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#aulo gelio
bocadosdefilosofia · 1 year
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«Como no sabía absolutamente nada sobre la forma de cultivar los viñedos y los árboles, al ver casualmente a un vecino que estaba cortando las zarzas que habían crecido a lo alto y a lo largo, podando los fresnos casi hasta el extremo de la copa, arrancando de las raíces de las cepas los brotes de las vides que se habían desplegado por el suelo y cortando los renuevos alargados y derechos de los árboles frutales y de los olivos, se acercó y le pregunto por qué hacia una tala tan grande de madera y ramas. El vecino le respondió: ‘Para que el campo quede desbrozado y limpio y sean mas fértiles los árboles y las vides que hay en el’. El tracio le da las gracias al vecino y se aleja contento, como si hubiera aprendido el arte de la agricultura. Aquel hombre desdichadamente ignorante coge entonces un hacha y una hoz y tala todas sus vides y sus olivos, corta las esplendidas copas de los árboles y los ubérrimos sarmientos de las parras y arranca todos los planteles y brotes, que prometían una gran producción de frutos y cosechas, junto con las zarzas y abrojos, para limpiar el campo, pagando un triste precio por su temerario aprendizaje y actuando de modo erróneo por fiarse de una imitación equivocada. De igual modo —concluyó Herodes—, esos defensores de la impasibilidad, que quieren parecer tranquilos, serenos e imperturbables, al carecer de deseos, no experimentan dolor alguno, no se irritan, no se alegran y, una vez cercenados todos los impulsos vehementes del espíritu, envejecen en la indolencia de una vida inactiva y como enervada.»
Aulo Gelio: Noches áticas, II, Libro XIX. Universidad de León, págs. 247-248.  León, 2006
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elegiaalasestrellas · 17 days
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Fragmento extraído del libro I, capítulo ii: «De cómo el brillante Herodes Ático cita, a propósito de un joven altivo y jactancioso que pretendía ser filósofo, un pasaje en que el estoico Epicteto distingue jocosamente el verdadero estoico de la multitud de desvergonzados habladores que se dicen estoicos».
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tarotdeana · 2 months
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El simbolismo de la Naturaleza: León
El león ha sido considerado el rey del reino animal, no sólo por su fuerza física e imponente presencia, sino también por su belleza y color dorado, reminiscencia de lo real y lo divino.
Hace mucho tiempo, el león vivía en más regiones de las que vive ahora; desafortunadamente, la destrucción de su hábitat y la creación de nuevos poblamientos lo obligaron a reducir sus áreas de movimiento. Si bien, hoy su población se concentra en algunas partes del continente africano, en el pasado podía encontrarse en Medio Oriente e India. Es por ello que su representación y asignación simbólica fue una constante en muchas culturas de la Antigüedad.
Por su aura real, valor y belleza, fue un símbolo de los reyes, quienes lo consideraban emblema de su poder. Muchos de ellos lo mantuvieron en sus palacios como animal para la caza y la guerra. Es un símbolo heráldico, asociado a la realeza, el poder, el valor y la fuerza.
El león encarna la energía y la sabiduría del reino animal. Como muchos animales salvajes, simboliza la parte bestial de la humanidad. De hecho, en la carta del Tarot La Fuerza, aparece una dama luchando contra uno, representando así la eterna lucha del Ser contra sus propios instintos y deseos.
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En el arte románico se le ve con mucha frecuencia en los pórticos. En muchas culturas, incluyendo aquellas cristianizadas, el león es un animal protector. Se solían tallar dos leones tan hermosos como aterradores en las entradas de los templos, lanzando una advertencia a aquellos que pretendían pasar del espacio profano al espacio sagrado sin la preparación espiritual que se requería para ello. El león como protector también se encuentra en la cultura egipcia y en la china. En las mitologías del mundo se presenta tanto como símbolo de realeza como de bestialidad.
Volviendo al arte románico, otro símbolo frecuente es la unión del águila y el león; mientras el águila simboliza el espíritu, el león es el cuerpo, comunicando de nueva cuenta la necesidad humana de integrar ambos aspectos para lograr la unidad y el equilibrio.
En el cristianismo podemos encontrar las historias de San Jerónimo de Estridón y San Marcos. Se cuenta que San Jerónimo quitó una espina de la pata de un león; agradecido, el animal decidió acompañar al santo y alejarse de su vida salvaje para dedicarse a la vida contemplativa. Esta es la misma historia del esclavo Androcles, atribuida al erudito romano Aulo Gelio y escrita en el siglo II d.C., en la que la única diferencia es que, cuando Androcles lucha contra los leones en el circo romano, el animal al que ayudó lo reconoce y lo protege de ser atacado.
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Por su parte, la relación del evangelista Marcos con el león se puede encontrar en el Libro de Ezequiel (Antiguo Testamento) y en el Apocalipsis de San Juan (Nuevo Testamento):
Ezequiel 1:10
"En cuanto a la semejanza de sus rostros, los cuatro tenían rostro de hombre; y rostro de león a la derecha en los cuatro; y rostro de buey a la izquierda en los cuatro; asimismo había en los cuatro rostro de águila".
Apocalipsis 4:6-8
"Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir."
En ambos pasajes se describen cuatro seres con diferentes rostros: hombre, león, buey y águila; que se han interpretado como los cuatro evangelistas del Nuevo Testamento. A Marcos se le asoció con el león, por haber escrito sobre la fuerza y majestad de Jesucristo. Además, su evangelio inicia con Juan el Bautista proclamando en el desierto, acción que evoca a un león rugiendo en dicho sitio.
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www.tarotdeana.tumblr.com
Imágenes:
"Venus y Anquises" por William Blake Richmond.
"Recumbent lion" Ca. 2575 - 2450 a.C. Encontrado en Heraklopolis Magna, al sur de El Cairo. Met Museum.
"San Marcos el Evangelista" por Emmanuel Tzanes.
Lee mitos griegos aquí.
Lee mitos coreanos aquí.
Le mitos japoneses aquí.
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boletosxfavor · 1 year
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El aristócrata Magnus Von Braun había sido un entusiasta automovilista. Al parecer, inauguró el siglo XX dando una vuelta al mundo en su Napler de 24 caballos propulsado a vapor. Magnus Von Braun también participó en el diseño del AVUS, el circuito de carreras y pista de pruebas de Berlín. Bajo el influjo de las emocionantes pruebas que se corrían en el AVUS, su hijo Wernher experimentó sus primeros cohetes. Ahí se ensayaban prototipos y se practicaban desafíos de velocidad. Ahí estaba el joven barón de apenas diecis��is, aquella mañana de primavera de 1928 cuando el Opel RAK 2, primer vehículo propulsado por cohetes, pasó como un rayo por delante de los tres mil espectadores ubicados en las gradas. El bólido, negro, brillante, de lineas redondeadas y diseño futurista, silbó como una bala dejando una estela de fuego. Entre los invitados se encontraban Fritz Lang —que estaba filmando Frau im mond—, su mujer y guionista Thea von Harbou y el boxeador Max Schmeling justo antes de su viaje a Nueva York para lo que sería su encumbramiento profesional en el Madison Square Garden.
El piloto del prototipo probado aquella mañana fue Fritz von Opel, su abuelo había fundado la compañía automotriz que lleva su apellido. El Opel RAK 2 no tenía motor ni transmisión, solo un pedal que servía para ir encendiendo 24 cohetes de manera secuencial. Fritz mismo lo contó “pisé el pedal de ignición y los cohetes rugieron detrás de mí y me lanzaron hacia delante. … volví a pisar el pedal, luego otra vez, y una cuarta vez. Desapareció todo lo que había a mis costados. Dejé de pensar. Dejé que actuara el instinto mientras unas fuerzas incontrolables rugían detrás de mí”.
Max Valier —el teórico e ingeniero del Opel RAK 2— fue una figura inspiradora para Wernher Von Braun. Valier nació en Bolzano —actual Italia, en ese entonces, Imperio Austro-Húngaro— y se formó en Física, Matemáticas y Astronomía. Era divulgador de temas científicos, especialmente los relacionados a la estructura cósmica. También era escritor de ciencia ficción, inventor y pionero en la industria de cohetes. En 1928, cuando Fritz von Opel pasó como un rayo asombrando a todos, Valier tenía treinta y tres años. En 1930 presentó en el mismo circuito y con gran éxito el primer automóvil impulsado por cohetes, pero esta vez a oxígeno líquido: el Valier-RAK 7. Al mes siguiente, por efecto de la explosión accidental de un nuevo cohete con el que estaba trabajando, Valier se muere. Ese mismo año se publica en Munich la segunda edición de su libro “Viajes en cohetes”. Podemos imaginar a nuestro joven varón prusiano leyendo el mandato con el que Valier cerró aquel libro: “Aunque el inventor individual puede experimentar algunos contratiempos, el problema del vuelo de cohetes siempre está progresando. Lo único que se debe hacer es realizar el sueño”
“Viajes en cohetes” es un fantástico libro de divulgación, es especialmente interesante el recorrido acerca de los orígenes del cohete. Otro berlinés entusiasta de la cohetería, Willy Ley, escribió un artículo publicado en Berlín en 1932 ,“Historia del Cohete”, ahí recopiló de manera más precisa y exhaustiva la historia del cohete.
Tanto “Historia del Cohete” como “Viajes en cohete” están disponibles para ser descargados en internet de manera gratuita, si bien están en alemán, gracias a las herramientas maravillosas del siglo XXI podemos asombrarnos con algunos datos e investigar un poco más:
No se sabe quién fue el verdadero y primer inventor del cohete —escribió Valier—, solo se repite que los chinos ya conocían y usaban cohetes en el año 3000 AC.
El escritor romano Aulo Gelio —autor de Noches Áticas, una recopilación de curiosidades históricas que el escritor leía o escuchaba durante el reinado de Marco Aurelio— afirma que la famosa paloma de Archytas, el artefacto volador que el filósofo griego había inventado en la Antigua Grecia, durante el siglo V AC, estaba impulsada por una burbuja de aire misteriosamente encerrado en ella. La paloma de madera sería entonces un Aerolipile, la más antigua máquina de movimiento por retroceso.
En el siglo IX, León de Tesalónica fabricaba cohetes en su laboratorio secreto. Seguramente lo hacía para perfeccionar el sistema de balizas de advertencia que había creado y que se extendía a lo largo de 700 km. del territorio de Bizancio.
Al parecer, el cohete de ascenso libre como medio de guerra se desarrolló por primera vez entre los chinos con sus flechas incendiarias. De 1232 es la primera mención de la pólvora en una crónica china sobre el asedio a la ciudad de Kaifeng, la capital del imperio Song donde vivían más de un millón de personas. También se habla de los primeros cohetes o dispositivos similares, que aparentemente se desarrollaron a partir de la flecha de fuego. En el "Journal asiatique" de 1849 se relata: además, los sitiados tenían a su disposición “flechas de fuego volador”. Ataban a la flecha un material que podría incendiarse; la flecha partía repentinamente en línea recta, y extendía el fuego a lo largo de diez pasos de ancho.
Las flechas de fuego volador eran muy temidas por los mongoles, quienes enseguida dominaron las técnicas del fuego y crearon sus propias lanzas de fuego impetuoso.
Los árabes ya usaban cohetes con balas de fuego. Está documentado por Alberto Magno en su relato de la defensa de Damieta, en 1218, como parte de la Quinta Cruzada.
Aunque los árabes también sufrieron los fuegos voladores cuando Jaime I, Rey de Aragón asedió Valencia durante cinco meses hasta que el caíd entregó el castillo.
Se conserva el cuaderno de bocetos del ingeniero italiano Joanes de Fontana, de 1420. Él describe cohetes voladores en forma de paloma, corriendo como conejos, así como un gran carro impulsado por tres misiles y un torpedo de cohete de madera pintado de modo que parecía la cabeza de un monstruo marino.
En 1610 el conde de Nassau describe los primeros cohetes submarinos.
En 1668, un berlinés hace subir 120 cohetes en su día de bodas.
En 1804 William Congreve realiza los primeros experimentos para introducir misiles de guerra en el ejército inglés. Estamos en las guerras napoleónicas. La primera aplicación de los cohetes de Congreve fue un fracaso, un diario de la ciudad francesa de Boulogne lo describe así:
“Una división inglesa, compuesta de 31 veleros, se aproximó el 9 de este mes a Boulogne para repetir sus tentativas de incendio.
“Durante la noche esta división lanzó sobre el puerto y la ciudad un centenar de cohetes incendiarios, medio de reciente invención que no ha obtenido mayor éxito que todos los demás ensayados anteriormente por el enemigo.
“Sea como fuere, la mayor parte de los cohetes no han causado ningún efecto.  Dos han caído sobre navíos y fueron extinguidos sin dificultad, y sin que los barcos hubiesen sufrido daños.
“Una casa se incendió, porque no había nadie cerca para detener los efectos del artefacto que había penetrado en su interior.
“En la noche del 10 al 11 los enemigos reiniciaron el bombardeo, que no produjo otra consecuencia que la de lesionar a un joven de 14 años.
“Se tomaron todas las medidas necesarias para evitar futuros accidentes.
La suerte de Copenhague fue otra, entre el 1º y el 5 de septiembre de 1807, para evitar que la flota Danesa cayera en manos de Napoleón, sin previa declaración de guerra, los ingleses dispararon sobre la capital de Dinamarca 25.000 cohetes y desataron un infierno dantesco.
El 21 de marzo de 1945, la Royal Air Force del Equipo de los Aliados volvió a bombardear Copenhague en la llamada Operación Cartago. El Equipo del Eje ocupaba la ciudad desde hacía cinco años. LA RAF no bombardeó cualquier lugar, tampoco usaron cohetes, bombardearon una escuela. Murieron 86 niños.
Luego de las guerras napoleónicas —además de Inglaterra— Prusia, Polonia, Rusia, Holanda, Suiza, Grecia. Cerdeña, Francia, España, Austria, Italia y Sicilia tendrían sus propias tropas, laboratorios de misiles o cañones de misiles en su artillería. Los misiles fueron lanzados en todos los ejércitos, ya sea por pequeños muros de tierra, por tubos lanzaderas o por viguetas en forma de escalera. Los cohetes con eje de efecto incendiario fueron los preferidos debido a su efectividad.
Puede verse en Netflix la película danesa representa aquel día del bombardeo sobre la escuela de Copenhague —“La sombra en mi ojo”—.
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polifema32 · 2 years
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#nochesatlicas de #aulogelio Noches áticas (Aulo Gelio) libro escrito en latín por Aulo Gelio entre 161 y 180 Su título hace referencia a que empezó a escribirla en las largas noches de un invierno que pasó en el Ática; la terminaría después en Roma. En ella anotó desordenadamente todas las curiosidades que oía o leía en otros libros. Está dividida en 20 libros, de los que han sobrevivido todos menos el octavo. Contiene notas sobre historia, geometría, gramática, filosofía y casi cualquier otra materia. Su importancia radica principalmente en que cita fragmentos de otros autores cuya obra se ha perdido y muchos documentos arcaicos, como la Ley de las Doce Tablas 🥮🥮🍂🍂🍂🦊🦊🦊🦊🦊🍁🍁🍁🍁🍁📖📖📖 ENVÍOS Y FORMA DE ENTREGA 📦🚇🐈🪴 Te invitamos a visitar nuestra tienda en línea https://linktr.ee/Loslibrosdepolifema Entregas personales todos los martes, miércoles y sábados en estación revolución línea 2 del STCM #escritores #lecturas #megustaleer #escritor #bookstagram #libreria #instalibros  #librosymaslibros #poema #librosjuveniles #instabooks #lecturasrecomendadas #librosenventa (en Mexico City, Mexico) https://www.instagram.com/p/ClAGHKqO6D-/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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delaimaginacion · 4 years
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-Silogismo de Bias La mujer con quien te cases será hermosa o fea; si es hermosa, prepárate a compartirla con otro; si es fea, te casarás con una furia. No es mejor lo uno que lo otro: luego no te cases. Ahora bien; dícese que esta respuesta puede retorcerse de este modo. Si aquella con quien me case es hermosa, no será una furia; si es fea, estoy seguro de no compartirla con otro; luego debo casarme
Aulo Gelio, Noches áticas
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arco-rc · 5 years
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CLÁSICOS [ Classical Studies‎  |  Hispanic Studies‎ | Others ]
Entendemos por clásico lo que debe tomarse como modelo debido a su calidad superior o perfección (remite a la cultura grecolatina). Clásico, dentro del ámbito más específico de la Estética y la Historia del Arte, denomina una "categoría histórico-estilística", frecuentemente asociada en el par clásico / barroco, también clásico / romántico, que sin embargo quedaría subsumido en el anterior.
1.«El Quijote». Miguel de Cervantes. La primera novela moderna, maestra de narradores. Junto a «Las Novelas ejemplares». 2 y 3. «La Ilíada». Homero. El imaginario humano al completo está tejido en esta obra, que escenifica el combate que todos nosotros sabemos que es la vida entera. Junto a «La Odisea». El poema épico por antonomasia, el origen de toda la literatura posterior, la divina pirámide de la literatura.
4. «La Divina Comedia». Dante Alighieri. Este genial poema comenzó a escribirse hacia 1306 y relata el viaje de su autor por el Infierno, el Paraíso y el Purgatorio. 5. «Hamlet». William Shakespeare. Una de las piezas más representadas. La ira, el amor, la venganza... se concitan en la desdichada historia del príncipe de Dinamarca. 6. «Frankenstein o el moderno Prometeo». Mary W. Shelley. Publicado el 11 de marzo de 1818 y enmarcado en la tradición de la novela gótica, el texto habla de temas tales como la ética, la moral científica, la creación y destrucción de vida y el atrevimiento de la humanidad en su relación con Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar en poder con Dios, como una suerte de Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad. Pertenece al género de ciencia ficción. 7. «En busca del tiempo perdido». Marcel Proust. Siete novelas forman esta obra imprescindible del siglo XX donde el escritor francés bucea en su memoria. 8. «La Eneida». Virgilio. Compuesta en el siglo I a. C., sobrepasa su condición de encargo del emperador Augusto para alzarse como una magistral epopeya. 9. «Ensayos».Michel de Montaigne. Recluido en la torre de su castillo, el autor renacentista se preguntó: «¿Qué sé yo?». La respuesta: crear un género clave de la Modernidad. 10. «Madame Bovary». Gustave Flaubert. Novela cumbre del realismo decimonónico, aúna un soberbio retrato psicológico con un perfecto fresco social. 11. «Cumbres borrascosas». Emily Brontë. 12. «Edipo Rey». Sófocles. 13. «Tragedias» y «Comedias». William Shakespeare. 14. «Las mil y una noches». Anónimo. 15. «Los orígenes del totalitarismo» Hannah Arendt. 16. «Casa sin amo». Heinrich Böll. 17. «De rerum natura». Lucrecio. 18. «La vida es sueño». Calderón de la Barca. 19. «Epopeya de Gilgamesh». Anónimo. 20. «Ulises». James Joyce. 21. «Antígona». Sófocles. 22. «Fedón». Platón. 23. «La Regenta». Leopoldo Alas «Clarín». 24. «Cien años de soledad». Gabriel García Márquez. 25. «Cancionero». Petrarca. 26. «Poemas». Emily Dickinson. 27. «Léxico familiar». Natalia Ginzburg. 28. «Ana Karenina». León Tolstói. 29. «Lazarillo de Tormes». Anónimo. 30. «Guerra y paz». León Tolstói. 31. «La vida del Buscón». Francisco de Quevedo. 32. «El mar, el mar». Iris Murdoch. 33. «Ficciones». Jorge Luis Borges. 34. «La montaña mágica». Thomas Mann. 35. «Poesía». Antonio Machado. 36. «Fedro». Platón. 37. «Trilogía Los mercaderes». Ana M.ª Matute. 38. «El hombre sin atributos». Robert Musil. 39. «Carta al padre», «El proceso» y «La metamorfosis». Franz Kafka. 40. «Las metamorfosis». Ovidio. 41. «Pedro Páramo». Juan Rulfo. 42. «Decamerón». Boccaccio. 43. «La Celestina». Fernando de Rojas. 44. «La tempestad». William Shakespeare. 45. «El laberinto mágico». Max Aub. 46. «Crimen y castigo». Fiódor Dostoyevski. 47. «Rojo y negro». Henri Beyle Stendhal. 48. «Emma». Jane Austen. 49. «Azul». Rubén Darío. 50. «Vida y opiniones del caballero Tristram Shandy». Laurence Sterne. 51. «Soledades». Luis de Góngora. 52. «Una habitación propia». Virginia Woolf. 53. «El amor en los tiempos del cólera». Gabriel García Márquez. 54. «Hojas de Hierba». Walt Whitman. 55. «Baladas líricas». William Wordsworth. (Junto con la obra de escritores como Coleridge y Keats). 56. «El corazón de las tinieblas». Joseph Conrad. 57. «El cantar de los cantares». Anónimo. 58. «Fausto». J. W. Goethe. 59. «Trece teorías de la naturaleza humana». Leslie Stevenson. 60. «Los papeles póstumos del Club Pickwick». Charles Dickens. 61. «Casa de muñecas». Henrik Johan Ibsen. 62. «Nada». Carmen Laforet. 63. «Traidor, inconfeso y mártir». José Zorrilla. 64. «Metafísica». Aristóteles. 65. «Fin y principio». Wislawa Szymborska. 66. «Cordero blanco, halcón gris». Rebecca West. 67. «Fuenteovejuna». Lope de Vega. 68. «Discurso de Onofre». Carlos Castilla del Pino. 69. «La señora Dalloway». Virginia Woolf. 70. «Fábulas». Esopo.
Mary W. Shelley, con «Frankenstein», ocupa uno de los puestos relevantes entre las escritoras, seguida de las hermanas Brontë, Emily Dickinson, Natalia Ginzburg, Iris Murdoch, Ana M.ª Matute y Carmen Laforet.
71. «Una temporada en el infierno». Arthur Rimbaud. 72. «Moby Dick». Herman Melville. 73. «Cuentos completos». Antón Chéjov. 74. «Coplas por la muerte de su padre». Jorge Manrique. 75. «Cuentos». Jacob y Wilhelm Grimm (y «Cuentos» Hans. Ch. andersen). A los que habría que sumar la lectura de «Romper el hechizo. Una visión política de los cuentos folclóricos y maravillosos», junto a «El irresistible cuento de hadas», ambos de Jack Zipes. 76. «Cuentos judíos». Isaac B. Singer. 77. «La siesta de M. Andesmas». Marguerite Duras. 78. «Nocturnos». E.T.A. Hoffmann. 79. «El peregrino ruso». Anónimo. 80. «El Abencerraje y la hermosa Jarifa». Anónimo. 81. «Santuario» y «¡Absalón, Absalón!». William Faulkner. 82. «MIAU». Benito Pérez Galdós. 83. «Cuentos de antaño». Charles Perrault. 84. «Hermosos y malditos». F. Scott Fitzgerald. 85. «La Cartuja de Parma». Henry Beyle Stendhal.
La mitología clásica, la hebrea, la nórdica (y hasta la sumeria, con «Gilgamesh») están presentes en la lista.
86. «Cuentos» (y «Poesía»). Edgar Allan Poe. 87. «Poesía» (y «Niebla»). Miguel de Unamuno 88. «Noches áticas». Aulo Gelio. 89. «El año de la muerte de Ricardo Reis». José Saramago. 90. «La Biblia». Varios autores. 91. «La Teogonía». Hesiodo. 92. «Cartas a Lucilio». Séneca. 93. «Medea». Eurípides. 94. «Elizabeth Costello». J. M. Coetzee. 95. «El idiota». Fiódor Dostoyevski. 96. «La fragilidad del bien: fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega». Martha C. Nussbaum. 97. «Orgullo y prejuicio». Jane Austen. 98. «Poesía». Cátulo. 99. «Cantar de los nibelungos». Anónimo. 100. «Esperando a Godot». Samuel Beckett.
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bocadosdefilosofia · 1 year
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«Por ello, dicen que absolutamente todas las cosas que estimulan los sentidos de los hombres son των προς τι. Esta expresión significa que ninguna cosa es algo que tenga entidad por sí misma o que posea fuerza o naturaleza propias, sino que absolutamente todas las cosas están en relación con algo y que, según sea su aspecto al ser vistas, son percibidas tal y como son creadas en nuestros sentidos, su punto de llegada, no como son en sí mismas, en su origen. Ahora bien, aunque pirronios y académicos sostienen de modo similar esta idea, presentan algunas otras diferencias entre sí, pero se distinguen especialmente en que los académicos parecen aprehender la idea misma de que no es posible aprehender nada y parecen afirmar que nada se puede afirmar, mientras que los pirronios dicen que en modo alguno nada puede ser tenido por verdadero, ni siquiera la afirmación misma de que nada puede ser tenido por verdadero.»
Aulo Gelio: Noches áticas, II, Libro XI. Universidad de León, págs. 14-15.  León, 2006
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elcuentoderoma · 4 years
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Episodio 83 – Quinto Fabio Cunctator
Los comienzos de un personaje que nos acompañará en el podcast por 20 episodios. Quinto Fabio Verrucoso Cunctator. Augur. Cónsul. Dictador. Censor. Leyenda.
(en iVoox prontamente también)
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iniciodebitacora · 3 years
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En el segundo siglo de nuestra era, Luciano de Samosata compuso una Historia verídica, que encierra, entre otras maravillas, una descripción de los selenitas, que (según el verídico historiador) hilan y cardan los metales y el vidrio, se quitan y se ponen los ojos, beben zumo de aire o aire exprimido. A principios del siglo xvi, Ludovico Ariosto imaginó que un paladín descubre en la Luna todo lo que se pierde en la Tierra: las lágrimas y suspiros de los amantes, el tiempo malgastado en el juego, los proyectos inútiles y los no saciados anhelos. En el siglo xvii, Kepler redactó un Somnium Astronomicum, que finge ser la transcripción de un libro leído en un sueño, cuyas páginas prolijamente revelan la conformación y los hábitos de las serpientes de la Luna que durante los ardores del día se guarecen en profundas cavernas y salen al atardecer. Entre el primero y el segundo de estos viajes imaginarios hay mil trescientos años y entre el segundo y el tercero, unos cien; los dos primeros son, sin embargo, invenciones irresponsables y libres y el tercero está como entorpecido por un afán de verosimilitud. La razón es clara: para Luciano y para Ariosto, un viaje a la Luna era símbolo o arquetipo de lo imposible, como los cisnes de plumaje negro para el latino; para Kepler ya era una posibilidad, como para nosotros. ¿No publicó por aquellos años John Wilkins, inventor de una lengua universal, su Descubrimiento de Un mundo en la Luna, discurso tendiente a demostrar que puede haber otro Mundo habitable en aquel Planeta, con un apéndice titulado Discurso sobre la Posibilidad de una Travesía? En las Noches áticas de Aulo Gelio se lee que Arquitas el pitagórico fabricó una paloma de madera que andaba por el aire; Wilkins predice que un vehículo de mecanismo análogo o parecido nos llevará, algún día, a la Luna.
Por su carácter de anticipación de un porvenir posible o probable, el Somnium Astronomicum prefigura, si no me equivoco, el nuevo género narrativo que los americanos del norte denominan science-fiction o scientifiction(1) y del que son admirable ejemplo estas Crónicas.
Su tema es la conquista y colonización del planeta. Esta ardua empresa de los hombres futuros parece destinada a la épica, pero Ray Bradbury ha preferido (sin proponérselo, tal vez, y por secreta inspiración de su genio) un tono elegíaco. Los marcianos, que al principio del libro son espantosos, merecen su piedad cuando la aniquilación los alcanza. Vencen los hombres y el autor no se alegra de su victoria. Anuncia con tristeza y con desengaño la futura expansión del linaje humano sobre el planeta rojo —que su profecía nos revela como un desierto de vaga arena azul, con ruinas de ciudades ajedrezadas y ocasos amarillos y antiguos barcos para andar por la arena—. Otros autores estampan una fecha venidera y no les creemos, porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado —el dark bakward and abysm of Time del verso de Shakespeare—. Ya el Renacimiento observó, por boca de Giordano Bruno y de Bacon, que los verdaderos antiguos somos nosotros y no los hombres del Génesis o de Homero.
¿Qué ha hecho este hombre de Illinois, me pregunto, al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me llenen de terror y de soledad?
¿Cómo pueden tocarme estas fantasías; y de una manera tan íntima? Toda literatura (me atrevo a contestar) es simbólica; hay unas pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo “fantástico” o a lo “real”, a Macbeth o a Raskolnikov, a la invasión de Bélgica en agosto de 1914 o a una invasión de Marte. ¿Qué importa la novela, o la novelería de la science-fiction? En este libro de apariencia fantasmagórica, Bradbury ha puesto sus largos domingos vacíos, su tedio americano, su soledad, como los puso Sinclair Lewis en Main Street.
Acaso “La tercera expedición” es la historia más alarmante de este volumen. Su horror (sospecho) es metafísico; la incertidumbre sobre la identidad de los huéspedes del capitán John Black insinúa incómodamente que tampoco sabemos quiénes somos ni cómo es, para Dios, nuestra cara. Quiero asimismo destacar el episodio titulado “El marciano”, que encierra una patética variación del mito de Proteo.
Hacia 1909 leí, con fascinada angustia, en el crepúsculo de una casa grande que ya no existe, Los primeros hombres en la Luna, de Wells. Por virtud de estas Crónicas, de concepción y ejecución muy diversa, me ha sido dado revivir, en los últimos días del otoño de 1954, aquellos deleitables terrores.
RAY BRADBURY: Crónicas marcianas. Prólogo de J. L. B. Buenos Aires, Ediciones Minotauro, 1955.
Sciencefiction es un monstruo verbal en que se emalgaman el adjetivo scientific y el nombre sustantivo fiction. Jocosamente, el idioma español suele recurrir a formaciones análogas; Marcelo del Mazo habló de las orquestas de gríngaros (gringos + zíngaros) y Paul Groussac de las japonecedades que obstruían el museo de los Goncourt.
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chefherrera · 7 years
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NOCHES ÁTICAS. Aulo Gelio escribió esta colección de hechos y noticias hacia el 146 DC. Es una especie de enciclopedia y contiene una serie de informaciones interesantísimas. Lea este magnífico ejemplo: "Marco Catón, en el discurso que compuso ´sobre el reparto de botín de los soldados´ lamenta con palabras vehementes y brillantes la impunidad y permisividad a la hora de robar el erario público. *los ladrones de bienes privados* -dice *se pasan la vida con cadenas y grilletes, los de bienes públicos entre oro y púrpura". Y mire que esto lo escribe Aulo Gelio ciento cincuenta años después de Cristo. ¿Será acaso que esta tendencia (¿o habrá que llamarle tradición?) persiste hasta nuestros días? Por lo que veo, sí. Hoy tenemos una colección de políticos que mantienen viva estas finas prácticas ancestrales.
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pdaeudf-blog · 7 years
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COMO NACIERON LOS SIGNOS DE PUNTUACIÓN
Cuentan que a comienzos del reinado de Carlos I de Portugal, el ministro de Justicia le presentó al monarca un expediente de indulto a un reo en el que le expresaba su opinión con una nota al margen: «Perdón imposible, que cumpla su condena». El Rey, sin embargo, cambió de lugar la coma dejando la frase en «Perdón, imposible que cumpla su condena» y a continuación escribió de su puño y letra un «concedido» y firmó. La anécdota, que se hizo muy popular, muestra cómo una coma puede cambiar una frase... y hasta una vida.
«La coma, los dos puntos y el punto y el coma, así como sus parientes ortográficos, son partes integrales de la escritura» que «destacan las estructuras gramaticales y ayudan a transformar las letras en palabras e imágenes mentales», explica Keith Houston, autor del libro «Shady Characters, The Secret Life of Punctuation, Symbols & Other Typographical Marks». En un artículo publicado en la web de la BBC asegura que «estaríamos perdidos sin ellos. O, al menos, muy confundidos».
Sin embargo, no siempre fue así. «Los griegos practicaban la scriptio continua; esto es, escribían sus textos de tal forma que nohabíaespacionipuntuación entre las palabras, y no hacían distinción alguna entre mayúsculas y minúsculas», relata Houston, subrayando que «era responsabilidad del lector escoger el camino entre la masa de letras, distinguir en ella cada palabra y cada frase, y adivinar dónde terminaba una y empezaba la siguiente». Cuesta creer que la falta de puntuación o espacio entre letras no se considerara un problema, como afirma el escritor. Nadie esperaba comprender un texto en la primera lectura, había que estudiar previamente el contenido de un pergamino para recitar su contenido. «Un discurso elocuente y persuasivo era más importante que cualquier texto escrito», prosigue Houston, quien narra cómo Aulo Gelio protestó cuando en el siglo II d.C. le pidieron que leyera en voz alta un escrito que le era desconocido ya que no enfatizaría las palabras de forma correcta, destrozando su contenido.
La invención de los primeros signos de puntuación llegó de la mano de Aristófanes, cerca del año 200 a.C. Para este bibliotecario de Alejandría, resultaba frustrante el tiempo que se tardaba en leer los cientos de miles de manuscritos que guardaba la célebre biblioteca. Aristófanes sugirió a los lectores que aliviaran el ininterrumpido texto con anotaciones de puntos arriba, en medio y debajo de cada línea (comma, colon y periodus) que indicaran la entonación de lectura alta, media o baja, continúa Houston.
Su aplicación fue, sin embargo, errática. Los romanos abandonaron el sistema de puntos de Aristófanes y aunque también probaron en el siglo II a separar las palabras con puntos, cesaron en ese empeño. «Existía todo un culto hacia el hablar en público, y era de tal magnitud que toda la lectura se hacía en voz alta. Y la mayoría de los estudiosos coinciden en que los griegos y los romanos hacían frente a la falta de puntuación precisamente de esa forma», señala el autor de «Shady Characters, The Secret Life of Punctuation».
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delaimaginacion · 4 years
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-Sofisma Tienes lo que no has perdido: ahora bien, no has perdido cuernos, luego tienes cuernos.
Aulo Gelio
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bocadosdefilosofia · 2 years
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Tumblr media
«El litigio y controversia existentes entre ellos a propósito de un salario convenido fue así. Evatlo, un joven rico, estaba muy deseoso de aprender elocuencia y de defender pleitos. Se confió a las enseñanzas de un maestro como Protágoras y prometió darle como pago una crecida suma de dinero, conviniendo en todas las condiciones establecidas por Protágoras: le entregó la mitad al comienzo del mismo, antes de empezar las enseñanzas, comprometiéndose a pagar la otra mitad el primer día que defendiera una causa antes los jueces y la ganara. Luego fue discípulo y seguidor de Protágoras durante mucho tiempo e hizo grandes progreso en el estudio de la elocuencia; pero, como no recibía encargo alguno de causas judiciales y el tiempo transcurrido era ya mucho, dando la impresión de que obraba así para no pagar el resto del salario convenido. Protágoras tomó una decisión que en aquel momento le pareció astuta: entabló un pleito contra Evatlo.
Habiéndose presentado los dos ante los jueces para, respectivamente, defenderse de la acusación y probar la misma, Protágoras comenzó a hablar así: “Aprende, tontísimo muchacho, que en cualquiera de los casos me has de pagar lo que pido, tanto si la sentencia te es favorable como si no. Porque, si el pleito te es adverso, el salario deberá serme pagado por sentencia del juez, por haber ganado yo; en cambio, si la sentencia te es favorable, el salario deberá serme pagado por haber ganado tú”.
A esto respondió Evatlo: “Pude haber salido al paso de esta artimaña tuya tan capciosa, no habiendo asumido yo el papel de defensor, sino habiéndome puesto en manos de otro abogado. Pero mi placer en esta victoria es mucho mayor al ganarte, no sólo en el pleito mismo, sino también en este tipo de argumentación. Aprende también tú, sapientísimo maestro, que en cualquiera de los dos casos no te abonaré el dinero que reclamas, tanto si la sentencia te es favorable como si no. Porque, si los jueces resultaran favorables a mi causa, en virtud de su sentencia no se te deberá nada, por haber ganado yo; en cambio, si se pronunciaran contra mí, no te deberé nada, de acuerdo con nuestro convenio, porque no habré ganado».
Aulo Gelio: Noches áticas, I, Libro V. Universidad de León, págs. 241-242.  León, 2006
TGO
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delaimaginacion · 4 years
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Mejor casados Ante muchos y eruditos varones, leíase un discurso que Metelo Numídico, hombre en quien se reunían el talento y la palabra con la gravedad del carácter, dirigió, durante su censura, al pueblo romano sobre la cuestión del matrimonio, para exhortar a los ciudadanos a que tomasen esposas. En este discurso se encuentra el siguiente párrafo: 'Romanos: si pudiésemos prescindir de esposas, seguramente ninguno de nosotros querría echar sobre sí semejante carga; pero ya que la naturaleza ha dispuesto de tal suerte las cosas, que no se puede ni vivir bien con una mujer, ni vivir sin mujer, aseguremos la perpetuidad de nuestra nación antes que la bienandanza de nuestra corta vida'.
Aulo Gelio
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