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#puertas a techo
arrowarcher · 1 year
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Contemporary Deck Deck container garden - mid-sized contemporary rooftop rooftop deck container garden idea with no cover
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dgarquitecto · 2 years
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Una #casa del siglo XIX para vivirla en pleno #siglo XXI . Una serie de #panelados nos sirven para integrar parte de los armarios de la #zona de #cocina, #puertas de los dormitorios, entrada, #baños, lavadero, etc. El sistema que utilizamos para diseñar estos panelados es muy similar al utilizado en el panelado original de la zona de estudio donde la puerta, armarios y contraventanas estaban integrados. . #mediterranean #homedecor #deco #decor #interiorismo #interiordesign #decoration #homesweethome #homedesign #dgestudio #color #techos #suelosbonitos #mediterranenstylelife #architexture #archdaily #ornament #doorlovers #interiorstyling #aesthetic #neutralpalette #archilovers #home (en Valencia) https://www.instagram.com/p/CmBSM7MuCue/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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nanaprincess91 · 7 months
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arinaysays · 11 months
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Contemporary Family Room Image of a medium-sized, modern family room with a concrete floor and white walls but no fireplace or television.
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neotattooart · 1 year
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Family Room Open in Barcelona Mid-sized trendy open concept concrete floor family room photo with white walls, no fireplace and no tv
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Contemporary Deck
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junmsli · 8 months
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so it goes
pairing. enzo vogrincic x virgin!reader
cw/tw. smut, praise, oral sex (reader y enzo reciben), enzo un poco posesivo, virgin!reader, piv sex, established relationship, unprotected sex, edades no especificadas, afab!reader/pronombres femeninos.
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no es un secreto para nadie que la virginidad es solo un constructo inventado desde el machismo. las mujeres no sufren de ningún tipo de cambio después de tener relaciones sexuales por primera vez. a pesar de saber que el concepto de la virgnidad no tiene ni pies ni cabeza, siempre pensaste que tu primera vez sería con alguien que de verdad significase algo para ti.
con un novio como enzo, sabías que la comodidad y el respeto son cosas con las que puedes contar, ya sea en este tema en específico o en cualquier otro aspecto, el peli negro encaja en tu definición de confianza.
enzo va a ser paciente y amable contigo, te dices a ti misma y sacudes tu cabeza buscando desaparecer de tu mente todo lo que piensas podría salir mal, ¿por qué llenar tu mente de todos los posibles escenarios negativos? todo irá bien y tendrás otro recuerdo precioso con tu novio que llevarás contigo con mucho cariño.
prefieres no darle más vueltas al asunto y buscas en tu armario un outfit para la cita de hoy. el plan era ir al nuevo restaurante frente a la playa, irían un poquito antes de las 7pm para apreciar la puesta del sol en la arena, la ida al restaurante y la cena, por último, volverían hacia el departamento del mayor.
habían hablado del tema la tercera noche que habías pasado en su departamento, discutiendo todo lo que pasaba por tu mente sobre tu falta de experiencia.
“¿te molesta esperar?”
“¿por qué me molestaría esperar?” enzo te había contestado, haciendo latir más rápido tu corazón. ambos acostados en la cama de él, viendo hacia el techo y tomándose de la mano después de una sesión de besos más que intensa.
luego de lo que parecieron horas, decidiste ponerte tu vestido favorito, de color negro, bastante cómodo y ligero. escuchaste la puerta ser tocada y miraste hacia tu reloj, notando que el mayor había llegado un minuto antes de lo acordado.
 “ya voy” dices en voz alta y te pones en marcha para abrirle, encarando al pelinegro, que como tu, tenía una cálida sonrisa en su rostro “hola, linda” dice enzo, elimina la distancia entre ambos y pone sus manos tu cintura, miradas encontrándose y diciendo en aquel lenguaje único cuanto se extrañaron y cuánto aman estar en la presencia del otro. 
“¿soy linda?” tú dices con una sonrisa llena de diversión.
“tan linda que sos lo único en lo que puedo pensar, sos muy preciosa” contesta, lo que hace calentar tus mejillas. se aleja de ti solo para tomar una de tus manos con una de la suyas. caminan de la mano hacia la salida del edificio, en busca de un taxi.
después de algunos minutos se suben al auto que los conducirá hasta la playa, apoyas tu cabeza en el hombro de enzo, sin soltar su mano en ningún momento, cierras los ojos y hueles el perfume de enzo con una pequeña sonrisa. dos cuerpos apoyados en los asientos del taxi, calentándose y latiendo el uno por el otro.
el tiempo parece volar y pronto llegan a su destino. enzo se aparta de tu lado con gentileza para abrirte la puerta, ocuparse del pago y agradecer al conductor. puedes decir que no está dispuesto a tener las manos lejos de ti por mucho tiempo, ya que te ofrece una vez más su mano, rápidamente volviendo a tener contacto contigo.
caminan hacia la playa mientras tarareas tu canción favorita. “son las 6:40, tiempo perfecto para ver la puesta del sol si me lo preguntas.” dices y jalas de su mano para avanzar más rápido con él hacía la arena. ambos sueltan un pequeño suspiro una vez que están ahí, contemplando la hermosa vista, escuchando las voces de las personas a su alrededor, el mar y las olas contra la arena.
comparten minutos llenos de silencio, llenos de tranquilidad hasta que enzo decide romper el vacío de diálogo;
"viviría feliz en montevideo contigo, en pequeños y grandes roles. sería el hombre más afortunado por toda mi vida", dice, dejando escapar sus pensamientos con la misma franqueza de siempre, sin filtro ni reservas.
"¿qué? ¿estás bromeando?" respondes con evidente confusión, arqueando una ceja mientras lo observas en busca de alguna señal que aclare sus palabras.
"no estoy de joda con vos, nunca lo estoy", responde él, encogiéndose de hombros con sinceridad.
"no te lo permitiría", piensas en cruzar los brazos para reforzar tu punto, pero decides mantener el contacto físico con tu novio, prefiriendo esa conexión.
"¿por qué no?" enzo finge sorpresa, consciente de que esa sería tu reacción.
"¿qué clase de novia sería si te dijera 'sí, enzo, quédate aquí conmigo, no te aventures fuera del país para explorar tu potencial. podríamos ser felices, pero siempre viviríamos con la incertidumbre de lo que podría haber sido'?"
"esperaba ese comentario de vos", responde enzo con calma.
"gracias por esperar lo mínimo de mí. me reconforta saberlo", dices con sarcasmo pero con una sonrisa cómplice. estás en un breve silencio, contemplando el atardecer antes de volver la mirada hacia enzo. "no deberías esperar que sea egoísta contigo y todo lo que puedes lograr. ya te ha ido bien más de una vez, y eso me llevó a conocerte en primer lugar", añades con una tranquilidad reflexiva. "y, aunque me hagas sentir... dios, no sé cómo explicarlo, este sentimiento de ser amada por ti, tú debes ser siempre tu primera prioridad. si estás dispuesto a esperarme, yo también lo estaré", admites, evocando el recuerdo de esa noche y la conversación que marcó un punto de inflexión en su relación.
"son dos cosas distintas", comenta enzo, también recordando claramente aquel diálogo
“¿mi primera vez y tu carrera de actuación? la verdad sí, no es el mejor ejemplo pero se entiende.” ahora es tu turno para encogerte de hombros.
se quitan los zapatos y deciden sentarse en la arena, tú con las piernas estiradas, quizás no fue tu mejor elección el vestido para esta ocasión, pero no importa cuando estás con él.
el silencio los envuelve por unos minutos mientras contemplan la puesta del sol, como si el tiempo se detuviera para permitirles disfrutar de ese momento juntos. enzo acaricia tu mano con delicadeza, voltea para encontrarse con tu rostro y procede a dar inicio a la reunión de sus labios, un beso lleno de ternura y pasión. toma tus mejillas con suavidad, intensificando el contacto, y se sumerge en la profundidad del beso, compartiendo un instante de intimidad que les pertenece solo a ustedes. duran unos preciosos minutos disfrutando del ya no tan delicado roce entre sus bocas, perdidos en el éxtasis del amor compartido.
"me haces muy feliz, siempre", él murmura al romper el toque entre sus labios, su voz cargada de sinceridad y emoción. "más de lo que te podes imaginar."
sus palabras llenan el aire con un sentimiento cálido y reconfortante, confirmando lo que ya sabías en lo más profundo de tu corazón: que este amor es real y todo tuyo. las olas continúan su danza rítmica, chocando contra la arena, mientras la oscuridad de la noche se adueña del entorno, acompañada del inconfundible aroma marino. reposas tu cabeza en el hombro de enzo una vez más, dejando escapar un suave suspiro. 
“gracias por amarme tanto.” expresas con gratitud.
“no tenés que agradecer ser amada, gorda, nunca.” responde enzo, manteniendo su mirada en ti. mientras tú sonríes con serenidad, él muestra una sonrisa que refleja comodidad y un toque de diversión, creando un momento impregnado de afecto y complicidad en la brisa nocturna.
"sé que no es necesario, pero aún así, gracias", respondes con una suave risa. tus pies juguetean en la arena, moviendo los dedos mientras te zambulles completamente en el momento. observas cómo los pies de enzo también comienzan a moverse y ríes bajito.
hubo momentos en los que creíste que ser amada era una tarea ardua, que lo mejor de ti se veía eclipsado por tus propias inseguridades. pero entonces, el peli negro irrumpió en tu vida, haciendo que amarte pareciera tan fácil. 
se ponen de pie, sacudiendo la arena en su ropa, continúan poniéndose de vuelta el calzado y caminan hacia el restaurante, en pocos minutos están sentados en la mesa, deliberando sobre qué elegir para la cena. decides optar por el mismo plato vegano que el de enzo.
“¿qué querés ver hoy en casa, amor?” pregunta él en el momento en el que el mesero recoge sus pedidos.
“¿ver?” dices, parecía que ya tenías una idea muy clara sobre cómo ibas a pasar la noche con enzo y eso no incluía ver tele. “lo hablamos mientras vamos para allá.” 
“dale, igual tengo un par de ideas si no tenés nada pendiente por ver.” asientes ante lo que menciona y no le das mucha importancia por ahora. “hay varias cosas que tengo apuntadas, de hecho.”
los platos de ambos llegan, le dan las gracias al mesero y la cena entre pequeños diálogos da inicio.
“tuve un lindo día en el trabajo, los niños son fenomenales… hicimos algo que vi en internet sobre escribir una reseña de una película al estilo de letterboxd. primero aprendieron sobre las partes de una reseña, sus funciones y bastante de cine, había impreso unas plantillas con el logo de la app. vimos elementos, yo tampoco la había visto así que también escribí mi propia reseña.” hay mucha alegría en tu rostro mientras le cuentas a tu novio tus recuerdos de unas horas antes de ese mismo día. “fue una interesante didáctica, bastante desarrollo de pensamiento analítico y crítico, a parte que se la pasaron muy bien mientras veíamos la película y cuando compartieron sus reseñas con toda la clase. dibujaron y todo para explicar sus puntos.” comentas muy amenamente y das otro bocado a tu plato.
“sos la mejor.” dice enzo, bastante fascinado por tu amor por lo que haces. “ahora yo también quiero conocer las partes de una reseña.”
asientes y con una sonrisa divertida le dices. “aprendes muy rápido, yo te enseño sin problema.”
durante la cena, en medio de una atmósfera serena, comparten entre sí los detalles de lo que hicieron durante el tiempo en que estuvieron separados. enzo relata con entusiasmo las sesiones fotográficas que llevó a cabo antes de la próxima rueda de prensa de su nueva película, mientras que tú detallas cada día como profesora, siempre con una nueva anécdota que contar. 
al terminar los platos, pagan la cuenta y emprenden el camino de regreso a casa.mientras caminan en busca del transporte que los lleve a casa tu cabeza está inundada de distintos pensamientos, más que nada sobre lo que pueda suceder en el departamento con tu pareja. 
al llegar a la casa del actor, te diriges a la cocina en busca de un vaso. “gracias por la cita, en, la pasé más que bien.” le dedicas una dulce mirada y luego procedes a servirte un poco de agua.
“no sé qué sería de mí si no es así.” dice él, devolviéndote la mirada con mucho cariño. aunque estás enfocada en tu agua. "sobre la peli… ¿vos pensaste en algo o preferís que decida yo?", pregunta, buscando captar tu atención. 
giras en su dirección y respondes con voz apenas audible, consciente de que es hora de abordar el tema pero indecisa sobre cómo hacerlo. "um, más o menos." tratando de encontrar la manera correcta de decirlo, pero tu respuesta sólo logra confundir al morocho.
"¿estás bien, gorda?", preguntó él, preocupado por tu actitud. 
“¿por qué no lo estaría?” llevas una vez más el vaso a tu boca, tu mente maquina como decírselo, no quieres darle tanta vuelta al asunto que se resumía en algo tan simple como tener sexo.
“conozco esa cara tuya de ‘mi mente está yendo a mil por hora’, amor.” expresa enzo y te observa fijamente.
tomas toda el agua restante en el vaso, lo lavas y lo dejas en su lugar. suspiras, sabes que no hay manera de decirlo con mucho tacto, por lo que terminas soltando “quiero… quiero que tengamos sexo.” dice lo último de manera apresurada, si el uruguayo no estuviera acostumbrado a tu rápido hablar aseguraría que no te hubiera entendido.
enzo no muestra sorpresa en su rostro; en cambio, sólo se percibe preocupación por ti y tu inesperada solicitud. "¿estás segura? amor, ya te dije que no tengo problema con esperar. no tenés que hacerlo si sentís presión", expresa mientras apoya sus manos en uno de los muebles de la cocina.
"lo sé, sé que no te importa, pero realmente es lo que quiero", respondes. enzo simplemente asiente con una sonrisa leve; si estabas segura de tu elección, él está más que encantado. 
te diriges hacia él, tomas su mano y lo conduces hacia el sillón. una vez allí, lo haces sentar y luego te acomodas en su regazo, tus piernas chocando suavemente contra los cojines. "considero que tengo experiencia en el juego previo", comentas, gozando de molestarlo y entrando en calor.
“¿quién te enseñó? debería darle las gracias.” enzo acaricia tus piernas, moviendo su atención a tus muslos ya descubiertos por tu vestido algo subido debido a la posición en la que te encontrabas.
“lo conoces muy bien, es un gran tipo, el mejor de todos.”
“¿ah, sí? su novia debe ser muy afortunada.” él respondió, esbozando otra sonrisa, pero esta vez llena de picardía.
asientes con la cabeza, luciendo una sonrisa ingeniosa. "lo es.” el roce de tus manos se desliza suavemente hacia las mejillas de enzo, sosteniéndolas con una delicadeza que parece sostener el tiempo. sus ojos se encuentran, creando un vínculo intenso que se prolonga durante varios segundos, como si el universo entero se detuviera para dar espacio a ese momento. y entonces, en ese instante cargado de anticipación, comienza el encuentro entre sus labios, sellando un pacto silencioso de amor que trasciende las palabras.
el beso inicialmente inocente, se torna en uno completamente intenso. desesperados por sentirse el uno contra el otro. sus boca se mueven con frenesí, enzo no duda en introducir su lengua dentro de tu boca, empezando a jugar con la tuya, sin ninguna preocupación por lo que pueda estar pasando a su alrededor pues ahora todo lo que les importa se reduce a ustedes dos.
rompes el beso recibiendo una mirada juzgadora de enzo, hasta lo que sabe, ya se la está pasando muy bien. te ríes y dices “quiero hacer algo.” te bajas de su regazo, poniéndote de rodillas en el piso frente al sillón y acercándote a las cinturas de su bermuda beige, para empezar a bajarlo ante su intensa mirada, enzo sacude su cabeza intentando volver en sí.
“amor, esta noche se trata de vos.” con suma delicadeza, enzo toma tu mentón con una de sus manos, sosteniéndolo con ternura. en la cara de enzo, se refleja un cálido torrente de cariño y aprecio. un silencioso intercambio de emociones se despliega entre sus miradas.
“pero de verdad quiero hacerlo.” haces un pequeño puchero con la intención, otra vez, de molestarlo.
enzo resopla y culmina cediendo con una pequeña sonrisa cómplice “dale.” sonríes al lograr tu cometido, no es que te haya costado mucho. terminas de sacarle la bermuda, acaricias juguetona y lentamente sus muslos con la yema de tus dedos por un par de segundos, hasta que tus manos llegan a su bóxer, bajándolo de una vez para contar con toda su parte inferior desnuda y a tu disposición. prácticamente babeas al verlo en todo su esplendor y a su pene ya bastante duro, lo único que pasa por tu mente es tenerlo dentro de tu boca.
“estoy empezando a creer que vos tenías todo esto calculado.” dice enzo inquisitivamente, lleva una mano a tu cabello y lo jala sin mucha fuerza “empezá ya que me estás matando, princesa.” 
le das una mirada divertida antes de introducir la cabeza de su polla en tu boca. das lamidas pausadas y lentas, sintiendo cada rasgo de su deliciosa punta y disfrutando de su líquido preseminal que comienza a formarse.  “vamos amor, no estoy para jodas.” enzo musita y jala una vez más de tu cabello. “vos podés más que eso.” sus ojos ahora te ruegan que dejes los juegos. das una larga lamida en toda su prolongación y esta vez puedes sentir cada vena en su miembro, lo que sólo logra excitarte y mojarte más, tratas de apretar tus muslos en busca de algún tipo de alivio. enzo se da cuenta y ríe con un poco de malicia. 
no lo molestas más e introduces su polla en tu boca, o al menos todo lo que esta alcanza abarcar, tus manos van a los centímetros restantes que acaricias gentilmente. con tus labios y lenguas y empiezas el vaivén de su polla dentro de ti, aguantando el reflejo nauseoso y poniendo todas tus habilidades en acción. “sí mi amor, así me gusta, sos tan buena, la mejor, mierda.”
el solo verlo así logra causar un mar entre tus piernas, alcanzas a crear una rica fricción entre tus muslos y jadeas aún con su polla en tu garganta. te separas unos segundos para poder respirar. “dale princesa, sé que podes.” dice enzo que sonríe mientras te observa. suelta lindos jadeos a los que le siguen gemidos de tu nombre en voz alta. “así, carajo, sigue así.”
chupas su polla de manera impaciente, mientras una de tus manos baja a tu coño, al que tocas melosamente encima de tus bragas, gimes en su miembro causando que las vibraciones lo vuelvan loco, trabajando en él de manera profesional. enzo sabe que no durará mucho contigo chupando su pene de ese modo, trata de ordenar sus pensamientos teniendo claro que hoy sólo debe correrse en lo profundo de tu coño. “princesa…”
“qui-quiero que te corras en mi boca.” alcanzas a pronunciar. enzo puede ver tus labios algo hinchados, tu pelo desordenado y tu mano debajo de tu vestido, al ver tu imagen tan descompuesta casi lo hace soltar un jadeo.
“mañana, mañana temprano… hoy quiero venir dentro de ti, ¿sí?” asientes algo decepcionada, te dedica una dulce sonrisa mientras separa su miembro de ti, contempla el hilo de saliva entre tu boca y su duro miembro. y carajo, como deseo hundirse y follarte la boca en ese segundo, le costó toda su voluntad poder pararse, te ayuda en la misma tarea y van a su habitación procede a acostarte en su cama. 
comienza quitándote los zapatos los que tira al piso sin mucha importancia, conserva su atención en tu rostro y te preguntas a ti misma cómo es que hace que algo tan simple como quitarte los zapatos se vea lujurioso. 
sube la falda de tu vestido hasta la altura de tu pecho, acaricia y deja suaves besos en tus muslos, sus dedos forman círculos y más figuras no identificables en ellos. “¿me permitis tocarte, amor?” pregunta con dulzura. 
“sí, en por fa, tócame.” musitas y mueves tu parte inferior buscando su toque.
él asiente “como ordene mi princesa.” empieza a jugar con tu montículo cubierto, sus ojos se abren con un poco de diversión y sorpresa al sentir tu gran humedad. “estás mojadita, ¿tanto te calentó chuparme la pija en el sillón?” susurra para ti y no pasa mucho tiempo hasta que te baja las bragas lentamente “te haré sentir bien.”
“siempre lo haces.” dices de forma perezosa, en este momento dirías lo que fuese para que el peli negro calme tu excitación.
enzo ingresa dolorosamente lento dos de sus dedos en ti, los mete y saca una y otra vez. vuelves a soltar grandes gemidos con el nombre del uruguayo. retira sus dígitos empapados para pasearlos por el contorno de tu clítoris, cierras los ojos rendida ante el placer, no puedes formular ningún tipo de oración, agarras la sábana a tus costados con tus manos, cerrando tus puños contra la tela. 
las ansias por finalmente saborearte son demasiadas, no puede soportar ni un minuto más, por lo que acaba deslizando su larga y cálida lengua en tu coño. “deliciosa, mierda… toda hecha para mí.” extensas lamidas son depositadas en ti. conserva los movimientos de sus dedos jugando en tu clítoris. 
“tan exquisita y solo mía para probar.” tus ojos se abren para encontrarte con la hermosa vista de enzo comiéndote como si se tratase de su última cena. busca darte el subidón de placer más satisfactorio que jamás hayas tenido y pone en uso todo lo que ha aprendido que sabe te vuelve masilla en sus manos. 
gritas su nombre al percibir su cambio de planes ya que sus largos dedos se introducen nuevamente y perfectamente dentro de ti. ahora son tres de sus dígitos en lo profundo de ti, moviéndose a la par de su boca chupando tu clítoris con la gran destreza que lo caracteriza. “sos mi dulce virgen, ¿mmh?”
asientes tontamente, estás tan cerca y el peli negro lo sabe de inmediato, sonríe con picardía y agiliza todos sus esfuerzos por hacerte llegar. “en, estoy tan cerca…” consigues decir.
“lo sé, princesa, déjame saborearte.” envuelves tus muslos con fuerza alrededor de enzo, como si lo instaras a no ir a ninguna parte, como si le suplicaras, por favor, sigue comiéndome hasta que muramos. 
es cuestión de segundos para que finalmente te corras gentilmente en sus dedos, los cuales enzo procede a probar. “la más deliciosa.” finaliza ingresando el tercero de sus dedos mojados en tu boca.
por tu mente pasa que si esta no era la noche en la que dejabas de ser virgen, juras que podrías morir.
el uruguayo finalmente te desnuda completamente, pasa el vestido por tus brazos, lo arroja al piso y nota que no llevabas sostén, sonríe hacia sus adentros, confirmando su teoría de que tenías todo planeado pero a quién le importa si luces tan bien toda desnuda debajo suyo. “sos preciosa, la más linda de todas.”
sus labios ahora bajan a tus pechos, los cuales llena de húmedos besos, comienza a chupar y lamer tu pezón izquierdo, se mueve al otro para darle el mismo trato, juega otros pocos minutos en tus muy erectos pezones. “en...”
“decime qué querés y es tuyo.” levanta su cabeza de entre tus pechos para mirarte y espera tu respuesta.
“sabes que quiero” pronuncias, enzo está a punto de llevarse tu virginidad y el solo pensamiento de aquello te da una sensación similar a tu reciente orgasmo.
“esa no es una respuesta, linda, tenés que usar tus palabras.” vuelve a tomar uno de tus senos en su boca. no puedes esperar más, lo necesitas dentro tuyo, tu coño palpita en necesidad 
“quiero que me folles.” sueltas de una vez por todas.
él asiente “sos tan hermosa, ¿cómo me podría negar cuándo me lo pedís así?” lleva sus labios a los tuyos, compartiendo un beso lujurioso y muy cargado de amor a la vez, como solo él sabe hacer.
“si duele, decimelo” decide mantener el contacto visual contigo en todo momento, en alerta por si halla cualquier indicio de incomodidad en tu rostro. "pellízcame si es demasiado, ¿entendido?" se hace un recordatorio mental para más tarde sobre acordar una palabra segura. murmuras un rápido sí y enzo deja un beso en tu cuello mientras bombea lentamente dentro de ti, sus piernas sobre el colchón, las tuyas alrededor de sus caderas.
sueltas un suave jadeo ante la nueva sensación, que duele ligeramente. “tan linda y toda para mí, no sabés cuánto deseaba tenerte así.” los recuerdos de las noches en las que enzo usó su mano, pensando que era tu coño lo que lo apretaba, llegaron esporádicamente a su mente.
primero mantiene un ritmo lento, buscando que te adaptes a la nueva sensación, sí bien ya has tenido sus dedos en ti en varias ocasiones, era completamente distinto tener toda su polla hundida en ti. pone sus manos alrededor de tu cintura y sientes pequeños besos en tu cuello mientras tus ojos se cierran con fuerza, el calor del cuerpo de enzo contra el tuyo.
“puedes moverte, en, más rápido.” pides, él asiente ante tus palabras y agarra tu cintura, tu cabeza se echa hacia atrás sobre la almohada, formando un delicioso arco. dejas atrás ese leve ardor y gimes con fuerza, temes que los vecinos de enzo escuchen claramente los ruidos causados por ti y la cama. "por favor, por favor, en" suplicas, él sigue follándote con las rodillas en la cama. cuando mira hacia abajo y ve su polla entrando y saliendo tu coño, brillando con tu humedad, no puede evitar gemir, elevándote al puto espacio mientras muele su polla contra tu entrada.
luces tan hermosa siendo follada contra el colchón y más sudorosa de lo que jamás la haya visto. el sonido del chasquido de tu coño es música literal para los oídos de enzo, vuelve a mirar hacia abajo para ver su polla entrando y saliendo, entrando y saliendo de ti. “carajo, sos tan divina, nadie más te podrá tener así,” dice, más como una afirmación que un simple comentario. “esta vista me pertenece solo a mí.” dice, su lado más posesivo saliendo a la luz.
“m-más, en.” roza su polla entre los labios de tu coño, mojándola con tus jugos. se introduce una vez más en tu profundidad, con un ritmo más duro y rápido.
“sos toda mía.” asientes contra la almohada mientras él repite tu nombre incontables veces. “mierda, te sentis tan bien” tus caderas moviéndose en busca del choque entre ambos cuerpos. “vení conmigo, mi princesa.” bajo una de sus manos que se encontraban en tus caderas hacia tu clítoris, sus dedos se mueven rápidamente en él, busca tu liberación y está a punto por lograrlo. te preguntas sí así es como se siente estar en el cielo.
menos de un minuto después te corres y enzo no necesita de mucho más tiempo para seguir el mismo camino. se viene dentro de ti, pensando que eso ya será una preocupación para mañana. se retira gentilmente y observa tu pecho agitado, todo en tu cara grita que acaban de darte duro.
“¿estás bien, mi amor? enzo arranca con las preguntas para cerciorarse de tu bienestar. solo asientes, tomándote tu tiempo para ordenar tus pensamientos y procesar todo lo que acaba de suceder.
“debimos hacerlo hace mucho.” dices, enzo niega con una sonrisa floreciendo en su rostro. 
“todo a su tiempo.” dice con diversión y acaricia tus piernas. “sos la mejor, tenés que saberlo.” tapas tu rostro con tus manos con las mejillas calientes. “¿ahora te hacés la tímida?” te molesta y planta un corto beso en tus labios. “que tal si vamos a darte un baño, hablamos de cómo te sentís y nos acostamos juntitos.”
“suena como un plan que me gustaría.”
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w/n. soy un asco para los finales
casi una semana sin subir nada y me moría por alimentarlas, espero que haya valido la pena la espera 😭 gracias a la hermosa anon que mandó la request, perdón por la demora, realmente espero que te guste 🤍
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deepinsideyourbeing · 5 months
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Con toda devoción - Matías Recalt & Enzo Vogrincic
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Cap I. Cap II. Cap III. +18! Threesome, MeanDom!Mati & SoftDom!Enzo. Age gap, begging, dirty talk, fingering, nipple play, (breve alusión a) sexo anal, sexo oral, sexo con protección, (no tan breve alusión a un leve) subspace, voyeurismo implícito. Uso de español rioplatense.
El jardín está ahora casi desierto y la casa sumida en un silencio espectral.
Cuando rechazaste la ayuda para lavar y secar los platos fue porque no creíste que te arrepentirías tanto… Pero el arrepentimiento es porque negarte a ella significó dejar a todos los invitados en libertad y ver cómo se despedían, recibiendo y repartiendo abrazos por doquier, y abandonándote con la gravedad de cierta situación cuando la puerta se cerró a espaldas del último en marcharse.
La ventana de la cocina te permite ver a Matías y Enzo, de pie en el patio con una botella de cerveza y un cigarrillo en sus respectivas manos. Tu novio te da la espalda pero percibís por sus movimientos que está hablando de manera relajada, balanceando su peso sobre sus pies como si bailara al ritmo de una melodía que sólo él puede oír, y por su parte Enzo sólo asiente con una expresión de concentración y seriedad no tan inusual en él.
Observás con horror a Matías interrumpiendo sus movimientos y acercándose al uruguayo para hablarle al oído: cuando Enzo desvía su mirada hacia la ventana y encuentra tus ojos fijos en él el plato en tus manos cae sobre el fregadero y se hace pedazos, cobrándose también unos vasos. Intentás apartar los restos de vajilla destrozada para deshacerte de ella más tarde, pero tu corazón acelerado y la espuma en tus manos temblorosas dificultan la tarea.
Un pequeño grito deja tus labios cuando el cristal roto corta la piel de tus dedos.
-La puta que me parió…
-Qué boquita- reprocha Matías, observándote desde la puerta antes de acercarse-. A ver...
-No es nada- intentás zafarte de su agarre pero tira de tu muñeca con fuerza y te dirige una mirada a modo de advertencia, en su rostro una mueca de disgusto ante tu actitud-. Perdón.
-¿Qué pasó?- deja correr el agua sobre tu mano y siseás.
-Se me cayó un plato, nada más.
-No, pregunto qué pasó con vos.
-¿Por qué?
-Porque hoy te estabas portando re bien y ahora…- encoge los hombros en un gesto que significa molestia y decepción, su lado más estricto tirando de las cuerdas de su humor-. ¿Necesitás hablar de algo?
-No.
-Entonces portate bien, que hay gente.
-Pero él ya vio todo- susurrás, temiendo que Enzo logre oírlos desde el jardín.
Matías voltea lentamente y su expresión causa que un escalofrío recorra tu columna vertebral. Dirige su mirada hacia el techo y lo imitás, tu concentración permitiéndote oír los pasos en la planta superior de la casa. Tu novio hace que regreses tu atención a él besando tus heridas.
-Pero Santiago no- y la mano que no sostiene la tuya se dirige hacia el dobladillo de tu vestido, colándose por debajo de la tela para rozar tu ropa interior impregnada con los fluidos de ambos-. No querés que él también sepa que sos una putita, ¿o sí?
Te mordés el labio y negás: tu mente aún se encuentra en una especie de estado febril resultante de las actividades previas, por lo que se te dificulta comprender si en verdad está amenazando con castigarte y, por consecuente, con permitir que quienes pasarán la noche en la casa oigan tus gritos. Tus ojos vidriosos encuentran su mirada y te sonríe como si la situación fuera divertida.
-Andá arriba y esperame- besa tu pómulo-. Termino con los platos y voy.
Lo mirás confundida, pero obedecés y corrés hacia las escaleras. Ignorás la silueta en la puerta que da al jardín, por supuesto, y cuando te cruzás con Santiago en el corredor forzás una sonrisa que pretende lucir natural y amable, como si su presencia en la casa no fuera un inconveniente -y no lo es, pero eso sólo lo sabe la ahora ausente parte lógica de tu mente-.
Cerrás la puerta del baño a tus espaldas y te arrojás sobre el lavabo para refrescar tus mejillas ardientes, pero no es suficiente porque tus muslos manchados también comienzan a molestarte. Arrojás tu vestido sobre el cesto de la ropa sucia y también tu ropa interior arruinada y permitís que el agua tibia de la ducha se lleve cualquier remanente de la velada de tu cabello y tu piel, ya sea el aroma de la comida o los restos de tu novio.
Antes de dirigirte hacia la habitación borrás los rastros de maquillaje de tu rostro y una vez allí tomás una camiseta cualquiera, ya que tenés la seguridad de que no permanecerás vestida por mucho tiempo. La voz de Matías estaba lejos de ser amenazante; por el contrario, parecía ser la promesa de una recompensa cuya idea hace que te muerdas los labios y roces tus muslos.
Y es así como los ojos de Matías te encuentran en cuanto abre la puerta, con tu labio inferior enrojecido por la acción de tus dientes y tus piernas moviéndose de esa particular forma que delata tu necesidad. Se acerca con pasos cautelosos, como si temiera asustarte, y te enseña dos pequeñas tiras de vendaje adhesivas.
-¿Te acordás…- comienza mientras cubre tus heridas- cuando te pregunté a cuál de mis amigos te cogerías? ¿Qué fue lo que me dijiste…?
-Enzo- susurrás-. Pero…
-Y ahora sabemos que Enzo también te quiere coger- apretás los párpados con fuerza-. Con lo linda que sos, ¿cómo no va a querer?
Estás a punto de contestar, aunque no sabés muy bien qué decir, pero su voz te interrumpe.
-¿Qué decís vos? ¿Qué te parece si lo dejo cogerse esa conchita tan linda que tenés?
El temblor en tu cuerpo es confirmación suficiente, pero Matías sabe que no estás precisamente lúcida y que es su culpa: horas atrás deseaba arruinarte y hacer evidente que sólo le pertenecés a él, quería que la bruma en tus ojos y el letargo en los movimientos de tu cuerpo aturdido sirvieran para hacer comprender a Enzo el lugar que le corresponde.
Ahora sabe que disfrutaría más permitir que el mayor tenga el privilegio de probarte, ya que de esa forma sólo le quedarán los recuerdos y no poseerte dolerá aún más, pero primero necesita saber que sos consciente de lo que involucra su sugerencia y de que das tu consentimiento. Se arrodilla junto a tus piernas y toma tus manos, acariciando tus nudillos cuando ve que tus ojos permanecen fijos en la persona aguardando junto a la puerta.
Tus pupilas están dilatadas y tu respiración se acelera cuando le devolvés la mirada.
-Pero sólo si estás muy segura, ¿sí? Si no estás segura Enzo se va y mañana nadie habla de esto- besa tus manos y te sonríe-. Y si querés yo no me voy a enojar… Además te voy a estar cuidando todo el tiempo.
Respirás profundamente y cerrás los ojos antes de contestar.
-Sí, quiero- asegurás.
Los pasos de Enzo resuenan sobre la duela y cierra la puerta con delicadeza, distrayéndote y dándole a Matías una oportunidad para subir a la cama y arrastrarte para recostarte contra su pecho, arrugando tu camiseta en el proceso y dejando al descubierto tu centro desprovisto de ropa interior. Enzo no emite palabra alguna, sólo se limita a acompañarlos en la cama y sus dedos acarician la piel de tu tobillo antes de ascender y recorrer tu pierna hasta tu muslo.
-¿Puedo?
Te mordés el labio y asentís.
-Te vas a lastimar- dice, estirándose y utilizando su pulgar para liberar tu labio-. Y necesito palabras, ¿sí?
-Sí- contestás-. Sí, podés.
-Eso- te sonríe cómplice y separa tus piernas con suavidad-. Sos muy linda, ¿sabías? En todos lados…
Arrojás la cabeza hacia atrás en busca de consuelo, abrumada por la atención del mayor y la forma en que sus dedos erizan tu piel. Matías suelta una risa casi silenciosa contra tu cabello antes de besarlo, sus manos acariciando tus brazos con fuerza en contraste con los roces prácticamente imperceptibles que el otro deja sobre tu piel.
Un gemido mudo separa tus labios cuando sin previo aviso el pulgar del uruguayo se desliza sobre tus pliegues, traza una línea desde tu entrada hasta tu clítoris y comienza a dibujar suaves círculos allí. La mirada atenta de Matías sobre ambos es algo que Enzo escoge ignorar para concentrarse en cómo tu rostro se contrae en una mueca de placer cuando comienza a presionar más y más fuerte tu punto más sensible, gemido tras gemido surgiendo en tu garganta.
Y recién comienza…
-¿Querés que le cuente a Enzo cómo me apretaste la pija cuando lo viste?- negás-. ¿No? ¿Por qué no…?
-Me da vergüenza- admitís entre gemidos, cerrando los ojos para no tener que enfrentar sus miradas.
-¿Te da vergüenza?- pregunta Matías, fingiendo sorpresa-. Pero no te da vergüenza que…
-Dejala, Mati, pobrecita.
Dirige un dedo hacia tu entrada brillante y desliza el dígito de arriba abajo para esparcir la humedad sobre tus pliegues antes de introducir en tu interior la primera falange. Sólo eso basta para hacerte gemir con fuerza y tus piernas amenazan con cerrarse, pero Matías cubre tu boca con una mano y te sostiene por el muslo con la otra, restringiendo los movimientos de tu cadera y ahogando con su palma cualquier sonido que pueda delatarlos.
El intercambio de miradas entre ambos hombres es breve, casi fugaz, pero comprendés el significado que oculta cuando tu novio comienza a besar tu mejilla al tiempo que un dedo vuelve a deslizarse en tu interior y es recibido por tus paredes cálidas. Enzo no pierde el tiempo, curva el dígito en busca de tu punto dulce y cuando lo encuentra comienza a abusar de la sensibilidad que encuentra allí, complacido por tu respuesta y humedad.
Por si las caricias del hombre entre tus piernas no fueran suficiente, sentís la creciente erección de tu pareja contra tu espalda, palpitante e irradiando el calor suficiente para sentirlo a través de las prendas de ambos. Le dirigís una mirada suplicante, su mano aún cubriendo tu boca, y en sus ojos encontrás nada más que fascinación por la escena que se desarrolla frente a él: sólo cuando comenzás a sacudir la cabeza una sonrisa se apodera de sus labios y te permite hablar.
-Por favor, por favor, por favor- suplicás-. Voy a…
-Preguntale a Enzo.
Tus mejillas no arden, queman.
-Enzo, ¿puedo…?
-Sí, bebé, cuando vos quieras.
Cuando vos quieras es una expresión de amabilidad, porque Enzo separa aún más tus piernas para poder acercarse a tu centro y sus labios se adhieren a tu clítoris para succionar con una fuerza experta. La sensación basta para hacerte delirar y casi te distrae lo suficiente para no notar el breve instante en que retira el dedo de tu interior... para luego introducir dos.
El escozor que nace de la súbita dilatación de tu interior sensible te estimula aún más, aunque lo que finalmente te arroja hacia el precipicio son los gemidos de Enzo contra tu intimidad, la vibración de los mismos recorriéndote. Tus gritos no tienen oportunidad de llegar a oídos ajenos: Matías invade con sus dedos el interior de tu boca y provoca que las contracciones de tu garganta sean simultáneas a las de tu interior.
Enzo continúa con sus movimientos, estos volviéndose  cada vez más lentos, y sólo se detiene al verte abrir los ojos. Tirás de la muñeca de tu novio y un hilo de saliva conecta tus labios con sus manos, pero este se corta cuando intentás hablar y el líquido mancha tu mentón. Tus lengua delinea tus labios resecos y te aclarás la garganta en un gesto que no debería resultarle tan tierno, pero tus brillantes ojos de párpados pesados están causando estragos en su mente.
-Gracias- susurrás.
-A vos- besa tu muslo y, tras un breve gesto de afirmación por parte de Matías, pregunta:- ¿Querés más?
-Sí, por favor- jadeás.
Matías, tan oportuno como siempre, le arroja el lubricante y un preservativo. Enzo los atrapa entre risas, como si la situación fuera algo cotidiano, y el verlos interactuar de una manera tan distendida mientras tu sanidad pende de un hilo hace que te sumerjas aún más en un estado mental de desesperación y necesidad, dispuesta a hacer lo que fuera por y para ellos.
Te resistís cuando Matías abandona su lugar, pero te tranquiliza el ver que comienza a desnudarse y regresa inmediatamente a la cama, arrodillándose junto a las almohadas sobre las cuales te dejó recostada. Tira de tu camiseta para dejarte completamente desnuda y masajea tus pechos mientras ambos observan con atención a Enzo, que se desnuda con fingida calma y se toma el tiempo necesario para doblar su ropa y luego dejarla acomodada sobre el escritorio.
Reprimís un gemido al apreciar las diferencias entre tus acompañantes. El contraste entre sus cuerpos –la varonil delicadeza de los rasgos de Matías y su tez blanquecina, la línea fuerte de la mandíbula de Enzo y sus músculos- y el saber que ambos están allí para darte placer hace que tu excitación manche las sábanas en tan sólo unos minutos. Tu novio golpea tus labios con dos dedos y abrís la boca lista para abrazar con tu calor su punta rosada, pero tus ojos están fijos sobre las venas en las manos de Enzo, que acaricia su miembro viendo tal imagen.
El colchón se hunde bajo el peso del mayor cuando regresa a la cama para reclamar nuevamente su lugar entre tus piernas, aferrándose a tu cuerpo como si temiera que te arrepientas. Desliza el látex sobre su extensión con cuidado y tras aplicar un poco de lubricante tira de su miembro una, dos, tres veces, arrojando la cabeza hacia atrás antes de recomponerse. Tus gemidos pueden deberse al gusto familiar que recorre tus lengua o al espectáculo que acabás de presenciar, no lo sabés, pero provocan que Matías comience a mover sus caderas.
Enzo deja caer unas gotas de lubricante en tu centro y utiliza su glande para esparcir el producto sobre tu entrada, la piel que la rodea y tus pliegues, manchando también tus muslos. El frío del producto te hace temblar y él se disculpa, sea el motivo el contraste entre temperaturas o el dolor que hace que te sobresaltes cuando comienza a penetrarte.
Un gemido resuena en toda la habitación cuando tu estrecha entrada y tu interior ardiente lo rodean. Te regala unos segundos para acostumbrarte a la sensación, segundos en los cuales se deleita viendo la desesperación y profundidad con que tomás el miembro en tu boca, tu cadera moviéndose en busca de mayor contacto con su cuerpo. Por un segundo se pregunta si acaso sería capaz de resistirse, pero considerando que se tocó oculto tras un árbol sólo por vos…
Sentís a Enzo rozando tu cérvix con cada gentil embestida y la sensación acompañada de los sonidos indecentes te hacen succionar con más fuerza, pero para Matías parece no ser suficiente la atención que le estás otorgando y tira fuertemente de tus pezones hasta que te estremecés de manera casi violenta. Las lágrimas que caen de tus ojos humedecen tus mejillas y la almohada bajo tu cabeza, pero tus gemidos no dejan de ser una constante entre las cuatro paredes.
Los movimientos de Enzo aumentan en intensidad y velocidad y su mano se cierra sobre tu cintura para poder ejercer cierto control sobre tu cuerpo. Decide también encargarse de tu clítoris y los pequeños círculos que sus dedos trazan hacen que te contraigas hasta hacerlo delirar: sabe que su mano o un juguete no podrán compararse jamás con tu interior y la manera divina en que parece succionarlo, así que decide prolongar el momento.
Protestás al sentirte vacía unos pocos minutos más tarde, pero te silencia deslizándose entre tus piernas una y otra vez y penetra tu entrada –que se contrae alrededor de nada- sólo con su punta durante un segundo o dos en cada ocasión. La fricción en combinación con el ardor de tus pezones te orilla hacia otro orgasmo y no recordás advertirles antes de que este se desate, pero entonces Matías se desliza fuera de tu boca y golpea tu mejilla, provocando con el impacto que una cantidad considerable de saliva brote de entre tus labios.
Enzo se detiene abruptamente -sin saber que así arruina aun más tu clímax- y estudia la situación para comprender si debe intervenir. Se siente fatal cuando su miembro palpita al ver que te llevás una mano a la mejilla para acariciar tu piel enrojecida.
-No pediste permiso- señala Matías-. ¿No te dije que te portaras bien?
-Sí, pero…
-Callate- ordena, haciéndole una seña a Enzo.
-Pero Enzo dijo…
Tanteás un terreno peligroso, lo sabés, pero sólo cerrás la boca cuando el rostro de tu novio se acerca peligrosamente al tuyo y ves brillando en sus ojos la segunda advertencia de la noche. Matías es más que capaz de interrumpir toda actividad para castigarte, por lo que suspirás de alivio cuando se aleja y Enzo te toma por debajo de los brazos para cambiar de posiciones. Coloca tu cuerpo sobre el suyo en un rápido movimiento, tu espalda contra su pecho y sus labios besando tu cuello y el lóbulo de tu oreja.
-Perdón- susurra y volteás a verlo-. No sabía que…
Le sonreís para librarlo de cualquier culpa y él no puede creer que incluso en tal estado, con las mejillas ardiendo y todo tipo de fluidos manchando tu rostro, aún te veas igual de tierna y dulce como lo hacías la tarde en que te conoció. En ese momento no imaginaba que algún día tendría el lujo de tocar tu cuerpo o sorprenderse por la dinámica que mantenés con Matías, pero... bueno, ignora cualquier recuerdo y apoya sus pies firmemente sobre el colchón.
Matías se coloca entre tus piernas y baña tu intimidad con lubricante, dejando que este gotee más allá de tu entrada suplicante. Su dedo se desliza desde tu clítoris hacia tu apertura siempre tan tentadora, separando tus pliegues antes de continuar su trayecto y presionar en otro pequeño agujero. La sorpresa te hace jadear y Enzo intenta consolarte masajeando tu cadera, pero es imposible cuando Matías comienza a jugar con tu cuerpo.
-Tenemos que probar algún día, ¿no?- susurra, arqueando una ceja-. ¿Te gustaría que te cojamos los dos al mismo tiempo…?
Asentís y dejás salir un grito cuando tus músculos ceden para permitir su entrada. Se limita a torturarte con la punta de su dedo, introduciéndolo y retirándolo una y otra vez hasta que ve la forma en que apretás tus párpados y las manos de Enzo sobre tu abdomen. La idea es más que tentadora, Matías sabe que serías un desastre y que en pocos minutos quedarías reducida a la nada misma, pero para ciertas cosas prefiere esperar un momento que sea sólo de los dos.
Toma el miembro de Enzo, sacándole un gemido que parece ser producto del placer y no sólo por haberlo tomado desprevenido, y lo dirige hacia tu interior. Tu desesperación no es algo que intentes ocultar y tampoco lo son tus gemidos cuando tomás toda la extensión del mayor, cuyas manos se cierran nuevamente sobre tu cadera para controlar tus más que erráticos movimientos.
El dulce sin sentido que el uruguayo susurra sólo para tus oídos se entremezcla con las palabras degradantes de tu novio, quien se encuentra masturbándose entre tus piernas y frotando casi distraídamente tu clítoris antes de llevar su mano hacia tu abdomen bajo y ejercer presión.
Sólo podés gritar.
Debería ser vergonzosa la sensibilidad de tu cuerpo, la facilidad y el control que ambos tienen sobre todas y cada una de tus terminaciones nerviosas, pero no podés pensar en ello mientras sentís el cuerpo de Enzo fusionándose con el tuyo y las manos de Matías estimulándote para acercarte más hacia esa confusa línea entre el placer y el dolor.
Los dedos de tus pies se contraen y cuando buscás algo o alguien para aferrarte tus manos acaban sobre tus pechos que suben y bajan a cada movimiento. Arrojás la cabeza hacia atrás y Enzo acaricia tu mejilla con la suya, desesperado como nunca antes lo habías visto. Besa tu rostro y luego encuentra tus labios, su lengua recorriendo el interior de tu boca de manera obscena y silenciando por un instante tus gemidos y gritos pornográficos.
-Mati...- te quejás cuando los dedos en tu cadera reafirman su agarre-. Mati, ¿puedo? ¿Enzo…?
-Sí.
Tu cuerpo es víctima de los espasmos que tu orgasmo provoca y el placer abrumador que te recorre de pies a cabeza es suficiente para perder por completo la razón. Los movimientos de tus acompañantes no cesan y de tu boca sale un hilo de palabras incomprensibles y agudos sonidos patéticos cuando tu liberación moja tus pliegues y el miembro de Enzo. También recorre su pelvis y el interior de sus muslos y humedece las sábanas hasta oscurecerlas.
El calor del líquido blanquecino que mancha tu piel y salpica tus pechos –alguna que otra gota cayendo sobre tu centro, el miembro de Enzo arrastrándolas hacia tu interior- hace que los músculos de tu abdomen se contraigan al igual que tus paredes... y entonces lo sentís: el palpitar del miembro en tu interior mientras los dientes de Enzo rozan tu hombro y sus palabras se enredan en la punta de su lengua, tu cerebro registrando algún que otro tierno apodo.
Una respiración temblorosa deja tus labios.
-Bebé…
Aún en tu estado de agotamiento y desorientación reconocés la voz de Matías y te forzás a abrir los ojos. Te sonríe y cuando acaricia tu mejilla perseguís el contacto y confort de su mano.
-Estoy bien.
-¿Segura?- cuestiona Enzo. Se aparta con cuidado y te recuesta sobre el colchón-. Por un momento pareció que…
El familiar sonido de la madera llama tu atención y mirás en dirección hacia la puerta: Enzo no podía saber que tiene que asegurarse de cerrarla bien, por lo que no te sorprende encontrar una apertura milimétrica y que la tenue luz del corredor te permita distinguir la silueta que se aleja.  
La voz de los tres se tiñe de horror cuando intercambian una mirada y dicen al unísono:
-Santiago.
Notas de Lu: Y colorín colorado, este cuento se ha acabado... creo. taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia @delusionalgirlplace ♡
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oinorinoyaiba · 3 months
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Miyabi es alto, pero bastante delgado y con facciones envidiables... Aún así nunca ha tenido problema para intimidar a nadie con su voz, con su actitud, con su expresión o con algo menos físico. Y hoy parece ser de esas noches en las que cualquiera con ojos, orejas y sexto sentido es lo suficientemente sabio como para apartarse de su camino.
El viejo casino de la calle Murata, uno de los primeros "negocios" a los que su padre le mandó para "ofrecer sus servicios" y cuyas deudas llevo al dueño a, según informes policiales, ahorcarse en su despacho... Allí se había asentado el enjambre de Takeuchi Daisuke bajo la idea de tener a hombres en ese barrio para lo que pudiera ser, una zona privilegiada no por la cantidad de clientela que hiciera vida nocturna si no por la "calidad" de esta.
Perfecto para que una rata sarnosa llenara los bolsillos de posibles alianzas, o influenciara a cualquier joven con malas ideas y peores notas.
Ahora no era más que un local con un par de paredes de pachinko funcionales, dos mesas de apuestas y una amplia barra de alcohol... Pero las coloridas luces del exterior le hacen entender rápidamente de que efectivamente, ese sigue siendo el nido de la serpiente.
Miyabi no es de sutilezas, Miyabi no es de pensar en estrategias ni mucho menos... Pero por la calle en la que va tiene justo delante la caja de fusibles del edificio y, en ese momento, le parece buena idea dejar que Kuroha la derrita.
En apenas unos segundos las luces del edificio saltan, dejando solo las parpadeantes luces de emergencia como única fuente de luz. Nadie parece especialmente alertado, la energía general parece ser la de una fiesta momentáneamente fastidiada.
A punto de demostrarles lo contrario, Miyabi entra en el edificio. No conoce tan bien el edificio como los que están en él, y eso le pone en desventaja. Pero tanto el factor sorpresa como su increíble sintonía con su perra son sus ases en la manga. Eso y el no estar borracho, no como sus contrincantes.
Desenvaina su espada y se queda con la saya en la mano izquierda. Corta la primera cabeza tras ver a su primera víctima en un destello de luz. Engancha a su acompañante usando su brazo y la funda, solo para clavarle la espada en la espalda.
Un grito, que le indica donde está su próxima víctima. Kuroha salta al cuello del primer idiota que, entre el pánico, se le ocurre disparar al aire revelando también su posición.
Entre gritos, disparos, golpes y ladridos, ninguno de los presentes es capaz de esconderse de Miyabi en la intermitente oscuridad. Y cada uno de ellos recibe la misma porción de ira que el anterior, la cual no parece tener fin y más parece crecer mientras la adrenalina se adueña de su cuerpo.
Porque cuanta más carne corta, más cerca está de Takeuchi.
Cuando finalmente está delante de esta se detiene. Sabiendo perfectamente que el jaleo ha sido oído de todos modos, manda a Kuroha a derretir la puerta. Las llamas reciben alguna que otra bala, de algún comensal intentando eliminar la amenaza, clavándose en las paredes y el techo.
Aparece, sin miedo ninguno, de entre las llamas una vez estas se han calmado un poco, como un espíritu colérico mandado desde el mismísimo infierno.
Para los presentes, de hecho, ahora mismo lo es. Porque el hijo del Oni está muerto, y lo que tienen delante no puede ser más que un fantasma.
De nuevo Kuroha, como si fuera invocada y creada desde las llamas, salta en escena a acabar con el primero que alza su arma. La espada de Miyabi acaba con los más sorprendidos y con aquellos que han creído que ahora es un buen momento para creer en Dios.
Takeuchi queda el último. Está sentado en el suelo, reculando con las manos, llorando. Tan patético como lo recordaba... Solo que con mejores camisas y un bigote bajo el que seguramente ha ido escondiendo su nueva sonrisa de soberbia ese último año.
E-Espera... ¡Espera! Podemos llegar a un acuerdo... ¡T-Te daré lo que sea! Su voz se vuelve más y más nerviosa al ver que los pasos del ahora ensangrentando Miyabi no se detienen. ¡Te diré lo que se-!
Ni siquiera le permite terminar la frase, deja que sea la hoja de su katana el que le interrumpe.
Miyabi yergue después del movimiento, sin dejar de mirar a los ojos de la ahora inerte cabeza del yakuza. Siente su sudor empapar su cuerpo, los golpes que ha recibido en algún que otro forcejeo arder, y la sangre ajena que tiñe su ropa gotear al suelo.
#rp
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analisword · 7 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem! Reader)
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Capítulo 1: https://www.tumblr.com/analisword/742694471701037056/high-infidelity-enzo-vogrinc-x-fem-reader?source=share
Capítulo 2: https://www.tumblr.com/analisword/742809931904925697/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 3: https://www.tumblr.com/analisword/742966287515402240/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 4: https://www.tumblr.com/analisword/743085967194390530/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 5: https://www.tumblr.com/analisword/743445192395423744/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
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—No quiero interrumpirte, pero me pregunto si ya comiste algo—Alana fue sacada de su concentración de golpe, giró la cabeza tan bruscamente hacia la puerta que su cuello dolió, Enzo estaba apoyado sobre el marco de la puerta con las manos dentro de los bolsillos. 
Alana tuvo que respirar profundamente al verlo, nunca se acostumbraría a verlo y a su implacable belleza. 
Llevaba una simple camisa interior blanca y unos jogging grises, aún así, lucía jodidamente bien. 
—Hola—saludó Alana felizmente, miró la hora en su celular y quedó perpleja, eran ya las 9 de la noche y efectivamente, no había ingerido bocado en todo el día—. Mierda, se me fue el día. 
—Entonces fue un día bastante productivo, ¿eh?—sonrió Enzo. 
—Sí, es mágico este lugar—exclamó Alana cerrando su computadora, ahora que se había dado cuenta que no había comido nada en todo el día, moría de hambre. 
—Sos mágica—la corrigió—. Vení a comer, traje pizza—dijo moviendo la cabeza, su estómago rugió al escucharlo y lo siguió hasta la sala. 
—Soy vegano—explicó él mientras abría la pizza—. Pero están deliciosas. 
—Tengo tanta hambre que así sea pizza hecha de cartón, la comería—dijo Alana tomando una rebanada. 
—Te dije que eras libre de abrir el freezer—dijo Enzo con tono apelativo. 
—Honestamente me olvidé de comer algo—respondió ella para después darle una mordida a la pizza, tal como Enzo había dicho, estaba deliciosa.
—Tengo que alimentarte para que ese cerebro tuyo siga funcionando—dijo él. 
—¿Cómo te la pasaste tú?
—Ehh, tuvimos que repetir la misma escena unas treinta veces porque al director no le parecía nada, pero al final terminó saliendo.
—Debe ser agotador—exclamó Alana arrugando la nariz. 
—Lo es—dijo él riendo—. Aún no me acostumbro, en teatro lo hacés una vez y ya está.
—¿Te gustaría volver a hacer teatro?—preguntó Alana con genuina curiosidad. 
—Acá no, en Uruguay sí—dijo—. Es más underground allá, nadie te termina viendo y a veces hasta terminas perdiendo plata, pero es auténtico. 
—Eres Enzo, gente irá a verte—dijo Alana rodando los ojos. 
—Sí, supongo—dijo él riendo y bajando la mirada, Alana inclinó la cabeza. 
—No te gusta mucho la fama, ¿no?
—Es complicado, claro que me gusta que mi trabajo sea reconocido, lo que no me gusta es tener a gente hinchándome las pelotas cada que salgo.
—Auges del oficio—exclamó Alana elevado los hombros. 
Al parecer Enzo tampoco había omado bocado en todo el día porque comía con un poco de desesperación, Alana sintió lindo que el chico hubiera esperado hasta tarde para comer con ella, terminaron la pizza en silencio y cuando lo hicieron estaban tan llenos que se tiraron en el suelo con las manos sobre las barrigas. 
—¿Cómo se tomó Sebastián cuando le dijiste que estás escribiendo de nuevo? ¿o pensa que vas por ahí vendiendo drogas?—preguntó Enzo después de que estuvieron varios minutos tirados viendo el techo, Alana se giró para observarlo mejor, sus ojos la miraban detalladamente y la luz cálida que emanaban las lámparas de la sala hacían que estos se vieran más claros de lo normal. 
—Creo que lo de las drogas le hubiera resultado mejor—dijo ella negando con la cabeza—. Dijo que estaba decepcionado de mí—confesó tímidamente. 
Enzo la miró como si le hubieran crecido dos cabezas del cuello y dobló el codo para apoyarse sobre su mano, estaban acostados sobre una alfombra bastante esponjosa, aún así la posición del chico parecía bastante incómoda. 
—¿Vos estás jodiéndome?—preguntó él con tono de incredulidad—. ¿Quién en su santo juicio estaría decepcionado con vos por escribir? Es lo que más te gusta.
—Pues él—respondió Alana—. Vaya—dijo ella un poco más tranquila—. No es por el mero hecho que esté escribiendo, es porque lo estoy haciendo al mismo tiempo que él, él quiere que esté completamente entregada a su libro. 
Enzo arrugó la nariz al escucharla, ella regresó la mirada al techo, ahora que contaba la situación en voz alta, se daba cuenta de lo patética que era.
—Alana…
—Sé lo que vas a decir—lo interrumpió—. Sé que no está bien y creéme que odio esta situación, detesto que Sebastián sea así de inseguro…
—Pero…—la interrumpió ahora él a ella. 
—Pero, supongo que tendremos que solucionarlo eventualmente, no sólo es mi novio, es la única persona que tengo aquí—dijo ella volviendo a mirarlo, Enzo la miraba a ella con una expresión que no pudo descifrar. 
—Vos sabés que eso es mentira—respondió Enzo apretando la mandíbula, Alana tragó saliva en seco, definitivamente sabía que podía contar con el actor, podría decir que era su único amigo en la ciudad, pero sabía a ciencia cierta que Enzo no se quedaría para siempre en Sevilla, probablemente volvería a Uruguay apenas terminara de filmar la película, o se mudaría ahora a otro país durante meses, probablemente Estados Unidos o Inglaterra, para después repetir la rutina una y otra vez, Alana apretó los labios ante la idea, ¿seguirían frecuentándose una vez él se fuera?
¿Al menos seguirían conversando ante la distancia?
La idea la puso nostálgica, de pronto todo el desorden que había en su mente después de intentar construir un nuevo mundo para la historia que comenzaba a escribir había desaparecido, así como el pensamiento de tener que volver a casa más tarde donde lo más probable es que Sebastián volvería a estar de insufrible. 
—Eh…perdona si dije algo que no debo—carraspeó Enzo al notar que ella no decía nada.
Alana rodeó su cintura con sus brazos y hundió su cara en el hueco de su cuello aspirando su olor, no tenía idea lo mucho que había necesitado abrazarlo hasta que lo hizo, el cuerpo de Enzo se tensó al principio por el acto afectivo tan repentino, pero en seguida suspiró y entrelazó ahora sus brazos contra el cuerpo de Alana. 
—Gracias por estar aquí—murmuró ella—. Gracias por alentarme a volver a escribir y por prestarme tu casa—hundió más su cara en el cuello del chico y él apretó más su agarre. 
—Hey, no tenés nada que agradecer—dijo él—. Yo sólo quiero que vos seas feliz—acarició su cabello suavemente, Alana cerró los ojos, le apetecía tanto quedarse ahí durante horas, dormir con él, el suelo nunca se había sentido tan cómodo nunca, de pronto los brazos de Enzo eran la cama más cómoda que podía existir. 
¿Pero qué mierda estaba pensando? 
Alana alejó  el rostro lentamente, Enzo lo tomó entre sus manos, ella suspiró y volvió a cerrar los ojos, podía sentir su aliento y el de Enzo mezclándose deliciosamente, no podía abrir los ojos, no podía hacerlo porque sabía que si lo hacía se encontraría con los labios de Enzo tan cerca a los de ella que no podría resistirse, de pronto los dedos de Enzo comenzaron a bajar por su cuello, tan largos y firmes pero suaves al mismo tiempo, no sabía qué se escuchaba más fuerte, si su propia respiración o la de Enzo, no podía salir del trance, sabía que haría una estupidez si se quedaba en esa posición un segundo más, de pronto sintió algo húmedo en su cuello.
Enzo había depositado un beso ahí, y aunque había sido suficiente para que ella mordiera su labio inferior patéticamente, también fue suficiente para que saliera del hechizo que él había aplicado sobre ella, Alana puso ahora sus manos sobre el pecho de Enzo y lo apartó un poco.
—Alana…
—Nuevamente gracias por todo—respondió ella—. Pero tengo que irme—Enzo la miró apenado y asintió levemente, Alana depositó un beso en su mejilla y salió prácticamente corriendo del departamento, Enzo no tuvo la intención de seguirla, Alana sabía perfectamente el por qué. 
No tardó mucho en llegar a su departamento, se quitó los zapatos y sus pies tocaron el frío suelo de la sala, a comparación del departamento de Enzo, el que ella compartía con su novio estaba casi siempre frío porque el chico adoraba las temperaturas bajas, no había alfombras en el lugar, no lámparas cálidas, no muebles que impedían que el frío aire que se colaba de las calles por la ventana le rozaran peligrosamente la nuca. 
Alana se tocó el cuello, aún podía sentir los labios de Enzo sobre su piel, podía sentir sus manos y si se concentraba mucho, aún podía olerlo.
—Hola—la voz de Sebastián la sacó de sus pensamientos bruscamente, ella apartó la mano de su cuello rápidamente, cruzó los brazos sobre su pecho, como intentando borrar las huellas invisibles de Enzo sobre ella. 
—Hola. 
—Te preparé algo de cenar—informó—. Tu platillo favorito. 
Una ola de culpabilidad la invadió, su platillo favorito no se podía conseguir fácilmente, sabía que para prepararlo Sebastián había tenido que recorrer al menos tres mercados diferentes para conseguir los ingredientes traídos desde México. 
—He cenado ya y estoy llenísima—respondió, era verdad, el botón de su pantalón de mezclilla estaba haciendo lo posible para no romperse, su vientre estaba pesado e hinchado por las cuatro rebanadas de pizza vegana que había comido—. Pero gracias, mañana me lo desayuno. 
Sebastián asintió y parpadeó varias veces, Alana lo conocía tan bien, lo conocía de tanto que sabía que él hacía eso cuando tenía ganas de llorar. 
—Quiero pedirte disculpas por el dolor de cabeza que te he estado dando últimamente—dijo él acercándose a ella—. Soy un idiota, y si estamos aquí es gracias a ti. 
Alana sabía que se refería a cuestiones de dinero, pues aunque Sebastián haya sido el que recibió el trabajo, no hubieran podido sustentarse para mudarse a España sin el dinero que Alana ganaba. 
—Y lamento que hayas llegado al extremo de tener que alquilar una oficina para sentirte cómoda para escribir. 
Las imágenes de ella y Enzo en la supuesta oficina invadieron su mente. 
—Le diré a Maricia que consiga a alguien para que revise lo que yo vaya escribiendo—informó. 
—No tienes que hacer eso—replicó Alana. 
—Los dos sabemos que no quieres seguir leyéndome, Alana—dijo él—. Y eso está bien, sé lo agotador que es, yo mismo no quise volverte a leer después de tu primer libro y nunca me diste un mal rato por ello, incluso cuando sí era mi trabajo hacerlo.
—Lamento que leernos nos incomode tanto—dijo ella, lo decía en serio. 
—Esas cosas pasan—dijo.
¿Pero por qué ella sí quería que Enzo la leyera?
¿Por qué se había sentido tan triste cuando Enzo no indagó o pidió leer lo que ella había escrito hoy?
—Sí—mintió—. Esas cosas siempre pasan.
—Quiero que esto siga funcionando—dijo él tomándole las manos. 
Alana asintió, no podía echar su relación a la basura. 
Sin embargo, cuando Sebastián la besó, Alana no pudo evitar imaginarse que era Enzo el que lo hacía. 
Y se odió a sí misma por no sentirse ni un poco culpable al respecto. 
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coolpizzazonkplaid · 8 months
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Lin Kuei (MK1) y Hanzo Hasashi y Kuai Liang (MK11) x lectora que sufre una posesión demoniaca (Evil Dead Rise).
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Es la primera vez que escribo headcanons ténganme compasión.😅😊 Contexto: Sos guardiana de muchos objetos de valor peligroso y por accidente (ósea mera estupidez) lees el Libro de los Muertos y caes bajo una posesión sumamente fuerte. Tu pareja intenta ayudarte a que recuperes la conciencia, pero en el trayecto vas sufriendo físicamente, también esta pareja descubre el porqué de tu situación.
Bi Han:
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Este ninja se da cuenta al toque que ese libro no trae nada bueno ni tampoco ninguno de los artefactos que estas protegiendo, pero el libro que te encomienda Liu Kang lo ve cien veces peor.
No solamente por la parte de que Liu Kang te pide que lo cuides sino porque ese libro ve que tiene maldad pura. Intentas convencerlo para que se quede tranquilo y no se esté estresando innecesariamente.
Por eso prefiere acompañarte y vigilar qué artimañas tendrá ese libro.
Al dar inicio tu investigación con el objeto, te pinchas por accidente con uno de tus instrumentos de investigación y al caer las gotas de sangre, el libro se abre. Tanto a ti como a Bi han no le gusta la sensación que da ese objeto maldito y aun así sigues estudiándolo. Pasando hoja tras hoja, llegas a una escrita y lees en voz alta. Grave error.
El fuego de la chimenea se apaga sin más, las ventanas se cierran abruptamente y una ventisca te arroja al techo. Bi han es expulsado fuera de la habitación y gritas su nombre. Una mano invisible agarra tu cuello y lo aprieta, ya no puedes emitir un sonido. Otro par de manos agarra un brazo, una pierna y te la tuercen.
Caes al suelo como una bolsa de papas, cuando cobras la consciencia intentas arrastrarte hacia la salida, pero una vez más la mano invisible te agarra la pierna rota y antes de que puedas gritar el nombre de Bi Han la otra mano te cubre la boca nuevamente. El demonio hace que tus huesos ardan como si las llamas del Infierno estuvieran en tu cuerpo, tus gritos son silenciados y las lágrimas salen de tus ojos como cascadas. El demonio provoca tus convulsiones. Suplicabas que tu agonía acabara pronto, pero esas suplicas quedaron vacías.
Ese dolor siguió y siguió, el demonio tomó posesión de tu cuerpo y te levantas con tranquilidad. Abres la puerta y pasas al lado de Bi Han sin inmutarte en que estaba ahí. De a poco, Bi Han cobra el conocimiento y ve la puerta de la habitación abierta. Cuando se levanta, te ve a espaldas de él, intenta levantarse y quiere corroborar si te encuentras bien. Solamente sueltas incoherencias.
“Eres el peor Gran Maestro que he conocido, Bi Han, y pensar que hay otras personas que pueden llegar a liderar un clan mejor que tú.” “No puedes amarte a ti mismo y pretendes amar a esta zorra, eres un crédulo.” “Nunca harás que los Lin Kuei lleguen a la grandeza siendo un cobarde.”
Te das la vuelta y una sonrisa espeluznante adorna tu rostro, al mismo tiempo tus manos comienzan a rasguñarte y la sangre cae al piso, pero no se ve tu reflejo sino del demonio. En ese instante tiemblas, cobras la conciencia, Bi Han ve en tu rostro el horror y solamente puedes decir: “Ayúdame, Bi Han”.
Después de tu arrebato de conocimiento, te desmayas y Bi Han se aproxima a ti inmediatamente. Te revisa para ver tu estado, todo tu cuerpo está ardiendo en fiebre y comienzas a convulsionar. Sin pensar, Bi Han usa su poder para que tu fiebre baje, pero eso fue un error, porque repentinamente tu cuerpo se vuelve un tempano de hielo y tus convulsiones siguen sin parar. Hasta que en un momento te detienes.
Bi Han revisa tus signos vitales y al no hallar pulso, la impotencia lo invade y la furia hacia Liu Kang se acrecienta. No esperó que repentinamente abras los ojos y sueltes un grito tan abrumador que deja confundido al Gran Maestro. Los hermanos de Bi Han llegan al pasillo en el que se encontraban, confundidos por el grito que habían escuchado y cuando los ves ruges y los atacas.
Intentan sacarte de encima y al hacerlo, Bi Han te contiene con sus poderes y a pesar de eso sigues insultándolo sin parar, pero eran oídos sordos para él. Lo único que tenía en la cabeza era confrontar a Liu Kang por su ineptitud, la furia lo estaba consumiendo y a la vez la angustia, estabas sufriendo y no sabía que te pasaría si esto llegara más lejos.
Termina de encerrarte y sin inmutarse llama a Liu Kang de una manera colérica. Sus hermanos tienen que hacer la tarea de dios de evitar que Bi Han se abalance al dios del fuego y lo mate a golpes, pero no quita que le grite por su error y quiera instantáneamente respuestas de por qué te encomendó examinar el objeto maldito. Sus hermanos tratan que mantenga la cordura antes de que haga algo tonto y mas o menos logra calmarse.
Liu Kang intenta aclarar las dudas sobre el Libro de los Muertos, que era un objeto perdido y leyenda del Infierno, que si llegaba a manos equivocadas desataría muchos males al ser leído y que seguramente debía existir su contraparte. Eso llegó a los oídos de Bi Han e inmediatamente quiere salir a buscarlo, pero antes de eso Liu Kang lo detiene para poder decirle que puede que sea una posibilidad, ya que no se sabe bien qué le había ocurrido a ese libro.
Bi Han ya está enojado, porque fue este dios quien te dejó en el estado en el que te encuentras, pero a regañadientes acepta que Liu Kang le muestre las posibles ubicaciones. Antes de marcharse le pide a Kuai Liang y Tomas que te protejan y vigilen. Además, les pide que a toda costa te contengan y eviten matarte, ya que todavía estabas entre los vivos.
Se va al culo del mundo y no le importa dónde está ese maldito libro, lo bueno es que lo encuentra. Fue un viaje exhaustivo, pero tuvo su recompensa y vuelve Artika lo más rápido que puede. Lo que no esperaba era que te hayas liberado y estuvieras haciendo caos en todo el templo. Te abalanzaste sobre Kuai Liang, Tomas y Liu Kang intentaban a toda costa de sacarte encima de él.
Bi Han recita el hechizo indicado por Liu Kang, el demonio con un grito estruendoso abandona tu cuerpo y es desterrado hacia las profundidades del Infierno. Vuelves a tu estado normal y te desmayas por todo lo que te había pasado. Bi Han te carga y te lleva rápidamente con los médicos del Lin Kuei, no quiere que Liu Kang se meta contigo otra vez.
“Bi Han lo lamento… no debí leer el libro. Tuve que ser más lista”
“No es tu culpa. Liu Kang es el responsable de esto”
“No le heches la culpa al señor Liu Kang, Bi Han. No tenía que leer ese libro”
No quiere discutir contigo y deja que descanses en paz, te acompaña en todo lo que puede de sus horas, porque tiene que arreglar el caos que existe. Te observa dormir y se siente en paz, ya que nada pasó a peor y no deja que Liu Kang te visite.
De ahora en adelante, no quiere que examines las cosas que te de Liu Kang ya que no toleraría repetir este incidente, no puede perderte. Eres su felicidad y necesita que lo acompañes. Intentas convencer a Bi Han de que fue solo un accidente, pero se niega a que sigas estudiando estos artefactos a toda costa, pero después de mucha charla accederá a regañadientes.
Desde ese instante, él es el primero en examinar lo que vas a estudiar y después te deja hacer tu trabajo. Cuando Liu Kang te entrega un artefacto lo mira mal y quieres tratar de apaciguar esos momentos, pero es algo inutil. No quiere que te pase algo horrible y haría lo que este en su poder e incluso cosas peores para que estuvieras a salvo.
Kuai Liang:
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Kuai Liang conoce tu rama de trabajo y se preocupa bastante que te haga daño. No quiere que los artefactos oscuros te consuman por completo y pierdas tu humanidad, desde que vio cómo Shang Tsung y a Quan Chi con su magia oscura y sus extractores de almas lo asusta la idea de perderte por lo que trabajas.
Por esas razones, a veces le cuentas lo que estas estudiando, ya que se muestra poco receptivo e intenta siempre que puede estar a los alrededores para procurarte, por si las dudas. Pero esta vez no le comentas que habías encontrado el Libro de los Muertos, porque ya tenías otros libros oscuros que no te habían lastimado ni maldecido. Estabas muy confiada con ese libro y eso sería un gran problema.
Al examinarlo parte por parte notas que la cubierta está hecha de piel humana y que tiene una cerradura de dientes de una criatura desconocida. Intentas buscar en ese objeto si hay una especie de cerradura para poder usar tus instrumentos y forzar a abrirse. Acaba en decepción y no sabes cómo entrar al contenido del libro, así que comienzas a usar la fuerza con el libro.
Al principio usaste tus instrumentos para intentar cortar los dientes, pero fue en vano y entonces usaste tus manos. En tu forcejeo te cortas y las gotas de sangre caen sobre la tapa del libro. Sentiste un escalofrío cuendo las hojas se movían por si solas y llegaban a la indicada.
El aura de la habitación cambió abruptamente, las ventanas se cerraron y lo que quedaba de luz se esfumó… solamente quedó una. Soltaste respiraciones agitadas y mirabas asustada a cualquier parte. La puerta se abrió de repente, sentiste que algo se acercaba y te rasguñó la espalda, pero no pudiste gritar.
Una mano invisible te cubría la boca, otras te tocaban, no parabas de soltar lágrimas y forcejear. Una de tus herramientas se elevó y te dañó una parte del brazo, mientras intentabas emitir un ruido. Las otras manos invisibles dejaron de tocarte, pero te rasguñaban sin cesar hasta que pararon. Luego te revolearon hacia una pared y después hacia el otro extremo. No podías gritar, la mano invisible seguía contra tu boca, solo gemías y llorabas.
Cuando pensaste que el demonio paró de divertirse contigo, intentas huir y gritando el nombre de Kuai Liang, pero fue inutil. Las puertas estaban cerradas y al parecer el demonio hechizó la habitación. Sientes golpes, más rasguños, tus huesos duelen y caes al suelo. Empiezas a contorsionarte, notas que algunos de tus huesos se rompen y sigues pidiendo ayuda en vano. El demonio ya tomó tu cuerpo.
Sales caminando cómo si nada, pero tu mirada estaba desconectada…ida. Rengueabas y dejabas un rastro de sangre por donde caminabas hasta llegar a la sala de armas. Kuai Liang se asusta al ver todo el rastro del líquido carmesí, verte de espaldas a él y mirando las armas lo preocupa más. Las gotas de sangre estaban haciendo charcos y solamente agarraste un pequeño cuchillo y dijiste cosas hirientes a tu amante.
“Sabes, Kuai Liang, me imagino constantemente qué habría pasado si tu hermano te hubiera arrancado el ojo y apuñalado sin parar”. “Sinceramente quise saber lo que sientes al ver que te sacan la cabeza con mis propias manos” Te estabas cortando la mano con ese cuchillo. “Deberias morir como tu hipócrita e inútil padre… y le haré el favor a tu patético hermano”.
Las palabras le dolieron bastante a Kuai Liang y creía que lo estabas traicionando hasta que te diste la vuelta y sonreías de forma macabra.
De repente temblaste, el cuchillo cayó con un estrepitoso ruido y esa sonrisa se fue. Kuai Liang vio que estabas asustada lo vio por tus acciones, tus ojos y gestos, pero solamente pudiste soltar unas palabras: “Esta aquí… quiere mi cuerpo”.
Gritaste de forma repentina y caíste al suelo, arrastrándote hacia tu amante. Este se alejó al ver que avanzabas y tus huesos crujían, hasta que te detienes y solo dices: “El libro…”. Sueltas un grito atronador que hace Kuai Liang se quede desorientado.
Atacas sin dudar, ruges y rasguñas a Kuai Liang. Tu amante logra sacarte de encima suyo y con el kunai te ata. Forcejeas y no paras de herirlo con tus palabras. Kuai Liang no entiende muy bien a lo que te refieres con “el libro”, pero aun así busca en todos lados ese libro mientras estás atada y encerrada.
Después de llamar a Liu Kang, tu amante sigue buscando el libro que dijiste. Esta vez entra a la habitación donde resguardas todos los artefactos macabros y ve con horror el desorden.
Camina por todo el caos y en tu mesa está el libro que le mencionaste. Al pasar las hojas entiende lo que te ocurrió, pero no sabe cómo el libro llegó a tu poder y ya inmediatamente le echa la culpa a Bi Han.
Al llegar Liu Kang, Kuai Liang lo recibe mostrándole tu estado de posesión demoniaca y el libro que estabas examinando. El dios llega a la conclusión de que es el Libro de los Muertos y que según la leyenda del Infierno debe existir su contraparte.
Sin dudar ni esperar, Kuai Liang se marcha de los territorios del clan Shirai Ryu para buscar ese libro. Después de ir al culo del mundo logra encontrarlo y regresa inmediatamente al clan.
Lo que no esperaba era que te hayas liberado e intentas atacar a Liu Kang y Tomas, pero ambos logran contenerte y rápidamente recita el hechizo. Cuando termina de conjurar el hechizo caes al piso, abatida por la fuerza que tomó tu cuerpo. Kuai Liang te carga al estilo princesa, escucha tus lloriqueos y disculpas.
“Kuai… nunca te traicionaría…yo…debí avisarte”. “Perdóname… lo que dije no era cierto”
“Está bien amor, no fue tu culpa. Vas a estar bien”
Le comentas lo que viste al estar poseída, que el libro lo llamó y que era una criatura sumamente caótica. Se alimentaba del miedo y el caos que generaba, que había que correr cuando era invocado. Viste los horrores que ese demonio había hecho y lo que planeaba hacer con el resto del clan y los que querias. Kuai Liang solamente puede consolarte y dejar que llores por lo sucedido.
Te lleva con los médicos del clan y te acompaña hasta que te mejores. No se va a ir de tu lado y él mismo quema el Libro de los Muertos para evitar otro incidente. Además, va a estar a tu lado de ahora en adelante cada vez que estudies un artefacto oscuro.
Tomas Vrbada:
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Este libro lo encuentras a los alrededores de la fortaleza. Recuerdas que perteneció a Shang Tsung y Quan Chi, por eso, lo guardas para estudiarlo y mantenerlo seguro.
Por otra parte, Tomas está al tanto de tu línea de trabajo y sinceramente aprecia bastante que tengas valor para analizar los objetos malditos. Para él, muchas de esas cosas le dan escalofríos y no deberían ser usadas para un fin tanto noble como malicioso. Por esas razones deja que sigas con tu trabajo y prefiere no saber mucho, solamente lo que vas a estudiarlo y ya está. No necesita saber su contenido.
Volviendo al tema estas acostumbrada a tratar con cosas peligrosas, pero este te causó mucha curiosidad por como estaba diseñado (cubierta de piel humana tostada y cerradura de dientes).
Lograste abrirlo cuando por accidente te cortaste con los dientes que tenia por cerradura, sentiste una sensación extraña al ver como las páginas se movían por si solas hasta llegar a la indicada.
Empezaste a leer en voz alta una invocación a un demonio y ese fue un terrible error. Todo el lugar en el que estabas se volvió aterrador y sentiste como una presencia extraña se abalanzó hacia ti. Para tomar tu cuerpo, fue horrible, te poseyó una mano y te hizo que te lastimaras (golpeándote contra la mesa, usando los instrumentos que tenías para dañarte físicamente). Como final a la toma de tu cuerpo, empieza a hacer que te retuerzas de dolor hasta que tus huesos duelan y sientas que se te tuercen.
Por todo este alboroto y los gritos del nombre de tu amado para que te ayudara. Tomas, asustado, va más rápido que la luz a la habitación (se pone en posición de combate) en la que te encontras y al ver tu estado inconsciente, llama a su hermano inmediatamente. Te revisa y se espanta al ver tus heridas autoinfligidas y moretones, pero lo que más le aterra era tu nivel de fiebre.
Cuando Kuai Liang llega, ve a su hermano menor en estado de pánico y el desastre de la habitación se queda confundido. Se pone en posición de combate creyendo que fue un ataque enemigo.
Tomas le pide a grito desesperado que llame a los médicos y le bajen la fiebre a su amada, porque de enserio estas ardiendo en fiebre, pero cuando estos apenas ponen un paño helado en tu frente… los resultados no son muy alentadores. Tu temperatura empieza a bajar a niveles muy aterradores. Ahí entra Kuai liang para ayudarte, pero es en vano.
Tomas está mas que nervioso y apunto de tener tres ataques al corazón. No sabe qué es lo que te esta ocurriendo, ni por qué tienes las heridas que tienes. En su mente cree que alguien te embrujó para dañar al clan o que los Lin Kuei te envenenaron con una enfermedad extraña.
De repente, abriste los ojos, comienzas a contorsionarte los huesos y a soltar quejidos. Tomas y su hermano se alejan rápidamente de ti. Intentas acercarte mientras sigues contorsionándote y los crujidos de los huesos lo escuchan los propios hermanos.
En todo tu dolor cobras la conciencia y dices lo siguiente: “Tomas, perdóname… ayúdame… el libro…Liu Kang”. Tu estado consciente vuelve a irse de vacaciones, porque el demonio vuelve a tomar posesión de tu cuerpo, hace que te subas al techo y emitas un grito sumamente aterrador (cualquier semejanza con la película Evil Dead Rise es mera coincidencia). Los hermanos están aturdidos ante ese poder.
Tomas, queda confundido con lo que le dijiste, pero no puede pensar porque comienzas a atacarlo, pero su hermano intenta alejarte y sigues arremetiendo contra ellos con los instrumentos de la mesa. De milagro logran contenerte y Tomas permanece a tu lado todo el tiempo en el que estas encadenada. A pesar de decir cosas sumamente crueles:” Tu debiste morir con tu familia”. “Eres un maldito parásito”. ”Kuai Liang miente al considerarte tu hermano, lo hace por lástima”.
Tomas se queda tu lado. Te cuenta el por qué le gustas tanto, los momentos compartidos que le gustaron (tu primer beso con él, su primera cita y narrarte las historias que te gustan). Está chiquito hay que cuidarlo.
Llaman a Liu Kang para pedirle ayuda sobre tu estado y este viendo cómo te encuentras intenta buscar el libro con el que el quilombo inició. Descubre que posiblemente tengas una manera de volver a ser tu y es buscando el libro contrario. Tomas no pierde tiempo y va a buscarlo por cielo, mar y tierra hasta encontrarlo… para no hacer cuento largo lo encuentra.
Al regresar, él no sabe cómo lograste librarte, pero estas arrasando a diestra y siniestra con quien encuentras y Liu Kang intenta con todo su poder contenerte de tu posesión satánica. Tomas recita el hechizo para exorcizar al demonio que llevas dentro, termina el conjuro e instantáneamente ve cómo tu estado de locura desaparece y te desmayas por todo lo sucedido.
Tomas corre hacia donde te hayas y te carga estilo princesa para ver si sigues entre los vivos. Hasta este punto el pobre chico suelta todas sus lágrimas porque tiene miedo de que la luz de su vida se haya ido al otro lado, pero recobras un poco la conciencia y cuando lo ves lloras.
“Tomas… lo recuerdo todo, lo lamento mucho…te herí y casi mato a todos, perdóname. No tuve control sobre mí”.
Este ninja dulce dice con lágrimas: ”Vas a estar bien mi amor. Te vas a recuperar, quédate tranquila”.
Para dar final feliz, el libro satánico queda a manos de Liu Kang y de la Tierra para contenerlo. Por otro lado, te llevan con los médicos para que te curen y a partir de ahí Tomas siempre va a estar a tu lado cuando examines artilugios macabros. No quiere que vuelvas a sufrir una posesión donde casi te pierde, realmente te ama y enloquecería como nunca si algo malo te sucede. Perdió a su familia y no quiere que la historia se repita.
Hanzo Hasashi:
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Viste que este libro antes estuvo en posesión de Quan Chi y por eso lo tienes en tu poder antes de que alguien más lo haga. La idea de dejarlo a tu merced fue idea del brujo, así podía herir una vez más al guerrero Shirai Ryu y ver que podía matarte el propio Hanzo para liberarte de tu dolor.
Hanzo ve que en ese libro hay maldad pura y quiere estar a tu lado cuando lo examines. Obviamente aceptas su compañía porque bueno es un pan de dios.
Comienzas a estudiarlo y Hanzo percibe que esa cosa tiene algún truco sucio. Se preocupa cuando te pinchas el dedo con los dientes que protegen el libro y aún más al abrirse de forma repentina. Una fuerza invisible te empuja hacia la pared, Hanzo es revoleado y cae más lejos de ti.
Las velas comienzan a apagarse, Hanzo cobra la concienca, pero ya no te ve donde te arrojó el demonio. Sino elevada, peleando al aire, sacudiéndote para bajar y chillando el nombre de tu amante para que te ayude.  Sientes que tus extremidades son atadas con unas cuerdas que no ves, comienzan a tirar de ti, gritas y pides ayuda: “Hanzo…duele mucho…ayúdame…perdón “. Tu agonía termina cuando sientes que llegan a su fin los retorcijones como una marioneta enredada y el demonio toma posesión de tu cuerpo.
El pobre Hanzo mira con horror cuando caes al suelo como una muñeca rota, corre rápidamente cuando tus convulsiones se detienes sin más. Te revisa los signos vitales y se da cuenta que no los tienes la pena y el pánico lo invade, pero esta estupefacto al ver que abres los ojos repentinamente y sueltas un rugido.
Empiezas a atacarlo sin parar y lo insultas por todo su pasado: “Mata a tu amante y rebánala en pedazos como lo hiciste con el primer Sub Zero, solo así dejara de sufrir”. ”Debes estar muerto y acompañar a tu esposa e hijo, no estar tras las faldas de esta ramera”. Cobras la conciencia y te alejas de tu amante de forma repentina, arrodillada y llorando: “Hanzo aléjate de mí… el clan está en peligro… va a matarlos a todos…”
El demonio vuelve a tomar el control y sueltas un grito desgarrador, en ese instante, el kunai y la cadena de Hanzo te atan y sigues queriendo atacarlo inconscientemente. Se promete curarte de la posesión y torturar al demonio en las profundidades del Infierno.
Él mismo lleva tu cuerpo al Infierno y no ve tu figura. Te ve inconsciente, magullada y atada detrás del demonio. Este está frente a Hanzo y poseyendo sus mejores armas para contraatacar con el ninja.
Hanzo se prepara y lucha contra al demonio, obviamente al salir vencedor tortura a la criatura. Le pregunta quien fue el que dejó el hechizo activado. Tras varias negaciones confiesa que fue Quan Chi quien lo liberó, que hizo todo para hacer que Hanzo sufriera y que la pena lo matara para poder controlarlo.
Tras matar al demonio de una forma muy cruel, ve que tu estado se va recuperando y te lleva devuelta a la Tierra. Se alegra al ver que vuelves a despertar completamente y solamente lloras.
“Perdóname Hanzo… debí ser más fuerte y evitar que me poseyera…yo…”
“Está bien sakura, vas a estar bien. Todo terminó” Te besa en la frente, las mejillas y los labios (cosita linda).
Hanzo te envía con los doctores para que te curen y mientras de paso, él va hacerle una visita a Quan Chi. Esa visita acaba en que el brujo muere a manos de Hanzo y una paz interior invade al guerrero. De ahora en adelante siempre va a estar ayudando a examinar los artefactos que encuentres. Te considera su mundo y la pena lo mataría al ver que perdió algo valioso por segunda vez.
Kuai Liang:
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Encuentras el libro cerca de los territorios Lin Kuei y te lo llevas para examinarlo. Debido a que por su aspecto parece algo para ser resguardado y que nadie debe toquetear.
Cuando estudias el libro, sentiste la punzada de los dientes y te espanta cuando el libro se abre. Más te aterra al ver las páginas moverse por sí solas hasta llegar a la indicada. Sientes como el lugar se vuelve más lúgubre.
Mientras tanto Kuai Liang te busca para discutir unos asuntos del Lin Kuei y demás problemas. Algunos discípulos le dicen que te encuentras en la habitación donde resguardas los artefactos oscuros y él se va dirigiendo allí para darte también compañía.
Empiezas a leer la hoja del libro en voz alta, el aura del lugar se vuelve más aterradora y al mismo tiempo ves que Kuai Liang entra al cuarto. Tras el error que cometiste, el aura del lugar cambia rotundamente, ves como Kuai Liang es arrojado hacia la pared y una fuerza desconocida se cierne sobre ti de manera brusca.
El demonio toma tu cuerpo y comienzan las cosas espantosas. Te tortura, hace que te lastimes con tus propias manos y sientes como el demonio casi te ahorca hasta morir. El demonio hace que te levantes y este de espaldas a tu amado.
Mientras tanto, Kuai Liang intenta volver a cobrar el conocimiento y te ve. Al aproximarse, te pregunta si te encuentras bien, pero solamente dices incoherencias: “Sabes anciano, siempre me he preguntado cómo serían sacarte las entrañas y comerte los ojos en plena noche”. “Siempre imaginé que me seguirías por querer tratar de tener una pizca de amor en tu patética vida de guerrero deplorable”. “Un anciano que sigue perdido en los recuerdos de su hermano y amigo muertos y no hizo nada para tratar de ayudarlos”. Kuai Liang se siente herido por lo que dices, pero al escuchar tu voz sabe que algo no anda bien.
Te das la vuelta y muestras una sonrisa macabra, comienzas a temblar y tu sonrisa dubita hasta convertirse en una cara de espanto y dices en tono asustado: “Quiere mi cuerpo”. Se acerca rápidamente a ti para ayudarte, pero retrocede cuando comienzas a retorcerte, convulsionar y contorsionarte de forma espantosa. Intentas acercarte a él, emitiendo exhalaciones abruptas y dices: “Kuai… lo lamento… ayúdame”.
Tu arrebato de conocimiento fue interrumpido cuando el demonio hace que tu cuerpo sufra sin cesar y tome el control nuevamente. Te subes al techo y emites un grito sumamente aturdidor, que Kuai Liang no puede esquivar. Te abalanzas hacia tu amado y empiezas a atacarlo con rasguños, de forma inmediata, los guerreros Lin Kuei entran a la habitación en la que se encuentran ustedes dos. Sueltas un rugido animal, te lanzas sobre ellos, solo dejas sangre y heridos a tu paso. Kuai Liang te contiene con sus poderes.
Pero es en vano porque empiezas a decir cosas crueles sobre él: “La muerte de este cuerpo te consumirá hasta el final”. “Sufrirás el mismo destino que tu hermano”. “Nunca seras un Gran Maestro formidable”. Kuai Liang está confuso y un poco herido al escuchar lo que dices, pero al mirarte a los ojos, se da cuenta que no eres tú. Te promete en silencio que buscará la forma de curar tu estado y quiere encontrar respuestas a lo sucedido.
Mientras te ve forcejeando con los témpanos de hielo, visualiza el libro y hojea apenas las páginas de este. Viéndolas comprende inmediatamente qué fue lo que te ocurrió. Se pone en contacto con Hanzo y Raiden para ver qué hacer para salvarte de tu posesión satánica.
Tanto Raiden como Hanzo saben de donde proviene ese libro, pero creyeron que era una simple leyenda del Infierno y que nunca fueron reales, asi que seguramente la otra parte de la leyenda de que existe un libro para combatir este demonio es real. No hay discusión, Kuai Liang va con Hanzo hasta el culo del mundo para encontrarlo, enfrentándose a todo tipo de peligros y trampas mortales y lo encuentran.
Cuando llega al templo Lin Kuei, ve caos en su hogar, ve pocos cuerpos y la mayoría de sus aprendices construyendo un fuerte para evitar que los ataques.
Empieza a recitar el conjuro para exorcizar el demonio hasta que este deja de luchar en tu cuerpo y logra salir. Al caer seminconsciente al suelo, Kuai Liang te sostiene y te mece como una niña. Sueltas lágrimas y pides disculpas.
“Lo lamento mucho Kuai Liang… tendría que haberte llamado antes…debí ser más inteligente. Lo que dije no era enserio, nunca…”. No paras de pedir perdón por tu error y sollozar y tu amado solamente intenta consolarte como puede de estos horribles acontecimientos. Hasta te da besitos (denle una medalla de oro).
A partir de ahora, Kuai Liang siempre va a ser tu segunda conciencia para que evites leer boludeces satánicas. Te procura muchísimo mientras examinas un nuevo artilugio oscuro con cautela. Sos una bella luz y no quiere ver aquello que lo hace cálido desaparezca por algo peligroso.
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imembroiderline · 2 years
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Guía para encontrar la mejor manera de matarse
Rasha Awale
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Uno
 
Abre la llave del gas.
Cierra todo:
Puertas, ventanas, mirillas y pensamientos de vacilación.
Primero sentirás dolor de cabeza,
luego dolor de garganta,
un impulso de dejarlo ahí,
pesar.
No te muevas, sólo espera
hasta que ya sea tarde.
Estás muy débil para quedarte.
Sólo salta.
No dejes ninguna nota.
Tu letra no se entiende
y no hay nada peor que una nota suicida confusa.
Imprímela si es necesario.
Que sea divertida,
algo así como “No molestar”.
No quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
++
Dos
 
Ve al mercado, escoge el mejor cuchillo.
Si has tenido una vida de mierda, has de querer una muerte de lujo.
Y si tuviste una vida de lujos, no querrás una muerte de mierda.
Sonríele a la señora del puesto, cuéntale un chiste,
algo así como “¿Puedo probarlo primero?”
No importa lo que hagas,
no compres cualquier cosa.
Quieres que la señora recuerde tu cara
Cuando la policía vaya a preguntarle.
A menos que te parezca divertido incriminar a alguien.
¡Incriminar a alguien!
Estoy bromeando.
Pero en serio, no lo hagas con un cuchillo chafa.
Te robarían la gloria.
No lo hagas en el baño,
Respétate un poco.
Puedes hacerlo en la recámara.
No, es mucho batidillo.
En la cocina.
No,
te recordarán cada vez que metan carne al horno.
En el balcón.
No, hace frío
y tú quieres una muerte calientita.
Hazlo en el baño, sí,
pero remplaza el cepillo dental con lapiceros y el jabón con post-its,
la esponja con clips y la toalla con tu toga de graduación.
Hazte un corte vertical. Puede que duela,
pero recuerda que quedarse duele más.
Seguro vas a llorar.
Ahí empieza el batidillo.
Tú sigue.
Sigue.
Nada tan ridículo como que te lleve la ambulancia por intento de suicidio.
Todo el mundo pensará que lo hiciste para llamar la atención,
pero no querías morirte realmente.
No ven que no es posible llamar la atención con un cuchillo,
a menos que seas el carnicero el día de plaza.
Termina lo que empezaste.
No dejes ninguna nota.
No hay nada peor que un papel ensangrentado
y no quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
 
+++
Tres
 
Llena de agua la tina.
Pero tienes que encontrar una a tu medida.
Agua caliente.
Tu vida ya fue bastante fría, quieres una muerte cálida.
No te metas desnuda, ponte algo chistoso.
Haz que se rían.
Un disfraz de conejito, una corbata con una camisa llamativa
o un pantalón debajo de la falda.
No te pintes.
Ya bastantes máscaras usaste.
Lo que buscas es una muerte honesta.
Rompe todos los records aguantando bajo el agua
hasta que todo se desvanezca:
las burbujas, el techo, los ruidos de tu mente.
La vida no estuvo tan mal,
pero la muerte puede saber mejor.
Cuando te la bebas,
Bébetela toda.
Recuerda que, si te echas para atrás,
tendrás que explicar el batidillo en el piso,
la toga de graduación en el baño y el elevado consumo de agua.
No dejes ninguna nota.
No hay nada peor que un papel que se deshace en las manos
y no quieres hacer sufrir a nadie.
Ya es suficiente con que te vayas pronto.
 
++++
Cuatro
 
No uses pastillas.
Las pastillas son tramposas.
Te pueden dar diarrea o que te salgan ronchas.
Tendrían que hacerte un lavado
y no hay nada peor que tener una manguera en la boca
mientras un montón de extraños te dan palmaditas.
“Con esas pastillas te van a salir pelos en los ojos”,
me dijeron.
Pedí unas pastillas que pudieran encerrar mis demonios.
No funcionaron. No hicieron dormir a los demonios.
No aplacaron las batallas en mi cabeza.
Al contrario, hicieron crecer un bosque en mis ojos
y me supieron amargas.
La vida ya es bastante amarga.
Mereces una muerte dulce,
así que no uses pastillas.
No uses pistola.
Las pistolas son frías y ciegas.
Además
no tienes fuerzas para apretar el gatillo.
No te columpies como un péndulo:
No eres tan santa como para convertirte en fruta.
 
No te avientes de un edificio alto.
Qué tal si vuelas
o rebotas.
Todo rebota.
No importa qué escojas, no dejes ninguna nota.
La subirán al Face y la compartirán extraños.
Recuerda:
No quieres hacer sufrir a nadie.
 
+++++
Cinco
 
Quédate.
Tu vida es una nota.
Deja una nota.
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holavosblog · 7 months
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ULTIMO VIERNES DE FEBRERO. FACIL
"Se vuelve más fácil. Cada día se vuelve un poco más fácil. Pero tienes que hacerlo todos los días; esa es la parte difícil". Bojack Horseman
Hola VOS, no se te debe pasar por la mente las ganas que tengo de hablarte y de contarte unas cosas de mi vida, de compartirte, de pensar que sos mi amiga y te interesa o te importa algo. Pero no eras.
- Cogete a tu novia, me dijiste cuando apenas habías vuelto. Que fácil que te resulté no? Sabes que después encontré la banderita en un mensaje que quedo como re imperceptible, lo enviaste como un símbolo de paz? o que se acabó la guerra? Una guerra que nunca existió, pero en fin casi un mes antes de que habláramos me lo mandaste, nos hubiéramos ahorrado tiempo si te respondía ese mismo día. Igual era un deseo, profundo en mi que habia crecido con el correr de los meses la realidad es que desde mayo que veía tu foto por la app de los trabajos.
Pero en fin, tocaste a la puerta y hubo respuesta, mucha data y palabras que nunca te dije ahora saliendo de mi boca, blanqueando sin rencores ni enojos, casi otro tipo. Con el correr de los días o mas bien horas, nuestros chats tempraneros y tus audios riéndote, no tardo mucho para que me calentaras todo.. y yo que tenia todos los problemas para encontrar el momento a solas con ella. Capaz lo necesitaba, te necesitaba y esta vez no era tu cuerpo. Necesitaba que llegues para darme esa adrenalina, algo de vitalidad a mi yo novio anestesiado como dormido, pasmado, quizás ya me había hecho la idea que las parejas de muchos años cogen de poco a nada, o hubiera desencadenado en una futura y no tan lejana separación sin retorno. Y te hice caso, que tan difícil es coger con una persona que amas y te gusta? Era fácil.
La dicotomía de querer ser tu amigo pero pensarte siempre en el sexo; para mi defensa la mayoría de las veces cuando lo hago solo. Es que me prende, me enciende en cuestión de segundos la imaginación de tu cuerpo, tu roce con el mío, tu respiración agitadísima, tus muslos fuertes apretándome, tus dientes mordiéndome el cuello, tus ojos profundos clavados en los mios y la sensación de que me robas el alma; tu cabeza yéndose para atras tratando de encontrar algo divino en el techo, o agradeciendo, tu boca en forma de pato gimiendo.
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"Si te tuviera de frente la mente te la volaría VOS"
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rhaenysaemma22 · 1 month
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*Balerión aterrizo en la entrada del castillo de los Baratheon agitando sus enormes alas fuertemente asustando a la mayoría de los guardias que estaban custodiando la puerta principal, inclinándose de lado permitió que Jocelyn se bajara con cuidado por su ala derecha, a lo que ella agradeció acariciando su cuello, escuchando como su dragón soltaba un gruñido bajo para luego empujarla suavemente con la nariz, Balerión a pesar de tener un vínculo con un jinete Omega que era una mujer, podía sentir el miedo pero también la fuerza que erradiaba de ella.*
Jocelyn ll: Te quiero mucho Bale. *Le susurra en alto Valyrio mientras le da un última acaricia antes de alejarse.* Volveré rápido para irnos a casa. *Dice viendo al cielo que se acercaba una tormenta.*
*Jocelyn sonríe caminando hacia la puerta principal deteniendose un momento al escuchar el rugido de Vaghar al otro lado, mirándola supuso que Aemond se encontraba tambien alli.*
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*Al llegar a la puerta principal donde los guardias la detuvieron para saber el motivo por el que estaba allá la llevaron al gran salón donde se encontraba el trono y en el sentado estaba Lord Borros Baratheon, primo de su madre Rhaenys.*
Guardia: ¡Mi señor la princesa Jocelyn ll Targaryen! *Anuncia su llegada permitiéndole caminar hacia el trono.*
L. Borros: Pero miren nada más, si es la mismísima Jocelyn Baratheon renacida. *Dice al ver la apariencia de su prima.* ¿Hay algun motivo por el que estés aquí? *Le dice dándole una sonrisa.*
Jocelyn ll: Vengo a entregar está carta de la reina Rhaenys Targaryen. *Le entrega la carta al maestre quien se la lleva a Lord Borros.* Dónde le pide que jure su lealtad a su reclamo al trono de hierro que anteriormente había jurado frente la difunta reina Alysanne Targaryen. *Le dijo mantenimiento la mirada en alto.*
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L. Borros: ¿Pero no era Viserys el rey? Estoy confundido, ¿Quién es el heredero al trono? *Habla confundido al leer la carta.
Aemond: Como se lo dije mi Lord, el legitimo heredero es Viserys. *Entra por uno de los pasillos detrás de Lord Borros.* Rhaenys solo es una usurpadora al trono.
Jocelyn ll: Mi madre no es la usurpadora, tu padre si lo es, la abuela Alysanne lo dijo frente a todos. *Lo mira con enojo apretando sus manos a sus costados.*
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Aemond: Mi padre no lo es, en cambio tu no eres más que una princesita de mamá, no te has dado cuenta de que tú hermano y tú no se parecen en nada a sus hermanas mayores. *Se ríe de ella.* No tienen esa apariencia que solo los verdaderos Targaryen la tenemos. *Le sonríe siniestramente.*
Jocelyn ll: Si fuera así, no sería la jinete del Terror Negro.
Aemond: De igual manera me debes una deuda. *Se quita el parche del ojo izquierdo.* Me debes tu ojo por haberme quitado el mío. *Le dice sacando un cuchillo.*
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*Aemond camino hacia ella mientras Jocelyn tropezó un poco hacia atrás asustada antes de Lord Borros gritara.*
L. Borros: ¡Bajo mi techo no peleará nadie y más si alguien intenta algo contra alguien de mi familia! *Grita haciendo que Aemond se detenga.*
Jocelyn ll: ¡Yo no vine a pelear y dar guerra, no soy una guerrera, solo soy una mensajera! *Grita mirando a Aemond con odio.*
Aemond: *Le tira el cuchillo a sus pies.* Entonces dame tu ojo.
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L. Borros: ¡Basta! Escolten a la princesa Jocelyn a dónde está su dragón. *Le da una sonrisa.* Pensaré mi decisión.
*Jocelyn al ver qué la escoltaban junto a su dragón se relajo un poco, pero al ver qué empezó a llover corrió hacia Balerión que estaba inquieto, no le importo mojarse para llegar a el.*
Jocelyn ll: ¡Todo está bien Balerión! *Le habla en Valyrio mientras le acaricia la nariz.* ¡Cálmate, todo está bien! * Grita por encima de ruido de la tormenta para luego sonreír dándole unas palmaditas para luego subirse a su silla.* ¡Vamonos a casa! *Le dice dándole palmadas en el cuello.*
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*En cuanto su jinete estaba segura, Balerión tomo vuelo a los cielos oscuros volando un poco rápido sintiendo a través de su vínculo como su jinete estaba asustada.*
Aemond: ¡Vamos pequeña! ¡No quieres pelear por tu madre! *Grita a través de los truenos de la tormenta.*
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*Jocelyn no quería pelear se lo había prometido a su madre y no lo haría, le dijo a Balerión que volará más alto pero eso solo hizo que Vaghar intentara morderlo sin éxito permitiéndole a Balerión que le lanzará fuego en la cara.*
Jocelyn ll: ¡No Bale, no lo hagas! *Le grita en Valyrio para que se calme.*
*Balerión decidió volar más alto donde se podía ver el sol mientras Jocelyn miraba hacia arriba y después debajo buscando a Aemond.*
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*Sin darse cuenta Vaghar salió de entre las nubes para comersela pero su dragón la protegió, atacando también haciendo que el cinturón de Jocelyn se soltara por la fuerza cuando ambos dragones buscaban morderse haciendo que callera de la silla.*
Aemond: ¡No Vaghar! ¡Obedeceme! *Grita al ver qué Balerión intentaba matarlo pero al ver como Jocelyn caía hacia abajo, se asusto mucho.*
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*Balerión al sentir que no tenía a su jinete soltó a su hermana tomando vuelo hacia abajo agarrando a su jinete entre su pierna derecha volando en dirección a DragonStone, haciéndole pensar a Aemond que Jocelyn había muerto.*
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danielac1world · 11 months
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A veces creo que me olvido un poquito de mí.
Y si, a veces creo que me olvido un poquito de mí, no sé si es el tiempo, si es la edad, si es la maldita incoherencia del clima de mi muerte, o las horas contadas desde el reloj que me intimida.
Y es que a veces me olvido un poquito de mí, olvido mirarme al espejo tanto como olvido peinarme, tanto como olvido tomar un vaso de agua antes de salir, o al llegar a casa; tanto como olvido qué espacios seguros son un hogar y cuántos otros un desatino... olvidar qué puertas seguras poder atravesar en momentos de crisis, así como cerrar las ventanas después del incendio.
Y es inevitablemente nostálgico olvidarme un poquito de mí, como en tiempos pasados, tardar horas mirándome al espejo, hurgando alrededor de mis ojos, descubriendo pestañas, colores, matices... resulta ser que en las pupilas no hay manos que te agarren, ¿lo sabes?, o manos que te sacudan, y te permitan ver qué exactamente, es lo que olvidaste de vos.
No sé, yo creo que no me olvidaría, en el simple ejemplo de vivir, del dolor de los nudos en la garganta, de atarme los cordones de los zapatos, de caminar derecho, de mirar a los costados antes de cruzar la calle, el cómo saltar entre los techos para no perder un último atardecer; no me olvidaría de las reglas, porque es la única forma en la que éstas pueden romperse, y no me olvidaría de los mandatos, porque son tan pesados, que si pierdo la memoria algún día, seguro recordaría cómo sentirme ante los ojos ajenos, pero no cómo ser, ante los míos. Y huyendo de esa mirada, mi mirada, (que no es otra que una proyección construida) me olvido un poquito de ti, un poquito de mí, y un poquito de todos.
Porque creo que a veces, esto de estar tan pendiente del mundo es contraproducente, recordar las raíces pero olvidar que mañana, quizás, podría necesitar un abrazo... y es que me olvido hasta de qué brazos son los que aprietan más fuerte, y cuáles sueltan en un segundo para continuar la caída, olvido recordar qué cuerpos prefieren tirarse al piso conmigo, o que hay manos que prefieren amar en silencio con caricias de presencia, con ojos quietos y oídos alerta...a veces olvido que la soledad también se recuerda como un niño encaprichado, que está tan ahí, tan acá, a pesar de que lo hayas olvidado, absolutamente todo.
-danielac1world ~Un poquito de miel~
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nekirorgen · 9 months
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Tenía las manos bañadas en sangre. Temblaba, estaba muerta de miedo. Mi corazón agitado parecía detenerse. Y ahí, tirada en el suelo estaba ella, esa mujer, esa mujer que yo tanto odiaba, esa mujer que tanto yo envidiaba. El cuarto estaba oscuro, la luz de la luna era la que iluminaba el rostro inerte de esa persona. Todo era blanco, paredes, colchas, ventanas, techo... Hasta el perro pequeño que temblaba debajo de la cama era blanco con una que otra peca marrón. La había matado, la había desaparecido finalmente de mi camino. ¡Ah cuántas veces había soñado con ese momento! Pero, ¿es que acaso eso había sido un sueño? No. No lo fue. Y yo me preguntaba cómo es que había llegado hasta ese sitio, no lo sabía, de pronto ya estaba ahí con la sangre de esa pobre mujer cubriendo la piel que llevaba desnuda. Juro que yo no soy asesina. Juro que no soy una mala persona. Juro que había evitado a toda costa llegar hasta ese punto. Pero ya había cometido el homicidio. Y dentro, muy en el fondo mío, una carcajada de libertad se escuchaba. Me había liberado de esa sombra, había suprimido lo indeseable. Con ella muerta ese pasado se había borrado, ya no tendría por qué volver a escuchar su ridículo nombre, ni tendría que ver su molesta cara, esa cara llena de arrugas que en algún momento —sino es que en todos— llenó de filtros para parecer joven y hermosa. ¡Ja! Mujer tan horrenda. Ah, pero ahí estaba, ya muerta. Ya sólo era un deshecho sin latido. Brotaba del corazón la escasa sangre que le quedaba. Y yo, poco a poco fui despertando del trance mas no de la realidad, porque aquella escena era tan real como ese perro que me observaba, o como el viento que recorría mi cuerpo, o como esa única testigo: la luna. "Me descubrirán, debo irme", pensé. Pero no podía moverme. No podía mover mis pies, estaba pesada, muy pesada, tan densa como la alegría que embriagaba a todo mi ser.
Dos almas.
Pensaba en dos almas.
Un alma caótica, turbia, confusa...
Un alma pacífica, en armonía, en equilibrio...
Todos teníamos dos almas adentro. Reflexionaba en tanto limpiaba la sangre en las ropas que llevaba puestas.
Esta alma, ésta que se había atrevido a clavar ese puñal en la carne, en los músculos, en los órganos de esa mujer, sin miedo a nada, siguiendo sólo su instinto de placer, esa alma era el caos que habitaba en mí. ¿Y la otra? ¿Dónde había quedado la otra? No estaba aquí... No estaba aquí.
Y una pregunta aparecía como una luz intermitente frente a mí: ¿Cuál es tu fantasía jamás dicha?
Esa, esa era y la acababa de cumplir. Y es que, ¿no les ha pasado que a veces quisieran borrar el pasado de ustedes, o el pasado de otros que son importantes para ustedes? ¿No les ha pasado que quisieran matar ese pasado que lleva un nombre? ¿Desaparecerlo y... poder así tener un camino limpio en el presente, sin ningún rostro o apellido que haga mella en sus vidas? Sí, esa era mi fantasía y se había vuelto tan fuerte que separó mi paraíso de mi infierno y me llevó ahí, justamente ahí, a la posibilidad de tomar un borrador y desperdigar el pasado, soplarle y desvanecerlo en un latido muerto. "Qué distinta será mi vida sin ella interponiéndose en mi camino. Qué diferente será todo, porque esto, esto que está aquí, estos muebles, este cuarto, estas ventanas, ese televisor y todo lo que afuera de este cuarto se encuentra, será mío, tan mío como él... Tan mío como..."
"No... Esperen... Ese perro no es mío... Lo lamento, tú tampoco puedes estar aquí..."
Caminé hacia él... Tomé el cuchillo que yacía tirado cerca de mi pie derecho... Con mucho esfuerzo pude moverme. "Le haré un favor a él si desaparezco a esta bola de pelos...", pensaba. Entonces alguien abrió la puerta...
Alguien entró al cuarto...
Y tuve que despertar...
Tuve que abrir los ojos.
"¡Mamá!", escuché ese grito. El temblor volvió a mí. Me habían descubierto. ¿O no? No... No había sido así porque yo estaba de pie frente a ese sujeto que desgarraba su garganta y no podía verme. Nadie podía verme, sólo la luna y ese perro que tanto odiaba ya.
El alma tiene dos brazos y ese día el brazo que se alzó fue aquél que le dió luz verde a mi perversidad. Pero ahí seguía, de pie... Mirando a aquél que lloraba, y esa noche ya no sería tan sólo a la mujer y al perro a quienes mi fantasía quitaría la vida, sino también a ese pobre infeliz que trataba de revivir lo imposible.
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—Nékir.
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