xcaroline-casiraghi - Tumblr blog

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GIró su rostro hacia atrás, encontrándose con la figura del chico. Observó el vaso lleno del color carmín, que si bien su naturaleza le llamaba, la chica hace tiempo había aprendido a controlarse--. ¿El mesero te lo sirvió por su cuenta o ciertos trucos tuvieron algo que ver? 

Que rica cena...

Acompañado de un vaso de la sangre, que me dio el mesero.

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--¡Oye! --reprochó con cierto tono infantil, queriendo quitar su mano antes de que se acabara su dulce, el cual efectivamente terminó en los labios del vampiro--. No puedo creer que aún sigas robándome mis golosinas, vaya que no has cambiado en nada --sacudió su cabeza de un lado a otro, con divertida resignación.

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--¿Sucede algo, Milie? --se preocupó la chica, al escuchar aquel apagado tono de voz. No era extraño, los rostros tristes y desesperanzados gobernaban las calles del pueblo francés; pero que provinieran de gente conocida, afectaba aún más su humor. ¿Los culpaba? No, por supuesto que no. Ella incluso extrañaba su hogar, aunque claro, nunca lo admitiría en voz alta. 

Rayos...

No entiendo que pasa — Dijo seguido de un largo suspiro —  

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Desvió su mirada de la pantalla del celular al escuchar aquel pequeño corazón latir, seguido de las palabras de la chica. Con sus orbes en la criatura, Caroline negó con su cabeza suavemente--. No, debe haberse perdido, no lleva collar --se coloco de cuclillas, acariciando el pelaje del canino--. Aunque es verdad que es todo una ternura. Con Elle, mi hermana, teníamos un cachorro, solo que tuvimos que dejarlo con nuestros padres cuando todo pasó --se encoge de hombros, no dando mucha más explicación--. ¿Qué hay de tí, Rheia? ¿Has tenido mascota alguna vez? 

Perros.

Tengo que admtir que los animales son un encanto.— Sonrió la rubia ante el perrito tan pequeño que pasó por delante de ella.— ¿Es tuyo? 

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...

La muchacha se encontraba frotando la esponja contra el piso, con el ceño fruncido, aún si entender qué había sucedido. Caroline al despertar, lo primero que sus fosas nasales notaron fue el hedor a aquel líquido carmín al cual estaba obligada alimentarse si no quería pasar un mal momento. Ese no había sido el problema, si no que al bajar las escaleras, halló sangre por todas partes, junto con sus respectivas conservas vacías. Limpiar fue su primer pensamiento, averiguar quién había sido, el segundo que cruzó su mente--. ¡Sí, sí, puedes pasar! --alzó su voz la rubia, sin abandonar su tarea de dejar reluciente su temporal hogar. Todo con tal de que aquel infernal timbre dejara de sonar de una vez.

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Soltó una pequeña risa--. No les prestes atención, así que vienes de allí, es una linda ciudad, ¿siempre viviste ahí? --observó sus movimientos, abriendo sus párpados con sorpresa al escucharla--. ¿Una poción para ser invisible? Fascinante --declaró, pensando un poco sus próximas palabras--. De acuerdo... creo que puedo, mientras que no tenga verbena puedo darte mi opinión de lo que desees. Confío en tí --entrelazó sus dedos, con una leve sonrisa mientras se acercaba y tomaba asiento frente al caldero, en el suelo.

Un poco de esto...

—Volteó para encontrarse con la rubia, Hazel sonrió y se encogió de hombros—. ¿Eso crees? En New York mis compañeros decían que conmigo todos los días eran aburridos —Recordó mientras vertía una nueva sustancia en la poción para luego regresar su mirada a la rubia—. Probaré ser invisible, nunca lo he hecho y espero que salga bien. Si funciona ¿Quieres intentar?

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--Sí, por supuesto que te creo. Y aunque deberías hablarlo con alguien de tu especie, yo no te obligaré ni comentaré nada sobre el asunto, pero si vuelve a pasar... --pensó mejor sus palabras, intentando no asustarla más de lo que ya se encontraba--. Hay personas que no tienen control sobre sí mismas. Los vampiros somos un claro ejemplo de ello, Millie --siguió conduciéndola por entre los frondosos árboles, girando su rostro en dirección contraria en un vano intento de no aspirar demasiado el aroma de la sangre, claro que funcionaría mejor si aún fuera una humana--. No eres la única, siento como si este barrio francés sacara lo peor de las personas.  

— De acuerdo… — Dijo empezando a caminar sin quitarle la mirada al animal que yacía muerto a solo unos metros —  No entiendo que paso — Se dejo guiar por la rubia que por una extraña razón le proporcionaba confianza — Caroline … ¿de verdad me crees? — Un suspiro lleno el silencio — Solo quiero alejarme de aquí, ya no soporto este pueblo.

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--A mí me parece que cierta voz masculina que escucho cada vez que te llamo te tiene distraída, ¿Cómo es que era su nombre? ¿Joseph? ¿Thomas? ¿James? --optó por diferentes nombres, besando su mejilla en forma de saludo una vez la tuvo cerca--. Hola Arita, ¿Te encuentras bien, linda? 

Otro dia mas,

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Desvía su mirada de los estantes, acercándose a su amiga, con una dulce sonrisa al ver el delicado antifaz--. Y por eso siempre estarán guardados en tu corazón, por lo valioso que son --acaricia el fino decorado, soltando un suspiro--. ¿Por qué presiento que hay una historia detrás de esto? 

Dios, esto es una antiguedad...

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--¿Puedo ayudarte en algo? --no pudo evitar preguntar, desviando la mirada de la pantalla de su móvil a la chica, en espera de una respuesta.

¿En donde carajos podrá estar?

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--Si buscas a Danielle, es la siguiente puerta --responde a la intrusión, sin levantar su mirada de la página que tan entretenidamente se encontraba leyendo--. Aguarda un segundo... --se dijo a sí misma, elevando su mentón--. ¿Cómo es que entraste? 

¿Buenas tardes?

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--No me digas, estabas descansando los ojos --respondió con diversión, soltando una pequeña risa segundos después--. Hola Marco, uhm... yo... --jugó con sus hebras, apretando suavemente sus labios--. Genial, ya no recuerdo para qué te buscaba.

Estaba despierto...

¡Lo juro! —Exclamó sobresaltado al escuchar que alguien entraba a la habitación—. 

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--¡Mi dios, Dest! --soltó una risa, girando sobre sus talones y no tardando en estrechar el delgado cuerpo de la chica, ejerciendo un poco de presión--. Me preocupaste, así que vine lo más rápido que pude. Pero... --toma distancia apenas, sin abandonar su sonrisa--. Lo siento, creo que te desperté. 

Sí, sí... Ya voy.

Destiny por lo obvio estaba recién despertada, lo que implicaba su lentitud. Muy raro en ella, tal vez, aunque nunca era bueno hablarle recién despertada. Con urgencia llamo a su amiga rubia, realmente no tenia muchos motivos importantes… Quería verla. Contestó el celular, sin evitar reír un poco ante la actitud de Caroline; teniéndola de espaldas abrió la puerta y aún con el celular en la oreja  — Es que… Quiero un abrazo.

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Captó aquellas cristalinas lágrimas incluso antes de cruzar el umbral, para llegar a su lado y aceptar el lugar que le ofrecía--. Si solo hubiera sabido, bonita... --pasó un brazo por los hombros de la chica, intentando reconfortarla--. Te extrañé más, las llamadas no son suficientes --suelta un suspiro--. Ben y Kath empezaron a salir, pero... ellos ahora no están muy bien, y me preocupan --había más sobre dicho tema, pero ella no era importante hoy, sus amigos sí, siempre--. ¿A qué se debe esa cara triste? ¿Qué pasó? 

...

─Hey…─ murmuró de vuelta al divisar a rubia entrar por su puerta. No deseaba que la viera así, lloriqueando por un par de cosas pues la rubia cereza nunca se demostró como una persona de ese tipo.Pero ¿qué más da? ya era demasiado tarde para aquello ─Caroline, Viniste…─  dijo en un susurro más trató de sonreír y, sin embargo, no salió del todo bien. Secó sus lagrimas y se hizo a un lado, con un gesto con la mano la invitó a sentarse a su lado. ─Te extrañé… ¿dónde estabas?─

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--¿A qué te refieres, Abby? --pregunta curiosa, entrando en la habitación pero sin dirigirle la mirada; esta se encontraba perdida en la biblioteca de la chica.

Dios, esto es una antiguedad...

—dijo mirando la mascara.—