Yo querría que me dijeras amor tan solo.
Que entraras entre el silencio y los muros
Que me esperaras al relente de la noche
Que no te detuvieras en el contorno de mis suspiros
Y que palpando por el aire el tacto de mi cuerpo, imaginaras a ciegas el sonido de mis palabras que, junto a las tuyas, pertenecen a la evidencia de lo que nos corroe.
Yo querría que me dijeras amor tan solo.
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LAS JOYAS
Desnuda, y sabedora de mi gusto,
sus sonoros joyeles se ha dejado,
cuyo rico aparato una triunfante
apostura le da de esclava mora.
Cuando esparce en el baile remoquetes,
tan claro mundo de metal y piedra
me arrebata, y rabiosamente adoro
cuanta cosa al sonido une las luces.
Tendida, lacia está mientras la aman,
y en el diván sonríe satisfecha
de mi amor, dulce y, como el mar, profundo,
que como en su cantil, bajo ella rompe.
Fijos en mí sus ojos —tigre manso—,
muda de pose, soñadora, ausente,
y tal candor unido a la lascivia
da a sus metamorfosis fresco hechizo.
Brazos y piernas, muslos y costados,
cual ondulante cisne o lucio aceite,
cruzan mi vista lúcida y serena;
y su vientre y sus pechos, gajos míos,
me encalabrinan como ángeles malos
con el fin de turbar la paz de mi alma,
y derribarla del riscal de cuarzo
donde, sola y en calma, está sentada.
Cual son el bacinete y la cintura,
unidas creo ver por nuevo intento
ancas de ninfa al pecho de un imberbe.
¡Qué soberbio el afeite en la piel fosca!...
Resignada la lámpara a morir,
sólo el hogar la cámara ilumina,
y cada vez que exhala nueva llama
el ámbar de esta piel anega en sangre.
*
LES BIJOUX
La très-chère était nue, et, connaissant mon cœur,
Elle n’avait gardé que ses bijoux sonores,
Dont le riche attirail lui donnait l’air vainqueur
Qu’ont dans leurs jours heureux les esclaves des Maures.
Quand il jette en dansant son bruit vif et moqueur,
Ce monde rayonnant de métal et de pierre
Me ravit en extase, et j’aime avec fureur
Les choses où le son se mêle à la lumière.
Elle était donc couchée, et se laissait aimer,
Et du haut du divan elle souriait d’aise
À mon amour profond et doux comme la mer
Qui vers elle montait comme vers sa falaise.
Les yeux fixés sur moi, comme un tigre dompté,
D’un air vague et rêveur elle essayait des poses,
Et la candeur unie à la lubricité
Donnait un charme neuf à ses métamorphoses.
Et son bras et sa jambe, et sa cuisse et ses reins,
Polis comme de l’huile, onduleux comme un cygne,
Passaient devant mes yeux clairvoyants et sereins ;
Et son ventre et ses seins, ces grappes de ma vigne,
S’avançaient plus câlins que les anges du mal,
Pour troubler le repos où mon âme était mise,
Et pour la déranger du rocher de cristal,
Où calme et solitaire elle s’était assise.
Je croyais voir unis par un nouveau dessin
Les hanches de l’Antiope au buste d’un imberbe,
Tant sa taille faisait ressortir son bassin.
Sur ce teint fauve et brun le fard était superbe !
— Et la lampe s’étant résignée à mourir,
Comme le foyer seul illuminait la chambre,
Chaque fois qu’il poussait un flamboyant soupir,
Il inondait de sang cette peau couleur d’ambre !
Charles Baudelaire
di-versión©ochoislas
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La ciencia y la música. Todo lo que aparece en el vídeo es real, son experimentos de física que se podéis reproducir si queréis para comprobar que todo es verdad.
*https://youtu.be/Q3oItpVa9fs
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Retienes entre tus manos mi rostro y todo se llena de una calidez estática, de un melifluo sonido de quietud y a un mismo tiempo de alborozo.
Me quedo ahí, quieta, casi como en un sueño e inefable me siento flotando como si fuera una pompa de jabón, un globo o quizás una nube.
Sueño, sueño mucho mientras tu mano suave me acaricia y da vida a mis ilusiones y me hace sentir lo inconmensurable que puede ser mi vida entre tus manos, sabiéndome amada y aceptada en tu corazón, inquilina perenne de tu alma, pensamiento recurrente en tu memoria.
Me quedo así por largos ratos; y es que tú caricia, toque y roce, me mantiene viva, feliz, religiosa, permanentemente y maravillosamente enamorada.
Leregi Renga
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La leyenda dice que hay una hora de las brujas y una del demonio. Yo creo que también hay una hora de los gatos: ese momento perfecto de la tarde cuando el sol empieza a despedirse y la velocidad de la luz disminuye hasta la del sonido y llega al silencio. Es muy fácil lograr oscuridad y silencio en las noches, pero durante el día es una proeza casi imposible, sólo se logra a veces en esa hora, casi siempre un domingo, la hora de los gatos: cuando ellos deciden dormir sobre ciertos rayos de sol que sostienen las sombras, descansar su mirada ámbar o verde, y acicalar sus pensamientos desparasitados.
La hora de los gatos.
(foto: yo, la vez que vi una gata blanca y me devolvió la mirada)
Acostumbradoalfindelmundolandia: linktr.ee/acostumbradoalfindelmundo
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