Relato gay. Alan: La primera vez que vi a mi padre usar tanga parte 4.
A la mañana siguiente papá me despertó con un gran beso en mi frente.
Se había quedado a dormir conmigo. Seguía desnudo, y traía una erección matutina. Me pidió disculpas, me pidió que lo perdonara, por lo que había hecho la noche anterior, se lamentó de ser un mal padre.
Yo lo abracé y le besé los cachetes y le aseguré que no era cierto, que era el mejor padre y que me amaba mucho por qué me había dado lo que más quería.
Estuvimos abrazados mucho rato hasta que le dije.
— papi tengo hambre.
— Vamos a la cocina y ...
— quiero lechita calentita papi, de tu lechita.
— bebé...
— es que me gusta mucho, es lo mejor que he probado, dame lechita calientita papi.
Me dio un beso en la frente y se acomodó. Comencé a chupar, cómo si fuera un biberón.
De rato esa deliciosa leche caliente entró por mi garganta.
Papá jadeando me pidió que me duchara y que bajara a desayunar.
Duré mucho en la ducha, por qué estaba llorando de felicidad, no lo creía, mi padre me había dado de su leche ya seis veces.
Cuando bajé papá usaba una tanga gris. Preparaba waffles y jugo de naranja.
— quiero que te comas todos los waffles y el jugo. Y después te cambies, te llevaré al médico.
— que ? Por qué ? Por qué papi?
— solo quiero asegurarme que tomar tanta leche no te hará nada malo. Es solo una revisión bebé, el médico es un muy buen amigo mío, aceptó atenderte en domingo.
— ok papi, pero no quiero jugo de naranja, quiero lechita calientita, de tu lechita.
— no bebé, debes comer y tómate tu jugo...
— papi no quiero jugo, al menos dame un vaso de leche caliente.
— leche normal, supongo.
— pues si, ya que no quieres darme de la tuya.
— mírame — me dijo — no es que no quiera es solo que ...
— ya se te terminó?
Papá sonrió.
— no, yo siempre tengo leche, podría llenarte el vaso de tanta leche que tengo, pero no bebé, no todo el tiempo, aún estoy procesando todo esto, confórmate con leche de vaca por el momento.
Me calentó un gran vaso el cual bebí gustoso, ahora me sabía diferente, por qué no quería compensar la falta de semen en mi garganta.
— papi por qué tu leche sabe mejor?
Papá me miró serio.
— bebé... De verdad te ha gustado mucho?
— si, quisiera beberla todo el tiempo. Prométeme que siempre vas a tener leche para mí. De tu leche.
— si bebé, si eso es lo que tú realmente quieres te daré de mi leche, aunque esté mal, prefiero dártela a volver a verte llorar por no tenerla. Voy a tener mis bolas siempre bien llenas de leche caliente para ti.
Terminé de desayunar. Incluso me comí dos platos.
— aún quieres de mi leche? — me preguntó.
— siii — dije fascinado.
Se levantó de la silla. Su verga estaba bien erecta.
— tenemos una hora antes de que vayas al médico.
Se quitó la tanga gris y su verga salió como resorte. Comencé a chuparlo hasta que me llenó el estómago con tres potentes chorros de leche bien caliente y espesa.
Me sacó la verga de la boca y la agitó para que las últimas gotas cayeran en mi lengua.
— A cambiarte bebé, salimos en una hora.
De camino al médico estaba nervioso, tenía miedo de que el médico descubriera que mi padre me daba de su leche. Cuando llegamos al lugar no quería bajarme del coche.
— anda baja ya — me ordenó papá.
— No quiero.
— ¿por que?
— Tengo miedo.
— No tengas miedo mi bebé, si no te va a pasar nada. Yo voy a estar ahí contigo.
Pero no respondí.
— quieres que te lleve cargando?
— si, pero el médico pensará que aún soy un bebé.
— pero aún eres mi bebé. Tu padre es fuerte, por que crees que me ejercito? Para poder seguir cargando a mi bebé aunque tenga 13.
— papi….
Extendí los brazos y me cargó. Le rodeé el cuello con mis brazos y su pecho con mis piernas.
— No tengas miedo mi bebé.
Entramos al lugar y no había nadie en la sala de espera ni tampoco en la recepción, papá pulsó un botón del mostrador y enseguida se escuchó una voz varonil que dijo que venía en un minuto.
Cuando se abrió la puerta y salió el médico nos miró con sorpresa.
Era alto, pero no como papá. De cabello café muy claro, barba café y ojos cafés, de muy buen cuerpo y no estaba vestido como un médico, llevaba pantalón y una camisa azul.
— Ho… hola Alvaro… él es tu niño?
— así es, te presento a mi hijo Alan.
Yo ni siquiera pude sonreírle, estaba muy nervioso.
— Un gustó Alan, yo soy David, un muy viejo y buen amigo de tu padre.
Alzó la mano para saludarme pero yo escondí mi cara en el pecho de papá y comencé a llorar.
— tranquilo bebé, no te va a pasar nada. — me consoló papá.
— Así es Alan, solo es una revisión, yo me especializo en niños bonitos como tú, se que tienes miedo pero en verdad no hay nada que temer.
Nos pidió pasar. Papá me sentó en una de las sillas, pero apenas él se sentó en la silla de al lado me fui con él y me senté en sus piernas.
Poco a poco David me comenzó a sacar plática y me dijo que se sentía muy feliz por mi padre, porque lo veía muy feliz y que yo había sido un regalo del cielo para papá, me contó cuando conoció a papá en la secundaria y papá también contaba cosas al final el miedo se me fue quitando poco a poco.
Después ya comenzó realmente la consulta.
— Tu padre me comenta que has estado tomando mucha leche.
Le dije que si.
— Necesito hacerte estudios para descartar algo orgánico. También me comentaste Álvaro que pudiera ser por que Alan estuviera teniendo algún trauma respecto a su estatura.
— Bueno, lo pensé, hace poco entró a prácticas de béisbol, pensé que tal vez el entrenador de alguna manera le exigía tomar leche por el tema del crecimiento o que Alan se sintiera presionado.
— Respecto a eso Alan… ¿Te han o te has sentido presionado de alguna forma sobre tu estatura?
— No.
— Entonces….
— Me gusta la leche, es mi bebida favorita, no se porque creen que es malo si la leche es buena.
— Lo es, pero un vaso o dos al día, máximo 4, no que quieras suplir la leche por el agua.
— Pero me gusta la leche calientita.
La mirada de David cambió.
No podía decir que tomaba leche a diario como sustituto del semen de mi padre.
Comenzó a hacer más preguntas y luego pasamos a revisión. Me pesó y luego me pidió que me quitara la playera lo cual hice, me revisó el pecho, los brazos. Me pidió que me quitara el pantalón lo cual hice. Me pidió pasar detrás de una cortina donde tenía unos aparatos para medir.
Papá se quedó sentado así que sólo estuvimos David y yo.
Comenzó a tocarme de nuevo los brazos y las piernas y me miraba de arriba a abajo, y reconocí su mirada, una mirada lasciva. Me seguía tocando las piernas y de vez en cuando su codo rozaba mis nalgas y mi paquete.
— Listo. Ya puedes vestirte.
Lo hice, me senté en la silla aún lado de papá. David comentó que necesitaba una muestra de sangre y me aterré. Pero papá tuvo una idea me volvió a cargar, me tenía muy bien abrazado y me daba besos en la frente. David incertó la aguja y yo comencé a llorar. Papá me tranquilizaba como si lo hiciera a un niño de 3 años.
Cuando finalizó mi papá me felicitó y ya no dejó de abrazarme. Le dijo que estaba bien que tomara leche pero que solamente 4 vasos por día y lo demás agua.
Felicitó a papá por que tenía un niño muy bonito. Le dijo que los resultados estarían para al día siguiente.
David vio que miraba modelos anatómicos y me dijo que podía jugar con ellos. Me bajé de los brazos de papá y comencé a ver de cerca las partes de la cabeza humana.
Papá y David siguieron charlando y en una ocasión escuché que David le decía que estaba muy feliz por él, que no pensaba que dejaría su vida atrás para ser padre. Que estaba muy orgulloso de él.
Cuando terminaron de charlar nos fuimos. En el coche le pregunté a papá si no extrañaba su vida pasada. Me dijo que no, por que yo valía mucho y que me amaba y que quería continuar a mi lado.
Fuimos a comer, la plática fue agradable, de camino a casa le dije a papá que quería lechita, me dijo que compraría más pero le agarré una pierna y le dije que de su lechita.
— Me gusta mucho el sabor de tu lechita papi, me gusta chuparte mucho, se siente muy bien, me gusta el sabor de tu verga.
Papá se puso rojo.
— Te gusta sacarme la leche?
— Si papi es lo mejor. Si chupo tus bolas se calentaría más tu leche?
— Am …mmm … si.
— Papi ya quiero llegar a casa. Me darás de tu lechita?
— Si, te portaste bien hoy, te daré lechita.
— Genial, podré chuparte las bolas, no lo había hecho antes, solo jugaba con ellas. Ya quiero lechita.
Al llegar a casa papá estaba caliente, se había calentado en el coche mientras le decía lo que tenía ganas de hacerle.
Llegamos a casa y el celular de papá comenzó a timbrar. Era uno de mis tíos, nos invitaban a una reunión, papá me preguntó pero en lugar de responderle le agarré el paquete y le mordí las bolas sobre el pantalón. Papá le dijo a mi tío que lo llamaba en unos minutos.
— A... Alan— gimió. — Si... Aahh, si vam... aah, si vamos a la reunión ...
— Pero quiero lechita.
— lo sé bebé... Y te daré leche, te dejaré satisfecho, pero en la noche.
— Papi...
— En la noche te doy leche y me duermo contigo desnudo, para que en la mañana cuando despiertes te sirvas tu solo y te vayas llenito a la secundaria.
Eso me gustó, así que accedí, nos cambiamos de ropa y fuimos a la reunión que para mí gusto prefería estar en casa con la verga de papá en mi boca. Los familiares de mi papá estaban muy felices de que fuera su hijo. Mis abuelos y mis tíos me mimaban mucho y siempre me daban regalos. Estuve platicando y jugando videojuegos con mis primos. A la hora de la cena me senté junto a papá y mi abuelo comenzó a contar historias de cuando él era joven y la verdad comenzaba a pasarla bien. En general lo hacía, anduve un poco molesto por qué quería semen en mi boca.
Cuando se hizo de noche papá se acercó a mi para preguntarme si me encontraba bien, que si necesitaba algo y le dije al oído
— Quiero lechita papi. Quiero chupar tus bolas para que salga la leche más calientita.
Papá miró a todas direcciones.
— ok vámonos ya.
Se despidió argumentando que al día siguiente había clases así que nos fuimos.
— Papi quiero lechita.
— Ya bebé, ya pronto llegaremos.
De nuevo comencé a decirle las cosas que le haría, papá estaba rojo.
Antes de llegar me quité los zapatos, y saqué los pies por la ventana para sentir el aire fresco.
Cuando llegamos a casa papá bajó del auto y la traía bien parada. Abrió la puerta y luego se acercó al auto y abrió mi puerta.
— listo bebé.
Se le veía tremenda erección bajo el pantalón que parecía una carpa de circo.
— solo me pongo mis...
— ahí déjalos, ven, te cargo.
Me cargó y su verga tiesa estaba apretándome mis nalgas.
— Papito tu verga está dura.
— si bebé, está muy dura, ya está lista para que le saques la leche.
— siii, quiero lechita.
Me llevó cargado escaleras arriba a mi habitación. Me dijo que me pusiera la pijama por qué después de la leche me tenía que dormir lo cual hice. Cuando ya tenía la pijama papá se empezó a quitar la ropa.
Papá traia una tanga diferente, era muy pequeña como las demás pero se amarraba de los costados. Papá se desamarró un nudo y la tanga se tensó, yo veía fascinado, luego se desabrochó el otro y la tanga salió disparada por su verga que se movió como resorte. Se puso a un lado mío y comencé a chupar, después de un rato comencé a chupar sus bolas, papá siempre las tenía bien rasuradas, me metía un huevo a la boca, luego el otro y luego ambos, le pasaba la lengua, apretaba con mi rostro sus bolas, papá gemía de placer y en una de esas se me vino la idea de morder un poco su escroto y papá se estremeció y exclamó que se sentía muy rico.
— Ya tengo las bolas muy calientes bebé.
Comencé a chuparle la verga con frenesí, dure unos veinte minutos chupando.
— Ya tengo las bolas bien duras bebé, me van a explotar.
Se sacó la verga y me dijo que me acostara, papá se puso aún lado mío de rodillas y me dijo que abriera la boca.
— Chupala cómo un biberón bebé, para que salga tu lechita y duermas.
Comencé a chupar en eso papá comenzó a mover su verga y a jadear.
— ay bebé, ay bebé que rico, que rico se siente bebé, así bebé, chupame, asiii, sácale la leche a tu papá, déjalo seco, vacía las bolas de tu papá, chupame asiii, déjame seco, ahí va tu lechita calientita bebeeeeeeeeeé
Soltó siete chorros de leche espesa y caliente que viajo por mi garganta hacia mi estómago.
Me comenzó a dar sueño.
— sigue chupando el biberón de tu papá hasta que te duermas.
Lo hice, chupaba cómo un biberón hasta que me quedé dormido.
Cuando amaneció apenas y abrí los ojos y vi a papá aún lado mío bocarriba así que empecé a servirme el desayuno, comencé con sus bolas y luego con su verga, papá se despertó pero siguió con los ojos cerrados disfrutando y descansando después de un rato me llenó el estómago con más lechita calentita.
Me alisté y me fui a la secundaria muy contento.
Fue un día normal. Cuando regresé a casa papá estaba detrás de la barra de la cocina y traía puesto su traje, me dijo que no podía comer conmigo por el trabajo y yo me molesté, me pidió disculpas.
— y para compensarlo te tengo algo...
— que ?
Papá caminó hacia mi y traía la verga bien erecta y los huevos fuera de la bragueta.
— ya está lista para que recibas la leche, me la estuve jalando. Te doy tu leche, regreso al trabajo y más al rato vengo por ti para llevarte a tu entrenamiento.
— papiii entonces ya está lista ya va a salir?
— si ya está bien caliente.
Me puse de rodillas y abrí la boca.
— solo unas chupaditas mi bebé.
Comencé a chupar papá se estremeció jadeó y me llenó la garganta de leche.
— Listo mi bebé, déjalo bien limpio por qué ya me voy.
Se lo limpié bien con la lengua, luego se metió la verga al pantalón, me dio un beso y salió de casa.
Me quité la ropa y me quedé solo en tanga. Me puse a ver la tv y luego hice la tarea. Faltaban aún dos horas para ir a mi entrenamiento. Fui escaleras arriba y cuando estaba a punto de ir a mi habitación me quedé quieto y una idea vino a mi mente. Entrar a la habitación de papá.
Su habitación olía a su loción. Estaba todo muy bien ordenado. Me acosté en su cama y sentí algo en la almohada, revisé y era una botella que decía lubricante a base de agua, lo examiné un poco y al leer las instrucciones supe que era para la verga, sentí otro bulto y al sacarlo era otro tubo, pero diferente, tenía una tapa de rosca, la quité y dejó ver unas pequeñas nalgas con el ano. Recordé que era lo que papá usaba para masturbarse, comencé a recordar a papá y mi verga comenzaba a despertar. Cuando estuvo bien erecta quise introducirlo en el tubo pero me detuve, de seguro papá sabría que lo había usado, dejé todo debajo de la almohada de nuevo. Pero las imágenes de papá seguían en mi cabeza. Comencé a tocarme. Ya tenía rato que no lo hacía. Apretaba mi verga con fuerza y jalaba fuerte, se sentía muy rico. Comencé a gemir, como estaba solo en casa gemí mucho y decía...
— Papi, quiero de tu leche, dame leche.
Sentí algo en mi verga, una sensación que no había sentido antes, como si algo quisiera salir y a la vez se sentía más rico aún así que no dejaba de jalar hasta que no pude más, sentía que me iba a orinar, intenté detenerlo pero no pude, grité de placer, y mi sorpresa fue que varios chorros de leche me salió disparada. Me había llegado tarde la eyaculación. Miré con asombro mi verga, aún palpitaba y le escurrían gotas de semen.
— Ya me sale leche— pensé.
Con mi dedo tomé leche desparramada en mi pecho y la probé, no sabía cómo la de papá pero tampoco me desagradó, aunque seguía prefiriendo cien veces la de papá.
Mis huevos ya producían leche y eso me gustó. Me la jalé de nuevo, sentía mucho morbo. Y al terminar volví a agarrar con la mano toda el semen que pude y lo metí en mi boca. Se estaba convirtiendo en un vicio.
Ahora cuando papá no pudiera darme yo solo podría tomar de mi leche, aunque poca, por qué a papá le salían potentes chorros bien calientes y la mía era poca.
Salí de la habitación de papá y bajé por un poco de agua y en eso papá entró a la casa.
— Ya llegué beb...
Me miró de arriba a abajo y luego se centró en mi tanga.
Me acerqué a él y le hice un gesto para que se agachara y pudiera darle un beso en un cachete.
Papá estaba rojo.
— pasa algo Papi?
— que? Am ... No... Es sólo que ... Necesito una ducha fría antes de que te lleve al entrenamiento...
Pero luego me miró fijamente.
— No...
— que pasa Papi?
— Alan... Quieres leche?
— si, siii
Dije rápidamente.
Papá se desabrochó la bragueta, se sacó su verga y sus bolas. Aún no estaba erecta.
— creo que ya no tomaré duchas frías. Sácale la leche a tu padre.
Me puse de rodillas y comencé a chupar su verga flácida hasta que se puso bien dura.
Me dijo que nos fuéramos al sillón. Se sentó y yo seguí chupándole un rato.
— papi quítate la ropa, me gusta verte desnudo.
— quieres que me encuere bebé?
Papá sonrió, se levantó y comenzó a desvestirse.
Cuando solo estaba en tanga le dije...
— papá yo te quito la tanga.
Papá se quedó de pie quieto.
Le escondí la verga en la tanga, lo acaricié y luego con los dientes se la fui quitando hasta que su verga salió disparada, cuando ya no la tenía se sentó y yo seguí chupando.
— Ay bebé que rico. — decía bien cachondo. — chupale las bolas a tu padre.
Lo hice y gimió más.
— que ricoo, cómete los huevos de tu padre, oh siii....
Se los comencé a morder, papá gemía y jadeaba de lo rico que sentía.
— ayy que rico, que rico mi niño.
Dejé de chuparle las bolas y comencé de nuevo con su verga que parecía que iba a explotar de lo grande y gorda que estaba.
Mi tanga se estaba tensando de lo parada que la traía.
— ay bebé que rico, despacio Alan no te atragantes, vas a sacarme la leche ya, aah bebé despacio ...
Me saqué la verga de la boca.
— ya casi es hora de mi práctica y quiero sacarte la leche ya papi.
Se la empecé a jalar.
— falta hoy si? Sácale despacio la leche a tu padre.
— no, no voy a faltar, tu fuiste el primero que me dijo que fuera responsable con los entrenamientos así que no faltaré.
— aahh, ay bebé... Aaaah de acuerdo, chupamela cómo quieras.
Se la chupé de nuevo.
— ayy bebé que rico bebé, que rico, aaah, hijo que rico se la chupas a tu padre, asiii hijo asiii, ya me voy a venir bebé ya no aguanto.
Me la saqué de la boca y me acosté en el sillón, papá se puso sobre mi y me metió la verga hasta la garganta.
Me dio unas embestidas y gruñó y los chorros de leche caliente me llenaron el estómago.
— ay que rico — jadeó papá.
Me sacó la verga y me acarició los labios. Pero desvío la mirada hacia mi verga qué quería salir de entre esa apretada tanga.
— bebé estás duro.
No dije nada, yo seguía saboreando la leche de mi boca.
— bebé...
Pero me levanté.
— se nos hace tarde. — le dije.
Avavncé un poco pero papá me detuvo.
— bebé mira ...
Lo miré y me hizo una seña para que viera su verga aún erecta. Estaba escurriendo semen. Sonreí y me puse de rodillas de nuevo, tomé el semen con mi lengua y le limpié bien la verga.
— Listo. Ve a ducharte y a alistarte para llevarte al entrenamiento.
Me acarició un cachete y luego sacudió mi cabello. Se guardó su maravillosa verga en su tanga y me hizo un gesto para que obedeciera.
Me duché y al terminar me puse el jockstrap, me gustaba vermelo puesto , me quedé contemplandome un buen rato en el espejo, pero vi el reloj y se me hacía tarde, me puse el uniforme y salí rápidamente. Papá ya estaba vestido y me esperaba con la mochila. Subimos al auto y fuimos hacia el estadio de béisbol.
Papá me dejó como siempre y luego se fue. Me puse a platicar con Alejandro, un chico de mi edad con el que me llevaba mejor que con el resto, pero ese día se comportaba extraño , andaba distraído. Miguel, nuestro entrenador pasó aun lado de nosotros y nos saludó y Alejandro comenzó a ponerse rojo, no sabía que era lo que le pasaba.
La práctica duró solamente 2 horas, lo que se me hizo extraño, le pregunté al entrenador y me dijo que el había avisado que la práctica solo serían 2 horas en lugar de 3, pero al parecer papá no lo supo.
— Ahora que lo mencionas, tu padre no respondió el teléfono, pero no te apures, puedes esperarlo en los vestidores, ahora vete a las duchas con los demás. — me dijo el entrenador.
La ducha con los demás chicos de mi edad no me provocaban nada, andábamos desnudos pero los de mi edad no me interesaban, solo me interesaba papá.
El entrenador nos dijo que ya era suficiente así que salimos de las duchas y que nos cambiramos.
Ya listos uno por uno fue saliendo del vestidor y del estadio por qué sus padres ya los esperaban.
Yo aún estaba en los vestidores con Alejandro, estuvimos unos cinco minutos platicando y luego me dijo que ya debía irse por qué su padre lo esperaba.
Me quedé solo. Faltaba aún una hora para que papá llegara.
Estaba sentado en una de las bancas. Unos minutos después entró Miguel, mi entrenador. Verlo me dejó boquiabierto.
Solo usaba un jockstrap blanco. Mire su cuerpo de arriba abajo. Era enorme y su jockstrap casi se perdía en su cuerpo. Se le marcaba un buen paquete, no como a papá, pero lucía bien. Le salían pelos negros de las orillas del jockstrap.
— Oh, Alan, había olvidado que estarías aquí.
Pero no pude decir nada, estaba muy sorprendido. Él me sonrió y entendió el por qué lo veía así. Deslizó su mano por su barriga hasta su paquete y lo frotó. Luego caminó hacia aun lado mío.
— No te preocupes tu padre vendrá pronto.
— sss...si entrenador.
Se sentó aún lado mío, pero con la banca entre sus piernas.
— has avanzado mucho en los entrenamientos.
Sus bolas dentro del jockstrap estaban desparramadas sobre la banca. Me quedé viendo como los pelos le salían por los costados y también traía mucho vello púbico.
— veo un buen futuro para ti.
Se inclinó un poco hacia atrás, los huevos se le salían un poco, se veían bien peludos.
Mis ojos se querían salir.
— tu solo... No faltes a ningún entrenamiento.
— no...no no lo haré.
Miré sus ojos en la espera de ver un rostro de enfado por quedarme viendo su paquete peludo pero en lugar me miraba con morbo, conocía bien esa mirada.
— Bueno...
Se levantó y caminó hacia una de las regaderas frente a mí y abrió la llave.
— Me daré una ducha rápida, mientras platicamos en lo que llega tu padre.
Se sacó el jockstrap. Yo lo miré boquiabierto. Sus bolas no eran grandes como las de papá pero si muy peludas, su verga estaba un poco gorda dormida y estaba muy peludo.
— ¿Podrías arrojarlo al cesto?
Me lanzó el jockstrap y lo atrapé. Era enorme.
— Cla... claro.
Hice lo que me pidió.
— y bien como te está yendo en la secundaria?
Comenzó a mojarse el cuerpo.
— Yooo... amm ... Bien, no he tenido problemas.
— ya veo, se nota que eres un chico aplicado.
Me dijo y comenzó a ponerse champú en el cabello y en el cuerpo. Llenó de espuma, comenzó a quitarse el champú y ahí aproveché para verlo con detalle por qué tenía los ojos cerrados. Se frotaba la cabeza y el cuerpo y comenzó a apretarse los pezones. Los apretaba con fuerza y se le incharon.
Cuando ya no tenía jabón en el rostro deje de verle con detalle.
— y dime Alan — tomó jabón en sus manos, pero se quejó de que ya casi no había — tienes novia?
Se puso el poco jabón en sus bolas y en la verga y comenzó a frotar haciendo mucha espuma.
Pero yo lo miraba atentamente, se me había olvidado disimular.
Él sonrió
— y bien?
— perdón que me ha preguntado?
Soltó una risita.
— que si tienes novia.
— a no, no tengo entrenador.
— ya veo.
Sonrió de nuevo y se quitó el jabón bajo el chorro de agua.
— ya no hay jabón, podrías traerme de la regadera de aun lado?
Le dije que si, fui hacia la regadera pero no había ninguna barra, le dije que solo había champú y me dijo que estaba bien.
Caminé hacia él.
— tenga ...
Le dije nervioso.
— podrías ponerme tu para que vuelvas a ponerlo en su sitio?
— Cla.. claro... En donde?
Puso una sonrisa traviesa.
— aquí— Movió la pelvis mostrándome el paquete.
— do...donde?
Soltó una risita.
— Aquí — dijo morboso y se agarró fuertemente la verga y sus bolas con su mano y apretó fuerte.
— sss...si — respondí.
Quitó la mano. Le dejé caer mucho champú en su verga flácida hasta que la cubrió bien y sus bolas.
— gracias — me dijo sonriendo de forma morbosa.
Se comenzó a frotar de nuevo.
— y por qué no tienes novia?
— yo... No me gusta ninguna de mi clase.
Seguía viendo como se frotaba su paquete y se llenaba de espuma.
— a con que es eso, ya verás que pronto te llegará una.
Se volvió a quitar el jabón con el chorro de agua.
Su verga comenzaba a despertar.
— me pones más?
Lo hice y volvió a frotarse. Pero ahora aunque había mucha espuma pude notar que su verga crecía aún más pero no al grado de traerla parada.
Volvió a quitarse el jabón.
— así nunca podré lavarme bien.
Cerró la llave del agua.
— me pones más?
Sonrió y me miró cachondo.
Lo hice. Frotó solo un poco. Extendió la mano.
— ponme en la mano para lavarme de nuevo la cabeza.
Lo hice, comenzó a frotarse la cabeza y cuando hizo espuma se puso un poco en el rostro y frotó.
— Alan ...
— si! Dígame!
Dije rápidamente pensando que se había molestado por qué lo veía casi babeando.
— nunca acabaré de ducharme a tiempo si tengo que lavarme la cabeza , podrías, claro si tú quieres, lavarme las bolas mientras yo lavo mi cabeza? Si no quieres no...
— no hay problema.— dije sin titubuear.
— de acuerdo.
Pude ver cómo sonreía.
Le toqué las bolas y comencé a frotar.
— gracias Alan. — gimió. — tallame despacio.
Lo hice despacio, me tomé mi tiempo. No se comparaba con las bolas de papá, no eran grandes, pero se sentía bien.
— ay si, así Alan, asi— gemía — lávame bien, como estoy bien peludo tengo que lavarlo bien.
Sin preguntar le apreté las bolas.
— ayyy Alan.
Él seguía frotándose la cabeza mientras yo sus bolas. Sus paquete peludo estaba lleno de espuma.
— me tengo que quitar el jabón de la cara y del rostro, pero me puedes poner más jabón y seguir lavándome si quieres.
— si, está bien.
Abrió la llave y se quitó el jabón de la cabeza y el rostro.
— listo ponme jabón y continua lavándome. — su voz cachonda me gustó.
Gemía, sonreía y me veía muy morboso.
— ayy Alan, así Alan, así. Frótame más rápido, muy rápido para que se lave bien, anda frótalo rápido. — decía gimiendo.
Lo hice.
— ooo SII, o siii Alan así.
Pero de repente me detuvo con una de sus manos. Ya está bien así.
Su cara de morbo cachondo me gustó.
— muchas gracias Alan.
Abrió de nuevo la llave y se quitó el jabón. Su verga casi estaba apunto de pararse. Se salió de la regadera y se comenzó a secar con una toalla.
— gracias por ayudarme Alan, pero no le digas a nadie, no quiero que se enteren que no puedo lavarme yo solo jajaja.
— no se preocupe no diré nada.
Me lanzó una mirada y sonrió, había entendido que me había gustado y que no diría nada.
Caminó hacia su casillero, sacó uno de sus jockstrap, se lo puso con su verga casi parandose.
— tengo que atender un asunto en mi oficina, tu espera aquí hasta la hora para que puedas ir a la entrada que llegue tu padre.
Salió de los vestidores.
Me había quedado con ganas de seguir viéndolo. Dure unos diez minutos sentado recordando lo que pasó y quise ver más.
Fui con cuidado hacia la oficina del entrenador que estaba pasando los vestidores, pero cuando me iba acercando a la puerta escuché que el entrenador gemía muy fuerte y gruñía. La puerta no estaba del todo cerrada, por un hilo de visualización pude ver qué Alejandro estaba de rodillas y el entrenador tenía su verga metida en su boca. Le estaba dando verga, como papá me la daba a mi.
Él entrenador lo agarraba del pelo y lo empujaba hacia él para cojerselo por la boca fuertemente. Le sacó la verga y le preguntó.
— te gusta mi verga?
— si— respondió atragantado.
Luego se la volvió a meter en la boca.
El entrenador gemía mucho.
Quise seguir viendo, pero faltaba poco para que papá llegara así que me fui con cuidado.
Aún tenía esas imágenes en la cabeza. Cuando papá llegó le dije lo de las 2 horas, papá se disculpó y se molestó y dijo que estaba molesto con el entrenador que bajaría para hablar con él pero le detuve, no quería que los descubrieran, quería que Alejandro siguiera disfrutando.
Le dije que me había acompañado en la cafeteria del estadio hasta que él había llegado, papá se relajó más y el auto avanzó.
A mitad de camino recordé a Alejandro y me entraron ganas de leche.
Aproveché una luz roja y que la calle estaba vacía y le agarré las bolas.
— Alan, pero ...
— Tengo hambre papá...
— ok pero no debes ...
— quiero verga papá, quiero leche.
Papá llevó su mano hacia la mía, la apretó fuerte haciendo que comprimiera sus bolas, luego me quitó la mano.
— llegando a casa.
— papá avanza rápido, por favor, quiero leche.
Cuando llegamos a casa, papá bajó del auto y se le notaba la verga parada.
Apenas y entramos arrojé la mochila me puse de rodillas y le comencé a quitar el cinturón.
— tranquilo Alan.
— quiero verga ya.
Le quité el pantalón y casi le arranco la tanga. Ambos se quedaron en sus tobillos.
Me la metí a la boca hasta la garganta chupaba con fuerza.
Papá gemía.
Mientras me perforaba la garganta agarraba sus bolas con una mano.
Me la saqué y me puse de pie.
— que pasa?
Caminé hacia uno de los sillones. Me senté y me recargué en el respaldo.
— dame leche papito.— le dije abriendo la boca.
Papá se quitó la playera, se quitó los zapatos y completamente el pantalón y la tanga.
Caminó hacia mi, se subió al sillón se puso frente a mi y me metió la verga a la boca hasta el fondo, comenzó a cojerme la garganta. Yo hacía sonidos de atragantarme. Papá gemía y gruñía.
— ya tengo las bolas bien calientes bebé, ya estoy calentando tu lechita.
Papá seguía embistiendo con fuerza, sus bolas golpeaban mi mentón. Con mi mano agarré una de las suyas y la llevé hacia mi nuca y le indiqué que me agarrara el cabello.
Papá me sacó la verga.
— pasa algo?
— quiero ... Quiero que me jales el cabello mientras me das verga. — le dije atragantado.
— pero bebé...
— hazlo papi, quiero leche. — dije abriendo la boca.
Papá me consentía en todo.
Así que me metió de nuevo la verga a la garganta y comenzó a jalarme el cabello.
Bebé ya mis bolas están bien duras y bien calientes, ya están llenas, ya tengo lista tu lechita caliente, ahí te va mi leche bebé, aaaaa ahi te va, aaaa.
Varios chorros de leche caliente viajaron por mi garganta directo a mi estómago. Me había llenado.
Papá seguía gimiendo. Dejaba su verga hasta que se le bajará la erección mientras yo lo chupaba cómo un biberón. Cuando ya me había venido hasta la última gota se bajó del sillón para luego cargarme.
— listo mi bebé, ahora duerme un poco y saldremos a comer.
Me llevó a mi habitación y me quedé dormido. Dormí 3 horas.
Cuando despierté me quité el uniforme y me quedé solo en jockstrap, bajé y papá hablaba por teléfono. Me sorprendio que estaba vestido. Cuando me vio me dijo que casi terminaba y que lo esperara en en sillón de enfrente por qué quería hablar conmigo. Terminó la llamada y le pregunté si pasaba algo.
— no, solo quiero hablar contigo. No había puesto atención antes de que tienes erecciones cuando te doy leche.
— es malo?
— no para nada bebé, es normal, es sólo que... Amm... Vaya... Mis erecciones se bajan cuando te doy leche, me bajas lo caliente, pero no me había puesto a pensar en como te quedas tu después de que te di leche, no tienes manera de bajar lo caliente a menos que mi bebé ya se esté masturbando.
— no lo hago papi. — le mentí.
No quería que supiera que si lo hacía y que ya sacaba leche por qué tenía una estúpida idea de que si lo sabía ya no quisiera darme más leche.
— no es algo malo, si tú ...
— se lo que es, pero no lo hago, no me dan ganas.
— ok. Mmm, ya tienes 13 y mi niño, estás creciendo y ya no puedo comprarte juguetes pero ya puedo empezar a comprarte juguetes para adultos, aunque prácticamente aún no lo eres.
— juguetes para adultos?
— si, para que explores la masturbación, cuando tú quieras y te sientas cómodo y con ganas.
— y que cosas son?
— mientras dormías fui a una tienda para adultos y te he comprado esto.
De un costado del sillón sacó una caja.
Me dijo que la abriera.
Dentro había una caja con una imagen de un tubo parecido al que papá tenía en su habitación.
— es?
— es un masturbador... Ábrelo.
Lo hice, y cuando lo tenía en la mano me dijo que le quitará la tapa. No tenía una nalguitas como el de papá, solo un hoyo normal.
— ahí introduces tu verga cuando esté parada y comienzas a moverlo y para que lo puedas disfrutar te pones esto.
Sacó una botella.
— es lubricante, te pones en la verga y luego la metes en el masturbador. No debería de darte esto, no hasta que seas un adulto, pero yo hubiera querido algo así cuando tenía tu edad.
— papá pero ...
— me dices que no te han dado ganas y lo entiendo, es sólo para cuando quieras experimentar o cuando un día tengas una erección que no se te baje. Te servirá incluso para deslecharte, los hombres debemos de hacerlo de vez en cuando.
— deslecharme?
— si, así como tú me haces a mi, me sacas la leche. Bebé, como me dices que no te has masturbado no sabes si ya sacas leche?
La pregunta que menos quería que me hiciera la hizo.
— no lo sé.
— tienes 13, ya deberías, a tu edad ya lo hacía, bueno más joven aún, me sale leche desde los 11. No te quiero agobiar, es sólo cuando tú ya te sientas seguro.
Me pidió que guardara bien el masturbador y el lubricante y que no se lo mostrara a nadie.
Tenía al mejor papá del mundo. Pero no sabía cómo reaccionaría si supiera que me había masturbado pensando en él.
Me cambié y salimos de paseo y luego fuimos a cenar.
En casa ya papá se puso a terminar unas cosas de su trabajo y yo aproveché para jugar un poco en mi videojuego portátil. Una hora después dejé de jugar y se me vino a la mente las palabras de papá de que ya no iba a comprarme juguetes que ahora serían juguetes pero de adultos, me cuestioné si debía seguir jugando videojuegos.
Me tiré en la cama. Y una idea me vino a la mente. ¿ Si le pidiera a papá que me enseñe como usar el masturbador? Sabía cómo se usaba, lo había visto antes a papá usarlo, pero papá no lo sabía, imaginé la escena y fue muy caliente. Me levanté de la cama y fui a mi armario y saqué el masturbador.
Caminé hacia la habitación de papá, él seguía en la laptop cuando me vio me preguntó si pasaba algo. Vio que traía el masturbador en una mano.
— Alan?
Me quité la tanga y la arrojé lejos, papá me miraba sorprendido.
— quiero que me enseñes a usarlo papi.
Papá me miró boquiabierto, quitó la laptop y yo le sonreí y mi verga comenzó a crecer.
Continúa parte 5
Una disculpa banda, anduve fuera de mi ciudad y el trabajo me consumía mucho, pero ya estoy libre y podré continuar con las partes de los relatos que siguen.
🔥 Series Activas🔥
Alan: La primera vez que vi a mi padre usar tanga.
Descubrí que al jefe de mi padre le gusta usar tanga.
Julio: Mi tío cachondo en tanga.
La primera vez que mi padre uso una tanga.
Mi vecino en una diminuta tanga.
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