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#banderas españolas en cataluña
envisitadecortesia · 10 months
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Una última ceremonia y un libro
El 4 de noviembre de 2004 hacía su entrada por vez primera la fragata Almirante Juan de Borbón (F-102) de la Armada Española, no vino sola, tras ella también entraron en puerto la fragata Canarias (F-86), el buque de asalto anfibio Galicia (L-51) y el cazaminas Segura (M-31), a estos se uniría el día 5 la corbeta Descubierta (P-75) y el patrullero Alcanada (P-34) destacado en el puerto de…
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¿Impresionante manifestación contra la cuarentena obligatoria?
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Noticia del  21/01/2023:
Miles de personas llenaron el centro de Madrid el sábado para protestar contra el gobierno socialista y acusarlo de socavar la Constitución, en una manifestación respaldada por partidos de derecha.
Los manifestantes se concentraron en la Plaza de Cibeles frente al Ayuntamiento, ondearon banderas españolas, pidieron la dimisión del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y le llamaron “traidor”.
Más de 100 grupos, incluido el opositor conservador Partido Popular, el centroderechista Ciudadanos y el ultraderechista Vox, convocaron la manifestación bajo el lema “Por España, por la democracia y la constitución”.
Los oradores atacaron al gobierno por una serie de políticas y decisiones, que van desde la liberación de los independentistas catalanes hasta sus pactos con los partidos separatistas regionales. Participaron unas 30.000 personas, según estimaciones del gobierno local.
El líder de Vox, Santiago Abascal, el único líder del partido que asistió, dijo a la multitud que el gobierno había “pisoteado la constitución al encerrar a los españoles”, en referencia a los confinamientos por el COVID.
A unos 200 kilómetros de distancia, en la ciudad noroccidental de Valladolid, Sánchez dijo en un mitin socialista que los manifestantes en Madrid defendían una España “uniforme” y, por lo tanto, “discriminatoria”.
En junio de 2021, el gobierno de Sánchez indultó a los nueve líderes encarcelados del intento fallido de independencia de Cataluña de 2017 “en el espíritu del diálogo”. La derecha se opuso a su reciente decisión de sustituir el delito de sedición por un delito menor.
Lo que no cuentan los medios es que el partido VOX... lo que ellos llaman la ultraderecha... logró, en España, declarar el confinamiento obligatorio inconstitucional. Y lo llamó como hay que llamarlo: "la mayor violación de derechos de la historia". Asi que esto tiene mucho que ver con la cuerentena y poco con la derecha por mas que se hagan los giles.
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lastnews-espana · 2 years
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Barcelona 1860. " El número de banderas españolas que adornaban las calles se contaban por miles" Víctor Balaguer. Por Rafael María Molina
Barcelona 1860. ” El número de banderas españolas que adornaban las calles se contaban por miles” Víctor Balaguer. Por Rafael María Molina
Ya vimos las multitudinarias celebraciones patrióticas en Barcelona y Cataluña por la victoria española contra los marroquíes, en la batalla de Tetuán y la consiguiente toma de esta ciudad de Marruecos, en febrero de 1860. Veamos algunos detalles más. El célebre literato catalán Víctor Balaguer, testigo directo de aquellos hechos los describe en su libro sobre aquella guerra hispano marroquí…
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¡Hola! Soy italianx, tengo una curiosidad, en España qué fiesta es "Sant Jordi" exactamente?
"Sant Jordi" significa "San Jorge" en catalán. No existe como fiesta "en España" en general, sino que Sant Jordi es sólo de la cultura catalana, no existe como fiesta española.
En Cataluña, el día de Sant Jordi (San Jorge, el 23 de abril) es el día de los enamorados desde el siglo XV, y además este santo es (juntamente con la Virgen de Montserrat) el santo patrón de Cataluña. La leyenda de San Jorge está muy presente en la cultura catalana y en las artes de Cataluña desde hace siglos.
Celebramos Sant Jordi regalando libros y rosas a las personas que queremos (novios, amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc). Las calles están llenas de paradas que venden libros y rosas, están por todas partes. También hay muchos escritores que vienen a firmar libros.
También se organizan los "Jocs Florals" (en catalán significa "juegos florales" porqué el premio son flores) que es una competición de poesía que se organiza en Cataluña y Occitania desde la edad media, y con especial fuerza des del siglo XIX. Incluso durante los años en que la lengua y cultura catalanas estaban prohibidas y solo se podía hablar/escribir en español y celebrar fiestas españolas, se continuaron celebrando Jocs Florals en la clandestinidad.
Y muchas más actividades culturales relacionadas con la literatura. En muchos sitios se organizan lecturas de poesía en voz alta o otras actividades parecidas. También se pueden visitar gratuitamente muchos edificios históricos por toda Cataluña que normalmente están cerrados al público.
En Aragón, el mismo día se celebra Sant Chorche (San Jorge en aragonés), porqué también es el santo patrón de Aragón. Pero creo que para ellos es más bien un día "oficial"/institucional y no es tanto una celebración en las calles como para los catalanes.
Lo mismo en Inglaterra, porqué San Jorge (Saint George) también es su santo patrón, hasta tienen de bandera la del santo 🏴󠁧󠁢󠁥󠁮󠁧󠁿. En Cataluña, muchas ciudades e instituciones también usan la bandera de San Jorge (🏴󠁧󠁢󠁥󠁮󠁧󠁿) como propia o parte de la propia, incluyendo la ciudad de Barcelona y el equipo de fútbol Barça.
El mismo 23 de abril, en España se celebra "el día del libro", que fue una decisión tomada por el dictador proto-fascista Miguel Primo de Rivera en 1926, fijado en el 23 de abril el 1930. El dictador escogió este día para conmemorar el día en que se enterró Cervantes. Justamente coincide con una de las fiestas más importantes para los catalanes, símbolo de la cultura catalana y la lengua catalana. Pero Primo de Rivera odiaba los catalanes y el resto de minorías nacionales (vascos, gallegos, etc) y especialmente nuestras lenguas (que prohibió e intentó sustituir completamente por el español para eliminarnos), así que se cree que también escogió este día para diluir la fiesta catalana y sustituirla por un símbolo de españolidad. Porque, a ver, es un poco raro escoger para conmemorar a Cervantes el día en que se enterró, normalmente se conmemoran los escritores el día de su nacimiento o su muerte. ¡Pero no consiguió sustituir Sant Jordi! Al contrario, Sant Jordi continúa muy vivo ^^
Hoy en día aún se celebra el Día del Libro por toda España (excepto Cataluña, donde se celebra Sant Jordi; nunca he oído a nadie llamarlo "día del libro"), pero no es ni de lejos tan importante como en Cataluña ni se celebra con tanta fuerza en las calles.
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jgmail · 4 years
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Un repaso a la Emergencia de Vox
Miguel Urbán Crespo
A principios de los años setenta, la gran mayoría de los europeos pensaba que el renacimiento de las organizaciones fascistas se articularía en torno a los restos de las dictaduras mediterráneas. El tiempo ha demostrado lo contrario: salvo en el caso particular de Grecia, tanto en Portugal como en el Estado español, las opciones partidarias vinculadas al terreno de la ultraderecha han cosechado tradicionalmente los peores resultados electorales del continente. Al menos hasta finales de 2018, con la entrada de Vox en el parlamento de Andalucía, y en Portugal con Cheda! (¡Basta!), que en octubre de 2019 consiguió un asiento en el parlamento nacional.
Sin embargo, lo anterior no debería inducirnos a menospreciar la influencia social, la permeabilidad y la constancia del discurso, ni tampoco la capacidad de movilización de la ultraderecha —en sentido amplio— en el Estado español a lo largo de estos últimos 40 años, lo que algunos autores consideran “una presencia ausente” de la extrema derecha española. De hecho, esta situación ha enmascarado una realidad que ha permanecido soterrada en nuestra sociedad: la permanencia de un franquismo sociológico neoconservador y xenófobo que, sin expresión política dentro de los parámetros estrictos de la extrema derecha, se había diluido hasta ahora en el interior de un Partido Popular acogedor.
La Transición incorporó no pocos elementos de la dictadura al sistema democrático, en un proceso sin solución de continuidad en lo que se refiere a una parte muy importante de la estructura de un régimen franquista que nunca fue depurado. Diversos autores señalan esta impunidad como una razón sustancial a la hora de explicar la incapacidad de articular un movimiento de extrema derecha verdaderamente fuerte en España. De hecho, en diferentes estudios comparados sobre el resurgimiento de la extrema derecha en el ámbito europeo, se reconoce que la especificidad española está relacionada, entre otros motivos, con el tipo de partido mayoritario de derechas que se conformó en nuestro país. Así, podemos afirmar que el principal partido vertebrador de la derecha española (el PP) surge de la extrema derecha vinculada con la dictadura, algo insólito en la experiencia política europea heredera de la victoria contra el nazi/fascismo en la II Guerra Mundial. Lo cual explicaría los dejes antidemocráticos que aún conserva la derecha española y su connivencia con la extrema derecha emergente de Vox.
La derrota del PP en las elecciones de marzo de 2004, después de sus dos primeras legislaturas en el gobierno, tuvo dos lecturas muy distintas dentro de este partido.  Por un lado, los sectores moderados vieron aquella derrota el 14M como el resultado de una política muy agresiva y excesivamente escorada a la derecha. Por el otro, el sector más reaccionario del PP percibió la victoria de Zapatero como un “golpe de Estado” y puso en pie un “emergente conglomerado de medios de comunicación, movimientos sociales e instituciones privadas que acabaría por constituirse en lo que llamamos nueva derecha española, aquella que “nunca virará al centro”[1].
Esta derecha, y su rechazo al gobierno de Zapatero, tendrá en el Madrid de Esperanza Aguirre su epicentro y el principal exponente del movimiento neocon hispano. Desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid se subvencionó y alentó el entramado social y mediático que lideró el ciclo de movilización de un amplio y plural bloque social, político y cultural de derechas, con miles de personas en la calle durante los gobiernos de Zapatero. Recordar estos años de movilización neocon es interesante no solo para comprender el nacimiento y la génesis de una fuerza como Vox, sino también para aventurar lo que nos puede deparar el presente en relación a los repertorios de movilización social, agresividad dialéctica y utilización de estrategias de lawfare por parte de una derecha cada vez más radicalizada.
Porque fue aquel un ciclo político de movilizaciones neocon que se saldó con la mayoría absoluta del primer gobierno de Rajoy y una derecha radical que empezó a tomar un camino propio negándose a moderarse a pesar de haber alcanzado el gobierno,  marcando rápidamente distancias con la dirección del nuevo presidente. Un malestar fuera y en el propio seno del PP que no solo se traducirá en el distanciamiento de José María Aznar, sino también en la escisión de Vidal Cuadras y Santiago Abascal, y la posterior creación de Vox en 2013.
Algo menos de siete años después de aquel hito, lo que hoy está en juego en el campo derecho del tablero político es qué fuerza (el PP o Vox) no solo liderará el ciclo de movilización y oposición al gobierno de coalición de PSOE-UP, sino sobre todo quién conseguirá salir de este periodo como el partido hegemónico de la derecha y, por tanto, con capacidad de disputar electoralmente el gobierno del Estado. A pesar de su repentino éxito electoral y mediático, no se puede obviar que Vox no es un partido tan nuevo como su repentino crecimiento: cuenta con los citados siete años de existencia en los que acumuló un historial de fracasos electorales antes de su irrupción en el parlamento andaluz.
Si bien podemos afirmar que Vox es la declinación española de un fenómeno reaccionario y autoritario que se ha asentado globalmente, no es por ello menos cierto que tiene también características peculiares que dependen de la historia y del contexto político español. A diferencia de la mayoría de sus homólogos europeos, Vox es una escisión de la derecha española y no un fenómeno nuevo que nace en sus márgenes, como sí lo serían el Reagrupamiento Nacional en Francia (antiguo Frente Nacional) o la Liga Norte en Italia. Y debido a las reminiscencias históricas de la ultraderecha española, el confesionalismo de Vox le acerca más a la extrema derecha del Este de Europa, esto es a organizaciones políticas como la polaca Ley y Justicia o la húngara Fidesz de Viktor Orban, que los casos francés o italiano antes mencionados.
En cierta medida, Vox representa tanto a ese franquismo sociológico que durante tantos años había convivido en el seno del PP y que no tenía expresión política propia desde la disolución de Fuerza Nueva, como a los sectores más neoconservadores agrupados hasta ahora en una especie de Tea party a la española y que han pasado de hacer lobby al PP, a encontrar un espacio político propio con Vox. En este grupo encontraríamos, por ejemplo, al universo mediático y de agitación articulado en torno al Grupo Intereconomía y a Libertad Digital, el think-tank neocon Grupo de Estudios Estratégicos (Gees), la Fundación para la Defensa de la Nación Española (DENAES) o la multitud de webs y/o plataformas de agitación como Hazte Oír.
Históricamente, la cuestión de la unidad nacional y la lucha contra el separatismo, con Cataluña como pivote, recuerda muy bien al falangismo joseantoniano que tenía como eje central la “unidad de destino en lo universal”, que más tarde quedó sentenciado en los Principios del Movimiento Nacional[2] como: “La unidad de la Patria es uno de los pilares de la nueva España, para lo cual el ejército la garantizará frente a cualquier agresión externa o interna”. De ahí se derivaría la importancia programática y discursiva de cuestiones como la recentralización (fin de las Comunidades Autónomas, cierre del Senado, etc.), o la propia idea de España como un Estado uninacional desde el que se niega cualquier nacionalismo que no sea el español. Temáticas que se entrelazan en el discurso de Vox con la lucha contra la corrupción, el clientelismo y el “despilfarro” que supone el Estado de las Autonomías. Pero, además, Vox incorpora a su nacionalismo de genes franquistas las influencias de los disparates reaccionarios de la llamada Escuela de Oviedo del filósofo Gustavo Bueno, así como la neurosis identitaria de la que hace bandera la extrema derecha europea, que utiliza la guerra de los mitos e identidades —que la uniformidad mercantil estimula— para vehicular un discurso excluyente a favor de una comunidad nacional imaginaria.
De tal forma, el marco político que construye Vox es el de la amenaza permanente de la nación (independentistas, migrantes, feministas, etc.), que exigiría ponerse en pie de guerra en defensa de la “España viva”. Un marco que no habla de convivencia, sino de enfrentamiento y guerra, y que recuerda al “nacionalismo de los vencidos” esgrimido por los fascismos italiano y alemán de entreguerras, y que en el caso español aterrizaría en forma de reacción ante la frustración de las expectativas no cumplidas tras la instauración de la “democracia”, la economía de mercado y el auge de los nacionalismos “periféricos”. El resultado de este relato es una situación creada que impulsaría a buscar chivos expiatorios a los que culpar de los males de la “nación”. Los primeros son, evidentemente, los “traidores», esto es los nacionalismos “periféricos”, para pasar luego a quienes colaboran con esos «traidores», o sea el gobierno de coalición. Pero sin olvidar los enemigos externos: la inmigración, favoreciendo así el componente xenófobo. Además, es el de Vox un nacionalismo español que, ante la decadencia actual, busca amparo en su historia para recobrar aquellos tiempos que ilustren un pasado glorioso de la patria atacada.
Desde el punto de vista económico, el discurso de Vox es claramente neoliberal, desmarcándose al menos en parte de otras ultraderechas europeas que añaden, aunque sea sobre todo de forma retórica, un cierto discurso proteccionista o estatista (Salvini) e incluso de cierto “chovinismo del Estado de bienestar” (Le Pen). En ese sentido, y siguiendo con las comparaciones internacionales, podemos decir que Abascal es mucho más Bolsonaro que Le Pen. De hecho, siguiendo el mapa que marca la fracturación de la extrema derecha en el propio Parlamento Europeo, donde están divididos en tres grupos políticos, vemos que buena parte de las diferencias fundamentalmente son de carácter económico: marco de austeridad presupuestaria, tratados comerciales, mercantilización de servicios sociales, etc.. Y ahí vemos hasta qué punto Vox es heredera de una tradición más anglosajona del neoliberalismo autoritario, que choca con la extrema derecha predomidante en buena parte de la Europa continental occidental, de naturaleza más social-identitaria y que hace bandera de un cierto Estado del bienestar de preferencia nacional.
En su mirada hacia las experiencias del otro lado del Atlántico, Vox también ha adoptado elementos del trumpismo como la consigna “Hacer España grande otra vez” o, en las últimas semanas, las teorías de la conspiración sobre el supuesto origen intencionado de la pandemia en laboratorios chinos. Una teoría que han replicado públicamente desde Ortega Smith hasta Salvini, utilizando expresiones como “virus chino” o “Kung Flu”. Sin duda, una de las grandes aportaciones del trumpismo a la extrema derecha ha sido su capacidad de definir la agenda pública favoreciendo un proceso acelerado de derechización de la sociedad. Una forma de construir lo que Daniel Bensaïd llamaba “identidades oscuras”: el anidamiento de la microfísica fascista en lo social, de manera inversamente proporcional a la desaparición de los vínculos de solidaridad de clases.
A los bulos sobre el origen del coronavirus cabría sumar las protestas contra el confinamiento, que en ocasiones niegan incluso la propia existencia de la pandemia, y que en prácticamente todos los países han estado lideradas por la extrema derecha: en EE UU, con la Alt-Right (y el apoyo implícito de Trump) manifestándose contra los gobernadores que mantenían las medidas de confinamiento; en Brasil, impulsadas por los partidarios de Bolsonaro; en Italia, con los autodenominados chalecos naranjas; o en España, con la “revuelta de los cayetanos” del Barrio de Salamanca en Madrid. Todos ellos con sus particularidades propias de sus respectivos contextos diferentes, pero también con analogías notables que demuestran una importante conexión entre los diversos movimientos de ultraderecha a nivel global y cómo el trumpismo lleva la batuta hasta el momento.
Un trumpismo que conecta además con el narcisismo herido de una clase media que entiende que no se han cumplido sus expectativas vitales, económicas y sociales. Aporta enemigos contra los que dirigir esa irá (migrantes, feministas, demócratas, etc.), un objetivo que alcanzar como comunidad para resarcir esa herida narcisista (“Make America Great Again”, el antídoto frente a la frustración de una clase media en decadencia que sueña con recuperar su papel central en el “sueño americano”) y un medio para lograrlo: proteger a la comunidad, favorecer la preferencia nacional y recuperar la soberanía. Es ahí donde el control de fronteras y el muro de Trump se vuelven un elemento central para ejemplificar la recuperación de la soberanía y la cadena antes descrita: dirige la irá hacia el chivo expiatorio de la migración a la vez que funciona como mecanismo para definir y compactar a la comunidad que merece protección. En cierta medida, el muro de Trump representa la definición de la comunidad norteamericana desde una visión schmittiana, donde el nomos de la comunidad, o sentido de sí misma, se desarrolla a partir de su geografía, que es la precondición filosófica para sus leyes.
Prácticamente la totalidad de las organizaciones del heterogéneo ambiente político de la ultraderecha apuntan a las y los inmigrantes, preferentemente pobres y “no occidentales”, como chivo expiatorio de una supuesta degradación socioeconómica y cultural. Pero los muros de hoy ya no cumplen tanto una función de control fronterizo, sino que se han convertido, sobre todo, en un elemento fundamental de propaganda política. Levantar un muro o una valla es una medida rápida y de impacto sobre la opinión pública que configura una especie de “populismo de las vallas”. ¿Qué mejor manera de visualizar la “seguridad” ante las “invasiones” de migrantes que con una valla fronteriza? ¿Qué mejor forma de reafirmar la “soberanía” que levantar un muro en la frontera?
Y cuando es físicamente imposible, se exploran alternativas. Por ejemplo, cuando ante la imposibilidad de levantar un muro en medio del Mediterráneo, Salvini utilizó su cargo como ministro del Interior para decretar el cierre de los puertos italianos a los barcos de salvamento marítimo. Un movimiento astuto para ejemplificar su lucha contra la migración, reafirmar la soberanía de Italia en el marco de la UE, tensionar el gobierno de coalición con el Movimiento Cinco Estrellas y erigirse en poco tiempo en el político mejor valorado del país, consiguiendo que en pocos meses la Liga adelantara a sus socios como primer partido en expectativas de voto. Porque un muro defiende y define a la patria. De hecho, cuando Vox intenta trasponer a la realidad política española el muro de Trump, no solo busca materializar la defensa de las fronteras nacionales ante la migración, sino también y sobre todo salvaguardar la unidad nacional que quedaría “protegida” y definida al otro lado del muro.
Al abordar la migración desde la perspectiva de la inseguridad ciudadana, se constituye uno de los elementos más comunes de estigmatización de la población migrante, de la pobreza y de las personas pobres en general, a través de una asimilación machacona entre delincuencia, inseguridad e inmigración. A la vez que se conecta con el imaginario que construyen las políticas de austeridad que, más allá de los recortes y privatizaciones que conllevan, son la “imposición para un 80% de la población europea de un férreo imaginario de la escasez”[3]. Un «no hay suficiente para todos» generalizado que fomenta mecanismos de exclusión, que Habermas definía como característicos de un “chovinismo del bienestar” y que concentran la tensión latente entre el estatuto de ciudadanía y la identidad nacional.
De esta forma, se consigue que el malestar social y la polarización política provocadas por las políticas de escasez se canalicen a través de su eslabón más débil: el migrante, el extranjero o simplemente el «otro», eximiendo de paso a las élites políticas y económicas, verdaderas responsables reales del expolio. Y si “no hay para todos”, entonces sobra gente, es decir “no cabemos todos”. De este modo, se difumina la delgada línea que conecta el imaginario de la austeridad con el de la exclusión, sentando las bases de la potencialidad de la consigna “los españoles/franceses/italianos primero”.
En el próximo periodo, este mecanismo de exclusión vinculado a la preferencia nacional podría cobrar aún más fuerza en un contexto de crisis económica y social acelerada y potenciada por la pandemia del Coronavirus. Sin ir más lejos, estas semanas hemos visto cómo Vox ha utilizado sin pudor diversos bulos sobre el ingreso mínimo vital para justificar su voto en contra. Sus dirigentes han afirmado y criticado que «todas las personas que lleguen en patera tendrán derecho a cobrar la renta», lo cual generaría un supuesto efecto llamada. En primer lugar, esto es falso: el primer requisito para pedir la ayuda es tener al menos un año de residencia legal y efectiva, y figurar como demandante de empleo, algo imposible para las personas migrantes recién llegadas por vías administrativamente irregulares. Pero el objetivo de semejante mentira es evidentemente otro: fomentar una lógica de enfrentamiento entre colectivos sociales por recursos escasos, abriendo así la puerta a justificar mecanismos de exclusión en favor de una pretendida primacía nacional.
Otro de los elementos característicos de Vox, muy vinculado por cierto al fundamentalismo de la nueva derecha cristiana norteamericana, es su cruzada contra el movimiento feminista en temas como el aborto, el cuestionamiento de la violencia machista y en general todo aquello que catalogan bajo el concepto-paraguas de «ideología de género”. Es este un claro guiño a los sectores más ultras de su entorno, desde la jerarquía católica a organizaciones como Hazte Oír o el Foro Español de la Familia entre otros, que de paso populariza este concepto de “ideología de género” que, en otros países europeos como Polonia o en América Latina, está sirviendo como activador y aglutinador político de la ultraderecha. Nuevamente vemos la influencia anglosajona de Vox, recurriendo a elementos movilizadores y conceptos más propios de la cultura política reaccionaria norteamericana que a la de sus vecinos europeos, quienes en vez de poner el acento en el combate contra la “ideología de género”, practican el llamado purplewashing: utilizar la supuesta defensa de las mujeres para criminalizar a otros sectores de la población (migrantes, principalmente) y justificar así la aplicación de  políticas xenófobas.
Todas las características aquí descritas nos invitan a afirmar que Vox se ubica a caballo entre el pasado y el presente, con posicionamientos que le homologan en parte a la extrema derecha europea y en otra parte a la nueva derecha cristina norteamericana, mientras que preserva rasgos propios que lo vincularían con una cierta reactualización de la ultraderecha hispana del Tardofranquismo y la Transición. La consigna de la “reconquista de España” sea posiblemente la que mejor sintetiza esta idea de pasado y presente: por un lado, conecta con los movimientos de la ultraderecha actual y su lógica central del choque de civilizaciones, la islamofobia, los peligros de la migración y las teorías de la gran sustitución; y, por otro lado, se vincula con la idea nostálgica de la cruzada para recuperar España de manos de los “rojos” y los “separatistas”.
En cualquier caso, resulta fundamental no perder de vista que la propuesta política de Vox no busca fundar un espacio político propio a caballo de la izquierda y la derecha, al estilo del Frente Nacional o la Liga Norte, sino disputar la hegemonía de la derecha desde los postulados neocons: guerra cultural abierta contra la izquierda, autoritaria sobre el eje de los valores conservadores y profundamente neoliberal en lo económico.
Y con sus diferencias y similitudes, y más allá de las causas múltiples y de las consecuencias y lecciones variadas, hoy España se parece un poco más a Europa y a esa ola reaccionaria global que agita la ya de por si turbulenta política internacional. El reto al que nos enfrentamos es mayúsculo: cómo revertir esta ola reaccionaria global y volver a decantar la iniciativa política hacia los intereses del campo popular. Para ello se torna imprescindible aplicarnos aquella máxima de Spinoza: “ni llorar ni reír, sino comprender”. Porque situar al enemigo y el campo de batalla son los primeros pasos necesarios para dar una pelea que ya está aquí.
Miguel Urbán Crespo es eurodiputado y militante de Anticapitalistas
[1] Carmona, P, Garcia, B, Sanchez, A., Spanish Neocon. La revuelta neoconservadora de la derecha española, Traficantes de Sueños, Madrid, 2012., pp. 24
[2] La Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) es una de las siete Leyes Fundamentales del régimen de Franco.  Establecía, como su nombre indica, los principios en los cuales estaba basado el régimen, los ideales de Patria, familia y religión.
[3] Donaire, Gonzalo y Miguel Urban, Disparen a los Refugiados. La construcción de la Europa Fortaleza, Icaria, Barcelona, 2017.
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«La marrana que devora su carnada», Danilo Kiš.
La tierra de la eternidad El primer acto de la tragedia o de la comedia (en el sentido escolástico de la palabra), cuyo personaje central es un tal Gould Verschoyle, empieza, como toda tragedia terrenal con un nacimiento. La despreciada fórmula positivista del medio y de la raza es aplicable a los humanos, al menos en la misma medida en la que es aplicable a la pintura flamenca. El primer acto de este drama empieza, pues, en Irlanda, la Thule más lejana, tierra del otro lado del conocimiento, como la llama un doble de Dédalo; en Irlanda, tierra de la tristeza, el hambre, la desesperación y la violencia, como la llama otro investigador menos inclinado hacia el mito y más a la dura prosa terrenal. Aunque cierto amaneramiento en la lírica de éste tampoco esté en armonía con la crudeza del paisaje: El escalón más alto de la puesta del sol, Irlanda es el último país en observar cómo se apaga el día. Cuando la noche ya encapota Europa, un sol oblicuo todavía cubre de púrpura los fiordos y los desiertos del oeste. Pero en cuanto se agrupan los tenebrosos nubarrones, en cuanto cae estrepitosamente la estrella, la isla vuelve a ser, como en una leyenda, aquella tierra lejana, envuelta en tinieblas y lobreguez, que durante mucho tiempo fue para los marineros del mundo conocido. Del otro lado, está el precipicio: el cetrino mar, en el que antaño los muertos encontraban la eternidad. Sus negras barcazas, en los acantilados de extraños nombres, son el testimonio de una época en la que los viajes contenían un significado metafísico: invitaban a soñar sin litorales, sin vuelta.
Los excéntricos Dublín es la ciudad que cultiva el zoológico de excéntricos más destacados en todo el mundo occidental: nobles decepcionados, bohemios agresivos, profesores ataviados con levitas, prostitutas prescindibles, borrachos famosos, profetas harapientos, revolucionarios fanáticos, nacionalistas enfermos, anarquistas dementes, viudas emperifolladas con los pasadores de pelo y las joyas, sacerdotes disfrazados; todo el santo día desfila esta cohorte carnavalesca a lo largo de Liffey. La imagen de Dublín de Burnikel nos permite por lo menos intuir, a falta de fuentes fidedignas, la experiencia que Gould Verschoyle se llevaría irremediablemente de la isla, esa experiencia que penetra el alma del mismo modo en que penetra los pulmones, durante las sofocantes tardes de verano, el terrible hedor a harina de pescado procedente de la fábrica de conservas situada cerca del puerto. Anticipándonos precipitadamente, tendemos a ver esa cohorte carnavalesca como si fuera el último cuadro que, en una veloz sucesión de imágenes, vería nuestro héroe: el noble zoológico de excéntricos irlandeses (a los que de alguna manera incluso pertenecía), bajando a lo largo de Liffey, hasta el muelle, donde desaparece como en el infierno.
La ciénaga negra Gould Verschoyle nació en uno de esos arrabales que rodean el puerto, donde escuchaba la sirena de los barcos, ese aullido penetrante que al joven corazón ansioso de justicia le hablaba de la existencia de mundos y pueblos fuera de Dubhlynn, esa ciénaga negra en la que el hedor y la injusticia pesaban más que en cualquier otro lugar. Viendo el ejemplo de su padre, que desde el aduanero corrupto creció hasta el todavía más miserable (en la acepción más moral de la palabra) oficinista, y desde el incondicional apasionado de Parnell, hasta el adulador puritano, Gould Verschoyle adquirió un sentimiento de repulsa hacia su país natal, una repulsa que no era más que una forma de patriotismo pervertido y masoquista: «el espejo resquebrajado de chica para todo, la marrana que devora su camada», anotó Verschoyle, a los diecinueve años, esta frase cruel refiriéndose más a Irlanda que a sus padres. Cansado de los infructuosos rumores, en las oscuras cervecerías, donde se conspiraba en falso y donde los falsos sacerdotes, los poetas y los traidores planeaban falsos atentados, Gould Verschoyle apuntó en su cuaderno una frase pronunciada por un estudiante alto y miope, sin sospechar que sus palabras tendrían trágicas consecuencias: «Nadie que tenga un mínimo de amor propio soporta quedarse en Irlanda, se va al exilio, huyendo del país sobre el que ha caído la enfurecida mano de algún Júpiter». Esta nota lleva la fecha del 19 de mayo de 1935. En agosto del mismo año, embarcó el mercante Ringsend, rumbo a Marruecos. Después de tres días en Marsella, el Ringsend zarpó con un miembro de la tripulación de menos; para ser exactos, el puesto del telegrafista Verschoyle fue ocupado por un novato. En febrero de 1936, encontramos a Gould Verschoyle en los alrededores de Guadalajara, en la decimoquinta brigada angloamericana que llevaba el nombre del legendario Lincoln. Tenía veintiocho años.
Las fotografías descoloridas La autenticidad de los documentos, aunque parecieran palimpsestos, aquí desaparece por un momento. La vida de Gould Verschoyle se mezcla confusamente con la vida y la muerte de la joven República española. Disponemos de tan sólo dos instantáneas: con un guerrillero desconocido al lado de algún santuario. En el revés, hay una inscripción con la letra de Verschoyle: «Alcázar. ¡Viva la República!». Su amplia frente está cubierta hasta la mitad por una boina vasca, en sus labios ondea una sonrisa que se puede interpretar (desde la perspectiva actual) como el triunfo de los vencedores y la amargura de los vencidos: reflejos contradictorios que construyen, cual una arruga en la frente, la sombra de una muerte segura. La instantánea de grupo fechada el 5 de noviembre de 1936. Verschoyle está en la segunda fila, todavía tocado con la boina, cruzada sobre la frente. Delante de la tropa en fila, se distingue una excavación y no costaría creer que estamos en un cementerio. ¿Se trata de una tropa de honor que acaba de disparar salvas al aire, o bien a la carne viva? El rostro de Gould Verschoyle guarda, celosamente, ese secreto. Por encima de los soldados en fila, en las lejanas alturas cárdenas, se puede observar un aeroplano flotando, como un crucifijo.
La cautelosa meditación Veo a Verschoyle retirarse desde Málaga, andando, vistiendo un abrigo de cuero del que había despojado a un falangista muerto (debajo del abrigo no había más que un cuerpo desnudo y delgado y una cruz de plata colgada de una cinta de cuero); lo veo abalanzarse sobre la bayoneta, llevado por su propio grito como por las alas del Ángel Exterminador; lo veo vociferar a los ácratas que habían destacado su bandera negra en las desnudas colinas de Guadalajara, dispuestos a entregarse a una muerte sublime y absurda; lo veo, bajo el cielo incandescente, al lado de un cementerio en las inmediaciones de Bilbao, asistir a unas conferencias en las que, como al principio de la Creación, se discernía la muerte de la vida, el cielo de la tierra, la libertad de la tiranía; lo veo disparar una carga entera al cielo, hacia los aviones, impotente, para acto seguido caer bajo la lluvia de fuego, de tierra y de metralla; lo veo agitar el cuerpo del estudiante Armand Joffroy, que acababa de morir en sus brazos, en algún lugar próximo a Santander; lo veo tendido, una sucia venda cubriéndole la cabeza, en un hospital improvisado al lado de Gijón, oyendo los delirios de los heridos, entre los que alguien está clamando a Dios en irlandés; lo veo conversar con una joven enfermera que lo adormece como si fuera un niño, cantándole en alguna lengua para él desconocida; lo veo, medio dormido, embriagado por la morfina, darse cuenta de que ella sube a la cama de un polaco al que le habían amputado una pierna y oír, un instante después, como en una pesadilla, el quejumbroso estertor amoroso; lo veo, en algún lugar de Cataluña, sentado en el improvisado cuartel general del batallón, repitiendo en el telégrafo morse las desesperadas llamadas de socorro, mientras desde el vecino cementerio, una radio emite las alegres y suicidas canciones de los anarquistas; lo veo sufrir de conjuntivitis y de diarrea; y también lo veo, desnudo de cintura para arriba, afeitarse, junto a un pozo de agua envenenada.
El entreacto A finales de mayo de 1937, en algún suburbio de Barcelona, Verschoyle pidió ser recibido por el comandante del batallón. El comandante, que apenas había superado los cuarenta, parecía un anciano bien cuidado. Agazapado en su escritorio, firmaba las sentencias de muerte. Su segundo, abotonado hasta la garganta, luciendo unas lustradas botas de caza, permanecía de pie a su lado, aplicando el papel secante a cada una de las firmas. El aire en la habitación era sofocante. El comandante se secaba la cara con un pañuelo de batista. A lo lejos, resonaban las rítmicas explosiones de las granadas de gran calibre. El comandante le hizo señas con la mano a Verschoyle para que hablase. «Los mensajes cifrados llegan a las manos equivocadas», dijo Verschoyle. «¿A las manos de quién?», preguntó el comandante, un tanto distraído. El irlandés dudó en contestar, dirigiéndole miradas desconfiadas al segundo del comandante. El comandante pasó, entonces, al lenguaje de Verdún: «Habla, hijo, ¿a las manos de quién?». El irlandés permaneció callado por un instante, luego se inclinó por encima del escritorio y le susurró algo al oído. El comandante se levantó, se acercó a Verschoyle, lo acompañó a la puerta dándole en el hombro unos golpecitos, como aquellos que se les dan a los reclutas y a los soñadores. Eso fue todo.
La invitación al viaje Verschoyle pasó la noche de la pesadilla, del 31 de mayo al 1 de junio (1937), al lado del morse, enviando mensajes severos a las posiciones destacadas en los montes de Almería. Era una noche sofocante e iluminada por los cohetes, gracias a los cuales el paisaje adquiría un aspecto inverosímil. Al alba, Verschoyle cedió el telégrafo a un joven vasco. El irlandés se fue al bosque, a unos diez pasos de la estación de radio y, agotado, se tumbó, boca abajo, en el húmedo césped. Le despertó un mensajero del cuartel general. Verschoyle primero levantó la vista al cielo, luego miró su reloj: apenas había dormido unos cuarenta minutos. El mensajero le transmitió la orden, en un tono que no coincidía con su grado: en el puerto se encontraba atracado un barco en el que no funcionaba la radio; hay que repararla; después de cumplir con la orden, informar al ayudante del comandante; ¡Viva la República! Verschoyle se apresuró hacia la tienda de campaña, se hizo con el herramental de cuero y siguió al mensajero hacia el puerto. Durante la noche, alguien había escrito, en la puerta de la aduana, a brochazos de pintura blanca que todavía chorreaba, el lema vencedor: VIVA LA MUERTE. En el mar abierto, lejos del muelle, se vislumbraba, a través de la bruma matutina, la silueta de un barco. El mensajero intercambió las innecesarias contraseñas con los marineros de la barca amarrada en el muelle. Verschoyle embarcó en el bote sin volver la mirada hacia la orilla.
La puerta blindada Alrededor flotaban unas tablas de madera a medio quemar, según parecía, restos de alguna embarcación que durante la noche anterior había sido torpedeada, cerca de la orilla. Verschoyle observó el mar color ceniza, que sin duda le recordaba a la despreciada y despreciable Irlanda. (Es difícil creer que en ese desprecio no cupiera ni una sola gota de nostalgia). Sus compañeros de trayecto permanecieron callados, absortos en los movimientos de sus pesados remos. Pronto llegaron a las inmediaciones del barco y Verschoyle se percató de que, desde la cubierta superior, les estaban siguiendo con la mirada: el timonel le pasaba los prismáticos al capitán. He aquí algunos detalles técnicos, quizás irrelevantes para el curso de la historia: se trataba de un antiguo barco a vapor, de unas quinientas toneladas de peso, que oficialmente transportaba antracita al puerto francés de Rouen. Las piezas de latón —los pasamanos, los tornillos, las cerraduras, los bordes de los ojos de buey— se habían tornado casi verdes, cubiertos de pátina, mientras que la bandera, percudida de carbonilla, apenas era identificable. Cuando Verschoyle hubo ascendido por la resbaladiza escala de amarras, seguido por dos marineros (uno de ellos se había hecho con su herramental de cuero para facilitarle la subida al invitado), en la cubierta no quedaba nadie. Aquellos dos marineros le condujeron a una cabina bajo cubierta. La cabina estaba vacía y la puerta blindada lucía el mismo bronce sin brillo. Verschoyle oyó el girar de la llave en la cerradura. En el mismo instante, se dio cuenta de que el barco estaba zarpando; como también se dio cuenta, más furioso que horrorizado, de que se había metido de cabeza en una trampa, ingenuamente, como un novato. El viaje duró ocho días. Los ocho días y noches, Verschoyle permaneció bajo cubierta, en la angosta cabina, junto a la sala de máquinas, donde el ensordecedor estruendo, cual piedra molar, desmenuzaba el hilo de su pensamiento y de su sueño. En una extraña reconciliación con el destino (del todo falsa, como veremos más adelante), ni daba golpes con el puño en la puerta, ni pedía auxilio. Al parecer, ni siquiera se le ocurría planear la huida, en todo caso, inútil. Por las mañanas se aseaba inclinado encima de una pila de hojalata, sin espejo, echaba una mirada a la comida que, tres veces al día, le llegaba a través de un ventanuco redondo que había en la puerta blindada (arenques, salmón, pan negro), luego, sin probar bocado, excepto el agua, volvía a la dura litera sin sábanas. Por el ojo de buey de la cabina escrutaba el monótono ondear del mar abierto. Al tercer día, Verschoyle se despertó de una pesadilla: en el estrecho banco enfrente de su litera, dos hombres le observaban en silencio. Verschoyle se irguió, abruptamente.
Los compañeros de viaje Los compañeros de viaje, de ojos azules y blancas dentaduras, le sonrieron a Verschoyle amistosamente. Con una amabilidad que resultaba poco natural (dados el lugar y las circunstancias), también ellos se pusieron de pie, inclinando ligeramente la cabeza, al pronunciar sus nombres. A Verschoyle, las sílabas de su propio nombre al presentarse le sonaron del todo desconocidas y extrañas. Los tres hombres pasaron los cinco días siguientes en la angosta y ardorosa cabina, detrás de la puerta blindada, partícipes de un terrorífico juego de azar, parecido al póquer a tres, en el que el perdedor pagaba con su vida. Interrumpiendo la discusión sólo para comer, deprisa, un trozo de arenque desecado (al cuarto día, Verschoyle también había empezado a comer), o para refrescarse los labios y descansar de su propia vociferación (en esos momentos, la insoportable cadencia de las máquinas se convertía en el reverso del silencio), los tres hombres hablaron de la justicia, la libertad, el proletariado, de los fines de la Revolución, demostraban, fervorosamente, sus convicciones, como si hubiesen elegido adrede esa cabina a media luz, dentro de un barco que navegaba en aguas internacionales, como el único terreno posible y neutral para aquel terrible juego de argumentos, pasiones, convicciones y fanatismos. Sin afeitar, sudados, remangados y exhaustos, interrumpieron la disputa sólo una vez: al quinto día, cuando los dos visitantes (de los que, además de sus nombres, tan sólo sabemos que tenían unos veinte años y que no pertenecían a la tripulación del barco) dejaron a Verschoyle a solas durante un par de horas. Durante ese tiempo, el irlandés pudo oír, por encima del estruendo de las máquinas, el sonido de un fox-trot procedente de cubierta, que le resultaba familiar. A medianoche, la música cesó repentinamente y los visitantes volvieron embriagados. Le comunicaron a Verschoyle que en el barco se celebraba una fiesta: según el cablegrama que el telegrafista había recibido aquella tarde, el barco había cambiado el nombre de Vitebsk por el de Ordzhonikidze. Le ofrecieron vodka. La rechazó por miedo al envenenamiento. Los jóvenes lo entendieron y acabaron el vodka riéndose de la desconfianza del irlandés. El súbito e inesperado cese del estertor de las máquinas interrumpió abruptamente la conversación en la cabina, como si aquella cadencia hubiera sido un acompañamiento ritual, que hasta entonces inyectaba de fuerza y entusiasmo sus pensamientos y argumentos. Permanecieron callados, enmudecidos, escuchando el romper de las olas contra los costados del barco, el eco de unos pasos en la cubierta y un largo deslizar de pesadas cadenas. Pasada la medianoche la puerta de la cabina se abrió y los tres hombres abandonaron su morada llena de colillas y de espinas de pescado.
Las esposas El Vitebsk-Ordzhonikidze estaba anclado en el mar abierto, a nueve millas de Leningrado. Desde el enjambre de las luces lejanas de la costa, enseguida destacó una, que empezó a hacerse más grande, mientras el viento traía, como de vanguardia, el ruido del potente motor de un barco acercándose. Tres hombres de uniforme, uno con el grado de capitán y dos sin ninguna insignia, se acercaron a Verschoyle a punta de pistola. Verschoyle levantó las manos. Después de cachearlo, le ataron un cordel a la cintura. Verschoyle bajó la escala de amarras obedientemente para, acto seguido, acomodarse en la lancha, donde lo esposaron al respaldo del asiento de cobre. Observó la silueta fantasmagórica del barco iluminado por los rayos de los focos. Vio que sus dos compañeros de viaje también bajaban por la misma escala de amarras, con el cordel atado a la cintura. Pronto, los tres estaban sentados en fila, esposados a la estructura del asiento.
Una sentencia justa Según todos los indicios, el verdadero resultado de la batalla de palabras y argumentos que, durante seis días y seis noches, libraron el irlandés Gould Verschoyle y sus dos compañeros de viaje permanecerá en secreto para los investigadores de las ideas contemporáneas. Como también será un secreto, extremadamente interesante en el campo de la psicología y en el de la justicia, si es posible que una persona, arrinconada por el miedo y la desesperación, sea capaz de afilar la fuerza de sus argumentos y de su experiencia hasta el punto de lograr sin ninguna presión exterior, sin fuerza ni tortura, sembrar de dudas las conciencias de otras dos personas sobre aquello que se les había inculcado durante años a través de la educación, la lectura, la costumbre y el entrenamiento. Pues quizá no habría que considerar arbitraria del todo la decisión del tribunal, que, según los principios de una justicia superior, dictó la misma sentencia severa (ocho años de prisión) a cada uno de los tres participantes del largo juego de persuasión. Aunque nos creamos que aquellos dos (Vyacheslav Ismailovich Zamoida y Konstantin Mijailovich Sadrov, eran sus nombres) hubieran conseguido, en la dura y agotadora polémica ideológica, que el republicano Verschoyle sopesara determinadas dudas que aparecieron dentro de su cabeza (y que habrían podido provocar consecuencias de largo alcance), también existía un temor, perfectamente justificado, de que ellos mismos hubiesen sufrido en el intento la fatal influencia de ciertos contraargumentos: de la despiadada lucha de contrincantes al mismo nivel, al igual que de la sanguinaria pelea de gallos, nadie sale ileso, independientemente de quién se lleve la vana gloria del vencedor.(I)
El final Las huellas de los dos acompañantes de Verschoyle se pierden en Murmansk, a la orilla del mar Báltico, donde durante un tiempo a lo largo del terrible invierno de 1942, permanecieron ingresados en la misma unidad del ambulatorio en el campo de trabajo, medio ciegos y castigados por el escorbuto: habían perdido los dientes y parecían unos ancianos. Gould Verschoyle fue ajusticiado en noviembre de 1945, en Karaganda, tras un infructuoso intento de huida. Su congelado cadáver desnudo, atado con un alambre, cabeza abajo, estaba expuesto delante de la entrada al campo de prisioneros, como advertencia para aquellos que soñaban con lo imposible.
«Post scriptum» En el libro conmemorativo que lleva por título Ireland to Spain, editado por la Federación de Veteranos de Dublín, el nombre de Gould Verschoyle figura por error entre el centenar de los republicanos irlandeses caídos en la batalla de Brunete. De este modo, a Verschoyle le fue concedida la amarga gloria de haber sido proclamado muerto unos ocho años antes de su muerte real. La famosa batalla de Brunete, en la que valientemente luchó el batallón Lincoln, tuvo lugar en la noche del 8 al 9 de julio de 1937.
(I) Durante la investigación, Verschoyle negará, obstinadamente, que aquel desdichado día, durante el informe, hubiese susurrado al comandante del batallón que los mensajes cifrados llegaban a Moscú; entonces todavía desconocía que el investigador disponía del informe del ayudante del comandante, en el que las palabras de Verschoyle, conteniendo la peligrosa y blasfema sospecha de que «la policía secreta soviética intentaba llegar a los centros del mando del ejército republicano», estaban plasmadas al pie de la letra. Un breve encuentro con el propio ayudante del comandante ―Chelyustnikov― en la estación de tránsito en Karaganda, le desvelará ese secreto: el comandante le contó a su ayudante la confiada declaración de Verschoyle, como si se tratase de un buen chiste.
Autor:  Danilo Kiš
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manueldearpe-blog · 4 years
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Así se salvó un tesoro artístico de las bombas
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Diarios de guerra del Prado.
Esta es la historia de Manuel Arpe y Retamino, un personaje invisible que llevó a cabo la peripecia que permitió salvar obras maestras del Prado de las bombas de la Guerra Civil. Escribió las aventuras y desventuras de aquel exilio artístico en sus diarios, que ahora ven la luz. https://youtu.be/slistOjfiQk El 7 de febbrero de 1940, Manuel Arpe y Retamino, de 44 años, aguarda la llegada del dictador Francisco Franco. El restaurador del Museo del Prado está junto a La carga de los mamelucos y Los fusilamientos. Cuando le estreche la mano al caudillo habrá pasado lo más difícil de su aventura: ser admitido como uno de ellos, que el nuevo régimen deje de sospechar de su lealtad y olvide su rencor contra este humilde conservador por haber participado en la huida de las joyas del patrimonio español, metido en cajas y transportado en más de 70 camiones durante tres eternos años acompañando al Gobierno de la Segunda República. Por fin llega Franco y su comitiva, se detienen ante los dos monumentales cuadros de Goya, y Arpe no deja escapar su oportunidad. Da un paso al frente, el director del museo le presenta al caudillo e inicia el relato de cómo devolvió a la vida a los mamelucos derrotados.
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Manuel Arpe y Retamino, junto con 'La maja vestida', pintada por Goya, que el restaurador intervino antes de su marcha acompañando al Tesoro Artístico durante la guerra civil española. Desde 1922, Arpe y Retamino fue uno de los especialistas que velaron por la conservación del patrimonio del Museo del Prado. Fotografía del archivo familiar de Seco de Arpe / Instituto del Patrimonio Cultural de España Aunque al dictador le dijo que los desperfectos fueron fruto de un accidente del automóvil que los transportaba, el motivo real fue un bombardeo de la aviación franquista. Dos años antes de este encuentro, en mayo de 1938, la columna de camiones cargados con miles de obras de arte embaladas que huyen hacia Cataluña cruza Benicarló. La bomba alcanza una casa y su cornisa se desploma sobre las cajas donde viajan ambas pinturas. La más perjudicada es la escena de Los mamelucos, que cae arruinada bajo los escombros y dividida en 18 pedazos. Algunos fragmentos del lienzo ni aparecen. “Los cuadros estaban desastrosos”, anota Arpe en sus memorias de aquellos endiablados días. El restaurador improvisa un taller para recuperarlos en la cocina del castillo de Peralada. Antes de extraer los lienzos del cilindro en el que han sido enrollados, manda comprar un pedido de los materiales que necesitará para fijar los fragmentos supervivientes a una nueva superficie. Mientras alguno de estos se traen del extranjero, monta un gran tablero para reentelarlos y adherir a la parte posterior una tela nueva. Más tarde limpia y reconstruye los restos de la catástrofe, que hoy se contemplan sin apreciar los estragos. Para cuando apriete con su plancha ardiendo la tela herida de Goya, Arpe habrá cumplido año y medio cuidando del Tesoro Artístico a la fuga. El 26 de diciembre de 1936 recibió la orden de dejar el Museo del Prado y partir de urgencia a Valencia. Parte de inmediato para seguir sus labores como restaurador junto al Conde-duque de Olivares, de Velázquez, que ha sufrido uno de los peores trayectos del legado. La lluvia entró en la caja que lo transportaba en camión. Ahora el agua corre por la superficie del cuadro “en forma de chorreones” y se ha llevado por delante el barniz. El lienzo está en serio peligro.
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El taller de restauración del Museo del Prado conserva la memoria de los especialistas que precedieron al equipo actual. En el armario guardan los utensilios que el oficio ha empleado en el pasado. Entre los objetos destaca ese cajón con el que viajó Manuel Arpe y Retamino durante la Guerra Civil. Sofía Moro “Algunos, por efecto de la humedad, aparecían pasmados. Pasmado es que, por efecto del frío o cambio de temperatura, sus barnices se precipitan y la resina de los mismos adquiere, más o menos intensamente, un color ceniza. Es corregible”, tecleará Arpe años después en su máquina de escribir para no olvidar aquella operación con la que el tesoro del patrimonio español vivió una espiral de acontecimientos trepidantes en busca de su salvación. También apunta quiénes tomaban las decisiones y cómo se comportaron durante la larga marcha, porque estos diarios con alma de delación —que se conservan entre las alhajas del Museo del Prado— se los dedicó al general José Millán-Astray. Están firmados en 1949, meses antes de que el general intercediera para que se le conceda la Orden Civil de Alfonso X el Sabio.
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Retrato del restaurador. Fotografía del archivo familiar de Seco de Arpe / Instituto del Patrimonio Cultural de España Escribirá más de 200 cuartillas donde se cuenta la “forma precipitada” en la que salen los primeros camiones (el 10 de noviembre, cuatro días después de que lo hiciera el Gobierno). Los embalajes son cajas viejas. Excedentes de las exposiciones del Palacio de Velázquez del Retiro. No tienen las dimensiones adecuadas. Es lo que hay. Tratan de acomodar las pinturas como pueden. También llega obra sin embalar en pleno invierno, en camiones que dedican una jornada completa para culminar los casi 400 kilómetros que separan Madrid y Valencia, por carreteras descarnadas y a 15 kilómetros/hora.
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Mientras las calles se empapelaban con carteles que llamaron a la protección del patrimonio, en el Prado se despejaban las salas para evitar los bombardeos y se embalaban las obras que marcharon con el Gobierno de la República. Fotografía del archivo familiar de Seco de Arpe / Instituto del Patrimonio Cultural de España Arpe es meticuloso. Anota cada noche lo que sucede y años más tarde reconstruye el viaje de más de 2.000 pinturas de colecciones públicas y privadas (más de 500 solo del Prado) y 71 camiones. A su muerte, su familia encontrará más de 300 carpetas con documentación y escritos que ha ido acumulando, como rastros de un viaje frustrado en el que pinta una Alegoría de la República, en 1931, y besa la España franquista, ocho años después. Y la única bandera que no cambió en todos los vaivenes fue la protección del arte. Uno como tantos otros invisibles. Mujeres y hombres cuya causa fue salvar el patrimonio y que serán homenajeados este próximo mes de octubre en el Museo del Prado, la primera pinacoteca de la historia en ser bombardeada. Las conferencias Museo, guerra y posguerra. Protección del patrimonio en conflictos bélicos celebrarán el regreso de las obras desde Ginebra (Suiza), de cuya fecha se han cumplido 80 años el pasado 9 de septiembre.
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El interior del cajón de Arpe y Retamino. Sofía Moro Marzo de 1938. Valencia ya no es un sitio seguro. Llegan nuevas órdenes: el Gobierno de la República camina hacia Cataluña y hay que volver a movilizar la carga. Las operaciones militares de los sublevados amenazan con cortar por Tortosa y dejar dividido en dos el frente republicano en el Mediterráneo. Una noche parten a Barcelona, en un convoy en el que están Las meninas. “Había un hormiguero de soldados sacando las cajas y gran número de camiones las recibían. Allí estuve hasta la una de la madrugada, cuando terminaron. En ningún camión me dejaron sentarme con el conductor porque iba un soldado de escolta”, apunta. En medio de la oscuridad, se dirige a uno de los que tienen mano y mando en todo aquello. Es el teniente Colina. Siempre viste de cuerpo negro y sin insignias. “Métete ahí”, y abre la puerta de una furgoneta. Hay un pequeño hueco entre los dibujos de Goya, “que iban así puestos, sin embalar”. La nueva misión de Arpe es salvar el puente de Tortosa (Tarragona), demasiado pequeño para la altura de Las meninas. Los cuadros no están preparados para las guerras, aunque caminen hacia la salvación. Han pasado el retrato de Carlos V a caballo y la Dánae de Tiziano, todos los goyas, todos los grecos y zurbaranes, y los automóviles se detienen porque el monumental cuadro no cabe. Si por el teniente Colina fuera, ya habría enrollado el lienzo en una vara. “Pero el que manda”, dice Colina, “ha dicho que se pasen los cuadros y hay que hacerlo así”. Así que desmontan la caja del camión entre nueve hombres y sobre una fila de rodillos lo deslizan al otro lado. “Hasta mal cuerpo se me puso pensando si sería capaz de llevarlo a cabo”, recuerda Arpe ante la soberbia del militar.
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Conocida como “operación de salvamento”, la movilización de joyas del legado artístico español supuso la participación de especialistas dedicados a la conservación y restauración de obras de arte. Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España La marcha debe recuperar el tiempo perdido, así que se camina toda la jornada sin descanso. “Los chóferes por la noche conducían con dificultad porque la anterior tampoco habían dormido”. Protestaron y avisaron de que no responderían si se dormían al volante. Arpe convence al sargento y duermen una hora. A la una de la madrugada vuelven a la ruta y una hora y media después cruzan Tarragona. A las seis de la mañana están en Barcelona y continúan rumbo a Figueres y Peralada. “De pronto, comienza a frenar en seco toda la alineación de camiones y cuando cesó ese ruido me di cuenta de que varios aparatos de aviación se dirigían hacia la caravana nuestra y que este era el motivo de los frenazos. Todos los conductores y soldados de escolta, y yo tras ellos, nos tiramos al suelo fuera de la carretera. No sé si giraron, una vez reconocido lo que se transportaba, o si el paso por encima de nosotros fue casual”. Pasa la alarma, vuelven a la ruta.
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Página de los diarios de Manuel Arpe y Retamino. Sofía Moro Peralada. Enero de 1939. Última parada y fonda antes de cruzar la frontera con Francia. Vienen los momentos más tensos. Las tropas franquistas están a un paso de quedarse con España durante las siguientes cuatro décadas y la Segunda República se desmiga por minutos. Son testigos del éxodo masivo de los ciudadanos que huyen bajo el bombardeo continuo de las aviaciones franquista, italiana y de la Legión Cóndor. El arte convive con los soldados y con el frío, a la espera del destino de la República. Su presidente, Manuel Azaña, también ha llegado al castillo. Ya no queda ni rastro del Ejército de la República, escucha por la radio italiana la caída de Barcelona y piensa que continuar resistiendo es un “disparatado propósito”. El goteo de camiones de un lado a otro es continuo y Juan Negrín manda llamar a Manuel Arpe y Retamino. El 6 de febrero de 1939, justo un año antes de estrechar la mano de Francisco Franco, aprieta la del todavía presidente del Gobierno de la República. Quiere felicitarle por “el entusiasmo con el que realiza su labor”. Negrín firma un salvoconducto para él y las obras que están pendientes de continuar su odisea: “Manuel Arpe, restaurador del Museo del Prado, ha recibido la misión de salvaguardar y vigilar el transporte de los objetos del Tesoro Artístico Nacional. Las autoridades de la frontera y los cónsules en Francia deberán prestarle ayuda y auxilio material”.
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Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España La epopeya está a punto de dar su último paso, el más delicado, con los camiones atascados entre el éxodo de personas que huyen del Ejército franquista a Francia. “Fue un milagro”, dice el catedrático de la Complutense Arturo Colorado. A él le debemos las investigaciones de los hechos sucedidos en la evacuación. “Debería ser una historia de orgullo nacional. No se perdió nada, todo se salvó, y fue gracias a la diligencia de Timoteo Pérez-Rubio . Es cierto que la República puso en peligro el patrimonio al hacer que lo acompañara. Habría sido mejor un depósito lejos del frente que tenían proyectado, pero no les dio tiempo a construirlo”, cuenta. Los 71 camiones —con 1.868 cajas y 140 toneladas de peso— se transforman en un tren con 22 unidades “atestadas de obras de arte de todas clases” en Perpiñán. El último vagón carga con la policía secreta y los gendarmes de uniforme. Así escapa el tesoro más valioso de España a la guerra y entra en paz, pasa del peligro al confort, del jabón de tropa al chocolate suizo. En un solo día, las obras de arte desembarcan en la apacible neutralidad. Al patrimonio español le espera en Ginebra “una nube de reporteros y fotógrafos” y un cambio de dueño corroborado por la Sociedad de Naciones. Ahora es propiedad del franquismo, que meses antes lo había bombardeado. En las manos del Gobierno de Burgos, se celebra a mayor gloria de Franco una exposición multitudinaria en verano de las 174 joyas del Prado, vista por más de 400.000 personas en tres meses.
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Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España Manuel Arpe y Retamino se dedica a ganarse el regreso al nuevo país donde está su viejo puesto de trabajo. Conoce a un delegado del embajador, que le recibe en un hall donde encuentra un retrato de Franco. “Y nuestra bandera, que besé, y me creí pisar España”. En el hotel recibe una carta del duque de Alba: “Mi querido amigo: mucho celebro haya podido escapar con vida de la barbarie roja y se haya puesto a la disposición de nuestras autoridades en Ginebra, prestando así su adhesión incondicional a nuestra Noble Causa”. Redacta él mismo un escrito de adhesión, que firmaron, entre otros, Tomás Pérez (forrador) y Blanca Chacel (conservadora y hermana de Rosa). “Tenemos el honor de hacerle llegar a S. E., como representante en Berna del Gobierno nacionalista español, nuestra adhesión incondicional a la Noble Causa, al propio tiempo que nuestra felicitación por el triunfo logrado por las armas”, dice el texto. Fue un milagro. no se perdió nada y todo se salvó. debería ser una historia de orgullo nacionalCatedrático de la Complutense Arturo Colorado “No creo que estas memorias sean un informe de delación, porque él no era así. De hecho, ayudó a su ayudante Tomás Pérez. Él no pudo volver a trabajar en el museo y mi abuelo le dio trabajo en su taller”. Habla el nieto de Manuel Arpe y Retamino, Fernando Seco de Arpe, también restaurador, que cuenta que Arpe no fue depurado porque era afín al régimen. “Mi abuelo nunca creyó en esa operación, porque sintió que el patrimonio se puso en peligro. Era muy trabajador, una persona muy religiosa, muy conservadora y muy franquista. Se carteaba con Millán-Astray”, asegura Seco de Arpe. Para Arturo Colorado, estos diarios son los escritos “de un extraordinario restaurador que no se separó ni un día del legado del Prado en todo el trayecto y salvó El 2 de mayo y El 3 de mayo, de Goya”. Pero necesita lavar su memoria y “justifica con este informe su actuación cara al franquismo”.
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El comité internacional que veló por las obras en el extranjero, ante la Sociedad de Naciones, en Ginebra. Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España En la noche del 31 de agosto 1939 se clausura la exposición en Ginebra. Las obras se descuelgan para regresar a España. “La guerra europea estaba a punto de estallar”. No podían permitirse otra. “Tan rápido se hizo todo que cuando el día 3 de septiembre se declara la contienda, ya estaba el tren formado y dispuesto a salir”, escribe Arpe, el único que queda de la expedición original. Francia dio luz verde al tren un día más tarde y, en medio del desplazamiento de tropas y material, el último tren civil que cruza las vías en guerra es el que contiene la selección expuesta, con 38 obras de Goya, 25 del Greco, 9 de Tintoretto, 6 de Rubens, 7 de Tiziano y Las meninas, de Velázquez, entre otras. El resto ya había regresado en camiones.
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Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España El 5 de septiembre, a las 10.40, parte el tren. El día 8 entra en Hendaya. El restaurador teclea: “De nuevo veía a nuestra bandera en el mismo sitio de donde fue arrebatada. En mi equipaje venía la grande, que me mandé hacer en Ginebra”. Arpe y Retamino regresará a su casa, en Aravaca, pero solo queda un solar. Se muda con su familia a la calle de la Ballesta, donde monta un taller con su excompañero del Prado Tomás Pérez —depurado por el régimen—, y descubre y restaura obras para clientes como el banquero Pedro Masaveu, que se apoya en él para invertir su fortuna en la colección de arte que hoy perdura. Se jubila en los setenta como restaurador del Prado, especialista en El Greco, y muere en octubre de 1984. A la una de la tarde de aquel 9 de septiembre de 1939, cuando el tren llegó a la estación del Norte de Madrid, el restaurador que veló por la inmortalidad del arte ya se había vuelto invisible. 
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Fotografía del Instituto del Patrimonio Cultural de España Read the full article
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unpensadoranonimo · 5 years
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Mientras tanto en Barcelona... (20/10/2019)
No les voy a explicar nada que no sepan: En Cataluña estos días grupos de extrema derecha tanto españolista como supremacista catalana han registrado disturbios de todo tipo. A esta particular fiesta, los amigos anticapitalistas de Colau de varios países también se han unido a la fiesta y esta semana ha estado ardiendo Barcelona todas las noches.
Aparte de una aburrida programación nocturna, destacaremos los mejores momentos recogidos en redes sociales. Muchos de ellos como serios candidatos a la involución humana:
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Imagen que recoge las protestas pacíficas desarrolladas en perfecto orden y respeto a los vecinos
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Ejemplo de retraso mental o una feliz y orgullosa masoquista racista catalana
Y por supuesto tenemos un momento de racismo, ¡eres una racista si te metes con nuestro amigo negro con estelada! (porque no quieran imaginar lo que le harían a una persona de raza negra si fuese con la bandera española)
youtube
En fin, existen numeroso vídeos como el de la paliza tumultuaria a ese pobre vecino que trato de apagar el incendio de una barricada y que apenas ha tenido difusión por la televisión, ¿que no lo han visto?, aquí lo tienen:
youtube
Sin embargo la detención de otro que hacia lo mismo por parte de la policía ha sido ampliamente repetido desde la cadena de televisión La Sexta (ya saben, a eso que dicen hacer periodismo)
En fin, esperemos que las audiencias bajen pronto porque de no ser así lo que bajará seguro será la persiana de cientos de negocios en Cataluña y ya verán como la independencia les mantendrá...
Un pensador anónimo
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carlosperezortiz · 6 years
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Menuda primera semana de Octubre...
Con la llegada del gobierno Sánchez yo era de los optimistas, tras los meses de extrema tensión de septiembre y octubre del año pasado.
Pensaba que, con un gobierno con un talante radicalmente distinto al de Rajoy y que reconoce que tenemos que solucionar el problema con política y no sólo con leyes, la situación catalana empezaría a entrar en una vía de solución.
Los hechos de esta semana me han hecho ver que estos meses han sido un período de anestesia del problema catalán, que ya ha acabado.
Todo empezó el sábado 29 de septiembre con los enfrentamientos (mínimos, pero existentes) entre independentistas y policías que se manifestaban, con la intervención final de los Mossos y acusando la CUP al conseller de interior de ser un lacayo del “régimen fascista”.
Del 1 de octubre, lleno de mitología independentista, me quedé con el irresponsable gesto de Torra hacia los CDR, animándoles a que apretaran, y éstos le correspondieron exigiendo a gritos su dimisión e intentando asaltar el Parlament, quedando los Mossos a los pies de los caballos tras una nefasta gestión política de la seguridad del acto.
El drama siguió al día siguiente, con el ultimátum más corto y patético de la Historia: el de Torra al gobierno Sánchez. Me recordó a aquello de “no ofende quien quiere, sino quien puede”. La respuesta del gobierno Sánchez fue rápida y eficaz, saliendo reforzado del envite.
El farol de Torra no duró ni 24 horas, ya que fue desautorizado por PDECAT y ERC y por él mismo, con la carta que envió a Sánchez, donde ese ultimátum ya no tenía deadline.
El esperpento llegó con lo de las actas de los diputados del Parlament. Ahí quedó aún más claro que este Govern está muerto y que el único plan que tiene Torra (pero no ERC) es aguantar hasta que el juicio a los dirigentes del procés les dé munición electoral. Mientras tanto, Cataluña y los catalanes seguiremos sin Govern efectivo.
¿Que el bloque independentista se resquebraje es bueno para solucionar el problema? Sí, pero no. Más adelante diré el porqué.
Porque esta semana ha empezado oficialmente el chicken game entre la derecha española por ver quién es “el más mejor español de derechas”. Durante toda la semana, Casado y Rivera han estado compitiendo por ser quien más veces ofrece aplicar el 155 al Govern de la Generalitat (aunque no haya hechos objetivos que lo sustenten), e incluso ya han apuntado en su diana particular la ilegalización de la CUP, aprovechando los hechos violentos de esta semana.
No sólo son medidas contraproducentes al echar más gasolina al fuego, sino que de democráticas y constitucionales tienen más bien poco. No es sorprendente que los defensores de la Constitución y la Democracia se las salten en su nombre. Pasa allá y aquí.
Pero la gota que ha colmado el vaso de mi preocupación ha sido la irrupción este domingo de Vox con Vistalegre lleno. La extrema derecha (sí, la de verdad, no esa que dicen algunos que es C´s) ha entrado en el juego. “Éramos pocos y parió la abuela”, que dice el refrán.
Con Vox en el tablero, el chicken game de la derecha española subirá en varios grados su intensidad, empezando por la inmigración y acabando por agitar mucho la bandera española frente a la peligrosa estelada.
Una de las claves que explica por qué el procés catalán ha ido tan mal es el chicken game electoralista existente entre CDC y ERC.
Imaginemos entonces cómo le irá a España y a los españoles (catalanes incluidos, claro) si al cóctel le añadimos el chicken game de la rojigualda.
Cuando antes hablaba del resquebrajamiento del bloque independentista como algo no necesariamente bueno lo vinculaba con cómo una parte de ese bloque, el del “cuánto peor, mejor” de Puigdemont, Torra, ANC y CUP, se va a retroalimentar de las propuestas extremistas que van a surgir del chicken game rojigualdo.
Chicken game rojigualdo que también se alimenta de las propuestas extremistas del “cuánto peor, mejor” independentista.
Porque una cosa une por encima de todo a Puigdemont, Casado, Torra, Rivera, CUP, Vox, ANC, o Tabarnia: el “cuánto peor, mejor” para poder sacar el mayor rédito electoral, aún a costa de los ciudadanos a los que dicen defender.
Porque al igual que hemos dicho que Madrid era una máquina de hacer independentistas, la evolución del procés ha producido un efecto similar en el nacionalismo español.
¿Y cómo salimos de esta? ¿Cómo hacemos que los del “cuánto peor, mejor” no nos lleven a un desastre aún mayor?
Con audacia y valentía.
Primero, desde  el sector pragmático y realista del independentismo, ERC y parte del PDECAT, que sabe que con el 47% no va a ningún sitio y que la fase unilateral ha hecho más mal que bien. Las salidas transversales en el Parlament, junto a PSC y Comunes, son la vía, aunque te tilden de traidor.
El siguiente paso lo ha de dar el gobierno Sánchez, proponiendo una reforma concreta y ambiciosa del Estatut, en la que se han de implicar esos sectores pragmáticos del independentismo y que los catalanes decidan.
Si sale “sí”, tema resuelto. Si sale “no”, pasamos a la siguiente pantalla.
Pero no se entiende que, si es un tema de democracia, desde una parte del independentismo se niegue la opción de votar un nuevo Estatut.
El gran riesgo de este nuevo Estatut es hacerlo como el anterior: que suponga una rearticulación del Estado con la oposición o sin el consenso del otro gran bloque electoral español.
Pero mayor es el riesgo de no hacer nada y dejar que los del “cuánto peor, mejor” hagan aún más insostenible la situación.
Ojalá PP, la Crida, C´s, ANC o Vox tuvieran la suficiente responsabilidad y patriotismo (con sus conciudadanos al menos) para no seguir usando políticamente un tema tan serio que afecta a la convivencia.  
Pero como no va a ser así, nuestra responsabilidad es actuar y no dejar que nos atrapen entre el martillo y el yunque de los del “cuánto peor, mejor”.
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NO A LA IMPOSICIÓN DEL COMUNISMO Y  SEPARATISMO EN EL FÚTBOL, TRANSMITIMOS NUESTRA QUEJA CONTRA LA DIRECTIVA, JEFE DE PRENSA, RESPONSABLE DEL ÁREA SOCIAL Y RADICALES DEL CE EUROPA. ¿POR QUÉ PONE PRESUNTAS MENTIRAS EL DIARIO SUPUESTAMENTE SUBVENCIONADO MARCA?
Se han cargado a un equipo histórico que estuvo en la fundación de 1º División y jugó una final de la Copa del Rey. CE Europa aprobó por mayoría absoluta unos estatutos que son presuntamente antidemocráticos y no respetan la libertad de expresión. CE Europa apoya, presume, hace fotos y vídeos a sus energúmenos radicales llamados Eskapulats. Esa chusma ya la conocemos por ser presuntamente comunistas, okupas, separatistas, etarras, racistas antiespañoles y antifas (organización ilegalizada en varios países). Hace años esa chusma presuntamente insultó e intentó agredir a un niño sólo por llevar una camiseta de la Selección Española en el Municipal Nou Sardenya,  que se evitó gracias a la supuesta intervención policial. ¿Qué se puede esperar de esa mala gente que presuntamente incumple el artículo 33 de la Constitución Española ocupando propiedad privada, a ellos supuestamente  les da igual ocupar la propiedad de una anciana que está en el hospital.  Esa gentuza tiene a héroes comunistas como Lenin, Stalin, Mao, Castro, Pol Pot, Chavez, Maduro, Daniel Ortega. Son admiradores de la ideología más asesina del mundo, que ha matado a muchos más de 100 millones de personas. Esa gentuza presuntamente admira a eta, por eso cantan cosas “como herribatasuna mátalos” Esos cachorros etarras nos tendrán enfrente, ni olvido, ni perdón. No sólo quieren la independencia de Cataluña y llevan en su fondo muchas banderas anticonstitucionales esteladas, también quieren que la Vila de Gràcia se independice de Barcelona. El diario supuestamente globalista y subvencionado Marca les escribe una publicación de admiración: CE Europa: fútbol activista y necesario. Por eso nosotros recomendamos por muchas presuntas mentiras, boicot al Diario Marca. Directiva del CE Europa por si no lo sabéis hay La resolución del Parlamento Europeo condenatoria del comunismo (2019/2819 RSP) y el comunismo está prohibido en muchos países de la UE como Eslovaquia. Tengo unas dudas: ¿Si sois antiespañoles, por qué no cambias el nombre de Europa por otro? ¿No se supone que Europa es para unir países hermanos y no para cargarse la nación española, crear división y separatismo dentro de Europa como quieren ustedes? ¿Si ustedes usan la expresión antifascista pra referirse antiespañol, con sus estatutos están diciendo que nadie que sea español renueve como soci@ la próxima temporada? ¿Si consideráis a los equipos rivales como fascistas, sólo por llevar la bandera de España en el cuello de la camiseta, les prohibiréis entrar al Municipal Nou Sardenya o jugaréis contra ellos? Tengo amig@s soci@s del Europa que por culpa de vuestra politización del fútbol ya no quieren renovar para la próxima temporada.
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hojadecampanha · 4 years
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¡ORGULL!: «Cataluña será en Marruecos la cabeza de España» 🇪🇸
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Obra de Augusto Ferrer-Dalmau
El Cuerpo de Voluntarios Catalanes fue fundado el 24 de diciembre de 1859, cuando el Ejército Español avanzaba hacía Tetuán. Se trataba de 466  hombres al mando de D. Victoriano Sugrañés, ataviados con la clásica vestimenta de su región: calzón y chaqueta de pana azul, barretina y faja encarnada, polainas de cuero, canana por cinturón, chaleco listado, pañuelo de colores anudado al cuello, y manta a la bandolera.
El contingente llegó a Marruecos el 3 de febrero de 1860, a primera hora de la tarde. Al mando de su oficial superior, el teniente coronel Sugrañés, formaron ante la plana mayor de Prim. «Cataluña será en Marruecos la cabeza de España», afirmó en público uno de los presentes, según recoge el testimonio de Pedro Antonio de Alarcón. Se esperaba mucho de ellos, y así se lo hizo saber su general, que les arengó en su lengua natal, el catalán, exhortándoles a defender la honra de su bandera y de España.
Cuenta el historiador Alfredo Redondo que en su primer combate, los catalanes se encontraron con que no tenían  escalas a mano para entrar en la Alcazaba de Tetuán. Entonces el general Prim, sabiendo que muchos de ellos eran de su comarca natal, Reus y el Campo de Tarragona, y en las fiestas populares había visto muchas veces a hombres levantando torres humanas, les grito: “Ala, minyons, feu la torre, i a dalt!”.
Entonces, los brazos de los voluntarios se aferraron para iniciar “la base de la columna humana que se alzó esforzadamente al pie de la muralla  y unos sobre otros, hasta que, al final, el más ágil, el sargento primero Luis Baró i Roig,  trepó sobre sus compañeros y ya en la cima, izó la bandera española en la torre más alta de la ciudad de Tetuán”. De esta forma los voluntarios catalanes consiguieron que la bandera española ondeara por primera vez en Tetuán.
Se labraron fama de tropa sufrida, aunque salvaje en sus ataques. En la batalla de Wad Ras, donde combatieron 250 de ellos, Prim los empleó para cerrar la brecha que se había abierto en las líneas españolas, una tarea para la que afirmó «eran pocos, pero suficientes». Mantuvieron la línea hasta que la caballería pudo ayudarles, y dejaron allí casi la mitad de sus efectivos, 111 soldados.
A su regreso a España, los Voluntarios Catalanes desfilaron entre multitud de ciudadanos, que los recibieron como a heroes, y Barcelona llenó los balcones de banderas españolas como nunca se había visto antes. De los 466 catalanes que salieron de Barcelona y lucharon en las batallas de Tetuán y Wad-Ras, solo regresarían a casa 237. .
Aún resuena la arenga del General Prim, poco antes de entrar en combate :
“Pensad en la tierra que os ha  enviado a esta campaña; pensad en que representáis aquí el honor y la gloria de Cataluña. Uno solo de vosotros que sea cobarde labrará la desgracia y la mengua de Cataluña –
Ningún voluntario deshonró a Cataluña ni a España, ninguno. ¡¡ Orgull !!
FUENTE:https://abcblogs.abc.es/ferrer-dalmau
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asturgalicia · 7 years
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OPINIÓN: Nada volverá a ser como antes / "Existe una mitad de catalanes, la que ha votado a Ciudadanos, que hubieran aplicado el 155 mucho antes y con la legalidad de la Constitución hubieran restablecido el orden democrático, y existe otra mitad, la independentista, a la que no se la doblega con leyes, jueces y policías, sino que hay que convencerla emocionalmente" / "Por primera vez en la historia de Cataluña un partido no nacionalista se hace con el poder en votos y en escaños. A Jordi Pujol le temblaron las piernas la noche del 21-D cuando vio los resultados" / "No hemos valorado en su justa medida de qué manera le hemos quitado el disfraz al independentismo, hemos demostrado que no son la mayoría de los catalanes, a lo sumo la mitad. Ya no existe un pensamiento único. Se acabó el mito. Es lo más importante que ha sucedido en un cuarto de siglo en Cataluña y no ha sido gracias al Gobierno central, sino a la mayoría silenciosa y abandonada de catalanes que hemos dicho basta" / "Madrid se enriquece y Catalunya camina hacia el abismo. Uno se pregunta cuántos parados más deben existir, cuántas empresas más deben irse para que [los indepes] empiecen a darse cuenta de la gravedad de la situación"- Albert Castillón - El Independiente
OPINIÓN: Nada volverá a ser como antes / “Existe una mitad de catalanes, la que ha votado a Ciudadanos, que hubieran aplicado el 155 mucho antes y con la legalidad de la Constitución hubieran restablecido el orden democrático, y existe otra mitad, la independentista, a la que no se la doblega con leyes, jueces y policías, sino que hay que convencerla emocionalmente” / “Por primera vez en la historia de Cataluña un partido no nacionalista se hace con el poder en votos y en escaños. A Jordi Pujol le temblaron las piernas la noche del 21-D cuando vio los resultados” / “No hemos valorado en su justa medida de qué manera le hemos quitado el disfraz al independentismo, hemos demostrado que no son la mayoría de los catalanes, a lo sumo la mitad. Ya no existe un pensamiento único. Se acabó el mito. Es lo más importante que ha sucedido en un cuarto de siglo en Cataluña y no ha sido gracias al Gobierno central, sino a la mayoría silenciosa y abandonada de catalanes que hemos dicho basta” / “Madrid se enriquece y Catalunya camina hacia el abismo. Uno se pregunta cuántos parados más deben existir, cuántas empresas más deben irse para que [los indepes] empiecen a darse cuenta de la gravedad de la situación”- Albert Castillón – El Independiente
El árbol no nos deja ver el bosque. La noticia no es que vuelva un gobierno independentista, sino que algo se ha roto para siempre. Por primera vez en la historia de Cataluña un partido no nacionalista se hace con el poder en votos y en escaños. A Jordi Pujol le temblaron las piernas la noche del 21-D cuando vio los resultados. Todo ha cambiado gracias al procés y nada va a ser igual a partir de…
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envisitadecortesia · 4 years
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La Copa Nadal y la reina de las aguas
La Copa Nadal y la reina de las aguas
Procedente de Manila y escalas la mañana del día 25 de diciembre de 1928 hacía su entrada al puerto de Barcelona el vapor Claudio López y López de la Compañía Trasatlántica española, al enfilar la bocana del puerto izó la bandera que correspondía a la petición de la asistencia del práctico de guardia y a su vez el remolcador Cataluña acudió a su encuentro para ayudarlo a en las maniobras de…
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carlosprietoblog · 4 years
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La derecha está perdiendo la batalla cultural (Por Serafín Latón)
Muchos recuerdos de mi gran amigo Serafín Latón, quien hoy nos regala esta espectacular columna desde Madrid-España. Carlos Prieto
¿España va camino de empeorar?. “El camino al infierno esta cubierto de buenas intenciones…” Serafín Latón
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Uno de los países del mundo donde se está viendo y viviendo de forma más evidente la lucha entre la  “derecha” y la “izquierda” es España. La lucha se presenta en una forma tal que nadie puede quedarse fuera del escenario. La propaganda es omnipresente. En los medios. Las redes sociales. Ya no en los bares porque están cerrados.
Gracias al coronavirus, el mundo ha despertado a la nueva confrontación: la de “Patriotas” contra “Globalistas”. Los patriotas son los que antes eran conocidos como “la derecha”.
Hace mucho dejó de tener sentido la otrora “lucha de la clase obrera”. Las luchas de clases en Europa no existen desde hace muchos años, producto del desarrollo y de la construcción del “Estado del Bienestar”. No fue fácil, ni mucho menos barato alcanzar ese estado.
Ante una situación de estabilidad y prosperidad, la hasta entonces llamada “izquierda” solo tenía la opción de romper esa estabilidad creando nuevos conflictos como el de la lucha de la mujer, el feminismo radical. La “lucha LGTBI”. Buscan la “igualdad de la mujer” en un país que como España, hace discriminación positiva en los trabajos cuando hay que escoger entre un hombre y una mujer. Lo ideal sería que la persona escogida fuera la más capaz. Pero estamos llegando a un punto en el que es más importante en primer lugar, ser mujer, para luego ganar puntos si eres parte de una minoría, si te auto-proclamas como parte de un grupo “oprimido” (aunque no se sepa por quién) o si hace falta, ser parte de un colectivo como el LGTBI.
Dejó de ser importante ser el más capaz, para ser más relevante pertenecer a un grupo.
Esto crea fricciones que ubican a la partes en conflicto en clásico antagonismo: víctimas vs victimarios.
Así, la izquierda se frota las manos pues ya logró dividir a la masa. Luego, ya se identifica fácilmente a los malos victimarios como “fachas”, “retrógrados”, represores.
España vive como pocos países en el mundo, el fenómeno del “neo-comunismo”. Una aberración que deja ejemplos palpables de la agonía que significa para pueblos como el cubano, el nicaragüense y el venezolano. Y sin entender como es posible, gana adeptos en un país como España, que ya sufre los efectos de un régimen comunista, pero insiste en entregarse al “bolivarianismo”.
Cayetana Alvarez de Toledo, diputada del PP (centro-derecha), había hecho “regresar” a miles de votantes de este partido que habían encontrado en Ciudadanos, un partido “de centro”, una alternativa para otorgar su confianza de voto. Otros se habían ido a la derecha del PP, encontrando en VOX la alternativa para enfrentar la batalla cultural que la izquierda está ganando, sin lugar a dudas. Conseguir que los jóvenes e incluso el colectivo gay venere la figura de un asesino desalmado como fue “el Ché” Guevara es un logro de esa batalla cultural.
Los votantes del PP que se fueron a Ciudadanos, volvieron ante la aparición esperanzadora de una dirigente que durante los “años marianos” del PP prefirió dedicarse a actividades privadas como el periodismo, siempre además valiéndose de esa plataforma para desnudar los defectos de fondo y de forma de su partido.
En los años de Rajoy (2012-2018) muchos soñaron con el regreso de esta estupenda cronista-entrevistadora-oradora-conferencista a las batallas parlamentarias de un congreso de los diputados inoperante, que se encontraba además, asediado por los “indignados” (las SS de los comunistas de Podemos).
Cayetana recuperó a fuerza de argumentos los votos perdidos en una Cataluña convulsa y confundida por la lucha propagandística de independentistas y comunistas. Sus participaciones en los debates en la TV catalana dejaron horas de inolvidables “zascas” (dícese de una “bofetada dialéctica” a un contrincante político) a separatistas e izquierdistas.
Cayetana Alvarez de Toledo es diputada por Cataluña en el Congreso de los Diputados y eso no puede olvidarse. Miles de personas en Cataluña que se sienten catalanes y también españoles, confiaron en que ella les “defendiera” con sus discursos en el hemiciclo. Y lo hizo. Con fiereza defendió no solo a los catalanes, sino a todos los españoles.
Su forma de enfrentar a un gobierno bufo como el que preside Pedro Sánchez, le hizo ganarse el respeto de la gente, pero no el de su partido. Cayetana Alvarez de Toledo representa a miles de españoles, yo incluido, y eso que no voté por ella. Pero al parecer “no representa” al Partido Popular.
Este movimiento defensivo de la derecha española tiene varias interpretaciones. En primer término parece entenderse como un “acercamiento” al partido socialista, pues Alvarez de Toledo golpeó y expuso las verguenzas al inútil gobierno español de forma inmisericorde tarde sí y tarde también, al extremo de que solo era posible verla por youtube, ya que los medios afines al gobierno (todas las televisiones) cortaban sus intervenciones en directo para publicidad o para comentar otros hechos del día, no fuera que la audiencia fuera a escuchar a la “marquesa” dejando en evidencia la incapacidad y falta de preparación académica, intelectual y profesional de algunos miembros del gobierno socialista.
Se rumorea que este “yo te doy” de Casado, puede devenir en un “yo quito” a algunos miembros del gobierno que son incómodos en relación a las posibles ayudas europeas para España. Ya se ha hecho saber que los “podemitas” del gobierno, no son bien vistos en Bruselas, ni en países como Holanda o Austria, que podrían vetar los desembolsos en cuanto vean la más mínima irregularidad con el uso de esas ayudas. Una cabeza, por otras.
A lo mejor el mensaje que Pablo Casado, presidente del PP da sin querer a sus votantes es que estos son tiempos en los que es mejor estar callados que expresarnos libremente. Al fin y al cabo, eso fue lo que defenestró a la portavoz parlamentaria.
La derecha coherente sueña con un acercamiento de Cayetana Alvarez de Toledo a VOX, un partido que ganaría fuerza en el discurso y un importante caudal de votos, si la ex portavoz parlamentaria del PP se decidiera a ser parte de un proyecto que está más cerca de su sentir y hecho más a su medida. No sería descabellado, sabiendo que Alvarez de Toledo no es amiga de la tibieza de los dirigentes populares. VOX llama al partido popular “la derechita cobarde”. Ella, por el contrario, se puso el traje de fatiga para estar al frente en esta batalla cultural y ha estado siempre más cerca de VOX que de su propio partido. Incluso hubo debates en los que VOX defendió a Cayetana como si fuera uno de los suyos, cosa que no hizo ningún dirigente del propio partido que ella representa en este momento en el congreso.
Por eso no debería estar tan lejos esa posibilidad. Cayetana Alvarez de Toledo tiene que ser consciente de que España la necesita. Que ella no puede dejar el terreno libre a los globalistas/comunistas que quieren imponer en España y en Europa un modelo de esclavitud como el chino. El mismo que quiere imponer la dupla Biden-Harris en los Estados Unidos.
Por eso este 2020 es tan trascendental para el planeta Tierra. La humanidad lucha por una sola cosa: su libertad. Son los patriotas representados en Donald J. Trump en Estados Unidos y VOX en España que buscan generar prosperidad con más esfuerzo privado y menos intervención del estado, o el modelo chino de los globalistas, que quiere controlar cada movimiento nuestro, eliminar la privacidad del dinero en efectivo, marcarnos con créditos que nos permitan acceder a privilegios sociales, pero solo si somos dóciles y sumisos. Es el globalismo de los “antifa” y los “Black Lives Matter”, organizaciones diseñadas para crear el caos que luego los globalistas se ofrecerán a resolver.
Es la libertad o la esclavitud. El PP en España pareciera haber sacado la bandera blanca con la salida de Cayetana Alvarez de Toledo. Y este blog pareciera dedicado a ella porque la importancia de esta noticia aún no se puede medir. Los patriotas en España están heridos. Los globalistas y bolivarianos celebran esta caída.
Pero España no se va a poner de rodillas. Eso, solo lo haremos ante Dios.
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kiro-anarka · 4 years
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En el año 2016, se cumplieron 80 años del golpe de Estado que dio origen a la guerra civil española y que desencadenó en algunos territorios de la península una auténtica revolución social que cuestionó todas las bases del orden establecido, pasando a gestionar la economía y el resto de la vida al margen de las instituciones del Estado. Para conmemorar ese aniversario, el año pasado publicamos un artículo sobre estas experiencias colectivizadoras , este año trataremos cómo la organización obrera previa al alzamiento militar hizo fracasar el golpe y posibilitó esas experiencias autogestionarias que aún siguen siendo un ejemplo para todos/as los/as que anhelamos un mundo nuevo sin gobernantes ni gobernados/as. Para ello, publicamos estos extractos del libro de Hans Magnis Enzensberger, El corto verano de la anarquía, que a través de la vida y muerte de Buenaventura Durruti, y con testimonios de los/as protagonistas de los hechos, nos cuenta la historia del primer tercio del siglo XX del anarquismo en nuestro país.
En casa hablaba poco de sus actividades. Había muchas cosas que todos, menos yo, sabían. Por ejemplo, el entrenamiento militar antes de julio de 1936, la instrucción para el manejo de las armas. Le aseguro que ellos preveían desde hacía tiempo el golpe de Estado de Franco, y se preparaban para ello. Tenían un campo de tiro en las afueras. Sólo yo no sabía nada. Para mí era un gran misterio, pero los vecinos estaban al corriente. La mujer es siempre la última en enterarse. Siempre el mismo silencio, el mismo misterio. ¡Sí, también puede parecer romántico si uno lo prefiere! Émilienne Morin
La primera cuestión que se planteó en las conversaciones entre los anarquistas y el gobierno de Companys fue el armamento. Se entabló una lucha tenaz. Cada vez que los anarquistas reclamaban (y en realidad no exigían lo que realmente necesitaban, o sea 20.000, sino sólo 10.000 fusiles), el gobierno les respondía que no tenía armas en existencia. Los políticos temían al fascismo, pero al pueblo en armas lo temían más aún. Diego Diego Abad de Santillán
Tres días antes del 19 de julio, el 14 o el 15, asaltamos un barco cargado de armas en el puerto de Barcelona. El gobierno de Cataluña, la Generalitat, quería las armas para sí; pero Durruti y los otros las llevaron al sindicato del transporte. Al día siguiente se presentó allí la Guardia de Asalto. Allanamiento de domicilio. Pero Durruti ya estaba en la calle. “¡Una camioneta, rápido!” Se consiguió entonces una camioneta para el reparto de leche y allí se despacharon las armas. El gobierno encontró cuatro o seis escopetas viejas. El resto lo teníamos nosotros, la CNT. Eugenio Valdenebro
Lo primero que han exigido los anarquistas son armas, pero tanto Escofet como el presidente y el consejero de Gobernación, saben muy bien lo peligroso que sería entregar armas a los hombres de la CNT, gente arrojada en la lucha callejera. Si se produce el golpe militar y se enfrentan en lucha armada el ejército y la policía, uno como enemigo y el otro como defensor de la República, se debilitarán ambos, y la ciudad quedará a merced de los anarcosindicalistas. Esto sería tan peligroso para la estabilidad política y social de Cataluña como el propio golpe militar. Luis Romero
Entretanto Gregorio Jover distribuye a los compañeros pan y butifarra y les sirve vino. Se han tomado las medidas necesarias. Los grupos de acción y los comités de barriada han sido alertados. Cada uno sabe lo que tiene que hacer cuando llegue el momento de actuar. En las fábricas y a bordo de los barcos anclados en el puerto, los fogoneros hacen guardia; sus  sirenas darán la señal de ataque. Los miembros del comité sólo esperan a que los militares salgan de sus cuarteles. Según las últimas informaciones, los golpistas iniciarán las hostilidades al amanecer.
Los reunidos han trabajado durante semanas y meses para llegar a esta noche. Ya antes de las elecciones de febrero estaban convencidos de que la Guerra Civil era inminente. Muchos militantes de la CNT tendieron a revisar su actitud tradicional con respecto a las elecciones (es decir, el boicot), y votar excepcionalmente por los partidos de la izquierda burguesa y los socialistas. La dirección no lo aconsejó ni lo desaconsejó, dejó que cada uno decidiera por su cuenta. Al fin y al cabo sería igual si ganaba las elecciones la derecha o la izquierda. Si el fascismo hubiese llegado legalmente al poder a través de la abstención de los obreros anarquistas, ésa habría sido la señal para la insurrección armada. En cambio, según preveía la CNT, una victoria electoral de la izquierda habría inducido a los fascistas a tratar de subir al poder mediante el habitual golpe de Estado militar. En todo caso habría que enfrentarse a ellos con las armas en la mano. Los acontecimientos han confirmado la corrección de este cálculo; el análisis de los anarquistas era más realista que el de los políticos profesionales de los partidos. Luis Romero
A las cinco de la madrugada se produce un tumulto frente al palacio gubernamental. Los guardias están nerviosos. Una multitud procedente de la Barceloneta se apretuja en el portal. La situación es crítica. Durruti, que acaba de llegar, sabe lo que significa la manifestación. Sale al balcón. Los obreros portuarios lo reconocen y piden que los guardias dejen pasar palacio a una delegación que quiere hablar con la comisión de enlace. En ese momento ocurre algo extraordinario. Se desvanece la mortal tensión entre los manifestantes y los guardias palaciegos, compuestos por policías de la Guardia de Asalto. La disciplina militar se resquebraja. Obreros y guardias confraternizan. Un guardia se desajusta el cinturón y da su pistola a un obrero. Pronto se reparten también los fusiles entre la muchedumbre. Un acontecimiento asombroso se produce ante los ojos de los oficiales: los policías se convierten en seres humanos. Diego Abad de Santillán
A lo lejos se escucha un prolongado ulular: la primera sirena de las fábricas. La gente calla. El silbido crece y se aproxima, cada vez se incorporan más sirenas. La gente se lanza a los balcones. Los miembros del comité y su escolta suben a los camiones.
-¡Viva la FAI!
-¡Viva la CNT!
-¡En marcha!
Los camiones arrancan, los ocupantes levantan las armas.
La bandera roja y negra, izada en un listón de madera, se despliega al viento. Pasan en primera por las Ramblas de Pueblo Nuevo. Se incorporan más y más camiones. Los dirigentes muestran las ametralladoras a la multitud, que impresionan a los espectadores como símbolos de decisión. Durruti, Ascaso, García Oliver, Jover y Sanz son aclamados desde los tejados y los balcones. Las sirenas siguen sonando, sus voces provienen de las barriadas pobres del cinturón industrial de Barcelona, es una voz proletaria que arrastra a la movilización a los obreros. Luis Romero
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dentelladas · 4 years
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Qué pensáis que ha pasado en esta crisis política en España?
—Percibo que ahora estamos en los últimos días de cierta reconducción, pero no sé si es que deseo que sea así. Aquí ha habido una estrategia prácticamente de golpe de estado. Ha habido un intento de golpe, de un golpe de estado como se puede hacer ahora, que ya no es con Tejero entrando en el congreso de los diputados ni recurriendo al ejército. Pero sí que ha habido un intento de deslegitimar el gobierno y de reventar la situación política en el estado. Y de aquí viene todo esto de la manifestación del 8-M y el intento de criminalización y la colisión de Pérez de los Cobos y la jueza Rodríguez Medel, a la velocidad con que se ha hecho, contando con otras connivencias para reventar políticamente la situación y que este gobierno no fuera el gobierno que permaneciera al poder cuando ahora empiece en la UE todo el proceso de reconstrucción, que será a escala continental y que será parecida a la de después de la Segunda Guerra Mundial.
—¿Queréis decir que hubiera otro gobierno?
—Que no fuera este el gobierno que el que dirigiera e España el proceso de reconstrucción del país y de Europa. Ha habido un intento muy fuerte, creo que muy fuerte, para hacerlo esta vez, y creo que ha fracasado. Las últimas sesiones en el congreso sobre la renovación del estado de alarma han sido significativas, y pienso que la gente quiere un poco a la cordura y que quiere que se resuelvan los problemas y no que haya peleas. Me da la impresión que en estos últimos días ya se ha visto el cambio y ya no estamos en aquella situación, de confrontación y de gritos que aún pueden seguir todavía.
—¿Quién ha orquestado este intento de golpe de estado?
—Creo que hay una coalición, una confluencia de muchas cosas, aparte del PP y de Vox: hay jueces, hay guardias civiles, quizás incluso empresarios, sectores de la iglesia, sectores diversos que confluyen. Una de las cosas que le pasa a la derecha es que el PP ha perdido el monopolio representativo que tenía de la derecha, que está muy fragmentada. Ahora los movimientos que hay tienen orígenes diversos. Mira las redes sociales si no, y los repiques de cazuelas que se han intentado organizar, las manifestaciones que finalmente no han llegado a salir bien… Y cuántas causas abiertas hay ahora, con el intento de arrastrar a Fernando Simón. Y todavía lo continuaremos viendo, y ya veremos como irá la elaboración del presupuesto del estado, en otoño. Es en esta batalla donde veremos si hay legislatura. Si se aprueba el presupuesto, se ha acabado: habrá muchos problemas pero habrá legislatura.
—Cuando enumerabais quienes han presionado por el golpe de estado no habéis mencionado el rey.
—No me da la impresión que la casa real haya intervenido. Ahora mismo está atemorizada, sabe que tiene una asignatura pendiente, que lo tiene que horrorizar y que tiene que ver con que pasará con el anterior jefe del estado, y si hay ninguna investigación parlamentaria, que será difícil de parar. Por eso ahora la casa real sabe que se encuentra en una situación muy difícil y procura ser vista de vez en cuando en actos que no motiven tensión de ninguna parte. Creo que la casa real ahora no tiene interés que haya tensión, porque se la juega. Se la juega si hay una derecha que se radicaliza definitivamente y reventando todo esto. Porque acabará reventando la monarquía también. Y el rey ahora mismo sabe que depende del mantenimiento de la democracia española, y que se mantenga de una manera razonable.
—¿No se ha dejado querrer demasiado por la extrema derecha?
—No. Yo creo que se siente enormemente incómodo. Los otros son unos craduras y unos chantajistas. El intento de apropiarse la monarquía ha existido, pero no es la posición de la casa real. Al contrario, el rey sabe que el mantenimiento del gobierno de coalición y que la continuidad de la legislatura es la mejor garantía que tiene porque la institución sobreviva. Otra cosa es que él sea de derechas. Pero sabe perfectamente que se la juega.
—¿Hay alguna parte del PSOE que haya flirteado con este intento de golpe de estado?
—No sé si hay personas, a título individual, pero no una parte del PSOE. Una de las consecuencias de esta presión, de este golpe de estado que se ha ido forjando estas semanas, es que ha cohesionado mucho el gobierno de coalición. En general al PSOE le ha ido bien para cohesionarse. Ahora, es cierto que al PSOE hay un sector españolista y que no se puede ningunear, pero que ahora mismo no es activo, porque lo han posado en un compromiso, en que ha visto que tiene que apoyar a Sánchez y llevar adelante la legislatura.
—Se lo pedía por la posición de la ministra Margarita Robles, dejándose querer por la derecha.
—Sí, la han querido instrumentalizar. Pero la señora Robles pienso que no sabe mucho, de política. Que ha sido una buena profesional pero que políticamente no es nada. Ella no es paso portadora de ninguna idea política ni de ninguna visión destacada. No es ningún peso pesado dentro del PSOE.
—En Cataluña ya nos las sabemos, estas maniobras. Sorprende que sorprenda al PSOE o a la izquierda española.
—Sí. Mira, yo soy bastante amigo del abogado vasco Íñigo Iruin. Y recuerdo una conversación de fecha reciente que tuvimos con Arnaldo Otegi, para pedirme el discutir un proyecto de reforma del estatuto del País Vasco. Y hablamos de Cataluña, y me dijeron: ‘Mira, esto que hacen a los catalanes es loque nos han hecho a nosotros durante muchos años.’ Y ahora es el que hacen a la gente del PSOE. Ahora el PSOE descubre quién es Pérez de los Cobos! Pero si ya sabíamos quién era desde el 1-O, y por eso el juez Marchena dirigió el juicio como lo hizo y no permitió el cotejo de Pérez de los Cobos con el comisario Ferran López. Los catalanes ya comprobaron quién era Pérez de los Cobos, y ahora lo han visto en Madrid.
—El 2007 ya decíais en un artículo en El País que con el estatuto de Cataluña se cometía un golpe de estado judicial.
—Cuando se inhabilitó Pablo Pérez Tremps como magistrado del Tribunal Constitucional ya dije que se había activado un golpe de estado para liquidar el estatuto. Aquello que hicieron era prevaricación. Pérez Tremps, igual que yo, publicamos unos textos sobre la reforma del estatuto de Cataluña, y que dijeran que perdía la imparcialidad por aquello… Todo el mundo sabía que no, de ninguna forma. Y aun así lo apartaron con aquella excusa de pérdida de la imparcialidad. Cuando un tribunal prevarica no lo hace va; era la manera que tenían de decir que aquella batalla la librarían hasta el final y que no estaban dispuestos a perderla. Y la batalla era la composición del Tribunal Constitucional que tenía que decidir sobre la reforma del estatuto de autonomía de Cataluña. Pues aquello era el golpe de estado, y lo hizo el PP mediante el Tribunal Constitucional, y alteraba los equilibrios del constituyente para la integración de las nacionalidades. Y punto. Y por eso todo tiene una salida tan difícil, porque hubo un golpe de estado. De un golpe de estado, se sabe como se entra pero no como se sale. Se ha roto el pacto constituyente, la integración de las nacionalidades en el estado español. Ahora ¿cómo se sale, de aquí? No se sabe, y continuamos teniendo este problema.
—Esto que hemos vivido estos años es consecuencia de aquel golpe de estado.
— Son derivaciones. Que continuaron con la mayoría absoluta del PP y después, cuando la perdió el 2015. Y ahora Sánchez lo quiere reconducir, pero no sabe como hacerlo y se encuentra con todo esto.
—Pero decís que este último intento de hacer un golpe de estado ha fracasado.
—De momento. Pero yo creo que continuarán probándolo. De aquí a la aprobación del presupuesto, es decir, hasta el otoño, habrá nuevos envites. No sé por donde saldrán, como se lo inventarán, ahora han sacado esto de la ministra Irene Montero sobre el 8-M… Será una cosa permanente.
—La vía judicial para tumbar el gobierno español ¿puede tener éxito?
—No lo sé. Esto también lo iremos viendo. Porque los jueces se tendrán que dar cuenta, y tampoco son un bloque unitario.
—En Cataluña el juez del 13 a solas demostró hasta donde podían llegar.
—Sí, y esto es el que hemos visto con la jueza Rodríguez Medel y Pérez de los Cobos en relación con la manifestación del Ocho de Marzo. Es un caso clarísimo. ¿Qué más saldrá? Pueden mirar cualquier cosa. Hasta que no se haya aprobado el presupuesto del estado y, cuando menos, no se haya puesto en funcionamiento el procedimiento de la UE para encarar la crisis, veremos muchas maniobras de desestabilización política para reventar la situación.
—Sánchez puede llegar a aprobar el presupuesto, pero el problema estructural de los poderes fácticos del estado continuará.
—Que hay una resistencia al poder real, en la Iglesia, al poder judicial, etc., esto lo sabemos. Y con esto hay de contar este gobierno. Hay una Audiencia Nacional y un Tribunal Supremo que son lo que son, un Consejo General del Poder Judicial que ya veremos si es capaz de renovarse… Son problemas que está claro que están. Es la España en que vivimos.
—La de un Tribunal Supremo que prohíbe el exhibir símbolos en edificios públicos como la estelada, la bandera canaria o la LGTBI.
—He aquí el terreno en que tiene que fintear este gobierno, que es lo primero de coalición desde los años treinta. Y no pararán. Después ya veremos como se va reconstruyendo todo, y en qué medida se pueden cambiar cosas como esta. Mi impresión, a pesar de todo, es que el primer envite se ha parado y que ahora estamos en un momento de más serenidad. Pero está claro que continúa habiendo mar de fondo.
—Pero decís que hay que dar más pasos, ya que ahora estamos donde estábamos en 2018.
—Sí, está claro. Y aquí es donde el nacionalismo catalán es la pieza clave.
—¿Por qué?
—No hay posibilidad de ningún gobierno de izquierdas en España sin el nacionalismo catalán.
—¿Esto Pedro Sánchez lo ha entendido?
—Sí. Segurísimo. Es que no hay nada de nuevo. La democracia en España funciona gracias al nacionalismo catalán y al nacionalismo vasco. Si la derecha española fuera homogénea en todo y con su matriz, que es básicamente castellana, si esta matriz también estuviera en Cataluña y en el País Vasco, no habría habido democracia. Pero no cuentan con Cataluña ni el País Vasco y por eso no tienen mayoría al conjunto del estado.
—Sánchez se acerca ahora en Ciudadanos.
—Sí y eso está bien. Ciudadanos, lo tienen que sacar de dónde estaba. No tiene que ser un partido como el que acabó siendo. Ciudadanos enloqueció con la moción de censura, y desde entonces se escoró muy a la derecha. Tiene que intentar no hacer un papel similar al que hace Vox y el PP.
—Decidlo en Cataluña.
—Es que Ciudadanos tiene el problema de Cataluña, que se hace en Cataluña de la manera tan brutal como se hizo contra el nacionalismo catalán. El problema es que el antinacionalismo vasco y catalán te hace salir de la democracia, te lleva a posiciones no democráticas, es la fotografía de la plaza de Colón de Madrid. Y han acabado cómo han acabado, fuera de la política. Y ahora Ciudadanos prueba en encontrar otro lugar, saliendo de allí donde estaba y esto le va bien a todo el mundo. Y está claro que la presencia que tendrá en Cataluña ya no será la que fue. Ciudadanos ya no será nunca más aquello que fue en Cataluña. Aquella oportunidad la ha perdido definitivamente. Puede ser que evolucione, encuentre su espacio y debilite el PP poco a poco.
—En el estado español debe de haber poderes fácticos que les guste más que Ciudadanos sea el socio preferente de Sánchez.
—Pero Ciutadans no tiene bastante fuerza para lo cual. Y no podrá ser en muchos de los pactos que se tendrán que hacer. Porque el nacionalismo catalán es imprescindible, continúa siendo imprescindible para la izquierda española. El nacionalismo catalán es el que tiene ahora mismo la clave más importante en España. Y Cataluña tiene que hacer política en España, con muchas singularidades, pero lo tiene que hacer. No puedes decir que solo quieres hacer política en Cataluña. También se tiene que hacer en España, y tienes que decidir qué quieres hacer. El problema es que hay gente que no quiere saber nada de España. Como Puigdemont. Pero no puedes no querer saber nada. No puede ser.
—¿Por qué no puede ser?
—Porque Cataluña es demasiado grande y el nacionalismo catalán es demasiado grande porque esto pueda ser. Si así fuera, España no funcionaría. La democracia española no funcionaría, y si así fuera sería muy probable que tuviéramos una opción de extrema derecha al frente del estado. Muy de extrema derecha, y muy de un nacionalismo español de la España una, grande y libre.
—Pero el nacionalismo catalán lo ha intentado todo, y se ha estimbat contra este nacionalismo español que decís.
—Una de las cosas que se tiene que repensar es precisamente la integración de Cataluña dentro del estado español. Esto se tiene que hacer, es una asignatura pendiente. Es un problema de la democracia española desde siempre, desde el 1932, de aquello que decía Azaña en el debate del estatuto, que es un problema que se tiene que resolver. Y esto continúa así. Se perdió la oportunidad de la reforma del estatuto de Cataluña, en que el nacionalismo catalán aguantó el recorte tan brutal del estatuto que había salido del parlamento en la comisión constitucional del congreso. Y aun así el PP dijo que no, que se los tenía que humillar, y lo hizo con el TC. Se tiene que encontrar una manera, que es la difícil, que el nacionalismo catalán participe, y que lo haga autogovernándose. Este es el secreto de la democracia española. Funcionará si esto funciona y no funcionará si esto no funciona.
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