Tumgik
#el mismo aire
now-a-witch · 1 year
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Criticar la actuación de Taz Skylar en la versión en español latino por no tener el nivel de energía y emoción que los actores de doblaje me parece válido, porque los actores están acostumbrados a hacerlo todo junto y pueden batallar más en lograr emociones (incluso que ya hicieron) en una cabina de sonido.
Pero criticar que suena español porque usó su acento natural de las islas canarias me parece bobo cuando en inglés es el único que suena británico y no hay problema con eso. En especial porque one piece no existe en nuestro mundo sino en uno propio y Sanji como personaje viene de una parte diferente del mundo que el resto de los 5 primeros miembros de la tripulación.
Latinoamerica es un chingo de países y aún así nuestros doblajes es el mismo pa todos ellos (menos Brasil porque idioma diferente) y eso de poner un acento neutro es útil pero también quita cosas divertidas que pasan cuando puedes notar por el acento que un personaje no va de donde mismo que el resto (la neta una de las razones por las que prefiero ver cosas en su idioma original, incluso cuando no lo hablo). Cosa que nunca detiene a los gringos de dejar que sus actores usen su acento real al menos que el personaje lo requiera. (Y que de hecho amo como lo manejan en unos cuantos doblajes preciosos como en el Gato con Botas el Último Deseo, lo dije antes y lo repetiré aquí Ricitos Argentina es superior a Goldie británica)
Así que creo que no nos morimos por un personaje teniendo un acento que no es igual al de los demás, a pesar de que suene español. (Qué? Sigo siendo latino y si puedo echarle tierra a los españoles no puedo tirar la oportunidad xD)
De Iñaki no voy a opinar porque soy mexicano y pues pa mi obvio va a sonar bien su acento porque estoy acostumbrado (no soy chilango y el si pero he estudiado el suficiente tiempo en esos rumbos pa estar acostumbrado), el punto es que no soy imparcial en su situación.
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tortademaracuya · 8 months
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Hora de ordenar la casa!!! *cae en la cama por presión baja*
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cruell-summers · 1 year
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TAYLOR VIENE A MÉXICO NOPUEDESER YA VAN CASI 3 HORAS Y AÚN ESTOY EN SHOCK LLAMEN A DIOS
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aricastmblr · 2 years
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Run BTS! 2022 Special Episode - 'RUN BTS TV' On-air Part 2  
https://youtu.be/ecsWfDLtoc8
Weverse Live
추석이다 BTS 09.08. 07:23
https://weverse.io/bts/live/2-104773450
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minglana · 1 year
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everytime something happens with the city buses i say im not gonna use them anymore bc it could happen to my bus, but holy shit???? this time i might be for real, a bus apparently caught fire 😭😭😭😭
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mearpsdyke · 2 years
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ESTOY YENDO A VER A MIRANDA!!!!!
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armynoonas · 2 years
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Bangtantv: Jin in Argentina
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[230108]
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alejandrosanzfotos · 4 months
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daeluin · 10 months
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PSYONIC BLAST!!!! I HATE
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froma59 · 1 year
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Mejora tu estado de ánimo con estos hábitos
Si estás buscando formas de elevar tu estado de ánimo y disfrutar de una vida más positiva, estás en el lugar indicado. En este artículo, te presentaremos una serie de hábitos que puedes incorporar a tu rutina diaria para lograr una notable mejora en tu bienestar emocional. Desde la práctica de la gratitud hasta la conexión con la naturaleza y el cultivo de pasatiempos gratificantes, exploraremos…
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wachi-delectrico · 2 years
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Estoy buscando calculadoras científicas en ML y llegué a la conclusión de que bo debería haberle dado mi Casio a mi hermana
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deepinsideyourbeing · 6 months
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Movie Night - Enzo Vogrincic
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+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen.  Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos)  y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…,  ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
 -Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?   
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso,  pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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stuckwthem · 8 months
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hihi i love your writing so muuuuch💖 i was wondering if you could do a smut work for matias recalt, imagine this:
both of you being high on weed and extremely needy, horny for each other with soda stereo blasting in the living room of the department (it could be in a party you choose), you guys have a steamy makeout session then yknow… !!
i would appreciate dom!mati, petnames, extremely sub!reader <3
you get me so high | m. recalt
summary: cada fiesta sabes exactamente cómo termina, hasta que sucede algo diferente. 3.7k
tw: smut, sexo desprotegido, dirty talking, no sé mas me sinto sucia
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"nada personal" de soda stereo sonaba en el speaker de algún rincón del departamento de matías, mientras algunos de los chicos bailaban entre la nube de humo que se formaba alrededor del lugar, iluminado sólo por un led violeta. la mayoría de los invitados a la fiesta ya se habían marchado y eran más de las cuatro de la madrugada, pero juani, pipe y santi, totalmente borrachos, seguían bailando —tambaleándose — por el salón, condenados al mismo destino que blas, dormido sobre la alfombra. te reías viéndoles, rechazando las miles de invitaciones a unirte a ellos, ya demasiado colocada para bailar, cuando mati volvió al sofá, acomodándose a tu lado, sorbiendo algo.
"¡qué idiotas!", dijo, riendo como tú, siguiendo los saltos de los bailarines frente a él. luego te tendió el vaso. "¿quieres un poco?"
asentiste con la cabeza, cogiendo lo que fuera el brebaje rojo de su mano. la bebida sabía dulce y te entró por la garganta, pero estaba buena, calentándote rápidamente. mientras tanto, mati aprovechó para sacar algunas cosas de su bolsillo, y tú observaste atentamente cómo preparaba otro porro. probablemente el tercero de la noche.
observar el trabajo de sus manos mientras sujetaba con destreza la seda entre los dedos era casi hipnotizante y, a estas alturas, ya se había convertido en un hábito. trabajaba en silencio, sólo moviendo la cabeza al ritmo de la música, lanzando de vez en cuando miradas divertidas en dirección a tu. de hecho, esas miradas se prolongaban en la noche.
"mierda, se me ha olvidado la boquilla". mati maldijo, envolviendo cuidadosamente la hierba en el fino papel. "¿puedes cogerla de mi bolsillo, por fa?".
parpadeaste un par de veces antes de asimilar lo que te pedía, mientras él levantaba las caderas para que pudieras meter la mano en el bolsillo de su pantalón. rápidamente dejaste el vaso bajo la mesita y deslizaste la mano en su bolsillo, sintiendo el calor del cuerpo de matías. le diste la boquilla, que te agradeció con un guiño y volvió a terminarse el porro.
mientras mati encendía el porro, observaste cómo las chispas brillaban en la oscuridad, iluminando momentáneamente su rostro, resaltando el contorno de su cara. era raro, pero el mero hecho de verle encenderlo con tanta destreza te producía sensaciones cálidas. sensaciones que la hicieron morderse los labios y suspirar con más fuerza.
el característico olor a hierba invadió el aire, mezclándose con el humo del cigarrillo que ya llenaba la habitación cuando el chico a su lado dio una profunda calada antes de pasárselo. quizás era arriesgado, teniendo en cuenta que ya estabas bastante colocada, pero aun así aceptaste, sintiendo el calor entre tus dedos y apretando los labios bajo la seda que matías acababa de marcar con su saliva. 
le imitaste, aspirando todo el humo, inhalando lentamente y soltándolo poco a poco, sintiendo la mirada del actor fija en tu rostro. la música seguía sonando, ahora a un ritmo más tranquilo, y los ojos de matías te observaban atentamente mientras os pasabais el porro el uno al otro. nunca tuvisteis que intercambiar muchas palabras en esos momentos, era un "silencio" cómodo mientras os rodeaba esa sensación de relajación que, al fin y al cabo, sabíais perfectamente hacia dónde iba. no hacía falta mucha conversación ni estudiar el lenguaje corporal para predecir que al final de ese porro, estaríais uno encima del otro, enrollándoos. como todas las fiestas era igual. era casi un mutuo acuerdo silencioso, nunca realmente discutido. 
matías se acomodó en el sofá, cogiendo de nuevo el porro de tu mano y llevándoselo a la boca relajadamente. te recostaste contra el cojín, tus ojos siguieron cada uno de sus movimientos hasta que se acercó a tu cara, con el brazo apoyado detrás de tu cabeza, y soltó provocativamente el humo con la boca casi pegada a la tuya. sentiste el vapor caliente contra tus labios y aspiraste, inhalando obedientemente, sin apartar la mirada el uno del otro ni un segundo. era una tensión tan deliciosa que era imposible escapar, imposible no sentir la química que emanaba de los dos.
"me encanta cómo te miran los ojos cuando te colocas". matías dice, en voz baja, pero lo suficientemente audible para los dos.
sueltas una risa, sintiendo como tus párpados se vuelven más pesados y todo tu cuerpo ligero, siendo tomado por la ola de embriaguez. tus sentidos se aflojaban cada vez más, tu visión se nublaba y tu percepción se volvía borrosa, pero sentías cada pedacito de la cálida piel de la mano de matías en tu muslo, simplemente descansando casualmente allí.
no suficiente, su otra mano tocó suavemente tu nuca, las yemas de sus dedos en un agradable sube y baja, haciéndote dejar colgar la cabeza hacia el otro lado, disfrutando de su tacto. entre sus piernas, era difícil ignorar la sensación de humedad que le provocaba.
"tus pupilas se ponen enormes", dijo, todavía examinando sus dilatados orbes con una sonrisa.
"siempre se ven así cuando estoy contigo", su confesión no pretendía sonar tan descarada, pero era sincera, y pilló por sorpresa a matías, que reaccionó alargando la mano para tocar su muslo y apretarlo un poco.
era curioso como siempre estabais sedientos el uno del otro, nunca necesitabais mucho para llegar a esa capa más íntima, más sincera. vuestra compañía siempre estaba llena de caricias, conversaciones pretenciosas y sonrisitas tontas, envueltas en una burbuja que sólo os pertenecía a vosotros.
"¿esto es por la marihuana o por mí?", te pregunta matías, en un tono juguetonamente coqueto, y te pasa la lengua por el interior de las mejillas, esperando tu respuesta.
le das otra calada al porro y te quedas pensativa mirando al techo, como si intentaras encontrar una respuesta. riendo suavemente, volviste a él, soltando el humo.
"digamos que es una buena combinación de ambas cosas", te encogiste de hombros, recorriendo con tu mirada el delicado rostro de matías, inclinando tu cuerpo más cerca de él "ayuda a intensificar lo que quiero contigo".
la expresión de matías era impagable y completamente engañosa de ver, sus ojos en blanco de sorpresa y su sonrisa intensificándose, justo lo que necesitabas para aumentar tu deseo. se acercó un poco más, y sus labios estaban ahora a centímetros de los tuyos. la habitación estaba impregnada de una electricidad sensual, y podías sentir cómo tu corazón se aceleraba. los chicos que bailaban en medio de la sala fueron completamente ignorados, olvidados.
"supongo que podemos considerarlo un efecto secundario bastante agradable", dijo, rozando ligeramente tus labios.
sin embargo, antes de que nada más pudiera suceder, un golpe resonó en la habitación.
juani, completamente desequilibrado, tropezó con la mesita, tirándola a un lado y cayendo encima de blas en el suelo, que se despertó sobresaltado. los chicos intercambiaron miradas alarmadas, visiblemente alterados, y volvieron a estallar en carcajadas. matías negó, riendo, y dio una ligera patada a la pierna de juani a sus pies.
"¿vamos a mi pieza?", preguntó, reaccionando rápidamente susurrándole al oído. "parece más seguro allí"
asentiste, medio riéndote de la situación, y ambos os levantasteis, cogiéndole de la mano mientras os guiaba, dejando atrás el caos momentáneo del salón. el sonido de la música se hizo más lejano mientras cruzabais el pasillo hacia la habitación de mati. la puerta se cerró tras vosotros, ahogando las risas y la música, dejándoos por fin en intimidad.
"debería echarlos a patadas a estas alturas", bromeó, mientras te rodeaba la cintura con el brazo. 
"son tus mejores amigos", te reíste, y el actor pareció apreciar lo que habías dicho.
"no finjas que no son tuyos también", replicó, y os reísteis, más juntos ahora, con tus piernas entre las suyas.
mati, que seguía sujetando el porro entre los dedos, se inclinó hacia él, sus miradas se encontraron en un silencioso juego de deseo mutuo mientras las sonrisas se desvanecían. la música sonaba suavemente, más baja ahora, al ritmo de sus acelerados corazones. antes de que nadie pudiera decir nada más, matías acercó suavemente su mano a su rostro, acariciándolo con suavidad. la distancia entre sus labios disminuyó gradualmente, y se perdieron en un beso, el mundo exterior desapareciendo a medida que la intensidad del momento se apoderaba de ellos.
en cuestión de segundos, sus piernas rodeaban las caderas de él, mientras las manos de mati la sujetaban por el culo, haciéndote gemir contra el beso cada vez que la apretaba. no tardó en tumbarla en la cama, frotando contra el suyo su cuerpo caliente y empapado de porros, que se había olvidado en algún rincón. 
sus manos se apresuraron a sujetar la cara de matías mientras él se esforzaba por besarla y bajarle la falda al mismo tiempo, sin tener mucha dificultad ya que la tela se deslizaba fácilmente por sus piernas. acarició sus muslos, apretando la parte más suave de su piel y acariciándola, tragándose cada uno de sus jadeos en medio del beso repentinamente desesperado. recalt colocó su muslo entre sus piernas, haciendo que la tela de su pantalón rozara su clítoris aún cubierto, provocando que todo su cuerpo se estremeciera. parecía imposible ponerla aún más cachonda, pero le excitó por completo. 
"me encanta oírte debajo de mí así, nena", murmuró matías, jadeando contra sus labios mientras frotaba su cuerpo contra el suyo. "eres tan fácil de hacer gemir, ¿lo sabías?".
mierda, cuando matías empezaba a hablar así era suficiente para volverte loca, completamente enérgica, deseosa de tener cada centímetro de él dentro de ti. sus manos subieron hasta tu pelo, tirando con fuerza como reacción a la provocación del chico. 
sin perder tiempo en darse cuenta de su estado, matías se quitó apresuradamente el resto de la ropa, con un pequeño deja vu de todas las demás docenas rondando por su cabeza. su polla se estremeció al pensarlo, sólo de recordar lo delicioso que era sentirte dentro, apretándote contra él. estaba hambriento. quería sentir tus bolas golpeando contra su culo hasta marearse, para ser honesto. y joder, le encantaba lo adorable que parecías así, con los ojos medio perdidos y completamente en paz. 
le ayudaste a quitarse los pantalones, desabrochando el cinturón de sus jeans, lamiendo toda la longitud de su entrepierna mientras se arrodillaba frente a ti. mientras matías se quitaba la camiseta, tu mano se aventuró dentro de su bóxer, encontrando su miembro extremadamente duro y empapado de pre-cum, y sólo la sensación de abrazarlo así te hizo frotar los muslos entre sí. matías palpitó al sentir sus dedos contra su sensible piel, e incapaz de contenerse, echó la cabeza hacia atrás, murmurando su nombre entre maldiciones.
sus hábiles dedos bordearon la circunferencia de su polla, bajando y subiendo tranquilamente por su longitud, mientras sus ojos se clavaban en cada reacción del chico, que le sujetaba la cara con suavidad, acabando por pasarle los dedos por su pelo. cuando sus movimientos se intensificaron, matías bajó sus dedos a tu boca, presionando sus dedos índice y corazón contra tu lengua para que pudieras chuparlos, y naturalmente, lamiste y chupaste sus dedos, sedienta, sin romper el contacto visual con el actor, que te observaba con ojos oscuros y concentrados. las huellas de sus dedos sabían a hierba y no hacían más que aumentar la sensación de dolor entre tus piernas, suplicantes por él.
matías empujó sus caderas contra tus manos, gimiendo, y entonces sus rodillas casi cedieron, y fue cuando de repente apartó tus manos de él y presionó sus dedos con saliva contra tu mandíbula. le miraste fijamente con mirada suplicante, sintiendo la fuerza de su mano contra tu cara. 
"si sigues así me voy a correr", admitió y luego bajó sobre ti, empujando tu espalda sobre el colchón y tumbándose debajo de ti una vez más. "pero quiero correrme dentro de ti, bonita".
suspiraste, sintiendo que tus entrañas se congelaban de forma placentera, y sonreíste perversamente a matías, que ahora se concentraba en tu cuello, chupando con fiereza tu piel, mientras la cabeza de su polla se frotaba frenéticamente contra tu entrada, provocando pequeños espasmos en tu cuerpo, que instintivamente trataba de encajarlo. 
"mati" gemías su nombre, casi ardiendo por la expectación que te provocaba aquella sensación, dejándote casi frustrada. pero matías parecía decidido a torturarte, dispuesto a tomar de ti exactamente lo que quería y como lo quería. "matías, por favor"
escuchar tu nombre con su voz desesperada y necesitada le hizo desear correrse en ese mismo instante, pero matías se obligó a contenerse, gruñendo contra su garganta, saboreando tu perfume, tan familiar para él que rondaba bajo su lengua como un sabor conocido. jadeó cuando tu coño se frotó contra su dura longitud una vez más y entonces sujetó tu cintura con fuerza para que mantuvieras tus caderas quietas.
"usa tus palabras, mi amor. sé que puedes hacerlo", ordenó recalt con paciencia, bajando el cuello para mirarte a los ojos. te follaría de todos modos, pero le gustaba que se lo pidieras amablemente. le volvía loco oírte así.
"quiero que me folles", obedeciste a su petición, las palabras salían de tu boca en angustiosos susurros de deseo. "por favor, mati"
"no te estoy escuchando, nena" matías rodó un poco más sus caderas, frotando su polla contra tu clítoris y casi pierdes el control allí mismo. "no seas tímida, me encanta que me lo pidas".
"fóllame, matías", exclamaste en un tono más alto, abrazándote a su nuca, intentando moverte contra las manos del mayor en tus caderas. "es que te necesito".
satisfecho y con una soberbia sonrisa en los labios, matías se acomodó entre tus piernas y mantuvo su polla en tu entrada, rodando dentro de ti con una calma inicial. ambos cerrasteis los ojos con fuerza, y por un momento fue posible escuchar vuestras exaltadas aspiraciones por encima de la música amortiguada. matías llegó hasta el fondo dentro de ti y se detuvo, sólo sintiendo cómo tus cálidos músculos se tensaban contra él, lleno de algo casi parecido al orgullo al ver tu expresión de placer en silencio, o cómo encajaba tan perfectamente en tu coño. 
tus movimientos comenzaron lentamente y fueron acompañados por pequeños gruñidos del chico, que respiraba con fuerza en tu oído. disfrutabas de cada sensación con un gemido sensual, moviendo tu cuerpo contra el suyo, capaz de alcanzar tu punto máximo con cualquier embestida más fuerte. matías empezó entonces a moverse más rápido, susurrándote al oído lo hermosa que eras, lo bien que te sentaba estar dentro de ti, lo patéticamente que gemías, y entonces te ordenó que hicieras más.
"abre más las piernas, princesa", te ordenó, dándote ligeras palmadas en el muslo, y luego dejó escapar gemidos guturales cuando le obedeciste. empujaba cada vez más profundo, follándote hasta el punto en que podías sentir el líquido filtrándose entre tus piernas. "más"
cuando rodeaste las caderas de matías con tus piernas fue suficiente para que él comenzara a comportarse casi sin delicadeza, follándote sin sentido. dos o tres veces, su polla se deslizó fuera de tu entrada, perdiéndose en los movimientos, y la cuarta vez, cuando estiraste la mano para sujetar su miembro y ayudarle a entrar en ti una vez más, la detuvo, sacándose de ti.
"no, mati" tu cuerpo se retorció ante la inesperada ausencia, mientras gemías, deseando más. 
matías sonreía, cansado y sudoroso, observando tu cuerpo y tu ansiedad con admiración. nunca se cansaría de todas las noches que pasasteis así, siempre deseando la próxima fiesta, el próximo momento, como éste. entonces el actor acercó sus labios a tu cara, besando tu mandíbula, tu mejilla, tu nariz, tu sien, una delicadeza que contrastaba con su siguiente petición.
" gírate", su voz sonó ronca y autoritaria. matías retiró las manos de tu cintura para dejarte espacio para moverte, y oíste los latidos de tu corazón estallar en tus oídos.
mientras asimilabas lo que te decía, sentiste al instante un calor que te subía por las piernas y te llegaba a la cabeza, haciéndote hervir la sangre de deseo. era algo nuevo, completamente sucio y excitante de una forma que nunca imaginaste que pudiera ser.
y una vez más, sin concurso, le sonreíste, embargada por una versión de la lujuria y recibiste una risa perversa a cambio, matías sabía exactamente lo que estaba haciendo. moviéndote lentamente, ante el asombro del actor, te arrodillaste en la cama, de espaldas a él. oíste la bofetada antes de sentir el cosquilleo en tus nalgas, tardando unos segundos en asimilar la bofetada acompañada de perversos gruñidos. matías ya dominaba de nuevo tu cuerpo, algo ya habitual en él que tan bien conocía cada parte de ti, y astutamente dobló tu torso hacia delante, dejándote apoyada sobre los codos.
a cuatros patas, respiraste hondo cuando sentiste su mano recorriendo tu espalda hasta llegar a la base de tu nuca, y luego su otra mano se posicionó en la base de la parte baja de tu columna. 
" ¿puedes tomarlo, princesa?" murmuró, inclinándose a lo largo de tu cuerpo para preguntarte al oído.
"yo..." sentiste como pasaba su mano por tu nuca hasta tu pelo, y se balanceaba. "joder, puedo tomarlo".
dándote tiempo para acostumbrarte a la posición, matías empujó lentamente hacia tu entrada, dejando besos por tu columna mientras lo hacía, alabando lo bien que te estabas portando, lo que sirvió de estímulo para que tus caderas rodaran sobre su polla, llevando a matías a agarrarla con fuerza, gimiendo tu nombre. te sentías como si fueras a derretirte en cualquier momento mientras él empujaba contra tu cuerpo, y trataste de ahogar tus gemidos enterrando la cara en las sábanas, dejando que la tela se mojara con tus babas.
"me he pasado toda la noche pensando en este momento". enunció matías, su voz mezclándose con los sonidos de su cuerpo chocando contra su culo, las pequeñas pausas disminuyendo de repente. "y es mejor de lo que podría haber imaginado"
tus gemidos eran suaves y contenidos, reaccionando cada vez que él llegaba a un punto sensible, y cada vez que movías un poco más las caderas hacia arriba, una sensación de calor blanco se apoderaba de tu vientre, transmitiéndose al resto de tu cuerpo, que estaba a punto de derrumbarse en cualquier momento. era incluso mejor que la sensación de estar colocado, más relajante que todo el cannabis que habíais compartido aquella noche.
"me voy a correr" anunciaste, exasperada, inundada por la creciente sensación en el fondo de tu estómago, incendiando tu cuerpo. matías se lo tomó como un reto, ralentizando sus movimientos hasta follarte tortuosamente despacio, golpeando justo en el punto exacto de tu coño.
agarraste con fuerza la sábana, sintiendo como el escalofrío te invadía y provocaba poderosos espasmos en todo tu cuerpo, debilitando todo tu sistema nervioso. matías te sujeta con prontitud, deslizando sus brazos bajo tu vientre, y tira de ti hasta que quedáis tumbados torpemente juntos hasta que tu cuerpo empieza a recuperar fuerzas de nuevo. 
matías besa la curva de tu hombro y puedes sentir lo caliente y sudoroso que está, resultado de la locura que acababa de tener lugar allí. subes la mano hasta su brazo alrededor de tu cintura y entrelazas su mano con la tuya, sonriendo satisfecha contra el colchón.
"ha sido... intenso", admites con una risa casi tímida.
"maravilloso, tú has estado maravillosa", te elogia él, sonriendo tiernamente contra tu cuello. " ¿realmente tenemos que esperar hasta la próxima fiesta?"
te ríes, todavía atontada y un poco fuera de sí, y respiras hondo, recuperando el aliento. todo tu cuerpo se siente demasiado sensible, aún ardiendo, susceptible a cualquier estímulo.
"técnicamente, aún estamos en una", te encoges de hombros. no era una regla, pero el hecho de que fuera casual hacía que la tensión fuera aún más deliciosa. pero era imposible negar cuánto anhelabas más, fuera de esos momentos.
siguiendo tu ejemplo, te diste la vuelta en la cama, encontrándote cara a cara con matías. te apartó suavemente los mechones sudorosos de la frente y te encaró con una sonrisa que decía "no vales nada, y me gusta".
el silencio tras la tormenta de sensaciones os permitió a los dos recuperaros, envueltos en el calor que quedaba entre sus cuerpos. matías seguía dejando suaves besos en tu clavícula, mientras tú te deleitabas con la reconfortante sensación de estar tan cerca de él.
se quedaron un rato en ese pequeño envoltorio, disfrutando del tacto reconfortante del otro. tu respiración empezó a normalizarse y la habitación se sumió en una calma post-intimidad. los efectos del porro mezclados con la intensidad del momento crearon una atmósfera casi onírica.
"¿estás bien?" preguntó matías suavemente, dejando un suave beso en tu mejilla.
asentiste, con los ojos entrecerrados por el placentero cansancio. "más que bien".
matías rió suavemente, acariciando con dulzura la mano que seguía entrelazada con la suya. juntos disfrutaron del silencio, como si el tiempo se hubiera alargado para abrazar aquel momento.
con el paso del tiempo, la realidad comenzó a infiltrarse de nuevo. los sonidos lejanos de los chicos en la habitación, las risas apagadas y el suave murmullo de la música más baja llegaron a vuestros oídos. la luz del día empezó a filtrarse por los pequeños resquicios de las contraventanas, y ahí supiste que era hora de marcharse. tu compromiso terminaba junto con la fiesta.
"quédate", dijo matías socarronamente, apretando su brazo alrededor de tu cintura, atrayéndote de nuevo contra su cuerpo. "quédate, por favor".
dudó un momento, sorprendida por el repentino cambio. no era un pendejo, siempre te cuidaba después del sexo y atendía tus necesidades posteriores, ¿pero quedarse? eso era nuevo.
tus ojos volvieron a encontrarse con los de matías y pudiste ver el brillo de la súplica en sus ojos, del deseo y de algo más.
así que obedeciste una vez más.
━━━━━━━ ★ ━━━━━━━
tampoco se como llegué aquí pero hola ¿cómo están? 🤰
muuuchas gracias por esta ask, espero haberlo hecho bien <333
solo hice una light prof read entonces díganme si algo esta raro porfaaaa
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flan-tasma · 6 months
Note
(If you're uncomfortable with this ask I sorry, you don't need to write it!)
How about genshin men (your choice) who are "straight" ( ;3 ) reacting to accidentally getting hard while fighting m!reader
💖~ I couldn't wait to write this. I think you already know who it starts with ;3 omg when I was making the images I forgot that the fucking Nobile in english is Childe kdhkdhd /cry
Warning: suggestive, Male!Reader, Kaeya is a scoundrel | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Sobretodo, sabe que es bien parecido y usa eso a su favor, probablemente haya joteado contigo en broma en alguna ocasión, pero es porque ustedes son amigos y nada más. O eso dice él.
Este hombre ama batallar tanto como necesita respirar, es el primero en pedirte una pelea para medir sus habilidades en combate.
Entonces en una pelea amistosa que tuvieron, apostaron que el perdedor sería quien pague la cena. Y no estabas dispuesto a pagar esta vez.
A Nobile le agradó ver tu determinación para romperle la cara y se puso al tú por tú contigo. La adrenalina de golpear sus cuchillas contra tu espada, dar tres pasos atrás y tratar de tirarte fue tanta que su respiración pesada lo obligó a soltar un gruñido cuando por fin pudo atraparte contra el suelo.
Ahora tenía un problema nuevo: te veías glorioso debajo de él. El sudor que resbalaba por tu frente, tu ceño fruncido y tus ojos que lo miraban como si desearías matarlo en ese mismo instante. Sus pantalones se apretaron alrededor de su entrepierna.
Dudó de su sexualidad por primera vez en su vida, y eso lo golpeó duro como un roble. Más duro que él en ese momento. Bromeó un poco acerca de cómo tendrías que invitarlo a una buena comida por perder y una patada tuya en su pierna lo alertó para volver a ver tu majestuoso rostro.
“No debería ser justo si te abalanzas contra mi.” Te habías quejado y él casi quería gritar cuando tus ojos iban bajando. Te ayudó a levantarte para que no vieras su problemita y no dejó de actuar raro por el resto de la cena.
Mantenía tus ojos en cualquier parte menos en su cuerpo por debajo de su pecho, bromeando con que te lo estabas comiendo con la mirada.
Definitivamente tenía en mente comer algo más, pero ahora debía pensar bien acerca de sí mismo y sus gustos antes de cortejarte oficialmente.
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Itto y tu son amigos, compadres y camaradas en las peleas de bichos y casi que hermanos. Eres parte de la pandilla Arataki, tienes bien conocido al oni como a ti mismo.
La única razón por la que lo puse es porque sería una situación divertida.
Precisamente porque la amistad de ustedes dos es tan fuerte es que pueden darse el lujo de molestarse entre sí, hay veces en las que tiras de los cuernos de Itto para bajarlo a tu altura y él simplemente se queja para que lo sueltes y se vuelve como un toro mecánico.
Te sube sobre sus hombros y tú sostienes al toro por los cuernos para no salir volando, y entre más pelea da Itto, más puedes escuchar sus risas y sus quejas hasta que te hace caer por accidente.
Culpa suya, pero se disculpa.
Se apresura para sostenerte y ambos acaban cayendo, y el juego del toro mecánico pasa a ser unas pequeñas luchas en las que te retiene por los brazos para que no lo golpees, solo parejas el aire.
Algo dentro de la cabeza de Itto se enciende, algo extraño dentro de su estómago da un vuelco cuando su rostro burlón pasa a uno de sorpresa al verte realmente sonriendo mientras te quejas con que es un hombre gigante y no puedes aguantar su peso.
Se queda en blanco un rato cuando nota que su amigo se asoma para seguir viendo lo lindo que resultas ser, pero el gran Arataki Itto decide que es suficiente diversión por hoy y debe ir a hacer otras cosas por la pandilla. Lo que se traduce a que va a buscar a Kuki para decirle que cree que está enamorado y su pito es la prueba.
No te sorprendas si empieza a ser más gentil contigo, él espera con ansias pelear contigo otra vez, pero no puede evitar pensar en que solo quiere dejar marcas de sus manos en tu piel de una manera no agresiva.
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Él era un romántico, por lo que siempre hablaba y buscaba consejos para tratar de conseguir pareja, pero nunca se daba la ocasión con nadie. Eso lo hacía un poco triste, pero tenías formas de hacerlo olvidar las cosas por un rato.
Ya han habido veces en las que los confunden con una pareja, aunque lo suelen negar de inmediato porque obviamente a Lyney le gustan las chicas y se puede ver cuando te contaba cómo una chica que fue a uno de sus shows le pareció linda.
Encantador y dulce mago, realmente no le gustaba la idea de pelear contigo hasta que la propuesta fue para mejorar en el combate. Lyney se considera un luchador capacitado, pero pasar tiempo contigo jamás va a ser negado si se trata de ti.
Esquivas sus flechas y te acercas a él con una espada lista para tocarlo, él se aleja lo más rápido posible para hacer distancia y asegurar una flecha en su arco mientras calcula tu siguiente movimiento. Pero claro, no estaba muy al tanto de tu mejora en batalla estos últimos días para cuando te acercaste lo suficiente para tirarlo.
No querías que se lastime, por lo que sostuviste su cabeza antes de que chocara contra el suelo, manteniéndote sobre él y sin ninguna otra escapatoria. Tu respiración por encima de él, tu pecho que subía y bajaba de forma errática y la cercanía en general hicieron que su corazón casi se le salga por la garganta al ritmo de su sangre llegando a sus mejillas.
Casi sintió que temblaba debajo de tu toque, y por alguna razón eso le gustó.
Sus shorts simularon una carpa en sus pantalones y cuando lo notó casi quiso llorar. La imagen de tu pierna entre las suyas, tan cerca de sus muslos, casi lo mata. Sintió que moriría en ese mismo momento hasta que notaste su cansancio y lo ayudaste a levantarse.
Lynette tuvo que soportar el pánico de su hermano, que chillaba mientras trataba de explicarle de manera sana que no le gustaban las chicas y que lo había descubierto de una manera… distinta y no planeaba hablar más a fondo de ello.
Luego de que su pánico pasa, él empieza a avergonzarse más fácilmente cerca de ti. Y qué extraño, te empiezan a llegar flores Romaritimas a tu casa sin explicación.
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Carajo, me lo imagino quejándose contigo porque hay alguien más que te coquetea, todo como una maldita broma.
Con este sinvergüenza ya tenías tensión sexual disfrazado de jotería. Son amigos que salen a emborracharse cuando se juntan, hablan y te has sentado en su regazo más de una vez como una broma.
Pero pasando al asunto importante. Ustedes dos son amigos, por lo que cuando tuviste que irte a una expedición, Kaeya te deseó suerte con una botella en la mano y te dejó ir.
Luego se da cuenta de que le falta su compañero de copas favorito, al punto en que Rosaria lo empieza a llamar una esposa desesperada por su esposo. Y en cierto modo tiene razón.
Cuando llegas y eres recibido en mal estado, se preocupa como lo haría con cualquier amigo, y cuando te abres con él acerca de haber perdido el toque para la batalla, él se ofrece a descubrirlo y ayudarte, por lo que ahí lo tienes, enseñándote cómo lo hace un verdadero caballero. Palabras suyas.
Lo haces bien, pero Kaeya lo hace mejor, y es un recordatorio de su posición como tú superior. Sabe blandir su espada mejor, sabe esquivar más rápido y da estocadas más precisas. Por lo que te frustras y empiezas a luchar contra él como si fuera un enemigo real.
Le gusta verte así, tanto que siente su excitación crecer. Y Kaeya es un hombre que conoce sus placeres, por lo que no tiene reparo en por fin dejar todos los juegos y te acorrala con facilidad contra el muro más cercano. Su objetivo no es provocarte o amenazar, sino que sientas lo que está pasando en su cabeza y en sus pantalones.
De ti depende si aceptas o no. Pero si lo haces, no te va a soltar hasta desquitar todas las verdades que soltó como una broma. Cómo ya deseaba que fueras suyo, que lo tuvieras a él también.
Mira que suerte, tienes nuevo maestro y novio. Kaeya piensa que es lo mejor que te ha podido pasar en tu vida.
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English:
Above all, he knows that he is good looking and uses that to his advantage. He has probably joked around with you on occasion, but it's because you are friends and nothing more. Or so he says.
This man loves to battle as much as he needs to breathe, he is the first to ask you for a fight to measure his combat skills.
So in a friendly fight you had, you bet that the loser would be the one who paid for dinner. And you weren't willing to pay this time.
Childe was pleased to see your determination to break his face and he went toe-to-toe with you. The adrenaline of slamming his blades against your sword, taking three steps back, and trying to throw you off was so much that his heavy breathing forced him to let out a grunt when he was finally able to pin you to the ground.
Now he had a new problem: you looked glorious underneath him. The sweat that ran down your forehead, your frown and your eyes that looked at him as if you wanted to kill him right then and there. His pants tightened around his crotch.
He doubted his sexuality for the first time in his life, and it hit him hard as an oak. Harder than he was at that moment. He joked a little about how you'd have to give him a nice meal for losing and a kick from you on his leg alerted him to see your majestic face again.
“It shouldn't be fair if you lunge at me.” You had complained and he almost wanted to scream when your eyes were lowering. He helped you up so you wouldn't see his little problem and he didn't stop acting weird for the rest of the dinner.
He kept your eyes anywhere but on his body below his chest, teasing that you were ogling him.
He definitely had something else on his mind, but now he had to think hard about himself and his tastes before officially courting you.
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Itto and you are friends, compadres and comrades in bug fights and almost like brothers. You are part of the Arataki gang, you know the oni as well as yourself.
The only reason I put him in this was because it would be a fun situation.
Precisely because your two friendships are so strong that you can afford to annoy each other, there are times when you pull on Itto's horns to bring him down to your height and he just whines for you to let go and becomes like a mechanical bull.
He lifts you onto his shoulders and you hold the bull by the horns so you doesn't fly away, and the more Itto fights, the more you can hear his laughter and his complaints until he accidentally makes you fall.
It's his fault, but he apologizes.
He rushes to hold you and you both end up falling, and the game of the mechanical bull turns into a small fight in which he holds you by the arms so that you don't hit him, you just hit the air.
Something inside Itto's head lights up, something strange inside his stomach flips when his mocking face turns to one of surprise at seeing you actually smiling while you complain that he's a giant man and you can't stand the weight of him.
He goes blank for a while when he notices his friend peeking in to continue seeing how cute you turn out to be, but the great Arataki Itto decides that's enough fun for today and he should go do other things for the gang. Which translates to him going to find Shinobu to tell her that he thinks he is in love and his dick is the proof.
Don't be surprised if he starts to be gentler with you, he's looking forward to fighting you again, but he can't help but think that he just wants to leave his hand marks on your skin in a non-aggressive way.
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He was a romantic, so he always talked and looked for advice to try to find a partner, but he never took the chance with anyone. That made him a little sad, but you had ways of making him forget things for a while.
There have already been times when you are mistaken for a couple, although you usually deny it immediately because Lyney obviously likes girls and you can see it when he told you how a girl who went to one of his shows seemed cute to him.
Charming and sweet magician, he didn't really like the idea of fighting you until the proposal was to get better at combat. Lyney considers himself a trained fighter, but spending time with you will never be denied if it's about you.
You dodge his arrows and approach him with a sword ready to touch him, he moves away as quickly as possible to make distance and secure an arrow in his bow while calculating your next move. But then, he wasn't very aware of your improvement in battle these last few days by the time you got close enough to throw him.
You didn't want him to get hurt, so you held his head before he hit the ground, keeping you on top of him with no other escape. Your breathing above him, your chest rising and falling erratically, and your general closeness made his heart almost jump out of his throat at the rhythm of his blood reaching his cheeks.
He almost felt him tremble beneath your touch, and for some reason he liked that.
His shorts simulated a tent in his pants and when he noticed it he almost wanted to cry. The image of your leg between his, so close to his thighs, almost killed him. He felt like he would die right then and there until you noticed how tired he was and helped him up.
Lynette had to endure the panic of his brother, who screamed as he tried to explain to her in a healthy way that he didn't like girls and that he had discovered it in a... different way and he didn't plan to talk about it further.
After his panic wears off, he starts to get embarrassed more easily around you. And how strange, Romaritime flowers start arriving at your house without explanation.
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Hell, I can imagine him complaining to you because someone else is flirting with you, all as a fucking joke.
With this mf you already had sexual tension disguised as jokes. You are friends who go out to get drunk when you get together, talk and you have sat on his lap more than once as a joke.
But moving on to the important matter. You two are friends, so when you had to leave on an expedition, Kaeya wished you luck with a bottle in his hand and let you go.
Then he realizes that he is missing his favorite drinking buddy, to the point where Rosaria starts calling him a desperate wife for his husband. And in a way she is right.
When you arrive and are greeted in a bad state, he worries as he would any friend, and when you open up to him about having lost your touch for battle, he offers to find out and help you, so there you have it, teaching you how a true knight does it. His words.
You do it well, but Kaeya does it better, and it's a reminder of his position as your superior. He knows how to swing his sword better, he knows how to dodge faster and deliver more precise thrusts. So you get frustrated and start fighting him as if he were a real enemy.
He likes seeing you like this, so much that he feels his arousal growing. And Kaeya is a man who knows the pleasures of it, so he has no qualms about finally giving up all the games and corners you with ease against the nearest wall. His goal is not to provoke or threaten you, but to make you feel what is going on in his head and in his pants.
It's up to you whether you accept it or not. But if you do, he won't let you go until you get even with all the truths he let out as a joke. How he already wanted you to be his, to have him too.
Look how lucky you are, you have a new teacher and boyfriend. Kaeya thinks it's the best thing that could have happened to you in your life.
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nebulamorada · 2 months
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Cregan Stark x Targaryen!reader
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Querer amar a Aemond era agotador.
Como única hija de Rhaenyra, la noche en la que tu tío Aemond pierde el ojo, recordando los momentos en los que ambos compartían una silenciosa compañía en la biblioteca rodeados de libros sobre cuentos valyrios, le hablaste a tu querido abuelo a espaldas de tu madre sobre un matrimonio como forma de afianzar vínculos; todo porque, alguna vez, durante tus días de dulce infancia, creíste que una muestra de amabilidad podría cambiarlo todo, que palabras dulces y buenas intenciones eran suficientes para curar el corazón de las personas y salvarlos de la amargura. Un golpe duro fue para tu alma sensible descubrir que en el proceso, sacrificarse a uno mismo para rescatar a alguien que ni siquiera hace el esfuerzo de aceptarlo es desesperante.
Las promesas a tu madre a la despedida en Driftmark sobre estar bien en tu nueva vida como pupila del rey hasta que tuvieras edad para ser esposa fueron un eco en tu mente durante los días que le siguieron a tu llegada a Kings Landing. La Red Keep jamás se había sentido como un hogar, pero sin la presencia protectora de tu madre se había tornado un completo infierno. Sin importar cuanta amabilidad y predisposición intentaste mostrar, todo lo que obtuviste a cambio fue terrible, sobre todo luego de tu primera sangre.
Los acercamientos promiscuos de Aegon y la forma en la que Alicent gozaba de abusar del poder que la invalidez de su esposo le daba (avergonzandote frente a sus damas o imposibilitando que te comuniques con Dragonstone de alguna forma) incluso las palabras denigrantes de tu esposo a tus oídos, desde acusaciones de ilegitimidad hasta la vez en la que durante la noche, apareció en tus aposentos durante una noche, apretandose con fuerza contra tu cuerpo mientras presionaba la hoja de una daga contra tu ojo, diciéndote cómo podría reclamar la deuda que le deben y nadie podría decirle nada, siendo tu deber como su mujer el complacerlo.
Aquellos años se sintieron tan eternos, que el cosquilleo de esperanza que sentiste cuando tu abuela Rhaenys y uno de los guardias gemelos lograron sacarte de la Red Keep, hacia parecer que todo era irreal. Los brazos de tu madre jamás se habían sentido tan cálidos como cuando te rodearon frente a la mesa de piedra de Dragonstone, incluso con Daemon acariciando tu cabeza en un incómodo intento de expresar su cariño.
Por desgracia, incluso con tu familia allí, tu verdadera familia, Dragonstone tampoco se sentía como un hogar, teniendo un ambiente familiar demasiado íntimo al que no podías acoplarte correctamente después de tantos años, así que cuando llega la hora de pactar las alianzas, mientras Lucerys va a Stromlands y Jacaerys al Valle, te ofreces para tomar el viaje a las tierras norteñas para pactar con los Stark.
Y quizás la Red Keep y Dragonstone no se sintieron como un hogar, pero Cregan Stark lo hizo.
El gran joven lobo que no fue más que amable desde tu llegada, guardando cautela sobre los temas a discutir sin dejar de ser nada más que hospitalario contigo. El norte era frío, pero los corazones de sus habitaciones era cálido, todos compartieron una extraña camaradería a la que no te costó integrarte, disfrutando de las cenas ruidosas e informales en las que abundaron las carcajadas y un tipo de amabilidad y transparencia que jamás se había presentado en el sur.
Contrario a lo que habías conocido, querer amar a Cregan se sentía revitalizante. Sus charlas fluían sin esfuerzo hasta que los anhelos de cualquier simple roce llegaron sin dificultad junto con las miradas de sutil de deseo. Las cacerías a las que te dejó unirte daban paso a los comentarios bromistas sobre como podías montar una enorme bestia en los aires sin ningún problema mientras que necesitabas un banquito y algo de ayuda para subirte a un simple caballo, aferrándote a las riendas con temor. Incluso las tardes donde Rickon pataleaba, en un poco usual berrinche, para que seas tu quien lo lleves a su hora de la siesta, disfrutando de las canciones valyrias que tenías para él. Acciones que no pasaron inadvertidas para Cregan, quien además de ser un hombre con deseos, seguía teniendo las preocupaciones de un padre para su único hijo de apenas dos años.
No habías pasado más de tres lunas en Winterfell cuando Cregan decidió que moriría si no te tenía en su hogar, a su lado como su esposa y la dama de Winterfell, a lo que aceptaste sin prisa, ambos de acuerdo en disfrazar la repentina unión como una especie de acuerdo para dar sus hombres a favor de la reina negra. Ambos bajo el arciano del bosque de dioses, sellando sus votos luego de que el pusiera su capa en tus hombros, pocos días después de que un maestre avalara la anulación de tu matrimonio con Aemond, puesto que había sido en el Sept bajo la luz de los siete y no en una tradicional boda valyria, fue algo simple de hacer.
Tu primera boda había sido un calvario, pero la celebración de la segunda fue la cosa más hermosa que jamás hayas tenido, incluso teniendo a tu pequeño hijastro cantando una, terriblemente tierna y mal pronunciada canción de las que te había escuchado cantarle a la que aplaudiste con todo el cariño del mundo.
Las bromas crueles a costa tuya ahora fueron chistes bien intencionados de los que era fácil reír y que eran cómodos de compartir.
El miedo y el dolor de las noches en las que Aemond te tomaba, cambiaron al ardiente deseo y placer que quema por donde sea que Cregan te acariciara, ambos casi arrancandose las capas de ropa cada vez, compartiendo pequeñas risitas cada que los pesados abrigos y múltiples correas de tu esposo eran más trabajosos de quitar para ti.
Los recuerdos de los empujones duros de tu anterior esposo mientras te tomaba de espaldas fueron borrados por el cuerpo de Cregan alzándose sobre el tuyo mientras te mantenía de frente a él a la hora de hacerte el amor, siempre dejándote tener un cierto grado de control para que te sintieras cómoda. Siempre murmurando frases dulces en medio de los besos que compartían sin importar el ritmo que llevarán.
Y las sabanas de fría seda fueron reemplazadas por pieles calientes en las que ya no estabas sola durante las noches en las que tenías el cuerpo de tu señor marido protegiendo el tuyo entre sus fuertes brazos durante las horas de sueño.
Aún había que notificarle a tu madre sobre todo el asunto del matrimonio y avisar que Cregan había dado un gran número de hombres para sus filas, sabiendo que ahora tienes un deber hacia ella como reina detrás del hecho de ser su hija...pero te preocupara por eso solo un poco más tarde.
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ya sé que esas fotitos que hago me quedan bien cuyeyas, humildemente enfoquense en el o.s nomas 😭
(recuerdo haber reblogueado a la cuenta que creo el separador que estoy usando, pero si se saben el user para que la pueda mencionar se los agradecería)
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sthavoc · 7 months
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Hi! I love your Enzo fics! I was wondering about one where she's friends with a castmate and they all go out for a night and Enzo sees her dancing and is smitten with her? Like he's had a crush for a while and hasn't done anything so the guys are pushing them together
˚。⋆🪩 𝐅𝐄𝐖 𝐒𝐇𝐎𝐓𝐒, 𝐅𝐄𝐖 𝐖𝐎𝐑𝐃𝐒 | ENZO VOGRINCIC
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𖥔 ࣪˖ pairing: enzo x fem!reader
𖥔 ࣪˖ summary: Enzo has had a crush on you for the past months after meeting you. The guys finally push the both of you together to talk as a form of little help to their friend.
𖥔 ࣪˖ warnings: mentions of puke, alcohol, and fluff
𖥔 ࣪˖ note: ohh goody!! I love a crushing enzo. thank you so much your nice comments mean a lot! I hope you enjoy it!<3 hoping I didn’t miss any grammar mistakes.
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“Ya dale boludo. Por qué mejor no vas y charlas con ella en ves de estar aquí todo embobado viéndola.” Enzo turns his attention to the curly blue-eyed boy.
He hadn’t realized it yet but he had his eyes set heavy on you. He watched how you danced and sang the lyrics of any song that would be playing. Thinking you looked beautiful. Enzo was lucky you hadn’t noticed that he was gazing, he didn’t want to startle you away.
You had been friends with Juani for a while now, and he always invited you out with the guys. Since you were like a sister to him, he wanted you to hang out with him at all times. If possible. When you met Enzo, it was as if the world stopped for him, he found you mesmerized. The poor man couldn’t say a word, he didn’t want to mess up. The boys were getting tired of him, always telling him to go talk to you but Enzo just couldn’t bring himself to.
“No, que tiene miedo que no le de bola al nene,” Matías says in a joking tone. Enzo only rolled his eyes since he knew Matias was just making fun of him.
“Pero es que es tan hermosa que no se que decirle.” Enzo looked around towards his friend group who only stared back.
“Pues eso mismo. Que esta hermosa.” Blas points out. He didn’t think it should be that hard since he seemed calm about it. His tone said it all.
“¡Que no! No quiero ser directo.” Enzo’s hand points into the center as he speaks.
He was overthinking too much. He just wanted to try and find a good topic to talk about. Another possibility was he was just scared you wouldn’t want to talk to him.
“Ay, ya boludo. No más que viene pa’ acá.” Juani stands up waving his hand in the air with his cup on the other. He walked closer to Enzo before he spoke. “Te dejamos con ella y le hablas.”
“Juani pero si apenas y le puedo decir un hola.” The last syllable drags on his tongue while he faintly motions his hands towards your direction.
“Práctica.” A pat is set on Enzo’s shoulder by Juani. “Pero no me le hagas nada que te mato pelotudo.” He finishes his sentence and points his index finger at Enzo who only nods.
The boys stayed quiet for a second after you got there. You still had a bit of your drink, which you had asked Juani to take care of before getting up to go dance. You smiled at all of them while Juani spoke—
“Eh oye linda, fíjate que tenemos que salir corriendo que se le descompuso el auto a kuku-” Juani points towards Esteban. The poor guy was confused for a second but quickly followed along with the plan—
“Ah sí. Algo del combustible.” He makes up.
“Oh, okay.” You nodded.
“Sí pero te quedas con Enzo—” Juani gave him a small pat on the back while all Enzo could do was share a small smile as he glanced at you. Shortly he downed the rest of his drink in a nervous manner only he knew. You gave him a genuine one. “No estarías sola.”
You nodded while taking a sip of your drink. “Bueno, vayan. No pasa nada.”
After you say that, all of the guys disappear leaving you with Enzo in the bar. He felt like he was back in middle school, having his friends to help him stay with the girl, or himself being too scared to ask the girl out. But this was worse, he couldn’t even say a small hi.
“¿Como te la estás pasando?” You asked to break down the iced silence. In some way, Enzo was thankful, and on the other, he felt nothing but nervousness.
He decided to swallow the lump and speak to not leave you hanging. “Bien, bien. ¿Y tú?”
“Bien, divertido.” You nod.
In that moment the music shifted into a song that you recognized. La Tormenta de Arena by Dorian played. You watched how the lights dimmed into a dark blue and the flashes shifted with the rhythm of the beat.
“Ay, vamos a bailar.” You rose from your chair excitedly. A smile was spread across your face while Enzo’s face looked surprised.
“¿A- a bailar?” He swallowed. “No, nena. Creo que prefiero quedarme sentado.” He downed his shot shooting you a smile that made his eyes squint.
You giggled at his facial expression before you grabbed his hand and pulled. “Ay ándale solo somos tú y yo. Todos se fueron a arreglar el carro de kuku.”
Enzo thought about it for a moment. The guys had left just to get the two of you together, and right now you were asking to dance. This could be the chance for the two of you to finally start having more conversations. Get close.
“Dale.” He smiled. One that showed his dimples.
You dragged Enzo towards the dance floor that was full of people. Everyone moved to the rhythm of the music, bodies touching. Enzo could only smile as you brought him closer to you. He was admiring you. He admired how your skin reflected against the hue of the blue. How you smiled while you swayed your body to the beat. He only moved from side to side.
“¿Siempre eres así?” The same smile stayed on his lips. His voice had risen up due to the loud music.
“¿Así como?” You hollered coming closer to get a better listen.
His neck lowered down to get to your level. “De divertida.”
You picked up your head as you were about to answer, but you felt how a body pushed you over making you stumble into Enzo. His hands gripped your arms as you looked up towards him with a shy smile.
“Perdón.” You say pulling back.
“No pasa nada, nena.” His words followed a smile. “¿Volvemos?” He points back to the chairs on the bar making you nod.
The both of you walked away from the crowd as you looked around to see if you spotted the boys. But they were nowhere to be seen. You had ordered another round of shots for both, you and Enzo. He seemed to decline at first, saying he had already drunk too much, but you managed to convince him.
Four shots later of two rounds and you were giggly with Enzo. “No, no, en serio. Ese chico no tenía forma de liga. Llegue vomitada a mi casa.” You scowl at the memory.
Enzo and you had been talking about your past talking stages, or guys you had gone on dates with. He somewhat felt like he was getting good information on what you liked and what you didn’t.
“¿No, pero como se puede ser tan asqueroso?” Enzo laughed while you nodded along. “Y en su primera cita también. Me imagino que no lo volviste a buscar.”
“No.” A chuckle escaped your lips while a shake of the head followed. Enzo thought about asking a question he had been thinking about, but he wasn’t sure if he should. Until he downed another shot was when he did—
“Bueno, ¿y qué te gustaría que tú cita hiciera?” He questioned.
He felt like this conversation was perfect to ask this question. He knew he would not have another chance to at least know something, for if he ever invited you out on a date.
“Pues-” You sighed setting the piece of lemon into the small tray. “Me gustaría que sea simpático. Que tengamos cosas en común, haga chistes o que no sea serio.” You shrugged. “También lo más importante que no sea un patan y se crea el centro de atención.”
“¿Y tienes cita ideal?” He titled his head towards the side somewhat squinting his eyes.
“Mmm. Siempre he querido ir a la playa y hacer como un picnic. Ver el atardecer, con Bob Marley de fondo.” You giggled before speaking again.
noted.
By that time both you and Enzo watched as the guys came back towards the both of you. All of them circled where you and Enzo were before Juani spoke—
“¿Como andan?” He looked straight at Enzo with a smirk, but then toward you.
You nodded. “Bien. Bailamos y nos tomamos unos tragos.” You glanced at Enzo with a small smile while Juani nodded with raised eyebrows that followed a smile on his lips, that was somewhat opened.
“Ah, ¿en serio?” Juani patted Enzo’s shoulder. “Que bueno.”
Enzo knew where Juani was going. He just wanted him to stop talking so he wouldn’t say anything that could come out in a wrong way. He thankfully did and didn’t say anything wrong.
However, after all, he was thankful to the boys for giving him this small push. Without it, he wouldn’t know if he was going to ever be able to talk to you. This somewhat made it better, and he felt like the two of you had gotten closer than you were.
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