Tumgik
#el sabor del destino
karlitachan · 2 years
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Recien termine de ver este Cdrama y quiero compartirles esta nota  ustedes ya lo vieron? les gusto?
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quetzalnoah · 5 months
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Tranquilo, no es definitivo, así tenía que pasar, pero no es para siempre. No para siempre será esa sensación de que el mundo te aplasta como a Atlas. No siempre será la melancolía el sabor de tu café. No durará para siempre ese sentimiento de querer estar atado a la cama. La naturaleza es cambiante, el mundo gira y es impredecible. El universo no concede favores, pero la memoria de los valientes se fuga con decoro bajo las pupilas de las estrellas. No siempre vas a vivir en escasez y tampoco el fracaso será tu condena. No siempre la riqueza va a perdurar, habrá tiempos de abundancia y otros en los que habrá que comer menos carne. Pero no será para siempre. La flama del conocimiento iluminará tu camino. Si crees en el destino tu fe y tu entendimiento te llevarán a él. La plenitud y la desdicha son caras de la misma moneda con la que pagamos nuestra existencia y siempre están en un volado. Disfruta cada etapa, cada amigo, cada libro, cada canción, cada domingo, cada jueves, cada café, cada amargo trago, cada cerveza caliente, cada beso inesperado, cada desamor, cada sonrisa, porque todas estas cosas están hechas de la misma materia efímera con la que le damos forma a los recuerdos.
Divagaciones, Quetzal Noah
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Me gustan las tardes
de domingos
con sabor a familia.
Me gusta la cama
recién vestida
con ropa limpia.
Me gusta el olor
de la mañana
que asoma fresca
por la ventana.
Me gusta el color rojizo
del cielo justo antes
de la puesta del sol.
Me gustan los últimos
cinco minutos
de una larga jornada
de trabajo.
Me gusta el cansancio
que descansa relajado
después del ejercicio.
Me gusta el vapor
en el espejo
después de una ducha.
Me gusta el día
antes de un viaje,
y el viaje
antes del destino.
Sí, me gustan las esperan
que anticipan la felicidad.
Me gusta también
el calor de un día de invierno
al abrir la puerta de casa.
Me gusta ver llover
con un recuerdo sin paraguas.
Me gusta el olor a café,
si, como me gusta.
Me gustan los dulces
recién horneados.
Me gusta la cara
de un niño sorprendido.
Me gustan las noches
de verano frente al mar.
Me gusta la luz
de una vela al cenar.
Me gusta saber
lo que no se puede explicar.
Me gusta, y mucho,
sentir lo que los demás
te cuentan sin hablar.
Me gusta hablar
en voz baja
cuando hay silencio.
Me gusta, si,
como me gusta,
cuando las palabras
tocan el alma.
Me gusta el instante
antes de que venza
el sueño.
Y más aún,
me gusta un sueño,
cuando vence al instante.
Son tantas las cosas
que me gustan.
Y aun así,
de todo lo que me gusta,
lo que más me gusta,
eres tú.
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alquimistaliteraria · 3 months
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Deseo conocerte lentamente.
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28 de junio 2024
-Carta abierta-
Desde el momento en que nuestros destinos se entrelazaron en el infinito universo, mi corazón no ha dejado de latir con la emoción de ansias por conocerte en cada detalle, desde lo más sencillo hasta lo más profundo de tu ser.
Me embarga la curiosidad por descubrir cuál es tu lugar favorito, ese que te reconforta el alma. Quiero saber qué aroma despierta tus memorias más dulces y qué sabores dibujan sonrisas en tu rostro. ¿Qué canción acaricia delicadamente tus recuerdos más profundos? Explorar esos rincones de tu memoria y navegar por un mar de emociones donde las olas de tu ser me guían hacia la orilla de tu esencia verdadera.
Descubrir cada faceta de tu ser, desde los destellos de luz en tus ojos hasta los susurros de tus silencios. ¿Cuál es tu anhelo más profundo, aquel que lleva consigo la semilla de lo que deseas construir?
Anhelo ser tu confidente en los momentos de tristeza, ¿Prefieres el silencio de tu espacio solitario o buscas el consuelo en la calidez de la compañía? Quiero aprender a entenderte incluso en tus momentos más difíciles. En cada lágrima que se desliza por tu mejilla, deseo ser el pañuelo que sostiene tus penas, ser el faro que ilumine tus noches más oscuras, el refugio donde tus miedos se desvanecen en la luz de la complicidad y el espejo que refleje la belleza de tu ser auténtico.
Envolverte en abrazos que calmen el caos de tu corazón, ya sea con la fuerza que sostiene el mundo o con la suavidad que acaricia las almas. ¿Cuál es el abrazo que te reconforta en la vulnerabilidad de tus emociones?
Deseo conocer cada rincón de tu ser, saber dónde residen tus heridas más profundas para cuidarte con ternura y respeto. Deseo explorar cada estrella que brilla en tu cielo interior, saber dónde brillas con intensidad y dónde necesitas la suavidad de mi caricia.
Y si se da, explorar juntas los caminos del amor es mi mayor anhelo, descifrar cuál es tu lenguaje secreto, aprender el idioma de tu corazón, fluir en la melodía de tus latidos y aprender a expresar mis sentimientos de la manera que más te haga sentir amada para construir un puente que nos una más allá de lo superficial, donde nuestras almas danzan al compás del amor más puro y sincero.
Con infinito anhelo de conocerte y que me conozcas para lograr descubrirnos y saber si somos quienes tanto habíamos esperado.
By, Yls.
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hellokittywrites · 2 months
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NEW MOON, última parte.
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your TEETH crave my name.
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my blood makes you MOONSTRUCK.
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is this OUR end?
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¿se sellará la indescriptible atracción que sentías hacia Park Sunghoon con el pinchazo de un colmillo? Sí, pero ¿sobrevivirá esa atracción a su propio sello?
pair: vampire!park sunghoon x f!reader
summary: finalmente, los colmillos de Park Sunghoon han penetrado en tu piel y tu sangre ha sido probada por él. ¿qué consecuencias traerá este mordisco? y, por si fuera poco, la figura misteriosa de Jay parece compartir un pasado con tu querida mejor amiga Aerin, si es que se podía seguir llamando de esa forma. Una historia en la que parecías destinada a participar en su final... ¿o en su principio?
warnings of part 4: sangre, mordiscos, besos en el cuello, menciones de dios, traición de una amistad, lenguaje malsonante y si veis alguno más decidme pls
words: 8288
parte tres masterlist
‧͙⁺˚・༓☾  ☽༓・˚⁺‧͙
Sunghoon succionó una, dos, tres y cuatro veces. Su lengua saboreó la sangre que caía de las perforaciones que él había hecho en tu cuello. No había palabras para describir la paz interior que su sabor provocó en su insaciable sed que, como vampiro, siempre le marcaría de nacimiento. O eso pensaba hasta que llegó tu olor, tus ojos, tu sonrisa, tu cuello, tu sangre... Cuatro veces succionó, insuficientes veces para satisfacer la sed por sangre humana de un vampiro corriente, de Jake o de Heeseung, pero curiosamente suficientes para él. Beber tu sangre era como tomar su manjar favorito estando lleno. Siempre había espacio, pero jamás abusaba porque no tenía hambre, porque ya estaba lleno.
Anulaste la sed del vampiro Park Sunghoon, realidad incoherente con la tradición, con lo común, con las leyes de la naturaleza. Y así, Sunghoon se separó tras apenas haber tragado más de una vez, sin necesidad de beber más, de morder, de matar. 
Despegó sus colmillos suavemente, atendiendo al tiemble de tu agarre en su brazo, el calmado latido del corazón y el suspiro de placer que tus labios emitieron. Se alejó, quedando cualquier sonido que sus suaves besos húmedos en tu cuello podrían haber producido ignorado por tu débil risa llena de cariño y plenitud. Park Sunghoon te miró ahora abrazándote y teniendo tu cara enfrente de la suya, mirándote siendo él mismo, sintiéndose vivo, sintiéndose humano.
Un cambio que percibiste en sus ahora desaparecidos colmillos y en sus verdaderos ojos de carbón sujetando los tuyos como si en ellos estuviesen la clave de su vida, la respuesta al acertijo de su existencia.
Park Sunghoon seguía siendo vampiro pero, en el fondo de su mente que todavía no estaba presa de esa inocente felicidad de tenerte en sus brazos, supo que las leyendas eran ciertas y que había esperanza en su gran deseo de vivir sin estar muerto.
Siempre y cuando tú existieras junto a él.
Cuando sentiste los colmillos de Park Sunghoon penetrar en tu piel junto con su cálida lengua saboreándote, tu corazón sintió la extraña sensación de un sueño siendo cumplido, pero no el tipo de sueño que solemos tener en la vida, por el que trabajamos duro y nos ponemos metas, sino un sueño que el destino de tu alma tenía que cumplir en el camino de su vida porque, en efecto, estabais hechos el uno para el otro.
Vuestras manos unidas se mantuvieron de esa forma, juntas, incluso tras el final de aquel íntimo momento, reflejando que aquello no era una simple atracción. La duda sembró tus labios y Sunghoon te escuchó con el mismo pánico que interiormente podía llegar a sentir al darse cuenta de que os unía una conexión tan antinatural que os hacía olvidar el hecho de que no os conocíais. Su caricia sobre tu cuello te tranquilizó de cierta forma, parándote a pensar en su tacto mientras observabas su rostro tras haberte mordido, marcado. ¿Realmente no conocías a Sunghoon? 
—Hasta hace nada pensé que tú no sentías lo mismo por mí, que todos esos detalles que veía en ti eran observaciones que jamás saldrían a la luz—. Comenzaste, siendo interrumpida por Sunghoon de una manera curiosa, al complementar tus palabras con sus observaciones. —Intuía que leías a Poe, y justo te encontraba en la biblioteca haciéndolo—. Susurró.
—Sabía cómo reaccionarias a algunas palabras del profesor Friedrich, y acertaba de lleno—. Continuaste. Sunghoon elevó una de sus cejas antes de hablar.
—Nunca te encontraba en los partidos oficiales de ninguno de los deportes de la academia y nunca me sorprendía—. Reíste mientras bajabas la cabeza. Tu mano libre acarició su pecho.
—Aquella vez que discutiste con Heeseung y todo el mundo se enteró poniéndose de parte suya, yo te vi cosiendo su camiseta de béisbol cuando pensabas que nadie te estaba mirando y no me sorprendió ese lado tuyo—. Sunghoon esbozó una pequeña sonrisa.
Su mirada se tornó un tanto dudosa mientras dejaba de llover, aclarándose el cielo y dejando brillar a las estrellas. Se acercó un poco más a ti, bajando la cabeza. 
—Sabía que estabas escuchando cuando rompí con Aerin. Por eso fui mil veces más maleducado e imbécil. Quería que me odiases, pero con cada palabra se me rompía más el corazón al pensar que realmente podría conseguirlo. Yo... yo nunca quise esto, estar atraído hacia un humano hasta el punto de sufrir una sed inaguantable. Pero es que antes...— Se le rompió la voz un poco —No sabía que esto que nos une es distinto e inevitable.
Sus palabras agilizaron tu corazón y una carga en tus hombros fue levantada por la compresión y compasión. Te lamiste los labios antes de realizar una pregunta. —Jay mencionó leyendas ¿somos parte de una?
Sunghoon te miró asintiendo antes de echar un ojo hacia toda la estancia. En su interior, supo que Jay te había mencionado semejante información tan insólita siendo una humana porque desde el principio se lo había temido, Sunghoon y tú erais lo mismo que Aerin y él. Jay, de nuevo, le había dado razones para admirarlo.
Notando su mirada precavida, hablaste. —¿Quieres venir conmigo y así hablamos con más tranquilidad?— Tus mejillas no pudieron evitar encenderse tras tu invitación. Sunghoon sonrió, llegándole la sonrisa hasta los ojos y asintió. —Sí—.
Así, caminasteis hasta tu habitación con las manos todavía unidas. 
Con vuestros meñiques tímidamente entrelazados, abriste la puerta caoba de tu habitación, entrando tú primero y Sunghoon detrás de ti. No te lo admitiría pero estaba nervioso, todo parecía encajar perfectamente muy rápido y el vértigo que le suponía ser plenamente feliz le atragantaba con risas. Apreció tu habitación, decorada con tu estilo rústico ideal pero con una pizca de tu esencia que no sabría muy bien señalar dónde. Era tu habitación y como tú, no podría haber otra igual.
Gesticulaste hacia tu cama y Sunghoon se sentó en ella mientras te dirigías hacia el escritorio, buscando ordenar un poco los papeles esparcidos y los libros abiertos, además de algún bolígrafo colocado a libre albedrío. Era un caos, pero no uno demasiado trágico.
Sunghoon aprovechó que no le mirabas para observarte. En su pecho hasta ese momento frio y muerto, sintió una calidez que le pedía a gritos abrazarte, protegerte, tenerte siempre en su vida junto a él. Eran sensaciones muy fuertes para alguien considerado muerto, para un inmortal que no tenía ninguna esperanza en la eternidad. 
Tras tu breve intento de orden, te giraste hacia él y tu corazón se aceleró. El chico vampiro que reinaba cada uno de tus sueños desde la primera vez que tus ojos se posaron en él, estaba en tu cama, cómodo, portando una sonrisa amplia y juvenil, casi como la inocentemente feliz sonrisa de un niño. La vergüenza te comió por dentro y te quedaste de pie, incómoda en tu propia habitación, gesto que Sunghoon notó y que le hizo reír al instante.
—¿Por qué pareces tú la invitada? Es tu habitación—. Dijo mientras tu nombre se escaba de su boca con gran adoración. Tú estomago dio una voltereta mientras Sunghoon con la palma de su mano sobre tus sábanas indicaba que te sentaras a su lado. Te acercaste, dándole la mano que el te tendió para sentarte en la cama, como si fueras una princesa de porcelana frágil hasta ante una pluma o unas meras sábanas. Lo comentaste y las orejas de Sunghoon se encendieron al darse cuenta.
Una vez acomodados -vuestras manos todavía unidas- Sunghoon se lamió los labios antes de suspirar. —¿Qué quieres hacer ahora?—. Su pregunta te sorprendió porque de cierto modo, pensaste que él tendría el control, que él sabría el secreto y que tú solo tendrías que asentir y seguir junto a él. Pero eso jamás sería así con Sunghoon. Si tú decidías estar con un ser como él, era decisión tuya. Si tú decidías seguir con él, dejar que beba tu sangre hasta que se volviese humano, era tú decisión, tu voluntad. Él jamás te forzaría a nada, incluso si te ibas, no te rogaría que te quedaras porque significabas demasiado para él. Gesto que un vampiro normal no entendería porque la naturaleza era manipular, decirte que te quedaras, que te sometieras a él.
Sonreíste ante la expresión suave de su rostro, expresando siempre tanto con sólo aquellos ojos, hecho que mucha gente no sabía apreciar. Tu mano libre se acercó a su cara, acariciando suavemente su pómulo. —¿Puedes explicarme qué es lo que nos une?—. Sunghoon cerró los ojos fundiéndose con tu tacto mientras asentía. La calidez de tu mano curó heridas interiores que no sabia que tenía abiertas y sangrando.
Así Sunghoon, poco a poco, te empezó a contar la leyenda que todos los vampiros conocían, pero que nadie creía o nadie quería creer. —Muchos vampiros no quieren volverse humanos, y creer que podía existir su humano destinado que los salvaría de la vida de pecado y condena no les interesaba. Por ello, esta leyenda no tiene la popularidad que podría tener, pero sí que todos preferimos no contársela a los humanos. Al fin y al cabo, es la posibilidad de una debilidad de la raza vampírica. Además de que realmente todas las religiones siempre hablan de algo similar, no sólo la que llama al "algo" Dios—. Llegados a este punto de la historia, Sunghoon y tú estabais acostados en tu cama, no acurrucados pero unidos por las manos que todavía no habíais separado.
—Entonces ¿es algo así como estar destinados el uno al otro?—. Tu corazón saltaba de alegría al pensar que realmente tenía una otra mitad que lo comprendía. Bueno no, no era simplemente eso. Era tener a Sunghoon como tu alma gemela después de noches sufriendo por un interés no correspondido. Él asintió.
—Creo que ya lo notas pero no podemos evitar sentirnos el uno hacia el otro como lo hacemos, con esta necesidad tan...—. Su mirada bajó hacia tus labios sin poder controlarlo pero sin hambre o deseo, simplemente observando la belleza de su forma. —Sí—. Completaste su frase susurrando. No había más palabras que una afirmación para expresar que conocías perfectamente esa necesidad de la que él hablaba.
Un silencio cómodo se estableció entre vosotros mientras os mirabais. Eras consciente de que ahora era el momento de tomar una decisión pero, saber que existían los vampiros y que estabas destinada a él, era demasiada información para una noche. Tus ojos así lo demostraban, siendo por un momento cerrados con lentitud por tus párpados. Sunghoon lo notó y te besó la frente suavemente. —A dormir—. Susurró con esa voz que siempre has querido oír siendo dirigida hacia ti. Apretaste su mano y exclamaste adormilada —No te vayas—. Sunghoon devolvió el apretón —Nunca—.
Pero, en mitad de la madrugada cuando la luna todavía mostraba su majestuosidad pero con cansancio, un fuerte dolor en el pecho te despertó. Abriste los ojos sobresaltada, buscando agarrar la mano de Sunghoon a modo de protección. En cambio tu mano entró en contacto con la nada, con sábanas cálidas, con simple aire, con un vacío. Te incorporaste con un horrible sabor en la boca y una respiración acelerada. El dolor en el pecho no se iba, continuaba contigo pese a haberte despertado, tal y como Sunghoon había prometido hacer con su estancia a tu lado.
Pero Sunghoon no estaba. No había rastro de él en tus sábanas en las que anteriormente os habíais confesado una gran unión y dependencia el uno del otro. Tampoco estaba en el escritorio que habías intentado organizar horas antes, ni en la entrada por la que con las orejas rojas te había alagado la decoración de tu habitación. Park Sunghoon no estaba. Park Sunghoon se había ido, se había esfumado. Y él había prometido no hacerlo, había prometido quedarse en un momento en el que todavía no sabíais qué seríais en un futuro.
Una mente racional pensaría que tuvo que irse por cualquiera razón que no fuese un rechazo, un portazo. ¿Pero con aquel dolor en el pecho? Casi sentiste tu respiración ahogarte, desafiando la física y la biología. Tal y como vuestra conexión lo hacía, tal y como su existencia vampírica lo hacía.
Tus ojos se llenaron de lágrimas que intentabas retener con pensamientos racionales. A lo mejor estaba fuera porque fue al baño o estaba yendo hacia su dormitorio a prepararse para el día siguiente. Pero no había clases al haber acabado el semestre. Tus pies aceleraron el paso atravesando tu habitación. Abriste la puerta todavía con lagrimas sin caer, sin doler.
Allí, bajo el alba, Park Sunghoon se alejaba de los dormitorios, de tu habitación, de ti, por el mismo camino por el que horas antes se había entregado a ti y tu habías permitido la perforación de tu cuello por sus colmillos. Tus cuerdas vocales se prepararon para llamarlo y así relajar a tu corazón. Hasta que tus ojos la vieron y aquello no fue necesario. 
Aerin caminaba por delante de Sunghoon, guiándole con su mano unida a la suya. La palma de Sunghoon acariciaba y rodeaba a unos dedos que no eran los tuyos. Estaba unido a alguien que no eras tú, sino Aerin. A quién primer amó, a quién tuvo que romperle el corazón por tu culpa, a quién verdaderamente quería en su vida.
Cerraste la puerta al instante mientras tus piernas fallaban y te dejabas caer lentamente en el suelo, con tus brazos acariciando tu ahora incompleto ser, con la huella de sus colmillos en tu cuello ardiendo, con el efecto que el dejó sobre ti como tu única identidad. Abandonada, con una promesa rota como última creencia.
¿Qué había sido esto?
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Prepararte para ir a cenar nunca había sido tan difícil. Saltarte el desayuno y la comida había sido totalmente sencillo al olvidarte completamente de comer.
Habías conseguido quedarte dormida tras el silencio sepulcral que el fin de tus sollozos produjeron. Era mentira, él no era tu otra mitad, tu persona destinada. Seguías igual de incompleta y sola. Pero eso no dolía realmente. Lo que dolía era que no fuera Sunghoon tu otra mirad. Que esto hubiese sido todo para ti y nada para él. Simplemente saciar su sed.
¿Cómo alguien podía mentir así de fácil? ¿Así de real? Vampiro. Era un vampiro. Estaba en su naturaleza y sólo fuiste un recipiente de sangre desde el principio. Pensar esto te devolvía el asesino dolor en el pecho. No encajaba, no podía ser de esta forma... Pero Sunghoon no volvió. No apareció ni a la hora de desayuno, ni para comer, ni al mediodía, ni por la tarde, ni a las ocho, ni a las nueve... nunca.
Así, decidiste -y como mecanismo de defensa ante su existencia y sus manipulaciones insensibles- odiar a los vampiros en un mundo gobernado por ellos.
Con esta nueva emoción dominante en tu cerebro, decidiste atender al último turno de cena de las diez de la noche, buscando saciar tu hambre y, con ello, culpar este vacío que sentías como causa de una razón alimenticia y no a la ausencia por abandono de Park Sunghoon.
Saliste de tu habitación luciendo presentable, desempeñando una nueva confianza fruto de la decepción y del odio. ¿Su humana destinada? Absolutas porquerías y mentiras. Recordar la pasión con la que os habíais abrazado hace horas mientras pasabas por el mismo camino por el que él se fue para no volver con Aerin fue una de las acciones más difíciles que habías realizado en tu corta vida. Agradeciste interiormente no haber probado sus labios, no haber sellado completamente vuestros, o más bien, tus sentimientos, o no sabrías si te recuperarías.
Mientras caminabas hacia el comedor por la desierta academia (a esas horas la gente estaba yendo hacia alguna fiesta o preparándose en las habitaciones para ello) el peso de todas las emociones que sentías te rompían los hombros.
Tras cruzar una esquina, la figura de Aerin caminado por el mismo pasillo al que habías entrado te hizo parar en seco. Sunoo iba junto a ella, caminando par a par hasta que vuestras miradas se encontraron y el ceño de Aerin se frunció, acercándose rápidamente hacia ti. Notaste las marcas de su cuello y antes de que pudieras siquiera mirarle a los ojos, un sonido desagradable reinó el pasillo.
Aerin te habia abofeteado.
—¿Cómo se te ocurre intentar seducir a mi prometido? ¿Es que a caso no tienes ningún tipo de vergüenza? Sabía que siempre me tuviste envidia pero llegar a estos extremos? ¿Cómo...?—. Dejaste de escuchar su discurso cuando la palabra prometido fue emitida por sus labios siempre pintados de ese característico rosa. Desconectaste tanto de lo que estaba diciendo que hasta la interrumpiste.
—¿Has dicho tu prometido?—. Aerin se rio de mala gana y supiste que quería darte otra bofetada. Pero, en vez de hacerlo con su mano, lo hizo con sus palabras. —Sí, Park Sunghoon—.
Tu cerebro seguía sin comprender y el gran escozor de tu mejilla no te ayudaba. —¿Y Sunoo? ¿No te estaba mordiendo ayer por la noche?—. Aerin parecía sorprendida y esta vez sí que no se aguantó, proporcionándote otra bofetada en la misma mejilla. Cerraste los ojos y te agarraste el moflete harta de semejantes actitudes que siempre habías aguantado de ella y que habían acabado en violencia.
Habías perdido a Sunghoon para siempre, si es que aluna vez fue tuyo. La plenitud que sentiste te había dejado tan feliz que su ida hizo que ahora ya no actuases en base a algo, simplemente siguiendo tus propios impulsos de protección. Nadie te volvería a pisar de esa forma, nadie se adentraría en tu corazón con semejante facilidad nunca más.
Antes de que Aerin pudiese empezar a chillarte, hablaste.
—Vas a pegarle otra bofetada a tu querido prometido pero a mi ni se te ocurra volver a tocarme. Puedes ser un vampiro, puedes ser la mismísima hija del director de la academia. No me importa. Ya te he aguantado lo suficiente como para ahora tener que darte explicaciones. Quédatelo, todo para ti. No quiero saber más de vosotros y de vuestras sangrientas manipulaciones. Tú sigue siendo una zorra y yo seguiré siendo educada. Que os den—. Con una rabia impotente, te giraste ante las exclamaciones de Aerin. Sunoo no se había manifestado, ni siquiera se había acercado, pero hubo algo en la forma en la que durante todas tus palabras sólo seguía mirando a Aerin que te descuadró completamente.
Olvidándote de que ibas al comedor, te giraste y rehiciste el camino hacia los dormitorios desviándote en un pasillo que nunca se usaba al dar a los almacenes de limpieza. Te sentase en el pequeño banco de roble que había como decoración usable y ocultaste tu cabeza en tus brazos mientras las lágrimas salían. Querías volver a casa, a junto tu querida madre que siempre sabia como ayudarte aunque fuese la persona mas imperfecta del mundo y aunque eso fuese imposible.
Sunghoon y Aerin se iban a casar. Vampiro con vampiro. Tal y como debía ser, como tenía que ser. Te diste cuenta que no debiste ni haberte metido, ni haberte dirigido a él, ni haberle mirado, ni nada. Ni saber de su existencia.
Tus sollozos eran tan fuertes que eran silenciosos, sacudiendo tu cuerpo mientras buscabas de alguna forma pensar en positivo, en otra cosa, en algo que no fuese nada ni nadie.
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Tras unos minutos en los que conseguiste calmarte a ti misma, el desquiciado hambre te atacó. Miraste hacia el infinitos techo de la bóveda de piedra que, con muchas más, conformaban la academia y suspiraste. Unos pasos te hicieron girar la cabeza, aunque tus ojos estaban muy pesados como para realmente procesar lo que estaba sucediendo.
Park Jay se paró al inicio del pasillo, con las manos en los bolsillos, observándote con unos ojos que de alguna forma, reflejaban perfectamente la desastrosa borrasca torrencial que se desataba en tu interior. Apartaste la mirada de él, no pudiendo soportar su mirada con conocimiento de causa. Jay continuó caminado hacia ti, sentándose a tu lado en aquel banco, descansando la cabeza contra el duro muro mientras suspiraba.
La presencia de Jay te reconfortó de cierta forma pese a ser un vampiro, pues cuando uno está en esa situación de dolor, la simple compañía de una mosca podía ser la más reconfortante del mundo.
En verdad Jay era el único que no te había mentido y que había sido lo más claro que nadie en esta academia había sido nunca, si omitimos los datos que, por una razón mayor, no te pudo dar. Esta reflexión te hizo pensar en Sunghoon.
Esa parte esperanzadora de tu interior pensaba que estabas sacando conclusiones demasiado rápido y que Sunghoon si volvería murió por tortura tras las palabras de Aerin.
—Que estés aquí me dice que algo sabes... Por no decir todo—. Comenzaste casi susurrando, buscando esbozar una sarcástica sonrisa mientras seguías mirando al frente, a esa piedra dura, oscura y rugosa.
Jay te miró, gesto que sólo pudiste captar por el rabillo del ojo. —Algo había sospechado pero el encuentro en el pasillo me lo confirmó—.
—Así que has visto eso. Wow—. Intentaste no sentir vergüenza. Fallaste. —Ya ves que tenías razón, tan amiga no era—.
Jay se rio muy débilmente, tanto que sonó más a expiraciones forzadas que a una risa para luego caer en un silencio dubitativo. Sentiste que te iba a contar algo importante, así que le miraste. Él no te devolvió la mirada, pero apreció el gesto de oyente activo.
—Aerin antes no era así. O eso siempre me digo yo intentando justificar por qué la sigo amando tanto—. Su confesión te sorprendió. Jay ahora sí, te miró a los ojos y te volvió a dejar ver el mismo torbellino de emociones que tu sentías ser reflejado. —Aerin y yo somos, o fuimos, lo que Sunghoon y tú sois. He visto como te mira y era imposible no notar su presencia en aquella azotea, antes de que me preguntes cómo lo sé—.
Pensar en la posibilidad de que sí que le importases a Sunghoon dolía demasiado. Ahora entendiste los espejos que sus ojos eran cuando le mirabas, él sabía perfectamente como te sentías. —Te equivocas Jay, él y yo nunca fuimos, ni somos... algo—. Jay miró al frente de nuevo, suspirando. Tras unos segundos, compuso sus pensamientos y comenzó.
—Sunghoon y Aerin se conocen desde la infancia, pero Aerin no es un vampiro—. Frunciste el ceño mientras continuaste mirándole, extrañada. —Es una hija adoptada y por ello, una humana intocable mientras no sea cambiada por su futura pareja. Además de ser nada más y nada menos que la hija del propio director de la única escuela de vampiros de Asia—. Jay gesticuló con las cejas y notaste un dolor de rendición en su voz. —Pero a mí eso nunca me importó, porque ella era mi destino, ella era mi futuro, mi todo. Nadie lo sabía, sólo ella y yo. Seguro que Sunghoon te explicó a lo que me refiero o si no, no estarías en este estado—. Le diste un suave golpe en el hombro, quejándote ante sus palabras.
Parte de ti se alegró porque Aerin también hubiese sentido algo tan bonito como pertenecer con alguien en una vida completa. Jay leyó tus pensamientos como un libro y te sonrió suavemente. —Pero yo jamás podría cambiarla, porque si bebo su sangre me debilito y cada vez me vuelvo más humano. No puedo darle la vida de eternidad que ella quiere para estar con su familia y sus amigos. Yo no podría hacerle eso a ella, especialmente cuando ya tenia toda su vida preparada al estar enamorada de Sunghoon—. Su voz perdió intensidad y suspiró.
—Yo decidí nunca sellar nuestro destino, nunca atarla a una vida conmigo de decepción y mortalidad y rechazo y me—. Paró de hablar y te miró. —Sabes que una vez que muerdes es imposible separarse y no podía encerrarla a mis colmillos. Por eso me los partí—.
—¿Decidiste arruinarte por ella?— Exclamaste susurrando. Jay te miró con seriedad. —Y lo haría las veces necesarias si eso significa que sea feliz—.
Apoyase tu mano en su hombro, entendiéndole perfectamente. Darías lo que fuese por volver a sentir esa conexión con Sunghoon, por poder llamar a Sunghoon tu destino y él querer serlo.
—¿Ella sabe esto?—. Preguntaste temiendo adivinar la personalidad de Jay.
—No estaba en sus planes de vida y cuando ingresé a mitad de curso en la academia el año pasado, no era el momento para un nosotros. Fingí que fue un accidente y ese mismo verano empezó a salir con Sunghoon—. Mirar a Jay se volvió doloroso. Era un absoluto reflejo de tus propias emociones, aunque el había arruinado su ser por Aerin.
Jay notó tus pensamientos de nuevo. —Pero Sunghoon y tú sois distintos. Le conozco y sé perfectamente que hay algo que le está haciendo actuar de esa forma y la razón no es que no quiera formar parte de tu vida. Sé que ahora debes odiar a los vampiros, pero debes creerme... ¿cuándo te hice dudar?—. Levantaste una ceja intentando ocultar la involuntaria esperanza que sus palabras te habían dado. 
—Eso mismo es lo que dicen los manipuladores, Park Jay—. El nombrado se rio mientras ambos seguíais en aquel banco, lejos de la causa de vuestros corazones rotos. Jay estornudó, y le prestaste tu bufanda, compensando por la sudadera del día anterior.
Tras unos minutos de silencio reconfortante, Jay habló. —Vamos a cenar—. Aceptaste sin pensarlo dos veces, al fin y al cabo tu estómago no tenía por qué sufrir las consecuencias de un problema del corazón.
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Jay cortó uno de los filetes mientras tú te llevabas un poco de tomate a la boca. 
—Así que los vampiros sí que pueden tomar comida humana— Señalaste mientras masticabas aquella fruta en el silencio de un vacío comedor. Jay alzó una ceja. —Es como los refrescos para vosotros, no los necesitáis para sobrevivir ni son realmente lo más idóneo, pero los tomáis igualmente—. Asentiste dirigiendo tu mirada al plato mientras jugabas con el tenedor. —Tiene sentido—. Jay te miró por un momento para después negar con la cabeza sonriendo.
Saber que Jay y tu tenéis experiencias tan similares y comprendéis lo incomprensible que es tener una alma gemela que no os quiere, os había acercado rápidamente. No tardaste en confiar de cierta forma en su criterio. Así, una vez tragado el tomate, decidiste hablar. —¿Crees que debería acercarme a Sunghoon?—.
Tu cambio de tema no le sorprendió y dejó de cortar aquel filete para mirarte mientras apoyaba su cabeza en una de sus manos. —No sé realmente qué es lo que ha sucedido. Aerin y él siempre tenían versiones distintas de los mismos acontecimientos. Lo que para ella es "lo hemos arreglado" para Sunghoon es "hemos roto". Aunque yo les conozco desde antes de que empezaran a salir, así que no se muy bien qué problemas han tenido entre ellos. Pero creo que será mejor que hagas lo que tú sientas—. Rodaste los ojos, aquello no te ayudaba. Jay te miró confundido. —No me hagas ese gesto, me has pedido una opinión—.
Sonreíste riéndote un poco. En verdad la pregunta había sido muy estúpida porque estabas convencida de que no ibas a hablar con alguien que te había dejado sus intenciones muy claras. La horrible sensación de ser abandonada te perseguiría en pesadillas futuras y simplemente no podías actuar como si pudieses perdonarlo solo porque Jay tuviese la opinión de que a Sunghoon realmente le gustabas, de esa forma tan del destino.
Suspiraste y seguiste comiendo, llenando tu estomago y sintiendo que por fin, algo bueno te había pasado ese día.
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Jay si que consiguió distraerte de todo lo que había sucedido, su presencia reconfortándote y haciéndote olvidar el hecho de que tenías el corazón roto. En cambio, tu libro favorito tendido en tus piernas siendo bañado por la luz de la Luna no estaba teniendo tanto éxito. Y eso que este libro siempre funcionaba.
El problema era que tu propia habitación también estaba impregnada de la sombra de Sunghoon. En cada rincón que mirabas, había una mínima referencia a él y a sus palabras emitidas hacía un día en esa misma cama. Habías cambiado las sábanas, hecho que te había ayudado durante todo el día antes de salir a cenar, pero ya no. La iluminación nocturna hacía viajar a tu habitación a la noche anterior, a un tiempo en el que Sunghoon existía en ella.
No podías soportarlo.
Habías decidido leer ese libro que siempre te reconfortaba y fue totalmente en vano. Tu mirada se perdía en algún rincón de tu cama y el círculo vicioso de acordarte de él te engullía. Nietzsche tenía algo de razón.
En una de estas pérdidas de concentración, tu mirada quedó pegada a la puerta en la que horas antes te habías derrumbado, habías sido abandonada. Te tembló el labio inferior pero no había ninguna lágrima formándose en tus ojos. Era simplemente las consecuencias de tus actos. 
Entrecerraste los ojos mientras apoyabas tu cabeza en la pared a la que tu cama estaba pegada, todavía contemplando la gruesa y una vez bonita puerta. Si tan sólo hubieras continuado con tu vida como siempre, si tan sólo no hubieras asistido a ese evento, si tan sólo no hubieras dejado que te mordiera...
Con ironía, te preguntaste cómo Aerin podía haber sido capaz de romper su relación destinada con Jay. Pensabas que la conocías, pero la Aerin que te consolaba durante la enfermedad de tu madre los dos primeros meses del curso, fue la misma que no dudó ni un segundo en abofetearte. Sunoo también te sorprendió, especialmente por la mirada de satisfacción que le dirigió a Aerin, como si hubiera organizado y planeado todo.
Aunque aquello no tenía sentido. Nada tenía sentido.
Justo cuando tus ojos por fin iban a dejarse llevar y cerrarse hasta la mañana siguiente, cansados de tanto dolor y de percibir tantas imágenes asesinas, un ruido te despertó de cualquier trance. Alguien había llamado a tu puerta.
Fue un golpe de nudillos suave contra la madera pero intenso y tu inocente corazón se aceleró rápidamente. ¿Será Sunghoon? Pensó con esperanza para luego tu cerebro destruírsela tras recordar que le habías dejado tu preciosa bufanda a Jay y os habíais olvidado de aquel hecho. Así que, era él el que estaba detrás de tu puerta.
Te levantaste de tu cama yendo a abrir. Pero Jay no te dio tiempo y apenas dos segundos volvió a llamar, esta vez con más desesperación. —Ya...—. Ibas a seguir tu oración pero Jay te interrumpió. —Por favor, déjame entrar—.
La puerta era lo suficientemente gruesa como para distorsionar el sonido pero ¿era lo suficientemente gruesa como para que Jay sonase totalmente distinto? Es más, sonaba tal y como, tal y como...
Aceleraste tus pasos y con la respiración rápida abriste la puerta sin importante absolutamente nada, sin pensar en ningún "y si" mientras existiese la posibilidad de que aquella voz fuese su voz. Apenas rozaron tus manos el pomo y tiraste con desesperación hacia ti. Y ahí lo estaba.
Park Sunghoon en el otro lado de la puerta, justo en el lugar en el que hace un día decidió entrar en tu vida, marcarte, y luego no volver nunca.
La misma palabra con la que prometió quedarse.
Te quedaste completamente paralizada mientras observabas sus pupilas oscuras penetrarte. Sus ojos estaban casi temblorosos, con un ceño fruncido y unos labios partidos. Sentiste la misma sensación que cuándo sueñas con caerte de un alto al vacío, tus piernas temblando y el silencio reinando porque esto tenía que ser parte de tu imaginación. El hecho de ver a Park Sunghoon fuera de tu habitación y que te estuviese mirando de esa forma o el hecho de que tu cuerpo estuviese reaccionando todavía a él no podía ser verdad.
Sunghoon también sintió de nuevo aquella intensidad con sorpresa. Realmente sujetabas su mundo en tu suave mirada. ¿Le gustaba aquello? Según sus actos y tu propia percepción, no.
Juntaste tus labios en una fina línea, sintiendo de repente las inmensas ganas de llorar todas aquellas lágrimas que en verdad sí que existían, pero que tu propio cerebro decidió ocultarte para protegerte.
Una oleada de lágrimas tan impactante mientras volvías a percibir sus preciosos lunares que te hicieron tragártelas.
No sabías qué pensaba, no sabías qué veía pero, sobre todo, no sabías que hacía aquí.
Y recordar las verdaderas circunstancias que rodeaban ese contacto visual te devolvieron a la dura realidad y, con todo el dolor de un corazón roto y un tsunami de lágrimas trágico, bajaste la mirada, susurrando con una voz casi inaudible y débil, muy, muy débil. —Vete—.
Pero tu mano seguía en el pomo sin empujar la puerta, simplemente observando tus desnudos pies, sintiéndote la persona más pequeña e insignificante del planeta ante él, ante la persona que te dijo que eras el amor de su vida, su destino.
Pero Sunghoon no se fue y tampoco se quedó estático. Es más, acercó su mano con la que había petado a la puerta a la superficie de ésta y empujó con suavidad, abriéndola. No lo impediste, abandonando el pomo que sujetabas, siguiendo con la mirada en el suelo, junto con tu corazón. No tenías ninguna forma de defenderte ante el poder que le habías dado, ante la unión recíproca que supuestamente os conectaba. Querías odiarle, gritarle, expulsarle de tu puerta y nunca dejar que volviera en tu vida. Pero ahí estaba él, cerrando la puerta tras haber vuelto a entrar. 
Sus palabras fueron como las tuyas, un breve suspiro de dolor en el silencio de rupturas y odio. —Lo siento —. Su voz despertó tu corazón con incomodidad. Así que realmente te había abandonado, realmente se estaba disculpando por simplemente cambiar de opinión en una noche, por darte el mundo y prometerte la eternidad para después desaparecer en el mañana.
Eso te hizo levantar la cabeza mientras comenzaste a hablar —Eres un mentiroso, un vampiro—.Usaste esa palabra con voluntad, queriendo hacerle daño. Querías producirle un mínimo de sentimiento causado por ti, como eran causados por él todos y cada uno de los tuyos.
Pero cuando le miraste a los ojos, ver su mirada fija en lo que parecía tu pómulo te despertó de cualquier posible comienzo de una discusión. —¿Qué?—. Susurraste. Sunghoon entonces te miró a los ojos y por primera vez desde que entró, sentiste ver al Sunghoon de la noche anterior. No tuvo que decir nada mientras su ceño se fruncía con frustración, regalándote unos ojos arrugados de puro arrepentimiento. —Nadie te debe poner el dedo encima, absolutamente nadie y aún así... —. Susurraba mientras volvía a llevar su mirada hacia ese lado de tu cara, perdiéndose en una batalla emocional interior. Aquello despertó tu chispa.
—¿Sabes quién realmente me ha puesto el dedo encima haciéndome daño?—. Hablaste sin susurrar, cambiando toda la atmósfera que os envolvía. Sunghoon entonces te volvió a mirar a los ojos, echando la cabeza hacia atrás ligeramente mientras negaba, no queriendo escucharte, no queriendo enfrentarse a la verdad de tus siguientes palabras. Pero ya era demasiado tarde y, con veneno, continuaste.
—Tú. El mismo que dijo que yo era su destino o mil estupideces más —. Sunghoon cerró los ojos mientras bajaba la cabeza.
—.Eso no es una estupidez—. Susurró, haciendo contraste con tu alterado tono. Sus palabras te provocaron cólera y tu dedo acusador se dirigió a su pecho.
—¿No ves? Sigues mintiendo y engañando y manipulando. No es una estupidez pero luego vuelves con Aerin?— Sunghoon se sorprendió ante tus palabras, mirándote incrédulo, cambio que no percibiste por tu ira. —Tener no sólo que verte irte con ella sino que también haber esperado como una tonta por una explicación para después ser abofeteada? —. Sunghoon dio un paso atrás, casi tambaleándose ante la incomprensión que tus palabras le producían.
—¿Qué estás diciendo? Yo no he vuelto con—.
—Mentiras Sunghoon y más mentiras. ¿Es que acaso no me has dicho ninguna sola verdad desde que ha pasado esto?—. Gesticulaste con rabia, señalando primero a Sunghoon y luego a ti, casi con asco. Aquello mató a Sunghoon, el cual dio un gran paso hacia ti para empezar a susurrar con ira reprimida —Nunca te he mentido. Ni una sola vez —. Te acercaste tú a él ahora, cerrando con peligro la distancia entre vosotros.
—Tú no sabes el significado de "nunca" —. La mirada de Sunghoon se dirigió a tus labios por un mínimo de segundo mientras los huesos de su cuello se notaban cada vez más, respirando con más intensidad y rapidez. Esperó tu continuación. Se la diste tras dos segundos. —Ayer dijiste que nunca te irías y me despierto a una cama fría y a, como no, tu ausencia —. Las lágrimas fueron inevitables pero el ceño se mantenía fruncido y la expresión dura. 
—Pero es que no me he ido —. Tu nombre salió de sus labios con frustración mientras sus ojos se cerraban por más de un segundo y su boca se fruncía. —¿Cómo me voy a ir si te pertenezco desde que nos hemos visto por primera vez? ¿Si he sellado ese estatus para siempre tras probar tu sangre?—. Su frente chocó con la tuya mientras vuestras respiraciones se calmaban. Tus lágrimas empezaron a caer con más intensidad. Tenias más preguntas y más en lo que profundizar, pero ahora... ahora.. —¿Eres mío? —. Sunghoon se apartó, rompiendo el contacto de vuestras frentes mientras que luchaba la necesidad de secarte las lágrimas con sus manos, necesidad que notaste. —Desde siempre—.
Tras esas palabras salir de su boca y deciros verdades en forma de miradas brillantes de tristeza y cristalinas, tus manos se dirigieron al cuello de su camisa, agarrándolo y tirando de él, uniendo primero vuestras piernas, luego vuestros cuerpos y finalmente, vuestros labios.
Sunghoon se quedó varios segundos paralizado, luchando internamente con la sed que tus suaves labios le habían provocado. Estaba tan necesitado de ti que no sabía cómo actuar. El movimiento de tus labios sobre los suyos le despertó de cualquier bloqueo y sus manos se dirigieron a tu cintura mientras te giraba y tu espalada acababa chocando contra aquella simbólica puerta en vuestra historia.
No pudiste no gemir ante el cambio en su actitud, ante la recíproca necesidad que él también sentía y que te reveló, rompiendo con todos los miedos del pasado. Realmente era increíble.
Mientras tus dedos encontraban sus cabellos y él se separaba de tus labios para darle la necesaria atención a tu cuello con húmedos besos, ambos supisteis que erais el final del otro. 
Y así os besasteis durante todo el tiempo que necesitasteis, con esa intensidad, para después pasar a esa anhelo, y acabar en ese cariño, en ese tú, sólo tú, sólo tus labios, tu cuello, tu sonrisa, tu cuerpo, tu pelo, sólo tú. Sin colmillos por su parte, sin odio por la tuya. Sólo vosotros.
Ese cambio en las emociones, en los mensajes húmedos que os emitíais de boca a boca, hizo tranquilizar vuestras emociones y vuestras respiraciones. Os separasteis creando un poco de espacio entre vosotros, Sunghoon echándose hacia atrás. Vuestras miradas se volvieron a unir y ambos sentisteis reforzarse la mágica conexión que os unía.
—No soy el prometido de Aerin—. Te miró con seriedad. Era su palabra contra la de ella, no había pruebas exactas...
—Lo que suecede es que Aerin se arrepiente muchísimo de lo que le ha hecho a Jay e intenta aferrarse a esa idea de que sigue enamorada de mí, cuando en verdad nunca lo ha estado. Nuestros padres eran los que nos querían juntos y Aerin al no ser de los nuestros, siempre intentó encajar temiendo ser apartada—. Sunghoon apoyó su cabeza en tu hombro. —Aerin y yo nos conocemos desde que su padre la adoptó, siempre fuimos solamente amigos hasta el curso pasado cuando apareció Jay. Nunca me enteré muy bien de qué había pasado entre ellos hasta hoy. Pero, en su momento, tanto Aerin y yo accedimos a salir falsamente. Era un favor a una amiga de la infancia y una forma de que mi padre me dejase más tranquilo—. La mano que se encontraba acariciando tu brazo lo apretó suavemente.
—Me arrepiento tanto de ello. No entendía la relación de Jay y Aerin hasta ahora y...—. Su voz se fue apagando— Creer que le he hecho tanto daño a Jay me parte el corazón—.
Tus manos rodearon su cuerpo, abrazándole mientras acariciabas su pelo, brindándole la calma que necesitaba. Sunghoon, tras unos segundos se apartó, y notando la seriedad en su expresión, le dirigiste hacia tu cama, sentándoos en ella frente a frente, tal y como la noche anterior.
—¿Por qué te fuiste?— Sunghoon suspiró, sabía que tenía que volver a ganarse tu confianza y lo haría costasen las explicaciones que costasen. Te ha esperado una eternidad, puede esperarte un poquito más.
—Aerin empezó a llamar a tu puerta descontroladamente ayer por la noche. Al principio pensé que sería un profesor o algo, y temiendo que te despertaran fui a abrir rápidamente. Cuando vi a Aerin, interiormente deseé que no te despertaras. Ella siempre ha sido una persona muy inestable y "romper" con ella ha afectado demasiado a nuestra relación de amistad. Los reproches estaban asegurados. Pero no fue así...—. Sunghoon te miró.
—Aerin empezó a llorar porque estaba aliviada de saber que estabas bien. Al verla en ese estado, recordé el peligro al que te había expuesto y me enfadé. Entonces empezó a decirme que no se acordaba de nada de lo que había sucedido y que estaba asustada. Me pidió casi rogándome que volviéramos a junto nuestros respectivos padres para zanjar de una vez la ruptura, pues a ellos no se lo habíamos dicho—.
Sunghoon calló por un segundo, dejando que digirieras sus palabras. Ante tu pequeño asentimiento de cabeza, continuó.
—Me iba a negar, no quería dejarte sola. Pero Aerin notó que lo nuestro no era tan simple y supuso que era como su situación con Jay. Me dijo lo de Jay y que justo por ello era más necesario que hablásemos las cosas... Ten en cuenta que Aerin llevaba mucho tiempo sin hablarme y, por lo que me decían, también hablaba bastante mal a mis espaldas. Sea lo que sea que produjese su cambio, no paraba de expresar lo urgente que era así que accedí. Había algo tan raro en su forma de comportarse que no pude evitar preocuparme, especialmente de camino, tras ver unas extrañas heridas en su mano—.
Sunghoon volvió a callar, buscando tu reacción. Aerin estaba preocupada por ti, Aerin había ido a comprobar como estabas... la memoria del escozor de tu mejilla te provocó emociones encontradas y sonando un poco incoherente, hablaste. —No... no puedo entender... sus acciones. A veces actúa como si le importo, otras no.. yo...—. Sunghoon agarro tu mano, entendiéndote. —Hoy desde hacía meses volví a ver a la antigua Aerin, pero tras llegar más tarde al ser obligado a cenar con mi padre, ¿me encuentro con la noticia de que anda diciendo mentiras y pegándote? Sea como sea la situación o sus emociones, Aerin no puede tratarte así sólo por sus problemas personales. Eres una persona muy preciada como para dejar que te traten mal—. Tu cabeza encontró el pecho de Sunghoon y te situaste cómodamente en él.
—Gracias Sunghoon. Tus palabras son muy bonitas. Pero realmente Aerin siempre me trató correctamente. Todo empezó a cambiar un poco cuando nos hicimos amigas de...—. Unos ojos rasgados imponentes aparecieron en tu cabeza y, volviendo a mirar a Sunghoon a los ojos, exclamaste — Sunoo—.
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Tu mano y la de Sunghoon se mantenían unidas mientras atravesabais los pasillos rumbo a los dormitorios de los alumnos SSR.
—Necesitamos a Jay—. Tus palaras hicieron parar en seco a Sunghoon. —¿Estás segura? ¿Y si la situación se descontrola?— Le miraste con determinación. —Jay más que nadie es la única persona que nos puede ayudar—. Tu sonrisa de confianza tranquilizó a Sunghoon y ambos continuasteis con vuestro camino.
Estando en el mismo piso que Heeseung, dirigirse a la habitación de Jay fue un camino ya conocido para Sunghoon. Tu sólo seguías sus grandes pasos con un ceño fruncido, preocupada por Aerin y temiendo que hayas juzgado a la persona incorrecta durante todo este tiempo. Miraste  Sunghoon mientras apretabas su mano. —¿Tú crees que Sunoo pudo..?—. Tus palabras se silenciaron mientras Sunghoon te miraba por un segundo. —Lo único que sé es que Aerin es humana y él...—Tragó saliva y evitó mirarte. —un vampiro—. Completaste susurrando. 
Sunghoon paró de caminar por un momento. Cogió tus manos y abrió la boca para hablar, pero lo interrumpiste. —Lo sé, Sunghoon. Tus ojos dicen lo que tu boca no es capaz—. Los ojos de Sunghoon parecieron cristalizarse para después sonreírte y continuar rumbo a la habitación de Jay.
Una vez allí, en un tétrico pasillo delante de una puerta carmesí de madera, yacía la habitación del nombrado. Sunghoon se aclaró la garganta y se apartó un poco de la escena, dejándote que hicieras tú lo necesario. Al fin y al cabo, después de todo lo que te había ayudado, era hora de que mostraras tu gratitud. Pero no era una cuestión de compromiso, realmente querías una amistad con Park Jay, el capitán del equipo de béisbol.
Te mordiste el labio con duda, para después acercarte a la puerta y petar. No pasaron ni cinco segundos hasta que Jay abrió la puerta. Tras veros a ambos con las manos unidas enfrente de su puerta, ni se inmutó. —No sois para nada silenciosos— Dijo y agradeciste interiormente por no haberlo despertado. Jay se fijó en vuestras manos y, mirándote con cariño, habló. —Te dije que sólo necesitaba un empujoncito—. Miró a Sunghoon con una sonrisa ladina burlona, pero cuando Sunghoon no le devolvió la sonrisa o no escuchó una carcajada por tu parte, supo que había algo que no estaba prediciendo realmente bien.
Saliendo de su habitación y cerrando la puerta detrás de él, frunció el ceño. —¿Qué sucede?— Sunghoon y tú os mirasteis, el primero asintiendo en tu dirección, dándote ánimos. Jay creció repentinamente impaciente y espetó una queja, sintiendo su interior removerse, algo estúpido siendo un muerto, sensación que sólo se producía cuando se trataba de cierta chica.
—¿Aerin? ¿Le ha pasado algo..?—.
—No Jay, no. Ella se encuentra bien en sentido físico pero...—Jay te miró con determinación.
—Guíame—. Tú asentiste y Sunghoon colocó una mano en su hombro, mostrando su apoyo.
Así, comenzasteis a avanzar rumbo a la habitación de Aerin, lugar que sólo tu conocías dónde se encontraba.
Una vez en el pasillo dónde la puerta rosa de la habitación de Aerin se encontraba, paraste en seco, haciendo que Sunghoon también parase al todavía tener vuestras manos unidas. Sunghoon te miró por un segundo, y eso fue lo necesario para entender tus intenciones. No fue el caso de Jay, el cual se giró tras darse cuenta de que os habíais quedado atrás un poco más tarde.
—¿Qué hacéis? Vamos—. Negaste con la cabeza mientras mirabas profundamente a sus ojos. Jay supo entonces a qué te referías y espetó rompiéndose involuntariamente su voz. —Me odia, no puedo simplemente—.
—No lo hace Jay, habla con ella.— Jay sintió todo el dolor de su rechazo, todo lo que dio por ella y supo entonces que podía hacerlo otra vez. Siempre pudo y siempre podrá si es por Aerin.
Sunghoon y tu mirasteis desde lejos como Aerin abrió su puerta para encontrarse con Jay, como intentó cerrarla pero Jay la paró, como tras segundos las lagrimas empezaron a correr por sus mejillas y como inmediatamente Jay la envolvió en sus brazos, protegiéndola de todo y de todos, como estaba destinado a hacer.
Sunghoon y tú supisteis entonces que vuestro trabajo ya estaba hecho.
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—Tengo una conversación pendiente con Aerin— Exclamaste mientras girabais entrando en un pasillo. Sunghoon te miró. —Y con Sunoo también, si realmente es lo que pensamos—. Suspiraste, él tenía razón.
—Sí pero siento que realmente quién debe hablar con el primero son Jay y Aerin, al fin y al cabo si nuestras apuestas son correctas, él fue quien se aprovechó de su situación—. Sunghoon acarició tu mano, escuchándote. Le gustaba ese lado tan amable tuyo, tan apreciativo del sufrimiento de los demás.
—Vale, pero que sepas que luego si tardas mucho iré yo personalmente a hablar con él—. Dijo mientras ladeaba la cabeza, haciéndote reír.
Aprovechando tu risa, comentó. —Me encanta cuando te ríes—. Tus mofletes se sonrojaron.
—A mí me encanta tu sonrisa—. Un sentimiento que conseguiste atrapar pasó por los ojos de Sunghoon y antes de que pudiera responderte, hablaste. —No me importa que haya unos colmillos que desean mi sangre. Sé que deseas tanto ser humano y vivir como nadie más en el mundo porque te llevo aquí.— Señalaste tu pecho. — Además de que tenemos la aprobación de tu padre—. Alzaste las cejas para después darle un beso en la mejilla. —Pero si yo no tuviera ese poder, seguiría contigo con colmillos, ojos rojos y una sed de sangre indomable—. Sunghoon se rio a carcajada limpia, primera vez que aquello había pasado desde que hubo un vosotros.
—No sabia que eras masoquista—. Comentó. Rodaste los ojos.
—Hay muchas cosas de mi que todavía no sabes—. Tus palabras resonaron a una pregunta indirecta que cambió la atmosfera a una de duda, duda que se resolvería segundo la respuesta.
¿Quieres continuar conmigo hasta el final?
—Lo sé, pero siempre estaré encantado de aprender sobre ti, de conocerte cada vez más. Siempre—. No pudiste ocultar tu enorme sonrisa mientras comentabas.
No hizo falta respuesta mientras caminabais hacia tu dormitorio, manos unidas, siempre unidas mientras la luz de la Luna os iluminaba el camino de vuelta a casa.
THE END !
taglist: @strxwbloody @baaamkyu @hashuuuu
notes: oh dios mio!! no me puedo creer que haya acabado esta serie ya :((((( espero que el final os haya gustado aunque es un poquito abierto pero así libre de interpretación jusjus!! los comentarios son super bien recibidos y gracias por leer jooo os amo <3
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redcomunitaria · 1 year
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Entre tantos por qué
- ¿Por qué te fuiste? Porque quería mi paz, no esperaba nada más.
- ¿Por qué no te despediste? Nunca comprendí el porqué de tus decisiones.
- ¿Por qué me duele tanto? ¿Por qué no soy persona de acciones? Me mata tu infame partida, porque no soy de olvidar los amores.
A la final optamos por ser prófugos del destino porque rompimos nuestro juramento. Existen tantos ¿Por qué? Que inundan mi cabeza en este momento. Tantos ¿Por qué? Que no tendrán respuesta.
Me he agotado de solo pensar en la razón de tu partida ¿Por qué me quedé más de lo que debía?, ¿Por qué no huí cuando aún podía? No me explico ¿¡Por qué no tuviste la valentía de decir que ya no me querías!?
Solo me queda aceptar que tú ya no estas y soltar tu imagen, mientras me pregunto constantemente el porqué de todas esas acciones que sabías que me afectaban, y nunca las cambiaste. Nunca hiciste un esfuerzo de tu parte por mejorar, por ser diferente.
Así que amor, dime: ¿Por qué? ¿Por qué me dejaste con las dudas? con el corazón agujereado con el aroma a ti con el sabor de tu fantasma en mis labios. con los Por qué, sin un porqué
Tina Lon, Efimera Lunar Intemporal, El chico en la nada, Stelle
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gijipaw · 8 months
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«¿Algo de esto fue real?».
Las palabras resonaban en la mente de Twilight mientras observaba el atardecer desde la esquina, camino a casa. El viento de Berlint jugueteaba con sus cabellos, pero su mente estaba lejos, atrapada en una caja que guardaba en su bolsillo y en los recuerdos de un día que había sido una montaña rusa emocional. Ser espía parecía más desafiante que nunca en ese momento.
Era un día rutinario para la familia Forger. Como de costumbre, cada miembro iniciaba la jornada con destinos diferentes: algunos iban al trabajo, mientras que otros se dirigían al Edén. El desayuno transcurría con normalidad; Anya comentaba sobre las clases que tendría ese día, mientras Yor prometía llegar temprano.
En medio de la conversación animada, Loid sonrió, pensando en compartir parte de sus planes para la noche, hasta que recibió una llamada telefónica.
La voz al otro lado del teléfono le comunicó una noticia que sacudió su mundo. Desde WISE, la voz de su superior resonó con seriedad, anunciando que debía ir a la sede de manera urgente. El shock inicial se convirtió en confusión mientras intentaba procesar la noticia. Sin embargo, la única respuesta que recibió fue que se apresurara.
Los rostros decepcionados de Yor y Anya por su repentina partida no se hicieron esperar. Su hija, en particular, parecía sentirse dolida y nerviosa por su partida. Twilight atribuyó su estado de ánimo al ambiente alegre que se había desvanecido repentinamente.
—Ve con cuidado, ¿sí? —fue la respuesta de Yor antes de darle un beso rápido.
Las muestras de afecto entre ellos habían cambiado. Eran genuinas, realistas. Aunque pareciera contradecir parte de su trabajo, Twilight estaba bien con eso.
—Volveré —les aseguró, tratando de reconfortarlas—. Y esta noche haremos algo especial juntos.
Twilight había anticipado que sería como siempre: una crisis que lo dejaría con algunas heridas y un gran agotamiento, pero que no impediría su regreso al corazón de la operación Strix y a lo que quería mostrarle a su esposa. Sin embargo, lo que siguió fue aún más desconcertante.
Al llegar a la sede de WISE, que ese día estaba particularmente llena, Twilight se encontró con una atmósfera extraña. Varios agentes novatos y experimentados lo rodeaban con miradas serias, pero algo en sus ojos le hizo preguntarse si estaban ocultando algo. Había una tensión palpable en el aire, como si algo estuviera a punto de revelarse.
De repente, Nightfall lo interceptó, y Twilight no necesitó más que un segundo para darse cuenta de la tristeza en su rostro. Le había dicho que ocultara sus emociones, pero lo que veía en ella era una emoción claramente expresada.
—¿Nightfall? —preguntó, tratando de comprender lo que estaba sucediendo.
Sin embargo, la repentina solicitud de Sylvia para tener una reunión a solas aumentó el misterio. Su superior, una mujer que siempre había sido rígida con él, inclinó la cabeza con notable tristeza cuando le entregó una carpeta.
Dentro encontró una leyenda hecha realidad: un grupo de las sombras, asesinatos y otras cosas que Twilight nunca habría imaginado.
—¿Cómo…? —intentó decir, casi perdiendo la fuerza al ver el contenido de la carpeta. Una fotografía que no podía imaginar tener ahí—. ¿Cómo es que ella…?
—Tu esposa es Thorn Princess, Twilight —reveló Sylvia.
Mientras estudiaba el documento en busca de respuestas, Twilight descubrió que Yor había estado asociada con The Garden desde una edad temprana debido a una deuda de sus padres, antiguos miembros del grupo. Su presunto jefe en el ayuntamiento era su representante y padrino, quien había estado vigilándola. Los momentos en los que ella mostró su fuerza no eran más que una manifestación de sus habilidades de asesinato y no de defensa personal.
En su interior, Twilight encontró el sabor amargo de la traición.
Todo en esa carpeta arrojaba luz sobre la vida secreta de su esposa.
Sylvia ni siquiera se molestó en decir algo cuando dejó la oficina para darle espacio a Twilight. Estaba absorto en la información, preguntándose cuánto de la vida que Yor le había compartido había sido real y cuánto había sido una fachada para ocultar su pasado.
La verdad, aunque dolorosa, le otorgó a Twilight una nueva perspectiva sobre Yor y sobre sí mismo. La mujer que había conocido como una esposa y madre dedicada resultó ser mucho más compleja y peligrosa de lo que jamás había imaginado. Casi quería reír cuando se dio cuenta de que podría haberla cruzado antes. Datos que coincidían con misiones que se habían resuelto gracias a un asesinato inesperado, un accidente de su objetivo.
De alguna manera, encontró una conexión que trascendía las circunstancias.
Al final de su tiempo a solas, Twilight decidió regresar a su departamento a pesar de las miradas de algunos agentes. Nada debería cambiar al final del día. WISE solo lo había llamado por una situación de emergencia más, y afortunadamente, no había sufrido daños graves más allá del agotamiento extremo.
Algunas verdades eran sorprendentes. Y aunque nunca podría entender cómo había terminado eligiendo a una asesina como su esposa, sabía que llevaba a su lado a alguien excepcional.
Así, con el corazón lleno de preguntas, Twilight observó cómo era recibido por la sonrisa de su esposa mientras dejaba su abrigo y sombrero en el perchero. Yor hablaba animadamente sobre el día de Anya en la escuela y cómo se había ido a la cama cansada.
Todo eso lo dejó preguntándose una vez más: ¿Algo de esto fue real?
—¿Loid? —la voz de Yor lo sacó de sus pensamientos.
—¿Eh? —respondió, volviendo al momento presente.
—¿Qué quieres decir con que algo de esto fue real?
En su mente, resonaron las palabras no dichas: «Nuestra relación. Lo que siento por ti. Lo que iba a darte como prueba de que yo quiero ser real».
«¿Algo de esto fue real?», se preguntó una y otra vez mientras se sumergía en la conversación sincera con Yor.
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lucuslavigne · 1 year
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𖦹 Kiss Me Hard Before You Go.
I.M × Leitora.
๑: angst, HighSchool!scenario (não citado explicitamente), bem curto pq se eu escrevesse mais eu ia chorar 🤡
Espero que gostem.
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— Eu te disse que não precisava se preocupar. — Changkyun te disse.
— Você me deixou preocupada. — confessou.
— Eles não chegaram perto de mim enquanto eu estava lá, então a reunião foi tranquila. — falou enquanto caminhavam de mãos dadas.
— E para onde você irá para fazer o intercâmbio? — o perguntou apreensiva.
— Eu vou para Luxemburgo. — respondeu. — É um país lindo.
— É mesmo. — riu fraco.
— 'Tá tudo bem? — te olhou.
— Eu vou sentir sua falta. — olhou para o chão. — Eu sei que se você se estabilizar lá, você não vai querer voltar.
— É. — suspirou. — Então vamos aproveitar enquanto estamos juntos.
— Quando você vai ao aeroporto? — o olhou, tentando guardar o máximo a face do maior.
— Amanhã ao meio dia. — falou. — Eu queria que você fosse se despedir.
— Eu vou, quero passar o máximo de tempo que eu puder com você. — sorriu.
— Te vejo amanhã? — perguntou quando pararam em frente a sua casa.
— Te vejo amanhã. — selou os lábios do coreano.
• • •
Já estavam no aeroporto havia quinze minutos. Você esperava o vôo de Changkyun assim como os pais do mesmo, disfarçando a tristeza o máximo que podia.
— Eu queria te levar comigo. — te abraçou.
— Eu adoraria lhe acompanhar. — o abraçou de volta.
— Eu vou sentir tanto a sua falta... — viu que o maior queria chorar.
— Eu também vou sentir sua falta Kyun. — beijou a bochecha com carinho.
“ Vôo novecentos e dezessete, desembarque três ” fora escutado. A ansiedade os atingia mais do que o esperado. O coração acelerado, a respiração difícil, a vontade gigantesca de chorar e o suor frio.
— Tome cuidado filho. — o pai do Im falou.
— Vou sentir sua falta querido. — a mãe do mesmo disse.
— Também vou sentir a falta de vocês. — abraçou os progenitores.
— Não se esqueça nunca de mim. — disse no ouvido do maior quando pôde abraçá-lo.
— Nunca meu amor. — segredou baixinho.
— Me beije intensamente antes de partir Changkyun. — o pediu. — Não quero me esquecer do sabor do seu beijo enquanto estiver longe.
Sentiu as mãos do coreano em sua cintura te puxando para perto, os lábios foram sentidos logo após. Changkyun lhe mostrava todo o amor que sentia por você atravéz daquele ósculo, as línguas em perfeita sincronia, os corações dançando no mesmo ritmo.
As lágrimas desciam pelos rostos e caiam no chão, mostrando que por mais que o amor seja forte, nada pode alterar o destino, até por que nem sempre somos destinados a ficarmos juntos.
A hora do embarque fora deveras difícil para si, não gostava da ideia de ver seu amado partir. Mas se ele fosse ser feliz lá, então seria feliz aqui, por que a felicidade dele é a sua felicidade.
Mas, não sabemos se o destino os prepara um reencontro não é?
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belencha77 · 7 months
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CAPITULO 1 - EL AMOR NO EXISTE
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A mis 25 años, reflexiono sobre mi vida. He experimentado momentos de soledad, miedo, diversión y emoción, así como nuevos descubrimientos y angustias. Aunque he vivido mucho, siento que aún hay muchas cosas por descubrir. Mis amigos han intentado animarme a tener citas, deseando que no pierda la fe en el amor. Sin embargo, en este momento, no tengo interés en comenzar una nueva relación. Siguiendo mi promesa personal, evito entregar mi corazón a alguien más. La luz en mi interior se apagó, y la esperanza que alguna vez tuve fue destruida por Alex. No sé si la antigua Riley regresará en algún momento o si alguien logrará avivar esa chispa, pero por ahora, nada logra llenar el vacío en mi corazón.
¿Existirá alguien capaz de devolverme la fe en el amor? Aunque no lo confiese abiertamente, albergo la esperanza de encontrar a esa persona con la que pueda construir un amor duradero.
Actualmente, me desempeño en Pietro's, un modesto bar en Nueva York. A pesar de haberme graduado recientemente como publicista, mi portafolio no destaca en ninguna parte. Este trabajo lo obtuve rápidamente para garantizar ingresos adicionales y subsistir, dado que los fondos que me dejaron mis padres están prácticamente agotados. Así que anhelo con todo mi corazón conseguir un nuevo empleo que marque un cambio significativo en mi vida.
Afortunadamente, este lunes recibí una llamada para una entrevista en una de las revistas más prestigiosas de Manhattan. Espero con ansias descubrir qué me depara el destino y confío en que este sea el inicio de una nueva etapa para mí.
NEW YORK 8 P.M
Por fin era casi hora de terminar nuestro turno. Caminé hacia afuera del bar para poner la basura en su lugar mientras Daniel, mi amigo, me acompañaba.
|| Otra grandiosa noche de sábado y yo aquí… botando basura ||
|| Vamos Ri, es tu culpa. Frank, Michell y yo te hemos presentado algunos chicos, pero no quieres nada con ellos… Mueren por ti, pero tu no abres tu corazón ||
|| Dani, todas las citas que ustedes me organizan, son malas, terribles. Una es peor que otra. Además, no siento que deba abrirles el corazón ¿Me entiendes?... Simplemente no son los adecuados ||
|| Amiga, deberías considerar confiar nuevamente y abrir tu corazón a alguien más. No es justo que vivas así… Por supuesto, debes tener en cuenta que los príncipes azules no existen, Ri... El insensible de tu ex te dejó un mal sabor que no merece la pena. Tienes que permitir que la vida fluya... || Y antes de que él termine la frase, una enorme rata corre por debajo de sus pies. || ¡UNA RATAAAAAAA, RILEY AYÚDAME!!!!  ||
|| ¡Oh cielos, Daniel! No me digas que tienes miedo de estos pequeños amiguitos || le contesté sonriendo.
|| ¡Hey! Riley, Daniel, dejen de estar holgazaneando y conversando como loros afuera || gruñó nuestro jefe. Rápidamente lancé el resto de las fundas en el bote. Siempre tiene una actitud mala y gruñona; sinceramente, no sé cuál sea su causa.
|| ¡Nos pediste que sacáramos la basura, Derek, y eso es exactamente lo que estamos haciendo! || le respondí con fastidio.
|| Bueno, ahora les estoy ordenando que entren. Hay una despedida de soltero que acaba de llegar, así que muévanse. No les estoy pagando para perder el tiempo en charlas || exclamó con ira, dándonos la espalda de inmediato.
Justo cuando tenía toda la intención de retirarme temprano y sumergirme en mi cama, aparecen más personas para atender. Espero sinceramente que estas nuevas personas no sean tan difíciles de tratar.
|| Realmente espero conseguir ese trabajo, Dani. No aguanto un segundo más con Derek || Exclamo con ansiedad e ira.
|| Tranquila, amiga. Esperemos que lo consigas. Pero ahora es mejor que entremos ||
Daniel y yo entramos rápidamente, encontrándonos con la fiesta de solteros que acababa de llegar al bar. Allí se encontraban unos hombres muy sofisticados, bien vestidos y, puedo decir, apuestos.
|| Mesero, por favor, denos la mejor mesa disponible || exclamó uno de ellos, mientras Derek los guiaba hacia una de las mejores mesas del lugar.
|| Traigan el mejor whisky de todos, preferiblemente en montones || gritó otro de ellos. Al percatarse de la situación, Daniel me tomó del brazo y susurró:
|| Amiga, sé que lo que te voy a pedir es mucho, pero ayúdame con esa mesa. Hoy tengo una cita muy importante y, si me quedo atendiéndolos, no podré salir a tiempo. Parecen ser un dolor de cabeza. Yo me encargaré del resto de las mesas, pero por favor, ayúdame. Sabes que no te lo pediría si no fuera cuestión de vida o muerte || Me miró con ojos suplicantes, como cachorro necesitado.
|| Las cosas con ella van en serio con Laura, ¿verdad? || preguntó, y él simplemente sonrió || De acuerdo, me encargaré de esa mesa. Más les vale que la propina sea una de las mejores que he recibido. Estoy segura de que tendré a esos chicos comiendo de mi mano. Mañana quiero todos los detalles de tu cita, ¿de acuerdo? || Daniel es un buen amigo mío y, desde que lo conozco, siempre ha estado ahí para mí y muchas veces también me ha ayudado.
|| Eres la mejor amiga del mundo, Ri. Yo también mañana espero todos los detalles. Esos chicos están guapísimos; deberías aprovechar y coquetear con ellos || me dijo Daniel entre risas.
|| Por Dios santo, ¿siguen los dos conversando? Ya he ubicado a los muchachos, así que muévanse antes de que les disminuya más el sueldo || gritó Derek.Irritada, tomé mi cuaderno y esfero. Daniel solo me dio un pequeño abrazo. Mientras él se dirigía hacia las otras mesas, yo me encaminaba hacia la mesa de los chicos de la despedida de solteros. Tres hombres esperaban a que tomara su orden.
|| Buenas noches, caballeros. Mi nombre es Riley, y seré quien tome sus órdenes hoy || les dije sonriendo. Los tres me miraron de manera peculiar. Un hombre de cabello castaño, con carisma y una amplia sonrisa, fue el primero en hablar.
|| Mesera, por favor, tráenos los mejores filetes para esta mesa || exclamó, poniendo su mano sobre la mesa para indicar que eso era lo único que necesitarían. Claramente, estos caballeros no son locales.
De repente, otro hombre levantó la mano. Era sofisticado, incluso podría decirse que era un tanto arrogante y superficial. Sus ojos eran oscuros y un tanto intimidantes. Él me miró y me dijo:
|| ¿Qué tal si nos ayudas con un Filet Mignon, término medio, y preparado con una salsa Bernaise? || ¿Acaso no se fijaron en el menú antes de entrar? Aquí no van a encontrar ese tipo de platillo. Suspiré para mis adentros y decidí tomármelo con calma.
|| Ummm, caballeros… Lo más cercano que tenemos a eso son las hamburguesas Deluxe || le contesté amablemente, mientras él me miraba con notable disgusto. Ante su expresión, volvió a preguntar.
|| ¿Disponen de una carta de vinos? || exclamó este singular caballero. Al escucharlo, traté de aguantar lo mejor que pude mi risa; su acento resultaba demasiado gracioso. Suspiré de nuevo y respondí:
|| Lamentablemente, no contamos con una variada carta de vinos, pero sí ofrecemos un excelente vino rojo llamado Crane Lake Cabernet Sauvignon, un delicioso vino californiano || informé.
|| ¿Cabernet Sauvignon? || cuestionó casi frustrado.
|| Así es… Y también está disponible en versión blanco || le informé, pero él solo levantó los ojos expresando rechazo. Antes de que dijera algo más, otro de los caballeros intervino rápidamente.
|| Creo que nos bastará con una botella de whisky y cuatro hamburguesas Deluxe || exclamó de manera rápida. Su cabello, de un tono castaño oscuro, un tanto despeinado, le confería un atractivo notable. Aunque, siendo honesta, también transmitía una cierta seriedad, rozando casi lo gruñón. Entre una sonrisa a medias y una expresión seria, su rostro me lo confirmó. Pero su solicitud me pareció un tanto peculiar. ¿Por qué cuatro?
|| Está bien, pero... ¿Cuatro? || pregunté sin querer. Lamentablemente, no suelo ser muy prudente y mi curiosidad suele ser incontrolable. Antes de que él pudiera responder, desvió su mirada detrás de mí y sonrió. Obviamente, la curiosidad me venció, obligándome a voltear para ver. Detrás de mí, se acercaba otro hombre a la mesa. Era alguien deslumbrante, un auténtico dios griego. Su cabello rubio, estatura considerable y unos ojos azules tan penetrantes que podrían hacer que cualquier mujer se deshiciese a sus pies. Nuestras miradas se cruzaron de inmediato, y en mi interior, sentí una chispa encenderse ¿Qué está pasando, Riley? Nunca había experimentado algo así. Este caballero esbozó rápidamente una hermosa sonrisa. "Qué guapo", pensé para mis adentros.
|| Mis disculpas por la demora, chicos. Recibí una llamada urgente || Luego me miro || Agradezco su paciencia. ¿Señorita…? || Me quedé hipnotizada por su voz. ¿De dónde salió este hombre, que solo he visto en películas? Casi dejé caer mi libreta, pero reaccioné rápidamente, tratando de ocultar los nervios que de repente se apoderaban de mí. Respira, Riley, respira. Rápidamente le respondí:
|| Uh... Riley... Me llamo Riley ||
|| Encantado de conocerte, Riley. Mi nombre es Liam || me dijo tomando mi mano y dándome un beso en ella. ¿De dónde salió este hombre tan educado? Me dejó sin palabras e hizo que me ruborizara como un tomate. Rápidamente reaccioné, tratando de aparentar calma.
|| El… El placer es todo mío || le respondí con una sonrisa, esforzándome por ocultar mi nerviosismo. Él tomó asiento junto a uno de sus amigos, sonriéndome y manteniendo su mirada fija en mí. ¿Por qué me siento tan nerviosa? || Bueno, si me disculpan, iré por su comida. Enseguida vuelvo || anuncié mientras me dirigía hacia la cocina. A pesar de alejarme, percibía la mirada de este misterioso caballero sobre mí. Suspirando, me recosté en una de las paredes. Nunca antes había visto ni conocido a un hombre tan apuesto y educado como él. Pero, sobre todo, nunca había experimentado esta electricidad que de repente me inundaba. "Cálmate, Riley. Relájate. Es solo un cliente." Además, en este momento, careces de la disposición mental para contemplar cualquier tipo de relación o compromiso con alguien más. Claramente, ese hombre no es originario de este lugar, por lo que se marchará y todo volverá a la normalidad, como ha sido siempre.
Opté por intentar relajarme, sin embargo, inexplicablemente, una sonrisa se formó en mi interior al volver a pensar en él.
>>>Punto de vista de Liam<<<
Riley nos sirvió nuestra comida, pero mi atención se desviaba hacia ella constantemente. Estaba cautivado por su belleza. En un instante, un hombre se aproximó, susurrándole al oído. Riley lo miró, esbozando una sonrisa y asintiendo con la cabeza. Dejando a un lado su delantal, se dirigió rápidamente al escenario. En ese preciso momento, una hermosa melodía comenzó a llenar el ambiente.
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♫ ♫ You must think that I'm stupid, you must think that I'm a fool, you must think that I'm new to this, But I have seen this all before, I'm never gonna let you close to me, even though you mean the most to me, 'Cause every time I open up, it hurts, So I'm never gonna get too close to you, even when I mean the most to you, in case you go and leave me in the dirt. But every time you hurt me, the less that I cry. And every time you leave me, the quicker these tears dry. And every time you walk out, the less I love you. Baby, we don't stand a chance, it's sad but it's true. I'm way too good at goodbyes (I'm way too good at goodbyes). I'm way too good at goodbyes. (I'm way too good at goodbyes) ♫ ♫
Mientras interpretaba la canción, no podía evitar dirigir mi mirada hacia ella. A su vez, ella también volvía su atención hacia mí, brindándome una hermosa sonrisa. Fue entonces cuando esos ojos verdes encantadores me cautivaron por completo, y resultaba imposible no reconocer la belleza de su voz extraordinaria.
♫ ♫ I know you're thinkin' I'm heartless. I know you're thinkin' I'm cold. I'm just protectin' my innocence. I'm just protectin' my soul. I'm never gonna let you close to me. Even though you mean the most to me. 'Cause every time I open up, it hurts. So I'm never gonna get too close to you. Even when I mean the most to you. In case you go and leave me in the dirt. But every time you hurt me, the less that I cry. And every time you leave me, the quicker these tears dry. And every time you walk out, the less I love you. Baby, we don't stand a chance, it's sad but it's true. I'm way too good at goodbyes. I'm way too good at goodbyes. No way that you'll see me cry. I'm way too good at goodbyes. I'm way too good at goodbyes♫ ♫
Riley entonó dos canciones más antes de descender del escenario, recibiendo una ovación cálida. Su sonrisa permaneció inalterable mientras se colocaba el delantal y proseguía con sus responsabilidades diarias. A pesar de que la noche avanzaba, mi mente continuaba anclada en su presencia.
**
Mientras seguía inmerso en la conversación con los chicos, mi atención se desviaba constantemente hacia Riley. De repente, Drake me acercó un vaso, y al devolverle la mirada, expresé mi incertidumbre.
|| Es para que recojas tu saliva, amigo || comentó Drake con burla mientras giraba los ojos y le propinaba un golpe en el hombro. Se rio abiertamente, añadiendo || Solo digo lo que veo... Bueno, amigos, creo que es momento de irnos. La noche no se hace más joven, y ciertamente no quiero perder la oportunidad de seguir disfrutando || Drake se puso de pie y señaló a Maxwell || Más te vale llevarnos a un buen lugar para darle un buen cierre a este paseo || Maxwell asintió con la cabeza, y Drake se levantó para dirigirse al baño. Mientras Tariq permanecía absorto en su teléfono, noté que Maxwell bajó la cabeza entre sus manos.
|| ¿Qué te sucede, Max? || pregunté.
|| Oh cielos, Liam... Mira, no quiero decepcionarte, pero no sé a dónde ir. Aunque conozco muchos lugares, no estoy familiarizado con sitios precisos en este país. Y ahora, Drake va a enojarse conmigo || confesó Maxwell.
|| Tranquilo, Maxwell. Salgamos de aquí y veamos qué pasa || le dije, dándole suaves palmadas en la espalda. Sin embargo, mi atención regresó rápidamente a Riley, que se ocupaba de limpiar mesas y acomodar sillas.
|| ¿Te hechizó, amigo? || preguntó Maxwell.
|| ¿Qué? No sé de qué hablas || respondí.
|| Vamos, Li... Obviamente te gusta la camarera. ¿Por qué no vas y hablas con ella? || sugirió Maxwell.
|| ¿Hablar con ella?... ¡No!... ¿Qué puedo decirle? || Maxwell la mira y de repente me sonríe ampliamente.
|| Liam Nielsen ¿Nervioso? || exclamó Maxwell, y sentí cómo mis mejillas se encendían como tomates.
|| ¿Es tan evidente? || Maxwell simplemente asintió con la cabeza. || Max, no sé qué me está pasando... Es la primera vez que experimento esto. Normalmente no me pongo nervioso al hablar con mujeres, y sé que no tengo problemas para hacerlo. Pero con ella, con Riley, es diferente. No logro entender qué es lo que sucede. ||
|| ¡Ya lo tengo! Ve hacia ella. Paga la cuenta e invítala a salir... Además, así también nos puede sugerir un buen lugar. ||
|| ¿Crees que sea una buena idea? ||
|| Claro que es una excelente idea, amigo. Ve y hazlo... || Maxwell me entregó dinero y comenzó a empujarme de mi asiento. No entiendo por qué de repente me invaden los nervios. || Ve, Liam. ||
Lancé un suspiro profundo y me dirigí hacia ella. Cuando me encontraba a sus espaldas, toqué delicadamente su hombro, ella se volvió para mirarme y me regaló una sonrisa. Nuestros ojos se quedaron fijos una vez más.
|| ¿Puedo ayudarles con algo más? || Preguntó con amabilidad.
|| No, muchas gracias. De hecho, creo que estamos listos para irnos, pero antes quería decirte que tienes una voz hermosa || Le expresé mientras le entregaba el dinero de la cuenta.
|| Oh... Gracias || Respondió, notándose un leve rubor en sus mejillas || Pero no tenías que venir hasta aquí, yo podía haber ido a su mesa || Comenzó a contar el dinero y abrió ampliamente los ojos || Disculpa, pero parece que hay un error... Aquí hay $200 de más... || Intentó devolverme el dinero, pero negué con la cabeza de inmediato.
|| No... quédatelo, es tu propina ||
|| ¿Mi propina? Pero es demasiado || Exclamó con sorpresa. Su asombro se reflejaba en sus ojos, y una sonrisa tímida iluminó su rostro.
|| No creo que sea así. Además, quiero agradecerte por tu amabilidad y, bueno, disculparme...|| Sin darme cuenta, comencé a acariciar la parte posterior de mi cuello. ¿Qué te pasa, Liam? Normalmente, puedo disimular muy bien, pero todo es diferente cuando se trata de ella. Elevó las cejas, cuestionando mis palabras || Sé que te hemos hecho quedarte hasta muy tarde, y mis amigos suelen ser bastante... exigentes a veces ||
|| ¿Exigentes? ¡Para nada! No hay nada que no pueda manejar || me dijo con su encantadora sonrisa || Pero gracias por la propina, me ayuda bastante ||
|| Me alegra que sea así... Inconscientemente, tuve la corazonada de que puedes desenvolverte por tu cuenta || En respuesta, una sonrisa iluminó mi rostro, acompañada de una ligera risa || ¡Uh, mira! Si no tienes planes para esta noche, ¿te gustaría que te compense invitándote a una bebida? Podríamos considerar ir a algún club o-- ||
|| ¿Me estás invitando a salir? || preguntó asombrada antes de que pudiera terminar mis palabras. Solté una risa contenida y desvié rápidamente la mirada hacia abajo, sintiendo un leve rubor en mis mejillas.
|| Puede que sí, pero en realidad, esperaba contar con tu ayuda... Como habrás notado, no somos locales, y estaba buscando tu consejo sobre algún lugar ||
|| Vaya, esa es una muy buena jugada, ¿eh? || Me dijo mientras soltaba una pequeña risa, yo por mi lado, abrí mis ojos grandemente, evidentemente avergonzado.
|| No, Riley, no… no es una jugada. Disculpa, no fue mi intención ofenderte. Si tienes algún problema con ello, lo lamento. Yo--- || Exclamé lleno de angustia, pero ella tomó mi brazo suavemente.
|| Tranquilo Liam. Solo estaba bromeando. Me encantaría poder ayudarte o, mejor dicho, ayudarles. Mira si están buscando un lugar local por aquí, les recomendaría que vayan... || Y de repente permaneció en silencio durante unos segundos, pero respondió rápidamente: || ¿Sabes qué? Porque no te olvidas del club y mejor vamos a una hermosa y secreta playa que conozco ||
La observo pensativo, y en mi interior experimento una gran alegría y emoción.
|| Sabes, suena perfecto. Y para ser honesto, estoy cansado de las habituales fiestas para despedidas de soltero... Así que, guía tú el camino ||
|| Muy bien… Déjame terminar aquí y nos vemos afuera ¿Te parece? ||
Asentí con la cabeza y sonreí ampliamente. Ella me devolvió la sonrisa y luego giró para seguir acomodando las cosas. Rápidamente fui donde mis amigos para decirles que dentro de poco nos íbamos. De repente, mi corazón comenzó a latir a mil por hora solo al pensar que iba a pasar mi tiempo con esta hermosa mujer; era lo mejor de la noche. No sé por qué en tan corto tiempo me sentía atraído por Riley.
Pero, ¿qué estás haciendo, Liam? Dentro de poco tienes que casarte.
**
Salimos con los muchachos hacia los exteriores del bar y les dije que esperáramos un momento. Después de algunos minutos, la vi salir y si dentro del local me encontraba cautivado por su belleza, ahora estaba completamente hipnotizado. Lucía un sencillo vestido verde, unas botas, su maquillaje perfectamente acomodado y su cabello ahora completamente suelto. Me miró con una hermosa sonrisa y exclamó:
|| Ok... estoy lista para irnos || Lo dijo mientras yo la observaba detenidamente, y de hecho, todos hacíamos lo mismo.
|| WOW || expresó Drake, obviamente también cautivado.
|| ¿Wow? || Respondió ella frunciendo el ceño. Noté que empezó a revisarse para ver si tenía algo extraño, mientras Drake aclaraba rápidamente la garganta.
|| Lo siento, es que casi no te reconozco || exclamó, fijando sus ojos en ella.
|| Tienes razón… Es que ese uniforme no te hacía justicia || comentó Tariq,
|| Así es, amigo, la mesera está muuuuuuuy buena || dijo Maxwell con una gran sonrisa y en ese momento sentí deseos de ahorcarlos a él, Tariq y Drake. Rápidamente aclaré mi garganta, mirando a Maxwell con fuego en los ojos.
|| Caballeros, su nombre es Riley. Los reprendí sin vacilar. Así que, ¿por qué no mostramos un poco de respeto? Dudo que ella aprecie ser tratada de esa manera, ¿les parece? || Todos asintieron con la cabeza, sin decir nada más || Muy bien… Riley, permíteme presentarte a Maxwell ||
|| Hola, Riley. Mucho gusto, lamento mi comportamiento || expresó Maxwell mientras sonreía y la saludaba con la mano.
|| No te preocupes, no hay problema || respondió ella con una sonrisa. Wow, qué hermosa sonrisa tiene, pensé para mí mismo.
|| Él es Tariq || anuncié mientras él asentía con la cabeza.
|| Un placer, señorita Riley || respondió Tariq. Luego, señalé a Drake.
|| Él es Drake || añadí. Sin embargo, él simplemente la miró sin decir una palabra. Me sentí desconcertado, ya que normalmente Drake no suele comportarse de esta manera ni tratar a nadie con indiferencia, a menos que tenga un motivo. Pero al parecer, a Riley no le importó su comportamiento y sonrió de todas formas.
|| Encantada de conocerlos a todos || exclamó ella, repentinamente, Drake tomó la palabra.
|| ¿Y ahora ella se une a nosotros? || expresó, denotando cierto disgusto. Suspiré ante la actitud de mi amigo y le di una suave palmada en la espalda.
|| Corrección, Drake. Nosotros iremos con ella. Riley será la encargada de elegir nuestro próximo destino ||
|| ¿Quieres decir que ahora ella es nuestra guía turística? || preguntó sarcásticamente Drake.
|| Si prefieres verlo de esa manera, no tengo ningún problema, Drake || respondió Riley sin vacilar, llena de confianza. Drake se quedó sin palabras. Yo rodeé mi brazo alrededor de él y mi otro brazo alrededor de Maxwell.
|| Amigos, Riley fue muy amable al ofrecerse a mostrarnos los alrededores, por lo tanto, nos está haciendo un favor, así que comportémonos adecuadamente || expresé. Ella me sonrió y le guiñé un ojo.
|| Pero Liam, tú sabes que no— || exclamó Drake, pero antes de que continuara, lo interrumpí.
|| Está bien, Drake, no te preocupes... Todo está bien || afirmé. Rápidamente la guie hacia la limusina, mientras Drake simplemente me miraba negando con la cabeza.
Minutos después, llegamos a la playa que Riley había recomendado. Inicialmente, pensé que este sábado sería aburrido, pero ahora, después de conocerla, tengo la certeza de que esta noche será inolvidable.
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vitrinanorte · 5 months
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Via: RoastBrief
NotCo lanzó un mini documental que detalla el viaje del equipo hacia la creación esta sopa. La película seguirá los esfuerzos del equipo para llevar la NotTurtle a Perú, demostrando cómo el plato se puede preparar de manera sostenible. NotCo dará una clase online abierta de NotTurtle a chefs profesionales con el objetivo de promover la adopción de prácticas culinarias sostenibles y la protección de la biodiversidad.
Esta iniciativa es una demostración del compromiso de NotCo al utilizar la IA para traer soluciones inimaginadas, que trasciendan los límites de la industria alimentaria. ¿Qué sigue? El tiempo lo dirá.
Para ver el documental y suscribirte a la clase de NotCo, visita nuestro YouTube.
ACERCA DE NOTCO
NotCo es una compañía tecnológica que desarrolla su propia Inteligencia Artificial para crear productos y experiencias superiores en tiempo récord. Con productos en más de 30,000 tiendas en NorAm y LatAm, estableció partnerships en múltiples categorías y geografías con marcas como ShakeShack, Starbucks, Burger King y Dunkin’. Ahora, NotCo comenzó a colaborar con las compañías de bienes de consumo masivo más grandes del mundo, dándoles acceso directo a su plataforma tecnológica para resolver diversos problemas de la industria (reformulación, cadena de suministro, propiedad intelectual, sabor, fragancia, etc.). Al formar una alianza con KraftHeinz, Mars y otros, NotCo está comenzando a surgir como el «Intel Inside» de la industria de productos de consumo masivo global.
ACERCA DE DIEGO OKA
Una de las figuras más celebradas en la escena gastronómica del sur de Florida y un líder reconocido de la cocina latinoamericana en los EE. UU., el chef Diego Oka ha convertido habilidades culinarias excepcionales y un innato sentido de la creatividad en una exitosa trayectoria de más de dos décadas. Desde 2014, Oka ha ocupado el prestigioso rol de Chef Ejecutivo en La Mar por Gastón Acurio, el restaurante galardonado del Mandarin Oriental, Miami, que fue reconocido por la Guía Michelin de Florida inaugural como un restaurante recomendado y recientemente recibió una codiciada inclusión en el reputado motor de búsqueda 50 Best Discovery.Nacido y criado en Lima, Perú, uno de los destinos culinarios más diversos y eclécticos del mundo, Oka incorpora una miríada de influencias en su deliciosamente inventiva cocina internacional firma, incluyendo su descendencia peruana y japonesa; sus primeros años pasados en la cocina de su abuela, donde descubrió por primera vez el arte de cocinar; así como sus extensos viajes por América del Sur y Central. 
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banfrancop · 1 year
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Oración a Tezcatlipoca:
Proclamo a mi señor omnipresente
Viento nocturno que viene del norte
Que de la noche se vuelve inherente
Y de la dicha y la desdicha forje
Sea así mi señor Tezcatlipoca
Que en tus manos cargas mi destino
Escucha lo que sale de mi boca
Y a mis ruegos no te muestres esquivo
Da de tus humos un buen augurio
Refleja en tu espejo un destino grato
Y en los temblores y en los infortunios
Mantengas mi mente y mi cuerpo a salvo
Joven y monstruo de fuerzas inciertas
Regálame cuatro de tus espinas
Otorga victoria en todas mis guerras
Ayúdame a descifrar tus enigmas
Dale a mi son el sabor de tu canto
Y del mal ageno líbrame intacto
Sea así, mi señor Tezcatlipoca
Dueño de mis noches y mis sombras
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drakk4r · 1 year
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"Sé que me queda menos por vivir de lo que he vivido.
Me siento como un niño al que le han regalado una caja de bombones. Disfruta comiéndolo, y cuando ve que no queda mucho, empieza a comerlos con un sabor especial.
No tengo tiempo para interminables conferencias sobre leyes públicas, nada cambiará. Y no hay deseo de discutir con los tontos que no actúan de acuerdo a su edad. Y no hay tiempo para pelear con gris. No asisto a reuniones donde se inflan los egos y no soporto a los manipuladores.
Me molestan las personas envidiosas que intentan calumniar a quienes son más capaces de arrebatarles sus puestos, talentos y logros.
Tengo muy poco tiempo para discutir títulos: mi alma tiene prisa.
Quedan muy pocos dulces en la caja.
Estoy interesado en la gente humana. Las personas que se ríen de sus errores son las que tienen éxito, las que entienden su vocación y no se esconden de la responsabilidad. Que defiende la dignidad humana y quiere estar del lado de la verdad, la justicia, la justicia. Para eso es la vida.
Quiero rodearme de personas que sepan tocar el corazón de los demás. Quien, a través de los golpes del destino, supo levantarse y mantener la suavidad del alma.
Sí, tengo prisa, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Me comeré todos los dulces que me quedan, sabrán mejor que los que ya me he comido.
Mi objetivo es llegar al final en armonía conmigo mismo, mis seres queridos y mi conciencia.
Pensé que tenía dos vidas, pero resultó ser solo una, y hay que vivirla con dignidad".
~Anthony Hopkins
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quetzalnoah · 5 months
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Tranquilo, no es definitivo, así tenía que pasar, pero no es para siempre. No para siempre será esa sensación de que el mundo te aplasta como a Atlas. No siempre será la melancolía el sabor de tu café. No durará para siempre ese sentimiento de querer estar atado a la cama. La naturaleza es cambiante, el mundo gira y es impredecible. El universo no concede favores, pero la memoria de los valientes se fuga con decoro bajo las pupilas de las estrellas. No siempre vas a vivir en escasez y tampoco el fracaso será tu condena. No siempre la riqueza va a perdurar, habrá tiempos de abundancia y otros en los que habrá que comer menos carne. Pero no será para siempre. La flama del conocimiento iluminará tu camino. Si crees en el destino tu fe y tu entendimiento te llevarán a él. La plenitud y la desdicha son caras de la misma moneda con la que pagamos nuestra existencia y siempre están en un volado. Disfruta cada etapa, cada amigo, cada libro, cada canción, cada domingo, cada jueves, cada café, cada amargo trago, cada cerveza caliente, cada beso inesperado, cada desamor, cada sonrisa, porque todas estas cosas están hechas de la misma materia efímera con la que le damos forma a los recuerdos.
Divagaciones, Quetzal Noah
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Pude ver en tus ojos
el reflejo de los recuerdos
que asomaban
detrás del mañana.
Había en ti un pasadizo
a la nostalgia.
Tenías en la mirada
un peaje a pagar
por la felicidad que jugaba
en tu presente.
En ellos se podía ver
al destino jugando
con la tinta de tus pestañas.
Era un balcón en primavera
con vistas a un horizonte
lleno de versos recostados
sobre las hojas de tu cuerpo,
en ellas,
empecé a leer poesía,
y te quedaste pegada
a mi boca,
como ahora se me pega
la espuma de este café
que me rima
con el sabor de tu risa.
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srbu · 9 months
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Umbral
Ella llegó a mi vida como un regalo de navidad, como una luz en medio de la oscuridad, como una sorpresa que no esperaba. La conocí a inicios de diciembre, de una manera tan particular. Me llamó la atención su sonrisa, su mirada, su voz. le hablé, le hice reír. Y desde ese momento, no pude dejar de pensar en ella.
Nos volvimos a ver, nos dimos el número, nos escribimos, nos llamamos. Y así, empezamos a conocernos, a compartir, a salir. Cenamos juntos, fuimos al cine, paseamos por el parque, tomamos un café. Y cada vez que la veía, sentía que mi corazón se aceleraba, que mi estómago se llenaba de mariposas, que mi alma se llenaba de alegría.
Ella me hace sentir muy contento y cómodo con ella. Me hace sentir que soy yo mismo, que puedo ser sincero, que puedo ser feliz. Me hace sentir que me entiende, que me aprecia, que me respeta. Me hace sentir que me quiere, que me desea, que me necesita.
Me siento muy entusiasmado porque parece que tendré buen futuro con ella. Porque veo en sus ojos el brillo de la ilusión, el reflejo de la pasión, el destello del amor. Porque siento en sus besos el calor de la ternura, el sabor de la aventura, el placer de la locura. Porque escucho en sus palabras el sonido de la confianza, el eco de la esperanza, el mensaje de la confianza.
La quiero mucho, es importante para mí. Es mi compañera, mi amiga, mi amante. Es mi sueño, mi realidad, mi destino. Es mi todo, mi nada, mi vida.
Ella es la chica que he conocido a inicios de diciembre, y que no quiero perder nunca.
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neuroconflictos · 1 year
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"Sé que me queda menos por vivir de lo que he vivido.
Me siento como un niño al que le han regalado una caja de bombones. Disfruta comiéndolo, y cuando ve que no queda mucho, empieza a comerlos con un sabor especial.
No tengo tiempo para interminables conferencias sobre leyes públicas, nada cambiará. Y no hay deseo de discutir con los tontos que no actúan de acuerdo a su edad. Y no hay tiempo para pelear con gris. No asisto a reuniones donde se inflan los egos y no soporto a los manipuladores.
Me molestan las personas envidiosas que intentan calumniar a quienes son más capaces de arrebatarles sus puestos, talentos y logros.
Tengo muy poco tiempo para discutir títulos: mi alma tiene prisa.
Quedan muy pocos dulces en la caja.
Estoy interesado en la gente humana. Las personas que se ríen de sus errores son las que tienen éxito, las que entienden su vocación y no se esconden de la responsabilidad. Que defiende la dignidad humana y quiere estar del lado de la verdad, la justicia, la justicia. Para eso es la vida.
Quiero rodearme de personas que sepan tocar el corazón de los demás. Quien, a través de los golpes del destino, supo levantarse y mantener la suavidad del alma.
Sí, tengo prisa, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Me comeré todos los dulces que me quedan, sabrán mejor que los que ya me he comido.
Mi objetivo es llegar al final en armonía conmigo mismo, mis seres queridos y mi conciencia.
Pensé que tenía dos vidas, pero resultó ser solo una, y hay que vivirla con dignidad".
Anthony Hopkins.
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