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#pensamientos irracionales
magneticovitalblog · 3 months
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SOLEDAD
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¿Te sientes solo/a con frecuencia? ¿Sientes que necesitas más amigos o más interacción social para sentirte mejor? Si es así, puede que te sorprenda descubrir que el mejor antídoto para la soledad no es necesariamente pasar más tiempo con gente. En este artículo, te explicaré por qué y cómo puedes superar ese sentimiento de vacío que te acompaña.
La soledad es una emoción que surge cuando percibimos una falta de conexión o de pertenencia a un grupo o a una persona. No está relacionada con la cantidad de personas que nos rodean, sino con la calidad de las relaciones que mantenemos. Por eso, podemos sentirnos solos incluso cuando estamos acompañados, si no nos sentimos comprendidos, valorados o queridos.
El problema de la soledad es que puede afectar a nuestra salud física y mental, incrementando el riesgo de depresión, ansiedad, estrés, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y otras dolencias. Además, la soledad puede generar un círculo vicioso, ya que nos hace más propensos a aislarnos, a tener pensamientos negativos y a rechazar la ayuda de los demás.
Entonces, ¿cómo podemos combatir la soledad? El primer paso es cambiar nuestra forma de pensar sobre nosotros mismos y sobre los demás. A menudo, la soledad se basa en creencias irracionales o distorsionadas que nos hacen sentir inferiores, indignos o incomprendidos. Por ejemplo:
Nadie me quiere ni me necesita.
Soy diferente a los demás y no encajo en ningún lugar.
No tengo nada interesante que aportar o compartir.
Si me acerco a alguien, me rechazará o me hará daño.
Estas creencias nos impiden establecer vínculos afectivos sanos y satisfactorios, y nos hacen sentir más solos. Por eso, es crucial cuestionarlas y reemplazarlas por otras más realistas y positivas. Por ejemplo:
Hay personas que me quieren y me necesitan, aunque no siempre lo demuestren.
Soy único/a y especial, y tengo cosas en común con otras personas.
Tengo muchas cualidades y habilidades que puedo ofrecer y desarrollar.
Si me acerco a alguien, puedo encontrar apoyo, comprensión y afecto.
Estas creencias nos ayudan a mejorar nuestra autoestima y nuestra confianza, y nos abren las puertas a nuevas oportunidades de relación. Pero no basta con pensarlas, también hay que actuar en consecuencia. Por eso, el segundo paso para superar la soledad es salir de nuestra zona de confort y buscar actividades que nos gusten y nos permitan conocer gente nueva.
No se trata de forzarnos a socializar con cualquiera, sino de encontrar personas afines con las que compartamos intereses, valores o experiencias. Para ello, podemos apuntarnos a cursos, talleres, voluntariados, clubes o grupos de ocio que nos motiven y nos diviertan. Así, además de disfrutar de nuestro tiempo libre, podremos hacer nuevos amigos o ampliar nuestro círculo social.
Pero tampoco debemos descuidar las relaciones que ya tenemos. A veces, la soledad se debe a que nos hemos alejado de nuestra familia, nuestros amigos o nuestra pareja por diversas circunstancias. En ese caso, el tercer paso para superar la soledad es recuperar el contacto con esas personas que nos importan y nos hacen sentir bien.
No es necesario que les contemos todos nuestros problemas o que les pidamos ayuda constantemente. Basta con que les mostremos nuestro interés y nuestro cariño, que les dediquemos tiempo y atención, que les escuchemos y les apoyemos. Así, podremos fortalecer los lazos afectivos que nos unen y sentirnos más acompañados.
En conclusión, el mejor remedio para la soledad no consiste precisamente en pasar tiempo con gente, sino en mejorar nuestra relación con nosotros mismos y con los demás. Para ello, debemos cambiar nuestras creencias negativas por otras más positivas, buscar actividades que nos gusten y nos conecten con personas afines, y cuidar las relaciones que ya tenemos. De esta forma, podremos superar ese sentimiento de vacío y llenar nuestra vida de sentido y felicidad.
Autor : @magneticovitalblog
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d-u-d-a-s-ss · 1 year
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Los pensamientos irracionales están ganando la batalla
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Por qué no rompemos cuando la relación ya no funciona
Cuando todo indica que la unión en pareja llegó a su final, terminar es la única decisión que parece lógica y correcta. Entonces ¿por qué no rompemos cuando la relación ya no funciona? ¿Qué nos hace seguir aferrados a algo que no tiene solución? Lo has intentado todo, pero ya nada es igual y no parece volver a serlo nunca.
Sin embargo, sigues ahí. Muchas veces, somos incapaces de tomar la complicada decisión de terminar de manera oficial una relación que ya está de plano acabada. Sobre todo, cuando ha sido una historia duradera en la que ha existido amor sincero. A continuación, te contamos cuál es la razón de que esto suceda.
Decir adiós y continuar la vida es la salida más sana, pero, en ocasiones, intentamos convencernos a nosotros mismos de que es algo circunstancial o acostumbrarnos a convivir con un problema que en un principio no existía.
Muchas personas pueden estar rodeándonos y viendo claramente que, en nuestro caso, lo mejor es finalizar la unión de pareja. No obstante, esta no es una decisión tan fácil ¿Por qué no rompemos cuando la relación ya no funciona? Existen diversas causas:
Hijos de por medio.
Culpa ante el fracaso.
Terror a lo desconocido.
Miedo a la confrontación.
Negación a perder lo invertido.
Preocupación por el juicio social.
Incertidumbre y expectativas aprensivas.
Falta de amor propio y temor a la soledad.
Temor a la pérdida y a la tristeza que puede causar.
En un vínculo deteriorado no se distingue entre la necesidad de poner fin y la posibilidad de arreglarlo.
Pensamientos irracionales, como el hecho de que te quedarás solo para siempre, nadie más te querrá, etcétera.
Cualquier ruptura implica una pérdida y es innegable que a todos nos causa dolor porque requiere darle un giro al volante y tomar un ritmo distinto. Uno de nuestros mayores miedos es el de arriesgarnos, pues hemos vivido una rutina durante mucho tiempo y fracturarla cuesta.
A veces, permanecemos con la otra persona por problemas de autoestima. “No importa que no me quiera, yo lo quiero y algún día él volverá a sentir lo mismo por mí”, se suele pensar. La ilusión de que algo puede llegar a ser diferente hace, incluso, que se tracen frustrantes planes de reconquista en los que se revela una fuerte falta de amor propio.
Una de las razones para explicar porqué no rompemos cuando la relación ya no funciona es “la aversión a la pérdida” o la dificultad para dejar ir lo invertido. El insistente pensamiento de que hemos apostado mucho nos limita a tomar la decisión de abandonar la lucha.
También influye el entorno social que nos rodea. El “¿qué dirán?” es poderoso. No solo tememos a fracasar, sino a que el resto lo vea. De esta manera, mantener las apariencias de una vida feliz y perfecta, en ocasiones, nos encadena.
Otra causa es la existencia de hijos y el temor a que con la ruptura les hagamos daño. Este factor puede hacer que un matrimonio viva por años sin tener intimidad y en un ambiente hostil que, irónicamente, tampoco le hace bien a los hijos.
Una relación no funciona cuando alguno de los dos, o ambos, pierde la motivación de continuar. A veces, nos embarga la duda, pero existen señales innegables, como las de la siguiente lista, de que la conexión tiene fecha de caducidad.
Desconfianza.
Falta de interés.
Ambiente hostil.
Ausencia de comunicación.
El sexo no es satisfactorio o no existe.
Se está mejor lejos de esa persona que en su presencia.
No aporta nada positivo o nos impide llevar a cabo tus planes de futuro.
Merecemos ser felices y, ante estas señales, es evidente que no lo somos y que hay algo que debemos cambiar. Por eso, cuando las identificamos, lo mejor es tomarlo como una oportunidad para aprender a caminar por sí mismo.
Ya sea porque su tiempo ya pasó o porque su continuidad terminaría siendo destructiva, hay momentos en los que la realidad dicta que pongamos fin a algo. Dejar ir, perdonar si es necesario, y seguir adelante es lo más importante para continuar con una vida sana.
¿Por qué no rompemos cuando la relación ya no funciona? Por costumbre, por miedo a perder, por el entorno social. Como ves, existen muchos factores para que esto suceda.
De cualquier forma, podemos enmascararlo o acostumbrarnos a las grietas, pero, en el fondo, sabemos que lo más sano es decir adiós. No es muy romántico, pero sí más fácil, comprender las razones del cerebro que las del corazón.
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ℜ𝔬𝔰𝔞🖤
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staaaardusts · 5 months
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Cartas en el baúl polvoriento: de mariposas y cicatrices.
En un rinconcito de nuestro ser, donde apenas la luz alcanza a filtrarse, se esconden las sombras de nuestras emociones, como criaturas misteriosas que susurran en la penumbra. Nos resistimos a escuchar, como si las voces de nuestro mundo interior fueran secretos cuidadosamente guardados, censurados. Pero, ¿de dónde surgen estas emociones que, como fantasmas, emergen sin previo aviso?
Nuestro universo emocional es como un laberinto de pasadizos secretos, poco explorado y aceptémoslo, algo abandonado. Nuestras emociones nos invaden como una marea imparable, dejándonos en la orilla de nuestra propia vulnerabilidad. En su núcleo yacen las huellas de antiguos amores y desamores. Como mariposas que revolotean alrededor de una llama, las emociones se ven atraídas por el resplandor de experiencias pasadas, enterradas en los pliegues de nuestra memoria. No son impulsos irracionales, sino más bien las huellas de amores que dejaron sus cicatrices como tatuajes en el alma.
Cada detonante, actúa como un cómplice incondicional de las emociones, despierta fantasmas dormidos. Pero, ¿por qué algunos encuentran las puertas más profundas de nuestro ser, mientras que otros solo rozan la superficie? La respuesta reside en las capas invisibles de nuestra psique, en los recuerdos enterrados y en esas promesas no cumplidas. 
Es claro, los recuerdos se han entrelazado con las emociones y, detrás de cada emoción, se esconde una historia encriptada, como un mensaje codificado en el tejido mismo de nuestro ser, como una mariposa atrapada en una red de pensamientos, aguarda la tan esperada herida ancestral. Estas heridas, tan antiguas como el tiempo, son las cicatrices de nuestras batallas internas. Tal vez, somos protagonistas de un cuento donde las heridas, como cicatrices invisibles, modelan el contorno de nuestra experiencia emocional.
En mi universo, cada emoción es un fragmento de un rompecabezas cósmico, una pieza que encaja en el tapiz de mi propia existencia. Mis emociones, lejos de ser impulsos sin sentido, se convierten en el lenguaje que conoce mi alma, un dialecto silente que solo aquellos dispuestos a explorar los rincones más oscuros de mi ser pueden comprender.
¿Alguna vez has explorado los rincones más oscuros de tu ser, donde las emociones son como cartas de amor guardadas en un baúl descuidado y polvoriento?. Solo ahí, en el eco de esas emociones, descubrimos que somos seres tejidos con hilos de encuentros y despedidas, una historia de amor constante entre nosotros mismos y el mundo que llevamos dentro.
-S.
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maryfortune · 6 months
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Boda
Y aquí el ultimo escrito de Catober. Y no me creo que lo haya conseguido. Aunque me disculpo si este no quedo tan bien. Como siempre tengo el síndrome de la idea de ultima hora. Al menos espero que lo disfrutéis.
Por cierto un aviso. Tumblr no tiene mas colores y es obligatorio que un personaje en concreto comparta color con Cato. Lo digo por si da a confusión.
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No se que estaba haciendo. Sabia que solo era una formalidad. Un papel no iba a cambiar, lo que sentía por Cato.
Pero ahí estaba unos minutos antes de entrar al palacete para mi boda. En silencio, mirando mi reflejo en un estanque que había en el jardín.
Mi cabello lila lo habían trenzado para hacerme una tiara con este y decorado con lavandas para sujetarlo. Había querido solo un maquillaje sutil rosado.
El vestido era dorado, me había negado a verme de blanco. Me hacia ver más pálida de lo que era. Este tenia mangas anchas y largas.
El cuello de este no cruzaba mas alto de los hombros, un corpiño en purpura, como los detalles de estrellas pequeñas que se veían por toda la tela.
La falda era larga aunque la parte de delante fuera corta para no sentir mis piernas en una jaula. Tenia unas botas y guantes a juego para esa ocasión. Aun seguía sin creerme que hubiera hecho aquella ropa para mi.
Estaba tan metida en mis pensamientos, que no sentí cuando alguien toco mi brazo. Me pegue un pequeño susto girándome, teniendo que bajar la mirada y ver un hombre de cabello oscuro y gafas trajeado.
Mi mente tardo unos segundos en reconocerlo como el Pa de Cato. Este me sonreía y yo intente devolvérsela quedando una sonrisa algo nerviosa.
-¿Sabes que con este vestido y tan a la vista es difícil esconderte?- Dice el hombre de en un tono cómplice. No pude evitar reírme, mientras seguía ajustando los guantes a la mano de forma nerviosa.
-No me escondía...solo pensaba.
-¿Sin decir nada a nadie?- Ahora me veía confusa.-Tu amigo fue a verte, al no verte en la habitación donde debías estar, empezó a buscarte por todo el edificio, mientras pregunta a mi hijo que te ha dicho.-Mi cara de espanto al oír eso no tuvo precio. Por el contrario el recién llegado mantenía la calma por los dos.-Me alegra ver que estés bien, aunque creo que ahora lo que necesitas es sentarte un momento.
Suspiro y nos sentamos en un banco que había cerca.
-Debería volver rápido, Cato debe estar asustado y el resto nerviosos.-Al decir eso veo como él saco el teléfono, escribió algo y luego guardo el teléfono.
-No te preocupes, ya le avise a mi esposo. Así tendrás un poco de tiempo para decirme porque has necesitado de repente estar sola.
Estuve unos segundos valorando la sugerencia antes volver a sentarme y empezar a hablar.
-Bueno, no es que quisiera estar sola…mas bien mis pies se movieron por su cuenta...yo...solo pensaba en mis padres.-Me costaba poder explicarme. Aunque Cato ya me lo había presentado no sabia como actuar ante él.
-Ahora que lo pienso no los he visto. ¿No vinieron?- No hizo falta que respondiera a la pregunta notando mis ojos ponerse vidriosos. Solo pudiendo decir:
-...No pueden venir...hace 2 años…
-Oh no, por favor no llores. Si lloras, llorare contigo. Y si volvemos llorando mi esposo y mi hijo les dará algo.-Al escucharle tan alarmado me provoco una risa.- Nadie me dijo nada.- El suspira y me mira.-Lamento tu perdida, debes quererlos.-Mi expresión se suavizo sintiendo una nostalgia.
-Mucho, aunque creo que no me di cuenta de cuanto hasta que paso...Sonara tonto pero me hubiera gustado que estuvieran aquí.-Suspiro con pesar.
-Los sentimientos no son tontos. Puede que irracionales, pero entiendo que nadie podrá sustituir o decir nada que pueda quitarte ese sentimiento. No los conozco, pero se lo que es ser padre. Y no tengo dudas, que si te vieran hoy. Estarían emocionados y orgullosos de ver a su niña en quien se convirtió. Estas preciosa y aunque te hayan dado a la fuga. Me alivia ver que mi hijo haya encontrado que lo ame tanto como el lo hace.-Sus palabras me conmovieron. Y no pude reprimir el abrazo. Sonó el teléfono que no era el mío.- Creo que ahora si que deberíamos volver. No me hace falta contestar para figurarme quien me esta llamando.
Mi yerno me ofreció la mano y yo se la di mientras íbamos de camino a la ceremonia.
-...Oliver, ¿te podría pedir un favor?...¿Me acompañarías al altar?...me haría ilusión que una de las personas que velaron por él me escoltaran...si te parece bien claro.
-Me encantaría.
No tardamos en llegar juntos a la sala que nos adjudicaron. Teníamos pocos invitados, Mati, Lydia y los padres de Cato. Casi se me escapa el corazón del pecho al ver a Cato.
Este tenia el cabello peinado hacia atrás. Llevaba puesto un traje negro, la corbata estaba floja seguramente porque estaba acalorado. La chaqueta estaba olvidada en alguna silla. Sentí una paz al cruzar miradas con los ojos celestes de Cato con expresión amorosa.
No se cuanto tiempo estuvimos así hasta que note a mi yerno tirando suave de mi brazo para que nos acercáramos.
Lo primero que hizo Cato al llegar fue agarrar mis dedos para besar el dorso de mi mano y dar inicio a la ceremonia sin que este soltara mi mano en ningún momento.
Me aliviaba notar a través de su mano que no era la única con los nervios a flor de piel.
Sinceramente no preste mucha atención a la funcionaria.
-Señorita
Entre en pánico quedándome muda sin saber que decir. Note el apretón de mi novio, el cual le mire de reojo. Este empezó a mover lentamente los labios para que los leyera.
- ¿Si quiero?-Escuche algunas risas al decirlo confusa no esperando que me hubiera quedado en las nubes tanto tiempo.
-Pues yo les declaro marido y mujer puede b...-la funcionaria suspiro al ver que no había terminado la frase y Cato no perdió el tiempo en dar aquel primer beso como casados.
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El convite fue mas entretenido. Lo habíamos hecho en un lugar que una vez me llevo Cato en una de nuestras citas.
Era al aire libre, era fácil de acomodar para colocar mesas, sillas y lo necesario para una fiesta pequeña.
Tomamos algo mientras conversábamos y sigo sin saber en que momento o como consiguió Cato llevarme de la zona de la fiesta a un lugar mas apartado.
Me tenia abrazado mientras estábamos sentados en el césped.
-Esto es todo lo que necesitaba poder abrazar a mi esposa.-Dice encantado mientras le miro.
-Eso ya lo hacías Cato.
-No, antes abrazaba a mi novia, ahora consiento a mi esposa.-Dice con toda la tranquilidad del mundo. Actualmente tenia a Cato sin la chaqueta, ni el chaleco, ni guantes, en algún momento voló la corbata, y se arremango la camisa hasta los codos.-¿Estas bien?-Le mire confusa ya que no entendía el porque de la pregunta.-Matías me dijo que no te encontraba. Y nadie sabia donde estabas.
Ahora era mi turno de explicarme. Aclare mi garganta mientras pasaba mis dedos por el dorso de una de las manos de Cato.
-Bueno, Cato ¿has visto cuando me pongo a pensar en algo muy fuerte que pasa?
-Deambulas sin rumbo por la casa sin mirar por donde vas.
-...si que miro...bueno ese no es el punto. Pues me puse a pensar tanto...que el edificio no fue suficiente y termine en el jardín. Lo demás te lo imaginas.
Cato empezó a reírse.
-No es gracioso, lo que me sorprendió es que no aparecieras corriendo.
-Si no hubiera estado Pa, seguramente habría pasado eso...¿En que pensabas?
-...En mis padres, estoy bien solo me puse nostálgica. Además tu Pa fue muy amable al salir a buscarme y luego escucharme...-Le agarro de las mejillas mientras sonrió.-Cato estoy bien.-Aun diciéndole eso me dio un beso en los labios.-Deberíamos volver a la fiesta.
-No hace falta, seguro que ni lo notaran.-Le alce la ceja mientras hacia un gesto en las manos señalando el vestido dorado.
-Cato puedes mirarme y en serio pensar eso.
-Dulzura, si te miro ahora, solo pienso en tres palabras “noche de bodas”.-Me rio mientras le pego en el hombro.
-Eres incorregible...Esposo.
Llamo la atención de Cato. Tener su mirada sobre mi siento que se ocurre decir mil cosas que se atropellan en mi cabeza.
Suspiro antes de hablar. Tomando las manos de Cato para calmar mis nervios todo el rato desviando la mirada a todos lados menos hacia el.
-¿Sabes que te amo Cato, no? Quiero decir se que siempre te lo intento mostrar pero creo que no te lo digo tanto...No es que no lo sienta...y no se porque me cuesta. Pero si el simple hecho de haberme casado lo cual creía imposible no fuera prueba suficiente...me importas. Me haces muy feliz el estar contigo, da igual que sea viendo películas, durmiendo juntos o aunque simplemente estemos en la misma sala. No se porque me pongo muy feliz cuando sonríes. Y bueno yo…
No pude seguir hablando por el beso intenso que me dejo sin palabras, acompañado de un abrazo aferrándose como si fuera a irme. Noto como simplemente acaricia mi cabello mientras escucho su voz en mi oreja.
- Dulzura, ¿Qué haré contigo?
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Bueno hasta aquí el ultimo escrito del Catober. Nada quise darle una sorpresa al creador del este juego que a tantos nos esta gustando.
Espero que le guste, fue muy divertido esto. Ahora si me disculpan iré a descansar.
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Del cuaderno... (IX)
ESCRITURA VIVA
La escritura manual tiene vida propia. Tiene la vida de la mano de quien la conduce y guía. Posee memoria biológica, y con ella tiembla y palpita. Todo cuanto fluye por la punta del útil de escribir surge del remoto hontanar —la fuente primera— de quien va trazando los grafismos en la página. La palabra manuscrita es viva inteligencia; inspiración gobernada por el timón de la experiencia que en las carnes del escritor ha ido dejando, durante los lustros y las décadas, su inmarcesible impronta.
[06-07/02/24]
ANXIETY PRODUCTIONS
Hay días de ansiedad y días de nerviosa fatiga y cansancio extraño, a medio camino entre el físico y el psíquico, en que te pones por la tarde aquí delante —¡qué de annapurnas de trabajo inacabado!— y sientes que de pronto te derrumbas. Quizá no descansaras bien anoche. O tal vez sea el peso de tantos recuerdos que preferirías desterrar de tu memoria: todas esas cosas que hiciste, «odiando en cada momento lo que hacías», como en “Coney Island Baby” dice Lou Reed (una de cuyas productoras se llamaba —siempre me pareció un nombre inmejorable— ANXIETY PRODUCTIONS). La verdad es que con el paso de los años la acumulación de desechos experienciales es realmente excesiva, hasta el punto de llegar a hacerse insoportable.
En tesituras como esta me pongo a peinar internet —¡qué gran cubo de desperdicios en sí mismo!— en busca de información sobre la ansiedad, el miedo, los ataques de pánico, los síndromes de angustia. «Quizá su problema se manifieste en forma de delirantes pensamientos irracionales, que le gritan en el interior de su cabeza, y sienta usted que de un momento a otro va a volverse loco, o que se va a morir, de forma horripilante y dolorosa, en breve plazo». No lo sé. Dios mío, no lo sé. Uno a veces se postraría de hinojos ante su propia mente para suplicarles a sus desvaríos clemencia, un respiro, cinco minutos o cinco horas de cuartel.
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Fritz Lang dirigió en 1945 una película, en España titulada Perversidad, en la que uno de sus protagonistas es condenado a la pena capital por un crimen que no ha cometido. En un determinado momento de la historia, cuando al pobre desgraciado le llega su hora, se lo llevan pataleando por un largo y desangelado pasillo hacia la silla eléctrica, y el tipo va emitiendo unos espantosos gritos desgarradores, en desesperada petición de misericordia, y repitiendo: «¡Díos mío! ¿No puede nadie sacarme de aquí?» (en realidad en inglés dice “Won’t someone give me a break?”; «¿No puede alguien darme cuartel?»). Esa secuencia de Lang pone los pelos de punta; y así me siento yo cuando descienden sobre mí estos ataques de ansiedad. Luego…, escribo un poco y se me quita. Pasa el jamacuco. Solo se oye en el silencio el tictac del reloj, seguido instantes después por los acostumbrados retumbos del vecino de arriba, que por una vez —nunca hay mal que por bien no venga— casi son de agradecer.
[16/02/24]
VUELVE EL CANTOR
Han vuelto los mirlos al parque. Hoy en mi paseo vespertino he oído cantar a un par de ellos, desde la copa de un plátano el primero, y luego uno segundo, emboscado entre el ramaje pelado de un negrillo. Al volver por la Ventilla cantaba un tercero, como acompañando la magnífica puesta de sol que incendiaba de ocre, púrpura y naranja el cielo del oeste de Madrid. Estos hechos me han llenado el corazón de felicidad. Ya había empezado yo a pensar, en los últimos tiempos, que los mirlos nos habían abandonado para siempre. El bello cantor de color azabache y pico ambarino es migrador parcial, según los manuales de aves; pero nunca lo había echado de menos durante tanto tiempo (nunca lo había echado de menos en absoluto, porque toda mi vida, en latitudes occidentales e incluida entre ellas Inglaterra, jamás había dejado su música de acompañarme). No sé qué haría si alguna vez faltaran definitivamente los dulces y melódicos gorjeos del mirlo; sobre todo teniendo en cuenta la alarmante invasión, que desde hace lustros padecemos, de cotorras argentinas, a las que ahora —para colmo— se ha empezado a sumar la cotorra de Kramer.
Como siempre me he sentido en particular sintonía con el ritmo de los motores de la tierra, me gusta pensar que los mirlos han retornado al vecindario en respuesta a las llamadas de mi escritura; permítaseme esa pequeña veleidad poética, que es como un azucarillo de terrosa variedad morena añadido al café de mi estado de ánimo. Puedo seguir escribiendo un poco más tranquilo.
Yo, permanente «insatisfecho ontológico», soy hombre que en el terreno práctico se conforma con poco; si «poco» puede decirse que sea el canto de los pájaros.
[18/02/24]
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piensoenversos · 2 years
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Estaba ocupado;
pero no de una manera que la mayoría de la gente entienda.
Estaba ocupado tomando aire profundamente para recobrar aliento.
Estaba ocupado silenciando pensamientos irracionales.
Estaba ocupado calmando un corazón acelerado.
Estaba ocupado diciéndome a mí mismo que estoy bien.
A veces, esto es lo que me tiene tan ocupado-
y no me disculparé por ello.
— Brittin Oakman
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thecanvasofmadness · 2 years
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Que no se olvide lo importante, que no se haga a un lado lo esencial. Todos somos importantes y tenemos mucho que aprender de cada uno de nosotros. No nos perdamos de la oportunidad que es conocernos. Hagamos a un lado nuestros prejuicios, nuestras ideas irracionales, nuestras creencias arcaicas y pensamientos negacionistas. Somos humanos y todos tenemos algo que ofrecerle al mundo. Ojalá sea más grande la apertura y menos la cerrazón, que este mundo lo que necesita es compasión, aceptación y hermandad. Basta de tanta envidia, de tantos celos, de tanta separación. Vivimos y respiramos bajo el mismo cielo de un solo planeta, ¿por qué nos aferramos a la ignorancia que da la confusión entre lo que es y lo que solo es un trazo tonto de imaginación?
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anngelesuribe · 1 year
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Tengo esa sensación de que todo el mundo me va a dejar de querer si defiendo lo que soy naturalmente.
Es una sensación de falta de control de decir que un día van a despertar y me voy a convertir en eso que nadie quiere en su vida, que en cualquier momento se van a dar cuenta que cualquier otra persona es mucho mejor que yo. No es una falta de amor propio ni de auto valoración, es una sensación de sentirse poca cosa todo el tiempo, que nunca digo las palabras correctas, que nunca me comporto de manera correcta, que no me visto de manera correcta, que mis tatuajes, que mi cabello, que nada de mi, encaja en los protocolos necesarios para que me presumas, que no soy ese tipo de chica que le presentas a tu mamá, a tus amigos, no soy esa chica que necesita romanticismo, valentía, cuidados y me molesta aun más saber que no tengo razón y aun así mirar a mi alrededor y saberme juzgada, desplazada o reemplazable.
Mi terapeuta me explicó que estos son solo pensamientos intrusivos generados por mi ansiedad. Que son solo temores (irracionales) de saber que siempre va a haber algo que me falte a mi y a millones de personas les sobren. Un centímetro en las zapatillas o unos dedos limpios a la hora de comer y no es porque crea que así son las cosas realmente, esto se debe por el único hecho de no tener alguien más que a mi, para defenderme, aunque sea de mi misma.
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Estoy aprendiendo a controlar mis pensamientos irracionales, a luchar contra autosabotearme.
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magneticovitalblog · 11 months
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Los celos y 8 técnicas para tratarlos
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Los celos son un sentimiento complejo que generalmente se experimenta cuando hay una percepción de amenaza o inseguridad en una relación interpersonal.
Los celos o síndrome de Otelo, son una respuesta sentimental natural y adaptativa en ciertas circunstancias, pudiendo surgir en relaciones románticas, amistades o incluso en el ámbito laboral.
Los celos pueden surgir en diferentes tipos de relaciones, como amistades, relaciones de pareja o incluso entre hermanos.
Los celos normales se caracterizan porque el estado emocional negativo es transitorio, de intensidad baja o moderada, sucede de forma infrecuente, y la persona afronta de forma adecuada y razonable la posible “amenaza” detectada (por ejemplo, distraerse y no darle importancia, comentarlo con la pareja, etc.).
Estos celos moderados funcionan como una respuesta anticipadora que previene o intenta prevenir la posible pérdida de la pareja, y en ese sentido pueden incluso tener una función positiva. Por ejemplo, ayudan a establecer las reglas básicas entre los miembros de la pareja. Cuando estos celos se expresan en el contexto de una relación de confianza, y son infrecuentes, pueden llevar a demostrar y sentir la interacción con la pareja como más positiva.
Los celos se desencadenan por el miedo a perder a alguien o a ser reemplazado por otra persona.
Pueden surgir debido a diversas situaciones, como
el éxito o la admiración recibida por parte de otros
la atención que se presta a otra persona
los contactos con amigos del sexo opuesto
Los celos incluyen un conjunto de sentimientos dolorosos (miedo, rabia, humillación, ansiedad o tristeza) ante la amenaza (real o imaginada) de perder a la persona amada o la posición afectiva ante dicha persona.
Los celos se manifiestan no sólo a nivel emocional, sino que se acompañan de pensamientos negativos (“seguro que está tonteando con alguna”, “ya no le resulto atractiva”, etc.) y pueden llevar a conductas vigilantes e intrusivas (por ejemplo, revisar su móvil, redes sociales, etc.) e incluso hostiles.
Las personas que experimentan celos pueden manifestar conductas como
el control
la agresión emocional o física
la vigilancia excesiva
los interrogatorios constantes
Cuando los celos son excesivos, persistentes o irracionales, pueden convertirse en un problema y afectar negativamente nuestras vidas y relaciones.
Para gestionar los celos, es importante trabajar en la autoestima y la confianza en uno mismo.
Es fundamental aprender a confiar en la otra persona y en la fortaleza de la relación.
La comunicación abierta y honesta también desempeña un papel crucial. Expresar los sentimientos y preocupaciones de manera calmada y respetuosa puede ayudar a abordar los celos de manera constructiva.
Estos son algunos indicadores de celos excesivos:
Actitud de desconfianza hacia la pareja que no está justificada (p. ej., no ha dado pie a sospechas ni se la ha pillado en nada).
Celos intensos y frecuentes, experimentándose mucha angustia.
Conductas de control (p. ej., registra sus cosas, revisa el móvil y sus redes sociales, etc.).
Enfados injustificados u hostilidad previa (verbal o física) al sentir celos.
Ideas muy rígidas y sexistas sobre el papel del hombre y de la mujer en una relación.
No se respeta el individualismo de la otra persona (sus hobbies, sus amistades, etc.) y se intentan eliminar de su entorno.
Se ve a la pareja como una posesión.
Nuestra pareja tiene celos excesivos si…
Controla nuestros movimientos con llamadas telefónicas repetidamente para saber dónde estamos y cuándo llegaremos. Incluso si ya hemos explicado con anticipación dónde estaríamos.
Discusiones frecuentes sobre nuestra relación con nuestras amistades y familiares. Nuestra pareja quiere que compartamos menos tiempo con ellos para estar los dos solos.
Nuestra pareja comenta y critica nuestra manera de vestir y gustos. Especialmente aquellos que son diferentes de los suyos.
Nos revisa continuamente el móvil u ordenador.
Tiene celos de nuestros compañeros de trabajo, jefes y sospecha de cualquier reunión laboral que tengamos.
Los celos son el tema principal de cada conversación y rato juntos.
Desaprueban lo que nos gusta.
Nos hace chantaje emocional y juega con nuestros sentimientos “estoy así por tu culpa”.
Coquetea con otras personas para hacernos daño o llamar nuestra atención.
Nos sigue.
Todas estas acciones de control y de presión son para calmar su malestar, porque no soportan la idea de poder ser personas abandonadas, engañadas y traicionadas. Finalmente, los controles, las acusaciones o sus silencios tensos que son insoportables.  
Cada persona es responsable de sus propios sentimientos y emociones.
Aprender a afrontar los celos implica reconocer que los sentimientos de inseguridad no siempre están fundamentados en la realidad y que la posesión o el control excesivo pueden dañar la relación.
El tratamiento de los celos varía en función de la gravedad y de las circunstancias de cada persona.
Algunas técnicas de tratamiento serían las siguientes:
Comunicarnos abiertamente con nuestra pareja o con la persona involucrada en los celos. Expresemos nuestros sentimientos con calma y respeto, evitando culpar o atacar a la otra persona. Ello ayudará a aclarar malentendidos y establecer límites y acuerdos mutuos.
Desarrollemos una mayor conciencia de nuestros sentimientos y pensamientos. En contra de lo que muchas personas creen los celos no son un síntoma de amor hacia la pareja, más bien implica una debilidad, falta de autoestima que nos hace sentir peligro, intenta controlar enormes ansiedades internas acerca de no ser suficientemente valioso, atractivo, querido o deseable para nadie más. Esa inseguridad probablemente esté relacionada a sentimientos de adecuación, una severa autocrítica, una autoestima muy baja y, en los casos excesivamente tormentosos o patológicos, a delirios de naturaleza paranoica. Reflexionemos sobre nuestras propias inseguridades y temores subyacentes que pueden estar contribuyendo a los celos. Intentemos entender qué nos hace sentirnos amenazados o inseguros en una determinada situación.  Celos… ¿de qué? Si sentimos celos preguntémonos ¿De qué tenemos celos? ¿Qué es lo que está haciendo que nos sintamos así? Si esos celos van dirigidos hacia una persona en concreto o hacia otras personas en general. Si surgen cada vez que se repite la misma situación, o una parecida, etc.
Pensemos que las relaciones son algo libre, nadie puede obligar a nadie a estar con quien no desee estar.
Practiquemos la relajación y la gestión del estrés, para rebajar los niveles de estrés y ansiedad.  
Psicoeducación sobre los celos. Muchas personas tenemos ideas sobre el amor y las relaciones de pareja que pueden considerarse erróneas, por ejemplo, “si de verdad me quieres, tendrás celos (más cuanto más me quieras)” o “una persona puede quererme y al mismo tiempo hacerme sufrir y tratarme mal”. Los celos implican desconfianza hacia la persona amada que puede deteriorar la relación. Además, en todas las relaciones personales existe la profecía autocumplida: las personas sobre las que tenemos mucha influencia tienden a comportarse según lo que pensamos de ellas. Tener la expectativa de que tu pareja te será infiel aumenta las probabilidades de que esto pueda suceder, pues tu pareja acabará cansada de tu desconfianza y de los conflictos contigo. En cambio, creer de verdad que lo vuestro funcionará y confiar de corazón aumenta las probabilidades de un buen resultado.
Trabajemos nuestra autoestima y la autoaceptación. Reconozcamos nuestras cualidades y logros, y trabajemos en el amor propio y la confianza en nosotros mismos.
Terapia individual para identificar y cambiar los patrones de pensamiento negativos y distorsionados que fomentan los celos; así como desarrollar habilidades de afrontamiento saludables y a mejorar nuestra autoestima. Se trata de desarrollar la aceptación de nuestras emociones y aprender a comprometernos con conductas constructiva, para los celos no nos controlen. El objetivo no es eliminar por completo los celos, sino aprender a vivir con ellos de manera saludable.
Terapia de pareja en caso de que los celos afecten nuestra relación de pareja, para aprender a comunicarse de manera efectiva, mejorar la confianza y trabajar juntos para abordar los celos y fortalecer la relación.
En términos psicológicos, los celos suelen estar relacionados con
La autoestima: cuando es baja o existen inseguridades personales propician experimentar celos, ya que podemos temer perder a la persona amada o sentirnos amenazados por la atención que otra persona recibe.
La inseguridad
La confianza
Los patrones de apego. Las personas con un estilo de apego ansioso, es decir, que tienden a preocuparse y dudar de la disponibilidad emocional de su pareja, suelen ser más propensas a experimentar celos. Las personas con un estilo de apego evitativo, que tienden a evitar la intimidad emocional, suelen sentir celos para protegerse o mantener el control en la relación.
En algunos casos, los celos pueden ser un indicador de problemas más profundos, como la falta de confianza o experiencias pasadas dolorosas.
El origen de los celos no siempre es evidente y pueden verse influidos por muchos factores, tales como:  
Baja calidad de la relación de pareja en la que no existe confianza o habilidades para abordar adecuadamente estos temas.
Experiencias familiares infantiles que nos llevaron a establecer un tipo de apego inseguro/ambivalente con las figuras de apego.
Historias de engaño en relaciones pasadas que lleva a tener una actitud de desconfianza en la relación actual.
Inseguridad personal y baja autoestima (p. ej., no creer que seas lo suficientemente bueno para tu pareja).
Miedo a la traición, miedo al abandono, miedo a la soledad.
Nuestra pareja nos informó de sus aventuras amorosas previamente a estar con nosotros y nos haya creado inseguridad.
Sistema familiar donde vivimos sentimientos de rechazo y abandono que no persiguen en la edad adulta.
Somos personas con tendencia a construir relaciones de dependencia emocional, donde no nos sentimos capaces de realizar y estar satisfechos con nuestra vida.
Somos personas miedosas y desconfiadas.
En estos casos, puede ser útil buscar el apoyo de un psicólogo, online o presencial, quien puede ayudar a abordar las causas subyacentes de los celos y brindar estrategias específicas para manejarlos de manera saludable.
Tal es el caso de la celotipia, también conocida como trastorno delirante de celos, que es un trastorno psicológico caracterizado por una preocupación excesiva y obsesiva por la infidelidad de la pareja, a pesar de la falta de evidencia concreta de dicha infidelidad.
Las personas con celotipia suelen interpretar de manera errónea las acciones y comportamientos neutrales de su pareja como pruebas de su traición.
Si sufrimos celotipia podemos tener pensamientos y sospechas persistentes de infidelidad, que a menudo no se ajustan a la realidad. Estos celos extremos pueden causar problemas significativos en las relaciones personales y sociales, así como angustia emocional para la persona afectada y su pareja.
La celotipia es un trastorno psicológico y no debe confundirse con la preocupación y el malestar normales que pueden surgir en una relación de pareja.
Los celos delirantes pueden tener en su origen un problema orgánico (p.ej., demencia), abuso de sustancias o alcohol, o presencia de trastornos psicológicos graves como problemas psicóticos o trastorno obsesivo-compulsivo.
La frecuencia de la celotipia en la población en general no está claramente establecida, ya que las personas que la experimentan pueden no buscar tratamiento o pueden no estar diagnosticadas. Sin embargo, se considera que la celotipia es un trastorno poco común en comparación con lo que llamaríamos celos normales. A menudo, se asocia con otros trastornos psicológicos, como la paranoia y los trastornos delirantes.
El tratamiento para la celotipia generalmente implica una combinación de psicoterapia y, en algunos casos, medicación con antipsicóticos.
post de Christian Cherbit https://christiancherbit.com/
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d-u-d-a-s-ss · 2 months
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Mi cerebro me hace pensar que vomitando pararán las crisis, me grita que dejaré de sentirme vacía y rota, me hace sentir las sensaciones de mi garganta lastimada de tanto vomitar, como una persona que está en rehabilitación y fantasea con los efectos de su droga favorita, algo recorre mi cuerpo y facilita todo, siento los hormigueo en mis piernas que me recuerdan la sensación de ese primer día que descubrí que haciéndome daño podía liberarme, es como un camino a la calma que se ilumina y te promete cosas hermosas
Lo único que me ha ayudado a ganarle a esas sensaciones cada que vienen es escribirlo aquí, siento que trazo un compromiso conmigo misma, un recordatorio, una promesa, es mi manera de volver racional todos los pensamientos irracionales, llevo mucho tiempo siendo más fuerte que mi cabeza y hoy también podré
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Autoestima
La baja autoestima puede afectar casi todos los aspectos de la vida. Puede tener repercusión en las relaciones, el trabajo y la salud. Sin embargo, puedes aumentar tu autoestima si sigues algunos consejos de asesoramiento en salud mental.
Considera seguir estos pasos, basados en la terapia cognitivo conductual.
1. Reconoce las situaciones que dañan la autoestima
Piensa en las situaciones que parecen bajar tu autoestima. Estas son algunas situaciones comunes que podrían provocar esto:
Una presentación en el trabajo o en la escuela
Una crisis en el trabajo o en el hogar
Un problema con un cónyuge, ser querido, compañero de trabajo u otro contacto cercano
Un cambio de roles o acontecimientos de la vida, como quedarse sin empleo o que un hijo se vaya de casa
2. Sé consciente de tus pensamientos y creencias
Una vez que sepas qué situaciones afectan tu autoestima, presta atención a tus pensamientos al respecto. Esto incluye lo que te dices a ti mismo (diálogo interno) y cómo ves las situaciones.
Tus pensamientos y creencias podrían ser positivos, negativos o neutrales. Podrían ser racionales, basados en la razón o en los hechos, o podrían ser irracionales, basados en ideas falsas.
Pregúntate si esas creencias son verdaderas. ¿Hablarías de ellas con un amigo? Si no hablarías de ellas con otra persona, tampoco lo hagas contigo.
3. Cuestiona los pensamientos negativos
Tus pensamientos iniciales podrían no ser la única manera de considerar una situación. Pregúntate si tu visión se corresponde con los hechos y la lógica o si existe otra explicación.
Ten presente que puede ser difícil reconocer errores en tu forma de pensar. Los pensamientos y las creencias que tenemos desde hace mucho tiempo pueden parecer hechos, aunque sean opiniones.
También observa si tienes los siguientes patrones de pensamiento que desgastan la autoestima:
Pensamiento todo o nada. Esto incluye ver las cosas como totalmente buenas o totalmente malas. Por ejemplo, puedes pensar: "Si no tengo éxito en esta tarea, soy un completo fracaso".
Filtros mentales. Eso significa que piensas solo en lo negativo y te estancas en eso. Esto puede distorsionar la visión que tienes de una persona o una situación. Por ejemplo: "Cometí un error en ese informe y ahora todos se darán cuenta de que no sirvo para el trabajo".
Convertir lo positivo en negativo. Esto puede incluir rechazar los logros y otras experiencias positivas, insistiendo en que no cuentan. Por ejemplo: "Solo me fue bien en ese examen porque fue muy fácil".
Sacar conclusiones apresuradas y negativas. Quizá tiendas a llegar a conclusiones negativas con poca o ninguna evidencia. Por ejemplo: "Mi amiga no respondió mi mensaje de texto, así que debo de haber hecho algo que la enojó".
Confundir sentimientos con hechos. Es posible que confundas tus sentimientos o creencias con los hechos. Por ejemplo: "Me siento un fracaso, entonces debo ser un fracaso".
Diálogo interno negativo. Te subestimas. Quizá te menosprecias o te burlas de tus defectos. Es posible que digas, por ejemplo: "No me merezco nada mejor".
4. Modifica tus pensamientos y tus creencias
Ahora reemplaza tus pensamientos negativos o incorrectos con otros que sean positivos y reales. Prueba estas estrategias:
Utiliza afirmaciones esperanzadoras. Sé amable contigo y date ánimo. En lugar de pensar que una situación no saldrá bien, concéntrate en lo positivo. Dite a ti mismo: "Aunque sea difícil, puedo hacerlo".
Perdónate a ti mismo. Todos cometemos errores, pero los errores no reflejan de manera permanente lo que eres como persona. Son momentos en el tiempo. Puedes decirte: "me equivoqué, pero no por eso soy una mala persona".
Evita usar afirmaciones con "debo" y "debería". Si ves que tus pensamientos están llenos de estas palabras, es posible que te estés imponiendo muchas exigencias. Trata de eliminar estas palabras de tus pensamientos. De esa manera, podrías tener una perspectiva más sana de lo que puedes esperar de ti.
Concéntrate en lo positivo. Piensa en las partes de tu vida que están bien. Recuerda las habilidades que utilizaste para afrontar dificultades.
Considera lo que has aprendido. Si fue una experiencia negativa, ¿qué cambios puedes hacer la próxima vez para obtener un resultado más positivo?
Reconsidera los pensamientos que te hacen sentir mal. Considera los pensamientos negativos como si fueran señales para intentar patrones novedosos y saludables. Pregúntate: "¿Qué puedo pensar y hacer para que esto me resulte menos estresante?"
Date aliento. Reconoce tus méritos por hacer cambios positivos. Por ejemplo: "Mi presentación tal vez no salió perfecta, pero mis colegas hicieron preguntas y participaron. Eso significa que logré mi objetivo".
También podrías intentar seguir estos pasos, basados en la terapia de aceptación y de compromiso.
1. Identifica las circunstancias o situaciones problemáticas
Piensa nuevamente en las circunstancias o situaciones que parecen bajar tu autoestima. Luego, presta atención a los pensamientos que tienes sobre ellas.
2. Toma distancia de tus pensamientos
Repite muchas veces tus pensamientos negativos. El objetivo es tomar distancia de las creencias y los pensamientos automáticos para observarlos. En lugar de intentar cambiarlos, aléjate de ellos. Date cuenta de que no son más que palabras.
3. Acepta tus pensamientos
En lugar de resistirte o sentirte abrumado por los pensamientos o sentimientos negativos, acéptalos. No tienen por qué gustarte. Solo permítete sentirlos.
No es necesario controlar ni cambiar los pensamientos negativos, así como tampoco actuar de acuerdo a ellos. Intenta disminuir el poder que tienen sobre tu comportamiento.
Estos pasos pueden parecer extraños al principio. Sin embargo, estos se volverán más fáciles con la práctica. Reconocer los pensamientos y las creencias que contribuyen a que tengas una baja autoestima te permite cambiar la manera de percibirlos. Esto te ayudará a aceptar tu valor como persona. A medida que aumenta tu autoestima, es probable que también aumente la confianza y la sensación de bienestar.
Además de estas sugerencias, recuerda que mereces una atención médica especial.
Asegúrate de hacer lo siguiente:
Cuidarte. Sigue las pautas de buena salud. Trata de hacer ejercicio por lo menos 30 minutos diarios la mayoría de los días de la semana. Consume muchas frutas y verduras. Limita los dulces, la comida chatarra y las grasas saturadas.
Haz actividades que disfrutes. Comienza haciendo una lista de las cosas que te gusta hacer. Intenta hacer algo de esa lista todos los días.
Dedícales tiempo a las personas que te hagan feliz. No pierdas el tiempo con personas que no te tratan bien.
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ℜ𝔬𝔰𝔞 🖤
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summerprivatediary · 8 months
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A veces me cuesta saber quien soy, soy demasiadas cosas cambiantes.
Sé que no soy mi trastorno de personalidad limite, que es un trastorno solamente, pero me impulsa a hacer cosas que no quiero.
Sé que no soy mi depresión, pero me hace boicotearme.
Sé que no soy mi ansiedad, pero me hace sobrepasar.
Sé que no soy mi bipolaridad, pero me hace no controlar mis propias emociones y desgastarme mentalmente.
Sé que no soy mi bulimia, pero no puedo respetar mis propios limites.
Sé que no soy mis pensamientos en bucle, ni mis comportamientos irracionales, ni mi accionar impulsivo, ni mi desconexión con el mundo real. Sé que no soy y estoy cuidando lo que quiero ser, porque llevando encima tanta carga es difícil saber que quiero ser.
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hola-insomnio · 2 years
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No te escribí esperando una respuesta, te escribí esperando a que supieras lo que hay dentro de mi corazón y de mi cabeza, que sepas que ahí dentro estás tú.
De amor y otros pensamientos irracionales.
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serenatsukino93 · 8 months
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Tal vez este grupo de investigadores españoles consiga comercializar una fórmula contra el miedo más efectiva que las ya existentes, pero, aún conquistando el reto, no debemos esperar un medicamento “mágico” capaz de liberarnos por completo de un cuadro de ansiedad, depresión ó Toc. La recuperación de toda afección psicológica, requiere del esfuerzo y la constancia del afectado.
Bien sabemos que el miedo, le resulta útil al ser humano sólo como defensa ante un peligro real. Sin embargo, cuando se origina por causas irracionales y es experimentado sin necesidad, no tiene más objeto que el de hacernos daño.
La neurosis obsesiva se nutre de estos miedos irracionales para existir. Por ejemplo, nos causa miedo una situación imaginaria negativa ó ideas repetitivas, (también de carácter negativo), que reaparecen una y otra vez...
Este es el primer error que comete el afectado por Toc: confundir imaginación con realidad; el segundo, suele ser no saber gestionar el miedo que le produce.
En ausencia de miedo, realmente no concibiríamos la afección. Simplemente, no existiría.
Por este motivo resulta tan importante para un “tocado”, aprender a superarlo.
¿Cómo podemos, pues, vencer el miedo que nos produce una obsesión?
Entendiendo qué es, por definición, una obsesión: se trata siempre y en todos los casos de Toc, (sin excepción), de una idea IRREAL y negativa que aparece de forma repetitiva en nuestra mente en contra de nuestra voluntad.
Se aparece SÓLO porque estamos afectados por un cuadro de Toc que ataca precisamente, a nuestros puntos más débiles. (No hay nada más de cierto en ellas).
Por ejemplo, imaginaremos que puede llegar a suceder aquello que más miedo nos produce, (“¿y si pasa tal cosa porque yo hago o dejo de hacer ésto?”), ó se nos aparecerá una idea que nos de miedo poder llegar a pensar o sentir en la vida real. A modo de pensamiento ó imagen, esta obsesión se colará en nuestra mente, imponiéndose, como si fuera un impulso y nosotros nos la atribuiremos como propia porque parece tan real como este texto.
Pero NINGUNA obsesión se va a materializar en la vida real ni NINGUNA obsesión, (por real que parezca), es pensada, sentida, creída ni deseada por nosotros si no que tan sólo temida y, en consecuencia, sufrida.
Por eso, comprendiendo primero, y aceptando después, la falsedad de las obsesiones, será relativamente sencillo perderles el miedo y poder combatirlas.
A medida que nos vayamos enfrentando a ellas y al miedo irracional que nos producen a través de su identificación como falsas, podremos ir rompiendo el círculo vicioso de la rumiación, (análisis mental), y la compulsión, (actos físicos de comprobación, evitación...)Por desgracia, hay muchas personas que deciden “vivir así”, pierden la confianza de que tal vez pueda existir algo mejor para ellas, se conforman y abandonan la lucha. ¡No!!! Yo siempre le ruego al afectado que no se conforme nunca si no es con la mayor mejoría que pueda obtener y sólo sabrá cuál es si confía en que la recuperación es posible y continúa la batalla utilizando todas sus armas y poniendo todas sus fuerzas..
Cuando somos niños, tenemos una capacidad de esfuerzo asombrosa, sin embargo, con el paso de los años, la perdemos.
Si pudiéramos recordar cuánto nos costó aprender a entender el lenguaje y a hablarlo, cuánto esfuerzo nos llevó aprender a leer y a escribir, (incluso a caminar)...Cuando la opción era esforzarse sí ó sí y todos lo logramos.
Esa capacidad de esfuerzo la tenemos todos pero debemos despertarla. Hay una frase que resumiría bien esta idea, (a mí me encanta): “un barco está seguro en el puerto pero no es para lo que está hecho”.
Un barco puede navegar y una persona puede lograr cosas increíbles con ESFUERZO Y VOLUNTAD.
Sacarnos una carrera, aprender un idioma nuevo o a tocar un instrumento musical; recorrer 19 kilómetros diáriamente durante un año ó adelgazar 5 kilos y mantener el peso el resto de nuestra vida son cosas que se pueden hacer, ¿verdad?
Si realmente las deseamos, mediante el esfuerzo, las conseguimos.
Con la recuperación de un cuadro de Toc de años de evolución, sucede lo mismo.
Una vez conocemos cómo funciona la afección y cuál es su tratamiento de elección, sólo nos queda recibirlo y poner todo de nuestra parte para superarla, (sin concesiones ni reservas).
Debemos superar el miedo apelando a nuestra inteligencia y a nuestro sentido común, (no a nuestro esquema mental “viciado”después de tantos años de confusión). Nuestro propósito es liberarnos de un problema que encuentra su solución en el positivismo, (es decir, en la confianza de que es posible lograr una recuperación), y en la capacidad de esfuerzo que todos demostramos poseer desde que somos pequeños.
“Ser valiente no significa no sentir miedo. Ser valiente implica reconocer sentir miedo pero lograr superarlo para poder seguir delante”
“Cuando perseguimos la derrota, buscamos excusas, cuando perseguimos el éxito buscamos caminos”
¿Ponemos excusas o somos valientes? Ninguna pastilla puede decidir esto por nosotros
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