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#Puente del Cachorro
franciscoarayapizarro · 5 months
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LA SUPERPODEROSA FAMILIA GATO
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En una casa al estilo mediterráneo que quedaba abandonada durante buena parte del año, vivía una familia de gatos, compuesta por el intelectual gato Thomas, la bella y elegante gata Sarah y los cachorros Alex y. Ellos aprovechaban las noches frías. Una noche, se empieza a escuchar un ruido fuerte en el cielo, Thomas sube al techo y observa para ver qué pasa. Dentro de la casa, Sara duerme y los hijos gatunos juegan. De repente, Thomas nota que un meteorito se acerca a la casa. El papá gato grita fuerte: “¡¡ cariño, agarra a los niños, tenemos que salir de la casa !!”. Cuando el meteorito está cerca, Sara agarra con su hocico a los gatitos y justo en el momento en que el meteorito se estrella, destruye la casa provocando un incendio. Impacto es tan fuerte que los gatos saltan hacia el exterior de la casa, se aporrean con un árbol cercano. La familia gatuna queda en el suelo toda inconsciente. Mientras el incendio consume la casa, de los restos de la casa, el meteorito que cayó emite una extraña radiación que alcanza a los animalitos inconscientes.
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A la mañana siguiente, Thomas ve los restos humeantes de la casa que están siendo apagados por los bomberos, mientras uno de ellos habla con el apenado dueño de la casa que llora por la destrucción de su inmueble por un meteorito. Ya el meteorito presenta un aspecto áspero, sin emitir luz o radiación. Thomas queda triste, ya que para él y su familia significa que se ha quedado sin casa.
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Mientras Thomas corre de regreso donde está su familia, Alex molesta a Emi, mientras molesta a su hermana, descubre que puede volar. En ese momento hace erizar el pelaje de su espalda, Emi protesta: “¡¡ Mamá, Alex no me deja de molestar !!”. A medida que Alex se eleva, la gata Sara mueve sus patas y diciéndole a su hijo: “baja…No sigas molestando a tu hermana”. Thomas llega y le da las malas noticias a su familia. En ese momento, Sara se pone a llorar.
Minutos después, la familia gatuna camina en fila por la vereda de carretera. Mientras pasan los autos, Emi se queja porque tiene hambre.
De pronto, un automóvil choca contra otro cerca de un puente y uno de los automóviles es arrastrado al borde del puente. El papá gato detiene la marcha de la familia, Thomas corre hacia uno de los automóviles y nota que se acerca más al borde. El conductor está golpeado en la frente sangrando e inconsciente, Thomas corre velozmente y cuando el auto se comienza abalanzarse para caer del puente, agarra el parachoques del vehículo con su hocico y lo arrastra hacia el camino.
Ante la escena otro automóvil choca y al volcarse va caer directamente a la familia gatuna. Sara levanta sus patas y crea un campo magnético con el que evita ser aplastado. Sara se pregunta: ¿¿ lo hice yo ??.
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Emi, ve que un grupo de vehículos a toda velocidad directamente a impactar con el automóvil que rescató papá. Con los nervios, ruge fuerte, logrando que los vehículos frenen antes de que impacten. Después, los conductores salen de sus vehículos preguntándose qué sucedió. En poco rato llegan los paramédicos y atienden al hombre herido. Ese era el apenado dueño de la casa de verano que se destruyó con el meteorito. El paramédico le interroga: "¿¿ usted sabe qué pasó ??". El hombre le responde todo desorientado: “me quedé dormido al volante... Después ignoro lo que pasó”, uno de los conductores dice: “¡¡ Yo vi, lo que pasó, fueron los gatos, yo los vi !!”
El paramédico le dice: “¡¡Ya basta !!, debe estar borracho usted”.
El hombre le pregunta al paramédico: “¿¿ Hay gatos aquí ??”, el paramédico responde apuntado con el dedo. En donde apunta, el hombre ve a la familia gatuna, el hombre pone una cara de felicidad y dice: “¡¡ Aaah, qué bien !!, mi señora y a mí nos encantan los gatos. Yo sí creo que me han salvado.
Cuando la ambulancia lleva al hombre al hospital, la familia gatuna los acompaña. Después de un día hospitalizado donde recuperó sueño y el personal del hospital alimentó a la familia gatuna, la señora lo viene a buscar y se llevan a los gatos para ser adoptados. Desde entonces, felizmente, la familia de Thomas, Sara, Alex y Emi vuelven a ser felices y a tener un hogar juntos.
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bookishnerdlove · 1 year
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UPAE 30
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Cuando estaba a punto de acostarse, silenciosamente se dio vuelta y le habló. “Cesare.” Cesare abrió mucho los ojos levemente. “¿Aún no estás dormido?” “Cesare, tú… … . ¿Estás descansando adecuadamente?” Él parpadeó. "¿Eh? ¿Qué significa?" Claudia se levantó lentamente. "Nunca te he visto dormir". Cesare, con una leve sonrisa, acarició con cariño la columna de Claudia. “Jeje, ahora que lo pienso, ya veo. Porque te duermes como una niña en un abrir y cerrar de ojos”. Claudia se sonrojó y preguntó con voz seria. “Bueno, estoy preocupada por tu salud… … .” Entonces Cesare también se puso serio. “Gracias por considerarme, Claudia”. Incluso mis orejas se pusieron rojas ante esas palabras. “Pero está bien si no te preocupas. Como era el único heredero al trono de este país, mi vida estuvo amenazada por asesinos extranjeros muchas veces desde que era joven. Entonces no pude dormir profundamente”. Cesare dijo con calma algo aterrador. Claudia parpadeó. "Bueno, eso no puede ser... … .” Su voz tembló. "Estás bien. No dejaré que nadie te ponga un dedo encima". Cesare debió pensar que Claudia estaba asustada y con palabras firmes la estrechó entre sus brazos. Mientras apoyaba su rostro contra su magnífico pecho, un fuerte latido resonó en mis tímpanos, lo que calmó su mente hasta cierto punto. Sin embargo, Claudia no tenía miedo porque estaba preocupada por sí misma. 'Esta persona ha estado viviendo bajo amenaza de vida desde que era el príncipe heredero... … .' Esto era algo que Claudia, que nació como princesa de un país poderoso, nunca podría haber imaginado. Aunque el Reino de Stazen es de tamaño pequeño, está rodeado de mares y montañas ricos y es rico en recursos. También posee varias minas que producen cantidades inagotables de oro, plata y carbón. Los beneficios de las exportaciones de recursos llenan la mayor parte del tesoro nacional. Por lo tanto, cuando escuchó a Cesare sobre la historia de este país, escuchó que hubo muchos intentos de invadir el Reino Stazen desde otros países en el pasado. En su tono casual, el dolor del rey, que siempre estuvo bajo amenaza de invasión debido a su pequeño país, se hizo sentir aún más fuerte. Le dolía el corazón como si fuera suyo. “Pero ahora que hemos firmado acuerdos de seguridad con cada país, no habrá más invasiones ni intentos de asesinato, ¿verdad?” Cesare sonrió con una expresión complicada ante las palabras de Claudia. "Sí. Sin embargo, un país grande inmediatamente da la vuelta a la palma si es por su propio beneficio”. Su corazón palpitaba y dolía. Esto se debe a que le recordó al Reino Godhardt, que encarceló sin piedad incluso a la princesa Claudia para salvar la reputación del país. Quería decirle algo amable a Cesare. “Aun así, relájate por esta noche. Incluso si a partir de mañana te esperan días de insomnio, nadie en este barco intentará quitarte la vida”. "Lo sé-." De repente, Cesare apoyó su cabeza en el muslo de Claudia. "Ah." "Entonces, ¿descansamos sobre la almohada para las rodillas de la reina y descansamos un rato?" Frotó el puente de su nariz contra el muslo de Claudia en el gesto de un cachorro mimado. Su corazón estaba latiendo. Vacilante, puso su mano sobre la cabeza de Cesare y acarició su brillante cabello rubio. Cesare cerró los ojos y suspiró de satisfacción. "Se siente bien." “-¿Te canto una canción de cuna?” Intentó decirlo en broma. Cesare abrió levemente los párpados y arrugó las comisuras de los ojos como si le divirtiera. “Es una oportunidad preciosa poder escuchar tu canción. Cántame." Las mejillas de Claudia se sonrojaron de vergüenza. "No puedo cantar muy bien". "No me importa". "-Entonces." Respiró hondo y cantó en voz baja. "Duerme bien, mi bebé. Que duermas bien, tanto la luna como las estrellas. Duerme bien en los brazos de tu madre, dulce bebé". Esta es una canción que la niñera de Lily, la madre de Lily, le cantaba a menudo a Claudia mientras la abrazaba. Si hundiera mi rostro en el suave pecho de mi niñera y escuchara la canción de cuna cantada en un susurro, podría quedarme dormido con seguridad cualquier noche. Antes de darme cuenta, había memorizado todas las canciones. "Duerme bien, bebé. Espero que mañana sea un buen día. Duerme bien en los brazos de tu madre, mi querido bebé". Claudia dejó de acariciar el cabello de Cesare. Se escuchó el sonido de una respiración regular. Cesare se quedó dormido con la cara en el regazo de Claudia. Claudia lo miró en silencio a la cara. Las pestañas largas proyectan una sombra sobre el rostro pulcro. El contraste entre la piel blanca y las sombras oscuras era hermoso. El rostro dormido de Cesare, que vi por primera vez, era indefenso y juvenil. Un hombre que nunca había sido visto durmiendo frente a Claudia hasta ahora cayó en un sueño profundo como un niño en la almohada de su regazo. No podía respirar mientras las emociones calientes se desbordaban en mi pecho. “Yo seré tu escudo”. Me vino a la mente la imagen de Cesare haciendo una fuerte declaración. Según dijo, ha seguido protegiendo a Claudia hasta ahora. 'Yo también… . También quiero proteger a esta persona. Quiero hacer todo lo que pueda por esta persona". Tuve ese fuerte pensamiento. ‘No sé qué puedo hacer, pero si puedo darle un poquito de paz ya que tiene que volver a ser el rey de un país a partir de mañana’. "Después-." De repente, sintió dolor en la punta de la nariz. Por alguna razón, se le llenaron los ojos de lágrimas. ‘Me gustas.’ ‘Te amo.’ Las emociones fueron muy naturales e intensas. 'Finalmente me di cuenta. Amo a esta persona. No, en realidad lo supe desde el principio. Pensé que la emoción que sentí después de conocer esa noche de fiesta era amor, pero fingí no darme cuenta. Me dije a mí misma que, dado que de todos modos tenía que casarme, tenía que mantener esos sentimientos sellados. Por eso no lo sabía... … .' Una sola lágrima corrió por su mejilla blanca. 'Después de eso, ocurrió un escándalo terrible y cerré mi corazón. -Cuando nos volvimos a encontrar, olvidé por completo cuáles eran mis sentimientos por Cesare.' Las lágrimas corrieron por su delgada barbilla y aterrizaron en la frente de Cesare. Estaba profundamente dormido y no se movía. Claudia se secó las lágrimas con los dedos y acarició con amor las afiladas mejillas de Cesare. "Duerme bien… . Mi querido hijo". Claudia susurró con voz transparente. 'Si algún día pudiera ser honesta contigo acerca de estos sentimientos... … .' La última noche de su luna de miel se profundizó silenciosamente. Atrás Novelas Menú Siguiente   Read the full article
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cuidarelplaneta · 1 year
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El juego del ratón y el gato
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El 19 de marzo de 1981, el Rainbow Warrior llegó a las proximidades de la costa oriental de Canadá para tomar parte en la protesta contra la muerte de 15.000 cachorros de focas de casco. Seis días más tarde, después de jugar al ratón y al gato con el MV Baffin, un barco de protección de las pesquerías canadienses, fue remolcado fuera de la zona sin más ceremonias y el organizador de la campaña, Allan Thornton, fue detenido. También resultaron detenidos dos miembros de la tripulación, Chris Robinson y Willem Beekman, de los Países Bajos, a quienes se acusó de violación de los reglamentos de protección de las focas, porque las habían rociado con un pigmento verde para privar a las pieles de valor comercial. A los tres se les impuso una multa de 2.000 dólares y una condena condicional de tres años de cárcel. la presencia de Greenpeace había interrumpido la matanza.
Pero el cruce del Atlántico había pasado la cuenta al barco, que necesitaba reparaciones urgentes. La tripulación del Warrior se había preparado para salir rápidamente y habían hecho la travesía muy deprisa», recuerda Steve Sawyer, que por entonces trabajaba para Greenpeace International como gerente del barco. «Habían deformado la hélice, hacía agua por todas partes. los instrumentos electrónicos no funcionaban. Los cables estaban todos revueltos, las máquinas no se encontraban en buena forma, los imbornales estaban atascados y habían atravesado el Atlántico con unos 15 cm de agua dentro del puente. Era un completo desastre».
El trabajo de Sawyer consistía en devolver al barco su buena forma. De vuelta de un viaje a Georges Bank, una productiva zona pesquera de la costa noreste de EE.UU., donde el Warrior había ido para protestar contra los planes de abrir perforaciones petrolíferas. Se declaró un incendio en la sala de máquinas, y parte del sistema de propulsión quedó destruido. La reparación en un astillero profesional costaría alrededor de seis meses y 650.000 dólares. Ante semejante perspectiva, Sawyer y su grupo llevaron el barco a Stonington, Maine, donde realizaron el trabajo ellos mismos por mucho menos dinero y en la mitad de tiempo. «Al final teníamos un barco un poco más rápido y con dos veces más autonomía y capacidad de maniobra», comenta Sawyer. En dique seco los miembros de Greenpeace ahorraron tiempo y dinero encargándose ellos mismos de reparar el Rainbow Warrior.
Acción internacional
En 1981, Greenpeace bullía de actividad. Las protestas se multiplicaron por todo el globo, y en el curso del año se realizaron alrededor de medio centenar de acciones en apoyo de un número de campañas cada vez mayor.
Los activistas de Greenpeace de Cherburgo ocuparon unas grúas para impedir la carga y descarga de combustible nuclear agotado en Tacoma, Washington, escalaron una chimenea de 170 metros de altura para protestar contra la lluvia ácida. En Europa fueron particularmente espectaculares las acciones contra los barcos encargados de verter residuos nucleares; en este terreno, el Sirius fue la principal estrella. El barco dejó el astillero el 13 de julio, y partió hacia el sur para enfrentarse con el Gem en el vertedero UKAEA, situado a 600 millas (1.000 km) al suroeste de Finisterre (Cornualles). En este viaje de protesta contra los vertidos, Greenpeace trató de capturar uno de los barriles de tres toneladas en una balsa hinchable vacía para llevarlo a tierra y analizarlo. Los marineros del Gem emplearon bicheros para subir a cubierta una de las lanchas, que a continuación destruyeron. Dejaron caer uno de los barriles sobre el motor fuera borda de la lancha Delphius, que quedó inmovilizada. Varios de los activistas resultaron lesionados por los chorros de agua a alta presión que les dirigían desde el barco para apartar los botes.
Pete Wilkinson declaró al Sunday Times: «Los barriles nos pasaban a centímetros, y uno de los marineros gritaba ‘es vuestro funeral’. Era increíble; pensábamos que iban a matar a alguien”. Ignorando el peligro, los activistas de Greenpeace lograron retrasar los vertidos durante seis horas y, una vez más, atrajeron la atención de la prensa internacional hacia el asunto de los vertidos.
Originally published at https://cuidarelplaneta.com/ August 10, 2023.
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gibalbir · 1 year
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Puente del Cachorro, Torre Sevilla y Río Guadalquivir. Sevilla.
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Miro dentro de ti y veo ciudades que se abren de piernas,ciudades que esperan que la alegría las insemine y haga nacer así una historia de amor que comience bien, que siga bien y acabe bien.
Miro dentro de ti y sospecho con alegría que contienes siete futuros diferentes pero todos son conmigo.
Miro dentro de ti y surgen desde las entrañas esas ganas intactas de decirte que nos mudemos a vivir juntas aunque ya vivas conmigo.
Qué cosa esta de pasarme la vida deseando hacer, vivir y tener las cosas que ya hago, vivo y tengo contigo.
Miro dentro de ti con los ojos de puntillas,con el corazón saltando en el colchón,miro con los 7 sentidos, con las palmas de las manos, sin bajar la bandera del taxímetro porque no se puede mirar de otra manera que inventando otra manera de mirarte. Y mirarte así, por ejemplo, desde las canciones que otros te hicieron cuando no te escribían a ti. Eso es lo que yo sé hacer. Es lo que mejor hago. Yo miro. Yo te miro. Yo siempre te miro y no sé hacer otra jodida cosa que mirarte.Llevo 3 años mirándote y ahora puedo decir que todo lo que miré en mis vidas anteriores fue para aprender hoy a mirar sin faltas de ortografía,para aprender que solo salen bien unas historias.Aquellas en las que se aprende a mirar de dos maneras: a la vez y en una misma dirección.
Que hace que dos cuerpos se amen? , qué lleva a un ser humano a querer quedarse en otro ser humano?. Saber que entre tanta confusión,en medio de la marcha brutal del mundo nuestras manos se comprenden.
Y por que estoy enamorada de ella, la de la foto si , ella que revienta de belleza el paisaje donde el verbo caer que es el más bello si es sobre su cuerpo,
por eso, por esa mirada a la otra,por esa empatía también la quiero.Es porque el tiempo es un libro en blanco y siempre tengo ganas de escribir. Que yo solo tengo una casa y está en su boca,que yo solo tengo un barrio y son sus ojos. Que cuando ella no está conmigo no soy más que una extranjera,porque mi nacionalidad no es un lugar es donde está su cuerpo. Es porque ella coge con suavidad mis problemas —como un cachorro entre las manos— y me explica con ternura que el mundo está ahí afuera esperándome. Que a su lado he aprendido a hacerlo lento, a no comerme corazones poco hechos.Es porque aunque su nombre empiece por Ele ella se llama paz y libertad, es su pecho que no guarda un corazón con grapa sino tardes azules, bolsas llenas de caramelos. Que cuando mi corazón rueda por las escaleras ella lo recoge con paciencia y lo sube hasta mi pecho. Es porque mi vida era un desfile de puentes cansados y estaba cansada de estar cansada y ella se parece mucho a la palabra serenidad. Que cuando me besa se acuestan los demonios,que cuando se ríe se cierra una oficina, se mueren las pistolas, dimite un dictador. Que cuando no hay avión para viajar ella se Sube A Mi Ombligo y de ese modo Sobrevolamos Juntas La Soledad. Es porque su mirada significa que me quedan cien veranos y que si gasto alguno, con solo mirarla de nuevo se reponen.
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lafotografa · 2 years
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mi sevilla de mis amores de mi gran poder de sevilla de mi esperanza de triana de ese puente de triana de ese cristo de tres caidas viva mi macarena viva nuestr cachorro que viva andalucia y susu iglesias susu gente con arte viva el sevilla fc que viva nuestro beti que viva nuestras playas nuestros andares nuestras banda de semana santa nuestra feria con tanto desparpajo con ese arte que solo nosotros tenemos que vivimos en un mundo donde no sabemos cacturar los momentos mas hermosos del mundo saber vivir la de manera es pomtania de manera bonita de manera sana y de manera onesta con la vida y con los que te rodean la vida es maravillosa si sabes como vivirla sevilla y sus tradiciones y sus calles sus momentos sus amores imposibles sus vistas inesperadas sus atardeceres sus mundo el proposito que tenemos viva nuestro padre jesus cautivo el entiende porque hace las cosas y la verdad solo tienes un camino y el señor sabe porque hace las cosas asin que amen viva nuestro padre jesusu cautivo viva mi sevilla de mis amores
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vueltaygiro · 4 years
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Pocos llegaban a los treinta. La vejez era privilegio de árboles y piedras. La infancia apenas duraba lo que un lobo es cachorro. Forzoso era apresurarse para llegar con vida a la puesta del sol, a las primeras nieves. Parturientas de trece años, buscadores de nidos entre juncales a los cuatro, a los veinte encabezaban cacerías, hace poco aún estaban y ya no están. Los extremos del infinito se soldaban rápido. Las brujas mascullaban conjuros con dientes aún jóvenes. El hijo se hacía hombre bajo la mirada del padre. Los ojos velados del abuelo veían nacer al nieto. Cierto, jamás contaban años cumplidos. Contaban redes, ollas, chozas y hachas. El tiempo, tan generoso con las estrellas del cielo, les tendía, a ellos, una mano casi vacía y al instante la retiraba arrepentido. Otro paso, dos pasos, a lo largo del espejeante río que en tinieblas nace y en tinieblas muere.
No tenían un momento que perder, no podían dejar preguntas para mañana, ni tener revelaciones  tardías, sólo tempranas. La sabiduría se adelantaba a las canas, obligada a ver claro antes que clareara, y a oír voces antes que sonaran.
El bien y el mal. Poco sabían de ambos y lo sabían todo: cuando el mal triunfa, se esconde el bien; cuando el bien se manifiesta, el mal aguarda al acecho. Uno y otro son invencibles, imposible desterrarlos más allá de donde hay retorno. Por eso, no existe alegría sin una sombra de miedo, y no hay desaliento sin un atisbo de esperanza. La vida, por larga que sea, será siempre muy breve. Demasiado breve para añadirle algo.
de: Hombres en el puente (1986)          Wislawa Szymborska.
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miguelmarias · 4 years
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NICHOLAS RAY: EL ESLABÓN PERDIDO
El tiempo y los «hombres-película» decidirán la importancia de su obra inconclusa, irregular, despareja, desequilibrada, fragmentaria, mutilada, imperfecta, pero también hiriente, candente, lacerante y sentida. De lo que ya no puede caber duda es del lugar central que ocupa en la historia del cine. Si se quiere entender la evolución del llamado séptimo arte más allá de la mera cronología y de los sofismas sociológicos, como relevo de miradas complementarias y sucesión de formas, que, a largo plazo, trazan lo que Godard llamaría «la línea discontinua de la continuidad», hay que estudiar a fondo las encrucijadas, los puntos de inflexión en que se rompe con el presente y se reenlaza con el pasado para dar un nuevo salto adelante. Después de la segunda guerra mundial, las «cabezas buscadoras del cine» —en expresión de Rivette— fueron fundamentalmente dos: Roberto Rossellini, en Europa, y Nicholas Ray, en América. Rossellini infundió nueva vitalidad a la quebrada tradición realista europea (casi siempre francesa: de Lumière a Renoir, pasando por Pagnol). La mediación de Ray fue, si cabe, más decisiva y menos consciente: procedente del teatro, la radio y la arquitectura, conocedor del jazz, la música popular, la geografía y las gentes de su vasta tierra, fue el único de su generación que supo tender un puente entre la estilización germánica del clasicismo narrativo alumbrado en el mudo y el cine del futuro, mayoritariamente europeo, influido por la libertad del primer Rossellini y deliberadamente empeñado en asimilar las enseñanzas (olvidadas o pervertidas) de todos los cineastas que le precedieron. Es decir, que Ray partió de Fritz Lang, que se consideraba a sí mismo «el último dinosaurio» (They Live by Night no disimula su deuda para con You Only Live Once, y no es difícil detectar en Johnny Guitar, Run for Cover o The True Story of Jesse James las huellas respectivas de Rancho Notorious, Fury o The Return of Frank James), para señalarle el camino a Jean-Luc Godard, que hoy se me antoja «el último piel roja» (À bout de souffle, Bande à part, Pierrot le fou, Masculin Féminin). ¿Quiere esto decir que la cadena se ha roto?, ¿que esta historia ha terminado? Es de temer que así sea, si alguien no le pone remedio de inmediato; si Wenders, Scorsese o Pialat no maduran y se definen, radicalizándose, si dejan que muera la generación quemada antes de aprender de sus películas un lenguaje y unos conocimientos que tanto costó adquirir y preservar. Pasó el tiempo del i can't get started, pues ya no queda más que el ghost of a chance de que dentro de unos años podamos decir the song remains the same: el cine se está jugando su propia supervivencia.
BIOFILMOGRAFÍA
RAYMOND Nicholas Kienzle nace el 7 de agosto de 1911, en La Crosse, Wisconsin. Hijo único, aspira a ser director de orquesta o teatro; mientras estudia, escribe, dirige radio y obtiene beca para la Universidad que prefiera del mundo: en 1927 ingresa en la de Chicago. Seleccionado con treinta y cuatro jóvenes para un seminario del arquitecto Frank Lloyd Wright (1929). En 1930 se casa, y al año nace un hijo, Anthony (Bob Younger en The True Story of Jesse James). Vuelve a Nueva York, con Houseman, que dirige el grupo teatral The Phoenix, y en 1942 le hace jefe de emisiones de la Office of War Information; adopta el nombre de Nicholas Ray. En 1943, con el OSS: emisiones para países ocupados; escritor y director radiofónico en CBS; teatro en Broadway. En 1944, ayudante de dirección del primer film de Kazan (A Tree Grows in Brooklyn), en Hollywood. Al llamar Dore Schary a Houseman, Ray le acompaña a Hollywood. Houseman produce en RKO el primer film de Ray, The Live By Night (1947), estrenado en Inglaterra —como The Twisted Road—, en 1948, y en 1949, en Estados Unidos, adaptación propia de Thieves Like Us, de Edward Anderson. En 1948 se casa con Gloria Grahame y nace Timothy Nicholas (que sale en Lightning Over Water). Dirige A Woman's Secret y —prestado a la productora de Bogart— Knock on Any Door (Llamad a cualquier puerta), que se distribuye en 1949. Con adaptación suya y para Houseman, otra vez, realiza On Dangerous Ground —Ida Lupino rodó algún plano al enfermar Ray—, que no se estrena hasta 1951, y también en 1949-50, de nuevo cedido a Santana/Columbia, su versión de In A Lonely Place, de Dorothy B. Hughes. Se separa en secreto de Grahame, aunque hasta 1952 no se divorcia; hace Born to Be Bad (1950) en Inglaterra Bed of Roses. En 1951, por primera vez en color, Flying Leathernecks (Infierno en las nubes), y rechaza el cargo de jefe de producción de RKO que le ofrece Howard Hughes; accede a completar Jet Pilot y Macao (Sternberg), The Racket (Cromwell) y Androcles and the Lion (Chester Erskine). Robert Parrish rueda una escena de The Lusty Men (1952), mientras Ray sana de quemaduras sufridas al salvar de un incendio a los cachorros de Bogart. Da por terminado su contrato con RKO; al parecer, estuvo en la «lista gris» de los seguidores de McCarthy. Una fuente le atribuye High Green Wall (?) en 1953, año en el que emprende Johnny Guitar (1954), como productor asociado, coguionista no acreditado y director. En 1954 emplea el procedimiento vistavision en Run for Cover (Busca tu refugio), que se estrena al año siguiente, y conoce a James Dean, protagonista de Rebel Without a Cause (Rebelde sin causa, 1955), primer Ray en Cinemascope, con argumento del cineasta (que interviene como figurante). Quiere producir con Dean Heroic Love, pero la muerte del actor, el 30 de septiembre, desbarata sus proyectos y le afecta profundamente. En 1955-56 rueda Tambourine, que se estrena como Hot Blood (Sangre caliente); en desacuerdo con la producción abandonó el montaje. En 1956 se edita en Francia su novelización de Rebel, La Fureur de vivre, y empieza el libro Rebel: Life Story of a Film, que nunca terminó. En París conoce a sus admiradores de Cahiers du Cinéma, futuros cineastas de la Nouvelle Vague. No consigue fundar, con Rex Cole, una compañía para hacer un guión de Eric Ambler; producida e interpretada por James Mason, realiza Bigger Than Life, con guión el crítico inglés Gavin Lambert, Clifford Odets y Ray (los tres sin acreditar). En 1956-57, The True Story of Jesse James (G. B.: The James Brothers; La verdadera historia de Jesse James), remontada por el productor con planos del ayudante Joseph E. Richards. En 1957 empieza a pasar temporadas en Europa; rueda en Francia y en el desierto libio Bitter Victory/Amère victoire, en scope blanco y negro, con Lambert y René Hardy de coguionistas y diálogos de Paul Gallico y Raymond Queneau. Filma en los pantanos de Florida, en color y panorámica, un guión de Budd Schulberg —que dirige algún plano—, Wind Across the Everglades, y luego, todavía en 1958, Party Girl (Chicago, año 30), en la que sale la bailarina Berry Utey, con la que se casa y tendrá dos hijos. Tras numerosos proyectos frustrados, rueda en Canadá, Inglaterra e Italia The Savage Innocents/Ombre bianche/Les dents du diable (Los dientes del diablo, 1959-60), con segunda unidad de Baccio Bandini y guión propio. El proyecto The Man of Nazareth se convierte en King of Kings (Rey de reyes, 1960-61) al hacerle venir a España Samuel Bronston; guión de Ray y Philip Yordan, segundad unidad de Noel Howard y Summer Williams; MGM rehace y mutila el montaje inicial. Más proyectos irrealizados: Circus World (El fabuloso mundo del circo), escrito con Yordan para Bronston en 1962, pasa a Capra, pero es Hathaway quien la dirige, en 1964. Segunda superproducción en 70 mm. con Bronston, 55 Days at Peking (55 días en Pekín), 1962-63), en la que interpreta un personaje; tras misteriosa enfermedad abandona el film, que acaban Howard Andrew Marton y Guy Green. Pone el restaurante Nicaa's, en Madrid (hasta 1968), rompe definitivamente con Bronston y tiene múltiples ideas y guiones que no ven la luz (sólo en 1967 está a punto de iniciar, en Yugoslavia, The Doctor and the Devils, guión escrito en 1953 por Dylan Thomas). Viaja por toda Europa: Polonia (monta la versión internacional de Popioly, 1965, de Wajda), Alemania, Francia, Checoslovaquia..., y rueda, cuando puede, en 8, súper 8, 16, súper 16, 35 mm. y video, experimentos de pantalla dividida. En 1968 vuelve a Chicago para filmar la Convención Demócrata y el proceso contra los Siete de Chicago, pero no acaba la película; algún material usado en American Revisited (1972), de Marcel Ophuls, y en We Can't Go Home Again, film que rueda entre 1971 y 1973 y que no llegó a montar definitivamente (aunque se proyectó en Cannes en 1974). En 1979, tras una embolia, pierde un ojo. Desde 1971 da clases prácticas de cine en Harpur College y otros centros universitarios; entre sus alumnos están Susan Schwartz, que se convierte en su cuarta esposa. En 1974 aparece en el documental-entrevista de David Helpern Jr. I'm a Stranger Here Myself, y dirige y protagoniza, en Europa, el episodio The Janitor/Der Hausmeister, en Wet Dreams (Sueños húmedos). Escribe un guión con el crítico inglés V. F. Perkins (1976); a punto de hacer City Blues (1976-77), no consigue financiación. En 1977 rueda un corto en 16 mm. Actor en Der amerikanische Freund (El amigo americano, 1976-77), de Wenders, y Hair (1978-79), de Forman. Se agrava su cáncer, y es intervenido varias veces (cerebro, pulmón). En marzo de 1979 pide a Wenders que le ayude a dirigir lo que ahora es Lightning Over Water/Nick's Movie/Nick's Film (Relámpago sobre agua, 1980), pero muere antes de terminar, entre el 16 y el 18 de junio de 1979 (las fuentes no se ponen de acuerdo acerca de cuál de esos tres días falleció).
Miguel Marías
Revista “Casablanca” nº 5, mayo-1981
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hanabiaoi · 5 years
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El latido del Despertar
Capítulo 1: Volver a Comenzar
Lo único que no le gustaba de la privacidad la habitación montada en el sótano era precisamente su silencio; nada de lo que sucedía en el exterior podía llegar sus oídos, demasiado silencio significaba demasiado espacio como para poder callar la voz en su cabeza que le decía que cualquier cosa podía suceder... eso era a lo que le tenía más miedo.
En ese pequeño pedazo de mundo estaba Papyrus con su pequeño costal de huesos al lado, al otro extremo de la cama estaba Sans de espalda a ellos, siempre alerta, vigilando incluso en sueños el único acceso al sótano; esta noche el mayor de los hermanos no lograba conciliar el sueño, sujetaba la diminuta mano de "Pal", forma en la que había comenzado a llamarlo de cariño.
Su mente estaba plagada de dudas... ¿funcionará su plan? ¿en verdad encontrarán un mejor lugar para poder vivir? de solo darle de vueltas a esas preguntas podía sentir un poco de nauseas.
-Será mejor que duermas al menos una o dos horas mi Perrito- Papyrus no pudo evitar saltar de sorpresa al ver que su hermano estaba al tanto de su insomnio.
-Perdón, solo estoy... nervioso, realmente quiero que esto funcione.
Sans se volteó para ver directamente a su familia.
-Lo sé, pero debes descansar o puedes enfermarte, recuerda que has alimentado al cachorro solo con tu magia, no debes sobre esforzarte, necesitarás tu fuerza.
-Tienes razón, en cuanto Pal despierte, volverá a tener hambre, intentaré dormir, pero tu también deberías descansar mi Señor.
-Claro, mañana tengo que ir por última vez a hacer mis patrullajes o Alphys comenzará a sospechar aún más de mi.
Con eso en mente ambos volvieron a recostarse para dormir, mientras el pequeño bebé dormía plácidamente, al parecer había heredado el sueño pesado de Papyrus, algo bastante bueno para ambos pues no era necesario estar en silencio para que el pequeño durmiera.
...
La mañana siguiente fue como lo habían sido las anteriores, Sans se despertó lleno de energía y muy por la mañana para preparar el desayuno, dejando la comida al alcance de su hermano para luego salir a patrullar como si nada, como si esa noche no fueran a emprender un viaje para escapar de ese mundo destructivo.
Por su parte Papyrus se despertó un poco después pues Palatino ya estaba activo y con apetito; esa forma de alimentarlo era especial para el nuevo papá, era como si la conexión que tuvieron durante el embarazo no hubiese desaparecido, él amaba poder tener esos momentos tan íntimos con su cachorro.
Después de eso comenzó a prepararse, guardó un poco de ropa suya en una mochila junto con todo el guardarropa que creo para su hijo, luego en otra guardo una buena cantidad para Sans, se sentía algo cansado y ansioso, su magia estaba algo agitada pero deseaba poder encontrar un lugar mejor para vivir.
Después metió en las mochilas un poco de agua, comida y dulces, porque si bien esperaba llegar a un mejor lugar también debía estar preparado para cualquier escenario, así es como aprendido a vivir... Esperando siempre el peor escenario.
Durante el día se dedico a planear lo que haría al llegar a su siguiente destino, a ratos alimentaba a Palatino, lo acariciaba y le decía palabras dulces, lo único que quería para su hijo era una vida que no fuera como la suya.
Por la tarde llegó Sans y los dos sellaron la puerta al sótano, solo para asegurarse de que nadie los interrumpiera, tomaron algo de café y unos sandwiches antes de cargar su equipaje y comenzar a activar la maquina.
Papyrus había amarrado un largo pedazo de tela a su caja torácica donde puso a su bebé para luego echar su mochila al hombro; luego comenzó el proceso de encender la máquina, con eso la casa entera se quedó sin energía, algo que en este punto ya no importaba, luego tecleó cuidadosamente las coordenadas de lo que según sus cálculos sería un mundo paralelo al suyo en el que la vida podría ser más segura y con eso la máquina comenzó a vibrar...
Cuando volteo a ver a Sans este parecía pensativo, ¿tendría acaso dudas el menor?... Eso le atemorizaba al más alto, pero simplemente le extendió su mano y luego de verse a los ojos, su querido hermano la tomó dejándose guiar al interior del aparato.
...
El mayor esperaba que la transición entre universos fuera en un parpadeo, pero en realidad pudo ver como su sótano comenzaba a ser devorado por la oscuridad, luego pudo ver la nada, el Vacío, ese extraño lugar al que apenas y conocía pues le servía de puente en sus "atajos", ahora aquí estaba en toda su inmensidad y por un momento se sintió observado, de forma instintiva rodeo con sus brazos de forma ligeramente más fuerte a su hijo y luego pudo ver como la oscuridad comenzaba a dar paso a un poco de luz... Y más... Y solo un poco hasta que la máquina dejó de vibrar y paró.
Funcionó.
Sus cálculos, sus horas de trabajo habían dado fruto, podría haber dados de saltos en el interior de la máquina pero llevaba a su hijo pegado al cuerpo y además sus nervios le hacían sentir un poco de náusea, su magia seguía agitada, quizá de la emoción de haber logrado escapar de su mundo.
Entonces los dos se dispusieron a salir, pero Sans detuvo a Papyrus poniéndose frente a él.
-Iré primero yo, es más seguro, recuerda que no sabemos nada de este lugar.
-Claro mi Señor.
Con mucha precaución Sans abrió la puerta de la máquina, fuera de ella pudo comenzar a ver... Su sótano, bueno, otra versión de su sótano porque este estaba sucio, empolvado y totalmente desordenado, por lo cual no pudo evitar hacer una mueca de desagrado... Bueno luego de ver en todos lados y encontrar un montón de herramientas y trastos viejos le hizo la señal a su hermano para salir.
-Parece ser que este lugar es nuestro sótano o la versión de este mundo, y en este no hay escaleras que llevan a la cocina, la única opción será ir por detrás de la casa, quedate siempre detrás mío.
El mayor asintió y luego descubrió un poco a su bebé el cual dormía.
- Es la primera vez que el cachorro saldrá a la nieve...- no pudo evitar mostrar un muy ligera sonrisa.
Sans lo pensó un poco, de hecho el bebé al fin estaba fuera de las cuatro paredes que lo tuvieron a salvo, sentiría por primera vez el aire frío y quizá podría comenzar a ser un habitante más de este mundo.
- Necesitamos tener cuidado, según mis cálculos hay altas probabilidades de encontrar a nuestras versiones alternas... ¿Me pregunto que tan marcadas serán las diferencias?
- A mi solo me interesa que estemos todos a salvo, vamos, hay que salir de aquí.
-Solo espera un poco mi Señor, debo quitar el transformador de energía para que nadie excepto nosotros podamos usar la maquina- luego de eso Papyrus quitó una especie de caja que cabía en la palma de su mano, para de inmediato guardarla en su inventario.
Entonces ambos hermanos subieron las escaleras y salieron del sótano, fue algo sorprendente ver la cantidad de nieve acumulada fuera de la casa, era como si no la hubieran movido en mucho tiempo, eso hizo que ambos esqueletos se pusieran un poco más alerta.
Al sortear la nieve acumulada y llegar frente a la casa descubrieron dos cosas importantes sobre este lugar... Este Snowdin no olía a polvo... Pero igualmente no olía a nada más, no había luces encendidas a pesar de ser de noche.
Snowdin era un pueblo fantasma.
Ambos hermanos se hicieron de valor y entraron a la que podría haber sido su casa, la cual estaba desprovista de muchos de los muebles, tampoco había comida, no había casi nada.
- Es de noche y te ves cansado Papyrus, lo mejor es descansar aquí por está ocasión y mañana seguiremos explorando, quizá haya alguien en Waterfall.
-Si mi señor, aseguremos la puerta y descansemos.
Ambos hermanos subieron a las habitaciones de sus alternos y vieron que lo único sobre lo que podrían dormir era un viejo colchón en la habitación que en su mundo correspondía a la del mayor.
Ambos comieron un poco de las reservas que llevaban y tras asegurarse de que todo estaba bien cerrado se dispusieron a descansar, está vez el más alto concilió el sueño rápidamente; Sans pudo ver algo de magia acumulada bajo sus cuencas, una clara señal de que su hermano estaba exhausto... Dormir le vendría bien, mientras él se quedó jugueteando con las mabos de Palatino, el bebé estaba despierto pero era tan calmado que casi no hacía ruido.
Al poco tiempo los tres dormían apenas cobijados con lo que llevaban, al día siguiente seguirían su andar para conocer este nuevo lugar y determinar si era seguro quedarse en él o continuar su búsqueda.
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Hola!!! soy Hanabi!!!
Queridos míos!!! I'm back in black~~ jajajaja nah ya enserio, he vuelto una vez más, ufff he tenido que dejar mi pc en la oficina y no puedo trabajar mi libro ahí, así que tomaré un poco de crédito extra por escribir casi todo el cap en mi teléfono celular.
Hey Hey Hey, he aquí el primer capitulo de este libro, los hermanos se fueron de su mundo... A cual creen que llegaron? Que corran las apuestas!!
Estoy feliz de poder lanzar el primer capitulo, creo que quedó algo corto, pero ya saben que me gusta dejarlos en suspenso muajajajaja, espero que les guste y nos vemos en el próximo 😉
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xamucaxula · 5 years
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Los Acapulco Kids. Primera parte
La primera vez que Jarocho me ofreció a una niña por 300 pesos le dije que sí, que a eso había ido al Zócalo aquella noche. El tipo, que cuidaba autos frente al Malecón, se echó la franela al hombro y sonrió de tal manera que los dientes le brillaron en el oscuro rostro, reventado por el acné. Luego, cuando se dispuso a traerla de un callejón, dije que no, que mejor volver��a más tarde.
—De una vez, brother, el yate llega a la una de la mañana y ahí vienen gringos ya rucos que se llevan a las más morritas. Orita hasta te puedo conseguir una de nueve o diez años –dijo con cara de “tú me entiendes, no te cuento nada nuevo”, y sentí tremendo retortijón en el estómago.
—Regreso antes de esa hora, nada más no vayas a fallar.
—¿Qué pasó, brother? Los hombres sabemos hacer negocios. Y como me caíste a toda madre, te la voy apalabrar pa que te dé un servicio chingón. Ái tú te arreglas con ella si quieres cosas más perversonas.
Volví después de que el yate Aca Rey había tocado tierra firme. Entonces supe que Jarochosólo era un mero cazador de clientes, que trabajaba para un proxeneta y que la niña que llevaría esa noche se llamaba Allison. Era adicta a la piedra –esa droga barata que embrutece más que otras– y no pasaba de los 12 años.
***
Un día Acapulco se cubrió de verde y de cerdos salvajes que desafiaban los caminos de tierra. Las gargantas de los pescadores toltecas cantaban a los dioses, los bambúes crepitaban con el viento y los mangos petacones engordaban. Mil años después, los aztecas traerían la plaga hasta que Hernán Cortés y su gente la aplastaron a su vez con la gonorrea y la virgen de La Soledad.
Luego de 500 años de ensangrentar destinos, llegaron los grandes edificios a la bahía y dividieron la ciudad en dos: la cara bonita y el patio trasero. Agustín Lara le cantó a María Félix, Pedro Infante compró casa y Tintán amó al puerto por siempre. Entonces cayó el nuevo milenio y bajo el brazo trajo un racimo de pedófilos estadounidenses y canadienses que se hartaron de que en Cancún los señalaran. Ellos fueron los que corrieron la voz y, al poco tiempo, Acapulco se transformó en el paraíso de la carne más joven.
Desde entonces, los pederastas acarrearon consigo padrotes intocables, madrotas disfrazadas de mujeres abnegadas, nuevas estadísticas del VIH, tendejones para emborrachar a las niñas, revólveres, pobreza de la que unos se enriquecen, vientres abiertos, noches para velar a los chicos, home pages para ver el mapa y saber dónde encontrar niños; hoteleros y taxistas para el trabajo sucio. Rencor y noches y días de ajetreo.
Han traído hordas de niños al Malecón, al Zócalo, alcanalque lleva las aguas negras a Hornos, al Oxxo que está rumbo a Telecable, a la Soriana de la Costera, a las canchas de la crom, al asta bandera, a Caleta y Caletilla, a la barda del restaurante Condesa, a la vuelta del salón de belleza Xóchitl, a la calle La Paz, al hotel Real Hacienda, al puente de la Vía Rápida, al semáforo de Aurrerá, a La Redonda que todos conocen como Las Piedras de la Condesa, a la playa que Cortés bautizó como Puerto Marqués, y a los puteros del centro.
Y es por ello que Unicef califica ya a Acapulco como la ciudad mexicana número uno en lo que a prostitución infantil se refiere. Ha desbancado a Cancún y a Tijuana.
En estos 1 882 kilómetros cuadrados se concentra casi todo lo que necesita un pederasta: playas increíbles, droga barata y en cantidades pasmosas, ojos que nunca ven y bocas que nunca hablan, hoteles 50% off, un bando municipal que estipula que en Acapulco no se multa a los turistas, prostíbulos donde la mayoría de edad se alcanza desde chicos, padres que piensan que los hijos son moneda de cambio, y niños, muchos niños, que por un bote de PVC o un poco de mariguana están dispuestos a encarar la vida y despistar la muerte con sus cuerpos.
***
En las callejuelas del centro, esas que suben dolorosamente hacia el cielo, está el bar Venus. Es una construcción vieja de dos pisos, pintada de mala gana. Es de un naranja parecido con el que Van Gogh pintó el melancólico cuadro The Old Tower in the Fields. La desvencijada puerta es azul, como si quien la cruzara fuera directo al paraíso. Pero no: los ventiladores giran sin énfasis, hay mesitas de lámina extenuada y los clientes son una bola de infelices a los que sólo les queda emborracharse para combatir el calor y la tristeza. Quizá lo más deprimente sea la pista donde bailan las mujeres de vientres poderosos: es una enorme ostra de concreto que arroja luces rojas y verdes. Todo aquello parece sacado de las películas o de los cómics de Alejandro Jodorowsky.
Mía bailaba en el tubo como una boa adormecida mientras de la rocola salía la voz de Noelia con eso de“tú, mi locura, tú, me atas a tu cuerpo, no me dejas ir”.
Mía, que en realidad se llamaba Ariadna, había cumplido los 14 años el 3 de septiembre pasado y estaba orgullosa de su edad porque eso le ayudaba a que los clientes se pelearan por ella.
Intentó sentarse en mis piernas y la mandé a la silla.
—¿Qué, eres joto? –preguntó con un hablar pastoso. Ya estaba algo ebria.
—No, pero tienes la edad de mi sobrina – y Mía miró como si me hubiera vuelto loco. Luego, ordenó una cerveza mientras enumeró sus reglas:
—Me tienes que dar 40 pesos por estar aquí contigo; con eso ya pagas mi cerveza. Si quieres algo más, allá atrás hay cuartos. Cuestan 100 pesos y yo te cobro 200. Si quieres que te la chupe, son 100 más.
—A mí sólo me gusta platicar, soy reportero.
—Bueno, dame los 40 y platicamos.
Al sacar el dinero la miré bien: los ojos, de negro intenso, casi se perdían en la cara; estaba maquillada como los muertos, tenía papada, los pechos apenas le estaban creciendo y su cuerpo rechoncho era de un irreparable color cobrizo.
Pagué. Entonces Mía me contó que ese nombre se lo puso ahí un viejo, amigo de la patrona. A ella se le hacía muy estúpido, pero debía aguantarse. “Yo hubiera escogido un nombre como Esmeralda o algo así”. Era de Tierra Caliente, pero había llegado a Acapulco hace medio año para trabajar en un Oxxo, pero cuando le dijeron que en el Venus podía ganar 800 pesos al día mandó al diablo la idea de ser una cajera vestida con uniforme rojo con amarillo. “Ahí en el Oxxo iba a ganar como 50 pesos y a mí me gusta comprarme ropa”. Su mamá no sabe a qué se dedica y, si lo supiera, no le preocupa:“Porque yo la mantengo a ella, a mi abuelita y a dos sobrinos; como mi papá se fue a California y nunca regresó, necesitamos el dinero”.
Prostituirse no le quita el sueño. “En mi pueblo venden a las mujeres desde chiquillas, con eso pagan la tele que compran o las cervezas que no pagaron”. También dijo que le gustaría probar las drogas y que un día quiere ser actriz de telenovelas.
No habló más porque un gordo, al que le faltaban varios dientes y andaba todo andrajoso, la llamó con la mano en la cartera para que se sentara con él. Se bebieron una caguama como si ambos desfallecieran de sed. Luego, cuando en la ostra gigante bailaba una mujer que parecía haber ido con un carnicero a que le hiciese la cesárea, el tipo se llevó a Mía. Fueron a los cuartos.
***
—Mañana tendré dos chicos; acá nos vemos y te paso a uno.
Andrew tendrá unos 60 años y sus tres hijos ya le han dado cuatro nietos. Su segunda esposa, según contó, es 10 años menor que él y jura quererla igual que el día en que se conocieron. Puede que sea cierto. Andrew tiene cabello blanco, su piel está lo bastante bronceada como para parecer un trozo de marlin ahumado, y sus ojos son de un gris encendido. Su español es mordisqueado, pero da para platicar.
Supuestamente vive en Boston y trabajó en un pub donde los hombres le confiaron nostalgias y proezas de machos. Yo hice eso para acercarme a él mientras comíamos un cóctel de camarones en la playa Caleta. Andrew fue el único gringo que creyó que los niños también eran mi debilidad. Los otros con los que intenté conversar fueron displicentes y no sirvieron de mucho. Desde hace unos cinco años, cuando Jean Succar Kuri calentó Cancún, Andrew entró a las páginas de los pedófilos en Internet y supo a dónde emigrar: Acapulco. Y, sobre todo, a la playa Caleta.
—Me dijeron que en Caleta uno consigue niños, pero no sé cómo —le solté cuando Andrew combinaba los camarones con una coca cola de dieta.
—Es fácil –dijo con el tono de quien no miente–. Hay que tratar con aquellas mujeres —y señaló a las indígenas que aquella mañana vendían artesanías mal hechas y otras baratijas.
—¿Y qué les tengo que decir? —pregunté a Andrew y él me miró como quien le tiene lástima a un pordiosero.
—Cómprales algo de lo que venden o dales para que vayan a comer; el chico ya va en el precio.
—Como el desayuno…
—Sí, como la barra libre.
Para ser honestos, no supe si hablar más o propinarle ahí mismo un puñetazo. Nos quedamos callados porque no se nos ocurrió otra cosa y miramos el mar y sus virutas. Por ahí pasó un par de viajeros con mochilas al hombro, un tipo que vendía raspados, una costeña que hacía trencitas, un viejo que alquilaba cámaras de llanta para usarlas como flotadores, un par de pescadores que mostraban mojarras de 10 kilos, un matrimonio con su hijo en brazos, y unos niños que, como si fuesen cachorros, se revolcaban en las olas. A ellos, Andrew los escudriñó como hacen los críticos de arte.
—No les digas a las mujeres que eres mexicano, mejor háblales en inglés –Andrew rellenó el silencio.
—No me lo creerían. Creo que ya me jodí.
—Mañana tendré dos chicos; acá nos vemos y te paso a uno. Son tan inocentes…
—¿Y hoy no se puede? —No, anoche fue de locos
–replicó y ordenó media docena de ostiones con unas gotas de salsa Tabasco.
Cuando me despedí para no verlo nunca más, fui con algunas indígenas y, aunque hablaron en su lengua, entendí que me fuera al carajo.
Con la misma importancia me trató el salvavidas de la playa. Usó una lógica absurda y cínica para responder por qué no hace nada contra tipos como Andrew: “Yo nomás cuido que nadie se ahogue”.
PD: En el DIF municipal, Rosa Muller, una mujer con un corazón enorme, había contado que las indígenas tienen el hábito de vender a sus hijos a los extranjeros. A mexicanos no. Quién sabe por qué. Otro dato: Adriana Gándara, funcionaria del Centro de Atención a Víctimas de Delito de la PGR, ha dicho que al menos la mitad de los más de dos mil niños que se prostituyen en Acapulco son indígenas.
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lilsophiag · 5 years
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⚜️ 𝔸𝔻 𝔸𝕊𝕋ℝ𝔸 ⚔️
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“𝑻𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒎𝒐𝒏𝒊𝒐𝒔 𝒄𝒂𝒖𝒔𝒂𝒏 𝒕𝒆𝒎𝒐𝒓, ¡𝑬𝒏𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒆𝒍 𝒎𝒊𝒆𝒅𝒐!” Sus ojos oscuros asechan por entre la espesa nieve, cruzan de un extremo del rió al otro mediante el estrecho puente constituido por piedras lisas y ramas mohosas. La corriente violenta y helada lamía la piel gruesa de sus botas y sus cuerpos jóvenes resentían el clima en sus extremidades ahora magullada por la ventisca helada, los caballos esperaban en la orilla. Nada más poner un pie en suelo firme, la tormenta empeoro, el cielo plomizo que se extendía amenazador sobre el oscuro bosque desato la violenta tormenta, la nieve golpeo sus espaldas con fuerza, sin embargo, era impensable que se detuvieran allí. Él joven líder se adelantó al resto, el camino se tornaba lúgubre, intransitable conforme ascendía zigzagueando por la colina, el peso de las pieles le dificultaba moverse en la nieve. Emboscar al enemigo se tornaba complicado, sospechaba el porque el enemigo había elegido aquel terreno como guarida pese a lo precario de su ubicación, tras dar un paso en falso consiguió asirse con fuerza de las rocas, sus brazos se tensaron y pudo imaginar el crujir de sus huesos como ramas secas. Sintió algo incrustarse violentamente por entre la blanda carne de su muslo, frente a él en la cima de la colina, uno de ellos lo miraba aun con la cuerda del arco tensa entre los dedos, una mueca de asco se dibujaba su rostro la nítida sombra de lo que fuera una sonrisa burlona antes de reconocerlo. — Yo también resbale la primera vez —. El hombre en la cima de la colina tomo otra flecha de su carcaj y tenso la cuerda con su cabeza como blanco. Lo vio forzándose a sonreír, quizás no le satisfacía asesinar a alguien tan joven, pero, tras la pelea en el valle no habían quedado suficientes adultos para cobrar venganza por los caídos. Él joven líder pensó en su padre asesinado y aulló con todas sus fuerzas, feroz, intimidante. La sonrisa acartonada, endurecida del otro se mostró más dura que antes al escuchar la respuesta del grupo que iba rastreándole. Apretó la mandíbula con fuerza, aun gruñía, partió la flecha en su muslo y la sangre se derramo de la carne, otra herida se abrió cortando la piel tensa de su garganta, sus compañeros no tardarían llegar, acabarían con el otro sin piedad, jadeo antes de caer a cuatro patas y toser su propia sangre. — Lo has hecho bien, no comiences a gimotear —. Dijo el otro justo cuando la punta de su flecha se habría camino por entre las cuencas de unos hermosos ojos oscuros como la noche más tormentosa, el joven líder yacía muerto cuando el resto alcanzo al fugitivo, pero, no estaba solo, tenía por aliado a un animal hambriento una bestia que fue desatada justo cuando llegaron a la cima de la colina, el terror se había levantado sobre sus cabezas y su cuerpo jadeaba furioso. El otro observaba con dificultad desde lo alto de un roble como sus perseguidores eran diezmados entre los remolinos de fuego que se alzaban en contra de la tormenta. Pronto morirían abrasados, gimoteando como cachorros apaleados. — ¿Te gusta el fuego? — Pregunto uno de sus subordinados desde el pie del enorme roble, su voz viajaba clara pese al viento que sopla con furia. El caballero no respondió, apretó el puño contra el pecho, el frío le calaba hasta los huesos. Se había quedado a la espera de que el fuego se apagara, camino entre los cuerpos calcinados, eran tan jóvenes como él la primera vez que peleo contra un bárbaro. Observo los huesos, la grasa que se fundía y creaba charcos pringosos, no quedaba nadie con vida. Aun tras el asesinato del Bárbaro Rey, de cambiar sus ropas y regresar a la casa de su familia los hábitos perduraron, el tirano había perpetuado la barbarie, lo había adoctrinado bien. Al llegar al campamento donde lo esperaba el resto de la patrulla, se encontró con seis caballos nuevos. — Botín de guerra —. Dijo un chiquillo rubio al que estaba entrenando. Observo a sus compañeros descansando entorno al fuego, al calor del alcohol sus rasgos de soldados marcados por la guerra se suavizaban, bebían y reían recordando anécdotas. — ¿He recuerdan cuando el capitán solo era un muchacho? — Hablo un veterano, se reían de buena gana. — No quedan muchos que puedan recordarlo, pero yo sí. — Ladro otro, casi tan viejo como para retirarse. — Era larguirucho y blandengue. — Soltó una carcajada que por poco consigue ahogarlo. — ¿Quién diría que se convertiría en la mano ejecutora de Valle Dorado—. Continuo, a pesar de la tos. Emmet entró en la tienda, la compañía entera guardo un incomodo silencio, los rostro de todos, excepto por el chiquillo que seguía diligente al capitán, mostraban los signos evidentes de la inquietud, podían percibir la hostilidad del hijo de Sir Lambda. — Partiremos mañana en cuanto la tormenta se detenga. Sin mediar palabra el capitán se interno en su propia tienda, exhalo con fuerza tras retirar la gruesa capa de piel que lo protegiera del frío. Permaneció en silencio, finalmente se había percatado de lo ocurrido, había dado muerte al ultimo grupo de invasores del caído rey bárbaro. Había prometido a su madre volver cuando eso pasara, y al hacerlo evito con cada musculo mirar a Val, lo suyo se encontraba roto, era un barco que hacía agua sin siquiera haber podido salir del puerto. Torció el gesto en uno de absoluta insatisfacción, levantó la vista para observar a su alrededor ¿A dónde es que quería volver? De los antiguos doce solo sobrevivían 7 dispersos, ocupándose de rastrear enemigos, localizar traidores y los hombres bajo su mando le temían, para ninguno era secreto que había servido al rey bárbaro, las runas en su espalda jamás se irían, así como los crímenes que había cometido. Se recostó sobre el monto de pieles para mantener el calor, aun colgaba al cuello el pendiente que Val le entregara hacía casi dos años atrás. Se había aferrado a su recuerdo con fuerza y ahora no era diferente, tendría que grabarlo a fuego en su corazón, era su anhelo que aquel instante fuese sempiterno, absoluto aliciente a cualquier de los males que le agobiaran con el tiempo. Amaba a su príncipe y, sin embargo, jamás volverían a estar juntos. —————————»» • ««————————— Las primeras luces de amanecer dibujaban el camino por el estrecho paso del río, los caballos relinchaban y se resistían a cruzar, los hombres luchaban contra la necedad de los animales, el bosque rugió de imprevisto, las aves en las copas de los arboles levantaron el vuelo al unísono, tras ellos una manada de ciervos se acercaba, saltaban despavoridos pasándolos de largo. La compañía comprendió muy tarde lo que estaba ocurriendo. — ¡AVALANCHA! — Gritaron tensando las cuerdas de sus caballos, la estampida de animales del bosque les dificultaba la huida. — La nieve viene por la cordillera, debemos acercarnos al puerto, el bosque es denso, frenara la caída, solo debemos llegar. — Lideraba a la cuadrilla hábilmente, pero, el bosque era un enemigo insondable y allá donde no hay un río cuya corriente arrastre a un regimiento entero, se levantan muros de piedra infranqueables, habían estado siguiendo el sendero y sin embargo ante ellos se abrió la tierra exhibiendo una boca oscura y dentada como depredador, al paso en que iban era imposible detenerse, debían saltar y así uno a uno le hizo. Fueron más los caballos que alcanzaron la orilla que los jinetes, Emmet se volvió para ver a los sobrevivientes, solo faltaba el chiquillo. — ¡Hazlo! — Gruño. Pero, fue demasiado tarde la nieve no solo había llegado, si no superado el abismo y barrido con todo a su paso. Emmet yace bajo la gruesa capa de nieve, lejos de los cuerpos inertes de la cuadrilla a su cargo y docenas más de animales que ha corrido con la misma suerte, su cuerpo ha sido arrastrado y golpeado repetidas veces contra las rocas salientes, más de una rama afilada ha encontrado sitio entre la carne de su muslos. Siente su conciencia abandonarle, es incapaz de sentir dolor debido al shock, jadea, lucha por escapar de su prisión helada. Ha hecho una promesa y debe cumplir, no quiere morir, no va a rendirse, sus dedos entumecidos buscan el camino hasta la superficie por una bocanada de airé que no le congele los pulmones. Apretó la mandíbula con fuerza y aparto otro monto de nieve, la tenue claridad del día se filtra, esta cerca, solo un poco más, un poco más, el pecho le duele y siente la sangre convertirse en finas astillas de hielo, — ¡Un poco más! —. Grita la sangre mancha sus dientes y chorrea por entre las comisuras de su labios. La nieve se rompe sobre su cabeza y la ventisca helada le abrasa la piel como el fuego, exhala una bocanada de aire caliente que le parte de dolor, se arrastra con dificultad fuera de la tumba helada, las fuerzas lo abandonan contra su voluntad. — Yo hice una promesa — masculla con la sangre atragantando sus palabras antes de caer inconsciente
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cuidarelplaneta · 1 year
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Escudo humano
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Conforme se acercaban, el aire iba llenándose de balidos y gritos desesperados, y las focas madres contemplaban inermes cómo su prole era brutalmente apaleada y despellejada (habían visto la sangre desde el helicóptero, a una altura de más de 600 m sobre el hielo). Al «Jet» Johnson, uno de los miembros de Greenpeace, se abrazó a uno de los cachorros y lo protegió con su cuerpo del cazador, que ya había alzado el palo. Repitieron la misma acción una y otra vez a lo largo de esa jornada y de la siguiente. De nuevo, Greenpeace había logrado colocarse entre el cazador y la pieza. Al caer la noche, los helicópteros devolvieron a los expedicionarios a Belle Isle. Allí, la tempestad había arreciado y el viento, con rachas de hasta 160 km por hora, obligó a Greenpeace a evacuar el campamento base y dirigirse de nuevo a St. Anthony.
La mañana del viernes 19 de marzo se levantó con vientos ligeros y buena visibilidad, pero cuando el equipo de Greenpeace volvió a Belle Isle comprobó que la tormenta había arrastrado y arrojado al mar las tiendas, los objetos de uso personal y el equipo. 
En los helicópteros volaron hacia un punto situado 130 km al sur de su último encuentro con los cazadores, y aterrizaron en el hielo. Los cazadores estaban trabajando, y había pieles por todas partes. La única opción para Greenpeace era impedir que el barco continuase avanzando a través de los hielos. Paul Watson nos cuenta lo que ocurrió:
«‘Bob Hunter y yo vimos una foca seis metros por delante del Arctic Endeavour, un monstruoso rompehielos rojo. Allí tomamos posiciones, dando la espalda al barco.
«En el costado de estribor, un marinero estaba ocupado sujetando con unos cabos tensados con chigres un lío de pieles ensangrentadas y gritó, dirigiéndose a nosotros en una rara mezcla de inglés y noruego: ‘¡Eh, vosotros, moveros, si no queréis que el viejo os haga correr por el hielo a empujones!’.A lo que Bob respondió: ‘Dile a ese viejo bastardo que haga lo que quiera, que nosotros no nos movemos.
«El barco retrocedió. Pensamos que habíamos ganado este asalto cuando, inesperadamente, el Arctic Endeavour arremetió hacia adelante tomando velocidad. Nosotros seguíamos mirando al frente. Lo notó vamos a acercarnos. Lo oímos. Las vibraciones de los poderosos motores diesel agitaban el aire helado y nos hacían cosquillas en los pies a través de las suelas de las botas. El hielo temblaba y crujía y saltaba en pedazos que el empuje de la proa lanzaba cerca de nuestros pies.
«Los marineros que estaban en el hielo gritaban hacia el puente. Escuchamos con toda claridad lo que decían. ‘¡Quieto, capitán, quieto. los muy asnos no se han movido!’. Las máquinas pararon y volvieron a girar al revés. El barco, crujiendo, acabó por detenerse a cinco metros de nuestras espaldas.
«Cogí a la cría para llevarla a un lugar seguro, pero me cortaba el camino un funcionario de pesca uniformado; me fotografió, sacó unos papeles del bolsillo y empezó a leerme las enmiendas a la Ley de protección de las focas. “En la sección 21 (B) se establece que constituye delito federal llevar una foca de un lugar a otro. Es delito levantar u n a foca viva del hielo. Usted está infringiendo este reglamento’. No me dejó otra opción; ignoré la ley y llevé la foca a un lugar seguro».
Los contratiempos con las autoridades canadienses iban a continuar. Al día siguiente, funcionarios del ministerio de pesca afirmaron que los pilotos de los helicópteros violaban otro de los reglamentos de la Ley de protección de las focas, porque habían sobrevolado el hielo a poca altura (600 m). El 21 de marzo, los helicópteros de Greenpeace tomaron tierra y quedaron bajo la custodia de la Real Policía Montada de Canadá. Greenpeace tuvo que depositar una fianza de 10.000 dólares por cada uno.
Este mezquino hostigamiento por parte de las autoridades iba a caracterizar la campaña en años venideros, pero Greenpeace no se desanimaba. Aunque las acciones del grupo sólo salvaron la vida a un puñado de focas en este primer año, lograron, una vez más, llamar la atención hacia su causa.
Originally published at https://cuidarelplaneta.com/ Juny 24, 2023.
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gibalbir · 2 years
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Puente del Cachorro, sobre el Río Guadalquivir. Sevilla.
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Puente del Cristo de la Expiración (Puente del Cachorro), Sevilla, Andalucía, España
Puente del Cristo de la Expiración (Puente del Cachorro), Seville, Andalusia, Spain
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raulcardos · 5 years
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Mateo.
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“Los más vivos, los alfa, son los que nacieron primero. Suelen ser los más grandes”, me dijo el criador. Yo me asomaba al corral y la verdad es que todos me parecían hermosos. Y es que todos los cachorros lo son. Panzones porque todavía no los desparasitaban, todos jugaban entre sí y con una pequeña trenza de trapo que se jaloneaban. De pronto uno dejó de jugar y se acercó a mí. Metí mi dedo por la rejita y lo empezó a morder y a lamer, queriendo jugar. Unas patas gigantes, el hocico grande y cuadrado y sí, como sus hermanos, con una panza descomunal.
Sin dudarlo, lo saqué del corral.
“Este”, le dije al criador. “Este es mi perro”.
Le puso entonces un listón rojo marcado con una “R” y me dijo “listo, ya está apartado. Te lo entrego en 2 semanas”.
Dos semanas después, volví por él. Esta vez estaban sueltos en un jardín y, no sé si es la ilusión que le da a uno o si uno se inventa estas cosas, pero juro que me vio y de nuevo se separó del grupo y vino corriendo (si se le puede llamar corriendo a lo que hacía) a jugar conmigo.
Así empezó mi vida con él. Le puse Mateo, porque así había querido ponerle a uno de mis hijos y por alguna u otra razón no lo hicimos. El primer lugar que visitó fue la casa de la abuela, donde los niños lo recibieron felices de la vida, como recibe un niño a un cachorro cuando lo ve por primera vez. Mateo se integró a la familia de inmediato. Teníamos ya a otro labrador, una hermosa hembra color chocolate que lo adoptó en seguida.
No me voy a detener a escribir sobre la energía que supone educar a un labrador ni sobre los desastres que suelen hacer cuando van creciendo, pero diré que afortunadamente, lo pasamos muy bien. No sé si hice bien o no, pero nunca quise pagar a un entrenador para que me lo educara. Pensé que si Mateo iba a ser mi perro, tendría que ser yo quien le enseñara a portarse bien, cosa que afortunadamente, aprendió. Sé que todos los que tenemos perros y los queremos decimos que “solo les falta hablar” y en mi caso con Mateo, así fue también. Aprendió a estar conmigo todo el tiempo, a acompañarme a todos lados, a comunicarme claramente lo que quería, cómo lo quería, cómo se sentía y sí, a portarse bien.
Con el tiempo creció y se convirtió justo en el tipo de perro con el que yo siempre había soñado: patas enormes, una cara perfecta, ojos muy expresivos y un pelo increíblemente brillante. De nuevo, todos los dueños de perros decimos siempre que “nuestro perro está guapísimo”. Mateo lo estaba. Quien lo conocía no podía dejar de decirlo. No podía llevarlo a caminar por algún parque o barrio de la ciudad sin que me pararan cada 3 minutos para verlo, acariciarlo y felicitarme por lo lindo que estaba. “¿Qué onda con esos locos que quieren a sus perros y hablan de ellos como si fueran sus hijos?”, he leído más de una vez en redes sociales “debe ser gente falta de afectos que vuelca toda su soledad e instintos en un animal”, leí en el twitter de un conocido hace tiempo.
Además de 4 perros, tengo 4 hijos y no, no pienso que se quiera igual a un perro que a un hijo. Son cariños muy distintos. Nada en este mundo, en mi opinión, se compara con el amor que quienes tenemos la fortuna de ser padres sentimos por nuestros hijos y me resulta muy tonto y básico hacer siquiera esa comparación.
Pero quienes amamos a nuestras mascotas también podemos entender lo mucho que llegan a significar en nuestras vidas, en un plano muy distinto al de nuestras familias, sí, pero también muy, muy importante. Mateo era una parte importantísima de mi familia y sí, de mi vida. Quienes no quieren a los animales podrán llamarme exagerado, estúpido, inmaduro, lo que sea, me da igual. Más que mi perro, mucho más que mi mascota, Mateo era mi compañero. Mi amigo incondicional. El único que siempre, siempre, sin importar la hora, el cansancio, nada, me acompañaba de buena gana a dónde fuera. El único que siempre, sin importar si mi día había sido bueno o malo, si llegaba de malas o no, me recibía feliz de la vida, con brillo en los ojos y con ganas de estar conmigo. Solo eso. Estar conmigo. Quienes tienen un perro así, me entienden. Entienden lo que es la lealtad y el amor de estos animales cuyo único objetivo en la vida es hacernos felices, convivir con nosotros, estar ahí. Los únicos que entienden la importancia de estar siempre ahí para uno sin pedir ni esperar nada a cambio más que cariño (y uno que otro “premio comestible”, ok)
Mateo me regaló su vida. Y le sumó a la mía muchísima alegría durante 15 años. Eso no lo voy a olvidar jamás. Todavía el fin de semana pasado estuvo conviviendo con la familia en la comida de graduación de mi hija. Pidiéndole caricias a todo mundo, paseando por las mesas en busca de postres, feliz. Ayer lo tuve que poner a dormir. Me estaba yendo a Monterrey a dar una conferencia esta mañana y, literalmente, me bajé del avión para estar con él. ¿Exagerado?, de nuevo, puede ser para algunos. No para mí. El estuvo siempre para mí durante 15 años. Lo menos que podía hacer, era estar con él en esos momentos. Me siento feliz de haberlo acompañado hasta el final y de verlo a los ojos y acariciarlo hasta que se durmió.
Se fue tranquilo, feliz, como el gran perro que era. Comiendo pay de queso con guayaba, jamón, todo lo que le gustaba. Rodeado del amor de toda esa familia a la que hizo tan feliz y de la que siempre será parte importante.
Y hoy le escribo esto en un avión, como un pequeño agradecimiento y un homenaje por lo mucho que me dio. Lo quiero, lo extraño y lo voy a extrañar siempre.
No, Mateo no era mi perro. No, tampoco lo quise como quiero a mis hijos. Pero sí era uno de mis mejores amigos y seguirá siéndolo hasta que lo vuelva a encontrar en ese puente en el que me esperará para cruzar a un lugar mejor.
Sigue corriendo, sigue jugando, oso, gracias por todos estos años. Por los paseos en el bosque, las caminatas, los juegos, por acompañarme al súper, al doctor, a la oficina, a dar clases, a las conferencias, gracias por recibirme siempre con amor, gracias por querer estar siempre conmigo.
Gracias, gracias por tanto.
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villings · 8 years
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Te he buscado por noches, entre copas duras seguramente y excesivas, esperando alcanzar la madrugada de tus ojos cachorros: y encontrarte.   He pensado en llegarme hasta tu calle, preguntar por tu puerta y proponerte una cita, unas flores, un poema para tenderme un puente, como entonces cuando la juventud, y la ilusión, y eso...
"La condición del personaje", Álvaro Salvador Jofre.
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