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#adioses
deivmendowsky · 1 year
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adiós en primavera
Hay despedidas y adioses en primavera, que se sienten como un gélido frío de invierno.
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tinta-y-cometas · 10 months
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Mario Benedetti, "Adioses y Bienvenidas".
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junonem-d · 1 year
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“No me mientas en la cara. Yo voy a creer todo lo que tú me digas. Tomo cada una de tus palabras como si fuera la verdad. No dudo. Nunca he dudado de las razones por las que quieres estar conmigo. Mi amor por ti es incondicional. Lo único que te pido a cambio es que, cuando hables conmigo, cuides tus palabras. Que tus palabras sean justas. Que sean del tamaño de tus sentimientos. Porque si tú me dices 'no' para mi es no. Y si me dices 'llueve' para mi está lloviendo. Y si me dices 'amor', para mi es amor.”
-Rosario Castellanos.
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las-microfisuras · 2 years
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Hay cierto número de obras, y generalmente entre las que más nos gustan, que acaban mal: en ellas algo se termina, se consume. Durante todo el libro ha habido una aventura, un movimiento, una búsqueda, unos encuentros: gentes que no se conocían se han cruzado; han caminado juntas, se han amado, han cambiado. Y luego todo se detiene. Es el fin. No hay continuación. Alguien muere o desaparece. Sentimos un vacío. Por ejemplo, el final de Los tres mosqueteros, cuando se separan, siempre me ha parecido una perfecta expresión de la tristeza. Y también el principio de Vingt ans après –se vuelven a encontrar como enemigos, han envejecido-, al final de Vingt ans après, se separan de nuevo; Le Vicomte de Bragelonne, finalmente, cuando Porthos muere: durante años (no exagero nada) he sentido la desaparición física de Porthos; le echaba de menos; acordarme de todas sus aventuras, de su fuerza, de su necedad, de su apetito de ogro, de su vanidad, de su ropa, y luego de su decadencia, de su impotencia final: muere aplastado bajo una roca que ya no tiene fuerzas para levantar… Esto es el sentimiento más simple, en estado bruto. Creo que lo sentiría igual si leyera la muerte de Hercule Poirot. Pero los hay más matizados. La muerte de André Bolkonski (creo que se llama Bolkonski o Bolbonski) en Guerra y Paz; el final de Casque d’or. Y sobre todo, no ya muertes, sino extinciones, desapariciones, finales tranquilos, nadas: es el tiempo que pasa, el ocio, el hueco, el vacío, la melancolía, la añoranza, el recuerdo, lo irremediable. Por ejemplo, el final de Under the net de Iris Murdoch, que acabo de buscar, y de no encontrar, por todas partes: tras innumerables aventuras, más bien risueñas, los inseparables se separan; se van cada uno por su lado, “es la vida”… O bien el final de Pierrot mon ami… O bien esta última pregunta (que a menudo me ha aterrorizado) que clausura el capítulo de preguntas y respuestas de Ulises, cuando Stephen y Bloom se separan: ¿Dónde (va Stephen)? Jamás lo sabremos. Y ese jamás, verdaderamente, es algo terrible. No triste exactamente. Pero terrible. Un punto de interrogación para el que no hay respuesta posible. Algo que no se abre sobre cualquier cosa. Algo acabado. O bien el final de Fermina Márquez. O bien el final de La educación sentimental: las últimas páginas, y sobre todo “la amargura de las simpatías interrumpidas”: ¿alguna vez se ha expresado mejor el vacío? O el final de Suave es la noche: el tipo que va de ciudad en ciudad… metrópolis, pequeños centros, aldeas, pueblos y luego se acabó. Se ha perdido su rastro. No está muerto, no; sigue viviendo: sigue pensando, no ha olvidado nada; pero está vacío, ha fallado, ha fracasado, ha naufragado. Así vivirá siete años, la eternidad… O bien el final de La montaña mágica. Y estoy seguro de que aún hay innumerables ejemplos.
- Georges Perec, Carta a Denise Getzler.  Traducción de  Eva María Manso
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javiermussica · 2 months
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(Javier de Lucas)
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vdktat · 1 year
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manartu · 1 year
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“¡No voy a dejar de ser mamá, no voy a dejar de ser maestra y no voy a dejar de escribir!”
  Rosario Castellanos es una de las escritoras más importantes e influyentes de México y en el habla hispana debido a su legado como poeta, novelista y ensayista. Obras como Balún Canán, Ciudad Real y Oficio de tinieblas es considerada la trilogía indigenista más importante en la literatura mexicana. Castellanos nació en Ciudad de México, el 25 de mayo de 1925, aunque pasó parte importante de su…
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1555- Y tú, ¿qué edad tienes? De las preguntas más absurdas que nos pueden hacer en la vida es qué edad tenemos. Porque no nos da ninguna pista de a quién tenemos delante. Yo la verdad es que no lo sé. Ni me importa. Porque lo importante no es cuantos años tenemos, sino en cuántos de ellos hemos vivido. Yo prefiero decir que tengo 42 miradas en el metro que me han hecho sonreír. Tengo 2 “te quiero” suicidas que dije sabiendo que quien tenía delante no me quería a mí. También tengo 14 abrazos inolvidables, 3 de ellos irrepetibles porque quien me los dio ya no está. Tengo unos 35 “lo siento” de los cuales 8 jamás me perdonaron. Tengo 6 noches de hospital al lado de alguien que me importaba y 7 madrugadas pensando en una persona a quien no le importaba yo. Tengo unos 5.200 besos, pero solo me acuerdo de 6. Tengo 4 veranos que fueron infinitos y 3 inviernos demasiado fríos. Y solos. Y tristes. Tengo 25 noches sin dormir y algunas lágrimas gastadas en cosas que no importaban. También tengo 4 lágrimas muy amargas invertidas en algo que merecía llorar durante años. Tengo 150 carcajadas de esas que hacen que te falte el aire y 10 sonrisas por compromiso. Tengo 9 deseos de infancia que se dan de hostias con las promesas que nunca cumplí. Tengo 3 consejos recibidos que entendí mucho tiempo después. Tengo unas 12 camas donde me acosté sin querer estar y 4 donde hubiera matado por despertar. Tengo 5 errores que volvería a cometer y 2 de los que me arrepiento mucho, aunque solo un poco. Tengo miles de cenas, pero pocas como aquellas 3. Y tengo 43 escalofríos que me han recorrido el cuerpo entero. 120 conciertos, 350 películas… y no soy capaz de contar las canciones. Tengo 31 tardes comiendo pipas en un parque viendo la vida pasar con mis amigos. Y 500 tardes más recordándolas unos años después. Tengo 5 adioses. En dos de ellos nunca quise despedirme en realidad. Tengo tantas cosas por decir que nunca diré y tantas que me tendría que haber callado… Para quién quiera saberlo, esa es mi edad. Y no tengo ni puta idea de en cuántos años cabe eso.
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caostalgia · 2 years
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Hay muchas despedidas cobardes,
pero no hay peor
que aquella que hace tanto ruido
para al final dejar la puerta cerrada
y observar desde la ventana.
Hay muchas despedidas valientes,
pero no hay mejor
que aquella que es tan calmada
para dejar una pequeña cicatriz
y una nostalgia sana.
Hay muchos adioses definitivos,
pero no hay peor
que aquel que no se cumple,
uno que deja una rendija abierta
para volver al despunte.
Hay muchos adioses momentáneos,
pero no hay mejor
que aquel que se realiza,
uno que cierra todas la puertas
para no volver de visita.
Hay muchos hombres que sufren,
sentimientos que no reconocen,
caminan todos los días
para estar frente a un jardín de recuerdos marchitos.
Hay muchos seres inhumanos,
parecen reír sobre el sufrimiento ajeno,
con cadenas de odio
que destruyen hogares que no son suyos.
Mei & Katastrophal
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vvlentinv420 · 20 hours
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Las palabras que no dijiste pesan más que los adioses que nunca tuvimos.
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mosaicos-poeticos · 7 months
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Los adioses se efectúan en silencio; quien quiere irse a gritos, mejor aún, quien quiere escucharlo.
Efimera Lunar Intemporal
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kamas-corner · 6 months
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"Sin orificio de salida"
Así que perdóname por no conseguir que fuéramos suficiente.
Por llenarte el cuerpo de adioses, vestir mis dedos de balas y dispararte -aunque te lleve tan dentro que dispararte a ti sea como dispararme a mí, pero sin orificio de salida-,
por empujarte hacia el abismo de mis labios y suicidarte antes de olerte, por odiarte un poco porque llueve y no vas a aparecer,
porque mi reloj ahora solo me diga que es hora de marcharme, por sacarte de mis ojos para poder dormir, por quedarme a ver cómo nos ponemos la ropa la una a la otra sabiendo que no volveremos a desnudarnos, y después irme.
Perdóname, por no encontrar otra manera de salvarme que no implicara abandonarte.
Y aunque esto sea un poema triste más, tienes que saber que hacerte el amor fue como empezar una frase, y terminarla. Abandonarnos ahora es dejar inacabado el poema.
Pero recuérdalo, una vez al día te cambiaría por toda la poesía.
del libro de Elvira Sastre: 43 maneras de soltarse el pelo
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a--z--u--l · 10 months
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Cuando los lazos que parecían indestructibles se rompen, toca asumir esos tristes adioses que suceden sin ni siquiera decir adiós.
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leregirenga · 7 months
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“Y es que hay adioses que no matan, al contrario, te devuelven la vida…”
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danielac1world · 10 months
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Ven, hablemos de nada, lloremos en silencio, trae ese chocolate que podemos disfrutar sin pensar, aparece a mi costado derecho, mirame con la última pizca de luz que aparece por la ventana, y tiremosnos al suelo, hasta que la piel sea un solo golpe, que podamos entender los dos.
Ven, pasemos por alto los recuerdos de los adioses que nos regalaron envueltos para los dieci...(1,2,3..seiss) y creamos que estamos tan cuerdos, que por una pequeña vez, las lágrimas son solo gotitas de rimel con purpurina de plata, y hacemos de cuenta que nos regalan un amanecer simpático con el dolor diluido en el alcohol de la pantalla, mientras todo queda, y no pasa nada.
Ven, abre los ojos esta noche, "fingiremos demencia" como dicen los falsos profetas del humor fugaz, y como si fuera gracioso, riamos a carcajadas sobre el pavimento de las paredes eternamente blancas, creamos que el infierno arde bonito y que en las malas decisiones algo se aliviana ; contemos las estrellas que andan a sus anchas por el techo, y abrazame fuerte para no querer nadar entre la vía láctea de la incertidumbre... si el tiempo se nos acaba en el jugar con fuego, ven, quedate un ratito de eternidad, solo un momentito más.
Quememos el saxofón de las canciones que dicen muchos "te quiero" y echemos más azúcar al café de las tazas de la tarde, armonicemos las melodías de las cosas que nos asechan con las primeras piedras en las manos, pensemos en que no se puede parar de pensar, y leamos una y otra vez los pasajes de las infancias que quisieramos recordar... si aún así se nos acaba el instante del tiempo, ven, no te vayas, pongamos tres minutos más en tanto suenan las canciones tristes del reloj, y mientras aún soñamos con tocar la luna con los labios, imaginaré que el infierno quema bonito y estamos bien, piel a piel, y tú a mi lado.
-danielac1world ~Leer en son de la melodía indicada~
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Y tú, ¿qué edad tienes? De las preguntas más absurdas que nos pueden hacer en la vida es qué edad tenemos. Porque no nos da ninguna pista de a quién tenemos delante. Yo la verdad es que no lo sé. Ni me importa. Porque lo importante no es cuantos años tenemos, sino en cuántos de ellos hemos vivido. Yo prefiero decir que tengo 42 miradas en el metro que me han hecho sonreír. Tengo 2 “te quiero” suicidas que dije sabiendo que quien tenía delante no me quería a mí. También tengo 14 abrazos inolvidables, 3 de ellos irrepetibles porque quien me los dio ya no está. Tengo unos 35 “lo siento” de los cuales 8 jamás me perdonaron. Tengo 6 noches de hospital al lado de alguien que me importaba y 7 madrugadas pensando en una persona a quien no le importaba yo. Tengo unos 5.200 besos, pero solo me acuerdo de 6. Tengo 4 veranos que fueron infinitos y 3 inviernos demasiado fríos. Y solos. Y tristes. Tengo 25 noches sin dormir y algunas lágrimas gastadas en cosas que no importaban. También tengo 4 lágrimas muy amargas invertidas en algo que merecía llorar durante años. Tengo 150 carcajadas de esas que hacen que te falte el aire y 10 sonrisas por compromiso. Tengo 9 deseos de infancia que se dan de hostias con las promesas que nunca cumplí. Tengo 3 consejos recibidos que entendí mucho tiempo después. Tengo unas 12 camas donde me acosté sin querer estar y 4 donde hubiera matado por despertar. Tengo 5 errores que volvería a cometer y 2 de los que me arrepiento mucho, aunque solo un poco. Tengo miles de cenas, pero pocas como aquellas 3. Y tengo 43 escalofríos que me han recorrido el cuerpo entero. 120 conciertos, 350 películas… y no soy capaz de contar las canciones. Tengo 31 tardes comiendo pipas en un parque viendo la vida pasar con mis amigos. Y 500 tardes más recordándolas unos años después. Tengo 5 adioses. En dos de ellos nunca quise despedirme en realidad. Tengo tantas cosas por decir que nunca diré y tantas que me tendría que haber callado… Para quién quiera saberlo, esa es mi edad. Y no tengo ni puta idea de en cuántos años cabe eso.
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