas visuales, dramaturgos, músicos, cineastas y escritores, novedades en artes visuales y escénicas, con acceso libre y gratuito, para ver a través de su página web oficial y su canal de YouTube.   Entre las novedades de mayo, el centro habilitó la presentación “Huella Argentina: presente de nuestra música popular”, que Pedro Aznar ofreció en febrero de 2017 y en el que repasó composiciones propias y versiones de artistas como Litto Nebbia, Atahualpa Yupanqui, la dupla Lennon-McCartney, Cuchi Leguizamón y Violeta Parra.   En el marco de "El trabajo del artista", la segunda entrega de "El espacio de ensayo" realiza una aproximación a la obra de la actriz, autora, directora teatral y artista de variedades Mariana Chaud, a través de entrevistas audiovisuales de su carrera, de la trastienda de la creación y del lado no visible de la realización de sus proyectos.   La audioteca tiene una colección dirigida por la directora Lucrecia Martel y curada por Graciela Speranza con más de una veintena de cuentos argentinos en voces de notables actores como Verónica Llinás, Alberto Ajaka, Érica Rivas, Luis Ziembrowski, Mónica Cabrera y Marco Antonio Caponi, para mencionar algunos.   En el terreno cinematográfico, el ciclo Cantera propone en el canal de YouTube del Centro Cultural Kirchner los cortometrajes “Del fuego de los hornos” (2019), de Hernán Paganini, y “Nueva casa - 新家” (2019), de Rocío Puente de Diego, el domingo 17; mientras que el 24 se podrán ver “Las Higías” (2018), de Nicolás Pintos, y “Pixied” (2017), de Agostina Ravazzola y Gabriela Sorroza. Read the full article
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omradio · 7 years
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El libro de la semana, por Graciela Speranza: "Tiene que llover", de Karl Ove Knausgärd
El libro de la semana, por Graciela Speranza: "Tiene que llover", de Karl Ove Knausgärd
Son muchas las luchas que Karl Ove Knausgård libra en “Mi lucha”, la novela autobiográfica en seis tomos que en la edición original (2009-2011) cautivó a medio millón de noruegos, pero recién en el quinto sabremos cómo llegó a amalgamarlas en las tres mil seiscientas páginas que desde 2012, traducidas a ritmos dispares a más de veinte idiomas, desvelan a escritores, críticos y lectores de todo el…
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lapipaylafuente · 4 years
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Graciela Speranza: Duchamp, Borges y después En 2019, Graciela Speranza presentó una conferencia para el Museo Jumex dentro del programa público de la exposición Apariencia desnuda: El deseo y el objeto en la obra de Marcel Duchamp y Jeff Koons, aun.  En esta disertación, la ensayista y crítica argentina Graciela Speranza le da un giro con efecto al vacío a la figura de Jorge Luis Borges al presentarlo como artista conceptual e influencia directa de otros creadores como Robert Smithson y Ad Reinhardt.
Esta forma de contar la historia del arte contemporáneo por parte de la también narradora, marcada por entrecruces indirectos de diversas perspectivas interdisciplinares, pone en crisis los mecanismos habituales para relatar los acontecimientos artísticos y destaca las estrategias de creación por encima del name dropping y las genealogías lineales.
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personal-reporter · 4 years
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La Fondazione MAST presenta UNIFORM INTO THE WORK/OUT OF THE WORK, il nuovo progetto espositivo curato da Urs Stahel dedicato alle uniformi da lavoro che, attraverso oltre 600 scatti di grandi fotografi internazionali, mostra le molteplici tipologie di abbigliamento indossate dai lavoratori in contesti storici, sociali e professionali differenti.
Nate per distinguere chi le indossa, le uniformi da un lato mostrano l’appartenenza a una categoria, ad un ordinamento o a un corpo, senza distinzioni di classe e di censo, dall’altro possono evidenziare la separazione dalla collettività di chi le porta. Le parole “uniforme” e “divisa” rivelano, allo stesso tempo, inclusione ed esclusione.
UNIFORM INTO THE WORK/OUT OF THE WORK comprende una mostra collettiva sulle divise da lavoro nelle immagini di 44 fotografi e un’esposizione monografica di Walead Beshty, che raccoglie centinaia di ritratti di addetti ai lavori del mondo dell’arte incontrati dall’artista per i quali l’abbigliamento professionale è segno distintivo, una sorta di tacito codice dell’anti-uniforme.
UNIFORM INTO THE WORK/OUT OF THE WORK
LA DIVISA DA LAVORO NELLE IMMAGINI DI 44 FOTOGRAFI
La mostra collettiva ” La divisa da lavoro nelle immagini di 44 fotografi”, allestita nella PhotoGallery, raccoglie gli scatti di 44 artisti: celebri protagonisti della storia della fotografia tra cui, Manuel Alvarez Bravo, Walker Evans, Arno Fischer, Irving Penn, Herb Ritts, August Sander e fotografi contemporanei come Paola Agosti, Sonja Braas, Song Chao, Clegg & Guttmann, Hans Danuser, Barbara Davatz, Roland Fischer, Andrè Gelpke, Helga Paris, Tobias Kaspar, Herline Koelbl, Paolo Pellegrin, Timm Rautert, Oliver Sieber, Sebastião Salgado, immagini tratte da album di collezionisti sconosciuti e otto contributi video di Marianne Müeller.
In tutto il mondo si distingue ancora oggi tra “colletti blu” e “colletti bianchi”, due espressioni che si sono imposte in molte lingue della società industrializzata. Ispirandosi all’abbigliamento da lavoro, si opera una distinzione tra diverse forme e categorie professionali e poi sociali: da un lato la casacca o la tuta blu degli operai delle fabbriche, dall’altro il colletto bianco quale simbolo del completo giacca e pantaloni, camicia bianca e cravatta di coloro che svolgono funzioni amministrative e direttive.
La mostra è un viaggio tra le uniformi, che sollecita una riflessione sull’essere e sull’apparire: le casacche da lavoro fotografate da Graciela Iturbide, i grembiuli protagonisti dei “piccoli mestieri” – come li chiama Irving Penn – del pescivendolo e dei macellai, le tute degli scaricatori di carbone nel porto de L’Avana ritratti da Walker Evans, gli abiti dei contadini negli scatti a colori di Albert Tübke, le tute da lavoro delle operaie nelle officine di montaggio della Fiat, a Torino, nelle fotografie di Paola Agosti.
Nelle immagini di Barbara Davatz gli abiti da lavoro dei collaboratori di una piccola fabbrica svizzera si confrontano con le uniformi degli apprendisti del più grande rivenditore di generi alimentari “Migros” della Svizzera fotografati da Marianne Müller, i colletti bianchi di Florian Van Roekel fanno da contrappunto alle tute nere dei minatori nelle foto del cinese Song Chao e alle lavoratrici di una fabbrica di abbigliamento immortalate da Helga Paris.
L’abbigliamento da lavoro comprende anche gli indumenti protettivi, che sono al centro delle immagini sia del messicano Manuel Álvarez Bravo, sia di Hitoshi Tsukiji che si sofferma sui guanti di sicurezza della Toshiba, sia di Sonja Braas, di Hans Danuser e Doug Menuez che si concentrano sulle tute.
L’abito non rispecchia solo la diversa occupazione, né obbedisce esclusivamente alla funzionalità del lavoro, ma indica anche una distinzione di classe e di status come mostra il grande Ritratto di gruppo dei dirigenti di una multinazionale di Clegg & Guttmann dove la luce illumina solo i volti, le mani e i triangoli sfolgoranti formati dai risvolti, dalle camicie bianche e dalle cravatte.
Nei nove ritratti di August Sander, considerato uno dei più famosi ritrattisti del XX secolo, emerge la simbiosi tra persona, professione e ruolo sociale più che l’essenza dei singoli individui. L’attenzione del fotografo è infatti sulla funzione sociale, piuttosto che estetica della fotografia, con l’intento di costruire un’immagine fedele della propria epoca.
L’esposizione ci guida dall’abbigliamento da lavoro all’uniforme con i sette imponenti ritratti del soldato “Olivier” di Rineke Dijkstra, le uniformi civili delle serie di Timm Rautert, abiti del monaco e della suora fotografati da Roland Fischer fino ad arrivare ai ritratti di Angela Merkel nelle nove fotografie di Herlinde Koelbl, la celebre artista tedesca che ha dedicato un progetto pluriennale, “Traces of Power” alla raffigurazione anno per anno di alcuni dei maggiori leader politici tedeschi, a partire dal 1989, l’anno della caduta del Muro di Berlino.
Sebastião Salgado immortala il riposo di un operaio della Safety Boss Company, in Kuwait, impegnato nelle operazioni di spegnimento dei pozzi petroliferi dati alle fiamme dagli iracheni nel 1991 durante la Guerra del Golfo.
Le opere di Olivier Sieber, Andreas Gelpke, Andri Pol, Paolo Pellegrin, Herb Ritts e Weronika Gesicka descrivono la progressiva trasformazione dell’abbigliamento da lavoro e dell’uniforme in stile e moda assieme alla serie “Beauty lies within” di Barbara Davatz che fotografa alcuni commessi di H&M fuori dal contesto lavorativo. Le fotografie dei ricami di Tobias Kaspar, tratti dagli archivi di un produttore tessile svizzero, chiudono idealmente la mostra.
Su grandi monitor otto addetti alla sicurezza in uniforme di servizio, protagonisti di altrettanti video di Marianne Müller, “vigilano” sui visitatori.
WALEAD BESHTY “RITRATTI INDUSTRIALI”
La mostra monografica del fotografo americano WALEAD BESHTY “RITRATTI INDUSTRIALI”, allestita nella Gallery/Foyer, raccoglie 364 ritratti, suddivisi in sette gruppi di 52 fotografie ciascuno: artisti, collezionisti, curatori, galleristi, tecnici, altri professionisti, direttori e operatori di istituzioni museali.
Sono fotografie di persone con cui l’artista è entrato in contatto nel suo ambiente di lavoro, mentre realizzava la sua arte o preparava le mostre. Nel corso degli ultimi dodici anni Walead Beshty ha fotografato circa 1400 persone con una macchina di piccolo formato e pellicola analogica di 36 mm, per lo più in bianco e nero. Dal totale degli scatti
effettuati il fotografo ha scelto un ritratto per ogni singolo soggetto, per la mostra al MAST ne sono stati selezionati 364. L’obiettivo di Walead Behsty, ispirandosi al lavoro di inizi del ‘900 del ritrattista August Sander, non è quello di esprimere l’aspetto, il carattere o la natura della persona fotografata – scopi che il ritratto in studio ha perseguito fin dagli albori della fotografia – ma è quello di rappresentare le persone nel loro ambiente di lavoro (che è anche il suo), la loro funzione e il ruolo professionale che svolgono in seno al mondo e al mercato dell’arte. É da qui che deriva il titolo della sua opera “Industrial Portraits”.
“Da un lato in questo titolo possiamo riconoscere il riflesso di una tecnica per certi aspetti standardizzata, dall’altro possiamo dire che i ritratti in mostra e la serie nel suo insieme (1400-1500 elementi in continuo aumento) costituiscono a loro volta una sorta di “ritratto” di una specifica realtà industriale, cioè l’industria dell’arte nel suo complesso. In questo senso, gli “Industrial Portraits” rendono visibili e mettono in evidenza gli attori che si muovono in questo settore che si ritiene tendenzialmente libero da strutture gerarchiche”, spiega il curatore della mostra Urs Stahel.
I 364 ritratti di Beshty evidenziano la riluttanza dei protagonisti per l’uniformità dell’abbigliamento professionale. Non bisogna apparire come l’altro, uniformati, omologati. Con il rischio però che questa definizione in negativo si riveli nuovamente, per tutti gli attori che operano in quell’ambiente, un atteggiamento uniformato e standardizzato.
Nonostante lo sforzo con cui ogni singolo individuo ritratto mira a mostrare una presenza e un’immagine unica, personale e originale, i protagonisti pare rimangano dipendenti dal contesto, prigionieri del loro atteggiamento individualistico.
Apertura al pubblico: sabato 25 gennaio ore 10.00
Ingresso gratuito
Orari di apertura
Martedì – Domenica 10.00 – 19.00
In occasione di Arte Fiera:
sabato 25 gennaio > 10.00 – 24.00* domenica 26 gennaio > 10.00 – 20.00
MAST.
via Speranza 42, Bologna 25 gennaio – 3 maggio 2020 http://www.mast.org
Ufficio Stampa:
[email protected] – T. 051 6474406 Lucia Crespi – [email protected] – T. 02 89415532
*MAST partecipa alla Art City White Night
UNIFORM INTO THE WORK/OUT OF THE WORK La Fondazione MAST presenta UNIFORM INTO THE WORK/OUT OF THE WORK, il nuovo progetto espositivo curato da Urs Stahel dedicato alle uniformi da lavoro che, attraverso oltre 600 scatti di grandi fotografi internazionali, mostra le molteplici tipologie di abbigliamento indossate dai lavoratori in contesti storici, sociali e professionali differenti.
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fotopadova · 6 years
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Flor Garduño: magia e poesia in bianco e nero
di Gustavo Millozzi
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                                                                    ©Flor Garduño, Autoritratto
 -- Non molto tempo fa ho ripubblicato su queste pagine un breve testo che, con un suo "Fotoinish, Amilcare G.Ponchielli aveva dedicato nel 1999 a Flor Garduño e devo ringraziare Claudio Marra che mi ha suggerito l'idea di approfondire la conoscenza di questa fotografa messicana non molto nota in Italia. Salvo poche sporadiche presenze in collettive, ha avuto, per quanto mi consta, una sola mostra personale nel 2006 al Museo di Roma in Trastevere mentre numerose, oltre ai riconoscimenti e presenze in musei e collezioni, sono state quelle esposte in vari Paesi.
Flor Garduño, nata nel 1957 a Città del Messico, quando aveva cinque anni, assieme alla sua famiglia si trasferì in una fattoria a venticinque chilometri dalla capitale: qui trascorse la sua infanzia e adolescenza circondata dalla natura e dagli animali, esperienza che lasciò in lei una fondamentale impronta. 
Disegnava molto e voleva diventare una pittrice per cui, all'età 19 anni iniziò i suoi studi alla Esquela Nacional de Artes Plásticos dove, nel 1977, incontrò due persone per lei significative: la fotografa di guerra ungherese Kati Horna (1912-2000), che aveva lavorato a fianco con Robert Capa e l'artista latino-americano Manuel Alvarez Bravo (1902-2002) che diventarono suoi mentori. 
Horna è stata determinante nell'aiutare Garduño a esplorare il mondo più vasto che la circondava, principalmente attraverso l'interpretazione di correnti e movimenti come il surrealismo, il femminismo e a riflettere sullo stato sociale così diverso tra le classi messicane. Bravo è stato sua guida per insegnarle l'importanza fondamentale non solo di massimizzare le sue capacità tecniche, iniziando dalla camera oscura, necessarie per migliorare e affinare la sua arte, ma è stato anche determinante per farle capire il significato di essere auto-disciplinata con orientamento scrupoloso, metodico e critico nel lavoro, senza mai arrendersi. Queste impostazioni a lei trasmesse da Horna e da Bravo hanno avuto un impatto profondo e duraturo sulla giovane artista e sulla sua produzione creativa futura.
Tra il 1981 e il 1982 viaggia con una squadra organizzata dalla fotografa Mariana Yampolsky (1925-2002) fotografando i villaggi rurali e le loro comunità in tutto il Messico. Questa esperienza, e quanto acquisito da Kati Horn, hanno influenzato gli scatti di Flor Garduño, quasi sempre di paesi e città di campagna rappresentati in modi strani e misteriosi tipici del surrealismo fotografico messicano del quale fan parte anche Graciela Iturbide (n.1942), pure allieva di Manuel Alvarez Bravo e Lola Alvarez Bravo (1903-1993), figlia del medesimo.
Con queste sue immagini ha pubblicato nel 1985 il suo primo libro "Magie del juego eterno" (Magia dell'eterno gioco) dove, attraverso gli elementi luminosi delle sue fotografie (acqua e albero, terra e aria), porta nel presente gli eterni orizzonti e soli della terra indiana d'America ed il suo tempo che, per i nativi, è allo stesso tempo vasto e minuto, infinito e limitato. E il segreto dell'arte di  Flor Garduño è quello di saper penetrare in entrambi i mondi, l'immenso e il minuscolo, l'ora (ed anzi la giusta ora) senza perdere il contatto con il tempo passato, con quello presente e con quello futuro.
Nel suo secondo libro "Bestiarium" del 1987 presenta intense immagini dedicate all'archetipo animale: è un viaggio ossessionante attraverso il mondo messicano della mitologia (che l'autrice dimostra di ben conoscere) in cui figure reali e fantasiose di animali, spesso antropomorfe, prendono vita accanto alla figura umana alla quale sono accomunate; talune di queste fotografie rappresentano una zoologia giocosa che sembra recuperare le esperienze dell'infanzia.
Con "Testigos del tiempo" (Testimoni del tempo) del 1990 ci illustra l'eredità della tradizione indigena e la collaborazione tra terra e persone mostrandosi quale testimone delle storie di tragiche sofferenze contro i popoli e le terre natali, ma senza perdere la continua speranza, convinta dalla forza della bellezza e capacità di recupero di una comunità che resiste alle prove del tempo.
Nel 1994 dà alle stampe il suo quarto libro "Mesteños" frutto di un viaggio compiuto l'anno precedente negli Stati Uniti: questo titolo è la parola che significa in lingua spagnola "senza tetto" o "indomiti" e così erano stati definiti i cavalli selvaggi (e da questa deriverà il termine "mustang" per i cavalli selvaggi delle praterie nordamericane) che rappresenta anche unitamente all'ambiente ed alla vita delle quali essi fanno parte. Sono immagini dove la bellezza e maestosità di questo animale ci vengono restituite attraverso una sintesi di intensi particolari.
"Inner light" (Luce interna) esce nel 2003 e l'anno successivo "Flor": in questi libri la fotografa messicana si allontana dall'architettura e dal paesaggio per esplorare il nudo femminile e la natura morta pur non abbandonando anche su questo terreno il suo inconfondibile "realismo magico". Facendo eco a Manuel Alvarez Bravo e a Tina Modotti, Garduño anche qui evoca antichi miti e rituali indigeni con un tocco surrealista e celebra tutti i suoi soggetti con il gioco sensuale di luci e ombre, dove anche le cose inanimate parlano di una segreta loro vita interiore. Ma è il corpo femminile, i suoi piani e le sue curve, che consacra con sontuosa luminosità: nudi sensuali e simbolici e nature morte creano, legandosi assieme, queste raccolte che sono come un diario del suo personale ed intimo paesaggio. Con questi scatti, tutti eseguiti con luce naturale, ha creato una serie di immagini (realizzate dentro e intorno alle sue due case, in Messico e in Svizzera tra le quali si divide, con il marito  fotografo Adriano Heitmann ed i figli Azul ed Olín) che infondono al bianco e nero un magico lirismo.
"Trilogy" edito nel 2011 (è stato stampato anche in Italia da Contrasto) è un compendio di oltre trent'anni di lavoro della nostra fotografa ed è suddiviso in tre parti in quanto oltre ad riprendere immagini da "Bestiarium" presenta altri due temi, "Mujeres fantasticas" e "Naturalezas silenciosas".
"Mujeres fantasticas" (Donne fantastiche) raffigura la donna come una moltiplicità di simboli e intrisa di contrasti chiarosculari che la fanno emergere da una notte di sogni e di enigmatici archetipi dove convive con animali e piante che le offrono vita, vitalità, prigionia o gloria. Una delle operazioni caratteristiche di Flor Garduño è infatti quella di mettere in relazione l'umano, il vegetale, l'animale e il minerale, senza rispettare l'antica divisione tra regni naturali. Troviamo così un'altra chiave per la sua fotografia: in essa si ripetono le stesse presenze, ma con invocazioni diverse; esseri e oggetti che ritornano grazie a scatti fotografici con significati alterati. 
Flor Garduño sottolinea altresì l'ambiguità della donna quale creatura intrisa di interpretazioni nell'intento di darci la possibilità di intravedere la sua autentica natura.
"Naturalezas silenciosas" (Nature silenziose) è una raccolta di immagini dove gli oggetti rappresentati, dotati di un'anima calda e sensuale, sono immersi nella magia della cultura messicana e parlano di una vita interiore e segreta. Sono nature morte che emanano una maestosa pace e grandiosità dove la vita  rimane, ma solo per un momento, sospesa e dove gli oggetti assumono dimensione erotica. Flor Garduño così precisa “quando penso alle mie nature silenziose, confesso che ho creato queste fotografie per me stessa, per riuscire a mantenere il mio spirito giocoso e fantastico attraverso tutti questi anni”.
Flores Garduño, dipingendo con la luce, non ha mai ceduto alla seduzione del colore, ma ci ha offerto un bianco e nero dove è riuscita a farcelo ad ogni modo percepire con la nostra mente: anche se i suoi neri sono profondi come inchiostro ed i suoi bianchi brillanti come ghiaccio non per questo i grigi non contengono tutte le informazioni e le sensazioni che ci potrebbe dare la tavolozza di un pittore.
Viene definita come un "poeta-fotografo" in quanto le sue potenti immagini di popoli nativi in ​​tutte le Americhe, insieme ai suoi simbolici studi di nudo e alle liriche nature morte, hanno superato la soglia tra il mondo sacro e quello temporale consentendoci di intravedere ciò che Carlos Fuentes definì "il ritratto commovente dell'eternità". 
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Una galleria di immagini, opera di Flores Garduño, viene riportata al seguente link:    http://immagini.fotopadova.org/post/178671583101/flor-gardu%C3%B1o-poesia-in-bianco-e-nero-di-gustavo
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tlatlandblog · 6 years
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Germán García: 50 años de entrevistas
A 50 años de la edición de Nanina se publica un volumen de entrevistas al autor de aquel best-seller de los 60.
por Juan José Mendoza Revista Ñ
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Nanina, la primera novela de Germán García, en pocas semanas se convirtió en un best-seller. Los hechos son conocidos: 12000 ejemplares agotados entre septiembre y octubre de 1968. Y luego, el secuestro de la cuarta reimpresión, la censura, el juicio en los tribunales de Onganía y dos años de cárcel en suspenso al autor. En la censura a Nanina puede cifrarse uno de los móviles para el surgimiento, unos pocos años después, del grupo Literal: como parte de la estratagema de García para evitar el ostracismo al que lo arrojaba aquel desplazamiento, de las páginas literarias de los suplementos a las páginas de las noticias policiales. Allí, sobre el filo que separa a los 60 de los 70, también se cifra el surgimiento de Germán García como entrevistado. De aquella época datan las primeras entrevistas que concede. En 1969, poco tiempo después de aquel fenómeno editorial pergeñado por Rodolfo Walsh -quien recomendó la novela- y Jorge Álvarez -quien la editó- apareció Hablan de Macedonio Fernández, una compilación de entrevistas realizadas por el propio García a Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Gabriel Del Mazo, Adolfo de Obieta y una serie de allegados al autor de Papeles de recienvenido. En aquellos años García es un recién llegado. Alguien que una noche abandonó los talleres mecánicos y los galpones ferroviarios y agrícolas de Junín para, al amanecer, instalarse en el corazón de una ciudad exultante de cafeterías y superpoblada de transeúntes. En Hablan de Macedonio un joven Germán García establece redes, arroja rápidas contraseñas de identidad en medio de un clima cultural vertiginoso. En 2018, medio siglo después de aquellos episodios, César Mazza publica Palabras de ocasión. Entrevistas a Germán García, acaso un libro que reabre el movimiento iniciado con aquellas entrevistas sobre Macedonio. ¿De qué nos hablan con el paso del tiempo las distintas modulaciones de una voz?¿De qué modo se fue desplegando esa política de la lengua germangarciana? En las entrevistas lo que más sorprende, ante las más disímiles demandas de palabra, es la permanencia siempre del entrevistado en un mismo lugar de posición. Como si las ideas de García hubieran viajado por el tiempo envasadas al vacío, indiferentes a los cambios del clima cultural. Autónomo, nunca en el lugar del otro, cuando le hacen preguntas responde rápido, con ideas nuevas y viejas a la vez. En una entrevista de 2007 García aparece defendiendo una concepción de la literatura como la realización de una acción que se deshace. En una entrevista radial aparece en un diálogo con Juan Carlos Blumberg. Con Graciela Speranza y Marcelo Cohen descomponen las contradicciones de la crisis del 2001. Aun así, con el espesor de la historia acechándolo, él se mantiene incólume siempre en su propio lugar de posición.
Las entrevistas se enhebran conectando distintos hitos de Germán: made in Germán se titula uno de los apartados que César Mazza firma en la presentación del volumen. Literatura, psicoanálisis, Oscar Masotta, Gombrowicz, Literal. Esos son sólo algunos de los nombres propios, las palabras claves instituidas por García a lo largo de tantas décadas de lectura y escritura, reescritura y vuelta a leer ¿Cómo sostener el vitalismo, la espontaneidad en ese camino lleno de capas? Una respuesta sería: con el movimiento incesante de la biblioteca. Sus repeticiones siempre están buscando lo nuevo. Las entrevistas constituyen un laboratorio del estilo: oral e ilustrado, hecho de retazos, con todos los matices que pueden imaginarse entre mundos disímiles. Su vanguardismo criollo, galvanizado con el ir y venir de la librería al bar, del bar al hotel primero, a la heráldica biblioteca personal después, de Buenos Aires a París, a Barcelona, va transformando a García en el autor de libros y ensayos fundamentales de psicoanálisis y literatura, arquitecto de instituciones, fundador y miembro del comité de redacción de las grandes revistas de los últimos 50 años.
María Moreno lo define como un “profesor limpio”, dueño de una voz de maestro oral que viste de etiqueta sin por ello renunciar al “callejeo”. García es un aristócrata plebeyo, el elegante parroquiano que se aparta de desaliñados devotos de Masotta, Gombrowicz, Lamborghini. Ricardo Piglia siempre destacó su oralidad extraordinaria, propia de quien piensa rápido: “Muchas veces he pensado que el narrador del que habla Walter Benjamin se encarna entre nosotros de manera ejemplar en Germán García. No sólo porque es uno de los más notorios narradores orales que se pueden encontrar en Buenos Aires sino porque sus historias registran la experiencia de la vida en la ciudad.” Aunque, a diferencia de aquellos personajes que describiera Benjamin en El Narrador, que volvían mudos de las trincheras de la primera guerra, Germán García puesto en situación de entrevista es más bien un semejante de Ernst Jünger: no alguien que regresa de los campos de batalla sino más bien alguien que nos transporta a ellos. Por la propia distribución de sus capítulos, Palabras de ocasión es un libro decididamente macedoniano: “Entrar al juego”, “Una guía para no seguir”, “Sin balance, seguir entrando”, los títulos que organizan los capítulos del libro plantean los sentidos de una marcha, un viaje, como el adentrarse en las profundidades de un océano que no promete más destinos que los de la deriva misma. César Mazza organiza el libro atento a la variedad de tonos simultáneos que logran perforar y mezclar mundos disonantes: la forma de hablar en el circuito de los entendidos con la cadencia popular que flota en los bares.
En 1969 el propio García proponía su teoría personal sobre la entrevista: “Tratándose de entrevistas grabadas, es necesario aclarar que la puntuación es una traducción de los ritmos, los espacios, los tonos, las inflexiones de la voz que nos devuelve la cinta.” En todas sus entrevistas está su voz, su cadencia, su tono inspirador de ideas tan originales como incontestables. Las entrevistas aparecieron publicadas en revistas dispersas y ahora aparecen reunidas en un libro. Como lo definió Alan Pauls en ocasión de la presentación del volumen: “Más de trescientas páginas con la voz del mejor entrevistado de la cultura argentina de los últimos 50 años”.
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Palabras de Ocasión. Entrevistas a Germán García César Mazza (Comp.) Los Ríos Editorial 342 páginas.
Sobre el método
Palabras de ocasión. Entrevistas a Germán García. Fragmento de una entrevista de Alejandro Daumas.
-El psicoanálisis lo hace Freud en una lengua alemana muy particular que era la vienesa. Según yo me enteré autores como Karl Kraus no eran legibles para un berlinés. Freud hablaba ese alemán de Viena que era una cosa muy particular como lenguaje. Irónicamente, Starobinski dijo una vez: “antes de que el inconsciente estuviera estructurado como un lenguaje, el psicoanálisis mismo estaba estructurado como un lenguaje”. Y la eficacia de Freud dependía mucho de la particularidad de cada sujeto. Después de Freud empieza a surgir la sustancia, se olvida el lenguaje y se habla de entidades como el ello, el yo, el superyó. Esta posición me parece que olvida la propia operación que la sostiene. Lacan empieza por ahí, empieza por inventar un nuevo vocabulario, una nueva terminología. Es decir que hace una operación conocida en la teoría de la traducción: convierte en exótico al psicoanálisis, lo vuelve algo extraño. Freud, que cada analista creía saber de memoria, de pronto no resultó tan evidente. Después viene el trabajo de cómo se aclimata eso, pero la aclimatación vuelve a neutralizar el lenguaje. Es decir, si la cosa se aclimata totalmente se vuelve lengua común, y si la cosa es absolutamente extraña no se entiende. Esta tensión se produce constantemente y de ella depende, para mí, la situación social del psicoanálisis.
-Me parece que encontraste una solución entre lo incomprensible y lo comprensible, tu propia solución, tu propio estilo para influir, digamos.
-Sí, digamos que yo trabajo desde esta perspectiva.
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clubfenix-blog · 7 years
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Convocatoria Club Fénix Ciclo “Terror en verano” [A la sombra de la producción]
La fortaleza, como una luz mala, se ha apagado. La riqueza de sentido ha caído en el desasosiego de girar sobre sí misma. El futuro es algo lúgubre y no auspicia nada fértil. No todo defecto repetido es virtud. No toda recurrencia muestra la perseverancia de algo relevante. No todas las apariciones azarosas tienen un motivo que las justifique. No toda espontaneidad es pertinente. No todas las lecturas aportan algo. No toda compañía es enriquecedora. El éxito puede conducir al abismo; el exceso de confianza, a un acantilado.
Poema chino anónimo del s. XVIII
 Club Fénix carece del optimismo propio de los proyectos grupales y colaborativos, pero se ha visto en la desganada obligación de despejar la sala de un club para que artistas de todas las disciplinas lleguen, con el caballo cansado y la mente embotada, a ofrecer lo peor de su obra. Se trata de replegar esfuerzos hacia zonas oscuras y negativizadas de la producción con el objetivo de visibilizar (sin polución exhibicionista, voyeurista o autovictimizante) aquellas zonas áridas, secas o empantanadas, en un entorno respetuoso de trabajo, de baja estridencia y con concentración.
El entorno estará severamente reglamentado. Frente a la hipérbole y la estridencia imperantes, hemos decidido regular esta porción de realidad para que imperen la sobriedad, el decoro, la austeridad, la moderación, la prudencia.
 El año es largo y lleno de desagradables sorpresas. Las estaciones -como el ritmo de una respiración enorme, caprichosa y ajena- dan nombre a los ciclos en los cuales se desplegará la actividad de Club Fénix: “Terror en verano”, “Pavor en otoño”, “Temor en invierno”, “Pánico en primavera”.
 Arrastramos hasta ustedes el primer ciclo, una serie de encuentros en los que, durante 3 meses, los participantes podrán, cada 15 días, arrimarse a comentar miserias propias y ajenas, y escuchar palabras ay palabras y más palabras sobre las áreas más bloqueadas, amenazadas, destructivas y paralizantes de la propia producción.
 Detallamos, entonces, las características del ciclo “Terror en verano”, esta nueva convención de tendencias introspectivas:
 Actividad
 “Terror en verano” consta de 6 encuentros. En cada uno de ellos, 2 participantes o fracasantes expondrán un problema en una obra, un proyecto (o un aspecto) que no funcione, que se encuentre paralizado, inconsistente, débil en su concepción y/o realización y/o consecución.
Recibirán, por parte de un descifrante una mirada, un indicio hacia una zona de excavación, un martilleo serio en los espacios fosilizados, la pista hacia un emplazamiento en el que hundirse para poder explorar las paredes que lo sostienen.
No creemos en muchas cosas, pero tenemos la sospecha de que el abandono del anichamiento de la mirada ayudará a dejar al descubierto (a la intemperie, al desamparo) los temas de la obra. Para eso, y porque entendemos que a la vez que se reproducen los discursos sobre las obras, hay una imposibilidad fundante de comunicar aquello de lo que la obra trata, hemos convocado a personas de las más diversas áreas para que miren, miren, miren, piensen, piensen, piensen y hablen, hablen, hablen. Una devolución siempre en negativo -así el espíritu de Club Fénix-, una devolución centrada en indagar aquello que efectivamente no funciona, lo que queda fuera y debería entrar, lo que entra y debería salir, en definitiva, un mapa de un problema, un mapa del no. Una devolución de los descifrantes hacia los fracasantes hecha en otro idioma: un relato desde la transdisciplinariedad. Una voz lenta y pausada, ajena, exótica a la dinámica de la obra, que se despliega desde tierras remotas y frescas.
Tendrán acceso (como testigos) a esta deconstrucción y reconstrucción, 12 expectantes, que no podrán manifestarse más que en la acción de presenciar, escuchar y, tal vez, realizar anotaciones. Sus limitaciones en la intervención se verán recompensadas por su libertad en el tiempo. Podrán inscribirse a encuentros sueltos, sin una continuidad, esporádicos; muy al uso de los tiempos.
Convocatoria
El trabajo en Club Fénix está dirigido a artistas de todas las áreas: artistas visuales, escultorxs, pintorxs, fotógrafos, escritorxs, bailarinxs, poetas, dramaturgxs, performers, cineastas, músicxs, etc.
Para ser unx fracasante de esta primera edición de Club Fénix, en el ciclo “Terror en verano”, es necesario presentar un portfolio que incluya:
Datos personales: Además de los usuales, nos encontramos en condiciones de aceptar otra serie de datos personales que releven aspectos que consideren relevantes: signo del zodíaco si han desarrollado pensamiento mágico, descripciones de su entorno de trabajo si son influenciables en ese aspecto, referencias de otrxs artistas que marquen en este momento su producción (o la falta de ella), etc.
 Antimanifiesto: Una presentación que puede ser textual, visual, audiovisual, sonora, etc., que manifieste las debilidades, inconsistencias, falta de seguridad sobre temas, prácticas, problemas en el desarrollo de la carrera, en la relación con el entorno, etc.: un antimanifiesto no (se) defiende, no (se) vende; un antimanifiesto se entrega.
Un problema vinculado a un proyecto, una obra, un aspecto, una metodología, una fantasía artística o una idea general sobre su propio desempeño que deseen sea tratado por un descifrante. Club Fénix se ha propuesto concentrarse en los problemas, obstáculos, inconvenientes, contrariedades, atolladeros o bretes de la producción. Ese será el núcleo del intercambio durante los encuentros, el sujeto de las oraciones.
 Este material debe ser enviado hasta el 16 de enero de 2018 a [email protected]
Será evaluado por un jurado que seleccionará a 12 fracasantes cuyos problemas presenten una correspondencia potencialmente enriquecedora en diálogo con lxs descifrantes y con lxs demás fracasantes.
Se evaluará la descripción de los problemas, su potencialidad para señalar zonas problemáticas de la producción y no las obras en sí mismas. Los resultados de la convocatoria se comunicarán el día 22 de enero de 2018.
 Deseamos manifestar que no hay promesa ni perspectiva hacia el final de cada ciclo, sino la más sencilla consecución de la vida (en los términos en los que prefieran pensarla: naturalmente, históricamente, emocionalmente, colectivamente, individualmente, etc.). Es decir, no habrá muestra, libro, conclusiones, moralejas ni festejos; solo la continuidad de los días de sus vidas, en su aspecto menos heroico.
Descifrantes del ciclo “Terror en verano”:
Graciela Speranza (crítica y narradora) Alberto Goldenstein (fotógrafo) Gabriela Massuh (escritora) Jorge Macchi (artista visual) Mariana Obersztern (autora y directora teatral) Alejandro Ariel (psicoanalista)
      Síntesis de la dinámica
      Ciclo “Terror en verano”       Duración: 3 meses.       Cantidad total de encuentros por ciclo: 6       Participantes por ciclo: 12 fracasantes y hasta 12 expectantes.       Descifrantes: 1 por encuentro.       Fracasantes: Participarán del ciclo completo (6 encuentros en 3 meses).       Expectantes: Podrán inscribirse en los encuentros de forma esporádica.
       Fechas        Enero 2018: Martes 30 - 19.00 a 22:00 hs.        Febrero 2018: Martes 6 y Martes 20 - 19.00 a 22:00 hs.        Marzo 2018: Martes 6 y Martes 20 - 19.00 a 22:00 hs.        Abril 2018: Martes 3 - 19:00 a 22:00 hs.
              Comercio
El pesimismo de Club Fénix no cuenta con auspicios, de modo que las actividades son aranceladas (de un modo amigable):
Fracasantes: 3 cuotas de $1400.-  (ciclo completo)
Expectantes: $400 por encuentro.
       Contacto
Serán bien recibidos comentarios y consultas escuetas, sobrias y directas en nuestro mail: [email protected]
 Un sobrio saludo y muchas gracias por su tiempo de lectura y atención.
                                                                                   Club Fénix
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fotografobcn · 7 years
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Jornadas de la Nueva Crítica
24, 25, 26 Y 27 DE AGOSTO
¿Qué se necesita para ser un crítico? ¿Dónde podemos escuchar y leer sus voces? ¿Habrá que preguntarse por ellos? O, tal vez, ¿sólo por la crítica? Como una textualidad que lo implica y lo instala en múltiples configuraciones. Entre el interés creciente sobre algunos legados críticos que se hace visible en investigaciones, muestras y publicaciones y la emergencia de un discurso que rebalsa los lugares habituales, medios masivos y académicos, surgió el imperativo de estas Jornadas que procuran mapear estados de situación, activar reflexiones, indagar en forma de interrogantes y abrir, ¡siempre abrir!, espacios de intercambio.
Revistas invitadas
BOBA Grupo editor: Alicia Valente, Cecilia Cappannini, Chempes Saurio, Dani Lorenzo, Marina Panfili, Matías David López, Verónica Capasso El Flasherito Editores: Andrés Aizicovich, Liv Schulman y Leopoldo Estol Jaque al arte Editora: Cristina Civale Jennifer Grupo editor: Claudio Iglesias, Syd Krochmalny e Imanol Subiela Salvo. Producción: Marucki Novaki Mancilla Grupo editor: Magdalena Demarco, Carlos Gradín, Juan Laxagueborde, Nicolás Maidana y Florencia Minici. Santiago Villanueva, Fermín Álvarez Ruiz y Cecilia Eraso Otra Parte Directores: Graciela Speranza y Marcelo Cohen. Editor de arte: Federico Baeza Revista CIA Editor: Syd Krochmalny. Edición: Carolina Muzi y Kiwi Sainz
Dirección: Jimena Ferreiro y Syd Krochmanly Coordinadora de contenidos: Laura Isola Coordinación general: Luciana García Belbey, Sasha Hrycaniuk y Eliana Zanini
Actividad gratuita con inscripción previa | Cupos limitados Arancel para certificado de asistencia: $150
Inscribirse.
Programa.
El post Jornadas de la Nueva Crítica fue publicado por primera vez en DNG Photo Magazine.
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