Tumgik
#quiero trabajar en el departamento de parques
adipatadeperro-blog · 2 years
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Un mali
Veo venir una moda por tener un perro Malinois por razones obvias y por eso este post
Ya sabemos que tener un perro es una responsabilidad enorme por los cuidados y atenciones que requieren cierto ? ...Bueno, tener un Mali es duplicar y hasta triplicar esas atenciones, ahora te explico.
Los perros Malinois no son perros comunes para personas comunes y nadie se ofenda por ser común, yo soy comùn y me dedico desde hace aaaaños a trabajar con y para perros y no tengo un Malinoa y por qué ? Por qué soy comùn y no necesito un perro de alto rendimiento y de trabajo con altos estándares al que no le voy a poder dar lo que requiere, ser común es que no soy militar y tampoco formó parte de un equipo táctico, por favor nadie se ofenda.
Si no eres militar o formas parte de un equipo táctico o eres educador/entrenador de perros de alto rendimiento NO TENGAS UN PERRO MALINOA, estos perros requieren de por lo menos 5 horas de trabajo D I A R I O (no del tipo te llevo al parque y te peloteo por horas,te arrastró en bici para que hagas ejercicio, lo que dicho sea de paso es pesimo para tu perro,asi que si lo haces detente! Ya te contare en otro momento por que no es bueno para tu perro) enigueis, como te decia, los perros Pastor Belga Malinois
NO SON PERROS DE COMPAÑIA; SON PERROS DE TRABAJO DE ALTO RENDIMIENTO , los Malinois son perros que adicional a el tiempo de trabajo que requieren , porqué debes saber que no hacen todas las maravillas que estamos acostumbrados a ver por si solos, es decir , que requieren a una persona capacitada, con mucha energía y de carácter adecuado para que logren todo su potencial, de no tener a esa persona capacitada si o si se vas a tener un perro con grandes problemas de conducta y enfermos de ansiedad ,que lejos de ser el perro que vimos en la película X va a ser todo lo contrario, hay otras razas si eres de l@s que solo ve la raza para tener un perr@ si ya estás en eso de tener un perro . Por cierto aquí va otra anotación que quiero dejar .
La desición de tener un perro no debe venir de un deseo de tener un perro, déjame explicarme .
En este tiempo de trabajo con perros(20 años) he visto dos tipos de personas que tienen un perro en su vida.
Las personas que tienen un perro por qué pensaron en darle un hogar y mejorar la vida de un ser sin importar si era de raza o no y lo integraron a su vida brindándole una familia como un miembro más
Y las personas que pensaron en tener un perro de raza por qué tener un perro era cool y lo que hicieron fue cubrir una necesidad personal sin pensar en brindarle una vida mejor al perro , que no necesariamente una vida mejor es darle alimento premium y una cama pachona en el patio, me explique? ... Espero si 🙏🏼
Bueno, si eres del primer grupo entenderás que tener un Malinois quizás no es la mejor idea aún cuando podrías darle esa familia y Cuidados que un Mali necesita ( hay sus honrosas excepciones , conozco a quien adoptó a un Mali que abandonaron justo por qué se les salió de las manos y los dejaron a su suerte y ellos SIN ser ni militares ni Tacticos ni educadores pudieron darle con mucho trabajo , trabajo del tipo no estoy acostumbrado a la disciplina que un Mali te exige y los vi casi dejarlos en otras manos por qué sintieron que no podian por lo demandante que es tener un Mali y otros que en el camino un Mali los metió tanto al terreno que se convirtieron en educadores caninos pues en esas malas conductas que sus perros presentaron se vieron en la necesidad de ser personas diferentes para poder proporcionar a su perro lo necesario, ufff, hasta la piel de gallina se me acaba de hacer ( perdón, me conmueve muchísimo ) de esos pocos , la mayoría abandona al perro a su suerte , no formes parte de ese grupo de personas por favor.
Razones para NO TENER UN MALI:
En resumen, si tu trabajo no te deja tiempo para darle tiempo de TRABAJO todos los días a un Mali , no tengas un Malinois
Si vives en un pequeño departamento y por tu trabajo no tendrá la compañía durante el día para darle supervisión , ejercicio , NO tengas un Mali
Si vives en una casota con un jardín enorme y él estará siempre ahí sin convivencia salvo esporádicamente o para cuando tú sientas la necesidad de tener un perro NO tengas un Mali
Si te dijeron que son excelentes guardianes y quieres uno para la casa de tu mamá que está sola o para que cuide a tus hijos y casa cuando no estás NO tengas un Mali ; pues si, no te han mentido, todos lo sabemos y hemos visto que tienen gran potencial para lo que sea que lo quieras pero qué crees, te tengo noticias, eso se da creando un vínculo y si no vas a trabajar con tu perro NO LO VAS A CREAR el vínculo no es darle de comer y ya.
Si es la primera vez que vas a tener un perro NO TENGAS UN MALINOIS
Razones para si tener un Mali
Cómo dije, tener un perro es tener una responsabilidad pero tener un Mali, tener un Mali es convertirse en una persona capacitada y comprometida en la formación de un perro que no necesariamente va a ser un perro de trabajo pero que si necesita trabajar
Si estás dispuesto a trabajar muy cabron con tu perro , no solo cuidando su aspecto físico, si no también sus emociones, que dicho sea de paso las emociones son la base de una conducta saludable ( saludable en términos de comportamiento) entonces si ten un Mali si no, mejor no tengas un Mali y si ya tienes un perro se el humano que tú perro necesita
Adriana SànchezTorres
Educador, Coach y Terapeuta holistico Humano-Animal
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dunklebar · 4 years
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Cumpleaños
El ambiente en casa se hacía insoportable, las paredes me ahogaban y el ruido del tránsito llenaba el silencio entre nosotros, como una vez lo hizo la conversación y la risa. Pero ahora no quería conversar, no quería arreglar nuestros problemas ni agachar el moño. Había explicado mi caso, di mis razones y expliqué mis actos y emociones, pero fue como hablar con una pared. Me había agotado, necesitaba respirar, me subí al auto y raudo manejé al parque más cercano.
Era un día soleado de septiembre, los árboles comenzaban a llenarse de verde, las mantas de picnic abundaban y las marcas de incontables bicicletas surcaban los senderos, mientras que la risa de familias y amigos, las arengas de grupos de personas haciendo deporte y el beat de algún parlante lejano, le daban música al aire primaveral.
Me senté bajo la sombra de un árbol, esperando que la frustración se disipara con el humo de mi caño, el cual se colaban entre las ramas del jaracandá que me servía de refugio. Me recosté apoyando la cabeza en su base, expulsé otra bocanada de humo, vi las olas grises surfeando en cámara lenta por el aire, tosí ligeramente. Me acompañé de mis audífonos y ritmos en lo-fi para serenar mis pensamientos.
Treinta minutos después de haber meditado acerca de mis problemas bajo el meloso sopor del cannabis: luego de deconstruir los discursos de ambos lados, armar la escena, desarmarla, armarla de otra forma, el resultado era el mismo. Sólo quedaba volver y tratar nuevamente de solucionar las cosas. Miré mi celular, tenía mensajes de él:
Tengo que ir a trabajar Lo más probable es que esté hasta tarde No quiero que estemos enojados Tal vez hay cosas que debo cambiar Hablémoslo a la noche, besitos Tqm
Parece que mis palabras llegaron a sus oídos y había luz en el túnel. Cuando iba a responderle en el mismo tono cariñoso, entró otro mensaje. Esta vez era de mi amigo Pedro:
Hola amiguita, buen día Esto es de súper última hora Le celebraré el cumpleaños al gordo Un asado, así que trae a tu gordo Lleguen a partir de las 14 horas, porfa Te quiero!
Eran las 12.30, tendría que ir sólo a un cumpleaños donde suelen ir muchos osos, algunos conocidos y otros por conocer. El universo me estaba dando las señales: pelea con resultado favorable para mí, libertad por el resto del día, coincidentemente me había duchado, perfumado y vestido bonito; era cosa de pasar por una caja de chocolates a una gasolinera y estaba listo para un cumpleaños. Pero tenía que resolver mi cabo suelto. Le respondí a mi gordo:
Hablemos tranquilos a la noche Yo también tqm Pedro me invitó al cumpleaños de Miguel Estaré allá Besos
Súper Páselo bien y me saluda a los chiquillos Tqm
Dos horas después, me estacionaba frente a la casa de mi amigo. Me bajé, chocolates en una mano y botella de vino en la otra. Pedro me esperaba afuera. Me abrazó y besó ligeramente en los labios, podía sentir el olor a humo de carbón en su delantal parrillero y el aroma de humo de mariguana en su bigote. Entramos a su casa de dos pisos, sus muebles la mayoría restaurados de la casa de sus abuelos, con colores caoba, esmeralda, terracota, vainilla, aguamarina, burdeos, cuadros antiguos, papel tapiz con diseños rococó y grandes fotografías de retratos en blanco y negro. Siempre me sentido dentro de una película de Almodóvar cuando estoy ahí y me encanta.
Salimos al jardín trasero y en el quincho estaba el cumpleañero con su acostumbrada sonrisa picarona al verme (hemos hecho travesuras en el pasado); a su lado un par de amigos los que reconocía de carretes previos, todos me resultaban bastante simpáticos; y un gordo, que estaba sentado dándome la espalda, pero que al escuchar el “¡Miren quién llegó!” de Pedro, se puso de pie. El gordo, un oso venezolano de mi altura (178), grande, moreno, panzón, con amplia espalda y pechos que se apegaban a su polera; piernas y culo gordos, propios de los caribeños, que casi hacían reventar la tela de sus shorts azules. Me saludó con familiaridad, me abrazó y apegó a su tremenda y cálida anatomía. Intenté disimular el hecho que no recordaba quién era. Su voz sí se me hacía conocida, las palabras al salir de sus gruesos labios tenían una melodía que antes había escuchado. Me apartó de él, pero sujetándome de los brazos, muy servilmente me dijo “¿Le traigo algo, gordito: cerveza, vino, champán, bebida, agua?” ¡ya sabía quién era! Alejandro. Había engordado desde “la cita” en que nos conocimos. Nos ubicamos por Growlr y, una hora después, había llegado a mi departamento. Aquella vez fácilmente pudo habernos interrumpido mi conserje pensando que estaban matando a alguien, y la verdad es que casi lo hace. Por cerca de tres horas Alejandro me recorrió el cuerpo con su boca, me comió el culo en 5 posiciones diferentes, me folló con la fuerza de un gorila del Congo y su verga gigante me dejó inhabilitado por toda una semana. Días después, me compré un dildo y lo bauticé con su nombre. Aunque siempre he pensado que no le hace honor.
Estático en los brazos del Alejandro de carne y hueso, en presencia de mis amigos, me congelé por cinco segundos y dije efusivo “¡Shampán!”. “Sale una champán heladita, con hielo”, le dio unas palmadas a mis brazos, frotándolos ligeramente con sus pulgares y me guiñó el ojo. Al retirarse, Pedro puso su brazo en mis hombros y dijo “Yo sé cómo va a terminar esto…” y rió picaronamente mientras nos sentábamos en uno de los sillones del quincho. Alejandro llegó con una copa grande se espumante con hielo.
Los invitados comenzaron a llegar: parejas, amigos que llegaban solos como yo, otros conocidos recurrentes en los almuerzos y carretes de Pedro y Miguel, y el heterosexual de todo carrete gay, en este caso un compañero de colegio del cumpleañero y la hija de 14 años de su pareja, Isidora. Hermosa y sociable con todos sus tíos gais. Educada, conversadora y sonriente, de esa clase de niñas que eran amigas de todos en el colegio. La conversación se amenizaba en la medida que la comida y los caños aparecían. Ceviche y cannabis son una excelente combinación para esperar un asado. Todos fumaban salvo Isidora que se reía de las conversaciones de sus tíos volados.
Dos copas más de SHAMPÁN con hielo después y no podía quitar los ojos del bulto en entre las piernas regordetas de Alejandro. Su panza descansaba sobre ellas, a veces se la acariciaba sabiendo que lo estaba mirando. Me tenía hipnotizado la viruta de vello negro que se asomaba por sobre el escote y su cuello grueso y moreno. De repente me lo topaba con los ojos y me guiñaba, me ruborizaba y no sabía si era por mi deseo al oso caribeño o por el alcohol, que de a poco nublaba mi juicio. Sentía la risa de los invitados difusa entre nubes de espumante y cannabis. De pronto Alejandro refregó su cara con ambas manos, movió la cabeza expulsando aire por sus labios como si saliera bajo el agua y dijo “Estos muy ebrio y vola’o… iré a estacionarme un ratico”, sin que nadie le diera atención. Se puso de pie y enfiló hacia la casa. Refugiado en mis lentes de sol, lo seguí con la mirada hasta que entró por la puerta de la cocina. Conté hasta diez y me puse de pie, queriendo ser invisible, fuera de la atención del cumpleaños. Nadie dejó de conversar y me alejé de la algarabía logrando pasar desapercibido.
Al entrar por la cocina escuché la puerta del estudio de Pedro abrirse. Crucé la cocina, el cuarto de estar y comedor, en una vorágine de candelabros de lágrimas, papel tapiz con diseños tripofóbicos y muebles con manillas de bronce dorado, un túnel por la decoración almodovariana de mi amigo; hasta llegar al estudio, decorado con papel tapiz azul con patrón de flores de elís doradas; un espejo gigante de marco de roble oscuro con tallados a mano en los bordes que cubría gran parte de la pared del fondo, en la cual también descansaba un seccional marrón. En el pequeño corredor desde la puerta al estudio, estaba la puerta a un baño privado, con ducha incluida. El estudio también tiene acceso al exterior a través de una ventana que da a un pequeño jardín aislado, con una fuente de piedra de un niño gordo que orinaba el agua. Desde ese jardín, por un camino de piedras y un pequeño parrón se llega al jardín principal, donde está el quincho y al cumpleaños. El jardín pequeño era un refugio cubierto de enredaderas, mosnteras, mantos de Eva y flores de buganvilias.
Cerré la puerta del estudio y avancé entre los tambaleos del espumante, Alejandro orinaba en el baño, pero notó mi presencial. Me dejé caer en sofá, entre los cojines y mantas que lo decoraban. Alejandro salió del baño refregando sus manos por la barba, sonrió mientras caminaba y dijo “Hola gordito”, con la ternura de su acento caribeño y desplomó a mi lado. Acercó sus labios carnosos con los ojos cerrados y devoró mi boca. Sus manos estrecharon mi cuerpo, apegándolo a su torso, enterrando sus enormes dedos en mi espalda y mi culo. Bajó sus fauces a mi cuello, mordiéndolo suavemente, enterrando sus colmillos en mi garganta, succionando mi piel. Se puso sobre mí y con sus ojos entrecerrados me volvió a besar, intensamente, quitándome la respiración, abriendo mis piernas con las suyas; rodeé su cintura con mis piernas y enganché mis pies para no soltarlo. Tomó mi polera, la sacó de golpe y quitó la suya. Su cuerpo enorme cubierto en pelo me cubría por completo, la gravedad de su peso me cortaba la respiración, su piel cálida, firme, dura y áspera era la de un macho que buscaba alimentarse de mí. Mis manos buscaban ansiosas por su verga que pujaba dura por sobre su short. Metí la mano bajo su slip para sentirla, larga y gruesa como la recordaba, pero me la sacó y susurró “No, yo lo llevo”. Con su fuerza de gorila me hizo girar y me dejó boca abajo, enterrado en los cojines. De un solo tirón bajó pantalón, bóxer y zapatillas, me vi completamente desnudo y a su merced. Tomó mi culo con ambas manos, lo levantó, hizo temblar mis nalgas y con dos fuertes palmadas lo abrió y enterró su cara en él. Una descargar eléctrica sacudió todo mi cuerpo mientras su lengua alcanzaba los más profundo de mí, golpeando mis cavidades, humedeciendo y dilatando mi interior. Sus manos gigantes desgarraban mi culo, su lengua mojaba mi carne, sus dientes se enterraban en mis glúteos peludos, sus labios succionaban mi ano como si quisiera absorber el aire en mi interior, mientras que mis gritos los ahogaba en los cojines del seccional.
Sin dejar de devorar mi culo, sus manos se deslizaron bajo mi cuerpo, apretó mis tetillas y agarró con sus palmas mis pechos, su estimulación aumentaba mi deseo porque me invadiera. Levanté el culo para su lengua su lengua completa dentro mío, pero con un impulso se levantó a mi altura, puso su panza sobre mi espalda y deslizó el tronco de verga entre mis nalgas. Comenzó a embestirme suavemente jugando con su verga en mi culo mojado con su saliva. El morbo me consumía mientras pensaba en que había un cumpleaños afuera, por más que las puertas y ventanas estuvieran cerradas.
Se puso de pie y dejó caer su ropa. Caminó al otro lado del sofá, donde estaba mi cabeza y acarició mi nuca. Levanté la vista, su verga me miraba, erecta, enorme, mojada. Me tomó del cabello, me empujó el mentón hacia abajo con un pulgar y metió lentamente su carne en mi boca. Sentí cada centímetro de piel, cada vena sobre mi lengua y entre mis dientes, hasta que su glande tocó el fondo de mi garganta. Me ahogué y con una arcada quise expulsarla, pero dijo “No, entera” y la metió nuevamente hasta que mi nariz se enterró en su pubis y mi frente en su panza. Sentí golpeaba mis amígdalas mientras una lágrima caía con orgullo por mi mejilla. Me volví a ahogar, más sonoro, como si fuera a vomitar, pero sólo me la alejé un poco, para volvérmela a tragar. Repetí varias veces ese movimiento entre sus gemidos. Estaba deliciosa. Me la saqué entera de la boca y vi como un hilo de baba mantenía conectada mi lengua con su verga morena. Lo miré hacia arriba con los ojos llenos de agua, él tenía sus ojos entrecerrados y los labios estirados, “Muy bien gordito”, me felicitó. Chupe su cabeza sin dejar de mirarlo, eso lo hizo gemir y gruñir con más furor. Una vez más me tomó del cabello y me abrió la boca sosteniendo el mentón, rápidamente movió su pelvis y me cogió la boca, yo se la recibí sin oponerme, disfrutando que usara mi cabeza como objeto masturbatorio. Cada vez metía más profunda su verga en mi garganta, sentía el olor de su pubis invadiendo mi nariz y su bolas chocando con mi mentón. Alejandro movía la cabeza de un lado a otro,maravillado con mis habilidades orales, gimiendo con los labios estirados, extasiado por el placer que le daba mi boca.
Se volvió a poner detrás mío, esta vez arrodillado en el sofá y con la verga en 90 grados. Levantó mi torso y lo apegó al suyo, me estrujó los pechos y mordió mi cuello; yo le movía el culo jugando con su verga, le acariciaba el cabello con una mano y con la otra apretaba el grueso brazo con el que me abrazaba. Presionó su carne en mi ano mojado de su saliva, ansioso por entrar en mí. De un golpe me empujó y me tiró en cuatro de vuelta al sofá. Me tomó de la cintura con ambas manos y empezó a penetrarme acercando mi cuerpo hacia él; no era que él estaba entrando en mí, era que él estaba usando mi cuerpo como funda para su pene. La presión era abrumadora y exquisita, Mi carne se abría a su paso sin que pudiera detenerlo, sentía que la cadera se me iba a separar, que se me iban a salir los ojos. Llegó hasta el fondo, su pelvis estaba pegada a mis nalgas, aguanté quejidos y gritos, con ojos y dientes apretados, el dolor y el placer se conjugaban en forma exquisita, todos los vellos de mi cuerpo estaban erizados. Me había abierto a su voluntad y sin que pudiera oponerme. Traté de separarme, pero no me dejó, me jaló más hacía él y caí sentado en sus piernas sin despegarme, era suyo y no podía escapar. Me abrazó la panza, besó mis hombros mientras sostenía mi cuello con su otra mano, como si en cualquier momento pudiese estrangularme, pero manteniéndome muy cerca al calor de su cuerpo. Ya no me dolía, mi anillo abrazaba su verga y mi culo gozaba al sentirse relleno por el gorila.
De pronto me embistió con fuerza y volví a caer en cuatro en el sofá. Su cuerpo comenzó a arremeterse contra el mío: sus piernas gruesas chocaban contra mí, sus bolas golpeteaban mi pirineo, me sujetaba de los hombros con fuerza y me decía con la respiración agitada “Gordo ricoooo…”. El placer se incrementaba, mi ano lo recibía sin oponer resistencia, dejándolo entrar con toda su fuerza. Me aferré al sofá, presionando mis rodillas en él para aumentar mi resistencia, eso provocó al macho que impulsaba su cadera como si quisiera dividirme. Agarró mi cabello, empujó mi columna hacia abajo con una mano para que mi culo estuviera aún más levantado y me dio con un ritmo distinto, más rápido, más duro y sacando casi toda su verga para volverla a meter ¡que delicia! Mi cuerpo se estremcía cada vez que chocaba con él, yo sentía como bombardeaba mi próstata, le apretaba el culo y él gozaba, me daba más duro y yo me estremecía.
Me miraba en el reflejo del espejo: mi cuerpo peludo y acalorado, la espalda doblada y el culo levantado para soportar a la bestia que me follaba, 130 kilos de macho caliente, peludo, carnoso, tetón, que se saboreaba cada vez enterraba su verga en mi culo. Yo me ponía duro, firme, y más duro me follaba, le pedía que alimentara mi culo con su carne, que le diera fuerte a mi próstata para electrocutar mi cuerpo.
Cegado por el morbo del momento, me volví a admirar en el espejo, recibiendo el placer que el macho me daba y en el reflejo, parado junto a la puerta del estudio estaba Miguel, el cumpleañero, pantalones abajo masturbándose con el espectáculo que tenía para el solo. Se acercó con su verga erecta y no dudé en comérmela ¡estaba en la gloria! Tenía una verga en la boca mientras otra me rompía el culo. Miguel sacó su miembro, se lo frotó duro mientras yo le mordía y chupaba las tetillas, aumentó la velocidad hasta ahogar un grito y tirar su leche directo en mi barba y pecho. Le lamí el semen de la verga mientras el gorila me seguía cogiendo. Miguel se retiró al baño para limpiarse y el macho nunca se detuvo. Ya limpio, Miguel siguió viendo como Alejandro me daba, pero de pronto entró de golpe al baño. Alejandro se detuvo sin sacar su verga. Voces se escucharon por la ventana al jardín, hasta que la figura de Isidora y su padrastro aparecieron en el estudio. Entraron mirando la puerta del estudio hacia la casa, por lo que por un segundo no nos vieron, hasta que Isidora da vuelta su cara para vernos como dos perros montados en el jardín de su casa y gritó ¡tomé una de las mantas del sofá y grité PERDÓN! su padrastro le tapó los ojos y de un tirón, salieron del estudio.
¡Era la vergüenza más grande que había tenido en mi vida! Alejandro trataba de calmarme, sin salir de mí y Miguel, que trataba de aguantar el ataque de risa, decía “no se preocupen, iré a ver”. Me tomaba la frente con las manos, avergonzado de haber montado tal show en la casa de mi amigo. Eso no pareció afectarle a Alejandro que de a poco siguió embistiéndome. “No se preocupe gordito, no se preocupe” me decía mientras acariciaba con su verga mis interiores. La vergüenza pasaba, el placer volvía. Las manos de Alejandro agarraban mis pechos mientras su verga me pegaba fuerte por dentro. Se separó de mí, me volvió a dar vuelta, esta vez boca arriba, y sujetó mis piernas en el aire para penetrarme. Su panza masiva chocaba entre mis muslos y mi cuerpo rebotaba con cada ola que su empuje daba. Algunos eran suaves, otros eran duros y me hacían morder los labios para no gritar.
Erguí mi torso y lo empujé contra el sofá. Tomé su verga con una mano y me senté en ella. Alejandro agarró mis pechos mientras yo lo cabalgaba. Movía mi cadera rápido y corto, sintiendo el placer de su carne llenando mi culo. Miguel volvió a aparecer por la puerta “Sigan no más, todo está controlado”. Le guiñé uno ojo y se retiró. Giré dándole la espalda sin separarme del macho, apoyé mis piernas en el piso y le di sentones en su cuerpo gigante. De un golde se puso de pie conmigo, mis manos se apoyaron en la pared que tenía en frente y Alejandro se tomó de mis caderas para follarme duro, más duro que en toda nuestra deliciosa sesión. Mis gemidos se intensificaban, sus gemidos se convertían en un alarido, enterró sus dedos en mi culo, su verga se sentía gruesa y caliente, yo mantenía resistencia sin ceder, su verga penetraba duro y con fuerza, sentía que me iba a desgarrar, empezó a gritar y yo a sentir su leche llenando mi culo, su verga engrosada botaba semen, el sudor de su frente me caía en la espalda, su embiste se detuvo pero su cuerpo convulsionaba, su verga no se rendía y buscaba ir profundo dentro de mí.
Me erguí sin separarme de él, me abrazó y nos caímos al sofá. Se despegó y se acostó a mi lado. Llevó su boca a una tetilla y una mano a mi culo, metió sus dedos en mi ano para sentir su leche. “Gordito rico, rico, rico” decía mientras mordía mis tetillas. Yo tenía mi verga erecta y mojada. Me corrí mientras sentía sus dedos jugaban con la viscosidad en mi ano, sus dientes mordiendo mi pecho, su cuerpo sudado pegado al mío. La leche saltó al cojín en el que tenía la cabeza y cayó a la altura de mi ojo, otro disparo llegó a mi barba, pecho y panza, donde cayó la mayoría del semen.
Ambos respirábamos profundo, tirados en un mar de pelos, sudor y semen. Lo besé entre respiros. El sonido del cumpleaños se hacía cada vez más presente en la medida que el momento de calentura pasaba. Me acordé ¡tengo que verle la cara a esa gente nuevamente!
Luego de ducharse Alejandro se vestía en silencio y sonriente. Yo aún cubierto en vergüenza y fluidos corporales, me flagelaba mentalmente e ideaba la forma de salir a mi auto y volver a mi casa sin que nadie me escuchara, pero era imposible. “Gordito dúchese y nos vemos arriba” dijo el gorila antes de besarme rápidamente y desaparecer por la ventana del estudio.
Agradecí el que mi amigo tuviese una ducha a mano y con toallas a limpias a disposición. Quise imaginar cuántos más se habrán duchado aquí en la misma situación, pero el morbo del follón con un oso vergón, la cara de Isidora gritando, la cara de Miguel mirando caliente, la dulce leche de Alejandro escurriendo de mi cuerpo, la cara que pondrán los demás invitados cuando me vean llegar ¿estará enojado mi amigo? Dejé que la ducha fría enjuagara esos pensamientos y refrescaran mi piel. Me vestí con calma, ordené el seccionar, respiré hondo y salí al jardín.
Todos seguían en el quincho. El asado ya estaba servido y varios platos vacíos o con restos se apilaban en la mesa central. La conversación nunca se detuvo, con copas de vino fueron incontables, caras de satisfechos, ebrios y drogados en los comensales dara como resultado un triunfo del asado. Alejandro se acercó, plato con trozos de carne y ensalada de papas en mano, me lo entregó con cubiertos y me guiñó el ojo. Nadie salía de su conversación, nadie parecía notar mi ausencia. Isidora y su padrastro me miraban sonrientes como si no me hubiesen visto recibiendo verga hace 30 minutos atrás. Miguel puso su brazo en mi hombro y me susurró al oído “No te preocupes, no alcanzaron a ver nada”, me dio un beso en la mejilla y se sentó junto a ellos. Pedro, de pie junto a la parilla, con los ojos fatigados, rojos y un dejo violeta oscuro en sus labios, me miraba con las manos en la cintura meneando su cabeza de un lado a otro, pero sin dejar de sonreír. Me acerqué y le dije “hola amiguita”, mientras comía un poco de ensalada de papas y fingía casualidad. “¿Qué te digo poh amiguita?”, rió con ganas y me abrazó “No sé si te conté, pero una vez tuve a travestis que se prostituyen en Valparaíso de visita ¡y ellos se portaron mejor que tu!”.
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no-name-a9 · 4 years
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REPLICA
La humedad era probablemente la protagonista del día, la lluvia que golpeaba sutilmente los ventanales de aquel café,  depositando sobre la liza superficie pequeñas gotas  que parecían estar dibujadas sobre el vidrio. Las mismas no permitían ver mucho hacia afuera, pero lo suficiente para ver a las personas pasar con sus paraguas, caminando de un lado al otro.
 Un alto hombre esperaba sentado, en una mesa lo bastante apartada, observando el reloj en su teléfono celular y comprobando cada dos minutos la puerta, mientras su café perdía lentamente el calor, y el diseño dibujado con leche, ya era completamente difuso, aquello poco le importaba. Mantenía celosamente cerca su mochila, frunciendo sus labios cada tanto.
 Para el hombre,  los minutos eran eternos y parecían pasar tan lentos, que lo aturdían. Sus nervios le carcomían parte de su alma. Emitió un suspiro antes de poder terminar el café que ya había perdido el sabor, puesto que se había enfriado. Comprobó los mensajes en su celular, pero no tenía más que notificaciones vagas sobre las aplicaciones, pero ningún mensaje y mucho menos de la persona que esperaba. Volvió su mirada la puerta, comprobando que los clientes salían o entraban pero ni señales de aquel que tanto esperaba. Suspiro algo alicaído, antes de bajar su mirada durante unos pequeños minutos.
 De pronto, la puerta principal de aquel establecimiento se abrió de par en par,  dando paso a un muchacho delgado de estatura mediana, con la mirada baja y caminando con estilo pero sin ser galante, simplemente teniendo su propio ritmo. Guardo su paraguas, pispiando  hacia todos lados, hasta encontrar a la persona que yacía esperándolo un buen rato. Se acercó a paso suave, tomando asiento frente al hombre alto, a quien saludo cortésmente con un pequeño asentimiento pero con una sonrisa picarona pintada en sus labios.
  -         Buenas tardes Takashi. — Pronunció,  depositando la taza de café sobre el pequeño plato.
   -         Buenas tardes, Tora-shi.—  Respondió con formalidad,  mientras tomaba del centro de la mesa el menú para pedir algo, al mismo tiempo que se quitaba el piloto que cubría sus prendas de vestir.  Su perfume llegó a las fosas nasales del más alto, quien de forma imperceptible se mordió los labios.
  -         Espero no haber interrumpido tus labores, sé que estás con mucho trabajo. — Se disculpo Tora , mientras llamaba al empleado para realizar un nuevo pedido.
  -         Tora-shi no te preocupes,  estoy algo ocupado. Pero también ansiaba despejarme. —  Señaló con tranquilidad, concentrando su atención poco después en trasmitirle al empleado su pedido, el cual se trataba de  un té con un pastel de  frutillas. Tora sólo agregó una copa helada. Cuando volvieron a quedar solos,  el más bajo apoyó su mano ligeramente sobre la ajena. —Y aunque me cueste admitirlo,  te he extrañado tigre. — Llamo al más alto con su apodo más cariñoso.
   -        No seas meloso y mentiroso, Saga. —  Bromeó, puesto que recibir aquellas palabras aliviaban en cierto punto todos los nervios que le colmaban y que los disfrazaba con impoluta seriedad y tranquilidad. También empleo el seudónimo más conocido del bajista. – Sí continúas diciendo esas cosas, terminara por crecerte aun más la nariz.
    -         Eres un amargo. – Agregó risueño el menor de ambos, mientras se reía ligeramente.  Movió su nariz de forma inconsciente (quizás ante el comentario soez del mayor), mientras acomodaba con su mano izquierda  sus  cabellos. — Lo que me impresionó es que me llamaras a una cafetería para encontrarnos. Cerca está el parque de diversiones donde tuvimos nuestra primera cita. — Recordó Saga. — Aparte de qué queda bastante más alejada de nuestros departamentos  ¿Es por algo especial? – Preguntó intrigado, puesto que quizás entre tantas partituras había olvidado alguna fecha importante.
   -         Es San Valentín.- Contestó con simpleza el más alto. Agregando incluso más intriga en el menor, quién rápidamente respondió.
   -         Vamos Tora, nunca festejamos San Valentín. Al menos no de forma tradicional,  nuestros trabajos no nos permite y...
   -         ¿Importa eso?— Corto tajante el más alto, clavando su mirada parda en los ojos chocolates de su pareja. — Quiero decir...Podríamos empezar a festejar desde hoy. – Propuso, bajando su mirada y sonriendo de forma nerviosa, gestos que no pasaron desapercibido por el menor.
   -         Oh...Pero no tengo ningún regalo. Tora-shi. Y más te vale que no aparezca alguna sorpresa de la nada, porque me retiro. — Exclamó con exageración,  puesto que conocía los métodos de su novio, que siempre lo sorprendía  con detalles y él siempre terminaba quedándose mal. Claro que conocía exactamente que Tora-shi no se animaría a algo muy público, puesto que no era tan simple, podrían reconocerlos. No eran tan famosos, pero sí lo suficientemente conocidos.
   El más alto no alcanzo a responder,  más que con una risa inquieta que termino perdiéndose en el horizonte cuando el empleado les trajo a ambos sus órdenes y se retiro en pocos minutos.
  No tardaron mucho para disponerse a comer,  el bajista  se encontraba algo hambriento, debido a que apenas  salía de trabajar y  caminar   bajo la intensa lluvia, incluso con el paraguas protegiéndolo, no había sido suficiente puesto que  podía sentir  el frio penetrar todos sus huesos. El té lograba calentar su cuerpo, al mismo tiempo que el pastel sabia tan sabroso que por unos cuantos minutos había olvidado incluso la conversación anterior.  Las gotas mojaban los ventanales regalándoles una tonalidad distinta y hasta en un punto romántica.  Saga estaba perdida en los sabores de su pedido, pero Tora a cambio estaba ensimismado por  querer encontrar el momento justo, el momento de develar la verdadera razón de aquel encuentro. La decisión que había tomado, hacia unos cuantos días y que lograba incluso quitarle el sueño.  Podía sentir su corazón latir estrepitosamente, agradeciendo que el ruido ambiente tapara aquellos latidos que parecían retumbar en sus oídos con fuerza y que lograban hacerlo temblar de emoción, miedo y hasta inquietud.  
   El guitarrista observo al pelinegro durante varios minutos, la música de fondo era tranquila; probablemente un clásico de los 80' que Saga conocía a la perfección puesto que podía sentir como movía uno de sus pies de forma rítmica.  Personas pasaban por los angostos pasillos de aquella cafetería  y algunas personas mantenían acaloradas conversaciones que incluso en medio de la vorágine de sensaciones que invadían a Tora, podía sentirlos confundirse con su propia respiración.  Todos parecían estar inmersos en sus propios mundos.  Incluido su novio, quién no dejaba de degustar el pastel.
  Tora tomó un poco de su copa helada (misma a la que sólo le saco una cucharada),  antes de atreverse a ponerse de pie, aprovechando que el menor mantenía una seria atención a sus alimentos y que el mismo se encontraba frente a él,  para acortar la distancia y poder  rodear la mesa, ubicándose junto al mismo y ponerse de rodillas.  Lo había hecho de una forma tan rápida que ni siquiera entendía como lo había logrado.
  -         ¿Qué rayos, Tora-shi? – Pronunció al fin Saga, quién aun no entendía absolutamente nada. Y ni siquiera se había percatado de la situación hasta ver al más alto de rodillas junto a él.  Tora saco del bolsillo de su pantalón una pequeña caja, podía notar el temblor de sus dedos antes de que el mismo abriera el estuche de forma muy suave, consiguiendo  que el corazón del bajista se detuviera por unos microsegundos.
  -         ¿Quieres casarte conmigo?— Soltó el más alto de repente,  en ese momento el mundo se paralizó por completo.  Saga se quedo sin palabras y observo atónito la escena. Tora estaba con una pierna apoyada sobre el suelo, la otra semi flexionada  y sus manos se extendían hasta cerca de él,  con una pequeña caja donde un anillo brilloso sobresalía.  
    El más alto se quedo en aquella posición,  sintiendo como el mundo se detuvo.  A su alrededor todos observaban y hasta lograron quedarse callados,  de forma repentina la música se detuvo y el tiempo parece haberse ralentizado. La respuesta no llegaba, puesto que Saga no podía mover ni un sólo músculo,  su sorpresa era de tal tamaño que cuando logró mirar, dio un rápido vistazo a todas direcciones,  sintiéndose el centro de la atención, (convengamos que estaba acostumbrado a ello, pero siempre sobre las tablas)   pero ahora mismo era incluso más que cuando estaba sobre un escenario.  Un repentino sonrojo se hizo presente y negó ligeramente, en una súbita reacción.
  -         No...— Tora sintió  el mundo venirse abajo ni siquiera se atrevía a abrir los ojos o levantar la vista,  mucho menos   poder levantarse del suelo. – Lo puedo creer. — Completo la frase el menor,  mientras buscaba en su bolso, sacando algunas cosas torpes.  Todo era expectativa, hasta que el menor encontró  un caja  para mostrársela a Tora. — ¿Masashi quieres casarte conmigo?— Preguntó, logrando que el guitarrista elevara su vista con sus ojos brillosos, sin poder creerlo.
   Ambos habían pensado lo mismo, e incluso pensaron en aquel 14 de febrero para comprometerse, aunque ninguno de los dos sabía de las intensiones del otro. La escena logró  conmover a todos los presentes,  quienes aun esperaban expectantes la respuesta definitiva. Aquello parecía un reality show, razón por la cual Saga y Tora no sabían cómo reaccionar.  
El mayor, se levantó del suelo para abrazar a su novio, y responderle justo sobre du oído:
 -         Ya sabes mi respuesta, quiero casarme contigo. –  El bajista lo recibió tembloroso entre sus brazos, sintiendo un enorme placer.
   -         Torashi sabes que también quiero casarme contigo. — Ante esa respuesta,  el "público" presente aplaudió, mientras todos volvían a sus propias conversaciones y retomaban sus labores, dejando a la pareja disfrutar de su momento.
   Tanto Tora como Saga, tenían sus mejillas completamente rojas, jamás pensaron en una declaración en público, generando tamaña situación, siendo la misma para ambos, por demás graciosa. Cada uno comenzó a reír, mientras no dejaban de abrazarse.
 Restaron unos minutos antes de colocarse los anillos, respectivamente como sí se tratara de la ceremonia oficial del casamiento. Se sonrieron cómplices, antes de darse un pequeño beso algo tímido. A su alrededor todos habían vuelto a sus actividades o distracciones, mientras ellos parecían encontrarse dentro de su propia burbuja.  
 -         Pensar que lo nuestro inicio por un simple beso robado en el escenario. –  Exclamo risueño el más alto, observando  al bajista de reojo.
 -         Mhm y porque tu dijiste que yo era el primero o único que te había besado así. – Recordó Saga, riéndose ante ese recuerdo. — Pensé que era sólo una broma pero lo decías tan convencido que me volví  literalmente loco.- Confesó el bajista, ante la sorpresa del mayor.-
   Aquel recuerdo los hizo reír y emocionar, puesto que jamás había pensando en llegar tan lejos como pareja.  
 Fin-
 Luego de años de no animarme a escribir nada, he aquí un pequeño fic.  Amo esta dulce pareja de ToraxSaga y lo seguiré amando por siempre. Gracias a todos los que lo lean!
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lamaria93 · 4 years
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Un cuento
Sólo vengo a ordenar ideas, que no me dejan dormir y si acaso existe alguien ahí por favor; corríjame. Empieza así, como cualquier tragedia/historia  de amor, 
Ya nos conocíamos y sin embargo un día me escribió y claro que me parecía interesante.  No pude declinar su oferta de salir.
Yo tenía muchos problemas en aquella época por que estaba muy enganchada a estimulantes y sustancias.  Pero entre todo ese desastre me hizo sentir especial, me tendió su mano y mejoré a su lado.   
Me fui lejos, a estudiar, me termine de recuperar y volví con la promesa de estar juntos.  De formar un hogar, de continuar siempre a su lado.  A mi regreso, no había espacio para mi.  Nadie me esperaba cuando llegué.  Al bajar del avión, me llevó a mi casa, hicimos algo parecido al sexo.  Tan trivial, sobre un colchón lleno de polvo en el piso.  No había preparado nada para mi, pero me esperé por que esa no iba a ser nuestra única parada... no se que piensa la gente de mi, pero si me gustan las flores.
Entonces, recordaba cada noche que me esperó.  Las noches que me necesitó y no pude estar, y todas esas acciones virtuales que me mantuvieron a su lado.
Visitamos a su familia, y subimos a su casa, el hogar que había preparado para los dos y que con todo el tiempo que estuve fuera pasé imaginando.  Pero tampoco encontré gran cosa.  Bueno, había conseguido electrodomésticos de cocina... seguía siendo un departamento de soltero.  
¿Pero que me merecía yo? Si, la que se fue. 
A medida que pasaban los días, quería esforzarme por agradar.  Fui ama de casa, fui empleada doméstica, fui un destapador de caños y la que sacaba la basura.  Nadie me hacía el amor en las noches. 
La ansiedad me estaba comiendo y ya no tenía medicina.  Fumé marihuana.
La fumé de día, de noche, escondidas, en presencia, con amigos, sin amigos. Todo esto en una ciudad extraña donde todos parecerían tener dos caras.  Pero yo quería que se enamorara de mí, porque he conocido el amor en sus dos direcciones, y aquí no había eso.  Y busque ocultarlo, como si fuera algo malo.  Como si esta ansiedad fuera un pecado.  
Ya tenía medio año en aquella ciudad, no conseguía empleo y sin embargo nunca sentí un apoyo real.  Como si me dijera, hey en mi negocio tengo un espacio para ti, pero eso nunca sucedió. Sin embargo, recibí una oferta y me salvó la vida.  Ayudó mucho a mi autoestima que ya estaba bajo la media. 
Sabes, estimado/a lector/a tengo esto que no me da paz.  Yo quería ayudarle, demostrarle que era útil así que busqué involucrarme.  Había una tablet vieja y le dije, descarga aquí las redes de tu negocio, en mis tiempos libres que chugcha* haré social-media.  Y así hicimos.  Se sincronizó información de su celular personal.   Se me cerró una ventana de la tablet y abrí el historial.  Pero había demasiadas pestañas y sólo yo la usaba y al fijarme leía las búsquedas:  prostitutas, porno trans, transgéneros en tal locación, porno gay, scorts en tal sitio y todas las fechas coincidían en horarios que él “salía a trabajar” 
No tengo nada en contra de la comunidad LGBTI, yo soy bisexual. 
Quiero confesar que nunca le dije el momento en el que sucedieron las cosas, deje pasar un par de semanas que tomé la valentía de escribirle una mañana... el estaba en su trabajo y le dije, será que podemos hablar, me encontré con algo que no entiendo.  Ha pasado un año y aún no entiendo.
Tal como si me acabara de dar cuenta.  Le mostré fotos y todas aquellas cosas que tenía ahí, por que se sumaron fotos de la nube, capturas y un millón de cosas que por algún motivo guardé en mi cuenta personal, información que noches como hoy reviso para torturarme.  Eso está mal, lo se. 
Le dije, ¿Por esto es que nunca me haces el amor?  Porque es mejor la paja que estar conmigo. 
Aceptó su error, me pidió disculpas.  Pero en mi ya nada era igual. 
Esa noche intentamos hacerlo, pero una vez más su pene no se erectó y yo hice el típico gesto de revolver los ojos hacia atrás.  Lo que me costó eso.
Abrió el closet, y empezó a tirar toda mi ropa y a gritarme que me largue de ahí.  Le pedía de favor que se tranquilizara, pero sólo era peor. Yo no podía parar de llorar, estaba muy nerviosa. Tomó un cuchillo de la cocina y amenazó con matarme.  Me tomó del brazo, me tiró al piso, me insultó. 
Nunca me había pasado algo así, conseguí tranquilizarme y hubo una cierta calma por unos segundos.  En un descuido, salí.  Estaba en pijama corriendo por la calle sin tener donde ir, no era mi ciudad y cuánta vergüenza sentía con mi única amiga allí que vivía una situación similar y era yo quien le pedía que se empodere.   Todo esto un 18 de marzo del 2019.
Me llamó, desde un parque cerca de casa de aquella amiga hable por teléfono con él. Me aseguró que estaría tranquilo, que lo disculpara, que estaba avergonzado y yo muy nerviosa.  Lo medite y volví.   
Me tomé un ansiolítico o dos, o tres.  Sólo para dormir.  Aquí todo se pone borroso, llegue y mi todas mis cosas tiradas por el piso.  Me dormí, y qué pena que no fuera para siempre.  Todavía tengo esta pesadilla de que sigue pasando.
Cuando miro hacia atrás pienso mucho en que esa no era yo.   No me reconozco, entre todo aquello que hice y que di.  Fueron 8 meses de convivencia desde que llegué de BCN.  Se que hay mujeres que viven esta realidad todos los días y a lo mejor esto es un pelo de gato. 
Laceró mi autoestima. 
Aunque nunca me volvió a agredir de esa manera, una mañana, un mes después con una pareja de amigos de él de visita en casa, me gritó frente de la chica.  Yo estaba escuchándole pero sintió que no, yo estaba china/fumada/volada/grifa/chantada 
Me quedé muda y avergonzada.  Él tiró los cubiertos y se fue a trabajar, quedó el desayuno que había preparado para todos sobre la mesa.  Esa chica me abrazó y me dijo ¿qué le pasa?  ...y le conté, le hablé del maltrato, le dije que le tenía miedo, le dije que no sabía qué hacer.  Lloró conmigo y me dijo “no te dejes ver las huevas de nadie” ¡Qué sacudón! Y en su abrazo sentí el calor que me hacía falta, en esos días hacía más frío que nunca.  
Esa noche me pidió disculpas, recordandome que fui una drogadicta y que bueno que si él era así conmigo era para que entendiera.  Por que yo la pase mal una vez, y sólo estaba él ahí para mí.  Que mis amigas eran falsas, que ninguna estaba para mi, que todas eran drogadictas y estaban mal.  Al parecer se sentía dueño de la verdad.
Lo que vino cuando se fue esa pareja de casa fue peor.  Todo era desdén, ya no sabía dónde iba, ni venía, ni con quien.  Miré esa tablet una vez más y lo encaré.  ¡Por qué sigues con esto! 
Me empujo, busco un martillo y frente a mi rompio la tablet a martillazos.  Yo estaba en shock.   Y al fin tenía algo de dinero de trabajar dando clases, me habían pagado ese mes por adelantado.  Llamé a mi mamá y le dije que no estaba a gusto ahí, no dije más.   Ella intuyendo algo me llamó por mi nombre y me dijo, esta no es la era en la que las mujeres deben aguantarlo todo si necesitas regresar a Gye yo te apoyo y lo hacemos.  
Le dije que se despreocupe, usé una parte del dinero que tenía para poder llevarme mis cosas que, para un año de estar ahí ya eran muchas. 
Debo mencionar que este no fue el único de mis intentos por salir de ahí.   Yo me sentía enamorada y nunca era una decisión tan firme de separarme como la de ese momento.  Lo hice.  Flete una camioneta, metí todo en maletas, llamé una amiga para que me espere en Gye,  solo dije que me regresaba y no me preguntó más.  Ella tan serena, vivía una situación mil veces peor.  Se dio el espacio, me llevó con todo y maletas a mi casa.  Me ayudó a subir en cada viaje y fue incondicional. Nadie entendía por que me separaba si nos veíamos tan felices. 
Este espacio duró 6 meses hasta que bajé la guardia.   Ahí estaba yo, frente a él de rodillas en un parque,  llorando como un niño, no lo podía creer.  Jamás lo había visto así.  Perdóname, quiero un hogar contigo, tengamos un hijo, nunca te volveré fallar, estar sin ti no es vida, vivo como un perro, todos mis amigos son falsos, tú esto y aquello. 
Me puse firme, y le dije que no sería fácil que yo ahora tenía una vida en Gye y que pues claro si me quería, tal cual yo renuncié a todo por estar a su lado él debía de hacer lo mismo.  Y aventurarse conmigo.  Se que no estuvo bien, por que en mi corazón jamás había perdonada nada... en mi guardo rencor. 
Esta vez en la distancia, yo me sentía más valiente de reclamar, de enojarme cuando algo no me gustaba, ya nada me parecía, todo era un absurdo... Quería vengarme y también grité, insulte y humillé a quien vino a mi con la cabeza abajo.  Esto duró unos 3 meses hasta que...
La cuarentena nos agarró en la misma ciudad, por aquello esa primera semana juntos después de un feriado de carnaval fue un tanto extraña, yo le había dicho que fumaba menos.  Pero cada que veía las noticias sólo se disparaba mi ansiedad y necesitaba fumar un rato.  Me miraba con asco, y empecé a verlo como era.  Le dije, se acaba la cuarentena y esto se termina;  yo nunca dejaré de fumar marihuana.   Y para mi ya era muy fuerte tener que ver en mi casa el desprecio en su rostro, yo ya no le llenaba.  El no estaba enamorado de mi tampoco... yo era una mujer pantalla. 
Esa mujer objeto que llevas a tu lado para disfrazar tu verdadero sentir.  Y ya en la intimidad me lo había dejado claro.
Dormía junto a alguien que se sentía en la obligación de hacerlo. 
¿Qué cómo lo sé? Pues bien, siempre me decía que allá fuera había hombres peores.  Maltratadores, mujeriegos, viciosos.  “Y él no era nada de eso, él buscaba protegerme”. Pero nada me laceraba más que sus comentarios llamándome drogadicta. 
Un mes después separados, él donde su madre y yo sóla en mi apartamento aún en cuarentena.  Decidí llamarle, a pesar que me dije que no lo haría, ya que un “supuesto amigo” en común estuvo enviándome audios, fotos y videos de lo bien que se la pasaban.  Incluso me videollamaba y le dije, hey si tu quieres hablar commigo está bien, pero ya no me menciones a tu amigo ni me cuentes nada por que no me hace bien, le dije, el es una persona que siempre que le doy la oportunidad vuelve a hacerme daño.  
Me sentía tan sola, el respondió mi llamada.  Esta vez estaba yo pidiendo disculpas.  Me dijo que ese mismo amigo le había comentado cosas de mi, como que le llame a pedir droga o cosas por el estilo.  Una persona que recibí en mi casa y con la que jamás me porté mal.  Todo muy turbio, pero después entendí.  Como seguíamos hablando y él ya estaba en la ciudad donde tiene su negocio, le envié yo un detalle sorpresa.  Sin saber aquello me llamó para insultarme, todo muy “sobrado” y haciéndome de menos... diciéndome que se había acostado con alguien en esta cuarentena, que sus acciones tendrán consecuencias (embarazo), que estaba ya en planes con alguien, que yo era una drogadicta que jamás iba a cambiar.   Que lo peor fue haberme pedido volver, que yo jamás lo perdoné.  Implore disculpas.  Llamaba y me gritaba diciéndome que tenía que escuchar lo que yo era.  Yo no era nada de lo que escuché ahí.
Me siento muy culpable de fracasar.  Así le llaman a estas situaciones y por alguna razón tengo esta palabra (fracaso) metida en el vocabulario.  Me duele. 
El 30 de junio recibí las últimas llamadas.  Sólo que esta vez ya no conteste.  
Ayer ese supuesto amigo me escribía, como siempre, haciéndose el tonto con un tema equis, decidí por bloquear.  Creo que es lo más sano para mi, es gracioso porque siempre era el quien me borraba, me bloqueaba, se quitaba comentarios y más.  Está vez lo hago yo.
Me siento muy culpable por permitir todo esto.  Por que no lo puedo creer, no puedo creer que fui yo la que cayó tan bajo.  
La que marcha, la que reclama, la que se instruye, la feminista.  Estoy avergonzada conmigo, cuando pienso en ello solo puedo llorar, como ahora.  Es otra noche sin dormir.   Pronto va a amanecer.  Esta ansiedad me esta haciendo pedazos y al mismo tiempo me hace muy fuerte, creo que no puede ser peor.   Me siento tan poquita y busco en la literatura, en podcasts, en amigas y hasta el horóscopo.  
¿Qué sigue? 
¿Quién me va a matar primero?
¿Seré yo?
Quiero volver a enamorarme de mi, y perdonarme.  Tengo 26 y siento que 4 años de esto ha sido demasiado tiempo perdido.  Tampoco es todo el tiempo del mundo, me siento destruida, me siento débil, me siento muy mal.
Pero ojo, cuando me veas por la calle como si fuera un reflejo sonrío bajo la mascarilla y las gafas.  Me siento como Garrick. Espero lector/a que entiendas la referencia.  Ya van a ser las 5 am.  Creo que ya es hora de dormir.
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Manhattan, New York.
11 de Noviembre.
Milo se vistió con ropa deportiva, pero todo de negro. En realidad él solía vestirse de manera muy sobria, en su ropero todo era mayoritariamente oscuro.
Tras calzarse sus zapatillas deportivas grises, salió con dirección hacia donde vivían las dos amigas.
Llegando, tomó el celular y le envió un mensaje a Bruna para que bajara. En el camino había pasado a buscar una botella de agua grande para compartir y una pequeña macetita de una planta con flores que, apenas la vio bajar, se lo tendió.
— Para ti -llegó a decir- tienes que decirme si te gustan secas como a Imogen -aclaró- Y debemos plantarla pronto, ¿Central Park?
La chica desde muy temprano comenzó a trabajar, tenía pendientes atrasados y su casilla de correos sin leer parecía nunca acabar. Aún así, se hacía el animo para verlo como algo positivo y también se beneficiaba al ser ahora más planificada para todo.
Con la invitación de Milo, de cambio de ropa por algo deportivo, todo de la misma marca, porque trabajaba con ellos. Salió del departamento con a penas su celular y las llaves en los bolsillos de su corta viento y le avisó a Imogen que estaría afuera.
Al encontrarse con Milo, se acercó con un impulso para abrazarlo como siempre lo hacía y de cierta forma para transmitirle ánimo.
–Una planta...–murmuró la chica confundida- Y con flores –completó observándolas y levantó su mirada hacia él. –Qué lindas– expresó la morena mostrando una sonrisa con sus dientes comenzando a caminar en dirección a Central Park.
–¿Sabes que no me gustan las flores, no?– soltó de pronto apretando sus labios por haber sonado quizás como mal agradecida. –No las sé cuidar y siempre se me mueren. Oh y huelen feo– agregó.
— Huelen feo... -repitió Milo, que no bajaba la mirada para mirarla mientras sonreía y negaba. A veces Bruna tenía ocurrencias algo alocadas o que a él le resultaban confusas.
Aún sonriendo, frunció el ceño confundido.
— ¿En Brasil no aman la naturaleza y la veneran? ¿No se supone que eres lo más cercana a un Amazonas? Aunque entiendo que esas son altas y golpean fuerte y tú eres como... -pasó una mano por sobre su cabeza, acariciando su cabello oscuro de manera bastante fraternal pero claramente molestándola- Mini amazona -terminó bromeando y miró la planta de reojo.
— No es directamente para ti, vamos a plantarla en el parque. Juntos, es como un proyecto que se me ocurrió. La idea es que la cuidáramos, como no tenemos hogar en común, venir cada tanto a regarla y demás... pero ya me avisaste que se te mueren, gran advertencia -abrió un poco sus ojos al decirlo, un tanto bromista.
–Una cosa es que ame la naturaleza y otra es que quiera plantas. Además, la naturaleza debe crecer en zonas aptas... no en el medio de un parque– aclaró y rodó sus ojos al final cuando terminó de hablar.
–Eres.... muy particular cuando quieres superar una ruptura ¿lo sabías?– confesó, puesto que la idea de plantar jamás hubiese sido una idea que viniera a su cabeza.
–Y sí, se me mueren porque no tengo cuidado. Además, ¿nunca te fijas que solo ocupo perfumes dulces? Los florales me dan.. guácala– dijo Bruna corriendo los mechones de su cabello hacia atrás de su oreja en ambos lados con su mano. –Y aún podemos ir a Bora Bora si quieres.
Milo hizo un gesto entre confundido y divertido cuando lo llamó “particular” a la hora de superar rupturas. Bufó casi al final y la miró de reojo.
— ¿Me estás invitando? Porque mencioné que no tengo el dinero, ¿cierto? -entornó sus ojos al decir aquello mientras continuaba caminando.
— Ven, conozco un lugar donde podríamos... No traje nada para enterrar pero usaré mis manos y luego haremos una máscara de barro -bromeó, mirándola de reojo para ver su reacción- ¿Irías conmigo a Bora Boda? Ah, por cierto, ¿tenías otro plan para superar la ruptura? ¿Algo menos particular?
–¿Y por qué no tienes dinero? Si se puede saber. A menos que seas un jugador y apostaras y perdieras todo– preguntó con curiosidad, aunque de seguro solo lo decía por molestar. –Sabes que te invito. De hecho, estuve pensando que he viajado con muchas personas y nunca contigo. Fui olvidada el día que íbamos a Niagara Falls, no creas que me olvido– soltó la morena levantando una de sus cejas.
–Sobre la ruptura... te di mil y un planes y ninguno te interesó. Creo que tendré que buscar en internet como ayudar a un amigo a superar la ruptura– dijo con un tono serio, aún así, estaba dispuesta a hacer lo que fuese para ayudarlo a sentirse mejor.
–¿Me dirás que era lo que querías hablar conmigo? Me estás matando.
Milo trató de guardar silencio todo lo que pudo mientras se adentraba por fin en el parque.
— Eres algo ansiosa -comentó adelantándose un poco mientras tomaba la planta para detenerse tras un árbol. Estaban bastante rodeados, no cualquiera podía verlos. Era un lugar bastante periférico del parque, ya que no se habían adentrado tanto, pero no podías encontrarlo si no sabías que estaba allí.
— Ven -dejó la plantita a un lado y se arrodilló para empezar a hacer una especie de pozo, bastante amable y redondo pero sin miedo a ensuciarse.
— ¿Sabes? Noté que Kenzie se fue muy rápido, como si nada nos uniera -se detuvo un momento y suspiró, para continuar excavando con sus manos.
— Pensé que... no era justo, me descartó como si hubiese sido... nada, la nada misma. Un día dijo: ya no te amo -le explicó y suspiró pesadamente, antes de alzar sus ojos azules hacia ella.
— No estoy dispuesto a dejar que vuelva a ocurrir, no quiero que... no quiero perderte a ti -concluyó y volvió a la planta, comenzando a sacarla de la maceta temporal con la que solían transportar los brotes- Así que pensé en una garantía. Algo que signifique nuestro lazo y no puedas devolvérmelo como un par de anillos o... -dejó de hablar al recordar el momento pero no se detuvo motrizmente, continuó hasta que tuvo la planta lista para ubicar en la tierra.
La miró.
— ¿Plantarías... conmigo? Dame tus manos -le pidió y le extendió la de él para tomar la de la mujer, mucho más pequeña. Entonces, la guió para que se involucrara en el proceso.
Milo no era de expresarse mucho con palabras, era mucho de accionar. Ese era su modo de explicarle que una simple planta le servía, en su frágil emocionalidad, como garantía de que Bruna no se iría.
–Lo soy– afirmó ella con referencia a ser ansiosa, sin problemas, tener poca paciencia no era algo que escondiera tampoco.
Se sentó sobre el césped verde haciendo caso a su instrucción y observó cómo comenzaba mover la tierra para hacer un hoyo con sus manos conforme lo escuchaba con atención. La boca de Bruna se abrió para hablar, lo que fue un intento fallido pues mejor decidió callar para que continuara expresando lo que tenía por decir.
–A mi la gente me deja todo el tiempo. Incluso esas dos personas en el mundo que se supone que no deberían fallarte– respondió haciendo una leve mención a sus padres– Pero no me voy a ir –aseguró tocando la fría tierra para ayudar también– Yo sé que viajo harto y que también muchas veces lo hago como una forma de escapar, pero ya ves, siempre regreso– dijo enfocando su mirada en él por unos segundos antes de seguir trabajando la tierra con más dedicación.
–Y me gusta la idea de plantar.
El bombero sonrió un poco al oírla pero no dijo nada. Entonces tomó nuevamente su mano para guiarla al poner la planta en la tierra y luego para tapar esta.
Finalmente observó el resultado aún sentado en el suelo y suspiró.
— Igualmente esto no era lo que quería hablar contigo -comenzó diciendo y giró hacia ella. Observó sus ojos oscuros- Me haría muy feliz si volvieras a casa. A mi casa -aclaró- Con Imogen. Pero no me casaría con ella así que no tienes que irte -la molestó al decir eso porque claro que se refería a lo que había ocurrido antes.
— Sí, te han dejado, pero yo no lo haré. Apenas te conocí supe que te quería en mi vida, me gustaría que volvieras a ella, del todo. Imogen bueno, será la nueva mascota -bromeó y soltó la mano de la morena al notar que aún la sostenía. No quería chantajearla con caricias.
— ¿Qué te parece? Luego de Bora Bora... que por cierto, ¿quieres ir nosotros dos solos? ¿Planeas drogarme y violarme también o...? Bromeo -se atrevió a aclarar y sonrió de nuevo, echando su cuerpo hacia atrás para disfrutar del sol que llegaba.
— Hay que venir cada tanto a este lugar, ¿sabes? A ver qué la planta esté bien. Regarla, si es necesario. Hay que... cuidarla.
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victoriadetinder · 4 years
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CAPÍTULO TERCERO: Nunca dejan de sorprendernos.
Si ustedes creyeron que no podía encontrarme con algo peor que Saúl, o por lo menos no tan pronto, se equivocaron, la estupidez de los onvrez no es medible amigas. Antes de empezar a contarles dos malas experiencias (no era necesario gastar un capítulo para cada uno), quiero compartirles un poco de mi contexto cuando empecé a usar la aplicación: era agosto del año pasado y yo acababa de cortar con mi exnovio, él es un  gran tipo y cortamos en buen plan porque él emprendió un viaje a Argentina para seguir estudiando. Pero yo lo extrañaba y estaba un poco triste, a pesar de eso, quise apresurar la cosas y tratar de superarlo lo antes posible. Me puse a trabajar como loca y también a viajar, se me ocurrió descargar Tinder porque quería probar salir con varios tipos a la vez y porque me gusta mucho cojer.  Sabía que podía encontarme con varios tontos pero pensaba que si era sólo sexo lo que me uniera a ellos, no habría problema… y no debería haberlo amigas. 
Últimamente he escuchado varias veces que el sexo casual es sólo un intercambio, y sí, pero el acuerdo no tiene por qué ser hostil, el sexo casual no debería estar peleado con el respeto y la ternura. El sexo tendría que ser un lugar seguro, de exploración del placer mutuo, los involucrados podrían gozar de múltiples beneficios como los benditos orgasmos, las risas durante el coito, las caricias, las miradas, los gestos… El sexo bien hecho es como drogarse pero sin daños a las salud, es de lo mejor de la vida, pero muchos (muchos) vatos insisten en arruinarlo porque son demasiado inseguros y quieren imponerse, creen que deben cuidarte o poseerte, así, algo tan genial y explosivo, se convierte en situaciones súper incómodas y violentas. Además, es verdad que la educación sexual basada en el porno y el mal cine, les ha hecho mucho daño. Realmente pueden llegar a ser muy retorcidos, creen que logran una hazaña cuando una mujer se desnuda frente a ellos y ven el sexo como un premio por tratarnos bien.
¿Recuerdan que les dije que el sexo es uno de los lugares donde mejor podemos observar el machismo de los onvres? Pues ahí les van dos de mis peores experiencias, tal vez estas estén en el top, así que prepárense.
HISTORIA 1: El argentino.
Poco después de Saúl conocí “Al argentino”, le pondremos así porque afortunadamente no recuerdo su nombre. Era un sábado soleado de agosto, fui al centro con mis amigos a ver una obra de teatro argentina y dió la casualidad de que un argentino guapetón estaba muy cerca, así que lo invité, él estaba patinando cerca, así que llegó corriendo justo unos minutos después de haber empezado la función. Fue un rato un poco extraño, porque era la primera vez que nos veíamos, pero guardamos silencio por un largo rato, mientras duró la obra, compartimos algunas miradas y risas, era una obra sobre ex-soldados que pelearon en la Guerra de las Malvinas, ambos la disfrutamos.  Al terminar, el argentino y yo quisimos ir por cerveza, como mis amigos no quisieron, me despedí de ellos. 
Entramos en el primer bar que encontramos, era un lugar muy estruendoso, tanto por la música como por el color de las paredes, sonaba música de banda y reggaeton y a mí me dio mucha risa porque él hacía caras muy graciosas escuchando la letra de las canciones. El argentino era un tipo bastante peculiar, en su descripción de Tinder puso algo como chill and 4:20, la mayoría de sus fotos eran en la playa, él asoleándose en la playa, fumando en la playa, surfeando en la playa, blabla, era güero y tenía toda la pinta de hippie playero pero millenial, con una voz bastante graciosa. Me contó que había viajado a varios países y yo quise saber más, le pregunté si no le daba miedo viajar solo, y él respondió que no, que era un pez y lo que le daba miedo era quedarse encerrado en una pecera, yo sonreí. En ese momento, todo lo que tuviera que ver con trotamundos me atraía, quería que, de alguna forma, se me pegara su libertad y desapego por las cosas, me gustaba imaginarme a mí misma en los lugares que él había visitado. En ese momento de mi vida yo aún no había viajado sola y era algo que anhelaba con todo mi ser. Él dijo que al día siguiente iría a las ruinas de Teotihuacán y me invitó,  dijo:
Eh linda, te quedás conmigo esta noche y nos vamos mañana a las pirámides.
Dije que lo iba a pensar pero en realidad me gustaba la idea de un pequeño viaje inesperado. Cuando la música del bar nos hartó, él propuso ir al departamento del amigo mexicano con quien se estaba quedando,  porque tenía fiesta. Me preguntó con su acento argentino:
- ¿Te gustá el dubstep?
- Sí. Respondí, pero en realidad no sabía de qué mierda hablaba. 
En el departamento de su amigo habían luces verdes y un Dj tocando, no recuerdo qué pero sonaba como esto: https://www.youtube.com/watch?v=BGpzGu9Yp6Y, yo disfrutaba bailar mientras él hablaba de música electrónica. En un momento de la noche me preguntó si  tenía raíces de otro país.
      Argentino: ¿Tus abuelos son mexicanos?
      Victoria: Sí.
      Argentino: ¿Y no tenés familiares de otro país?
      Victoria: mmm no que yo sepa… el esposo de mi tía es canadiense…
    Argentino: No… es que tu rostro es muy bello, tené facciones como de otro país… como              rasgos árabes...
Yo hice un gesto como de no entender, luego el dijo algo más pero por el volumen de  la música no alcancé a escucharlo, así que seguimos bailando. Mientras movía la cabeza hacia adelante y hacia atrás,  yo pensaba: “¿este pendejo quiso decir que las mexicanas no somos bellas?”. Seguimos bailando y me ofreció algunas bebidas, pero yo no tenía ganas más que de fumar y bailar. Mientras bailábamos, él rozaba sus dedos sobre mis caderas, poco a poco fuimos pegando nuestros cuerpos y luego nos besamos, fue un beso muy intenso. De pronto me sentí como en una fiesta de la prepa, yo llevaba ombliguera y pantalón de mezclilla, él unos vans y bermudas y nos besamos largo rato con la lengua. Poco después, me tomó de la nuca y susurró “Vamos arriba”, asentí, él tomó mi mano y nos metimos rápido en el elevador, yo ya estaba muy excitada. 
Los elevadores siempre me han parecido un buen lugar para coger, ahí, él me puso de espaldas y me besó el cuello, había un espejo frente a nosotros y yo veía mi rostro; estaba roja de la cara y los labios, mis ojos eran más grandes y mi cabello parecía más ondulado de lo normal (amo cuando la cara me cambia durante el sexo). Subimos hasta la azotea y ahí cojimos recargados sobre la barda, yo podía ver las estrellas a cielo abierto, no hacía frío y lo hicimos duro, con mucha adrenalina, y también con un poco de dolor de rodillas gg.
Cuando bajamos, la fiesta ya había terminado, yo me sentía mareada así que le pedí al argentino ir a dormir, cuchareamos y dormimos en el sofá-cama que le prestaban. Al día siguiente despertamos muy tarde y el plan de Teotihuacán se canceló, en vez de eso fuimos al súper y preparamos un almuerzo bastante rico. Después de comer y fumar una hierba muy poderosa volvimos a su cuarto y comenzamos a fajar, él comenzó a actuar extraño, quería desnudarme rápido y comenzó a ¿besar?, más bien succionar mis pechos y a apretarlos con las manos, le dije que parara y luego me desabrochó el pantalón para meter sus dedos, lo cual me molestó mucho más, pues lo hacía de manera violenta y torpe, lo alejé de mí y él dijo:
   Argentino: ¿Qué pasa nena?
   Victoria: ¿Qué te pasa a tí? ¿Qué estás haciendo?
  Argentino: Quiero que te vengas, como ayer.
  Victoria: Pues ve un poco más lento.
  Argentino: Dale.
Seguimos, él llevó mi mano a su miembro y preguntó: ¿Me lo chupás?. Yo me saqué de pedo, él tomó mi nuca igual que el día anterior y dijo:
   Argentino: Vamos, ya te viniste tú ayer, ahora me tocá a mí.
En ese momento todo se detuvo, y no les voy a mentir, el argentino me estaba cayendo bien, así que me sentí como una estúpida, corté todo, no dije nada y tomé mi ropa mientras él me preguntaba una y otra vez si estaba bien y qué había dicho. Es increíble cómo los onvrez pueden ser pendejos sobre su pendejez. Yo me sentía de la chingada y no pude decir nada, quería llorar y salir lo más pronto posible. Cuando llegué a la puerta él estaba desesperado.
  Argentino: Victoria, dime algo, ¿a dónde vas? Quédate. ¿qué dije?
  Victoria: ¿Qué dijiste? ¿De veras no lo sabes?
  Argentino: No sé, la estábamos pasando bien. ¿Fue por que te pedí que bajaras?
  Victoria: Es porque eres un tremendo idiota.
Salí de su casa y alcancé a escucharlo gritar: “¡Victoria, perdón! ¿querés que te llame luego?”. Corrí por la calle y lloré , no sé bien por qué, creo me sentí utilizada y estúpida, me culpé por haber pasado la noche con un idiota y tuve mucha vergüenza, no supe bien qué hacer así que vagué por las calles un rato, hasta que llame a una amiga para refugiarme en su casa.
HISTORIA 2:  El casanova ladrón.
Para no hacérselas más larga resumiré mi historia en lo siguiente, más o menos por septiembre conocí a Moi y a su perrita Lu, una linda Border collie con pecas. Moi es de los que usa a su mascota como técnica de ligue, en su perfil tiene varias fotos con ella y la neta sí está bien preciosa, me escribió:
Victoria! Dice Lu, mi perrita, que si jalas a pasearla y que su dueño (que esa toda madre), picha los tacos y las cervezas. (:  
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A mí me sonó bastante bien, así que nos citamos poco después en un parque en La del Valle, ese día  él llegó tremendamente tarde y se disculpó invitando la comida, yo ya estaba ahí y no le ví caso a reclamarle. Cuando buscamos lugar yo le expliqué que estaba tratando de dejar la carne, él no tardó en juzgar mi dieta vegetariana (“porque me hacían falta carbohidratos y los taquitos son geniales”), a mí me dió igual, la mayoría de gente dice eso. De camino a su departamento él compró una botella de vino, cuando llegamos conversamos un rato mientras bebíamos y luego comenzamos a besarnos.
Creo que una de las cosas que me gustan de tinder es que todo se puedo volver muy emocionante cuando conoces a alguien por primera vez, Moi era bastante guapo, unos años mayor que yo y actuaba muy seguro de sí mismo, como teniendo todo bajo control, súper sonriente, bromista y amable.
Luego de coger el jugó un rato videojuegos, como yo nunca he jugado sólo lo observé mientras me terminaba la botella de vino, la escena se tornó graciosa porque él comenzaba a molestarse cuando perdía, de pronto el adulto de 30 se convirtió en niño y yo me aburrí, se hizo tarde y me despedí. En general, la pasé bien, sin embargo, olvidé tres de mis anillos en su casa, le pedí por whatsapp que me los guardara y luego bromé diciendo que  me urgía verlo sólo para recuperar mis anillos. Más o menos así fue la conversación:
   Victoria: Voy a tener que pasar por mis anillos urgentemente. ;)
   Moi: jeje no voy a estar en mi casa estos días pero te aviso cuando regrese a la ciudad, va?
   Victoria: va :)
Pero luego de unas semanas él no respondió y la urgencia por mis anillos se volvió real pues no quería perderlos.
    Victoria: Hola. Oye sí quiero mis anillos jeje podemos vernos solo para eso?
    Moi: Hola, te digo que ando fuera, por mi trabajo, cuando vuelva te mando mensaje.
    Victoria: ok… y más o menos cuándo será eso?
    Moi: como en dos semanas, no te preocupes, no me voy a robar tus anillos.
    Victoria: Yo sé pero los extraño.
Llegó noviembre y Moi seguía sin dar señales de vida, entonces recordé que Moi había dicho que una amiga suya pasaba a veces para pasear a Lu.
    Victoria: Oye no es mal plan, solo quiero mis anillos, ¿podrías dejarlos con tu amiga y yo paso por ellos?
     Moi: Sabes qué, ya es un poco molesto que me estes mandando mensajes, ya te dije que ando trabajando, si los querías tanto por qué se te olvidaron en primer lugar?
      Victoria: Pues perdón, no quiero molestarte, solo quiero mis anillos.
      Moi: Pues es que no mames, sí es muy molesto.
     Victoria: A ver creo que yo te estoy hablando super tranqui, ya pasaron más de dos meses y no tengo noticias tuyas, creo que es justo que te esté buscando.
      Moi: Yo creo que no es justo y ya me harte, perdón pero ahí nos vemos.
Y el tarado me bloqueó.
Lo más triste es que uno de los anillos fue un regalo de un ex y estaba bien chido, nunca entendí cuál era el pedo de devolverme los anillos o de responder en whatsapp. El caso es que el galancito terminó siendo muy grosero y robó mis preciados anillos.
El caso chicas, es que estas dos experiencias me hicieron sentir muy mal, sentí que era mi culpa encontrarme con tipos así, pensaba que de alguna manera era una lección por buscar sexo casual, incluso abandoné Tinder por unos días porque quería evitar más situaciones así. Pero hoy pienso que lo peor que podemos hacer es seguir culpándonos, estas experiencias definitivamente me enseñaron a cuidarme más y ser más observadora, pero creo firmemente que por ningún motivo soy culpable de haber perdido mis anillos o de que el idiota argentino casi casi me forzara a mamársela. Es decir, yo busco pasarla bien y por ende que el otro la pase bien, se trata de respeto y cuidado hacia una persona con quien estás compartiendo un momento chido, si ellos no pueden con eso, lo único que podemos hacer nosotras es alejarnos y empezar a tomar nuestras precauciones, pero jamás jamás se juzguen a sí mismas por buscar placer en otras personas si el acuerdo ha sido mutuo.
Con estas experiencias fuí aprendiendo poco a poco a decir lo que me molesta en el momento y a ser más determinada, por ejemplo, si llegan tarde a la cita, me voy, aunque sea algo informal sigue siendo mi tiempo, y si dicen algo idiota como “Eres muy bella, tenés rasgos de otro país.” digo exactamente lo que pienso en el momento. Así, eres fiel a tí misma y además te ahorras disgustos.
Sin embargo, eso de ser fiel a tí misma no es tan fácil, o no lo ha sido para mí, porque yo tenía asumido que era una chica segura de sí, sin embargo, a veces descubro que actúo distinto sólo para no parecer antipática o para no romper el momento y creo que eso es algo que he aprendido con el paso del tiempo, pero que ya no quiero. Por eso practico todos los días preguntándome si me siento bien o si no desearía estar en otro lugar o si realmente el tipo me agrada o si estoy de acuerdo con lo que dice, es un trabajo de prueba y error, de constancia y de amor a tí misma.
De pronto me puse cursi jaja, espero que se hayan entretenido amigas y sobre todo que hayan encontrado algo útil acá, les mando mucho cariño, las abraza su amiga Victoriadetinder.
PD: A todas las que me han estado leyendo y dando sus comentarios, muchas gracias, me encantaría que me dijeran si tienen alguna duda con la que pueda ayudarles o si leyeron algo con lo que no están de acuerdo conmigo, también estaría chido discutirlo. Además he estado pensando en hacer este blog más interactivo, si a alguna le late la idea de compartir su experiencia hágamelo saber para que empezaramos a hacer una lista de las chicas que les gustaría participar en mi blog, no importa si no tienen Tinder, con que se hayan sentido identificadas es suficiente :3. Besitos a todas.
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horosebi · 6 years
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✦Abuelos✦
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⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓢𝓮𝓸𝓴𝓳𝓲𝓷 ⊱
Jin y tú, habían adoptado a sus petauros juntos para que se sintieran a gusto, sólo que la única hembra era la tuya y cuidabas de que no la lastimaran y rara vez eso sucedía. Como todas las mañanas, después de desayunar y despedir a Jin, alimentaste a cada uno, cuando acariciaste la pequeña espalda de tu mascota, ésta ladró huyendo de tu toque, cosa que te extrañó ya que le encantaba.
Observaste con detenimiento encontrando una herida a la altura de su hombro, besaste con delicadeza su naricita para encargarte de dejar seguros a los demás y salir directo al veterinario que se encargaba de todo para evitar cualquier tipo de infección.
Hizo el respectivo chequeo pero esta vez tardó más de lo común, cuando todo terminó te sentaste frente a su escritorio con la pequeña en tu regazo mientras comía un poco de azúcar.
— Hay algo más, ¿no es así?—preguntaste, el veterinario asintió risueño.
— La pequeña Eudi está embarazada—lo miraste con sorpresa y la boca levemente abierta—, les advertimos que si no la alejaban de Odaeng esto sucedería.
¿Advertimos?, tú no estabas enterada de que Odaeng estaba en celo y eso debió ser por lo olvidadizo que Jin suele ser, no había manera, porque él era quien había asistido a la consulta pasada. Escuchaste atenta todas las instrucciones que te daba dispuesta a seguirlas al pie. Cuando llegaste a casa, las luces encendidas te indicaban que tu novio ya había vuelto.
— ¿Cómo puede ser que no me hayas dicho del celo de Odaeng?—apretó sus abultados labios pareciéndote lo más tierno en la tierra.
— Sólo lo olvidé, amor—murmuró cogiendo tu mano y obligándote a sentarte en sus piernas.
— Bueno, por ese olvido, resulta que Eudi está embarazada y déjame decirte que te harás cargo.
Jadeó sorprendido y viéndote anonado, definitivamente no se esperaba algo como aquello y para él eso no ocurriría porque los animalitos se habían criado juntos. Prontamente se río besando tus labios.
— Claro que lo haré—dijo con gracia—, seremos abuelos antes que padres, eso sólo te indica que debes casarte conmigo.
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⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓝𝓪𝓶𝓳𝓸𝓸𝓷 ⊱
Observaste a los dos perrunos acurrucándose juntos en la esquina de tu departamento mientras tu refunfuñabas molesta indignada ante la situación. Hacía poco que habían vuelto del chequeo mensual de tu mascota, donde te llevaste una gran sorpresa al enterarte que tenía dos semanas de embarazo.
Con un puchero te encaminaste al estudio improvisado que NamJoon había montado en una de las habitaciones, para ser honestos, le resultaba más cómodo trabajar en casa que ir hasta la empresa y llegar hasta altas horas de la noche completamente exhausto.
Dejaste el vaso con café recién preparado al lado de su libreta y libremente te sentaste en las piernas de tu novio, quien gustoso, atrapó tu cintura con sus grandes manos dejando un pequeño beso en tu cuello.
— ¿Qué ocurre, preciosa?—preguntó con una sonrisa—, ¿fue todo bien con el veterinario?
Negaste infantilmente enroscando tus flacuchos brazos en su cuello obteniendo con totalidad su atención.
— RapMon se aprovechó de mi lunita—murmuraste—, está embarazada.
Una preciosa risa se escapó de su boca y viste como celebraba la hazaña que el embustero animal había cometido a tu pequeña bebé. Golpeaste su pecho para que se concentrara y entendiera que no estabas feliz con ello.
— Vamos nena, no es tan grave. Solo se divirtieron mientras nosotros estábamos ausentes—se burló de ti y trataste de mantenerte seria, pero te contagió la hermosa sonrisa que conservaba, besó tus labios con cariño separándose momentos después—, serán hermosos, ya verás.
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⊰ 𝓜𝓲𝓷 𝓨𝓸𝓸𝓷𝓰𝓲 ⊱
— ¡Min Holly!—gritaste apenas lograste abrir la puerta principal de tu hogar con tu perrita en brazos.
La bola de pelos salió disparada a tu encuentro tratando de alcanzar a Maggie, tu perrita.
— ¿Qué le hiciste a mi bebé, perro malo?
YoonGi apareció con el cabello desordenado, señal de que estaba recién levantado y al parecer algo gruñón por la forma en que arrugaba el entrecejo.
— Nena, ¿qué es todo este alboroto?
Entendías completamente su mal humor, acaba de regresar de una agotadora gira y tenía pocos días para descansar antes de volver a componer como para que tú estuvieses gritando como una loca, pero tu histeria podía más en ese momento.
— Tengo asuntos que arreglar con Holly.
— Es un perro, es normal que muerda tus zapatos—suspiró con cansancio, sentándose en el sofá cargando a la bola marrón en sus piernas.
— Perro mis ovarios, embarazó a mi pequeña.
Su suave risa hizo que lo vieras de mala manera, mientras él solo podía acariciar y felicitar a su mascota como un niño pequeño. Te sentaste a su lado suspirando cuando Maggie se escapó de tus brazos y corrió hasta los de YoonGi.
— Ah, pero que traviesos son estos dos—dijo con orgullo—, ¿Qué puedes esperar de un Min?, no me sorprendería que pronto la que salga embarazada seas tú.
— ¡YoonGi!
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⊰ 𝓙𝓾𝓷𝓰 𝓗𝓸𝓼𝓮𝓸𝓴 ⊱
Entraste entusiasmada a su estudio, donde te recibió con una hermosa sonrisa y no pudiste evitar lanzarte a sus brazos y llenar su rostro de suaves besitos haciéndole reír.
— Al parecer estamos muy felices hoy—sostuvo tu rostro entre sus manos evitando que siguieras con los besos.
Asentiste dando palmaditas en su pecho antes de reincorporarte y sonreírle de nuevo.
— Tengo una sorpresa para ti, mi amor.
Su corazón comenzó a latir demasiado rápido al pensar sobre lo que contenía la hoja que le extendías, su mente regresó a la última vez que tuvieron relaciones sexuales tratando de recordar si había usado protección. Al ver que no reaccionaba, enarcaste una ceja confundida y aun con emoción decidiste decirle de una vez.
— ¡Vamos a ser abuelos!—exclamaste, haciendo que el alma de Hobi volviese a su cuerpo al desechar la palabra “padres” —, llevé a Milu al veterinario y me dijo que estaba embarazada, ¿no es genial?
— Claro que sí, cariño—respondió aun desconcertado.
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⊰ 𝓟𝓪𝓻𝓴 𝓙𝓲𝓶𝓲𝓷 ⊱
Habían adoptado a sus mascotas juntos, ambos eran muy apegados y casi siempre, cuando Jimin estaba ocupado, tú te hacías cargo de ellos. Pero lamentablemente no podías protegerlos de todo.
Ddosun se había infectado gravemente en una de las tantas salidas al parque de cachorros y, luego de cuatro meses, murió dejando un gran vacío en todos. Te había tocado reconfortar a tu novio.
Por otra parte, tu perrita también se notaba decaída, pasaba horas en la camita donde descansaba su compañero que resultaba doloroso observarla, pronto dejó de comer, preocupándolos a los dos. Jimin te sugirió que la llevaras al veterinario para estar seguros de que ella no se haya infectado también.
— Mochi —llamaste al precioso hombre que se encontraba recostado en el sofá con su móvil en sus manos, probablemente vagando en sus redes sociales. Se levantó al instante cogiendo en sus brazos a la canina brindándole unos besitos.
— Por favor dime que está bien.
— Bueno…en unos meses estaremos rodeados de cachorritos.
A pesar de la pérdida, se dio cuenta de lo feliz que lo había hecho en el tiempo que estuvo a su lado, sino que aun después de su partida, seguía llenándolo de alegría.
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⊰ 𝓚𝓲𝓶 𝓣𝓪𝓮𝓱𝔂𝓾𝓷𝓰 ⊱
Él estaba más que orgulloso, no había alguna persona que no supiera porque él se encargaba de comentarlo, simplemente surgía de lo más casual. Había pegado un grito al cielo de felicidad y se encargó de llamar a sus padres sólo para contarles, sin importarle que fueran las tres de la mañana.
Por más loco que sonara, hasta ya había comprado accesorios y prendas para los cachorritos no nacidos, se quedaba viendo a los dos cachorros por minutos imaginando cómo serían sus hijos.
Incluso hizo una apuesta con Jin de la cantidad y de cuantos se parecerían a Yeontan.
— Oye, ¿ya te conté que seré abuelo?—le dijo al maknae por quinta vez.
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⊰ 𝓙𝓮𝓸𝓷 𝓙𝓾𝓷𝓰𝓴𝓸𝓸𝓴 ⊱
Para disfrutar de las vacaciones, decidieron viajar a Japón dejando a los padres de Jungkook al cuidado de sus mascotas, llevándose una sorpresa cuando regresaron y fueron en busca de ellos.
— Está preñada—dijo tu suegra dejándolos sorprendidos—, sus pezones se están inflamando y si le tocas la panza podrás sentir las bolitas.
— ¿Qué?
Jungkook y tú la veían anonadados, lo que menos esperaban era tener que hacerse cargo de más animalitos.
— Mamá, solo la dejamos dos semanas y la entregas así—refunfuñó tu novio.
— Si reacciona así por el embarazo de la perra, no quiero imaginar cuando seas tú la embarazada, déjalo mientras puedas, cariño—se dirigió a ti, ambas terminaron riendo y caminando hacia la cocina.
— ¿Qué?—seguía diciendo Jungkook.
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thelastdada · 6 years
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Tus Ojos Brillan Diferente - Capítulo 13
Capítulo Anterior.
...
Capítulo 13: “Jamás pensé en ti"
Su mirada estaba matándome, se reía estando molesto, pero ¿Por qué esa molestia no parecía real? Estábamos mojándonos cada vez más, no sabía que decirle, me sentía cansado de su actitud... --¿no podemos dejar eso atrás? –pedí en tono bajo, estaba tratando de dejar todo eso olvidado, pero él seguía insistiendo en nuestro pasado, el pasado que parecía no dejarnos en paz.
Suspiro muy serio y regreso a mirarme fijamente --sé que para ti tal vez fue más sencillo, no puedo saberlo, sin embargo... –sus ojos se llenaban de lágrimas, las cuales luchaba por evitar, sentí escalofríos --yo sentí que moría Samuel, mi vida cayó en un punto malo. ¿Sabes cuantas veces escuche que solo era una ruptura? Tuve que mentir, tuve que inventarme toda una historia para ocultarte, y para justificar mi actitud... "No es nada grave", "estas exagerando", "todos pasamos por eso", escuchaba frases así a diario –me quedé sin que decir, tan solo vi como bajo su rostro y temblaba del frió, sus manos también temblaban, estaba siendo sincero --quería pensar como ellos, quería sentirme así de tranquilo, quería dejar pasar todo. Pero las noches, las noches no me dejaban hacer nada, la oscuridad podía conmigo –dijo casi sin respirar, podía escuchar sus sollozos, el último de ellos libero las lágrimas que también me delataban, a pesar de ello volvió a mirarme --¿no te parece triste que ni siquiera recuerdo la última vez que me dijiste 'te quiero'?
--Yo lo recuerdo –susurre sin pensarlo dos veces
--Porque tú sabías que sería la última vez... --y allí, en ese mismo instante me sentí el más grande hijo de puta. Ni Santiago, ni quien sea que le haya lastimado antes, nadie se comparaba conmigo, nadie le dejaría nunca una herida como la que yo marque en su vida
Nos quedamos en silencio, sin ser capaces de mirarnos de nuevo, tan solo siendo empapados por la fuerte lluvia, siendo abrigados por ella --te llevaré a casa –fue mi única respuesta, él estaba temblando más y tan solo asintió con la mirada en otro lado, estábamos más que empapados. Caminamos en silencio hasta mi auto, el cual no estaba nada lejos, abrí las puertas y lo vi tratar de exprimir su chaqueta –está bien –fue lo único que le dije, se sentó y coloco su cinturón. Dejé mi saco en los asientos de atrás y deshice mi corbata, él tan solo miraba por la ventana, el ambiente no era incomodo, no era de molestia, era una mezcla demasiado dolorosa, un ambiente que nunca en mi vida había experimentado. Podía escuchar el sonido de su nariz, la cual estaba poniéndose roja al igual que sus mejillas, tenía frió, y yo sin algo que pudiera cubrirlo. El camino fue corto, pude entrar sin problemas por su calle, desabrocho su cinturón y tomo su chaqueta, "no agradezcas, no agradezcas" rogaba en mi mente, abrió la puerta y desapareció en silencio. Mire por unos segundos mientras el caminaba hacia la entrada, su casa estaba oscura, y el clima no era nada bueno, me preocupe por saber que haría allí solo. No tendría quien lo cuidará, quien lo atendiera por si se resfriaba de nuevo, quien se mantuviera a su lado tan solo.
Giré y saqué mi auto de allí, no merecía acercarme más a él.
...
Con ropa más cómoda me fui a trabajar a mi estudio, tenía que ocupar mi mente, aunque esta quisiera reventar de las múltiples emociones que me acomplejaban en el momento. Recibí una llamada de mi madre, era para invitarme a la reunión que harían ese viernes, ya que sería una sorpresa para la hermana de Guillermo, quise excusarme, sin embargo, no conseguí inventar algo en ese momento. Otra prueba más de lo exhausto que me sentía.
--¿Samuel? –toco Frank, casi me caigo de la silla del susto que me dio, ni siquiera escuche cuando abrió la puerta principal --¿Qué haces aquí? ¿no quieres salir?
--Acabo de llegar de Londres –aclaré
--Yo vengo de una reunión de ex alumnos, muchos te mandan saludos, yo no sé cómo se enteraron de que ya vives aquí. De hecho, tampoco sé cómo se enteraron de que estabas en Londres... --mientras él seguía balbuceando, recordé que él y Guillermo compartían clase, eso quería decir que Guillermo no fue a la reunión
--¿Guillermo estuvo allí? –pregunte directamente, su atención se enfocó en mí, dejando esa pila de post its de colores en su lugar
--No, nunca ha asistido
--¿Por qué?
--¿Hoy estamos curiosos? –comenzó a bromear, pero mi mirada seguía seria –no lo sé, él se volvió otra persona después, nos distanciamos –note que quería dejar el tema, algo debía saber, Guillermo había dicho que lo paso mal, quizá Frank lo sabía.
--¿Sabes que le paso? ¿Por qué paso un año sin estudiar? –solo recibí silencio como respuesta, bajo la mirada y movió sus dedos, como cuando se ponía nervioso –dime que sucedió cuando me fui Frank
--No creo que deba decírtelo
--Eres mi mejor amigo, tan solo dime la verdad
--¿Paso algo con él? –asentí, él suspiro preocupado –prométeme que estarás bien, tienes que entender que eso ya paso Samuel, fue hace diez años
Asentí una vez más –solo dímelo
--Guillermo comenzó a portarse diferente cuando te fuiste, yo no sabía que no le habías explicado tu situación, yo creí que él estaba de acuerdo en que te fueras, así que no le di la suficiente atención. Después noté que se enteró cuando por accidente dije que estabas en Nueva York, estábamos en el salón y su reacción no fue buena, salió del lugar y al día siguiente no fue a la escuela. Sus padres dijeron que estaba enfermo, incluso fui a visitarlo, pero se negó muchas veces, hasta que regreso un par de semanas después, siendo otra persona, las palabras que cruzabas con él eran limitadas, si ya era una persona aplicada, se volvió el triple –mi expresión seguía seria, Frank me miraba con suma atención –faltaba poco para terminar el año escolar, por lo que llego el último día de clases y fue la última vez que lo vi durante un largo tiempo. Después los rumores se esparcieron, yo lo supe por mis padres, así que era cierto, Guillermo no había hecho el examen para el bachillerato, debido a que tenía depresión –al decir esa palabra reviso mi expresión --pero no cualquier depresión, él vivió encerrado... por todo un año –sentí mis manos temblar, mis ojos se llenaban de lágrimas, y Frank evito mi mirada –nos enterábamos de todo por sus padres, ellos ya no sabían qué hacer con él, sentían... --volvió a considerar sus palabras, pero al final continuo –sentían que en cualquier momento podía intentar algo malo --el nudo en mi garganta ya no me dejaba estar, limpie un par de lágrimas y note que me miraba con arrepentimiento –supe que varios psicólogos y médicos lo trataron, pero solo lo llenaron de antidepresivos y medicinas, Alex y yo escuchábamos esas conversaciones, ambos pensábamos que no era cuestión de eso, sino que era él quien necesitaba curarse a sí mismo. Cuando todo eso paso, le conté a Alex de tu relación con él, y tuvo la idea de enviarte una carta, contándote lo que pasaba –lo miré con sorpresa –estábamos muy asustados Sam, de verdad creímos que lo perderíamos... pero tú nunca respondiste
--No recibí nada –reclame sorprendido
--Usamos la dirección que nos dio tu madre, así que creímos que tan solo no querías saber más de lo que pasaba acá –negué y bajé la mirada, esas cartas jamás llegaron a mí, ¿Por qué?
--Jamás las recibí Frank, yo... yo hubiera vuelto, yo estaba muy mal sin él... --mis lágrimas me vencieron
--Entonces ese no era su destino, si las cartas no llegaron fue por algo, quizá si hubieras vuelto las cosas no serían iguales en este momento
--¿Que-que paso después?
--Vimos los meses pasar, sabíamos que leía muchísimo, y que estudiaba mucho sobre tecnología, su hermana nos contaba todo, ella vivía asustada por lo que él pudiera hacer, tu sabes lo cercanos que son. Después sin que nadie se enterara, hizo su examen y regreso a estudiar fuera, por supuesto que sus padres estaban alegres, sin embargo, él... él era como un muerto en vida, que lo único que hacía era estudiar, comer y dormir. Su salud se deterioró mucho, lo fuimos a visitar más de un par de veces al hospital, la mayoría de las veces era por la anemia que padecía. Pero luego de varios meses consiguió mejorar, y con los años comenzó a crear una vida más y más normal, su gran mejoría fue cuando estaba por segundo año de facultad, fue cuando comenzó a ir a las reuniones en casa de tus padres, e incluso a mí me tocó verlo en bares y poco tiempo después conoció a Santiago... pero esa historia ya la conoces –suspire una vez más, había sido demasiada información, eso era de lo que me hablaba. "Las noches no me dejaban hacer nada, la oscuridad podía conmigo", recordé sus palabras, si yo sentía que sufría, si yo sentía que moría por haberlo dejado... él, él de verdad estaba muriendo.
Sin recibir un no como respuesta, Frank se quedó a dormir en el departamento, estaba sumamente preocupado por mí, porque no reaccionaba aún. Me preparo un té y se dejó caer junto a mí en el sofá, esperando por que dijera algo. Sin embargo, no podía decir algo, estaba aún procesando todo, me parecía increíble lo sucedido, lo que provoque por ser tan ambicioso y egoísta. Jamás pensé en él, dije quererlo, dije amarlo... vaya, prometí cuidarlo siempre. Me atreví a prometerle mil veces un por siempre que yo mismo ignoraría, miles de por siempre que llegaron hasta esa noche en el parque, y si no me bastaba, todavía fui cruel al dejarlo. Le dije que se había acabado, él con llanto en los ojos, aferrándose a mi... y yo, todavía dije que no lo quería, sin siquiera tener una idea de cuanto lo estaba lastimando. Rompí su corazón, sin una justa explicación, ignore sus sentimientos, olvide mis propias palabras, y no le dije que me iría lejos... nunca le dije que me iba a otro continente. Siendo solo unos niños prácticamente, ¿Qué hacíamos jugando con el amor de esa forma? ¿Qué hacíamos prometiéndonos palabras que desconocíamos? ¿Qué hacíamos amándonos con tanto fervor?
...
El inmenso dolor de cabeza me despertó, había bebido y había bebido sin que me importara nada. Frank estuvo a mi lado todo el tiempo, bebió conmigo, aunque poco pudiera entenderme, escucho mis quejas, soporto todo, demostrándome una vez más el gran amigo que era. Lo mire durmiendo a mi lado, le lancé una almohada al levantarme, ni siquiera se inmutó, mire la hora, iba tarde para el trabajo, y para colmo estaba sintiéndome resfriado. Pensé en faltar, pero luego de lo que sucedió el día anterior, no daría el mejor ejemplo, tuve que ducharme rápido, me vestí y salí del departamento dejando una simple nota a Frank que decía: "Gracias".
Apenas las puertas del elevador se abrieron me alegre de sentir la calidez de la oficina, afuera estaba el viento frio, y había olvidado ponerme una bufanda o mínimo un abrigo más acogedor. Pero no, iba por la vida con solo un pantalón negro, una camisa azul y un saco muy delgado –consigue el medicamento más fuerte, me siento resfriado –le pedí a Carlos, mire de lejos a los escritorios, todos estaban allí trabajando, estaba a punto de saludar, hasta que un estornudo me lo impidió, así que entre a mi oficina. Dentro de las cosas que más odiaba se encontraba estar enfermo, mi cuerpo no era nada débil, desde mi llegada a Nueva York, yo me había encargado de esforzarme en fortalecer mis defensas, debido a que estaría lejos y solo. Así que una gripe para mí era nada, y prácticamente me sucedían una vez al año, tenía que lidiar con esta.
--Aquí –me entrego un par de tabletas, las bebí con el té y comencé a leer lo que estaba en mi escritorio, una vez más, si me ocupaba mejor. Note que se quedó de pie mirándome con atención, como si quisiera decir algo más
--¿Qué pasa?
--Nada, es solo que luces muy cansado, deberías tomarte un día –por supuesto que lucía cansado, tanto emocional como físicamente, acababa de regresar de un viaje, había pasado todo eso con Guillermo y luego bebí hasta que mi cuerpo me lo permitió. Quizá alguien más débil podría haber terminado en el hospital con esa mezcla
--Estaré bien, solo necesito organizar mis pensamientos –aclare para ambos.
Durante las horas de oficina hice todo para concentrarme en mi trabajo, pero no podía, simplemente mi mente no me dejaba. Guillermo... Guillermo, si no fuese por mi auto control, la maldita oficina estaría destruida de la impotencia que sentía, así como no encontraba calmarme, tampoco encontraba una solución para ello. Quería disculparme, por supuesto que quería hacerlo, pero ¿con que cara me atrevería?
Me asomé por los cristales y vi como no había nadie, ya se habían ido, ya se había ido Guillermo. Salí de la oficina, Carlos estaba allí aún –vámonos –dije, salimos del edificio y nos despedimos. Una vez en mi auto me quede mirando al techo, escuche ruido y vi como estaba lloviendo de nuevo, ya era de noche y el estacionamiento estaba desierto. El recuerdo de lo que paso antes me ataco, una vez más, recordar a Guillermo siendo tan débil frente a mí, rompiéndose por fin y demostrándome lo que su mirada ocultaba, el dolor tan grande que había hecho cambiar el brillo de sus ojos. Sin poder evitarlo, sin saber qué hacer y sin tener una idea de que decirle, estaba fuera de la calle donde vivía. Al verlo sabría qué hacer, al verlo sería honesto y le diría todo. Aunque no estuviera seguro de que era todo.
La calle estaba bloqueada, así que estacione antes, no me importo la lluvia y corrí hasta el fondo, donde estaba su casa, toque casi desesperado. No abría, toque de nuevo y noté que la lluvia no disminuía --¿Samuel? –abrió una mujer, me sorprendí de escuchar mi nombre, ella me miraba con atención y detalle, era Carolina. La hermana de Guillermo.
--¿Carolina? –pregunte torpemente
--Si... ¿eres tu cierto? –asentí –al final volviste –dijo con voz seria, y su mirada no era muy amigable
--Si, volví hace unos meses
--¿Y qué haces aquí? –fue directa
--Necesito ver a Guillermo –comencé a percibir su hostilidad, algo le molestaba de mi
--Él no está aquí –me miro con atención –¿has hablado con él?
--Si. Tu sabes que éramos cercanos
Suspiro y esbozo una sonrisa de burla, idéntica a la de Guillermo pensé –lo eran Samuel, desconozco las razones por las que se hablen ahora, pero quiero pedirte que mantengas una distancia de él –su mirada era muy intensa, ella lo sabía, por supuesto que lo sabía, no se comportaría así solo por gusto. Era su hermana, y yo conocía la cercanía que tenían, en algún momento debió confesarle nuestra relación, y luego de que me fui, era fácil que llegara a esa conclusión. Merecía ese trato.
--¿Samuel? –escuche detrás de mí, me gire y lo vi con una sombrilla sobre él --¿Qué-que haces aquí? –dijo con dificultad, sin siquiera notar que su hermana estaba detrás de la entrada casi asesinándome con la mirada
--Vine a verte –confesé en casi un susurro, ahora era yo quien se sentía pequeño frente a él
Me miro con atención, vi sus mejillas rojas, tenía frio –no creo que tengamos de que hablar, creo que fui claro anoche –a pesar de su actitud tan seria, dio un par de pasos más cerca de mí, estaba cubriéndome de la lluvia, lo miré fijamente –deberías irte, te vas a resfriar –mi estómago se encogió, todavía tenía la intención de preocuparse por mí
--Primero piensa en ti, entra Guille –le dijo su hermana, yo mismo me había olvidado de que ella seguía allí en la entrada, él se acercó y la miro con sorpresa –entra –le repitió, camino a mi lado y se acercó a la puerta, vi que él hizo señas para que se alejara, yo no me movía aún
--Lo siento Guille –suspire --sé que es inútil una disculpa, soy consiente –su hermana se había ido, escuche la puerta de su casa cerrarse, él se quedó allí aun sosteniendo la sombrilla entre ambos –pero es que no sé qué hacer, no sé qué decir, no sé qué fue lo que nos pasó realmente. Sé que fui insensible... sé que te hice algo imperdonable –susurré sin ser capaz de mirarlo a los ojos –Frank me contó todo, sé lo que te sucedió
--Por eso estas aquí –pude sentir como estaba molesto por ello
--Aunque no me lo hubiera dicho, me sentí así desde el momento en que te vi, en el momento en que vi tu mirada con atención –dije mirándolo a los ojos por fin --solo no sabía cuánto te había afectado
--Ahora lo sabes –musito serio, su mirada se volvía tan fría que me dejaba sin palabras –ve a casa, es tarde –me entregó la sombrilla y se dio la vuelta para cruzar la entrada y cerrar la puerta. No dije más, estaba desconcertado de nuevo, lo había tenido enfrente y no dije nada importante, no reaccione como debía, y sé que él esperaba algo de mi parte. O eso quería creer.
...
"Hacía frío en el aeropuerto, mis padres tenían esa expresión triste todavía, note que mi padre se esforzaba por sonreírme, pero mi madre no lo conseguía. El avión que me llevaría a otro continente ya había abierto la puerta, tenía que despedirme. Abrace a ambos, las palabras de mi parte eran pocas –cuídense mucho, les llamare en cuanto llegué. Cuando menos lo piensen estaré de regreso –dije para los tres, los dos se abrazaron y me miraron alejarme, ambos tenían lágrimas en los ojos, las cuales yo luché por ocultar, sin buenos resultados. Al entrar al avión vi que mi asiento era ventanilla, me acomode sin pensarlo tanto, deje mi mochila en mis pies y tan solo me dedique a ver el aeropuerto desde mi lugar. Escuche las instrucciones sin dejar de mirar fuera, los sonidos comenzaron, estábamos yéndonos por fin, estaba dejando todo.
La ciudad se hacía pequeña cada vez, pensé en mi familia, en mis amigos y por supuesto, en Guillermo. Imagine lo sorprendido que estaría al enterarse de mi partida, haberlo dejado fue la mejor decisión, conociéndolo él hubiera hecho un enorme berrinche y luego hubiera insistido en una relación a distancia, consiguiendo que yo también lo considerara como buena idea. Probablemente hubiésemos arruinado todo de esa forma, es por eso que mi decisión había sido la mejor... debía ser la mejor. Él debía entenderlo, y así continuaría con su vida, sin prometerme cosas que serían difíciles de cumplir, simplemente seguiría adelante y buscaría cumplir sus sueños, tal como yo lo estaba haciendo en ese momento. Si, las cosas tenían que ser así, por más que mi pecho doliera de recordarlo, por más que lo extrañara cada noche, por más que lo amara, eso era por nuestro bien."
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hanabiaoi · 6 years
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AMOR DE LAMIA
CAPÍTULO 27 
Era... esto no era lo que estaba esperando en absoluto... ¿cómo demonios fue que sucedió? él le había declarado sus más sinceros sentimientos a Sans y este simplemente huyó del lugar, lo rechazó y de la forma más cobarde se fue, sin duda estaba molesto, triste también pero como siempre su rasgo le hacía sentir más enojo que cualquier otra cosa; así que mejor puso su cuerpo y mente a trabajar tan rápido como pudo, dejando una buena cantidad de dinero sobre la mesa y corrió hasta su auto estacionado en la calle y comenzó a manejar tan rápido como la ley se lo permitía, estaba prácticamente seguro de saber a donde se había dirigido Sans.
...
El pequeño esqueleto ex-lamia, estaba temblando en la sala del departamento, se las había arreglado para rechazar a Edge tras la confesión de este... le dijo que le gustaba... ¿pero y el otro? ¿lo habría dejado Edge por culpa de Sans? el solo pensarlo lo hacía sentirse muy mal, pero entonces se dió cuenta que no se había movido y debía irse, antes de que su amigo lo encontrara aquí y lo confrontara.
Sin perder un poco más de tiempo el esqueleto fue directo a su habitación y comenzó a quitarse la ropa que llevaba puesta para ponerse algo de lo poco que él se había comprado, dejando todo lo que el más alto le hubiese comprado antes, la ropa que era realmente suya junto con su serpiente de felpa la puso dentro de una mochila que Alexa le regaló al poco de entrar a trabajar, del cajón de su mueble de noche sacó el dinero que estuvo ahorrando y luego sacó su caja de recuerdos de debajo de la cama.
...
Como un poseso Edge manejó hasta llegar al estacionamiento del condominio, debido a la hora había poco tráfico y el restaurante no estaba tan lejos en carro, como máximo unos 10 minutos, rápidamente bajó del carro y pudo ver que las luces del departamento estaban aún prendidas, este era el momento de demostrar que sus largas piernas no solo le servían para respirar aire más puro, ah no, hoy sí que les daría un buen uso corriendo hasta la puerta de su casa.
...
Sans ya tenía todo listo, corrió a la sala para ir a la puerta y se detuvo a ver el lugar una última vez, quería grabar en su memoria cada preciado momento que vivió ahí, pero ya todo estaba hecho y ahora él solo podía ver la opción de irse para salir de una vez por todas de la vida de Edge.
Justo cuando daba la vuelta el alto esqueleto entraba por la puerta principal activando su magia azul para evitar que Sans escapara con uno de sus atajos, no!, lo había atrapado y se notaba por el aura que despedía su magia que estaba realmente molesto.
-AH NO, TU NO TE VAS HASTA QUE ME DES UNA EXPLICACIÓN, YO ME ARMO DE VALOR PARA CONFESARTE MIS SENTIMIENTOS Y TU ME DEJAS AHÍ VOTADO.
-E-edge d-dejame ir por favor...
-NO, AHORA VAS A EXPLICARME TODO, TE HE DICHO LO QUE HAY DENTRO DE MI ALMA Y A TI SIMPLEMENTE NO TE IMPORTA, QUIERO LA VERDAD!!- con esto Edge se acercó y tomó a Sans por los hombros, por lo que por un momento el pequeño temió que el otro lo lastimara... esto ya era demasiado, además después de ese desplante, lo más seguro es que su amigo lo terminara odiando, así que no tenía opción, igual ya no tenía nada que perder.
- Esta bien!! te diré la verdad, toda la verdad... no me lastimes- no pudo evitar bajar la mirada y dejar que Edge lo levantara por los hombros para sentarlo en el sillón lo más delicado que pudo mientras se para frente a él esperando que hablara.
-¿Y BIEN?!
Sans estaba asustado pero ahora también ya se sentía al límite, su falsa respiración se agitó mientras levantaba la mirada para sostenerla directamente con la de su amigo.
-Me enamoré de ti!! si, me enamoré en cuanto regresaste a Ciudad Ebott y lo hice de forma tan estúpida que sin pensarlo renuncié a ser lo que era por ti!! renuncié a ser una lamia para poder estar a tu lado, sin restricciones, sin miedos... pero me equivoque... no pensé en nada más que estar contigo y esa noche en la que le entregué mi inmunidad a la Luna me transporte directo al parque...- por la mejillas de Sans rodaban gruesas lágrimas pero nunca rompió el contacto visual con Edge- te vi!! te vi, estabas con otro esqueleto abrazado, entonces me dí cuenta de lo imbécil que soy, por no haber pensado que tu ya tuvieras a alguien más en tu vida.
Edge estaba sin palabras, todo este tiempo Sans había estado enamorado de él, pero no solamente eso, había dejado todo atrás debido a que quería estas a su lado, sin embargo... ¿a cuál esqueleto se refería? el arquitecto no tenía una pareja ni nada parecido, así que comenzó a hacer memoria mientras Sans se desmoronaba en llanto en el sillón; fue luego de un poco que lo recordó, pudo saber con quien lo había visto el más bajo y eso lo hizo molestarse un poco, no con su amigo sino con...
-Eso sigue sin explicar porque me has rechazado de esa forma tan radical.
-¿Cómo me pides ser tan desconsiderado?!! había alguien que te amaba y yo solo vine a ponerme en su camino... eso está mal, tu ya tenías alguien que era tu compañero...
-BASTA!!- Edge no pudo evitar levantar la voz pero enseguida trató de tranquilizarse para luego sacar su celular- ahora mismo se va a aclarar todo este desastre, lo que viste no fue lo que pensaste que era y te lo probaré.
Sans estaba asustado tras escuchar eso y sus ojos se abrieron como platos al ver que el más alto ya había marcado algún número en su teléfono, y casi podía escuchar el tono distintivo de la llamada entrante... por fin alguien contestó del otro lado de la línea, no pudo entender lo que el otro decía pero de inmediato el alto esqueleto frente él decía.
-Mira pedazo de cenicero andante, será mejor que traigas tu perezoso trasero hasta mi casa y aclares una situación que tengo entre manos
-No, por favor Edge, no lo hagas venir- al pequeño la idea de ver llegar a esa persona le hacía sentir que su magia se congelaba en el momento pero a su amigo no pareció importarle eso.
-Me importa un carajo lo que estés haciendo!! vienes ahora mismo o puedes irte despidiendo de este mundo en cuanto te encuentre- una de las pupilas de Edge comenzaba a brillar de un rojo muy intenso haciendo que el más bajo sintiera más temor.
Al parecer solo una breve respuesta del otro lado de la línea y la llamada ya había finalizado, dejando a los dos mirándose.
-Él estará aquí en 2 minutos.
...
Y tal como lo había dicho a los dos minutos de una espera muy silenciosa la puerta del departamento era ligeramente golpeada, lo que le hizo a Sans dar un pequeño brinco en el sillon de que no pudo levantarse pues Edge aún lo tenía atrapado con su magia azul; el alto esqueleto fue a abrir la puerta y una voz apenas perceptible su pudo escuchar.
-Oye, tendré que dejar a mi acompañante afuera, espero que esto no tarde, estábamos en medio de algo sabes...
-Entra de una buena vez- Edge dió paso a ese otro esqueleto casi tan alto como él, quizá unos 10 cm era la diferencia entre ellos, pero este no tenía dientes filosos sino más bien planos, sus pupilas eran del mismo color de la miel, un mezcla de Justicia y Valentía sin duda; sus ropas no eran más que una sudadera naranja que parecía quizá una talla más grande de lo necesario, unos pants negros con rayas blancas y tenis con la agujetas desatadas.
-¿Qué es tan importante que me hagas venir a tu mansión Edgyboy? - ese sobrenombre de inmediato hizo que la cara del mencionado se volviera roja.
-TE HE DICHO MILES DE VECES QUE NO ME LLAMES DE ESA FORMA!!! AHORA VEN!!
-Hey Edgelord ¿que no te han dicho que raptar gente es ilegal por aquí?- fue lo primero que se le ocurrió decir al otro esqueleto al ver que Sans era sujetado con magia a través de sus alma.
Por su parte Sans estaba temblando ligeramente al ver que en efecto este era el mismo esqueleto con el que vió a su amigo en el parque aquella noche, se sentía aún peor viéndolo en persona ¿cuál era el punto del arquitecto en ponérselo justo enfrente?
-Te dije que vinieras para poder aclarar un gran malentendido con mi amigo aquí presente- entonces este dirigió su mirada al más bajo mientras seguía hablando- y la forma más rápida de hacerlo es presentandote... CON TU NOMBRE COMPLETO... nada de abreviaturas ni nada por el estilo, nombre completo AHORA.
-Oww vamos Edgelord... ¿él nombre completo?.. pero- el mencionado simplemente lo miró como si estuviera a punto de apretar su cuello y eso fue suficiente estímulo para el otro- ok ok... Mucho gusto mi nombre es Strech Papyrus Serif, a tu servicio.
Espera... ¿QUE?... ese nombre...
-¿Has dicho P-papyrus?
-Sep! ese mismo soy yo y el idiota que tenemos aqui tambien- dijo Strech.
Los otros dos habían comenzado a hablar pero todo eso no fue más que ruido de fondo para Sans quien comenzaba a atar cabos sueltos al fin... otro Papyrus, eso solo quería decir un algo: estos dos eran primos y todo el tiempo él pensó que eran otra cosa por no haberle preguntado directamente qué había sucedido esa noche, solo pudo bajar la mirada al piso mientras su cara estaba más azul que nunca, se sentía el más tonto de todo los monstruos sin duda alguna.
-Oye... como que tu amiguito no se ve muy bien- Strech se veía claramente incómodo pero en eso escuchó que tocaban nuevamente a la puerta- hum... Edge mi acompañante se debe estar impacientando...
-Déjalo pasar- la verdad es que ya no estaba poniendo mucha atención a Strech sino a Sans, pues lo veía realmente avergonzado al haber entendido toda la situación, ahora él también se sentía algo mal por haberlo hecho pasar por esto pero era la única forma de que entendiera.
-Ok! tan solo voy a...- el esqueleto sudadera abrió la puerta e invitó al otro a pasar; aún desde la puerta era posible ver al más bajo sentado en el sillón, pero estaba tan metido en sus pensamientos que no se dió cuenta que la magia azul de Edge se había disipado por completo, así que al entrar el acompañante Strech logró verlo de inmediato.
- Papy! me estaba aburriendo mucho ahí afuera y... ¿Sans? ¿Eres tú Sans?  
Al escuchar esa voz y que su nombre era mencionado el pequeño esqueleto de magia azul alzó incrédulo la mirada al ver que el acompañante de Strech era un esqueleto tan bajo como Sans mismo, al que reconoció de inmediato.
-... Blue!!..- este corrió a abrazar a Sans rápidamente ante la mirada sorprendida de los primos que no pudieron evitar hacer la misma pregunta al tiempo.
-¿Ustedes dos se conocen?
Los dos esqueletos más bajos se separaron para ver a los primos y también contestaron al unísono.
-Él es la otra lamia de la que te hablé.
-Aunque creo que ambos tuvimos la misma idea ¿o no Sans?- preguntaba Blue dejando ver una gran sonrisa en su rostro.
Vaya vaya... esta noche se dió lugar a una confesión, un rechazo, la resolución de un malentendido y ahora esto, que afortunado que la noche aún fuera bastante joven.
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Hola!!! soy Hanabi!!!
ahhhh si ya sé que me tardé horrores en actualizar pero se me cruzó el aniversario de MUD y hubo mucho que hacer de este lado, colorear imágenes, seleccionar ganadores, publicar cosas en tumblr y poner nuevos multimedias en ese libro y publicar el shot Bonus con un final adicional en el libro de shots, pero aquí lo tienen...
... Por otra parte... CAYERON REDONDITOS!!! de verdad creyeron que Edge estaba saliendo con Strech??? jajajajajajaja no!! ellos son primos en realidad y el rubor de Edge en esa ocasión se debió a que Strech lo tomó por sorpresa y lo llamó Edgyboy... jajajajajajajajajajaja... ojala pudiera ver sus cara en este momento... o acaso alguien se dió cuenta de que esto sucedería?? bueno, ahora ya saben la verdad de lo que sucedió en aquella noche, que pasará ahora? muajajajajajaja
espero tardar menos en el próximo y no olviden que ya estamos en los ultimos caps fuhuhuhuhu.
nos vemos en la próxima y no olviden no meter el dedo en aceite hirviendo XD
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dear--charlie · 6 years
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Dear Charlie,
Con quien mas puedo hablar si no tengo a nadie en este momento? una pena tener que desahogarte en tumblr cierto? que triste, que verguenza, pena ajena diran muchos.
Que fue lo que paso? como termine estando tan solo? tenieindo que soltarme en internet.
La conoci en la preparatoria, totalmente mi estilo, timida delgada, blanca como la nieve, pelo engro, sus ojos cafe obscuro que brillaban, es la mujer perfecta de mi vida lo pense la primera vez que la mire, nunca estuve con nadie mas, se que diran que es estupido creer que el primer amor sera para toda la vida, pero para mi lo fue y asi ntemrinara.
Ella tenia novio, estavamos en 3er semestre siempre fui timido, nunca me atrevi a hablarle, esporadicamente buscaba pretextos para hablar con ella, ella me contestaba y seguia mi platica, en un examen de ingles le regale una ficha de poker azul, se que ella nunca olvido ese detalle, solo esperaba detras de todos, un año despues en 5to semestre se cambio de turno, me dio miedo, perderia a aquella persona que me gustaba tanto, empeze a cruzarme intencionalmente en su camino, trataba de hablarle mas, hasta que llego el dia de la graduacion, la encontre sentada en la mesa junto a sus padres, la salude, le dije felicidades, y me retire..
Supe que no podia dejarla ir asi de mi vida, aun cuando no sabia si ella sentia algo por mi ya estaba dentro de mi vida muy dentro de mis sentimientos.
Me entere que entraria a mi misma universidad, me emocione, mas cuando supe que estabamos en el mismo departamento “centro de graduados”, yo entre a esudiar Ingenieria Quimica, Ella en ingenieria ambiental y su novio en Ingenieria en nanotecnologia, yo me acerce el primer dia de cursos, la salude no quedmaos platicando, yo ya habia salido y aun asi me habia quedado a esperar para hablar con ella cuadno ella apenas entraba. Fue perfecto ese momento, mire su nrostro, sus delgados brazos, sus razgos y facciones tan definidas, sus ojos cafe obscuro que brillaban con el sol, es hermosa, era todo lo que podia pensar, la quiero.
Como? se puede querer a alguien tanto sin ser nada? me decidid a luchar por ella, la invite a salir a un parque cerca de su casa, caminamos juntos, platicamos, en ese momento juro que sabia que no la queria fuera de mi vida.
Me conto que las cosas estaban entre su novio y ella, no la trataba bien, era infeliz me conto, solo podia apoyarla, sin presionarla, si es que ella sentia algo por mi tenia que hacer las cosas bien, la mireba en la universidad, hablabamos por mucho tiempo, conversabamos horas por fb, por telefono, sin atreverme a dar otro paso por miedo a perderla al presionarla, pero no soporte y a la siguiente semana la invite a ir al parque nuevamente, fue un dia perfecto, nunca lo olvidare, yo tenia miedo de hablar, ella lo hize, ella dio el primer paso, “me gustas” fueron sus palabras, “pero no soy una buena persona tienes que saberlo, soy mala” fueron sus palabras que siguieron lo anterior.
Era feliz, “No me importa, tu tambien me gustas y soy capaz de soportar todo por ti, te quiero.“ nos abrazmaos, sonreimos, eramos felices de saber los sentimientos del otro, antes de irse en la entrada del parque antes de que llegara su mama por ella un beso fue la despedida, bastante malod e mi parte (Mi primer beso, creiq eus eria como las novelas, fue muy malo) ella solo sonrio y sabia que yo no tenia idea de como besar, me acepto asi, era especial esto lo sabia, lo pense y lo senti.
Fui paciente, espere 1 mes, seguiamos saliendo a espaldas de su novio, me estaba desesperando, sabia que estaba con el, sabia que lo besaba, me dolia, sabia que pasaba noches con el, me dolia, demasiado, sufria, pero queria pasar mi vida con ella, por eso esperaba, un dia peleamos, estaba enojado.
Lo que hize fue una gran estupidez, seguiamos en 1er semestre de la carrera, peleados busque a una mujer de 9no de la carrera de nanotecnologia, fingi que salia con ella, le queria dar celos, queria que sintiera aunque sea en una minima parte lo que yo sentia al verla con alguien mas, la diferencia es que lo que ella hacia era real, solo una vez me intento besar pero la rechaze, solo pasaba agarrado de la mano frente a sus compañeros, no recuerdo haberlo echo frente a ella.
En esa epoca se podia fumar libremente en el campus del TEC, a ella al amor de mi vida le desagradaba que fumara, lo odiaba, lo habia dejado mientras pasamos ese mes juntos, pero depsues de la pelea volvi a fumar, hasta que hablamos, nos dijimos que nos amabamos, que deveriamos estar juntos, termino con su novio, entocnes pudimos ser uno a la vez, lo recuerdo fuismo a su casa y compartimos la vida.
No todo era color de rosas, lo sabia, ella me lo dijo, yo tambien no era perfecto, malas costumbres tenia. Pero eramos felices, me esforzaba cuando ella se sentia atrapada, le ayudaba cuando sentia que no podia, le daba todo mi tiempo, mi ser. todo fue oficial el 15 de agosto del 2012.
Todo era perfecto para mi, para ella, hubo discuciones, peleas, pero siempre luchamos por lo que queriamos, me llego a golpear, gritar, romper el celular, al inicio pense que era muy duro, pero sabia que era ella la mujer que yo amaba y la queria hacer feliz, me confeso sus problemas, sus sentimientos, las cosas mejoraron año tras año, asi duramos 4 años y le regale un anillo de copromiso, realmente nos qeuriamos casar pero no teniamos tiempo con la escuela, falte a clases por estar con ella, en sus horas libres yo estaba ahi aunque tuviera calses, si ella necesitaba estudair para un examen yo me salia de clases para ayudarle a estudiar, me esforze por que no se rindiera en su carrera, de verdad queria que cumpliera sus metas, descuidando las mias exepto una: ELLA. era lo unico que queria.
Para ese tiempo yo tuve que iniciar a trabajar desde 4to semestre por problemas economicos, tenia problemas en casa, ella me apoyo, aunque casi no nos mirabamos el poco iempo que tuviera se lo dedicaba a ella, el dinero que tuviera lo usaba para ella, me ecantaba comprarle cosas.
DIOS SU SONRISA! al recibir detalles, el minimo que fuera era esa sonrisa que te llena de amor , que sabes que te quiere con toda su alma, o asi lo creia. siempre le di todo demmi, y ella me dio todo de si, entonces hizo la segunda decision mas importante de mi vida. “te quieres casar conmigo” fue mi pregunta, ella dijo si, hagamos una familia, el pequeño Luca y la pequeña Marceline era lo unico en mi mente queria se rmejor, darles todo lo que se merecia, darle la vida  a la mujer que amo la vida que merecia mi Princesa.
Mis problemas continuaron, empeoraron, me empeze a aislar a partir del 5to año, me sentia atrapado y cegado por todas las cosas que no estaban bien en mi vida, empeze a perder el objetivo incial: ELLA.
Materias reprobadas, atrasandome todo tiempo en la universidad, mi casa, la separacion de mis padres, el que nos corrieran de donde viviamos, mi pelea a golpes con familaires, pero la que mas me dolio en todo ese tiempo mi perro pug “Taquito” 10 años con el fallecio.
Yo sabia que ella estaba ahi para mi, pero no podia concentrarme en nada, cada dia la estaba pasando peor en los demas aspectos de mi vida, era un desastre, no lo podia controlar, y entonces la descuide, la deje sola, trataba de hablar con ella pero no podia por el trabajo o las materias que trataba de salvar, asi como ella se esforzo toda su carrera y yo por ella, tratede esforzarme en sacar adelante la carrera, no pude. sabia que la alstimaba todo este tiempo que me aislaba y alejaba de ella por tratar de solucionar mi vida, porque que podia ofrecerle si no era nadie en la vida? eso me mortificaba, me sentia una basura, el no tener futuro, entocnes hizo algo de que me arrepentire toda mi vida, un sabado si mal no recuerdo termine con ella, fue el dia que supe que no podia seguir en la universidad, que no me graduaria ni tendria una carrera, ella me fue a buscar, yo trabajaba de 03 a 11, ella estubo ahi todo ese tiempo, se sentia mal,e staba enferma y yo al deje afuera sola, no sali por ella, fui la pero persona, fui malo, fui un basura, al salir y evr si carita, llorando, sintiendose mal, y lo unico que me decia es que me amaba, yo tambien te amo, perdon, no podia deshacer lo que hize, esa mierda de persona en la que me habia convertido.
Sabia que la estaba dañando y eso me vovlia mas loco, tantos problemas estan ahciendo que iera a quien amo, a quien queria ver feliz por toda su vida, yo la estaba haciendo sentir mal, la hacia pasar momentos dificiles, ella tenia sus problemas, ella tenia sus sentimientos tambien,  me sentia abrumado, Que hago? Que hago? lo hablamos muchas veces, queriamos seguir juntos, ella me dijo varias veces, yo la escuche, siempre le dije “Amor lo unico que no podira perdonarte es que alguna vez me engañes con alguien mas”, por todo lo demas no te preocupes,yo siempre estare a tu aldo y te voy a amar.
Continuaron los problemas hasta este abril del 2018
Segui distanciandome a lo largo de estos 3-4 meses, pero siempre le recordaba que la amaba, de eso estoy seguro, que siempre queria estar junto a ella, que me perdonara por no poder pasar tanto tiempo con ella como antes, que las cosas cambiarian y estariamos bien, solo la miraba los fines de semana.
A partir de cuando inicia en este ultimo trabajo, los fines de semana me quedaba a domrir en su casa, los viernes en la noche, hasta el domingo por la tarde, las noches eran perfectas, abrazarla por la noche, habia noches que solo podia mirar su  cara tan bonita y pensar en que ella era la mujer que siempre desee y ame, y siempre seria asi, era feliz, sentir su delgado cuerpo junto ami, sus brazitos tan delgados, tan blanca como siempre. Pense que esas noches durarian para siempre, los ultimos 3 finaes de semana antes del 17/abril, no me quede en su casa a dormir, la miraba los sabados o domingos, los ultimos dos solo la mire los domingos.
En los ultimos dos meses antes de ese triste dia, ella me platicaba de un nuevo compañero, estudio en nuestra universidad, era de nanotecnologia, de una generacion antes que nosotros, nunca fui celoso, (anteriormente cuando le hablaban personas no tenia problemas, a menos que fueran muy obios de querer tirarle la onda), nada de lo que me decia de este nuevo compañero parecia mal, me conto que le dio “raite” (lo llevo a su parada) un dia, me pregunto que ni no habia problema, obio no “fui solo un raite no” , si: ella contesto, dije “ no hay problema entonces”, note que cambio su contraseña de FB ya antes un dia que le queria dejar un mensaje, no le reclame, es su privacidad, aunque ella tenga la mia no tengo que forzar a tener la suya, cierto?.
Entonces el martes 17/abril, me habla su hermana por FB, que si kim no estaba conmigo, yo estaba en el trabajo y salia hasta las 11:00 pm, ella salia de trabajar a las 6pm y ya eran las 08:34pm, aun no llegaba, estabamos asustados de que le hubiera pasado algo, me asuste, no queria perderla, no queria que le pasara nada malo, le pregunte a 3 de sus compañeras de trabajo, “oye sabes si kim salio a la hora normal de su trabajo o paso algo?” las 3 contestaron lo mismo “ no todo estaba bien, salio normal, me avisas si pasa algo”.
Asustado me sali del trabajo, iria a su casa o su camino de trabajo-casa, pero su hermana me dijo que ya fueron y no estaba, que les contesto y le sdijo que estaba bien, me fui a mi casa, a mi no me contestaba el celular, yo seguia asustado,”de verdad esta bien?”  me puse paranoico, no sabia que pasaba, le hable del celualr de mi hermana y contesto… “Estoy bien que quieres?, dejame en paz”. no supe que hacer, al menos sabia que estaba bien.
Mas tarde me habla por FB, me reclama y se enoja por haverle preguntado a sus compañeras de trabajo, me termina por mensaje, me termina por eso, me enoje, me dolio y me molesto demasiado, yo solo estaba preocupado.
Al dia siguiente volemos a hablar y rectifica que quiere terminar, pero me dice que si volveremos cuandoe stemos listos para estar juntos, le digo que si, yo solo queria que se calmaran todas las cosa sy se me pasara el coraje, nunca quise que se fuera de mi vida. nunca pense en que aria todo esto.
10 dias despues era su titulacion como ingeniera Ambiental en el TEC, yo sabia, le hize una carta y compre 5 jirasoles, queria arreglar todo, entocnes la mire, estaba con su compañero de trabajo, del que me palticaba, al que lo llevaba en su carro. No supe que hacer, guarde la carta, tire los jirasoles y me fui.
Fue un 27/abril eso. Frustado sin saber que pensar, trate de arreglar las cosas de la escuela, intente regresar para terminar mi carrera, tener algo que ofecerle a ella, el tipo ya habia temrinado la carrera y trabajaba con ella como ingeniero, yo que podia hacer, me esforze, me quite el septum que a ella ya no le gustaba, no pdue arreglar lo de la escuela, quede fuera,
En uno de esos dias se me acerca un tipo con que tuve calses ahce tiempo, y me dice en tono sarcastico, “oye que tu novia ya anda con “Ian” (el tipo de nano)” no supe que decir, pero por lo que mire esos dias antes no sabia que pensar, solo me di la vuelta y me fui, ella me cita unos dias despues, le dije claro.
Crei que ese dia me diria que estaba con alguien mas, me dolia, suria por dentro, sabia que estaba con el ya. Me mandaron una captura de pantalla donde ella puso que estaba en una relacion con el en FB desde el 12 de mayo, publicamente, todos lo podian mirar, esperaba que no me diera cuenta?
Fuismo a comer, estaba tenso, nos abia si podria soportar que me dijiera que estaba con alguienmas, sabia que me romperia en ese momento, que lloraria , no podria guardar la compostura si me decia en ese momento, pero paso algo mucho pero.
Nome dijo nada, me pregunto que si esto era lo mejor? que si estaba seguro?, que debia hacer… porque me pregunta esto cuando ya esta en una relacion con alguien mas, te amo es todo lo que podia pensar, pero me estas engañando al no decirmel, ,e duele aun mas que me guardes ese secreto, me hiere, me miraba a los ojos con esos malditos ojos cafe obscuros tan hermosos, esa maldita cara tan hermosa y sus razgos tan malditamente definidos, aun asi la amaba, pero no me atrevi a decirle que lo sabia, ni me atrevi a decirle cuanto la amo, estaba nublado por todo loq ue estaba pasando en mi mente, se fue, se retiro sin mirar atras.
Quede destrozado, quede en el pero momento, en el peor sufrimiento de mi vida, solo. Asi me dejo, solo, no tenia nadie con quien hablar, pues perdi todas mis amistades porque siempre hubo algo que no le gustaba de ellas.
Que hacia? estaba solo, destrozado, me queria morir, entonces el 27/mayo, me di cuenta, recordaba lo que le dije “Nunca perdonaria que te fueras con alguien mas”, fue la frase mas estupida que dijieran en mi vida, yo realmente dejaria todo por ella, dejaria pasar todo, no me abandones es lo unico que pasba apor mi mente, le hable, le dije se que estas en una relacion con el, se que no me lo dijiste cuando fuimos a comer, pero te amo, y siempre te voy amar, podemos vernos? me dijo que no, le roge, le roge como nunca en la vida.
Nada mejoraba, me ignoraba, me dijo que lo queria a el, que era tarde, Como pudo olvidar nuestras promesas? de verdad me dejo de amar? de verdad ya no siente nada por mi? de verdad es mas fuerte lo que siente ahora?.
No podia darme por vencido, le dije: Estare esperando en el paruqe de tu trabajo, de 1pm a 2pm (Su hora de descanso), si me amas si aun sientes que podemos hacer las cosas bien, porfavor ve, yo aun te amo y aun quiero seguri contigo, quiere que cumplamos todos esos sueños y deseos que dubujamos en nuestra alma, nuestra familia, nuestro hogar.
Compre 5 jirasoles otra vez, agarre la misma carta que le escribi el dia de su titulacion, unas poptarts por si tenia ganas de algo dulce, y espere de 12pm a 5pm, nunca llego. Me reclamo que la estaba acosando, que la dejara en paz.
No pude evitar llorar desde la 1pm que mire que no llegaba, hasta mi camino a casa, que dolor es este? es posible sufrir tanto?
Decidi no renunciar a la persona que decidi amar por toda la vida, cual lo juramos, siempre te amare y yo a ti, yo seguiria creyendo que no fueron solo palabras, no eran mentiras lo que dijimos alguna vez.
Estare esperando de 06pm a 08pm, no te estoy diciendo que tienes que ir, pero si algun idia decides o quieres seguir conmigo yo estare esperando todos los dias ahi, “Ni vayas porque no ire, aparte pasare en el carro mpor ahi y el estara conmigo, lo elegi a el”, Que puede ser las certero para hacer sufrir a la otra persona? tengo varias y ya las me las dijo.
A pesar de eso, hoy estuve de 6pm a 8pm en el parque, de espaldas para no ver si llegaba a pasar, detras del kiosko para que no pudiera verme a menos que me busacara, que es lo que estoy esperando? superala diran muchos, no seas estupido, esos es acoso.., mi alma necesita esperarla hasta que ya no lo pueda soportar.
Aun conservo los jirasoles que compre este 27 de mayo, poco a poco se pudren, poco a poco mueren, mueren a la vez que yo mismo me dejo morir.
Este 29/mayo, leyo el diario que tenia en mi FB, donde escribi que mi alma muere poco a poco y asi mi vida se ira tras haber esperado, tras darme cuenta que no habia nda que esperar.
Recibi un mensaje de una persona desconocida por whatsapp, era una compañera de su trabajo, que si estaba bien, que ella hora estaba bien y que no hiciera algo tonto… “suicidarme” le conto a sus compañeros, las cosas que escribi de mi, mis sentimientos, aun asi no me enoje, ella se preocupaba despues de todo. Le dije no malienterpretara las cosas, que solo era un diario y escribia con metaforas, que estaria bien, (le menti, nunca quise que pareciera que la quiero convencer con mi muerte, deje de hacer mi diario en FB, y vine a escribir en tumblr.)
Aun asi ella parecia molesta y me mando un mensaje a mi celular, en el nombre de contacto aun aparecia su nombre con corazones al final,el fondo de pantalla seguia siendo relacionados a ella (un par de dibujitos que me hizo hace tiempo), al abrirlo, solo encontre mas sufrimiento… “no quiero verte cerca, te pareces a mi ex (al tipo que dejo por mi)” no pude evitar pensarlo, que ironia, esta terminando todo como empezo, y recorde aun mas, ya me habia sentido algo aprecido a esto, cuando miraba que el amor de mi vida estaba con alguien mas, pasaba sus dias con el, todo lo compartia con el y no conmigo, pero en ese tiempo al menos estaba seguro que me amaba.
Un post de FB donde decia que en la vida habia 3 amores, el primero: el que llega en la adolecencia, te enseña a querer, te llena de ilusiones y aprece una pelicula. El segundo: te enseña el dolor y te aferras a el aun que sabes que no es para ti, que hubieras deseado que fuera para siempre y te ayudo a madurar y el tercero:El que no esperabas, sin expectativas, dejandote sorprender por la vida, cura las heridas y te hace feliz, el amor verdadero….
Una verdadera estupidez de post, no existen varios amores. Cada quien es dueño de sus decisiones, de sus errores y sus acciones para hacer mejor las cosas.
Para mi ella me enseño a querer, a dedicarme a una persona, llenarme de ilusiones, llenarnos de ilusiones, era como una pelicula, sufrimos juntos, sabiamos que eramos para nosotros nada mas, deseamos que fuera para siempre, maduramos juntos, creciamos juntos, eramos nosotros dos dejandonos sorprender por la vida y los sueños y metas propuestos, curamos heridas mutuas, nos hicimos felices y sabiamos que era amor veradero.
Todo en pasado, porque aunque yo sigo esperando y no dejo de creer que todas las cosas que dijimos, propusimos y juramos fueron verdad.
Despues me manda un pedazo de una cancion con la que nos burlabamos “sigue tu camino que sin ti me va mejor, ahora tengo a otros que me lo hacen mejor (:”
Porque hay la necesidad de hacerme esos comentarios? yo ya no le estaba mandando mensajes, yo ya no le dije que estaria ahi todos los dias, yo ya no estaba cerca de ella, mis ultimas palabras fueron “Te estare sperando siempre” la deje en paz, no le hacia daño a nadie escribiendo mi diario, si yo no la “moleste” por que me hace esto a mi?.
No olvido mis promesas, mis juramentos y mis metas, las mantengo, pero no me hagas sufrir asi.
Trato de ser fuerte, de trabajar duro, consegui u aumento y mi cambio a operaciones en donde trabajo, por si algun dia se decide a volver, yo estare ahi esperando.
Lo intento intento en no pensar en terminar mi vida, siempre fui una persona optimista. porque ahora me cuesta tanto serlo? porque me duele tanto y siento que no puedo resistir mas? porque siento que todo se acabo para mi, porque por mas que intento ser fuerte y seguir trabajando duro por si decide regresar siento que terminare, que mi alma no lo soportara.
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miguelangel-vj-blog · 6 years
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Autobiografía
Realmente no hay mucho que contar, soy un adolescente normal (si es que todavía entro en la categoría, porque ya tengo 20 años jajaja) que acaba de entrar a la universidad y que viene de una escuela en la que estuvo durante 14 años. Quiero pensar que justo por eso no ha pasado mucho, estuve demasiado tiempo inmerso en un pequeño mundito que se llama Escuela Moderna Americana. Además, también soy de la idea de que la vida va mejorando con el tiempo. Con el paso de los años uno se empieza a conocer mejor, se vuelve más independiente, decide más como quiere vivir su vida y con suerte llegan a pasar cosas más interesantes. Pero bueno, sin más demora, escribiré un poco de mi corta vida.
Nací aquí en la ciudad de México un 3 de enero de 1998. Crecí en un departamento frente a un parque (al cuál debería ir más seguido) con mi hermana, mi abuela, mi mamá y mi papá. Asistí a una pequeña escuela (que me parece que ya no existe) antes de entrar al Moderno Americano, que se llamaba Pierre Faure. Era un preescolar del cual tengo pocos recuerdos. De lo que más recuerdo (o creo recordar) de ese lugar son las sensaciones que en esos momentos de la vida sentía. Todo era muy diferente, todo parecía ser sencillo y excitante.
Al cumplir los 4 años de edad seguí los pasos de mi hermana (claro que no por decisión propia, sino de mis padres) y entré a la institución de la cual les hablaba, el Moderno Americano. Los primeros años fueron algo difíciles. Como a cualquier niño de hoy en día me “bullyaban” un poco (no mucho, pero lo suficiente como para no sentirme cómodo en la escuela) y además en ese entonces me gustaba poco el estudio, por lo cual tuve que asistir a una que otra clase particular de inglés y matemáticas. Con el tiempo las cosas fueron mejorando y poco a poco me fui adaptando mejor a la escuela y les dejé de causar tantos dolores de cabeza a mis padres.
En tercero de primaria conocí al que sigue siendo mi mejor amigo, Ricardo. Con él, creo yo, fue que las cosas mejoraron. Además de que me la pasaba muy bien con él, me ayudaba con mi desorganización. Porque en primaria realmente era un desastre, perdía mis útiles, mis libros y nunca sabía (o no quería saber) que había de tarea. También por esas fechas empecé a practicar artes marciales en una pequeña escuela japonesa que se llamaba Nippon Kempo e hizo que mis tardes fueran más agradables. Conocí a gente nueva y descubrí que me gustaba practicar deportes.
Secundaria resultó ser muy diferente a primaria. Recuerdo que al principio era muy extraño tener más de cuatro o cinco profesores diferentes al día, ya que estaba acostumbrado a tener solo dos maestras, una para inglés y otra para español. Pero resultó ser un buen cambio, porque fue la primera vez que me empecé a interesar por el estudio. Sobre todo, recuerdo que disfrutaba una materia que se llamaba IFQ (introducción a física y química). En esa etapa de mi vida también descubrí que me fascinaban los deportes con raquetas. Ya fuera tenis, squash o ping pong, me resultaba increíblemente satisfactorio jugarlos.
Pero quizá lo más interesante que ocurrió en secundaria fue que por primera (y hasta ahora única) vez me enamoré de alguien. Fue algo curioso y repentino. No recuerdo muy bien como ocurrió todo, sólo que la conocí porque se llevaba bien con Ricardo. Muchas personas pensarán que miento al decir que sólo me he enamorado una vez o que si quiera me he enamorado. La gente es escéptica y duda en que niños de 12 o 13 años sepan lo que es enamorarse. Pero realmente creo que cuando pasa, simplemente lo sabes. Es una sensación difícil de confundir. Sientes una felicidad y una emoción diferente a todo lo que has sentido y sobre todo una necesidad de estar con esa persona. Recuerdo que lo primero que hacía al llegar a mi casa, después de la escuela, era conectarme a Messenger para poder seguir hablando con ella. La sensación y emoción que esta actividad tan aparentemente trivial me provocaba era inefable. Lamentablemente la vida no era tan sencilla como en el Pierre Faure y nunca llegué a ser algo con esa persona. De hecho, Ricardo, yo y esa persona nos distanciamos por un tiempo, ya se podrán imaginar la razón por la cual los tres nos enojamos/peleamos uno con el otro…
Cambiando de tema, prepa fue interesante. Tuve excelentes maestros que me hicieron interesar todavía más por ciertas materias. Sobre todo, un profesor de matemáticas me hizo ver que las matemáticas realmente son extraordinarias. Implantó en mí un gusto tan fuerte por las matemáticas que hasta llegué a pensar estudiar matemáticas puras. Prepa también tuvo sus bemoles. En sexto de prepa tuve una crisis existencial muy fuerte de no saber que estaba haciendo y/o quería hacer con mi vida. Sonará ridículo tener una crisis a tan temprana edad, pero no pude dormir por varios días y tuve que terminar yendo al psiquiatra después de una noche caótica.
En fin, la crisis pasó eventualmente y me terminé graduando. A raíz de mi pequeña gran crisis decidí tomarme un año sabático para tomarme un respiro de la vida académica y experimentar lo que es la vida laboral. Trabajé para AT&T durante 8 meses en un call center bilingüe (servicio al cliente para gringos enfadados). Me di cuenta de que la vida laboral es dura. Me sentía algo explotado, trabajaba diez horas y media al día de lunes a viernes, tomando aproximadamente 70 llamadas diarias. Aunque eso sí, de la paga (siendo un primer trabajo, en el cual no tenía experiencia y sin tener una carrera profesional) no me podía quejar.
Y ahora soy un estudiante de primer semestre de la carrera de ingeniería mecatrónica que espera poder graduarse para no tener que trabajar en ningún tipo de call center.
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nnoelitus · 3 years
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Carta de despedida
14 de octubre del 2017. Salliqueló. Buenos Aires.
Fabricio. ¿Cómo estás? Bueno, ¿qué hago haciéndole preguntas a un pedazo de papel como si pudiera responderme? Nada. Deja. Te preguntarás qué hago escribiéndote una carta en la época de los mensajes de WhatsApp o de reacciones a las historias en todas las redes sociales que existen. Para serte franca, yo tampoco lo tengo muy en claro. Ahora mismo estoy sentada en el escritorio de mi hermana que da al ventanal enorme. Veo los árboles, el pasto impoluto y no me produce nada. Ningún tipo de sentimiento. Sólo necesito expulsar todo lo que siento. Confieso que apretando la birome sobre el papel al punto de romperlo mientras escribo estas palabras, me hace sentir un poco más libre.
En realidad, te escribo para decirte que me voy. Ya no voy a permanecer en Salliqueló. A partir de ahora, ya no me vas a encontrar más en las calles vacías en invierno. No voy a formar parte de los malones de personas que mutan de pileta en pileta cada verano. No voy a confirmar asistencia en las juntadas de despedidas antes de que todos vuelvan a Capital a cumplir con sus obligaciones mientras yo me siento un fracaso andante. A partir de hoy, voy a vivir muy lejos de acá.
Fabricio. No tengo palabras suficientes para que entiendas todo lo que significaste para mí. Fuiste mi compañero, mi guía, mi sostén y la persona que me dijo las palabras más lindas que alguna vez escuche, aún sin que se las pida. Siempre estuviste al pie de cañón y sostuviste el piso con dos escarbadientes que yo sentía desvanecerse. Ningún gracias será suficiente para que refleje ese 1% de todo lo que me diste.
Debes suponer que soy una persona infeliz. O tal vez lo afirmes. Bueno, hoy lo afirmo yo por vos: Lo soy. Soy la persona más infeliz que pisó la Tierra. Detesto levantarme y detesto aún más dormirme. Cada vez que muevo las sábanas para acomodar mi cuerpo en el mismo hueco que abandoné hace algunas horas, deseo que sea la última vez que lo haga. Me miro al espejo y no reconozco mi cara. No reconozco mis cachetes, mi pelo, mis dientes. No reconozco mis ojos. ¿Dónde están esos ojos que brillaban en las fotos que reposan sobre los modulares de todos mis familiares? Hoy los ocupan unos círculos que transmiten tristeza. Desolación. Decepción.
Detesto ocupar mis horas del día con ocio que de tanto repetirlo, ya se convirtieron en rutina, perdiendo la gracia que antes me atraía. Detesto aún más tener obligaciones formales. No quiero estudiar y mucho menos trabajar porque la vida no tiene sentido. ¿Para qué lo hago si todo es igual?
No soporto un día más en esta Tierra si es que eso significa escuchar a tus amigas llorar porque un borrego de alpargatas agujereadas no contestó un mensaje insignificante. Detesto formar parte de esos grupos. Detesto aún más quedarme afuera.
Quiero que sepas que con la única persona que me sentí cómoda y acompañada fue con vos. Siempre supiste escucharme y me diste las palabras justas cuando más las necesitaba. Ni siquiera podía verbalizar mis pensamientos que vos venías con una filosofía carpe diem para bajarme a Tierra y ver que todo no era tan grave, ni tan tajante, ni tan extremista. Existen los grises y es hermoso habitarlos. Con vos aprendí que me hubiera gustado vivir la vida en un eterno gris. Al menos me hubiera permitido ver más visiones que las mías.
Fabricio. La chica de los ojos tristes que solía acompañarte en silencio en cada cosa que hacías ya no va a estar más. Ya no vas a tener que tomar decisiones por dos, ni vas a desear haber tenido una amiga que hable fuerte y claro cuando se le pregunta qué quiere tomar.
Supongo que querrás saber en qué calle de Capital estaré pululando. Creo que me voy a instalar en un departamentito por Sánchez de Loria, de esos que siempre soñamos habitar. Viste que dicen que ahí se ven los amaneceres más hermosos de todos. Me gustaría pasar mis mañanas en un parque para poder ser testigo de cómo los primeros rayos de sol se cuelan entre los troncos de los árboles. Ojalá a mi compañero de cuarto no le moleste mi presencia. Yo prometo no molestarlo si me deja ser testigo del alba.
Amigo. Hermano. Compañero. Mato dos pájaros de un tiro escribiendo estas palabras: por un lado, expreso todo lo que sentí hasta este momento y, por el otro, te hago sentir todo lo que significaste para mí a lo largo de estos años. Te quiero. Te adoro. Ojalá vos si alquiles el departamento que soñamos y podamos volver a encontrarnos. Y si no es así, sabrás que siempre habrá un futón esperando tu llegada insipiente en mi nueva realidad.
Adiós.
Catalina.
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jose12gleek · 4 years
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Yo debería estar haciendo mis tareas de la U en vez de este papelón. Por eso después ando pariendo cactus, pero ¡hey! 3 días seguidos de actualizaciones de vida, un impacto tremendo en mi opinión. Es este momento de la noche que al parecer hace de llave a mis pensamientos más irrelevantes y estúpidos pero creo que de alguna manera me comprometí conmigo a hacer esto (al menos por un tiempo). En el capitulo de hoy... uunhhh inicios y finales, ¿qué tal?
Tengo el mal hábito de que hoja que veo, hoja que rayo en primera persona. Tal vez me busco a mí mismo en lo que escribo sobre el papel. Una vez leí algo que decía: “No escribo para entenderme, escribo para entender como percibo el mundo exterior” O algo así. Desearía poder entender más cosas. Siempre desee pintar con mis palabras, como lo hacen los artistas. Solo sentarme en un parque y detallar arduamente un árbol, mientras que al mismo tiempo se transmitan emociones con mi obra. Me gustaría entender porqué las personas parecen no entenderme (a excepción de un par claro).
Tengo que dejar ese mal hábito de escribir tanto en primera persona, pareciera como que ya no me calza. Verdaderamente quisiera llorar ahora, últimamente quiero llorar mucho. Creo que la apariencia de adolescente doliente tampoco me queda. Cumplí mi tiempo en terapia. ¡Puta, tengo 16! También debería dejar de poner mi edad en lo que escribo, solo me hace sentir más nostálgico cuando alcanzo a leerlo, igual todo termina en la basura.
Si pudiese entender cualquier cosa sobre algo justo ahora… Me gustaría poder comprender las fatales y aplastantes razones de mi auto-aislamiento. ¿Acaso la gente puede detectar de alguna forma el olor de ese hecho y repudiarme por ello? Debe de suceder como un proceso sub-alterno al conocer gente nueva. Fuera de mi horrible personalidad, terrible sentido del humor y falta de correctas normas de interacción social aún me pregunto si esto es realmente mi culpa. Tal vez así lo sea, pero como soy un gato perezoso prefiero echarle la culpa a una maldición inexistente. Una que fue puesta sobre mí al nacer por una antigua bruja maliciosa que se ofendió por mi resplandeciente belleza. Es bonito pensar cosas así. Lo único que le pido a Dios de corazón es que por favor no me deje andar detrás de nadie. Respiro profundo y me levanto de la cama
Creo que la primera vez que entendí lo que estaba pasando de manera completa fue 3 segundos después de haber estado feliz por ello en primer lugar. Después de un extenso proceso de admisión que no puedo calificar con ninguna otra palabra que no sea ridículo, entendí que estaba sellando mi destino y condicionando mi salud mental por los próximos años de mi vida. Quizá no lo entendí completamente, pero sabía que estaba—de cierta forma—en la mierda porque mi nombre estaba en la lista.
Mami estaba feliz, era lo que había querido y por lo que tanto tuvo que pelear. Siento que de muchas maneras esto le trajo tranquilidad. Claro que lo merecía, la pobre tuvo que ser puesta a correr por el proceso más de una vez, me atrevería a decir que lo necesitaba. Ambos necesitábamos un cambio. El nombre de su hijo bajo el nombre de un colegio del cual se decían buenas cosas. Para muchos niños en este país llega un punto en la vida en el cuál, se les ocurre la sensacional idea de ingresar a un Colegio Técnico Profesional, y el único motivo común denominador posible es la necesidad de un cambio, lo que sea que eso signifique. Y yo, tuve que elegir el más complicado
¿Los sobres? – me pregunté riendo al hacer memoria de aquella previa de la burocracia del mundo de los adultos al que yo estaba pidiendo tan desesperadamente entrar. – Mami tuvo que pedirle a Guila que lo comprara.
Francisco mejor conocido por todos en mi vida como Guila, es un compañero de trabajo de mi mamá. Doña San,pero ella es una historia completa para otro momento totalmente diferente. Francisco entró a trabajar al restaurante desde joven como conductor y repartidor de mercancía. Lo suficientemente joven para que mi mamá – la reina de los apodos–  le asignara el de “El Guila”. Muy creativo si me lo preguntan. Con el paso de los años y debido a su buen corazón y la lealtad que se tenían él y mi mamá, se convirtió en un amigo de la familia.
En más de una ocasión tuvo la decencia de llevarme y recogerme de lugares de los cuales no cualquiera que no tiene nada que ver con uno directamente lo haría en un camión repleto de embutidos. Las conversaciones con él nunca fueron forzadas, mucho menos incómodas, siempre sonreía. Esa pícara sonrisa que lo mantiene siempre fuera y dentro de tantos problemas.
Las lenguas- o sea mi mamá- contaban que tenía a más de una demostradora bajo su encanto de caballerosidad y labia casi socialmente aceptada. Digno del protagónico galán de telenovela. Se decía de él, qué tenía una elocuencia natural para lidiar con los administradores y que gracias a esa naturalidad, encontraba todo tipo de soluciones para su vida. No puedo hablar mucho de su vida, no sería propio y no tengo el conocimiento. Sé que es padre de dos hijos, y que su amor fue domado.
Los sobres eran el primer paso donde todo empieza formalmente, bueno tal vez me pueda corregir ya que todo empieza cuando este estudiante de noveno año, decide iniciar una campaña para visitar un colegio que está totalmente fuera de su distrito pero que es tan cabezón que no le importa. Como parte de los deberes de los orientadores de un colegio académico existe la responsabilidad de mostrarles a los estudiantes sobre las maravillas que ofrecen los colegios técnicos.
Al no estar completamente satisfecho y ser un malcriado de primera decidí que la oferta mostrada no era suficiente para mí. Habíamos visitado varios colegios. Uno en Coronado, que a decir verdad era muy lindo, se veía recién pintado, algo que viniendo de una educación pública problemática en ocasiones es mucho decir. Había sido recientemente renovado, contaba con dos pisos y era relativamente grande, sin embargo las clases me parecieron un tanto abrumadoras. Las ventanas solo daban una controlada vista a lotes baldíos y materiales de construcción abandonados. El día de la visita estaba lloviendo, lo que hizo que todo pareciera más gris y triste. Claramente, como una persona que desea mantener sus opciones abierta, compre exámenes de matrícula para “Call Center” y algo llamado Control de calidad– o algo así. Luego lidiaría con las pruebas. No descartaba esta opción sin embargo, no me emocionaba.
Visitamos el CTP de Calle Blancos, estaba a una cómoda distancia de mi querido Napoleón Quesada. La verdad no sé qué esperaba encontrar ahí, lo que sí sé es que no lo hice. Por un lado las personas parecían felices,  por otro lado no me daba el aire de seriedad casi fúnebre y abrumador que un trastornado como yo necesitaba.
– Lo que más recuerdo de la visita a Calle Blancos fue cuando Tiffany gritó muy, pero muy fuerte cuando la gente de Mecánica empezó a sacar chispas en el taller –recordé riendo–. Creo que en su momento necesitaba una visible conducta militarizada en los estudiantes.
Las aulas eran lindas, el ambiente llamativo y claramente apliqué porque necesitaba más opciones. Esta vez para informática en Desarrollo de Software y Diseño Publicitario. En retrospectiva me pregunto: ¿Por qué con un futuro tentativamente prometedor en carreras técnicas como Productividad y Calidad y Desarrollo de Software, alguien necesitaría más?
Existen tres cosas de las que siempre me interesará hablar con las personas. La primera es sobre como aprenden inglés, casi siempre existe alguna condición de necesidad de por medio pero usualmente es algo divertido. Dice muchos sobre el nivel de persistencia, oportunidad y entendimiento que alguien puede tener en su relación con la vida. Habla sobre nivel socioeconómico, sobre lidiar con la frustración y sentimientos de sentirse ajeno a un mundo del que no se es parte por el simple hecho de nacer en él. La segunda es sobre sus historias de amor, uno puede aprender – en mi opinión – más de lo necesario sobre una persona si logra que hable de su amor. Cuenta sobre sus límites, la disposición que tiene para actuar por algo que desea. También es un filtro para loquitos. Por último y para ser muy específicos, me gusta hablar sobre las experiencias de la gente con el COTEPECOS.
La mía empieza a los 13 años de edad. Mami siendo la persona que es y marcando mi futuro siempre para bien, decidió que era buena idea que yo tomara un curso de inglés donde conocí entre otras personas a Shaudy y Karina. Ambas formaban parte del COTEPECOS, ambas parte del renombrado Departamento de Secretariado. Shaudy con una naturalidad refrescante que podía jurar hacía mover su cabello como un ventilador que agregaba efectos cinematográficos a cada conversación que teníamos. Y Karina con el mejor sentido del humor acompañado de la risa más contagiosa que a mi corta edad había escuchado.
En ocasiones llegábamos antes, pero al mismo tiempo; lo que me daba oportunidad de escuchar y ser parte ocasional de sus conversaciones sobre el colegio. Shaudy mostraba fotos con disfraces y poesías que de alguna forma eran la tarea, y Karina se burlaba de la cantidad absurda de responsabilidades que cargaba. Con el resto del grupo nos denominábamos la tribu, debíamos sobrevivir a las adversidades de un curso de inglés un sábado por la tarde sobre el resto de nuestras responsabilidades. Las de ellos de adultos, las mías un poco menos importantes. Yo era el encargado de hacer el papel de hijo de todos mis compañeros en las dramatizaciones del curso, pero sin duda el que me debió valer un Oscar fue el papel de Chuchito hijo de Karina. Ella fingía que yo tenía menos edad cada vez que hablábamos. Nos llamábamos la tribu, porque nunca había nada de comer entonces debíamos sobrevivir con lo que llevábamos hasta las 5 pm cuando todo estaba cerrado en un colegio que no abría los sábados. Una vez un compañero, Marco, olvido llevar la cuchara para compartir un atún con galletas sodas y fue nominado para la eliminación. Por suerte también solía llevar alcohol en una botella de Tropical de la cuál más de una vez, todos tomaron. Salí de ese curso con un inglés aceptable y una meta académica que no sabía que podía permitirme.
Nunca tuve problemas para estudiar, ni de notas, tampoco tenía motivación para estudiar fuera del miedo que sentía provocado gracias a  mi mamá. Pero cuando me fijo una meta suelo ser bastante testarudo. Pensé en ponerme todos los peros, sin embargo la providencia provoca soluciones magistrales. La primera vez que entré por las puertas del COTEPECOS lo hice con un aire de superioridad, en muchas formas yo ya pertenecía allí. Sabía lo que quería de ellos y no iba a dejar a menospreciarme por nadie. A veces extraño ese viejo J que enfrentaba al mundo agarrandolo de los cuernos y meciendolo de lado a lado hasta sacarle lo que necesitaba y se proponía.
Durante la primera parte de la inducción conocimos a una de las orientadoras, Julianna. Nunca conocí a una persona tan llena de energía y visiblemente apasionada por su trabajo; la docencia le corría por las venas. Su forma de hablar era tan única y fluida que en más de una ocasión me volví en mi asiento para asegurarme de que no estuviera leyendo de algun monitor o fichas detrás de mí, y su cabello en una cola alta se balanceaba al ritmo de sus ideas. “Barbie guía” pensé.
El colegio—frente a la carne fresca—hizo lo que mejor sabe hacer, aletear ostentosamente hasta levantar polvo y cegar. Podía verme a mi mismo bajando y subiendo las escaleras de aquel lugar.  Me veía sentado haciendo exámenes en las aulas, así como ayudando a los profesores como lo hacía Giu, a quién vistieron de arlequín para recibirnos en la entrada. Giu no se veía muy contento de estar en mallas frente a nosotros, pero al estar en vigilancia de sus superiores algo se encendía dentro de él. Esta fue la primera vez que vi lo que categoricé como: el efecto cote. Una adulación tan profunda que era necesario retirar con maquinaria pesado los labios de los estudiantes de los culos de los profesores. Inclusive de nuestra propia profesora, quién terminó la visita con un cactus cortesía del colegio. En el bus devuelta a nuestro colegio nadie parecía particularmente interesado, todos procesaban de diferente forma lo que acababamos de ver, mis amigas con sus novios, mi profesora con su cactus. Junto a mi se sentó uno de los chicos más populares del colegio e intercambiamos un par de comentarios sobre el famoso técnico que acababamos de visitar. Me preguntaba por qué me hablaba si él era “popular” y qué podría el querer con un colegio como aquel o una conversación con alguien como yo. Mi mente divagó y me permitió ver un futuro donde nos volvíamos amigos, hablando de todo y un poco más.
En los meses posteriores a nuestra poco informativa visita me di a la tarea de entrar a ese colegio sin importar qué. Le solicité a mi profesora de matemáticas prácticas extra con base en los temas del examen de admisión y estudiaba realmente para mis exámenes. Debo admitir que lloré un par de veces al pensar que debido a mis notas de tercer año no iba a ser posible para mi completar mi cometido. Odio cuando no puedo salirme con la mía y a los 16 años nadie enseña a lidiar con emociones, al menos no mi mamá.
Si pudiése volver en el tiempo y darme un consejo sería el de escuchar a mis amigos cuando me dan consejos. El hacer caso me hubiese ahorrado un par de litros de lágrimas. La noche anterior al primer día tuve toda clase de pesadillas, la mayoría fueron ridiculas pero atemorizantes a pesar de todo. Soñé que el transporte se atrasaba y qué a mitad del largo camino al colegio me daba cuenta que mis medias no iban acorde al reglamento.  Desperté exageradamente temprano, con un dolor de cabeza causado por la ansiedad que no le deseaba a nadie. Mi uniforme—que había planchado la noche anterior con tanto cuidado—esperaba por mi en el armario.
Instrucciones para ponerse un uniforme de colegio
Después de una larga “discusión” filosófica unilateral en la comodidad de una toalla húmeda, proceda a abrir el closet. 
Asegúrese de utilizar la ropa interior adecuada para la ocasión, unos calzoncillos y medias lo necesariamente elásticos para confortar la angustia de la decadente adolesencia. 
Tome nota de las arrugas que pasó por alto al planchar mientras divagaba con los nervios del primer día.
Póngase cómodo entre la poca alagadora holgadez, es la única defensa comprobada contra los reportes de conducta transaccionales. 
Sienta por última vez la calidez de la ropa recién planchada contra sus hombros después de una segunda ronda de plancha. No del género musical lamentablemente. 
Renuncie a toda singularidad mientras entrega sus sueños y esperanzas al sistema educativo nacional al tiempo que desliza una pierna a la vez entre aquellos pantalones cómicamente diseñados. 
Por último no olvide el calzado. Átelo fuertemente a sus pies, no querrá tropezarse frente a todos durante su desfile hacia el centro de un escenario de apariencias y aprendizaje.
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Aquél fue el primer día que conocí a Don Marvin, el conductor de la buseta. Esperaba listo con mi lonchera entre las piernas y mi mochila llena con cosas innecesarias para afrontar un primer día porque nunca se sabe. Había hecho el recorrido en bus y tardaba cerca de dos horas trasladarse desde mi casa hasta el colegio, por lo que mi preocupación fue evidente cuando dieron las 6 de la mañana y yo seguía sentado en mi sala releyendo el reglamento de la institución para no explotar. Mami llamó a Don Marvin preguntando por su hora de llegada y en menos de 5 minutos escuché aquella bocina que iba a ser caracterísitca de mis días por las siguientes temporadas.
La buseta de Don Marvin era ese tipo de busetas que se escuchaban llegar inclusive antes de poder divisarlas. Su motor era tan ruidoso que delataba su ubicación aún cuando se encontraba a 3 cuadras de distancia. Él aseguraba que era un modelo moderno de buseta, que no sobrepasaba los 5 años. Sin embargo, las manchas en los asientos trataban a Don Marvin de mentiroso a sus espaldas. Al entrar me saludó y yo le correspondí el saludo de la forma más propia que mi cerebro me permitió mientras maniobraba cómo y dónde sentarme sin parecer un completo idiota. Él era un hombre de 40 y tantos años, usaba el bigote poblado propio de los 70 y camisas polo holgadas. Cuando algo le resultaba gracioso era evidente la falta de algunos dientes, pero era opacada por una de las risas más sinceras y voces más tranquilizantes que conocí en mi vida.
Resultó que mi lugar fue de espaldas a Don Marvin, lo que provocó nauseas casi al segundo de habernos puesto en marcha. Al recoger a los demás usuarios del transporte fui víctima de mis modales y le abrí la puerta a varias nuevas caras que aparecían en mi periferia. Intentaba memorizar todo a mi alrededor sin vomitarme en el proceso y con un ojo en mi reloj para asegurarme de que llegaríamos a tiempo. La buseta se fue llenando y fue evidente que estabamos llenos cuando mis rodillas tocaban simultaneamente las de otras 3 personas. Gracias a la magia del cine llegamos a tiempo al colegio y como payasos saliendo de un auto miniatura decendimos de manera ordenada del automóvil.
Apunto de devolver el desayuno y cargando dos bultos de cosas me encontré en la acera del colegio, este se pintaba de camisas celestes y expectativas. Sabía que era probable estar solo por un buen tiempo y había hecho las paces con ese hecho en mi mente. No fue hasta que escuché por encima de mi hombro varias conversaciones de amigos reencontrados que mi ansiedad por ser un completo don nadie volvió a arrancar. Entre saludos de amigos que se extrañaban, tonos de sorpresa al ver una cara familiar entre una multitud, nombres de especialidades y personas que eran lanzadas al aire indiscriminadamente, escuché una voz en la parte de atrás de mi cabeza que traía una advertencia: “No le hable”
Al verlo una parte de mi tuvo paz. Conocía a alguien, ¡yo! El consejo volvió a sonar claro en mi mente y por una milesima de segundo dudé. He vuelto cien veces a ese momento y todavía no logro tener una conclusión real. He puesto en una balanza mi autodeterminación y la necesidad de compañía tratando de razonar con lo sucedido. No soy un fiel creyente del destino pero es la única explicación que logro poner de todo esto. Yo temía ahogarme en un mar cían de gente que rasgaban mis tímpanos con sus voces, me aterrorizaba la idea de enfrentarme a un mundo donde me encontrara solo y sin apoyo. 
Me digo a mi mismo que mi vida hubiese sido mil veces más sencilla si tan solo hubiese esperado del otro lado de la acera, que todo tendría sentido de no haberme acercado. Me consuelo con vestigios de una vida donde nunca hablamos y su cara es una más entre el océano de estudiantes, donde yo no conozco milimétricamente la curvatura de su sonrisa, aquella que me obligo a expulsar de mi mente con una sacudida caricaturesca. Digo que todo esto no es más que un sueño, donde su cara es un producto de mi cerebro, alguien que tal vez vi de lejos en algún parque. Un rostro que no me tengo que educar para olvidar, dejar ir un semblante tan cercano como el que encuentro en el espejo. Un cuerpo del cual no tengo que crear una distancia de océanos para sobrevivir. Pienso que la vida sin ese momento sería sencilla porque es lo único que me queda para pensar, todo lo demás ha sido pensado, dicho y expuesto. Una vida donde no existen las implicaciones de un adiós porque nunca hubo un hola para comenzar.
— Pensé que no me iba a hablar—confiesa con voz apenas audible.
-J ❤️
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novistenada · 5 years
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Marzo 19, 2020
Okaasan. Los mareados
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Cuando era chica, jugaba a marearme; me encerraba a oscuras en un distribuidor muy pequeño que había en nuestro departamento y giraba, giraba, a toda la velocidad que podía para, al detenerme, no saber bien dónde estaba, o qué puerta del distribuidor daba a qué ambiente de la casa. Los niños de Okaasan -que son dos, una niña, Hisako, la hermanita menor de la familia, y el primo más chiquito, que vive con ellos, Tetsuo- también tienen sus juegos; aunque no son tanto juegos como travesuras, o riñas entre los dos, o simplemente hacer cosas de niños. Mientras los veía, en vez de darme la impresión de que jugaban, me parecía que más bien trabajaban de ser niños. La película está llena de actividad y de trabajo: los grandes, los jóvenes, de día, de noche, muy tarde, siempre, están trabajando. Y si parecería que los niños, en vez de jugar, trabajaran de niños, si cuesta tanto no verlo así, es porque el trabajo sin pausa de los mayores es lo que da el tono a toda la película. Durante largo rato hay casi una sola excepción a esa regla de trabajar todo el tiempo y esa excepción es la enfermedad. Los que están enfermos no trabajan y solo no trabajan los que están enfermos. Sin embargo, la enfermedad en esta película es siempre una consecuencia del trabajo. Se ha trabajado mucho, demasiado, y a causa de ello se ha enfermado. Y la enfermedad es casi igual a la muerte; cuando alguien se enferma, enseguida nos damos cuenta de que se va a morir. Así que, sin necesidad de hacer operaciones muy complejas, tenemos el trabajo pegado a la enfermedad y a la muerte; la muerte, como una consecuencia natural del trabajo; el trabajo, como un camino seguro a la muerte - y a la muerte temprana. En eso, el trabajo se parece mucho a la guerra, de la que también escuchamos y vemos su estela de muertes tempranas. Quería contarles cómo todos, chicos y grandes, un día, un día en que han decidido no trabajar, van juntos a un parque de diversiones y se marean: se marean ya en el camino, se marean en los juegos y en especial en una calesita. Y también quería hablar de cómo marearse puede significar muchas cosas distintas, según quién se maree y por qué. Pero ahora me doy cuenta de que no sé cómo contarles ese día, un día de diversión en que nadie trabajó y todos se marearon. No sé adónde me llevaría contarlo, o no quiero ir adonde veo que me lleva. Porque resulta que también en ese lugar, ese día, hay una insinuación de enfermedad y de muerte y no quiero ir hacia ahí. Los que no se enferman nunca en esta película son los niños. Los niños están siempre sanos. A veces sufren, sí; a veces les pasan cosas tristes, o sabemos que ya les pasaron, aunque no puedan comprenderlas del todo; también los vemos empezar a comprender y a tomar decisiones y a dejar un poco, entonces, de ser niños. Pero sea como sea, todavía no llevan consigo esa marca del trabajo que es la enfermedad porque, a pesar de todo, todavía su tiempo, el que han vivido y el que están viviendo, es tiempo libre. Y quizá si nosotros, cuando ellos hacen sus cosas de niños, no viéramos, lastrados por las imágenes de tanto trabajo que traemos pegadas a la retina y a la consciencia, no viéramos -decía- también trabajo, de nuevo, trabajo; quizá -decía- si esto no fuera así, ellos podrían jugar y marearse e imaginar que hacen con todo ese tiempo que tienen ahora y por delante algo distinto del trabajo o de la guerra.
cm Cuarentena hora cuatro. Balvanera
Okaasan, Mikio Naruse (1952)
98 minutos, Japón, japonés
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Frío y dulce [Nolcnorrol]
Suena el despertador. No era necesario, ya estaba despierto (¿despierto? ¡Si casi no pude dormir!). Son las seis. ¡Salto de la cama! No hace frío, tampoco hace calor. Todo marcha bien. Abro las cortinas, ¡que entre el sol! ¡Ah, vaya, qué día! Pobres los que no puedan disfrutar esta vista todas la mañanas: veo un hombre que sale del supermercado, ¿en su bolsa habrá harina o jabón en polvo?; aquel niño corre por la avenida, seguro llega tarde al colegio, qué chistoso; miro más allá, donde una mujer habla con el vendedor de diarios, ¡comenzar el día informándose es siempre lo mejor que se puede hacer!
Voy al baño, pero antes las miro. Me aseguro de que todavía estén allí (¿cómo podrían escaparse? ¡No tienen patas! Aunque admito que eso sería chistoso). Están. Las contemplo un rato, ¡qué ansioso estoy! No me tengo que distraer, parezco un bobo. Ahora toca bañarse, vestirse y ir a trabajar. No quiero sonar mal, pero hoy prefiero que el día pase rápido. Quiero que llegue la noche. Nunca mejor dicho: ¡la noche! La noche más especial, la que llevo meses esperando.
Termino de bañarme y quiero desayunar. ¿Tostadas o galletas? ¿Café? Nada de eso. Eso es común y lo comeremos en días comunes. Hoy no es un día común. Hoy desayuno el pastel que compré ayer y una taza enorme de leche con chocolate. ¡Se me hace agua la boca de solo pensarlo!
Hora de salir de casa. Podría salir más tarde, es verdad, pero correría el riesgo de llegar unos minutos tarde. ¡Casi lo olvido! Antes de irme, tengo que saludar a los chicos. Busco las Pokéballs, ¿dónde las dejé? Ah, claro, en el comedor, en la mesa de la televisión. Abro las Pokéballs de todos (bueno, no, no abrí la de Dodrio porque ayer limpié la alfombra y él siempre la ensucia). “Chicos, me voy a trabajar, sean buenos y quédense en sus bolas. Los veo en unas horas, deséenme suerte”. Pidgeot suelta un chillido. Qué amable es, seguro me está deseando lo mejor.
Llego al trabajo. ¡Hola, Raquel, qué bien te ves! Tino, ¿ese peinado es nuevo? Vanesa, ¿cómo fue tu cita con el tenista? Voy a mi consultorio. Quiero prender un sahumerio. Prendo uno de vainilla: hoy no es un día como cualquier otro. ¿Cuánto falta para que anochezca? ¡Apúrese, señor sol!
Llegan los pacientes. Una mujer mayor, hay que tratarla con respeto. Dice que está muy contracturada: ¡ya lo creo, qué horror! Más tarde, un hombre de cuarenta y dos. Se lo ve nervioso. “Tranquilo: soy masajista, no diablo”, bromeo. Él ríe y vamos a lo nuestro. Al rato se va (se lo ve más relajado, qué bien). Llega otra mujer mayor. También dice estar contracturada. ¡Maldito seas, estrés! ¡No me molestaría perder mi trabajo con tal de que abandonaras este mundo!
El sol está más cerca del horizonte. Son las siete, terminó mi turno. ¡Buen fin de semana, Raquel! ¡Saludos a la familia, Tino! ¡No te olvides de contarme por Whatsapp, Vanesa!
Llego a casa. El tiempo pasa cada vez más lento, ¡pero qué poco falta! Tengo que ir a ver si los chicos están bien, pero antes quiero saber si siguen ahí (recuerdo lo que pensé esta mañana, lo de las patas, ¡qué gracioso!). Sí, ahí están. Siguen sobre mi escritorio. El espejo hace que parezcan cuatro, pero son dos (no te confundas, dos son suficientes).
Ahora sí, a saludar a los chicos. Pidgeot, Noctowl, Fletchinder, Pelipper, Zubat, Tropius, Vullaby, Otag, Dodrio (cuidado donde pisas, tú) y Lapras. Hace mucho que no hacemos algo juntos, chicos, un día deberíamos ir al parque. Suena mi celular. ¡Es Vanesa! Me envió una nota de voz de siete minutos. Seguro habla del tenista. Ese chico es ideal para ella, estoy seguro. Me pregunta qué pienso de lo que me cuenta y imagino cómo sería su casamiento. Miro la esquina superior derecha del celular: ¡ya es la hora! “me tengo q ir!!”, le escribo a Vanesa. Me respondió algo, pero ya no tengo el celular en la mano, estoy yendo al escritorio a buscarlas. Siguen ahí, las entradas están exactamente en donde las dejé la semana pasada.
Salgo a la calle. Estoy vestido para matar, la verdad. Mi mejor traje, mi mejor corbata. Los zapatos me costaron un dineral, mejor ni pienso en eso. Hoy no hay que pensar en eso. Un momento, ¿agarré las entradas? Me toco el bolsillo: sí, las traje, ahí están, bien protegidas. En el camino toco varias veces mi bolsillo (nunca se sabe, todavía pueden salirles patas).
Llego al cine. La fila es larga, pero no me molesta esperar. Me puedo entretener mirando las veredas, eso siempre es divertido. Cada vez hay más personas dentro del cine y menos en la fila. Cada vez estoy más cerca. Me toco el bolsillo: siguen ahí.
Llega mi turno. ¡Por fin! “Su entrada, por favor”, me dice el señor de la puerta. Cómo no, señor. Saco las dos entradas de mi bolsillo. Una es la de la avant premiere, otra es la del meet&greet con el director y los protagonistas. “Tome, buen hombre”, le digo. La mira, todo parece estar bien. Me preparo para poner el primer pie dentro del cine. “Momentito”, me dice. Qué raro, ¿no habrá leído bien? “Deme sus documentos”. ¿Documentos? No traje documentos. “Entonces no puede pasar, señor, tengo que certificar que usted está en la lista”. ¡Nadie me dijo que trajera documentos! Me empiezan a gritar desde atrás, quieren que me apure. ¡No entiendo! ¡Yo me gané las entradas por la radio! ¡Yo voy a ver antes que nadie la nueva comedia romántica de Cecilia Fuentes! ¡Yo me lo gané! “Sin documento no pasa nadie, señor, lo lamento”.
Vuelvo a casa. No me siento bien. Estoy… no sé ni cómo estoy. Estoy raro. Llego al departamento. Cualquiera habría ido a buscar los documentos y vuelto al cine. Yo no puedo. Yo no tengo documento.
Pidgeot se acerca, le debe extrañar que haya vuelto tan temprano. Vete, no quiero hablar ahora. ¡Vete, te dije, no insistas! Estoy triste. Me acerco al celular (estaba apurado y no lo llevé al cine). El mensaje de Vanesa decía “Disfrutaloo!”. Sí, claro. Nada voy a disfrutar. Nada. No le voy a responder.
Supongo que es lo que me toca. Ya pasó varias veces. Otros no tienen la vista de la ciudad que yo tengo a la mañana, yo no tengo documentos. La vida no siempre es justa, empiezo a pensar. Me acuesto en la cama sin sacarme las medias. Trato de dormirme. Esta vez tampoco puedo, pero ya no por la ansiedad sino por la furia. Es furia lo que siento. Es furia porque no es justo lo que me toca. Es furia porque yo soy el que pierde. Busco la carpeta que está en el cajón de la mesa de luz y intento contenerme. Es furia, no hay dudas. La abro. Ahí están sus fotos, seguro que él sí tiene documentos. Siento furia. Están sus fotos, sus datos. Lo miro a los ojos. Tiene ojos azules, pelo azul. Es líder de gimnasio, según dice ahí. Furia, con todas las letras. ¿Vive en “Johto”? ¿Qué es eso? ¿Una comida o una región? Nunca sentí tanta furia. Se llama como yo. Lo odio. Siento furia. Siento furia porque él tiene todo lo que a mí me falta. Siento furia y lo odio. Siento furia y te odio, Falkner.
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elisaenparis2018 · 6 years
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Diario de París: Semana 5
Lunes 18 de junio
Por supuesto me levanté algo cruda después de la pachanga por el triunfo del partido, pero no fue nada insoportable ni duró mucho. Me quedé un buen rato en cama, desayuné y con toda la calma del mundo me alisté para salir. Primero fui al supermercado a hacer las compras de la semana y volví a guardarlo todo. En seguida me dirigí al metro para tomarlo hacia el Grand Palais, por el cual ya había pasado por afuera cuando paseé por Champs Elysées. Compré mi boleto y entré a la exposición “Artistas y Robots”, sobre obras de arte creadas con la ayuda de robots, computadoras y algoritmos de programación.
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Había robots que dibujaban, otros componían música y la interpretaban; dibujos hechos a través de algoritmos, instalaciones audiovisuales que a Alan Turing le habrían gustado mucho, retratos del público formados por moscas que en la pantalla interpretaban sus siluetas, en fin… Es una de las exposiciones que más me han gustado hasta ahora. El humano y la máquina trabajando juntos para crear algo más allá de lo académico, rompiendo barreras universales y simbólicas.
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Saliendo del palacio volví a recorrer Champs Elysées, del lado por el que no caminé la vez pasada, hasta llegar al Arco del Triunfo y tomar el metro de regreso a casa. Llegué a comer y me dieron ganas de ver Les Misérables, porque no podía estar en París sin verla por lo menos una vez. Me dieron muchas ganas de ponerme a cantar “Do You Hear the People Sing?” a medio desfile el 14 de julio, pues aunque los eventos de Les Misérables no fueron LA revolución de 1798, sino la Rebelión de junio de 1832, ambas se basaron en el mismo espíritu de luchar por la libertad del pueblo. Terminé el día relajada como siempre y me preparé para volver a trabajar mañana.
 Martes 19 de junio
No dormí muy bien y me costó trabajo levantarme, pero lo logré con mucho esfuerzo. De nuevo pasé todo el día fotocopiando las mentadas revistas, pero ya estoy a punto de terminar, luego sigue escanear los artículos. Después del trabajo fui a buscar la tienda que encontré hace unas semanas, que vende todo tipo de cosas a precios bajos pero de calidad. La sucursal que el mapa me marcaba que era la más cercana, después de caminar 25 minutos, estaba cerrada por renovación, así que tuve que buscar otra. No estaba tan lejos y caminé otro tramo más, pero me di cuenta de que el mapa me había traicionado, pues esta otra sucursal quedaba muchísimo más cerca del trabajo que la anterior. Di una vuelta enorme para nada, pero por lo menos la segunda tienda sí estaba abierta.
Quería comprar un cuaderno más ligero porque el que me traje para escribir es un poco pesado y grande, así que escogí uno y compré algunas otras pequeñas curiosidades. Después de esa larga caminata terminé con los pies destrozados y moría por llegar a casa, iba exhausta en el metro. De vuelta en casa me puse a leer toda la tarde para tratar de avanzar en mi libro, porque traje otro y ya lo quiero empezar.
 Miércoles 20 de junio
Empecé con el último tirón de las copias de revistas, todavía faltan algunas pero son muy pocas. Además, por fin encontré la maldita función de lectura múltiple, para escanear todas las páginas que quiero copiar y luego imprimirlas en la copiadora, lo que agilizó muchísimo el proceso. Hoy además ayudé a hacer un reporte de condiciones de las obras de ilustración que son parte del acervo del ICM, pues iban a llevarse a enmarcar, y había que registrar cómo estaban para compararlas con su regreso. Después del trabajo me bajé una estación después para comprar un boleto de cine para ir a ver How to Talk to Girls at Parties más tarde.
De vuelta en el departamento comí, lavé ropa, toallas, manteles y sábanas porque ya empezarán a venir visitas. También trabajé en mi reporte y avancé en la lectura mientras esperaba la lavadora. Ya en la noche fui al cine, me encantó la película, está loquísima y demasiado entretenida e ingeniosa, se las recomiendo mucho. Regresé para cenar y dormir.
 Jueves 21 de junio
¡Por fin terminé de hacer las malditas fotocopias! Después de eso comencé con la labor de escanearlas y organizarlas en la computadora, pero eso ya está siendo mucho más ágil y eficiente. Tuve una plática muy informativa con la directora del ICM, que resolvió un montón de dudas con explicaciones sobre cómo funciona el instituto, que servirán para nutrir mi reporte. Volví a casa a trabajar en el reporte, limpiar un poco para recibir a Denisse en la mañana y relajarme.
 Viernes 22 de junio
Denisse llegó temprano en la mañana, desayunamos juntas y se volvió a acostar un rato para descansar del viaje. Mientras dormía me puse a leer. Unas horas después nos alistamos para salir y nos fuimos caminando hasta Montmartre, que no queda tan lejos, hicimos como 45 minutos. Subimos al Sacre Coeur y entramos a la basílica, caminamos por los callejones y volvimos a bajar para ir a buscar el café de Amélie y el Moulin Rouge. Nos compramos un gelato en el camino y seguimos paseando un poco. Fuimos al cementerio, volví a la tumba de Edgar Degas y Denisse quiso buscar la de un cantante francés porque le gustaba mucho una de sus canciones.
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Tomamos el metro hasta el Arco del Triunfo y caminamos por todo Champs Elysées. Recorrimos Tuileries hasta el Louvre, nos tomamos varias fotos en el parque y afuera del museo. Para entonces ya nos dolían demasiado los pies de tanto caminar, así que tomamos el metro a casa. Pasamos al súper a comprar algunas cosas para estos días y cenamos juntas, nos pusimos pijama y nos dispusimos a descansar del enorme paseo que nos aventamos.
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 Sábado 23 de junio
En la mañana, parecía que todos los vecinos se pusieron de acuerdo para ponerse a limpiar desde las siete de la mañana, y como tengo el sueño más ligero del mundo, estuve dormitando hasta las 9 y ya no pude conciliar un sueño más profundo. Estuve leyendo y bobeando en mi celular hasta que Denisse se despertó dos horas después. Desayunamos, nos alistamos y caminamos hacia el metro para ir al Musée d’Orsay. Yo seguí a Denisse para que viera todo en el orden en que quería, a veces esperándola sentada porque me sentía algo cansada y yo ya había visto todo el museo. Lo único nuevo que vi fue una exposición sobre escultura poli cromática, corta y no demasiado interesante.
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Saliendo del museo hicimos otro paseo enorme: caminamos hasta Notre Dame a lo largo del Sena, pasando por una feria de “juegos olímpicos” en pequeño, que se replicaba en varios puntos de la ciudad; luego volvimos hacia St. Michel y compramos algo de comer para sentarnos junto al río. Fuimos hasta el Hotel de Ville (el Ayuntamiento) y paseamos por Le Marais, la zona de shopping. Para entonces ya se estaba haciendo tarde y las tiendas empezaban a cerrar. Intentamos ir a Les Halles (un centro comercial, porque Denisse buscaba algo) pero ya estaba cerrando todo. Nos topamos con que la policía había arrestado a un par de hombres, nunca supimos por qué, pero los pasearon por el centro comercial de manera muy humillante, nos pareció muy extraño e innecesario.
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Finalmente, tomamos el camión de regreso para ir viendo la ciudad, más cómodas que en el metro porque pudimos ir sentadas todo el camino.
 Domingo 24 de junio
De nuevo fue un día de paseos maratónicos. Fuimos primero a Galeries Lafayette, que no es gran cosa más que un centro comercial lleno de tiendas y marcas; lo único que vale la pena es ver el domo por dentro porque tiene una decoración muy bonita, de cristales de colores. Creo que he entrado a todos los H&M que existen en París y ya estoy harta de ellos, no volveré a pisar uno a menos que necesite algo de ahí. Caminamos otra media hora hasta cerca de Place de Clichy, buscando una tienda de segunda mano a la que Denisse quería ir, pero por ser domingo estaba cerrada. De ahí caminamos hasta la explanada de Invalides, donde descansamos un rato bajo la sombra. Volvimos hacia Champs Elysées (por tercera vez mía, ya empecé a cansarme de ver esa calle también), para ir a comprar boletos para ir a Disney mañana.
Después nos fuimos caminando de nuevo hasta Trocadéro, para ver la Torre Eiffel desde ahí. Compramos algo de comer, nos tomamos fotos desde la fuente e hicimos un rodeo enorme para ir a Champ de Mars. Ahí estuvimos comiendo y platicando por horas en lo que anochecía para ver la torre iluminada. Ya que dieron las diez de la noche, esperábamos que ocurriera el espectáculo en el que la torre “tintinea”, pero no sucedió porque aún no había oscurecido, seguía el sol apenas poniéndose detrás. Después de unos diez minutos la iluminaron normal, y un ratito después volvimos casi corriendo para alcanzar a tomar el metro a casa porque después de las once de la noche deja de pasar, y estábamos completamente al otro lado de la ciudad. Volvimos a casa y nos dejamos caer rendidas, listas para descansar y empezar otra semana con una visita a Disney.
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