akigakirai
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saudades
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siento y por eso escribo. escribo para no dejar de sentir
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akigakirai · 4 years ago
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Environmentober 2021 (1-10) by Andrey Maximov
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akigakirai · 4 years ago
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mis abismos
Aunque me vean decir que odio la playa, por más que me mantenga ocupado, intente aprender a quitarme lo mojado, y desee vivir desecandome bajo el sol, como todos dicen debemos.
No lo hago por miedo al agua, aunque de tanto en tanto me cause pavor sentir el frío revitalizante del agua cristalina acariciándome la piel, o los escalofríos por la emoción de estar vivo y verme envuelto en toda esa vida, que me cura allí donde me toca.
No es ni siquiera la posibilidad de ahogarme y perderme en su inmensidad, la que me mantiene alejado; de todos modos me asfixia cada vez que me llega a los tobillos, y me pierdo en todas las sensaciones que el viento seco no puede darme.
Es sino que al retirarse la marea, se realzan mis abismos.
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Tal vez deba solo, dedicarme a apreciar el vaivén con sus tumultos y espuma, en vez de anhelar una sábana imperturbada, que pueda usar de espejo.
Y tal vez deba entender, que son en vano mis esfuerzos por aprender a secarme, y por vivir resguardado bajo el sol; para en cambio empeñarme por encontrar la manera, de decorar con vertientes, esas escarpadas pendientes, que a nadie más pertenecen; así tal vez ya no me avergüence mostrarlas, y quién dice, hasta algún día incluso recorrerlas.
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akigakirai · 4 years ago
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"Your body is honest, when you're in physical pain you cry. But the heart is a liar, it stays quiet, even when you're hurting. Then when you're asleep, you finally weep and whimper like a dog."
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akigakirai · 4 years ago
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cómo no desgarrarme entre gritos si solo así acudieron a mi ayuda, cómo no obseqiuarles mi corazón magullado si solo así se quedaron.
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akigakirai · 4 years ago
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muñeco a cuerda
...y qué debo hacer ahora, falto de todo lo que se llevaron?, todo aquello que con el tiempo permití que me conformara.
Con cada uno de ustedes superé mi miedo a sentir, y no era un miedo a lo desconocido, o miedo a lo dañino, aunque aún no pueda aseverar sin vacilo que ello en verdad bien me hace. Es un temor en búsqueda de la supervivencia, o intento de conservación; porque se lo que en mi significa sentir, se que implica penetrarme hasta los huesos, y el cuerpo entero hacerme vibrar, y sentir la piel tensa por todo eso que busca aflorar. Si bien no hay un órgano dedicado a las emociones, pareciera que mi cuerpo entero se ocupa de comunicarme todo lo que siento; el odio deflagrando por mis venas, la vergüenza apagando cada función de mis órganos vitales, la felicidad escapándoseme por los poros como si fuera inagotable, la ternura estrujando todo lo que se encuentre bajo los músculos, y en cambio la preocupación constringiéndome desde debajo de la piel, hasta hacerme creer que me despedazo, y recordándomelo cada vez que esas astillas remanentes se me incrustan en la carne, no importa cuánto tiempo haya pasado ya desde que me quebré. Y aunque ninguna sea más sutil que la otra, definitivamente es quien viene después de todo eso, la que incluso después de más de una década de vivirla y desvivirla, aún no aprendo a apaciguarla. La que se gana el miedo que limita cada encuentro y reacción, la pena, ese sórdido desconsuelo que, a diferencia de las demás, no ejerce tensión en ningún lado, no me retumba en los huesos, ni lucha contra algún tejido; solo sublima y desvanece todo de lo que estoy seguro me compone; únicamente deja en mi interior un frío asolador a modo de resabio, una noción de huella, signo de que no solo allí hubo algo, sino que pisaba verdaderamente fuerte. Si no diferenciara lo orgánico de lo emocional, creería que estoy desnutrido, aunque verdaderamente lo estoy, porque por mucho que quiera evitarlo, cada acción levemente generosa, cada sonrisa insolicitada, cada momento compartido, cada compenetrada conversación, cada atisbo de interés, me alimenta y recuerda que deseo vivir por ese alimento. Y aunque no quiera aceptarlo, cada descuido, cada chiste inoportuno, cada vez que les veo la espalda mientras caminamos por la vereda, cada ascua que avive el odio tal vez latente, también me entusiasma y devuelve el calor vital. Cómo no me daría miedo, si me es imposible no otorgarle ese poder a un otro, mi madre me dio la vida, y pareciera que invariablemente le corresponde a alguien más el deber de mantenerme andando.
Y cómo no tendría miedo a lo que sucede cuando no están, o cuando creo se van; si con cada cara seria revivo las veces que en verdad me dejaron; si recuerdo a todos y cada uno a los quienes perdí, porque los vuelvo a perder con cada indiferencia. Y aunque sienta con vehemencia cada sensación y situación, sé que estoy viviendo con muy poco, y cada vez con menos. Lo que perdí, perdido está, pero una a una, las veces que el ánima se me disipó, y el aliento dejó mi cuerpo; pareciera que nunca volvió intacto; enmagreció con cada pérdida que sufrí, y cada pérdida que creí sufrir. Y cuando decidí que aún así iba a seguir viviendo, siempre estuve al tanto que esta vez iba a seguir sin algo; tal vez nunca tuve ese algo, tal vez existió pero una vez se perdió y nunca más volvió, como lo hizo cada uno de ustedes. Mas aún así advertir que jamás lo tuviste, y jamás hubo nada, es igual de desgarrador que perderlo. Incluso más, ¿cómo se sobrelleva reparar en que viviste algo y por algo que nunca fue? Es difícil, es difícil mover algo que tan poco cuerpo carga, es difícil que no se resquebraje, vuele o desmorone, es difícil caminar sin músculo, y más aún caminar sin huesos. Tal vez nunca tenga la osamenta que todos y todo tiene. Pero espero recuperar el músculo que alguna vez creí tener, o al menos formar el que preciso para mover un cuerpo fingido.
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akigakirai · 4 years ago
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vísceras
  Siento cada gota de sensatez escurrírseme por las manos; a la vez que comienza a deflagrar todo el combustible, que sin saberlo, guardaba latente diluido entre mi sangre; dejando a su paso nada más que petróleo, borboteante y febril. En tanto siento cómo esas llamas que se extienden en mi, encuentran el modo de hacerse con el comburente necesario para continuar con su causa; alimentándose con los recuerdos más aviesos y aborrecibles que quedan disponibles en mi psiquis, para así seguir ardiendo a lo largo y a lo ancho de mi; invadiéndome desde la coronilla, y lacerando las yemas de mis dedos mientras las estrujo contra mis rodillas, muslos, antebrazos y sienes… rodillas, muslos, antebrazos, sienes… rodillas… muslos… antebrazos… sienes.   Siento como las brasas en mi interior continúan escociéndome el estómago, subiendo por la garganta, para manar desde mis ojos, y así envolverme en una calidez incómoda, mientras dejo la posición fetal y me recuesto desmadrado, en el suelo; buscando la calma y solo consiguiendo que un tedio caliginoso reemplace y se lleve toda la temperatura vestigio de la contienda que había vivido mi organismo minutos antes.   La endeble apatía que ahora me compone, tornándolo todo de un fastidioso tinte verde grisáceo, me hastía y desconcierta. Si esta es la única opción en relevo de la discordancia calcinante, tal vez hasta la prefiera a ella. Y es por ello que nunca la había extrañado, es por ello que la esquivo cuanto más pueda; no por su nocividad, sino por su viciosidad. Siempre que se presenta, por más intento desesperado de alejarme, la deseo; me envuelve en un rodeo casi lascivo, al cual preciso entregarme, para así llenarme cada vez más de esos sentimientos ponzoñosos, de los que tanto intento escapar para sanar.   Con ella a mi lado, disfruto de cómo el tósigo se acomoda junto a mis huesos, y los fortifica de tal manera que, hasta creería tengo el vigor necesario para dejar de arrastrarme, para pararme, gritar incluso; y así hacerle saber lo potente que soy a cada uno de los gélidos muebles que inertes me rodean, mientras contemplan, con soberbia, la humillante obra que se desenvuelve entre esas cuatro sobrias paredes. Deseo poder darles a conocer, entre gritos ya no contenidos, lo que sucede cuando la recibo; cuán abrumadoramente cálido puede ser lo que escupo esas condenadas noches, tras haberse sumado los días en que el frío desmoralizante colma mi cuerpo.
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