Tumgik
#puerta semi abierta por los gatos
margiralt · 9 months
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EL segundo golpe. (CUENTO)
El golpe fue fuerte. Quedó un rato tendido en el suelo. No había nadie en derredor y por tanto pudo tomarse en tiempo de registrar ese intervalo entre la oscuridad del impacto en plena frente, y la lucidez que iba tomando forma.
Las cosas volvían a ser las misma: su casa, enfrente de la plaza, al otro lado del lugar en que yacía cara al cielo, la garita donde ya no vigilaba nadie, pero servía de refugio a unos cuantos chimangos.
La siesta se notaba en el pueblo mortecino.
Ni un alma para registrar que Cristian había caído en la fosa del taller mecánico de Angel.
A duras penas pudo levantarse, y subir la escalerilla, sintiendo un intenso dolor en la rodilla derecha.
Se palpó la reglamentaria, como era su costumbre. Allí estaba.
Finalmente logró salir de esa especie de tumba cuando escuchó una voz. No lograba saber qué decía.
Miró para atrás y vio a una mujer del pueblo hacerle una seña. Parecía querer advertirle algo. La saludó con un gesto y se dirigió a su vivienda. Mejor pasar por allí y pegarse una ducha. No estaba para chusmeríos de barrio.
Lentamente, arrastrando la pierna, se fue dando cuenta de que no se acordaba cómo había ido a parar a esa fosa. No lograba reconstruir que estaba haciendo en el lugar.
Solo recordaba que había salido para su trabajo en la Comisaría cómo todos los días.
Caminaba y sentía algo dulzón deslizarse por su boca, como si tragase sangre.
Era posible. Después de todo, se había dado un importante golpe en la cabeza. Sentía su sien derecha hinchada, y su pierna con un dolor que no cesaba.
Hacía calor. Evidentemente el verano estaba en ciernes.
La puerta de su casa estaba semi abierta. Lucía siempre la dejaba así, para que entrase el gato.
¿que hora sería? había perdido la nocion de ello.
Se iba a sorprender su mujercita de su aspecto tenebroso. Pero al menos estaba vivo.
Manoteó la puerta y el segundo golpe del día le pegó en le pecho.
Sin más, sacó el arma y descerrajó dos tiros. Los cuerpos que vio en ante sí estaban aún apretados, abrazados ya para toda la vida.
Esta vez no hubo transición. Solo el acto frío y mecánico de poner el arma en su lugar, y limpiarse la frente sudada, con su pañuelo.
No entendía ahora tampoco adonde iría.
Cerró la puerta y se dirigió sin pensar nada, con la cabeza vacía hacia el destacamento esta vez.
El segundo golpe del día. No recordaba nada, más que el color rojo de un almohadón- Luego, con el tiempo, pudo recontruir que en él apoyaba sus rodillas Lucía mientras se abrazaba al mozo del patrón Lopez, a las piernas erguidas de éste.
Ninguno de los futuros fiambres llegaron a verlo. Parecían en otro mundo....
, y la música que repetía ..."AVANTI MOROCHA...."
En su actividad no era raro tener que habérselas con situaciones inesperadas.
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nosight · 4 years
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Cada día de por medio- Cap 9
T--T los extrañe!! quedó muy largo el fic, va la primera parte, asi que a darle. Ya estoy mejor de salud y sin férula (pinshi dedo chafa) :p
Mil gracias por sus comentarios y reblogueos! @xylademigod (gracias por tus mensajitos!) @androgynousherringweaselzine @buenasjovenes (AME TU DIBUJO y tus mensajitos) @naozcdm03 @aflowertale @sweats15 @pandorawwart @panquesito-11 @creepyday13 @epiyi
Los amo raza :D y espero que no tenga hambre porque si no... les va a dar! 
Capítulo 9: Mientras no me olvides no me voy.
“Una cosa es saber y otra cosa es enseñar” Cicerón
.-.-.-.-.-.-.Flashback
España tenía que admitirlo, este era el octavo día desde que emprendieron el viaje de regreso a América y no había ninguna novedad. Bueno, había una…
-Miau.-Escuchó maullar al felino mientras detenía su andar frente a él y se lamia aquellos bigotes con total descaro, demostrándole al español que no venía con la intención de exigirle nada, sino a presumirle lo satisfecho que estaba luego de devorar la mayor (quizás toda) porción de carne que le regalaba su dueño diariamente.
Ese era Balam, el pretencioso gato que España le había regalado a Nueva España durante los primeros días de la estadía en Europa. Primero para algo de compañía, por supuesto, y como signo de remordimiento del español luego de perder la paciencia con el más joven durante la hora de la merienda. La verdad, no esperaba que el felino tuviera semejante apego hacia el novohispano debido a su naturaleza de poca domesticación, pero esta vez se equivocó. Por eso, y con justa razón, había sido cruel prohibirle al novohispano llevar al gato en el barco, aunque se justificó imaginando cual podría ser el destino del animal al pasar semanas en mar abierto y tratando de evitar ser asesinado por los perros que irían abordo. Prometió que en el castillo no le faltaría cuidado, y aunque Nueva España no quiso atender a razones, no discutió más por la decisión.  
Como últimamente y esperando que no se volviera una costumbre, España tomó el bizcocho blanco y lo llevó a su boca para devorar un pedazo de forma automática, pero esto no impidió que disfrutara de su sabor, no por nada este bocadillo estaba reservado para el general y el almirante. Se puso de pie y agarró con fuerza el plato con el resto de su ración de esta mañana. No camino muy lejos.
-Cómelo todo.–Ordenó el español mirando apenas de reojo a Nueva España, a la vez que depositaba la pieza de madera encima del plato vacío en la tablilla donde el menor había estado comiendo durante estos días. - Sabré si no lo haces. Que el gato ya ha tenido suficiente, maldita sea. –Concluyó con esa novedosa promesa, y sin esperar respuesta siguió caminando hasta llegar a donde se encontraba uno de los oficiales para ponerse al día de lo que les podía acontecer el mar esta vez.
Esta sí que era una costumbre. Desde que España se enteró de que de una u otra manera Nueva España había logrado ingresar a Balam abordo, entendió la razón por la que éste salía a la cubierta principal apenas recibía su ración de alimentos y no permanecía en la mesa como todo el resto. En un principio tenía la idea que el novohispano quería permanecer lejos del grupo, como si tuviera alguna especie de recelo debido a que, con excepción de él, las demás personas que habían venido desde el nuevo mundo hacia España, habían decidido quedarse allí, en España.
Sin embargo, no había sido hasta el segundo día después de partir, que el español había escuchado un escándalo que involucraba ladridos. Después, gemidos lastimosos. Una vez que España había llegado a la popa del barco lo entendió todo: al parecer, el curioso gato había decidido salir de aquel que había sido su escondite y por ende, había sido perseguido por los perros. Nueva España, quien anteriormente le había tomado un terrible temor a los enormes perros, acababa de superar ese miedo para proteger a su pequeño amigo, algo que incluyó en la lesión de la pata de uno de los perros durante la confrontación. A causa de esto, España tuvo que lidiar con los reclamos del dueño de los canes, quienes ahora entendían la prudente distancia que debían tener con el novohispano y su gato.  
De manera que, ahora al igual que el primer día, Nueva España prácticamente dividía en porciones más pequeñas sus raciones diarias, y aunque era el primer felino a quien se le veía tener gusto por comer pan, también era quien maullaba para consumir casi toda esa carne. Esta fue otra noticia que hizo molestar todavía más a España, que si bien podía conseguir más raciones o incluso pedir algo de la comida de los perros para Balam, esperaba que el novohispano aprendiera alguna lección y comenzara a priorizar la escasez de los alimentos de ese viaje. Nuevamente se equivocó y aquel mimado gato estaba lejos de alejarse del plato de su dueño, aun cuando el español había comenzado a proporcionarle algunos trozos de carne destinado para los perros. En conclusión: España hacia algo parecido para dejarle la mayor porción de sus alimentos al novohispano, después de todo, al igual que felino, también estaba en crecimiento.
Y si de algo España podía estar seguro mientras miraba al menor comer el plato que acababa de dejarle a Nueva España, era que éste, efectivamente, apenas era un crío, uno que solo se había dedicado a observar y cuidar a su gente en la distancia, pero que ahora tendrá que ser la representación de la misma.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Fin de flashback-.-.-.-.-.-.-.
3:42 am
- ¡Oye! ¡España! – Llamó con prisa el argentino por segunda vez. Todavía permanecía agarrado de la puerta que acababa de abrir pero ya estaba tentado a tirar de la sabana que cubría al otro con el fin de despertarlo. - ¡España! -
Como si se hubiese tratado de una corriente eléctrica, el español abrió los ojos de golpe. Se sentía como si hubiese estado escuchando su nombre desde el primer llamado pero su cuerpo no le hubiese respondido como quería. Con esa misma velocidad se sentó en la cama y miró a todos lados buscando algún problema.
- ¡Epa! No hay fuego, tranquilo. –Retomó Argentina con sus palmas abiertas para aminorar la sorpresa. – Che, México tuvo una pesadilla, no sé qué dice pero estoy seguro que pregunta por ti… -
-Mierda. – Escupió entre dientes España a la vez que retiraba con fuerza las sabanas que atrapaban sus piernas. Se puso de pie y fue detrás del argentino a la habitación de enfrente.
A primera vista se podía ver Rusia sentado en la esquina de la cama, con su mirada en dirección al novohispano, y aunque guardaba distancia, su brazo semi-extendido alcanzaba a posarse perfectamente sobre la rodilla de México en una especie de confort.
Por otro lado, el novohispano había pasado de mirar su regazo con el ceño fruncido a levantar la vista y expresar incredulidad cuando después de ver regresar a Argentina, también vio ingresar a España, quien en segundos tomó lugar cerca suyo, lo que obligó a Rusia ponerse de pie.
-Vale, yo me encargo de él, vosotros podéis regresar a dormir. –Indicó España, apenas dándoles un vistazo. Sinceramente, no quería que esto se volviera una conversación que involucrara a cuatro personas, era de madrugada.
Argentina titubeó un poco, quería seguir atento a la situación, pero lo cierto era que México aparentaba estar tranquilo. Salió justo después de Rusia y sin cerrar la puerta.
-Nueva España ¿te duele algo? –Preguntó el español despacio, lo que ayudó a revelar la evidente somnolencia y voluntad por mantener sus ojos abiertos, con los cuales pretendía buscar algún signo de molestia en alguna parte del cuerpo del menor. Cuando recibió una negativa con la cabeza, tuvo que suspirar. – ¿Quieres hablar de eso?  – Otra vez, un no con la misma acción.
A diferencia de los ojos de sorpresa del novohispano, España cada vez tardaba más en responder a sus propios parpadeos. Tanto era su cansancio que no pudo notar lo más obvio en esa conversación. En su mente, solo podía atribuirle esa inquietud por ser la primera noche que México dormía en su habitación, que todavía no reconocía. Sujetó su frente como si eso le pudiese ayudar a pensar en qué hacer a continuación. Y nada. Volvió a mirar a México, quien no quitaba la mirada atenta de él, como si esperara algo pero no decía que.
- ¿Estás seguro que te encuentras bien? –Preguntó el español, casi alzando sus cejas, queriendo obligar a sus ojos a abrirse más. Esta vez el novohispano asintió. Eso era todo, no iba a insistir más.– Venga, a dormir pues. – Otra afirmación no verbal le dio la última señal para levantarse. Ya de pie, tomó la sabana que ya estaba a la altura de la cadera y la levantó. México le miró confundido por un par de segundos, después, lo entendió. Una vez que su cabeza descansaba sobre la esponjosa almohada, sintió como aquella pieza de algodón fue extendida hasta llegar a su cuello, donde España por fin la soltó. Sin esperar más, se fue directo a la puerta donde se detuvo una vez que apagó la luz de la habitación.
-Si vuelve a pasar ven a buscarme. Que no sea pronto por piedad – Pensó esto último España para finalmente liberar un fuerte bostezo a la vez que emprendía rumbo a su cama. Y, al igual que en la habitación de México, decidió dejar la puerta semiabierta. Era seguro con el sueño que sentía, la luz tenue de la lámpara del pasillo no le molestaría en esta ocasión.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
5:03 am
El irritado español casi arrojó su nuevo celular de regreso a la mesita de noche al ver semejante hora de la madrugada. Se reacomodó por quinta vez en la cama, y frustrado soltó otro suspiro ante la imposibilidad de dormir. Habia cambiado a su lado izquierdo para esta vez mirar la ventena. No es que deseara dedicarse a contemplar cada parte del dormitorio aun cuando esa poca iluminacion se lo permitiera, no, estaba exhausto. Sus ojos eran pesados y se cerraban automaticamente, pero fueron sus pensamientos quienes no le dejaban descansar. Desde que regresó a su cama, habia comenzado a procesar demasiadas cosas (ahora que no había quien le solicitara su atención a cada instante).
En primer lugar, lo mas reciente, el hecho de que las pesadillas de Mexico que Chile le habia contado eran ciertas, pero si no habia recuerdos del virreinato ni la de independencia ¿Qué soñaba? ¿Qué significaban? ¿Qué otros sucesos le perturbaban? ¿Podría eso impedir que recordara y que incluso llegase a provocar algun retroceso a lo que habia aprendido hasta hoy? No, no, no, eso no podia ser, de lo contrario hubiera reaccionado ante la cercania de Rusia (demasiada a su parecer).
Después, el hecho que este fuera el primer dia fuera del hospital. Teniendo en cuenta que hubieron demasiadas sorpresas para Nueva España, éste buscaba adaptarse a lo que le iban enseñando. Tambien recordó como habia sido este día. Después de comer, que la fogata había dejado de levantarse en grandes llamas y la noche se había tornado más fría gracias a la humedad entre tanta vegetación. España fue el único en encogerse por inercia ante la más ligera brisa de aire, ya que al igual que Rusia, su lugar se encontraba más separado del fuego en comparación a los de Hispanoamérica.
Las horas se habían pasado con la incesante curiosidad del ruso por querer conocer más sobre el pasado de México, que dieron pie a una larga lista de preguntas las cuales España tuvo que interpretar para los presentes. En varias ocasiones el español había tenido que frenar de repente al emocionado novohispano para repetirle que disminuyera la velocidad de sus palabras.
Luego de un buen rato el europeo se había agotado de tratar de seguir el ritmo y había soltado un bostezo, decidiendo detenerse. Aun así, México continuó hablando sin parar sobre otras cosas, una de ellas, fue advertirles a sus amigos sobre el ahuízotl: una bestia que acechaba ríos y lagos, del tamaño de un perro, de cuerpo negro y liso, con una larga cola donde la punta de ésta tenía una garra que le servía para atrapar a sus víctimas para después ahogarlas. Por último, les alertó que jamás siguieran el llanto de un bebe cerca del agua, pues era la manera de atraer a sus víctimas. Ante semejante realismo, no le quedó de otra a España más que volver a traducir ante la insistencia del argentino, quien había cambiado su sonrisa por una expresión de miedo una vez que escuchó la parte en la que México explicaba la cantidad de peligros que podían encontrar en estos alrededores, ya que de hecho, él pensó en adentrarse al río para conseguir la cena. España resistió sus ganas de reír debido a la maldición que soltó el argentino apenas el viento había hecho sacudir algunas ramas detrás de éste.
Sin embargo, la única parte que se negó a seguir traduciendo fue aquella donde Nueva España alegaba que la muerte relacionada con el agua les llevaría al mejor paraíso de todos; el de Tláloc. Con esto y sin el mejor humor, el español procedió a apagar la fogata con el agua restante para “invitarlos” a entrar. Ese era otro dolor de cabeza ¿tendría que enseñarle religión?
Ya dentro de la casa, la siguiente misión había sido la organización para ocupar los otros dos dormitorios restantes para dormir (sin contar el de México). Argentina alegó que la vejez de España automáticamente le hacía acreedor a una habitación y la otra habitación que quedaba a disputarse terminó siendo para Rusia ya que solo restaba el sofá de la sala y no parecía lo suficientemente cómodo para alguien robusto como el ruso.
Argentina también había sugerido irse a dormir en la misma habitación de México para hacerle compaña. España no lo pensó dos veces para replicar rotundo no. No le importó que esto podría haberle hecho admitir que todavía temía que en cualquier momento México pudiera hacer algo en contra de alguien más. Su pobre corazón aún se aceleraba en pánico si pensaba en algo relacionado con sacrificios. No quería contradecirse cuando había dicho que no había de que preocuparse, pero era solo una noche, ya mañana podrían ir y conseguir otra cama. Ahora que lo analizaba, tal vez él mismo debió haberse quedado a dormir con Nueva España para poder vigilarlo. Le parecía tan extraño que Rusia y Argentina pudieran haberse percatado y él no, a pesar de haber sido quien se encontraba más cerca.
Y así, por todo este tipo de cosas no podía descansar.
Solo era cuestión de respirar….despacio….respirar y tratar de perderse en su estado inconsciente sin pensar en lo poco de tiempo que quedaba para dormir. No quería ni imaginar la energía que podría tener Nueva España una vez que se despertara. Tendría que sacarle la verdad sobre su pesadilla, de una u otra manera….espera, no, se supone que no debía de pensar.
Nueva España, eso era, esta vez sí podía llamarle así, porque él lo era…
Finalmente lo estaba logrando, por fin sentía que se relajaba suficiente. Su cuerpo se sintió más suelto y su respiración más pausada. Dios, estaba tan cansado…
Tap….clack….clack
España estaba pensando si esto se trataba de algún sueño consciente, pero al sentirse todavía en la cama temió que se tratara de una parálisis del sueño, para su desgracia. Sin remedio, intentó abrir los ojos y no pudo, eso sí que le causaba dolor. Lo intentó de nuevo, con más fuerza y lo logró. Con mucha resistencia por parte de sus parpados pero lo consiguió y ahí estaba la ventana.
Tap….clack….clack
Otra vez, esos pasos se escucharon, igual que el chasquido de una puerta que anuncia su cierre. La única puerta, que además de la suya, había permanecido abierta.
Tap….clack….clack
-Joder, tiene que ser una puta broma…-Se dijo el español a la vez que se movía para quedar bocarriba en la cama. – ¿Es que ese crio no tiene botón de apagado? – Ya había confirmado que se trataba de Nueva España, el único quien, todavía no acostumbrado a lo pesado que le resultaban aquellos zapatos, hacía que sus pisadas sonaran demasiado.
Apenas volteó a mirar a su lado derecho y efectivamente, la habitación del menor frente a la suya estaba con la puerta cerrada. Bueno y ¿a dónde se dirigía? No creía que fuera a utilizar el servicio (sanitario) que se encontraba en medio del pasillo, puesto que la habitación de México tenía el suyo integrado.
El español estaba tentado a hacer caso omiso, estaba que moría de sueño…especialmente luego de haber dormitado quizás por unos 2 minutos probablemente. Sentía que si intentaba levantarse en este preciso momento, solo se pondría de pie su alma y el cuerpo se quedaría justo ahí, incluso ya había vuelto a cerrar los ojos. Además, ya comprobaron que el novohispano sí regresaba a su casa. Quizás se iría a jugar con la luz de la nevera otra vez para ver cómo se apagaba y se prendía, bueno, genial, ahora tendría que pensar en el electrodoméstico también…
Tap….clack….clack
No, a esta altura España ya no se quería levantar. Era imposible.
- ¿Meshika? –Se escuchó decir a Rusia también en el pasillo.
Y así, en menos de 5 segundos España ya estaba de pie maldiciendo a todo lo que conocía y tomando dirección fuera de su dormitorio. Allí se encontró con Rusia, apoyado en el marco de su puerta con los ojos entrecerrados por despertarse (que sueño más ligero) mientras miraba a México, quien acababa de voltear a mirar hacia atrás notando al español. Este último, no dio oportunidad para saludos y tan pronto llegó al novohispano, le tomó de los hombros, le dio la media vuelta y lo redirigió sin soltarlo hasta su habitación.
-No has dormido una mierda ¿verdad? –Gruño España fastidiado y entre dientes. En ese pequeño escenario ya eran muchas cosas las que le molestaban y el dolor en su cabeza recién comenzaba.
-Au… (Pero…) –Replicó México, o lo intentó. Al venir por delante, tuvo que abrir la puerta que acababa de cerrar para adentrarse a la habitación, donde no fue soltado hasta que se sentó en la cama.
-Nueva España, ahora no, tengo demasiado sueño para poder traducir una mierda. -Declaró el español para silenciarlo, utilizando lo que le quedaba de energía para agacharse y retirarle los zapatos al novohispano. La paciencia no era su fuerte cuando estaba de mal humor. En otra ocasión se hubiese sentido satisfecho de como México había doblado todas las cobijas (incluyendo el cubre colchón) y las había apilado en la esquina de la cama, pero por ahora esto solo le daba más trabajo por hacer. – Ahora acuéstate, deja que amanezca y me dices todo lo que quieras, pero por ahora a dormir ya. -Continuó con su tono de voz neutral atemorizante y firme. Aunque no faltaba mucho para terminar de estresarse. El novohispano obedeció y así, España procedió a extender dos de las cobijas por encima del otro mientras miraba que estaba con el ceño fruncido, sabrá Dios cuales eran sus planes que habían sido frustrados, pero que no se preocupara que la nevera no se iba a ir a ningún lado, ni él tampoco, de eso estaba seguro. No esperó más y también tomó lugar en la cama, pero sin entrar en las cobijas. - Venga, cierra los ojos que no me iré hasta asegurarme de que te hayas dormido. – concluyó aliviado al sentir la suavidad de la almohada donde acababa de posar su agotada cabeza, casi soltó un gemido de alivio.
México también buscó reacomodarse sobre la cama, queriendo dejarle a España espacio suficiente. Era cierto que no había vuelto a dormir, y no quería tampoco comprometer a que el español permaneciera despierto cuando no paraba de bostezar con algunas lágrimas, por lo que cerró los ojos y se encogió en su espacio todavía dándole cara a España para que éste pudiese creer que estaba por retomar el sueño. Así que empezó a tratar de relajar su respiración, con inhalaciones y exhalaciones profundas, esperando que de esta manera España llegara a dar por hecho que el cansancio le había vencido. Mientras tanto, siguió pensando en su próxima tarea. De acuerdo al color del cielo a través de su ventana, el amanecer estaba próximo, y en vista de que seguía desconociendo todos los alrededores de su hogar, era importante salir a buscar provisiones para preparar algún desayuno antes de que los demás se despertaran. Por lo que recordaba, el mercado estaba a una distancia bastante considerable si no se utilizaba el caparazón de metal que dirigía Rusia, quien probablemente también había regresado a dormir. Nunca antes se había sentido apresurado por este tipo de cosas, no estaba muy acostumbrado a la compañía.
Cuando el novohispano abrió despacio uno de sus ojos, temiendo que el español le estuviera viendo, se llevó la gran sorpresa de que éste había caído dormido, su labios ligeramente abiertos, sus expresión relajadas y su respiración profunda. Esta vez México parpadeó con asombro y entre tanto, pudo dejar el tema anterior y asegurar lo que tanto le inquietaba sobre su pesadilla: España.
México recordaba cada sensación; la arena húmeda debajo de sus pies, el olor a sal del mar, el murmullo de muchas personas que al igual que él estaban viendo aquel barco partir de la costa. Allá iba España, quien hace semanas le había traído de vuelta a sus tierras. Y al igual que los españoles que habían dejado nuevos animales, frutas, incluso españoles y otras tantas cosas. Ellos también cargaron su barco con un sinfín de cosas y allá iban de regreso a España. Mientras tanto, él ya tenía una lista de cosas de deberes por cumplir.
-“Puedes escribirme cartas, lo que necesites lo notificaré al rey.”-Le había dicho España, y aunque él había asentido entendiendo la mayoría de sus palabras, no supo cómo preguntarle por qué tenía que regresar si había quien gobernara en aquellas otros lugares.
Era verdaderamente extraño ya que en su sueño recordaba al español compartiendo los mismos colores que él sobre su rostro.  A pesar de eso, seguía sintiéndose familiarizado con el escudo que éste tenía en por todo el contorno de su ojo derecho. Era extraño, sí, pero no tenía dudas. Aquí estaba España, junto a él, aparentemente sin ninguna prisa por regresar a sus tierras. Era similar a los frailes franciscanos que se acercaban a su gente para aprender todo lo que pudieran sobre ellos, y vaya que había sido él quien aprendió de ellos en el trayecto por el mar. Eso significaba que España ¿también se quedaría?
Un segundo, y si las cosas que Guatemala le había dicho ¿eran verdad….?
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
10:14 am
-¡Mierda! –Exclamó el español cuando se sentó de repente en la cama. No recordaba haberse quedado dormido, pero la luz del sol a través de las cortinas le revelaron que ya habían pasado varias horas. El cantar de los pájaros era el único sonido que percibía en la habitación, ya que la puerta estaba cerrada, y eso no le tranquilizo ni un poco. En un segundo ya estaba retirándose la cobija que tampoco recordaba haber tenido con él, y emprendió la misión de averiguar cuál era la situación actual en esa casa.
Manteniendo la calma, España caminó por el pasillo sin percibir ningún otro sonido que no fuera externo. Al llegar a la sala tampoco pudo escuchar nada, pero sí logró percibir un olor…..un olor a pan tostado. Hasta que no se adentró a ese otro lado fue que pudo explicar tan silenciosa casa a pesar de estar aquellos tres en la barra de la cocina. Así estaba el panorama: Argentina se encontraba hojeando el libro de recetas que Rusia había traído del supermercado. Nueva España estaba sentado a un lado del argentino y parecía estar leyendo lo que fuera que tuviera escrito ese cuaderno azul, también propiedad del ruso. Este último, con un bolígrafo en mano, estaba frente al novohispano apenas inclinado sobre la barra mientras señala alguna cosa en esa misma hoja de papel. Podría parecer normal, de no ser porque al momento en que notaron su presencia, Rusia había tomado con la mayor calma y delicadeza esta libreta para proceder a cerrarla y apartarla en una esquina, ganándose una gran sospecha por parte del español.
-Por fin, España. Justo a tiempo para el desayuno ¿eh? –Saludó el argentino mientras dejaba el libro. –A que vos no sabés que nos ha preparado Rusia. ¡Unos moyotes, boludo! –
-Molletes. –Corrigió el ruso, aunque adivinaba que Argentina solo bromeaba como siempre. Procedió a dar la media vuelta para tomar del horno una charola, la cual contenía 10 piezas perfectamente acomodadas de tan mencionada comida.
Esta acción intensificó el exquisito olor de los ingredientes: el crujiente pan, el queso derretido y los frijoles refritos. Definitivamente alguien había seguido la receta al pie de la letra. Por lo pronto, México se había levantado de su lugar para también tomar 2 pequeños tazones y colocarlos sobre la barra. Uno de estos contenían una salsa, y el otro una mezcla de cebolla, tomate y cilantro picado.
-Que aproveche. –Dijo España, no tan sorprendido por la cantidad enorme de alimentos considerados para el desayuno en este continente. –No suelo desayunar nada tan pronto me despierto. -
-Dale, che, que México no quería empezar sin ti. ¿Y a que no sabes qué, boludo? Tengo que ser el primero en decirlo. – Inquirió el argentino con una sonrisa de par en par. Tomó la ceja alzada de España como invitación a que continuara. – ¡Que este boludo es una masa (genial), que ya logra entendernos!
La noticia impresionó a España, a tal grado de abrir los ojos de par en par, preguntándose si acaso gran parte de sus recuerdos habían regresado luego de una noche. Tuvo que acercarse más hacia ellos como si negara haber escuchado correctamente por culpa de la distancia.
-¿Es eso cierto? ¿Logras entendernos?- Preguntó sin pausa el español.
México se limitó a asentir y con esto, familiarizó a España los recuerdos de la noche donde el novohispano respondía de la misma manera; a través de afirmar o negar con la cabeza, demostrando que en ese momento también le había estado entendiendo. El español debió haber estado funcionando de forma mecánica para haber pasado por alto algo como esto. –Oh… bien ¿puedes hablar en español? – No sonaba tan emocionado en comparación a su reacción anterior.
-San tepitsin. –Confesó México, sintiéndose un poco intrigado ante las preguntas de España y en especial por la pausa que hubo una vez que le respondió, le hizo sentir como si éste no lo hubiera notado antes.
-Solo un poco ¿eh? –Repitió España, traduciendo con ello.- Normal. Habrá que agregar más palabras a tu vocabulario, además de las que puedas escuchar aquí. -
-Dale, che, que la primera clase sea sobre la comida que me estoy cagando de hambre. Vamos a comer.-Dijo Argentina, quien tomó los platos y con unas pinzas comenzaba a colocar 2 piezas de pan en cada uno, para luego dejarlo en sus lugares, incluyendo uno para España, para comprometerlo a tomar un lugar en aquella mesa. Que suerte que estaban todavía muy calientes y que suerte que el español por fin hubiese despertado, aunque seguía ahí parado como si se hubiera quedado dormido. Otra vez, insistió, pero sin tanto cariño. - Venité a sentar de una vez, boludo. -
Por fin aceptando, España aprovechó la posición donde se encontraba y tomó la silla que quedaba frente a él para sentarse y quedar a un lado de México. Y es que, a diferencia de la otra silla desocupada en el otro extremo, ésta ya estaba separada de la mesa lo que quería decir que era seguro que Rusia había estado sentado ahí durante la preparación del desayuno. Por este motivo el ruso, apenas se quitó el mandil negro, se dirigió hacia aquella dirección una vez que terminó de colocar las bebidas, quedando así a un lado de Argentina, aunque por su expresión neutral de siempre, era difícil saber si acaso lo había notado.
México miró los alimentos frente a él, mismo que él había seleccionado en aquel libro. Le había llamado la atención el chile, el tomate y especialmente los frijoles que la pintura mostraba. También pensó que la parte baja del alimento se trataba de alguna masa de maíz, pero durante su elaboración se dio cuenta que se trataba del producto de trigo. Casi no le gustaba, apenas y lo comió en mínimas porciones cuando estaba en España y no era algo muy popular entre su gente, de hecho, se había enterado que muchas personas habían quemado los primeros trigales y no era de sorprenderse, pues a diferencia del maíz, el trigo era sumamente delgado, similar a los tallos secos del maíz. Y se consideraba una mala y deteriorada cosecha (por no decir de hambruna). Nadie lo quería, ni siquiera regalado. Por eso, era difícil para él no sentirse apenado de no ofrecer los mejores alimentos en su hogar. Pero también asumía que ellos ya lo conocían y que podría gustarles demasiado, puesto que él consideraba que esta gran porción en su plato era normal para ellos. Admitía sentirse un poco extraño que sus invitados quisieran preparar el desayuno cuando claramente era obligación de él. Sin embargo, sus planes no salieron como hubiera querido debido a que se había despertado luego de Rusia y Argentina. Pero no lo tomó a mal, se sentía sumamente feliz con la compañía de todos.
Bueno, ahora solo esperaba que alguno comenzara a comer para que él también pudiera iniciar.
-Le has servido demasiado, con suerte se comerá uno de estos. –Instruyó España, quien había estado observando al novohispano en algún dilema. Tomó uno de los molletes del plato del mencionado y lo colocó de regreso en la charola del centro. La mirada disimulada de alivio de México fue su respuesta.
-¿Demasiado? Pero si le he visto comer hasta 4 de esos. –Dijo Argentina mientras terminaba de agregar una muy ligera capa de las verduras y apenas unas 5 gotas de salsa sobre sus molletes (hoy se sentía atrevido).
-Conozco a Nueva España. Sus comidas son ligeras. Claro, que si le llenas el plato tratara de comerse todo lo servido aunque le espere un dolor de estómago. –Replicó España tan natural como siempre. La expresión del argentino fue como si tratara de concretar algo en su pensamiento. – ¿Saben? Cuando le lleve a España para presentarlo ante el rey, éste quedó impresionado por los nobles mexicas y los tlaxcaltecas y todas sus reglas a la hora del banquete: ninguno de ellos quería ser el primero en tomar asiento, decían que querían evitar parecer hambrientos, tampoco comer rápido o demasiado, no grandes bocados, sé el último en terminar tus alimentos.  Lavar manos y bocas de los presentes…. -
-Debieron estar hechos pelota con eso. Al menos no tenemos que quemarnos la cabeza con el enjuague de boca. – Comentó Argentina antes de dar la primera mordida a su pan, que aún caliente dejaba un hilo de queso muy estirado hasta que con una precisa mordida logró romper este puente.
El siguiente crujir de algún bocado fue por parte de Rusia, quien con mayor delicadeza evitó que le sucediera lo mismo con su pieza. Mientras tanto, México trataba de contener su sonrisa ante la anécdota de España sobre aquel viaje, por lo menos lo recordaba y el hecho de haber mencionado a varios de sus pueblos le demostraba el interés sobre cada uno de ellos. Decidió dar un trago a la bebida color amarilla que estaba cerca de su plato, no era para nada nueva para él, había probado esa fruta en España. Luego del primer trago, pudo notar una enorme diferencia a como lo recordaba ya que el jugo de la fruta parecía haber sido mezclada con miel, bastante miel, lo que le provocó pausarse un segundo para asimilar tal sabor. No era malo, solo algo penetrante en sus papilas, y aun así ya se encontraba dando otros 3 tragos pausadamente, y comenzó a tomarle el gusto al sabor excesivamente dulce. Tomaba los sorbos con calma, lo suficientes para no verse desesperado, pero pronto miró que casi había vaciado el largo vaso. Cuando lo devolvió a la mesa relamió sus labios como si también se hubieran vueltos dulces. Se volvió ajeno a su alrededor mientras procesaba este nuevo endulzante para su paladar. Quería un poco más. Tendría que esperar para no verse presuroso, pero era tentador teniendo frente a él aquel envase negro con el dibujo de una naranja.
-Nueva España, terminaras llenándote de zumo, come primero. –Sentenció España haciendo mayor énfasis en una de esas palabras cuando le volteó a mirar el susodicho. Lo mantenía vigilado. Por supuesto que tener el estómago lleno de líquido solo engañaría a su estómago y le haría comer menos. Por suerte, pareció entender algo del mensaje y ya le veía dando el primer bocado a su pan, el cual, le dio una agradable sorpresa de sabores.
-Jugo. –Corrigió Argentina. –Se dice jugo. -
-Zumo. –Insistió el español. –El jugo podría ser de cualquier otra cosa. -
-Ayoxokotl (jugo de naranja).– Participó México.
- Sí, vale, jugo, zumo, lo que sea, coño. –Dijo España algo exasperado, pero sin duda notó algo en ese desempate. – Venga, Nueva España, que si identificas palabras en español, tienes que practicarlas también. Así como has pronunciado cuchara, caminar y rojo…. – Iba a continuar, pero la negación con la cabeza con la que México rechazó la idea, le confundieron. - ¿No? ¿Qué quieres decir con que no? No puedes limitarte a entender. Tienes que empezar a hablar en español. –
- Tleika uikiliya (¿por qué debería?) –Respondió con duda el novohispano mirando con sospecha a España.
-…puto niño…-Pensó desconcertado el español, todavía analizando que decirle. La pregunta era sencilla, fue la intención lo que le confundía. ¿Qué le decía? Tenía como mil respuestas y aun así nada salía de su boca. Era listo ese crío. No le gustó la sensación, pero en su prisa empezó con un ligero tartamudeo. –Va- vamos….eh… pues hablar con todos nosotros, ya sabes, hablar con otras personas en la calle… ¡venga! que es completamente necesario aquí en tu territorio y que es el idioma de la mayoría de tu gente. –Eso había sido rápido y ahora no tenía ni una jodida idea si aquel cambio de expresión en el rostro de México, una mezcla entre molestia y aflicción era algo de qué preocuparse.
Si bien el argentino y el ruso desconocían el comentario de su amigo, el resto de la conversación les daba una referencia completa. En segundos, México alzó una ceja reflexionando y asintió con total tranquilidad, ayudando a recuperar la apacible atmosfera.
-Eh, boludo, mmmm…. –Llamó Argentina mientras colocaba una mano sobre el hombro de México a la vez que terminaba de masticar su último bocado del primer mollete. Dio un trago a su bebida para por fin deslizar el alimento por su garganta. Jamás perdió la atención del novohispano, quien le esperó.  – Puede ser difícil pero me tenés para darte consejos y aprender español.  Escúchame, solo tenés que identificar y saber decir unas palabras ¿vos me entendés? – A México le tomó 3 segundos asentir, aunque en realidad solo había comprendido palabras como “puede ser difícil”, “aprender español”, “escúchame”, “decir palabras” y “entender” otra vez, pero ahora en forma de pregunta. – Bien, che. Primero, lo primero. Hay que aprender las palabras universales, uno que otro insulto que te ayudará. A vos le enseñaré todas las que conozco empezando por: pelotudos, hijo de puta, ándate a coger a la repuerca concha de tu madre que te remil pa… -
- ¡Argentina! –Exclamó España como pudo en medio de un bocado que casi se le atora, golpeando con el puño la mesa a una corta distancia para interrumpir semejante escena. Argentina se detuvo sin inmutarse mientras contaba con su otra mano su tercer dedo alzado para no perder la cuenta. – ¿Cómo mierda le enseñas esas cosas? Esperaba que estuvieras dispuesto a enseñarle algo que fuera útil. ¡No tus guarradas! – A pesar de lo molesto que estaba, mantenía su postura y buscaba reprender al argentino con su mirada de enojo, porque la verdad, aunque fuera el peor ejemplo, la sorpresa del inesperado comentario era lo que casi lo mataba.
- ¿Yo guarradas? ¡Son necesarias! –Se defendió el argentino, casi riéndose de su propio juego. -No voy a permitir que puedan decirle estas cosas y no las pueda identificar. -
-Estamos en México, no un lugar repleto de argentinos haciendo el gilipollas y diciendo palabrotas a cada frase. –Replicó el español.
Mientras se daba sus propios argumentos, al perder el entendimiento de tal acelerada conversación, México aprovechó para tratar de tomar el recipiente con la salsa, pero al tener una cuchara en ella, con un ligero movimiento descuidado logró que la cuchara elevara la parte inferior y salpicara el picante sobre su mano y parte de la mesa.
-Coño. -Pronunció el novohispano, frustrado por el resultado y lo bastante alto para ser escuchado.
-….-Argentina se quedó petrificado usando únicamente sus ojos para cambiar la vista entre México y España, sobretodo en España, mirando como su boca se había abierto de incredulidad en medio de su conversación. Por lo pronto Rusia alzo las cejas en impresión, solo eso.
Eso sí que era un silencio.
-¿Que dijiste? –Preguntó España sacudiendo ligeramente su cabeza, como si funcionara para despejar su perplejidad. Enseguida retomó su tenaz mirada en el novohispano, indicándole que esta era una pregunta re-tó-ri-ca.
-Qué extraño, esa no parece una palabra argentina, boludo. –Aclaró Argentina disimulando su sarcasmo, tosió un poco y empezó a tomar de su bebida para evitar reírse al recordar todo el asunto.
-¡Coño! –Respondió con naturaleza México, casi con orgullo.
Argentina no lo pudo contener y tuvo que llevar su mano a su propia boca para evitar salpicar a lo bestia todo el jugo que la risa le había hecho expulsar. Rusia ya tenía media sonrisa de complicidad. Y España, otra vez, no sabía qué pensar.
-Ya…de las cosas que sabes decir en español ¿tenía que ser esa? – Concluyó el español resignado. Y bueno, casi deseo haber accedido al pedido de Argentina de pasar tiempo de calidad con el novohispano.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Taraaaan! ¿Qué les pareció? UwU
Notitas pal refri:
-En la madrugada, lo que México les estaba preguntando a Rusia y Argentina era como era posible que España hubiera tomado el barco si se encontraban en su casa y no en la costa. Pobrecito u.u
-Un envase de jugo de naranja de 1 lt aunque diga 100% natural, puede contener hasta 10 cucharadas de sabrosa azúcar  D: asi que mejor a exprimir!
-Tender la cama es lo último que México hace, por eso España estaba satisfecho de que fuera lo primero que hiciera.... pero no a esas horas xD
-La información sobre los costumbres que tenían los pueblos mesoamericanos a la hora de comer se encuentra en el libro “Cultura gastronómica en la Mesoamérica prehispánica” donde también habla del mestizaje de alimentos (lo que comenté del trigo) y bueno, me encanta este libro! Se los recomiendo! :D
-La idea del gato Balam (que en maya significa jaguar) fue de @asitrita 
~Graciaaaaaas :D
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lubay-nue · 4 years
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La guerra de las Plumas 3
Notas del cap:
 En teoría toda la historia es tensiones, ships y odio… pero aquí comenzamos con lo bueno y lo culero… no se muestra nada gráficamente (a según yo) pero de que también se van a encabronar… es promesa XD (que espero poder cumplir)… a ver como les va a ustedes XP… porque esto se pone bueno y apenas es el tercer capítulo ¬u¬
 No dije que este fic fuera tranquilo
 ¡A leer!
 3 - La cólera del Ave
 Daban las dos de la tarde cuando México tuvo el valor de ponerse en pie y salir de la fábrica de zapatos… no hubieron mas notas después de eso. Su mente había trabajado más que nunca… tenía hambre, tenía sed, se sentía cansado, no había descansado realmente; y aun así, ahí estaba. Saliendo por fin de aquella fabrica… con una única determinación en su cabeza. Encontrar lo que al parecer le pertenecía
 México nunca se llevó relativamente bien con FBI… en principio, porque era igual de desagradable que USA… es decir, sabía de antemano y a ojos ciegos que FBI era una buena persona… no era puro ni santo… él era uno de los que mas había sepultado cadáveres… pero, dentro de lo que cabía en sus deberes, era quien más ayudaba a ONU a mantener al mundo a salvo, quien había logrado detener tantas organizaciones y situaciones complejas… era la espada de ONU para una guerra a la que él no entraba directamente
 FBI podría (Y lo es) ser bastante desagradable con las personas, pero era más que claro su compromiso con su trabajo, con la razón por la que fue creado; al menos, en ese ámbito, México podía confiar ciegamente en FBI… si FBI le estaba diciendo algo, era por una buena razón…
 … … …
 Al tiempo que pensaba en las razones de alguien como FBI para darle semejante información, las razones que tuvo para robar el alfabeto especifico suyo y en especial, la facilidad que tuvo para replicarlo, no solo le hizo pensar que no era el mejor en ocultarse, sino que también, le hizo pensar… que era hora de que dejara de temer a su poder… pero, simplemente, el ya no deseaba pelear mas
 Su mente le hizo recordar a sus padres, como amablemente lo abrazaban, como lo llenaban de besos, como su padre Azteca le enseñaba a pelear, como su madre Mexica le enseñaba a curar, como solía tener por las tardes al momento del crepúsculo, hermosos paseos con sus padres, volando en lo más alto, jugando con las nubes que hubieran, siendo acariciados por los vientos, riendo todos juntos… permitiéndose un monton de felicidad extrema
 Aunque esos momentos habían acabado ya… México siguió caminando en silencio, con la mirada agachada al suelo… no tenía ganas de ir de turista por las tierras de su “padre” y colonizador… no estaba de humor; tenía hambre, tenía sueño, sed, calor, dolor muscular y por momentos el dolor de cabeza le llegaba cual punzada a su cabeza… pero ahí estaba el… viendo su teléfono, siguiendo las ultimas coordenadas que FBI le había dado, subiendo la mirada cuando se dijo cercas peligrosamente del lugar al que debía de llegar
 Su cuerpo entero se congelo en su lugar y, por mero reflejo de su cabeza, su cuerpo corrió a ocultarse en una esquina para no ser descubierto… es que… es que… ese era el palacio de Moncloa…
 México casi no había tratado con ese lugar, principalmente porque el optaba por estar lo más putamente lejos fuera de España desde su independencia… pero ahí estaba, delante del edificio al noroeste de Madrid… en mejores términos… era la casa del presidente actual de España… y del mismo country
 *-No lo sé… tal vez haya algo que es tuyo en ese lugar…-*  recordó las palabras de FBI y sintió miedo… los vividos recuerdos de aquella vez que España lo encontró y le arrancó inhumanamente sus alas aun calaba en lo más profundo de su psique, mas allá de sus recuerdos o de su propia consciencia… no sabía qué hacer, su cuerpo tembló, su mirada se desvió al teléfono y a la nota… estaba precisamente en el lugar que debía de estar
 Una violenta corazonada de miedo y una seguridad ciega a que había algo ahí, le invadió… ¿Tal vez se trataba de su espejo de humo (obsidiana)? ¿Del verdadero penacho de Moctezuma? ¿La túnica de sacerdote que se le había sido robada? ¿El cráneo de Miquizcli? No podía soportarlo, su corazón cada vez palpitaba con mas y mas violencia, la necesidad de respuestas se volvió taladrante en su cabeza… su instinto de supervivencia y miedo se volvieron prácticamente inexistentes cuando volvió a ver el edificio delante suyo y el recuerdo de FBI
 *-Si te logras armar de fuerza… volar sería útil para poder llegar-*  recuerda sus palabras vívidamente, el miedo se vuelve nervios y una necesidad que no había notado, por saber la verdad oculta tras esos muros; el miedo se vuelve necesidad de conocimiento; la idea de mantenerse al margen desaparece y por fin, busca un callejón vacio y oculto
 Luego de rodear el lugar por algunos minutos, logra encontrar algunas cuadras atrás un callejón lo suficientemente oscuro y profundo para que nadie pueda verlo; extiende sus alas que salen prácticamente sin que el haga esfuerzo, esta vez no hay dolor de por medio, las observa… más grandes que su cuerpo, de un vibrante color café casi llegando al color del café mismo y las puntas de sus alas pigmentadas en un color verde en las puntas; el tricolor volvió la mirada al cielo y, extendiendo las imponentes alas, aletea con fuerza y violencia
 Apenas necesita de un único aleteo para alzar el vuelo y sobresalir de los edificios que lo habían ocultado… el latino agradece que ese día se comenzara a nublar pues ocupa las nubes como un modo directo para ocultarse de todo aquel que mire; entre nubes y vientos fuertes, logra llegar al techo del edificio, encontrando una ventana abierta en algún despacho; entra cual águila en picada; logra frenar a tiempo y busca con la mirada con velocidad
 Su corazón palpita con fuerza; recuerda las palabras de sus padres… “déjate llevar por tu corazón, el sabrá guiarte” solían decirle… México obedece a su instinto; entra por diferentes habitaciones. Las oficinas de trabajo y salas de archivos pasan inadvertidos de su mirada, no le interesan los secretos de la nación… su corazón palpita cada vez más fuerte y violento… como cuando, alguna vez, de niño, corría escaleras abajo en espera de encontrar regalos bajo el árbol… ese sentimiento de ansias que te lastima el pecho y te imposibilita el poder respirar… era justamente lo que ahogaba a México y le hacía tener la mente en blanco pero alerta cual gato al acecho…
 Se detuvo en un despacho en particular, uno que mostraba la imagen de España en una fotografía y, en una serie de fotos mas, al resto de los latinos que había tomado como sus colonias; México afila la mirada con asco, su mirada viaja por toda la habitación hasta que, en su curiosidad, logra dar con una puerta oculta sigilosamente detrás de un jarrón y una estantería. Al pasar a través de la puerta solo hay escaleras hacia abajo, México afila la mirada y apura el paso pese a que lo hace con sigilo para no ser descubierto
 Avanza, cada vez mas difícil al no poder respirar correctamente; al lograr atravesar una última puerta que finalizaba con las escaleras, sus ojos se abren, el corazón se detiene unos instantes y la sensación exasperante de no poder respirar culmina en su descubrimiento más importante… sus ojos se llenan de lagrimas, sus piernas menguan, su fuerza le abandona junto a su voz…
 -¿Madre?-  pregunta suavemente, con miedo…
 La mujer yace ahí… con heridas burdamente cicatrizadas; aun había sangre seca en ellas y escurriendo en su piel amoratada, la mujer estaba semi consciente, habían alas… si es que podían ser tomadas como alas, al girón de músculos y huesos expuestos, con plumas a medio arrancar, manchadas de sangre… la mujer portaba harapos sucios por sangre, el lugar apestaba horriblemente a sangre, sudor, orina y excremento humano; y por fin, al sonido de una voz que hacía eco… la mirada apagada de la mujer se levanta levemente
 Las cadenas resuenan suavemente, las manos de Mexica yacen amarradas con grilletes contra el muro más arriba de su cabeza, su cuello posee un grillete mas y finalmente, su mirada ida parece brillar unos segundos y comenzar a derramar lagrimas
 -¿Mi niño?-  pregunta con voz rasposa de tanto haber gritado hacia no mucho, México se deja caer arrodillado, con un gesto sorprendido, sin saber que pensar correctamente… ¿Su madre seguía viva?
 -¡Mamá!-  grita el mexicano, poniéndose de pie y corriendo hacia la mujer que, al verlo, también llora con más fuerza
 -No eres una ilusión… eres mi niño-  llora la mujer, México toma con cuidado las mejillas lastimadas y empapadas de la mujer, ambos se miran con lagrimas y sonrisas de alivio y esperanza que duran poco tiempo pues el latino comienza a buscar rápidamente como sacar a la mujer de su prisión
 -Descuida madre… te sacare de aquí sin importar que!- asegura el tricolor
 -Por allá… España tiene por allá las llaves-  señala con la mirada la mujer, México gira a sus espaldas y encuentra dos llaves colgadas con cuidado en color dorado; en cuanto las toma, encuentra también, al lado de estas una puerta mas que no había visto. La ignora por unos momentos y corre hacia su madre para liberarla… descubre que solo necesita una única llave para liberar los dos candados que la atan, la mujer cae pesadamente al hombro de su hijo, sin fuerzas para sostenerse a sí misma, México la toma con mucho cuidado, puede sentirla delgada, herida y frágil, pero ella, solo aferra una de sus manos a la ropa de su hijo
-Azteca… tu padre… esta… por… la puerta-  jadea entre la consciencia y la inconsciencia, México abre sus ojos, deja con cuidado a la mujer recostada en el suelo y se pone en pie con velocidad. La puerta que anteriormente había ignorado ahora es de su completo interés
 Entra en ella con velocidad, lo que encuentra es lo mismo que con su madre… México ve encadenado a la pared a su padre Azteca, herido, desnutrido, con mas cicatrices que antes, inconsciente y bañado en sangre igual de seca que la de su madre, con la única e inhumana diferencia de que Azteca tenia roto el hueso de su ala izquierda y no poseía su ala derecha… ni siquiera había sangre o músculos en las alas o sus huesos… México corre a su lado llamándolo pero no obtiene respuesta suya, su padre esta inconsciente. México lo libera de inmediato buscando rápidamente poder cargar con su cuerpo y volver al lado de su madre
 Una vez los tiene a ambos juntos, tiene que cargar a cada uno a cada brazo como si fueran costales, no puede con el peso de ambos por mucho tiempo… pero al mismo tiempo, una cólera comienza a nacer en su pecho… sus padres le parecen lentamente cada vez más livianos al tiempo que sube las escaleras que en un principio le habían parecido eternas…
 *¿Desde hace cuanto España tiene a mis padres? ¿Desde hace tanto los había estado torturando? ¡¿Y ASÍ SE ATREVÍA A DECIR QUE ME QUERÍA Y PROTEGÍA?!*  la ira carcome lentamente a México. Sin ser consciente su mirada se vuelve carmesí, sus alas se extienden en amenaza, los cuerpos de sus padres ahora le parecen livianos como una pluma… sale dando una patada y cerrando del mismo modo, al ver el gran ventanal de España lo abre de una patada, apenas quebrando los cristales pero sin romperlos; antes de alzar el vuelo, México vuelve la mirada al escritorio del gales viendo la fotografía de España sonriente y superior… la ira crece en México y extiende sus alas con fuerza
 -Esto no se va a quedar así España… te lo juro-  y dicho aquello, da media vuelta, abriendo sus ahora imponentes alas que cambian el color verde por uno carmesí sangriento. De un solo aleteo el tricolor alza el vuelo con fuerza volviendo a los cielos de nubes ahora más oscuras que antes… en estos momentos… México tenía que escapar de ese lugar…
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 -Hombre… que resaca-  gruñe Chile con una taza de té caliente y caminando con cansancio por la habitación, abriendo los ventanales de su habitación para ver como los cielos tronaban y la oscuridad de las nubes hacia parecer que ya era más tarde que antes
-¿A dónde se habrá ido el weon de México? No puedo contactarme con él-  menciona preocupado, bebiendo un sorbo de su te, girando para volver a su habitación, deteniéndose al escuchar un enorme aleteo que sonaba pesado
 -¡Chile!-  escucha el grito del latino a lo lejos; gira rápido su mirada, pero no hay nada mas allá de las nubes que relampaguean con fuerza, Chile alza la mirada a los cielos desde donde puede alcanzar a ver una silueta
 -¡¿México?!-  pregunta con ojos abiertos ante la sorpresa de verlo volar en dirección hacia él… ni tiempo le da de poder detener o moverse cuando México choca directamente contra Chile siendo ambos los que giren hasta chocar contra la pared al otro lado de la habitación
 Chile gime adolorido, México más que nadie, se ahoga en gemidos de dolor y ojos cerrados… para cuando el chileno puede abrir sus ojos, nota tres cuerpos encima suyo que con trabajo logra quitar
 -¡Con un demonio contigo Méxi-  su reclamo muere en su garganta cuando ve las heridas del mexicano abrirse remojadas en sangre que ha manchado no solo el suelo, también las ropas del chileno; aunque lo más importante es que ni el mexicano ni el chileno están prestando atención a esto… sino a los otros dos countrys que están en condiciones peores que las de México
 -Ahora no Chile… necesito que me ayudes con mis padres- suplica no sabiendo a quien ayudar primero pues ambos lucían en grave estado de salud… a Chile le tarda algunos minutos poder comprender que era lo que estaba pasando, pero, cuando ve lagrimas corriendo por los asustados ojos de México es cuando por fin reacciona corriendo a auxiliar al hombre mientras México carga de un modo nupcial a la mujer
 Habían demasiadas cosas que preguntarle al mexicano… entre ello, tal vez lo que más sentía Chile en ese momento como preocupante, era el brillo carmesí que asomaba en su mirada y ese pigmento en las alas que portaba el tricolor…
 Notas finales:
 Uff… madre mía… literal, para cuando me puse a corregir este capítulo, previamente ya había avanzado al inicio del capítulo 9… si… me emocione feo y no me pudieron parar de escribir muajajajajajja XD
 ¡Yo quería hoy putamente dibujar y estoy aquí porque no me dejan dibujar!!! Ò.Ó ¡Carajo!... ok no…
 Datos extras:
 *Investigación de menos de 5 minutos antes de escribir este cap hahahaha XD no, en serio, me puse momentáneamente a investigar donde rayos trabaja (o vive) el presidente de España ya que, en teoría, donde trabajan los presidentes (reyes, tiranos, etc) es el mismo lugar donde trabajan los countrys
*Sip… España no asesino a los padres de México… los tenia vivos y en constante tortura (la cual, para su suerte no profundizare en ningún momento porque este fic no es gore)
*México emputado da miedo y su fuerza incrementa
*Como Chile leyó la nota de México no se preocupo por el… hasta que vio que ya atardecía demasiado
*Mexica y Azteca están vivos y aquí son los padres de México (por si eso no quedo muy claro)
*México va a hacer pagar a España por lo que hizo… pero tal vez no será como se piensa en primera instancia… quien sabe… aun no llego a ese punto XP
*Aunque no lo parezca Azteca y Mexica también serán importantes dentro de la historia… aunque no será tan… tan visto
 No diré mas
¿Les ha gustado?
Que tengan lindo día
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 Ko-fi
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blackleger · 5 years
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Corrección
—¿Qué diablos se supone que estás haciendo perdedor? —clamo Eduardo saliendo del auto con rapidez y dirigiéndose a la cerca que dividía su casa con la del vecino.
Mark solo miro la escena mientras rodaba los ojos y suspiró con fastidio previendo lo que sucedería a continuación, salió del auto sintiendo como su buen humor se desvanecía a medida que la escena se desarrollaba.
—Eduardo.
Edd bufo como un gato enfurruñado acercándose a Eduardo para comenzar una nueva discusión, esa era su señal de para largarse de ahí, tomó las bolsas de las compras y caminó en dirección a la casa, no tenía interés en quedarse a ver aquella estúpida pelea, en especial sabiendo cómo terminaría.
Entró en la casa llamando a Jon sin recibir respuesta alguna, aquello era raro, pero no era como si le importara mucho lo que fuera que Jon hiciera cuando no estaba con ellos, sin embargo su ausencia solo empeoro su mal humor, ahora tendría que acomodar las compras en vez de hacer que Jon se encargará de aquella tarea, con resignación entró a la cocina, incluso desde ahí podía escuchar la discusión entre Eduardo y Edd, no es que le molestara que pelearán, aquello era algo a lo que se encontraba acostumbrado, pero desde que aquel estúpido incidente con la antena había ocurrido las cosas entre aquel par habían cambiado y lo odiaba.
Comenzó a acomodar las compras.
La discusión de Eduardo parecía haberse intensificado y suspiro antes de masajear sus sienes, solo quería largarse a su habitación y relajarse un momento, al menos ya había terminado con su tarea y no tenía motivos para continuar en aquel lugar.
Subía las escaleras con lentitud pensado en sus planes arruinados por aquella estúpida rivalidad de su amigo con el vecino, se suponía que ambos cocinarían juntos, una actividad que hacía bastante tiempo que no realizaban, era un poco raro pensar que, pese a las actitudes de Eduardo, él realmente disfrutara de actividades sencillas y hogareña como la cocina, ambos lo hacían, extrañaba la época que vivieron juntos compartiendo aquel pequeño apartamento en la ciudad. Se detuvo frente a la puerta de su habitación mirando la puerta semi abierta, la idea de que Jon hubiese entrado a su habitación le hizo soltar un gruñido molesto, odiaba que invadieran su intimidad sin su permiso, no le importaba si se trataba de sus amigos o de desconocidos.
No estaba seguro de cómo reaccionar ante el desastre que había dentro del lugar, había una copa rota en el suelo y una botella a medio terminar aun en el escritorio, su silla se encontraba volcada, pero eso no fue lo que provocó aquel el sudor frío que recorrió su cuerpo, su computadora se encontraba encendida, alguien había averiguado la contraseña y había estado hurgando en ella, su vida entera estaba guardada en aquella máquina, la idea de que alguien hubiera estado revisando sus archivos hizo que su estómago se revolviera.
Decenas de pensamiento pasaron por su cabeza, pero ninguno tenía sentido, la idea de que Jon hubiera entrado en su habitación resultaba ridícula e incluso si Jon hubiera entrado dudaba que conociera la contraseña de su computadora, además, ¿por qué estaría bebiendo vino si odiaba su sabor?, ¿un ladrón?, eso era aún más estúpido, nada parecía faltar a primera vista además en la sala había más cosas de valor y nada faltaba en ella, se vio tentado a ir por Eduardo, pero su computadora encendida le disuadió de hacerlo.
Su vista se desvió rápidamente a su armario y pronto se encontró abriendo la puerta esperando que algo saltara sobre él en cualquier momento, para su alivio se encontraba vacío sin embargo aquello no apaciguó sus inquietudes, pero al menos podía confirmar que su habitación se encontraba vacía.
—¿Qué? —observó cómo su computadora continuaba corriendo aquel programa de grabación que solía utilizar y lo detuvo dejando solo una imagen congelada de sí mismo en la pantalla, quien había entrado en su habitación había estado filmando todo el tiempo.
Miedo y curiosidad, la mezcla era extraña, pero solo le impulsaba a querer averiguar más sobre el asunto, un USB permanecía colocado en la ranura de la laptop, jamás había visto aquella memoria en su vida, picado por la curiosidad levantó su silla volteada y se acercó al escritorio, sus manos sudaban cuando conecto el ratón inalámbrico a la máquina y dio clic en guardar.
Se mantuvo mirando la imagen de su rostro pálido y desencajado en la pantalla indeciso de querer regresar al inicio del video, le tomó lo que para él parecieron horas darse el valor de regresar la grabación, pero para el reloj de la máquina solo pasaron tres minutos.
—Había olvidado lo ingenuo que podía ser Jon.
Aquella fue la única frase que permitió decir al hombre que se había grabado a sí mismo antes de detener el video.
Miró a la puerta de su habitación con pánico viendo que la había dejado abierta y se apresuró a cerrarla con seguro, recargándose contra la madera y alegrandose de estar sólo en la casa en aquellos momentos.
Volvió a su asiento intentando autoconvencerse de que aquello era normal, que no debía sorprenderse por encontrar un doppelgänger suyo, aunque más envejecido grabando un vídeo para él, que había pasado por cosas más extravagantes, zombies, alienígenas, espíritus demoníacos, encontrar lo que parecía una versión futura de sí mismo no debía sorprenderle, entonces, ¿por qué se sentía tan turnado con la idea? Quizás por la maltrecha apariencia de la persona en la grabación o por el mal presentimiento que comenzaba a carcomerle, permaneció mirando a su reflejo buscando desentrañar cualquier pista que su apariencia pudiera darle, pero cada cosa que veía solo le hacía dudar de querer saber, sus ojos se encontraban cubiertos por lo que parecía un visor de buceo roto, si ponía la suficiente atención podía notar los desgastes en su ropa, algunas partes lucían quemadas y otras simplemente se habían rasgado, las cicatrices en su rostro tampoco era algo que pudiera pasar por desapercibido, paso sus manos recorriendo el lugar en donde futuramente se encontraría aquellas cicatrices, sus labios sus mejillas y por lo que podía notar también bajo aquellas gafas que ocultaban sus ojos.
¿Qué había pasado con él?
Nuevamente puso en marcha el video movido por una egoísta curiosidad.
—¿Puedes creerlo? Lo único que tuve que hacer para que me dejara pasar fue decirle que era tu primo y que había tenido un accidente en la carretera, ni siquiera hizo preguntas, alguien tan idiota... —su clon soltó una carcajada burlesca y se cruzó de brazos mientras su apacible rostro le daba una aparecía de encontrarse mirando al vacío—. No me sorprende que fuera el primero en morir, bueno, ahora no sé si sigue muerto, es como ver una nueva película que se sobrepone a la original y todo es un revoltijo confuso de memorias falsas y reales, dios, odio los viajes en el tiempo.
Trago saliva mirando como su versión futura parecía tener una crisis emocional antes de tranquilizarse y ofrecerle una desagradable sonrisa, sin embargo, lo único que su mente intentaba procesar era Jon y muerte.
—Creo que aún tengo suficiente tiempo para hacer esto, mis memorias aún son lo suficientemente sólidas. Jon está bien, solo lo drogue y está en su habitación —el hombre frente a la cámara miro fijamente a la pantalla como si le estuviera viendo en esos momentos provocando que un escalofrío le recorriera—, ni siquiera lo intentes, sé lo que quieres hacer, pero su habitación está cerrada por dentro y si quieres buscar la copia de las llaves para comprobarlo es mejor que lo olvides, las tiene el vecino, no preguntes, prefiero no hablar de ello.
Su reflejo pauso brevemente su monólogo solo para llenar una copa de vino que se dio el lujo de servir con un gesto tan pomposo que terminó por enfurecerle, aquello parecía una burla o un reto hacia su persona.
—¿Recuerdas porque empezamos a grabar estos diarios?
Por supuesto que lo recordaba, había comenzado a grabar aquellos diarios en vídeo por culpa de Eduardo y un proyecto escolar.
—Se que lo recuerdas, yo lo recuerdo perfectamente, Eduardo fue quien empezó con esto porque era demasiado inseguro como para hablar con las personas, extraño cuando grabábamos juntos y hacíamos estupideces frente a la cámara, luego volvimos esto un proyecto más... personal, y él dejó de aparecer en los vídeos.
Su versión más vieja hablaba con añoranza, como si describiera alguno de los mejores momentos de su vida, él no podía describir aquello de la misma forma, recordaba que Eduardo lo estuvo acosando con aquel proyecto por semanas mientras le grababa en todo momento haciendo preguntas que solo le incomodaban al saber que ese video lo vería la clase entera, al final Eduardo jamás entregó el proyecto, él aun considerada aquello con una molestia, en especial porque la única excusa que le dio fue que él no lucia cómodo, casi terminaron reprobando aquella materia y arruinaron su calificación.
—Cierto, cierto, dudo mucho que veas las cosas de la misma forma que yo, para ti Jon no es más que un imbécil impertinente que nunca sabe cuándo cerrar la boca y apenas puede cuidar de sí mismo y Eduardo, bueno, tu concepto sobre él no es mejor tampoco, eres..., no, fui tan jodidamente idiota, ¿sabes? Puedes mentirte a las personas, pero no puedes mentirte a ti —la copa de fue vaciada de un trago y arrojada al suelo—. Soy un maldito traidor egoísta, no estoy haciendo esto porque me importe un carajo corregir el futuro de mierda, mate y traicione a todos los que podían evitar que tomara el mando, pero eso nunca me importo, yo...
La voz del adulto se quebrantó, la cámara continúo grabando un par de minutos más antes de que el llanto se transformara en un grito y su versión más vieja cayera de la silla desapareciendo de la cámara por unos minutos hasta que finalmente logró incorporarse, sus ojos se abrieron al ver como aquel visor había desaparecido del rostro de su versión más vieja que parecía desorientada por el cambio.
—Esto... todavía tengo tiempo, aún hay tiempo —susurró el hombre en la pantalla tallando sus ojos—. ¿Sabes? Pude haber hecho esto sin involucrarte, matar al Líder Rojo y volver a mi línea de tiempo para mantener esto como mi pequeño secreto, pero soy demasiado egoísta para hacer eso, dime, ¿ya notaste lo bien que Eduardo y Edd comienzan a llevarse? Hacen una buena pareja ¿no crees? Es mejor que te acostumbres a eso...
Detuvo el video sintiéndose consternado ante la revelación, Edd y Eduardo, la sola idea hizo que su estómago se revolviera, ¿por qué?, él no... ¡Eduardo no era gay y no había forma de que estuviera con el estúpido vecino!
—Mentiroso —murmuro intentando autoconvencerse de ello, pero no tenía sentido engañarse, aquel mensaje había sido dejado para él mismo.
—... porque cuando te des cuenta todo se habrá ido a la mierda de nuevo y será tu culpa. Mi tiempo se está acortando y todas las memorias de la segunda línea se están sobreponiendo a mi línea principal, es confuso y me comienza a costar demasiado separar mis propios recuerdos.
Todo parecía tan silencioso desde su habitación o quizás solo era que se encontraba demasiado embelesado mirando a versión futura haciendo algunos de aquellos tics nerviosos que por años había trabajado por controlar, ni siquiera se había percatado del momento en que las cicatrices de su rostro y su pelo habían cambiado, pero aquel uniforme continuaba siendo el mismo.
—No creo que me quedé demasiado tiempo en este punto, gasté demasiado asesinando a ese imbécil megalómano y transfiriendo algunas de mis memorias, no son muchas, pero serán suficientes para que entiendas la situación. Esto es cansado, estoy seguro de que una vez que regrese a mi tiempo las máquinas para volver van a desaparecer y eso sería lo mejor, pero si he aprendido algo es que las cosas pueden salir mal de un momento a otro, es por eso deje toda la información para construir una nueva máquina de tiempo, una sin los errores de sus predecesoras, solo dale la información a Eduardo y él sabrá qué hacer con ella. ¿Sabes? Siempre pensé que Eduardo era un idiota impulsivo que solo pensaba en sí mismo y en su insana obsesión por probarse como el mejor en todo, demostrar que podía serlo, pero supongo que eso es ver lo más superficial y yo me di cuenta de eso demasiado tarde —el hombre de la grabación se cruzó de brazos, su mirada parecía melancólica, pero tras un largo suspiro volvió su vista al frente y continúo hablando—. Un lisiado en medio de una guerra siempre es un estorbo y una molestia, hubiera sido fácil abandonarme y dejarme a mi suerte, ciego era completamente inútil, pero Eduardo se quedó, se alistó en las filas de la armada solo para poder obtener un visor y modificarlo para que no terminara convertido en un maldito zombi sin voluntad, quizás hubiéramos podido tener un final feliz si Edd no hubiera aparecido para arruinarlo todo de nuevo... si no hubiera sido por ese bastardo seguramente Eduardo no habría terminado muriendo como lo hizo, no es nada lindo que asesinen a tu mejor amigo frente a ti y tener que escapar escuchando sus gritos mientras arrastras al maldito infeliz que te lo arrebató para ponerlo a salvo, ¡después de que todo se fuera al diablo por su jodida culpa y la de los malditos traidores de sus amigos!
Pudo sentir como le faltaba la respiración, aquella era la primera vez en su vida que no se encontraba seguro de cómo reaccionar o siquiera que pensar, se negaba a creer que aquello fuera verdad, Eduardo, el Eduardo que conocía no moriría como un mártir, no sería tan estúpido como para..., quería negar las palabras de su versión futura, pero nuevamente aparecía las cuestión de que era él quien había grabado aquel video para él, que era ridículo pensar que había estado montado todo aquel teatro para intentar engañarse a sí mismo, además, él jamás habría hecho algo como eso a menos que esperara obtener algún beneficio o cambiar las cosas a su favor.
—...no me queda más tiempo, todas mis memorias se sobreponen unas a otras, es... es como intentar recordar un sueño que se ve cada vez más borroso, pero no puedo recordar haber visto esta grabación, una vez que veas esto habrá una tercera línea de tiempo que seguramente solo recordaré por este evento. Realmente odio los viajes en el tiempo.
La vista fija del hombre más viejo se encontraba llena de una fría determinación que sin duda era la de un hombre a quien no le importaría en lo más mínimo cometer las más innombrables atrocidades con el fin de lograr sus caprichos.
—Todo lo que he hecho la mayor parte de mi vida ha sido actuar con fines egoístas y esto debe ser la prueba más grande de eso, yo no tengo la más mínima oportunidad de deshacer ese "feliz por siempre" que nunca debió suceder, así que escucha bien mocoso, esta es nuestra oportunidad de hacer las cosas bien. ¡No lo arruines de nuevo!
Esas fueron las últimas palabras de su versión futura antes sacar un aparato de entres sus prendas y desaparecer frente a sus ojos dejando tras de sí una silla vacía y tambaleante que finalmente cayó al suelo con un ruido sordo. Detuvo la grabación que continuaba por poco más de una hora, sabía que en la grabación no habría nada más que su habitación vacía hasta que llegara el momento en que apareciera para detener el video, en aproximadamente 38 minutos todo había cambiado para él, trayendo consigo un sentimiento de amargura que no recordaba haber experimentado antes en su vida, observo con detenimiento la memoria conectada a su computadora y rápidamente busco la carpeta.
Dentro solo encontró dos carpetas denominadas "Proyectos" y "Registros". La primera de ellas le llevó a una serie de carpetas nombradas con lo parecía ser un código, abrió una carpeta al azar encontrando una decena de archivos variados, hizo clic sobre un archivo de imagen que desplegó lo que parecía los planos de un motor, salió de la carpeta y repitió el proceso con un par más; aquellos archivos contenían diversos proyectos que de alguna manera se sentían como algo que no debería encontrarse viendo, sin duda su versión futura había decidido dejar en sus manos más que solo una máquina de tiempo, quizás podría pensar en qué hacer con toda esa información más tarde, pero ahora tenía otras prioridades.
La carpeta de "Registros" contenía un total de 51 archivos de videos, cada uno nombrado con la fecha en que había sido grabado, el más reciente (o al menos el que considero el más reciente) había sido grabado hacía cerca de cuatro años atrás mientras que el último ocurriría dentro de 25 años.
Principio, mitad y final, solo vería un video de cada parte.
Por unos breves momentos dudo de abrir el primer archivo, el más cercano a su fecha actual, pero sus dudas no le detendrían.
Lo primero que enfoco la cámara fue un auto destrozado fuera del camino, en el suelo claramente podía notarse como la tierra había sido removida por el vehículo mientras giraba dejando un rastro de piezas destrozadas. Poco a poco la distancia con el vehículo se iba reduciendo, la cajuela se había abierto permitiendo que un par de maletas salieran de ella, dejando ropa dispersa en los alrededores.
Pudo ver el reflejo de su versión futura en lo que quedaba de una de las ventanas rotas del vehículo y fue hay que se percató que aquel extraño visor que usaba el hombre realizaba la grabación.
—Vaya desastre, supongo que puede haber hecho un trabajo más limpio, pero no creo que merezcas tanto.
Escucho burlarse al hombre que se acercaba a la puerta del pasajero para luego comenzar a forcejear con ella hasta finalmente hacerla ceder.
Lo primero que notó fue la sudadera roja rasgada por algunos pedazos de vidrio y manchada de sangre, la bolsa de aire se había activado, pero ahora no era más que un globo desinflado, un suave quejido salió de la persona en el interior que trato de moverse sin mucho éxito.
—Sigues vivo, bueno, no puedo decir que me encuentro sorprendido, fuiste difícil de matar la primera vez.
El hombre se quejó mientras tiraba del cabello del chico para poder mirarlo a los ojos.
Trago saliva mientras su estómago se revolvía al observar las facciones magulladas y cubiertas de sangre y trozos de cristal, reconocía aquel rostro, no era que le conociera directamente, pero recordaba haber visto un par de fotografías de él en la casa de los vecinos.
Hubo un gorgoteo de lo que intentaron ser palabras, quizás una súplica o una maldición, las palabras fueron inentendibles.
—Seré rápido niño, supongo que no soy tan rencoroso como para torturar dos veces a la misma persona.
Lo que sucedió a continuación fue tan rápido que le tomó unos momentos comprender la situación, un arma sobre la sien del chico y luego su cabeza se sacudió a con violencia, no hubo ruido, solo un silencioso zumbido y un destello de luz.
—Hola a mi yo del pasado, ¿sabes?, aun no estoy completamente seguro de continuar interfiriendo en el tiempo permitiéndote saber sobre esto, quizás sería bueno que continuaras el resto de tu vida ignorando todo lo que debió pasar y no lo hizo.
La voz de su versión futura hablando nuevamente con él le sacó de su estupor, aún no sabía porque ver aquella muerte le había impactado tanto, es decir, había visto morir a decenas de personas antes, algunas veces por casualidad y otras por razones estúpidas que había aprendido a no cuestionar demasiado, pero esta era la primera vez que veía una ejecución.
—Es sorprendente con la muerte correcta es suficiente para cambiar el rumbo de la historia a devenir, quizás ahora no lo recuerdes, pero conocimos a este sujeto antes, un viejo amigo que Edd que regresara en un par de años y va a arruinarlo todo, matara a Jon, destruirá nuestro hogar y cinco años más tarde comenzará una guerra donde solo un par de personas serán capaces de hacerle frente, supongo que hay que agradecerle a Edd por engatusar a Eduardo para hacer que nos uniéramos a su estúpida causa.
Hubo un momento de silencio mientras el hombre sacaba el cadáver del auto y lo cargaba hasta un vehículo que se había mantenido fuera del foco de la cámara hasta el momento, el cadáver fue arrojado descuidadamente a la cajuela del automóvil y luego cubierto por una lona. Nuevamente la cámara fue se enfocó en aquel auto destrozado mientras un suspiro molesto se hacía escuchar.
—Supongo que tendré que arreglar este desastre, sería demasiado desafortunado que alguien se enterara de lo que sucedió con este tipo, para el resto del mundo él simplemente habrá desaparecido, así que, bueno, si llegas a ver esta grabación, borra este video. Grabación finalizada.
Su boca se sentía seca al finalizar aquel primer video, había visto un asesinato, uno que quizás estuviese justificado y nadie salvo él conocía, no dudo mucho en hacer lo que su versión futura le decía y borrar el video, incluso si no estaba dispuesto a permitir que nadie viera aquella corta grabación, no se arriesgaría a mantenerla, ahora la muerte de aquel sujeto era su secreto, debía admitir que hasta cierto punto se alegraba de no saber dónde había sucedido aquel accidente, ni lo que había sucedido con el cuerpo. Fue la curiosidad y temor lo que le obligó a reproducir el siguiente video, ansiaba saber lo que le mostraría la primera de aquellas memorias.
—¿Puedes verme?
La voz de Eduardo fue suave, tanto que le hizo dudar que se tratara realmente de él, pero sin duda lo era, lucía cansado y sus ojos habían cambiado, aquel oscuro marrón que solía caracterizarle había sido sustituido por un profundo verde, había ojeras bajo sus ojos y una sonrisa amable se mostraba en su rostro, era la primera vez que veía aquel gesto y debía reconocer que le gustaba, que aquella expresión removía algo en su interior que hacía que su corazón se acelerase.
—Creo que el mundo está por acabarse, es la primera vez que no te veo sonreír como imbécil con dobles intenciones.
—No sé si lo notaste, pero el mundo se acabó hace tiempo.
De haber podido se hubiera golpeado a si mismo por aquel comentario, aunque hasta cierto punto tenía razón, Eduardo siempre parecía tener una expresión maliciosa, hubiera pensado que Eduardo parecería molesto, pero aquella expresión afable no desapareció de su rostro. Se sorprendió cuando Eduardo se acercó a su versión futura y le abrazo, hasta cierto punto no podía negar que aquel gesto le tomó por sorpresa, incluso su versión futura pareció sorprenderse de ello ya que pasó un largo tiempo hasta que finalmente correspondió al gesto, el abrazo terminó con un gesto incómodo de Eduardo quien se cruzó de brazos alejándose casi de inmediato.
—¿Qué pasó con tus ojos?
—Solo un pequeño accidente con un poco de radiación, nada importante.
—¿Cuándo pasó?
—Hace bastante tiempo, pero no es como si importara considerando que sigo en pie.
Una risueña sonrisa se mostró en el rostro de Eduardo mientras nuevamente se acercaba a su otro yo.
—Dime, ¿puedes ver perfectamente? ¿alguna molestia?, cualquier cosa.
—No, nada, puedo ver bien, creo que mejor de lo que había hecho en años.
—En ese caso creo que no desperdicie mi tiempo en balde.
—Pareces feliz, creo que es la primera vez que te veo actuar así.
—Estoy feliz.
—¿Y antes no lo eras?
Una larga pausa siguió a aquella pregunta, Eduardo desvió la mirada y caminó hasta sentarse en la silla frente a un escritorio donde una computadora conectada a una maraña de cables la hacía ver como un monstruo de Frankenstein electrónico, su versión futura comenzó a mirar alrededor permitiéndole ver que se encontraban en una habitación repleta de cables y piezas de máquinas que se sentía incapaz de reconocer.
—No creo que eso importe ahora.
Aquella respuesta de alguna forma le incomodo, no solo por la forma en que para Eduardo parecía que nada tuviera importancia sino por la idea de pensar que nunca hubiera sido realmente feliz y todas sus actitudes giraran en torno a eso, todo aquello parecía que también estuviera pasando por la cabeza de su versión futura que rápidamente cambió de tema, quizás hasta ese momento su versión futura aún no era muy diferente a él en su forma de pensar y actuar.
—¿Dónde estamos?
—En la habitación en la que te dije que no entraras, hay demasiados cables y cosas tiradas por aquí y hubiera sido malo que algo peligroso sucediera mientras no estaba.
Su versión más vieja bajo de la mesa en la que había estado sentado hasta el momento tambaleándose en el acto, con rapidez Eduardo se levantó para evitar que perdiera el equilibrio, sirviéndole de apoyo.
—Creo que tardará un tiempo para que tu equilibrio vuelva a la normalidad, supongo que debe ser natural después de pasar tanto tiempo ciego, ¿mareos? ¿dolor de cabeza?
—No, solo que no sé, simplemente se siente diferente.
Salieron de aquella habitación con Eduardo haciendo de apoyo, la diferencia de altura entre ambos continuaba siendo casi la misma, con el siendo más alto casi por una cabeza. Hicieron un corto recorrido por un pasillo de paredes blancas hasta llegar a una sala apenas amueblada.
—Así que aquí es donde vivimos.
—Por el momento.
—¿Dónde has estado durmiendo?
—En el sofá, a veces en el escritorio de mi habitación, tampoco es como si necesitara donde dormir en este lugar.
Caminaron hasta una pequeña ventana, que le permitió ver que se encontraban en una de las tantas plantas de un edificio de departamentos rodeado de otros similares, pese a eso el lugar era lindo, ubicado alrededor de un parque de apariencia alegre, pero lo que llamó su atención y le alertó fueron los muros custodiados por soldados que rodeaban el lugar.
—Básicamente estamos en una prisión para las familias de los soldados, puede lucir bien, pero todo este sitio no es más que una trampa, ¿quieres sentarte?
—¿No? Estoy bien, siempre pensé que este lugar era más... siniestro o algo, pero luce como un vecindario caro.
—Es una zona familiar al fin de cuentas, así que debe lucir bien.
Eduardo le dejo para sentarse en el pequeño sofá de la sala.
—¿Familiar? Pero no somos familia.
—Lo sé, agradécele al acta de matrimonio falsa que dice que estamos casados —Eduardo soltó una risa cansada carente de toda forma de alegría—. Ya sé, ya sé, incluso si es un matrimonio falso soy la última persona con la que quisieras estar casado.
—¿Estas bromeando?
—Soy un imbécil egocentrista que solo se preocupa por sí mismo y que probablemente va a terminar solo, considerando eso, supongo que no soy el mejor partido incluso para una relación falsa.
—¿Quién diablos dijo eso?
—Tu.
Eduardo sacudió su cabello mientras se encogía de hombros y luego se estiraba en el sofá, no sonaba molesto en lo más mínimo, ni siquiera parecía dolido o alterado, era como si ni siquiera le importase en lo más mínimo, observó la escena con detenimiento, estaba seguro de que su versión futura se encontraba en un estado tan incrédulo como él, era cierto que no siempre sus comentarios eran los más amables, que a veces podía ser bastante indiferente y sarcástico, pero jamás diría algo tan cruel (incluso si había llegado a pensarlo), ni siquiera a Jon le diría algo como eso.
—¿Cuándo?
—No importa, estabas ebrio y enojado, no era como si pudiera tomarme en serio cualquier cosa que dijeras, en especial si estabas tan borracho que terminaste vomitando encima de mi y luego te pusieras a llorar pidiendo perdón, además, creo que al final que eso pasara fue bueno para ambos.
—¿Qué quieres decir con eso?
Eduardo chasqueo la lengua y desvió la mirada, parecía incómodo con el tema.
—¿Es tan importante? No es como si algo que ocurrió hace casi diez años fuera exactamente importante, de hecho, dudo que cualquier cosa que haya ocurrido antes de que la Armada...
—¡Lo es! ¡Quiero saber cuándo dije eso y porque hablas como si el hecho de que actuara como una mierda pareciera que te importase un carajo, pero sacas el tema como si hubieras pasado toda la vida esperado echármelo en cara!
—Baja la voz, ¿quieres que alguien nos escuche?
—No, solo, lamento haber dicho eso.
—Ya te dije que no importa, al final fue bueno para ambos.
—¿Por qué?
—Supongo que hasta ese día tuve un maldito enamoramiento contigo y luego me di cuenta que quizás solo estaba demasiado apegado a ti, es decir, básicamente eras la única persona con la que convivía fuera de clases, vivíamos juntos y todo se reducía a nosotros, creo que si las cosas hubieran seguido igual ni siquiera hubiera conocido a Lauren.
—Tu estabas...
La frase se vio cortada cuando los llantos de un par de niños, la cámara nuevamente se enfocó en el parque enfocando a un grupo de soldados arrastrando a dos niños dentro de una camioneta.
—Mierda.
Eduardo se había levantado para cerrar las persianas y empujar a su versión más vieja alejándolo de la venta.
—No mires abajo, es mejor que no noten que estamos mirando, si reconocen ese visor estamos jodidos.
—¿Qué fue eso?
—La razón por la que tenemos que largarnos de aquí.
Eduardo encendió el televisor de la sala subiendo el volumen lo suficiente como para que solo pudieran escucharse hablar estando lo suficientemente cerca, su versión futura no se quejo mientras nuevamente era arrastrado a la habitación de la que habían salido.
—¿Sabes porque los soldados de la armada son tan leales a Líder Rojo? Porque si cometen un error, si hay la más mínima sospecha de traición sus familias van a ser ejecutadas, escucha yo... yo creo que comienzan a sospechar de mí, quiero decir, no lo sé, pero ya cometí un error antes y una segunda falta no creo que me sea tolerada —Eduardo se veía pálido y nervioso, mirando a su alrededor y a la computadora sobre el escritorio—. E estado trabajando para que ese visor pueda violar algunos de los protocolos de seguridad de este lugar, quizás pueda tener el programa completo en un mes, si anulamos la seguridad quizás puedas salir de aquí usando un uniforme, luego nos reuniríamos en algún punto seguro, ¡al diablo! Eso ni siquiera es un plan, tan solo, dios, es estúpido.
—Es mejor que nada.
—Es nada, no estamos haciendo un trabajo para la escuela en el que podamos fallar, un error y ambos estamos jodidos.
Cerro el video, aun había más tiempo de grabación, pero considero que podía verlo más tarde, trago saliva sintiendo su boca reseca y tomó la botella de su escritorio y dando un largo trago, el alcohol calaba en su garganta y de alguna forma encontró sumamente desagradable aquel trago, ese era uno de los mejores vinos que tenía guardados por eso lo escondía en su habitación, sin embargo lo encontraba imposible de disfrutar, trato de recordar cuándo fue que él y Eduardo comenzaron a separarse, aquello había comenzado después de que Lauren apareciera en sus vidas y su separación se había vuelto aún mayor después que se habían mudado a aquel vecindario.
Así que era por eso que su versión futura le había dicho que no lo arruinara de nuevo, ya lo había arruinado una vez sin siquiera saberlo, la idea de que Eduardo tuviera un enamoramiento con él no le desagradaba, en realidad la idea le emocionaba más de lo que estaba dispuesta a admitir, pero entonces, de aquello habían pasado años y las cosas habían cambiado nuevamente, Lauren ya no estaba y ahora era Edd quien robaba toda la atención de Eduardo dejándolo a él de lado, aquello era un giro por demás irónico de los acontecimientos, ahora podía extrañar aquella cercanía que había entre él y Eduardo cuando vivían juntos, verlo con añoranza recordando los buenos momentos, pero ahora se daba cuenta que ellos se habían distanciado desde hace mucho, que era él quien rehuía de aquella cercanía porque sus prioridad era explotar aquella independencia que vivir solo le daba, por eso Eduardo había dicho que lo mejor que puedo pasarle fue que destruyera aquel pequeño enamoramiento con él en medio de palabras crueles que no era capaz de recordar.
Un nuevo trago de alcohol más amargo que el anterior y el puntero de la computadora se encontró sobre uno de los archivos centrales.
—Pudimos enviar una cuadrilla de drones a realizar el reconocimiento del terreno.
La queja provenía de su versión futura que miraba a su alrededor grabando lo que parecían los restos destruidos de una ciudad que le era imposible reconocer.
—Pudimos, debimos, no lo hicimos, de todas formas, se siente bien abandonar la base de vez en cuando, en especial si no hay nadie intentando matarnos.
La cámara enfocó a un hombre de gabardina que contemplaba el terreno por encima de una pila de escombros, el hombre comenzó a descender sorteando los obstáculos con agilidad, casi parecía elegante la forma en que se movía sin embargo su aspecto desgarbado le produjo una sensación de desagrado casi inmediata, su cabello enmarañado y una incipiente barba descuidada, no le tomo mucho reconocerlo, aquella sudadera verde gastada por el tiempo delataba su identidad, Edd, la persona que le había arrebatado todo a su versión futura.
—Es mejor tener un reconocimiento personal del terreno, ¿lo estas grabando todo Mark? No quiero tener que volver porque nos saltamos algún detalle.
Reconocería aquella voz en donde fuera, ahora en el foco de la cámara aparecía Eduardo, su voz era mucho más vivaz que la del primer video, incluso se veía diferente, lucia como el Eduardo de siempre, su cabello se encontraba bien arreglado y más largo, aún había bolsas bajo sus ojos, pero su aspecto ya no tenía ese aire enfermizo y frágil, incluso su mirada era distinta, lucia vivo.
—¡Hey, perdedor! Revisa el edificio de la zona norte, Mark, tu conmigo.
—¿Podemos cambiar?
Edd fue ignorado mientras Eduardo se alejaba con su versión futura, no había conversación mientras ambos sorteaban obstáculos adentrándose dentro de uno de los tantos edificios vacíos, aquel lugar en el que había entrado parecía ser un abandonado edificio de oficinas.
—¿Realmente era tan necesario hacer esto?
—No, quizás hubiera sido más fácil que un pelotón se encargará de hacer el trabajo, pero necesitaba alejarme de la base un tiempo.
—¿Y para que trajimos a Edd?
Podía notar el fastidio en la voz de su versión futura, era demasiado evidente su desacuerdo con la presencia de Edd en aquella exploración, pero Eduardo solamente fingía ignorarlo.
—Mark, ¿puedo preguntarte algo?
—Lo estás haciendo ¿no?
—¿Cuáles crees que sean nuestras probabilidades de salir con vida de esto? Quiero decir, realmente crees que vamos a sobrevivir hasta el final.
—¿De qué tonterías estás hablando? Estamos a un par de pasos de terminar el protocolo para anular los comandos de control de la armada.
—Vale, entiendo el punto, pero aun así siempre está la posibilidad de que todo se vaya al carajo, ya sabes, la última vez casi nos matan en esa emboscada y la única razón por la que estamos hablando ahora mismo es porque el túnel colapso, así que, no sé, si puedo morir en cualquier momento al menos quiero hacerlo sin arrepentirme de nada.
Eduardo busco entre los bolsillos de su uniforme hasta sacar algo que depositó en la palma de la mano de su versión futura.
Sintió que el aliento le abandonaba mientras veía la sencilla banda dorada con un complicado grabado que hacía resaltar las minúsculas piedras incrustadas.
—¿Qué te parece? ¿Te gusta?
—Yo... es... es hermoso.
La emoción en la voz de su versión futura fue algo que no pasó desapercibido para él, pero era claro que para Eduardo aquello fue imperceptible mientras se vanagloriaba de su logro.
—Hacerlo fue más fácil que conseguir los materiales, sabes, este asunto lleva demasiado tiempo dándome vueltas en la cabeza, pero supongo que un compromiso así..., simplemente es aterrador en especial considerando las circunstancias, ni siquiera estoy seguro de hacer esto.
—Hacer ¿qué?
—Mark, hemos estado juntos por demasiado tiempo es por eso que quería que fueras la primera persona quien hablara de esto, yo simplemente quiero formalizar las cosa con Edd.
—¡¿Edd?! El anillo, todo esto...
Detuvo la grabación, no necesitaba ver el desenlace, no quería verlo, ya había sospechado el desenlace de esa conversación, el final feliz que su versión futura quería que deshiciera no era simplemente impedir aquella relación, él quería que aquel compromiso nunca hubiera ocurrido.
Jamás en su vida había experimentado aquella vertiginosa sensación de celos, quizás porque era la primera vez que se daba cuenta de lo que podía perder, porque siempre daba demasiadas cosas por sentado, miro a la puerta de su habitación debatiéndose entre quedarse a ver el último video o salir de ahí.
Un último video, el último de toda la lista.
La grabación comenzaba con su versión futura frente a un gran ventanal, por lo poco que era capaz de notar a través del reflejo era que se encontraba lugar elegante.
—Siete años de planeación para llegar a este momento, no tienen idea de lo ansioso que me encuentro por esto.
La cámara enfoco con lentitud aquello que se encontraba a espaldas de su versión futura, aquel era un enorme despecho elegantemente decorado, una muestra de opulencia y poderío, como si fuera un animal acechante su versión futura comenzó a moverse con lentitud rodeando el elegante escritorio que le separaba del grupo de hombres tras el escritorio.
Un terrible presentimiento nacido en él mientras miraba la escena, de rodillas e inmovilizados por aquellos hombres reconoció a Edd y a aquel sujeto del primer video, ambos miraban en una mezcla de ira y desprecio, aunque el odio que aquel sujeto vestido con aquel elegante uniforme era el que más se hacía sentir, separados de ellos miró a Tom que apuntaba a su otro amigo que se retorcía sobre el suelo sosteniendo su estómago.
—No creí que fueras tan estúpido para creer que estaba dispuesto a ayudarte después de que me arrebataste todo lo que me continuaba importando, aunque de todas maneras no hubieras podido lograr nada con esa máquina.
—¡Voy a matarte!
Escucho el irritado gruñido de su versión futura ante la amenaza del sujeto de rojo que intentaba liberarse del agarre de aquellos hombres, una patada en su estómago le hizo callar mientras una carcajada burlesca se resonaba en el lugar.
—¡Tord!
—Sabes Edd, todo esto es tu culpa, si no los hubieras dejado entrar Eduardo seguiría vivo, lo arruinaste todo, ¡me lo quitaste todo! Y ahora es mi turno de hacer lo mismo.
—Muy buen Tom, porque no sacas de su miseria a esa basura.
Fue como ver un títere moverse, de un momento a otro Tom se había abalanzado sobre Matt que inútilmente trató de forcejear con el hombre, su cuerpo se sacudía mientras intentaba apartar las manos de Tom de su cuello, apartó la mirada de la escena mientras un par de gritos desesperados intentaban hacer que Tom reaccionara, hasta que todo el escándalo terminó con un ruido sordo.
"Matt", el nombre era coreado por los dos hombres en el suelo.
—Pensé que sería más satisfactorio, supongo que es tu turno Tom, ven aquí para que pueda darte tu premio.
Volvió su vista el video sintiéndose nuevamente enfermo, mientras veía a Tom acercarse a su versión futura cual obediente perro, con un gesto casi burlesco su versión más vieja acarició la cabeza de Tom antes de colocar un cuchillo entre las manos del hombre colocándose tras él y con un gesto casi amoroso le obligaba a apuntar el cuchillo aserrado hacia así mismo.
—¡Por favor, no! ¡Haré lo que sea, pero no lo hagas Mark!
—¡Tom, anula todos los comandos de control! ¡Anula todos protocolos!
Una nueva risa cargada de crueldad y burla llenó la habitación.
—Eso no funcionara más. Muy bien Tom, quiero que te apuñales hasta que no puedas sostener es cuchillo.
Nuevamente no se atrevió a mirar, cubrió sus oídos, pero le era imposible dejar de escuchar aquellas burlescas carcajadas, esa era su voz y nunca antes le pareció más horrible y cruel de oír, por minutos que le parecieron eternos todo se redujo a los gritos de Edd y su amigo, mientras Tom permanecía tan silencios como podía emitiendo solo bufidos ahogados.
—Buen trabajo nuevamente Tom, supongo que mereces un mejor premio que este, te dejare ver a tus amigos una última vez, quiero que puedan ver tus últimos momentos. Sujeto de pruebas dos, anula los protocolos de seguridad violeta, verde y rojo, comando uno, ejecuta el programa de liberación.
Hubo un momento de silencio antes de que un grito se hiciera oír, fue ahí que nuevamente se atrevió a volver a mirar a la pantalla.
Tom se retorcía sobre el piso abrazándose a sí mismo mientras intentaba parar el sangrado y apaciguar su dolor, sollozaba, era un espectáculo lamentable, murmuraba cosas que la grabación no lograba captar, pero sus palabras eran dirigidas a los dos hombres que luchaban de forma más feroz intentando llegar hasta él.
El foco de atención de la cámara cambió nuevamente, los gritos de Edd y aquel sujeto llamado Tord opacaban los cada vez más débiles lamentos de hombre sobre el suelo, mientras él tarareaba aquella tonadilla alegre de una vieja canción de la que quedó fascinado desde que podía recordar, la grabación ahora se enfocaba en un gabinete repleto de licores hasta que finalmente una botella fue seleccionada.
—Debo admitir que estoy un poco decepcionado de sus gustos mi Líder, realmente esperaba encontrar un buen vino para disfrutar de este momento, pero tendré que conformarme con esto.
El cuerpo de Tom fue nuevamente enfocado antes de que una bota comenzará a moverlo como si se tratara de un simple estorbo.
—Así que ya murió, pensé que soportaría un poco más.
El hombre se agacho hasta quedar a la altura de Edd, podía notar el deseo de su vecino por matarlo, con un movimiento rápido su versión futura arrebato una pequeña cadena Edd, le tomó un momento darse cuenta de aquello que le había arrebatado al hombre.
—¡Devuélveme eso!
La voz de Edd fue amenazante y casi aterradora, pero eso no pareció importarle a su futuro yo que permanecía admirando aquella sortija que colgaba de la cadena, reconocía aquel anillo, mirarlo solo despertó en él una nueva ola de celos que le hizo olvidar aquella empatía que había comenzado a sentir por Edd y sus amigos.
—Eso es...
Escucho el susurro del otro hombre que miraba también miraba el anillo.
—Sabes, aún tengo pesadillas recordando como sus malditos monstruos destrozaron a Eduardo, despertarme en las noches escuchando sus gritos mientras no dejo de recordar como esa maldita bestia arrastraba su cadáver mientras aun nos perseguía, si nunca hubieras aparecido en nuestras vidas, ¡me lo quitaste!
—¿Y crees que eres el único que sufre?
—Si nunca los hubieras llevado seguiría vivo.
—Edd, ¿quién? Yo, no sabía, no creí que...
—Cierra la boca Tord, no quiero escucharte.
—Si tan solo no hubieras sido tan idiota todo esto pudo tener un final feliz, incluso si Eduardo estaba contigo, él y yo pasamos años trabajado en una forma de evitar toda esta mierda, pero entonces ese idiota quiso hacerte feliz y decidido rehacer todos nuestros planes para que este tipo pudiera seguir vivo porque era importante para ti.
—Eres patético Mark, todo esto tan solo porque te rechazo y me prefirió a mí.
—Cierra la puta boca, todo esto es tu culpa, debería matarlos a los dos, pero te daré una oportunidad, elige, tu o él.
—¿Cuál es la trampa?
—No hay trampa, elige y daré la orden para que suelten a quien elijas, tú o él.
—Déjalo ir.
—Que noble de tu parte, pero por supuesto no podía esperar otra cosa.
No sintió ni la más mínima lástima ante lo que vio a continuación, no apartó la mirada sin embargo eso no evitó que sintiera repugnancia al ver como la garganta del amigo de Edd era cortada como si se tratara de un animal en un matadero.
—Caballeros, creo que ya pueden soltar al Líder Rojo no creo que siga siendo una amenaza.
El cuerpo cayó inerte sobre el suelo, las amenazas de Edd llenaron su habitación, pero nada de eso parecía importarle a su yo futuro que solo comenzó a reír.
—¿Qué se siente perderlo todo frente a ti?
La burlesca pregunta fue dicha mientras un arma apuntaba al rostro de Edd que tan solo lo maldijo.
—Estuve ansiando este momento por años, sin ti y sin ellos este mundo está en mis manos, supongo que debo agradecerte por esto, sabes, tienes razón, no estoy haciendo esto solo por venganza, tuviste razón, solo hago esto por celos, porque me arrebataste a la única persona que amé y por eso quise arrebatártelo todo también,
El disparo fue limpio, pero el rostro de Edd fue destrozado en el acto, finalmente no pudo más y terminó corriendo a devolver su estómago en el baño.
Con paso tambaleante camino nuevamente hasta su habitación, apago la maquina y quito la memoria que arrojó dentro de un cajón del escritorio, sentía su cuerpo pesado y la cama se vio como una opción tentadora, dormir y pensar que todo no había sido más que una pesadilla, pero no podía hacer aquello, no mientras una persona ocupara sus pensamientos.
Salió de su habitación sosteniéndose de la pared para evitar caer, en tan solo algunos minutos había visto cuanta locura podía haber en él, ver la clase de bestia en la que podía convertirse y aquello simplemente le aterraba, su único consuelo era que aquel futuro nunca ocurriría.
—Eduardo —llamo al hispano esperando encontrarlo, dentro de la casa recibiendo un silencio que produjo un cierto pánico.
Salió de la casa sin saber qué esperar, fueron un par de quejas que reconocería en donde fuera lo que provocó que su corazón diese un vuelco antes de que nuevamente aquella desagradable punzada de celos volviera a él de la misma y enfermiza forma que antes, encontró a Eduardo recargado contra la cerca justo al lado de Edd, la ropa de ambos se encontraba desgarbada y a medida que se acercaba pudo notar el golpe en el rostro de Eduardo que mantenía una botella de cola sobre su mejilla hinchada, aunque el rostro de Edd tampoco se había salvado.
Quizás porque era la primera vez que actuaba de aquella manera, pero pudo sentir como Eduardo se paralizaba entre sus brazos para luego comenzar a forcejear intentando separarse.
—¿Qué demonios te...? —hubo un breve momento de silencio mientras el hispano observaba el rostro pálido y desencajado de su amigo, su furia inicial pronto fue sustituida por una inquieta preocupación por el otro—. Mark, ¿estás bien?
—No, no lo estoy.
Aquella respuesta no fue algo que espero recibir, pero no se quejó mientras que por segunda ocasión se encontró atrapado en un abrazo incómodo, su vista pasó a Edd como si esperara recibir una respuesta recibiendo un encogimiento de hombros por un castaño que parecía tan confuso como él por la inusual situación.
—Creo que deberíamos entrar a la casa.
Masculló Eduardo mientras comenzaba a hacer su camino hasta la casa.
—¿Vas a pensar en eso?
La pregunta de Edd le detuvo haciéndole mirar a su rival brevemente, que de alguna forma pareció haber perdido aquel aire relajado que había tenido hasta antes de que Mark apareciera, parecía tenso y defensivo, aquello le extraño, pero por el momento tenía otras prioridades.
—Más tarde.
Edd miro como Eduardo desapareció al doblar en la esquina soltando el aire que no sabía que estado sosteniendo, la mirada de Mark le había provocado un escalofrío y por un momento sintió como si quisiera matarle, miró la lata de cola en su mano, sus dedos cosquillaban entumecidos por la lamida helada que había estado sosteniendo hasta el momento.
Abrió la lata dando un trago a su contenido, el dulce sabor fue más que suficiente para hacerle olvidar momentáneamente aquella desagradable sensación que Mark le había provocado.
Últimamente la dinámica entre él y Eduardo había cambiado, ambos comenzarían a pelear por cualquier tontería, quizás pelearían, algunas veces todo se reduciría a simples burlas, nada realmente hiriente, otras a una pelea a puños que terminaría con ellos lamiendo sus heridas y hablando como si nunca hubieran peleado, a su manera era agradable, quizás por eso era que ambos habían comenzado a verse a espaldas de sus amigos, no negaría que le agradaba como las cosas entre ellos habían comenzado a cambiar.
Más tarde llamaría a Eduardo para saber qué había pasado o quizás podrían reunirse en aquel restauran que se había convertido en la zona neutra para ambos.
Suspiro mientras se marchaba a su hogar, incluso si no era algo que estuviera dispuesto a confesar, no podía negar que cada vez le agradaba más el rumbo que su relación con Eduardo estaba tomando.
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weirdo505 · 6 years
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Parte 1
La mañana era perfecta para hacer un óleo de ella, los colores estaban mezclados perfectamente y si tenías buen ojo podrías moldear al antojo de tu imaginación los algodones gigantes flotantes. Yo pude sacar un gato y un ¿león mitad serpiente? Sinceramente una persona más creativa me pudo haber descrito un zoológico entero, pero en el suelo me encontraba en mi dominio. Se podía ver ardillas saltando entre las sombras de los coches, las aves estaban dispuestas a entablar una conversación contigo, y el viento era un niño de verdad siempre corriendo y enfriando mis mejillas. El documental de mi viaje estaba a punto de terminar enfrente de la puerta de la secundaria Ever Green, nuevo hogar, nueva escuela, y una nueva aventura me aventura.
Lo más notorio de la secundaria es su estructura, no es como cualquier secundaria rectangular, en cambio tiene una forma circular, cuando entré estaba emocionada pero al final resultó ser igual. Tiene lo que esperarías de una escuela, dos laboratorios, sala de computadoras, las oficinas, una pequeña biblioteca, un salón para los seis grupos, son dos por cada año de secundaria. Las dos cosas que trae a la mesa son, una fuente en el centro de la escuela y un jardín en la azotea que es donde también están la cafetería. Mientras caminaba me di cuenta de que en un sentido raro la escuela era como el sistema solar, el sol es la fuente, mientras que el inicio de los pasillos es mercurio y el final del ancho de los pasillos es Venus, si aplicas la misma lógica en los salones el último componente del sistema solar sería el cinturón de asteroides actuando como el jardín que rodea la escuela. A unos cuántos pasos de distancia de mi salón pude escuchar una voz, al principio pensé que era un conserje pero mientras más me acercaba más se reconocía que era la de un niño, debió de escuchar mis pasos por que antes de que llegará a la puerta se calló inmediatamente.
Con miedo pero mostrando un poco de confianza di el primer paso dentro del salón, siempre con el pie derecho, el locutor tímido resultó ser un chico sentado en la esquina del salón. Tez blanca, con unos jeans negros contrastando con una camisa blanca como ying y yang, esta estaba siendo ocultada por un suéter gris claro más liviano que el aire y un poco más largo que los comunes. Tenis rojos con blanco y un gorro para el frío también negro, lo más extraño sería su cabello, blanco como la nieve pero el gorro lo ocultaba, probablemente piensa que llama mucho la atención. Ojos café claro, y finalmente lentes semi rectangulares, - Lo siento si me escuchaste en el pasillo- me dijo – Si no te preocupes todo el mundo lo hace cuando está solo, soy Rachel Dawns y ¿tú?- -Nathan-. La primera vez que escuchaba ese nombre, - ¿Te puedo preguntar algo?- pregunté – S-sí- trataba de no hacer contacto visual viendo al suelo, - ¿Te pintaste el cabello o es natural?- - Natural- se veía que era tímido por su tono de voz callado - ¿Porque preguntas?- - Porque se ve muy bien deberías quitarte el gorro, digo, si tú quieres- Nathan se ruborizó un poco – Gracias-. El salón era el mismo que en todas las escuelas, una pizarra, escritorio para el profesor, sillas que son horribles para sentarse distribuidas en 5x6, lo único nuevo sería la ventana gigante que daba hacia el jardín fuera de la escuela. Me senté en medio de la fila de la ventana, la misma en la que estaba Nathan, así hacia el mismo tiempo para salir del salón e ir ala parte de atrás de este. Cuando deje mis cosas noté que Nathan estaba dibujando ¿una marsopa con cuerpo de dragón?* tardé un poco en darle la forma al dibujo y durante ese tiempo él se dio cuenta y de la nada lo arrancó, lo más rápido posible que un cuerpo humano le sea posible, - No no no, te estaba quedando bien- - No te preocupes era algo muy tonto, e inne-se trabó un poco en decirlo bien-cesariamente gótico- guardó sus cosas y las puso en la silla para que apartarán el lugar- fue un placer Rachel voy a ver si la cafetería está abierta -. Claramente no estaba abierta pero vi su necesidad de cortar la conversación, lo dejé ir pero el no dejo ir la hoja de papel creo que pensó que la iba a agarrar, no sé cómo lo supo.
Anthony Parker,
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adalloro · 4 years
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Vicente, le chat
Nunca tuve un gato que deseara tanto estar afuera de su casa como Vicente. Vivimos en la Planta baja de un edificio de pocos departamentos, en un barrio con muchos arboles en capital federal.  Sucede que nuestro Vicente es más bien un caminante despreocupado, libre de compromisos y responsabilidades, lo que se diría un gato flaneur. Creo que eso explica que desde que llegó a nuestras vidas y a nuestra casa se comportó como un preso. Cuando mi amiga lo adoptó, Vicente era ya como mínimo un gato adolescente. Nadie lo podrá nunca asegurar pero estoy convencida de que él, acostumbrado a una vida fácil  por estar dotado de una belleza hegemónica, se acercó a buscar comida y caricias por un rato sin saber nuestros planes de adopción.  Fuimos como dos Annie Wilkes de los gatos, lo secuestramos. Por su bien nos encargamos  de tomar todos los recaudos para que se olvide del mundo exterior. Pusimos tejido plástico en todas  las ventanas y estuvimos atentas  vigilando que permanezcan cerradas, incluso cuando se me quemaba la comida, yo quemo la comida seguido porque no se graduar el fuego, era preferible respirar un poco de humo a correr un riesgo evitable. Vicente era nuevo en la casa y en el barrio, pensábamos que a lo mejor si salía no sabria como volver y peor aún la amenaza constante de un accidente en la calle. Nos contaron las viejas del edificio que la dueña anterior solía abrirle  la ventana de la cocina a su gato diariamente, hasta que un día sucedió la tragedia; a su gatito  lo aplastó un colectivo justo enfrente de sus narices. Esa historia nos hizo reforzar la seguridad de las ventanas y de nuestras convicciones. El gato debe permanecer adentro estábamos seguras; en algún momento se iba a acostumbrar.  Compramos juguetes con forma de ratoncitos, cuna acolchada de tela polar y diseño con dibujitos, un sinfín de  otras chucherias, gastamos parte de nuestros salarios en  alimento balanceado de la mejor categoría, nada de cosas berretas que le producen problemas urinarios a los gatitos. Vacunas y cepillos especiales para gato de pelo largo, libros especializados, rascadores. Etcétera. Cuando empezó a crecer, mi amiga le compró hasta un baño más grande con puerta de entrada para mayor privacidad. Pero nada evitaba el reclamo permanente.  Intentamos en vano darle una felicidad hogareña que él despreciaba en cada intento de escape. El día que lo castramos fui yo a buscarlo personalmente, lo traje semi desmayado y envuelto en una sabanita rosa. Me pesaba en los brazos, su nueva vida sedentaria lo había hecho ganar kilos, tenía el peso de un niño humano de unos cuatro o cinco años. Preparé en el living una sala de recuperación. Cuando volvimos aproveché que no se podía mover para ventilar un poco la casa abriendo las ventanas. Lo dejé reposando  y fui al baño. Drogado y todo se dió cuenta que las ventanas estaban abiertas.  Todavía hoy el recuerdo  me impacta. Lo vi caminar como si estuviera borracho, lo vi  subir  tambaleando  al lavarropas  y  por último saltar por la ventana de la cocina hacia la libertad.  Como no podía correr lo detuve inmediatamente en la vereda de mi casa. Tantos intentos de escape frustrados se le notaban en la cara. 
Una semana de calor se la pasó en  la ventana todos los días, apoyando todo su cuerpo contra el tejido. Nosotras inocentes los veíamos desde afuera y nos parecía tierno y gracioso. Pensamos que eso le bastaba, respirar un poco de aire puro a través de los orificios del tejido plástico. Esa semana Vicente estuvo trabajando un agujero con los dientes. nos dimos cuenta a tiempo y lo agarramos con medio cuerpo afuera, luego arreglamos el tejido con precintos. 
Además de los coros nocturnos y de  llorarle a la ventana todo el tiempo, vivíamos entre ataques continuos, nos mordía de forma repentina y aleatoria de modo que no podíamos prever los ataques. La violencia iba in crescendo. 
Un viernes mi amiga se había ido a pasar la noche a la casa de su novio y quise hacer una fiesta, invite algunas amistades, compre alcohol y puse música, se me ocurrió abrir la ventana para que salga el humo de los cigarrillos y como una alcohólica descuidada  me olvide que tenia gato. Quizá fue una jugarreta de mi inconsciente, como saberlo, lo cierto es que mi distracción materializó la pesadilla.  Se me escapó el gato, a mitad de la noche oscura. Mi amiga lloró todo el fin de semana y yo inventé una historia frágil para sacarme la culpa pero de todos modos ese fin de semana hablamos poco. Pensamos algunas estrategias de búsqueda. Nadie lo había visto. No sabíamos si iba a volver, había desaparecido la madrugada del sábado y ya había pasado el mediodía de domingo. La casa estaba en silencio. 
Y entonces ocurrió el milagro a la hora de la siesta. Ese domingo a la tarde cada una en su habitación  lo escuchamos maullar en la ventana. Había vuelto a su casa.    Entendimos que su independencia era importante y planificamos salidas transitorias que no han funcionado hasta este momento, olvidando la historia que nos habían contado y confiando en la destreza de nuestro gato empezamos a abrirle la ventana. Después de un tiempo investigamos su recorrido. Las casas  a las que les gusta ir tienen patio, plantas, tierra y sombra. Descubrimos que es muy importante para él la purga de pasto y asolearse en los techos. Vicente puede estar ahora entre tres a cuatro horas afuera y después vuelve a sus siestas larguísimas en el sillon. Cuando hace calor prefiere el piso. Cuando hace frío prefiere los placares. Come cuando quiere y tiene potes con agua diseminados por toda la casa. 
Hemos generado una confianza que nos permite vivir cómodamente con nuestros horarios y reglas. Antes de irme a trabajar lo voy a buscar, a veces lo llamo por su nombre y me contesta,  otras veces solo basta con que  me pare en  la vereda de enfrente de algunas de las casas a las que le gusta ir,  me quedo en silencio mirando hacia arriba. Es un placer verlo aparecer con su pelo vaporoso desde el horizonte de un techo de tejas altísimo. 
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Churitos
De vez en cuando pienso en cosas malas que temo que pasen y mientras las pienso, esas cosas malas pasan. Como cuando pensé en qué pasaría si alguien entra a nuestro patio a hacernos daño y al minuto estaba sonando la alarma comunitaria y a los dos minutos nuestra vecina gritaba porque alguien había entrado al parqueadero
me dio verg��enza contarlo.
Esta vez mi mamá y mi hermana salieron de casa a caminar un ratito, me imaginé que ahora entraban a mi casa pero esta vez estaba sola, pensé cómo me tiraría al piso por el lado derecho de mi cama, cómo me aseguraría de dejar la computadora a la vista así por el apuro y por los nervios no tendrían necesidad de fijarse en mi cuerpo escondido 
no pasó mucho tiempo cuando escuché la puerta abrirse, escuché que hablaban bajito y conté los segundos que les tomaría llegar a mi cuarto
pero no eran ladrones, era mi mamá que llegaba a contarme que mientras yo imaginaba maniobras para no correr peligro, el perro que rescatamos hace una semana agarraba a mi perro por su pequeño cuello hasta hacerlo añicos
tres veces seguidas.
Me senté en la orilla de la cama y no pude no pensar en esta mañana cuando agarraba la mano de mi hermana y boca abajo les rogaba que dejen de tocarme que solamente quería descansar y harta ya de llorar todo el día envuelta en sábanas bajé las gradas sin pedir ayuda y sin tener miedo de pisar otra vez mal 
solamente para abrir la puerta y verla sosteniendo cuerpitos pequeños mientras mi mamá lo envolvía con su camiseta favorita y yo me olvidaba cómo es que uno hace para poner un pie delante del otro y sentía desde las ventanas la mirada de los curiosos sentía cómo les apenaba ver muertes de ese tamaño y sentía cómo decían al unísono con mi hermana 
lo siento 
yo lo siento porque tuviste que ver a un amigo siendo sacudido por unos dientes enormes y temo porque veo tus pesadillas y ruego para que despierta no tengas esa imagen instalada detrás de tus párpados  y no tengas miedo de aceptar nuevos seres dentro de tu hogar porque has trabajado tanto para darles el espacio necesario y te has prometido desde que tienes memoria tener dinero para no dejarlos pasar hambre 
nunca más
llegaron a ayudarnos a enterrarlo y yo alcancé a verlo con los ojos abiertos y las manchas rojas y lo siento por no poder quedarme sentada en los sillones pero por lo menos pude prender las luces para que cuando vuelvan no vean la calle oscura y no les cueste encontrar la llave, 
en esta casa las edades son relativas y las tres vamos alternando nuestros lugares nos intercambiamos posiciones y no me sorprende que me toque se luego un poco más mayor como para hacerme a un lado en esta cama pequeña y así te acuestes conmigo y llores como se ahogan las niñas pequeñas 
afuera el perro que nos hizo daño no tiene idea de por qué está ahora solo
ahora nuestros perros yacen dormidos en esta montaña 
ahora mi gato que ha permanecido receloso afuera de tu cuarto espiando cuidadosamente por la puerta semi abierta ha orinado en su arena un corazón perfecto 
ahora que las tres hemos tomado café en lugar de valeriana y hablamos de mi otra hermana y sus relaciones pasadas y vemos al gato y recordamos cómo lo conocimos y comemos humitas y reímos cuidando que el luto que recién empieza no se sienta ofendido 
ahora que llueve, ahora que mi hermana ha salido en busca del perro (que quizás no tiene la culpa de haberte herido de muerte) para que regrese a la casa, ahora que me preguntan si estoy aliviada, ahora que me di cuenta de que no tengo a quién contarle lo que aquí estoy dejando 
ahora que somos uno menos 
quizás tiene más sentido lo que grité en la mañana 
quizás sólo queremos descansar.
30.05.2020
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III) las piedras
Ya no escribo como antes, las manos pesan y con soltura no vuelven.
Los temas se agotan, los ojos se hinchan sin piedad.
¿De que puedo hablar acaso?
Amores desechos, los días primaverales, la sociedad estancada en el consumo.
Manos tibias que acarician mi cuerpo en la noche, no les tengo amor.
Les tengo fobia, no quiero que nadie más toque las cicatrices del pecho poético.
La vulnerabilidad de la calle me agobia, sentirse indefensa no es un don,
calvario mismo el tener vulva.
Dejar atrás el aire poco viciado para consumir novelas extranjeras, en su preferencia japonesas.
Mi mamá sonríe, está tan feliz desde que paso los días entre cortinas semi abiertas para dejar entrar un poco de luz.
Las cervezas eventuales con amigxs, dos por uno en los bares céntricos, esos si tienen placer.
Ahí las manos no pesan, escuchan las conversaciones y aportan risas poco sólidas.
En manada me siento fuerte un poco más integra, pero al llegar a casa me desplomo.
El gato está feliz, los mimos aumentaron increíblemente desde que paso mis días entre los muebles de algarroba que se ensucian sin saber porque.
Este año perdí anotarme en la facultad, desde hace meses decido quedarme acá, segura.
Me quiero ir lejos, escaparme de este fantasma que me hostiga.
Es mi tema diario, la cabeza se carcome pensando en él. ¿Estará cerca?
En el buzón suena una voz parecida, el telefono se estremece y mis manos siempre se contraen.
-Hola, hola, Valeria?-  No es mucho, no es poco, cuando se acumula es donde cae.
El agua agrieta las piedras y la constancia carmome las almas.
Los textos se apagan, la habitación cada vez se vuelve más chica,
falta el aire, me asfixio.
¿Hola? ¿Hola?
El teléfono no para de sonar,
estan golpeando la puerta como desaforados,
Valeria, volvé, te amo, no va a pasar más.
¿Hola? ¿Hola?
Riiing, riiiing.
Dale, puta, abrime, te amo.
¿Hola? ¿Hola?
Golpes inminentes,
salí, da la cara, tantos años de relación
CUANDO TE ABRACE TE VAS A SENTIR SEGURA OTRA VEZ.
¿Hola? ¿Hola?
RIIIIIING, RIIING.
Las horas, el tiempo, los amores no correspondidos.
La sociedad estancada en el consumo
Hola, hola.
HOLAAAAA.
ring, ring ring.
Golpes, gritos….
el SILENCIO
, de una mente y una habitación vacía.
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