Tumgik
#musculocas
dunklebar · 1 year
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Gym Daddy
El día de piernas tiene que ser el peor, precisamente por el dolor que le sigue en los próximos días que te hace odiar el mundo entero, y bajar una escalera de 3 peldaños podrían ser fácilmente subir 20 pisos. Lo bueno que, como ya lo había hecho costumbre, a pesar del sufrimiento, los resultados se hacían notorios y el dolor tenía su recompensa: piernas gruesas, pantorrillas hinchadas y el culo grande y duro, tanto que me calentaba conmigo mismo cuando me miraba en el espejo. Por lo mismo me había puesto más atrevido en el vestuario al hacer esta rutina, cambié los shorts que me llegaban a la pantorrilla por unos que sólo cubrían la mitad de mi muslo, con la costura abierta a los lados de estilo setentero, y abajo, a fin de enviar vibras a los machos de mi gimnasio, un jockstrap para que cuando hiciera sentadillas, la tela se metiera entre mis cachetotes. Sin embargo, ya habían pasado meses y las vibras no le habían llegado a nadie más que a la niña de recepción que me piropeaba en modo de ¡YAS QUEEN! Todos los machos del gimnasio parecían más preocupados de tomarse fotos, flectar sus músculos frente al espejo o coquetear con twinkies y musculocas, en vez de mirar al gordito peludo que terminaba todo sudado, rojo y destruido. Supongo que sólo yo veía mi atractivo y nadie más.
Luego de terminar la rutina que me dejaría lisiado por tres o cuatro días, me fui a las duchas. Había escogido el horario de la noche porque va menos gente y tengo las máquinas y pesas a mi disposición. Considerando que esta sucursal contaba además con piscina, suele tener una atendencia que puede volverse desagradable y claustrofóbica. Ya se acercaba la hora de cerrar, por lo que había sólo un puñado de nosotros ahí y los sonidos de agua chapoteando se habían calmado.
Mientras secaba el sudor que corría por frente y cuello, caminé al camarín y vi a un hombre, con la impronta de un dios griego entrando antes que yo. Empecé a apurar el paso para poder verlo un poco más cuando se cruzó otro hombre que iba camino a la piscina, era mayor, como cincuentón e iba solamente en speedos y sandalias, un verdadero daddy: canoso completo del cabello, barba, pecho en pelo y hombros, todo blanco como la nieve, robusto y grueso sin ser de muscularuta definida, en comparación con el dios griego al cual estaba stalkeando. Pasó sin mirarme y se perdió en el acceso con aroma a cloro.
Cuando entre al camarín no había nadie más que el dios griego: cuerpo esculpido, musculoso, ligeramente peludo en pecho, ojos claros y pelo negro. Estaba en ropa interior Calvin Klein blanca, completamente mojada de su sudor, al igual que sus abdominales, por los que caían gotas de su transpiración; bajo él slip se veía su verga traslucida en la tela, grande y cargada hacia un lado como si le fuera a dar vuelta la cintura. Tuve que controlarme para no abrir la boca y sacar la lengua, porque así me imaginaba, bebiendo cada gota que adornaba sus pectorales cuadrados e hinchados y su six-pack en el que se podía rallar queso. Sin embargo, él ni siquiera notó mi presencia, puso su toalla sobre uno de sus hombros redondos como melones y enfiló a las regaderas. Me desvestí rápido y tomé mi toalla, shampoo y sandalias, apresurado, pero tratando que mis pasos no sonaran ansiosos en el piso del baño. Ocupé la ducha a su lado, escuchando como él ya estaba bañándose, y dejé la puerta abierta, esperando que lo notara, que saliera de su casilla y entrara a la mía, pero nada, seguía sintiendo como sus manos enjabonadas recorrían su cuerpo como yo quería hacerlo. La situación se había hecho bastante calentona, a pesar de que seguía sólo en mi ducha, por el morbo de pensar que podía entrar y porque sentía mi cuerpo hinchado, mis piernas duras, mi culo firme mientras esparcía la espuma del jabón. Empecé a masturbarme ligeramente, prendido al haber estado haciendo ejercicio entre hombres deliciosos e inalcanzables, con las hormonas revolucionadas por la actividad física. Me metí un dedo en el culo, estaba duro, corriéndome lento, pero intenso, disfrutando de mi cuerpo, había olvidado que la puerta estaba abierta cuando me doy vuelta y veo pasar al daddy de la piscina, él miró hacia mi ducha y siguió caminando hasta el final del pasillo. Me quedé congelado un segundo pensando si se habría dado cuenta de mi acto de onanismo. Me asomé y estaba quitándose el speedo muy lentamente, como si quisiera que lo vieran. Se irguió y pude ver su verga flácida, no circuncidada y carnosa, giró su cara hacía mí, mirándome fijo sin sonreír y entró a la ducha sin quitarme la vista y sin cerrar la puerta. Tomé todas mis cosas y me fui rápido a la ducha del fondo frente al daddy. Él estaba de espalda esparciendo espuma sobre su piel bronceada y cubierta en pelaje plateado, mojado y apegado a su robusto cuerpo de hombre maduro. Se dio vuelta hacia mí, tenía el pene agarrado con una mano, flectando el bíceps y el pecho por el que rebotaba el agua caliente. Crucé el pasillo, entré y cerré la puerta, empezamos a besarnos. Sus labios carnosos y suaves me devoraban la boca, apretaba mis tetillas y presionaba su verga dura contra mi pelvis. Con una mano abierta me tomó un pecho y lo empezó a comer como si estuviera amamantando, mientras que con la otra me metía un dedo en el culo. Yo le tocaba los hombros carnosos, musculosos y suaves, pasaba mis manos por su espalda y levantaba una pierna para que pudiera sentir lo gruesos de mis muslos y pudiera agarrarme las nalgas. Nos seguíamos besando, yo seguía erecto, mojado, apretado contra una bestia que quería destrozarme, encendidos por el morbo de que alguien podría descubrirnos. Con ambas manos me giró hacia la pared, abrió mi culo y empezó a follarme. ¡Yo no lo podía creer! Una de mis fantasías sexuales más grandes estaba ocurriendo con un daddy exquisito que mientras me penetraba, me agarraba los pechos a manos llena y pasaba su lengua por mi oreja, haciendo que los vellos de mi cuerpo se erizaran a pesar de que estábamos empapados. Sentía el agua corriendo por mi espalda mientras me embestía, presionando su cadera contra la mía, introduciendo su carne cruda dentro de la mía. Yo seguía erecto, sintiendo como me salía juguito preseminal y se mezclaba con el agua de la ducha. Quería gritar de placer, gemir por la manera que me tenía dilatado y los orgasmos que me estremecían al violentar mi próstata.
Los embistes del daddy se hicieron más fuertes, haciendo eco en las paredes de la sala de duchas, salpicando agua que se disparaba por todos lados cuando chocaba su cuerpo contra el mío, me detuve y le hice el gesto de que había que guardar silencio. Se despegó de mí, sentía como mi ano quedó caliente y dilatado, provocando un escalofrío en mi cuerpo entero. Me di vuelta y me agaché para chuparle su verga que seguía durísima. Él se masturbaba rápido, flectando los músculos de su torso y brazos. La perspectiva desde donde estaba era maravillosa: su cabello y barbas blancas mojadas, por las que corrían hilos de agua, su boca abierta y sus labios hinchados,  su mirada fija en mí, el pelo blanco de su pecho pegado a su cuerpo fuerte y carnoso, su firme musculatura, su piel morena bronceada, por al menos cinco décadas, reluciente bajo el chorro de la ducha. Su respiración se hizo más profunda, me puse de pie y moví los labios sin hablar pero diciéndole “préñame”, me di cuenta y le puse mi culo, abierto con una mano, mientras me masturbaba con la otra, y de un sentón lo metió hasta el fondo y se fue dentro mío. Yo sentía su leche entrar mientras tenía estertores mudos con su cabeza pegada a mi espalda, enterrando sus dedos en mi cintura y mi hombro, presionando más y más fuerte en mí culo hacia él, sintiéndolo aún en contacto con mi próstata, hasta que yo mismo acabé, enmudecido, pero queriendo gritar. Un chorro de semen chocó con la pared y él murmuró un “ufff” en mi oído, de a poco detuve la presión que tenía en él, haciendo contracciones y soltando el ano para exprimirle hasta la última gota. Su respiración se calmó y sin salirse me abrazó, acariciando suavemente mis tetillas. Sacó su carne chorrando leche de mí, sintiendo como si yo fuese una abeja y me quitaron la lanceta desde las entrañas, ahogando un gemido y mordiendo mi brazo. Me volví hacia él y nos besamos muy suave y tierno, habiendo ya ahogado nuestra pasión y morbo. Él salió primero, asegurándose de que no había nadie. Esperé unos segundos, estiré mi brazo para tomar la toalla, cubrí mi cintura y mientras iba saliendo hacia los camarines, el dios griego salió de su ducha, con su verga gigante y flácida, pasé por su lado, sonrió coquetamente y me mostró una pocita de leche en su palma. Abrí mis ojos de sorpresa pensando en que seguro lo escuchó todo.
Ya en los vestidores, terminaba de secarme y estaba solo, ni el daddy ni el dios griego aparecían. Quedé desnudo tratando de subirme el pantalón, cuando aparece el daddy de los urinarios, tomó su bolso y, mirándome, guiña un ojo y me tira un ligero beso, para desaparecer por la salida. En ese momento un poco de su leche escurrió de mi culo. Procuré no pisarla y terminé de vestirme. El gym ya estaba cerrando, la mayoría de las luces estaban apagadas y en la puerta, la chicha de la recepción no me quitaba la mirada o la sonrisa mientras me acercaba a la puerta.
Espero que hayas disfrutado tu ejercicio, bebé – sonreía casi aguantando la risa.
¡No sabes cuánto! – le respondí con un dejo de alivio y felicidad.
Creo que me puedo hacer una idea ¡nos vamos mañana bombón!
Salí del gym con una sensación de satisfacción impresionante y si me hubiesen pillado y cancelado mi suscripción ¡habría valido tanto la pena!
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ratatrans · 2 months
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ahora que soy una musculoca es menos doloroso dormir de costado y mi bicep es como una almohada :)
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plusultra26 · 1 year
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Borre mis redes. Solo tengo tumblr ahora. Espero durar aunque sea 3 meses sin ellas. Quiero hacer una transformación. Me canse de cbnes como el de anteayer dictando como deberia ser. No bitch, let me show you who i am pa que veas how shitty you are. Barbie me dio fortalezas pa decirle no mas a las musculocas
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padreputativo · 2 years
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La Musculoca
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mexhotdudes · 8 years
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angel-amable · 3 years
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Ni siquiera hoy, que es el día de su onomástica, Epifanio deja de practicar sus rutinas de musculaciones. Sabe que la constancia es vital.... y si sique así... acabará llamando la atención de alguien y quizá encuentre el Amor de su Vida. El Año que viene, si hay suerte, al despertarse encontrará un regalo. Su propósito para este año es acabar el curso "Conviértete en Musculoca en cinco meses". Ya sabes... los chillidos y las mariconaditas están de moda.
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otroputito · 3 years
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Club De Hombres - 1era Parte.
Jamás me había animado a ir a un lugar así, aunque la fantasía estaba firme desde que empecé a coger. Es más: apenas probé el sabor de la boca de otro varón a los 13 años, quise estar con dos varones al mismo tiempo. Al otro día de haber probado mi primer verga a los 15, mi cuerpo me pedía chupar dos. Cuando cogí por primera vez con Jorge a los 16, no pasó un mes que ya le estaba proponiendo un trío. Y estuve en varios, en cuartetos, en quintetos, en orgías. Pero esto era otra cosa, este lugar prometía otra cosa. La razón por la que nunca me había animado a ir a un ¿sex club? ¿lugar de cruising? ¿cogedero? era porque el único que conocía en mi ciudad era uno que no me despertaba confianza. No por temor a perder mis pertenencias (bueno, un poco si) sino porque la entrada a estos lugares era libre, sin restricciones a cualquier hombre que quisiera ir. No tengo problemas con las edades, solo que me pondría de muy mal humor un tipo a quien no considero atractivo insistiéndome a estar con él o tocándome o incluso viéndome coger como leí que sucedía entre esos fiesteros. Si iba alguna vez a un sitio así tenía que ser lo más parecido posible a un video porno de sexo grupal europeo o no cuenten conmigo. Ni hablar de saunas, odio transpirar y coger con calor. Este lugar de Palermo antes tenía otro nombre y luego de un rebranding, decidieron llamarse como el título de este texto en sus redes sociales. Un nombre nada imaginativo ni novedoso. Lo inusual era que la entrada en este caso no era libre.
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Había que mandarle un mensaje por whatsapp a Manu, uno de los dueños, indicando tu rol, tu edad y fotos de culo, pija y cuerpo entero desnudo. Las mandé, pensando en como estaba ampliando la colección de nudes de Manu y nada más. Para mi sorpresa, fui aprobado y anotado en una lista como el numero 347. ¿Acaso eso significaba que 346 chicos de mas o menos mi edad y mas o menos mi estado de cogibilidad iban a estar esa noche? Tal vez. Abrían solo los domingos de 18 a 23 y la entrada si bien no era barata, era razonable. Se le sumaba una barra con tragos y preservativos ilimitados, justo como en esa película francesa que yo había visto hacia un mes. La expectativa subió un 160%: hasta podría yo encontrar un amor en esa oscuridad como pasaba en esa historia. Llegó el domingo y minutos antes de las 19hs yo estaba en esa puerta negra de la calle Honduras, golpeando, diciendo mi numero y mi nombre. Me abrió un negrito hermoso, aceptó mi documento y me dijo que suba hacia unas escaleras. Sonaba música electrónica desde arriba, cuando noté que el lugar parecía haber sido un boliche que vivió una buena época en años anteriores pero a fuerza de pintura nueva, música y sexo no quería rendirse y pasar al olvido. El edificio en sí ya es como cualquier puto. Lo primero que me recibió arriba fue una pantalla donde se proyectaba un video porno donde un brasilero recibía una mamada de un adolescente. No había sonido pero yo sabia que ese porno era brasilero, simplemente lo sabía. Al costado en una barra, los dueños atendían a una pareja recién llegada. Nunca supe quien era Manu, supongo que el morocho agarrando el QR para cobrar la entrada. El otro se limitaba a cambiar la música, hacer un trago y lucir como un fuego absoluto vistiendo solo unos suspensores. Los cuerpos de ambos estaban marcados y ahí surgió mi primer miedo. Llegó mi turno, me saludaron y me explicaron el asunto: el precio, donde estaba el baño para cambiarse, mis cosas las cuidarían ellos en la barra, donde estaba el glory hole, que se hacia en cada cuarto, etc. Me di vuelta un segundo al escuchar una risa y de la nada vi como cuatro amigos estaban viendo el video porno y buscando un parecido entre el pene del actor y el pene de uno de ellos. Los 3 tenían unos cuerpos soñados, dos de ellos unas barbas prolijas, bocas preciosas, uno de ellos (el del pene siendo comparado) solo tenia puesto zapatillas y medias. Ante tanto cuerpo marcado a mi alrededor, me sentí en Ibiza, en San Francisco, en Chuecas. Eso no era algo bueno. Lo único marcado en mi cuerpo era el paso de la cerveza durante años. Me sentí una masa amorfa, una gran rana con brazos largos, una barba de hippie y una panza digna de un embarazo de 3 meses.
—¿Me puedo dejar puesta la remera? —No. La idea es estar calzado pero en ropa interior o desnudo. —..... El del suspensor se río en silencio y me miró con compasión. —Mira, te digo lo que le digo a todos los que se sienten como vos: ya estas acá, ya fue. Tampoco se permite el uso de celulares. —Ok... Me resigné con una sonrisa. —Además sos hermoso, dejate de joder. Le agradecí, para ser unas musculocas exclusivas eran bastante simpáticos y amables. Se merecían que consuma sus gin tonics al menos. Fui al baño a sacarme la ropa en silencio al lado de un total extraño, quien terminó primero que yo y luego de ver sus músculos en el espejo, se dirigió en suspensor y zapatillas a dar una vuelta por ahí. Me vi yo en el espejo pero no me reconocí. Había elegido mi boxer más caro y comprado en mi viaje a Londres, como si algún puto iría a darse cuenta de eso mientras me chupaba la verga. No me reconocí, me noté con hombros muy anchos y sin tanta panza como imaginaba en mi mente. Me sacó de mis pensamientos el saludo de un chico afeminado y bastante lindo llegando a cambiarse. Lo saludé y fui a la barra a dejar mis cosas, en boxer y zapatillas. Llegaba un grupo de 3 osos en la escalera y yo sin nada de coraje. —Dame un gin tonic, Tanqueray, lo mas fuerte que puedas. Necesitaba el valor, necesitaba sentarme y juntar seguridad para captar la onda del lugar, de la gente y poder acoplarme. Entonces simplemente me senté y vi a todos llegar un rato bastante largo. Twinks, mas osos, musculocas, grupitos de amigos, parejas. ¿Y si me encuentro con algún conocido? Da igual, no hay celulares. Acá todo vale y no hay testigos digitales. Entonces mejor...¿y si me cojo a algún famoso?
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Todo esto en soledad, viendo a la gente pasar como en una pasarela y tomando ya mi segundo trago en media hora. Ya tenía el coraje necesario y había confirmado que absolutamente todos los asistentes al lugar estaban cogibles, algunos hasta muy fuera de mi alcance. Comencé mi tour. El lugar era enorme, calefaccionado y con boxes preparados para el cruising. Videos de men.com en monitores, algunos boxes con glory holes, sillones con poca iluminación y paredes negras. Bajando una escalera, mas cuartos, laberintos y mas sillones. Todo limpio y siendo merodeado por hombres hermosos en bóxer. Luego de unos minutos de dar vueltas y cruzar miradas, escuché unos primeros y tímidos gemidos. Dentro de un box, cuatro chicos estaban chapando y cruzando sus lenguas mientras sus vergas duras estaban libres y siendo masturbadas. Cada musculo de sus piernas se tensionaba del placer y mi pija se puso dura enseguida, ni siquiera tuve que tocarme. Dos se pusieron de espaldas y los otros dos empezaron a comerles los culos, abriendo las nalgas y metiendo profundamente la lengua. Los gemidos de placer ya no eran tímidos, lo hacían bien fuerte y se daban besos profundos mientras sus respectivos hombres les comían el agujero, se comían la boca entre si y volvían a comerles el agujero. Abrían bien las nalgas y el hoyo de uno estaba a la vista de todos, como una boca pidiendo que le den de comer. Comencé a hacerme la paja por debajo del bóxer cuando un chico se me acercó y me imitó inmediatamente. Me miró cómplice. —Ufff...alta escena no? Iba a responderle cuando vi que los come culos de manera casi sincronizada habían empezado a metérsela a dichos culos, así sin avisar. Era porno en vivo, no se podía poner pausa. Los dueños de los culos ahora directamente se quejaban de puro placer y me vi obligado a pelar mi verga y comenzar a masturbarme. Mi nuevo amigo me imitó, mientras agarraba uno de mis pezones y jugaba con él. La escena siguió así durante varios minutos. Si esta belleza de paja es lo único que hago acá, me voy contento... Los cuatro se besaban entre si entre cada embestida de las penetraciones, el ruido de esas chotas gruesas entrando y saliendo de aquellos ortos era tan alto que se oía a pesar de la música. Mi nuevo amigo me soltó y noté que se estaba atando el pelo con una media cola. Su pija dura estaba bamboleando, apenas liberada de un slip. Un happy trail subía y anticipaba mas pelitos en su pecho torneado, barba de 3 días y unos ojos claros alucinantes. Los cuatro del box dejaron de cogerse, despegaron sus cuerpos y solo seguían besándose entre si. Mi nuevo amigo me guiño un ojo y me agarró de la mano, llevándome a un cuarto con sillones.
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Llegamos y estábamos rodeados de 8 o 10 hombres, algunos comiéndose las bocas y otros las vergas. Menos uno, acariciando en silencio su bulto en una esquina oscura, la mas oscura de todas. Tan solo la figura de un bóxer blanco anticipaba que allí había un hombre. Mi nuevo amigo me sonrió, mientras una luz roja le daba en la cara. Comenzó a besarme con mucha lengua y le respondí de la misma manera. Agarré su nuca y el agarró mi pene, ya completamente afuera de mi boxer. Segundos después, Nuevo Amigo rompió el hielo con un susurro. —Veni, vamos a sentarnos. Accedí y ahí quedamos, besándonos y masturbándonos entre la mini multitud. Empezó a chupármela, con su boca húmeda y caliente. Dos chicos nos miraban y se tocaban delante nuestro. Nuevo Amigo la chupaba muy muy bien, no se olvidaba de mis huevos ni de jugar con mi cabeza. Lo agarré de la nuca y se la tragó toda. En la otra punta del mismo sillón, un chico delgado se arrodillaba para que un oso grandote pudiera penetrarlo, no sin antes comerle el culo. Nuevo Amigo se detuvo para hacer una pausa y darme un beso de lengua. Momento de comerle la verga yo. Su preseminal estaba todo alrededor de su prepucio y tenia un gusto delicioso. Me tragué su carne lo más que pude, mientras lo sentía suspirar y acariciarme, entre el sonido de una penetración cercana y la música electrónica. Su pija no era gruesa como la mía, no obstante estaba durísima y olía a perfume de imitación, tapado con sudor. Todos mis sentidos estaban exacerbados en esa oscuridad: olor a hombre, tragos y chicles de menta que se mezclaba con cerveza en el suelo, humedad. Mi vista era la de un murciélago puto, para poder adivinar cuerpos y ver en que andaba el silencioso de bóxer blanco. Allí estaba, viendo mudo lo que lo rodeaba y pajeándose por encima del algodón. Pude ver como sobaba su carne gruesa formando una carpa maciza. Sentí las caricias de Nuevo Amigo en mi espalda queriendo llegar a mi cola, cuando de repente otras manos me tocaban las piernas. Una nueva respiración estaba llegando a mi ingle, una nueva boca estaba chupándome la pija. Uno de los dos chicos se había arrodillado a complacerme. Giré la cabeza un momento y pude ver a Nuevo Amigo hacer lo mismo con el otro chico. Sonreí porque ahora yo estaba siendo parte del cuarteto observado, ya que unos 5 o 6 nos miraban a nosotros y al oso cogiéndose al chico del sillón. Éramos los cuatro del sillón. El ritmo de nuestro sexo oral duró unos cuantos minutos más, porque la pija de Nuevo Amigo realmente me gustaba mucho. Él me agarró suavemente de la nuca, ya no estaba chupando más. Luego de darme otro beso, me dio una suave palmadita y se puso de pie, sin soltarme la mano. Los dos chicos también se pusieron de pie delante nuestro y empezamos a besarnos los cuatro. El chico al cual Nuevo Amigo se la había chupado nos agarraba muy fuerte de la nuca y nos unía a los 3 restantes en un beso de lengua. —Eso...eso. Seeeh, así. Luego bajó a comernos la chota a los tres.
Goloso, alternaba entre glande y glande mientras arriba nosotros nos comíamos las bocas. De repente, solo éramos Nuevo Amigo y yo, ambos unidos por el pete del extraño y nuestros labios. El chico al que yo se la había chupado no se había ido, solo que se puso detrás mío a jugar con mi culo y tocarse. Cuando sentí los dedos de ese varón recorriéndome el agujero, no pude evitar gemir. Los gin tonics estaban haciendo efecto, yo estaba completamente relajado y no me iba a negar a nada. El Goloso seguía comiéndonos las pijas a mi y a Nuevo Amigo, quien juraría que no había parado de sonreír en ningún momento. Mientras tanto, el oso avisó al chico delgado que estaba por acabar con voz de trueno, fuerte y clara. Yo ya tenía mi propio espectáculo así que no me volteé a mirar la eyaculación que el chico delgado pidió recibir en su cara. Sentí la mano del Otro Chico en mi espalda, como pidiendo que me incline hacia adelante. Accedí solo porque entendí sus intenciones. Otro Chico empezó a chuparme el culo de una manera bestial. Como si estuviera tomando agua en el medio de un desierto. Mi excitación fue tal que Goloso tuvo que dejar de chuparme la verga, en parte porque lo separé y en parte porque pude sentir mi orgasmo venir en cualquier momento. La lengua de Otro Chico directamente me estaba haciendo un examen de próstata, entrando en mi hoyo como si explorara una caverna. Gemí tan fuerte que Nuevo Amigo se alarmó. —¿Todo bien? —Si si, todo bien... Como respuesta recibí un hermoso beso en la mejilla, mientras Goloso seguía pegado a su pija. Inclinado de pie y entregado por completo a la sed anal de Otro Chico, empecé a besar el pechito peludo de Nuevo Amigo, aferrándome a sus hombros para no perder el equilibrio de tanto placer. Mi piel ya se había acostumbrado a la suya, su cuerpo era mi lugar seguro. Él procuraba siempre estar agarrado de mi mano. La excitación fue bajando al bajar también el factor sorpresa mientras me sentía más dilatado que nunca en mi vida: mi culo estaba abierto, húmedo y prendido fuego. De repente Goloso empezó a chuparme la verga a mi, Nuevo Amigo me miró a los ojos como chequeando mi estado. Me sonrió y vi como una pálida luz alumbraba sus dientes mientras me guiñaba un ojo otra vez. La puta madre, este pibe es hermoso. Le sonreí, bajó a besarme y acto seguido me encajó su pene en la boca.
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Ahí estaba yo chupando pija, mientras me comían el orto de un lado y la pija del otro. Nuevo Amigo esta vez me agarró de las dos manos, dándome completa seguridad. Literalmente, cada extremo de mi cuerpo estaba ocupado con un hombre. Me sentí en el cielo, agradecido de ser puto y estar en ese momento de la historia, en este país y en este domingo nublado, tapado de verga por todos lados. Abrí los ojos y el coro griego de pajeros no paraba de mirarnos y masturbarse, alentando en silencio la escena con el frotar de sus penes y el sacudir de sus huevos. Pude divisar en la esquina que el bóxer blanco estaba por las rodillas, alguien estaba chupando esa carne gruesa con mucha pasión. El olor a hombre lo invadía todo, todo el ruido era música y labios separándose, ya sea de otros labios o de una verga. Goloso empezó a gemir sin desprenderse de mi pene, Otro Chico también y sus suspiros recorrían mis glúteos en forma de escalofríos. Vi como 4 o 5 chorros de semen adornaban el suelo mientras separé a Goloso de mis genitales porque yo estaba a punto de acabar y no quería hacerlo en ese momento. Dos chorros más en el suelo y Goloso ahogó un gemido seco. Me puse de pie y Otro Chico se dispuso a penetrarme sin preservativo, puerteando con su glande mi ano y golpeando su dura y mediana pija contra mis nalgas. Me negué y Nuevo Amigo volvió a besarme, esta vez agarrándome la cara con fuerza. Su aliento a sudor ajeno y cerveza me volvían loco cada vez que nos besábamos. Otro Chico ayudó a Goloso a pararse y gracias a un pequeño haz de luz noté que de chicos no tenían nada, eran regios y hermosos cuarentones. Miré hacia el otro lado y en la esquina, Bóxer Blanco había vuelto a simplemente masturbarse. Solo que esta vez sentí que me estaba mirando solo a mi. Los ruidos y gemidos ajenos que me rodeaban potenciaban una especie de sonar gay en la oscuridad, con el cual pude distinguir mejor a ese macho. Ahí noté que se parecía mucho a Tony Paradise, un actor porno con el que me había obsesionado hacia unos años. No era Tony, obvio. Solo se parecía. Nuevo Amigo ya no sostenía mis manos (creo que comenzó a chupar la pija de alguno) y ningún cuerpo me estaba tocando. Mi bóxer directamente estaba en el suelo así que lo agarré y me dirigí a la esquina. Bóxer Blanco me vio llegar en silencio y agitando su verga gorda, golpeándola contra la otra mano de a ratos. Fui lento, sutil en mis pasos, mirando sin ver, como quien no quiere la cosa. Me paré a su lado y ya supe que no íbamos a dirigir palabra. Me acerqué lo mas que pude a su cara: realmente sus ojos negros parecían penetrantes y el contraste con su barba bien negra y su piel mas clara me enamoraron enseguida. O como sea que se llame estar caliente y querer específicamente un cuerpo solo. Me incliné ante su boca y me dio un beso profundo pero sin lengua, austero y recio, sin tocarme ni respirar demasiado. Su torso musculoso emanaba una mezcla de sudor, testosterona y colonia Kevingston. Sin más preámbulos, bajé a comerle la pija.
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No pude tragar ni la mitad de ese vergón, realmente era demasiado gruesa y cabezona. Una carne de hombre alucinante, ya cubierta de preseminal, latiendo de excitación e hinchada de placer. Cuando fui a lamer sus huevos, estaban retraídos lo cual era señal de que estaba a punto de acabar. Subí con mis manos a acariciar y masajear sus pectorales, duros como piedras y cubiertos de pelos chiquitos, recortados con cuidado. Fui a sus pezones y ahí fue donde Boxer Blanco empezó a lamerme los dedos. Seguí chupando su verga mientras el llevaba mis dedos húmedos por su propia saliva a sus tetillas. Se fueron poniendo duras y misteriosas. Complacer a este pedazo de hombre me estaba dilatando el culo, quería como mínimo sentir esos dedos gordos como morcillas adentro de mi recto. Me puse de pie y de espaldas a él, dándole permiso para que jugara con mi culo. —Juguemos bien, que sos bien putito parece... Mi oído también se dilató al escucharlo susurrar esas palabras. Levanto una pierna para sacarla de su Bóxer Blanco y sacar el preservativo de su zapatilla. Pude escuchar el envoltorio rompiéndose, sentir el calor de su carne envuelta en látex, ver como sus piernas se acomodaban como si fuera a atajar un penal, sentir sus pelitos rozar con los de las mías. El sonido de su escupida para que se lubrique el asunto. Y no escuché nada más, todo enmudeció. Lo que siguió fue un shock donde lo único que vi fueron estrellas. Esa verga se abrió paso en la cueva de mi culo como un transatlántico a toda velocidad, carne durísima y gruesa metida de golpe en mi ano dilatado y a la vez sorprendido. Comenzó a bombear despacio pero igual no pude evitar lanzar un grito de dolor. Lo tapó con su mano enorme en mi boca. Empezó a embestirme mas fuerte, con un ritmo demoníaco. Todo mi interior estaba en llamas, incluso mi gemido ahogado era imposible de tapar. No me importó quien carajo me estaba viendo, quería que ese dolor terminara y al mismo tiempo llevarlo conmigo para siempre. Bóxer Blanco tomó una medida extrema para poder bombear mi culo aun más fuerte y tapó mi boca con todo su brazo. Al dolor placentero se le sumaba estar ahogándome con el bíceps enorme de un macho en mi lengua y parte de mi nariz. Pude sentir cada una de sus venas, mientras esa verga entraba sin piedad en mi recto y sus bolas chocaban con mis nalgas. Empecé a temer por mi vida, porque drama queen. —Ya viene putito, ya viene.... No me importa, yo quizás también ya vengo y ni me importa, solo quiero que me dejes de coger y a la vez que no pares nunca de cogerme. Pude sentir mi orgasmo en la punta de mi verga y ni siquiera estaba tocándome: cada embestida de ese animal estaba logrando sacar mi semen, como ordeñándome. Pero seguí sintiendo miedo, ese cúmulo de placer gay de solo unos segundos podía terminar mal si yo no hacía algo urgentemente: no quería morirme ni desmayarme en un lugar así. ¿Qué diría mi familia? ¿Cómo me sacarán de acá, en una bolsa? De repente, sentí el calor de unas manos suaves en mi cintura. Abrí los ojos y a pesar de la oscuridad, vi que el dueño de esas manos ahora agarraba las mías. La luz ahora verde alumbró un poco su rostro. Nuevo Amigo me sonrió y una paz interna me envolvió entero. Bóxer Blanco empezó a gemir mas fuerte y a bombear más frenéticamente. El dolor ya no me importaba, con la mirada clavada en Nuevo Amigo. Bóxer Blanco dejó de ahogarme y llevo sus manos a mi cintura, avisando con una nalgada que ese culo seguía siendo suyo, anticipando que se venía la leche a puro ritmo de mete y saca. No me importaba. En silencio y en el medio del placer, Nuevo Amigo acercó su cara a la mía y chocamos nuestras narices, sin besarnos. Me dijo algo que no entendí porque justo cerré los ojos. Agarrado de sus manos y con la boca abierta en el mas raro de los silencios, sentí a mi verga largar semen, una y otra vez. Cada embestida de aquél hombre que ya no me interesaba era un chorro mas de mi esencia sobre el suelo. Cada vergazo de ese pedazo de carne sin modales me estremecía, mientras abría los ojos y me recibía la sonrisa mas hermosa del mundo. El ritmo de
los pijazos disminuyó hasta desaparecer. La poronga salió demasiado de golpe y no pude evitar quejarme. —Augh.... —¿Todo bien no? —Si, ahora si. Nos soltamos de la mano y nos dimos un pequeño beso. —Vine porque vi tu bóxer en el suelo y le ibas a acabar encima... —Jajaja, igual traje otro por las dudas. Mentira. Ese hermoso gesto hizo que lo invitara a acompañarme a la barra. Ya afuera del cuarto de los sillones, le invité lo que quisiera tomar. —Agua nada más, porque tomé medio bicho y no quiero mezclar. Lo dijo con la sonrisa intacta, la cual no se retiraba de su cara ni al chupar verga. Ahora ya sabíamos el motivo. Cerca de la barra y sentados en los sillones mientras en la pantalla daban una de Bel Ami, hablamos sobre el lugar, que era mi primera vez y lo nervioso e inseguro que estaba. —No se notó eh? —Es que están todos buenos y además es raro porque coger de parado no me gusta mucho. Mentira. Le conté que igual mi inseguridad no desaparecía con el hecho de haber acabado, que ahí mismo estar sentado al lado de él era traumático para mi, al hacérseme rollitos cuando el tenia el abdomen definido. Me dijo que eso ahí adentro no importaba tanto. —Y menos que menos en el dark room, el del colchón gigante, que ni siquiera hay luz....como que no se ve nada de nada y vale todo. —Ahí no fui todavía. —Termina el trago y vamos! Bah, si querés. Esto ultimo me lo dijo sonriente y pícaro, como preguntándome si quería acabar de vuelta pero sin preguntármelo. Si me bancaba una más o ya había terminado para irme a mi casa. Sonreí e hice fondo blanco. —Vamos. Y agarrados de la mano, nos metimos de vuelta en lo oscuro.
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mipasaportemx-blog · 7 years
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#CDMX- Lenchas, vestidas y musculocas se presentarán en el Sistema de Teatros CDMX
#CDMX- Lenchas, vestidas y musculocas se presentarán en el Sistema de Teatros CDMX
En junio, mes del Orgullo Gay, la Coordinación del Sistema de Teatros de la Ciudad de México (Teatros CDMX) ofrecerá el ciclo Entre lenchas, vestidas y musculocas, integrado por ocho propuestas que abogan por el respeto a la diversidad sexual y a la construcción de una comunidad que resignifique lo negativo y pondere lo humano.
Teatro, danza, cabaret y música serán ofrecidos por compañías y…
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fitnessmarc · 5 years
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Como me pone cuando las musculocas se
Muestran todo el tiempo
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ryanhavethsnapped · 2 years
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Musculoca pasiva
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entrepalabrasmx · 2 years
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La compañía estadounidense Males on Pointe llega al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
A través de la danza clásica y contemporánea, se propone la deconstrucción de estereotipos de género, pero desde el punto de vista cómico e irreverente
Únicas funciones: sábado 18 y domingo 19 de junio, como parte del ciclo Entre lenchas, vestidas y musculocas
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La compañía de danza clásica Males on Pointe, considerada la primera en su tipo en Latinoamérica dedicada al ballet de comedia para hombres que bailan en zapatillas de punta, estará en México para presentar su exitosa coreografía Men in Tutus, los días sábado 18 de junio a las 19:00 horas y domingo 19 a las 18:00, en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.
Males on Pointe formará parte del programa internacional de la sexta edición del ciclo Entre lenchas, vestidas y musculocas, organizado por la Dirección del Sistema de Teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México para celebrar, durante los meses de mayo, junio y julio, la diversidad sexual desde las artes escénicas.
La presente coreografía es una colaboración entre las compañías Males on Pointe y Les Ballets Eloelle de Nueva York, Estados Unidos, bajo la dirección artística del coreógrafo Víctor Treviño, titular de ambas agrupaciones.
Se trata de una propuesta escénica dirigida a toda la familia y conformada por una serie de fragmentos de ballet clásico y contemporáneo. El programa estructura un discurso a través del arte del movimiento sobre la deconstrucción de los estereotipos de género, pero desde un un lenguaje cómico, irreverente y hasta cierto punto absurdo.
Para ello, el programa combina “el dominio técnico del ballet con desventuras de danza y berrinches naturalmente escandalosos que protagoniza un cuerpo de baile formado por hombres que interpretan a personajes masculinos y femeninos”, afirma la producción.
El cuerpo de baile está formado por diestros bailarines procedentes de Colombia, Chile, México y otros países. Iván Félix, Jonathan Méndez, Moisés Carrada Palmeros, Jean Paul Bauer Amigo, Carlos Arronte, Diego Reyes, Luis Rosales, Víctor Gil Méndez, Andrés Galeazzi González, Jesús Obet Sánchez, Rogelio Carrillo, Aoky Castelán y Tonatiuh Gómez son los intérpretes que se presentarán.
El repertorio incluye movimientos del ballet clásico tradicional inspirados en obras como El lago de los cisnes, La muerte del cisne, El corsario y Go for Barocco, además de creaciones neoclásicas originales.
La compañía Males on Pointe fue fundada –en colaboración con la Fundación Tonatiuh Gómez A.C.– por el bailarín originario de Culiacán, Sinaloa, Iván Félix, integrante de Les Ballets Eloelle/Grandiva. Se trata del único mexicano en ejercer profesionalmente el ballet cómico en el mundo en este momento.
Estudió en la Escuela Superior de Música y Danza de Monterrey y es reconocido en la Universidad Autónoma de México (UAM) como una de las siete “promesas de la danza en México”. En su entidad natal recibió el Premio al Mérito Juvenil en 2014.
A él se agrega el talento del coreógrafo Víctor Treviño, originario de Utah, Estados Unidos, quien se inició en la danza en el Ballet de Florida. En 1986 se unió a Les Ballets Trockadero de Monte Carlo, en el que permaneció hasta 1995 interpretando todos los roles principales.
Treviño fundó asimismo Les Ballets Grandiva en 1996 y dirigió la compañía hasta el 2009. En 2011 creó el Ballet Eloelle y realizó una gira por Australia y Nueva Zelanda durante seis meses con 110 funciones, entre otras iniciativas.
Men in Tutus cuenta con la colaboración en la iluminación de Rafael Mendoza, quien ha participado desde 1993 en grandes producciones de las compañías nacionales de ópera y de danza de México.
Males on Pointe presenta: Men in Tutus se llevará a cabo los días: sábado 18 de junio a las 19:00 horas y el domingo 19 a las 18:00 horas en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris (Donceles 36, Centro Histórico, Metro Allende), con los cuidados sanitarios necesarios: uso permanente de cubre-bocas y de gel anti-bacterial por parte del personal del teatro como de los espectadores.
Admisión: Luneta y Primer Piso Central, $700; Primer Piso Lateral, $550; Anfiteatro, $380, y Galería, $250. Los boletos se pueden adquirir en la taquilla del teatro y en las plataformas digitales de Ticketmaster.
Para conocer la programación de la Dirección del Sistema de Teatros de la Ciudad de México visite las redes sociales: Facebook @TeatrosCdMexico, Twitter @TeatrosCdMexico e Instagram @teatroscdmexico.
 Siga a la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México a través de su página oficial (https://cultura.cdmx.gob.mx/), sus redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram y YouTube) y en la plataforma digital Capital Cultural en Nuestra Casa.
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creativoglobal · 6 years
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Irina la loca en Sobredosis De Perra - Calientes Transnacionales
Gracias infinitas por esta sobre dosis de perra!
Tan necesaria ! Viva la multitud Queer ! Una multitud de cuerpos : cuerpos transgéneros, colitas, , Musculocas,unas bio mujeres hermosas, hombres sin pene, Osos, tantas cosplay de la perra, las bolleras lobo, ciborgs, femmes butchs, maricas lesbianas, las drags más punks, mutantes pintadas … La multitud sexual y creativa aparece como el sujeto posible de la política Queer de la mano de Irina la loca en esta sensible performance.
Gracias compañer@s !
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wehoparty · 3 years
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Atlanta, GA | February 18-20, 2022 | MEDUSA WEEKEND 🔥 Music by DJ THEO, DJ DANNY VERDE, DJ CESAR HERNANDZ, DJ PAULO FRAGOSO, DJ ALLISON NUNES, DJ MARVIN AYY, DJ MUSCULOCA, DJ ORAL SABAG, DJ JUAN VILLALBA, DJ DE FELIPE and DJ JERAC 💥🎶🕺 Tickets at MEDUSAPRODUCTIONSATL.COM (at Atlanta, Georgia) https://www.instagram.com/p/CYp2vfMuOlS/?utm_medium=tumblr
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mexhotdudes · 8 years
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angel-amable · 6 years
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[Glicerio] - No veo Gran Hermano VIP 6ª Edición. Y no veré ninguno más hasta que no deje de ser tan hetero. Lo que me motivaría sería un Gran Hermano 'Gay'. Con todos los ingredientes. Un nuevo experimento sociológico donde 12 'gay' de diferentes procedencias compartar espacio y convivencia sin noticias del exterior. Con su gay musculoca, con su gaybear, gaymoderna, gayvenenosa, gayfriki.... e incluso con un gay angelote amable.
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otroputito · 3 years
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Cuarteto - 1era Parte
No estaba del todo claro que hacía en ese boliche a esa altura de la noche: no era el mejor de la ciudad, tenía plata suficiente para pagar otro lugar mejor, la música estaba quemadísima y el alcohol era horripilante. Pero me quedé igual, a pesar de ser las 4 y media de la mañana. Supongo que dada mi reciente situación personal, la mayoría de estas cosas me chupaban un huevo. Me di cuenta de que había tomado mucho champagne cuando el "ooooh-oooooohh" de Lady Gaga en Judas me mareaba de solo escucharlo. Como era costumbre cada vez que me separaba, la cena de los fines de semana era reemplazada por cigarrillos y charlas a los gritos en el departamento de Emiliano. Así que ese espumante no tenía ningún tipo de compañía en mi estómago, ni siquiera Speed. Hacía ya un mes y medio que Leandro se había ido de mi vida para siempre, bloqueado de todos lados por pelotudo hijo de puta ojalá se muera hippie de mierda. Borrado en toda red social, esfumado, no quería tener ningún recuerdo de él, chau. Se murió. Mi celular solo tenía fotos de mis abuelos, mis sobrinos y como 5 textos de Emiliano pidiéndome perdón por haberse ido hace 2 horas con un oso de Tinder que en realidad conocía de la facultad y no se que cosa. Estaba todo bien, no era la primera vez que lo hacía ni sería la última. Momento de ir a la barra a tomar un poco de agua antes de seguir tomando un poco mas, surfeando entre loquitas, musculocas y drag queens con mis zapatillas manchadas por el sudor negro del piso de la pista de baile. Los grupitos de amigos seguían unidos un rato más, todavía faltaba para la hora del outlet. Pedí mi agua y un aire fresco bendito me llegó a la cara apenas me apoyé en la barra. Lo recibí con ojos cerrados y una sonrisa de placer. —¿Calor, no? Arrancado de mi trance, abrí los ojos y lo vi a mi izquierda. Pelo algo largo como un galancito de los 90s, unos centímetros mas bajo que yo, barba rubia y demasiado aumento en sus lentes. Una remera blanca algo manchada con vaya a saberse que líquido. —Si....pero por suerte acá está lindo. Me sonrió y extendió una mano para acariciar mi mejilla, como si fuera una especie de profeta recibiendo un nuevo discípulo. No pude evitar reírme en voz alta mientras abría mi botellita de agua. Tomé y me vio tomar con cierta admiración. —¿Querés? Es gratis igual eh? —Si, quiero. Hace rato que quiero. Se acercó a mi boca y me dio un beso húmedo e intenso.
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Lo miré, sonreí y tapé la botellita. Seguimos comiéndonos la boca pegados a la barra unos minutos más, separándonos solo para decir algunas pocas palabras inconexas y seguir. Se colgó de mis hombros y yo acaricié su carnoso culo, se sentía pequeño y trabajado. —¿Cómo te llamas? —Juan Víctor. Combinación algo extraña de nombres pero mientras nuestras lenguas seguían jugando llegué a la conclusión que no sonaba nada falso. Unas tibias manos se posaron sobre nuestros hombros y nos interrumpieron. —Perdón...tenés el numero del guardarropas? Un chico morocho con la barba mas negra del mundo le hablaba a Juan Víctor con voz dulce y disimulando lo que parecía ser un coma alcohólico en ciernes. —Si, pará que no se donde lo puse...ah, él es Gonzalo. —Mucho gusto, Gonzalo. —Igualmente. Como si nada, dijo eso y me dio un beso en la boca con cierto gusto a chupetín. —¿Son pareja ustedes? —Eh....Digamos que compañeros de departamento. —¿Y ya se van? —No no, solo quiero sacar mi billetera porque ALGUIEN no tiene mas plata parece... Juan Víctor se rio dos segundos y volteó hacia mi, algo inestable en su postura. Pude verificar que la mancha de su remera era de cerveza. —Voy yo también porque quiero sacar algo, me esperas acá o ya te vas? —No. Dale, yo te espero acá. Sellamos nuestro acuerdo con otro beso y un manoteo a nuestros bultos, escena que Gonzalo contempló y calificó con un "aaaaww que tiernis".
Los vi alejarse abrazados. No sé cuanto tiempo había pasado de nuestros besos pero ya muchas almas solitarias estaban rondando en pena y viendo que otras almas podrían enganchar para no terminar la madrugada en sequía. Lo que yo llamaba la hora del outlet pero que es más conocida como la putivuelta: el momento desesperante para deambular como un zombie de The Walking Dead, mirar hacia todos lados como una suricata o ese camaleón que gira los ojos en 360 grados, tratar de conectar con algún cuerpo para poder encarar las primeras luces de la mañana con un poco de gusto a victoria. Con suerte, se podría obtener un numero de celular. Y con mucha mas suerte, ese rascado de olla podía derivar en penes erectos e intercambio de fluidos en un telo o departamento cercano. Con los años y la experiencia, la hora del outlet me encuentra del lado del encarado mas que del encarador. Sobre todo esa noche cuando no salía a bailar desde hacía un año y medio y ya había encontrado un cuerpo que respiraba y tenia genitales. Mi ¿misión? estaba cumplida así que me limité a mirar las notificaciones de mi celular y esperar a Juan Víctor. Me pedí un trago más y seguí esperando. Las miradas se volvían sobre mi y las esquivaba, las podía sentir aun sin verlas. Algo que en otro momento era halagador, en ese instante era algo molesto. La fila del guardarropas había comenzado a crecer y con ella las parejitas nuevas besándose en ella. Pero Juan Víctor no volvía. Entonces agarré mi trago con la convicción de que lo mío no era una putivuelta y fui a buscarlo. Unos segundos después lo encontré. Estaba comiéndole la boca a un twink flaquito, abrazados ambos a Gonzalo en una especie de tríada presexual. Se besaban de a turnos con el twink, cuando uno no estaba en sus labios el otro se ponía a lamerle el cuello o incluso a levantarle la remera y lamerle un pezón. Miré la escena durante un minuto y medio, sintiendo por dentro como se desmoronaba toda mi noche. Así de pegados fueron los 3 a hacer la fila del guardarropas, fila que yo no necesitaba hacer. Me di media vuelta y automáticamente era uno más de los muertos vivientes buscando una humanidad para acoplarse y sacarse ganas. Solo avancé unos pasos y un veinteañero tomó mi mano y empezó a chaparme, bruscamente y con gusto a gaseosa de pomelo. Me separé de esa lengua enseguida, no sin antes dedicarle una media sonrisa amable o lo mas amable que me permitiera la mezcla de ebriedad y decepción. Mas ojos se posaban sobre mi, más humillado me sentía. Nadie sabía que pasaba por mi mente en ese momento pero dentro mío todos se reían de mi, ofreciéndose como sobras y alegres de que sea uno de ellos. Tenia que irme de inmediato o todo terminaría mal. Es decir, llamando a mi ex para putearlo, llorar y decirle que lo extrañaba y me pasara a buscar.
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La luz del día ya asomaba sobre Avenida Córdoba cuando salí y la gente de seguridad me deseó un buen descanso. Me di cuenta de que no tenia efectivo para un taxi y el cornudo de Emiliano se había ido en el auto a disfrutar de ese oso. Igual ni hubiera podido manejar... Hasta la parada del colectivo me dirigí entonces y me quedé esperando, a veces tambaleando y a veces con la firmeza de un roble. Me invadió cierta envidia asesina, cierta ira tal vez. Yo no merecía terminar la noche así, esperando el 132 o el 26 habiendo probado a hombres esta noche que no pude terminar de comer. Cada varón que pasaba por la vereda era escrutado por mis ojos de arriba a abajo, como un Terminator puto sediento de sexo. Me arriesgaba a comerme trompadas de algún hetero violento cuando decidí que ya no iba a esperar el bondi. Los iba a esperar a ellos, iba a esperar a esos 3 hombres. Y esperé y esperé. Ya no pasaba casi nadie luego de lo que pareció media hora. Iba a resignarme e irme cuando los vi salir a lo lejos, enganchados los 3, casi expulsados por los de seguridad y al lado de una chica gorda. No lo dudé mas y fui hacia ellos, a la parada que estuviera mas cerca a ese trío y fingir esperar ahí. De cerca la escena era casi algo obsceno: Juan Víctor y Gonzalo unidos como siameses con el twink en el medio, tocándose entre los tres los culos y los bultos. La gente que pasaba los miraba con cierta reprobación y la chica gorda, amiga del twink, arengaba la escena mientras esperaba un taxi. Nadie me vio acercarme y a nadie le interesé. Pero mi solo interés en la escena bastó para que la chica gorda me hiciera cómplice de sus comentarios. —Que cosa estos chicos eh... —Si, están como quieren la verdad. El solo emitir esas palabras hizo que me comenzara a erectar. —Todos los hombres son iguales mirá, hasta los gays!...Rulo, dale vamos o no vamos? Ni la gente que pasaba ni la chica esta parecian entender que estaban a la salida de un boliche gay: no hay husos horarios ni sentido de la orientación ni de la ubicación, son reglas obtusas cuando solo hay putos ebrios y calientes, sobre todo si son tres. Jamás comprendí tampoco a las mujeres que salen con sus amigos gays a boliches gays y pretenden que se asexualicen y sean solamente sus acompañantes. No se pueden levantar a nadie, no pueden encontrar el sexo o el amor, solo tienen que ser escorts de como ellas bailan Rihanna a los gritos. No mi ciela, no somos carteras. Rulo no se inmutaba y seguía perdido entre las lenguas y los mimos de Juan Víctor y la barba negra de Gonzalo. —Rulo, dale que yo me voy eh? Tarada. —Dejalo que nosotros lo vamos a cuidar, anda... Las palabras de Gonzalo me hicieron reír en voz alta, llamando la atención de Juan Víctor. Me vio pero entre la luz del día cada vez mas fuerte y sus lentes con demasiado aumento empañados, dudo que me haya reconocido. Lo saludé tímidamente con la mano a medio levantar, mientras Gonzalo contaba que Vivian cerca para convencer a la chica gorda. —Estamos acá nomás, él tiene todas sus cosas, lo cuidamos... —Rulo, me voy eh? Rulo volvió a explorar la boca de Juan Víctor. Gonzalo jamás se enteró de que yo estaba ahí. —¿Vos cual te tomás? —Igual yo no estoy con ellos eh? Y ni en pedo me voy con vos, tarada. —Ah pensé que... —No, o sea si adentro los conocí pero es largo de explicar —Digo para compartir taxi —No, yo me tomo el primer bondi que venga... Mentira.
La chica gorda paró un taxi y por suerte se alejó de nuestras vidas. Rulo apenas se inmutó y pude escuchar como le preguntaba a los otros dos donde vivían, quizás dudando de la decisión que había tomado. Juan Víctor le respondía susurrando al oído, Gonzalo le lamía el cuello tocándole frenéticamente la verga por encima del jean. Por dos segundos, Rulo clavó sus ojos en mi. Pero siguió probando esas lenguas, sentados los 3 en ese banco de cemento y escandalizando viejas que pasaban por ahí. Con esa mirada supe que yo estaba de más, era una curiosidad para él por estar siendo un voyeur matutino, testigo silencioso de una escena a la que nadie me había invitado. Sabía que ellos iban para el mismo lado que yo. Sin embargo, toda esperanza de lo que sea que esperaba que sucediera se hizo añicos con la mirada de ese twink. Ellos siguieron en la suya, yo ya no podía seguir esperando nada.
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Con la tristeza pesando en mis hombros y la mirada algo nublada, vi que mi colectivo se acercaba. Lo iba a tomar, la decisión estaba tomada. Pero cuando pensé que estaba todo jugado, decidí tirar una última carta, un último manotazo. Antes de correr hacia la parada correcta dije en voz alta y clara: —Chau, ahí viene el 132! Corrí hacia donde se iba a detener, cubriendo mi frente por el sol incipiente y aprovechando para tapar mi cara de la vergüenza. Sin perder la vista de la parada, fui aminorando la marcha y extendí mi mano sin darme vuelta. Nadie esperaba ese colectivo porque ya habían pasado 1.420 unidades similares que simplemente decidí ignorar con mi torpe objetivo en mente. Ahora me dirigía a dormir en soledad para despertarme con la resaca como única compañera. Pero al darme vuelta, vi a los 3 corriendo a tomarse el mismo bondi. Sonreí, la puerta se abrió y subí no sin antes pedirle al chofer que espere unos segundos para que mis nuevos amigos se unieran. Juan Victor se puso a mis espaldas y los otros dos lo siguieron. —Gracias bombón, buen día... Y acto seguido, acarició mi cola con muy poco disimulo.
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