Tumgik
#ojalá más gente supiera sobre él
themrj8 · 1 year
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Un buen resumen de toda la vida de San Ignacio de Loyola, un gusto saber de este buen santo patrón. 
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anaenconstruccion · 2 years
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2022
El año 2022 empezó rompiéndome el alma, el corazón, la mente y autoestima. Tanto que tuvo que pasar más de un año para que pudiera estar aquí, contándolo. 
En enero se fue de mi vida una de las personas más importantes para mí; Me engañó como nunca nadie lo había hecho. Me diagnosticaron con depresión y trastorno de ansiedad generalizado. Me recetaron un antidepresivo y un ansiolítico. Pasaron dos meses y me diagnosticaron síndrome de ovario poliquístico. Para no aburrir con esta historia, al día tomaba 5 pastillas, Ana la que nunca tomaba pastillas, así es. 
Fue una de las peores cosas por las que he pasado, no comía, por más que quería dormir, no podía, ni en la tarde ni en la noche. Me la pasaba llorando, no sonreía, no reía, no disfrutaba nada.
En febrero salí con dos personas, primero con alguien que me humilló públicamente, después con alguien que, aunque no es mala persona, sólo me usó. 
Se llegó marzo y conocí a muchas personas, se hicieron mis amigos y de verdad pensé que encajaba con ellos. Me abrí, les conté muchas cosas y pasé muchos buenos momentos con ellos. Creí que había encontrado mi lugar.
Se hizo abril y todo empezó a cambiar, conocí al que pensé que era el indicado. Vivimos muchas cosas juntos, nos deshicimos de esos nuevos amigos que creíamos que nos hacían bien y al final nos traicionaron, se metieron en nuestra relación y decidimos alejarnos de ellos. 
Pasó el tiempo y entre más pasaba, más segura estaba de que quería estar con él. Lo crean o no, hasta él conocí lo que era tener a alguien a mi lado. Me enseñó a sentir, a expresar. Todo iba genial hasta que de la noche a la mañana todo cambió. Me pidió un tiempo y me derrumbé. Ahora lo veo diferente y me doy cuenta de que debí aceptarlo, debí respetar su decisión; Pero no lo hice.
Luché y luché por algo que yo quería, pero él ya no. Quise aferrarme a lo que fue, y no a lo que realmente estaba siendo. Me puse muy triste y pensé que todo lo que había mejorado en mi salud mental, se había esfumado, que no había valido para nada.
Mayo, Junio y Julio se pasaron volando, no hacía nada más que extrañarlo, pensar en él y, aunque me de vergüenza admitirlo, me la pasé tratando de encontrármelo en los lugares a los que solíamos ir, frecuentando gente mala solo para que nos juntaran de alguna forma. 
Pero todo esto no es nada, comparado con lo que iba a venirse después. Ojalá lo hubiera sabido, ojalá no hubiera ido, ojalá no hubiera caído. 
En agosto lo conocí a Él. Lo digo agachando la cabeza y dándome golpes de pecho. ¿Cómo contar esta historia? ¿Cómo no sentir vergüenza? Pero al mismo tiempo, ¿Por qué soy yo la que siente vergüenza? 
Podría romantizar el hecho de haber estado envuelta en una relación tóxica pero la verdad es que no lo quiero hacer, no tiene nada de romántico, no tiene nada de bueno. Al contrario. Estar con él me rompió, de una forma en la que no sabía que era posible. 
Hizo que me desprendiera de mí, de mi personalidad, de mi mente, de mi vida. Diría que “no sé cómo pasó todo” pero lo sé muy bien. 
Terminé sola. Sin amigos, sin familia a quién contarle. Terminé temiendo que me golpeara, que inventara cosas sobre mí. Llorando cada tercer día por no sentirme suficiente. Después de todas las burlas, los celos, las humillaciones, las agresiones, yo ya no sabía quién era yo. No me reconocía a mí misma. 
Y siendo honesta, en ese momento no quería reconocerme. Mi único deseo era estar con él, que me validara, que me quisiera. Que viera cuánto lo quería, que viera todo lo que yo podía hacer por él, que supiera que yo era la única que iba a estar con él sin importar lo que hiciera; Por amor.
Y es que, después de tantos intentos fallidos y de amores a medias, éste era el único amor intenso y de alguna forma “emocionante”. En mi cabeza así se debía sentir el amor, como un fuego que quema y arrasa con toda tu alma. Al final, por algo existía la frase “Ama hasta que duela”, no?
Pasaron cinco meses y finalmente me escogí a mí. No me enorgullece haber salido sola, sin ayuda de esa relación porque la verdad es que no le conté nunca nadie. Me daba pena, vergüenza haber estado con alguien así, haber aguantado tanto, pero al final logré salir y creo que eso es lo importante.
En resumen creo que el 2022 para mí fue una gran lección sobre cómo las personas podemos descubrirnos y redescubrirnos una y otra vez. No necesariamente para bien todas las veces. Este año me hizo conocer muchas yo, me hizo ver quién quiero ser, qué quiero dar, qué es lo que espero. 
Fue un año desgarrador, de esas veces que volteas para atrás y no sabes cómo saliste viva, literal. Pero a la vez fue un año de sanación, fue un año que me enseñó que no todos los finales son tristes, que hay finales felices. 
Doy gracias por estar viva, por tener la oportunidad de escribir esto (aunque haya sido un poco atrasado), por haber salido del agujero negro en el que estaba, doy gracias por tener el valor de elegirme a mí por más que doliera, por haber decidido confiar en el destino, confiar en que algo mejor iba a llegar, por haber creído que iba a ser recompensada por todo lo que había vivido, porque… así fue. 
Ana Gala Marzo 15, 03:04pm, 2023.
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seirei-bh · 4 years
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29/09/2020 PREDICCIONES DEL MANGA SNK (Esto es un post únicamente que escribo para mí, por diversión y para conservar esto para más adelante y luego ver si acierto en algo XD No lo hago para discutir con nadie)  (Actualmente vamos por el cap 132)
-El manga terminará en Febrero o Marzo (cap 138) Porque en Marzo es el cumple de Eren y porque encaja con los caps de otro tomo en total.
-El audio final será el capítulo 134 o135
-Habrá una reunión en Paths entre EMA.
-Se revelará algo importante sobre los Ackerman. (Idea loca que se me acaba de ocurrir: ¿y si el primer Titán de Ataque era un Ackerman medio asiático que trasmitió sus genes de fuerza y poder a sus descendientes y por eso pueden imponerse al lavado de cerebro del titán fundador?)
-Armin intentará convencer a Eren de elegir otro camino, pero no le convencerá.
-Armin se dará cuenta de que aparte de sus sueños egoístas de libertad propia y sus ansias por proteger el futuro de sus amigos, hay algo más que impulsa a Eren a actuar y está relacionado con un secreto entre Eren e Historia. Es decir: el bebé, ya que si Eren el padre entonces está en riesgo su futuro legado y sus descendientes, que habrían sido sacrificados tanto en el plan de 50 años como en el plan de eutanasia y el hecho de que esa relación convierte a Eren en un "rey en la sombra" que también lucha por el deber de proteger el futuro de su pueblo. Esto sería además una perfecta referencia a la frase de Kruger de “Un rey que no puede proteger a su pueblo no es un rey” y también al hacer esto por su hijo estaría superando a su padre, porque Grisha confió el futuro del mundo como una carga a su primer hijo, Zeke, condenando así a sus amigos y a su esposa, y luego ignoró su deber como restaurador con su segunda familia, así que Eren estaría luchando por sí mismo para cargar él con toda esa lucha y que su descendencia no tuviera que cargar con ello y su hijo pudiese tener esa libertad que él no tuvo: nacer en un mundo siendo completamente libre, sin murallas y sin el miedo de morir en una guerra o por la maldición de los titanes.
-Al darse cuenta de lo anterior, Armin usará esa información para intentar manipular a Eren o distraerlo mientras los demás le atacan de alguna forma.
-Solo Floch sabía el secreto y Hanji sospechaba algo. Una de las razones por las que Isayama les mató antes de la confrontación final fue justo por esto.
-Se hará una referencia a las palabras que Kruger le dijo a Grisha al despedirse. "Ama a alguien dentro de los muros, tu esposa, tu hijo, alguien en las calles. Si quieres salvar a Mikasa y a Armin cumple con tu misión."
-Usarán las bombas contra el Titán Fundador, pero se darán cuenta de que no sería sensato matar a Eren porque existe la posibilidad de que eso no detendrá a los titanes colosales, que podrían seguir arrasando el mundo y ésta vez sin control.
-Así que Mikasa convence a Armin de que lo detengan pero sin matarlo.
-Levi matará a Zeke y así romperá la conexión entre el AT y el poder del fundador.
-Alguien hará un kamikaze con el avión. Reiner se ofrecerá.
-Reiner tiene dos opciones: o muere como un héroe, o sobrevive porque a Isayama le gusta trolearlo XD.
-Eren conseguirá devastar todo Marley y gran parte del mundo, pero al final le "detendrán" antes de que lo destruya todo por completo. Se salvarán solo Paradis y algunas personas que han conseguido huir en barcos y aviones, y muy pocas en los continentes, solo en los países alejados de Marley.
-Eren acabará con la maldición de los titanes de alguna forma.
-No nacerán más titanes especiales. Los últimos serán ellos.
-Quizás el único que conservará la maldición de 13 años será Eren por haberse desgastado usando el poder del fundador y para salvar a Ymir.
-Annie, Falco y Gabi sobrevivirán.
-Connie, Pieck y Zeke morirán. Y quizás Jean también (ojalá que no)
-Si Jean llega a sobrevivir, sustituirá a Levi como capitán porque Levi o bien morirá en la batalla final o se retirará para vivir tranquilo porque está hasta los cojones de todo el mundo y se dedicará a beber té (aunque veo más posible que muera. Si se salva será porque es popular en el fandom)
-Eren, Armin y Mikasa sobrevivirán. (???) Y en el caso de que no, al menos UNO de ellos sobrevivirá seguro, veo imposible que mueran los tres.
En el caso de que sobrevivan los tres:
-Eren quedará totalmente devastado tanto física como psicológicamente. Con un aspecto huesudo, más viejo y pálido, y con un severo TEPT, con pesadillas constantes y depresión durante un tiempo.
-También existe la alta posibilidad de que Eren muera PERO Grisha dice que vio algo en las futuras memorias de Eren que fue lo que le hizo seguir adelante para robar al fundador y darle el AT, a pesar de que vio también el Rumbling y aquello tan horrible en lo que se iba a convertir Eren. Mi apuesta es que vio un mundo libre, sin murallas y en paz en la isla Paradis, y eso solo podría verlo a través de los ojos de Eren, por ello supuestamente tendría que sobrevivir. A no ser que lo que Eren le mostró no fuera eso, sino simplemente a él salvando a sus amigos en la guerra.
-Tanto si vive como si muere, Armin detendrá a Eren, porque fue el propio Eren quien dijo que sería Armin quien salvaría a la humanidad. Aunque salvará a muy poca gente puesto que el Rumbling estará casi completo.
-Pase lo que pase, incluso si los tres del EMA sobreviven, tomarán caminos diferentes al final, ya que fue lo que insinuó Isayama en una entrevista. Eren "desaparecerá" fingiendo su muerte al resto del mundo para poder vivir tranquilo lo que le queda de vida, Armin viajará para formar alianzas, reconstruir lo perdido y cumplir su sueño de ver el mundo exterior, también seguirá siendo comandante, y Mikasa tomará su posición como líder y heredera del clan Azumabito, siendo por fin libre y feliz igual que cuando era niña y aprenderá mucho más sobre sus orígenes, centrándose en ella misma y en su futuro.
-(Me encantaría pensar que EMA seguirán siendo amigos a pesar de todo, y que volverán a verse en algún momento años después antes de que Eren muera, pero quizás aquí estoy pecando de idealista.)
-En el caso de que Armin y Annie sobrevivan, es seguro que terminarán juntos, aunque con la despedida dramática que tuvieron en el cap 132... tengo mucho miedo y no me fío de Isayama. Quiero que mi querido Armin sobreviva porque es mi personaje favorito, pero es obvio que tiene unas banderas rojas en la espalda bastante jodidas D:
-Antes de eso Eren les contará a todos la verdad sobre Ymir la Fundadora y o bien Armin la pondrá por escrito y se la trasmitirán al resto del mundo o Eren lo revelará en las memorias de todos los eldianos usando su poder por última vez. -En el caso de que uno de los tres muera, será Armin dando su vida en la batalla final o Eren siendo destruido en el proceso.
-La escena del "See you later, Eren" es la despedida entre Eren y Mikasa porque seguirán viviendo pero por caminos separados y sabiendo que Eren morirá en unos pocos años. Eren le pondrá la bufanda una última vez como símbolo de despedida y de cariño. Ella llorará y sonreirá al mismo tiempo.
-FINAL AKATSUKI NO REQUIEM PARA EREN:
-Ymir se reencarnará en la hija de Historia o al menos se llamará igual en honor a la Ymir que ella conoció. Nacerá después del Rumbling, en referencia al renacer de la Ymir de la mitología nórdica que renació después del Ragnarok.
-Eren es el padre del bebé de Historia, tanto si vive como si muere. Esto no lo digo por shippeos sino porque tiene sentido tanto por los personajes que desarrollan una relación significativa durante el arco de la Rebelión como por parte de la temática y el argumento, porque significará que el legado de la familia real y el de los Jaeger y el AT y el TF ha sido liberado por fin, libre de todas las maldiciones y de los padres anteriores que no pudieron proteger a sus hijos.
-También tiene sentido que Historia sea madre para completar el arco de su personaje. Ella nunca tuvo amor por parte de su madre siendo niña, así que tiene sentido que desee tener un hijo por voluntad al que dar todo el amor que ella no tuvo. Ya se demostró en el cap 130 que fue idea suya, por ello tiene más sentido que fuera por un deseo egoísta y personal, no por un plan.
-Y obviamente Eren no odia ni a Mikasa ni a Armin. Les dijo todo aquello primero porque proyectaba sus miedos sobre ellos, segundo para que se apartaran de él, tomaran sus propias decisiones y fueran libres. Ya fuera para que no se interpusieran en su camino y no murieran o en el caso de que supiera que tendrían que detenerle al final, como un acto para impulsarlos a aquello por razones que se revelarán durante su conversación en Paths.
-Con todos estos actos Eren estaría luchando por la libertad: su propia libertad para poder vivir el resto de sus vida como desea, la libertad de sus amigos para que Marley no los destruya, la libertad de su esposa y de su hija para que no que tengan que sufrir la maldición, la libertad de Ymir la fundadora para liberarla por fin del ciclo de los 2000 años, y la libertad del futuro de toda Paradis.
-La escena final es Eren abrazando a su hija y diciéndole que es libre. Vive los pocos años que le quedan con su familia, en algún lugar de Paradis, apartado lejos de todo. Muere mirando el mar por última vez y sintiéndose libre por primera vez en su vida.
-Otro final alternativo que veo bastante posible: Eren sí muere en la batalla final, y esa escena o es entre Eren y Grisha en un flashback o es Eren con su hija pero en una especie de sueños en los Paths.
-La identidad del padre no se revelará hasta el último tomo. Posiblemente el penúltimo capítulo, porque Isayama no es tonto y sabe que eso generará muchas polémicas y podría afectar a las ventas. La gente es muy sensible con los ships, qué le vamos a hacer~ (y voy a ser sincera: la verdad es que si al final resulta que E y H no tienen ninguna relación y Eren no es el padre, ni el bebé se llama Ymir, me la sudará el coño y seguiré feliz porque para eso están los fanfics y los fanarts. ¿Será mala escritura? Sí, porque apartar a un personaje que fue tan importante en un arco anterior para generar un secreto durante dos años de manga, insinuar encuentros secretos entre ella y el prota que no llegan a nada y apartarla del combate con un embarazo que al final no es absolutamente nada relevante es mala escritura, pero ya pasé por eso con la cuarta guerra ninja de Naruto y con casi todo Bleach, así que puedo lidiar con ello, lol)
-Eso sí, si al final llevo razón, cuando eso pase Twitter formará parte del Rumble y arderá en el infierno. Y tumblr también. Solo Reddit se salvará por sus memes, que llenarán internet de risas e ironías sea cual sea el final del manga. Y ese día yo estaré ahí, observando por la ventana con una copa de vino en mano como Cersei contemplando cómo el mundo arde en fuego valyrio.
-En el caso de que haya algún epílogo o escena extra, este mostrará: 1) A Eren visitando tumbas de los caídos y sufriendo durante años con trastornos postraumáticos por la culpa del genocidio que ha cometido y sus amigos que han muerto para intentar detenerlo, pero también aprendiendo a llevar la carga gracias al apoyo y el amor de sus seres queridos. Y/O 2) A Paradis y el resto del mundo muchos años después, recuperándose poco a poco, viviendo sin murallas y prosperando con nuevas generaciones que nacen libres sin guerras ni niños-soldado, pudiendo vivir vidas más cómodas y normales. Aunque existe el riesgo de que pueda haber conflictos en el futuro, pero eso será una puerta abierta a la imaginación de qué podría pasar después.
Bueno, ya está, ahora a esperar unos meses y ver si consigo acertar en alguna de estas locas ideas o si por el contrario Isayama me sorprende con otras cosas. La suerte está echada. Cada vez que falle me tomo un chupito y cada vez que acierte me pongo a bailar salsa en mi casa XD
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torregris · 4 years
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Mi Madre, la africana loca
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No soporto tener este acento. Lo odio cuando la gente me pide que repita cosas y oigo cómo se ríen por dentro porque no soy americana. Ahora, cuando Padre me habla en igbo, respondo en inglés. Lo haría también con Madre, pero no creo que le haga gracia, aún no.
Cuando la gente pregunta de dónde soy, Madre quiere que diga Nigeria. La primera vez que dije Filadelfia, ella me dijo, “di Nigeria”. La segunda vez me dio un tortazo en la nuca y preguntó, en igbo, “¿estás mal de la cabeza?”
Por entonces yo ya iba a la escuela y le dije que las cosas no son así para los americanos. Eres de dónde has nacido, o de dónde vives, o de dónde tienes intención de vivir mucho tiempo. Fíjate en Cathy, por ejemplo. Ella es de Chicago porque nació ahí. Su hermano es de aquí, de Filadelfia, porque nació en el hospital de Jefferson. Pero su padre, que nació en Atlanta, ahora es de Filadelfia porque vive aquí.
A los americanos les da igual esa bobada de que vengas de tu aldea ancestral, donde tus antepasados tenían tierras y donde tu linaje se remonta a cientos de años. Así que conoces tu linaje, ¿y qué?
Yo todavía digo que soy de Filadelfia cuando Madre no está. (Sólo digo Nigeria cuando alguien dice algo sobre mi acento y entonces siempre añado, pero vivo en Filadelfia con mi familia.)
Además, cuando Madre no está, me llamo Lin. A ella le gusta repetir que Ralindu es un hermoso nombre igbo, que significa tanto también para ella, ese nombre, Elige la Vida, por lo mal que lo pasó, por mis hermanos que murieron siendo bebés. Y lo siento, no sé si me entiendes, pero ahora mismo no puedo con un nombre como Ralindu y con mi acento, sobre todo ahora que Matt y yo estamos juntos.
Cuando llaman mis amigas, Madre dice, “¿Lin?”, alargando la pausa un instante, como si no supiera quién es ésa. Cualquiera diría que no lleva aquí tres años (seis años le digo a veces a la gente) por cómo actúa.
Todavía le gusta terminar sus observaciones con la exclamación ¡América! Como en los restaurantes, “mira esta gente, cuánta comida desperdicia, ¡América!” O en la tienda, “mira cómo han bajado los precios desde la semana pasada, ¡América!”
Pero ahora va todo mucho mejor. Ya no se persigna, temblando, cada vez que informan de un asesinato en las noticias. Ya no está pendiente de las indicaciones que le ha escrito Padre cuando coge el coche para ir al supermercado o al centro comercial. Pero igual, todavía lleva las instrucciones en la guantera, escritas por Padre con su letra tan formal. Todavía se aferra con fuerza al volante y mira a menudo por el retrovisor, pendiente de los coches de policía. Y yo suelo decirle, Madre, la policía americana no te detiene porque sí. Sólo si haces algo malo, como correr demasiado.
Lo reconozco, yo también estaba impresionada la primera vez que llegamos. Vi la casa y entendí por qué Padre no había querido traernos al terminar su residencia, por qué decidió trabajar tres años, un trabajo normal además del pluriempleo. Me gustaba salir de la casa y quedarme así mirándola largo rato, la elegancia de la piedra exterior, el césped que la rodeaba entera como un manto teñido del color del mango cuando todavía está verde. Y adentro, me gustaban las escaleras en curva del recibidor, la baranda reluciente, la espléndida chimenea de mármol; me sentía como en el plató de una película extranjera. Incluso me gustaba el clon-clon-clon de los suelos de madera cuando caminaba con zapatos, no como el suelo de cemento que teníamos allá, tan silencioso.
Ahora, si estoy abajo en el sótano, me molesta el ruido de los suelos de madera cuando Padre se trae a sus colegas del hospital. Padre ya no le pide a Madre que prepare algo para sus invitados, encarga que le traigan a casa bandejitas de queso y fruta para llevar. Antes se peleaban por eso, Padre le decía que a los blancos les daba igual el moi-moi y el chin-chin, las cosas que ella quería preparar, y Madre le decía, en igbo, que estuviera orgulloso de ser quién era y que primero lo sirviera, a ver si no les gustaba. Ahora se pelean por cómo se comporta Madre en esos encuentros.
Tienes que hablarles más, dice Padre, que se sientan a gusto, y deja de hablarme en igbo cuando están aquí.
Y Madre grita, ¿Así que ahora no puedo hablar en mi idioma en mi propia casa? Dime, ¿ellos cambian su manera de comportarse cuando vas tú a su casa?
No son auténticas peleas, no como los padres de Cathy, que dejan todo de vidrios rotos y Cathy tiene que recogerlo antes de ir al colegio para que su hermana pequeña no los vea. Madre todavía se levanta temprano para dejarle la camisa a Padre sobre la cama, para hacerle el desayuno y ponerle el almuerzo en la fiambrera. Padre cocinaba cuando estaba solo -vivió solo en América casi siete años- pero ahora, de repente, resulta que no puede cocinar. Ni siquiera puede ponerle la tapa a una olla, no, ni siquiera puede servirse él mismo de una olla. Madre se escandaliza con sólo que se acerque a la cocina.
“Has cocinado bien, Chika,” dice Padre en igbo, después de cada comida. Madre sonríe y sé que ya está maquinando la próxima sopa que va a cocinar, qué nuevas verduras probar.
Todas sus comidas tienen una base nigeriana, pero le gusta experimentar y ha aprendido a improvisar con aquellas cosas que no están en la tienda africana. Patatas al horno en lugar de ede. Espinacas en lugar de ugu. Incluso encontró la manera de preparar el cereal de farina para que tuviera la consistencia del fufu. Eso fue antes de que Padre le enseñara cómo ir a la tienda africana donde tienen harina de casava. Ya no se niega a comprar pizza y patatas fritas congeladas, pero todavía gruñe cada vez que las como, y todavía dice que esa comida tan mala te chupa la sangre. Cuando cocina una sopa nueva, que es casi cada día, me la hace comer. Me observa mientras amaso unas bolas fláccidas con el fufu y las sumerjo en la sopa espesa, incluso se me queda mirando la garganta mientras trago, para ver si bajan las bolas y se quedan abajo.
Creo que le gusta cuando viene gente a la que yo llamo invitados accidentales, porque siempre se muestran tan efusivos con su cocina. Siempre son nigerianos, siempre recién llegados a América. Buscan nombres en el listín telefónico, buscan a nigerianos. Los que son igbo le dicen a Padre que les da ánimos ver un nombre igbo, como Eze, después de las columnas de yorubas, los Adebisis y Ademolas. Pero claro, añaden mientras engullen los plátanos fritos de Madre, en América todos los nigerianos son hermanos.
Cuando Madre me obliga a salir a saludarlos, respondo en inglés cuando ellos hablan en igbo, y pienso que no deberían estar aquí, que están aquí sólo por el accidente de que somos nigerianos. Suelen quedarse sólo unos días hasta que deciden qué hacer, Padre es firme en eso. Y hasta que se marchan, nunca les hablo en igbo.
A Cathy le gusta venir a conocerlos. Le fascinan. Habla con ellos, les pregunta por sus vidas en Nigeria. A esa gente le encanta hablar de lo víctimas que son, de cómo sufrieron a manos de los soldados, jefes, maridos, familia política. En mi opinión, Cathy les tiene demasiada simpatía. Una vez incluso le dio un currículum a su madre que se lo dio a otra persona que contrató al nigeriano. Cathy es guais. Es la única persona con la que puedo hablar de todo, pero a veces pienso que no debería pasar tanto rato con nuestros invitados accidentales porque se pone igual que Madre, sin el tono de regañina, pero me dice cosas como, deberías estar orgullosa de tu acento y de tu país. Yo digo que sí, que estoy orgullosa de América. Soy americana aunque sólo tenga, todavía, la tarjeta verde.
Lo dice de Matt también. Que no debería esforzarme tanto en ser americana por él, porque si fuera auténtico yo le gustaría igual (lo dice porque yo le pedía que me dijera palabras, quería practicar y pillar bien las inflexiones americanas. Ojalá Nigeria no hubiera sido una colonia británica, es tan difícil quitarse esa manera de pronunciar mal las palabras). Por favor. He visto cómo se ríe Matt del chico indio que tiene un nombre que nadie sabe pronunciar. El pobre chaval tiene un acento tan marcado que ni siquiera se le entiende cuando dice su nombre. Al menos en eso soy mejor que él. Matt ni siquiera sabe que me llamo Ralindu. Sabe que mis padres son de África y cree que África es un país, y poca cosa más. Al principio, me gustó el brillante tipo dormilona que lleva en la oreja izquierda. Ahora es todo él, incluso su manera de caminar con las piernas muy por delante del resto del cuerpo.
Tardó un poco en fijarse en mí. Cathy me ayudó, se acercaba a él descaradamente y le pedía que se sentara con nosotras para comer. Un día le preguntó, “Lin está buena, ¿verdad?” Y él dijo que sí. A ella no le gusta Matt. Pero bueno, a Cathy y a mí no nos gustan las mismas cosas, por eso nuestra amistad es tan auténtica.
Madre era muy precavida con Cathy. Decía, “Ngwa, no te quedes tanto rato en su casa. No comas ahí tampoco. Van a pensar que en casa no tenemos comida”. De verdad, creía que los americanos tienen los mismos cuelgues estúpidos que la gente de su país. No se visita tan a menudo a la gente a menos que te devuelvan la visita, no vaya a ser que quedes mal. No se come tan a menudo en casa de la gente si no vienen a comer a la tuya. Venga ya.
Llegó incluso a prohibirme que visitara a Cathy durante casi un mes, hace un par de años. Era nuestro primer verano aquí. En el colegio habían organizado una barbacoa familiar. Padre tenía guardia en el hospital así que fuimos solas Madre y yo. ¿Le servían de algo a Madre los ojos que tiene en la cara? ¿No se daba cuenta de que en verano las americanas vestían pantalón corto y camiseta? Aquel día se puso un vestido tieso, azul, con grandes solapas blancas. Ahí estaba ella con las demás madres, todas chic con sus tops y sus shorts; parecía una mujer extraviada, emperifollada para una barbacoa. La evité casi todo el rato. Había varias madres negras, así que cualquiera de ellas podría haber sido mi madre.
Esa noche en la cena, le dije, “La madre de Cathy me ha pedido que la llame Miriam”. Levantó la vista, con una pregunta en los ojos. “Miriam es su nombre de pila,” dije yo. Entonces me atreví, rápida. “Yo creo que Cathy debería llamarte Chika.” Madre siguió masticando en silencio un trozo de carne del estofado. Levantó de nuevo la vista. Sus ojos oscuros eran puro fuego desde el otro lado de la mesa. Soltó un chorro de palabras en igbo. “¿Quieres que te dé un tortazo que te hará saltar los dientes de la boca? ¿Desde cuándo los niños llaman a sus mayores por su nombre de pila?” Le pedí perdón y bajé la vista, amasando las bolas de fufu con más cuidado que nunca. Mirarla a los ojos la incitaba a cumplir sus amenazas.
Después de eso, no pude ir a casa de Cathy durante un mes, pero Madre dejó que Cathy viniera a la mía. Cathy se reunía con Madre y conmigo en la cocina, y a veces ella y Madre pasaban horas charlando sin mí. Ahora Cathy no le dice Hola a Madre, le dice Buenas Tardes o Buenos Días porque Madre le ha dicho que los niños nigerianos saludan así a los adultos. Además, no la llama Señora Eze, la llama Tía.
Ella cree que Madre es genial por muchas cosas. Por su manera de caminar. Majestuosa. O su manera de hablar. Melodiosa. (Madre ni siquiera se esfuerza en decir las cosas a la manera americana. Todavía dice palabras que sólo usan los ingleses, por el amor de Dios.)
O porque Madre me abrazara cuando me vino la regla. Qué gesto tan cariñoso. La madre de Cathy se limitó a decir oh, y salieron juntas a comprar compresas y bragas. Pero cuando Madre me abrazó, hace dos años, apretándome contra ella como si hubiera ganado una carrera importante, no me pareció para nada un gesto cariñoso. Quería apartarla, su olor era agrio como la sopa de onugbu.
Me dijo que era una gran bendición, que algún día traería niños al mundo, que tenía que cerrar bien las piernas para no avergonzarla. Yo sabía que luego ella llamaría a Nigeria y se lo contaría a mis tías y a Mama Nnukwu y entonces hablarían de los niños fuertes que algún día yo traería al mundo, del buen marido que encontraría.
                                                                      * * *
Hoy viene Matt a casa, estamos haciendo un trabajo juntos para clase. Madre no ha parado de dar vueltas por la casa. En Nigeria, las niñas se hacen amigas de las niñas y los niños se hacen amigos de los niños. Entre una chica y un chico no puede haber sólo amistad. Hay algo más. Le explico a Madre que en América es diferente y ella dice que lo sabe. Pone un plato de chin-chin recién frito en la mesa del comedor donde trabajaremos Matt y yo. En cuanto sube las escaleras, me llevo el chin-chin a la cocina. Me imagino la cara de Matt cuando diga, ¿qué coño es eso? Madre reaparece y vuelve a poner el chin-chin. “Es para tu invitado,” dice.
Suena el teléfono y rezo para que esté ocupada largo rato. Luego suena el timbre y ahí está Matt, con su tachuela brillante en la oreja y una carpeta en la mano.
Matt y yo estudiamos un rato. Madre entra y cuando él le dice hola, ella se lo queda mirando fijamente, hace una pausa y luego dice “¿Cómo está usted?” Pregunta si ya casi estamos y lo dice en igbo. Antes de contestarle que sí, hago una pausa larga para que Matt no piense que la entiendo bien cuando habla en igbo. Madre sube las escaleras y cierra la puerta de su dormitorio.
“Vamos a tu habitación a escuchar música,” dice Matt, al cabo de un rato. “Tengo el cuarto muy desordenado,” digo yo, en lugar de “Mi madre nunca dejaría que un chico entrara en mi habitación”. “Vamos al sofá entonces. Estoy cansado.” Nos sentamos en el sofá y me mete mano bajo la camiseta. Le sujeto la mano. “Sólo por encima de la camiseta.”
“Venga,” dice él. Su respiración es tan urgente como su voz. Lo suelto y desliza la mano como una serpiente bajo mi camiseta, se cierra sobre un pecho enfundado en el sujetador de nailon. Luego, rápido, se abre camino hasta mi espalda y me desabrocha el sujetador. Matt es un crack, ni siquiera yo puedo desabrocharme el sujetador tan rápido con una sola mano. Su mano vuelve serpenteando hacia delante y se cierra sobre el pecho desnudo. Gimo, porque me gusta la sensación y sé que eso es lo que se espera de mí. En las películas, las mujeres siempre ponen cara de éxtasis más o menos a estas alturas.
Ahora se ha puesto frenético, como si tuviera fiebre, malaria. Me empuja hacia atrás, me levanta la camiseta hasta juntarla toda en torno a mi cuello, me quita el sujetador. Siento un frescor repentino en mi torso expuesto. Una humedad pegajosa y cálida en el pecho. Una vez leí un libro en el que un hombre chupaba tan fuerte el pecho de su mujer que no dejó nada para el bebé. Matt chupa como ese hombre.
Entonces oigo abrirse una puerta. Aparto la cabeza de Matt y me estiro la camiseta, no tardo ni un segundo. Mi sujetador, un blanco de espanto contra el sofá de cuero curtido, brilla ante mis ojos. Lo meto detrás del sofá justo cuando entra Madre.
“¿No es hora de que se vaya tu invitado?” pregunta en igbo.
Tengo miedo de mirar a Matt, tengo miedo de que tenga leche en los labios. “Ya está a punto de marcharse,” digo, en inglés. Madre sigue ahí de pie. Le digo a Matt, “Creo que es mejor que te vayas.” Él se pone de pie, recoge los papeles de la mesa. “Vale. Buenas noches.”
Madre está inmóvil, mirándonos a los dos.
“Te está hablando, Madre. Te ha dicho buenas noches.”
Ella asiente con la cabeza, cruza los brazos, mira fijamente. De pronto, suelta un chorro de palabras en igbo. ¿Estaba loca de dejar que un chico se quedara tanto rato? Y el sentido común, ¿dónde lo tenía? ¿Cuándo nos levantamos de la mesa del comedor para sentarnos en el sofá? ¿Por qué estábamos sentados tan juntos?
Matt se va hasta la puerta arrastrando los pies mientras ella habla. Lleva las bambas descordadas y se oye el batir de los cordones cuando camina. “Hasta luego,” dice desde la puerta.
Madre encuentra el sujetador detrás del sofá casi enseguida. Se queda mirándolo fijamente mucho rato antes de pedirme que me vaya a mi cuarto. Sube al cabo de un momento. Aprieta los labios con firmeza.
“Yipu efe gi,” dice. Quítate la ropa. La miro, sorprendida, pero me desvisto lentamente. “Todo,” dice cuando ve que aún tengo puestas las bragas. “Siéntate en la cama, abre las piernas.”
Siento el corazón en los oídos, latiendo desbocado. Me tiendo en la cama, las piernas abiertas. Se acerca, se arrodilla frente a mí, y veo lo que tiene en la mano. Ose Nsukka, los pimientos picantes secos y arrugados que nos envía Mama Nnukwu de Nigeria en pequeños frascos que eran originalmente de curry o tomillo. “¡Madre! ¡No!”
“¿Ves este pimiento?” pregunta. “¿Lo ves? Esto es lo que le hacen a las chicas promiscuas, esto es lo que le hacen a las chicas que usan el cerebro que tienen entre las piernas en lugar del que tienen en la cabeza.”
Me acerca tanto el pimiento que me hago pis ahí mismo. Siento el colchón mojado, cálido. Pero no me lo mete.
Ahora grita en igbo. La miro, cómo resplandecen sus ojos de carbón con las lágrimas, y yo quiero ser Cathy. La mamá de Cathy se disculpa después de castigarla, le pide que vaya a su cuarto, no la deja salir durante unas horas o, como máximo, un día.
Al día siguiente, Matt dice, riéndose, “Me dio un yuyu tu madre anoche. ¡Qué africana más loca!”
Tengo los labios demasiado tiesos para reír. Mientras hablamos, él está mirando a otra chica.
—  Chimamanda Ngozi Adichie
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dear--charlie · 4 years
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Querido Charlie,
Llevo ya varios meses sintiéndome de la chingada. En realidad fue algo pequeño que empezó al principio de este año y para cuando el verano llegó se puso mal, peor de lo que había estado jamás, tanto que me dio miedo no salir con vida. Como dije, fueron cosas pequeñas que se empezaron a juntar hasta que se creó esta gran bola de mierdas
Para empezar la universidad es un pesadilla, no porque sea difícil sino porque siento que no estoy dando lo máximo y también porque descubrí que la gente ahí no se parece en nada a como me lo había imaginado en el principio. Creí que sería genial porque habría muchísima gente con cosas en común a mí pero no, estoy sola otra vez y rodeada de gente que no sólo son malas personas sino que también me odian. Es curioso cómo la gente con la que estaba en la preparatoria resultó ser mucho más inteligente, responsable, amable y con una visión de mundo superior a la de los universitarios.
Además, desde hace varios años empecé a distanciarme de mis mejores amigas por cuestiones de tiempo o al menos eso pensaba yo. De hecho tenía la idea de que las cosas entre nosotras estaban bien hasta que empezaron a actuar de manera diferente. Una de ellas estudia la misma carrera que yo así que toma sus clases en la misma facultad y de un día para otro tenía nuevas amigas, y no digo que eso sea malo, en realidad me hacía muy feliz verla con más gente. Lo malo fue que empezó a ignorarme; cada vez que la veía por los pasillos fingía que no me veía o tomaba otro camino, en redes sociales no importaba cuantas cosas le enviara sobre cuánto la quería y extrañaba nunca recibí ni un pinche emoji de su parte. Cuando iba a visitarla a su casa ponía excusas para ni siquiera bajar de su habitación a saludarme y me pasaba todo el tiempo con sus padres.
Otra cosa importante es que desde hace 2 años que entré a la universidad me ha costado un chingo de trabajo abrirme con la gente para conocerlos y dejar que me conozcan y sin embargo lo he logrado poco a poco. La cosa se empezó a torcer cuando entré a clases porque aún me sentía un poco abrumada por todo lo que había pasado en el verano.
Un mes después de entrar me enteré que uno de mis compañeros decía estar enamorado de mí pero yo nunca lo había visto como nada más que un conocido, ni siquiera un amigo porque ya no tengo amigos.
El plan era simple, ahora que ya sabía su secreto iba a comportarme como si no supiera nada porque quería ser amable. Debo aclarar que en ningún momento lo hice con la intención de jugar con él porque no sería justo. Sonaba demasiado sencillo como para que lo llevará a cabo sin que nadie se entrometiera y pusiera las cosas difíciles. Y eso fue justo lo que pasó.
Decidí contarle a las pocas personas que son más cercanas a mí y con ellos todo iba bien, hasta que decidí contarle a una persona extra. Alguien que decía ser mi amiga y en quien creía que podía confiar. La amistad es complicada.
Antes de contarle a esa persona, descubrí que aquel chico que decía quererme tanto había estado tweeteando cosas que si bien no decían mi nombre sí decían ofensas hacía la chica que le gustaba. Él y yo habíamos estado hablando por WhatsApp por un tiempo y la verdad es que yo no soy de hablar mucho, ni siquiera en persona. Es complicado abrirme con la gente y darles detalles de mi vida, pero eso era lo que él quería.
Siempre me preguntaba cómo estaba pero no podía decirle que cada día se estaba haciendo peor que el anterior o como me sentía mal desde el verano y tenía miedo de lo que podía pasar conmigo, tampoco podía contarle que me había empezado a hacer daño a mí misma de nuevo y mucho menos de que en verdad me quería morir. Preguntaba cómo había estado mi día y claramente no podía decirle que otra vez no estaba entendiendo nada de lo que mis maestros hablaban. Simplemente no podía, lo habría usado en mi contra.
En los tweets siempre se quejaba de que yo era cortante o de que no le contaba nada. Y así dos semanas después escribió otro tweet en donde decía que ya lo había intentado mucho tiempo, que yo era culera con él y que era una hija de la chingada.
Entonces fue cuando me enojé porque a pesar de que no le hablaba de todo lo que él quería jamás fui culera con él. Traté de ser lo más amable posible pero sin darle a entender que yo quería algo con él y sin embargo no dudo nada en insultarme.
Y aquí va el terrible error que involucra a la persona extra. Estaba enojada y decidí que tenía que contarle a alguien y aquella chica siempre me pareció confiable. Además fue una de las primeras personas con las que había hablado cuando llegue a la universidad así que le conté. Le expliqué que estaba muy enojada por lo que el chico había dicho de mí porque cuando quieres conocer a alguien no bastan 2 semanas. Le conté que me había hecho algunas preguntas banales a las que yo no había querido dar una respuesta larga. Y esperaba que todo quedara ahí pero no fue así.
La chica, inmediatamente después le dijo todo al chico. Tal vez debí suponer que lo haría, después de todo iban en el mismo salón pero decidí contarle porque ella se había asegurado de que yo y uno de mis amigos estuviéramos enterados de lo mucho que ella odiaba estar en el mismo salón que el chico y sus amigos, que la cagaba que la metieran en los mismos equipos y que ya no los soportaba a ellos ni a sus chistes. Pero ella me falló, así como el chico me falló y como yo les fallé a ambos.
Las cosas empezaron a empeorar y ahora tenía que  idear un plan para que salieran la menor cantidad de afectados posibles. No podía decir quién me había dicho que yo le gustaba al chico. No podía decirle al chico que yo había dicho todo eso del tema. No podía quedar como la clase de persona que juega con los sentimientos de los demás porque eso no podía estar más alejado de la realidad.
Pasaron algunos días tranquilos hasta que finalmente el chico me escribió un mensaje diciendo que le gustaba y que esperaba que esto no arruinara nuestra amistad porque yo era bonita y valía la pena y como él no sabía qué hacer en estas situaciones.
Le escribí un mensaje largo, uno que iba a evitar que el cagadero se hiciera más grande. Tenía algunas mentiras pero ninguna fue cruel, todo lo que dije habría sido igual si la chica no hubiera hablado con él antes. Sé que tal vez no estuvo bien pero en el momento parecía lo correcto, no me habría gustado ser cruel con él y decirle que se fuera a la chingada.
Así que tomo mi responsabilidad por haber mentido en eso, nadie logra nada queriendo actuar como héroe para salvarlos a todos. Pero ojalá hubiera sido tan sencillo como eso.
El drama creció y ahora no sólo era él, la hacia también se encargó de que todos los amigos del chico me odiaran. Los encontré varias veces por los pasillos y me ignoraron. Y los tweets siguieron pero ahora mágicamente todos me habían seguido a mí en busca de drama. Él dijo que yo era dramática, que me hacía la víctima, me pregunto si habría dicho lo mismo si supieras toda la verdad, si supiera cómo cada cosa que decían sobre mí me afectaba. Si supiera todas las cosas que no le conté.
Las cosas avanzaron tanto que incluso le contaron al chico que empezaba a gustarme y de hecho las cosas iban bastante bien con él. No sé qué le dijeron pero no debió ser nada bueno porque empezó a ignorarme y unos días después al preguntarle por qué había llevado un short con el frío que estaba haciendo se giró molesto y me dijo con voz de fastidio que iba a entrenar en la tarde. Para serte sincera estaba harta de que me ignorara y si tenía algo que decirme debía decirlo así que le pregunté por qué se estaba portando mal conmigo y aun con más fastidio me dijo que él era así que si no lo iba a aguantar mejor no le hablara porque él no iba a cambiar. Me alejé.
No he hablado con él en dos semanas. Tengo el corazón roto en mil pedazos porque creí que tal vez él no me vería así pero han pasado dos semanas y ni siquiera se ha acercado a saludar. Mucho menos se ha disculpado y tal vez si lo hiciera podríamos empezar de nuevo. Sé que es tonto que siquiera piense en perdonarlo y que claramente él no va a venir a disculparse pero no puedo evitar que la idea se pase por mi mente.
Hace unos días tuve un tiempo libre para arreglar unas cosas en mi habitación y escuchar música y lo importante de esto es que mientras escuchaba música se pusieron dos canciones from the dinning table de Harry Styles y I Lost A Friend de FINNEAS. Es normal que me pusiera triste por la letra pero empecé a llorar y no podía detenerme. Yo nunca lloro, es estúpido pero siempre me guardo todo, sin embargo esta vez no pude y lloré como un niño.
No sé cómo va acabar esto. Me faltan dos semanas para terminar este semestre y ya no quiero regresar. Lo único que sé es que cada día se hace más difícil que el anterior, cada vez estoy más sola, más triste. No estoy segura de que esta vez pueda salir con vida, estoy buscando desesperadamente por razones para quedarme pero cada vez se vuelve más difícil encontrarlas. Está vez no puedo prometerte que estaré bien pero sí que lo intentaré.
All the love as always, A. x
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c-o-n-s-e-j-o-s · 5 years
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Hi! Linda noche! Bien, por lo que estoy aquí es lo siguiente (ojalá puedan ayudarme): resulta que un chico me dijo que sentía algo por mí, así que acordamos vernos, pero ya me había dicho que fuera su novia, por lo que le dije lo anterior; el dilema está en que: -estoy perdida por un chico, un chico que dice quererme, sinceramente nunca había sentido algo así por alguien, y, me gustaría intentar algo con el otro, pero tengo miedo de dañarlo, o de arrepentirme, o de buscar al otro... ¿qué hago?P1
(continuación)... De verdad, quisiera estar con el chico que me encanta, pero ha pasado mucho tiempo, y él dice quererme pero también dice que es tarde para decirme lo que siente... tal vez sólo juega conmigo, no sé porqué, si tan solo supiera cómo me expreso de él, tal vez no se negaría, pero, son cosas que no pasarán🥺 help me please! P2
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Respuesta a los asks:
No puedes estar en una relación con nadie si tu mente está confusa y tus sentimientos no están claros. Esa es la receta perfecta para el desastre, y malos amores. Debes de tomarte un tiempo para pensar, y reflexionar sobre tus sentimientos. También debes prestar atención a la actitud y el trato de ambas personas hacia ti.
Eso de: "te quiero pero no estoy listo para estar contigo", "quiero ser tu novio pero me gustan otras", "te quiero pero tu eres muy x", "no estamos juntos pero no quiero que estés con otros", "te quiero pero no quiero que nos vean juntos", etc., se tiene que acabar. Eso no es normal ni bueno. Eso es de gente inmadura e indecisa. Y nunca debes estar con alguien que no sabe si te quiere y/o no sabe lo que quiere. Una persona con dignidad, respeto y honestidad no hará esas cosas.
Con eso dicho, sabrás quien tiene buenas intenciones contigo y quien no. Y tu tienes que cuidarte de personas que no te tomen en serio y quieran jugar con tus sentimientos. Nadie más cuidará de ti. Tu prioridad #1 debe de ser velar por tu bienestar (tanto físico como mental). Si tu no te sientes feliz contigo, no serás feliz con nadie. Si no sabes lo que sientes por alguien, debes tomarte un tiempo para pensar sobre ello. Nunca debes de tratar a otros como una opción.
Si necesitas tiempo, debes informarle al otro que no estás lista para tomar una decisión en estos momentos. Esa persona tendrá la opción de esperar por ti o seguir adelante, pero tu no puedes prometer nada. No puedes retener a nadie, esa persona debe tomar la decisión que sea mejor para él y la que vaya acorde a sus sentimientos.
Solo toma en cuenta que quien te quiere de verdad, sabrá esperar por ti. Y quien no, no. Preocúpate por darte mucho amor cada día. Recuerda que eres una persona maravillosa y mereces ser amada de forma honesta, como si fueras la gema más valiosa del mundo (lo cual eres). Espero que esto te ayude. Buena suerte, cariño. ♡
— Mona 🌹
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«Elevas una de tus cejas sin reírte y miras a otro lado, antes de soltar una de mis manos. Yo cierro los dedos contra la palma como si me hubiera quedado vacía y te observo. Lo que me respondes, hace que me muerda el labio inferior. Me dices que no tiene que estar celoso de nada, y me pongo de pie cuando tú lo haces tras reír, acercándome a donde estás, con cuidado de no caerme, para ver Chicago y el Lago Michigan desde lo más alto. Hasta hoy, ignoraba que a las norias, se les llamasen cosas como “vuelta al mundo”, o "rueda de la fortuna". No dejo de morderme el labio inferior mientras miro Chicago desde el interior de esa cabina contigo. Se puede dar una vuelta al mundo girando solo hasta alcanzar los sesenta metros de altura, y podría decir que siento que estoy en la rueda de la fortuna, por la fortuna de estar aquí contigo. He pensado muchas veces en dejar de verte durante estos días, pero es igual, no importa, ya nada de lo que haga importa... Si te dejo ir, te irás de mi vida, pero seguirás en ella, si no te dejo ir, si te quedas aquí, seguirás a mi lado. De las dos maneras tengo clara una cosa: me vas a joder la vida. Ya me la has jodido. Ni siquiera de niña creía en el amor, pero siempre hay alguien que te demuestra que tu corazón no es ciego, que también puedes ver con él, y aunque quiera lo contrario, aunque hasta hace poco quizá ni siquiera lo supiera, ya no me cabe ninguna duda: me he enamorado de ti. Y ha sido tan rápido como quedarse dormida. Primero lentamente y después de golpe. Trago saliva mirando hacia Chicago, pensando en que dejarse llevar ahora, suena demasiado bien, por eso te miro-. ¿No serás tú el que estás celoso? -Pregunto sin más».
«No te veo, pero te siento. Estás a mi lado, observando Chicago desde las alturas. Ni siquiera siento que subimos y subimos porque estoy acostumbrado a estar tan en lo alto, que ni lo siento. Lo que sí siento, es que me va a explotar el corazón o me va a dejar de latir de un momento a otro. Chicago me parece tan minúsculo ahora... Y tú tan enorme que, cuando noto tus ojos puestos en mí, hago lo posible por no cerrar los míos. Pero tu pregunta lo hace casi insoportable y cierro los ojos maldiciéndome a mí mismo interiormente, apretando los labios. Seré yo el que está celoso. Porque mientras ese tío te tenía para él solo, yo no sé ni cómo te tengo a ti. Solo me sale a mí, nunca lo dije en alto... pero te quiero. Te quiero y me estoy volviendo loco. Te quiero con indecisión. Te quiero aunque no haya explicación. Te quiero como tantas cosas que no tienen solución. Me giro para mirarte y solo me sale reír.- ¿Yo? ¿Celoso? -Niego rotundamente con la cabeza. Tengo tanto miedo, que no sé cómo actuar, pero tengo ganas de besarte ahora».
«Espero tu respuesta, pero no me dices nada. Me ha parecido que estabas celoso en tu forma de hablar, o en la tontería que has hecho al responder el comentario de Humphrey en mi post, creo estar en lo cierto, pero me he equivocado, eso es lo que siento cuando me miras riéndote, pero sobre todo cuando me preguntas antes de negar con la cabeza. No puedo evitar tragar saliva aunque río contigo-. Estaba de coña, no sé porqué ibas a estar celoso tú. -Me alzo de hombros y miro hacia Chicago. Ahora mismo estamos en lo más alto, a 60 metros por encima del suelo. Pongo las manos en el cristal de la cabina, sintiendo presión en el pecho pero por otro lado la liberación de haberte hecho esa pregunta. Ojalá me hubieras dicho que sí que estabas celoso, pero no ha sido así-. Qué bonita se ve la ciudad y el lago, ¿verdad? -Te pregunto tratando de que no se me note nada, de que no te notes tú en mí, de seguir como si nada, aunque el corazón me late deprisa».
«Por un momento, creo ver decepción en ti. No quiero ser vulnerable. No quiero abrirme y que tú estés cerrada. Llevas un seguro a todo riesgo, me lo dijiste una vez. Y no sé si serviría de nada confesar que me he enamorado. ¿Para qué? Siempre termino rompiéndolo todo. No puedo hacerte daño y, en cambio, creo que ya lo he hecho. Me estoy haciendo daño a mí mismo y, en cambio, no dejamos de hacer lo que todos hacen cuando están juntos, pero nunca hemos hablado de nosotros como un "nosotros", porque no nos pertenecemos. Ni siquiera nos conocemos aunque estemos juntos. Y tu respuesta me duele. Pero, a fin de cuentas, el que te tiene a todas horas, soy yo. Miro a Chicago, pero se me viene una idea a la cabeza y, cuando te veo con las manos en el cristal , me cuelo por debajo de tu brazo, obligándote a echarte hacia atrás, separándote del cristal e interponiéndome entre Chicago y tú.- Muy bonita, sí. -Afirmo mirándote a los ojos. No sé si tú sientes lo mismo que yo, pero sé que es amor y te necesito.- Pero más tú. Ya te lo he dicho antes. -Digo y rodeo tu cintura para besarte. Cuelo mi lengua entre tus labios, despacio, porque te quiero besar como nunca antes, en las alturas, en nuestra soledad en medio de tanta gente».
«Me apartas de ese cristal dentro de la cabina en la que nos encontramos los dos, antes de decirme que yo soy más bonita que Chicago, y que ya me lo has dicho antes. No digo nada, solo te miro, y cierro los ojos cuando me besas. No sé si no sabes lo que siento, o es simplemente que no sientes nada. Te tengo muchas veces en mi cama, hemos revuelto juntos las sábanas, nos hemos dado golpes contra las paredes, contra el suelo, nos hemos desnudado casi a mordiscos, nos hemos comportado como si fuéramos dos animales, pero ahora que nos besamos en lo más alto de Chicago, me das más miedo que nunca».
Fatima y Jack
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tkhurtsaghik · 5 years
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Epílogo #1 - A.A.B
2013 - ???
*Lo mejor sería que primero escuches la canción y luego leas la carta*
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No recuerdo la última vez que le escribí a alguien, pero en este caso, recordaré siempre esta carta porque es, según yo, la primera y muy probablemente la última que te vaya a escribir, y voy a plasmar en esta lo que tantos años he guardado para mí mismo.
No tiene caso solamente escribir que me gustas desde la primera vez que te vi. No, porque si algún día llegas a leer esto, ya te lo habré dicho. Así que aquí leerás todo lo que no te dije antes, porque con las palabras habladas no soy muy bueno, pero con las escritas y una que otra canción, ya verás.
Por mucho tiempo he intentado buscar el momento preciso para revelar mis sentimientos por ti, pero para como soy, el momento perfecto no iba a llegar nunca, y esta bomba de emociones en mi interior no podía seguir sin explotar porque lo único que me provocaba era lastimarme a mí mismo por el mero hecho de ser un cobarde y no afrontar mis sentimientos y emociones de una vez por todas.
Te mentiría al decirte que ha pasado un día desde la primera vez desde que te vi en el que haya pensado que existe una mujer más hermosa que tú sobre la faz de la tierra. ¿Cuándo fue esta primera vez? ¿Te acuerdas de un grupo que hicieron cuando fuimos a Six Flags antes de entrar a prepa? Yo era de los administradores, y después de estar bien los perfiles de las personas que estaban en el grupo llegué al tuyo, cuando aún usabas brackets, y el primer pensamiento que cruzó mi mente fue que tendrías la sonrisa más hermosa del planeta cuando te los quitaran, y así fue, así es y así seguirá siendo mientras siga con vida. Tu bendita y maldita sonrisa.
En prepa siempre tuve miedo de acercarme a ti, a pesar de que formábamos parte del mismo grupo de amigos nunca tuve la seguridad en mí mismo para hablar contigo a menos que fuera ya con varias mezclas raras de alcohol en mi sistema. Te me hacías tan pero tan inalcanzable (hasta día de hoy) que tan solo de tenerte frente a mí toda mi seguridad desaparecía y me quedaba congelado, sin palabras, impotente ante ti y tu mirada. A pesar de que ya no me pasa tan frecuentemente, esa impotencia de no atreverme a decirte lo bonita que te ves cada que te veo sigue estando presente y me empiezo a hacer a la idea de que jamás se irá. Me sigo quedando sin palabras y sin aliento cuando te veo, así de simple y sencillo.
Toda la prepa fue así, fascinado con tu belleza exterior y ya, me bastaba con eso. No quería conocerte en sí porque sabía que después no solo iba a ser lo exterior, sino lo interior, tu interior, tus ideas,tus pensamientos, tus sueños, tus pasiones, tus hobbies, tus sentimientos, tu conocimiento, tu inteligencia, tus habilidades, tus opiniones, tus puntos de vista, tu forma de ver e interactuar con el mundo y las personas que te rodean, todo esto y más iba a provocar que esto que siento no solo fuera una atracción física, sino intelectual también, y soy de la ferviente creencia que una vez que te sientes atraído hacía alguien de ambas forma estás acabado, no hay vuelta atrás. Y fue en segundo semestre ya en la carrera que me dije a mí mismo “¿por qué no? ¿qué es lo peor que puede pasar?” y lo peor pasó, porque conocí un poquito de ti y con eso me bastó para estar acabado.
Ese verano, el del 2017, me cambió mucha la perspectiva de las cosas. Te fuiste a Colombia y cuando regresaras planeaba abrirme contigo, decirte esto que estás leyendo. Bueno, no habría sido tan expresivo porque como ya te he dicho, siempre me quedo sin palabras contigo. Como sabrás, no lo hice. Ese verano al cumplir 20 años en aquella fiesta tan sonada en casa de Edgar algo cambió para mí, y desafortunadamente dio paso a una ola de inseguridades en mí que me quitó la valentía que tenía para decirte todo esto a tu regreso. Entonces seguí callado, con los mismos pensamientos, con las mismas ideas, con los mismos sentimientos, pero sin la misma autoestima. 
Aquí hago un paréntesis, porque la razón por la que en sí no te dije nada antes en ese entonces era porque acababas de cortar con Sergio 1 y soy consciente que las relaciones, e inclusive los ligues muy significativos necesitan tiempo para superarse y sanar y sabía que Colombia te ayudaría a hacerlo, por lo que me guardé mis sentimientos hasta tu regreso y bueno, lo demás ya lo leíste... ¿Gran error? ¿Gran acierto? Nunca lo sabré.
Después nos encontramos con dos personas nuevas, y forjamos historias sobre uno que otro día y noche en los que nos sentimos más vivos que de costumbre, tú con Sergio, yo con Anie. Ninguna de los dos tuvimos finales felices pero venga, no podemos negar que estar enamorados es algo increíble, y que cuando lo estamos tomamos todos los riesgos habidos y por haber, sabiendo que solo existen dos posibles formas en que acaben las cosas: bien o mal, hoy o en 50 años, con una sonrisa o con lágrimas. Cada quién sabe cuál fue nuestra forma. A pesar de esto y de sacar este tema a flote, hago mención de él porque a pesar de que los últimos dos años casi no nos veíamos, siempre me alegró saber que eras feliz, la vibra que irradiabas me encantaba, ese brillo en tus ojos tan único.
Sin duda ir a terapia me ha ayudado a entender que todo esto no es algo que debiera quedarme callado por más tiempo, puesto que el desgaste emocional que conlleva este enorme secreto en mí es grande, y me recomendaron no llevarme este peso al intercambio. Sí, por eso apenas estás leyendo todo esto, espero que no te moleste ello. Pero a pesar de todas las razones que te pudiste formular con lo que has leído para entender el por qué no te había dicho, he aquí la verdadera razón.
Siempre he pensado que en muchas cosas somos muy diferentes, y si bien la diferencias complementan a las personas, hay diferencias que no lo hacen y pienso constantemente que esas son las nuestras. Y si bien no son tantas, creo que son lo suficientemente importantes como para crear conflictos en cualquier amistad cercana o bien, en una relación. Una de ellas es por ejemplo, que tú eres muy apegada y yo, todo lo contrario. Por más raro que te pueda parecer esto, disfruto mucho de la soledad, de pasar tiempo a solas. Seré muy sociable y podré hacer amigos aquí y en Indonesia, pero realmente mis partes favoritas del día son cuando estoy solo por ahí, manejando, leyendo, cantando. Tú por el otro lado anhelas compañía, no te gusta estar sola, siempre quieres estar presente, todo el tiempo. Y tantos amigos en común siempre sacaron esto a flote cuando me veían sufriendo por no saber cómo decirte todo.
Otra cosa que también he notado (y que me encanta de ti) es que no sabes estar quieta. Todo el tiempo estás buscando algo que hacer, un lugar nuevo que visitar, una ocasión para salir, y no digo que yo no lo haga pero lo tuyo es intensivo. A veces me parece que no te gusta estar en tu casa, y hoy en día me hecho a la idea de que o efectivamente no te gusta o simplemente te pueden más las ganas de estar fuera. Tú puedes estar los 3 días del fin de semana fuera, yo no. Tal vez esto va a sonar muy Grinch, pero mis energías y ganas de estar socializando tienen un tope en el que ya no quiero hacer algo diferente a estar toda la tarde tirado en una hamaca en mi casa. Alguna vez alguien me dijo "¿le podrías seguir el ritmo a alguien que no sepa estar en casa?" y mi respuesta fue que sí, que me adaptaría, pero conociéndome, eventualmente me hartaría.
Tal vez te pueden parecer diferencias menores y en estos momentos me estás mentando la madre, no lo sé, pero para mí esto tiene importancia. Mucha. He escuchado y leído muchas veces que "las personas cambian", "ya no es la misma persona que cuando la conocí", "antes era diferente", "últimamente actúa muy raro" y demás frases, pero en mi opinión, la gente no cambia de raíz. Me pongo de ejemplo. Siendo ligue de alguien que todo el tiempo quiere estar conmigo en un inicio lo disfruto, pero esa soledad que adoro, ese espacio personal que deseo eventualmente hace que me sienta incómodo de tener a alguien pegada a mí 24/7. Y no cambié mi forma de ser, solamente cambié mi actitud pero eventualmente esa actitud desaparece. No cambié en sí. Y esta forma de pensar tal vez sea muy de ancianos, de alguien en busca de un amor con madurez mental y emocional, ¿pero no es eso lo que todos buscamos? Alguien con quien estar hoy, mañana y todo el tiempo posible mientras las cosas funcionen. Un amor en el ambas partes se entiendan, respeten sus diferencias y crezcan juntos. Bueno, sí sueno super señor ahora que lo leo de nuevo, pero mi pensar es real y lógico. Las personas pueden cambiar pero se necesita de algo muy significativo para lograrlo. Aunque ya sabes qué sería significativo para mí, ¿no? Tal vez sí podría cambiar, pero no lo sabremos pronto.
Antes de despedirme, te dejo aquí una playlist que hice con las canciones que siempre te quise dedicar. Te va a llevar un buen rato escucharlas todas a detalle, si eso quieres hacer. Espero que al menos una te guste y te acuerdes de mí cuando la escuches, sin importar dónde estés o qué estés haciendo, tal como yo me acordaré de ti cuando alguna salga en mi shuffle.
En cuestión de días nos iremos por más de medio año y a pesar de la cercanía entre las ciudades, si coincidimos una o dos veces será mucho. Siempre que necesites alguien con quien hablar, heme aquí. Si quieres ir a alguna ciudad y no sabes con quién, bueno, si mi cartera me lo permite, ahí estaré. Por mucho tiempo tuve miedo de pensar en qué podría pasar una vez que supieras todo, pero era un miedo infundado me parece, porque a no ser que a estas alturas me odies o ya no me quieras volver a dirigir la palabra, de mi parte mi amistad ahí está y estará mientras tú la quieras. Que tengas un excelente semestre en Madrid y ojalá que lo que acabas de leer no te saque mucho de onda. Siempre he creído que eran muy evidentes mis sentimientos por ti, pero tal vez esta pequeña carta ha sido muy reveladora, no lo sé. Seamos libres hasta que nos volvamos a ver, porque cuando eso pase, tendremos mil y un historias que contarnos sobre los que seguramente serán los mejores meses de nuestras vidas.
Te quiero Ainhoa. En verdad. De verdad. No lo dudes. No lo olvides. Y si alguna vez te quieres enamorar...
Con el corazón en la mano y todo el cariño que te puedas imaginar y aún más,
Florencio Rustrián Monroy.
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graciasbalan · 5 years
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Donde muere la cigarra
Duermes. Tu espalda empapada en una luz lechosa de amanecer. Es la primera vez que amanecemos juntos. Desnudos. Nos conocemos hace muy poco y es la primera vez que te veo dormir. Pareces otra persona cuando duermes, toda tu cara parece relajarse, tu cuerpo se vuelve más pequeño y te veo, por primera vez, muy tranquilo. Por fin dejas de correr. Duermes y todo a nuestro alrededor parece dormir contigo, la luz modorra de la mañana, el gato acurrucado junto a ti, lo grillos que todavía no dejan de cantar, y la sensación de amanecer en una cama ajena. Duermes y es la primera vez que me siento verdaderamente cerca de ti.
Duermes y no alcanzo a verte. Está muy oscuro, hace mucho frío y hay al menos otras seis personas con nosotros en el colchón inflable. Pero sé que duermes porque tu mano, tomando la mía, ya se relajó, y porque te escucho respirar. Pienso en que cuando estás despierto, parece que estás pensando todo el tiempo en respirar, esforzándote por hacerlo, que solamente dormido lo haces sin querer.
Duermes en mis piernas y te miro. Estás muy cansado y estamos en el camión, de regreso a nuestra casa. Pienso que pareces sonreír. Pienso que las cosas van muy bien. Me parece asombrosa y tierna la facilidad con la que te dejas descansar sobre mi cuerpo. Creo que nos conocemos hace un mes. Pienso que quiero cuidarte.
Duermes junto a mí, en mi cama. Es casi una fantasía, es la cama de mi adolescencia, y estás acostado junto a mí. Estás dormido. Estamos dormidos clandestinamente. Ojalá nadie nos vea dormir. Sólo nosotros.
Duermes boca abajo en la arena, son las tres de la tarde y todos podemos verte dormir. Pienso en lo feliz que soy. Pienso en lo feliz que te ves. Pienso en que te dije que te amo, en que todo el mundo puede verte dormir y ver lo pacífico, lo tierno, lo bello que te ves durmiendo. Y yo sentado junto a ti, cuidando ese sueño de todo lo que pueda haber afuera.
Duermes. Estamos de vuelta junto a la ventana, en la misma cama en donde amanecimos juntos por primera vez. Pero ninguna luz entra por esa ventana. Son las cinco de la mañana, algo así. Está oscuro, pero alcanzo a distinguir tu espalda, me quedo atento, a esperar que tu pecho baje y suba cuando respires. Estoy asustado. Casi puedo asegurar que estás teniendo una pesadilla, pero no puedo saberlo. La sensación de que no haber podido cuidar tu sueño. El exterior entró.
Duermes y está amaneciendo otra vez. Ya no sé si lloramos la noche anterior, pero sé que estamos listos para la tranquilidad otra vez. Sé que estamos listos para ser felices. Tu celular suena.
Duermes.
Duermes una semana.
Un mes.
Tres meses.
No sé si vas a despertar.
A veces abres tus ojos y parece que me miras, pareces reconocerme, pero de inmediato te vuelvo a perder. Creo que soy una mancha borrosa entre tus sueños. Me pregunto constantemente con qué sueñas. Tengo mucho tiempo para imaginarlo mientras te veo dormir.
Quizá sueñas que corres en una selva, en un campamento scout, y buscas alguna cara conocida, quizá buscas a alguien específico o sólo buscas a cualquiera que pueda entender. Quizá a veces, en tu sueño, alcances a reconocerme, pero me pierdo entre las sombras que hacen las hojas de los árboles. Maldita piel amarilla y malditas manchas cafés, ojalá no supiera camuflarme tan bien.
Quizá sueñas con una hamaca, un costal lleno de naranjas, y una fila de personas que, una por una, van llegando y comiéndose esas naranjas, llenándose de jugo, riéndose, pero quizá, ellos no pueden verte a ti. Y el sueño es solamente un desfile de gente hermosa comiendo naranjas.
Quisiera que dejaras de dormir.
Despiertas y nos vemos directo a los ojos. Estás de vuelta.Es mi turno de dormir.Ya no te veo dormir. No tanto. Se ha vuelto difícil porque yo duermo mucho. Porque despertamos de mal humor. Al menos yo despierto de mal humor. Con mal aliento, con la espalda doliéndome y la pierna entumecida. Se vuelve difícil verte a través de las lagañas. ¿Por qué no podemos estar dormidos ambos? ¿Por qué no podemos estar despiertos, juntos? ¿Qué es este estado de modorra constante?A veces despertamos y estamos de frente uno al otro. Abrimos los ojos, y por el breve instante en que ninguno recuerda nada, ni quién es, ni dónde está, ni qué ocurrió la noche anterior, nos miramos profundamente, nos enamoramos uno del otro. Luego vuelve a nuestra memoria, una a una, cada vez que hemos amanecido juntos, y nos entran unas ganas de llorar que ya no nos dejan ver.
No sé con qué cosas sueño. Sueño estática de televisión antigua. Quizá es lo que tu soñabas también.Duermes, hace mucho que no te veía dormir. Hace calor y estamos en tu casa. Duermes en una hamaca y creo que otra vez sonríes.Duermes abrazado de mí. Por fin nos vemos y estamos asustados. Asustados y cansados. Dormimos así, sin querer soltarnos.
Duermes y estamos tan lejos y no tengo forma de saber si tuviste una pesadilla, si se te entumió el brazo, si te levantaste a orinar, si pudiste levantarte a tiempo en la mañana. Duermes y no te veo dormir.
Duermes y la luz lechosa vuelve a empapar tu pecho, tu estómago, tu pene, tus piernas. Es otra habitación. Es otra luz. Y duermes con otro cuerpo desnudo al lado. No quiero moverme y los veo dormir. Y duermen tan distinto. No sé qué soñará él, ni siquiera quiero intentar adivinarlo. Y sé que no puedo proteger el sueño de ninguno de los dos. Pero me siento feliz.
Esta noche no dormimos. Nos la pasamos con los ojos abiertos, en la oscuridad, hablando. Verdaderamente hablando. Por primera vez nos contamos sobre lo que estuvimos soñando este tiempo. Hablamos mucho, reímos mucho, e inevitablemente lloramos muchísimo. Es como la primera noche que pasamos juntos. Es como conocernos otra vez. Cuando amanece, la luz vuelve a pegar en tu cara y entiendo lo enamorado que estoy de ti.
Duermes ahora. No te veo. Estás muy lejos, pero te quedaste dormido en el teléfono. Te he visto dormir y despertar tantas veces, de tantas formas, en tantas camas, playas, bosques, que puedo fácilmente inventarte en mi mente, durmiendo junto a mí. Tan tranquilo y tan tierno como siempre has dormido. Y confío en que tú conoces tu propio sueño. Te amo.
Dormimos. 
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asttaeroth · 3 years
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1997
Juliana
EN EL PRIMER FIN DE SEMANA de octubre de 1997, yo acababa de cumplir catorce años. Jota y Sebastián tenían dieciséis; Catalina y Elvira, quince. íbamos los cinco en el jeep de Jota por una carretera destapada en Santa Fe de Antioquia. Las niñas, en shorts, camiseticas y brasieres con tiras plásticas, los hombres, en pantaloneta, camiseta y chanclas. íbamos prendidos. Los hombros los teníamos rojos del sol. A mí la camiseta me floja, por flacuchenta; la camisetica de Cata era pegada. Hacía ese clima fresco que hace en tierra caliente a las ochos de la noche con cara de escalofrío porque estábamos insolados. En los hombros hacía frío y en las piernas calor. Uno sentía el cuero del asiento pegado a la parte de atrás de las piernas. Olía a polvo de carretera y a manga de potrero larga sin cortar. Olía a Santa Fe de Antioquia. Sonaba un CD que tenía Bitter sweet symphony, que me acuerda siempre de Daniel y ese fin de semana. Cada que se terminaba, Jota, que iba adelante manejando, hundía el botón de return y la volvía a empezar. Cause it's a bitter sweeeet symphony this life. Mis piernas eran flaquísimas y estaban rojísimas y eso me angustiaba; las piernas de Cata eran perfectas, se veían bonitas contra el cuero de la silla del carro. Sebas y Cata iban atrás conmigo.
Los del británico nos habían dichos que cayéramos a la finca del primero de Vero Martínez y le habían explicado a Jota dónde quedaba: Volteando por la finca de Laural del Corral, te metés por una portada verde vieja y de ahí seguís como un cuarto de hora, es la finca del final. Ya íbamos en esa parte pero no veíamos ninguna finca. No veíamos nada. I'll take you down the only road I've ever been down. Oía la música y me parecía que la música describía exactamente lo que yo era en ese momento, la road, la carretera, Jota llevándonos por una carretera a toda velocidad.
La única luz que había era la del jeep que con el polvo era nada. Olía a polvo. Todas las ventanas las llevábamos abiertas. Íbamos rápido. Se oían las chicharras y el ruido del carro sobre la carretera. Sentíamos el viento fresco entrar por las cuatro ventanas. Mirando hacia adelante, se veía un borde verde fosforescente a lado y lado, iluminado por el carro, la carretera café clara en el centro, el polvo alborotado y, de resto, un negro negrísimo. Íbamos prendidos. La mano de Sebas estaba ahora sobre la pierna de Cata que estaba en la mitad, al lado mío. Jota manejaba sacando la cabeza por la ventana. Elvira no tomaba trago en esa época, iba tiesa. Jota a veces se volteaba y me daba soros de Ron Punch en botella de plástico. Me lo tomaba de a poquitos., yo tampoco tomaba tanto y ya me sentía muy prendida, me sabía a Bonbonbum.
En algún momento, Sebastián se empezó a chupar a Catalina. Catalina sí es perra, cómo se va a chupar a Sebas si acabó de terminar con Ricardo y ni siquiera le gusta. Olía a polvo. La canción la sentía en todo el cuerpo y me retumbaba en la cabeza. I let the melody shine, let it cleanse my mind, I feel free now. Me sentía muy free. Todas las ventanas abiertas, Jota y yo como locos sacando la cabeza por la vetana. ¿Por qué seré tan flaca? Anf there's nobody singing to me now. ¿Estará Daniel donde el primo de Verónica? ¿Por qué Sebastián se chupó a la perra de Catalina y a mí nadie me tira?, Juliiii, Jota, cuidadooooo, metan la cabeza —se oían las chicharras— Elvi, cansona, Julianaaaaa, meté la cabeza ya, Elvira, deja de ser cansona, te hubieras quedado en el puente.
Elvira
Llegamos a la finca y me dio felicidad poderme bajar del carro. Parqueamos en una metidita, y cuando nos bajamos, sentí un calor que aplastaba. Los hombros los sentía hirviendo. las tetas me sudaban, donde empieza el pelo también, el calor me alborotaba la churrusquera. Sin viento, sin música, sin carretera, el calor se sentía más grande. Se oían las chicharras y a lo lejos esa canción de Rikarena de te voy a hacer falta mami. Qué bueno bailar, como baila de bueno Jota. Me quedé parada mientras salían los otros cuatro del carro, la manga estaba alta y se le metía a uno por dentro de las chanclas. Y al caminar, empezamos a caminar, la manga nos rozaba y cortaba los tobillos. Me estorbaba la manga y me estorbaban Juliana y Jota —aunque me moría de ganas de bailar con él—: demasiado amigos, prendidos y bobos. Me hacían sentir como la que no sacaba la cabeza por la ventana, la que sobraba. Cata y Sebas se bajaron por fin. ¿Cómo así?, ¿y ahí qué pasó?, ¿donde esté Ricardo? Juliana, Jota y yo íbamos detrás, callados, y Catalina y Sebastián adelante, pegados; Sebastián medio cargando a Catalina que estaba prendidísima y se tropezaba cada tres pasos con piedras escondidas en la manga. Sé que Juliana y yo estábamos pensando lo mismo de Catalina, pero como estaba brava con Juliana, la lucida, ni la miraba ni le hablaba. Mientras caminábamos hacia la luz, hacia la música, hacia te voy a hacer falta mami, pensaba muchas cosas, pero sobre todo que me quería devolver, y que faltaba mucho para estar otra vez en la finca de Catalina y que hasta pereza tenía de estar en la finca de Catalina: lo que quería era volver a mi casa, a mi cama en Medellín. Llegamos a un parqueadero de piedra, había cuatro palmeras gigantes maiamescas y una puerta grande como de casa de Hollywood de las que mostraban en MTV.
Entramos rápido y nos paramos en la puerta. Se veía mucha gente. Ya se había acabado la canción de Rikarena y había empezado a sonar una de Proyecto Uno pero nadie bailaba. Había gente metida en la piscina y otra sentada en varios sofás, unos de cuero blanco y otros de cuero café normal. La finca parecía sin papás, era muy mañé, muy blanca, muy grande. Tenía una especie de discoteca dentro de la casa con una bola de esas de colores y espejos que giran, una escalera de acrílico y unas estatuas rococó rodeando la piscina. Además la piscina quedaba mitad adentro, mitad afuera y era en forma de diamante. Era obviamente una finca de mafiosos y pensé en mi mamá. Me dio miedo que saliera un papá mafioso. Vi una puerta cerrada y me imaginé que podía salir un señor como el hijo de Pablo Escobar que había visto un día en la bomba de gasolina de los Ochoa. Me temblaron las piernas y volví a mirar a la gente. Los que estaban eran casi todos conocidos y no muy mafiosos que yo supiera. Pues, estaba Tatiana la de mi salón y Vanessa la amiga de ella pero ya. Además ellas eran queridas. Pero de todas formas me quise ir, me quise ir pero no había cómo, tampoco iba a quedar como una boba, además qué iba a decir, además la tres estábamos durmiendo en la finca de Catalina y a ella ya ni la veía. Juliana estaba al lado mío y también tenía cara de quererse ir. Nos quedamos quietas. La mamá de Juliana y mía eran del costurero, no les gustaba ni poquito que nos juntáramos con mafiosos. A mí tampoco, me daba miedo, un miedo abstracto no sé exactamente a qué. me daba miedo porque mi mamá había dicho que me tenía que dar miedo que corriera que corriera muy rápido que no me juntara que no me untara. Me las imaginé, a mi mamá y a Clemencia, viéndonos en esa casa prendidas —bueno, prendida Juliana— y me sentí muy mal. Claro que yo no tengo la culpa, pensé. Me dio ese dolor que le da a uno en la barriga cuando tiene susto y vergüenza. Miré a Juli, ya no estaba tan brava con ella, ya éramos del mismo equipo, de las que se querían ir, de las que no se juntaban con hijos de mafioso porque les daba un miedo abstracto. Hablamos pasito, Juli, ¿qué hacemos? Muy magic esto, Magic Kingdom, Me quiero ir, mira la piscina, Yo también, ¿has visto a Dani?, No, ¿y Jota? ¿Cómo hacemos para irnos?, Qué bobas haber venido, Qué íbamos a saber, ¿Buscamos a Cata?, Ojalá esté Daniel, ¿Te imaginas donde salga un papá o un tío o un primo y resulte ser un mafioso de esos barrigones de la televisión que encuentra el bloque de búsqueda?, Callate, Elvi, qué susto, yo me muero. Creo que nos dijimos eso. No sé si nos lo dijimos de verdad moviendo la boca o si nos lo dijimos mirándonos, pero estoy segura de que sabíamos exactamente lo que la otra estaba pensado. Eso le pasa a uno con la gente que conoce desde chiquita. Y estoy segura de que pensábamos eso: mafiosos susto Daniel Jota dónde está la gente vámonos. Pero el bobo de Jota se nos había perdido del todo y a Daniel tampoco lo veíamos, seguro al final ni había ido. No sé cuánto tiempo nos quedamos paradas en esa puerta.
Juliana
Alguien me tocó el hombro. Era Daniel. Me temblaron las piernas. Empezó Te dejaron flat y subieron el volumen. No se oía casi nada, uno no podía hablar. No importaba no poder hablar. Yo la quiero sacar a bailar pero no tengo plata. Qué ganas de bailar. Dani tenía el pelo más largo que la última vez que lo había visto, una camiseta de Gap y una pantaloneta azul con rayas plateadas a los lados. Dani Dani Dani. Estaba descalzo, con las piernas mojadas hasta las rodillas. Dani también era flacuchento. Dani era muy lindo, era mi traga, y en un baile en agosto me había sacado a bailar mucho, uh uh ya tu sa, te dejaron flat, pero nunca me llamó y no nos habíamos vuelto a ver y me habían dicho que se había cuadrado con Juana. Obvio que escogió a Juana, Juana la del cuerpo bonito que no es flaquísima, Juana la que ya había tenido tres novios, Juana a la que habían estrenado hace mucho. Lo saludamos las dos de pico, olía a Ck One, y nos quedamos los tres quietos. Ei ei o, ei ei, eee o, eee o. Vimos a Jota, venía para donde nosotros. Llegó con una Sprite para Elvira y se la llevó. Elvira seguía medio brava con lo de Jota por lo del carro, pero se fue con él. Vi cómo Jota le cogía la mano y vi que Elvira se dejaba. Sentí mis manos colgando solas. Daniel me miró y, sin decirnos nada, empezamos a caminar hacia la piscina.
Mientras caminábamos, me cogió la mano y yo me la deje coger. Sentía las piernas desgonzadas. Procura seducirme muy despacio, y no reparo de todo lo que en el acto te haré. Sentía que todo lo importante que me había pasado hasta ahí era esa mano pegada a la mía. Y nuevamente, la música describía exactamente lo que me estaba pasando. Ya no pensaba, como Elvi, que iba a salir un señor barrigón a saludarnos. Nos sentamos en el borde de la piscina. Olía a cloro. Metimos los pies y me ofreció el vodka con Canada Dry que se estaba tomando. Me lo fui tomando de a poquitos, los hielos estaban derretidos y la parte de arriba estaba fría y no sabía casi a vodka; pero si uno se tomaba un trago largo, estaba fuertísimo y tibio. Olíamos a vodka los dos. Creo que me dijo que estaba muy bonita así quemada, creo que me dijo que había terminado con Juana, creo que me dijo que estaba muy bonita así quemada y despeinada. Procura coquetearme más. Medio me tocó el huesito de la clavícula por error y yo sentí un corrientazo desde los hombros hasta las piernas. Seguíamos con las manos cogidas, calientes, nerviosas. Olía a piscina, a cloro y a vodka. Yo estaba ´prendidísima. Al frente mío, en una pared, en la parte de la piscina que quedaba dentro, había un cuadro horrible con un caballo dibujado y, al lado, un óleo de una señora con copete y un vestido verde oscuro. Pensé en mi mamá.
Elvira
Jota estaba con los de los Alcázares. Estaban Andrés Retrepo, que había sido novio de Manuela Martínez como seis meses; Andrés Vélez, que me gustó en sexto pero ya no; el Tuso; Perfe y Lucas. Había dos niñas: una que era la novia de toda la vida de Perfe, del Jesús María, no me acuerdo del nombre, y otra que estaba parada al lado de Lucas. Jota me cogía la mano y yo me la dejaba coger. Todos me saludaron queridos y empezaron a hablar de un torneo de golf que iba a haber en El Rodeo y de marcas de rones. Yo seguía pensando que me quería ir y ahora, con lo del carro y esta conversación tan estúpida, también estaba pensando que cuando llegara a Medellín iba a echar a Jota. Mis amigas seguramente me iban a decir otra vez que echo a todos y que iba a quedar como una perra porque no duro nunca más de dos meses pero, agh, qué me importaba. Jota era un bobo y yo no era capaz, como otras, de seguir con alguien que no me gustaba, no era capaz de hacerme la boba. La niña que estaba con Lucas me dijo Tú no te acuerdas de mí, pero yo fui una vez a una miniteca de tu unidad porque soy amiga del colegio de Pablo Nicholls. Me acordé, claro, se llamaba Carolina. Pablo era vecino mío, éramos amigos y todos decían, hasta mi mamá y Juli, que estaba tragado de mí, pero yo no creía. Nos pusimos a conversar Caro y yo, me cayó súper bien. Me dijo Pablo va a venir. Pensar que Pablo iba a ir me emocionó porque sabía que él tenía siempre carro y que nos podía devolver. Ya sé, le digo a Jota que tengo un dolor de cabeza horrible, voy a empezar a decirle desde ya, le digo a Cata que me voy con Juli antes por el dolor de cabeza, Juli se va conmigo porque también se quiere ir de esta mafiosura y Pablo nos lleva a las dos y se devuelve. Volví a mirar a la gente, buscando a Pablo. No lo veía por ninguna parte. Empecé a buscarlo persona por persona, grupito por grupito. La mayoría de la gente estaba parada ahora cerca de la piscina. En la parte de adentro, al lado de la bola discotequera, estaban unas de mi colegio de décimo conversando con unos que no conocía. Jota, tengo como dolor de cabeza, ¿Te traigo algo?, No, tranquilo, seguro ahora se me quita. Dentro de la piscina ya no había tanta gente, solo tres pelaos, yo creo que borrachísimos. En la parte del borde de la piscina que estaba afuera, había una parejita, y en las escaleras, solo, sentado dándome la espalda, estaban Juliana y Daniel. De lejos, parecían casi dos niñas porque Daniel tenía el pelo súper largo y Juli medio cortico, pues, hasta los hombros los dos. Aunque no alcanzaba a ver del todo, podía presentir que tenían las manos cogidas.
Volví a mirar la puerta, entraron los amigos de Pablo. Carolina me tocó el hombro y me dijo Elvira, mirá, ahí llegó Pablo. Lo vi. Pablo nos vio y empezó a caminar hacia donde estábamos. Perfe y Lucas salieron a bailar. Qué bueno bailar qué bueno llegó Pablo qué bueno por fin me voy a ir. Los vi alejarse hacia la pista y, al mismo tiempo, vi a Pablo acercarse hacia nosotros y, al mismo tiempo, en una esquina, vi otra vez las espaldas de Juliana y Daniel. Las espaldas pegadas, cada vez mas pegadas. Pensé Qué rabia, ya no me puedo ir.
Juliana
Sentía las manos cogidas —calientes— y los pies mojados —sueltos, fríos—. La sensación era al revés de cuando estaba en el asiento del carro. Sentía la mano de Dani pegada a la mía. Olía a cloro y a piscina. La canción la sentía en todo el cuerpo. En los pies hacía frío y en las manos calor. Veía ese cuadro horrible de un caballo dibujado y, al lado, un óleo de una señora con copete. Juli, ¿qué te pasa?, Nada. Quise decir Muy feo ese cuadro, ¿no?, pero mejor no dije nada porque, pues, para qué iba a hablar de eso y no quería quedar como picada y, pues, yo era la única que estaba pensando en esas bobadas de cuadros mafiosos con mi traga congiéndome la mano. Juli, acompáñame a la cocina, vamos por más vodka. Yo no querías más pero lo acompañé.
Estaba descalza y el piso de la cocina empegotado y pensé Me va a coger la luz. La cocina estaba sola a excepción de un niño como de nueve años que sacaba mecato de la alacena. Estaba mirando al niño y, sin darme cuenta, Daniel me cogió la otra mano, me medio tiró contra la nevera y me dio un beso. Sentía su boca y su lengua Me estrenaron y ya no sentía los pies. Que yo caiga en tus brazos. No cerré los ojos, veía afuera el mismo verde fosforescente de los árboles de tierra caliente que están alumbrados por un único foco. Veía al niño, que estaba quieto mirándonos y tenía un paquete de chitos en la mano. Era idéntico a Daniel.
Tomado de ‘La corriente’ de la escritora Juliana Restrepo.
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abensica · 3 years
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Imagina ponerte una camiseta… O tener un póster… U ondear una bandera…
Estampada con la cara de un asesino brutal que abiertamente expresó enojo racista a los negros y a los indígenas y con un odio abierto a los gays.
Bueno, no es algo que tengas que imaginarte. Es algo que pasa todos los días.
En algún lado en un campus universitario o en una protesta de “justicia social” se está celebrando a un psicópata.
La famosa cara, por supuesto pertenece a Ernesto “Che” Guevara.
Es una de las bromas más perversas de la vida moderna, que tanta gente, en especial gente joven, lo idolatren como un héroe.
Extraño héroe.
Él, personalmente asesinó y torturo y ordenó el asesinato y la tortura de miles de ciudadanos cubanos. Habría felizmente asesinado y torturado a muchísimos más si hubiera vivido más tiempo.
Lo único que lo frenó fue una bala. Lo mataron en 1967 a sus 39 años, intentando organizar una revolución comunista en Bolivia.
Dicen que solo los buenos mueren jóvenes. El Ché fue una excepción. Pero el Ché aún captura la imaginación popular.
¿Por qué?
¡Ojalá lo supiera!
A menos que te guste la idolatría sado a criminales, no le encuentro sentido.
Quizá sea tan simple como esto: la gente realmente no sabe nada de lo que el Ché realmente hizo. Tan solo “creen que saben” las cosas que según ellos, hizo.
Piensan que era un guapo, sexy, increíblemente genio revolucionario que logró libertad e igualdad para su gente. Un Robin Hood Hispano, un mártir que se sacrificó por los demás.
En resumen, un símbolo trágico de una rebelión justa. Excepto, que esto no tiene sentido.
El verdadero Ché es un asesino, homofóbico, racista e hipócrita.
Y aún así, hay banderas del Ché en las protestas de Black Lives Matter. ¡Imagínate!
He aquí una frase del Ché: “el negro es indolente y soñador; gastándose su mísero salario en frivolidades o alcohol”
El Ché explícitamente dijo que su visión de una utopía socialista no incluye a los negros: “vamos a hacer por los negros lo mismo que los negros hicieron por la revolución.” Dijo. “Por lo que me refiero a: nada”
O ¿qué tal? esta otra: “Los negros. Esos magníficos ejemplos de la raza africana que han mantenido su pureza facial gracias a su escasez y poca afinidad por bañarse”.
Si quieres cancelar a George Washington o a Thomas Jefferson, ¿qué haces con el Ché? La respuesta es, le das un pase. Como dice el dicho de la Revolución Francesa: “A la izquierda no existen enemigos”
Vemos una confusión similar entre la comunidad LGBTQ. La cara del Ché decora muchos posters durante las fiestas del Orgullo Gay y eso que el Ché era abiertamente un homofóbico. Se refería a los hombres gay como “pervertidos”. Y los encarceló en campos de trabajo forzado bajo letreros que decían “El trabajo los hará hombres”
En 2017 HuffPost, publicó un artículo titulado: “¿Eres Gay? El Ché Guevara te habría enviado a un campo de concentración”
El gran guerrero humanitario no está chequeando las casillas que debería ¿cierto?
Como todo buen marxista, dijo despreciar los lujos y cualquier comodidad. Aún así su casa en la Habana era una gran mansión con piscina, siete baños, un sauna, un cuarto para masajes, un muelle para su yate privado, y cinco televisores. No es exactamente el ambiente de alguien anti materialista.
Esto, de acuerdo con el profesor de ciencias políticas Paul Kenngott, es “ un perfecto resumen del comunismo en la práctica. “ El líder revolucionario tiene al enemigo burgués expulsado del Estado, se apropia de su propiedad en el nombre del proletario, y después reclama esos lujos para sí mismo.
Pero de todas las cosas que el Ché fue, más que ninguna, fue un mentiroso. Mintió en todo.
Mintió sobre ser doctor. No lo fue. No existe ningún récord de que alguna vez se haya graduado de la escuela de medicina.
Mintió sobre ser un genio militar. No lo fue. Fracasó en cada una de las operaciones militares que lideró.
Mintió acerca de saber manejar una economía. De hecho, llevó a la bancarrota una creciente economía cubana durante su breve periodo como ministro de la industria.
La gente ha olvidado que Cuba en los años 50, -antes de Fidel y de que el Ché tomaran el poder- era una de las economías más fuertes de toda América Latina.
De acuerdo con un reporte de las Naciones Unidas de 1957 “El salario promedio por ocho horas laborales en Cuba es mayor que el de trabajadores en Bélgica, Dinamarca, Francia y Alemania“.
Lo único peor que las incansables mentiras de el Ché acerca de sí mismo, es que tantas personas hayan mentido y sigan mintiendo por él. Me refiero a todos los periodistas de izquierdas, a los académicos y las estrellas top de Hollywood incluyendo actores y directores. Ellos son quienes han construido la farsa del Ché, con marketing y perpetuando la constelación de farsas que rodean al revolucionario lleno de odio.
¿Por qué lo hacen?
Por una simple razón: porque el Ché personifica el anti yankismo. De eso es lo que realmente se trata la obsesión con el Ché.
Así que si odias a Estados Unidos, supongo que el Ché es tan buen símbolo como cualquier otro.
Pero eso dice tanto de ti, como del psicópata al que está celebrando.
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rapunzelcircehunt · 4 years
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Laguna,  14 de febrero ‘21 PARTE 1
Finalmente después de mucho pensarlo, había accedido a venir, quizás podía cambiar su opinión o convencerlo de que volviera a casa y arreglar las cosas por muy difíciles que fueran. Era el responsable de muchas cosas horribles, y por su culpa había gente que había muerto – incluyendo mi hermana - , Hércules había estado en coma y a mí, me habían maldecido con una de mis mejores amigas, todo por mi padre por juntarse con ese tipo de personas tan horribles y despiadadas. Mientras caminaba por la nieve mirando a la nada, pensaba todo esto y en la vida antes de conocer el horror o el dolor, cuando era realmente feliz y no tenía ningún tipo de preocupación salvo dramatizar el tiempo de espera de mis películas favoritas.
No sabía por donde tirar, no quería adentrarme al bosque y terminar perdida, pero había gente por todas partes y solo quería que mi padre y yo estuviéramos en un lugar oculto donde poder hablar bien. Hacía igual de frío que en Invernalia, así que me había puesto un conjunto de cuero morado oscuro que mi tía Sheyk me había comprado para salir en la nieve y una gruesa capa de invierno, así como unas botas hasta la rodilla y que caminaba sin problemas. ¿Dónde diablos podía ir? Finalmente me alejé de la zona del castillo donde seguí el camino de algunos farolillos hasta un pequeñísimo bosque y enfrente un lago.
Me sentía inquieta, como si en cualquier momento pudiera aparecer Ambrosia y hacerme cualquier cosa. Mejor no pensar en ella o terminaría convocándola. Me eché la capa hacia atrás, si mi padre andaba cerca querría que me reconociera.
[Cuervo de Dunyasha]
Estaba furiosa, nunca me había sentido tan humillada como me había sentido en ese estúpido baile, donde no solo mi hermana se había reído de mí, sino que también aquel maldito enclenque me había ofendido de la peor forma posible. ¡Les odiaba! Quería que sufriesen de la misma forma que yo estaba sufriendo ahora y nada más más ver lo que vi en el laberinto decidí volver tras mis pasos en busca de Rapunzel, esa niña tan boba que mientras ella paseaba por los terrenos su novio se estaba besuqueando con la bicho raro de piel azulada. ¡Vaya con el enclenque y parecía tonto!
Esperaba encontrarle o todo mi plan se iba a venir a pique porque a medida que iba caminando por los terrenos la idea de hacer daño a ese maleducado que me había ofendido se iba perfilando en mi cabeza. No tenía nada en contra de la buena de Punzie, solo que era una amiga de la rarita de mi hermana, pero tampoco me importaba que ella recibiese daño, era tan solo una víctima colateral, aparte; necesitaba saber la verdad, una por muy princesita Disney no podía ir por ahí con la cornamenta del padre de Bambi, no señor. ¿Y si acababa que no podía ni cruzar la puerta? “Rasputín, ya sabes que debes de hacer” Le ordené a mi mascota y posteriormente cuando esta se puso sobre una de las ramas de un árbol cercano, empezó a graznar de forma escalofriante para llamar la atención de la niña y cuando creyó que ya tenía, empezó con lo bueno.
Y desde las sombras, escondida entre los arbustos hablé a través de mi anillo que me permitía a hablar a través de los animales. ¿Y quién era mi animal más leal? Mi cuervo que se llamaba Rasputín. — Que sorpresa verte por aquí, si buscas a Zefaris lo encontrarás en el laberinto, pero te advierto que no está solo, está besándose con la reina de San Valentin, ay cuanto lo siento… pero yo no miento, es más él la coronó como como reina, con corona incluida, a quien preguntes te dirá lo mismo… — Tras mis palabras, Rasputín soltó otro graznido y emprendió el vuelo dejando caer un par de plumas negras sobre Punzie y el suelo en salir volando y perderse en oscuro bosque cercano. “Bien hecho y ahora esperemos a ver si se va en busca de su noviete y le gira la cara.”
[Yo]
Estaba impacientándome aunque claro, no habían pasado más de cinco minutos desde mi llegada. Empecé a caminar de un lado a otro dejando un rastro de mis pisadas hasta que escuché el sonido de unas ramas y me puse en alerta. Poco después el sonido de un cuervo que no dejaba de graznar, ¿quizás era Freya? Poco a poco me fui acercándome hasta un árbol, como todo estaba oscuro y la luz de los farolillos no era suficiente, alce la mano para conjurar un lumos flotante y hacer bolar la luz por encima de mi cabeza y ahí me pareció ver el cuervo. —
¿Freya?
— le hable sintiéndome estúpida, no estaba segura si era ella o un cuervo común pero cuando escuche como el cuervo empezó a hablarme con voz humana di un paso hacia atrás sorprendida.
¿Cómo me había encontrado?
Quizás sería por la visión nocturna en su forma animaga, era lo más normal pero…empezó a decirme que Zefaris se encontraba en el laberinto besándose con una chica…la reina del baile. Y antes de poder decir algo el cuervo se marchó volando. —
¡Espera! Freyaaaa!
— grité con pánico de saber aquella verdad, empecé a sentirme mal y me apoye en el mismo árbol. Freya no tenía porqué mentirme ni inventarse nada de nada. Y confiaba en Zefaris, él no podía hacerme esto…sentí como mis ojos se aguaban y decidí que lo mejor era comprobarlo por mí misma.
Mi padre podía esperar, así que empecé a caminar deprisa hacia el camino de vuelta, no quería desesperarme o pensar mal de Zefaris pero tenía que verlo con mis propios ojos…
[Papa Evan]
Con el orbe que había conseguido en el mercado negro de Ketterdam en el bolsillo, me dirigí a tierras rusas sin saber si mi preciosa Punzie vendría o no, me había dejado claro que apenas quería saber de mí, pero aun así tal como le había dicho iba a estar esperándola en los terrenos de Koldovstoretz, con la esperanza de que todavía había posibilidades de que pudiera romper esa horrible maldición con la que cargaba,
No obstante, esa vez decidí no usar la poción especial que solía tomarme, no, esta noche estaba dispuesto a tomar todos los riesgos con tal de ver a mi hija si esta decidía presentarse y despedirme de ella tal como era debido. “Merlín, que venga… que venga” no era muy dado a suplicar, pero esa noche estaba dispuesto a hacer lo que fuese con tal de que Rapunzel viniera a nuestro encuentro.
No habíamos quedado en ningún punto en concreto, así que empecé a caminar algo inquieto pues no sabía si me la encontraría o de lo contrario me habría dejado colgado, hasta que tras pasado más de un cuarto de hora, tiempo que llevaba caminando me la encontré de cara y nada más verla fui corriendo hacia ella. — Cariño, ¿qué ocurre? — Se la veía apagada, triste y eso como padre que era me preocupaba, yo solo quería lo mejor para ella, siempre lo había querido. La sujeté de los brazos, abrazándola con todas mis fuerzas y luego miré a sus ojos tristes. — Punzie, cuéntamelo, ¿qué es que lo que tiene tan acongojada?
[Yo]
El colegio ruso era tan grande como cualquier otro, aunque quizás lo era más que Uagadou o Hogwarts, tampoco lo tenía claro y al ser de noche no lo apreciaba bien, pero los terrenos eran grandiosos y no tenía mucha idea de donde estaba el laberinto. Me negaba a que Zefaris fuera tan horrible para hacerme todas esas cosas…pero la advertencia de Freya me había puesto en alerta.
Y entonces vi a mi padre, parecía que estaba bien pero con aspecto cansado…y en ese momento solo era su niña, no me importaba lo que había hecho o lo que estaba ocurriendo, me lancé a sus brazos y lo abracé con fuerza, llorando. Tarde como un par de minutos antes de hablar y cuando lo hice me separé de él para mirarlo a los ojos. — Ho…hola yo…nada…es que…mi novio, me han dicho que él…se está besando con otra y que encima la ha coronado como la reina del baile — le confesé completamente triste y sintiéndome que no era suficiente para él. Me dio muy igual que supiera que salía con alguien y en ese instante necesitaba desahogarme.
[Papa Evan]
Por minutos seguí estrechándola entre mis brazos, deseando que estos le dieran algo de confort, al mismo tiempo que le daba la oportunidad de desahogarse todo lo que necesitaba. —
Shhh… llora todo lo que necesites.
— Acaricié su cabello con cariño y suavidad, aunque me quedé un poco pensativo. Punzie era mi niña pequeña, pero me estaba dando cuentan de que esta ya no era tan pequeña y que desgraciadamente me había perdido muchas cosas de ella y más me iba a perder, sentimiento que me entristecía en gran medida, llenándome de mucho pesar. Ojalá hubiera podido haber pasado más tiempo con ella, verla crecer, hacerse toda una mujer, pero me encontraba en tiempo de descuento y cada segundo que pasaba ya no podía recuperarse.
Ya veo… algo me dice que este es tu primer desengaño amoroso, Punzie, la vida está llena de esos momentos de angustia, te sentirás perdida, que vas a la deriva, pero el tiempo pone todo a su sitio. — Volví a abrazarla. — Estás en la adolescencia, la edad de los primeros novios y también los desengaños, créeme, a tu edad yo tuve mis primeras novias y no me duraron ni dos semanas, pero tampoco te creas que te voy a contar mis andanzas amorosas, no quiero estropear tu inocencia y con eso quiero pedirte que me prometas que no vas a tener prisa en hacerte mayor para hacer cosas de mayores como beber o ir a fiestas, quiero que disfrutes de tu adolescencia y cuando llegue el momento ya disfrutarás de lo otro, pero no quiero que te pierdas tus años más maravillosos por querer ir de prisa… — Inevitablemente aquello era una despedida pero esperaba que no se me notase, que simplemente estaba siendo lo que ella necesitaba en ese momento: A su padre. — Punzie. — Besé su cabello con ternura a mi princesa y luego suspiré. — Perdóname por los modales de mi última carta, llevaba mucha presión encima y la descargué contigo, no es justo y tampoco estoy enfadado por lo que me dijiste…
[Yo]
Te eché de menos— confesé sintiendo como poco a poco mi cuerpo se relajaba, aun con los ojos cerrados, aspirando su aroma y sin querer despegarme de su lado. ¿Podría coger mi mano e irnos a casa, junto al calor de la chimenea, todos juntos, por una vez? Extrañaba esos tiempos tantísimos. Finalmente me separé un poquito de él.
Pero se suponía que Zefaris es muy bueno, no sé, quizás es porque no soy suficiente guapa — debía de ser eso, había otras niñas más lindas que ella, como su prima Nova por ejemplo, o Summer, o Freya…odiaba admitirlo. En silencio me quede mirando a mi padre, ya no lloraba pero tenía los ojos un poco húmedos y tristones. Volví a abrazarme a él en el segundo abrazo y volví a cerrar los ojos, sin querer separarme jamás. Pronto crecería un poco más hasta tener trece y la verdad que crecer tan rápido era un rollo, ¡no quería hacerme grande! Todo pasaba tan rápido…y los mejores momentos de mi corta vida había sido así, de pequeña, antes de conocer el horror, el dolor o la pérdida. — Siempre puedes contármelo más adelante… — le digo mirándolo a los ojos y suelto un suspiro. — Te lo prometo, no beberé cerveza ni iré a fiestas hasta tener …¿quince? — igual no pensaba en esas cosas, antes prefería ir al cine con mis amigas, aunque…aunque si imaginaba bailando, en fiestas o bailes y eso me hizo volver a pensar en Zefaris porque era el único amigo bailarín que tenía.
Sentí como me besaba el cabello y volví a separarme de él. — Lo siento…es que hable con Hércules y bueno, él esta herido contigo papá…deberías de hablar con él, para intentar arreglar las cosas…no solo conmigo — esperaba que me hiciera caso, porque mis hermanos todos o mamá también contaban en esto.
[Papa Evan]
Yo a ti también princesa, mucho.— Inevitablemente, escuché sus pensamientos de querer ir juntos a casa y nada más me gustaría en el mundo que concederle aquello, me moría de ganas de regresar a casa, abrazar a mis hijos, besar a Sylke a quienes echaba de menos, incluso empezaba a añorar las peleas con Jeremíah, pero mejor que este no lo supiese o se le iba a subir el ego. No, no podía regresar, no me lo merecía, anqué también estaba el hecho de que si regresaba ya no podría irme de ninguna de las formas, me quedaría con ellos, sería el padre que durante tanto tiempo había sido ausente, quizás hasta podía reconectar con Hérc. Solo tenía que cogerle la mano y decirle vayamos a casa. Era tan fácil y a la vez tan difícil, pero esas palabras me quemaban en la garganta. Demasiado dolor, angustia, miedo habían sufrido y si me quedaba con ellos me arriesgaba a que ellos volvieran a ser dañados cuando llegase la tempestad porque tarde o temprano esta vendría a por mí y si me hundía, no quería arrastrarles conmigo. Ya había perdido a una hija y antes de perder otro hijo me arrancaría el corazón. No iba a volver, pero con mi partida pretendía alejarlos de ese gran mal que los acechaba.
Punzie, no digas esto, eres hermosa y guapa, pero si este Zefaris no sabe apreciarlo tiene dos problemas, uno es tonto y dos es ciego. — Y en verla con los ojos tristones le di otro abrazo y acto seguido, saqué un pañuelo de mi bolsillo, que usé para limpiarle las lágrimas de las mejillas, sentándome en cuclillas. Todavía estaba a tiempo de decirle de volver a casa y tener una prórroga de horas, días y con suerte meses, pero el riesgo era demasiado elevado y tenía miedo de apostarlo todo y perderlo. Tenía fe en que, a pesar de estar separados, que el amor que había entre Sylke y yo seguía siendo fuerte, podía aceptar a Jeremíah como parte de la ecuación y dejar atrás los celos, los rencores, estaba cansado de discutir, de perder el tiempo con estúpidas peleas. Quería confiar en que todavía estaba a tiempo de ser el padre que necesitaban mis hijos, de demostrarle a Hércules pues era el que estaba más decepcionado conmigo de que seguía siendo aquel a quien había admirado, podía intentar reconectar con él, dándole esa importante charla de que siempre debía de comportarse con las niñas mientras le enseñaba a afeitarse. Maldita sea, quería paz, estaba demasiado cansado y eso que solo tenía veinte y cinco años, pero me sentía como si tuviera el doble. Pero no iba a ser egoísta, no iba a sacrificar a mi familia por otra prorroga indeterminada que tenía fecha de caducidad cuando la oscuridad viniese a por mí. No, mi último sacrificio era una muestra de amor hacía mi familia.
Daba gracias de que Rapunzel no podía leerme mis pensamientos y que estos seguían a buen recaudo. No obstante, sonreí a pesar de mi tristeza pues no habría un más adelante, pero asentí. — De acuerdo, más adelante. — Volví a sonreír de nuevo y luego por su comentario se me escapó un poco la risa. — Iba a decir hasta los dieciséis, pero de acuerdo que sea hasta los quince y solo porque sé que eres buena y responsable.
Sé que está herido conmigo e intentaré arreglar las cosas con él. — Aseguré, aunque yo ya sabía que eso no podía ser posible, solo me quedaban un par de horas y malogradamente no podía dividirme, porque de poder hacerlo ahora estaría despidiéndome de todos mis seres queridos, pasando mis últimas horas con ellos, pero la que más me necesitaba era ella y ahí estaba, lo que me recordó la maldición y que iba siendo hora de ponerme serio, por mucho que quisiera disfrutar de un momento padre e hija como el que estábamos teniendo hasta ahora. — Cielo, sé que lo has pasado fatal pero tu abuela me dio la clave para evitar esa maldición, escucha atentamente lo que voy a decirte, no hagas caso al cuervo, por lo que más quieras cariño no le hagas caso sea lo que sea que te vaya a decir, ¿me oyes? No confíes en él, porque en el momento que lo hagas ya no habrá marcha atrás, la oscuridad te irá consumiendo y corrompiendo cada vez más a medida que tus emociones se volverán más negativas, debes de prometérmelo cariño que no vas a creer nada de lo que te diga… — Pero por la cara que veía en mi dulce princesa, intuí que ya era demasiado tarde...
Sin embargo, no me rendiría, haría lo que fuese por salvar a mi princesa de la oscuridad, lo que fuese, incluso arrebatar una vida…
[Yo]
Por mucho que se enfadase con él o terminase por decirle cosas tan feas y horribles cuando se enfadaba, en el fondo sabía que estar a su lado era como estar en un lugar seguro, a salvo, había venido completamente nerviosa, desconfiada e insegura y ahora todas esas sensaciones habían desaparecido, me sentía bien a su lado pero lo más importante es que me sentía feliz. Segura, tranquila y como si nada malo pudiera ocurrir. Pensaba en el hombre de la playa, aquel hombre indiferente y frío, los dos eran dos personas diferentes, distintas y todo por culpa de la oscuridad, quizás por no aceptarla o por aguantarse. Sabía que nadie era perfecto en esta vida y que empezaba a comprender que los errores se pagaban caro, a veces no había perdón para ellos, pero yo creía en mi padre aunque cualquier otro hubiera perdido la esperanza, yo sabía como era él y el hombre que me había cuidado, confiaba en esa persona y quería tener fe en ella, si yo no la tuviera, qué otro que no fuera la familia lucharía por él? Yo sabía quién era en realidad mi padre. —
Te quiero, te quiero tanto— le dije abrazándolo con tanta fuerza, habían sido meses y meses sin haber podido tener su contacto, su abrazo o sus palabras.
“Por favor no vuelvas a irte, no lo hagas.”
Quería decírselo y se lo diría más adelante.
Empezaba a tener un poco de duda e inseguridad, pensé en Valentino y la conversación del bosque en Navidad, siendo un pesado con la belleza de Freya y aunque me había dicho que era guapa creo que lo había dicho por decir. Y él era tan pesado con Freya que me di cuenta que Zefaris nunca me había dicho que era hermosa o no de la forma en que lo esperaba, qué otra chica podría haberle hecho olvidarse de mí? Empecé a sentir muchísima rabia, tanto como para querer partirle la cara y mire a mi padre aun con la desilusión o el fiasco que me había llevado. Dejé que limpiase mis lágrimas y me acomode en sus piernas para sentarme, gracias a la kefta de color fucsia que me había regalado mi tía Sheyk, no pasaba ningún tipo de frío. —Puede que Zefaris piense que soy tonta y no me vaya a enterar pero si es así, se va a enterar — no pensaba quedarme de brazos cruzados y mucho menos llorar por él. De hecho, pensé en Lando y si había algún otro evento pensaba ir con él me prohibieran salir o no.
Sonreí un poco más cuando me dijo que era buena y responsable, quizás un poco traviesa también pero eso no lo dije en voz alta. — Mis amigas y yo queremos hacer un aquelarre de brujas cuando seamos un poco más mayores… — le confesé aunque sin saber si le parecería una buena idea o qué. Cuando dijo que intentaría arreglar las cosas con Hércules me relajé y esperaba, de verdad que lo hiciera.
En ese momento parecía que tenía algo importante que decirme así que no le interrumpí, a medida que iba escuchando iba poniendo ciertas caras y sentí que mi sangre se congelaba. No…no podía ser cierto. — Pero que me estás contando papa…como que la abuela te dijo eso? — eso significaba que la habría ido a ver al hospital. Me lleve una mano al pecho como si me faltase respiración.— Creo que es demasiado tarde papa…hay una chica, se llama Freya, tiene mi misma edad y es una maledictus, al principio me llevaba un poco mal con ella pepepepero ….le di una oportunidad por…no puede ser — no, Freya no podía ser la causante de todo esto, era absurdo, no entendía nada. Alcé la mirada hacia los ojos de mi padre. — Ella no es una mala persona, la intento ayudar porque es muy insegura y de hecho en la practica de..animagia que tuvimos en Uagadou el profesor Hakim la trataba fatal, la comparó con un squib! Y entonces yo yo yo ataque al profesor cuando me convertí — empecé hablar atropelladamente sin entender por qué confiar en el cuervo iba a volverme oscura o que me fuera a corromper. ¿Su advertencia en cuervo minutos antes había sido para hacerme daño? ¿O es lo que hubiera hecho una buena amiga? Estaba completamente confundida. — Creo que ya es tarde papa, cuando ataque al profesor quise quise…por suerte tía Sheyk estaba ahí y me alejó volando del profesor, me convierto en un guepardo — mire a los ojos a mi padre, empezando a sentirme un poco nerviosa otra maldita vez.
[Papa Evan]
Y yo a ti, siempre te querré, siempre.— Respondí mientras volvía a estrecharla con mis brazos contra mi pecho para reconfortarla. Me dolía que un niño le hubiera partido el corazón, pero no podía hacer nada salvo lo que estaba haciendo, estar a su lado y hacer que se sintiese tranquila. El desamor era un procedimiento que solo el tiempo podía curarlo y poner las cosas a su sitio. Y cuando escuché su voz resonando en el interior de mi cabeza me estremecí, me suplicaba que no me volviese a ir lo cual me partía el corazón en mil pedacitos, porque no había nada más que deseara que quedarme con mis seres queridos, me había perdido muchas cosas, había permanecido demasiado tiempo lejos de ellos y estaba profundamente cansado, solo quería paz.
No iba a irme, no aún, no hasta haber ayudado a mi hija y asegurarme de que esta permanecía a salvo de esa maldición que pesaba cada día más en ella. Y una vez, acabé de limpiarle las lágrimas en sus mejillas me la quedé mirando y negué. — No Punzie, la venganza no te aliviará puede que un principio creas que sí pero el dolor seguirá en ti, cielo, no quiero que cometas los mismos errores que yo cometí, tu eres mejor persona de lo que yo fui. — Precisamente mi sed de venganza fue lo que me llevó a la perdición y no quería que ninguno de mis hijos pasara por lo mismo, eso sí que no. — Estoy orgulloso de ti. — Susurré volviendo a estrecharla entre mis brazos, sin poder evitar emocionarme y arrepentirme de todo el tiempo que había perdido por estar tan lejos de todos mis seres queridos.
¿Un aquelarre? Me parece bien, pero nada de magia oscura. — Me gustaba que tuviera amigas a las que considerase hermanas, yo en mis tiempos de estudiante también había tenido amigos así, incluso fundamos los Hijos de Slytherin, pero desgraciadamente la vida había hecho que nuestros caminos se separasen. Solo quedábamos Jack y yo, pero a partir de mañana solamente estaría él. Pensé con mucho pesar en mi corazón que se encontraba cada vez más quebrado.
Y cuando finalmente llegó el momento más importante de la noche, escuché sus palabras y asentí. — Regresé a Hogwarts para hablar con Beatrice y me la encontré haciendo nuevos dibujos y en uno de ellos salías tú, matándome, no entendía nada y como sabía que tú le habías pedido a tu abuela que me buscase, pensé que quizás ella sabría porque lo hacías y como evitarlo… — Empecé a explicarle, mientras seguía mirándola fijamente a los ojos. — Ambrosia antes de apuñalarla le reveló que la maldición podía evitarse solo si tu no confiabas en el cuervo. — Pero por cómo reaccionó supe que ya era demasiado tarde, que a pesar de mi advertencia ella ya había encontrado al cuervo y este iba a ser su perdición. No, si yo no lo impedía antes. — ¿Una maledictus? Punzie, las maledictus son propensas a sucumbir al lado oscuro y sus emociones son más intensas que cualquiera, muchas prefieren morir antes de sucumbir a la maldición que las condena y harán lo que sea para poder vivir, incluso vender sus almas a hechiceros oscuros que las atraen con promesas de liberarlas de su desgracia, pero nunca cumplen y esa maldición no se puede romper… — En todos los libros que había leído sobre el tema ninguno hablaba de una maledictus que hubiese sobrevivido a su condena. Esa niña llamada Freya estaba sentencia y no iba dejar que arrastrase a Punzie con ella.
¿Qué? ¿Qué atacaste a un profesor? — No pude evitar alzar la voz, no escandalizado sino preocupado por sus acciones, dándome cuenta de que ya había oscuridad en ella y no podía ser tan necio de creer lo contrario. Ese profesor se merecía eso y más, estaba seguro de ello por lo que me estaba contando, pero no podía dejar que eso fuera a más, que se dejase llevar por las emociones negativas, que se marchitase por dentro llenándose de oscuridad. Y entonces escuché sus pensamientos de nuevo, cuestionándose las cosas. No. No podía ser demasiado tarde, me negaba a creer en ello y de nuevo la estreché contra mí, abrazándola con un brazo y llevándome la otra mano en el bolsillo de mi chaqueta donde se encontraba el orbe que había comprado para hacer frente a esa horrible mujer.
— No temas, lo arreglaremos, nada está perdido. — Susurré para tranquilizarla, aunque yo no lo estaba, sentía que la situación se me estaba escapando de las manos, que, si no actuaba ya, todo estaba perdido. Ambrosia siempre ganaba porque siempre amañaba la baraja para tener la mano ganadora, era por eso que siempre estaba por delante cuando nosotros dábamos un paso, ella ya había dado dos. Siempre anticipándose, sacando las mejores cartas para derrotarnos una y otra vez. — No voy a dejar que ganes esta vez… — Susurré, no hablaba con Punzie sino con la misma Ambrosia en quien estaba pensando y podía ver donde se encontraba, cerca, ella siempre lo estaba, acechando en las sombras viendo como nos hundíamos en las aguas oscuras de la desesperación. Yo no era un rey en ese tablero de ajedrez, el rey eran Punzie, Hércules, Scar, todos mis seres queridos que sin ellos no era nada.
Ambrosia nos había acorralado, nos estaba haciendo jaque una tras otra, presionando, obligándonos a vivir con angustia, miedo, mientras ella se vanagloriaba de su superioridad. Y ahora lo veía claro, no podíamos ganar, por muchas piezas que moviéramos, Ambrosia Lovecraft siempre salía victoriosa porque nos obligaba a jugar según sus reglas, pues desde el principio siempre había sido ella quien tenía el control, no nosotros quienes para ella solo éramos ratitas.
Pero yo no estaba dispuesto a dejar que ella ganase, no esta vez, así que no me quedaba otra que romper el tablero, romper las reglas de Lovecraft y jugar sucio, pues solo así tendríamos una oportunidad contra ella.
[Yo]
No sabía cuanto tiempo llevábamos ahí pero después de todo me sentía mejor, relajada en sus brazos y diciéndole que le quería mucho. Algo dentro de mí creía saber que iba a ocurrir, no podía pedirle que volviera a casa porque él iba a volver a negarse, estaba triste y no quería escuchar una negativa más ahora mismo, no cuando me sentía algo bien. Escuché atentamente a mi padre diciéndome que no fuera vengativa pero sentía la necesidad de hacer daño a Zefaris o al menos dejarle las cosas claras. Estaba demasiado dolida con él. —
Intentaré hacer lo mejor que pueda papá
— no podía prometerle que me portaría bien, no estaba segura ni de mí misma y más con la maldición que cargaba encima. Sonreí un poco más y otro abrazo más, al cual pude memorizar su aroma y sentirlo.
Sí…bueno una de ellas es nigromante, no sé, esperemos no tocar nada de magia oscura — pero otra cosa que no sabía bien si podía prometerle, al fin y al cabo, Prai tocaba ciertos asuntos que para mí me eran desconocidos. —Siempre he querido aprender nigromancia y ahora que lo pienso me da muy mal rollo — cuando era más pequeña tenía una admiración por todo lo que hacía mi tía Sheyk, pero había que tener estómago para hacerlo. Y ahora no estaba del todo segura si quería seguir aprendiendo o no.
¿Beatrice? Sus dibujos son…son visiones del futuro? — acababa de descubrir algo de la pelirroja, algo que desconocía aunque bien sabía que las Doyle eran videntes de categoría, pero desconocía que se pudiera ver el futuro a través de los dibujos. Quizás incluso ahora con los mismos cuadros…el mundo de la magia no dejaría de sorprenderme y terminaba por descubrir nuevas cosas. — Maldita sea, y no pudo avisarme antes porque….estaba en coma — no me importó decir que me escuchase decir maldita, no había podido evitarlo. Pero eso no era todo, mi padre sabía más de los maledictus que yo y cuando empezó a decirme todas esas cosas empecé a sentirme peor. — No...no… — me lleve una mano al pecho, ¿Freya sería capaz de ser así? Y Valentino debía de estar ahora mismo con ella, bailando juntos, riéndose, quizás hasta besándose…empecé a sentir un poco de miedo, pero no quería pensar mal de Freya, no quería imaginarme que pudiera hacerle daño a él o incluso a mí que ahora nos llevábamos bien. Alcé la mirada de nuevo hasta mi padre, ahora empezaba a tener un poco de frío pero más por todo lo que me estaba diciendo. —Dios mío…sí, estaba con Freya, Sheyk estaba ahí para vigilarme y otro chico de Uagadou, el profesor era horrible y ella le costaba mucho transformarse. Y yo sucumbí a la oscuridad, empecé a escuchar voces de Cissy y Ambrosia diciendo que atacase y lo hice. Papa lo hice porque no soportaba que tratase mal a mi compañera…pero estaba tan ciega, el hombre era horrible y lo ataque, lo arañe y le hice daño. Tía Sheyk hizo que lo expulsaran después de esa clase __ me abrace a mi padre, mamá se había enterado y también me había abrazado. Yo ya no estaba del todo segura. A pesar de su abrazo me separé de él después de que murmurase eso a la nada, pero sabiendo a quién se estaba refiriéndose.
Papá…a pesar de lo que has dicho de los maledictus, que están malditos, no quiero rendirme con Freya, ella no tiene la culpa de serlo y creo que siendo su amiga, podría intentar hacerle bien, ella no tiene por qué hacerme nada malo — era arriesgado pero ¿qué podía perder? — Ya he dado señales de oscuridad, y he confiado en ella para que salga con mi mejor amigo… no puedo darle la espalda sin más — con eso me estaba refiriéndome a qué no iba a ir contra de ella pero tampoco perder la esperanza. — Tú y mamá sobretodo, todos tienen esperanza en mí, en que podremos romper o evitar lo que ocurrirá en verano…pero yo quiero tener fe en Freya, tener esperanza para ella también. Podríamos…podríamos buscar una forma de ayudarla a ella también? — le pedí mirándole a los ojos. — Aunque tenga que estar lejos de ella, pero…podemos?
[Evan]
Estoy seguro de que lo harás bien.
— Confiaba en ella y sabía que ella intentaría hacer siempre lo mejor, independientemente de la situación en la que se encontrase, estaba convencidísimo. Y acto seguido, seguí escuchando sus palabras tranquilamente, vaya con la amiga, pensé, pero tampoco me escandalizaba. Yo también era nigromante, de joven me había interesado mucho aquel tema y gracias a eso Wakanda volvía a estar viva después de que Isabelle la matase tiempo atrás. —
¿Por qué te da mal rollo? Si es por miedo, Punzie no debes de temer a la muerte, no tengas miedo a los muertos sino a los vivos, no te negaré que existen espíritus malvados y vengativos, pero por cada mal espíritu hay cien personas horribles.
— Hice una breve pausa y le sonreí con cariño. —
Igualmente eres muy joven, tendrás mucho tiempo para aprender por ti misma y junto tus amigas…
Sí, descubrí que Beatrice dibujaba el futuro durante el ataque, le requisé los dibujos y los oculté a todos, si alguien se hubiera enterado de ello, la habrían torturado. — Le expliqué por encima y asentí cuando me pregunto si sus dibujos eran visiones del futuro. — En su mayoría lo son, pero creo que también mezcla tiempos y ni siquiera es consciente de ello. Sin embargo, había llegado el momento de ponernos serios y cuando le expliqué lo de su abuela, volví a asentir. — La dejó en coma para que no pudiera avisar y cuando lo hiciese fuese demasiado tarde. — Otro ejemplo que confirmaba que Ambrosia siempre jugaba con la mano ganadora, no importaba lo que hiciéramos, ella siempre salía triunfante. — Ser maledictus es una de las cosas más horribles que pueden pasarte en la vida. — Esa niña llamada Freya me daba mucha pena, pero aun así haría lo que fuese para que no arrastrase a Punzie hacía el abismo oscuro. Poco después escuché su explicación de cómo había atacado a ese profesor, preocupándome más aun por todo lo que estaba diciendo y cuando mencionó que escuchó las voces de su bisabuela y Ambrosia me tensé tanto que me quedé bien rígido escuchándola. — ¿Has… has escuchado más voces? Digo si solo fue esa vez o hubo más veces... — Terminé de preguntar sintiendo como la boca se me quedaba desencajada y con mucho mal cuerpo, aquello era muchísimo más grave de lo que creía y escuchar voces nunca era buen augurio, jamás. Pero, aunque me había quedado más serio de lo normal, no estaba enfadado por lo que había hecho.
Sin embargo, escuchar lo siguiente que dijo me rompió más de lo que estaba. Rapunzel aun teniendo oscuridad en su interior seguía llena de bondad y que no se rindiese con su amiga, me llenaba de orgullo y me demostraba que ella era mejor que yo, ella era un alma luminosa como su madre y las dos eran fuertes. No obstante, no podía dejar que la oscuridad que había empezado a manifestar apagase su luz y mi deber como padre consistía en preservar su bondad. — Cielo… — La miré con mis ojos chocolate mostrándose serios, acto seguido, negué con la cabeza. — No puedes ayudarla, por mucho que quieras hacerlo, no debes. — Quizás era demasiado pronto para explicarle según qué cosas, pero Punzie había visto de primera mano lo dura y horrible que podía ser la vida, cosa que no me gustaba porque hubiera preferido que siguiese siendo una niña inocente que cuya mayor preocupación fuese esconder que tenía un novio a sus padres. Pero desgraciadamente la vida le había pateado tanto que le había hecho comprender que el mundo no era de luces y color, sino de grises cada vez más oscuros tirando a negro. — Ser maledictus te condena a vivir sabiendo en que llegará un día en que nunca más podrás ser humana, pero eso no es lo peor, lo más horrible es que con el tiempo tu humanidad acabará desapareciendo, solo quedará el animal, todo lo demás desaparecerá y esto es horrible, ¿Cómo crees que es vivir y tener que despedirte de tus seres queridos? — A mí ya me estaba rompiendo por dentro saber que esta era la última noche junto a ella, que no podría ver como crecía y se convertía en toda una mujer, que formaba junto con sus amigas aquel aquelarre. Mucha cosa ya me había perdido y más iba a perderme…
Entiendo que quieras ayudarla, que no quieras rendirte con ella, eso dice mucho de ti y me llena de orgullo ver cómo quieres luchar por alguien, pero no debes, Punzie por más doloroso que te resulte ahora, más lo será en un futuro cuando su maldición la consuma, decir adiós siempre es doloroso y más a alguien a quien quieres o aprecias. — Merlín, me dolía el pecho de solo pensar que yo antes del amanecer también iba a decirle adiós a mi hermosa hija. Se me quebraba el corazón hasta el punto de que quería llorar, pero me negaba a hacerlo porque no quería que ella descubriese que algo iba mal, no quería estropear esa noche poniéndola triste, pero algo me decía que era inevitable.
Puede que aquel profesor se metiese con ella, pero tarde o temprano aparecerá alguien que le venderá falsas promesas de ayudarla a romper la maldición y cuando ella acepté porque lo hará, porque si alguien viene en tus horas más oscuras y desesperadas diciéndote que puede salvarte de tu cruel destino, haces lo que sea, te aferras con todas tus fuerzas a ese clavo ardiente y aunque te las llamas te consuman, seguirás aferrándote y harás lo que sea con tal de salvarte, incluso traicionaras a tus seres queridos. — En mencionar aquello se me quedó mal cuerpo, pues Ambrosia había mencionado el cuervo y conociendo que esa mala mujer siempre iba dos pasos por delante, la idea que fue formándose en mi cabeza no auguraba nada bueno. — Punzie… esa mujer siempre ha ido por delante nuestro y hay algo que debes saber, ese reloj que Cissy rompió, me lo entregó Ambrosia en mi época más oscura, nunca vi su rostro en Hogwarts, pero cuando entré a los recuerdos de tu abuela para ver su rostro, la reconocí. ¿Y si Freya ya sirve a esa mujer? ¿Quién te asegura de que esa chica ya no esta pérdida? — Y entonces lo vi con más claridad y supe lo que debía de hacer. — Cielo, no podemos ayudarla, pero sí podemos aliviar su sufrimiento...
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1 note · View note
marta-cucaracha · 4 years
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Naaaaaambre, siempre sigo que ando en proceso, y si, lo estoy y lo estaré siempre.
El pedo ahora es que ya quiero mandar Alv a los batos, eso incluye a Santiago. Todavía no sé cómo hacerlo, pero unos de mis pocos argumentos que tengo super claros para decirle en su momento es :
Esto sería más fácil si hubiera buscado terapia como te había dicho tiempo antes. Me ha costado trabajo identificar qué quiero, saber o intentar darme cuenta cuando algo lo hago por mí o por complacer a otras personas.
Te quiero y eso no lo dudes, pero ya no me siento cómoda con el estilo de vida que llevamos, me es más fácil soltar y empezar de manera. (esto último me da mucho cringe)
Como lo había escrito en un diario físico, no le veo sentido que tenga que estarme justificando o dando razones al hacer o decidir sobre mi vida y el rumbo que está llevando.
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Me pone de muy mal genio pensar que debo tener listo un discurso para explicar.
No quiero siempre estar con mi pensamiento constante de
Hubiera cortado antes, no estoy al 100 cómoda
Y es muy real, o sea mi sexto sentido o mi vocesita que escucho en mi interior sabe que este no es el lugar, aquí no es, pero a penas y oigo esa vocesita, a penas y se hace presente, la ignoro, y q la vez me quejo. Me está dando la solución y me VV.
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Aquí arriba, no e sla mejor película feminista, proqur le falta un poco, pero es muy buena. Thelma y Louis.
Así mismo, sobre el sexto sentido y que no me vibra alto Santiago (ni ahora ni cuando iniciamos, fue más por complacerlo a él y yo para distraerme de mis emociones de ese momento, fue un pilar, y estuvo chido que me acompañará en ese proceso, pero no por eso le debo pagar con más de mi tiempo o mi vida), me pasa con Iván, la neta ese wey es un pendejo X2, y no me late para tener naaaaaaaadaaaaaa de naaadaa. Ni setso, ni amistad. No lo siento de fiar.
Y pues si tengo ganas de gostearlo y de hecho debería hacerlo, para evitarnos malos entendidos.
Super derecha la flecha de que ese man solo quiere coger, y le podría dar entrada, pero desde la prepa que ya no me atrae.
Me daría cringe que la gente supiera que eme lo di.
Total, mi voz interna cada vez se hace más presente y amo que la deja hablar y manifestarse, me cuesta todavía tomar desiciones y actuar, pero supongo que todo a su tiempo, aunque real, ya ha tomado más tiempo del que quisiera que tomara.
Siento que llegaré a mi limite y solo así actuaré ñ, ojalá no llegar a tal grado.
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eliezer325 · 4 years
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Fernando PessoaTabaqueríaNo soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo.
Ventanas de mi cuarto,
de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe quién es
(y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
dais al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente,
a una calle inaccesible a todos los pensamientos,
real, imposiblemente real, evidente, desconocidamente evidente,
con el misterio de las cosas por lo bajo de las piedras y los seres,
con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres,
con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada.
Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad.
Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morirme
y no tuviese otra fraternidad con las cosas
que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
la fila de vagones de un tren, y una partida pintada
desde dentro de mi cabeza,
y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos a la ida.
Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado.
Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo
a la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera,
y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.
He fracasado en todo.
Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada.
El aprendizaje que me impartieron,
me apeé por la ventana de las traseras de la casa.
Me fui al campo con grandes proyectos.
Pero sólo encontré allí hierbas y árboles,
y cuando había gente era igual que la otra.
Me aparto de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué voy a pensar?
¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos!
¿Un genio? En este momento
cien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo,
y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a uno,
ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones!
Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente?
No, ni en mí...
¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo
no hay en estos momentos genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas
-sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-,
y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero
ni encontrarán quien les preste oídos?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.
He soñado más que lo que hizo Napoleón.
He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo,
he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito.
Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la buhardilla,
aunque no viva en ella;
seré siempre el que no ha nacido para eso;
seré siempre el que tenía condiciones;
seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta
y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente
su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello,
y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama;
pero nos despertamos y es opaco,
nos levantamos y es ajeno,
salimos de casa y es la tierra entera,
y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.
(¡Come chocolatinas, pequeña,
come chocolatinas!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que las chocolatinas,
mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Ojalá comiese yo chocolatinas con la misma verdad con que comes!
Pero yo pienso, y al quitarles la platilla, que es de papel de estaño,
lo tiro todo al suelo, lo mismo que he tirado la vida.)
Pero por lo menos queda de la amargura de lo que nunca seré
la caligrafía rápida de estos versos,
pórtico partido hacia lo Imposible.
Pero por lo menos me consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
noble, al menos, en el gesto amplio con que tiro
la ropa sucia que soy, sin un papel, para el transcurrir de las cosas,
y me quedo en casa sin camisa.
(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
o diosa griega, concebida como una estatua que estuviese viva,
o patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
o princesa de trovadores, gentilísima y disimulada,
o marquesa del siglo dieciocho, descotada y lejana,
o meretriz célebre de los tiempos de nuestros padres,
o no sé qué moderno -no me imagino bien qué-,
todo esto, sea lo que sea, lo que seas, ¡si puede inspirar, que inspire!
Mi corazón es un cubo vaciado.
Como invocan espíritus los que invocan espíritus, me invoco
a mí mismo y no encuentro nada.
Me acerco a la ventana y veo la calle con absoluta claridad,
veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan,
veo a los entes vivos vestidos que se cruzan,
veo a los perros que también existen,
y todo esto me pesa como una condena al destierro,
y todo esto es extranjero, como todo.)
He vivido, estudiado, amado, y hasta creído,
y hoy no hay un mendigo al que no envidie sólo por no ser yo.
Miro los andrajos de cada uno y las llagas y la mentira,
y pienso: puede que nunca hayas vivido, ni estudiado, ni amado ni creído
(porque es posible crear la realidad de todo eso sin hacer nada de eso);
puede que hayas existido tan sólo, como un lagarto al que cortan el rabo
y que es un rabo, más acá del lagarto, removidamente.
He hecho de mí lo que no sabía,
y lo que podía hacer de mí no lo he hecho.
El disfraz que me puse estaba equivocado.
Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme el antifaz,
lo tenía pegado a la cara.
Cuando me lo quité y me miré en el espejo,
ya había envejecido.
Estaba borracho, no sabía llevar el dominó que no me había quitado.
Tiré el antifaz y me dormí en el vestuario
como un perro tolerado por la gerencia
por ser inofensivo
y voy a escribir esta historia para demostrar que soy sublime.
Esencia musical de mis versos inútiles,
ojalá pudiera encontrarme como algo que hubiese hecho,
y no me quedase siempre enfrente de la tabaquería de enfrente,
pisoteando la conciencia de estar existiendo
como una alfombra en la que tropieza un borracho
o una estera que robaron los gitanos y no valía nada.
Pero el propietario de la tabaquería ha asomado por la puerta y se ha quedado a la puerta.
Le miro con incomodidad en la cabeza apenas vuelta,
y con la incomodidad del alma que está comprendiendo mal.
Morirá él y moriré yo.
Él dejará la muestra y yo dejaré versos.
En determinado momento morirá también la muestra, y los versos también.
Después de ese momento, morirá la calle donde estuvo la muestra,
y la lengua en que fueron escritos los versos,
morirá después el planeta girador en que sucedió todo esto.
En otros satélites de otros sistemas cualesquiera algo así como gente
continuará haciendo cosas semejantes a versos y viviendo debajo de cosas semejantes a muestras,
siempre una cosa enfrente de la otra,
siempre una cosa tan inútil como la otra,
siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
siempre el misterio del fondo tan verdadero como el sueño del misterio de la superficie,
siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni la otra.
Pero un hombre ha entrado en la tabaquería (¿a comprar tabaco?),
y la realidad plausible cae de repente encima de mí.
Me incorporo a medias con energía, convencido, humano,
y voy a tratar de escribir estos versos en los que digo lo contrario.
Enciendo un cigarrillo al pensar en escribirlos
y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos.
Sigo al humo como a una ruta propia,
y disfruto, en un momento sensitivo y competente,
la liberación de todas las especulaciones
y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de encontrarse indispuesto.
Después me echo para atrás en la silla
y continúo fumando.
Mientras me lo conceda el destino seguiré fumando.
(Si me casase con la hija de mi lavandera
a lo mejor sería feliz.)
Visto lo cual, me levanto de la silla. Me voy a la ventana.
El hombre ha salido de la tabaquería (¿metiéndose el cambio en el bolsillo de los pantalones?).
Ah, le conozco: es el Esteves sin metafísica.
(El propietario de la tabaquería ha llegado a la puerta.)
Como por una inspiración divina, Esteves se ha vuelto y me ha visto.
Me ha dicho adiós con la mano, le he gritado ¡Adiós, Esteves! , y el Universo
se me reconstruye sin ideales ni esperanza, y el propietario de la tabaquería se ha sonreído.
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alexproject96 · 7 years
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Tabaquería
No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo. Ventanas de mi cuarto, de mi cuarto de uno de los millones de gente que nadie sabe quién es (y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?), dais al misterio de una calle constantemente cruzada por la gente, a una calle inaccesible a todos los pensamientos, real, imposiblemente real, evidente, desconocidamente evidente, con el misterio de las cosas por lo bajo de las piedras y los seres, con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos en los hombres, con el Destino conduciendo el carro de todo por la carretera de nada. Hoy estoy vencido, como si supiera la verdad. Hoy estoy lúcido, como si estuviese a punto de morirme y no tuviese otra fraternidad con las cosas que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle la fila de vagones de un tren, y una partida pintada desde dentro de mi cabeza, y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos a la ida. Hoy me siento perplejo, como quien ha pensado y opinado y olvidado. Hoy estoy dividido entre la lealtad que le debo a la tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real por fuera, y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro. He fracasado en todo. Como no me hice ningún propósito, quizá todo no fuese nada. El aprendizaje que me impartieron, me apeé por la ventana de las traseras de la casa. Me fui al campo con grandes proyectos. Pero sólo encontré allí hierbas y árboles, y cuando había gente era igual que la otra. Me aparto de la ventana, me siento en una silla. ¿En qué voy a pensar? ¿Qué sé yo del que seré, yo que no sé lo que soy? ¿Ser lo que pienso? Pero ¡pienso ser tantas cosas! ¡Y hay tantos que piensan ser lo mismo que no puede haber tantos! ¿Un genio? En este momento cien mil cerebros se juzgan en sueños genios como yo, y la historia no distinguirá, ¿quién sabe?, ni a uno, ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras. No, no creo en mí. ¡En todos los manicomios hay locos perdidos con tantas convicciones! Yo, que no tengo ninguna convicción, ¿soy más convincente o menos convincente? No, ni en mí... ¿En cuántas buhardillas y no buhardillas del mundo no hay en estos momentos genios-para-sí-mismos soñando? ¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas -sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas-, y quién sabe si realizables, no verán nunca la luz del sol verdadero ni encontrarán quien les preste oídos? El mundo es para quien nace para conquistarlo y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón. He soñado más que lo que hizo Napoleón. He estrechado contra el pecho hipotético más humanidades que Cristo, he pensado en secreto filosofías que ningún Kant ha escrito. Pero soy, y quizá lo sea siempre, el de la buhardilla, aunque no viva en ella; seré siempre el que no ha nacido para eso; seré siempre el que tenía condiciones; seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta y cantó la canción del Infinito en un gallinero, y oyó la voz de Dios en un pozo tapado. ¿Creer en mí? No, ni en nada. Derrámame la naturaleza sobre mi cabeza ardiente su sol, su lluvia, el viento que tropieza en mi cabello, y lo demás que venga si viene, o tiene que venir, o que no venga. Esclavos cardíacos de las estrellas, conquistamos el mundo entero antes de levantarnos de la cama; pero nos despertamos y es opaco, nos levantamos y es ajeno, salimos de casa y es la tierra entera, y el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido. (¡Come chocolatinas, pequeña, come chocolatinas! Mira que no hay más metafísica en el mundo que las chocolatinas, mira que todas las religiones no enseñan más que la confitería. ¡Come, pequeña sucia, come! ¡Ojalá comiese yo chocolatinas con la misma verdad con que comes! Pero yo pienso, y al quitarles la platilla, que es de papel de estaño, lo tiro todo al suelo, lo mismo que he tirado la vida.) Pero por lo menos queda de la amargura de lo que nunca seré la caligrafía rápida de estos versos, pórtico partido hacia lo Imposible. Pero por lo menos me consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas, noble, al menos, en el gesto amplio con que tiro la ropa sucia que soy, sin un papel, para el transcurrir de las cosas, y me quedo en casa sin camisa. (Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas, o diosa griega, concebida como una estatua que estuviese viva, o patricia romana, imposiblemente noble y nefasta, o princesa de trovadores, gentilísima y disimulada, o marquesa del siglo dieciocho, descotada y lejana, o meretriz célebre de los tiempos de nuestros padres, o no sé qué moderno -no me imagino bien qué-, todo esto, sea lo que sea, lo que seas, ¡si puede inspirar, que inspire! Mi corazón es un cubo vaciado. Como invocan espíritus los que invocan espíritus, me invoco a mí mismo y no encuentro nada. Me acerco a la ventana y veo la calle con absoluta claridad, veo las tiendas, veo las aceras, veo los coches que pasan, veo a los entes vivos vestidos que se cruzan, veo a los perros que también existen, y todo esto me pesa como una condena al destierro, y todo esto es extranjero, como todo.) He vivido, estudiado, amado, y hasta creído, y hoy no hay un mendigo al que no envidie sólo por no ser yo. Miro los andrajos de cada uno y las llagas y la mentira, y pienso: puede que nunca hayas vivido, ni estudiado, ni amado ni creído (porque es posible crear la realidad de todo eso sin hacer nada de eso); puede que hayas existido tan sólo, como un lagarto al que cortan el rabo y que es un rabo, más acá del lagarto, removidamente. He hecho de mí lo que no sabía, y lo que podía hacer de mí no lo he hecho. El disfraz que me puse estaba equivocado. Me conocieron enseguida como quien no era y no lo desmentí, y me perdí. Cuando quise quitarme el antifaz, lo tenía pegado a la cara. Cuando me lo quité y me miré en el espejo, ya había envejecido. Estaba borracho, no sabía llevar el dominó que no me había quitado. Tiré el antifaz y me dormí en el vestuario como un perro tolerado por la gerencia por ser inofensivo y voy a escribir esta historia para demostrar que soy sublime. Esencia musical de mis versos inútiles, ojalá pudiera encontrarme como algo que hubiese hecho, y no me quedase siempre enfrente de la tabaquería de enfrente, pisoteando la conciencia de estar existiendo como una alfombra en la que tropieza un borracho o una estera que robaron los gitanos y no valía nada. Pero el propietario de la tabaquería ha asomado por la puerta y se ha quedado a la puerta. Le miro con incomodidad en la cabeza apenas vuelta, y con la incomodidad del alma que está comprendiendo mal. Morirá él y moriré yo. Él dejará la muestra y yo dejaré versos. En determinado momento morirá también la muestra, y los versos también. Después de ese momento, morirá la calle donde estuvo la muestra, y la lengua en que fueron escritos los versos, morirá después el planeta girador en que sucedió todo esto. En otros satélites de otros sistemas cualesquiera algo así como gente continuará haciendo cosas semejantes a versos y viviendo debajo de cosas semejantes a muestras, siempre una cosa enfrente de la otra, siempre una cosa tan inútil como la otra, siempre lo imposible tan estúpido como lo real, siempre el misterio del fondo tan verdadero como el sueño del misterio de la superficie, siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni la otra. Pero un hombre ha entrado en la tabaquería (¿a comprar tabaco?), y la realidad plausible cae de repente encima de mí. Me incorporo a medias con energía, convencido, humano, y voy a tratar de escribir estos versos en los que digo lo contrario. Enciendo un cigarrillo al pensar en escribirlos y saboreo en el cigarrillo la liberación de todos los pensamientos. Sigo al humo como a una ruta propia, y disfruto, en un momento sensitivo y competente, la liberación de todas las especulaciones y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de encontrarse indispuesto. Después me echo para atrás en la silla y continúo fumando. Mientras me lo conceda el destino seguiré fumando. (Si me casase con la hija de mi lavandera a lo mejor sería feliz.) Visto lo cual, me levanto de la silla. Me voy a la ventana. El hombre ha salido de la tabaquería (¿metiéndose el cambio en el bolsillo de los pantalones?). Ah, le conozco: es el Esteves sin metafísica. (El propietario de la tabaquería ha llegado a la puerta.) Como por una inspiración divina, Esteves se ha vuelto y me ha visto. Me ha dicho adiós con la mano, le he gritado ¡Adiós, Esteves! , y el Universo se me reconstruye sin ideales ni esperanza, y el propietario de la tabaquería se ha sonreído.
Fernando Pessoa
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marumigamer · 7 years
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The king of Rubial: Capítulo 45 - Doceavo mes
Raios and Shadow’s suffering is ending.
Language: Spanish.
Pairing: Raios X Shadow.
Chapter 44 here.
First chapter here.
English version here.
Some characters belong to Hiro Mashima and some belong to me. Enjoy!
---------
Y, finalmente, el doceavo mes llegó. Shadow estaba al otro lado de la cueva cuando Raios despertó. Parecía nervioso.
- ¿Qué ocurre, Shadow?
- Nada.
- Entonces, ¿Por qué estás nervioso?
- Nuestros cuerpos... Se estaban tocando...
- Siempre se tocan cuando dormimos juntos. Es inevitable.
- Vamos a dormir separados a partir de hoy.
- Como quieras.
Shadow miró a Raios, sorprendido. No podía creerse que su esposo aceptara tan fácilmente ese cambio.
- ¿Tienes fiebre, Raios?
- No. Me he acostumbrado a este tipo de cambios después de un año.
- Lo siento...
- No te disculpes. No has hecho nada malo esta vez.
- Pero te hago sufrir.
- Ha habido meses peores. Estoy bien. ¿Nos vamos?
Shadow asintió. Recogieron sus cosas y siguieron su camino. Raios había mentido. No estaba bien, estaba preocupado. No sabía lo que pasaría ese mes. Aún no tenía muy claro por qué Shadow se había alejado de él al despertarse.
Al llegar al primer pueblo, Shadow procuraba que nada le tocara. No importaba si era una mesa, un animal o una persona, simplemente se apartaba.
- ¿Puedes darme mi capa? - le pidió Shadow a Raios de repente.
- ¿Para qué?
- Tú dámela.
Raios le dio la capa a Shadow. Éste se cubrió con ella como si se tratara de una manta, y miraba asustado a sus alrededores.
- Shadow, ¿Va todo bien? - le preguntó Raios.
- Todo va perfectamente, no te preocupes.
- No es verdad. ¿Qué te pasa?
- Nada. Déjalo.
- Deja de preocuparme así.
Shadow miró a Raios. La cara de preocupación de su esposo hizo que Shadow bajara la guardia, y un gato se restregó por su pierna. Shadow gritó de terror, y Raios cogió al gato antes de que le pasara algo.
- Shadow, esto no es normal. Es sólo un gato.
- No quiero que haga eso.
- Siempre les dejas restregarse en tus piernas.
- Ya no quiero que lo hagan.
Raios intentó acariciar la mejilla de su esposo, pero éste cerró los ojos, aterrorizado. Raios dejó al gato en el suelo y siguió caminando. Shadow abrió los ojos unos segundos después. Algunas personas se habían acercado a él, creyendo que estaba siendo víctima de maltratos. Shadow se giró, buscando a Raios. Estaba varios metros más adelante.
- ¡Raios! - gritó Shadow -. ¡Lo siento! ¡No sé qué me pasa!
- Ya sé que no lo sabes - le contestó Raios -. Este es el doceavo mes en el que te pasa algo así.
- ¿Es el doceavo?
- Sí, ya casi ha pasado un año desde que empezó.
- Un año...
Shadow se quedó pensativo, entre toda la gente que le rodeaba. Raios siguió caminando.
- ¡Pero no me dejes solo! - le gritó Shadow al ver que estaba aún más lejos.
- Entonces ven - le contestó Raios.
Raios siguió caminando mientras Shadow salía corriendo detrás de él. Al llegar a su lado, Shadow no se atrevió a tocarle. Tenía miedo, pero no sabía de qué.
Pasaron los días, y Shadow aún no sabía por qué tenía ese terror a que cualquier cosa que él no controlara le tocara. Tampoco sabía qué preguntarle a Raios sobre lo que le estaba pasando.
- Creo que estás sobreprotegiendo tu cuerpo - dijo Raios, dos semanas más tarde.
- ¿Por qué lo haría?
- No lo sé, pero es lo que estás haciendo ahora.
Y, de repente, llegó la medianoche. Cuando la luna estaba en su punto más alto, ocurrió algo que ninguno esperaba. Shadow se convirtió en una pantera alada y vomitó.
- ¡Shadow! ¿¡Estás bien!? - preguntó Raios, preocupado, mientras iba al lado de su esposo.
- ¡No me toques! - le contestó Shadow -. Estoy bien...
- Esto no debería estar pasando.
- ¿Cómo lo sabes?
- Todos tus otros estados han durado un mes, sin modificaciones en medio. Sigues sobreprotegiendo tu cuerpo, pero tu forma ha cambiado y has vomitado al llegar la medianoche.
- ¿Crees que está relacionado con lo que me ha estado pasando el último año?
- No lo creo, lo está. Todos tus estados cambiaban a medianoche. Y esto no ha sido una excepción.
- Entonces, ¿He empeorado?
Shadow estaba aterrado. Podía notarse en su voz. Raios quería abrazarle para calmarle, pero sabía que Shadow le apartaría.
- Túmbate y descansa - le dijo Raios a Shadow -. Mañana veremos qué podemos hacer.
- ¿Crees que, en algún momento, todo volverá a ser como antes?
- No lo sé. Esperemos que sí. Ahora duerme, y no te preocupes por eso.
Shadow se tumbó. Raios le cubrió con una manta y se tumbó a su lado, sin tocarle.
- Buenas noches, Raios.
- Buenas noches, gatito.
Shadow fue el primero en quedarse dormido. Raios construyó un pequeño muro de raíces duras entre él y Shadow, para evitar tocarle mientras dormían y que no se despertara asustado.
Al despertar la mañana siguiente, Shadow lamió la cara de Raios y se sentó en el otro lado de la cueva mientras el joven rey despertaba.
- ¿Todo bien? - preguntó Raios.
- Podría estar mejor.
- ¿Nos vamos?
 Después de comer algo, Raios y Shadow recogieron sus cosas y siguieron su viaje. Pero Shadow no estaba bien. De vez en cuando vomitaba, y Raios le esperaba. Pero eso no era lo más importante. Shadow llevaba la cabeza baja, sus alas casi tocaban el suelo, y arrastraba su cola.
- ¿Seguro que va todo bien? - preguntó Raios, al ver el estado de su esposo.
- Sí, no es nada.
- Puedes contármelo.
- De verdad, no es nada.
- De acuerdo.
Si Shadow no quería decirle lo que le pasaba, Raios no iba a forzarle. Shadow debía contarlo por sí mismo.
A medianoche, el aspecto de Shadow volvió a cambiar. Ahora era una mujer humana, cuyo cabello era blanco, con ojos dorados, y tez morena.
- Estoy horrible, ¿Verdad? - dijo Shadow.
- Estás precioso - le contestó Raios -. ¿O debería decir preciosa?
Shadow rió ante eso. Raios le sonrió.
- Ojalá supiera lo que me está pasando...
- Algo me dice que pronto lo sabremos.
- ¿Estás seguro?
- No, pero lo que ha pasado este mes ha sido raro. Quizás esté terminando.
- ¿Crees que voy a morir?
- No vas a morir. Lo prometo.
- Eso no me tranquiliza.
- Shadow, cariño, no va a pasarte nada.
- No quiero morir...
Shadow se puso a llorar. Sin poder soportar las lágrimas del Exceed, Raios le abrazó. Shadow intentó apartarle, pero no pudo.
- ¿Por qué lloras tu también? - le preguntó Shadow a Raios.
- Porque no soporto verte así. Yo también quiero saber qué te está pasando, pero no lo sé. Ojalá lo supiera a ciencia cierta.
- No llores. No quiero ser el culpable de ello.
- No puedo evitarlo. Eres lo más importante que tengo en este mundo.
A pesar de no poder soportar el contacto físico, Shadow besó a Raios. Y no fue un beso corto. Fue largo, con algún que otro mordisco en medio. Después de ese beso, Raios abrazó a Shadow y se tumbó en el suelo, mirando hacia el techo de la cueva.
- Raios... - dijo Shadow, intentando separarse del abrazo. Estaba incómodo con el contacto físico.
- ¿Me permites tenerte así cinco minutos más? - preguntó Raios.
Shadow miró a Raios, que seguía con los ojos clavados en el techo. Fue entonces cuando el Exceed se dio cuenta de todo el estrés por el que había estado pasando su esposo durante ese año. Él no era el único que sufría.
- Hasta que no pueda aguantarlo más - le contestó Shadow. Raios asintió, y se puso a acariciar el cabello del Exceed.
Media hora más tarde, Shadow mordió el brazo de Raios, haciéndole saber que ya no podía más. Raios le soltó, y Shadow se fue al otro lado de la cueva.
- ¿Te encuentras mejor? - preguntó Shadow.
- Sí... Mucho mejor.
- Bien. Buenas noches.
- Buenas noches, gatito.
Cada uno se tumbó a un lado de la cueva para dormir.
Las dos semanas siguientes fueron así. Dos o más atributos de los diferentes estados que Shadow había tenido durante el último año, sumados al no soportar que le tocaran, aparecían cada día de forma aleatoria. Incluso se convirtió en un niño uno de los días.
- ¡Raios! - gritó Shadow, mirándose en un escaparate.
- ¿Qué ocurre, Shadow?
- Soy como siempre, con el cabello negro. Creí que iba a tenerlo blanco, siendo un niño.
- Lo sé. Tienes el mismo aspecto que ese día que te emborrachaste y te transformaste inconscientemente.
- ¿De verdad? ¿Me veía así?
- ¿Qué opinas?
- Soy adorable.
- Lo sé.
- Nuestro hijo será adorable.
- Eso también lo sé. Porque tú eres adorable.
Shadow sonrió y fue con Raios. Inmediatamente, le cogió la mano. El único contacto físico que le permitía. Además, ambos estaban más tranquilos con eso.
Y el último día del doceavo mes llegó. Ese día fue el peor. Shadow se encontraba fatal, y no dejaba de vomitar. Ni siquiera pudieron moverse de la cueva en la que estaban.
- Siento mucho el día que te he dado, Raios - dijo Shadow, aún mareado, apoyando su cabeza en el brazo de su esposo.
- No te preocupes por eso. Estoy bien.
- Aún así... Ha sido horrible.
- ¿Quieres salir afuera a que te dé un poco el aire?
- Si...
Shadow se levantó y salió al exterior. Necesitaba respirar aire fresco. Vomitó un par de veces más antes de volver a entrar en la cueva.
- No ha ido bien...
- ¿Tienes hambre?
- No... Tengo sueño.
- Está bien. Descansa. Yo me encargo de todo.
Shadow se tumbó y se quedó dormido enseguida. Raios le imitó un par de horas después.
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