Tumgik
#que es el regaló? ni yo se
analisword · 2 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x fem reader)
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Capítulo 18.
Alana se movió incómoda en su asiento una vez más, a pesar del aire acondicionado del restaurante y que su espalda estuviera completamente descubierta debido al vestido que había elegido, sentía un calor abrasador recorrerle a lo largo de toda la espina dorsal, ¿cuáles eran las probabilidades de encontrarse a la ex novia de Enzo precisamente en ese lugar? Por lo que tenía entendido, la mujer, al igual que él, era uruguaya, ¿qué hacía en esa playa tan escondida de España?
Por su parte, Enzo se limitó a darle otro sorbo a su copa de vino,  era como si se encontrara fingiendo demencia, Alana sabía a ciencia cierta que Samara y él habían terminado en buenos términos, habían tenido una relación bastante duradera y sana, terminaron simplemente decidieron que sus planes a futuro no eran los mismos, Alana no se sentía insegura o celosa, claro que Samara era una mujer bastante hermosa, sabía que era inteligente y divertida, sabía que si Enzo había estado tanto tiempo con ella y hablaba con tanto cariño era porque Samara era verdaderamente una buena persona, sin embargo, no podía evitar sentirse incómoda por obvias razones.
—¿Querés volver a la habitación? Ya estoy comenzando a marearme—carraspeó su novio, se le notaba algo nervioso y su cara estaba más roja de lo normal, Alana no podía decidir si era por el vino o la presencia de su ex amor. 
—No me molesta si quieres ir a saludar, sé lo mucho que significó para ti—declaró Alana estirando su brazo para tomar la mano de Enzo—. Sé que siguen siendo amigos—le regaló una sonrisa sincera. 
—Ehh—vaciló—. Ella parece estar bastante en su rollo y yo en el mío en estos momentos, ¿para qué molestar?—dijo él levantando los hombros, quitándole importancia al asunto. 
—¿Alguna vez viniste aquí con ella?—preguntó, cuando recién llegaron al hotel, sintió que era un lugar mágico y nuevo para ambos, pero ahora existía la posibilidad de que esa no fuera la primera vez de Enzo en el lugar. 
—¿Qué?—frunció el ceño—. Por supuesto que no—dijo ofendido. 
—No lo digo con mala intención, simplemente me pareció una coincidencia muy grande que esté precisamente aquí, pensé que tal vez ambos ya conocían el lugar, eso es todo. 
—Escogí este lugar porque era el único hotel cerca que nos aceptaba con todo y Zola, Samara no tiene nada que ver aquí, ni siquiera sabía que estaba en España—habló rápidamente, más que enojo, su tono de voz mostraba cierto grado de frustración que Alana no lograba comprender, pues en ningún momento le había reclamado nada. 
—Vale—dijo ella—. Simplemente preguntaba. 
Enzo apartó su mano y se apretó el puente de la nariz, Alana tragó saliva en seco, todo el día había sido más que maravilloso, no esperaba discutir con Enzo, mucho menos por algo tan superficial. 
—Ya no tengo hambre—dijo Alana, no le apetecía seguir estando en el restaurante, de pronto el alcohol se había acentuado más en su sistema, las luces se sentían muy brillantes y las conversaciones del resto de personas sonaban invasivas. 
—Sí, yo tampoco—coincidió su novio.
—Voy al baño rápido—dijo Alana quitándose la servilleta de su regazo para después abandonar la mesa.
Sintió su cuerpo relajarse cuando el agua helada del grifo tocó sus manos, las lavó meticulosamente, las secó y miró su reflejo en el espejo.
Ella y Samara eran como polos opuestos, ella tenía el cabello oscuro, Samara era casi rubia, sus ojos eran cafés, los de Samara eran azules grisáceos, la había visto sentada, pero aún así lucía significativamente más alta que ella. 
Era hasta chistoso hacer la comparativa, Sebastián y Enzo también eran polos opuestos físicamente.
Alana sacudió la cabeza ante sus ideas, no estaba llegando a nada conciso, no había sentido en comparar. 
El sonido de la puerta la sacó de su trance, Samara entró como si gobernara el baño y le puso candado a la puerta, tal como lo había pensado, la chica era significativamente más alta que ella, Alana no pudo evitar sentirse pequeña, tanto física como metafóricamente. 
—Hola—dijo Samara alegremente—. No quiero parecer loca, pero quería conversar con vos, por eso le eché candado y toda la cosa—dijo riendo.
—Hola—dijo extrañada.
—Soy Samara, un gusto—dijo extendiendo su mano, Alana la inspeccionó por varios segundos y la tomó, tenía sus dedos delgados y largos, además de un precioso esmaltado, cuando Alana apartó su mano cruzó los brazos escondiendo sus propias manos, sus uñas estaban mordidas y con callos en las yemas debido al constante contacto con las teclas al escribir durante todos esos años. 
—Alana—dijo ella asintiendo. 
—Sé quién sos—dijo ella—. Soy gran fanática tuya, desde mucho tiempo atrás—exclamó llevándose sus perfectas manos al pecho.
Alana recordó como Enzo le había contado meses atrás que Samara había sido la que le mostró sus libros, sin ella, Enzo nunca hubiera tenido idea de quién era Alana Lomelí. 
—Yo también sé quién eres—respondió Alana, tal vez era el cambio tan repentino de escenario, pero sentía que todo el alcohol que había ingerido se había esfumado por completo.
—Quise acercarme pero no quería verme invasiva, Enzo y tú se veían bastante divertidos y con copitas encima—dijo ella sonriendo, ¿qué nunca se cansaba de sonreír?—. Es un mundo muy pequeño, vine acá con mi novio porque es pianista y lleva un par de semanas trabajando aquí, en el lobby del hotel—informó, Alana recordó haberlo escuchado tocar cuando llegó. 
—Oh, genial, es grandioso.
—Sí, le gusta mucho lo que hace—dijo Samara llevándose uno de sus rizos detrás de su oreja. 
—Qué bien. 
—Umm, Enzo y yo llevamos mucho tiempo de conocernos, somos…bueno, fuimos, no sé, grandes amigos—dijo Samara comportándose nerviosa por primera vez desde que la intercedió. 
—Sé que fueron novios—dijo Alana inclinando la cabeza—. Descuida, no me molesta o algo así, te tiene un gran aprecio. 
—Lo conozco bien—dijo Samara agachándose para quitarse sus sandalias de tacón, aún así seguía siendo bastante alta—. Probablemente no se acercó a saludarme porque no quería incomodarte, no me molesta, sos muy especial para él.
Alana abrió la boca para responder pero no logró emitir ni un sólo sonido, no sabía que responder a ello, Samara pareció notarlo de inmediato, porque siguió hablando con su dulce y melodiosa voz. 
—No he estado muy pendiente de las noticias—carraspeó—. Entre el teatro, el trabajo de Martín, mi novio y otras cosas, pero sí algo sé es que Enzo siempre ha sido una persona bastante reservada y compuesta, escuché ciertas cosas, su relación no ha sido precisamente la más discreta…
—No sé a qué viene todo esto—la interrumpió, Samara levantó la mano, pidiéndole a Alana que la dejara continuar, ella lo hizo. 
—Si Enzo se ha metido en todo ese torbellino es porque en verdad te quiere, ¿sabes? Martín y yo estábamos acá mucho antes de que ustedes llegaran al restaurante—informó, Alana abrió los ojos en sorpresa ante la revelación, Enzo y ella habían estado horas ahí y no se habían percatado de la pareja hasta hace unos minutos. 
—No tenía idea—murmuró. 
—Porque cuando están juntos, están en su propio mundo—dijo Samara sonriéndole con ternura—. Te mira como si vos fueras la única persona en una habitación llena de gente, y vos lo mirás igual. Para no hacer el cuento tan largo, sólo quería decirte que estoy muy feliz por ustedes, sobre todo por Enzo, merece una buena persona a su lado y vos claramente lo sos. Gracias por cuidar de él. 
—Gracias por tus palabras, en verdad las aprecio viniendo de alguien que Enzo considera importante en su vida—dijo sinceramente, no había esperado esa interacción, siempre le habían parecido mágicas las conversaciones que se podían tener con mujeres desconocidas en los baños y esta no había sido la excepción.
—Bueno, ya no te robo más que aquél hombre seguramente debe estar buscándote por todos lados. 
—Sí—asintió riendo.
Alana salió del restaurante sintiéndose completamente diferente, Samara en verdad le había agradado, podía ver por qué Enzo la seguía apreciando hasta el día del hoy, por culpa de su turbulenta relación con Sebastián, había olvidado que existen personas que terminan en buenos términos. 
—Te veo muy pensativo—dijo Alana cuando finalmente llegó hasta Enzo, contrario a lo que Samara había dicho, él no se había estado buscándola y en realidad se encontraba frente al mar, viendo el océano y con los zapatos en la mano, estaba algo oscuro, las tenues luces del restaurante a unos cuantos metros alumbraban el lugar, al igual que el reflejo de la luna sobre las olas. 
—Perdóname por como te hablé hace un rato—dijo Enzo rápidamente—. No fue la mejor manera de hacerlo, estaba nervioso. 
—¿Por Samara?—preguntó Alana sútilmente, Enzo se giró hacia ella y la tomó del rostro. 
—No, no sé, no quería que te incomodaras por su presencia, resulta que yo fui el que lo terminó haciendo más incómodo, te pido una disculpa por ello. 
—Enzo, entiendo que ustedes sigan siendo amigos, no porque Sebastián y yo hayamos terminado mal significa que todo el mundo termina así, además, es una chica bastante agradable, demasiado a decir verdad—dijo bajando la mirada sin querer. 
—Hey, ¿qué pasa?—preguntó Enzo levantando su mentón. 
Alana apretó los labios.
—Podés decirme—la impulsó. 
—Hablé con ella en el baño…es lindísima, por fuera y por dentro.
—¿Estás celosa?—preguntó Enzo con una pizca de diversión en su mirada.
—¡No puedo evitarlo! Es tan amable, además sonríe todo el tiempo, ¿cómo no se le cansa la cara?—preguntó con curiosidad, Enzo soltó una carcajada echando la cabeza hacia atrás, por un instante Alana se olvidó de toda la situación—. Y sé que la relación entre ustedes fue tan sana y tranquila, en cambio conmigo…Pues, siento que te he arrastrado a tantos problemas con los que no tienes que lidiar. 
—Alana, para mí no hay mujer más hermosa que vos, ¿me escuchás?—dijo viéndola fijamente—. Vos sos divertida, amable, inteligente, bella y la lista sigue y sigue. Samara fue alguien muy importante para mí y aún la aprecio, pero hasta ahí, desde que te conozco no ha existido nadie más para mí, no quiero que haya alguien más, sos vos o es nadie. 
Alana sintió que su estómago giraba y brincaba de felicidad, a pesar de todos esos meses, su novio seguía poniéndola nerviosa.
—Estás borracho—dijo ella empujándolo con el hombro, sólo porque se encontraba demasiado sonrojada cómo para decir o hacer otra cosa. 
—Sí—admitió—. Un poquito, pero sigo pensando igual. Y Lana, en verdad te quiero, te quiero tanto que no me importa lidiar con la gente aburrida que escribe cosas sobre nosotros, que nos critica como si nos conociera, te quiero tanto, y ni ellos, ni Samara, ni Sebastián, ni nadie cambiará eso. Te lo prometo. 
—Te quiero—dijo Alana rodeándole el cuello con sus brazos. 
—Te quiero—repitió,  tomó una pausa de unos segundos y volvió a hablar—. Y estoy completamente y profundamente enamorado de vos. 
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yellowpinguuin · 26 days
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Eres simplemente todo.
¿Cómo pagarle a alguien que te regaló la posibilidad de pagar? Ojalá disponer de una cajita dónde quepa el universo o para guardar el pareció que te tengo. Quiero que sepas que solo triunfo para ver tu cara feliz y escuchar como sale mi nombre de tus labios con orgullo. Eres mi mayor motivación, eres el porqué me levanto día tras día a comerme el mundo, te mereces el cielo y ni siquiera el suelo es mío, pero prometo compartir todo, hasta lo un aún no tengo, si el universo me diera 3 deseos el primero sería que fueras eterna, el segundo que encuentres en cada uno de tus días un motivo por el cual sonreír, y el tercer deseo sería que se cumplieran los 2 primeros, te amo infinitamente, si el infinito tuviera un final yo te amaría la n poco más que eso, te amo, te amaré hasta el final y siempre estaré para ti, en tus días buenos y en los no tan buenos, quiero que sepas que estoy q un mensaje, una llamada de distancia, y recordarte que estás en mis pensamientos y oraciones, vives en mi corazón en el lugar más grande que desde que era tan solo una niña reservé para ti, Dios te bendiga, felicidades en tu día, hoy mañana y siempre mamá.
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esuemmanuel · 6 months
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No era la hoja la que lo pervertía, sino lo que veía en su blancura; se le agitaba la razón, el alma, el corazón… ¡Qué confusión! De repente, mascullaba entre dientes el deseo que tenía por sentir el silencio besándole a los labios, así la mente se le aclararía. Era tanta la oscuridad y la insensatez que le reverberaba la sangre en un manantial de latidos agitados, ansiosos, apasionados y tendenciosos, tanto como él mismo. "No soy más que ese fulgor repentino que se ha hecho hueco en tu memoria… Esa chispa de nada que te hace vibrar el corazón", le decía a la hoja, mientras trataba de calmar a sus manos, amedrentado a sus dedos con la furia de la expresión. "En mis dedos estás Tú, haciéndote río…", comprendía que la hoja era todo para él, y eso lo agitaba más. "He venido a sentirme el corazón, mirándote a los ojos…", se decía, a la vez que dejaba salir de entre sus párpados un par de gotas de sal hechas agua. "Calla, no digas nada, déjame besar tus manos. Dales a mis labios la dicha de beberme tu presencia a través de tus dedos", se autocomplacía creyéndose ajeno a sí mismo. "Escríbeme… Soy yo, si… Yo… Aquel que te regaló sus ojos cuando se sintió obnubilado por tu esencia, por ese perfume tan abrasador que emanas. No, no busco atarte a mí, ni siquiera pretendo que me sientas, pues mi felicidad estriba en que Yo te estoy sintiendo a Ti", se desprendía de su cuerpo y sus facultades para encontrarse con Ella, la mujer de papel, la madre de sus poemas. "Eres la eternidad de mis ojos y, mientras tus manos fluyan sobre la hoja blanca que usas de lienzo, permíteme perderme en Ti".
It was not the page that perverted him, but what he saw in its whiteness; his reason, his soul, his heart… What confusion! Suddenly, he mumbled between his teeth the desire he had to feel the silence kissing his lips, so that his mind would be clearer. It was so dark and senseless that his blood reverberated in a spring of agitated, anxious, passionate and tendentious heartbeats, as much as himself. "I am but that sudden glow that has made a hole in your memory… That spark of nothingness that makes your heart throb," he would say to the page, as he tried to calm his hands, daunted his fingers with the fury of expression. "In my fingers are You, making you river…", he understood that the page was everything to him, and that agitated him more. "I have come to feel my heart, looking into your eyes…", he said to himself, at the same time that he let out from between his eyelids a couple of drops of salt made water. "Quiet, don't say anything, let me kiss your hands. Give my lips the joy of drinking your presence through your fingers," he would say to himself, believing himself alien. "Write to me… It's me, yes… I… He who gave you his eyes when he felt dazzled by your essence, by that burning perfume you emanate. No, I do not seek to bind you to me, I do not even pretend that you feel me, because my happiness lies in the fact that I am feeling You", he detached himself from his body and his faculties to meet Her, the woman of paper, the mother of his poems. "You are the eternity of my eyes and, while your hands flow on the white sheet that you use as a canvas, let me lose myself in You".
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kainamendozasolano · 7 months
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El diario de Betty
Nota #10
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“No sé si estoy a las puertas del cielo o del infierno, pero hoy don Armando me confirmó que es real lo que siente por mí.
Me despejó la duda de que todo se tratara de una noche de tragos.
Me dijo que había descubierto una belleza particular en mí. Dijo que parecía un ángel, que le encantaba mi fragilidad.
¡Dios mío! Encontró cosas en mí que jamás soñé que un hombre descubriera en mí. ¡Y menos un hombre como él!
Siento tocar el cielo con las manos, pero siento también que puedo caer en el infierno.
Igual él debe seguir su relación con doña Marcela, cuando menos hasta que aclaremos qué es lo que sentimos el uno por el otro. Y no me afecta. Sé que no lo ama.
Pero también sé que me esperan días duros para afrontar. El temor a ser descubiertos y la permanente sensación de que me convertiría en la amante de don Armando.
Yo sé que de cualquier modo no está bien meterme con un hombre comprometido.
No quisiera ni pensar en lo que me haría mi papá si lo supiera. Pero no puedo negarme a una oportunidad tan importante y tan única que me brinda la vida.
No puedo negarme a vivir el sueño que él me ofrece.
Si no lo acepto ¿Cuándo podré vivir algo así? ¿Cuándo aparecerá otro don Armando en mi vida que me haga soñar?
Y no me interesa que existan otros don Armandos.
¡Lo amo a él! Y sólo quiero estar con él. Y él no ama a nadie.
A lo mejor soy yo la llamada a ocupar el vacío de su corazón, así lo pude sentir con sus besos.
Porque hoy me besó, me besó dos veces.
Y me regaló la luna y la noche.
Pero algo se me quedó atravesado cuando me preguntó qué sentía yo por él.
Mi timidez fue superior. No fui capaz de confesarle que lo amo desde hace mucho tiempo; que todo de él me seduce, su voz, si loción, su mirada.
No fui capaz de hablarle de mis sueños, donde siempre aparece él. Mientras que él me habló de todo lo que yo le inspiraba.
Me acepta tal como soy, me dijo que yo le parecía bella.
¡Aún no lo puedo creer!
Lo que más temo de todo esto, es volver a tener otra decepción amorosa.
No la soportaría. No soportaría volver a sufrir ése infierno del despecho, del desengaño, del dolor.
Dios quiera que no tenga que repetirlo con don Armando.
Pero tengo fe en que no se repita, porque sé que don Armando es un gran hombre.
Dejo mi corazón en sus manos porque creo en él.
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internet-pibita · 2 months
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gente que lee
el chulo cuando nos conocimos leía. leía mucho. le gustaba mucho benedetti, a mi también, en esa época al menos. después dejó de leer y escribió un libro de cuentos. uno de esos cuentos hablaba de mi. después me escribía micro poemas, haikus en gchat cuando le mandaba nudes que lo inspiraban. uno de esos poemas mucho tiempo después de convirtió en canción.
a ariel le gustaba leerme después de coger. me leía cosas que le recordaban a mi los días que no nos veíamos. la primera vez rompió el hielo con uno de bukowski, border pero atinado. siempre se sentaba en la cama con la espalda apoyada en la pared y me hacía acostarme con la cabeza en su regazo. le gustaba tocarme y sentirme cuando me leía. sospecho que para él eso era más intimo que coger.
con tini tenemos poco ida y vuelta de libros pero le presté los años 90 de daniel link, una rare find original de una vez que salí de la ginecóloga. le gustó aunque fue muy queer y experimental para su gusto. a mi me marcó un antes y un después. lo leyó por eso. no nos recomendamos mucho pero si me pasó el mejor hábito de lectura ever: leer antes de salir de cama, empezar el día leyendo, the freelancer way to be.
rodrigo leía cosas y me recomendaba libros que le habían gustado pero nunca pensando si me iban a gustar a mi. los malos hombres siempre recomiendan pensando en ellos, no a quien le recomiendan. me regaló los árboles mueren de pie, ese sí me gustó mucho. aún estaba enamorada de él en ese entonces, seguro algo tuvo que ver. cuando me empezó a recomendar libros que no me gustaban ni un poco debí de haber sospechado que algo no iba bien.
rocho siempre me pedía que le recomendara libros porque la primera vez le recomendé el de robles, ese que a todos los interpela y les gusta. nunca pude recomendarle otro a la altura.
mati me presentó a sbarra de casualidad a la salida de un after post charla literaria bajando la manija. le agradezco tanto por eso. eso me abrió pasó a ioshua y perlongher. igual nadie como sbarra, eh. se ríe porque dice que saca mi puto interior, no lo corrijo, todos saben que en otra vida fui puto del reviente y a mucha honra.
emi lee poco y lo que lee no me interesa para nada. solo le compré un libro en chiste que me encantó y cuando lo terminé de leer me costó regalárselo porque me lo quería quedar. me caló hondo en una profundidad que no me esperaba. a él no tanto pero se lo quedó por el simbolismo amoroso. el libro era kavanagh de esther cross.
andi me recomendó un libro que me voló la cabeza hace relativamente poco. andi lee mucho, tiene mucho acopio de información literaria valiosa, de conocimiento de campo si se quiere. hablamos poco de lectura a mi gusto, pero yo estuve muy lejos de eso por años. recién ahora puedo decir que leo bien otra vez. tardé en volver pero volví.
hace mucho que no ando con gente que lee. apuesto que fue por eso que estuve tan rara estos últimos tiempos.
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depoesiaypoetas · 2 years
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Roberto se llamaba y teníamos diez años. Ni siquiera sabía qué era esa cosquilla en la panza cuando lo veía. Todo empezó porque me cambiaron de asiento en el salón. Platica mucho en clase. Si me mandan a la fila de atrás, con niños, no voy a hablar mucho. Mucho menos atrás de Roberto que es el más introvertido de todos. Roberto tenía la piel color chocolate con leche y se le formaban unos hoyitos en los cachetes, me gustaba mucho hablarle y que me contara aventuras del rancho que cuidaba su papá. Él ayudaba con los caballos; "¿tú alguna vez has montado un caballo?" Mi yo maravillado de diez años lo escuchaba con tanta fascinación, las sillas de montar, cepillarlos, jugar en el campo. "Una vez ordeñé una vaca". Y yo quería todas las aventuras aquellas. Le pedí a mi mamá poner una porción más de sandwich y a la hora del recreo me quedaba en el salón escuchando a Roberto, claro que yo también le contaba mis aventuras aunque en este momento creo que no eran ni la mitad de grandiosas que las suyas. Y compartíamos un pedacito extra de sándwich. Roberto no hablaba con muchos niños, pero sí conmigo. Yo no hablaba con niños, pero sí con Roberto. Mis amigas me empezaron a preguntar por qué le hablaba. Dejé de salir al recreo a jugar con muñecas y el club de mis amigas por escuchar a Roberto. Estamos en edad de niños contra niñas...pero Roberto era mágico. Su mamá lo recogía de la escuela y ayudaba con el aseo de las aulas. Yo tenía que esperar a que mi papá entregara documentos y dejara todo en dirección; teníamos una hora más para hablar. Le regalaba dulces. Una vez me regaló un pedacito de papel con un garabato. En algún sitio estará. Hacíamos los ejercicios de mate juntos. Creo firmemente que era muy listo, no sé. Había una cosa extraña en mi pancita cuando pasaba tiempo con él. Tenía la piel de chocolate con leche y sonreía súper bonito. Fue el único niño que no se rió de mi cuando una mañana llegué con anteojos, fui la única que le ayudó cuando la profe le pidió que corrigiera todos sus ejercicios de sílaba tónica. Roberto fue la primer sensación bonita y nueva que sentí por alguien no cercano. Se puede llamar enamoramiento eso, supongo.
No sé cuándo crecimos tan rápido.
En secu poquito a poco nos fuimos distanciando hasta que me mudé a otra ciudad iniciando la preparatoria.
Pasaron años. Crecimos. Conocimos otras gentes y sentimos otras cosas.
Hace dos años ví a su mamá en consulta donde hice el servicio social.
"¡Ya eres doctora! Le diré a Roberto que estás aquí, se lastimó el otro día un dedo del pie, lo voy a traer para que lo revises. O un día ve a comer a la casa."
Roberto de piel de chocolate con leche y hoyitos en los cachetes.
Creo que le dió pena visitarme. Su mamá me hizo mole de pollo. No ví más a Roberto.
Roberto tiene un año más que yo. Sigue trabajando en el campo con su papá, que ahora es mayor. Cuida su casa y los caballos y a sus papás. No sé su historia romántica. Su mamá fue mi paciente todo un año: "no quiere venir pero te mandó saludos. Le duelen los brazos por el trabajo".
Paracetamol.
O venir y contarme sus historias de vacas y del rancho. Yo lo escucharé con toda la atención. Ya somos grandes, ya no es un crush de niños. Ya sé lo que era esa cosquilla en la panza. Se llama primer amor de la vida, con todo el título cursi y pomposo. Y gracias, Roberto, por dejarme escucharla, por encontrarte.
Clara Ajc
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angelamariamedinaruiz · 3 months
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Merci
Hoy estaría de cumpleaños Merceditas, la mamá de mi mamá, mi abuela. Ella olía a angel face, óleos y trementina. Tocaba el piano y tejía.
Luego de mercar cortaba las bolsas plásticas en tiras con el fin de hacer hilos delgados los cuales enredaba en su dedo índice y en la otra mano sostenía una aguja, movía las manos con destreza y fabricaba un bolso en croché: lo forraba por dentro con un liencillo blanco, le ponía cremallera y tejía tres rosas de hilo plástico que pegaba en el extremo inferior derecho como detalle final.
Mi mamá me contó que le hizo el vestido de novia a mi tía, no le tomó medidas, ni una sola, se quedaba mirándola concentrada y sabía cuántos centímetros de tela necesitaba o por donde cortar. ¡El vestido le quedó perfecto!
Aunque ya se murió yo la sigo admirando mucho, recuerdo que hablábamos casi a diario por teléfono; en casa teníamos un teléfono blanco, inalámbrico, Panasonic; nos llamábamos a las cinco o seis de la tarde, su hora favorita y la mía también. Abuelita, se me metió una mariposa grande al cuarto, mija a ellas les gusta el olor de la trementina, eso las atrae. En mi mesa de noche reposaba un vidrio, intenté pintar con óleo el rostro de la actriz de Azul, la película del director Krzysztof Kieślowski, famosa en la década de los noventa, y dejé el pincel dentro del frasco de trementina abierto. Mientras hablaba con ella, seguía las instrucciones que me daba para sacar a la mariposa negra - café gigante: ponete los guantes de lavar loza, abrí las ventanas y la puerta del balcón y buscá la escoba. Yo, con el teléfono pegado a la oreja, luchaba para sacarla teniendo cuidado de que no me revoloteara encima y con el palo la orientaba para que saliera por alguna ventana.
Mi abuelita y yo teníamos una complicidad creativa. Me dijo que le gustaba que yo escribiera y me regaló la libreta del General, su suegro, mi bisabuelo escribía ahí pensamientos, poemas, acrósticos. Usaba una pluma y sus letras parecían el resultado de un curso avanzado de letterin. Fue el regalo más valioso que he recibido.
Merceditas fue monja, esposa, mamá, abuela, bisabuela y artista. Murió cuando ella tenía noventa y tres y yo veintitrés. Me enseñó que en el movimiento está la vida, quedarse durmiendo más de lo que el cuerpo necesita no es bueno para el cuerpo, tampoco para la mente y mucho menos para el alma.
A las cuatro de la tarde, mi abuelita tomaba el algo: bebía chocolate negro, sin leche, acompañado de tostadas con mantequilla. Le gustaban las aceitunas y la mermelada de mora. La sopita de arroz con carne molida, tajadas de maduro era su almuerzo favorito, más bien era mi favorito sobre todo cocinado por ella.
Todos los domingos la visitábamos y ahí nos reuníamos con los primos y mis tías, comíamos buñuelo con Coca-Cola. Entre semana yo la visitaba, caminaba a menudo hasta su casa, me abría la puerta, por lo general la viejita estaba sola, me recibía con una sonrisa y nos sentábamos en la sala a conversar, mi abuela me enseñó a vivir.
Mi abuelita firmaba sus cuadros así: Mercy, creo que en francés la palabra merci significa gracias.
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intruzox69 · 7 months
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Marlén
Capítulo 8
El comienzo de una puta
Algunas personas me preguntan como es que me encanta el sexo, lo que les cuento en el relato titulado "Mi secreto infiel", me sucedió hace varios años, después de esa única noche, mi vida matrimonial se volvió rutinaria, aunque cómoda, pues no me faltaba nada. Pero extrañaba esa noche lejana en la que experimenté dos orgasmos deliciosos.
Cuando Oscar el esposo de mi cuñada regresó a la ciudad, empezó a buscar oportunidades para charlar conmigo, nos hicimos confidentes sin mencionar nunca aquella vez en que entró al cuarto mientras mi esposo dormía de borracho.
Nuestras conversaciones eran al principio normales y rutinarias, pero poco a poco nos tomamos más confianza y salieron a flote los problemas con nuestras respectivas parejas. Ya se hacía costumbre que me visitara por las mañanas y tomara un café, yo no le veía nada de malo, pero si me daba miedo que alguien se enterara de nuestras charlas.
La amistad fue de más porque en varias ocasiones me regalaba joyas, vestidos, y como sabía que mi marido tenía problemas económicos en su negocio, a veces me daba dinero, según él para que me ayudara, aunque yo la verdad, no estaba tan necesitada como para eso, pero me decía que lo tomara como un regalo.
En las fiestas navideñas del año 2002, él me regaló ropa interior roja, esa vez me sentí incómoda, ya que ni siquiera mi marido me había regalado algo igual, esa fue la primera vez, porque después me regaló un baby doll azul, muy sexy, que al parecer había comprado para una amiga, pero como no la vio, no pudo dárselo y no quería que su esposa, o sea mi cuñada supiera que lo tenía en su coche.
Cuando lo recibí temblaban mis manos, se fue de inmediato y por la tarde me llamó y le dije que me tranquilizaba el hecho de que no lo había comprado pensando en mí, claro que lo negó, pero era su plan, conquistarme. Se tomó la libertad de seguirme regalando ropa interior, me sorprendía que supiera mis medidas, y me sentía extraña cuando las usaba, sentía que él me observaba con esas prendas.
Llegó el fin de año, estabamos entre familia, todos nos deseábamos feliz año, y cuando nos topamos, nos dimos el abrazo, pero fue más allá porque me abrazó y el beso fue en la boca, yo sorprendida, no supe que hacer, nadie vio nada y ahí quedó todo. Y en nuestras conversaciones posteriores, no hablamos de ello.
Pero la mañana de un 14 de febrero, dia del amor y la amistad, yo deseaba tener sexo, andaba algo excitada, pensé que mi marido al menos me daría un "rapidín", como dicen, pero el desgraciado ni siquiera me felicitó, solo se arregló y se fue a su oficina. Yo me quedé llorando y enojada pensando que ese día seguro iba a tener intimidad con su secretaria.
Yo me quedé sin otra cosa que hacer más que el aseo de la casa y a seguir con la vida. De pronto Oscar me llamó para felicitarme, me dio gusto que me llamara, él notó que estaba triste, y la verdad me hice la víctima, esperando su reacción, me dijo que iría para darme mi regalo y que sería muy especial i yo quería.
Esa mañana quería que me viera guapa, y como adolescente me arreglé, me puse un vestido corto, amarillo, una bikini blanco que se metía entre mis nalgas, por supuesto que era regalo de él y mis tetas estaban libres, sin sostén. Esperé ilusionada y ansiosa de su llegada. Media hora después de la llegada llegó, le había indicado que la puerta estaría abierta, que solo empujara para yo preparar el café.
Cuando llegó, yo estaba en la cocina, se dirigió a mí para abrazarme y felicitarme, hice los mismo, pero no me soltó de las manos, me miró a los ojos y como toda una actriz, fingí estar triste por lo que me sucedía con mi esposo, tiernamente volvió a abrazarme y me recargué en su pecho, puso su mano en mi mentón levantó mi cara para verme a los ojos, no dijimos nada, solo nos mirábamos, ansiaba que diera el primer paso, y creí que adivinaba mi pensamiento porque me besó, yo cerré mis ojos y me dejé llevar, lo tomé de la nuca prendiéndome a sus besos, me sentía rara besar a otro que no fuera mi marido, y besos de ese tipo, ya los había olvidado.
Sus manos bajaron por mi espalda, levantó el vestido sin dejar de besarme la boca y el cuello. Me estremecí cuando sus manos palparon la desnudez de mis glúteos, sus dedos recorrían la separación de mis nalgas, no tardé en sentir mi parte húmeda y urgida de sentir algo duro dentro de ella.
La parte de debajo de mi vestido estaba en mi cintura, acarició mi entrepierna;
--¿ESE BIKINO TE LO REGALÉ YO VERDAD?.—y asentí con la cabeza y gimiendo, me separó para voltearme y admirar mi trasero;
--¡QUE RICA ESTAS MARLEN, DIME QUE SERAN MIAS!.—
--¡SI, SERAN TUYAS PERO HAZLO ANTES DE QUE ME ARREPIENTA!.—Me volteó hacia él y desabotonó la parte superior del vestido liberando mis tetas;
--¡AHHH, ESTO DE VE DELICIOSO!.—Su boca se posó en mis senos que delataban mi temperatura, porque mis pezones estaban erectos, los cubrió con su boca haciéndome estremecer, yo lo tomaba de su cabeza para que siguiera mamándome las tetas, nunca nadie lo había hecho así, con esa lujuria y deseo.
Sus manos no dejaban de acariciar mis nalgas, y estiraba el bikini para meterlo entre ellas, no supe como lo hizo pero cuando quise frotar mi mano en su entrepierna, su verga ya estaba de fuera, al sentirla en mi mano bajé la mirada y me sorprendió su tamaño, pensaba que era un sueño, y trataba de recordar lo sucedido con él hacía años, no sabía del tamaño de su pene, y ahí estaba en mis manos que se veían pequeñas sosteniéndola.
Notó que mordí mis labios para saborearme su palo, entonces con sus manos en mis hombros me bajó, yo sabía lo que quería y estaba dispuesta a complacerlo.
Al tener su verga en mi cara, sin perder tiempo lamí de arriba abajo, el recorrido me pareció eterno, cuando llegué a la punta, miré unas gotas que salían del glande, apreté su verga para sacarle más gotas y con mi lengua las recogí y me las tragué, por primera vez iba a mamar una buena verga sin miedo a que me critiquen, ya que mi esposo tenía la idea de que si la mujer demostraba cachondez en el sexo, es que era una puta, y cuando se la mamaba a él, siempre fue con la luz apagada, pero no le demostraba mi gusto por mamar verga.
Así que me prendí de tremendo palo y me di gusto, esa verga era mía y no estaba dispuesta a perder esa oportunidad de dar un buen sexo oral. Oscar gemía mientras mi lengua, labios y boca se entretenían con su masculinidad. Me excitaba ver su expresión de placer mientras mi lengua pasaba por sus huevos que colgaban majestuosos.
Oscar se agachaba para acariciar mi trasero, luego me levantó y me sentó en la mesa, puso mis piernas en su cintura, hizo a un lado el bikini y colocó su verga en la entrada de mi raja y sin perder tiempo metió profundamente su verga, parecía que legaba a mi garganta de lo larga que la tiene, su boca mordía con suavidad mis tetas que rebotaban y sus manos apretaban mis nalgas.
--¡MAMI, AL FIN ERES MÍA, AL FIN TE TENGO!.—
--¡SI PAPII, POR SEGUNDA VEZ SOY TUYA!.—Se quedó pensando en lo que mencioné.
--SII, BIEN QUE RECUERDO ESA NOCHE, ¿TE GUSTÓ?.—
--ME ENCANTÓ, Y DESDE ESA VEZ TE DESEO.—
--¡MMMM, CREÍ QUE LO HABÍAS OLVIDADO!.—
--¡NO OSCAR, ¿CÓMO OLVIDAR LOS ORGASMOS QUE ME PROVOCASTE?.—
--PUES YO DESDE QUE REGRESÉ, TENÍA LA IDEA DE COGERTE.---SI, IMAGINABA TUS INTENCIONES CON TUS REGALOS, SABÍA QUE LO DE TU AMIGA ERA UN TRUCO.—
--¿Y PORQUÉ LO PERMITISTE?.—
--DIGAMOS QUE TAMBIÉN DESEABA ESTO.—
Como nunca, moví mi cadera demostrando el placer que sentía de ser cogida por alguien, la verga es tan larga y venosa que con facilidad frotaba mi clítoris y provocó un orgasmo largo y rico.
--¡AHHH, AHHH. AHHHH ME VENGOOOO OSCAR. SIGUEE SIGUEEE COGIÉNDOME PAPI, HAZME TUYAAAAA!.—
--¡YA ERES MIA MARLEN, PERO QUE RICO COGES MAMITA. ME SORPRENDE LO GANOSA QUE ESTAS!.— Yo no contestaba, estaba gimiendo y gritando mi venida, Oscar no dejaba de bombear mi panocha.
--¡TU TIENES LA CULPA POR CALENTARME LA CABEZA DE IDEAS Y LOCURAS, AHORA SOY UNA INFIEL!.—
--¡NO MARLEN, ESTO LO HACES PORQUE TÚ LO QUIERES Y LO DESEAS, YO SOLO SACO LO PUTA Y CALIENTE QUE LLEVAS DENTRO!.—
--¡SIII AMOR ES CIERTO, SEMPRE MA HA GUSTADO COGER!.—
La intensidad de mi orgasmo había desaparecido, entonces sacó su verga y me bajó de la mesa, mi calzón estaba empapado, me agachó y otra vez con gusto mamé su verga que estaba muy mojada de mis jugos vaginales, no me importaba nada, y me entregué a la mamada maestra, como si fuera una experta para eso, lamí sus huevos y lo masturbaba al mismo tiempo, él tomó su verga y se la jaló en mi cara, mi lengua seguía lamiendo sus bolas mojadas, se retiró un poco, apuntó a mi cara, y quité su mano de su verga para hacer el trabajo yo, abrí mi boca para succionar su palo y lengüetear su glande, hasta que ya no pudo y dejó escapar su semen en mi garganta, no supe cuanto duró la venida pero sus chorros eran eternos y abundantes, toqué sus huevos que se contraían con la eyaculación, la saqué de mi boca y expulsó los últimos chorros menos intensos que cayeron en mi cara, nos miramos y perversamente tomé con mis dedos el semen que estaba en mi cara y lo dirigí a mi boca para tragarlo, él apretó mi boca con su mano para que lo tragara todo.
Me levantó y me besó rico. Pensé que ya era todo, pues ya nos habíamos venido, pero él siguió acariciándome, de nuevo me sentó en la mesa y abrió mis piernas, se agachó para mamar mi panocha, yo estaba en el cielo sintiendo su boca en mi raja y sus dedos tratando de entrar a mi ano, mis nalgas gustosas aceptaban al intruso, sentí como lubricaba mi ano con mis jugos, y logró meter su dedo por completo.
La sensación era tan placentera que me perdí en el placer sin poder contener otro orgasmo, pero este fue tragado por mi amante, yo deseaba ser penetrada de nuevo, y mi amante con toda su experiencia me bajó y e volteó, mis nalgas estaban a su vista, mi calzón en mis rodillas, quise quitármelo pero no me dejó, se agachó y lamió mi culo, su lengua trataba de entrar a mi hoyo trasero, yo respondí moviendo mis nalgas en su rostro.
En esos momentos me sentía otra, pues tenía a un hombre muy sexual entre mis nalgas mordiéndolas, besándolas y acariciándolas.
Luego se levantó y me inclinó un poco más, pensé que me la metería por el ano, pero se agachó un poco para cogerme por la vagina, su verga entraba y salía por completo, mientras sus manos atendían mis tetas que rebotaban sudorosas y cachondas de ser tomadas en cuenta, luego pasaba sus manos a mis nalgas tratando de abrirlas, un dedo entraba a mi ano, después se detuvo, sacó su verga y puso la cabeza de su palo en medio de mis nalgas, las abrió y sentí su glande en mi culo.
--¿QUIERES QUE LO HAGA ASÍ?.—Me dijo susurrando.
--¡SI AMOR, HAZME LO QUE QUIERAS, COMO QUIERAS!.—
Lentamente su verga entró a mi recto, sentía que me partía en pedazos, ya que lo único que había entrado ahí, era su dedo, ni siquiera con mi esposo había experimentado el sexo anal, se esforzaba por penetrarme;
--¡SIGUE ASÍ PAPI, POCO A POCO Y DESPACIO, NUNCA LO HE HECHO ASÍ MI AMOR, ERES EL PRIMERO!.—
--MAMI, ¿CÓMO ES POSIBLE QUE NO LO HAYAS HECHO, SI TIENES UN CULAZO DELICIOSO?.¡QUE PENDEJO TU MARIDO!.—
--¡SI, AUNQUE SABÍA DE ESTO, NUNCA ME LLAMÓ LA ATENCIÓN, PERO CONTIGO ES DIFERENTE, CONTIGO ESTOY PERDIDA PAPI, COMO DIJISTE, ESTAS SACANDO LA PUTA QUE LLEVO DENTRO, MUY ESCONDIDA!.—
--¡NI TAN ESCONDIDA, SALIO DE INMEDIATO!.—
--¡NO TE BURLES DE MÍ OSCAR!.--
--¡NO MAMITA, ES LA VERDAD, SOLO NECESITABAS UNA BUENA VERGA, ESO ERA TODO!.—La platica cachonda hizo que mi culo se relajara, pasé mi mano por debajo, y me asusté al sentir la mitad de su verga afuera, mi culo ya no aguantaba, parecía que reventaba. Oscar pasó su mano por mi raja y frotó mi clítoris, eso permitió que me olvidara del miedo, y empezó a sacarla y a meterla, yo no dejaba de tocar su palo, sentía que en cada metida era más su penetración, cada vez menos carne se quedaba afuera.
Pero de repente se detuvo, sus dedos seguían trabajando mi clítoris, yo detuve el movimiento de mis nalgas para disfrutar la sensación de ser cogida analmente, y de pronto dejó ir el resto de su verga, mi vista se nubló de dolor y placer, sentía que lloraba de dolor, pero mi trasero demostraba otra cosa con sus movimientos circulares. Momentos después mi ano estaba totalmente y como nunca relajado, lo sentía muy amplio y deseaba ver la abertura que dejaba su verga cuando la sacaba por completo.
Tocaba mi culo perversamente, no imaginaba lo abierto que estaba de la cogida. Mis tetas dejaban caer a la mesa gotas de mi sudor, mis gritos y gemidos aumentaron sin importarme los vecinos, quería que supieran la gran cogida que me daba el cuñado de mi esposo, quería que su mujer, la hermana de mi marido viera como me cogía, y como gozaba con mi culo, Oscar intentaba callarme poniéndome su mano en mi boca, pero lo mordía para que la quitara, deseaba que supieran lo puta que era.
Un sin fin de imágenes pasaron por mi mente, como si fuera un colash, vi en mi mente a mi esposo, a mi cuñada, comparaba la verga de mi marido con la de Oscar, etc., y al final, de nuevo estrellas en mi pensamiento, mi vagina explotó y aumenté mis movimientos girando mis nalgas, tratando de apretar su verga, pero era imposible, me había dejado el culo muy abierto, entonces sentí sus gemidos, sus metidas aumentaron de ritmo, y en eso eyaculó en mi recto, su leche caliente acompañó los últimos espasmos de mi venida.
--¡AHHH, AAHHH, QUE RICOOO PAPIII, QUE RICO ME COGES!.—
--¡AHH, AHH, AHHH, QUE CULO TIENES MARLEN, EL MEJOR, PARA SER L PRIMERA VEZ, VAYA QUE LO SABES USAR, ME ENCANTAS MAMITA, Y ME ENCANTÓ MÁS SER EL PRIMERO QUE TE COGE POR EL CULO!.— En esos momentos no pensaba en otro hombre más que en él, de hecho creí estar enamorada e ilusionada.
--¡SI OSCAR, Y SOLO ES Y SERPA TUYO PAPI!.—
--¿CUÁNDO YO QUIERA SERÁ MÍO?.—
-¡AJÁ, SOLO PÍDELO Y LO TENDRÁS, PERO NO QUIERO QUE SEAS DE NADIE MÁS, SOLO YO, SOLO A MÍ CÓGEME!, ¿OK?.—
Tiempo después entendí la expresión de ese momento, él solo buscaba sexo. Pero aún así dijo;
--¡SI AMOR, ESTA VERGA ES PARA TI, SERÁ TU TRONO CUANDO ESTES SENTADA EN MI PALO, ENTONCES TE CONVERTIRÁS EN LA REINA DE LAS PUTAS!.—Lo que dijo me causó gracia y me halago. Seguía su verga en mi culo, me enderezó y me besó en la boca, sacó su verga un poco caída, y nos metimos a bañar.
En la ducha no quise sacar su semen de mi culo, deseaba tener por más tiempo algo de él, y que mejor que su semen en mi recto.
Mientras se ponía la ropa admiraba su cuerpo atlético, su verga relajada colgaba orgullosa, no me vestí, me quedé con la toalla puesta. Cuando lo despedí, notó que no dejaba de mirarlo, y es que sentía que me estaba enamorando, preguntó que pasaba y le dije que él había provocado dos orgasmos, y él se vino dos veces;
--¿Y QUÉ SUGIERES?.—No respondí, solo me agaché y desabroché el zipper de su pantalón, saqué su verga y la endurecí con unas ricas mamadas, no tardó en pararse por completo, dejé caer la toalla y quedé desnuda ante él, puse sus manos en mi cabeza, empezaba a gustarme ser sometida, lamí sus huevos como loca, estaba dispuesta a darle el placer supremo de una mamada, respiré profundo y traté de meterla toda en mi boca, cosa imposible, apenas pasaba la mitad, la mamada fue tan intensa que hasta lágrimas me sacaba, mis nalgas empezaron a dejar escapar el semen de mi macho amado, sus piernas se tensaron y de nuevo el chorro de leche caliente inundó mi cavidad bucal, el semen chocó con mi campanilla haciéndome toser, tomé respiración de nuevo y succioné hasta la última gota de semen, que me parecía el más delicioso, dejé que viera como me tragaba el líquido, cuando terminó de venirse, metió su verga y se marchó, yo me quedé hincada saboreando el semen de un buen macho y amante, dueño de la mejor verga, Oscar, mi concuño.
Hasta ese momento no sabía que tanto iba a cambiar mi vida sexual, creía que Oscar sería mi único amante, pero solo era el primero.
Como les comenté, sentía que me enamoraba de él, pero luego me advirtió que solo era sexo, me sentí un poco mal, pero luego de no estar con él por casi un mes, lo busqué y le pedí que me cogiera, que no me importaba ser otra más, pero que no dejara de cogerme.
Cierta ocasión me dijo que no le molestaría que me viera con otro, al fin y al cabo, no era su esposa, solo una amante.
No creí que sucediera, yo era feliz teniendo sexo con Oscar, hasta que la ocasión se presentó y de pronto me vi enredada con mi vecino Iván, después de él le siguieron varios más, como Sandro, el mejor amigo de Iván, mi compadre y otros.
Cada uno de ellos me han llenado de placer y lujuria, y fui descubriendo nuevas experiencias, al grado de separarme de mi marido y casi olvidarme de mis hijos.
Así es como me convertí en lo que soy, este fue el comienzo de una puta.
©Marlén
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kamas-corner · 1 month
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"Yo admiraba mucho a Xul como pintor, y cuando cobré mi primer sueldo en el diario Crítica, lo primero que hice fue ir hasta la casa de Xul para comprarle un cuadro. Había cobrado 300 pesos y el cuadro que a mí me gustaba él lo vendía en 100 pesos. Xul me dijo que iba a hacerme precio de amigo. Me cobró el cuadro 50 pesos y me regaló como yapa otro mucho más grande. Xul no comerciaba con su obra, lo que a él menos le interesaba era vender, lo cual es raro entre los pintores.
Pienso que la obra pictórica de Xul Solar era genial. A Xul no le interesaba la obra de Picasso ni la de Bracque. El se acercaba más a Paul Klee. Se deslumbró con su obra, era una confirmación a lo que venía haciendo."
-Jorge Luis Borges
Imagen: Xul Solar / "Barrio"
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belen521 · 2 months
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🥞Te y panqueques🍵
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Lamentablemente Rocky no tenía dinero, pero afortunadamente lacy decidió elegir el lugar ya que tenía un descuento de 100% que le avía dado Wick
Mesera:que van a pedir
Lacy:2 panqueques con un te y un?
Rocky:un café expresso con doble cantidad de café y con miel de Maple
Lacy: si eso
Mesera:de acuerdooo????....
Lacy: valla que gustos más raros tienes Rocky
Rocky: es que tú paladar no es tan refinado como el mío
Lacy: ja ja que gracioso *dijo con tono sarcástico tratando de esconder una sonrisa*
Rocky: no ya enserio, yo pensaba que te iba a gustar más el café como pasas día y noche trabajando
Lacy:la verdad es que nunca he sido muy fan del café, cambiando de tema que querías contarme
Rocky:verás creo que podríamos llegar a un acuerdo, como tú no quieres que Mitzy esté con Wick y yo no quiero que Wick esté con Mitzy podríamos tratar de "estropear" su siguiente cita
Lacy: interesante, yo sé cuándo será su siguiente cita
Rocky: encerio!! *Dijo muy emocionado*
Lacy:sip será mañana de las 6:00 de la tarde hasta las 9:00 de la tarde ya que Wick tiene que terminar de firmar algunos papeles y-
Rocky: wow si que tienes vigilado a Wick
Lacy: yo me encargo de organizar cada detalle,papel o revisión de cualquier cosa para ver si es real, el solo se encarga de asistir o firmarlos
Rocky:vaya eso es mucho trabajo
Lacy:si, si que lo es
Mesera:aquí tiene su panqueque y te, después les traigo el resto
Lacy:ja ja,ahora yo soy mejor por no tener gustos tan refinados como los tuyos
Rocky: no es justo
Lacy:y bueno a qué te dedicas
Rocky:yo...me dedico a....a
Lacy:Vamos solo dilo ya se que le vas a buscar el café a Mitzy*guiño el ojo asiendo le entender que ya sabía que el buscaba el alcohol*
Rocky:cómo supiste?
Lacy:ase unos días Mitzy le regaló un "café" especial a Wick y dijo que casi no lo trae porque uno de sus empleados los estropeó en el camino,y considerando que solo te tiene a ti y a pecas es muy fácil de deducir, deben pagarte muy bien
Rocky:solo diré que no me alcanza ni para un lugar donde dormir
Lacy:y porque sigues hay entonces?
Rocky:porque trabajas en tus horarios libres?
Lacy:a ya entendí
Mesera: aquí está su cafe y panqueques
Rocky:por fin *decía mientras se engullia 3 panqueques de un solo mordisco*
Una vez que terminaron de comer y de perfeccionar su plan se despidieron pero no se percataron de que ase poco habían llegado Ivy y Pecas
Lacy:adiós Rocky
Rocky:adiós Lacy *dijo mientras caminaba a su auto*
Pecas: *toca el hombro de Rocky*
Rocky:QUIEN ESTA AHÍ?!!!! *Grito dejando salir un poco su lado loco*
Pecas: Wow wow, tranquilo amigo soy solo yo pecas
Rocky:porque me tratas como si es que fuera un niño
Ivy y Pecas se vieron con cara de sorpresa al ver que Rocky ya no estaba tan mal como antes, de inmediato se dieron cuenta que a veces estaba ese lado loco y a veces no
Ivy:oye te vimos,no nos vas a presentar a tu chica Romeo
Pecas:si Rocky lo vimos todo,cuando nos las vas a presentar
Rocky:que?
Pecas:ay vamos, te escapas de nosotros cuando estás muy grave para decirle a tu chica que te paso y ella te invita a comer
Rocky:QUE?!! no solo vine a tomar un poco de aire y-
Ivy:de todos modos no fue correcto escaparte asi, te buscamos por todos lados no te imaginas LO PREOCUPADO QUE ESTÁBAMOS!!!
Pecas:si solo querías salir de pudiste avernos lo dicho
Rocky:ustedes no me dejaban ni un seg-
Ivy:shhhh cayate vamos a casa tienes que tomar tu medicina y luego ir a dormir
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Capitulo 1
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Del cuaderno... (III)
CALLARSE PARA SER
Todo el mundo está buscando una escapatoria, o cuando menos buscando huir; y sin embargo, nuestro mundo se ha encerrado en una mazmorra tecnológica de su propia invención: una ecoica babel cibernética de pesadilla. El gran reto imposible del siglo XXI es el silencio. Callarse para ser. Parafraseando libremente a Descartes: me callo, luego soy.
[24/01/24]
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CUADERNO REGALADO
Lo cierto es que mi hija me regaló este cuaderno artesanal, hecho de librillos cosidos con grueso cordel, en el que escribo estas rumias (con la vieja Parker 51 que heredé de mi padre, y que es una de mis más preciadas posesiones, junto con la otra parker que tengo, de mi abuelo materno. Ambas estilográficas aparecen mencionadas en distintos pasajes de mi obra; la de mi abuelo, en un poema de mi libro Afuera canta un mirlo, titulado «Reflejos»).
El oloroso papel italiano, de un suave tinte cremoso que no es ni blanco ni amarillo pálido ni hueso, sino que se queda en finísima mezcla de esas tres tonalidades, le sirve de elegante cauce al parsimonioso deslizamiento de la pluma.
A mí, que tantos lustros me he pasado encadenado a todo tipo de teclados (Olivetti, procesador de textos, ordenador personal de mil modelos diferentes, tablilla, BlackBerry, teléfono llamado «inteligente») me encanta escribir a mano; en lo que en inglés llamamos longhand. Es otro el «vuelo» de los párrafos: vas pensando, tomando aire entre las líneas, e incluso entre los vocablos. ¿Más humano? No sé. Más pegado a la respiración, sin duda. Y escribir, como vivir, es respirar. ¡Trece veces por minuto, que decía el célebre verso de Celaya! (No sé si eso lo decía el poeta en aquella pieza, tan justamente famosa, que se titulaba «Momentos felices». Felices son, ciertamente, los momentos de la escritura; el rodar de las palabras por este entrañable soporte de las cuartillas.)
Ahora mi letra se tumba hacia la derecha, porque redacto estas páginas apoyado en la mesa. Cuando escribo inclinándome sobre el regazo, mi caligrafía es más suelta, y me sale más a plomo y relajadamente vertical, menos tensa, menos apretada. Lo mismo me sucede en contextos más espontáneos, como cuando por ejemplo tomo una simple nota al vuelo o borrajeo una rápida lista de la compra.
Escribir a mano es en cierto modo dibujar. A Onetti le gustaba pergeñar manualmente sus textos porque necesitaba sentir el trazo, el dibujo de las letras eslabonadas en la superficie del papel; y escribía, si no me equivoco, a lápiz, al estilo de los viejos periodistas.
Yo también uso mucho el lapicero. Buena parte de los fragmentos de mis ensayos-ficción vieron la luz —en libretas de bolsillo, folios sueltos, huérfanas y viudas hojas volanderas o dorsos de sobres y facturas— al son del baile improvisado del grafito.
Papel y lápiz, tinta y papel: no hace falta mucho más. No hace falta otra cosa.
[24/01/24]
ROGER WOLFE
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¿ Cómo salir de esto ?
Esto va dedicado a todas esas personas que no han sido capaces de superar algo, una ruptura, un engaño, un mentira, un amor no correspondido... especialmente a mis amigos/as, es por ellos y ellas por las que yo sigo en pie, y verlas llorar, verlas mal, verlos comiendose la cabeza, verlos como cada determinado tiempo necesitan parar para llorar y volver a agarrar fuerzas, me mata y la vez les admiro.
De ante mano digo que una herida, una verdadera y jodida herida, nunca sana.
Es mentira que el tiempo te ayuda a olvidar, simplemente aprendes a vivir con ello.
Aprendes a no pensar en ello, porque sabes que te hundirías.
Aprendes que, como he dicho antes, cada determinado tiempo esos recuerdos vuelven  a golpearte haciéndote caer de nuevo, pero de tanto que ya caes, los moratones ya no son tan visibles e incluso ya hasta caes con estilo.
Y es que por más palabras que diga, yo o cualquier otra persona que intente animaros, no servirán de nada, puesto que el dolor que sentimos sólo es curado con la persona que la ha causado y hay veces que ni eso...
Y entonces la pregunta del millón es: ¿ Cómo salir de esto ?
Pues sentaros y en silencio pensar:
¿ Qué hice yo? ¿ Le hice daño? ¿ Le engañé, le mentí, le traicioné, le ignoré?
¿No hiciste nada de eso? entonces tu tranquilo/a, deja de echarte la culpa de que el o ella no esté contigo.
Sé que habrá veces que te digas " hasta aquí llegué, no puedo más " pero es que a veces la realidad depende de las ilusiones, puedes salir de esto si te lo propones.
¿ Qué está con otro/a ? ¿ Qué harás? ¿tirarte de un puente, dejar de comer, romper sus cosas?¿ Hacer cualquier locura para que vuelva? No, no lo hagas, tu no lo ves pero en realidad haces el ridículo, te jodes a ti mismo y sí, lo digo porque yo también lo he hecho y lo he vivido.
Deseas que algo le pasara para que fuera a buscar tu ayuda, ¿ no ? piensas que es una entrada a volver a intentar a enamorarle, duermes abrazado a una almohada con su olor, y con peluche que te regaló.
Y todo es muy irónico, como decía y juraba que te amaba...piensas que un amor tan grande no puede haberse ido de un día para el otro, pero lo que pasa es que para ti fue grande, pero ¿ y para el o ella ?.. Pero en el fondo sabías que esa persona, como hace el tiempo, por ti nunca se detendría.
Así que, como conclusión, diría que si has amado a esa persona con todas tus fuerzas.... que no te parezca poco.
Desgraciadamente con eso de que el sexo se hizo fácil de conseguir, el amor prácticamente dejó de existir.
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ℜ𝔬𝔰𝔞 🖤
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Hoy desperté en mí cama, y fue algo curioso, y es que desperté con una princesa.
Acostumbré a los 21 años de mí vida a despertar solo y es que abrir los ojos y ver descansar a una princesa a mí lado fue algo inesperado... Se que tal vez debi esperarlo, ya que la noche pasada goze de su compañía.
La verdad es que todas las risas que me regaló, las caricias, los besos, sentir su respiración en mí cuello y todo el amor que ella tiene para dar pareciese de película y por lo mismo creí que sólo estaba soñando; que al caer rendidos en mí cama y entrar en el sueño despertaría en mí realidad con nadie a mi lado... Pero no, desperté con esa princesa, estaba despeinada y desalineada, también desmaquillada y ella se seguía viendose hermosa; y la cosa es que uno diría que las princesas son solo de películas animadas porque las representan perfectas, pero ella no estaba maquillada, ni tenía pestañas postizas, tampoco uñas, su ceja estaba al natural y sus labios eran rosa pastel y ella seguía siendo hermosa.
Seguía creyendo que era de película porque ella en situaciones se arregla el cabello, se pone su perfume y se maquilla y se pone su ropa que la hace lucir a un más hermosa, en otras ocasiones la ví desalineada y despeinada, sin nada de maquillaje y con mí ropa puesta y nunca dejo de lucir hermosa.
Por lo mismo tuve miedo de confesarle mí amor, y por eso mismo por esté medió en un poema que pensé mientras te miraba dormida pienso hacerle un favor a mí "yo" de el día de mañana, no te preocupes amigo, la observé descansando en mi pecho y le acaricie el cabello antes de caer dormido y pensé ésto que estás escribiendo hoy y comprendimos lo que sentimos y queremos con ella.
Quiero pedirte que me permitas ser tú príncipe
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sicl5 · 2 months
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Capítulo 8
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Ecos. Flores. ¿Era esto acaso la muerte? La luz era blanca y aunque era luminosa no conseguía ver nada. 
¿No me recuerdas? Busca, sigue buscando. 
¿Quién? ¿Quién habla?
¡NO! Sil, corre. No le escuches. Solo quiere llevarte con él. No le des eso.
¿Eh? ¿Otra voz? ¿De qué habla, dar el qué?
Sil, al final, todos sabemos donde perteneces. Incluida tú, sigue buscando, llegará el día del reencuentro.
Reencuentro…
— Holaaa…- Una voz femenina resonaba de fondo en mi cabeza. ¿Dios?- Eooo…
Abrí los ojos poco a poco sintiéndome acogida en unos brazos y yaciendo en un nido de lo que parecían ser flores. Lo primero que vi fue el rostro de Cloud, muy cerca del mío. Parecía que habíamos sobrevivido a la caída y que seguíamos abrazados. Me solté rápidamente y miré a mi alrededor viendo que una chica nos estaba mirando fijamente.
— ¡Por fin despiertas!- Me dijo la chica.- ¿Te acuerdas de mí?
Me la quedé mirando fijamente y me di cuenta que era aquella florista que nos encontramos en el sector 8 justo después de que la bomba explotara en el reactor de mako n.º1.
— La florista, ¿verdad?- La miré fijamente, aún algo desubicada.
— Exacto.- Me sonrió.- ¿Estás bien? Os habéis caído de muy alto.
Asentí y miré al lado mío donde aún yacía Cloud con los ojos cerrados en el suelo y le puse una mano encima moviéndolo para que despertara. 
— ¡Cloud!- Le miré fijamente mientras él iba abriendo los ojos poco a poco.
La florista se quedó mirando la escena fijamente. Cuando Cloud recuperó del todo la conciencia se levantó de golpe del suelo y yo hice lo mismo.
— ¿Cómo os llamáis?- Preguntó la florista mirándonos fijamente.
— Cloud.
— Sil, encantada.- Le sonreí.- ¿Y tú?
— Aeris. Encantada. De nuevo.- La chica nos sonrió. Tenía una sonrisa muy bonita.
— ¿De nuevo?- Preguntó Cloud.
— ¿Eh? ¿No te acuerdas?- Le preguntó Aeris a Cloud mirándolo con cara de pena.
Cloud miró a su alrededor por un momento y la miró.
— Ah sí… Eres la de las flores. 
— ¿Dónde estamos?- Pregunté saliendo de encima de las flores.
— Esto es una antigua iglesia de la barriada del sector 5.- Respondió Aeris.- Caísteis a través del techo de repente, sin avisar a los de abajo ni nada.
— Perdón, perdón.- Respondí con una media sonrisa.
— Suerte que aterrizasteis encima del lecho de flores.
Cloud se percató de que las estaba pisando y se salió rápidamente de las flores también.
— Oh, no os preocupéis. Son más resistentes de lo que parecen. De aquí emana… un cierto poder.- Aeris me miró y me dio una materia.- Por cierto, antes de que se me olvide, se te cayó esto.
— Ai, gracias… Suerte que te has dado cuenta.- Me guardé la materia y le sonreí, volviendo a mirar las flores.
— ¡Yo también tengo una!- Dijo Aeris mirándome fijamente.
— ¿Ah sí? Quiero saber de qué tipo es, ¿me la enseñas?- Le sonreí.- Te la puedo analizar, ¡soy especialista!
— Todo el mundo tiene materias.- Dijo Cloud girándose.
— No como la mía. Es especial.- Respondió Aeris.- No sirve para absolutamente nada.
En ese momento me quedé mirando fijamente a la florista, analizando sus palabras. 
Un retumbo me dio en la cabeza llegando con un fuerte dolor, entrecerré los ojos y me puse una mano en la cabeza para intentar ayudarme a calmarme. 
Materia vacía. Espera, ¿cómo se llama? Aeris… Aeris…
Vacía. Vacío. Roto…
— Eso es que no sabes usarla.- Escuché a Cloud hablar y me recompuse sacudiendo sutilmente mi cabeza y mirando la situación
— Puede.- Mencionó Aeris poniéndose las manos en la cabeza.- Aunque no me importa. Me contento con tenerla. Me la regaló mi madre… ¡Oye! Que casualidad que nos volvamos a encontrar. ¿Qué tal si os quedáis conmigo un rato?
— Sí, por mi si.- Dije mirando a Aeris.- Y bueno por él también.
— ¿Si? En ese caso… 
En ese momento entraron dos centinelas acompañados de un chico pelirrojo de ojos verdes.
— Voy a entrar, si no os importa.- Dijo el pelirrojo.- Oh, ¿tienes nuevos amigos Aeris? 
— Son mis guardaespaldas. Uno de Soldado y la otra especialista en materias. Impresionante, ¿eh?
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— ¿De Soldado?- Dijo el pelirrojo mirando a Cloud.
— Ex-Soldado.- Respondió.
— Qué vueltas da la vida… Desde luego, tus ojos lo confirman.- El pelirrojo miró fijamente a Cloud para después posar su ojos en mi.- ¿No nos hemos visto tu y yo en otra parte? Me suenas.
— ¿Eh? No te he visto en mi vida.- Le respondí.
— Bueno, a misa entonces. Serán imaginaciones mías…
— No os disgusta hacer de guardaespaldas, ¿no?- Preguntó Aeris mirándonos a los dos.- Digo, lo he deducido… Por como luchasteis la otra vez…
— Es un buen trabajo.- Respondí mirándola.
— Vale, pero te saldrá bastante caro. Te aviso.- Cloud se giró mirando fijamente al pelirrojo quien parecía que venía buscando pelea.
— "¿Bastante?" Hm, os pago organizándoos una cita.- Aeris sonrió mirándonos fijamente a los dos.
No me esperaba para nada esa respuesta y me atraganté conmigo misma, tosiendo inmediatamente. Cloud miró a Aeris de reojo y el pelirrojo interrumpió el momento.
— Eres lo bastante raro como para ser Soldado… ¿De que clase?
— Primera.- Respondió Cloud. Se le notaba el orgullo en la voz. El pelirrojo rio al segundo.
— Oye, si pretendes tomarme el pelo, que al menos sea creíble… 
Definitivamente le atacó en su orgullo así que Cloud reaccionó yendo a atacarle con su espada. El pelirrojo pudo desviar a la perfección el ataque.
— Sil, cuida de Aeris.- Nos hizo una señal para que nos escondiéramos detrás de la iglesia.
Agarré a Aeris del brazo y me la llevé para atrás. Antes de cambiar de sala Aeris miró la situación.
— ¡Eh! Cuidado con las flores.- Exclamó.
— Ya la has oído.- Contestó el pelirrojo.
Nos mentimos en la parte de atrás y miré a Aeris fijamente para ver si se encontraba bien. 
— ¿Van a por ti?- Le pregunté, con voz baja. Al otro lado se escuchaba como Cloud peleaba.
— ¿No como tal? Es complicado.- Ella rio un poco y me miró a los ojos.
Me la quedé mirando fijamente sin entender muy bien lo que decía. En ese momento entró un centinela donde estábamos que probablemente se había infiltrado mientras Cloud estaba ocupado con los demás. El centinela apuntó hacia nosotras, aunque probablemente fue hacia mi.
— ¡Cuidado!- Rápidamente aparté a Aeris de un empujón, haciendo que ella chocara contra la pared y puse una mano al lado de ella, apoyada también en la pared usando mi cuerpo por si el centinela atacaba hacia nosotras otra vez. Me cargué al centinela usando el poder de mi materia PIRO y la miré a los ojos desde la misma posición. 
— ¿Estás bien?- Le pregunté mirando si tenía algún rasguño. Noté como sus mejillas se ponían rojas.
Cloud entró donde estábamos en ese momento, cerrando la puerta, algo agitado y se quedó mirándonos fijamente. Me separé de Aeris y la miré.
— Si te has hecho daño dímelo, que entonces te curo.- Le sonreí.
— Estoy bien, gracias Sil. ¡Has hecho tu trabajo de guardaespaldas perfectamente!- Ella rio mirándome.
Cloud en ese momento miró al suelo viendo al centinela, entendiendo la situación. 
— Solo he ganado tiempo.- Dijo Cloud.
En ese momento varios fantasmas aparecieron y nos rodearon con su fuerte viento. Ya era la tercera vez que los veíamos.
¿Ecos..?
— Qué raro.- Exclamó Aeris.- No nos atacan. 
— ¡Abrid la puerta inmediatamente!- Exclamó un centinela desde el otro lado.
— Vamos.- Dijo Cloud mirándonos fijamente.
— ¡Por aquí!- Dijo Aeris guiándonos para poder escapar de la iglesia.
Empezamos a subir las escaleras que podíamos, los ecos no nos dejaban pasar por ningún lado más, parecía que querían que siguiéramos su camino. ¿Intentaban salvarnos?
— ¡Por el ático! Quizás podemos escapar por allí- Dijo Aeris señalando la parte superior.
— Sí, por ese hueco.- Agregué yo.
En ese momento, Aeris que se apoyaba en una de las barandillas de la iglesia se derrumbó haciendo que ella cayera hacia adelante lo que nadie esperaba es que un Eco se pusiera debajo, ayudándole a recuperar su equilibrio. 
— ¿Eh? Me ha salvado…- Dijo Aeris sin entender nada. Yo tampoco entendía nada de la situación.
— Rápido.- Mencionó Cloud.
Seguimos subiendo rápidamente al último piso para llegar al hueco para poder subir al ático. Para poder llegar teníamos que pasar por un tablón de madera que no parecía muy seguro. Primero pasó Cloud y luego yo. Aproveché y me quede al final del tablón y le ofrecí la mano a Aeris quien parecía tener problemas para aguantar su equilibrio. Justo antes de que ella pudiera agarrar mi mano, los centinelas entraron con el pelirrojo y uno de ellos disparó hacia Aeris haciendo que el tablón se rompiera.
— ¡Oye no dispares!- Exclamó el pelirrojo.
Aeris se cayó abajo del todo dándose un buen golpe muy cerca de los centinelas y del pelirrojo.
— Aeris, ¿estás bien?- Grité preocupada desde arriba.
— ¡Casi seguro!- Respondió ella mirando a su alrededor.
— Si la rozas un pelo, será lo último que hagas.- Dijo el pelirrojo mirando al centinela.
— ¡Señor!- Respondió el centinela
— Tenemos que atraparla ilesa.- El pelirrojo miró fijamente a Aeris.
En ese momento un centinela fue rápidamente hacia ella pero un viento fuerte sopló, eran los ecos. Ella se levantó y el otro centinela se puso en su camino apuntándola con su arma.
— Si te mueves, disparo.- Dijo el centinela.
— ¡Ni se te ocurra!- Volvió a decir el pelirrojo.
Miré la situación, como poder ayudar a Aeris a poder venir hacia aquí era lo que más me importaba en ese momento. Me fije que la lámpara de araña que colgaba del techo estaba justo encima de los centinelas así que decidí usar una materia de hielo para congelar lo suficiente la parte de arriba de la lámpara y que se volviera endeble.
— Cloud, ¿puedes darle un golpe a la lámpara con tu espada?- Le dije con una voz medianamente baja para que no pudieran escucharnos.- Debe ser fácil de tirar ahora.
Él me asintió y dio la vuelta para poder colgarse del techo gracias a los tablones de madera que había en él. Cloud iba haciendo fuerza en los brazos para poderse mover para llegar al centro del techo, dónde estaba la lámpara de araña. De un golpe tiró la lámpara al suelo haciendo que el centinela que mantenía en su sitio a Aeris se cayera al suelo y ella tuviera tiempo de subir corriendo hacia dónde estaba yo. 
Cloud vino rápidamente hacia nosotras mientras le disparaban y se soltó justo al lado nuestro, bajando del techo. Dimos la vuelta para llegar al agujero para poder escapar por la parte superior ya que habían unas escaleras verticales para poder subir.
Llegamos al ático, los ecos nos seguían pero solo nos acompañaban. El techo estaba todo roto pero el ático seguía conservando muchas de sus antiguallas. Pasamos por encima de la parte principal de la iglesia dónde vimos al pelirrojo y los centinelas marchar de esta. Los ecos también desaparecieron y terminamos saliendo por el techo de la iglesia.
— Bueno, ¿os atrevéis a ir por los tejados?- Nos preguntó Aeris mirándonos.- ¿Veis ese pilar de ahí? La estación está al lado ¿Vamos allí?
— Si, vamos.- Respondió Cloud.
Empezamos a saltar por los tejados los tres, teniendo mucho cuidado de dónde metíamos el pie para no caernos.
— Luego… ¿qué haréis?- Nos preguntó Aeris.
— Deberíamos volver a la barriada del sector 7.- Expliqué yo.
— ¿Sabéis cómo llegar?- Aeris parecía muy interesada en mis palabras.
— Sí.- Dijo Cloud. Le miré fijamente ya que yo seguro que no sabía como volver.
— Ya, seguro que sí.- Le respondió Aeris.
Cloud me miró por un momento y seguimos avanzando.
— El del traje de antes… era uno de los Turcos, de Shinra.
— ¿Turcos?- Pregunté
— Sí. Trabajan para Shinra siguiendo sus órdenes. Lo raro es que… ¿por qué te perseguía un Turco, Aeris?
— Ni idea…- respondió ella.- Oye, ¿los Turcos no se supone que reclutan candidatos con talento para Soldado?
— Hacen más que eso. Los Turcos despachan todo tipo de problemas.
— Matones profesionales. Que bien.- Añadió Aeris a la conversación.
— En realidad, el Turco os conocía a las dos.- Dijo Cloud mirándonos de reojo.- ¿Por qué?
— Yo no lo había visto nunca.- Respondí.- Lo dije en la iglesia. Quizás se había confundido.
— Tu si que le conocías, Aeris. Responde a mi pregunta. ¿Por qué te buscaba?
— A lo mejor opina que, con mi talento, ¡podría ser la mejor Soldado de la historia!- Respondió Aeris riendo un poco.
— Dejémoslo.- Cloud suspiró mientras seguía su camino.
— ¿Te has enfadado?- Le preguntó Aeris. 
Él simplemente no respondió a su pregunta y seguimos el camino los tres un rato más en silencio.
— ¿Sabéis? Nunca había andado por los tejados.- Dijo Aeris mirando el paisaje fijamente.
— Yo tampoco.- Le respondí a Aeris.- Pero es bastante divertido.
— Es que lo normal es no hacerlo.- Mencionó Cloud.
— Pues sí, la verdad es que es muy entretenido.- Añadió Aeris, con una sonrisa.
— Bueno… eso es la novedad.- Dijo Cloud.
Llegamos a una parte bastante alta de los tejados. Se podía ver perfectamente toda la barriada y más allá de esta.
— Ah, ahí está. El muro.- Dijo Aeris señalando el muro de Midgar.- ¿Sabéis? Una vez pensé en marcharme. Pero al final, no pude.
— ¿De Midgar?- Pregunté a lo que ella asintió.
— ¿Por el peligro?- Preguntó Cloud.
— Ahí fuera hay demasiado. Un mundo entero, lleno de vida…- Respondió Aeris mirándonos a los dos.- A veces pienso que quizá sería más de lo que puedo soportar… Incluso ahora.
— Yo tampoco he salido nunca de Midgar.- Dije dirigiendo mi mirada hacia el muro.- O por lo menos… eso es lo que recuerdo. No recuerdo haber vivido nunca tampoco en las barriadas, creo que siempre viví en las plataformas. Pero esta parte tiene su encanto.
— La gente odia las barriadas y su cielo de acero…- Añadió Aeris mirándome.- Pero yo no. ¿Cómo iba a odiarlo? Así que te entiendo… Aquí hay tanta pasión, tantos sueños… Caminos que se separan y vuelven a unirse, creando algo maravilloso…
Miré fijamente a Aeris al escuchar esas palabras. Mi camino se habría separado de tanta gente posiblemente y yo no conseguía recordar a casi a nadie, ni nada. ¿Qué había sido de mi vida anteriormente? Aún conservaba algunos recuerdos fugaces de mi niñez y algunas pequeñas cosas que me habían marcado mucho en general pero habían tantos huecos…
Cloud me miró fijamente al ver que mi mirada se había perdido, el brillo de mis ojos había desaparecido por segundos. 
— Sigamos, si no, no llegaremos nunca.- Mencionó.
Le asentí y seguimos avanzando por los tejados atravesando varias tuberías y siguiendo teniendo cuidado por dónde ponemos el pie. Al final ya habíamos avanzado mucho y quedaba poco para llegar hacia donde nos dirigimos, la estación. 
Cloud saltó desde uno de los tejados directamente al suelo y yo miré a Aeris quien aún no saltaba.
— ¿Puedes?- Le pregunté con una sonrisa.
— ¡Sí! No te preocupes.
Ella dio un salto y cayó más o menos bien en el suelo, solo quedaba yo. Me preparé para saltar y sin querer puse mal el pie al saltar y perdí el equilibrio cayendo hacia abajo. En ese momento Cloud me agarró en brazos y abrí los ojos teniéndolo muy muy cerca. No entendía porqué pero cada vez más al estar cerca de Cloud mi corazón se aceleraba mucho, al final creo que empezaba a admirarlo ya que su estilo de batalla era impresionante, o eso me quería pensar. Él me miró fijamente también, sentía mucha tensión en el ambiente así que desvié la mirada y me bajé de sus brazos.
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— Gracias.- Le sonreí, algo sonrojada por la situación.
— ¿No te has hecho daño?- Me preguntó él mirándome fijamente.
— No, estoy bien.- Miré a Aeris por un momento quien nos miraba a los dos de una manera particular.- ¿Vamos?
Retomamos camino y dirección estación encontramos varios monstruos patrullando la zona. En las barriadas se acumulaban varios tipos de monstruos que no eran demasiado agradables de ver. Todos parecían bichos mutantes que soltaban algún tipo de veneno. 
Estación de la barriada del sector 5.
No tardamos en llegar a la estación de la barriada del sector 5. La estación estaba bastante concurrida y el tren estaba parado en las vías.
— Con lo que nos costó construir el reactor…- Dijo un hombre de la barriada que se encontraba allí.
— No me lo puedo creer…- Respondió otra mujer.
— Por favor, mantengan la calma.- Un empleado de la estación intentaba poner control a la situación
Miré hacia arriba viendo que la situación del reactor n.º 5 se veía perfectamente desde la estación. Salía bastante humo, al final había explotado todo bien. 
— Está muy concurrida la estación.- Dijo Cloud.
— Parece que desde aquí se ve bien el reactor.- Contesté yo.
— No hay nada que ver…- Respondió él desviando la mirada del reactor.
— Bueno, ya lo saben.- Añadió Aeris.- Están simplemente preocupados.
Una mujer se puso a hablar con Aeris, parecía que se conocían. Yo decidí explorar un poco la estación. Estaba bastante sucia y poco cuidada, como se notaba que a los de arriba estas zonas no les importaban lo más mínimo. La gente se quejaba de que no funcionaban los trenes por culpa de la explosión y hablaban todo tipo de mierda sobre AVALANCHA. Pero aun así, ninguno de los civiles nos reconocía, a Shinra le encantaba manipular las situaciones y la imagen que sacaron en directo no era ni de ese mismo día así que por ello nadie sabía quienes éramos.
De golpe apareció un helicóptero de Shinra en la zona y aparcó justo en el helipuerto de la estación. En ese momento Aeris se escondió detrás de un muro y Cloud y yo nos pusimos cerca de ella. Del helicóptero salieron dos centinelas y un hombre con gafas de sol, trajeado y calvo.
— Otro de los turcos.- Dijo Cloud mirando la situación.
— Si que se toman en serio su trabajo.- Dijo Aeris.
— Este parece que va de caza…- Añadió Cloud a la situación.
— ¿Irá a por mi?- Pregunto Aeris mirándonos a los dos.- ¿O a por vosotros?
— No me importa.- Respondió Cloud
— Entonces… deberíamos seguir avanzando por los callejones.- Explicó Aeris señalando otro camino.- Aunque hay monstruos.
— No serán un problema.- Respondí. 
— Si, mejor que Shinra.- Dijo Cloud poniéndose bien su espada.
Empezamos a avanzar por el otro camino que también estaba lleno de monstruos bastante desagradables. Entramos en lo que parecía ser un vertedero de Shinra, había un montón de objetos de construcción tirados y abandonados con logotipos de Shinra por todos lados. Aeris nos iba indicando bastante bien el camino, parecía que ella se sabía perfectamente todos los rincones y atajos posibles. Llegamos a un punto alto después de subir una pendiente y Aeris se adelantó.
— ¡Ahí, mirad! El centro de la barriada.- Mencionó ella señalándonos la dirección.
— Todavía queda un trecho.- Respondió Cloud poniendo una mano en su cadera.
— Si, se ve bastante lejos.- Dije yo mirando fijamente donde Aeris había señalado.
— ¿Estás cansada, Sil?- Me preguntó mirándome fijamente.
— Puede que un poco…- Respondí un poco avergonzada.- Pero puedo seguir.
— Yo tengo un poco de hambre.- Dijo Aeris riendo un poco haciendo que yo también riera.
— Sois únicas.- Dijo Cloud mirándonos de reojo.
— Va, os invito a comer cuando lleguemos.- Añadió Aeris con una sonrisa.
— ¡Bien! Eres la mejor.- Reí olvidándome de mi cansancio.- ¿Seguimos?
— ¿Ya no estás cansada?- Me preguntó Cloud.
— No, mira tu por donde, se me ha pasado.
Aeris rió por la situación y yo también lo hice.
Seguimos nuestro camino para poder llegar lo más pronto posible al centro de la barriada. Volvió a ser un rato largo de abrir puertas, mover cajas y demás para poder seguir avanzando por la zona pero los tres hacíamos buen equipo. Cuando quedaba poco para llegar Cloud tuvo que saltar rápidamente hacia otro lugar para poder abrir la puerta y que Aeris y yo pudiéramos pasar al otro lado.
— ¡Gracias Cloud! Sabría que tu podrías.- Le agradeció Aeris.
— No me des las gracias.- Respondió Cloud siguiendo el camino.- ¡Págame!
— ¿Eh? Cuanta prisa.- Dijo Aeris.- Te pago pronto, lo prometo.
Centro de la barriada del sector 5.
Llegamos por fin al centro de la barriada. Era parecido a la barriada del sector 7 así que podía imaginarme que al final todas iban a ser un poco iguales. Justo en la entrada de esta vimos a un montón de gente agrupada que miraban algo.
— ¿Qué están viendo?- Preguntó Aeris saliendo corriendo a ver lo que era.
Cloud y yo nos miramos por un momento y la seguimos rápidamente para no perderla de vista. Allí había una televisión bastante grande que parecía que se usaba para dar las noticias e información a la gente de la barriada y además estaba en lo cierto, estaba el noticiario puesto.
— Me encuentro en el interior devastado del reactor de mako n.º 5.- Decía el reportero.- Como se puede ver, aún sale mucho humo de entre los escombros. Aunque las vigas y los escombros complican las operaciones de rescate, ya se han extinguido la mayoría de los incendios. Ah, allí está la directora del departamento de desarrollo armamentístico de Shinra, ¿no?
La cámara giró y enfocó a una señora rubia, con un gran escote y un vestido rojo.
— Perdone, ¿le importaría responder a algunas preguntas?- Intentaba el reportero.
— Aparta.- Respondió la rubia.
— ¿Tiene novedades acerca del estado del reactor?- Volvió a preguntar el reportero.- ¿Qué daños ha sufrido en la explosión? ¿Estamos en peligro?
La rubia se giró mirando directamente a la cámara.
— Hemos desactivado por el momento el reactor n.º 5, y los incendios se encuentran ya bajo control.- Respondió ella.- Los habitantes de nuestra querida ciudad pueden estar tranquilos, pues no se prevén complicaciones de ningún tipo. Por el momento estamos investigando las posibles causas. Aunque todo apunta al uso de una bomba similar a la empleada en el atentado contra el reactor n.º 1. Unas cámaras grabaron a los culpables huyendo del reactor.
En ese momento volvieron a poner las imágenes de Jessie, Wedge, Biggs y Barret saliendo de algún sitio. Otra vez mintiendo. Ni siquiera Jessie o Wedge habían ido a la misión.
— Son miembros del grupo ecoterrorista AVALANCHA, y se cree que están escondidos en algún lugar de Midgar.- Seguía explicando la rubia.
— Y… teniendo en cuenta que ya han atacado dos reactores en tan poco tiempo…- Preguntó el reportero haciendo su trabajo.- ¿Se les podrá detener antes de que vuelvan a atentar?
— ¿Tu que crees?- Respondió mirando al reportero con muy mala cara.
— Bueno yo…- Dijo el reportero. 
La rubia le dio un golpe al cámara haciendo que cayera en el suelo y la grabará desde allí abajo.
— No temas. Midgar está a salvo con Shinra.- Añadió la rubia con muchos aires de superioridad.
En ese momento un centinela apareció y mandó apagar la cámara haciendo que el noticiario terminará.
— Bueno, vamos.- Dijo Aeris mirándonos fijamente.
La gente hablaba y hablaba mucho. No sabían nada, absolutamente nada. Todo, todo era manipulado por Shinra. 
Pasamos por al lado de un restaurante y el dueño paró a Aeris preguntándole si podía ayudar en el restaurante a lo que ella tuvo que responder que en ese momento no podía.
— ¡Aeris!- Se escuchó una voz de un niño pequeño que venía de un tejado.
— ¡Vaya! ¿Qué haces ahí subido?- Le preguntó Aeris a el niño.
— Quería ver el reactor.- Respondió el niño con mucha seguridad.- ¿Quiénes son esos?
— Son Sil y Cloud. Ahora mismo son mis guardaespaldas.- Explicó Aeris dedicándome una sonrisa.- Este es Oates.
— ¡Hasta otra!- Nos dijo el niño antes de marchar.
Cuando seguíamos avanzando un grupo de niños paró a Aeris otra vez. Ella parecía muy popular por la zona.
— ¡Aeris!- Dijo un niño mirándola.- Tienes que ir al Hogar Fronda.
— ¿Y eso?- Preguntó ella.
— No lo sé. Pero tienes que ir.- Le dijo el niño insistiéndole.
— Bueno, entonces vamos todos al Hogar Fronda.- Respondió ella.
Aeris nos miró mientras los niños iban corriendo en la misma dirección que nosotros.
— Os cuento.- Nos dijo.- El Hogar Fronda es el orfanato donde viven todos estos niños.
— Vaya… que pena.- Respondí yo mirando fijamente a todos los niños que había.
Aeris fue parada por un médico mientras íbamos de camino al Hogar Fronda. Parecía que le daba las gracias por unas hierbas medicinales que había dado. Aeris era todo un espectáculo.
— ¡Directora!- Dijo un niño yendo corriendo hacia una mujer de pelo negro recogido.- Hemos traído a Aeris.
— Siento haberte hecho venir.- Dijo la directora mirando a Aeris.
— No te preocupes. Me pilla de camino a casa.- Respondió ella con una gran sonrisa.
— ¡Que amable! Te querría pedir unas flores, si no te importa…- Mencionó la directora.
— ¡Claro! ¿Cuantás?- Preguntó Aeris.
— Todas las que puedas. Con tanta mala noticia como se oye en la televisión últimamente, pensé que unas flores podrían levantar los ánimos por aquí.
— Seguro que sí, y yo encantada de ayudar.
Aeris se despidió y marchamos rumbo a su casa de nuevo.
— Wow Aeris.- Le dije poniéndome a su lado.- Si que eres popular.
— Puede.- Ella rio un poco.- No me dan tiempo para aburrirme. Oye Sil, ¿Cuál es tu flor favorita?
— Hm…- Pensé.- La rosa roja.
— Ui.- Respondió ella riendo.- Te pega muchísimo.
— ¿Tu crees?- Le pregunté con una sonrisa.
— ¡Totalmente! ¿Y la tuya Cloud?
— Me parecen todas iguales.- Respondió él.
— ¿Cómo se te ocurre decirle algo así a una florista?- Dijo ella algo indignada.
— Mejor eso que una mentira.- Mencionó él.
— Bueno, ¿y qué habéis hecho con la flor que os regalé?- Preguntó Aeris toda curiosa.
— La guardé.- Le dije.- ¿Qué tal si la conservo y hago un punto de libro?
— Es una idea buenísima.- Me respondió ella.- Te puedo ayudar con eso.
— Pues ya tenemos plan.- Dije mientras nos mirábamos fijamente con una sonrisa cómplice. 
— Mi casa esta al final del sendero. Os presentaré a mi madre cuando lleguemos.- Dijo Aeris.
Pasamos el sendero y llegamos a un sitio precioso. Había una pequeña casa junto a un lago, lleno de plantas y flores. Un lugar que no parecía Midgar dentro de Midgar. Era increíble.
— Hemos llegado. Hogar, dulce hogar.- Dijo Aeris yendo rápidamente hacia la casa.
— Woah, esto es… tan bonito.- Mencioné yo sin poder parar de mirarlo todo.- Nunca había visto… este tipo de paisaje.
— Ven cuando quieras a partir de ahora.- Me dijo Aeris con una sonrisa.
Miré a Cloud un momento, quien me miraba fijamente y yo reaccioné desviando rápidamente la mirada.
Aeris nos abrió la puerta de su casa y nos invitó a entrar. Era una casa incluso preciosa por dentro, muy rústica y acogedora. Me podría quedar a vivir allí.
— ¡He llegado!- Dijo Aeris.
— Hola, hija.- Respondió quien parecía ser su madre.- ¿Te has metido en algún lío? Rude se ha pasado por aquí antes…
La madre se giró y nos miró fijamente quedándose un poco atónita por la situación.
— Esta es mi madre, Elmyra.- Nos dijo Aeris.- Mama y estos son Sil.- La saludé con la mano y una sonrisa.- y Cloud. Mis guardaespaldas.
— Esto… Hola.- Dijo Cloud mirándola.
— ¿Habéis cuidado bien de ella?- Preguntó su madre mirándonos a los dos.
— Muy bien.- Respondí con una sonrisa.- Es muy agradable pasar tiempo con ella.
— Es nuestro trabajo.- Dijo Cloud restándole importancia.- Aunque ya hemos terminado.
— Cierto. Gracias.- Añadió Aeris yendo hacia nosotros dos.- ¿Vais a volver al sector 7?
— Sí.- Respondió Cloud.
— Os enseño cómo se llega.- Agregó Aeris yendo hacia la puerta.
— Un momento Aeris…- Dije yo mirándola fijamente.- ¿No volverán a aparecer los Turcos?
— Bueno… mala suerte. Pero ya he lidiado con ellos antes.- Respondió ella mirándome.- Vamos no te preocupes, más me preocupáis vosotros. ¿Y si os perdeis?
— ¡No nos vamos a perder!- Respondí yo para que no se preocupara de más.
— Con Cloud si os llegáis a perder… le daría tanta vergüenza admitirlo que simplemente seguiría andando sin saber a donde…- Agregó Aeris a lo que yo me reí un poquito.
— No hables como si me conocieras.- Le respondió Cloud.
— ¿Mamá?- Dijo Aeris pasando de las palabras de Cloud y mirando a su madre.- Voy a ir a indicarles el camino para el sector 7, ¿vale?
— Bueno…- Respondió su mamá.- ¿Pero por qué no lo dejáis para mañana? Si sales ahora volverás tarde a casa. Descansad aquí y salid a primera hora de la mañana. Así tendréis día de sobras.
— Cierto, tienes razón mamá.- Aeris nos sonrió y luego volvió a mirar a su madre.- Aún tengo que llevar las flores al Hogar Fronda. Ya que tenemos algo de tiempo antes de cenar… ¿Me acompañáis?
— ¡Si!- Le respondí a Aeris.
— Oye, ese no era el trato.- Dijo Cloud serio.
— ¿En serio quieres más? Si os voy a pagar con algo incalculable…- Añadió Aeris a la situación.- Mamá, ¿sabes cómo voy a recompensar a Cloud?
En ese momento Cloud se puso muy tenso, lo pude notar perfectamente y se acercó a Aeris.
— Te acompaño también.
— Entonces, voy a por las tres cestas.- Dijo Aeris.- Ahora vuelvo.
Aeris subió al piso de arriba y yo aproveché para volver a dar una mirada por la casa con los ojos. En un momento ella bajó con las tres cestas y nos dio una a mi y otra a Cloud quien la agarró suspirando.
— Venga, vamos fuera.- Dijo Aeris con toda la motivación del mundo.
Salimos de casa de Aeris y fuimos los tres con las cestitas al sitio donde más flores había de su jardín. 
— Podéis coger todas las que queráis de aquí.- Dijo Aeris señalando la zona.
Me puse a mirar fijamente la zona y empecé a poner flores muy contenta en la cesta. Agarré primero varias flores amarillas como las que Aeris nos regaló aquella vez.
— Esas son las que os regalé.- Dijo Aeris acercándose donde yo estaba recogiendo flores también.
— Son preciosas. Simbolizaban el reencuentro, ¿verdad?- Le pregunté.
— Exacto. Te acuerdas muy bien.- Me sonrió.
Rápidamente cambié de flores y escogí unas blancas con el centro amarillo, muy muy elegantes.
— Estas de aquí.- Me dijo Aeris señalando las flores.- Simbolizan la lealtad, ¿Qué te parece?
— Son muy elegantes. La escogería para algún evento especial.- Le respondí.
— Como… ¿una boda?- Preguntó Aeris a lo que yo reí un poco.
— Podria ser.
Para las terceras flores decidí escoger unas plantas que iban a dar un toque diferente al cesto.
— ¿Almorejo?- Me preguntó Aeris mirando mi cesto.- La verdad es que no lo hubiera escogido nunca pero queda super bonito en el cesto.
— ¿A que sí? Pensé que le darían otro tipo de toque de color.- Le respondí.- Creo que el cesto está bastante lleno.
— Pues déjalo así, Sil. Lo has hecho genial.- Chocamos los cinco y sonreí. En ese momento Aeris se acercó a Cloud quien solo había puesto dos tipos de flores y estaba mirando fijamente las rosas rojas.- ¿Estás pensando en poner rosas rojas?
— No.- Respondió él rápidamente. De golpe se agacho para poner también almorejo al cesto.- Ya está.
— ¡Vamos entonces!
Emprendimos camino hasta el Hogar Fronda mientras Aeris iba preguntándose de qué manera querrían colocar las flores. Al llegar Cloud le dio Aeris su cesto de flores y yo hice lo mismo.
— Entonces… entro yo. ¿Por qué no os dais una vuelta de mientras?- Dijo Aeris mirándonos.- Si esperáis aquí os aburriréis. 
— Si, vale gracias Aeris.- Le sonreí y ella se metió hacia dentro del Hogar Fronda.
— ¿Dónde vamos?- Le pregunté a Cloud.
— Vayamos a mirar alguna de las tiendas.- Me respondió Cloud.- Quizás nos interesa mejorar nuestro equipamiento.
— Bien.
Fuimos andando juntos por toda la barriada. Paramos en varias tiendas y Cloud compró alguna cosa para reforzar su armamento. Yo en cambió paré en una tienda de materias, era mi momento.
— Cloud… ¿Cuál debería comprar?- Le enseñe dos materias, una de color amarillo…- Esta ayuda a no cansarse tan rápido al usar habilidades en combate, ¿es bastante útil verdad?.- y otra de color lila.- Y esta… es un salvavidas para ayudar algún compañero que esté en peligro provocando que el enemigo te ataque a ti.
Cloud se quedó mirando fijamente las dos materias y agarró la materia lila poniéndola a mi lado.
— Las de invocación te quedan mejor pero esta no me desagrada, también te pega.
Me sonrojé un poco por lo que había dicho y lo miré a los ojos.
— ¿Has escogido según cuál pega conmigo?
Él se limitó a no responder y me miró fijamente, bastante fijamente. Me giré rápidamente y compré la materia de provocación, guardándomela bien.
— Gracias Cloud…- Le agradecí y miré hacia arriba.- El tiempo pasa rápido… Deberíamos ver si Aeris ha terminado.
Él asintió y fuimos rápidamente hasta el Hogar Fronda donde Aeris hablaba con los niños.
— ¿Pasa algo?- Preguntó Cloud.
— Mas o menos.- Respondió Aeris.- Alguien ha asustado a los niños.
— Han desaparecido dos.- Dijo Oates, el niño de antes.- Los demás salieron corriendo cuando entró un hombre vestido de negro.
— ¿Un Turco?- Preguntó Cloud.
— Eso he pensado yo, pero no.- Agregó Aeris.
— Es ese que siempre está por la barriada, con una túnica sucia y llena de agujeros… Me han dicho que está enfermo o algo así. Ah, y tiene un número tatuado en el brazo.
— ¿En serio? Parece sacado de una película de terror lo que explicas.- Le dije a Oates.
— La verdad es que sí… no me gusta nada cómo suena esto.- Dijo Aeris.- Voy a investigar.
— Conozco a alguien que encaja con la descripción así que te acompaño.- Mencionó Cloud.
— Entonces yo también.- Agregué.
El niño empezó a correr guiándonos por donde teníamos que ir. De golpe se metió en un sitio super estrecho algo escondido. 
— ¡Rápido!- Dijo Oates entrando.
— Sé que aquí no pueden entrar adultos.- Explico Aeris.- Pero si queremos rescatarlos… Tendremos que saltarnos las normas.
Entramos al sitio donde habían más niños, parecía que se habían construido su propio parque de juegos.
— Aeris nos va a ayudar.- Dijo Oates a los demás niños.
— Si, tranquilos. Nosotros nos encargamos a partir de ahora.- Respondió ella con sus manos atrás.
— ¡Pero hay muchos monstruos!- Respondió uno de los niños asustado.
— De eso nos encargamos Cloud y yo, ¿verdad?- Dije mirando a Cloud con una sonrisa.- Somos super fuertes.
— Sí.- Me respondió para después mirar al niño.- ¿Dónde se ha metido ese tipo?
— No sé. Desapareció y no lo encontramos.- Agregó Oates.
— Olvidémoslo por ahora. Primero los niños.- Dijo Aeris mirándonos a los dos.
Oates nos señaló un hueco que había para cruzar a otro lado. Ya se parecía a las afueras de la barriada, donde no vivía gente. Entramos y empezamos a buscar a los dos niños perdidos, la situación me preocupaba porque el ambiente estaba lleno de bichos. En un momento vimos un pequeño lago algo lejos donde estaban los dos niños allí, en un trozo de madera.
— ¡Estan allí!- Exclamé.
Fuimos corriendo hacia allí y nos deshicimos de los monstruos que atentaban contra la vida de esos chiquitines. Cuando terminamos Aeris fue corriendo hacia el muelle roto que había.
— ¡No te acerques!- Exclamó uno de los niños atrapados
En ese momento el poco muelle que quedaba se desmoronó y le agarré el brazo a Aeris para ayudarla a retroceder con seguridad.
— ¡Cuidado! El suelo se rompe muy fácilmente.- Exclamó la niña.- Es por lo del reactor. ¡Cuidado con dónde pisas!
— Voy yo.- Dijo Cloud.
Pegó un salto y llegó rápidamente donde se encontraban los niños atrapados. Yo le miraba fijamente sin sacarle ojo y Aeris tenía un ojo mirando como Cloud rescataba a los pequeños y otro mirándome a mi. Cloud agarró a los niños en brazos y volvió a saltar hacia donde estábamos dejándolos en el suelo
— ¡Gracias!- Dijo el niño mirando a Cloud.
— Eres lo más…- Dijo la niña mirándole con algo de admiración a lo que no pude evitar reír un poco.
— Venga, de vuelta al escondite.- Añadió Aeris.
Fuimos con total seguridad hacia el escondite de los niños ya que habíamos matado anteriormente a todos los bichos que amenazaban la zona. Llegamos rápidamente a un santiamén al escondite y allí nos esperaban los demás niños
— Gracias.- Nos dijo Oates.
— La próxima vez, si os metéis en apuros, decídselo a una persona mayor, ¿vale?- Le dijo Aeris. 
— Sois mayores pero como nos habéis ayudado, sois amigos nuestros ahora. Podéis venir a jugar cuando queráis.- Expresó Oates.
— ¡Muchas gracias!- Le sonreí.
Cuando ya íbamos a salir del escondite escuchamos a todos los niños gritar así que nos giramos los tres para ver lo que estaba pasando. De golpe apareció el hombre encapuchado del que hablaban los niños antes. Aeris se encargó de poner a varios de los críos detrás de ella y Cloud y yo nos pusimos en posición de combate antes de que el de la túnica cayera al suelo de golpe. 
Aeris fue corriendo hasta el de la túnica y se agacho para ver si le había pasado algo al señor. Cloud y yo también nos acercamos y nos quedamos mirando al hombre.
— No se quién yo pensaba, pero se parece bastante.- Dijo Cloud.
— ¿Cómo?- Dijo Aeris mirándole el brazo al hombre.- Mirad el número… ¿Por qué hay un dos?
— A saber…- Agregó Cloud.- Bueno, ahora que caigo…
De golpe el encapuchado movió sus dos manos y nos agarró el brazo tanto a Cloud como a mí. De golpe volvió ese retumbar en la cabeza, me tuve que apoyar fuerte en el suelo para poder intentar recuperarme. De repente el de la túnica se levantó sentado y apareció el hombre de pelo largo, gris… Sephiroth.
— El reencuentro…
En ese momento Cloud me agarró de la cintura para que me levantara con él y me puso detrás suyo agarrando su espada. Me apoyé a su espalda con muchísimo dolor mientras Sephiroth se levantaba del suelo y nos miraba fijamente a los dos.
— No debéis temerlo…
Cerré los ojos de golpe y al volver a abrirlos vi otra vez al de la túnica. Cloud se quedó mirando por un momento al de la túnica y se giró mirándome. 
— ¿Estás bien?- Me agarró de la mano, apretándomela, para que volviera a mi.
— Si… perdón, estoy bien.- Le sonreí.- Solo… bueno, nada es igual.
El hombre de la túnica salió por su propia cuenta del escondite y Aeris se nos quedó mirando sin haber entendido nada de lo que había pasado.
— ¿Sabes quién es Sephiroth?- Le preguntó Cloud a Aeris, sin soltarme la mano.
— Sephiroth, ¿el héroe de guerra?- Preguntó ella.- Sé que murió hace cinco años en un accidente. Lo dijeron en las noticias
— Eso dijeron.- Respondió Cloud.- Pero tengo la sensación de que sigue con vida.
—Ah… vale.- Mencionó Aeris.- Bueno, vámonos.
Aeris emprendió marcha y en ese momento nos soltamos la mano y la seguimos fuera del escondite. Volvimos al Hogar Fronda y la directora salió a agradecer el gesto de las flores.
— Por cierto, casi se me olvida. Vi a un hombre trajeado de Shinra yendo hacia tu casa no hace mucho.- Dijo la directora.- La verdad, daba un poco de miedo con ese traje negro.
Emprendimos rápidamente la marcha hacia casa de Aeris y allí lo vimos. Era el mismo hombre calvo trajeado que habíamos visto bajar del helicóptero antes. Se levantó, se giró poniéndose bien los guantes y nos miró fijamente.
— Hola, Aeris.- Dijo, poniéndose las gafas de sol bien.- ¿Con quién vienes?
El calvo miró primeramente a Cloud.
— No los había visto nunc…- En ese momento sus ojos se posaron en mi.- ¿Sil?
— ¿Eh?- Lo miré fijamente sin entender nada y Cloud hizo lo mismo, mirándome a mi.
— ¿Qué haces tú aquí?- Me preguntó el hombre.- Hacía mucho tiempo que no te veía.
— ¿Quién eres?- Le pregunté, toda desconcertada.
— Oye Rude.- Dijo Aeris mirando al trajeado.- Son mis guardaespaldas, no deberías molestarlos.
¿Rude…?
El calvo, de nombre Rude miró a Cloud fijamente después de mi.
— Espera… tus ojos… ¿Tu eres el que le ha dado una paliza a Reno?
¿Reno…?
— ¿Y a ti qué te importa?- Le respondió Cloud enfrentándolo. 
— Tengo que constatar los hechos yo mismo. Nada más.- Respondió Rude abriendo las vallas del descampado que había al lado. Cloud se dirigía con él hacia el centro de allí para iniciar una batalla entre ellos dos.
— ¡Cloud!- Dijo Aeris llamando la atención de Cloud.- Déjalo estar. Rude no es mala persona. En serio.
— No, no lo soy.- Agregó Rude mirando fijamente a Cloud.- Aunque a veces… tengo que hacer de malo. No es nada personal.
Rude fue rápidamente hacia Cloud y le dio una patada que él paro con la espada sin apenas esfuerzo.
— Todos los Turcos sois clavados.- Expresó Cloud.- Se os va la fuerza por la boca.
En ese momento los dos se pusieron a pelear y Aeris se unió rápidamente pegándole a Rude también así que yo también me uní usando mi materia PIRO contra él.
— ¡No os metáis!- Dijeron Rude y Cloud a la vez.
— ¿No nos puedes dejar en paz?- Preguntó Aeris.
— No.- Respondió Rude mientras seguía intentando defenderse lo mejor que podía.
La batalla fue algo larga pero tres contra uno siempre acaba ganando. Rude terminó con una rodilla en el suelo, algo cansado.
— Por favor, déjanos en paz.- Expresó Aeris.
— Sabes que no puedo.- Dijo Rude mirándola.
En ese momento cuando íbamos a seguir la pelea alguien llamó al teléfono de Rude.
— Buenas compañero.- Sonaba la misma voz que el pelirrojo de la iglesia.- Seguro que te lo estás pasando genial, pero nos necesitan para una misión. Tiene que ver con el sector 7. Así que ya estás volviendo.
— Entendido.- En ese momento Rude colgó.
— ¿Te ha salido otro plan?- Le preguntó Aeris a Rude.
— Eso parece.- Él se puso bien las gafas.
En ese momento apareció un helicóptero de Shinra justo encima nuestro y le tiró una escalera a Rude, para que pudiera subir.
— Vete a casa y no salgas.- Rude se dirigía a Aeris.
— Sabes que no puedo.- Ella sonrió.
En ese momento la cabeza del calvo giró hacia mí.
— Le diré a Tseng que sigues viva, seguro que se alegra de escucharlo.
….
¿Tseng…?
En ese momento la escalera lo recogió y salieron volando hacia otra dirección. En ese momento decidimos volver a casa de Aeris porque ya se estaba haciendo muy tarde. Antes de entrar, Aeris se quedó mirando fijamente las flores.
— ¿Va todo bien?- Le pregunté.
— Si… Bueno…- Expresó con un poco de cara de preocupación.- Parece como si… las flores quisieran decir algo… algo muy importante. Pero, creo que aún tiene que ocurrir algo… para que puedan decírnoslo… Si no, no podré oírlas…
Cloud y yo nos quedamos mirándola muy fijamente intentando entender lo que decía.
— Quizá sea mejor rendirme. Es lo que mejor se me da.
— Aeris, no digas mentiras…- Le dije.- Eres muy espabilada, lo hemos visto los dos durante el rato que hemos estado juntos.
— Hoy ha sido un día especial, ¡por eso me he puesto las pilas!- Nos dijo volviendo a sonreír.- Bueno, vamos. Mi madre nos estará esperando.
En ese momento fuimos hacia su casa y entramos, su madre esperaba en el comedor.
— ¿Dónde os habéis metido? Me teníais muy preocupada.- Expresó Eldyra.
— Perdona, perdimos la noción del tiempo.- Explicó Aeris.
— La cena está lista por cierto.- Dijo su madre.- Eso sí, antes que nada, Aeris prepara la habitación de invitados y tu cuarto.
— ¡Vale!- Dijo ella subiendo por las escaleras.
Elmyra esperó a que Aeris hubiera subido las escaleras y se dirigió a Cloud.
— Por tus ojos, supongo que eres Soldado.
— Ex-Soldado.- Corrigió él.
Luego Elmyra me miró a mi.
— Y tú… ¿lo acompañas?
— Si, podríamos decir que sí.- Le respondí.
— Entonces… ¿podéis iros esta noche? Sin decirle nada.- Nos pidió la madre de Aeris antes de volver a poner su mirada a Cloud.- Los de Soldado desechasteis una vida normal a cambio de poder. No quieras tener las dos cosas.
En ese momento parecía que Cloud quería enfrentarse a ella pero justo bajo a Aeris.
— ¡Ya está!
— Bien. Espero que tengáis hambre.- Dijo Elmyra.
— Un montón, ¿eh?- Dijo Aeris.
Definitivamente esa conversación de antes me había dejado con mal sabor de boca. Cenamos y subimos a las habitaciones. Cloud se fue a la de invitados y Aeris me invitó a su cuarto. Me había preparado una cama allí.
— Muchas gracias por dejar que nos quedemos, Aeris.- Le dije sonriendo.
— ¡No es nada!- Exclamó ella.- ¿Te ayudo con lo del punto de libro antes de dormir?
— Si quieres, muchas gracias.
Nos sentamos en el suelo y me ayudó a hacerle un preparado a la flor para poder conservarla bien. Íbamos hablando mientras lo hacíamos, se había formado un ambiente cómodo entre nosotras. 
— Una pregunta…- Me dijo ella parando un momento lo que hacia.- Cloud… ¿Es tu pareja?
No pude evitar ponerme algo roja al escuchar la pregunta.
— Para nada.- Le dije.- Solo hemos participado en algunas misiones juntos, nada más.
Ella rió un poco y me miró fijamente.
— La manera en la que te mira… Me recuerda un poco a como me miraba a mi… mi primer amor.
— ¿Tu primer amor?- Le pregunté.
— Sí… también era Soldado, como Cloud.- Desvió un momento la mirada y me miró.- Y tu Sil, ¿has tenido tu primer amor?
En ese momento me puse a pensar y a buscar dentro de mi cabeza.
— Si… hace varios años.- Le dije mirándola.- No me acuerdo de mucho… ni siquiera me acuerdo con quién fue… ni su nombre… Pero fue una historia bonita para mi y algo corta… eso es lo único que te se decir.
Ella me sonrió y me dio el punto de libro con la flor dentro.
— ¿Guárdalo bien si?
— Si, muchas gracias Aeris.
Nos fuimos a descansar y yo cerré los ojos por comodidad pero no podía dormir ya que cuando viera que ella se había dormido me tenía que levantar y salir de la casa por petición de su madre, Elmyra.
Cuando noté que ella se había dormido me levanté con pies de pluma, salí de la habitación y bajé las escaleras de casa de Aeris. Allí estaba su madre sentada y me miró.
— El Soldado ya ha salido de la casa, imagino que te espera fuera.- Me dijo.- Siento pedirte esto, pero es importante que os vayáis.
— Si no hay problema, pase una buena noche.
Salí de su casa y allí estaba Cloud esperándome.
— Tenemos que cruzar el sector 6 para llegar al sector 7.- Dijo Cloud mientras ya emprendíamos la marcha hacia allí.- Elmyra me ha dado la ruta.
— Vale, tú me guías entonces.
Los dos fuimos rápidamente hasta la salida del sector 5 dónde se encontraba una autopista derrumbada por la cual teníamos que pasar si queríamos llegar al sector 6. La noche acababa de empezar así que era mejor poner rumbo lo más rápido posible hacia allí.
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Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
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lecturasdiarias · 4 months
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Lecturas del Miércoles de la 5ª Semana del Tiempo Ordinario
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Lecturas del día 7 de Febrero de 2024
Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes 10,1-10
En aquellos días, la reina de Sabá oyó hablar de la fama de Salomón y quiso cerciorarse personalmente de su sabiduría, haciéndole algunas preguntas sutiles. Llegó, pues, a Jerusalén con una gran caravana de camellos cargados de perfumes, oro en gran cantidad y piedras preciosas. Entró en el palacio de Salomón y le hizo al rey las preguntas que había preparado. Salomón respondió a todas, de modo que no dejó de contestar ni la más difícil.
Cuando la reina de Sabá comprobó la sabiduría de Salomón y vio el palacio que había construido, los manjares de su mesa, las habitaciones de sus servidores, el porte y los vestidos de sus ministros, sus coperos y los sacrificios que ofrecía en el templo del Señor, se quedó maravillada y dijo al rey:
“De veras es cierto lo que en mi país me habían contado de ti y de tu sabiduría. Yo no quería creerlo, pero ahora que estoy aquí y lo veo con mis propios ojos, comprendo que no me habían dicho ni la mitad, pues tu sabiduría y tu prosperidad superan todo cuanto oí decir.
Dichoso tu pueblo y dichosos estos servidores tuyos, que siempre están en tu presencia y escuchan tu sabiduría. Bendito sea el Señor, tu Dios, que se ha complacido en ti y que por el amor eterno que le tiene a Israel, te ha elegido para colocarte en el trono de Israel y te ha hecho rey para que gobiernes con justicia”.
La reina le regaló a Salomón cuatro toneladas de oro y gran cantidad de perfumes y de piedras preciosas; nunca hubo en Jerusalén tal cantidad de perfumes como la que la reina de Sabá le obsequió a Salomón.
Palabra de Dios
Salmo Responsorial
Sal 37 (36), 5-6.30-31.39-40
R./ Rectas y sabias son las palabras del justo.
Pon tu vida en los manos del Señor, en él confía, y hará que tu virtud y tus derechos brillen igual que el sol de mediodía.  R./ Rectas y sabias son las palabras del justo. 
Rectas y sabias son las palabras del justo. Lleva en su corazón la ley de Dios, sus pasos son seguros.  R./ Rectas y sabias son las palabras del justo. 
La salvación del justo es el Señor; en la tribulación él es su amparo. A quien en él confía, Dios la salva de los hombres malvados.  R./ Rectas y sabias son las palabras del justo. 
Evangelio
Lectura del santo evangelio según San Marcos 7,14-23
En aquel tiempo, Jesús llamó de nuevo a la gente y les dijo: “Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro”.
Cuando entró en una casa para alejarse de la muchedumbre, los discípulos le preguntaron qué quería decir aquella parábola. Él les dijo: “¿Ustedes también son incapaces de comprender? ¿No entienden que nada de lo que entra en el hombre desde afuera puede contaminarlo, porque no entra en su corazón, sino en el vientre y después, sale del cuerpo?” Con estas palabras declaraba limpios todos los alimentos.
Luego agregó: “Lo que sí mancha al hombre es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre”.
Palabra del Señor
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fuegoamigo · 6 months
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Mi hermano me regaló un anillo de plata en el 2006, que llevo en el índice de la mano izquierda desde aquel año. Él no es una persona detallista ni de hacer regalos, simplemente lo compró en Marruecos pensando que su inscripción decía una cosa cuando en realidad decía otra. Entonces me dio el anillo, se deshizo de él dejándolo en mi dedo. No fue el mejor de los regalos pero es su manera de hacer las cosas y así es como lo quiero yo.
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